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ARTÍCULO 4° — Las adicciones deben ser abordadas como parte integrante de las políticas de
salud mental. Las personas con uso problemático de drogas, legales e ilegales, tienen todos los
derechos y garantías que se establecen en la presente ley en su relación con los servicios de
salud.
ARTÍCULO 10. — Por principio rige el consentimiento informado para todo tipo de
intervenciones, con las únicas excepciones y garantías establecidas en la presente ley. Las
personas con discapacidad tienen derecho a recibir la información a través de medios y
tecnologías adecuadas para su comprensión
ARTICULO 13. — Los profesionales con título de grado están en igualdad de condiciones para
ocupar los cargos de conducción y gestión de los servicios y las instituciones, debiendo
valorarse su idoneidad para el cargo y su capacidad para integrar los diferentes saberes que
atraviesan el campo de la salud mental
ARTÍCULO 20. — La internación involuntaria de una persona debe concebirse como recurso
terapéutico excepcional en caso de que no sean posibles los abordajes ambulatorios, y sólo
podrá realizarse cuando a criterio del equipo de salud mediare situación de riesgo cierto e
inminente para sí o para terceros.
Nos parece importante destacar los artículos que preceden ya que ilustran, a grandes rasgos,
los pilares fundamentales de la ley 26.657 y, a su vez, son los que hemos trabajado en clase.
Más allá de la existencia de la ley, cabe destacar que la misma no se cumple en todos los casos
(y a veces, hasta en ninguno). Brevemente y a modo de ejemplo, puede establecerse la
existencia de casos de personas que no manifiestan, a grandes rasgos, problemas que afecten
en directo a la salud mental, pero quizás se encuentran atravesando conflictos habitacionales,
o en relación con el consumo de sustancias que hacen que, a la larga, devengan problemáticos
para la salud mental del individuo.
Otro ejemplo, haciendo referencia al Artículo 13° es que, en muchos de los casos, los cargos
directivos están adjudicados a médicos y psiquiatras, dejando apartados así a los psicólogos
quienes, según la presente ley, están en todo su derecho de tomar cargos de conducción y
gestión de los servicios y las instituciones. Un dato de color tomado de bibliografía-
Epidemiología y diagnóstico-, específicamente del “Estudio epidemiológico de salud mental en
población general de la República Argentina” (Stagnaro et al. 2018) devela que, en Argentina,
el porcentaje de gente que acude a tratamiento psicológico está muy por debajo de quienes
padecen algún tipo de trastorno. Pensamos que ese es también un tema para tener en cuenta.
Otros datos también extraídos de la misma clase, pero esta vez haciendo referencia al “Primer
Censo Nacional de Personas Internadas por Motivos de Salud Mental” (Ministerio de Salud,
2019):
Ahora quisiera reparar en los artículos 14° y 20°, anexando una noticia que será de utilidad
para ejemplificar esto: https://www.infobae.com/historias/2020/08/31/un-papa-un-hijo-trans-
y-una-familia-en-transicion-lo-conto-el-mismo-en-el-jardin-de-infantes/
“No hay salud mental en el marco manicomial, eso no es salud. La internación no puede ser la
primera instancia, tiene que ser la última, antes tienen que existir los consultorios, los centros
de salud, los centros comunitarios, y en todo caso después una internación, lo más corta
posible, con el objetivo de reinsertar a la persona a su núcleo social.”
“Si se cumpliera la Ley, las actividades no tendrían que desarrollarse adentro del hospital, sino
en la comunidad”
Claro está que en Argentina queda mucho por trabajar y ajustar en relación con el
cumplimiento de la Ley de Salud Mental. Aquí se han desarrollado sólo algunos puntos de los
46 artículos por los que está compuesta la ley.