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Consigna 4:

Analizar el cumplimiento de la ley de salud mental en la Argentina. Se sugiere que se recorte


una noticia para ejemplificar su postura.

La Ley 26.657, sancionada en el año 2010 en Argentina, trata el Derecho a la Protección de la


Salud Mental. “El objeto de la presente ley es asegurar el derecho a la protección de la salud
mental de todas las personas...”, establece el Artículo 1°. Cuando se refiere a “salud mental”
no hace alusión a la mera ausencia de la enfermedad, sino que, desde una perspectiva integral,
esta ley refiere a la salud mental como un proceso determinado por componentes históricos,
socio-económicos, culturales, biológicos y psicológicos, cuya preservación y mejoramiento
implica una dinámica de construcción social vinculada a la concreción de los derechos
humanos y sociales de toda persona. (Artículo 3°) Se debe partir de la presunción de capacidad
de todas las personas. En ningún caso puede hacerse diagnóstico en el campo de la salud
mental sobre la base exclusiva de:

a) Status político, socio-económico, pertenencia a un grupo cultural, racial o religioso;

b) Demandas familiares, laborales, falta de conformidad o adecuación con valores morales,


sociales, culturales, políticos o creencias religiosas prevalecientes en la comunidad donde vive
la persona;

c) Elección o identidad sexual;

d) La mera existencia de antecedentes de tratamiento u hospitalización.

ARTÍCULO 4° — Las adicciones deben ser abordadas como parte integrante de las políticas de
salud mental. Las personas con uso problemático de drogas, legales e ilegales, tienen todos los
derechos y garantías que se establecen en la presente ley en su relación con los servicios de
salud.

ARTÍCULO 9° — El proceso de atención debe realizarse preferentemente fuera del ámbito de


internación hospitalario y en el marco de un abordaje interdisciplinario e intersectorial, basado
en los principios de la atención primaria de la salud. Se orientará al reforzamiento, restitución
o promoción de los lazos sociales

ARTÍCULO 10. — Por principio rige el consentimiento informado para todo tipo de
intervenciones, con las únicas excepciones y garantías establecidas en la presente ley. Las
personas con discapacidad tienen derecho a recibir la información a través de medios y
tecnologías adecuadas para su comprensión

ARTICULO 13. — Los profesionales con título de grado están en igualdad de condiciones para
ocupar los cargos de conducción y gestión de los servicios y las instituciones, debiendo
valorarse su idoneidad para el cargo y su capacidad para integrar los diferentes saberes que
atraviesan el campo de la salud mental

ARTÍCULO 14. — La internación es considerada como un recurso terapéutico de carácter


restrictivo, y sólo puede llevarse a cabo cuando aporte mayores beneficios terapéuticos que el
resto de las intervenciones realizables en su entorno familiar, comunitario o social.

ARTÍCULO 20. — La internación involuntaria de una persona debe concebirse como recurso
terapéutico excepcional en caso de que no sean posibles los abordajes ambulatorios, y sólo
podrá realizarse cuando a criterio del equipo de salud mediare situación de riesgo cierto e
inminente para sí o para terceros.

Nos parece importante destacar los artículos que preceden ya que ilustran, a grandes rasgos,
los pilares fundamentales de la ley 26.657 y, a su vez, son los que hemos trabajado en clase.
Más allá de la existencia de la ley, cabe destacar que la misma no se cumple en todos los casos
(y a veces, hasta en ninguno). Brevemente y a modo de ejemplo, puede establecerse la
existencia de casos de personas que no manifiestan, a grandes rasgos, problemas que afecten
en directo a la salud mental, pero quizás se encuentran atravesando conflictos habitacionales,
o en relación con el consumo de sustancias que hacen que, a la larga, devengan problemáticos
para la salud mental del individuo.

Es de suma importancia, a su vez, pensar en el beneficio que otorgará la internación de una


persona, ya que muchas veces suele no ser positivo para el paciente. Y más aún, teniendo en
cuenta que las condiciones de vida dentro de algunas instituciones no son las mejores, lo cual
puede perjudicar aún más su condición. Muchas veces se sufre maltrato, abusos, violencia,
espacios físicos deteriorados, falta de insumos, en fin, una sumatoria de factores que tienden a
devenir problemáticos para los pacientes (y por supuesto, también para el personal).

Otro ejemplo, haciendo referencia al Artículo 13° es que, en muchos de los casos, los cargos
directivos están adjudicados a médicos y psiquiatras, dejando apartados así a los psicólogos
quienes, según la presente ley, están en todo su derecho de tomar cargos de conducción y
gestión de los servicios y las instituciones. Un dato de color tomado de bibliografía-
Epidemiología y diagnóstico-, específicamente del “Estudio epidemiológico de salud mental en
población general de la República Argentina” (Stagnaro et al. 2018) devela que, en Argentina,
el porcentaje de gente que acude a tratamiento psicológico está muy por debajo de quienes
padecen algún tipo de trastorno. Pensamos que ese es también un tema para tener en cuenta.

Otros datos también extraídos de la misma clase, pero esta vez haciendo referencia al “Primer
Censo Nacional de Personas Internadas por Motivos de Salud Mental” (Ministerio de Salud,
2019):

• 12.035 personas se encuentran internadas en hospitales psiquiátricos y el promedio de


tiempo de permanencia es de 8,2 años.

• Promedio de edad de las personas internadas:50 años

• El 60,4% no firmó un consentimiento informado para su internación

• El 37,2% continúa alojado en hospitales psiquiátricos por problemas sociales y de vivienda.

• El 58% manifestó que tiene vivienda.

Ahora quisiera reparar en los artículos 14° y 20°, anexando una noticia que será de utilidad
para ejemplificar esto: https://www.infobae.com/historias/2020/08/31/un-papa-un-hijo-trans-
y-una-familia-en-transicion-lo-conto-el-mismo-en-el-jardin-de-infantes/

Dos citas que me parecieron interesantes y pueden ilustrar perfectamente lo aquí


desarrollado:

“No hay salud mental en el marco manicomial, eso no es salud. La internación no puede ser la
primera instancia, tiene que ser la última, antes tienen que existir los consultorios, los centros
de salud, los centros comunitarios, y en todo caso después una internación, lo más corta
posible, con el objetivo de reinsertar a la persona a su núcleo social.”

“Si se cumpliera la Ley, las actividades no tendrían que desarrollarse adentro del hospital, sino
en la comunidad”

Claro está que en Argentina queda mucho por trabajar y ajustar en relación con el
cumplimiento de la Ley de Salud Mental. Aquí se han desarrollado sólo algunos puntos de los
46 artículos por los que está compuesta la ley.

En nuestra opinión, consideramos de suma importancia el devenir de un giro en la forma de


considerar a la salud mental en el ámbito –más que nada- público. A casi once años de la
sanción de la ley, aún hay esperanzas para lograrlo.

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