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The Wipers Times: la eterna lección del capitán Roberts

Once upon a time…un grupo de soldados ingleses que durante la


Primera Guerra Mundial encontraron una imprenta entre las ruinas de una
ciudad devastada. Valiéndose de ella, decidieron escribir un periódico
mediante el cual poder reírse de sus propias miserias y -of course- criticar a
los responsables de que se hallaran metidos en aquel empantanado infierno
de barro y muerte.

El pasado 12 de febrero se cumplía justo un siglo de la aparición en


el Frente Occidental del primer número de The Wipers Times. Después
vendrían otros 22 e irían cambiando de nombre según el destino al que se
movilizara a sus editores, pero siempre se recordará a aquel genial
magazine por el primer título que tuvo: la fusión nominal entre el célebre
diario británico y la transcripción del sonido pronunciado por los Tommies
cuando se referían al epicentro de los combates en los campos de Flandes,
la ciudad (y el saliente) de Ypres.

La idea de redactar aquel subversivo periódico brotó de la


imaginación de dos carismáticos oficiales del XII batallón del regimiento
de las North Midlands Nottinghamshire & Derbyshire, los llamados
Sherwood Foresters (¡la rebeldía parece endémica a este bosque!): el
capitán Frederick John Roberts y el teniente John Hesketh Pearson.
Ingenieros de minas en su vida civil -un curriculum ideal para la zapa de
trincheras-, después de alistarse voluntarios y combatir en Loos,
resolvieron dedicarse a la edición literaria tras aquel fortuito hallazgo junto
a la plaza del mercado de Ypres. En nombre de Su Majestad -supongo-
incautaron la imprenta y la trasladaron a las casamatas de la soberbia
muralla construida por Vauban y allí, escribiendo bajo el fuego enemigo (y
a veces propio), nacieron las geniales Salient News.

¿Puede ser la guerra divertida? Ojeando The Wipers Times, así lo


parece. Mediante unos textos caracterizados por la brevedad que imponían
las condiciones bélicas y haciendo gala de la mejor comicidad británica
-elegantemente sarcástica-, lograron convertir el horror en humor.
Reading the Wipers Times (Tj Fox Godden, 2014).

Mordaces sátiras, absurdas hipérboles, el más cáustico humor negro


-impío con todos los tabúes posibles-, pueblan las hojas de este jocoso
periódico en el que nunca se perdió el estilo cayendo en la fácil vulgaridad
del embrutecimiento propio del conflicto. The Wipers Times, al igual que
otros textos de trinchera, surgió también como una reacción frente a los
optimistas y adulterados diarios que leía la población civil en la comodidad
de sus hogares, ignorando la realidad de la guerra.
Pese a lo limitado de las tiradas de esta fresca publicación amateur
-destinada, básicamente, al consumo interno de la XXIV División-, su fama
rápidamente se propagó por todo el Frente Occidental donde se aguardaba
con ansia la salida de un nuevo ejemplar.

Roberts y Pearson se dieron cuenta de la verdadera querencia entre


las tropas de escritos relacionados con sus propias circunstancias -las
páginas de soflamas militaristas de la conservadora revista Punch, en las
trincheras, se consideraban papel higiénico Premium- y optaron por el
humor como herramienta informativa, intentando quitar hierro a la tragedia
para mantener el buen ánimo de los soldados.

Fred Roberts, sentado en la segunda fila por abajo -con reloj de pulsera y sujetando una fusta
sobre sus piernas-; a su derecha, Jack Pearson, junto a otros oficiales.
Salvo contadas excepciones, poco se sabe de los otros redactores que
colaboraron eventualmente en este periódico. La envolvente sombra de la
censura y sus posibles represalias provocó que muchos se ocultaran tras un
pseudónimo como ‘The Padre’ -posiblemente, el mismo Roberts- o el
genérico P.B.I. (Poor Bloody Infantry). Si bien, en este caso, no era la
mano particular lo que importaba, sino el pinchazo conjunto de la
simbólica bayoneta…Veamos algunos gags:

¿Padece usted de la grave enfermedad del optimismo?

¿Se levanta pensando que todo irá bien a la causa aliada?

¿Piensa que la guerra va terminar en los próximos doce meses?

¿Prefiere creer en las buenas noticias antes que en las malas?

¿Considera competentes de sus líderes para conducir la guerra?

Si su respuesta ha sido sí ¡No se preocupe! Podemos curarle.

En dos días erradicaremos todas las trazas de su problema…

…como es lógico, la terapia consistía en mandar al enfermo a pasar


unos días en el frente. A lo largo de las páginas de The Wipers Times se
desgranan todo tipo de informaciones. Algunas eran de ‘utilidad práctica’
para el soldado. Desde advertencias para los ociosos paseantes -en el
camino que iba desde Ypres a Menin, o sea, directamente, hacia las líneas
alemanas, se recomendaba tener precaución en torno al sospechosamente
llamado ‘Hell Fire Corner’; la agudeza policial creía que había alguna que
otra trampa-, hasta pronósticos meteorológicos -de 17:00 a 01:00, niebla
con chirimiri; de 11:00 a 14:00, heladas; y a partir de las 20:00, gas de
cloro, por cortesía de los teutones-.
También, sirviéndose de anuncios satíricos, se ofertaba un variopinto
cúmulo de cosas: Espectáculos y conciertos en las ruinas de la famosa
Lonja de Paños -better, Cloth Hall of Wipers-, “el edificio con mejor
ventilación de la ciudad” (los obuses lo habían dejado como un queso
Gruyere), con la actuación de las soprano alemanas Minnie y Bertha (el
cariñoso apodo con el que se referían a dos tipos de artillería alemana);
suites en el llamado ‘Hotel Ramparts’ (el irónico apelativo para referirse a
los espacios que en la misma ciudad servían como refugio y hospital de
sangre dentro de las murallas); e incluso, para aquellos que estuvieran
pensando en estabilizarse, dado el gusto que les estaban cogiendo al lugar,
se ofertaban a un precio más que asequible -cualquier cantidad sería
aceptada- distintas soluciones habitacionales: Desde refugios subterráneos
-listos para entrar a vivir y con buenas posibilidades de pesca en cuanto se
inundasen-, hasta amplias parcelas en tierra de nadie o con “buenas vistas
hacia la ciudad histórica de Ypres” sobre la Colina 60 (uno de los enclaves
estratégicos de Flandes por el que más sangre se derramó). Los interesados
no tenían más que preguntar por Tommy Atkins -el nombre popular por el
que se conocía a los infantes británicos- y su compañía de zapadores en
Hooge o Zillebeke (otras dos lúgubres casquerías).

En la miscelánea compilada en The Wipers Times también se


satirizaban los partes ‘desde el frente’ que mandaban a Inglaterra algunos
supuestos corresponsales de trinchera que en realidad escribían desde la
comodidad de la retaguardia. Así nacieron las figuras de los redactores
Teech Bomas y Belary Helloc -menuda deformación de William Beach
Thomas (Daily Mail) y Hilaire Belloc (Land and Water)- que, temerarios
ellos, siempre redactaban sus crónicas en la mitad del campo de batalla…

Tratándose de ingleses la poesía tampoco podía faltar. Los elevados


escritos de Jayyam o Kipling se parodiaron en pos del divertimento.
Aunque el tono de chacota general siempre prevalecía, el sentimentalismo
versificado también encontró su hueco entre aquellas páginas
cómicas…hasta la desesperación del propio Roberts, que escribiría una
hilarante editorial calificando a la poética como una lamentable y peligrosa
enfermedad que padecían los soldados en el frente.
Aunque los contenidos fueron variando según la zona en la que se
hallaran los editores, algunas ‘columnas’ se mantuvieron con regularidad,
como la llamada ‘Gente ante la que nos quitamos el sombrero’. Ésta, servía
para homenajear (con retintín) determinados actos, generalmente
protagonizados por los poilus franceses. No obstante, de igual forma se
elogiaron los propios, como la sensatez anónima que ordenó impedir
acercarse hasta la primera línea de las trincheras de combate a los jefes de
la compañía. Y en rigor hay que decir que -probablemente sin sorna-,
también se aplaudió al oficial a cargo del vestuario de las pupilas del
afamado burdel Fancies. A Dios lo que es de Dios.
Pese a la gran sofisticación editorial que presenta en sus páginas, en
The Wipers Times no eran muy frecuentes las ilustraciones dado que cada
una de ellas suponía la realización de un grabado individual (recuerden,
mientras se trabajaba caían bombas). No obstante, la más conocida se
convirtió en la imagen icónica del magazine: “¿Soy tan ofensivo como
podría ser?”. Como es natural, esta sencilla imagen cuenta con más
lecturas que la aparentemente obvia: un oficial cavilando como romper el
largo estancamiento del Frente Occidental.

Y es que en esta publicación, antisistema avant la lettre, a parte de


mofarse del bloody Káiser y sus Fritzies, la propia plana mayor del
generalato aliado también fue un blanco habitual al que se disparó con sutil
descaro (si acaso esto es posible). En algunos casos, la irreverencia que
mostraban los escritos era tan flagrante que algunas voces clamaron por la
prohibición del periódico acusando a sus impertinentes editores de todas las
palabras feas que terminan en ‘ón’ y podrían hacerlo también en un
paredón ante un pelotón: insubordinación, incitación a la rebelión, sedición
e incluso traición. Sin embargo, algunos oficiales -que también disfrutaban
con aquellas páginas- permitieron su existencia ya que el humor, por
ofensivo que resultase, servía como una catártica válvula de escape para
drenar buena parte del dolor y la rabia que sentían las tropas. Ya se sabe,
para la aguda ironía se precisa inteligencia; en estos tiempos que corren,
con la libertad de expresión tan relativizada, conviene no olvidarlo…

Cuando los editores fueron destinados lejos de Ypres dando inicio a


su particular grand tour de France, el periódico fue cambiando de nombre
-The New Church Times, The Kemmel Times, The Somme Times, The B. E.
F. (British Expeditionary Force) Times- pero el simpático espíritu de la
publicación siempre se mantuvo. Simultaneando la redacción con la lucha,
ambos ganaron la Cruz Militar por su gallaría en el combate. Pearson, que
también obtuvo la medalla de la Orden del Servicio Distinguido, en los
últimos momentos de la guerra montó una suerte de pub en la retaguardia
donde los soldados heridos bebían de gorra a la espera de ser trasladados a
un hospital. Pese a la desaprobación del Estado Mayor, aquel rebelde se
libró nuevamente de mayores problemas gracias al firme apoyo del cuerpo
de capellanes y su general Jesus Christ, al que nadie le tosía…
Tras el armisticio, los editores -ascendidos a teniente-coronel y
comandante- aún publicaron otros dos números extra bajo el aliviado título
The Better Times. En el primero de aquellos especiales, apareció un escrito
sobre los ‘Horrores de la Paz’. Tras aquel absurdo contrasentido aparente,
se daba voz al velado temor que sentían muchos soldados ante la incierta
perspectiva de encontrar su papel en el mundo tras haber convivido a diario
con el horror.

El último ejemplar vio la luz en diciembre de 1918. En él, sin ironía,


se felicitaban las navidades a los lectores y aparecía una viñeta con el mejor
regalo posible que podía hacerse a las tropas…
Grupo de actores de la enternecedora y muy desconocida película
The Wipers Times (Andy De Emmony, 2013) brillantemente interpretada
por Ben Chaplin y Julian Rhind-Tutt en los papeles de Roberts y Pearson.
Como si de un teatro de variedades se tratase, en este film se da vida a
distintos anuncios y gags del viejo periódico con el estilo de los vodeviles
que hicieron muchos soldados para entretener a sus compañeros durante la
guerra. El guión, firmado por Nick Newman y Ian Hislop (Private Eye),
contiene varios guiños a Oh! What a Lovely War (Richard Attenborough,
1969) o Blackadder Goes Forth (1989) y más de una reflexión importante
acerca de la vida; mi favorita es aquella en la Michael Palin (Monty
Python), en el rol del permisivo General Mitford, defiende la existencia de
The Wipers Times ante un oficial recalcitrante alegando que aquella
publicación “es importante porque no lo es”.

Hoy día, el lugar donde nacieron los primeros números de aquel


célebre periódico lo ocupa la fábrica cervecera Kazematten. Estoy seguro
que tanto Roberts como Pearson darían su aprobación. Si van por Ypres, no
dejen de visitarla y brindar a la salud con una Wipers Times…
Su particular historia no es otra batallita más, sino un bello e
inspirador ejemplo de la capacidad humana para enfrentarse a las
adversidades con humor. Una oda al épico carisma de aquellas personas
que, estando en la peor de las situaciones, sacan fuerzas de flaqueza y son
capaces de levantar el ánimo a los demás para que éstos no se vengan
abajo. Un canto a la alegría. Una esperanza nacida de la miseria.

The Wipers Times es una ACTITUD ante la vida.

Sonrían.

A Eva Mollinedo Fresneda, folie à deux in Flanders Fields.


Bibliografía. The Wipers Times tiene varias ediciones facsímiles en las que
se compilan todos los números, vid. v. gr. HISLOP, I., BROWN, M.,
BEAVER, P., The Wipers Times. The Complete Series of the Famous
Wartime Trench Newspaper, London, Max Press, 2014; WESTHORP, C.,
The Wipers Times. The Famous First World War Trench Newspaper,
London, Conway, 2013; ROBERTS, F. J., PEARSON, J. H. (Eds.), The
Wipers Times: A facsimile reprint of the trench magazines: The Wipers
Times-The New Church Times-The Kemmel Times-The Somme Times-The
B.E.F. Times, London, Herbert Jenkins Ltd, 1918; o la síntesis de HISLOP,
I., BROWN, M., Suffering from Cheerfulness: The best bits from The
Wipers Times, London, Little Books, 2010. Para más información sobre
este mítico periódico de trinchera, vid. IVELAW-CHAPMAN, J., The
Riddles of Wipers. An Appreciation of the Trench Journal, Barnsley, Pen &
Sword Military, 2010 (1997); MacCALLUM-STEWART, E., “Satirical
Magazines of the First World War: Punch and the Wipers Times”, A
Multimedia History of World War One, 22 de Agosto de 2009; SEAL, G.,
The Soldiers’ Press: Trench Journals in the First World War, Houndmills-
Basingstoke, Palgrave MacMillan, 2013; THOLAS-DISSET, C.,
RITZENHOFF, K. A. (Eds.), Humor, Entertainment, and Popular Culture
During World War I, New York, Palgrave Macmillan, 2015. Para el argot
de trinchera empleado en The Wipers Times, vid. BREWER, E., Tommy,
Doughboy, Fritz. Soldier Slang of World War I, Stroud, Amberley, 2014;
BULL, S., An Officer’s Manual of the Western Front 1914-1918, London,
Conway, 2008; DOYLE, P., WALKER, J., Trench Talk. Words of the First
World War, Stroud, History Press, 2012; PEGLER, M., Soldier’s Songs
and Slang of Great War, Oxford-New York, Osprey, 2014; SMITH, L. N.,
COLEMAN, J., Lingo of No Man’s Land: A World War I Slang Dictionary,
London, British Library, 2014. Sobre la película The Wipers Times, vid.
HOWSE, C., “The Wipers Times, BBC Two, review”, The Telegraph, 12
de septiembre de 2013; HUGHES, S., “The Wipers Times, BBC2 – A bit
like Blackadder, only true”, Independent, 12 de septiembre de 2013; y la
página web de la BBC.

Ángel Carlos Pérez Aguayo, 19 de febrero de 2016.

http://queaprendemoshoy.com/the-wipers-times-la-eterna-leccion-del-
capitan-roberts/

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