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Ficha #11 - Sexualidad y Cuidado Parental
Ficha #11 - Sexualidad y Cuidado Parental
Ficha de cátedra Nº 11
Índice
1. Síntesis del tema……………………………………………………………… 2
1.1. Conducta sexual,,……,.………………………………………………………. 2
1.2. La conducta sexual humana………………….………………........................... 2
2. Sistema reproductivo, desarrollo sexual de hombres y mujeres………………. 2
3.. Hormonas sexuales……………………………................................................. 4
4. Pubertad y características sexuales secundarias: ¿Para qué están?……………. 6
5. Ciclos menstruales…………………………....................................................... 8
6. Enfermedades que afectan el desarrollo psicosexual.……………………….…. 11
7. La influencia de las hormonas sexuales sobre la conducta…………………….. 12
8 Cerebro de hombre y cerebro de mujer………………………………………… 13
9 ¿Qué sabemos acerca de la homosexualidad y la transexualidad?...................... 15
10 Formación de parejas y cuidado de la descendencia…………………………… 17
11. Conclusiones.……………………………………………………….….………. 20
12 Referencias bibliográfícas…………………………………………….………… 22
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1. Síntesis del tema
1.1. Conducta sexual
La conducta sexual (y reproductiva), reúne un conjunto variado de comportamientos que son
frecuentemente incluidos en el campo de los comportamientos motivacionales. Además de la conducta
sexual otros comportamientos reproductivos incluyen la nidación y el cuidado parental. El control
nervioso de los comportamientos sexuales es por lo tanto parte de un "sistema motivacional" del
organismo, formado por receptores (de necesidad, de saciedad, incentivos), de vías y centros neuro-
hormonales, de procesos fisiológicos y metabólicos, y de los efectores del omportamiento sexual.
Los procesos del control neuro-humoral de la conducta sexual resultan de mecanismos activos
(p.e. ritmos), reactivos (p.e. respuestas incondicionadas "apetitivas"), y plásticos (p.e. cambios
fisiológicos y comportamentales inducidos por feromonas, como el "efecto Bruce" que se describe
más adelante). La descripción de las estructuras nerviosas que controlan el comportamiento sexual
exige definir previamente restricciones al concepto de estructura nerviosa: a) Las estructuras nerviosas
no deben entenderse necesariamente como un solo núcleo o conjunto de núcleos, sino en general
como un circuito o red de núcleos interconectados; b) La citoarquitectura y conexiones de la
estructura nerviosa es dinámica en el sentido que es el resultado transitorio, particular en cada
individuo, de las interacciones genéticas y epigenéticas en un momento dado.
Todas las células del cuerpo tienen 23 pares de cromosomas, excepto las células sexuales
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(espermatozoides y óvulos) que poseen solo 1 cromosoma del par. De los 23 pares de cromosomas,
los del último par, son los denominados cromosomas sexuales que aportan la información genética
que guía el desarrollo sexual de los individuos. La combinación que se produce cuando un
espermatozoide insemina un ovulo se llama cigoto (huevo). En esta unión se complementa la
información proveniente de ambas partes, volviéndose a completar los 23 pares de cromosomas,
ahora, mitad y mitad de cada progenitor (Carlson, 2010).
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vez, en un testículo. A las 6 semanas de gestación, los individuos con genotipo XY producen
un antígeno llamado HY que hace madurar los núcleos de las gónadas y forma los testículos.
Artificialmente, si se inyecta esta sustancia a las 6 semanas de gestación en una hembra, esta
también desarrollara testículos, aunque su genotipo siga siendo XX. De la misma manera una
droga antagonista del antígeno HY, dada en ese momento del desarrollo, hará que no se
desarrollen los testículos y si, por defecto, la corteza gonadal evolucionará espontáneamente
formando un ovario.
A las 6 semanas de gestación tanto hembras como machos tienen los mismos conductos
reproductores incipientes. El sistema de Wolf y el sistema de Muller. El primero, de
desarrollarse, generará las vesículas seminales donde se almacenará el fluido que contiene las
células espermáticas y los vasos deferentes que son los conductos por donde el esperma puede
ser transportado a las vesículas seminales. Por otro lado, el sistema de Muller puede
desarrollarse como las trompas de Falopio, el útero, y la parte interna de la vagina. A los 3
meses de gestación, los individuos con un genotipo XY secretan, desde los testículos,
testosterona y un factor inhibidor del sistema de Muller. Esto lo hace desaparecer y los
testículos descienden hasta formar el interior del escroto en el varón. El efecto de la
testosterona sobre el sistema de Wolf provoca el desarrollo de las vesículas seminales, los
vasos deferentes y la formación de la próstata.
Los genitales (órganos sexuales externos) tanto masculinos como femeninos se
desarrollan también a partir de influencias hormonales. Inicialmente los genitales originales son
idénticos para ambos sexos. En la segunda semana del desarrollo embrionario comienzan a
diferenciarse como pene y la bolsa del escroto externo en el caso de los varones, y como los
labios exteriores de la vagina y el clítoris en el caso de las mujeres. Como se ha dicho, para la
formación de los genitales femeninos el desarrollo se produce de manera espontánea pero, para
el caso de los varones, se necesita de la producción de testosterona. La testosterona producida
por los testículos, en el varón, es transformada en dihidro- testosterona a través de la enzima 5-
alfa-reductasa, los genitales externos poseen receptores para este esteroide y es por medio de él
que se produce su masculinización.
3. Hormonas sexuales
Las hormonas sexuales se constituyen a partir de ácidos grasos tales como el colesterol
siendo llamadas, por ello, hormonas esteroides. Las hormonas sexuales son liberadas por las
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gónadas y por la corteza de la médula adrenal. Los esteroides cumplen una importante
influencia sobre el desarrollo y la conducta sexual. Son hormonas liposolubles que atraviesan
fácilmente las membranas fosfolipídicas celulares sin necesidad de unirse a receptores
externos. En el interior de las células interactúan con receptores para esteroides presentes tanto
en el citoplasma como en el nucléolo celular. De esta manera estas hormonas pueden influir
sobre la expresión genética celular.
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Figura 2. Eje Hipotálamico-hipófisario-gonadal. FL, factor liberador; FI, factor inhibidor;
LH, hormona luteneizante; FSH, hormona folículo estimulante.
La producción final de hormonas sexuales por parte de las gónadas sirve de señal para una
retroalimentación negativa de todo el sistema. Esto quiere decir que cuando se han alcanzado los
niveles buscados de hormonas sexuales, su misma producción es un mensaje para que el
hipotálamo deje de secretar factores liberadores permitiendo detener el ciclo. Las hormonas
sexuales (y las hormonas en general) son secretadas de forma pulsátil, varias veces al día con
algunos picos de producción. Esto hace que los niveles hormonales puedan fluctuar en su
concentración en diferentes momentos.
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Tabla 1. Características sexuales secundarias que aparecen a partir de la pubertad.
5. Ciclos menstruales
Con el inicio de la pubertad las mujeres activan los ciclos menstruales, los cuales duran
aproximadamente 28 días en el caso de ser regulares. Los ciclos se repiten periódicamente de esta
manera. 1) Se secretan HL y HFE por parte de la adenohipófisis, la HFE estimula el crecimiento
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de los folículos ováricos en el epitelio (capa externa) que rodea al óvulo. 2) Los folículos
empiezan a madurar y secretan estradiol. El estradiol produce cambios como el aumento de la
mucosa uterina que permitirán la implantación del óvulo si éste llegara a ser fertilizado. 3) El
nivel creciente de estradiol estimula al hipotálamo y a la hipófisis para la liberación de HL. Esta
hormona hace madurar a los folículos provocando la ovulación, que ocurre cuando se rompe el
folículo y se libera el óvulo. El óvulo comienza a ser desplazado a través de las trompas de
Falopio hacia el útero. El folículo restante es convertido en el cuerpo lúteo (amarillo) por la
influencia de la HL. 4) El cuerpo lúteo comienza a producir estradiol y progesterona, en especial
está última hormona favorece que el óvulo sea fecundado y que logre implantarse en las paredes
del útero. 5) De no producirse la fecundación del óvulo, el cuerpo lúteo deja de producir estradiol
y progesterona. La mucosa de la pared uterina, sin esa estimulación, se desprende y se inicia la
menstruación. Se resume en la Figura 3, las fases del ciclo menstrual.
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mujeres, un síndrome denominado premenstrual, el cual incluye dolores abdominales,
inflamación de los senos, mayor retención de líquidos y alteraciones anímicas. Más del 25% de
las mismas padece síntomas muy intensos en su ánimo al acercarse a los 2 o 3 días previos a la
menstruación y el ánimo disfórico permanece alterado los 2 o 3 días siguientes a la misma. Los
síntomas anímicos perimenstruales consisten en irritabilidad, sentimientos negativos, ansiedad, y
aumento de la agresividad. Un estudio clásico correlacionó la taza de comportamientos agresivos
y autodestructivos ocurridos en el género femenino, halló que la mayor parte de estos ocurrían en
los períodos perimenstruales (O Connor, Shelley y Stern, 1974). La mitad de los crímenes,
asesinatos, internaciones psiquiátricas y suicidios perpetrados por mujeres ocurrieron en aquellas
que estaban entre los dos días previos y los dos días posteriores a haber menstruado. También se
han documentado cambios en el comportamiento durante la fase periovulatoria, es decir los días
antes, durante y después de producida la ovulación. Estos días coinciden con ser los de mayor
fertilidad y donde es más probable el embarazo. Bullivant y colaboradores (2004) describen
como aumentan las fantasías y el comportamiento de aproximación sexual por parte de las
mujeres durante la fase de ovulación. En una muestra de participantes lesbianas también se
encontró la misma tendencia alrededor de esta etapa (Matteo y Rissman, 1984). El sentido
evolutivo de estos comportamientos probablemente sea el de maximizar la probabilidad de dejar
descendencia a través del comportamiento motivacional del individuo. Coincidente con los
aumentos de estradiol y de HL también se incrementa la preferencia, en el género femenino, por
rostros de hombres con características sexuales secundarias más marcadas. En un experimento
una muestra de mujeres debían elegir entre varias versiones del rostro de un hombre. Las
versiones tenían más o menos marcados rasgos predictores de mayores o menores niveles de
andrógenos (Por ejemplo, mandíbulas más anchas, rasgos más angulosos, etc.). Las participantes
si se encontraban lejanas al momento de ovular tendían a elegir rostros con moderados niveles de
testosterona, pero si se encontraban ovulando o cercanas a esa fecha elegían los rostros más
androgenisados. Nuevamente el sentido evolutivo podría verse relacionado con el aumento
motivacional por elegir individuos más fértiles, aún a riesgo de elegir hombres más agresivos.
Estos mecanismos seleccionados filogenéticamente no se relacionan con ninguna estrategia
deliberada, sino que son procesos motivacionales que potencian la conducta en ciertas
direcciones. Lo más probable es que la mayoría de las mujeres no tenga ninguna conciencia de
todo ese proceso.
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6. Enfermedades que afectan el desarrollo psicosexual
El síndrome de insensibilidad androgénica, es una enfermedad que hace que un
individuo, con información genética para transformarse en un varón (par cromosómico XY), aún
produciendo niveles normales de testosterona y dihidro-testosterona, tenga a su vez, un
organismo insensible a estos andrógenos. Esta insensibilidad impide anular el programa de
desarrollo femenino que se activa por defecto. El resultado será la formación de genitales
externos de tipo femenino, pero internamente con el desarrollo de testículos y un perfil hormonal
típicamente masculino. El aspecto fenotípico externo de esta persona es el de una mujer aunque
su genotipo indique que es un hombre. Cuando se estudia la orientación sexual de pacientes con
el síndrome de insensibilidad androgénica se encuentra que mayoritariamente su comportamiento
es de tipo femenino y su orientación sexual femenina aún siendo, como hemos dicho,
genéticamente varones.
El síndrome adrenogenital se produce por una deficiencia en la producción de cortisol por
parte de la corteza adrenal, en compensación se libera, por parte de la misma corteza, un exceso
de hormonas asteroides androgénicas. En el caso de los varones esto produce una mayor
masculinización, pero en el caso de las mujeres esto interfiere con la formación de los genitales
femeninos. Este síndrome produce un clítoris agrandado y la fusión de los labios vaginales. En
general estas mujeres son tratadas tempranamente con cortisol para disminuir los niveles de
andrógenos. Cuando se investigó el desarrollo psicosexual de estas mujeres con este síndrome y
que fueron tratadas oportunamente, se encontró que ellas tenían conductas más “masculinas” que
el promedio de las mujeres y se encontraban menos interesadas por la maternidad que por su
desarrollo profesional a diferencia de las mujeres controles. Durante la infancia tendían a jugar
“juegos de varones”, a jugar más con varones y a preferir sus juguetes. En general estas mujeres
habían tardado más en tener su primera salida con un chico, en su mayoría eran heterosexuales
con un leve incremento de la bisexualidad respecto a la población femenina general (Carlson,
2010).
El síndrome de Turner se produce por la existencia de un único cromosoma sexual X, con
ausencia de su par ya sea X o Y. El individuo se desarrolla como una mujer, pero al no tener un
segundo par cromosómico X no puede desarrollar adecuadamente los ovarios. Por la ausencia de
factores inhibitorios presentes en el cromosoma Y, espontáneamente evoluciona el sistema de
Muller presentando el individuo órganos y genitales femeninos normales. Sin embargo esta mujer
será estéril por la ausencia de ovarios y necesitará la administración de estrógenos de forma
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externa para poder alcanzar la pubertad.
Figura 6.4. Núcleos hipotalámicos relacionados con la conducta sexual masculina y femenina.
La región preóptica medial tiene una alta densidad de receptores para galanina y para
endorfinas (ambos neuropéptidos). La administración de galanina en este núcleo incrementa las
conductas copulatorias y las endorfinas las anulan (Van Furth, van Ernst y van Ree, 1995). La
región preóptica medial proyecta fibras nerviosas hacia la región tegmental lateral del
mesencéfalo. Algunas de estas neuronas disparan a tasas elevadas sólo durante la cópula.
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involucra al núcleo ventromedial, este tiene receptores para el estradiol y la progesterona que son
indispensables para movilizar el estro (Pleim y Barfield, 1988). La conducta de aproximación
sexual en hembras se produce por las aferencias de vías noradrenérgicas sobre el núcleo
ventromedial del hipotálamo. Cuando una rata macho aparece en el campo visual de una rata en
estro, se secreta noradrenalina sobre el núcleo ventromedial incitando las conductas de lordosis.
Este núcleo manda proyecciones hasta la sustancia periacueductual del mesencéfalo y es a través
de esta zona que provoca las conductas receptivas a la monta del macho.
Los hallazgos descriptos arriba se circunscriben para la orientación sexual afectiva hacia
congéneres del mismo sexo, no para la identidad de género. Por ejemplo un hombre homosexual
no pretende ni cambiar su sexo biológico ni busca ser una mujer. Por otro lado, en el caso de la
transexualidad el individuo siente haber nacido en un cuerpo equivocado, independientemente de
la orientación sexual, en su caso, está en juego su identidad como hombre o mujer.
Las ratas hembras, tanto vírgenes como las que ya han dado a luz, tienden a aceptar todas
las crías que se le presenten mientras estas sean lo suficientemente jóvenes. Es interesante
destacar que el vínculo creado por la hembra con su cría suele durar toda la vida (Carlson, 2010).
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Al principio el olor de los neonatos produce rechazo, el proceso para que aparezcan las conductas
maternales es lograr desensibilizarse de ese olor y adoptar a la cría. Por ejemplo en ratas vírgenes
a las cuales se las ha dejado anósmicas (sin olfato) a través de un spray, superaron
inmediatamente la aversión por las crías y empezaron a criarlas, a diferencia del grupo no tratado
que permanecía sensibilizado.
Al momento de parir la dilatación de la vía del parto resulta una señal, en las ratas
hembra, que favorece la conducta maternal. Se ha probado que dilatando artificialmente esta vía
en hembras vírgenes puede incrementarse la rapidez con que las hembras se desensibilizaban al
olor de los neonatos y los adoptaban como crías propias (Yeo y Keverne, 1986).
Al momento del parto, los niveles de progesterona son bajos y los de prolactina y
estradiol se encuentran elevados. Estas hormonas parecen motivar la conducta maternal, ya que al
inducir, de forma artificial, este mismo estado hormonal preparto en ratas vírgenes les hizo
aparecer conductas maternales más rápidamente respecto al grupo control (Carlson, 2010).
Se han investigado en ratas hembra los circuitos neurales implicados con el desarrollo de
la conducta maternal. La misma región que controla la conducta reproductiva masculina controla
la conducta maternal en las ratas hembras, el área preóptica medial (APM). La prolactina tiene
efectos activadores sobre la conducta maternal a través de los receptores que posee en APM. De
ser lesionada APM desaparece del repertorio conductual de las ratas hembras tanto la
construcción de nidos como las conductas de cuidado de sus crías. Es de destacar que esta lesión
no altera las conductas femeninas de cópula sino que muestra ser selectiva sobre la conducta
maternal.
Las ratas hembra tras el parto, no solo se desensibilizan rápidamente del olor de sus crías,
sino que también aprenden a preferirlo. Por ejemplo, en una experiencia las ratas hembras
posparto aprendieron a presionar una palanca para obtener crías, pero esto no pudieron
aprenderlo las ratas vírgenes (Carlson, 2010). La región APM participa tanto de la
desensibilización como del aprendizaje de preferencia por el olor de las crías. En primer lugar
disminuye la actividad de la amígdala ante el olor de la cría, haciendo desaparecer las conductas
de evitación y escape. Además, desde APM se envían proyecciones sobre el área tegmental
ventral (ATV). El ATV proyecta, a su vez, sobre el núcleo accumbens lo que provoca el
aprendizaje de refuerzo positivo sobre el olor del bebe. El núcleo accumbens influye sobre el
globo pálido de los ganglios de la base induciendo las conductas motoras de cuidado sobre las
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crías. De lesionarse esta última vía, desaparecen las conductas maternales a nivel motor en las
ratas hembras (Carlson, 2010).
La oxitocina también se ha mostrado relacionada con la formación de vínculos afectivos
entre la madre y las crías en ratas. Esta conducta puede ser inhibida inyectando antagonistas de la
oxitocina en los ventrículos laterales durante el parto. Si las crías son retiradas y devueltas un
tiempo después la madre ignorará a las crías y no les prestará cuidados (Van Leengoed, Kerker y
Swanson, 1987).
En los ratones machos monógamos, también presentan conductas de cuidado de sus crías.
La destrucción de la región APM en los ratones macho de la pradera, suprime tanto las conductas
de monta de las hembras como las conductas de cuidado paternal. En estos ratones, el núcleo
sexual dimórfico de la región APM es menos diferente en tamaño que el de las hembras de su
grupo. Por otro lado los ratones machos polígamos muestran un mayor dimorfismo en esta área
respecto a las hembras y a los ratones machos de pradera.
En madres humanas, que observaban fotos de sus hijos mientras se registrada su actividad
cerebral con una RMf, se encontró mayor actividad en áreas cerebrales similares a las de las ratas
hembra al estar en presencia de sus crías: alta actividad en el núcleo accumbens y regiones con
alta densidad de receptores para oxitocina y vasopresina, y baja actividad en la amígdala y
regiones mesencefálicas relacionadas con las respuestas de lucha y huída (Bartels y Zeki, 2004).
Como hemos constatado en los apartados anteriores, la evolución no sólo ha seleccionado a los
individuos con mayor capacidad reproductiva, sino también a aquellos que desarrollaron formas
de cuidar mejor a su descendencia.
11. Conclusiones
11.1. Estructuras involucradas en el control nervioso del comportamiento sexual
Las estructuras nerviosas claramente identificadas con comportamientos sexuales
estereotipados que presentan los mamíferos incluido el hombre son núcleos localizados en la región
anterior basal del cerebro (área preóptica), el hipotálamo anterior y en el resto del tallo cerebral.
Existe un marcado dimorfismo sexual de estas estructuras y una doble disociación entre los
núcleos del macho y la hembra con el tipo de conducta sexual con el que están relacionados: En el
macho las estructuras relacionadas con la copulación son el área preóptica medial, que proyecta a
núcleos del mesencéfalo (campo tegmental lateral). En la hembra las estructuras mencionadas están
relacionadas con el comportamiento de cuidado de la cría, mientras que las estructuras relacionadas
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con la copulación son el núcleo ventromedial del hipotálamo, que proyecta a otros núcleos del
mesencéfalo (sustancia gris periacueductal).
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