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ANARCOFEMINISMO E IDENTIDAD(ES):

UNA MIRADA HISTÓRICA AL


ANARCOFEMINISMO EN
EL ESTADO ESPAÑOL
ANARCHA-FEMINISM AND IDENTITY(TIES):
A HISTORICAL LOOK AT ANARCHA-FEMINISM IN THE
SPANISH STATE
Alma Méijome Tejero Recibido: octubre 2013
Aceptado: noviembre de 2013
Investigadora Feminista
[almamei103@gmail.com]

Palabras clave: Anarcofeminismo; Identidad(es); Anarquismo(s); Feminismo(s); Mujeres Libres, La Revista


Blanca.
Keywords: Anarcha-feminism; Identity(ties); Anarchism(s); Feminism(s); «Mujeres Libres», «La Revista
Blanca».

Resumen: El presente artículo pretende indagar en el desarrollo histórico


y el devenir político de las principales ideas y producciones intelectuales
y literarias anarcofeministas a lo largo del siglo XX a través de reflexiones
en torno a la construcción de las subjetividades feministas en el seno
del movimiento libertario en el estado español. Para ello, asumiendo los
postulados del conocimiento situado, tan esencial en el pensamiento po-
lítico feminista contemporáneo, la autora parte de sus propias vicisitudes
identitarias como anarquista y feminista para reflexionar sobre la conju-
gación de ambas lealtades epistemológicas y políticas.   

Abstract: The present article intends to enquire about the historical


development and the political evolution of the main anarchist-feminist
ideas and the intellectual and literary productions during the twentieth
century through considering the construction of feminist subjectivities
within the Libertarian movement in Spain. In order to do so, the author
has evaluated the situated knowledge’s postulates, specially the postu-
lates of the feminist contemporary political thought, and the identity
difficulties she has met along her own experience as an anarchist and
a feminist, to think over the conjuction of both epistemological and
politic loyalties.

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«La paz o la armonía entre los sexos Ackelsberg afirma al comienzo de la mis-
y los individuos no depende necesari- ma obra que a través del Feminismo ella
amente de una superficial igualación misma se ha convencido de que «lo per-
entre los seres humanos; ni tampoco sonal es político»2 y se pregunta a conti-
supone la eliminación de los rasgos nuación si acaso el Anarquismo no hace
y peculiaridades individuales. El las mismas reivindicaciones (Ibid.: 26).
problema al cual tenemos que hacer
Las realidades que estamos viviendo en
frente actualmente, y que en un futuro
cercano se resolverá, es cómo ser una este principio del siglo no son producto ni
misma al tiempo que una unidad con de la espontaneidad, ni de la casualidad,
los demás, sentirse unida profunda- sino que son el resultado de un proce-
mente con todos los seres humanos so histórico cuyos relatos son a menudo
y aún así mantener nuestras propias sesgados u ocultados. Por eso, conseguir
cualidades características. Me parece desvelar algunas de las incógnitas que
que será la base sobre la cual la masa existen sobre ese pasado, se nos presen-
y el individuo, la verdadera democra-
ta como una labor ineludible si queremos
cia y la verdadera individualidad, el
hombre y la mujer puedan unirse sin encaminarnos hacia un futuro en el que
antagonismos y resistencias». la libertad se articule como el eje central
de la vida. Además, partiendo de la con-
Emma Goldman
vicción de que el conocimiento es poder,
mi intención no es otra que la de articular
1. Anarcofeminismo y cruce
un conocimiento situado que pueda servir
de identidades: Una mirada como herramienta para la transformación
introspectiva social. Esta idea, desarrollada entre otras
por Donna Haraway en su obra Ciencia,
Existe una relación cuanto menos extraña cyborgs y mujeres (1991) supone asumir
entre Anarquismo(s) y Feminismo(s). A que no existen «verdades absolutas» o
nivel teórico, la filosofía anarquista llevaría conocimientos totales, sino que todo co-
implícita el Feminismo. Como nos seña- nocimiento es parcialmente construido y
la Marta Ackelsberg en su estudio sobre precisamente por eso, es objetivo y racio-
Mujeres Libres1: nal. De ese modo, según el modelo teóri-
co que utilicemos, el momento histórico
«Las aspiraciones anarquistas son política, en el que nos situemos, etc., podremos
social y económicamente igualitarias. Polí- llegar a unas conclusiones u otras. En pa-
tica y socialmente, una sociedad anarquista labras de la autora:
es una sociedad sin gobierno, sin relaciones
jerárquicas institucionalizadas o patrones «El relativismo es una manera de no estar
de autoridad» (2006: 48). en ningún sitio mientras se pretende igual-
mente estar en todas partes (…) es el per-
1. Se trata de un meticuloso estudio a través de
fecto espejo gemelo de la totalización en las
entrevistas en profundidad a mujeres que for-
ideologías de la objetividad. Ambos niegan
maron parte del colectivo Mujeres Libres. En él,
Martha Ackelsberg rescata a través de estas mu- las apuestas en la localización, en la encar-
jeres la revolución social que acompañó a los pri- nación y en la perspectiva parcial, ambos
meros años de la Guerra Civil en el estado espa-
ñol. En un principio se pensó para su divulgación 2. Como es sabido «Lo personal es político» fue
en Estados Unidos en 1991, no siendo traducida uno de los eslóganes más característicos del mo-
al castellano hasta 1999. vimiento feminista en los años sesenta y setenta.

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impiden ver bien (…) Pero es precisamente ¿Cómo puede liberarse una misma de una
en la política y en la epistemología de las carga identitaria tan pesada?
perspectivas parciales donde se encuentra
la posibilidad de una búsqueda objetiva,
Es cierto que social y culturalmente se nos
sostenida y racional» (Haraway, 1995: 329). asignan etiquetas supuestamente estáti-
cas. También, que existen otras, como la
Este artículo es el resultado de un año de adscripción política, sobre la que podemos
investigación, pero a diferencia de otros tener mayor grado de decisión. Puestas
proyectos en los que he participado, esta a decidir, no me resultó difícil reconocer
búsqueda también está siendo interior y mi afinidad con la filosofía anarquista y
surge de las transformaciones propias de por lo tanto con las teorías y los espacios
los procesos individuales que van confi- donde ésta se desarrollaba. Pero resulta
gurando nuestras subjetividades. Siempre complicado llevar a cabo trabajo de cam-
pensé que no precisaba de etiquetas que po en los contextos que nos son propios.
mostrasen en lo «público» quién era yo, En mi caso, espacios anarquistas cotidia-
cómo pensaba y qué estrategias conside- nos y normalizados para mí, que en las
raba válidas para la transformación social. realidades de muchas personas son tan
«La propaganda por el hecho»3, además sólo reductos minoritarios de un pasado
de ser una máxima anarquista, se me que, la mayoría de las veces, conviene no
presentaba como la opción más conse- recordar. Al fin y al cabo, mi búsqueda
cuente en mi devenir político; junto a la identitaria me posicionaba dentro de mo-
convicción de que es posible una socie- vimientos sociales y corrientes filosóficas
dad basada en la completa libertad entre a las que se ha conseguido mantener en
seres iguales. Pero llegó un momento en la periferia del pensamiento político. Se ha
el que comprendí que autodenominarme pretendido su invisibilización y exclusión
feminista suponía una herramienta impor- mediante la estigmatización histórica y cul-
tante para afrontar el hecho de recono- tural. Tanto el/los Feminismo(s) como el/
cerme a mí misma como «mujer». Quizás los Anarquismo(s) suponen movimientos
no tanto porque personalmente tuviera a los que se ha intentado silenciar y que
corporalizada esta categoría, sino porque actualmente ocupan posiciones secun-
es a través de los feminismos como tomo darias, cuando no invisibles, en las líneas
consciencia de que la sociedad, la cultu- de pensamiento que marcan las decisio-
ra en la que he nacido y en la que me nes políticas y económicas mundiales. Sin
he desarrollado como persona, así me ha embargo, de alguna manera, ambos mo-
identificado desde mi nacimiento, tratán- vimientos siguen resistiendo y participan-
dose además de una categoría que afecta do activamente en los contextos sociales
directamente a casi toda mi existencia. y políticos que se generan a partir de los
movimientos sociales que coexisten en el
3. Estrategia de propaganda Anarquista basada
estado español. Su filosofía impregna mu-
en el supuesto de que el impacto de una acción
genera más repercusiones, obtiene más relevan- chas de las formas de organización que
cia y, por tanto, es mucho más eficaz que la sim- actualmente se están desarrollando y que
ple palabra para despertar las energías rebeldes además se consideran válidas y efectivas.
del pueblo. Erróneamente se ha relacionado con
Pienso que esta posición marginal a la
actos violentos o mal llamados terroristas, ob-
viándose las acciones directas a nivel pedagógi- que se han visto abocados tanto el/los
co, social, etc. Feminismo(s) como el/los Anarquismo(s)

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no es inamovible ni estática, sino que articulan para su funcionamiento y legiti-
considerarlas válidas y factibles para su mación.
estudio y divulgación depende de grupos
Lo que pretendo en este artículo es re-
de poder con capacidad de incidencia. La
coger algunos retazos de la historia del
pregunta que siempre deberíamos hacer-
movimiento anarcofeminista en el estado
nos es cuáles son los intereses que sub-
español durante el siglo XX. Se trata sólo
yacen a las decisiones que permiten que
de un punto de partida necesario para
ciertas ideas se propaguen, sean recono-
desvelar cómo el pragmatismo hetero-
cidas al menos como posible alternativa,
patriarcal y capitalista de la lógica actual,
y otras no.
nos ha llevado a minimizar la relevancia
En la actualidad, los feminismos que se que tanto en el pasado como en el pre-
dan dentro del movimiento libertario o sente, tienen las ideas y las prácticas
anarquista son diversos y muchas veces anarcofeministas. Si a esto le sumamos la
los límites con otros feminismos autóno- escasa producción teórica que existe ac-
mos son difusos: feministas radicales, tualmente sobre el Anarcofeminismo en
ecologistas, maternalistas, queer, etc. el siglo XXI, la academia se nos presenta
convergen en los espacios, las ideas y las como uno de los marcos propicios, con la
luchas anarquistas. Las identidades se potestad «científica» suficiente, para po-
mezclan y se alimentan las unas de las der sacar a la luz estas voces silenciadas.
otras, pero también entran en conflicto. Con todo esto, supone una gran oportu-
Al mismo tiempo, las formas colectivas nidad el que investigadoras feministas
de organización que se dan en mayor como yo –afectadas por esta crisis de la
medida en los movimientos feministas precariedad– podamos encontrar ciertas
autónomos, son aquellas en las que se fisuras dentro del mundo académico para
pretende eliminar tanto las estructuras tratar de revalorizar y difundir las ideas
jerárquicas como las formas competitivas anarcofeministas y rescatarlas de los sub-
de toma de decisiones. Por todo ello, la terfugios a los que se han visto abocadas
relación que existe entre Feminismo(s) y en el último siglo.
Anarquismo(s) no es tan sólo una cues-
tión teórica. Quizás, lo que define el Anar-
cofeminismo y lo diferencia de otros fe- 2. Echar la vista atrás:
minismos sea su completa oposición al antecedentes teóricos del
Estado y a todas las instituciones4 que se
anarcofeminismo en el estado
4. Según el Diccionario Akal de Etnología y An- español
tropología: «Institución, en su acepción más ge-
neral designa todo aquello que, en una sociedad
dada, toma la forma de un dispositivo organiza- El término Anarcofeminismo surge en la
do, tendente al funcionamiento o a la reproduc- segunda ola feminista en la década de
ción de esa sociedad, resultante de una voluntad
original (acto de instituir) y de una adhesión, entre los miembros de la sociedad considerada
al menos tácita, a su supuesta legitimidad. Una comportamientos estereotipados (que pueden ser
institución comporta necesariamente valores y simples maneras de ser o, más habitualmente
normas (que pueden ser consuetudinarias, regla- encarnarse en papeles bien definidos)» BONTE,
mentarias o incluso enunciarse en forma de códi- Pierre; IZARD Michael (1991) Diccionario Akal
gos), siempre explícitos, que tienden a engendrar de etnografía y Antropología. Ediciones Akal.

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1960 de la mano del feminismo radical, boraban, aunque partieran de premisas
pero en el estado español no podemos igualitaristas y no jerárquicas, eran –y en
concretar con exactitud cuándo aparece. muchos casos siguen siendo– androcén-
Según Mary Nash, pionera en el estudio tricas. El resultado de ello, de nuevo, es
sobre Mujeres Libres, tanto la organiza- que la subordinación de las mujeres en la
ción como la revista con el mismo nom- producción teórica anarquista sólo se ha
bre –y cuyo análisis abordaremos en el abordado de manera parcial. En el esta-
apartado siguiente– tienen una naturaleza do español además, hay que sumarle las
feminista además de anarquista, ya que lagunas teóricas que existen producto de
reivindicaban la liberación de las mujeres los cuarenta años de dictadura franquista
como consecuencia de su papel de sub- y de una transición democrática que, para
ordinación con respecto a los hombres: muchas que lucharon por ella, no fue tal.
«Se trata de una naturaleza [feminista] A grandes rasgos, y tomando como in-
compartida con su identificación con los in- fluencia teórica más cercana la Europa
tereses de la clase obrera, de ahí que haya del siglo XIX, Mary Nash (1976: 10 y ss)
resaltado como el elemento más original de distingue dos corrientes de pensamiento
esta organización el ser un feminismo pro- diferenciadas en cuanto a la naturaleza
letario, al que más recientemente ha deno- de las relaciones entre mujeres y hombres
minado también como anarcofeminismo» dentro del Anarquismo. Una de ellas es-
(Nash, cit. en Montero, 2003: 120)
taba inspirada en las ideas de Proudhon6
Lo cierto es que llega un momento dentro y tenía a Ricardo Mella7 como su máximo
del movimiento anarquista de principios representante en el estado español. Bajo
del siglo XX, en el que las mujeres, mi- esta perspectiva se consideraba a las mu-
litantes y totalmente comprometidas con jeres esencialmente como reproductoras
las ideas anarquistas, toman conciencia cuya única contribución a la sociedad
de las opresiones que les son propias en provenía de sus labores en el hogar. Se
cuanto que mujeres y deciden empren- afirmaba que la emancipación de las mu-
der por ellas mismas el camino hacia la jeres únicamente sería posible a través de
emancipación. una revolución del trabajo doméstico. Fé-
rreo defensor del matrimonio, Proudhon
El nexo de unión que existe entre
llego a interpelar a las feministas de la
Anarquismo(s) y Feminismo(s) y que he-
época de manera directa:
mos intentado perfilar en la primera par-
te del artículo, no siempre ha estado tan «Ustedes atacan todo cuanto yo amo y re-
claro. Dentro del pensamiento filosófico verencio, la única de nuestras antiguas ins-
anarquista los teóricos también han sido tituciones [el matrimonio] a la cual he con-
casi en su totalidad hombres5. Las pro-
6. Pierre-Joseph Proudhon (1809–1865) Dentro
ducciones teóricas y literarias que se ela-
de su producción literaria, las obras más impor-
5.���������������������������������������������
La participación de las mujeres como «excep- tantes en las que aborda la cuestión de las mu-
ción» resulta un continuum en la historia de Oc- jeres pueden ser: La Pornocracia o la cuestión
cidente reciente. Estas reflexiones se trabajaron de las mujeres en los tiempo modernos (1875);
en profundidad durante el Máster en Estudios Amor y Matrimonio (1876).
feministas y de género que cursé durante los años 7. Ricardo Mella Cea (1861–1925). Véase por
2009/2010 Impartido por la Universidad del País ejemplo Breves apuntes sobre las pasiones hu-
Vasco. manas

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servado respeto, por cuanto en ella veo una triarcal del filósofo Rousseau11, supondría
encarnación de la justicia»8 en el imaginario colectivo el ideal de fe-
No es nueva para nosotras la división en- minidad que respondía a las necesida-
tre los espacios públicos y privados9 en des de un sistema hetero-capitalista que
las teorías feministas, y tampoco lo son los precisaba reforzar la familia nuclear como
roles que por defecto se asignan a cada unidad fundamental de consumo. Al mis-
sexo dentro de los mismos. Entre los teóri- mo tiempo, la mujer burguesa supondría
cos clásicos fundadores del Anarquismo, en el momento, el paradigma femenino a
quizás Prohudon fuera el que menos en conservar y reproducir:
cuenta tuvo las demandas específicas de «Con la prescripción de «el ángel del hogar»
las mujeres; aunque las referencias al res- para la mujer naturalizada se reafirma la
pecto de la liberación de las mismas de dialéctica espacial entre la esfera pública y
Piort Kropotkin10, son prácticamente nu- la privada, donde a la mujer le corresponde
las. Prohudon condenaba directamente el espacio únicamente privado de la fami-
la propiedad privada y rechazaba la ac- lia, asegurado por la mujer en su función de
tividad política defendiendo un sistema reproducirlo, o como dice Jagoe, “un tipo
social en el cual la libertad no surgiría de especialización y profesionalización de la
de un orden, sino que sería el origen del maternidad y del matrimonio para la mujer”
mismo. Pero su misoginia no le permitió (1998a: 27). Sin embargo esta familia y esta
considerar que las mujeres sólo podrían mujer cuya misión es preservarla es la mu-
emanciparse tomando conciencia de su jer descrita y definida de la clase burguesa»
(Prado, 2011: 21).
propia subordinación, desde posiciones
similares a los hombres y alcanzando por Aunque de algún modo se llamase a la
ellas mismas esa libertad. Poco después, sublevación de las mujeres en el con-
la figura de «El ángel del hogar», germen texto doméstico –cuestión primordial en
de la fundamentación de la familia pa- muchas de las luchas feministas con-
temporáneas– se acotaba su espacio de
rebelión a las labores de cuidado, ya que
el trabajo llevado a cabo por ellas fuera
8. Citado en: Libros de horas y horas de libros: del hogar, debía ser siempre secundario
http://librodehorasyhoradelibros.blogspot.com. al de los hombres. No es de extrañar que
es/2010/11/la-pornocracia-contra-la-familia.html muchas mujeres anarquistas de la época
9. Citando de nuevo a Haraway; «Si alguna vez apelaran a sus compañeros en la necesi-
fue ideológicamente posible caracterizar a las
dad de que fueran revolucionarios no sólo
mujeres mediante la distinción entre los campos
público y privado (…) es ahora una ideología
en las calles y las fábricas, sino también
completamente engañadora, incluso para mostrar 11. Jean-Jacques Rousseau (1712–1778), al res-
de qué manera ambos términos de estas dicoto- pecto consultar Sofia último capítulo del Emilio
mías se construyen mutuamente en la práctica y (1762):«Toda la educación de las mujeres debe
en la teoría. Prefiero una imagen de red ideoló- ser relativa a los hombres. Complacerles, serles
gica que sugiera la profusión de espacios e iden- útiles, hacerse amar y honrar de ellos, educarlos
tidades y la permeabilidad de las fronteras en el de jóvenes, cuidarlos de mayores, aconsejarles,
cuerpo personal y en el político» (1995: 291). consolarles, hacerles la vida agradable y dulce:
10 Piort Kropotkin (1842���������������������
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1921) generó una ex- he aquí los deberes de las mujeres en todos los
tensa producción teórica, siendo quizás su obra tiempos y lo que se debe enseñar desde la infan-
más relevante: La conquista del pan (1892). cia».

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en las casas. Como refleja Lola Iturbe en humana (Baillargeon, 2003: 26). En su
el artículo «La educación social de la mu- teorización sobre la asociación que existe
jer» publicado en la revista Tierra y Liber- entre la lucha de clases y la subordina-
tad el 15 de octubre de 1935: ción de las mujeres concluye que:
«Todos los compañeros, tan radicales en los «La mujer es, en el Capitalismo, propiedad
cafés, en los sindicatos y hasta en los gru- privada del hombre, y que mediante el ma-
pos [de FAI], suelen dejar en la puerta de su trimonio y la familia, ésta estaba reprodu-
casa el ropaje de amantes de la liberación ciendo las condiciones en las que se funda-
femenina y dentro se conducen con la com- menta el Estado» (Cit. en Prado, 2011: 13).
pañera como vulgares ‘maridos’» (Iturbe,
Al contrario que Engels14 o Proudhon
cit. en Ackelsberg, 2006: 147)
que defendían de algún modo el status
La segunda corriente estaba basada en secundario de las mujeres, Bakunin, por
los escritos de Bakunin12 y era represen- ejemplo, consideraba el matrimonio como
tada en el estado español, al menos en una institución de opresión ya que tanto
los aspectos productivos, por los traba- hombres como mujeres debían ser igua-
jos de Isaac Puente13. Bajo esta segunda les en todas las instituciones y mediante
perspectiva se insistía en que las mujeres la familia se reproducía la ideología del
eran iguales a los hombres y que la clave estado capitalista, defensor de la propie-
para su emancipación era la total incor- dad privada y basado en una organización
poración al trabajo asalariado en términos jerárquica. En la práctica, todo esto se tra-
similares a ellos. duce en que, sea como fuere, la supera-
«La igualdad social con el hombre implica ción de las desigualdades entre mujeres y
que exijamos juntamente con la libertad, hombres pasaba entonces por la afiliación
iguales derechos y deberes para los hom- sindical y la lucha por mejorar la situación
bres y las mujeres, o sea, la igualdad de los de la clase trabajadora en general. Es por
derechos de la mujer –políticos, sociales y eso que las primeras feministas dentro
económicos– con los del hombre; por consi- del Anarquismo se sentían más unidas
guiente, queremos la abolición de la ley de a los varones de su propio status que a
la familia y del matrimonio, la abolición de sus compañeras de género pertenecien-
la ley tanto eclesiástica como civil, ligadas tes a status diferentes. No es casualidad
indisolublemente al derecho de la herencia» entonces la relación directa que existe en
(Bakunin cit. en Prado, 2011: 13). el estado español entre el surgimiento de
En un principio, Bakunin entiende la li- las ideas anarcofeministas, la lucha de
bertad definida como condición esencial clases y el anarcosindicalismo (Akelsberg,
para el despliegue y desarrollo de la in- 2006:57).
teligencia, de la dignidad y de la felicidad

12. Mijaíl Aleksándrovich Bakunin (1814 –1876).


Para más información sobre el tema consultar El
sistema del anarquismo.
�������������������������
. Isaac Puente Amestoy (1896–1936). Al re-
specto puede consultarse: El Comunismo Liber- 14. Friedrich Engels (1820–1895), ver El origen
tario y otras proclamas insurreccionales y na- de la familia, la propiedad privada y el Estado
turistas (1933). (1884).

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2.1. Mujeres Libres y La Revista narios varones y por otro, constituyendo
Blanca la mayoría dentro del movimiento, aque-
llos que negaban directamente que las
mujeres estuvieran oprimidas de manera
Si buscamos un punto de partida para que necesitasen de una atención especial
abordar el Anarcofeminismo en el estado (Ackelsberg, 2006: 151).Entre todo esto,
español en el último siglo, tendremos que existía una pequeña parte que defendía
prestar especial atención a la organización que las mujeres únicamente debían ha-
Mujeres Libres. Más allá de la producción cer frente a las formas de subordinación
teórica que se recoge en la revista con el específicamente sexuales que requerían
mismo nombre –y que trataremos más de una especial atención. Como las or-
adelante–, la importancia para nosotras ganizaciones anarquistas del momento
recae en el hecho de que esta organiza- supuestamente ya habían empezado a
ción de mujeres anarquistas no se ideó abordar estos tipos de subordinación, era
únicamente como una publicación, sino necesario que la lucha continuara en esos
que, solventando muchas resistencias, ámbitos (Ibid.: 152).
se conformó como el primer colectivo de
mujeres dentro del movimiento libertario Lo que queda claro es que, en ningún
en el estado español. caso, se contemplaba la posibilidad de
que las mujeres pudiesen crear espacios
En todos los movimientos de izquierdas,
de resistencia propios, en los que ellas
incluso en los que se han considerado
mismas decidiesen las estrategias que les
más radicales, las mujeres siempre he-
eran válidas para afrontar, y en muchos
mos encontrado resistencias para poder
momentos enfrentar, las opresiones en
abordar aquellas cuestiones que nos
cuanto que mujeres, y en este caso con-
afectan directamente a nosotras. Nues-
creto, anarquistas. Se temía que las or-
tras formas, nuestras opiniones y nuestras
ganizaciones de mujeres aumentasen las
luchas –cuánto no nuestras emociones–
diferencias que existían entre ellas y ellos
han quedado relegadas a papeles secun-
más que sus similitudes:
darios. En ocasiones, las proclamas de las
mujeres se han considerado incluso con- «Los que se oponían a las organizaciones
trarias a los objetivos de los movimientos autónomas de mujeres alegaban que el
revolucionarios a los que pertenecían. Se Anarquismo era incompatible, no sólo con
creía que al desvelarse las desigualdades formas jerárquicas de organización, sino
entre mujeres y hombres e intentar afron- con cualquier organización independien-
tar éstas de manera disgregada, lo que te que pudiera minar la unidad del movi-
se provocaba era un debilitamiento de la miento. Puesto que la meta del movimiento
lucha en sí. Dentro del movimiento liber- anarquista era la creación de una sociedad
tario de principios del siglo XX, aun entre igualitaria en la que hombres y mujeres se
relacionaran como iguales, la lucha por al-
los y las anarquistas que consideraban
canzarla exigía la participación conjunta de
que podían existir desigualdades entre
hombres y mujeres como compañeros igua-
mujeres y hombres, había opiniones cla-
les» (Ibid.: 153).
ramente diferenciadas al respecto. Por un
lado, estaban aquellos que afirmaban que Pero algunas de las mujeres anarquistas
las mujeres debían contribuir a su propia de la época no estaban de acuerdo con
emancipación apoyando a los revolucio- estas afirmaciones, sobre todo teniendo

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en cuenta que el movimiento anarquis- que preconizaba el Anarquismo y crear
ta no era unitario sino que se dividía en una conciencia solidaria entre hombres
tres organizaciones: la Confederación Na- y mujeres para convivir sin ningún tipo
cional del Trabajo –CNT–, la Federación de exclusiones y asumiendo una obra
Anarquista Ibérica –FAI– y las Juventudes común. Eran de orientación colectivista
Libertarias –JJLL–. Las primeras mujeres y comunalista, es decir, estaban compro-
que podemos denominar anarcofeminis- metidas con una concepción de la socie-
tas en el estado español, estaban directa dad en la que el autodesarrollo de cada
o indirectamente relacionadas con estas miembro iba unido al desarrollo de todas
organizaciones. Aunque de algún modo y todos (Ackelsberg, 2006: 36).
llegara a reconocerse la subordinación
En la actualidad, dentro de los espacios
específica de las mismas dentro de estos
libertarios o libreados siguen existiendo
colectivos, en ningún momento se pu-
dificultades para conformar grupos no
sieron de acuerdo en la naturaleza de su
mixtos. Desde el principio, las mayores
explotación y mucho menos en la forma resistencias que han encontrado los fe-
de superarla. Sin embargo, en el momen- minismos dentro de estos ámbitos, han
to en el que aparece Mujeres Libres no estado relacionadas con la idea de que la
podía eludirse la inhumana situación que necesidad de las mujeres de asociación
soportaban las mujeres en las fábricas no tiene por qué traducirse en ver a los
cuando se incorporaron al trabajo asa- hombres como oponentes a quienes com-
lariado sin haberse desprendido de las batir a cualquier precio. El objetivo, por el
carga familiares que, por defecto, les eran contrario, siempre se ha dirigido a con-
propias. Esto provocó que antes de la mi- siderarlos como compañeros que deben
tad del siglo XX, en el estado español, la concienciarse, ya que ellos también están
reivindicación de la emancipación feme- sometidos al patriarcado, aunque gocen
nina estuviera situada en el centro de la de ciertos privilegios.
lucha social y política. Se produjo así una
alianza histórica, la del Feminismo con los Entre las militantes y colaboradoras de
movimientos obreros15. Mujeres Libres podemos encontrar muje-
res de la talla de Emma Goldman, Igual-
Mujeres Libres quisieron ser una rama dad Ocaña, Federica Montseny, Merce-
más del Movimiento Libertario, lo mismo des Comaposada, Lucía Sánchez Saornil,
que la CNT, la FAI o las JJLL y lucharon Pepita Carpena, Azucena Fernández Bar-
por conseguir la emancipación de la triple ba, Amparo Poch y Gascón y Soledad Es-
esclavitud en la que se encontraban: de torach. Ideológicamente se identificaron
género, cultural y laboral. Deseaban estar con los métodos y fines de la CNT y la FAI
en la vanguardia de la revolución social procurando en todo momento guardar su
autonomía, aunque nunca fueron recono-
15. Teresa Claramunt, junto con otras mujeres, cidas como un organismo autónomo den-
participaron activamente en el ciclo huelguísti- tro del movimiento anarquista ni anarco-
co que se dio en el estado español entre 1898 y sindicalista. Abordaron cuestiones como
1902. En los motines que se dieron en 1898 las
la capacitación de las mujeres obreras, ya
mujeres tomaron una posición protagonista. En
Alcalá de Henares se desató un motín de mujeres
que consideraron que éstas se encontra-
por el precio del pan, lo que llevó a la declaración ban triplemente oprimidas: por el capita-
del Estado de guerra. (Vadillo, 2013: 53) lismo, por ser mujeres y por la ignorancia:

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«¿La cultura por la cultura? ¿La cultura en psíquicas o económicas de sus amantes
abstracto? No. Capacitación de la mujer con masculinos» (Ibid.: 65).
un fin inmediato, urgente: ayudar de mane-
Junto a Emma Goldman, Federica
ra positiva a ganar la guerra. Capacitar a la
Montseny, también reconocía que la
mujer para liberarla de la triple esclavitud:
esclavitud de ignorancia, esclavitud de mu-
emancipación de las mujeres era un pro-
jer y esclavitud de productora. Capacitarla blema primordial en su época. Siguiendo
para un orden social más justo» (Mujeres los presupuestos de Goldman abogaba
Libres cit. en Ackelsbreg, 2006: 182). por la naturaleza interna de la lucha y
convenía junto con otras y otros coetá-
El primer número de la revista salió a la neos que el objetivo a alcanzar no era en
calle el 20 de Mayo de 1.936 agotándose ningún caso la igualdad con los hombres
casi inmediatamente. El 15 de junio del bajo el sistema existente, sino una rees-
mismo año, apareció su segundo número, tructuración social que liberara a todas las
publicándose en total catorce, aunque el personas:
último se encontraba en imprenta cuando
«Sólo cuando las mujeres se respetasen a
estalló la guerra en Barcelona por lo que
sí mismas podrían de forma efectiva exigir
no se conserva ninguna copia (Ibid.: 164). un similar respeto por parte los hombres»
Todas las anarquistas que conformaron (Ibid.: 151).
Mujeres Libres intentaron alcanzar el ob- Montseny fue la primera mujer que os-
jetivo de conseguir la liberación de las tentó el cargo de ministra en un gobierno
mujeres. Entre ellas, la figura de Emma europeo. Aunque su mandato como Mi-
Goldman tiene una importancia muy sig- nistra de Sanidad y Asistencia Social du-
nificativa. Anarquista nacida en Lituania y rante el gobierno de Francisco Largo Ca-
considerada durante más de treinta años ballero no llegó a alcanzar los seis meses
como la enemiga número uno de los Es- –de noviembre de 1936 a mediados de
tados Unidos, asumió como propia la re- mayo de 1937– durante este periodo de
volución social que se desencadenó en el tiempo elaboró el primer proyecto de ley
estado español durante los primeros años del aborto en el estado español, además
de la guerra civil. Dedicó grandes esfuer- de abordar cuestiones como el trabajo se-
zos a la recaudación económica y a la xual16. Su salida del gobierno estuvo pro-
propaganda de los acontecimientos que piciada por los acontecimientos de mayo
se produjeron sobre todo en Catalunya y de 1937, y tras esto la postura Montseny
Andalucía en este tiempo. Su intención era clara, a través del gobierno no puede
fue la de señalar el anarquismo del estado hacerse ningún cambio social profundo,
español como paradigma revolucionario sino que el único camino posible es la re-
de la época, en contraposición a la decep- volución libertaria.
ción que supuso para las y los anarquistas
16. Desde Mujeres Libres se defendía que: «(…)
el régimen leninista que se impuso tras la no debía identificarse a las prostitutas solamen-
revolución rusa. En canto a la liberación te con las mujeres que vendían su cuerpo en las
de las mujeres afirmaba que: calles o en los burdeles. Mujeres Libres sostenía,
como había hecho Emma Goldman unos años
«Las mujeres necesitaban emancipación antes, que todas las mujeres que dependieran de
interna para conocer su propio valor, respe- los hombres eran en cierto sentido prostitutas»
tarse a sí mismas y rechazar ser esclavas (Ackelsberg, 2006: 208)

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La Revista Blanca por su parte, estuvo negamos de una sociedad que hace de los
activa entre 1.898 y 1.938. Recogía en- hijos una carga para los padres; renegamos
tre sus páginas las publicaciones tanto de una sociedad que hace un comercio del
de hombres como de mujeres que se en- amor» (Cit. en Prado, 2011: 54).
contraban comprometidas con las ideas
anarquistas. En ella se trataban muchas 2.2. La novela rosa anarquista
cuestiones que en la actualidad consi-
deraríamos puramente feministas: ma-
trimonio, monogamia, amor, maternidad, Una de las cuestiones más interesantes
sexualidad, etc. Y bajo su estela, se en- y menos conocida fue la publicación en-
contraban mujeres como Soledad Gus- tre 1925 y 1938 de una serie de novela
tavo17 –pseudónimo que utilizaba Fede- popular titulada «La novela Ideal» bajo la
rica Mañé–, Federica Montseny, Antonia que se dio una extensa producción de lo
Maymon, Margarita Amador, María Solá, que podríamos denominar como novela
Ángela Graupera o Regina Opisso. La ma- rosa anarquista. Se trataba de novelas
yoría de estas escritoras han permaneci- cortas que se adquirían por entregas y
do en el anonimato más absoluto y aún que conformaban el marco propicio para
los escritos de las más (re)conocidas en tratar temas como el amor, la sexualidad,
ningún momento han tenido la incidencia la familia, el matrimonio, el goce… (Pra-
política ni social que merecían. do, 2011: 169).

Los temas que giraban en torno a la ma- Con títulos como «Una mujer y dos
ternidad, la sexualidad, la prostitución o el hombres»18 se pretendía servir a los in-
amor libre, serían eje central de muchas tereses políticos del pueblo, mostrándose
de las discusiones dialécticas que se die- en ellas representaciones de las mujeres
ron en la revista. Las prácticas sexuales muy diferentes a las que se han refleja-
entre las mujeres anarquistas eran consi- do tradicionalmente en la novela rosa. Su
deradas más liberadas que aquellas per- objetivo era el mismo que en el proyecto
mitidas por la cultura españolista tradicio- anarquista, lanzar ataques simultáneos
nal (Ackelsberg, 2006: 209). En muchos al capitalismo y al patriarcado, pero esta
sentidos, eran mujeres de su época que vez, camuflándolos bajo la estructura
transgredieron los roles femeninos que se folletinesca (Ibid.: 195). De nuevo nos
les imponían, pero no todas lo hicieron de encontramos ante lo que podríamos de-
la misma manera. Por su parte, Soledad finir como «literatura de segunda». Estas
Gustavo consideraba la familia y el hogar obras no sólo han quedado al margen de
como espacios que había que liberar de la la educación formal en la que se obvian
dominación estatal y capitalista, pero en las producciones literarias que no encajan
sus propias palabras: con los proyectos políticos contemporá-
neos, sino que son prácticamente desco-
«La familia en la sociedad del porvenir, no nocidas tanto en el movimiento libertario
será lo que es la familia de hoy, ni el amor se como en el feminista. Al fin y al cabo, la
reemplazará por el cálculo o por el vicio y el invisibilidad de publicaciones como éstas
libertinaje, como pasa en nuestro días. Re-
nos priva de la oportunidad de analizar la
17. Directora de la Revista Blanca junto con Fe-
derico Urales –pseudónimo que utilizaba Joan 18. Novela ideal nº 312 Revista Blanca, 29 julio
Montseny–. 1932.

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evolución de ciertas cuestiones que aún que hasta entonces eran exclusivamente
hoy no han sido resueltas: masculinos. Por esto, las mujeres anar-
quistas nunca se consideraron feministas
«En ellos [Jorge y Laura] habíase realizado,
aunque todas ellas desencadenaron una
quizás por primera vez en la vida, el sueño
lucha férrea contra la sociedad patriarcal
de la libertad absoluta del amor, y del amor
y dejaron patente su voluntad de enfren-
fiel por la razón misma de su libertad ple-
tarse tanto al estado que las alienaba en
na; del amor basado en la independencia
cuanto personas, como al patriarcado que
recíproca y que no supone, ni por un mo-
les impedía su liberación como mujeres.
mento, encajamiento de dos seres en uno,
Como explica Soledad Estorach:
anulación de una personalidad, no importa
cuál. Eran, sencillamente, una mujer y un «La mayoría de nosotras nunca había oído
hombre unidos por la común ternura, los hablar del «feminismo». Yo no sabía que en
anhelos comunes y el común respeto a el mundo se habían formado grupos de mu-
la individualidad ajena. Él era él y ella era jeres para luchar por nuestros derechos. En
ella». (Montseny, 1932: 10) nuestro grupo había una o dos que habían
oído hablar del feminismo, habían estado
en Francia. Pero yo no tenía ni idea de que
3. Aportaciones del existiera algo así. Nosotras no importamos
anarcofeminismo: abriendo esto de ninguna parte. ¡No sabíamos ni que
existía!» (Cit. en Ackelsberg, 2006: 159).
preguntas hacia el futuro
Realmente, existían muchas diferencias
entre las feministas anarquistas y las fe-
Aunque tanto la Revista Blanca como ministas burguesas partiendo del princi-
Mujeres Libres pueden suponer los an- pio de que las primeras, además de tra-
tecedentes del movimiento anarcofemi- bajar por la consecución de un proyecto
nista en el contexto del estado español, revolucionario, cruzaban los discursos de
en realidad, ninguna de las mujeres que género y de clase, acercándose un poco
participaron en ellas se autodenominaron más a las perspectivas que hoy en día po-
nunca feministas. Consideraban que el demos encontrar en muchos feminismos.
Feminismo era un movimiento de muje- Al fin y al cabo en la actualidad queda
res burguesas y que por lo tanto nunca claro que no podemos hablar de Feminis-
abordaría las problemáticas de la clase mo, sino que sería mucho más correcto
obrera. Entendían que se trataba de una nombrarlos en plural y tener en cuenta
postura de oposición a los hombres y que la diversidad de posturas que existen en
la igualdad que reivindicaban pasaba por torno a las opresiones de las mujeres y las
conservar los privilegios de clase que les formas de superarlas. Considero que si al-
eran propios en cuanto que burguesía. guna de estas mujeres hubiera nacido un
Los movimientos feministas tienen una siglo después estarían de acuerdo conmi-
raíz burguesa y sufragista que pretende go en que Feminismo(s) y Anarquismo(s),
conseguir la igualdad de los géneros to- a nivel filosófico, son dos caras de una
mando como base la posición del varón misma moneda, ambas con idéntico valor
en la sociedad; es decir, en sus inicios no pero incompletas la una sin la otra. Don-
buscaban una transformación social, sino de hay conciencia de las desigualdades
la participación de la mujer en los privile- entre mujeres y hombres e intención de
gios, el poder y los estamentos jerárquicos superarla, hay feminismo.

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Lo que estaba claro en esta época es que en cada contexto y momento histórico. En
existía una necesidad real de diferenciar- este aspecto las ideas y prácticas femi-
se de aquellas mujeres que luchaban por nistas tienen mucho que aportar ya que
el sufragio universal. De la misma manera desde siempre han supuesto un canal
que en Estados Unidos las mujeres negras efectivo mediante el que poder desvelar
tuvieron que romper con la articulación las relaciones de poder que se articulan
del Feminismo que hacían las blancas ya en entre personas y entre éstas y las ins-
que consideraban que en él no se con- tituciones.
templaban las cuestiones étnicas (Hooks,
Sin intención de eludir ninguna de estas
2004: 23), las mujeres anarquistas bus-
premisas, al mismo tiempo, tengo la con-
caron en la contraposición al feminismo
vicción de la importancia de rescatar del
burgués su propia identidad adelantándo-
olvido ciertas ideas y prácticas que cómo
se a su tiempo y reconociendo la especifi-
he intentado reflejar a lo largo del artículo
cidad de sus situaciones concretas.
se han intentado apartar, silenciar y estig-
Como demuestran las ciencias sociales matizar dentro del pensamiento político, y
en los últimos decenios, las identidades además, ponerles nombre. Esta exclusión
no son fijas ni estáticas, sino que conti- consciente ha provocado que en la actua-
nuamente se transforman y se reconstru- lidad encontremos aún más dificultades
yen no sólo a nivel individual sino también en la constitución de proyectos políticos
en lo colectivo. Como nos explica Judith serios y con posibilidad de incidencia.
Butler (2001) en su teoría sobre la perfor- Proyectos políticos que de algún modo
matividad, es posible desafiar incluso la rompan con las lógicas jerárquicas, opre-
noción estática de la identidad de género sivas y dictatoriales a las que nos hemos
y abordar de manera alternativa el proce- visto abocadas y con las que en ningún
so de definirse como mujer u hombre –o modo estamos de acuerdo. Se nos ha in-
lo que se quiera ser–. El género es para tentado privar de una historia común que
Butler el resultado de un conjunto de nor- se presenta como el germen del momen-
mas y prácticas que regulan la identidad e to actual. Como nos muestra Carlos Taibo
imponen un modelo de heterosexualidad en su obra Repensar la anarquía (2013),
obligatoria, pero las identidades masculi- cuando recoge las ideas de Tomás Ibáñez:
nas y femeninas no son ni uniformes ni
estables: «Reconocer la extrema fragilidad del anar-
quismo es demostrar quizás una mayor
«(…) sino que se encuentran en un perma- sensibilidad anarquista que empeñarse en
nente proceso de construcción y, por consi- negarla o que admitirla a regañadientes. Es
guiente, pueden ser resignificadas. El género precisamente porque es imperfecto por lo
se convierte en algo que se hace en vez de que el anarquismo se sitúa a la altura de lo
ser algo que se es» (Cit. en Esteban, 2006). que pretende ser». (Cit. en Taibo, 2013: 21)
Como hemos visto hasta hora, la teoría y Quizás éste sea el momento de llamar a
la práctica entran en conflicto casi siem- las cosas por su nombre y no dejar que
pre, por lo que continuamente tenemos nos silencien nunca más.
la necesidad de replantearnos desde po-
sicionamientos críticos la variabilidad de
estrategias y la efectividad de las mismas

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