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Santiago, dieciséis de octubre de dos mil ocho.

Vistos:
En estos autos rol N°3.184-05 del Primer Juzgado de Letras del
Trabajo de Santiago, don Víctor Fuentes Barrientos deduce demanda
en contra de la Corporación Universidad Central de Chile,
representada por don Ernesto Livacic Rojas, a fin que se declare que
la naturaleza de la relación contractual que unió a las partes
correspondió a un contrato de trabajo, que el despido de que fue
objeto es nulo y se ordene su reincorporación, junto con el pago de las
remuneraciones, cotizaciones y demás beneficios laborales
correspondientes al tiempo de su separación. En subsidio, se condene
a la empleadora a solucionar lo estipendios devengados entre el cese
de los servicios y la convalidación de la exoneración, de acuerdo a lo
previsto en el artículo 162 del Código del Trabajo, calificándose ésta,
además, de incausada, injustificada e indebida, debiendo aquélla
cumplir con los resarcimientos legales que indica, más reajustes,
intereses y costas.
Evacuando el traslado conferido, la demandada opuso la excepción
de falta de legitimación activa, la que fu e rechazada por resolución de
fojas 24. En cuanto al fondo, pidió el rechazo de la acción interpuesta,
alegando que la relación de las partes fue de carácter civil, ya que el
actor solo trabajaba a honorarios, en virtud de contratos de
arrendamiento de servicios, sin subordinación y dependencia.
En sentencia de diecinueve de julio de dos mil siete, escrita a fojas
254 y siguientes, el tribunal de primer grado hizo lugar a la demanda,
sólo en cuanto declaró que entre las partes existió un vínculo de
naturaleza laboral y que el actor fue despedido en forma injustificada,
condenando a la empleadora al pago de las indemnizaciones y
recargos legales que señala, así como al entero de las cotizaciones
previsionales por todo el período servido, desestimando la acción
impetrada en todo lo demás, sin condena en costas.
Se alzaron ambos litigantes y la Corte de Apelaciones de Santiago,
por fallo de trece de junio de dos mil ocho, que se lee a fojas 294 y
siguientes, revocó la decisión de primer grado, rechazando la
demanda.
En contra de esta última resolución, el actor deduce recursos de
casación en la forma y el fondo, por haber sido dictada, a su juicio, con
infracciones de ley que han influido en lo dispositivo de la sentencia, a
fin que se la invalide y se dicte la de reemplazo que detalla.
Se trajeron estos autos en relación.
Considerando:

I.- En cuanto al recurso de casación en la forma:

Primero: Que el demandante deduce recurso de casación en la forma,


fundado en la causal contemplada en el N° 5 del artículo 768 del
Código de Procedimiento Civil, en relación con los números 4 y 5 del
artículo 458 del Código del Trabajo, esto es, el haber sido pronunciada
con omisión de alguno de los requisitos establecidos por ley para su
dictación, en este caso, el análisis de toda la prueba rendida y las
consideraciones de hecho y de derecho en que se basa.
Sustenta la primera omisión acusada en que la obligación de que se
trata exige, no sólo que haya referencias a las pruebas rendidas, sino
que el tribunal, además, efectúe consideraciones para desestimarla, y
sustente su inocuidad en relación a otro antecedente para dar por
acreditado algún hecho. En autos, si bien la sentencia de segunda
instancia deja subsistentes las letra s a) b) y c) del considerando
segundo del fallo de primer grado, que se refiere a la prueba
testimonial, la Corte respectiva sólo examina la documental. La
omisión es especialmente grave en el sistema de ponderación de
acuerdo a la sana crítica, pues la exigencia de motivación, contenida
en la norma del artículo 456 del Código del Trabajo, complementando
la del artículo 458 citado, constituye la única forma de proteger a las
partes frente a una posible arbitrariedad.
En cuanto a la segunda falta en que apoya la causal de nulidad
formal, señala que aún cuando los sentenciadores reconocen qu
e el actor se desempeñó como Director de una Escuela de la
Universidad, entre los años 1995 y 1998, no se hacen cargo en sus
fundamentos de calificar estos servicios, prestados con dedicación
exclusiva durante todo el período laborado. Por otra parte, agrega,
debido a la contradicción en que incurre el tribunal a través de sus
motivaciones tercera y cuarta, ya que en la primera destaca todas las
obligaciones que cumple el docente y, no obstante, en la segunda
descarta la existencia de un vínculo laboral, el fallo queda desprovisto
de consideraciones.
Segundo: Que, según se lee de los motivos segundo del fallo de
primer grado, reproducidos en la sentencia de la Corte de Apelaciones
respectiva y de los fundamentos primero y cuarto de esta última, tanto
los documentos acompañados, como el tenor de los dichos de los
absolventes y testigos, de ambas partes, vertidos en autos, fueron
componentes del cúmulo de elementos de prueba considerados y
analizados por los sentenciadores de la instancia, lo que permite
descartar, por sí solo, la omisión acusada.
Tercero: Que, por otra parte, las argumentaciones esgrimidas por el
recurrente no aparecen dirigidas, únicamente, a la inadvertencia o
desatención de los sentenciadores respecto de algunos antecedentes
particulares de la causa, que como se ha dicho, no es tal, sino que a la
circunstancia que el tribunal hubiera decidido la controversia en los
términos que lo hizo, alegación que implica un cuestionamiento de la
forma de apreciación de aquéllos y a la convicción a la que arribaron
los jueces, procesos ambos que no pueden ser atacados por esta vía.
De ello deriva, como se dirá más adelante, la falta de influencia que,
en todo caso, tendría cualquier supues ta omisión de examen de las
declaraciones vertidas en autos, en tanto los tribunales de ambas
instancias, tienen por establecidos los mismos presupuestos fácticos,
dándoles, no obstante, una calificación diversa y que es la que causa
del agravio o perjuicio que justifica el recurso planteado.
Cuarto: Que por lo recién explicado, tampoco se aprecia contradicción
alguna que genere la carencia de razonamientos relativos a la decisión
final impugnada, como lo interpreta el demandante.
Quinto: Que lo razonado resulta suficiente para rechazar el recurso en
examen, por no existir el vicio denunciado y contener, por ende, la
sentencia, las consideraciones de hecho y de derecho en que se
funda.

II.- En cuanto al recurso de casación en el fondo:

Sexto: Que el actor denuncia, en primer lugar, la falsa aplicación del


inciso 1° del artículo 8° del Código del Trabajo, por cuanto los
sentenciadores establecen la existencia de una serie de hechos que
obedecen a manifestaciones del más distintivo de los tres elementos
del contrato de trabajo, según lo ha entendido la doctrina y la
jurisprudencia, esto es, la subordinación y dependencia, circunstancias
que importan limitaciones a la libertad o pérdida de la independencia
en el desarrollo de la labor como son la obligación de asistencia,
horarios, control, utilización de las dependencias e infraestructura del
empleador, seguimiento de instrucciones, continuidad y exclusividad
en la prestación de los servicios. No obstante, en el considerando
cuarto de la sentencia impugnada, el tribunal estima que todas esas
conductas no están destinadas a delimitar la labor del demandante
como docente, sino que constituyen una regulación mínima cuya falta
llevaría al caos. Sin embargo, señala, el mencionado precepto 8° no
exige una motivación especial para la ordenación de la relación, así
como tampoco lo hace la doctrina, pues de ser así, para determinar así
si hay o no relación laboral, siempre debería analizarse la razón de la
regulación y no la sola existencia de ella.
Destaca que en idéntica necesaria coordinación para evitar el caos,
como dice el tribunal, se encuentran todos los profesores del sector
público y privado, pero nadie pone en duda el vínculo de subordinación
y dependencia. Es una potestad d
el empleador imponer las con diciones en que se desarrollan las
tareas, aún cuando no se instruya pormenorizadamente la forma en
que ello se lleva a cabo y por lo mismo, el hecho de que no se indique
al profesor cómo hacer su clase, no desnaturaliza la relación. Lo
mismo ocurriría con una secretaria o cualquier labor.
Acusa también el demandante la vulneración de los artículos 455 y 456
del Código del Trabajo desde que su tenor obliga al juez a considerar
todo el material probatorio que obra en el proceso para dar por
acreditado un hecho, imponiéndose una doble obligación, el análisis
racional de la prueba desde la perspectiva de la lógica, reglas de la
experiencia y criterios científicos, así como también la fundamentación
de la conclusión, expresando las motivaciones por las que se tiene por
establecido un hecho.
Así, en la especie, se infringen las máximas de experiencia en cuanto
la ley establece una premisa mayor, la presunción de la existencia de
un contrato de trabajo luego de comprobar determinadas
manifestaciones, las que, en autos, se encuentran acreditadas y que el
tribunal justificó como las necesarias para evitar el caos en la
organización educacional, negando con ello la subordinación que a
partir de aquéllas se infiere. Tampoco es lógico pensar que quien
desarrolla una labor en un lugar determinado, en horarios prefijados y
controlados por el organizador, cumpliendo un programa propuesto por
éste y efectuando las evaluaciones de quienes reciben el servicio por
el organizador, es decir, evaluando por éste, se considere libre e
independiente en el ejercicio de su función.
Finalmente, describe la forma en que los errores denunciados
influyeron en lo dispositivo del fallo atacado.
Séptimo: Que en la sentencia impugnada se fijaron como hechos, en
lo pertinente, los siguientes:
a) el demandante, en su calidad de ingeniero politécnico, se
desempeñó para la demandada como docente entre el 1 de
septiembre de 1994 y el 9 de marzo de 2005, sobre la base de
diversos contratos de prestación de servicios inmateriales, otorgando
las boletas de honorarios correspondientes.
b) el demandante se desempeñó como Director de la Escuela de
Ingeniería en Administración de Agronegocios, en calidad de interino,
desde el 1 de agosto de 1995 y el 31 de enero de 1996 y luego, como
titular, en tre el 1 de febrero de 1996 y marzo de 1998.
c) ejerciendo el referido cargo, el docente solicitó a la demandada que
se dispusiera la confección del correspondiente contrato de trabajo,
pues su ejercicio requería dedicación exclusiva, lo que le impedía
realizar funciones profesionales en otras organizaciones. No hubo
respuesta positiva a dicha petición.
d) como profesor, el actor impartió cursos en la carrera de ingeniería
comercial entre las fechas de 1 de marzo a 31 de agosto de 2002, 1 de
septiembre de 2002 a 28 de febrero de 2003, 1 de marzo a 31 de
agosto de 2003, con cuatro horas docentes semanales.
e) los estipendios percibidos por el demandante fueron variables,
dependiendo de las labores que desarrollaba en el mes respectivo.
Octavo: Que sobre la base de los hechos descritos en el motivo
anterior y considerando que la regulación que una organización
educacional hace en relación al ejercicio de la labor de sus docentes,
es la necesaria para evitar el caos, en tanto aquélla implica asistir a las
dependencias respectivas para impartir las clases, dar a conocer las
materias del programa a los alumnos, sometiéndolos luego a las
evaluaciones pertinentes en los períodos que la casa de estudios
indique y concurrir a reuniones periódicas con el director de la escuela
o el resto de los profesores para coordinar aspectos afines, los
sentenciadores concluyeron que tal reglamentación no puede dar
origen a una relación laboral en los términos del artículo 7° del Código
del Trabajo, pues de ella no se desprende que al actor se le hayan
dado órdenes o directrices relativas a la labor que debía efectuar
dentro de las aulas, desechando, en con
secuencia, la demanda.
Noveno: Que, tal como se adelantó a propósito de la nulidad formal
impetrada, de la sola lectura del fallo atacado y el de primer grado que
revoca, se extrae que aún cuando ambas decisiones son contrarias, se
erigen sobre la base de los mismos presupuestos fácticos y que,
siendo comunes a ambas, permiten, desde ya, descartar cualquier
yerro en torno a la omisión de apreciación de algún elemento de
prueba, pero también en el asentamiento de los hechos a partir de los
antecedentes, en tanto carecería de la influencia necesaria para hacer
procedente la invalidación.
Décimo: Que, por otra parte y ya en el terreno de la calificación jurídica
de los hechos establecidos, esta Corte ha dicho que no puede
estimarse constitutivo de errores o vicios, el que algunos elementos
considerados suficientes por el recurrente para fundar la conclusión
contrarias de que se trata, no lo hayan sido para los sentenciadores,
pues tales alegaciones no obedecen más que a una intervención en la
convicción que se formó el tribunal luego de la apreciación de la
prueba, procesos ambos ?el de ponderación y el de convencimiento-
privativos de los jueces de la instancia, de acuerdo a las reglas de la
sana crítica.
Undécimo: Que debiendo, entonces, enmarcarse los razonamientos
conclusivos del tribunal dentro de la lógica, las máximas de
experiencia y los conocimientos científicos, el control de los mismos es
posible únicamente y sólo en cuanto tales principios resulten
vulnerados.
Duodécimo: Que, en la especie, aún cuando pudiera estimarse que el
actor estuvo sujeto a subordinación y dependencia durante el período
en que ejerció el cargo de Director de la Escuela de Ingeniería en
Administración de Agronegocios de la demandada -1 de agosto de
1995 a marzo de 1998- y que, en consecuencia, podría haber existido
en dicho lapso una relación que jurídica y lógicamente califica como de
índole laboral, desde que dichas tareas, distintas de las docentes a
honorarios, sino de carácter netamente administrativo, fueron
efectuadas con exclusividad, durante un horario extendido y bajo las
instrucciones del Rector de la casa de estudios respectiva, ello no
habilitaría a estos sentenciadores para pronunciarse en relación al
agravio que el rechazo de la acción impetrada, al menos en esa parte,
habría causado al docente. Lo anterior, por cuanto, de haber sido así,
la desvinculación que pudo estimarse de indebida o injustificada,
sucedió, precisamente, en marzo de 1998, cuando el profesional fue
separado de las tareas administrativas correspondientes, hecho a
partir del cual operó la institución de la caducidad.
Decimotercero: Que, en efecto y siguiendo el razonamiento
precedente, surge la demanda de autos en forma tardía, acusando la
injustificación d e un despido que resulta desvinculado del lapso arriba
descrito y que, ya en el año 2005, sólo obedece al cese del último
contrato de arrendamiento de servicios inmateriales de los suscritos
entre las partes durante un tiempo prolongado, cuando, como lo
expresan los jueces de segundo grado, cualquier tarea interna que
debiera desarrollar el actor en la Universidad de que se trata, era
inherente al normal desarrollo de las labores pactadas por cuanto, de
acuerdo a la lógica y las máximas de experiencia, ellas no son posibles
de concebir sin un horario de clases, un lugar destinado para impartir
las mismas, registros de asistencias, evaluaciones y reuniones de
coordinación.
Decimocuarto: Que, de esta manera, no vislumbra esta Corte la
comisión de los yerros denunciados en tanto el proceso de subsunción
de los presupuestos fácticos asentados en la litis en las hipótesis
contempladas en las normas sustantivas que regulan los requisitos de
existencia de los vínculos laborales efectuado por el tribunal ad quem,
lo ha sido en el marco de las reglas de la sana crítica. Sin duda la
observancia de las mismas directrices, en casos como el presente,
importa la consideración de circunstancias específicas que h
an sido recogidas por los jueces de la instancia en sus motivaciones
primera, segunda y cuarta, relativas a la irregularidad de los montos
que se pagaban por los servicios, atendida la variedad e intermitencia
de las tareas que éstos justificaban, la carga horaria del profesional o
su libertad de cátedra.
Decimoquinto: Que es en el aludido ámbito donde cobra relevancia,
además, la ineludible asignación de efectos a determinadas conductas
previas del actor y recurrente, como son la suscripción de contratos a
honorarios con la corporación emplazada durante casi diez años y que
importa una aceptación de las condiciones respectivas, reiterada y
mantenida en el tiempo, exteriorizada también a través de la extensión
de las boletas pertinentes y la prestación de los servicios, aún en
conocimiento de la negativa de aquélla a celebrar otro tipo de
convención con el demandante y, en general, con los profesionales
que impartían docencia en la institución. Tras dicho razonamiento,
denominado por la doctrina como ?de los actos propios?, subyace sin
duda la primacía del principio de la buena fe, del cual se encuentra
imbuído no sólo la legislación laboral, sino que todo nuestro
ordenamiento jurídico.
Decimosexto: Que atendido lo razonado y no habiéndose verificado
las infracciones de ley denunciadas, el recurso deberá ser
desestimado.
Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto en los
artículos 463 del Código del Trabajo y 764, 765, 767, 768, 771, 772 y
783 del Código de Procedimiento Civil, se rechazan, sin costas, los
recursos de casación en la forma y en el fondo deducidos por el
demandante a fojas 297, contra la sentencia de trece de junio de dos
mil ocho, que se lee a fojas 294 y siguientes.
Redacción a cargo del Ministro Suplente señor Julio Torres Allú.
Regístrese y devuélvase, con su agregado.
N° 4.381-08.-
Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los
Ministros señores Patricio Valdés A., Carlos Künsemüller L., Ministro
Suplente señor Julio Torres A., y los Abogados Integrantes señores
Roberto Jacob Ch., y Juan Carlos Cárcamo O. No firman los Abogados
Integrantes señores Jacob y Cárcamo, no obstante haber concurrido a
la vista del recurso y acuerdo del fallo, por estar ambos ausente.
Santiago, 16 de octubre de 2008.

Autoriza la Secretaria Subrogante de la Corte Suprema, señora Carola


Herrera Brümmer.

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