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T. Villamil / Paleogeografía, Paleoclimatología, Paleoecología 153 (1999) 239-275
puerto el modelo presentado en este trabajo (Fig. 11).
Los estudios más importantes han sido realizados por
geólogos afiliados a empresas petroleras utilizando
información del subsuelo (por ejemplo, Morales et
al., 1958; Forero-Esguerra, 1974; Villamil et al. ,
1995; Sua'rez, 1996; Hathon y Espejo, 1997). La
presencia de las unidades depositadas durante este
aumento del espacio de acomodación es de
importancia para las empresas de exploración
1
petrolera porque representan las principales unidades
de reser- voir del Valle Medio del Magdalena.
2.6.3. Cordillera Oriental
El aumento del espacio de acomodación del
Eoceno tardío también puede detectarse en
afloramientos de estratos de esta edad dispersos y
aislados a lo largo de la Cordillera Oriental. Hubach
(1957) publicó uno de los primeros trabajos
2 T. Villamil / Paleogeografía, Paleoclimatología, Paleoecología 153 (1999) 239-275

proponiendo la inconformidad y describiendo la

estratigrafía suprayacente de la región Subachoque-El
Tablazo, al oeste de Bogotá'. En las regiones del norte
de la Cordillera Oriental la Formación
Concentracio'n marina representa un lugar cercano
al eje central de la deposición del Eoceno. La
Formación Concen- tracio'n del Eoceno (Fig. 11) en
la región de Paz de Río tiene un miembro inferior
representado por un alto porcentaje de piedra de
hierro roja y oolítica. Esta es la fuente más
importante de hierro en Colombia (para detalles sobre
la estratigrafía ver Walthall y Berry, 1961). Los
depósitos marinos oolíticos de esta edad en Colombia
han sido estudiados principalmente por la industria
minera (por ejemplo, Alvarado y Sarmiento, 1944;
Kimberley, 1980) pero también han sido objeto de
detalladas interpretaciones paleoambientales (por
ejemplo, Restrepo et al., 1975; Kimberley, 1980). La
Formación Concentracio'n es una evidencia
estratigráfica más de una vía marítima epicontinental
del Eoceno tardío que entró desde el Lago de
Maracaibo al centro de Colombia.
2.6.4. Estribaciones de los Llanos y Cuenca de los
Llanos
El eje central de la deposición del Eoceno Tardío
se localiza aproximadamente a lo largo de las
estribaciones de los Llanos (Fig. 11). La Formación
Mirador del Eoceno Tardío es una de las unidades
mejor estudiadas en esta región porque es el principal
yacimiento de hidrocarburos en el campo petrolífero
gigante de Cusiana y en los campos de hidrocarburos
adyacentes de la región. Los geocientíficos de British
Petroleum Exploration (por ejemplo, Pulham, 1994;
Cooper et al., 1995a,b; Cazier et al., 1997; Pulham et
al., 1997), con el uso de datos de pozos, información
de afloramientos y una bioestratigrafía revisada y
muy mejorada, han generado un sólido modelo de
posición para la Formación Mirador. Los estudios del
Mirador arrojan luz sobre los sistemas deposicionales
de esta edad en Colombia y ayudan a entender la
paleogeografía de la región (Fig. 11).
En resumen, la formación del Mirador superior del
Eoceno tardío del campo de Cusiana estaba situada al
este pero muy cerca del eje central de deposición. La
principal región de drenaje que aportó sedimentos a
la zona de Cu- siana fue el Cratón de la Guayana que
quedó expuesto a la erosión durante el Neógeno. El
sistema del Mirador tiene influencia marina a lo largo
de las estribaciones de los Llanos (Cazier et al., 1997;
Pulham et al., 1997). Un estrecho y alargado canal
marino se abrió al norte de la zona del Lago de
Maracaibo e inundó parcialmente el oeste de
Venezuela y Colombia. Este estrecho y alargado canal
marino representa el continuo aumento del espacio de
acomodación después de la Orogenia preandina. Las
facies del Eoceno tardío en la Cuenca de los Llanos
están representadas por sistemas deposicionales
dominantemente fluviales. Los sedimentos que
componen este relleno de la cuenca se derivaron
principalmente hacia el este desde el Escudo de las
Guayanas.

2.6.5. Cuencas de Barinas-Apure y Maracaibo

El aumento del espacio de acomodación del
Eoceno tardío también se registró en el oeste de
Venezuela y fue

Fig. 12. Mapa paleogeográfico del Oligoceno temprano con la posición del eje central de deposición. Este mapa marca el nacimiento del
paleomagdalena; el nacimiento del río tiene un origen tectónico representado por un pequeño levantamiento y una pequeña inversión inicial
del graben de la Cordillera Oriental. La inversión creó una topografía sutil, pero fue suficiente para crear una divisoria de aguas entre los ríos
proto-Magdalena y proto-Orinoco. La ancestral Cordillera Central se separó en ese momento de la Sierra Nevada de Santa Marta y el río
proto-Magdalena fluyó entre los altos topográficos hacia un valle del Magdalena inferior que se estaba derrumbando. La conexión entre el eje
central de la deposición y la cuenca de Maracaibo se terminó, el eje de la deposición se desplazó tectónicamente hacia el este y los
sedimentos fueron entregados en cuencas estrechas y alargadas orientadas casi en dirección E-O. El levantamiento y la erosión de partes de la
cuenca de Maracaibo son evidentes en esta época. El mapa muestra cómo el espacio de acomodación continuó aumentando regionalmente y
el delta de Carbonera retrocedió hacia el sur desde la Cuenca de Maracaibo hasta la Cuenca de los Llanos de Colombia. Las regiones curvas
 T. Villamil / Paleogeografía, Paleoclimatología, Paleoecología 153 (1999) 239-275
numeradas del 1 al 5 representan el retroceso y la transgresión del delta de Carbonera y la línea de costa coetánea.
tectónicamente asistida por los Nappes de Lara ya
emplazados que continuaron cargando el basamento
generando una cuenca de anteprofundidad (Figs. 8-
11). Las formaciones Pauji y Paguey de la cuenca de
Maracaibo y Barinas, respectivamente, representan la
típica deposición distal de lutitas de antepaís. Ver
Parnoud et al., 1995, para detalles sobre esta área.
2.7. Inundación máxima del Cenozoico de
principios del Oligoceno y colapso del subsuelo
En el Oligoceno, una gran región de la Cordillera
Central se derrumbó (Fig. 12). Este fragmento
colapsado de la Cordillera Central se encuentra en el
actual Valle Bajo del Magdalena (cuencas de Platón y
San Jorge) y actualmente está enterrado por
sedimentos del Oligoceno al Plioceno. Además de
este colapso, la inversión de la cuenca comenzó en
los flancos de la Cordillera Oriental. Este
levantamiento inicial hizo que el eje central de
deposición se dividiera en dos ejes principales. La
inversión y el levantamiento iniciales provocaron la
carga inicial de las cuencas de antepaís adyacentes y
permitieron la deposición de gruesas unidades de
predominio fluvial (Fig. 12).
La mayor parte del basamento del Valle Inferior
del Magdalena fue levantado y sometido a la erosión
antes del Oligoceno. Sólo las regiones al oeste de la
sutura del Romeral, es decir, los cinturones plegables
de San Jacinto y Sinú, estaban por debajo o muy
cerca del nivel del mar. La deposición del Eoceno se
limitó a las regiones situadas al oeste de la sutura del
Romeral, los estratos del Eoceno se componen
principalmente de calizas en las regiones
septentrionales (por ejemplo, carbonatos del Arroyo
de Piedras), y de areniscas marinas y turbiditas en las
regiones distales. Los detalles de la estratigrafía de la
Ley del Bajo Magdalena y la geología regional
pueden encontrarse en Duque-Caro (1984) y Molina
(1986). La porción de la Fig. 12 que representa la
Ley del Bajo Magdalena se basa principalmente en los
mapas paleogeográficos de Duque-Caro, 1984.
Debido a los eventos tectónicos descritos
anteriormente, la época del Oligoceno marca una
época de grandes cambios en la paleogeografía de
Colombia (comparar Figs. 9,
11 y 12). Estos cambios pueden resumirse como
sigue. Un período del Oligoceno temprano de
subsidencia tectónica en grandes áreas de Colombia
que hizo que los sistemas marinos marginales
transgredieran en grandes áreas. La evidencia de esta
transgresión del Oligoceno se encuentra en la
estratigrafía de la Cuenca de los Llanos y el
piedemonte de los Llanos, el Valle del Magdalena y en
3
el valle inferior del Magdalena (Fig. 12; Petters y
Sarmiento, 1956). Muchos trabajos apoyan la
transgresión regional y generalizada en Colombia y el
oeste de Venezuela (por ejemplo, Becker y
Dusenbury, 1958, Renz, 1960, MacDonald, 1964,
Rollins, 1965, y varios otros para la Península de la
Guajira y por Duque-Caro, 1980, 1984, y Molina,
1986, en el Valle del Bajo Magdalena). La
transgresión del Oligoceno puede ser interpretada en
el Valle Medio del Magdalena con los datos
presentados por Pilsbry y Olsson (1935), Morales et
al. (1958), De Porta (1966), De la Cruz (1988), y
muchos otros. Esta transgresión puede ser
interpretada para la Cuenca de los Llanos a partir de
los datos presentados en Cooper et al. (1995a),
Malago'n (1997) y los mapas geológicos de esta
región. La transgresión del Oligoceno está
representada en el Valle del Up- per Magdalena por
facies continentales de la Formación Potrerillo del
Grupo Gualanday (véase Corrigan, 1967, Beltrán y
Gallo, 1968, Anderson, 1972, y Laverde, 1979 para
datos dispersos que apoyan esta conclusión).
El aumento del espacio de acomodación del
Oligoceno está bien representado en la Formación
Carbonera del oeste de Venezuela y en la Cuenca de
los Llanos de Colombia. La base de la Carbonera es
más antigua en las regiones septentrionales y se
desplaza hacia el sur a través del tiempo
representando la transgresión del Oligoceno (Fig.
10). Esta transgresión permitió la entrada de sistemas
marinos hacia el sur en regiones de la actual Cuenca
de los Llanos a la latitud de Villavicencio (Fig. 12).
2.8. Inversión y carga del Oligoceno tardío
Las etapas iniciales del levantamiento andino de la
Cordillera Oriental y el renovado e intensificado
levantamiento de la Cordillera Central ocurrieron en
tiempos del Oligoceno Medio. Este evento de
levantamiento fue coetáneo con el continuo
hundimiento y colapso del basamento del Bajo
Magdalena y el colapso de la Cuenca de Falcón. El
colapso del Valle Inferior del Magdalena puede
describirse como un gran romboquedal limitado por
la Falla Santa Marta-Bucaramanga al este y la Falla
Murrucucú al sur (Figs. 12 y 13). Las etapas iniciales
del levantamiento de la Cordillera Oriental se
produjeron en las áreas que flanquean el cinturón
montañoso. Los sitios de levantamiento andino
temprano probablemente corresponden con los sitios
de mayores cambios de espesor del Cretácico
Inferior. Este levantamiento generó una nueva
divisoria de drenaje con las zonas principal y
Fig. 13. Mapa paleogeográfico del Oligoceno tardío con la posición de los ejes centrales de deposición. Este mapa muestra una relativa
disminución del espacio de acomodación con respecto a la Fig. 12; el delta del proto-Orinoco o Carbonera ha progresado hacia el
noreste llenando la mayor parte del espacio disponible. En este momento el río Magdalena está bien establecido y continúa entregando
sedimentos en el Valle del Bajo Magdalena que se hunde rápidamente. Los Andes de Me'rida, la Cordillera Oriental y el Macizo de
Santander están levantados con elevaciones topográficas relativamente bajas. La ancestral Cordillera Central y la Sierra Nevada de Santa
Marta son rasgos positivos que arrojan sedimentos hacia el este y el oeste. La cuenca de Falcón se está hundiendo rápidamente en esta
época y los sistemas deposicionales marinos se establecieron sobre napas caribeñas previamente elevadas.
los grandes sistemas fluviales que fluyen hacia el
noreste se separaron de los sistemas fluviales
troncales que fluyen hacia el noroeste. Este evento de
levantamiento marca el nacimiento de un verdadero
Orinoco que fluye hacia el noreste y un verdadero río
Magdalena que fluye hacia el noroeste, los cuales
estuvieron, durante la mayor parte de la historia
cenozoica, combinados en uno solo antes del
levantamiento inicial y la inversión de la Cordillera
Oriental. El recién nacido sistema de drenaje del
Orinoco tenía su eje central de deposición a lo largo
de la base del flanco oriental de la Cordillera Oriental
y recibía sedimentos del oeste y del este. Este proto-
Orinoco entregaba sedimentos hacia el este en la
cuenca marina de La Pascua- Roblecito (Fig. 13; ver
reconstrucción y revisión de Dias de Gamero, 1996).
El recién nacido sistema troncal del Magdalena fluyó
hacia el noroeste entre la creciente Cordillera Oriental
y la ascendente Cordillera Central y entregó
sedimentos a la actual cuenca del Valle Inferior del
Magdalena, que se está hundiendo rápidamente. El
nuevo sistema troncal del Magdalena recibió
sedimentos de la creciente Cordillera Oriental y de la
Cordillera Central. En el Oligoceno tardío, el
levantamiento sutil continuó con la migración
oriental del sistema troncal del Orinoco y la
migración occidental del sistema troncal del
Magdalena. El levantamiento de los cinturones
montañosos fue diferencial y diacrónico. Las
evidencias de los eventos de levantamiento
intraoligoceno se registran en la estratigrafía como
inconformidades locales y regionales.
El mapa presentado en la Fig. 13 presenta los
principales cambios paleogeográficos ocurridos
durante el Oligoceno tardío. Los Andes de Me'rida
comenzaron a elevarse y cerraron la comunicación
entre el proto-Orinoco y la Cuenca de Maracaibo, el
delta de Carbonera (proto-Orinoco) comenzó a
progresar y retroceder hacia el noreste y llenó el
espacio creado durante la transgresión del Oligoceno
temprano. La cuenca de Falcón se colapsó en este
momento permitiendo que las facies marinas se
acumularan sobre la corteza caribeña previamente ex-
puesta (actuales Napas de Lara). El basamento del
Valle Inferior del Magdalena continuó colapsando
permitiendo el apilamiento del delta proto-Magdalena
cerca de la desembocadura del río adyacente a una
falla-con.
escarpado. La paleogeografía del Oligoceno tardío
parece ser más similar a la geografía actual que a la
paleogeografía del Eoceno.
2.9. Fuerte inversión del Mioceno y
desarrollo de la prehistoria
La época del Mioceno es la época de mayor y
rápido levantamiento y acumulación de montañas en
Colombia y en otras regiones de Sudamérica. El
rápido levantamiento favoreció el aumento de las
tasas de erosión y la deposición de unidades de
molasas en la base de los flancos de las Cordilleras
Oriental y Central. Las cuencas y estribaciones del
Magdalena y de los Llanos, tal como se conocen
actualmente, adquirieron su carácter topográfico en el
Mioceno (Fig. 14). El desarrollo de las cuencas de
antepaís también se produjo durante el Mioceno
debido a la carga del macizo montañoso. El aporte de
sedimentos a las cuencas de drenaje del Magdalena y
del Orinoco fue generalmente alto durante esta época.
Las rápidas tasas de suministro de sedimentos
permitieron el relleno y la agradación de las cuencas
fluviales y favorecieron las rápidas tasas de
acumulación. La agradación y el rápido crecimiento
de esta gruesa sección estratigráfica, junto con el
acortamiento estructural, permitieron la maduración
de grandes porciones de las rocas madre del
Cretácico durante esta época.
Mientras que la Cordillera Oriental y la Cordillera
Central se elevaban, la parte oriental del Valle
Inferior del Magdalena seguía hundiéndose
rápidamente y el delta del Magdalena continuaba
degradándose (Fig. 14). Por ello, en el Valle Inferior
del Magdalena hay una sección transgresiva del
Oligoceno por encima del basamento de la Cordillera
Cen- tral. Por encima de las areniscas transgresivas
hay turbiditas distales, probablemente de aguas
profundas, de edad miocena. La estratigrafía miocena
del Valle Medio del Magdalena registra el
levantamiento de las Cordilleras Oriental y Central y
el inicio de la actividad volcánica en la Cordillera
Central. La estratigrafía del Mioceno está mal
registrada en la Cordillera Oriental debido a la no
deposición y a la erosión.

Fig. 14. Mapa paleogeográfico simplificado del Mioceno Medio con la posición de los cinturones montañosos elevados. La recién
nacida Cordillera Oriental tenía en esta época una expresión topográfica claramente definida. Los ríos proto-Orinoco y proto-
Amazonas estaban parcial o intermitentemente conectados y la Cuenca de Maracaibo estaba aislada del sistema de drenaje del
Orinoco. La Falla Santa Marta-Bucaramanaga estaba activa y tenía una expresión regional. El valle inferior del Magdalena y la actual
cuenca del Magdalena estaban conectados. Los sedimentos clásticos aportados por el río Magdalena se acumulaban en el delta
ancestral del Magdalena. Los granos estructurales del Caribe y del Pacífico no se dibujaron en las regiones oceánicas.

Como se mencionó anteriormente, el acortamiento comenzó en el Paleógeno pero se aceleró durante el

estructural de la Cordillera Oriental y Central Mioceno. El acortamiento estructural de la Cordillera
Oriental estuvo ligado al componente de
deslizamiento sinistral de la Falla Santa Marta-
Bucaramanga y al movimiento hacia el este de la
Cordillera Central con respecto al Escudo de Guyana.
El componente de desplazamiento de buzamiento de
la Falla de Santa Marta es hacia el suroeste y tiene
varios km de deslizamiento. El componente de
deslizamiento por buzamiento de la Falla Santa
Marta-Bucaramanga, combinado con el componente
de deslizamiento por buzamiento del sistema de
Fallas Murrucucú en el margen norte de la Cordillera
Central, causó un descenso acelerado del basamento
de la Cordillera Central en la mitad oriental del Valle
del Bajo Magdalena. En resumen, la Falla Santa
Marta-Bucaramanga es un elemento tectónico
importante que estuvo estrechamente relacionado con
el levantamiento de la Cordillera Oriental y con el
colapso del Valle del Bajo Magdalena (véase Irving,
1975, y las referencias en él para los argumentos
sobre el desplazamiento de la Falla Santa Marta-
Bucaramanga).
Con la inversión y el levantamiento continuos de
la Cordillera Oriental, los sistemas de drenaje troncal
del Magdalena y del Orinoco se alejaron del eje
central de la cadena montañosa. El sistema de drenaje
del Orinoco fue empujado hacia el este debido a la
propagación del empuje y la creación de la topografía
en esa dirección y debido a la rápida entrega de
sedimentos en la base de las estribaciones. El sistema
troncal del Magdalena fue forzado hacia el oeste,
hacia el centro del Valle del Magdalena, por la
propagación de los empujes hacia el oeste y por la
abundante entrega de sedimentos de la nueva
topografía creada (Fig. 14). Para información
adicional sobre la paleogeografía del Mioceno, véase
Hoorn et al. (1995).
3. Discusión y conclusiones
Este trabajo trata de una evolución
paleogeográfica simplificada y condensada del
Terciario del noroeste de Sudamérica. El documento
puede proporcionar un marco regional introductorio
para construir estudios más detallados en el futuro.
La evolución geológica del noroeste de Sudamérica
es muy compleja y la geografía ancestral del
preoligoceno era notablemente diferente a la actual.
La comprensión de la evolución de las vías marítimas
y los sistemas fluviales proporciona información
importante sobre la evolución paleogeográfica y al-
La predicción de la presencia y distribución de los
cinturones de facies es baja; esta predicción tiene
marcadas implicaciones económicas. La posición del
eje central de de- sarrollo en un momento dado y en
un lugar determinado, separa los estratos derivados
del Cratón de Guayana de los estratos derivados de la
Cordillera Central o de la Cordillera Oriental. Dado
que las áreas de origen son tan diferentes en carácter
y las características de los yacimientos son
igualmente diferentes, es de primordial importancia
para la exploración determinar dónde estaba el eje
central de deposición en el momento de la deposición
de los intervalos prospectivos.
Uno de los principales problemas en la
construcción de mapas paleogeográficos del Terciario
del norte de Sudamérica es la datación pobre o
contradictoria de la mayoría de las unidades que
representan sistemas deposicionales continentales. La
mala datación lleva a mapear facies de diferentes
edades en la misma franja temporal produciendo una
paleogeografía muy complicada y a la vez artificial.
Creemos que en este momento y con la pobre
datación de las secciones, el mejor enfoque es
mantener los mapas simples y permitir que
comprendan suficiente estratigrafía para que los
límites de las facies sean suaves pero con las
tendencias regionales preservadas.
Tal como se presenta aquí, la evolución cenozoica
del noroeste de Sudamérica fue compleja. Su
comprensión de forma sencilla y sintética proporciona
un marco para futuros estudios y una forma de
explicar la distribución de los recursos económicos
en la región. El presente estudio aclara el origen de
los ríos Orinoco y Magdalena al rastrear la evolución
del eje central de deposición y cómo los principales
eventos tectónicos controlaron su cambio de
posición. Como ya se ha dicho, el eje central de
deposición se desplazó hacia el este desde el
Campaniano hasta el Mioceno (Fig. 15), pero en el
Oligoceno se dividió en dos ejes principales por el
levantamiento de la Cordillera Oriental de Colombia.
Esta época marca el nacimiento del Orinoco y del
Magdalena tal y como se conocen hoy en día. Los
cambios a gran escala en el espacio de acomodación
controlaron la posición de la superficie de
solapamiento, la distribución regional de las facies y
el tipo de facies. Los tiempos de destrucción del
espacio de acomodación alcanzaron su punto álgido
en el Eoceno medio, cuando la mayor parte de
Colombia y el oeste de Venezuela quedaron
expuestos a la erosión. El depocentro y el área
deposicional de los sedimentos orogénicos de esta
edad fueron las cuencas de Maracaibo y Trujillo, que
estaban siendo cargadas por los empujes del Caribe
hacia el sur.
Fig. 15. Mapa simplificado de Colombia y el oeste de Venezuela con la posición del eje central de deposición en diferentes momentos. Nótes
e cómo en promedio y en general, el eje central de deposición migró a través del tiempo hacia el este. Esta migración fue principalmente la
consecuencia del levantamiento de la Cordillera Central de Colombia. En el Oligoceno, el eje central de deposición se dividió en dos como
consecuencia del levantamiento inicial de la Cordillera Oriental. Véase el texto para más detalles.

corteza. El aumento del espacio de acomodación sur en la Cuenca de los Llanos de Colombia.
alcanzó un máximo en el Oligoceno temprano,
cuando los sistemas deposicionales ocupaban grandes
áreas y las in- gresiones marinas se extendían hacia el Agradecimientos
 Estoy en deuda con Conoco Inc. y, en particular,
con David Jenkins, Keith James y John Swann, por el
permiso para publicar estas ideas. Las discusiones
con Germán Rodríguez, Pedro Restrepo, Darío
Barrero, José María Jaramillo, Claudia Arango,
Mario Suárez, Mark Rowan, James Pindell y varios
otros geólogos colombianos y venezolanos han
influido en las ideas presentadas en este documento.
Las revisiones constructivas de Paul Mann, Gary
Nichols y Finn Surlyk mejoraron la calidad de este
trabajo.
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