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Textos Introductorios de Durkheim y Webe
Textos Introductorios de Durkheim y Webe
TEXTOS INTRODUCTORIOS DE
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Estos textos están editados en el libro de Introducción a la Sociología de la facultad de Ciencias Sociales de la UNLZ
(2020).
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1. Introducción
plantean que la vida social se explica en su devenir por causas que van más allá de la conciencia y
de la voluntad individual, en el caso de este último, por la forma en que se vinculan los individuos a
partir de una determinada estructura social que los moldea. En su propuesta metodológica
Durkheim afirma que lo social sólo se explica por lo social, con una postura objetivista
(seleccionando las manifestaciones objetivas y observables de los fenómenos, descartando lo
subjetivo) a partir del empleo de las herramientas investigativas ya probadas por las ciencias de la
naturaleza. Su teoría social aborda la complejización de las sociedades modernas a partir de la
dinámica creciente de la división del trabajo y analiza el aumento de la autonomía individual como
fruto del progreso social, señalando el potencial peligro de la descomposición social en este tipo de
sociedades. Es muy interesante la reflexión que Robert Nisbet hace sobre el aporte de Durkheim, a
quien compara con Sigmund Freud, ya que la producción intelectual de ambos tiene “…gran parte de
la responsabilidad por haber encaminado el pensamiento social contemporáneo, desde las
categorías racionalistas clásicas de volición, deseo y consciencia individual, hacia aspectos que
son, en sentido estricto, no volitivos y no racionales” (Nisbet, 2003).
2. Objeto y método
En 1895 Durkheim publica Las reglas del método sociológico donde fundamenta su
propuesta de estudiar lo social con rigor científico. La definición del método y del objeto de la
Sociología, y sus argumentos para justificarlos representan el núcleo de este libro. Para Durkheim
el objeto de la sociología son los hechos sociales, fenómenos que solo esta ciencia puede analizar,
ya que “…una ciencia sólo puede considerarse definitivamente constituida cuando tiene por objeto
un orden de hechos que no estudian las demás ciencias” (Durkheim, 1974). Específicamente, afirma
que por medio de la investigación exhaustiva de un objeto, definido con precisión y especificado con
claridad, es que puede efectuarse un análisis científico de un objeto establecido. Afirma que todas
las ciencias deben regirse por los mismos preceptos y obligaciones metodológicas, y que, por lo
tanto, la sociología como ciencia debe dar cuenta sobre los fenómenos sociales empleando el
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modelo de indagación de las ciencias naturales. Los instrumentos estandarizados y las técnicas
cuantitativas de este tipo ciencias constituyen los parámetros metodológicos a seguir para analizar
todos los fenómenos de la realidad. La observación y la medición son dos reglas procedimentales
indispensables a emplear (no es posible explicar lo social por medio de ejercicios introspectivos o
que empáticamente intenten descifrar que sienten o vivencian las personas). El método científico
para Durkheim debe basarse, principalmente, en la observación empírica de la dimensión exterior y
cuantificable de lo que se va a estudiar (en el caso de la sociología los hechos sociales), por ello,
importa su manifestación exterior, visible y medible, a fin de que se puedan elaborar enunciados
científicos que expliciten con precisión los datos. Durkheim plantea que el científico debe buscar el
aspecto o manifestación medible del objeto a estudiar. Por ejemplo, en uno de sus textos
fundamentales, propone que para estudiar el suicidio (uno de los fenómenos que parece a todas
luces un hecho individual pero que también es social) no hay que abordar las manifestaciones de las
subjetividades involucradas sino que hay que analizarlo a través de una medida estadística estable,
como la tasa de suicidios, permitiendo a través de ésta que el examen pueda abstraerse de lo
particular. Establece, desde un enfoque sociológico, contrariando al sentido común, que las causas
del suicidio están fuera de los individuos. El suicidio como acción individual debe estudiarse en el
ámbito de la psicología, por lo cual la mirada sociológica debe ir más allá de las particularidades o
de los casos individuales concretos, como acontecimientos subjetivos, los suicidios no pueden ser
analizados sociológicamente. El conjunto de suicidios revelados por la estadística permite
estudiarlos como hechos sociales y para revelar su naturaleza social. Así, afirma el sociólogo
francés que en cada sociedad y en cada momento histórico se presenta un determinado tipo de
suicidio2 .
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El suicidio egoísta se produce en sociedades que han sufrido un proceso de desintegración, promoviendo un alto
grado de individualismo, se materializa el “el culto al individuo”, lo que supone que el yo individual se afirma con
exceso frente al yo social. El individuo se percibe desajustado en la sociedad, con un horizonte que remite a su
propia individualidad en una situación de normativas débiles. El suicidio egoísta se materializa por ausencia de una
actividad colectiva significativa, la vida individual queda “…desprovista de freno y de significación. En el suicidio
anómico son las pasiones propiamente individuales las que la necesitan y quedan sin norma que las regule”
(Durkheim, 1994). El suicidio anómico se origina en sociedades con deficiencias en la regulación social (ausencia o
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fallas en la reglamentación moral), se da en contextos de crisis económica o cambios sociales muy vertiginosos.
Fluctuaciones económicas, ascendentes o descendentes, pueden producir una tensión en las formas habituales de
vida, produciendo un conflicto en las “…expectativas ordinarias de los que experimentan un súbito descenso o una
súbita elevación de sus circunstancias económicas. De ello se sigue una situación anómica” (Giddens, 1994). El
individuo sufre gran insatisfacción y pierde toda razón para vivir, perdiendo las referencias sociales.
palabra función con preferencia a la de fin precisamente porque los fenómenos sociales no existen
generalmente con miras a los resultados útiles que ellos producen. Lo que hay que determinar es si
existe una correspondencia entre el hecho considerado y las necesidades generales del organismo
social y en qué consiste esta correspondencia, sin preocuparse de saber si ha sido intencionada o
no. Por otra parte, todas estas cuestiones de intención son demasiados subjetivas para poder
tratarlas científicamente” (Durkheim, 1974).
La exterioridad del hecho social no es planteada como un criterio empírico (Giddens, 1994)
ya que, esto llevaría a pensar en una situación ridícula, en la que la sociedad existe sin personas,
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“En toda sociedad existe un grupo determinado de fenómenos que se distinguen por caracteres bien definidos de
aquellos que estudian las demás ciencias de la Naturaleza (...) consisten en maneras de hacer o de pensar,
reconocibles por la particularidad de que son susceptibles de ejercer una influencia coercitiva sobre las
conciencias particulares” (Durkheim, 1974).
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por el contario, Durkheim afirma que, la sociedad existe en los individuos que la componen, pero
que, lo que da la existencia de lo social es la “combinación” de sus elementos (las relaciones entre
los individuos en un contexto preexistente). La exterioridad significa que los hechos sociales
preexisten al individuo, quien además finaliza su existencia antes que aquellos. Esta propiedad no
significa que los hechos sociales no se instituyan o se materialicen en individuos que reproducen y
dinamizan lo social. Las personas nacemos en una determinada sociedad que funciona con
determinada organización previa, de la cual sólo somos un elemento más y la que nos instituye un
nombre, una identidad cultural, un lenguaje, creencias, formas de sentir y empuja nuestro
comportamiento hacia determinados valores y creencias. Estas formas de comportamiento
exteriores a la conciencia individual poseen un carácter coercitivo sobre la persona, aunque no
siempre las personas son concientes de esa fuerza imperativa sobre sus pensamientos, emociones
y comportamientos.
“La exterioridad del hecho social respecto de nuestra conciencia está claramente marcada
por la anterioridad histórica de las reglas sociales en relación con nuestra existencia. Esto significa
que existe un proceso de aprendizaje por medio del cual aprendemos a actuar conformemente a lo
que se espera de nosotros, sin estar todo el tiempo sometidos a un mandato o a la penosa
obligación de reflexionar sobre lo que nos conviene hacer” (Steiner, 2003).
de respuesta natural y espontánea del individuo. Argumenta que el asco, como todas las emociones,
“…son sentimientos que van unidos a ideas, percepciones y cogniciones y a los contextos sociales y
culturales en los que tiene sentido tener esos sentimientos e ideas. Las emociones también tienen
funciones y suelen motivar acciones. Confieren a nuestro mundo esa cualidad peculiar de
animación: le convierten en una fuente de temor, alegría, ultraje, asco y deleite. Pero también
pueden restar al mundo animación habiendo que provoque aburrimiento y desesperación. Y también
sientan las bases de nuestro carácter y personalidad, de nuestras actitudes hacia nosotros mismo
y el mundo que nos rodea”.
ser más duraderos que los anteriores o que pueden disolverse rápidamente (aceptación de ciertas
iniciativas políticas o aceptación de ciertas definiciones sobre la realidad particular).
3. Planteo sociológico
La sociedad no sería una agregación de elementos (individuos) sino una totalidad orgánica,
que funciona indivisiblemente, aunque con diversos grados de diferenciación, y cuya cohesión o
integración depende de una moralidad compartida. Durkheim afirma la superioridad de la sociedad
sobre el individuo con una idea innovadora, que presenta a Dios como una metáfora de la sociedad,
“…hay una realidad que tiene todas las características que la gente atribuye a lo divino. No es la
naturaleza, ni tampoco es algo metafísico. Es la sociedad misma. Porque la sociedad es una fuerza
mucho más grande que cualquier individuo. Nos trajo a la vida y puede matarnos. Tiene un poder
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tremendo sobre nosotros. Cada uno de nosotros depende de ella de innumerables maneras.
Usamos herramientas y habilidades que no inventamos; hablamos un lenguaje que llegó a nosotros
a través de otros. Casi todo nuestro mundo material y simbólico nos es dado a través de la
sociedad. Las instituciones en las que vivimos –nuestra forma de vida familiar, la economía, la
política, lo que sea- viene de las prácticas acumuladas de los demás, en definitiva, de la sociedad.
Esta es la verdad fundamental que expresa la religión. Dios es un símbolo de la sociedad” (Collins,
2009).
Para Durkheim la sociedad es una realidad supraindividual, superior a todos los individuos y
a los grupos que la conforman, su cohesión es el resultado de compartir una moral, esto es, un
conjunto de creencias, sentimientos y formas de comportamientos en común; estos elementos,
“…según Saint Simón y según Durkheim, son el cemento real de una sociedad” (Zeitlin, 2001). Los
fines morales son el resultado de la dinámica de la sociedad y, por lo tanto, ellos están más allá del
alcance de la comprensión profunda del individuo. Para Durkheim, las sociedades no están fundadas
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“Es la sociedad (…) la que nos saca de nosotros mismos, la que nos obliga a tener en cuenta
otros intereses además de los nuestros; es la sociedad la que nos ha enseñado a controlar
nuestras pasiones, nuestros instintos, a dictar leyes para ellos, a refrenarnos, a renunciar a
nosotros mismos, a sacrificarnos, a subordinar nuestros fines personales a fines superiores”
(Durkheim, 1975).
Para Durkheim, en cada individuo existen dos contenidos de conciencia y dos orientaciones
en su subjetividad, los provenientes de su socialización que le preexisten y que funcionan más allá
de su voluntad y las propias de su existencia personal. Existen, por lo tanto, dos tipos de conciencia,
una conciencia individual y otra colectiva, la primera es el resultado de las experiencias de vida que
tiene cada individuo, pero que es el producto de las experiencias colectivas. Las experiencias
personales se nutren del lenguaje incorporado y de las categorías perceptivas (tiempo y espacio
son centrales) que permiten mirar el mundo dentro de determinadas formas. En cada cultura hay
un repertorio de emociones, motivaciones e inhibiciones que son normales de sentir y de ser
expresadas. A través de la socialización (primaria y secundaria) los agentes socializadores las
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externalizan como prácticas sociales y se internalizan en los sujetos socializados como normales4
(Berger y Luckmann, 1995). La sociedad moldea al individuo de distintas formas, permite una mayor
o menor individualidad, de acuerdo con procesos que se suceden a nivel de la organización y del
equilibrio interno de la misma sociedad. A nivel de la psiquis humana Durkheim establece que “…en
toda conciencia hay dos conciencias: la del individuo, y la de la sociedad en el individuo” . La
sociedad se halla en el exterior del individuo, pero también, en el individuo mismo, quien se
constituye interiormente desde la exterioridad social.
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Para Durkheim “…la normalidad puede determinarse (…) por referencia al predominio de un hecho social dentro de
las sociedades de un determinado tipo. Cuando un fenómeno social se encuentra en todas las sociedades de un
mismo tipo, en la mayoría de ellas, tal fenómeno puede considerarse como normal para aquel tipo de sociedad…”
(Giddens, 1994).
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religiosas, la igualdad de los miembros crea las identidades y los lazos familiares son muy fuertes.
Las desviaciones son reprimidas con castigos y sufrimientos para preservar la conciencia
colectiva. La conciencia colectiva, para ser preservada, cuenta con mecanismos para reprimir las
desviaciones (desterrar o ejecutar al que infringe las normas es una práctica común).
En cambio, en las sociedades con solidaridad orgánica la división del trabajo es mayor y se
complejizan las tareas, los individuos se diferencian por su especialización productiva generando un
entramado de interdependencias funcionales y de cooperación de las fuerzas laborales en
diferentes tareas y roles, que producen la integración del individuo con los demás. El seguimiento
de las reglas sociales y la moralidad sobre las labores es fundamental para el correcto
funcionamiento de la totalidad social, en la que todos sus miembros participan de una manera u
otra para que se dé el cumplimiento normativo exigido por la sociedad. En las sociedades modernas
(con elevada división del trabajo) la integración moral se constituye y se dinamiza a través de las
diferencias y la interdependencia. Es una forma de solidaridad más compleja y enriquecedora
(permite el desarrollo de los individuos), ya que descansa en la división complementaria de las
tareas. A través de la especialización laboral se enlazan entre sí los individuos, nadie es
autosuficiente, todos necesitan de todos, por ello, la dependencia es mayor que en las sociedades
simples. La conciencia individual que así se desarrolla contribuye a la unidad social, al mismo
tiempo que satisface las necesidades individuales.
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En las sociedades complejas, con solidaridad orgánica, hay una interdependencia funcional,
existen grupos diferentes, con morales diferentes pero que deben ser superpuestas o coherentes
con la moral o conciencia colectiva. En este tipo de solidaridad no debe suprimirse la competencia,
sino que debe moderarse. Más allá que haya una moral para cada clase y profesión, debe haber
también una moral de la totalidad, común a todos. La conciencia colectiva es general e
indeterminada. Como esas morales particulares pueden entrar en conflicto hay una instancia que
asegura el orden entre esos elementos heterogéneos, el Estado y los grupos secundarios
(laborales). Durkheim afirma que la conciencia colectiva en las sociedades modernas se transforma
con respecto al pasado. Un valor central de la misma está asociado al “culto al individuo”, el cual
supone una solidaridad con el sufrimiento del otro, basado en el deseo de igualdad y justicia entre
las personas. Los ideales de la Revolución Francesa (1789) de libertad, igualdad y fraternidad guían
este proceso de evolución social.
permite extender el alcance de lo que se considera un delito, es decir, aquellos actos que violan una
norma, sentimientos o prohibiciones que colisionan con la conciencia colectiva. La función del
castigo es la de satisfacer la conciencia común, que se ha vulnerado por el acto cometido por uno
de los miembros de la comunidad, el infractor. El derecho represivo o penal exige un castigo visible
y físico del culpable, que funciona socialmente como una reparación ofrecida a los sentimientos
colectivos puestos en peligro. La administración y materialización de la justicia penal se dinamiza
por el accionar de la comunidad, a diferencia del segundo tipo de sociedades (con solidaridad
orgánica), donde la administración de la justicia se encuentra a cargo de un cuerpo de
especialistas, lo que es coherente con la profesionalización característica de la división del
trabajo. En contraste con las sociedades con solidaridad mecánica, en las sociedades con
solidaridad orgánica el derecho restitutivo es central, ya que éste exige a los individuos que
cumplan con la ley o que restituyan a aquellos que han resultado perjudicados por sus acciones, su
orientación jurídica busca reparar o reestablecer las relaciones dañadas. En estas sociedades se
producen formas morales y jurídicas cuyos principios legales tienden a la restitución, ya no se
castiga con la intención de ejercer una venganza, sino para reconstruir un equilibrio anterior. Las
personas no suelen reaccionar emocionalmente ante el incumplimiento de las leyes. Con el derecho
restitutivo se pretende reintegrar un estado de cosas considerado justo por la sociedad.
La división del trabajo es para Durkheim central en su teoría, ya que le permite explicar el
desarrollo de las sociedades y sus formas de cohesión social. La división laboral posibilita la
especialización, la integración y la cooperación de los individuos en diferentes tareas y roles.
Durkheim establece que hay factores que influyen en el aumento de la división del trabajo, como la
creciente densidad demográfica (concentración de la población), la formación y el desarrollo de las
ciudades y los cambios tecnológicos, que, por ejemplo, permiten reducir los tiempos para
transportarse. Estos factores son los motores que generan la densidad moral, y sobre todo su
complejidad, a través de la incorporación de las vías de comunicación y de transmisión social de
manera constante. Fundamentalmente, la división del trabajo resulta de una combinación del
volumen, la densidad material y la densidad moral de la sociedad. El volumen es el número de
individuos pertenecientes a una colectividad, la densidad material y moral es la intensidad de las
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comunicaciones y los intercambios activos de los individuos (a mayor número de relaciones entre
los individuos, mayor probabilidad de que trabajen juntos, más estrechas las relaciones
comerciales y competitivas, y mayor la densidad), en la lucha por la existencia la diferenciación
social permite que un número más elevado de individuos sobrevivan diferenciándose. En este tipo
de sociedad el problema fundamental radica en cumplir el ideal de fraternidad humana,
manteniendo cierto nivel de funcionamiento de conciencia colectiva, sin la cual la solidaridad
orgánica conduciría la disgregación social.
“…la creciente división del trabajo, según opinaba, conducía a una solidaridad de intereses
entre todas las clases (partes) de la sociedad. Llama a las clases funciones y las ve como
coordinadoras, cooperativas y unificadoras, nunca antagónicas (…) si el sistema industrial sólo era
un sistema de funciones, todo lo que se necesitaba para asegurar su armonioso funcionamiento era
una regulación apropiada” (Zeitlin, 2001).
La división del trabajo genera una solidaridad más compleja, integra a los individuos a lo
social por interdependencia, a partir de las diferencias. Posibilita el desarrollo de una situación en
la que los individuos puedan desplegar sus talentos y potencialidades, encontrando satisfacción y
conformidad con el orden social. Esta dependencia mutua es creciente como resultado del aumento
de la división del trabajo. Para Durkheim en las sociedades complejas es cada vez más necesario
organizar y coordinar las acciones de una multiplicidad de personas y grupos ocupacionales para el
funcionamiento predecible y armonioso del orden social. Estos ajustes productivos deben estar
revistos de una moralidad que permitan la efectividad del autocontrol exigido socialmente. La
división del trabajo funciona adecuadamente cuando cada persona, según sus talentos, accede a
una tarea acorde a sus capacidades y que, por consiguiente, lo satisface. Esta situación facilita que
los trabajadores incorporen la moralidad específica a su tarea (que debe ser compatible con la
moralidad colectiva) y contribuyan al enriquecimiento de una cohesión diferenciada de la sociedad.
La división del trabajo puede, por diferentes circunstancias, presentar desajustes, como cuando los
talentos no se corresponden con las tareas, produciendo lo que Durkheim llama división forzada del
trabajo (funcionamiento que genera conflictos en la sociedad). Durkheim no considera que existan
los antagonismos entre las clases sociales, como afirma el marxismo, los conflictos no son
normales, su existencia se debe a un funcionamiento desajustado de la división del trabajo.
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Durkheim confía que en las sociedades complejas cada uno debe ocupar el lugar al que
naturalmente está preparado para ocupar. Las diferencias resultan, así, de la direccionalidad de los
más capaces en la ciencia y en la industria, éstos dirigen a la sociedad, pero no poniéndose por
encima de los otros, ya que esa sólo es su función. Este funcionamiento permite que cada uno
atempere y modere sus instintos egoístas, posibilitando que una moral secular integradora de las
funciones diferenciales de la sociedad. Una ética de la satisfacción con la tarea realizada hace que
los individuos se conformen con su destino y no pretendan más allá de lo que merecen o que
puedan obtener por su capacidad. Se requiere que la satisfacción no pase por tener menos o más,
sino que, los individuos se convenzan que no tienen derecho a más de lo que pueden conseguir.
Deben reconocer la superioridad moral de la autoridad, generándose una “…intensa fuerza moral
capaz de moderar y regular las diversas funciones y de someter el egoísmo y los intereses
especiales” (Zeitlin, 2001).
Durkheim considera que la sociedad tiene una autoridad moral sobre sus integrantes, pero
que necesita para su desarrollo de una autoridad más concreta, la del Estado 5. La autoridad estatal
resulta de la sociedad, y se hace necesaria ya que los hombres son naturalmente seres abocados a
la satisfacción de sus instintos egoístas, si es que nada los limita. El Estado emerge dentro de una
determinada sociedad, expresando la vida social que lo produce. El Estado debe generar nuevas
5
“No es exacto decir que el Estado encarna la conciencia colectiva, pues ésta lo desborda por todos lados. Ésta es
difusa en gran medida; hay, en cada instante, multitudes de sentimientos sociales, de estados sociales de todo tipo
de los cuales el Estado no percibe más que el hecho debilitado. El Estado no es la sede no más que de una conciencia
especial, restringida, pero más alta, más clara, que tiene de sí misma un sentimiento muy vivo. Nada tan oscuro e
indeciso como estas representaciones colectivas que se hallan esparcidas por todas las sociedades: mitos, leyendas
religiosas o morales, etc. No sabemos ni de dónde vienen, no adónde tienden; no las hemos pensado. Las
representaciones provenientes del Estado son siempre más conscientes de sí mismas, de sus causas y de sus
objetivos (…) el Estado es un órgano especial encargado de elaborar ciertas representaciones que tienen valor para
la colectividad. Estas representaciones se distinguen de las otras representaciones colectivas por su mayor grado
de conciencia y reflexión” (Durkheim, 2007).
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ideas y, a la vez, debe guiarse por la dinámica de la sociedad. Considera que es inevitable para el
funcionamiento de las sociedades complejas la constante ampliación de las esferas de intervención
del Estado como un fenómeno irresistible que debe complementarse con el funcionamiento de
grupos secundarios. Los grupos secundarios o profesionales para Durkheim son asociaciones,
desde las cuales se materializan moralidades especificas, generadoras de solidaridad y regulación,
que sirvan para equilibrar la relación entre el individuo y el Estado. Estas corporaciones
profesionales o laborales deben agrupar a empresarios y obreros en las diferentes ramas de la
economía, su función radica en establecer principios legales y morales acordes a la actividad en
cuestión. Por ello, estos vínculos pueden limitar los conflictos entre los diferentes actores
económicos, ya que los contactos entre ellos deben ser recurrentes para consensuar objetivos,
para organizar la actividad en común. Su función primordial es el fortalecimiento de la
reglamentación moral de las actividades productivas. Estas corporaciones productivas no son
autónomas ni están enfrentadas al Estado, se hallan subordinadas y resguardadas por la autoridad
moral y legal de la esfera estatal. Estos grupos son instancias sociales intermediarias que evitan
que el Estado asfixie a los individuos o que se comporte de forma tiránica frente a ellos, son como
poleas entre los objetivos de la planificación estatal en general, las metas de cada sector
productivo y la necesaria autonomía del individuo.
“Los gremios de oficio deben convertirse una vez más en una institución pública. Basados
en la estructura de clases existente, su función sería establecer principios morales y legales de
carácter general que regularan las relaciones entre las diversas ocupaciones y clases” (Zeitlin,
2001).
La autoridad moral, ejercida principalmente por el Estado y, en menor medida, por estas
asociaciones ocupacionales, es fundamental para el sostenimiento del orden social. El
funcionamiento de la sociedad no puede respaldarse exclusivamente en la fuerza, debe basarse en
la creencia de la moralidad de la autoridad. Para Durkheim, el Estado tiene dos funciones centrales,
la protección de los ciudadanos y la dirección de la sociedad para que concrete sus fines. Los
intereses comunes a toda nación deben personificarse en el Estado. La sociedad encomienda a
determinados individuos el poder de dirigirla para que cumplan sus intereses e ideales. La nación
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Deben procurarse los conocimientos que permitan identificar estos intereses e ideales y
colaborar para seleccionar los medios más adecuados dentro de determinadas circunstancias. La
función de un gobierno es doble, debe proteger a los ciudadanos, los unos de los otros y, al mismo
tiempo, conducir a la sociedad a la realización de su propio fin. Cada sociedad tiene fines e
intereses que le son propios, que en su alcance no son accesibles al individuo. El Estado es central
para inculcar una forma moral de vida, para que empleadores y obreros, grupos e individuos con
intereses diferentes moderen sus apetencias y encuentren en las normas morales una fuerza para
disminuir los conflictos y fortificar la solidaridad social, por ello debe realizar una planificación
racional y extender sus raíces en todas las direcciones de la producción y evitar que ningún grupo
secundario o ocupacional tenga ventajas o privilegios.
“…hay en cada momento corrientes sociales que llevan a la colectividad en tal o cual
sentido determinado, y que no emanan del Estado. Muy frecuentemente, el Estado experimenta su
presión, más bien que darle impulso. Hay así toda una vida psíquica que está difusa en la sociedad.
Pero hay otra que tiene por sede especial el órgano gubernamental. Es allí donde se elabora, y si
influye sobre el resto de la sociedad no es más que secundariamente y de modo de repercusión (…)
hay, pues, una vida psíquica colectiva, pero esta vida no está difusa a todo lo largo del cuerpo
social; aun siendo colectiva, está localizada en un órgano determinado. Y esta localización no
proviene de una simple concentración en un punto determinado de una vida que tiene orígenes
fuera de este punto. Es en parte en este mismo punto donde nace. Cuando el Estado piensa y se
decide, no se debe decir que es la sociedad la que piensa y se decide por él, sino que éste piensa y
se decide por ella. No es éste un simple instrumento de canalizaciones y concentraciones. Es, en
cierto sentido, el centro organizador de los grupos mismos” (Durkheim, 2007).
“El sentimiento del valor supremo del individuo humano es así un producto de la sociedad, y
es ésta la que lo separa decisivamente del egoísmo. El culto al individuo no se basa en el egoísmo,
sino en la difusión de sentimientos completamente contrarios al egoísmo: la compasión por el
sufrimiento humano y el deseo de justicia social” (Giddens, 1994).
estructura biológica (es decir prosocial) del organismo de cada persona; pero deja también bien
claro que el egoísmo es en gran parte producto de la sociedad; por ejemplo, el impulso hacia la
prosperidad económica individual es una creación de la sociedad moderna (…) el individualismo no
es lo mismo que el egoísmo, pero el incremento del primero amplia el alcance de las inclinaciones
egoístas. La situación de anomía que predomina en ciertos sectores de las sociedades modernas
refleja precisamente la extensión del ámbito de los motivos y gustos personales, lo cual es
consecuencia de un largo proceso de desarrollo social” (Giddens, 1994).
Según Durkheim en las sociedades modernas, donde el individualismo (el culto al individuo)
es preponderante, el alejamiento de los procesos anómicos depende del grado de éxito que tenga el
Estado y los grupos secundarios en socializar a los individuos para que tomen conciencia de su
dependencia frente a la sociedad en su conjunto. A través de la especialización de las tareas
revestidas de una moralidad específica y a través de una educación estatal que posibilite una
moralidad general se pueden moderar las ambiciones y el egoísmo humano, generando una división
de funciones concretadas en un equilibrio de interdependencia moral. La multiplicación de valores
debe integrarse en un proceso donde el individualismo moral se materialice con autonomía
personal y, a la vez, con una conciencia de la dependencia de cada uno con respecto a los otros.
Para Durkheim el planteo liberal propone una existencia social que desprecia la vital presencia de la
moralidad, sólo plantea la existencia del interés individual. Los principios morales son los
elementos que permiten constituir un colectivo social (que ejerza la función de autoridad moral)
donde se regulen los apetitos insaciables de los individuos. Durkheim asevera que el Estado tiene la
responsabilidad de establecer y proteger los derechos individuales. Su desarrollo es análogo al
incremento de la división del trabajo y, por ende, de los lazos de solidaridad orgánica. Recomienda
la abolición de la herencia por suponer que ésta obstaculiza la división natural del trabajo, las
propiedades deben ser manejadas por las autoridades de las organizaciones ocupacionales.
Durkheim afirma que la división del trabajo puede encontrar en las injusticias (entre las que
menciona la herencia) de su funcionamiento motivos para la existencia del conflicto y la
desintegración. El Estado no debe tolerar desigualdades muy profundas, las diferencias saludables
son las que resultan de las disposiciones y los talentos naturales de los individuos. Para Durkheim
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el desarrollo de la división del trabajo debe producirse espontáneamente, las personas deben poder
elegir su trabajo y su forma de vida.
4. Conclusiones
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“Más de la mitad de los españoles cree que no accederá a un trabajo acorde con sus habilidades, un tercio de
los jóvenes graduados se sienten sobre cualificados para el empleo que desempeña y casi los mismos se ven
estancados y con pocas opciones de aprender más. Son los datos que arroja una macroencuesta europea realizada
recientemente a casi 50.000 trabajadores de los 28. Las respuestas de España dibujan un panorama pesimista con
datos generalmente peores que la media europea. Los expertos reclaman más formación práctica en los estudios e
implicación en el aprendizaje a lo largo de la vida (…) la encuesta europea de habilidades y empleos ahonda con casi
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50.000 encuestados en los desajustes entre el conocimiento del trabajador y el empleo al que accede. Además del
desajuste que perciben los universitarios, un 40% de los españoles creen que tiene más habilidades de las que
necesitan en su trabajo habitual (39% en Europa), aunque también más de la mitad (53%) consideran que estas
quedarán anticuadas en cinco años”.
http://economia.elpais.com/economia/2015/10/30/actualidad/1446234123_613806.html?id_externo_rsoc=FB_CM.
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“…es incongruente pedirles a los grupos más desfavorecidos que sean sus propios sociólogos y que elaboren ellos
mismos la teoría de su situación (al proletariado industrial del siglo XIX le llevó mucho tiempo hacerlo, antes de
constituirse en clase obrera). Se puede comprender perfectamente que una reacción social tome el atajo más corto
y saltee largas cadenas de razonamiento que habría que desplegar para dar cuenta de todos los componentes de
esta situación, que escapa a menudo incluso a los economistas prestigiosos y a los profesionales de las ciencias
sociales” (Castel, 2004).
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nuevo cemento colectivo. El problema es que los lugares de lo que se llama civismo ordinario –la
conscripción, la escuela, el barrio mismo- se han descompuesto progresivamente. Las instituciones
en las cuales el individuo podía proyectarse para identificarse con la nación (…) se volvieron más
frágiles y más banales”. La socióloga Vanina Papalini (2015) plantea ante este marco de
desconcierto y de “endeble situación existencial…” cuatro opciones. Una es la vía revolucionaria, a
la que califica como un intento heroico de destrucción del presente orden social que cuenta con
ínfimas probabilidades de éxito. Una segunda opción es el aumento de la tolerancia (resiliencia) del
individuo, echando a mano de apoyos, tales como medicamentos, drogas, terapias y religiones. La
tercera opción es volver al modelo estatal 8 y económico previo al neoliberalismo, el Estado
protector o social (Castel, 2004). Una última opción es fortalecer las agrupaciones de cooperación
mutua basados en la identificación de problemas comunes, pero que parta de una acción local
trascendiendo el tema y el espacio social para su articulación y coordinación con otros grupos.
Podríamos pensar, en vista a lo que estableció Durkheim hace más de cien años, que los dos
últimos caminos deberían complementarse necesariamente.
5. Bibliografía
Berger, Peter y Luckmann, Thomas. La construcción social de la realidad. Ed. Amorrortu, Bs.
As., 1995.
8
El Estado neoliberal se constituye en oposición crítica al Estado de Bienestar o Social (que a partir de la Segunda
Post Guerra Mundial funciona articuladamente con políticas económicas keynesianas), este tipo de Estado (Social)
interpela al ciudadano como titular de derechos, asentándose en políticas universales (provisión de bienes,
transferencias monetarias y prestaciones de servicios públicos en áreas vitales para la construcción de la cohesión
social, como la educación) a fin acolchonar las diferencias que produce el mercado. Este modelo estatal tiene como
fundamento la seguridad (civil y social), “…liberados de toda regulación colectiva, los individuos viven bajo el signo
de la amenaza permanente porque no poseen en sí mismos el poder de proteger y protegerse (…) la seguridad es la
condición primera y absolutamente necesaria para que los individuos, desligados de las obligaciones- protecciones
tradicionales, puedan hacer sociedad” (Castel, 2004).
29
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31
por
1. Introducción
En la fenomenal serie True Detectives Rust Cohle (el personaje de Matthew McConaughey),
un investigador de homicidios, entabla diálogos muy crudos con su compañero de trabajo Martín
Hart (interpretando por Woody Harrelson), en uno de ellos el detective Cohle plantea su
cosmovisión oscura y cínica sobre la existencia humana, que se opone a los mitos y a las creencias
de la religión pero también al mito del progreso (mejora lineal, irreversible y progresiva del ser
humano) como se ha entendido en la Modernidad occidental. El personaje de McConaughey formula
una perspectiva racional, coherente con el desarrollo del conocimiento científico, que implica una
mirada muy áspera sobre el sentido de la existencia de desencanto con el mundo. Si el saber de la
ciencia sobre el surgimiento de la existencia humana se desplegara en una reflexión existencial
este sería coherente con la frase de Rust Cohle, “…creo que la conciencia humana fue un trágico
paso en falso de la evolución. Nos volvimos demasiado conscientes de nosotros mismos, la
naturaleza creó un aspecto separado de ella, somos criaturas que no deberíamos existir de
acuerdo a la ley natural. Somos cosas que funcionan bajo la ilusión de tener un ser propio, una
acumulación de experiencias sensoriales y sentimientos, programada para asegurarnos que somos
alguien, cuando en realidad nadie es nadie”. Esta reflexión expresa una contemplación sobre el ser
humano desprovista de cualquier connotación religiosa, mágica o que remita al orden de lo
inexplicable, supone una lectura cientificista que implica una mirada racional sobre el sentido de la
existencia. El tema de la racionalidad en la vida social se conecta con el planteo de uno de los
referentes ineludibles del pensamiento sociológico, Max Weber.
La producción intelectual de Max Weber (1864-1920) supone para la sociología una de las
bases de su construcción como ciencia. Junto a Emile Durkheim y Karl Marx representan los
32
llamados clásicos de la sociología (aunque Weber y Marx no hayan sido precisamente sociólogos).
Su pensamiento se ha plasmado en obras fundamentales como La ética protestante y el espíritu del
capitalismo, Sociología de la religión o Economía y sociedad (elaborado con posterioridad a su
muerte por su esposa y colaboradores), entre otros. Una de las problemática que emerge de sus
obras tiene que ver con la ruptura con visiones homogéneas del mundo, características de las
sociedades tradicionales, como consecuencia de un proceso de racionalización, el cual tiene
múltiples manifestaciones, que remiten a ámbitos muy diversos de la vida social. Su obra es una
referencia ineludible para analizar la configuración de las subjetividades en un marco social,
cultural y económico apoyado en el funcionamiento de grandes organizaciones. El presente texto no
pretende dar un panorama completo de su vasta producción ni pretende sintetizarla, sino que, se
dirige a presentar el tema de la racionalización, como proceso social que continúa manifestándose
en la actualidad. Max Weber identifica a este desencanto (o desmagificación, como plantean algunos
analistas de su obra) del mundo como resultado de un proceso de racionalización. Para Weber la
racionalización reconfigura diferentes dimensiones de la vida social y subjetiva, generando un
mundo avanzado en muchos aspectos pero deshumanizado.
9
Se emplea este término de forma genérica para designar a la formación social histórica resultante de la
revolución industrial y de la revolución francesa. Hoy caracterizada por los regímenes democráticos liberales y
relaciones económicas capitalistas.
10
El concepto de “modernidad” se utiliza en este trabajo genéricamente a fin de dar cuenta de una período histórico
determinado (emergencia del una economía de mercado y de formas burocráticas de administración) en su plano
material e ideológico. Lo “moderno” se emplea como para señalar las sociedades que resultaron de las revoluciones
burguesas en occidente.
34
Desde una perspectiva multicausal11, Weber establece que la abstracción (abordaje a través
de conceptos y teorías) que el científico necesita llevar adelante para aproximarse a la realidad
11
“Weber no hace sino dar una imagen del mundo en la que cada hombre sólo se diferencia del resto en tanto que las
circunstancias sociales que le rodean son distintas y, por tanto, ante estímulos diferentes tienen reacciones y
35
empírica implica recortes de la misma, que, necesaria e inevitablemente, coinciden con sus
criterios valorativos. Desde el enfoque weberiano no existen criterios atemporales o
universalmente válidos para organizar el sentido de la existencia, la justificación de una
determinada moral supone una decisión de sentido siempre arbitraria sobre múltiples cosmos de
ideales, creencias y valores, ya que “…el mundo no posee ningún valor ni sentido, abierto o
encubierto; son los hombres, por el contrario, en su interpretación de él, siempre variada y
contrapuesta, quienes pueden otorgárselo. Es esta una verdad, para Weber, suficientemente
mostrada por el curso total de la historia universal, así como por cualquier examen imparcial de la
experiencia cotidiana; y es una verdad tanto más evidente cuanto más racionalizada sea la
concepción del mundo” (Ruano de la Fuente, 1996). Plantea que no existe posibilidad de consagrar
racionalmente, o a través de técnicas basadas en la calculabilidad, una ética universal o la
supremacía de una constelación de valores e ideales por sobre otros. Considera que los ideales son
vivenciados como sagrados para aquellos que comparten una época cultural o una forma de vida,
estos ideales se reafirman en competencia con otros compartidos por otras personas que a su vez
los consideran sagrados para ellos, no habría un progreso o camino hacia una ética mejor o
superadora de las anteriores.
Weber establece que desde el análisis científico no se puede evaluar si una ética es positiva
o negativa, una mejor o peor que otra, debido a que no hay técnica o procedimiento de absoluta
objetividad que permita evaluar la superioridad racional de una serie de valores e ideales por sobre
otros Para el enfoque weberiano, la ciencia sólo puede describir lo existente, estableciendo que
realidades son posibles como consecuencia de ciertas condiciones y a partir de ciertas decisiones
o bajo la influencia de ciertos valores. Por lo tanto, desde la ciencia, en tanto sistema experto
apoyado en la confiabilidad técnica especializada, no se puede afirmar racionalmente como se debe
búsquedas distintas. Con ello, ofrece un panorama en el que se elimina cualquier superioridad metafísica relativa a
la raza o a la cultura. Para nuestro autor, el mundo está compuesto por seres humanos ante los cuales se han
presentado una serie limitada de problemas a los que ellos han dado respuesta en uno u otro sentido, con arreglo a
la gestión de su propia racionalidad. Weber no percibe la historia como una línea, sino como una mancha que va
ampliándose o reduciéndose…” (Piedras Monroy, 2004).
36
vivir, lo que debe hacerse o cual es la moralidad más conveniente a seguir. A través de la ciencia
sólo se pueden realizar diagnósticos, establecer factibilidades del obrar y analizar las
consecuencias de determinadas decisiones. El científico debe clarificar a los demás su postura
ideológica y sus valores a fin acercarse a la objetividad en su postura en su accionar profesional. A
partir del saber científico se pueden analizar cuáles son los costos que implican determinadas
decisiones, se puede realizar un análisis técnico para definir el grado de coherencia entre un
comportamiento y determinados valores que supuestamente sirvieron como guías de aquel o se
puede evaluar cuales son las acciones o los medios más eficientes o más coherentes en relación a
un fin. La ciencia no posee instrumentos ni un criterio estandarizado, medible o de calculabillidad
para discernir si una constelación de valores es superior a otra. Los valores no pueden validarse ni
justificarse científicamente 12 , si pueden establecerse las consecuencias factibles que resultan de la
aplicación de ciertas decisiones o los resultados que ciertos valores o fines tienen sobre
comportamientos o decisiones especificas.
Para Weber la realidad era infinita e inabordable para quien pretendiese conocerla
integralmente, careciendo de un sentido fuera del que los humanos puedan atribuirle13; el sentido
12
“Weber rehúsa aceptar la existencia de una personalidad moral unitaria bajo la acción humana; es más, indica de
forma consistente que las diferentes esferas de la existencia o diferentes ordenes de la vida no constituyen los
fragmentos anómicos de alguna totalidad negada. Para Weber, existen muchos dominios éticos diferenciados, y
ninguno de éstos representa versiones diferentes de algún único bien homogéneo o forman ninguna jerarquía
natural” (Du Gay, 2012).
13
“El número y la índole de las causas que determinaron cualquier evento individual son siempre infinitos, y nada hay
en las cosas mismas que indique que parte de ellas debe ser considerada. El único resultado de cualquier intento
serio de conocer la realidad sin presupuestos seria un caos de juicios de existencia acerca de innumerables
percepciones particulares (…) lo único que introduce orden en este caos es la circunstancia de que, en cada caso,
sólo una parte de la realidad individual reviste para nosotros interés y significación, porque únicamente ella
muestra relación con las ideas de valor culturales con las cuales abordamos la realidad (…) un regreso causal
exhaustivo desde cualquier fenómeno concreto en su realidad plena, no sólo es imposible en la práctica, sino
sencillamente disparatado.” (Weber, 1997).
37
Ante la diversidad de esferas sociales en los que se erigen ideales y valores disímiles el
científico debería admitir su irreductible multiplicidad, ya que la ciencia no posee instrumentos de
medición, ni criterios estandarizados para discernir éticamente si una constelación de ideales o de
valores es superior a otra, a través de sus procedimientos, desde ella solo se pueden realizar
diagnósticos, establecer factibilidades del obrar y analizar las consecuencias de determinadas
decisiones; a través del pensamiento y el método científico, por lo tanto, no podría afirmarse si un
valor concreto o un determinado ideal es bueno o malo, o deseable en sí mismo. Desde la ciencia, en
tanto sistema experto y empírico apoyado en la confiabilidad técnica especializada, no se puede
afirmar racionalmente como se debe vivir, lo que debe hacerse o cual es la moralidad más
conveniente de seguir; el científico no es omnisciente, no dispone de las herramientas cognitivas
para abarcar cognitivamente la realidad, en tanto ésta es una inabordable sucesión caótica de
aconteceres y sucesos14; como no existe una predeterminación racional en el funcionamiento de la
realidad, que consiste en un fluir caótico e irracional de procesos y eventos intrínsecamente
indefinidos, los actores científicos deben organizar, desde una determinada perspectiva, el recorte
de la realidad que le resulta relevante, segmentando y seleccionando elementos que consideran
pertinentes a sus objetivos.
14
http://pijamasurf.com/2016/08/el_fisico_mas_inteligente_del_mundo_cree_que_la_ciencia_no_puede_explicar_el
_misterio_de_la_conciencia/.
38
15
“…el Estado, por ejemplo, puede considerarse en una multiplicidad de aspectos. En la medida en que realiza
actividades económicas per se, es un fenómeno económico, al menos en parte; y en el grado en que las políticas del
Estado tiene consecuencias para la vida económica está relacionado con lo económico; finalmente, en cuanto a los
intereses económicos influyen sobre las diversas políticas gubernamentales, el Estado es una institución
económicamente condicionada” (Zeitlin, 2001).
16
“…lo que cuenta es en principio conocer la peculiaridad especial del racionalismo occidental (y dentro de este el
racionalismo occidental moderno) y explicar su surgimiento. Debido al significado fundamental de la economía, todo
intento de explicación ha de tomar en consideración ante todo las condiciones económicas. Pero esto no puede
hacer olvidar el nexo causal inverso. Pues en su surgimiento el racionalismo económico no depende no sólo de la
técnica racional y del derecho racional, sino también de la capacidad y disposición de las personas para ciertos
tipos de la conducción práctico-racional de la vida” (Weber, 1998).
39
17
“El orden económico capitalista de nuestros días es un cosmos inmenso en el que el individuo se encuentra desde
que nace y que para él (al menos como individuo) está dado como una casa de hecho inalterables en la que tiene que
vivir. Este cosmos impone al individuo, en la medida que está enredado en el nexo del mercado, las normas de su
actuación económica. El industrial que actúa continuamente en contra de estas normas es eliminado
económicamente, igual que el trabajador que no quiere o no puede adaptarse a ellas acaba en la calle como parado”
(Weber, 1989).
18
“A principio de la Edad Moderna la concentración de obreros dentro de los talleres se operó en parte por medios
coactivos; pobres, vagabundos y criminales fueron obligados a ingresar e la fábrica, y hasta entrado el siglo XVIII los
obreros de las minas de Newcastle iban sujetos con argollas de hierro. Pero precisamente en este siglo se operó
40
“...detrás de cada economía existe y debe existir un elemento coactivo –manejado en la actualidad
por el Estado, en épocas pasadas a menudo por estamentos- e incluso un posible régimen
económico socialista o comunista del provenir necesitaría de la coacción para poner en práctica
sus ordenamientos; ahora bien, esta coacción no es precisamente una actuación económica, sino
tan sólo un medio para asegurarla”.
A partir de una perspectiva multicausal, Weber estableció que las abstracciones mediante
el abordaje de la realidad a través de conceptos y teorías que el científico lleva adelante para
investigar empíricamente implican recortes, que, necesaria e inevitablemente, coinciden con sus
criterios valorativos. Desde esta propuesta epistemológica, los fenómenos sociales deben ser
considerados realidades pluridimensionales que emergen de una multicausalidad de factores que
están presentes en un evento cualquiera sin que exista un parámetro natural de evaluación que
permita indicar que causa es prioritaria para explicar un fenómeno, “…un regreso causal
exhaustivo desde cualquier fenómeno concreto en su realidad plena, no solo es imposible en la
práctica, sino sencillamente disparatado” (Weber, 1997), por ello, los analistas sociales deben
enfocarse desde múltiples perspectivas para alcanzar una visión más satisfactoria de lo que se
pretende conocer. La sociología weberiana está dirigida a comprender la actividad social a través
de la interpretación, apoyada en la elaboración de esquemas de tipos ideales: estos esquemas son
construcciones conceptuales que se elaboran a partir de un concepto (como por ejemplo, la
dominación o la acción social), el cual, supone una comprensión histórica previa de la realidad para
por doquiera la sustitución del trabajo servil por el contrato de trabajo. Este significaba: ahorro de capital, pues
eran menores las inversiones que las que implicaba la compra de esclavos; desplazamiento del riesgo del capital
hacia el obrero, mientras que, antaño, la muerte del esclavo constituía una pérdida de capital para su dueño,
desaparición de las preocupaciones causadas por la reproducción de los obreros, problema que determinó el
fracaso de la explotación esclavista ante la imposibilidad de obtener la reproducción de esclavos constituidos en
familia; posibilidad de una división racional del trabajo, respondiendo exclusivamente a fines de carácter técnico, ya
que si bien existieron precedentes de ella, no se constituyó como principio hasta que se logró la concentración del
trabajo en un taller; finalmente, posibilidad de un cálculo exacto, factible, solamente sobre la base de la asociación
de taller y trabajo libre” (Weber, 1978).
41
que luego de ella se deriven los conceptos sistematizados por el sociólogo, aunque los tipos ideales
se derivan de la realidad estos no son reflejos de la misma, suponen implícitamente una
exageración coherente de la misma. Son esquemas construidos por el analista que implican una
serie de abstracciones para guiar el cotejo y la comparación entre la realidad empírica y la
conceptualización en cuestión, “…estas formas de orientación pueden considerarse en modo alguno
como una clasificación exhaustiva, sino como puros tipos conceptuales, construidos para fines de la
investigación sociológica, respecto a los cuales la acción real se aproxima más o menos o, lo que es
más frecuente, de cuya mezcla se compone” (Weber, 2012). El término ideal no implica que los
conceptos hayan sido elaborados remitiendo al mejor de los mundos posibles o con respecto a su
optimización en la realidad (Ritzer, 1993). Los tipos ideales promueven que las entidades
involucradas puedan analizarse tanto desde una consideración estática como dinámica de las
mismas, lo que conlleva la posibilidad que los tipos ideales puedan modificarse en el tiempo.
El empleo de tipos ideales como recurso metodológico supone una reducción intencional de
la complejidad de la realidad, los casos empíricos que se analizan con esta técnica incluyen, con
diferentes variabilidades, los elementos de cada tipo ideal, en términos de probabilidad. Un tipo
ideal no necesita limitarse a acentuar aspectos de la realidad puede también postular procesos de
desarrollo e incorporarlos al esquema teórico; la edificación de un esquema de tipos ideales de un
concepto determinado no representa un fin en sí mismo, sino que, supone un procedimiento que
implica una abstracción de la realidad concreta e histórica para clasificar, ordenar, distinguir y
analizar un mundo social constituido por lo irrepetible de sucesos inabarcables. Como claramente
explica Aronson (2016), “…el proceso de construcción del tipo ideal alude a un procedimiento en
cuyo curso el investigador se provee de herramientas analíticas para interpretar la realidad. Es un
medio para la comprensión de individuos históricos concretos, y la comprensión es la finalidad de la
tarea de indagación. Apoyado en los datos de la historia, aunque despejado de contenido histórico,
el tipo ideal es unilateral porque realza un solo curso de acción y renuncia al estudio de la totalidad
de caminos posibles que dicha acción hubiera podido tomar ”. Weber estableció que los tipos ideales
funcionan como conceptos límites, estrictamente ideales, con los que se resaltan ciertas
directrices y se enfocan ciertos atributos del proceder humano en determinado contexto; suponen
herramientas con las que se contrasta y se compara la realidad con construcciones conceptuales
42
Para esta tarea primero, se define con precisión y, posteriormente, se acentúan las
características y las tendencias esenciales que para el investigador tiene el fenómeno en estudio.
Desde las regularidades elaboradas se realzan los aspectos que se consideran vitales para
organizar un esquema conceptual. Los tipos ideales suponen una reducción intencional de la
complejidad de la realidad, a través de la elaboración de escasos tipos que se diferencien
netamente uno de otro sin que haya posibilidad de que sus características se superpongan, las
mismas deben estar integradas con coherencia en el interior de cada tipo. Los casos empíricos que
se analizan con esta técnica incluyen con diferentes variabilidades los elementos de cada tipo ideal,
en términos de probabilidad de su ocurrencia. Un tipo ideal no necesita limitarse a acentuar
aspectos de la realidad puede también postular procesos de desarrollo e incorporarlos al esquema
teórico de tipos ideales, debe construirse “… mediante la abstracción y la combinación de un
número indefinido de elementos que, aunque se encuentran en la realidad, rara vez o nunca se
descubren en forma específica (…) no se forma a partir de una serie de reflexiones puramente
conceptuales, sino que se crea, se modifica y se precisa por medio del análisis empírico de
problemas concretos, y a su vez aumenta la precisión de este análisis” (Giddens, 1994).
La sociología, para Weber, es una disciplina científica interpretativa, que debe no solo
describir las posiciones y conductas de los actores, sino que, fundamentalmente, le corresponde
comprender19 el sentido que estos le atribuyen a su comportamiento o que están implícitos en su
19
Weber diferencia la comprensión directa de la comprensión explicativa. La primera supone un acto de captación
basado en una identificación mental y afectiva, por la cual se intenta revivir lo que el otro hizo, o ponerse en lugar
de ese otro. Esta compresión que se basa en la reviviscencia de lo vivido por otro “…acarrea el riesgo de confundir
la vivencia propia con la del sujeto de la acción que se pretende conocer (…) el recurso a la comprensión no
envuelve en absoluto ninguna modalidad de intuición y no le debe nada a ningún tipo de psicologismo” (Cohn, 1989).
43
accionar. La sociología comprensiva parte de la acción del individuo, y desde allí, analiza las
relaciones para comprender realidades sociales superiores. Como el individuo es el único que
realiza comportamientos con sentido la teoría sociológica debe concebir conceptos como Estado,
Instituciones o Capitalismo remitiendo a las «acciones comprensibles», de los hombres individuales
participantes20. El interés científico de Weber no está puesto en capturar las vivencias de los
individuos, “…tampoco le interesan sus acciones por sí mismas, sino el establecimiento de nexos
causales entre varias acciones del mismo agente (típico) o entre las acciones de varios sujetos
diversos en un mismo contexto (…) el universo de los acontecimientos singulares es puramente
contingente” (Cohn, 1998).
La comprensión explicativa conveniente para el análisis científico se basa en instrumentar evidencias que permitan
clarificar el comportamiento y las relaciones sociales observadas y los sentidos que las dinamizan y la direccionan,
es buscar la conexión de sentido de la acción y la relación social dentro de una trama de motivos, contextos o
secuencias de comportamientos involucrados en esa conducta o relación. La comprensión “…depende, para ser
utilizada con alguna eficacia, de un cierto grado previo de conocimiento de regularidades empíricas (…) y de la
situación en la que ocurre” (Cohn, 1989).
20
“Para otros fines de conocimiento (p. ej. jurídicos) o por finalidades prácticas puede ser conveniente y hasta
sencillamente inevitable tratar a determinadas formaciones sociales (estado, cooperativas, compañía anónima,
fundación) como si fueran individuos (por ejemplo, como sujetos de derechos y deberes, o de determinadas
acciones de alcance jurídico).Para la interpretación comprensiva de la sociología, por el contrario, esas
formaciones no son otra cosa que desarrollos y entrelazamientos de acciones específicas de personas individuales,
ya que tan sólo estas pueden ser sujetos de una acción orientada por su sentido. A pesar de esto, la sociología no
puede ignorar, aún para sus propios fines, aquellas estructuras conceptuales de naturaleza colectiva, que son
instrumentos de otras maneras de enfrentarse a la realidad” (Weber, 2012).
44
nadie en concreto, alguien singular o una pluralidad, puede ese otro hallarse en el pasado, en el
presente o en el futuro), debe subrayarse que este concepto implica un hacer (siempre que se
enlace a él un sentido) que se manifiesta externa o internamente (permitiendo u omitiendo). Más
allá de que éste análisis sociológico parte del individuo, los actores weberianos no operan sobre el
vacío, no son entidades atomizadas, robinsons crusoes aislados del mundo, son individuos
socializados que se encuentran dentro de una trama intersubjetiva, en relación con determinados
órdenes sociales y las orientaciones de sentido y cosmovisiones que lo constituyen. La elección de
valores, fines o los estados emotivos que orientan la acción son los disponibles en los órdenes
sociales donde cada individuo ha sido socializado y en los que se halla situado.
Weber (2012) distingue las acciones sociales de aquellas que no lo son, las cuales se
determinan porque su orientación no se dirige hacia la acción de otros. La acción social tampoco es
una acción homogénea de una multiplicidad de individuos, ni el comportamiento influido por las
acciones de terceros. Una acción no es social, por ejemplo, cuando se materializa a través de la
imitación reactiva de un comportamiento ajeno, pero sí lo es cuando un individuo imita una acción
de otro porque la misma está de moda o es considerada como distinguida. Weber rechaza de plano
que los fenómenos sociales puedan explicarse desde una perspectiva psicológica, por lo que habría
que aclarar que, a pesar de que su sociología tiene como punto de partida el actuar individual,
“…rechaza sin equívocos la idea de que las instituciones sociales pueden deducirse, en sentido
explicativo, de generalizaciones psicológicas. Puesto que la vida humana se configura
principalmente por influjos socioculturales, de hecho es más probable que la sociología tenga que
aportar más cosas a la psicología que ésta a la sociología” (Giddens, 1994). Weber establece una
distinción entre las motivaciones (conexiones de sentido) de los actores y el efecto agregado que
tienen éstos sobre el plano social, los fenómenos sociales que se materializan como un efecto no
previsto de los actores sociales. Las acciones sociales pueden tener consecuencia no buscadas o
imprevistas por quienes las llevan adelante, lo que se produce en términos de impacto a partir de
un determinado comportamiento puede ser ignorado o no estar contemplado en el sentido que le
dio origen, por ejemplo, un comportamiento individual en la esfera del consumo como la compra de
bebidas en envase de plástico en lugar de hacerlo en un envase reciclable puede impactar en la
esfera medioambiental generando mayor niveles de basura no degradable. En el esquema de tipos
45
ideales que utiliza Weber para dar cuenta de este concepto, dos de las acciones sociales son
tipificadas como racionales (con relación a fines y con relación a valores) y dos como no racionales
(afectiva y tradicional). Las acciones sociales racionales involucran procesos de análisis y de
evaluación en la configuración del sentido que orienta al actor en vistas a su comportamiento. Las
acciones no racionales, en cambio, carecen en su significación de estos procesos mentales y el
individuo actúa ciegamente orientado por una tradición (costumbres, valores o ideales aceptados
irreflexivamente) o por un estado emotivo, lo que impide que pueda evaluar el comportamiento más
adecuado de acuerdo a los fines que quiere cumplimentar o que pueda establecer las posibles
consecuencias de sus actos.
Las acciones no racionales del esquema típico ideal de acción social de Weber están
categorizadas en la acción tradicional y la emocional o afectiva. Ambas son irracionales porque no
intervienen en su materialización procesos de reflexión o de evaluación. La acción social tradicional
es aquella que se lleva a cabo bajo la influencia de costumbres o hábitos muy naturalizados, este
46
Las acciones sociales racionales se clasifican entre las que se orientan por fines y las que
se orientan con respecto a valores. En la acción social racional con relación a fines el sentido del
comportamiento se constituye a través de la utilización de procesos de cálculo y de evaluación de
los medios, que dispone sobre una base de conocimiento fiable para obtener un fin, aunque debe
aclararse que en esta forma de acción el individuo no sólo evalúa y sopesa medios y resultados
posibles sino también los fines que direccionan la acción. Es un comportamiento orientado por la
utilidad, el individuo conciente sopesa las opciones con las que cuenta y de las probables
consecuencias de la concreción de un determinado acto a realizar. El individuo evalúa las opciones
de las que efectivamente dispone, examina los posibles obstáculos con los que pueda encontrar y
analiza las consecuencias de su decisión eligiendo la de mayor probabilidad de concreción y de
menor costo posible para la obtención de un fin elegido, también considerado dentro de las
circunstancias posibles. La evaluación puede ser subjetiva u objetiva, en el primer caso “…es una
acción conscientemente orientada hacia la utilización planificada de los medios que son
considerados subjetivamente correctos para un fin dado, la otra será exclusivamente aquella
acción que emplee los medios que según la base experiencial y la información científica son
considerados objetivamente correctos” (Ruano de la Fuente, 1996). Este tipo de acción social no
sólo implica la decisión racional entre diversos medios con respecto a un fin (acción técnica 21), sino
21
Weber (2012) entiende por técnica racional al conjunto de medios disponibles aplicables a una acción, evaluada
intencionalmente con respecto a un plan, orientada por su condición de eficacia (reproducción fiable) y
47
también, la estimación entre diferentes fines preestablecidos que se presentan como alternativos,
el contexto en el que se presentan y las posibles consecuencias que cada uno de ellos conlleva, sin
contemplar los valores implicados en ellos. Weber no desconoce que detrás de los fines de
cualquier acción del individuo hay una constelación de ideales, valores internalizados, emociones
latentes o presentes que, con mayor o menor grado de conciencia, orientan, regulan, limitan y
configuran la capacidad de analizar, no sólo los medios disponibles, sino también, los fines a
perseguir. Para la consideración conceptual de este tipo de acción social, los valores o ideales se
encuentran en el exterior de la trayectoria del comportamiento.
previsibilidad. Afirma que “…hay una técnica para cada forma de actividad: técnica de la oración, técnica de la
ascética, técnica del pensamiento y de la investigación, técnica mnemónica, técnica de la educación, técnica del
poder político o hierocrático, técnica administrativa, técnica erótica, técnica militar, técnica musical (de un
virtuoso, por ejemplo), técnica escultórica o pictórica, técnica jurídica, etc.; y siendo cada una de ellas susceptible
de los más diversos grados de racionalidad”.
48
depende de el nivel de información que se posea a nivel individual, a nivel de la posición social de la
información disponible socialmente en un momento histórico determinado.
A continuación se presenta una situación ficticia que busca ejemplificar la diferencia entre
los dos tipos de acción social racional weberiana. Carlos solamente entabla relaciones eróticas con
mujeres que cumplen con un ideal de belleza internalizado, en el diario devenir se le presentan
oportunidades con chicas que no se ajustan a sus cánones valorativos de lo que para él es la
belleza femenina (que remiten a un orden cultural que resalta ciertos atributos físicos), ante estas
ocasiones Carlos analiza sistemáticamente a cada una de estas mujeres y decide si avanza en un
encuentro amoroso, esta acción racional con relación a valores le imposibilita tener encuentros
con el sexo opuesto más frecuentes, cosa que a él no le importa, se siente muy a gusto siendo
coherente con sus valores estéticos. Félix, en cambio, concreta relaciones con las mujeres que le
muestran una buena predisposición hacia él, su finalidad es aparearse todo lo que pueda, en vistas
a esta finalidad, las consecuencias de salir con chicas que no necesariamente respondan a su gusto
ha sido evaluada y sus decisiones se orientan en tal sentido, por supuesto, que su performance
cuantitativa es mayor que la de Carlos, porque su acción racional con relación a fines le posibilita
una mayor eficiencia cuantitativa.
Las acciones sociales que se enlazan generan una relación social 22 , esta se define a partir
de una reciprocidad entre acciones sociales. Para que se produzca una relación social no es
preciso que los intervinientes compartan el mismo significado al entablarla, una relación entre dos
personas puede sostenerse en el tiempo y que el significado de la misma para cada una de ellas sea
22
“Por relación social debe entenderse una conducta plural –de varios- que, por el sentido que encierra, se
presenta como recíprocamente referida, orientándose por esa reciprocidad. La relación social consiste, pues,
plena y exclusivamente, en la probabilidad de que se actuará socialmente en una forma (con sentido) indicable…”
(Weber, 2012).
49
diferente, una de ellas puede sostener el vínculo por conveniencia y la otra por afecto 23. Esta
reciprocidad puede ser positiva o negativa, la existencia de una relación social no implica
cooperación entre los intervinientes ya que esta puede ser una relación de conflicto. Las relaciones
sociales pueden ser efímeras (disolverse casi instantáneamente) o bien, pueden ser duraderas y
uniformizarse en el tiempo. Cuando las relaciones sociales son estables, se constituyen
regularidades en el comportamiento y los mismos son previsibles formando estructuras duraderas,
cuando esta estabilidad y durabilidad tiene un respaldo coactivo externo da lugar a una ordenación
e institucionalización de las relaciones sociales.
Hay un tipo particular de relación social que es central para entender el proceso de
racionalización moderno y para concebir la construcción del poder en un orden social o en una
organización, y es el concepto de dominación, este concepto es definido por Weber (2012) como una
forma particular de ejercicio de poder (relación social donde se produce la probabilidad de una de
las instancias de la relación de imponer la voluntad propia a la de otros, aún con la oposición de
estos) basado en un conjunto de creencias socialmente compartidas que consideran que ese
ejercicio de poder es legítimo. Weber distingue la dominación de aquellas relaciones de poder
basadas en la fuerza, ya que la dominación involucra una relación social asimétrica en la que se
produce la probabilidad de que una de las instancias de la relación pueda ser obedecida por la otra,
esto implica la voluntad de acatamiento del dominado de los fines impuestos como si hubieran
surgidos de sí mismo. La obediencia se concreta cuando el mandato tiene legitimación, esto es
porque la dominación implica la creencia de los dominados en alguna fuente de validez, como el
23
“Sabemos que para Weber la acción social es siempre significativa, y que la relación social lo es de manera aún
más profunda, ya que en ella no sólo interesa la orientación de la conducta del agente en relación con la de otro,
sino sobre todo que el sentido de su acción está condicionado por su orientación en relación con el propio contenido
significativo de las acciones de otro, o de otros agentes posibles” (Cohn, 1989).
50
carisma, la tradición o un orden racional legal. 24 Para que haya dominación debe haber una persona
o un grupo que la ejerza, se debe contar con la voluntad de estos de ejercer su influencia y
mandatos que expresen esta voluntad, en una situación diferencial a estos debe haber personas
sobre las que se ejerce la dominación, quienes poseen la creencia de la validez del mandato, y la
consecuente voluntad de obedecer. La dominación supone algún grado variable de organización del
poder, que se estructura a partir de las creencias en su validez que lo legitiman y estabilizan. Un
orden legítimo produce y regula comportamientos y relaciones sociales, garantizando a través de
una administración un ordenamiento interno que posibilita la estabilidad del mismo25.
24
“…el Estado se mantiene unido, del mismo modo que cualquier otra organización social, por una suerte de
solidaridad precontractual o no racional. Weber describía la base del Estado como su legitimidad. No se trata de un
cálculo racional del interés individual, sino de la creencia de que el Estado es válido y poderoso. La legitimidad puede
existir solo en la mente de las personas, pero si existe allí, hace que el Estado sea fuerte. Cuando el Estado es fuerte
puede obligar a las personas a obedecer y a la vez esto refuerza aún más su legitimidad. Todo el proceso se
retroalimenta en forma circular. Una creencia irracional en el estado, cualquiera sea su fundamento, crea su propia
realidad (…) las personas que comparten un sentimiento en común proveen las bases para que un Estado cuyos
poderes pueden ejercer coacción sobre todos (…) esto no quiere decir que todos tengan que sentirse solidarios con
los demás para que un Estado pueda existir. El régimen puede perfectamente ser una dictadura militar o tal vez un
gobierno temporal de un partido político en particular” (Collins, 2009).
25
“…las leyes son legítimas si han sido legítimamente sancionadas; y la sanción es legítima si ha ocurrido de
conformidad con las leyes que prescriben el procedimiento que ha de seguirse. Esta circularidad es deliberada.
Weber rechazaba explícitamente las definiciones del estado moderno y de su ordenamiento jurídico centradas ya en
los fines de esta comunidad política, ya en algunos juicios de valor especifico inspirados por la creencia de su
legitimidad. Hacía observar que las comunidades políticas han perseguido, en un tiempo o en otro, todos los fines
concebibles, y que pueden hacerlo sin perder por ello el carácter de un estado moderno, así como puede haber
liderazgo carismático tanto si el caudillo es un santo como si es un déspota. Análogamente, la creencia en la
legitimidad del orden legal puede estar fundada en el sentido práctico (por ejemplo, la utilidad del derecho para
proteger la propiedad) o en algún valor último (el derecho, como emanación de la voluntad divina), o en alguna
combinación de ambos elementos” (Bendix, 1970).
51
variantes, como la búsqueda de un sucesor que dé señales de poseer el carisma que lo califique
como líder ante la mirada de los dominados, derivándose hacia una nueva modalidad personal o
hacia una forma de dominación tradicional. Weber asevera que “…la dominación carismática es de
carácter específicamente extraordinario y fuera de lo cotidiano, representando una relación social
rigurosamente personal, unida a la validez carismática de cualidades personales y a su
corroboración. En el caso de que no sea puramente efímera sino que tome el carácter de una
relación duradera -“congregación” de creyentes, comunidad de guerreros o de discípulos, o
asociación de partido, o asociación política o hierocrática- la dominación carismática (…) tiene que
variar esencialmente su carácter: se racionaliza (legaliza) o tradicionaliza o ambas cosas en varios
aspectos” (Weber, 2012).
dos maneras: a) en parte por la fuerza de la tradición que señala inequívocamente el contenido de
los ordenamientos, así como su amplitud y sentido tal como son creídos, y cuya conmoción por
causa de una transgresión de los límites tradicionales podría ser peligrosa para la propia situación
tradicional del imperante; b) en parte por arbitrio libre el señor, al cual la tradición le demarca el
ámbito correspondiente” (Weber, 2012). El soberano es considerado por los dominados (súbditos)
como un señor que merced a su gracia y a una tradición que lo respalda designa a los puestos
públicos, los cuales no son asignados por la capacidad y la competencia sino por lealtad y devoción.
Esta dominación puede producirse con cuadro (patrimonialismo y sultanato) y sin cuadro
administrativo (patriarcalismo y gerontocracia), cuando se presenta con cuadro administrativo,
este tiene competencias marcadas por el soberano a partir de la tradición, su reclutamiento es
patrimonial, se constituye como parte de los recursos privados del soberano, no se distinguen
estos de los recursos del ordenamiento, por lo que las relaciones de dominación son básicamente
personales y el mantenimiento de su equipamiento está provisto por el soberano.
La actividad de los funcionarios tradicionales con asiduidad se extiende fuera de lo que está
expresamente señalado, el ejercicio de los cargos es remunerado, fundamentalmente, por el
provecho que el soberano puede extraer de su labor. En los casos en que la dominación tradicional
cuenta con un cuadro administrativo los miembros de este no son reclutados por el conocimiento
profesional respecto del cargo sino que este le es “…asignado un cargo por privilegio o por
concesión del señor (realmente o según ficción de legitimidad) o (…) mediante negocio jurídico
(compra, prenda, arriendo), un derecho propio al cargo, gracias al cual no pueden ser desposeídos
arbitrariamente. Por tanto la administración resulta, aunque limitada, autocéfala y autónoma. El
administrador carece de todo derecho al cargo: tampoco posee formación profesional, ni dignidad
estamental de funcionario. Los medios reales de administración son manejados totalmente en
beneficio del señor, bajo su propia dirección. Cuando el cuadro administrativo depende por entero
del señor, falta por completo una garantía contra las arbitrariedades de éste, que entonces pueden
alcanzar su magnitud máxima” (Weber, 1958).
orienta el ejercicio de esta dominación, por lo que al no existir una referencia objetiva se refuerza
la imposibilidad de creación de nuevos principios jurídicos o administrativos. Esta ausencia de
formalización tiene consecuencias negativas (en términos de inestabilidad del orden) en la base
material de esta dominación. La economía fiscal sobre la que se asienta es irracional, no existen
procedimientos de extracción de recursos basados en técnicas de cálculo y previsión, el
sostenimiento económico es discontinuo, no se mantiene establemente, ni es el resultado de
planificación alguna, ejemplos de ello son formas primitivas de recaudación de impuestos, como
prebendas, asignaciones tributarias en especie o rentas de tierras ancladas a vínculos
tradicionales.
En la dominación racional legal la creencia de los dominados, que da validez a este tipo de
dominación, se orienta hacia un orden impersonal legal que, abstractamente, reglamenta y
normaliza las actuaciones de sus miembros. Esta dominación se ejerce cotidianamente a través de
un cuadro administrativo especializado, un aparato burocrático. La burocracia en Weber presenta
un alcance restringido a los órdenes políticos de dominación ejecutando las tareas
gubernamentales y un alcance ampliado del término que remite al cuerpo administrativo de
cualquier tipo de actividad, este sentido lleva a emplear el término para analizar las modalidades de
funcionamiento de cualquier tipo de organización en las sociedades modernas. Esta dominación
desplaza la presencia de factores tradicionales o emocionales, como su funcionamiento se basa en
relaciones impersonales se elimina la influencia de la presencia de lo personal. La dominación
racional legal, que se materializa en organizaciones, tales como, el Estado moderno, las empresas
capitalistas, organizaciones sociales sistemas de salud o recreativos, es racional en calidad de la
instrumentalización calculable en el ejercicio del poder.
patrimonio del funcionario, g) gestión basada en documentos escritos, h) sueldo de base monetaria
estipulado formalmente, i) relaciones impersonales orientadas por un orden legal, j) existencia de
tareas cumplimentadas regularmente, a partir de una concepción abstracta del deber y k)
reclutamiento a partir de la competencia en el cargo. A diferencia de la dominación carismática,
donde la autoridad que se ejerce desde lo personal no tiene ningún límite impuesto, y de la
tradicional, donde el soberano debe actuar sin contradecir una serie de tradiciones poco explicitas
y de amplia resignificación, en la dominación racional legal la autoridad al ordenar y mandar
obedece estrictamente, a su vez, al orden impersonal que orienta su accionar. La orientación de los
comportamientos hacia reglas abstractas e impersonales posibilita la calculabilidad y la
previsibildad regular de las ordenaciones.
El reclutamiento del personal en los diferentes cargos se concreta a partir del saber
certificado en el cumplimiento de la función requerida. Las actividades del personal burocrático son
llevadas adelante por la provisión de medios materiales que son propiedad de la organización. El
gran instrumento de la superioridad de la administración burocrática es el saber profesional
especializado y la calculabilidad que posibilita el sometimiento del comportamiento a reglas
impersonales, precisas y estables, prescriptas formalmente. Weber afirma que estos elementos
hacen a la supremacía de esta forma de dominación por sobre las otras dos. La burocracia es la
forma la forma más racional de ejercer una dominación en términos de precisión, continuidad,
disciplina, rigor y confianza, uniformidad en las prestaciones o en la producción, evaluabildad,
intensidad y extensión en el servicio, aplicabilidad formalmente universal a toda suerte de tareas, y
susceptibilidad técnica para alcanzar el óptimo en sus resultados.
que permita la extracción de recursos de manera continuada, esta es una de las bases de la
superioridad de la dominación racional legal por sobre las otras dos. Weber reconoce que el
funcionamiento burocrático real dista de funcionar según lo planteado en términos de su tipo ideal,
ya que no siempre se cumplen lo definido conceptualmente. Más allá que la actividad diaria de los
empleados y funcionarios estatales esté regulada por un conjunto restrictivo de normativas,
disposiciones y mandatos que se establecen organizativamente, sus tareas se enmarcan en un
determinado contexto, donde el Estado actúa con diferentes grados de autonomía con respecto a
los conflictos e intereses de la sociedad. Los empleados de la burocracia no funcionan como
maquinas impasibles de ejecución de tareas, ya que, son actores con intereses situados política y
económicamente.
Zygmunt Bauman (2011) analiza el exterminio social de los nazis bajo esta perspectiva,
establece que las tareas conducentes a este propósito (moralmente repugnable) no se
diferenciaban formalmente de otros quehaceres burocráticos ya existentes en la organización,
supervisión y ejecución estatal y empresarial. Solo una planificación precisa y coordinada, a través
58
3-Tipos de racionalidad
Desde los criterios teóricos de Weber y, más específicamente, desde el planteo de Stephen
Kalberg se emplea en este texto el concepto de racionalidad para designar una lógica basada en la
calculabilidad, la sistematicidad y la coherencia con respecto a principios teóricos, prácticos,
valorativos o abstractos en la producción del sentido de la acción y la racionalización como un
proceso por el cual se instala como un modo de vida, configurando heterogéneamente los
59
diferentes órdenes de la vida social. La racionalidad resulta en el sentido de una acción en la ajuste
entre medios y fines, entre opciones de comportamiento y valores, en la elección de las
posibilidades según las expectativas y de manera sopesada y medida. La racionalización implica la
aplicación de algún tipo de racionalidad, se constituye como la transformación de las cosas que no
son racionales bajo criterios de racionalidad. Weber la presenta como una tendencia hacia la
organización de los diferentes órdenes de la vida social (político, económico, cotidiano, cultural) a
partir de principios preestablecidos, coherentes, impersonales, sistemáticos y evaluables, su
presencia en la configuración en los comportamientos y en la subjetividad no supone
necesariamente la materialización de un determinado tipo racionalidad. Es un proceso de
orientación y organización de la subjetividad, de los comportamientos y de las relaciones sociales
de las sociedades modernas en los órdenes económicos, culturales, políticos y sociales. La
racionalización libera a los individuos de las tradiciones, de lo imprevisto, de aquellas modalidades
de regulación del comportamiento arbitrarias pero lo encierra en un cosmos asfixiante de reglas
impersonales de difícil evasión. La capacidad técnica de las organizaciones posibilita que los
individuos superen su dependencia de las formas de dominación tradicionales, pero
paradójicamente, la técnica transformada en fundamento de la regulación del comportamiento
representa una amenaza a la libertad y la creatividad.
cualquier desperfecto no queda más remedio que llamar a un especialista para que revise el
artefacto26. La racionalización supone que un viajante de un transporte podría, si quisiera, acceder
al conocimiento que le permitiese entender el desplazamiento del vehículo, descartando que en su
funcionamiento intervenga alguna fuerza misteriosa. Weber (1998) establece que la racionalización
se manifiesta bajo modalidades diversas 27, puede desarrollarse con criterios diferenciales en el
ámbito religioso, en el jurídico, en el militar, en el cultural, en el científico, en el político, en el
económico o en el de la educación. El proceso de racionalización funciona, a partir de diferentes
tipos de racionalidad, de forma disímil en cada sociedad y en cada ámbito de la misma, por ello lo
racional y lo irracional es un asunto de perspectiva, ya que, toda actividad es plausible de
racionalizarse, “…lo irracional no es algo sustantivo, sino por relación a un determinado punto de
vista racional. Nada es racional o irracional en sí mismo, sino por referencia exclusiva al punto de
26
“…la intelectualización y racionalización creciente (…) significan (…) el conocimiento o convicción de que, de
desearlo, podríamos descubrirlo en cualquier momento. Por tanto, significan que, en lo esencial, no intervienen
fuerzas misteriosas incalculables, sino que, en principio, podemos controlar todas las cosas mediante el cálculo. Ello
supone un desencantamiento del mundo. Ya no es necesario recurrir a medios mágicos a fin de dominar o implorar
los espíritus, como hacia el salvaje, para quien existían poderes misteriosos. Los medios técnicos y el cálculo
cumplen esa función” (Weber, 1985).
27
“…la expresión "racionalismo" puede significar cosas muy diferentes. Significa una cosa cuando consideramos el
tipo de racionalización con el que un pensador sistemático elabora la imagen del mundo: un progresivo dominio
teórico de la realidad a través de conceptos cada vez más abstractos y precisos. Racionalismo significa otra cosa
cuando consideramos el logro metódico de un fin práctico y rigurosamente determinado por medio de un cálculo
cada vez más refinado de los medios apropiados (…) "racional" también puede tener el significado de una
"planificación metódica". Y así son racionales estos métodos: métodos de ascetismo mortificatorio o mágico, de
contemplación en sus formas más coherentes, por ejemplo, el yoga; o, el manejo de las máquinas de oraciones del
budismo actualizado. Por regla general, son "racionales" todas las formas de ética práctica, sistemática y
definitivamente orientada hacia fines precisos de salvación, en parte en igual significado en que es racional el
método formal, y en parte en la medida en que se distingue entre preceptos "válidos" y lo que se presenta como
dato empírico” (Weber, 1987).
61
vista valorativo desde el que la acción es considerada” (Ruano de la Fuente, 1996) 28. Aunque la
racionalización moderna es considerada por Weber (2012) como una modalidad histórica
estructurada a partir de la posibilidad de contar un desarrollo científico, con el despliegue confiable
de dispositivos técnicos y administrativos para dinamizar y organizar la calculabilidad, la evaluación
exacta y permanente en los procedimientos según bases racionales y científicas, es necesario
aclarar, que según el análisis weberiano el proceso de creciente racionalidad no se considera como
la única explicación, o que suponga que es la correcta interpretación de la realidad de la sociedad
capitalista. El cosmos de valores del capitalismo moderno estuvo inicialmente impulsado bajo los
principios éticos proveniente de la religión protestante, centralizados en el ascetismo, la
constricción ante los placeres mundanos, la energía de la fe sobre la actividad profesional y el
29
empleo del tiempo en forma productiva (entre otros factores), posteriormente, este impulso de
religiosidad se fue diluyendo permitiendo una creciente fragmentación de sentido integrada
únicamente por los principios de la mercantilización.
28
“Hay, por ejemplo, racionalizaciones de la contemplación mística, que es un comportamiento que (visto desde
otros ámbitos de la vida) es específicamente irracional, del mismo modo que hay racionalizaciones de la economía,
de la técnica, del trabajo científico, de la educación, de la guerra, de la administración de la justicia. Además cada
uno de estos ámbitos puede ser racionalizado partiendo de consideraciones ultimas y objetivos sumamente
diversos, y lo que es racional desde un punto de vista puede ser irracional desde otro punto de vista (…) lo decisivo
en su diferencia es que esferas fueron racionalizadas y en que dirección” (Weber, 1998).
29
“El ascetismo protestante intramundano (…) dirigió toda su energía contra el disfrute natural de las propiedades,
freno el consumo y en especial el lujo. Por el contrario, descargó psicológicamente a la adquisición de bienes de los
obstáculos de la ética tradicionalista, rompió las cadenas del afán de lucro al legalizarlo y considerarlo (…) querido
por Dios. La lucha contra el deseo carnal y el apego a los bienes exteriores no era (…) una lucha contra el lucro
racional, sino contra el uso irracional de las propiedades (…) el ascetismo no quería imponer a los propietarios una
mortificación, sino el uso de sus propiedades para cosas necesarias y útiles de manera práctica” (Weber, 1998).
62
los días sino que también genera saberes que se enfrentan a las tradicionales respuestas
religiosas, como las que dan cuenta de la existencia del cosmos, el origen del hombre, la
reproducción de los seres humanos, entre otros tópicos 30. El pensamiento científico no responde
por los fines últimos de las cosas ni pretende resolver el significado de la existencia humana y del
cosmos pero los conocimientos que ha generado sobre el origen y el funcionamiento de la vida y la
dinámica del universo ha puesto en entredicho lo dogmas de fe de las grandes religiones.
Kalberg (2007) establece que en los escritos de Weber no hay un desarrollo puntual, ni una
explicitación precisa de la racionalización como tema, para analizarlo éste debe ser rastreado en
diferentes textos, ya que se hace mención del mismo de forma fragmentada y diseminada, está
implicado al tratar otros temas. El concepto de racionalización no es unívoco, ni designa un
desarrollo general de las sociedades, sino que, se puede vincular con diferentes modalidades de
organizar realidades heterogéneas, a fin introducir regularidades en los comportamientos sociales.
Estas formas de controlar el sentido y las acciones sociales pueden estar institucionalizadas,
remitir a formas valorativas, funcionar como mecanismos impersonales de referencia o pueden ser
ejecutarse a partir de intereses personales y pragmáticos. A partir de cierta racionalización se
pueden generar modos de vida, o bien pueden hacer funcionar acciones acotadas en tiempo y lugar.
30
“Para Weber, el ascenso de la ciencia como modo de conocer y experimentar auguró consecuencias
particularmente decisivas, ya que amenazó con expulsar los valores por fuera de la arena de la “creencia” y
ubicarlos en el reino del cálculo: con el advenimiento de la visión científica del mundo, incluso los valores pudieron
ser sometidos a la observación empírica, a la medición matemática y a la prueba. Enfatizó que con este desarrollo la
ciencia se ubicó como la oposición más fundada a todas las visiones religiosas del mundo, las cuales, en tanto
postulados éticos, afirmaban la “falta de sentido” de la vida mundana y de ciertas acciones, como resultado de su
valoración de los caminos particulares de salvación” (Kalberg, 1977).
63
31
“…la racionalidad sustantiva ordena directamente la acción en patrones. Lo hace, sin embargo, no puramente en
base a un cálculo de medios-fines acerca de las soluciones ante problemas rutinarios, sino en relación a un
“postulado de valor” pasado, presente o potencial. No simplemente un valor singular, como puede ser una evaluación
positiva de la riqueza o del cumplimiento del deber, sino un postulado de valor que implica conjuntos enteros de
valores que varían en lo que abarcan, en su coherencia interna y en su contenido. Luego, este tipo de racionalidad
existe como una manifestación de la capacidad inherente al hombre para la acción racional con arreglo a valores”
(Kalberg, 1977).
64
los ideales y creencias que conforman ese orden ético. Lo irracional es, contrariamente, la acción
que responde a una multiplicidad de valores enfrentados o diferenciales 32 .
32
“…la racionalidad de los valores y de las orientaciones valorativas es determinada en virtud de la consistencia y
de la cualidad unificante y sistematizadora de los valores mismos, que, en consecuencia, serán principios
orientadores de un estilo de vida unitario. Sólo los valores que puedan ser abstraídos y generalizados, y
transformados así en principios que puedan ser interiorizados como principios básicamente formales, y aplicados
procedimentalmente, pueden ejercer una fuerza orientadora de la acción lo bastante intensa como para trascender
las situaciones concretas y, en el límite, penetrar sistemáticamente todos los ámbitos…” (Ruano de la Fuente, 1996).
65
acción hacia reglas formales y leyes equivale a un rechazo a cualquier arbitrariedad: aquí el
universalismo y el cálculo con relación a regulaciones aprobadas se ubican estrictamente en
oposición a la toma de decisiones relacionada con cualidades personales de los individuos
implicados” (Kalberg, 1977).
La racionalidad material supone una orientación y ordenación regida por criterios que se
distancian de pautas impersonales, para regirse normativamente con respecto a valores o ideales,
por lo que supone criterios no abstractos o extraeconómicos, llevando a la acción social a guiarse
por estos valores o ideales. La racionalidad formal es una modalidad de orientación y regulación de
los actuaciones que requieren del incremento de las capacidades técnicas (aplicación de un
conjunto de medios planificada e intencionadamente para cumplir con determinados requerimientos
o fines) para consolidar un entramado de relación eficiente entre reglas y fines, dando lugar a un
marco calculable de regulación y de prescripciones habilitantes y restrictivas de los
comportamientos. En la gestión económica la forma dinero representa el máximo de calculabilidad,
impersonalidad y abstracción en los intercambios. En el orden jurídico es constatable que, más allá
que el funcionamiento de la racionalidad formal remite a la coherencia y la sistematicidad entre sus
reglas y principios fundantes y la racionalidad material suponga una referencia a ideales o valores
que están por fuera de la estructura normativa, ambas funcionan en la realidad concreta
implicadas una en la otra, ya que “…la racionalidad material contiene de alguna manera elementos
de la racionalidad formal, y la racionalidad formal contiene algo de la racionalidad material, pues
todo el sistema de normas, jerarquías y procedimientos, etc.. se establece para aplicar
determinados fines, para conseguir determinados objetivos. Además en un mundo con luchas en
todas las esferas, se le presentan al derecho exigencias materiales, de realización de determinados
objetivos, que pueden poner en cuestionamiento la racionalidad formal, en el sentido de que ponen
en entredicho el formalismo jurídico…” (Abellan, 2004).
Mientras que la racionalidad formal se materializa en una lógica que sopesa medios y fines,
en coherencia con reglas, leyes o regulaciones resultantes de un orden impersonal abstracto, la
racionalidad práctica se manifiesta en una actitud personal hacia el cálculo y la evaluación de las
posibilidades disponibles en la resolución de los problemas cotidianos, a partir de patrones de
acción racional con arreglo a medios-fines que se desprenden de los propios intereses
pragmáticos. Por ello, la racionalidad práctica implica la presencia de procesamientos evaluativos y
de calculabilidad orientando el sentido de la acción en el flujo aleatorio de los intereses cotidianos,
casi al nivel de lo automatizado o de lo no premeditado, se presenta como resultado haber
internalizado estos mecanismos de manera muy arraigada, para sortear los obstáculos que se le
presentan al individuo en el devenir azaroso de la vida cotidiana. Este tipo de racionalidad supone
que el razonamiento metódico forma parte de esquemas cognitivos o actitudinales en la adaptación
pragmática del sujeto a las circunstancias de la vida moderna. Kalberg expresa que este tipo de
racionalidad presenta un carácter impreciso, no remite ni a un conjunto de valores ni a fines
provenientes de un orden impersonal y abstracto que sirva como referencia y coherencia, solo
implica la administración en la resolución de las dificultades rutinarias, cotidianas y pragmáticas.
Las disposiciones subjetivas que conforman la racionalidad práctica predominan en la cotidianeidad
de las sociedades modernas debido a que se posee la disponibilidad de saberes empíricos, consejos
profesionales, documentación técnica sobre aquellas cosas que atiene al desenvolvimiento de la
vida cotidiana.
Los saberes disponibles conforman un marco empírico técnico desde donde se genera una
orientación regular de este tipo de acción, por ello, la racionalidad práctica funciona no solo como
67
un procedimiento personal interiorizado a partir del posicionamiento del individuo dentro una
organización para controlar y ajustarse a la realidad objetiva, sino que, funciona como una
disposición subjetiva cognitiva que orienta y conduce las decisiones de la acción en torno a ciertos
fines o valores. La racionalidad práctica supone acciones de dominio sobre la realidad basadas en
patrones que se dirigen a manipular las rutinas diarias, implica una tendencia sistemática y
coherente con ciertos criterios probados de eficacia. En la racionalidad práctica, la ordenación de
la acción deriva del cálculo intencional, pragmático y maleable con respecto a los intereses o fines
de los individuos con respecto a la dinámica de las vicisitudes de la realidad diaria, esta orientación
pragmática puede en su concreción a través de las rutinas diarias transformarse en protocolos de
conducta implicando un nivel de automatización mental en la configuración del comportamiento.
Opuestamente, la racionalidad teórica requiere necesariamente de un elevado nivel de conciencia
en la organización del sentido ya que tiene como apoyo en el uso de procesos cognitivos desde una
estructura conceptual.
33
“La racionalización teórica y práctico-técnica guardan entre sí, sin duda, una estrecha relación de dependencia.
Porque la racionalidad formal de una acción dirigida a un fin (…) se mide por la corrección del cálculo de medios y
de fines, y esta corrección objetiva es tanto mayor cuanto mayor sea el grado de intelectualización de la realidad”
(Ruano de la Fuente, 1996).
69
Según Kalberg (1977) los diferentes tipos de racionalidad tienen en común que se basan en
procesos mentales metódicos dirigidos a intentar configurar y controlar la realidad. La racionalidad
supone una construcción de sentido dirigida a organizar y controlar la realidad, a fin de que ésta no
se manifieste como un caos desordenado de percepciones particulares y efímeras. En todo proceso
de racionalización se organiza metódicamente la infinita manifestación de hechos, sucesos aislados
y acontecimientos dispersos. Más allá de que su significación sea consecuencia del cálculo entre
medios y fines a partir de un orden formal, que nazca de la subordinación a un orden ético o que
resulte de una calculabilidad pragmática, la racionalización se concreta como una modalidad de
construcción del sentido, rechazando las concepciones y las significaciones particularizadas para
ordenarlas y canalizarlas dentro de patrones de acción social, de esquemas de organización, de
regularidades comprensibles. Los tipos de racionalidad sustantiva, formal, y teórica suelen ser
decisivas en el proceso de institucionalización social y de conformación de realidades
organizacionales, estructuradas como conjuntos de procedimientos, regularidades y normativas,
en cambio, la impronta difusa de la racionalidad práctica la remite a la resolución de la vida
cotidiana.
referencia es ineludible; para Weber, este proceso tuvo el carácter de lo inevitable, generando una
transformación social a gran escala, erigiéndose como un “cosmos” organizacional y de sentido de
dificultosa salida; configurado en su ejecución regular, principalmente, como un armazón o
estructura de orientación y enclaustramiento de las intencionalidades y los comportamientos,
anclado en el funcionamiento administrativo de organizaciones a gran escala, el proceso de
racionalización influye, casi imperativamente, en plano de las subjetividades, en los
comportamientos y en las relaciones que se concretan cotidianamente dentro de los estilos de vida
propios del orden económico capitalista. El orden social capitalista se ha caracterizado por una
forma de vida orientada hacia la maximización continua de la ganancia económica a partir de una
creciente calculabilidad de las prácticas económicas y por la burocratización de las instituciones,
por la separación en los ámbitos políticos, militares y económicos de quien ejerce una tarea y los
medios a través de los que la realiza; estos procesos se han anclado en el desarrollo de
estructuras “modernas” de asociaciones en toda clase de terrenos (estado, iglesia, ejército,
partido, explotación económica, asociación de interesados, uniones, fundaciones y cualesquiera
otras que pudieran citarse), las cuales requirieron del desarrollo y del incremento de la
administración burocrática; en ellas, el individuo representa y funciona como un engranaje de una
maquinaria que exige comportamientos abstractos e impersonales regidos por reglas abstractas.
Weber presentó al proceso de racionalización como vital en el capitalismo (o en cualquier otra
forma económica y política dirigida a sostener establemente una dominación en una sociedad de
masas) debido a la superioridad técnica de esta regular modalidad calculable y metódica de
organizar la dominación, haciendo más eficiente el cumplimiento de cualquiera de los objetivos que
ella se proponga. Los mecanismos burocráticos resultan instrumentalmente aplicables a diferentes
ordenes sociales (privados o públicos), constituyéndose en especies de maquinarias que permiten
el cumplimiento controlado de tareas y funciones de manera impersonal, continua, eficiente, veloz,
calculable, discrecional y eficiente en la reducción de costos materiales y desacuerdos personales,
superior en estos aspectos a cualquier otra forma de administración o producción.
imagen de una maquinaria que, desde afuera de la subjetividad, encierra férreamente a lo humano,
de la cual no habría escape; supone una estructura inerte, conformada por disposiciones formales,
organizaciones y protocolos de acción, que materializa de forma irresistible la anulación, o por lo
menos la regulación de la imprevisibilidad para obtener una predictibilidad de la acción de los
participantes de los entornos organizados, conllevando una amenaza a la libertad, la creatividad, la
espontaneidad y todas aquellas características que hacen a cada persona ser alguien único. Los
párrafos más significativos en la obra de Weber que indujeron a muchos analistas a debatir sobre
este concepto son los que se exponen a continuación, en el primero de estos, Weber explica el
impulso religioso en la materialización de esta tendencia como fuerza social y el posterior repliegue
del factor religioso. En el segundo párrafo advierte el peligro que supone la maquinización moderna
de la administración con respecto a las fuerzas vitales del ser humano:
“El puritano quería ser un hombre profesional, nosotros tenemos que serlo. Pues al
trasladarse la ascesis desde las celdas monacales a la vida profesional y comenzar su dominio
sobre la moral intramundana, contribuyó a la construcción de este poderoso cosmos del orden
económico moderno que, amarrado a las condiciones técnicas y económicas de la producción
mecánico-maquinista, determina hoy con fuerza irresistible el estilo de vida de todos cuantos nacen
dentro de sus engranajes (no sólo de los que participan directamente en la actividad económica), y
lo seguirá determinando quizás mientras quede por consumir la última tonelada de combustible
fósil. El cuidado de los bienes exteriores, decía Baxter, no debía ser más que „un liviano manto que
se puede arrojar en todo instante‟ sobre los hombros de sus santos. El destino ha convertido este
manto ligero en férrea envoltura. La ascesis emprendió la tarea de actuar sobre el mundo y
transformarlo; con ello los bienes exteriores (…) alcanzaron un poder creciente y al cabo
irresistible sobre los hombres, (…) que no ha tenido semejante en la historia. Hoy su espíritu se ha
deslizado fuera de esa envoltura, quien sabe si definitivamente. El capitalismo victorioso,
descansando (…) en un fundamento mecánico, ya no necesita (…) de su sostén” (Weber, 1988).
“Una máquina inerte es espíritu coagulado, y el sólo serlo le da el poder de forzar a los
individuos a servirla, de determinar el curso cotidiano de sus vidas de trabajo de modo tan
dominante como es efectivamente el caso en la fábrica. Es espíritu coagulado, asimismo, aquella
máquina viva que representa la organización burocrática con su especialización del trabajo
72
Para abordar esta temática desde la sociología se tomaron las reflexiones de Weber para
consagrar un concepto, “La Jaula de Hierro”, que habilitó múltiples análisis y reflexiones sobre la
organización de la vida moderna. Es frecuente encontrar en libros y artículos de ciencias sociales
mencionado este término de “jaula de hierro” de la burocracia”, el sociólogo Eduardo Fidanza
(2005) atribuye a Talcott Parsons la difusión en el empleo de este término, Weber subrayaba la
importancia del impulso religioso y su posterior languidecimiento durante el desarrollo del orden
económico capitalista, el carácter religioso desapareció (o remite como creencia a la esfera
74
personal) como factor de organización social, siendo reemplazado por mecanismos impersonales
orientados hacia determinados fines que someten a los individuos a una férrea orientación del
comportamiento. Fidanza aclara que, “…lo que llamamos “metáfora de la jaula de hierro” es una
imagen retórica utilizada por Weber en una de las últimas páginas de La Ética Protestante para
expresar la pérdida del sentido religioso original que inspiró, según su interpretación, al primer
capitalismo (…) no consta que Weber haya usado en alemán la expresión que Parsons tradujo como
“jaula de hierro” (iron cage). El término textual de Weber es [ein] stahlhartes Gehäuse, que
literalmente podría vertirse como “estuche”, “envoltura”, o incluso “jaula”, “dura como el acero”, y
que suele traducirse por “férrea envoltura”, o bien por términos similares que evocan un
caparazón duro y opresivo”. Otros analistas weberianos, como Yolanda Ruano de la Fuente (1996),
establecen que Weber se refería a una “acerada coraza” de la burocratización. Una analogía
interesante ofrece Derek Sayer (1995) que propone, con respecto a la conceptualización
establecida convencionalmente como “ jaula de hierro”, la figura de un “caparazón”, como el que
transporta un caracol, explica que es más adecuada, ya que supone una imposición exterior que
limita al portador pero sin la cual éste no podría vivir, a diferencia de la figura de la jaula que
implica una estructura externa, con una posibilidad de salida, la “…Gehäuse, en cambio, es una
prisión más rigurosa, la coraza de la propia subjetividad. La dependencia de la petrificación
mecanizada se ha vuelto parte integral de los que somos”. Michael Löwy (2012) reconoce la
productividad de la metáfora popularizada por Parsons, y explica que el término Gehäuse puede
designar varias cosas, como “…el carozo de un fruto, la valva, concha o la caparazón del caracol, la
caja de un reloj pulsera, el cofre de un reloj de pared, un habitáculo, una celda” ; con respecto a esta
propuesta Löwy (2017) considera que el término habitáculo, como “petrificación mecanizada” es, sin
duda, preferible a el de la caparazón, ya que la caparazón no implica dureza y plantea una
estructura no artificial sino orgánica, indisociable a la corporalidad, diferente a lo que Weber
pretendía transmitir, la de una estructura externa históricamente elaborada, de la cual por lo tanto,
sería posible salir34. Por ello Löwy, discrepa con Peter Baehr y Sayer quienes proponen el
34
La implicancia de un habitáculo exterior y artificial supondría latentemente que el provenir podría quedar abierto,
“…el proceso de cosificación –reificación- de las relaciones sociales y los espíritus habría alcanzado su última
75
reemplazo del término jaula por el de un caparazón (shell), ya que éste último supone que forma
parte orgánicamente del sujeto. Löwy afirma que, precisamente por ello, el término no es adecuado
ya que la metáfora weberiana supone un entorno artificial exterior y por lo tanto, el término
habitáculo sería más conveniente de emplear. Quizás la idea de un exoesqueleto que estructura
exterioridad e interioridad pueda representar como la racionalización contemporánea no funciona
desde lo exterior hacia lo interior únicamente, ya que las regulaciones e interdicciones se
internalizan orgánicamente en el sujeto que socializado e interpelado desde diferentes órdenes
sociales asimila y ayuda a sostener no sólo en el cumplimiento de mandatos sino como exigencias
personales a los otros en entornos cotidianos.
etapa. Sin embargo, Weber también contempla otra posibilidad que, sin duda, cuenta con su simpatía: la posibilidad
de escapar, pese a todo, del habitáculo” (Löwy, 2017).
76
Para Weber no hay ninguna finalidad o tarea inherente que caracterice al Estado sino su
medio básico e indispensable, la coacción física. Weber establece que el Estado moderno implica un
orden político, administrativo y jurídico con autoridad legítima y legal sobre todas las personas y
los comportamientos que se realizan dentro del territorio de su jurisdicción. Es una asociación
territorial basada en reglamentaciones objetivas con regulación legislativa que son la base del
accionar cotidiano de un aparato de funcionarios que administran los asuntos estatales y con la
monopolización en el uso de la coerción física legítima. Sus características y su funcionamiento se
corresponden con el tipo ideal de dominación racional legal y su instrumentación depende de la
burocracia estatal. La base de la legitimación del Estado descansa en un entrelazamiento subjetivo
de creencias, las cuales no son consecuencia de la legalidad o la existencia formal de una la
estructura impersonal, “…no se trata de un cálculo racional del interés individual, sino de la
creencia que el Estado es válido y poderoso. La legitimidad puede existir solo en la mente de las
personas, pero si existe allí, hace que el Estado sea más fuerte. Cuando el estado es fuerte, puede
obligar a las personas a obedecer y a la vez esto refuerza aún más su legitimidad. Todo el proceso
se retroalimenta en forma circular. Una creencia irracional en el estado, cualquiera sea su
fundamento, crea su propia realidad (…) las personas que comparten un sentimiento común
77
proveen las bases para un Estado cuyos poderes pueden ejercer coacción sobre ellos” (Collins,
2009).
35
“En todas partes, el desarrollo del Estado moderno se inicia a través de la acción del monarca. Este prepara el
camino para la expropiación de los depositarios autónomos y privados del poder ejecutivo que le rodean, de aquellos
que poseen por derecho propio los medios de administración, ejército y organización financiera, así como bienes
políticamente útiles de todo tipo. En conjunto, el proceso presenta un paralelo total con el desarrollo de la empresa
capitalista a través de la expropiación gradual de los productores independientes. Al final, el Estado moderno
controla los medios totales de organización política, los cuales de hecho quedan reunidos bajo un solo dirigente”
(Weber, 1985).
36
Las relaciones feudo-vasalláticas se basaban en pactos de lealtad, que originaban un orden jerárquico tradicional
de señores, vasallos y subvasallos. El mecanismo se basaba en que los señores protegían, mantenían y
proporcionaban un feudo a sus vasallos, a cambio de la fidelidad y prestación de servicios diversos de éstos. Los
feudos, ya tuviesen base territorial o fueran cargos públicos, eran hereditarios, en este contexto, las funciones
públicas se encontraban privatizadas, cada feudo era un microestado, los reinos y territorios de la Edad Media eran,
tanto en lo interior como el exterior, una unidad transitoria de poder político.
78
37
“La racionalización del gobierno –que abarca la centralización, la generalización y también la abstracción del
poder- sacó a Europa del feudalismo y la condujo, a través de las monarquías absolutas, a la nación-estado
contemporánea, en su forma democrática. Si se logra evitar una racionalización burocrática más total, e incluso
totalitaria, será solo por la fuerza permanente de los valores morales y estéticos, que de alguna manera seguirán
siendo para los hombres los límites de la racionalidad pura” (Nisbet, 2003).
79
El Derecho moderno además de ser una estructura racional basada en reglas abstractas e
impersonales se caracteriza por ser aplicado a partir de un cuadro profesional especializado (“ un
estamento de juristas ”) que conforma un aparato de coacción legal, legitimado para efectivizar su
cumplimiento. Este orden legal supuso para la esfera económica un respaldo para el accionar
empresarial y para el resto de los órdenes sociales un modelo para una administración eficiente
para todo tipo de organizaciones. Weber considera vital la existencia del derecho como
procedimiento formal de pacificación en los conflictos de interés en las sociedades modernas. El
proceso de racionalización en el derecho moderno se evidencia en la formalización, generaliz ación
y sistematización de los contenidos normativos que lo constituyen, este cosmos de reglas jurídicas
es racional al haber “…incorporado procesos de generalización y de sistematización. Por
generalización, se entiende la reducción de los motivos determinantes para decidir en el caso
concreto a uno solo o a varios principios. Sistematización del derecho, por su parte, significa que
los principios jurídicos forman entre si un sistema de reglas lógico, claro, exento de
contradicciones y, sobre todo, sin lagunas” (Abellan, 2004).
80
valorativa necesita reforzar la no relación con creencias, valores o ideales para legitimarse como
un mecanismo social neutral de ejecución en el intercambio social.
Richard Sennett (2007) afirma que a finales del siglo XX en el sistema capitalista se
producen una serie de transformaciones de gran complejidad que conllevan consecuencias en lo
social, lo político y lo económico. El desarrollo tecnológico en el campo de la producción
(automatización, descentralización), el transporte, la información (miniaturización, procesamiento y
almacenamiento de los datos) y la comunicación (circulación de datos y mensajes en tiempo real).
El elemento central para entender la transformación organizacional de las empresas está en la
transferencia del poder en las grandes empresas de la dirección de las mismas hacia los
accionistas, quienes se convierten en instancias de evaluación y de presión sobre la administración
de las compañías en las que invertían. Una gran cuota del poder pasa a manos de los accionistas lo
cual implica que emerge una nueva forma de gestionar la organización económica. Se acelera el
proceso de concentración de capital, se hace prioritaria la mejora permanente de la tecnología
productiva a fin de bajar los costos y aumentar la competitividad frente a los otros oferentes, se
transforma la organización empresarial y las modalidades de gerencia para enfrentar contextos de
turbulencia. La incertidumbre de mercados desregulados basados en el predominio del capital
financiero impacta en las estructuras burocráticas, que son reemplazadas por instancias de
prestaciones temporales de servicios basados en contratos de trabajos precarios. El capital
orienta su inversión hacia países con mano de obra barata y sobrecualificación laboral buscando el
83
talento barato, generando condiciones de trabajo que tienen múltiples consecuencias, entre ellas,
en la salud de los trabajadores, esta es una realidad que se encuentra ampliamente documentada,
aunque esta información no circule masivamente, esporádicamente, gana algún titular en algún
periódico de gran consumo38. La influencia de los inversores en la administración de las empresas
generó el denominado “capital impaciente”, los términos temporales de retorno de lo invertido y las
ganancias esperadas son de corto plazo comparado con los tiempos del capitalismo industrial. Esta
orientación del capital produce una presión sobre la necesidad de bajar costos, desmontar
estructuras para implementar una reestructuración del trabajo que discurre a nivel internacional.
38
Recientemente salió a la luz el caso de Foxconn el fabricante asiático de los principales productos de Apple. Este
fabricante de los productos de Apple recibió denuncias por las condiciones laborales a las que someten a sus
trabajadores. La organización SACOM (Centre for Research on Multinational Companies and Students & Scholars
Against Corporate Misbehaviour) comprobó las violaciones de los derechos laborales de este fabricante. Publicó un
informe en el que se destaca que se han producido explosiones que produjeron cuatro muertos y heridos debido a la
acumulación de polvo de aluminio (producto altamente inflamable) en el lugar de trabajo, se comprobó que los
empleados pasan más de diez horas de pie, con apenas unos minutos de descanso, estaba instaurado en las
instalaciones el "modo silencioso", que no permitía hablar a los trabajadores de otra cosa que no fuesen asuntos
relacionados con el trabajo en la planta, se reiteran errores en los cálculos salariales y el exceso de de horas
extras. La sucesión de muertes en las fábricas de Foxconn llevó al fabricante a obligar a sus empleados a firmar un
contrato con una cláusula que les impide suicidarse, el contrato hace prometer al trabajador que no se suicidará y
que eximirá de toda responsabilidad a la compañía en "el caso de heridas producidas por causas no accidentales.
84
forma piramidal y otros sectores de la economía en las que se disuelve este tipo de ordenación,
surgiendo una trama flexible de mando y de descentralización de las tareas, con estructuras que se
pueden desmontar y trasladar con facilidad y con contratos de trabajo individualizados 39. A través
del trabajo domiciliario, descentralizado, el cumplimiento de horarios y de tareas flexibles el control
y la vigilancia asumen nuevos rostros 40. Las organizaciones que flexibilizan su estructura requieren
mano de obra maleable con actitudes proclives a que puedan adquirir nuevas competencias. El
saber profesional o técnico, que es medular como característica en el tipo ideal de dominación
racional legal, no supone que todos los miembros de una organización lo posean, en la producción
fabril las tareas automatizadas requieren una especialización mínima. Las organizaciones laborales
establecen mecanismos explícitos e implícitos de ingreso y de regulación organizacional, a fin de
socializar o resocializar al empleado a la imagen de la empresa y de los objetivos y protocolos
institucionales. Los empleados jóvenes y sin experiencia sindical representan una óptima materia
prima acorde al moldeamiento organizacional de las identidades laborales (Battistini, 2004).
39
“Las empresas han intentado eliminar capas enteras de la burocracia para convertirse en organizaciones mas
horizontales y flexibles. En lugar de organizaciones con estructura piramidal, la dirección de empresas prefiere
ahora concebir las organizaciones como redes (…) los ascensos y despidos tienden a no estar estipulados en
normas claras y fijas, como tampoco están rígidamente definidas las tareas: la red redefine constantemente su
estructura” (Sennett, 2012).
40
“La ausencia de autoridad en la oficina es una consecuencia de los cambios en la forma burocrática del nuevo
capitalismo. La empresa moderna ha querido eliminar capas de burocracia, actuar a través de equipos y células de
trabajo, pero en pocas ocasiones esas empresas reformadas se convierten en terrenos de juegos nivelados. En todo
caso, el esfuerzo de crear una organización más flexible centraliza el poder en la cima. Gracias a la utilización de las
tecnologías de la información, es posible transmitir órdenes desde este núcleo central rápidamente y a todo el
conjunto, con menos mediación e interpretación a lo largo de la cadena de mando que en las burocracias
piramidales de viejo estilo. La dirección puede además calcular los resultados de forma instantánea y sin ayuda,
gracias a la informatización de los datos empresariales” (Sennett en Giddens y Hutton, 2001).
85
“La microgestión del tiempo sigue realizándose a paso acelerado, aunque el tiempo parezca
desregulado en comparación con los males de la fabrica Smith o del fordismo (…) el trabajo está
descentralizado desde el punto de vista físico, pero el poder ejercido sobre los trabajadores es más
directo (…) en la rebelión contra la rutina, la aparición de una nueva libertad es engañosa. En las
instituciones, y para los individuos, el tiempo ha sido liberado de la jaula de hierro del pasado, pero
está sujeto a nuevos controles y a una nueva vigilancia vertical. El tiempo de la flexibilidad es el
tiempo del nuevo poder” (Sennett, 2012).
descansa en la gestión de la esfera individual del trabajador por parte de él mismo, haciendo
hincapié en sus capacidades maleables, sus recursos emocionales y actitudinales, su capacidad de
trabajo en equipo, de comunicarse empáticamente y de estar predispuesto a la cooperación. Estas
capacidades son necesarias en las organizaciones laborales flexibles, para adaptarse a un marco
caracterizado por la incertidumbre, en el sentido de adaptarse a la dinámica del mercado, el
resultado no planificado de la demanda mercancías.
Según Sennett (2012) la modelización ante la que se enfrenta el trabajador en este contexto
(donde nadie es dueño de su puesto de trabajo, ya que el servicio prestado en el pasado no
garantiza al empleado un lugar en la institución) se apoya en el cumplimiento de desafíos que
implican, la resolución de situaciones y de establecer relaciones en el corto plazo para poder pasar
de una tarea a otra. El trabajador debe tener la capacidad de acomodarse a resolver nuevas
habilidades a medida que las demandas del entorno se modifican, renunciando al pasado, asumiendo
una subjetividad semejante a la del sujeto consumidor (propulsado por la avidez por adquirir
objetos nuevos y por desechar cosas “viejas”). Sennett analiza las consecuencias en las
subjetividades laborales de una nueva racionalización orientada por las modalidades “horizontales”
y “participativas”. Cita al sociólogo Giddeon Kunda quien da cuenta como inciden en los
trabajadores las nuevas modalidades flexibles y grupales implementadas en las organizaciones, con
el concepto de “interpretación profunda“ explica cómo la empresa obliga a los empleados a
manipular su fachada y su conducta con los demás compañeros y jefes para producir una imagen
adecuada a las exigencias de un trabajo en equipo; así, los individuos utilizan máscaras (frases,
formas de dialogar, actitud proactiva) poniendo en escena ficciones o simulacros que se adecuan a
lo previsto por la empresa pero que no se corresponde a lo que harían espontáneamente sin la
vigilancia directa o indirecta de los jefes. Sennett citando a otro investigador, da cuenta como
surgen nuevas formas de enmascarar el posicionamiento laboral “…el sociólogo Robin Leidner ha
explorado los guiones escritos que en la realidad se le entregan a los empleados en las empresas
de servicios; lo que estos guiones tienden a hacer es establecer la cordialidad del empleado más
que dirigirse al fondo de la preocupación de un cliente. En un mundo laboral estilo torniquete, las
máscaras de la cooperatividad están entre los únicos objetos personales que los trabajadores
llevan con ellos de una tarea a otra, de una empresa a otra. Si esta formación en capacidades
87
humanas es sólo un acto, es también una cuestión de mera supervivencia (…) dentro del equipo, las
ficciones que niegan la lucha individual por el poder o el conflicto mutuo sirven para reforzar la
posición de los que están arriba” (Sennett, 2012).
Michela Marzano, en su libro Programados para triunfar, expone la jerga empresarial que
desarrolla junto con las políticas de desregulación y flexibilización laboral, para manipular
emocionalmente a quienes son los destinatarios de las mismas. Se presenta un mundo laboral
donde los factores tradicionales que explicaban la desigualdad en el ejerció del poder en la
organización y en el entramado capitalista desaparecen, la felicidad y la realización personal en el
trabajo dependen de uno mismo. Recursos millonarios de las empresas, capacidad de lobby sobre
los actores políticos y judiciales, se invisibilizan, y parecen carecer de cualquier importancia. El
discurso empresarial se orienta sobre la creencia de que todas las personas son emprendedores,
empresarios de su propia vida, independientemente de su condición material o social, solo depende
de la explotación que cada uno haga del propio potencial, esto será lo que determine nuestro
devenir futuro, es la voluntad individual el único mecanismo para desarrollar el potencial para tener
éxito, esta lectura implica que si las metas no se alcanzan la responsabilidad es exclusivamente del
individuo.
El nuevo discurso empresarial supone una ruptura con el discurso “paternalista” que hacia
recaer la responsabilidad de las acciones dentro de una organización en su autoridad (política,
económica, social o religiosa), ya que, establece que está en las manos de cada individuo el mejorar
su situación de insatisfacción y transformar la frustración en éxito. El mérito, los logros, así como
la responsabilidad de conseguirlo y también el potencial fracaso es exclusiva responsabilidad
personal, pretende una identificación y un apego emocional pleno entre el trabajador y su trabajo41.
41
“Se debe tener éxito en la vida como se tiene éxito en un régimen. Se debe tener éxito con los hijos como se tiene
éxito en las vacaciones. Se debe tener éxito con la pareja como se tiene éxito con una salsa…a partir del momento
en que uno se hace las preguntas adecuadas y se somete a las reglas adecuadas, solo puede obtener los resultados
adecuados (…) si no tienes éxito con tu régimen o si tu hombre te abandona es culpa tuya…no has sido firme. No has
dominado la situación No has tenido suficiente confianza en ti…tú eres quien debe gestionar tu vida, dicen los
empresarios del alma” (Marzano, 2011).
88
falte un plus anímico. La extensión de la gestión a cualquier ámbito de la vida personal implica la
abolición, entre otras cosas, de la vida privada y la intimidad. Todo espacio, vínculo o
comportamiento es potencialmente gestionable, los afectos, los conflictos, las relaciones laborales,
la salud, el comportamiento sexual, entre otros.
6. Conclusiones
Abordar el concepto de racionalización en Max Weber supone una gran dificultad, ya que el
concepto en sí mismo no está desarrollado explícitamente, sino que, se encuentra disperso en su
obra y se explicita en los analistas que han trabajado en profundidad su obra, el tema presenta la
ventaja que permite abordar fenómenos sociales de diverso alcance. Se puede pensar en la
racionalización como una dimensión vertebral de la ampliación de los derechos de ciudadanía y del
desarrollo de los valores democráticos pero también se la puede asociar a regímenes políticos y
económicos tiránicos. A partir de la tipología elaborada por Kalberg debe entenderse que el
proceso de racionalización puede funcionar instrumentalmente para obtener con eficacia la
obediencia hacia objetivos puntuales, o en relación a un conjunto articulado de órdenes,
regulaciones y normas (económicas, culturales o políticas), puede, además, posibilitar la
91
Max Weber (1978) establece que una de las condiciones del surgimiento del capitalismo fue
la diferenciación de la vida en dos órdenes separados el privado y el público, correspondiente al
hogar y al trabajo. En la economía contemporánea la gestión de uno mismo disuelve esta
separación, los tiempos libres y los tiempos de obligación laboral se entremezclan, ambos
funcionan por un mismo método. La fuerza impulsora de la racionalización actual proviene de
diversas formas organizacionales (privadas y estatales) y de la influencia del saber científico en el
conocimiento vulgar. La intimidad y la energías vitales deben ser gestionadas eficiente y
proactivamente, debe organizarse la vida íntima con eficiencia, ya que esto puede incidir en la
productividad. La idea es fusionar lo emocional con las disposiciones técnicas del sujeto las
prácticas laborales e intimas para conseguir el empleado total. Aunque en las empresas la
racionalidad formal es central para su funcionamiento racionalizador (a partir de la contabilidad
racional se instrumenta un mecanismo impersonal dirigido a maximizar la rentabilidad monetaria y
93
“Lo que Weber más temía era que estos sistemas crecieran con un grado de
racionalización cada vez mayor y que un creciente número de aspectos de la vida fuera
racionalizado. Él previó una sociedad en la que la gente estaría encerrada en una serie de
estructuras racionales y donde su única movilidad consistiría en ir de un sistema racional a otro no
menos racional. Así, las personas de instituciones educacionales racionalizadas a trabajos
racionalizados, y de lugares de recreo racionalizados a hogares también racionalizados. No habría
ningún modo de escapar de la racionalización; la sociedad no llegaría nunca a ser otra cosa que una
red, sin fisuras, formada por estructuras racionalizadas (…) un buen ejemplo de lo que Weber más
temía lo encontramos en la racionalización actual de las actividades recreativas. Podemos pensar
en el tiempo de ocio como un esfuerzo por escapar de la racionalización de nuestra vida diaria. El
mundo no racionalizado de la diversión es una vía de escape del mundo racionalizado en el que
todos vivimos actualmente. El único problema que se plantea es que, a lo largo de los años, esa
válvula de escape ha sido racionalizada y ha empezado a incorporar los mismos principios que la
organización burocrática (…) la diversión se ha convertido ya en otro ámbito racionalizado, antes
que en una manera de escapar a ella” (Ritzer, 1998).
acción cotidiano las personas pueden evaluar elecciones más adecuadas para alcanzar ciertos
fines con ciertos márgenes de libertad, en los ordenes sociales basados en el funcionamiento de
organizaciones, el individuo cuenta con opciones predeterminadas desplegadas en protocolos de
respuesta, sustentadas en procedimientos calificados como inmejorables, que han sido evaluados y,
en algunos casos, reglamentado su utilización, obligando a los comportamientos individuales a
ajustarse a los requerimientos organizacionales. La flexibilización laboral y la reingeniería aplicada
a las organizaciones contemporáneas requieren para su materialización de ámbitos racionalizados,
los cuales restringen la libertad y la espontaneidad de los individuos. Las organizaciones modulan
las expectativas sobre el comportamiento de sus integrantes, quienes deben someterse a sus
reglas eficientemente probadas de funcionamiento, conformando una “cubierta o caparazón de
hierro” que brinda seguridad y estabilidad pero que constriñe su libertad y su espontaneidad, de la
cual es muy difícil evitar.
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