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Pastos y Forrajes Vol. 4, No.

3, 1981

CENTROSEMA

R. Machado y A. Alfonso

Experimental de Pastos y Forrajes "Indio Hatuey”


Perico, Matanzas, Cuba

De acuerdo a los estudios realizados por Ducke (citado por Teitzel y Burt, 1976) el

género Centrosema contiene alrededor de 70 especies que forman parte de la flora

neotropical. Sin embargo, es de la opinión de Clement (1977) que este género está

formado por unas 40 especies de leguminosas herbáceas, muchas de las cuales están

confinadas a los trópicos húmedos. Entre las más conocidas se encuentra C. plumieri, C.

virginianum y C. pubescens; resultando esta última junto a C. schideanum (cv. Belalto) y

C. plumieri las más utilizadas en el trópico como cultivo forrajero (Williams y Clement,

1979). Esto se debe a su amplia capacidad adaptativa, rendimientos aceptables (sobre

todo cuando se encuentra asociada), alto valor nutritivo, así como poseer un amplio

margen de compatibilidad con especies de la familia de las gramíneas.

La utilización de C. pubescens en Cuba no rebasa más allá del marco de las

investigaciones realizadas a fin de determinar algunos aspectos importantes de su

agrobiología, como su adaptación a algunos suelos (Menéndez y Martínez, 1980),

respuesta a niveles de P en su establecimiento sobre pastos naturales (Monzote y

Álvarez, 1978), establecimiento en asociaciones (Monzote, Funes y García, 1979),

evaluación y rehabilitación en asociaciones (Monzote y García, 1981), observaciones

sobre la nodulación natural y efecto del N y la inoculación sobre su desarrollo y

nodulación (López, 1979). Además fue objeto de su recolección en diferentes zonas de

nuestro país donde se encuentra naturalizada (Menéndez y Machado, 1978; Menéndez,

Reid, Machado y Martínez, 1979; Menéndez, 1981).

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Sin embargo, estos resultados y los reportados en varios países tropicales y

subtropicales incluyendo Australia, Brasil, Colombia, sur de los Estados Unidos, Nueva

Zelandia, Costa de Marfil y otros; evidencian la importancia de esta especie y su posible

perspectiva dentro de la estrategia de desarrollo en la ganadería cubana.

Morfología general

C. pubescens es una leguminosa perenne y marcadamente vigorosa, de hábito

rastrero y voluble, convirtiéndose en trepadora cuando crece asociada a plantas

arbustivas o macollosas que le sirven de tutor. En cultivo puro forma una cubierta densa y

compacta cuyos tallos rastreros tienden a enraizar, dando la apariencia de poseer un

fuerte sistema estolonífero. Sus hojas son trifoliadas con foliolos elípticos u ovalados-

elípticos, obtusos o acuminados de color verde oscuro con algunos pelos, especialmente

en la superficie interna (envés), cuyo tamaño está alrededor de 4 x 3,5 cm. Sus flores,

grandes y vistosas crecen en racimos axilares. Cada flor presenta bracteolas estriadas y

son de color lila pálido con bandas amarillo-verdoso con numerosas rayas o manchas

violeta oscuro. Las legumbres o vainas son lineares y largas (6-15 cm), anchas, gruesas o

ligeramente torcidas, especialmente cuando secan, tornándose en este período de un

color carmelita oscuro. Por lo general estas vainas poseen de 15 a 20 semillas de color

negro-carmelitoso con moteados o puntos oscuros cuyas dimensiones varían entre 4 a 5 x

3 a 4 mm.

Origen, distribución y adaptación

Centrosema pubescens es nativa de la región tropical de América del Sur y

actualmente se encuentra distribuida a través de esta zona, América Central, el Caribe y

en muchas áreas tropicales húmedas del mundo. Se adapta e incluso prefiere condiciones

de humedad con temperaturas máximas de 25,6°C (Skerman, 1977), aunque se adapta a

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regiones con estaciones de 6 meses de seca (Hutton, 1978). De las especies estudiadas

por t'Mannetje y Pritchard (1974) el tipo comercial mostró una respuesta poco marcada a

los cambios de temperatura; así, en días cortos de 14 horas, su rendimiento con

temperaturas diurnas de 26ºC y nocturnas de 15°C solamente se vio afectado en un 16%

comparado cuando creció a temperaturas diurnas de 32ºC y nocturnas de 24ºC.

Anteriormente Ludlow y Wilson (1970) reportaron 5,3% de su producción de MS, 11 % de

crecimiento relativo y 6% de área foliar cuando creció a 20ºC comparado con su

crecimiento bajo un régimen de temperatura de 30°C; comprobándose más tarde (Sweney

y Hopkinson, 1975) que su tasa decrecimiento no se reduce por las altas temperaturas.

Crece bien sobre un amplio rango de suelos, desde los loam arenosos hasta los

arcillosos, pero algunas evidencias recientes sugieren que el tipo común es más

adaptable, formando parte de mezclas o asociaciones, sobre suelos de fertilidad media a

alta con buenas características físico-químicas (Teitzel y Burt, 1976), aún cuando algunos

ecotipos se adaptan a suelos ácidos e infértiles (Schultze-Kraft, 1978). Extrapolando esta

observación a las consideraciones sobre la situación de los requerimientos de drenaje, se

ha comprobado que su comportamiento es mucho mejor en suelos bien drenados,

resultando poco tolerante a las condiciones de encharcamiento (De Polli, Vargas, Franco

y Döbereiner, 1973).

Relaciones con el Rhizobium y fijación de nitrógeno

Bowen y Kennedy (1961) mostraron que C. pubescens tiene alguna especificidad

acerca del Rhizobium con variaciones hereditables en la habilidad de nodulación, lo que

fue corroborado posteriormente por Gowada y Patil (1976) y por Gowada (1978) al

estudiar la respuesta a la inoculación en varias leguminosas tropicales. No obstante en

suelos cubanos, especialmente en los ferralíticos rojos, López (1979) encontró que esta

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especie se presenta como altamente promiscua, es decir, fue nodulada por las especies

autóctonas de Rhizobium. A pesar de ello, cuando esta autora estudió su respuesta a la

inoculación (para lo cual utilizó la cepa específica australiana 1101) y a la fertilización

nitrogenada (50 kg N/ha), comprobó que hubo respuesta significativa a favor de la

inoculación, aumentando la materia seca de las hojas y tallos, el peso seco de los nódulos

y el número total de nódulos; mientras que el nitrógeno aplicado tendió y en algunos

casos deprimió estos rasgos significativamente. De forma similar, Tang y Tamayo (inédito)

comprobaron la efectividad de la cepa IH-002, aislada en la EEPF "Indio Hatuey" sobre el

rendimiento y por ciento de N fijado por C. pubescens cv. CNIA 08 con relación al control

no inoculado y sin nitrógeno.

Algunos factores, entre los que se encuentra el pH del suelo, las deficiencias de N y P,

la utilización apropiada del Ca y algunos microelementos, especialmente B y Mo, pueden

modificar la capacidad de nodulación. De esta forma Werner y Mattos (1972) en

experimentos de macetas que contenían un suelo latosólico rojo determinaron que la

nodulación fue adversamente afectada por altos niveles de pH y deficiencias de P o N.

Respuestas similares en cuanto al pH fueron obtenidas por Andrew y Hutton (1974) en

suelos arenosos; quienes además, llegaron a la conclusión de que esta leguminosa

tropical, contrariamente a Glycine wightii y algunas leguminosas de climas fríos es

tolerante a suelos con altos contenidos de Al y Mn. De acuerdo a los datos de Odu,

Fayemi y Ogunwale (1971) el pH óptimo para el desarrollo de los nódulos, fijación de N e

incremento de la MS se encuentra entre 6,1-6,4 en suelos arenosos y arenosos-

loamosos.

Por otra parte y como fue puesto de manifiesto por Trigoso y Fassbender (1973) el

peso de los nódulos y su contenido de N se incrementó con el aumento de la dosis de Ca

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(0-16 meq/100 g de suelo), de P (80-400 ppm) y Mo (4-12 pmm), pero decreció con el B

(0,4-1,2 ppm).

En sentido general las leguminosas tropicales están capacitadas para fijar de 100-200

kg de N/ha/año y en algunos casos más de 400 kg, lo que está en dependencia de la

especie y de las condiciones ambientales. Desde el punto de vista económico esta

contribución a los suelos o la traslocación de una considerable parte a la gramínea

asociada equivale a la aplicación de 500-1000 kg de sulfato de amonio, lo que determina

un considerable ahorro, teniendo en cuenta los altos precios del nitrógeno sintético. En el

caso particular de C. pubescens, cuya habilidad para fijar el N se compara favorablemente

con el de las leguminosas templadas (Henzell, 1962; Witney, Kanehiro y Sherman, 1967)

se ha comprobado que puede fijar entre 135 y 280 kg de N en asociaciones y entre 200 y

270 en cultivo puro (tabla 1).

Tabla 1. Estimados de la cantidad de N fijado por Centrosema pubescens (tomado


de Teitzel y Burt,1976).

Cantidad de N fijado
Autor y año
(kg/ha/año)
Asociada a gramíneas
138 Bruce, 1967
173 Witney, 1966
123 Witney, Kanehiro y Sherman, 1967*
280 Moore, 1962
En cultivo puro
235 Watson, 1957
267 Witney, Kanehiro y Sherman, 1967*
204 Montofos y Gargantini, 1963
* Translocó a las gramíneas del 6-11% del N fijado durante el período vegetativo
(6 meses).

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Además con el aporte de N brindado por esta especie a las gramíneas asociadas se

incrementa notablemente el contenido de N en estas últimas, sobre todo si la semilla es

inoculada con el Rhizobium específico (Gowada, 1978). En este sentido, Franco, Souto y

Döbereiner (1972) obtuvieron un rendimiento de proteína en pangola asociada a C.

pubescens equivalente al alcanzado cuando esta gramínea fue fertilizada con 120 kg de

N/ha/año; mientras que Mattos y Werner (1978) reportaron un incremento de 1 a 2% en el

contenido de proteína de Panicum maximum cv. Coloniao asociado, en relación con esta

especie fertilizada con altas dosis de N, a la vez que se produjo un incremento en el

contenido de P y Ca. Paralelo a estos efectos se ha mostrado que al inocular con cepas

específicas que logren una simbiosis completamente efectiva, se logren promedios de

20,7% de proteína cruda en los rebrotes de la leguminosa contra 6% en plantas no

inoculadas, 11,3% en plantas con N disponible en el medium radicular y 12% en simbiosis

no efectiva (Halliday, 1979).

La peletización con cal solamente puede ser dañina a la nodulación (Norris, 1967) y no

debe ser aplicada, excepto en situaciones especiales como es el caso de suelos ácidos

con altos contenidos de (tóxicos). Sin embargo, la peletización de la semilla de

Centrosema es necesaria, concluyéndose que la inoculación y la peletización con roca

fosfórica y mejor aún la mezcla de al y superfosfato incrementan la materia seca de las

plantas, la nodulación, así como la fijación de N, especialmente en los suelos deficientes

de P (Paterno y Espiritu, 1978).

Otras experiencias (Odu, 1977) demuestran que con las aplicaciones de NO3 en dosis

de 5 y 10 ppm en los primeros estadios de la plántula (hasta 10 semanas de edad)

incrementan la MS y tamaño de los nódulos, así como la MS de las partes aéreas. No

obstante, como veremos más adelante, altas aplicaciones de N en el período de

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explotación pueden ocasionar daños irreparables, tanto en la planta como en los nódulos

formados.

Características de la semilla

Aunque las especies de Centrosema producen más de 700 kg de semilla por hectárea

y alrededor de 650 kg en el caso particular de C. pubescens (Anon, 1977), estas

presentan la particularidad de poseer sus capas externas marcadamente duras cuando

las mismas se encuentran en el período crítico de madurez. Verhoeven (citado por Teitzel

y Burt, 1976) reporta para esta leguminosa hasta un 60% de semillas duras. Entre los

factores que incurren favorablemente en la presencia de una alta madurez se encuentran

el grado de permeabilidad de la semilla, su tamaño y fecha de cosecha.

Considerando que las semillas permeables son aquellas en que se verificó la

emergencia de la radícula, Serpa (1971) encontró que el porcentaje de permeabilidad de

la semilla acabada de recoger fue mucho menor (26,98%) que después de un año de

almacenada (70,89%) y que su poder germinativo aumentó de un 12,19% hasta 64,00%

para estos momentos, respectivamente. Además, Serpa y Archivar (1970) al estudiar la

germinación de las semillas colectadas en seis etapas diferentes después de maduras

(con 10 días entre períodos) y exentas de escarificación, encontraron que a medida que la

cosecha fue más precoz había mayor cantidad de semillas duras y que esto ocurría más

acentuadamente en las semillas más pesadas, aun cuando sin diferencias con las

consideradas de peso medio y las menor peso. El efecto directo producido, por esta

dureza o permeabilidad, aunque otros factores intrínsecos de la semilla lo producen, es el

conocido período de dormancia.

Para romper el estado de dormancia en C. pubescens existen múltiples métodos,

algunos de lo cuales son los siguientes: a) escarificación mecánica (Teitzel, Abbott y

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Mellor, 1974); b) inmersión en ácido sulfúrico al 80% veinte minutos (Win, Hill y Johnston,

1975); c) inmersión en agua caliente a 77°C durante 15 minutos (Stobbs, 1969) y otros.

Sin embargo, si no se tiene el cuidado suficiente, la escarificación, sobre todo la

mecánica, puede producir algunos perjuicios debido al aumento de la proporción de

semillas demasiado quebradas que facilitan la penetración de patógenos que pueden

ocasionar la infección y muerte de las mismas (Serpa, 1971); sugiriéndose además su

almacenamiento a temperaturas medias (20ºC) y baja humedad relativa (40%) para evitar

la actividad de hongos (Aspergillus spp) que perjudican su viabilidad (Win et al., 1975).

Establecimiento

Debido a los problemas discutidos anteriormente sobre la alta proporción de semillas

duras en C. pubescens se ha comprobado que el período de establecimiento de esta

especie puede ser relativamente largo (8-9 meses), por lo que se ha recomendado la

utilización de uno de los métodos de escarificación señalados anteriormente, que sin

perjudicar a la semilla, redunden en el aumento del porcentaje de germinación con lo cual

puede producirse un sellado más rápido del área sembrada. De forma similar el empleo

de variedades o cultivares más precoces y agresivos como C. pubescens cv. Deodoro

(Souto y Carvalho, 1972; Souto y Lucas, 1972; Alcántara y Alcántara, 1977) puede

convertirse en una eficaz alternativa para minimizar la prolongación de este período.

Otras medidas aconsejables a fin de favorecer su establecimiento incumben a su

agrotecnia y especialmente las relacionadas con su distancia, profundidad y métodos de

siembra, laboreo, fertilización y enmiendas. Pedrosa y Rocha (1977) aconsejan su

siembra en suelos bien preparados, con surcos espaciados a distancias de 100 cm y 50

cm entre plantas y con profundidades de 2,5 a 5 cm, donde no se afecta la germinación y

el período de establecimiento no rebasa más allá de 4 a 6 meses (Skerman,1977).

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Gomide, Obeid y Oliveira (1979) al emplear el método de voleo en la inclusión de C.

pubescens y otras leguminosas en campos de hierba melado (Melinis minutiflora) con o

sin aplicaciones de superfosfato simple, encontraron un pobre establecimiento de las

leguminosas, aunque las áreas fertilizadas mejoraron eficientemente los resultados.

Resultados similares, al utilizar P, fueron reportados por Garza, Portugal y Ballesteros

(1972) al sembrar C. pubescens en praderas de pangola (Digitaria decumbens), quienes

además obtuvieron el mejor cubrimiento cuando el área fue totalmente preparada

(64,8%), aunque con cultivo mínimo con grada se detectó un porcentaje muy cercano

(60,9%). Esto último concuerda con los resultados hallados por Monzote et al. (1979) al

asociar C. pubescens y pangola en suelos rojos cubanos y con los de Javier y Marasigan

(1976) en las Islas Filipinas.

Nutrición

En general las especies del género Centrosema y en particular C. pubescens crece

bien en suelos fértiles, no siendo necesario el aporte de los fertilizantes. Sin embargo, en

varios trabajos se han obtenido respuestas positivas al suministro de macroelementos

como P, no así al N y en algunos al K, aunque de este no demanda grandes cantidades.

También las aplicaciones de microelementos excepto Mn, como Cu, Mo, S y B pueden

contribuir notoriamente en su comportamiento, productividad y eficiencia de la fijación de

N.

En suelos deficientes de P (5 ppm) no se ha conseguido un buen establecimiento de

esta leguminosa (Chavez, 1974) por ello, para este tipo de suelo con características de

alta acidez y bajo contenido de P se ha enfatizado en la necesidad de aplicar altos niveles

de P y Ca (Snyder, Kretschmer y Sartain, 1978), siempre y cuando los contenidos en el

suelo no sean lo suficientemente apropiados para su desarrollo y crecimiento (Snyder y

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Kretschmer, 1975). Por otra parte la aplicación de fertilizante fosfórico incrementa el

rendimiento de materia seca (Tosi, Nakagawa y Silveira, 1979; Standley, 1980), así como

el contenido de este elemento en la planta (Werner y Monteiro, 1974). Según el estimado

realizado por Snyder et al. (1978) basado en regresiones cuadráticas, el nivel óptimo está

alrededor de 60 kg P; pero se han obtenido respuestas positivas hasta 80 kg/ha (Steel y

Humphrey, 1974) e incluso hasta 160 kg/ha (Standley, 1980). En Cuba, Monzote y

Alvarez (1978) al aplicar 0, 25 y 75 kg de P2O5/ha en el momento de siembra a fin de

verificar el efecto del P sobre el establecimiento de leguminosas incluyendo C. pubescens

sobre pastos naturales, comprobaron que los rendimientos fueron más altos al

compararlos con el obtenido por Bothriochloa pertusa sola fertilizada con 30 kg de N + 10

kg P2O5 + 13 kg K2O/ha.

Paralelamente a la fertilización fosfórica y sobre todo en los suelos ácidos, la

fertilización o enmiendas con Ca, es estrictamente aconsejable. Esto se debe a que esta

especie responde positivamente al encalado, incrementándose el contenido de Ca en las

partes aéreas con relación al sistema radicular (Andrew y Johnson, 1976), además de que

aumenta el contenido de Mo y reduce el contenido de Mn. La respuesta en suelos

oxisoles (ácidos), con marcados incrementos de la producción de materia seca, se

produce hasta aplicaciones de 600 ppm y decrecen con 1200 ó 1800 ppm (Urrutia, 1973).

No obstante al aplicar 50 ó 75 ppm de P se produce un decrecimiento del efecto de la cal,

lo que sugiere un efecto depresivo de la cal en la disponibilidad del P. En experimentos de

maceta se encontró que el óptimo nivel de Ca para C. pubescens fue de 150 kg/ha (Anon,

1973). El consumo de este elemento es de 1,7 a 2,0% del peso seco (Andrew y Hegarty,

1969).

Existen evidencias de que en C. pubescens pueden ocurrir síntomas de deficiencia de

K cuando el porcentaje de este elemento está por debajo de 0,75%, considerado como

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nivel crítico (Andrew y Robins, 1969) y que en suelos con bajos contenidos de este

elemento se han alcanzado incrementos en el rendimiento y en su contenido en la planta

hasta niveles de 200 kg/ha (Gutteridge y Whiteman, 1978). Sin embargo, el criterio más

generalizado es que esta especie no demanda grandes cantidades de K para su

mantenimiento y producción (Skerman, 1977). Así lo confirman los resultados obtenidos

por Werner y Monteiro (1974) y Javier, León y Castillo (1977) quienes no encontraron

respuesta al aplicar 50 y 100 kg de K2O, respectivamente; mientras que Braga y Ramos

(1978) determinaron que debido a su baja capacidad de cambio retiene muy baja

proporción en sus tejidos al ser comparado con otras leguminosas como Calopogonium

mucunoides y Glycine wightii. De aquí que la fertilización potásica no se justifique a

excepción de que existan suelos altamente deficitarios, por lo que para el caso particular

de los suelos cubanos donde los niveles son bajos en general, en algunos casos y muy

bajos y con raras excepciones altas o muy altas (Anon, 1975) esta consideración debe ser

tomada en cuenta.

En ausencia de Cu, C. pubescens solamente produjo 45% de su máximo rendimiento,

encontrándose además respuestas positivas en las aplicaciones de Mo al incrementarse

el contenido de este elemento en las hojas, tallos y nódulos, así como en el contenido de

N (Skerman, 1977).

La respuesta a la aplicación de S sólo es positiva en cantidades relativamente

pequeñas como 5 ó 10 ppm (Tergas, 1977), mientras que con las aplicaciones de Mo, B,

Cu y Zn, se encontró que el primero fue el microelemento más efectivo en el rendimiento

de MS (Werner y Mattos, 1975).

De acuerdo a los resultados presentados (Anon, 1971) al utilizar altas dosis de N (135

ó 270 kg de N/ha) en el manejo de asociaciones de pangola/centrosema se estableció

que los incrementos en rendimiento favorecieron solamente a la gramínea, ocurriendo un

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efecto contrario en la leguminosa; mientras que Fayemi, Odu y Fagbami (1970) plantean

que la aplicación de N ejerce un efecto depresivo en la nodulación y fijación del N

atmosférico. Estos aspectos y los discutidos anteriormente conllevan a la recomendación

de que es aconsejable aplicar ligeras dosis en la primera etapa del período de

establecimiento, pero que en períodos más avanzados, lejos de beneficiar, deprimen

notoriamente el desarrollo de las plantas, así como la dinámica de fijación.

Andrew y Pieters (1970) al estudiar los síntomas de toxicidad de Mn sobre una

leguminosa templada (Medicago sativa) y nueve leguminosas forrajeras tropicales,

describen que en plantas jóvenes de C. pubescens el efecto dominante de la toxicidad fue

una clorosis general en las hojas y rebrotes jóvenes; pero por lo general esta planta es

tolerante a altos contenidos de Mn en los suelos (Andrew y Hutton, 1974).

Rendimiento

En la actualidad existe un acuerdo generalizado de que Centrosema es una de las

leguminosas más productivas y mejor adaptadas a los suelos de mediana y alta fertilidad

en los trópicos húmedos (Teitzel y Burt, 1976). Gutteridge y Whiteman (1978) al evaluar 5

gramíneas y 8 leguminosas tropicales en cinco regiones de las Islas Salomón,

encontraron que Centrosema (independiente de la asociación) o asociado fue una de las

leguminosas más productivas independientemente de los sitios donde fue evaluado. Ng

(1976) reportó que en nueve asociaciones de gramíneas y leguminosas cortadas a

intervalos entre 8 y 14 semanas, la asociación Brachiaria decumbens/C. pubescens y B.

decumbens/Stylosanthes guianensis fueron las más productivas, dando un rendimiento

anual de 14 y 16 t MS/ha, respectivamente. También Ng y Wong (1976) en pruebas

realizadas en Malasia confirmaron que los mejores resultados se obtuvieron con la

asociación de C. pubescens con S. guianensis e Ischaemum magnum al producirse tanto

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forraje como la gramínea sola fertilizada con 224 kg N/ha/año, además de elevarse la

producción de proteína. En la tabla 2 se reflejan otros resultados en cuanto al rendimiento

de esta especie en cultivo puro o asociado, lo que evidencia y reafirma los resultados y

planteamientos hechos anteriormente.

Es interesante resaltar que las mejores respuestas en rendimiento y su mayor

durabilidad y proporción en las áreas sembradas se alcanzan al incrementar la frecuencia

de corte (Mc Ivor, 1978), observándose variaciones estacionales asociadas con la

distribución de las precipitaciones (Tetteh, 1972).

Plagas y enfermedades

Valdés (1976) y Kretschmer, Sonoda y Snyder (1980) coinciden en que C. pubescens

es susceptible al ataque de nemátodos; pero de acuerdo a sus observaciones el efecto

depresivo que puede provocar su ataque en sus rendimientos es prácticamente

despreciable.

La posibilidad de la existencia de enfermedades virosas en Cuba fue confirmada por

Miret (comunicación personal) la que se manifiesta por la presencia de un moteado

amarillo diseminado en la superficie de las hojas, preferentemente las más viejas,

provocando su necrosamiento y caída. Esta enfermedad afectó considerablemente el

Centrosema híbrido CIAT 438 procedente de Colombia.

Valor nutritivo

Uno de los aspectos principales que motivaron la selección de un pasto para ser

utilizado en la alimentación animal es su valor nutritivo. En el caso particular de C.

pubescens y basado en su contenido de PC, TND, digestibilidad, etc., se ha puesto en

evidencia que esta leguminosa presenta un alto valor nutritivo tanto en cultivo puro como

asociado.

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Tabla 2. Rendimiento del Centrosema en diferentes condiciones.

Rendimientos
(t MS/ha)
Cuatro cortes en quince meses. Además se
11,9 Asociado a P. maximum Boonklinkajorn y Duriyaprapan (1977)
incrementó el contenido de proteína

11,8 Asociado a B. brizantha

8,4 Asociado a B. mutica

En cultivo puro (en experi-


8,8 Shetty (1974) Cortado cada seis semanas
mentos de maceta)
Asociado a B. decumbens con
376 kg de superfosfato + 252 kg
12,5 de cloruro de potasio + 112 kg Anon (1971) No inoculado
de urea + 0,28 kg de molibdato
desodio
Media del total del pasto + leguminosa + mala
Asociado a B. mutica + 200 kg
24,7 Gutteridge et al. (1978) hierba (estos componentes representaban 78,
de K
21 y 1%, respectivamente)
Rendimiento similar al obtenido con
4,8 En cultivo puro Siewerdt (1974)
Macroptilium atropurpureum cv. Siratro

13,2 En cultivo puro Harding y Cameron (1972) cv. Belalto produjo 21% en época fría

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En este sentido, Garza, Portugal y Aluja (1978) reportan que el contenido de PC


alcanzado en pangola fue de 8,9%, mientras que al asociar esta especie a C. pubescens
este valor ascendió a 13,3%. Resultados similares obtuvo Chávez (1974) al utilizar una
asociación de Centrosema y Guinea, donde se encontró un contenido medio de 13% en
laépoca de seca y 11% en lluvia con digestibilidades de 51 y 49% respectivamente.
Natural y Pérez (1977) al alimentar toros estabulados con 70% de napier/Centrosema sp.
logró digestibilidades de 68%, 54% de TND y 1934 Kcal/kg. En Brazil, Silva y Silva (1976)
reportan altas correlaciones entre el aumento en la edad y el contenido de celulosa, MS y
FC y una declinación en el contenido de PC en muestras frescas de leguminosas y
gramíneas; sin embargo, observaron la marcada diferencia que existía entre las medias
del contenido de PC que fue de 15,8 y 6,8% respectivamente. En Nigeria, Adegbola, Mba
y Olubajo (1977) encontraron que al fabricar heno de Cynodon nlemfuensis/Centrosema
pubescens de calidad fue buena (7,7% PC) con respecto a la alcanzada con heno de
dicha gramínea sola (5,8%), además en la asociación el consumo fue mayor (49,3
g/kg0,75) aunque este decreció posteriormente con el aumento de suplemento proteico.
Por otra parte, Oyenuga y Olubajo (1975a) en asociaciones entre Stylosanthes
guianensis y Centrosema pubescens con las gramíneas Cynodon nlemfuensis,
Pennisetum purpureum y Panicum maximum en diferentes combinaciones lograron
digestibilidades aceptables (por encima de 61%), sobresaliendo la combinación
Centrosema/Stylosanthes/Pennisetum con 69%. En un estudio similar cuyo objetivo fue
determinar la producción de MS y composición química durante 4 años, Oyenuga y
Olubajo (1975b) observaron una mayor persistencia del Centrosema y los contenidos de
minerales con excepción de P y Na superaron las necesidades para varios tipos de
ganado.
A pesar de estos importantes resultados es imprescindible tener en cuenta el manejo a
fin de mantener valores aceptables. Mba, Oke y Oyenuga (1973) verifican que al cortar las
asociaciones de Cynodon nlemfuensis/Centrosema pubescens con frecuencias de 6, 8 y
12 semanas, la digestibilidad de la MO in vitro tomó valores de 52, 47 y 43%
respectivamente; mientras que la digestibilidad del forraje fue de 57, 36 y 35%
incrementándose sustancialmente la EM.
En Venezuela, Velázquez y Bryan (1975) comprobaron el alto contenido de PC que
posee el Centrosema y en especial el cv. IRI con 27,9%, reportes similares plante Werner,
Moura, Mattos, Caielli y Melotti (1975); Mattos y Werner (1975); Boonklinkajorn y

263
Pastos y Forrajes Vol. 4, No. 3, 1981

Duriyaprapan (1979) y Berrezoeta (1975), este último plantea que en asociaciones


Centrosema pubescens, Desmodium intortum, Glycine wightii en pastoreo con 42 días de
descanso, proporciona un adecuado forraje en cantidad y calidad, además de favorecerse
las especies deseadas, dichas leguminosas mejoraron la calidad del forraje con
incrementos en el rendimiento de PC.
De la misma forma que se aprecian sustanciales incrementos en el rendimiento de y
mayor eficiencia en la fijación del N cuando se aplican adecuadas cantidades de
fertilizantes, la calidad, en correspondencia con lo anterior, sufre sensibles cambios. Así al
aplicar P en pastoreo de varias leguminosas tropicales. Andrew y Robins (1969)
observaron aumento de la concentración de N en la parte aérea de las plantas, mientras
que Mclvor (1979) con pastoreos de Stylosanthes guianensis, Stylosanthes scabra y
Centrosema pubescens en césped cubierto, fertiIizado y cortado cada 4 semanas reportó
Centrosema pubescens con altas concentraciones de N (2,3-3%), mientras que el
contenido de P sufrió su mayor variación entre especies. En hojas la concentración de N
fue de 3,3-2,3%, la concentración de P fue de 0,32-0,12% y la digestibilidad de 71,6-
60,3%. En tallos estos valores decrecieron con excepción del P.
Mattos y Werner (1979) reportaron producciones de MS y PC mayores en gramíneas +
leguminosas (Centrosema) + P que en gramíneas con P y que en gramíneas sin
fertilización, aunque algo inferior a cuando se utilizó gramínea fertilizada con N y P,
mostrando esta leguminosa las ventajas que ofrece al asociarlas con gramíneas tanto en
la calidad como en la cantidad del forraje total producido. Mientras que en asociaciones
de Stylosanthes guianensis, Centrosema pubescens, Macroptilium atropurpureum,
Centrosema mucunoides y Glycine wightii en suelos rojos amarillentos la aplicación de
fertilizaciones NPK con cortes en el momento de la inflorescencia, Vasconcelos, Assis,
Souza, Villaca, Gardia y Chritonas (1974) reportaron que el contenido de minerales fue
satisfactorio con excepción de P en el Stylosanthes y Mg en Centrosema, con un buen
valor nutritivo para todos. Además con la aplicación de esta fertilización también se
incrementó el ácido aspártico, serina y alanina, decreciendo la histidina arginina, tirosina y
fenilalanina y ascendió hasta 346 kg/ha el contenido de aminoácidos (Dobryan'skii.
Kolyasa y Gavron, 1976).
Independientemente de las aplicaciones de macroelementos a las leguminosas y su
efectiva respuesta, también se ha podido observar buenos resultados cuando se incluyen
varios microelementos entre ellos B, Mo, Cu y Zn. Werner y Mattos (1976) encontraron

264
Pastos y Forrajes Vol. 4, No. 3, 1981

que en Centrosema a los 40 días de aplicados, el Mo fue el más efectivo en el incremento


de N en la MS y en la producción total de N, el Cu con interacción con el Mo también dio
similares resultados, no ocurriendo así en los restantes elementos de forma tan
destacada, aunque si se incrementa el número de nódulos; De-Polli y Dobereiner (1974)
en estudio similar encontraron que en suelos que poseen todos estos elementos es
posible duplicar el contenido de PC en relación a suelos con carencia de alguno de éstos,
excepto con Stylosanthes guianensis.
Al emplear Centrosema pubescens en la producción de silos, Tosi, Faría, Silveira y
Pereira (1975) observaron que la solubilidad de los carbohidratos fue baja pero con buena
fermentación láctica y alta capacidad bufferante, concluyendo que pueden obtenerse
ensilajes de alta calidad si se añaden aditivos con altos contenidos de azúcar.
Algunas pruebas realizadas a fin de comprobar la palatabilidad de esta especie
(Santos, Lima y Lucas, 1975; Manhaes, Rodríguez y Delgado, 1975) demuestran que en
general puede catalogarse de buena, aunque algo inferior a la de Stylosanthes guianensis
y en algunos casos a Macroptilium atropurpureum cv. Siratro.
Sobre su toxicidad Long y Marshall (1973) reportan que en Uganda en suelos de pocas
rocas sedimentarias las praderas mixtas presentan elevados valores de Se, superiores al
crítico para los animales, aunque fueron inferiores en leguminosas con respecto a las
gramíneas.

Producción de carne

La casi totalidad de los estudios realizados con C. pubescens a fin de determinar su

potencial para la producción de carne se han realizado en asociaciones de esta especie

con gramíneas y en ellos se ha tratado de mejorar la disponibilidad, la calidad del forraje,

así como obtener un máximo de incremento en la producción animal, a la vez que se

posibilitara el empleo de mayores cargas sin perjudicar la durabilidad del pasto y se

obtuvieran mayores ganancias individuales y por unidad de área. De esta forma al

comparar las asociaciones de gramíneas y esta leguminosa con gramínea sola, Crof y

Harding (1970) reportaron ganancias de peso vivo de un 36% a favor de la asociación;

también Stobbs (1965) al trabajar con las leguminosas C. pubescens y S. guianensis

265
Pastos y Forrajes Vol. 4, No. 3, 1981

asociados con rhodes, guinea o faragua, obtuvo ganancias que mejoraron en un 34-41%

con relación al cultivo puro de gramíneas. Vilela, Oliveira y Nascimiento (1976) al hacer un

estudio similar lograron una producción de carne 3,5 veces mayor en animales que

pastaron en la asociación.

Por otra parte Primo, Rolon y Melo (1977) al estudiar la persistencia, composición

botánica, capacidad de carga y aumento de peso vivo en asociaciones de Panicum

maximum var. trichoglume/Stylosanthes guianensis/Centrosema pubescens comparada

con una pradera testigo de Hyparrhenia rufa, lograron una capacidad de carga de 2,8 para

las asociaciones y de 1,5 animales/ha para el testigo y ganancias de 0,500 y 0,300

kg/animal/día y 554 y 178 kg/ha respectivamente. Ganancias satisfactorias reportadas por

Mc Kenzie (1976), (0,368 kg/animal/día) en praderas mixtas de D. decumbens, P.

maximum cvs. Hamil y Común con C. pubescens bajo pastoreo moderado.

Utilizando Chloris gayana, Panicum maximum, Stylosanthes guianensis y Centrosema

pubescens y pastando con novillos cebú, Otim y Laboke (1976) alcanzaron 0,400

kg/animal/día y 811 kg/ha/año, mientras que al hacer este estudio con Hereford x Cebú

lograron 0,490 kg/animal/día y 983 kg/ha bajo una carga de alrededor de 5,5 animales/

ha, más tarde Otim y Laboke (1976) al comparar razas lograron con novillos similares

ganancias mayores en un 24%, superior a otros cruces con cebú y obteniéndose una

producción de carne de 983 kg/ha. Con cargas entre 3 y 3,5 animales/ha Okorie, Hill y

McIlroy (1965) en asociaciones de Stylosanthes guianensis y Centrosema pubescens con

pasto estrella, rhodes o pangola, en el primer año de explotación del pastizal alcanzó sólo

0,22 kg/animal/día, mientras que en el segundo al disminuir el tiempo de reposo de 11 a 5

semanas y con 6 animales/ha los resultados fueron aún más pobres (0,13 kg/animal/día),

además las asociaciones se redujeron a pasto estrella/Centrosema.

266
Pastos y Forrajes Vol. 4, No. 3, 1981

Natural y Pérez (1977) con cebú estabulados desde 6 hasta 24 meses de edad

alimentados con 70 de Napier/Centrosema sp. como silo o forraje y algún concentrado

alcanzaron ganancias de 0,290 kg/animal/día con bajos consumos de forraje (3,83

kg/animal/día) pero con una eficiencia de la alimentación por encima de 68%.

Por su parte Rolon, Primo y Melo (1977) al evaluar comparativamente pastoreo

rotacional y continuo en praderas mixtas de P. maximum, G. wightii y C. pubescens, con

novillos Nerole, lograron una capacidad de carga de 3,5 animales/ha para pastoreo

rotacional y 2,8 animales/ha para el continuo con ganancias de 0,37 y 0,27 kg/animal/día

y 486 y 276 kg/ha respectivamente.

En una evaluación con diferentes cargas y épocas en Melinis minutiflora/Centrosema

pubescens, Sartini, Santamaría, Lourenco, Caielli y Rocha (1975) reportaron mejores

ganancias con carga 1,2 que con 1,8 animales/ha, mientras que en verano con 1,8

animales/ha fueron 61 ,7% mayores las ganancias que con 0,6 y 34% más alto que con

1,2 animales/ha.

Al hacer una valoración económica sobre la posibilidad de sustituir las leguminosas por

la aplicación de fertilizantes nitrogenados o viceversa, Nuthall y Whiteman (1972)

observaron que en el parámetro de ganancias de peso vivo en el trópico, la aplicación de

fertilizantes tiene que ser por encima de 200 kg/ha de N o de lo contrario éste no puede

reemplazar en lo que a producción se refiere, a la utilización de leguminosas, de ahí, que

la decisión a tomar esté en dependencia del valor de dicho fertilizante para que sea

justificable o no su utilización y optar en este caso por el sistema más económico.

Con 2,4 animales/ha t’Mannetje y Chen (1978) lograron incrementos significativos en la

producción de carne en praderas mixtas de S. guianensis, C. pubescens, P. phaseoloides

y P. maximum, al aplicar fertilizante fosfórico.

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Pastos y Forrajes Vol. 4, No. 3, 1981

Rolon, Primo y Suárez (1977) aplicando P y K en praderas de B. decumbens, S.

guianensis y C. pubescens lograron incrementos de 71 kg/ha con 2,8 animales/ha, como

consecuencia directa de mejoras en la calidad y disponibilidad de pasto que se

incrementó marcadamente.

Con la aplicación de fertilizantes de fórmula completa (N, P, K) Vilela, Santos y Pérez

(1977) alcanzaron novillos cebú mejoras significativas en el aumento de peso vivo en

praderas de B. decumbens asociado con Leucaena leucocephala y Centrosema

pubescens, resultados similares reporta Rolon, Primo y Costa (1977) quienes en praderas

mixtas de P. maximum, C. pubescens y C. mucunoides al compararlas con praderas de H.

rufa demostraron la superioridad de dicha asociación con los siguientes resultados;

capacidad de carga 1,8 para asociaciones contra 1,2 animales/ha en cultivos puros de

dicha gramínea alcanzaron ganancias de 0,300 vs 0,190 kg/animal/día.

En suelos de alta fertilidad donde esta leguminosa es capaz de soportar incrementos

de la carga y alcanzar mayor calidad y persistencia Tuley (1968) logró con pastoreo

intensivo mejores producciones con C. pubescens y G. wightii que con Stylosanthes,

aunque por lo general esta última leguminosa posee mayor palatabilidad y un buen

consumo por parte de los animales; no obstante en estudios realizados a largo plazo y

bajo estas condiciones esta diferencia no es muy significativa (Santos et al., 1975).

Otros resultados alcanzados en la explotación de esta leguminosa para la producción

de carne son expuestos en la tabla 3.

Producción de leche

Por lo general, para este fin los pastos más comúnmente utilizados son las gramíneas

más destacadas en sistemas fertirrigados con altos niveles de N y normas de riego, no

obstante, se ha podido demostrar los buenos resultados alcanzados con asociaciones de

leguminosas y gramíneas con incrementos aceptables en la producción de leche. En el

268
Pastos y Forrajes Vol. 4, No. 3, 1981

caso de esta leguminosa no ha sido muy usada ni tampoco se han hecho muchas

investigaciones para este objetivo; sin embargo Ogummodede, Omabolo y Oyenuga

(1973) ponen de manifiesto su aporte tanto en la producción como en la calidad, pues, al

comparar producciones de leche de 6 semanas entre 4 combinaciones de praderas; 1)

Cynodon, Centrosema y Stylosanthes sp., 2) Pennisetum, Centrosema y Stylosanthes

spp, 3) Pennisetum, Panicum, Centrosema y Stylosanthes spp y 4) Pennisetum, Panicum,

Cynodon y Stylosanthes spp, y un grupo testigo con Cynodon, Pennisetum spp y un

híbrido de Cynodon con suministro por igual de suplementos, mostraron diferencias

significativas entre los tratamientos, siendo la producción de leche mayor en 1, 2 y 4 que

en el testigo (39, 37 y 39 kg/vaca/día vs 30 kg/vaca/día respectivamente). Además el

contenido de vitamina A de la leche fue mayor en 1 y 2 y el de vitamina D fue mayor en 1,

2 y 3 algo a destacar donde aparece el Centrosema, por lo que la inclusión de

leguminosas aumenta el rendimiento en leche y contenido de vit. A, D y E en la misma.

Conclusiones

El género Centrosema contiene alrededor de 70 especies. Entre las más conocidas se

encuentran C. plumieri, C. virginianum y C. pubescens. Esta última es la más utilizada

como cultivo forrajero en el trópico, debido a su amplia capacidad adaptativa, altos

rendimientos en asociación con gramíneas (11,0-25 t MS/ha), alto valor nutritivo (27% de

PC; digestibilidad de 51-69% y 54% de TDN) y un amplio margen de compatibilidad con

las especies de la familia de las gramíneas.

C. pubescens es nativa de la región tropical de América del Sur y actualmente se

encuentra distribuida a través de esta zona, América Central, el Caribe y en muchas áreas

tropicales húmedas del mundo. Posee una alta capacidad de nodulación, fijando entre

135 y 280 kg de N en asociación y entre 200 y 270 kg de N en cultivo puro, en suelos con

pH óptimo (6,1-6,4) y sin diferencias de P, B, Ca, Cu y Mo.

269
Pastos y Forrajes Vol. 4, No. 3, 1981

Tabla 3. Potenciales de producción de carne en asociaciones.

Niveles de Ganancia
Pasto Carga
fertilización Autor
(asociaciones) (animales/ha)
(kg N/ha) g/animal/día kg/ha

Pangola + Glycine javanica 3,3 0 538 646 Garza et al. (1978)

Pangola (comparando) 3,3 0 390 470

Pangola + C. pubescens 3,3 0 529 639

Pangola + L. leucocephala 3,3 0 488 588

Guinea + C. pubescens 3,1-3,5 0 481 544-613 Chávez (1974)

Pasto natural + C. pubescens 1,0 0 250 91 Slota, Castillo, Moug y Javier (1977)
C. gayana + P. maximum + H. rufa
+ S. guianensis + P. atropurpureum 3,3 0 390 462 Otim (1975)
+ C. pubescens
Pasto natural + S. guianensis 3,3 0 300 357

S. guianensis + H. rufa 6 0 306 672 Stobbs (1969)

C. pubescens + H. rufa 6 0 315 688

C. pubescens + P. maximum 2,7 0 0,615 612 Mellor y Round (1974)

C. pubescens + B. decumbens 4,55 195 523-619 870-1030 Loch (1978)

270
Pastos y Forrajes Vol. 4, No. 3, 1981

Su período de establecimiento es relativamente largo (8-9 meses), recomendándose la

utilización de métodos de escarificación, empleo de cultivares precoces y agresivos y

siembras a distancias de 100 x 50 cm con profundidades de 2,5 a 5 cm en suelos bien

preparados. Por otra parte es aconsejable el empleo de dosis adecuadas de P y Ca,

particularmente cuando existen condiciones de acidez y escasez de P; así como la

inoculación con cepas específicas.

En estudios comparativos donde fue asociada a varias gramíneas se encontraron

rendimientos entre 14 y 16 t M/ ha, mientras que en otros fue factible obtener con esta

leguminosa asociada tanto forraje como la gramínea sola fertilizada con 224 kg N/ha/año.

En explotación bajo condiciones de pastoreo y asociada a pangola o guinea se constató

un elevado incremento en el contenido de PC (13-15%), mejorándose marcadamente la

disponibilidad y palatabilidad del forraje ofertado, así como un incremento en la carga

animal (30-40%).

La carga óptima en asociación con gramíneas naturales se encuentra alrededor de 2,8

animales/ha donde se obtienen ganancias de 350-500 g/animal/día, mientras que con

gramíneas mejoradas esta se puede elevar hasta 5,5 animales/ha con ganancias de 357-

1000 kg/ha/año.

En la producción de leche existen pocos trabajos, aunque se comprobó la ventaja de

utilizar asociaciones de gramíneas con esta leguminosa al compararla con las gramíneas

puras, con suplementación en ambos sistemas.

Conclusions

Centrosema genus contain 70 species approximately. The principal are C. plumieri, C.

virginianum and C. pubescens. The last one is the more utilized in the tropic for it's

adaptative capacity, high yield in association with grass (11-25 t DM/ha) high nutritive

271
Pastos y Forrajes Vol. 4, No. 3, 1981

value (27% of CP; digestibility of 51-69% and 54% of TDM) and a wide range of

compatibility with grasses.

C. pubescens is native of South America and it's found through of this zone, Central

America, Caribbean and others humid tropical areas of the world.

It had a high capacity of nodulation and N fixation (135-280 kg of N/ha in association;

200-270 kg of N/ha in pure cultive) in soils with optimum pH (6,1-6,4) without P, B, Ca, Cu

and Mo deficiencies.

The establishment period is prolonged (8-9 months), it is recommended the utilization of

scarification method, employing early and aggressive cultivars and sowing distance of

100 x 50 cm and depth of 2,5-5 cm.

It is recommended P and Ca use in deficient soils and inoculation with specific strain.

In comparative trials associated with various grasses yield of 14 and 16 t of DM were

found; since in other was possible to obtain similar yield than grass fertilized with 224 kg

N/ha/year.

In associated grazing there were an increase of protein contain (13-15%) improving

disponibility, palatability of forage and stocking rate (30-40%).

The optimum stocking rate associated to native grass is 2,8 animals/ha approximately

(gain 350-500 g/animal/day); since with improved grass is 5,5 animals/ha, obtaining 357-

1 000 kg gain/ha/year.

There are a few work in milk production, although was demonstrated remarkable

advantage to use this associated legume in relation with pure grass, supplemented in both

systems.

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