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APROVECHA TU JUVENTUD

Eclesiastés 11:9. Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu
adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre
todas estas cosas te juzgará Dios. 10 Quita, pues, de tu corazón el enojo, y aparta de tu carne el
mal; porque la adolescencia y la juventud son vanidad.

INTRODUCCIÓN:

Según la realidad, la vida es como el día que tiene una mañana hermosa que es la juventud, un
mediodía que es la edad adulta, una tarde que es la senectud, y una noche que en palabras de
Jesús: “… la noche viene, cuando nadie puede trabajar” (Juan 9:4b). Y a través de las Sagradas
Escrituras se enfatiza suficientemente que la juventud es la edad a partir del cual se puede trabajar
y se puede dar lo mejor de uno mismo para servir a Dios. Tengo en mis manos la biblia en versión
RVC que en Eclesiastés dice lo siguiente: “Alégrate, joven; (en tu juventud, RV60) aprovecha tu
juventud” (Eclesiastés 11:9 RVC), palabras que estoy utilizando para el título de este mensaje,
palabras con las que Salomón enfatiza la libertad y responsabilidad de aprovechar la juventud,
obviamente, haciendo solamente lo que es agradable a Dios para evitar tanto las consecuencias
temporales como las eternas que conllevan todas las acciones humanas.

Hoy, recordamos el 134 aniversario del surgimiento del Esfuerzo Cristiano, movimiento que
sirvió para aprovechar la juventud de la iglesia para el servicio a Cristo y a su iglesia. Como en
otras ocasiones, también tengo el privilegio de iniciar la serie de sermones de este mes que ha
sido intitulado: “El joven y las decisiones que cambian su vida”. Durante el mes estarás
escuchando temas como “Decide aprovechar tu juventud”, “Decide no ser conformista”, “Decide
estar listo para el noviazgo”, “Decide cómo entender a Dios”, “Decide como honrar a tus padres”,
“Decide aceptar el llamado de Dios”, y “Decide huir de las pasiones juveniles”. Pero en este
primer mensaje de la serie les compartiré la enseñanza de que todo joven debe aprovechar su
juventud dedicándose al servicio a Dios. / ¿Qué razones nos aporta la Escritura para indicarnos
que se debe aprovechar la juventud en el servicio a Dios? / Utilizando algunos pasajes bíblicos
que les iré indicando paso a paso, encontraremos las razones por las se debe aprovechar la
juventud para servir a Dios.

La primera razón por la que cada joven debe aprovechar su juventud para servir a Dios, es:

I.- PORQUE DIOS LLAMA A LA JUVENTUD PARA SERVIRLE.

Un caso mencionado en la Escritura es el caso de Samuel un jovencito cuya historia dice de la


siguiente manera: “El joven Samuel ministraba a Jehová en presencia de Elí; y la palabra de Jehová
escaseaba en aquellos días; no había visión con frecuencia. / […]. / Y vino Jehová y se paró, y
llamó como las otras veces: ¡Samuel, Samuel! Entonces Samuel dijo: Habla, porque tu siervo oye”
(1 Samuel 3:1,10). Estoy seguro que en aquel entonces, habían en Israel más personas como Elí,
mayores de 30 años (edad que Dios estableció para que alguien entre en un ministerio). Dios
podía llamar, santificar, utilizar el servicio de otra persona que pudiera demostrar más madurez en
aquel momento, pero no fue así, Él quiso llamar a un jovencito para ser uno de los profetas que
por la influencia de su servicio llego a ser de los más destacados en toda la historia de Israel.
Otro caso mencionado en la Escritura es el caso de David, otro jovencito cuya historia dice de la
siguiente manera: “E hizo pasar Isaí siete hijos suyos delante de Samuel; pero Samuel dijo a Isaí:
Jehová no ha elegido a éstos. / Entonces dijo Samuel a Isaí: ¿Son éstos todos tus hijos? Y él
respondió: Queda aún el menor, que apacienta las ovejas. Y dijo Samuel a Isaí: Envía por él, porque
no nos sentaremos a la mesa hasta que él venga aquí. / Envió, pues, por él, y le hizo entrar; y era
rubio, hermoso de ojos, y de buen parecer. Entonces Jehová dijo: Levántate y úngelo, porque éste
es” (1 Samuel 16:10-12). Aunque no se dice el nombre de David en este relato, sin duda, se trata
de él. Él tenía otros hermanos mayores de edad, grandes en estatura, fuertes físicamente, etc…,
pero Dios quiso escoger para un servicio muy especial a este que apenas era un jovencito, que
sería el segundo rey de Israel durante los siguientes cuarenta años. Aunque el texto bíblico relata
que “era rubio, hermoso de ojos, y de buen parecer”, no fue esta la razón por la que fue escogido,
sino porque estaba desarrollando un corazón conforme al corazón de Dios, pues Dios no mira la
apariencia de una persona sino el corazón.

Un caso más, entre otros, mencionado en las Escrituras del Nuevo Testamento, es el caso de
Timoteo, un joven (como muchos más) convertido a la fe cristiana, a quien el apóstol Pablo, le
escribió en una ocasión: “Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en
palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza. / Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la
exhortación y la enseñanza. / No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante
profecía con la imposición de las manos del presbiterio. / Ocúpate en estas cosas; permanece en
ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos. / Ten cuidado de ti mismo y de la
doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren” (1
Timoteo 4:12-16). De esta historia de Timoteo aprendemos que en la iglesia, la juventud es
bastante útil para el servicio a Dios, dado que la juventud cristiana también tiene la capacidad de
ser el vivo ejemplo de cómo se vive la fe salvadora en Jesucristo.

Amados jóvenes reunidos hoy en esta iglesia, Dios no solamente llamó a su servicio a jóvenes de
hace 3,000 años como Samuel y David, sino que desde hace casi 2,000 años llama jóvenes como
Timoteo para que dediquen su edad al servicio de Cristo y su iglesia. Hay una tarea grandísima en
este mundo, en este país, así como en esta ciudad, que consiste en propagar el mensaje del
evangelio, y la juventud es muy apropiada para ello. Como joven quizá te sientas no preparado
para una tarea que requiere tiempo, esfuerzo, santidad, y consagración; quizá haya otros con más
experiencia que tú en el servicio a Dios; o quizá actualmente tienes muchas ocupaciones en la
escuela o trabajo (o en ambas cosas al mismo tiempo) y ves difícil dedicar tu juventud para servir a
Dios; por lo que debes considerar también la palabra que leímos antes de comenzar este mensaje,
que dice: “El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. / Los
muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; / pero los que esperan a Jehová
tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y
no se fatigarán” (Isaías 40:29-32). Es claro, no necesitas experiencia previa, pues Dios promete
que te va a dar las fuerzas necesarias cuando llegue el momento de tu servicio. Probablemente
pienses o sientas que no puedes más, porque te fatigues, te canses, flaquees, o caigas en el
desánimo o frustración, pero Dios promete que “los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas;
levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”. Es su
único requisito.

La segunda razón por la que cada joven debe aprovechar su juventud para servir a Dios, es:
II.- PORQUE LA JUVENTUD TIENE MAS FUERZAS PARA SERVIR.

Regresando a la historia de David, y trasladándonos a la escena cuando un filisteo gigante


llamado Goliat estaba retando a que alguien de los israelitas se atreviera a luchar contra él, la
historia del caso nos dice que un muchacho llamado David, el cual no era guerrero sino solamente
un cuidador de ovejas, se atrevió a decir que él estaba dispuesto a luchar contra Goliat. El rey
Saúl de Israel no pudo imaginarse que Dios usaría a este muchacho, por lo que: “Dijo Saúl a David:
No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pelear con él; porque tú eres muchacho, y él un hombre
de guerra desde su juventud (1 Samuel 17:33). Pero prestemos atención al testimonio de este
muchacho: “David respondió a Saúl: Tu siervo era pastor de las ovejas de su padre; y cuando venía
un león, o un oso, y tomaba algún cordero de la manada, / salía yo tras él, y lo hería, y lo libraba
de su boca; y si se levantaba contra mí, yo le echaba mano de la quijada, y lo hería y lo mataba. /
Fuese león, fuese oso, tu siervo lo mataba; y este filisteo incircunciso será como uno de ellos,
porque ha provocado al ejército del Dios viviente. / Añadió David: Jehová, que me ha librado de
las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo. Y dijo
Saúl a David: Ve, y Jehová esté contigo” (1 Samuel 17:34-37). Obviamente, la edad no es
determinante porque finalmente Dios puede usar para el mismo fin tanto a un niño como a un
anciano, pero las fuerzas de un joven también son útiles cuando se consagran al servicio de Dios.
La historia nos dice que gracias a la grande y profunda confianza que el muchacho David tenía en
Dios enfrentó y venció al gigante Goliat hasta dejarlo muerto, solamente por enfrentarlo en el
nombre de Dios.

Pero muchos años más tarde, cuando evidentemente ya no era un jovencito, dentro de la
historia de las muchas guerras que los filisteos hicieron contra David y los Israelitas, se nos dice
que: “Volvieron los filisteos a hacer la guerra a Israel, y descendió David y sus siervos con él, y
pelearon con los filisteos; y David se cansó. / E Isbi-benob, uno de los descendientes de los
gigantes, cuya lanza pesaba trescientos siclos de bronce, y quien estaba ceñido con una espada
nueva, trató de matar a David; / mas Abisai hijo de Sarvia llegó en su ayuda, e hirió al filisteo y lo
mató. Entonces los hombres de David le juraron, diciendo: Nunca más de aquí en adelante saldrás
con nosotros a la batalla, no sea que apagues la lámpara de Israel” (2 Samuel 21:15-17). La
historia es clara. Aquel héroe juvenil de Israel que derrotó al gigante Goliat, ahora ya de más edad
no pudo contra el gigante Isbi-benob, pues le pasó lo que es más fácil que ocurra en un adulto
mayor que en un joven: “David se cansó”. Tuvo que ser Abisai quien en esta ocasión “llegó en su
ayuda, e hirió al filisteo y lo mató”. Desde entonces, el ejército de David fue sabio en decirle a su
rey que “Nunca más de aquí en adelante saldrás con nosotros a la batalla, no sea que apagues la
lámpara de Israel”. En otras palabras, no es lo mismo ser joven que cuando los años ya han
pasado sobre uno. Es evidente que cuando uno es joven hay más fuerzas para servir, y aunado a la
fortaleza de Dios, las fuerzas se multiplican, y los resultados también.

El himno que compara las etapas de la vida con los tiempos del día, dice: “Pronto la noche viene,
tiempo es de trabajar; los que lucháis por Cristo no hay que descansar; cuando la vida es sueño,
gozo, vigor, salud, y es la mañana hermosa de la juventud”. Tiene mucha razón el himnólogo,
cuando dice que la juventud es la mañana de la vida, done hay ilusiones, gozo, vigor y salud; pero
algunas de estas cosas como el vigor y la salud disminuyen con el paso del tiempo, por eso la
juventud es la edad muy apropiada para luchar incansablemente por Cristo.

Amados jóvenes, sin menospreciar el esfuerzo que los creyentes adultos y adultos mayores
realizamos para la obra del Señor, hoy más que nunca, cada uno de ustedes debe aprovechar su
juventud para el servicio a Dios, pues ustedes todavía tienen mucho más que dar. Ninguno de
ustedes posponga su servicio a Dios para más adelante, porque se van a llevar la sorpresa de que
ya no podrán hacer lo mismo que ahora que están en la plenitud de su vida. En una ocasión,
después de un culto evangelístico, alguien la preguntó al predicador cuántas personas entregaron
su vida a Cristo, a lo que el predicador dio una respuesta interesante, diciendo: “2 vidas y media”.
El que había hecho la pregunta se quedó pensando y preguntó de nuevo: “Ah, ¿entregaron su vida
dos adultos y un niño?”, y otra vez la respuesta fue más interesante y clara al mismo tiempo, ya
que la explicación fue: “No, entregaron su vida a Cristo, dos jóvenes y un adulto, pues los jóvenes
consagraron toda su vida a Cristo, y el adulto solamente lo que le queda de vida (quizá hasta
menos de la mitad de lo que ha vivido)”. Por eso amados jóvenes, sirvan a Cristo y su Iglesia
ahora que pueden dedicar toda una vida con todas sus fuerzas para dicho objetivo.

La tercera razón por la que cada joven debe aprovechar su juventud para servir a Dios, es:

III.- PORQUE PRONTO PUEDE QUE YA NO PODRÁS HACER NADA.

El profeta Moisés, en el Salmo 90 nos recuerda de manera retórica acerca de la vida que “pronto
pasa y volamos” (Salmo 90:10d). San Pablo también considerando cómo el transcurrir del tiempo
hace que pronto se agote la vida que a cada quien nos corresponde, exhortó a los Efesios
diciéndoles “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, /
aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos” (Efesios 5:15,16). Eso implica que la
juventud debe aprovechar bien el tiempo en servir a Cristo, antes que se agote el tiempo de gracia
en el que hay vigor y salud, pues después que la condición física cambie puede llegar a tu vida el
momento cuando ya no podrás hacer lo que ahora sí puedes hacer por Cristo y su Iglesia.

Como ejemplo, voy a compartirles una experiencia familiar que está viviendo mi señor Padre,
quien desde sus 16 años durante más de 75 años fue agricultor, panadero, sastre, y predicador del
evangelio en comisarías de varios municipios del cono sur del estado. Hoy, por su edad cercana a
los 100 años, y por la falta de salud, lleva como 6 años que ya no tiene posibilidades de realizar
ninguna de sus pasiones de servicio. Cada día tenemos que escuchar en casa, su petición de que
lo llevemos a trabajar a lugares donde él quisiera estar, pero la realidad es que ahora ya no puede,
pero es gratificante escucharle decir que se siente satisfecho de haberse esforzado en predicar a
Cristo cuando pudo y a dondequiera que él iba. Razón tenía Jesús cuando le dijo al apóstol Pedro:
“Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás
tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras” (Juan 21:18).

Amados jóvenes, ahora es el tiempo de ofrecer a Cristo sus mejores años. Es el tiempo, como
dice otro himnólogo, de “Dar lo mejor al maestro”. El tiempo pronto pasa, y nuestra vida es
realmente breve. No ocupes todos los días de tu juventud en cosas que solamente beneficien tus
deseos y ambiciones personales. No desperdicies los años de tu vida en cosas que no sean
agradables al Dios que nos creó y nos ha salvado por medio de su Hijo Jesucristo. Hoy que todavía
estás lleno de vigor y salud, invierte en la obra del Señor, tu tiempo, esfuerzo, y dones que sin
duda Dios ha puesto en tus manos para que le sirvas exitósamente.

CONCLUSIÓN:

Amados hermanos jóvenes, hoy la iglesia “El Divino Salvador” les invita a involucrarse en algún
área de servicio a Cristo y a su Iglesia. Les invitamos en el amor de Cristo a que den un paso más
además de venir a la Escuela de Formación Cristiana y a los cultos dominicales de adoración.
Acérquense a las organizaciones y ministerios de esta iglesia para canalizar su servicio a través de
ellos. Acérquense al pastor Pedro, quien les orientará acerca de las opciones que hay en este
momento aquí en la iglesia. Acérquense con su servidor, y les orientaré en cuanto a las opciones
de servicio a Cristo y a su Iglesia que hay en las congregaciones y misiones que están bajo nuestra
jurisdicción. Aprovecha tu juventud, PORQUE DIOS LLAMA A LA JUVENTUD PARA SERVIRLE.
Aprovecha tu juventud, PORQUE LA JUVENTUD TIENE MAS FUERZAS PARA SERVIR. Aprovecha tu
juventud, PORQUE PRONTO PUEDE QUE YA NO PODRÁS HACER NADA.

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