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Filosofía de la mente

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Representación frenológica de las áreas cerebrales en correspondencia con las funciones mentales.


La frenología fue uno de los primeros intentos de relacionar funciones mentales con partes
específicas del cerebro.

La filosofía de la mente es la rama de la filosofía que estudia la mente,


incluyendo
las percepciones, sensaciones, emociones, fantasías, sueños, pensamientos y 
creencias.1 Uno de los problemas centrales de la disciplina es determinar qué
hace que todos los elementos de esta lista sean mentales, y otros no. 2 Además
de las cuestiones ontológicas acerca de la naturaleza de los estados mentales,
la filosofía de la mente estudia cuestiones epistemológicas en torno a la
cognoscibilidad de la mente.
Tanto para la fenomenología como para la filosofía analítica, un candidato
importante para ser una condición necesaria, aunque no suficiente, de todo
fenómeno mental es la intencionalidad.3 La intencionalidad es el poder de la
mente de ser acerca de, de representar, o de ponerse en lugar de cosas,
propiedades o estados de cosas.3 Por ejemplo, uno no recuerda simplemente,
sino que recuerda algo, y tampoco quiere en abstracto, sino que quiere algo
determinado. La propuesta de algunos filósofos es que todo lo que sea mental
está «dirigido» hacia algún objeto, en el sentido más general de objeto, y que
por lo tanto la intencionalidad es una característica necesaria, aunque no
suficiente, de lo mental.
Otra característica importante y controversial de lo mental son los qualia, o
propiedades subjetivas de la experiencia. 4 Cuando uno ve una nube, se pincha
un dedo con un alfiler, o huele una rosa, experimenta algo que no se puede
observar desde fuera, sino que es completamente subjetivo. A estas
experiencias se las llama «qualia». Parte de la importancia de los qualia se
debe a las dificultades que suscitan al fisicalismo para acomodarlos dentro de
su concepción de lo mental.4 Algunos neurocientíficos como Antonio
Damasio y Gerald Edelman han incursionado en la filosofía de la mente y
sostienen que los qualia existen y no son eliminables y reemplazables por otra
cosa como conductas o propiedades objetivas del cerebro observadas en
imágenes de resonancia magnética.56
La filosofía de la mente se relaciona con la ciencia cognitiva de varias
maneras.7 Por un lado, las filosofías más racionalistas pueden considerarse
como parte de las ciencias cognitivas.7 En cambio, otras filosofías más
naturalistas que dan énfasis a la biología y neurociencia critican a la ciencia
cognitiva por suponer que lo mental es representacional o computacional o por
equiparar a los seres vivos a artefactos mecánicos. Por ejemplo, algunos
críticos señalan que la ciencia cognitiva descuida muchos factores relevantes
para el estudio de lo mental, entre ellos las emociones, la conciencia, el cuerpo
y el entorno.567
Algunos problemas centrales en la filosofía de la mente son el problema de
la relación entre la mente y el cuerpo, el problema de la permanencia de
la identidad personal a través del tiempo, y el problema del reconocimiento de
otras mentes.1

Índice

 1El problema mente-cuerpo


o 1.1Respuestas dualistas al problema mente-cuerpo
 1.1.1Argumentos en favor del dualismo
 1.1.2Dualismo interaccionista
 1.1.3Otros dualismos
o 1.2Respuestas monistas al problema mente-cuerpo
 1.2.1Fisicalismo
 1.2.2Conductismo
 1.2.3Teoría de la identidad
 1.2.4Funcionalismo
 1.2.5Materialismo no reductivo
 1.2.6Materialismo eliminativo
o 1.3Crítica de la filosofía del lenguaje al problema mente-
cuerpo
 2Externalismo e internalismo
 3Misterianismo
 4El naturalismo y sus problemas
o 4.1Qualia
o 4.2Intencionalidad
 5La filosofía de la mente y las ciencias de la naturaleza
o 5.1Neurobiología
o 5.2Informática
o 5.3Psicología
 6Consecuencias de la filosofía de la mente
o 6.1La libertad
o 6.2El yo
o 6.3La percepción
 7Véase también
 8Notas y referencias
 9Bibliografía adicional
 10Enlaces externos
El problema mente-cuerpo[editar]
Artículo principal: Problema mente-cuerpo
El punto central de la filosofía de la mente es el problema mente-cuerpo. En su
origen está la pregunta: ¿cuál es la relación entre los estados mentales (o
la conciencia, lo psíquico, el alma) con los estados físicos (o el cerebro,
lo material, el cuerpo)? ¿Se trata de dos sustancias diferentes? ¿O son lo
mental y lo físico una sola cosa? Estas son las preguntas fundamentales de la
filosofía de la mente. No obstante, las respuestas suscitan un sinfín de nuevas
preguntas: ¿Son libres nuestro pensamiento y nuestra voluntad? ¿Podrían las
computadoras poseer una mente? ¿Puede existir la mente sin el cuerpo? La
filosofía de la mente es por tanto un estudio con ramificaciones muy diversas.
La primera formulación clásica del problema mente-cuerpo se debe a René
Descartes.8 Pero la reflexión acerca de la relación entre la mente y el cuerpo se
remonta hasta la antigüedad. Platón defiende un dualismo explícito, que se
pone de manifiesto en su argumentación en favor de la transmigración del
alma: Si el alma sobrevive a la muerte del cuerpo, ha de ser algo diferente de
este.9 En Aristóteles esto es diferente. Aristóteles postula un «pneuma», que,
como principio de la vida, se encuentra en todo ser vivo, pero que no es algo
contrapuesto al mundo material y corporal. En la Edad Media cristiana
(escolástica) la distinción entre el cuerpo y el alma inmaterial es piedra angular
del filosofar. La influencia de la filosofía medieval es evidente en la formulación
cartesiana del dualismo.
La mayoría de las personas perciben intuitivamente un abismo entre los
fenómenos mentales y los físicos. Esto ha llevado a que durante largo tiempo
los puntos de vista dualistas fueran los predominantes en la filosofía de la
mente. Hoy en día la mayoría de los filósofos defiende posiciones materialistas.
Sobre esta base debe no obstante darse respuesta a la cuestión de cómo se
explica la conciencia desde el punto de vista materialista.
Respuestas dualistas al problema mente-cuerpo[editar]
El dualismo responde al abismo intuitivo entre la vida mental interior y la
realidad física de la siguiente manera: afirma que aquí nos encontramos ante
dos entidades fundamentalmente diferentes: entidades mentales y físicas.
Dependiendo de la ulterior caracterización de dichas entidades y de cómo se
explique la relación entre las entidades mentales y físicas, se llegará a formas
muy diversas de dualismo. Se puede ser dualista de muchas maneras porque
básicamente, el dualismo es la hipótesis inicial o el punto de partida en esta
clase de discusiones y basta que no satisfagan los argumentos monistas para
poder ser considerado, de uno u otro modo, dualista. En realidad, el dualismo
puede ser visto como un problema antes que como una solución. De hecho, si
hacemos investigación científica para entender cómo se relaciona nuestro
sistema nervioso con nuestra experiencia consciente estamos siendo, de algún
modo, dualistas; los monistas no tendrían, en realidad, nada que investigar.
Argumentos en favor del dualismo[editar]
René Descartes en un retrato de Frans Hals (1648).

¿Se basa el dualismo únicamente en el abismo intuitivo entre lo mental y lo


material? ¿O existen argumentos concretos en favor del dualismo? El
argumento más conocido es el desarrollado por René Descartes en
las Meditaciones metafísicas. En resumen, es el siguiente: Puedo imaginarme
clara y distintamente que la mente exista sin la materia. Lo que uno puede
imaginar clara y distintamente es al menos, por principio, posible. Así, pues, es
al menos posible que la mente exista sin la materia. Si es posible que la mente
exista sin la materia, mente y materia han de ser entidades diferentes. Puesto
que mente y materia han de ser entidades diferentes, en consecuencia el
dualismo es cierto.
Las premisas del argumento pueden ponerse en duda. ¿Por qué, por ejemplo,
habría de ser algo posible solo porque puede imaginarse clara y distintamente?
A pesar de problemas de este tipo, aún hoy en día se siguen defendiendo
variantes del argumento cartesiano, por ejemplo, Saul Kripke.10 Las posiciones
dualistas se vuelven más plausibles por los problemas que plantea el
materialismo que por sus propios argumentos positivos.
Los argumentos en favor del dualismo son básicamente de carácter
epistemológico, aunque el dualismo encuentre también acogida por motivos
morales o religiosos; en realidad, muchos ataques al dualismo pudieran estar
inspirados más en esta clase de motivos que en los primeros.
El primer apoyo intuitivo al dualismo proviene del hecho de que tengamos
alguna clase de acceso privilegiado a nuestra propia conciencia; así, por
ejemplo, si por potente que fuese la tecnología empleada (estamos imaginando
un experimento mental) no se pudiese conocer lo que pensamos cuando se
examinase a fondo nuestro cerebro, habría que concluir que lo que llamamos
nuestra conciencia no se encuentra enteramente en el mundo físico, por mucho
que guarde obvias relaciones con él. El hecho de que podamos sentir un dolor,
por ejemplo, sin que haya muestras físicas evidentes de ello, o el que podamos
mentir, son ejemplos muy comunes de esa cualidad, ejemplos que
impresionaban grandemente a un filósofo tan poco propicio al dualismo
como Bertrand Russell. El argumento cartesiano que concluye con el Cogito
ergo sum se apoya en esta clase de razones, aunque culmina con una forma
lógica en la que influye también una consideración de distinto tipo, a saber: el
hecho de que si he de atender a mis razones he de ser un sujeto independiente
de toda influencia externa para tener alguna credibilidad. Epicuro formuló de
manera impresionante y concisa esta forma de argumentar: «El que dice que
todo acontece por necesidad nada puede objetar al que niega que todo
acontece por necesidad, pues esto mismo afirma que acontece por necesidad»
(Exhortaciones de Epicuro, Gnomologio Vaticano, 40).
Los filósofos espiritualistas, especialmente George Berkeley y Henri
Bergson han subrayado la importancia de esa clase de apoyos intuitivos para
relativizar la importancia de la noción de materia. Entre los pensadores
recientes, el físico Erwin Schrödinger ha insistido en la importancia de esta
clase de cuestiones para relativizar la pretendida prioridad ontológica de la
materia sobre la conciencia.
Dualismo interaccionista[editar]

Ilustración de la obra de Descartes Tratado del Hombre explicando la función de la glándula pineal.

La forma clásica del dualismo es el dualismo interaccionista. La primera


formulación precisa se la debemos a René Descartes,8 y aún hoy en día sigue
teniendo partidarios. Karl Popper y John Eccles han sido los dualistas
interaccionistas más célebres del siglo XX.11 Las ideas fundamentales son las
siguientes: mente y materia son substancias diferentes e interactúan entre sí.
Si me pincho un dedo con una aguja, de él parten señales hacia el cerebro y
allí ha de haber un «lugar» donde el cerebro actúe sobre la mente inmaterial.
De la misma manera funciona en sentido inverso: cuando siento dolor la mente
inmaterial actúa sobre el cerebro. Este envía señales a, por ejemplo, la mano, y
la retina.
Un dualismo de este tipo tiene que enfrentarse a serios problemas,
especialmente por los científicos empíricos contemporáneos. Si existe un lugar
donde se produce la interacción entre la mente y el cerebro, este lugar debería
ser localizable. Sin embargo, las especulaciones de Descartes (él pensó que el
lugar de la interacción se encontraba en la glándula pineal) fueron pronto
refutadas salvo por el Espiritismo kardeciano, que asegura que la glándula
pineal es el núcleo de la mediumnidad: la puerta entre el mundo físico y el
espiritual o extrafísico. Tampoco se halló en el cerebro ningún otro lugar visible
en el que el comportamiento de las neuronas solo fuera explicable por la acción
de un espíritu inmaterial. Dejando a un lado que en el cerebro no parece haber
ningún «lugar» en el que se produzca una interacción, la cuestión del tipo de
acción recíproca entre mente y cerebro permanece abierta. Algunos filósofos
suponen que dicha interacción se produce por medio de efectos cuánticos,
pero los detractores a esta hipótesis indican que hay en ello la misma
contradicción: los niveles cuánticos son niveles de materia, por lo que no creen
que debería ser la causa de la inteligencia u otras manifestaciones de esta.
Otros dualismos[editar]

Gottfried Wilhelm Leibniz en un retrato de Bernhard Christoph Francke (alrededor de 1700).

Existen también otras formas de dualismo, entre las que mencionaremos las
cuatro más importantes.
1. Paralelismo psicofísico: El paralelismo fue desarrollado por Gottfried Wilhelm
Leibniz.12 Las tesis centrales son:

1. Espíritu y materia son dos sustancias


diferentes.
2. Dichas sustancias no interactúan entre sí.
3. Sino que actúan en paralelo, pero de modo
sincronizado.
De este modo se superarían los problemas del dualismo interaccionista, pues
ya no habría que buscar un lugar en el cerebro donde se produjera la
interacción. Sin embargo, este planteamiento arroja nuevas preguntas. Si
quiero ir al frigorífico (proceso mental), normalmente voy al frigorífico (proceso
físico). ¿Cómo puede ser que entre mente y materia no se produzcan efectos
recíprocos? El paralelismo responde a esto que los sucesos mentales y
materiales corren de forma paralela, al igual que relojes sincronizados.
Intuitivamente, parecería una casualidad increíble que en todos los seres que
experimentan fenómenos mentales la maquinaria física corriera exactamente
de forma paralela a dichos fenómenos, pero Leibniz atribuyó la razón de ese
paralelismo a la acción de Dios.
2. Ocasionalismo: El ocasionalismo ha sido defendido, entre otros, por Nicolas
Malebranche. La idea es la siguiente: cuando quiero hacer algo se está
produciendo un suceso inmaterial en mi espíritu. Dios conoce ese hecho y hace
que el cuerpo se ponga en movimiento.
3. Epifenomenalismo: El epifenomenalismo entiende la conexión entre mente y
materia como una relación de un solo sentido: la materia actúa sobre la mente
inmaterial, pero no a la inversa. Sin embargo, el epifenomenalismo plantea
problemas similares a los del dualismo interaccionista. ¿En qué lugar se
produce el efecto sobre la mente? ¿Cómo se produce dicho efecto? Todavía
hoy hay defensores del epifenomenalismo. Uno de ellos era, hasta hace
poco, Frank Jackson.13
4. Dualismo de propiedades: El dualismo de propiedades ha experimentado un
renacimiento en los últimos años debido a un libro de David Chalmers.14 El
dualismo de propiedades puede incluirse entre los dualismos solo con ciertas
reservas. Al contrario que los demás, con respecto a la sustancia es un
monismo; es incluso compatible con la tesis de que todo se compone de
pequeñas partículas físicas. Sostiene, no obstante, que hay propiedades no
materiales. Chalmers califica a la propiedad de «ser experimentado de
determinada manera» (los qualia) de propiedad no material. Sus reflexiones se
apoyan en el concepto de superveniencia y en la lógica de las explicaciones
reductivas.
Respuestas monistas al problema mente-cuerpo[editar]
El monismo, en contraposición al dualismo, afirma que solo hay una
substancia; ya sea mental o la material. En el caso de la sustancia mental se
estaría hablando de un monismo idealista, o simplemente de «idealismo». Sin
embargo, hoy en día casi todos los monismos son materialistas. [cita  requerida] Así,
pues, afirman que la única substancia existente es la materia. Una tercera
posibilidad consiste en suponer una substancia que no es ni materia ni espíritu.
Lo mental y lo físico serían propiedades de esa única substancia. Esta posición
fue defendida por Baruch Spinoza y popularizada por Ernst Haeckel en el siglo
XIX. Este monismo neutral se asemeja al dualismo de propiedades (V. más
arriba). En lo que sigue nos ocuparemos únicamente de los monismos
materialistas clásicos.
Fisicalismo[editar]
El fisicalismo es la tesis metafísica de que «todo es físico», que «no hay nada
más allá de» lo físico, o que todo sobreviene en lo físico. El fisicalismo es una
forma de monismo ontológico: una visión de «una sustancia» de la naturaleza
de la realidad en oposición a una visión de «dos sustancias» (dualismo) o de
«muchas sustancias» (pluralismo). Se ha debatido tanto la definición de
«físico» como el significado del fisicalismo.
El filósofo francés Henri de Saint-Simon consideró al ser humano como un ser
constituido de cuerpos organizados que no dejan de ser objetos de estudio de
la física, en particular, de la fisiología. Saint-Simon llegó a plantear: «El
pensamiento es una acción material: es un resultado del movimiento del fluido
nervioso».15 El filósofo australiano David Malet Armstrong en su libro A
Materialist Theory of the Mind (1968) intentó desarrollar sistemáticamente una
visión materialista reduccionista de la mente. Según él, los procesos mentales
se producen por efectos físicos y que «el ser humano no es más que un
mecanismo fisicoquímico».16
El fisicalismo está estrechamente relacionado con el materialismo. El
fisicalismo surgió del materialismo con los avances de las ciencias físicas al
explicar los fenómenos observados. Los términos a menudo se usan
indistintamente, aunque a veces se distinguen, por ejemplo, sobre la base de la
física que describe más que solo la materia (incluida la energía y la ley física).
El argumento del zombie filosófico es un intento de desafiar el fisicalismo. El
fisicalismo no es tan popular como solía ser. Un buen número de pensadores
de hoy se oponen al fisicalismo, y la neuroplasticidad es una de esas pruebas
que se utiliza en apoyo de una visión no fisicalista.
Conductismo[editar]
El conductismo ha sido la corriente dominante en la filosofía de la mente
durante la primera mitad del siglo XX. En la psicología surgió como reacción al
problema de la introspección: cuando mediante la introspección alguien habla
de su mundo mental interior, no hay manera (o no la había entonces) de
comprobar la veracidad de sus declaraciones. Pero sin posibilidad de
verificación, dicen los conductistas, no hay ciencia posible. ¿Cuál es la solución
para la psicología? Debería renunciar a ocuparse de la vida íntima mental y la
introspección y, en vez de eso, concentrarse en el comportamiento observable.
Paralelamente a estos desarrollos de la psicología fue surgiendo un
conductismo filosófico. Este se caracteriza por un verificacionismo que
considera carentes de sentido las declaraciones sobre la vida íntima mental
que no pueden ser comprobadas. Sin embargo, ¿qué son los estados mentales
si no conforman una vida íntima mental de la que se pueda dar cuenta
mediante la introspección? Los conductistas responden: los estados mentales
son descripciones de la conducta o disposiciones.
El conductismo filosófico ha sufrido una decaída desde la última mitad del siglo
veinte, coincidiendo con el ascenso del cognoscitivismo. Los cognoscitivistas
rechazan el conductismo debido a varios problemas que consideran
insostenibles. Por ejemplo, se puede pensar que el conductismo es contra-
intuitivo al afirmar que cuando alguien habla de sus punzantes dolores de
cabeza esté hablando de su conducta.
Teoría de la identidad[editar]
La teoría de la identidad,17 desarrollada por John Smart y Ullin T. Place, fue la
reacción al conductismo. Si los estados mentales son algo material, pero no
conducta, habrá que suponer que son idénticos a los estados físicos internos.
De esto se sigue inmediatamente que un estado mental M no es otra cosa que
un estado cerebral C. El estado mental «deseo de un café» no sería otra cosa
que «la activación de determinadas neuronas de determinadas regiones
cerebrales».
La teoría de la identidad experimentó un impulso debido a los avances de la neurociencia. Los
actuales procedimientos de monitorización proporcionan nuevos conocimientos acerca del
funcionamiento del cerebro.

Pese a una cierta plausibilidad inicial, la teoría de la identidad tiene que


enfrentarse con al menos un serio problema, la realización múltiple, tal como la
formuló Hilary Putnam.18 Parece claro que no solo los seres humanos, sino
también por ejemplo los anfibios, o los alienígenas si los hubiera, pueden
padecer dolores. Pero parece improbable que todos los seres con los mismos
dolores se encuentren en el mismo estado cerebral. Pero si no es ese el caso,
entonces el dolor no puede ser idéntico a un determinado estado cerebral. De
modo que la teoría de la identidad carece de fundamento empírico.
Incluso si sucediera que un determinado estado cerebral está ligado en cada
caso con un único estado «mental» de la persona, esta correlación absoluta
entre estado mental y estado cerebral no significaría necesariamente que
ambos estados son de hecho uno y el mismo.
Otro problema de la teoría de la identidad radica en que, ciertamente, puede
describir el «deseo de tomar un café» por medio de un determinado estado
cerebral; sin embargo, la declaración acerca del estado cerebral solo tiene
significado si sabemos lo que significa sentir el deseo de tomar un café. Así
pues, un lenguaje neurocientífico sobre los procesos mentales no puede
prescindir del contenido semántico del lenguaje corriente, que expresa tanto los
procesos mentales como el deseo de tomar un café, y no puede por tanto
sustituirlo, como se pretende.
Pese a estos problemas, hoy en día se da un cierto renacimiento de la teoría
de la identidad, debido sobre todo a Jaegwon Kim.
Funcionalismo[editar]
El funcionalismo fue desarrollado, entre otros, por Hilary Putnam, como
reacción a los problemas de la teoría de la identidad. 18 La idea es la siguiente:
si los seres con estados cerebrales diferentes pueden tener el mismo estado
mental (con lo que la teoría de la identidad se revela falsa), ha de existir no
obstante algo que los estados cerebrales tengan en común. La solución de los
funcionalistas consiste en subsumir los distintos estados cerebrales bajo el
mismo estado funcional. Los estados mentales serían entonces estados
funcionales.
Pero ¿qué son los estados funcionales? A menudo se explica utilizando el
ejemplo de una sencilla máquina automática. Imaginemos una máquina
expendedora que por cada moneda da una golosina. La máquina puede
describirse por medio de sus diferentes estados. Ha de haber un estado en el
que la máquina expulse la golosina sin pedir más monedas. Pero ha de haber
también estados en los que la máquina pida una moneda de 50 o 20 céntimos
más para expulsar algo. En clave de la teoría de autómatas, la máquina
expendedora de golosinas puede describirse completamente de esta manera,
por medio de estados funcionales abstractos. Lo fundamental del ejemplo está
en que la descripción es válida con independencia de cómo esté hecha la
máquina. La analogía es clara: los estados mentales son estados funcionales
independientemente de los estados cerebrales concretos que los produzcan.
Materialismo no reductivo[editar]
Para muchos filósofos, hay dos convicciones que van juntas:

 El materialismo es cierto, los estados mentales han


de ser estados materiales.
 Todas las propuestas reductivas concretas son
insatisfactorias: los estados mentales no pueden
reducirse a conductas, estados cerebrales o
estados funcionales.
Esto nos lleva a la pregunta de si puede haber un materialismo no reductivo.
El monismo anómalo de Donald Davidson es un intento de formular ese tipo de
materialismo.19
Esta idea se formula a menudo con el concepto de superveniencia: los estados
mentales supervienen sobre los estados físicos, pero no son reducibles a
ellos. Superveniencia describe ahí una relación de dependencia: lo mental no
puede cambiar sin que haya cambios físicos.
Entre otras alternativas al monismo reduccionista, también se encuentra
el fisicalismo no reduccionista, propuesto por Malcolm Jeeves, profesor de
filosofía de la Universidad de Saint Andrews en Escocia, y Warren Brown,
profesor de psicología en el Fuller Theological Seminary en California. Para
estos autores, su «fisicalismo» estriba en sostener que no es necesario
postular para el alma o la mente una segunda entidad metafísica. Para esta
postura, el alma o la mente están fisiológicamente expresadas o encarnadas en
nuestra persona, pero no cabe una explicación exhaustiva de esta en virtud de
un análisis exclusivamente biologicista. Su propuesta se encamina a reconciliar
nuestros puntos de vista sobre cuerpo y alma —mente y cerebro—
considerándolos en el conjunto de la persona. «Nosotros somos almas, no
tenemos almas», señalan como una frase que pretende resumir acertadamente
su pensamiento.
Materialismo eliminativo[editar]
Si se es materialista, se considera que los esfuerzos reductivos han fracasado
y que un materialismo no reductivo es incoherente, puede recurrirse a una
última opción y afirmar: «No hay estados mentales». 20 Pero ¿no es esto
completamente absurdo? Los materialistas eliminativos afirman que los
estados mentales han sido introducidos por nuestra psicología popular. Si
ahora, con los avances científicos, la psicología popular se revela falsa,
también habremos de acabar con las entidades por ella postuladas. En este
punto, eliminativistas como por ejemplo Patricia y Paul Churchland a menudo
señalan el destino de otras teorías falsas a lo largo de la historia. Por ejemplo,
la brujería se ha mostrado falsa. La consecuencia es la aceptación de la no
existencia de brujas.
La visión del mundo según la cual todo es materia siguiendo leyes físicas, y en
la que el cerebro es la única realidad existente en los mal denominados
«fenómenos mentales», es criticada usualmente por partidarios de una
visión mentalista o dualista, incluyendo casos de emergentistas que piensan
que la mente es algo que «emerge» y se separa ontológicamente del cuerpo.
Estas críticas apelan a la realidad de los «qualia» y la consciencia dado que
son directamente percibidos. Martín López Corredoira, desde una posición
materialista, sale al paso de esos argumentos: tales percepciones son una pura
ilusión, una fantasía, sueños sobre algo irreal.21
Crítica de la filosofía del lenguaje al problema mente-
cuerpo[editar]
Todo intento de resolver el problema mente-cuerpo se topa con serios
problemas, en particular problemas conceptuales. Cabe por tanto la posibilidad
de rechazar el problema mente-cuerpo como un falso problema. Esta posición
es defendida hoy en día en particular por la filosofía analítica, siguiendo
a Ludwig Wittgenstein.22 Los defensores de esta posición explican que es un
error preguntarse cómo se ajustan los estados mentales y los biológicos. Más
bien debería aceptarse que los seres humanos pueden describirse de formas
diversas: por ejemplo, en términos mentales o biológicos. A juicio de la
tradición wittgensteniana los falsos problemas surgen cuando se intenta reducir
una forma de descripción a otra, o también cuando se emplea el vocabulario
mental en el contexto equivocado. Este es por ejemplo el caso cuando se
buscan estados mentales en el cerebro. El cerebro es, sencillamente, el
contexto equivocado para la utilización del vocabulario mental. La búsqueda de
estados mentales en el cerebro es, por tanto, un error categorial o una pura
confusión de conceptos.
En la actualidad esta posición es defendida por intérpretes de Wittgenstein,
como Peter Hacker.23 También Hilary Putnam, el iniciador del funcionalismo,
sostiene que el problema mente-cuerpo es un falso problema que se disuelve
acudiendo a Wittgenstein.24

Externalismo e internalismo[editar]
¿Dónde está localizada la mente? Si la mente es un fenómeno físico de algún
tipo, debe estar localizado en algún lugar. Existen dos posturas a este
respecto: la mente es interna al cuerpo (internalismo) o bien, es externa al
cuerpo (externalismo). O, más formalmente, la mente depende solo de eventos
y propiedades tomando lugar dentro del cuerpo del sujeto o bien depende de
factores externos al mismo. El internalismo sostiene que la actividad
neurológica es suficiente para producir la mente, mientras que los externalistas
sostienen que el entorno es también constitutivo de la mente. El externalismo,
por su parte, tiene diferentes versiones. Las principales son el externalismo
semántico, el externalismo cognitivo y el externalismo fenoménico.
El externalismo semántico sostiene que el contenido semántico de la mente
está total o parcialmente definido por el estado de los asuntos externos al
cuerpo del sujeto. El experimento mental de la Tierra Gemela de Hilary
Putnam es la formulación más conocida de la tesis esencial de esta posición.
El externalismo cognitivo refiere a una gran variedad de posturas que sostienen
la relevancia del entorno, de las herramientas, del cuerpo y del desarrollo en la
constitución de la mente.
El externalismo fenoménico sostiene que los aspectos fenoménicos de la
mente son externos al cuerpo. Entre los autores que sostienen esta posición se
encuentran Ted Honderich, Edwin Holt, Francois Tonneau, Kevin O'Regan,
Riccardo Manzotti, Teed Rockwell and Max Velmans.

Misterianismo[editar]
Algunos filósofos adoptan un enfoque epistémico y argumentan que el
problema de la mente y el cuerpo actualmente no tiene solución, y tal vez
siempre lo será para los seres humanos. Esto generalmente se
denomina Misterianismo nuevo. Colin McGinn sostiene que los seres humanos
están cognitivamente cerrados con respecto a sus propias mentes. Según
McGinn, las mentes humanas carecen de los procedimientos de formación de
conceptos para comprender completamente cómo las propiedades mentales,
como la conciencia, surgen de su base causal.25 Un ejemplo sería cómo un
elefante está cognitivamente cerrado con respecto a la física de partículas.
Thomas Nagel ha expuesto una concepción más moderada, que sostiene que
el problema mente-cuerpo actualmente no se puede resolver en la etapa actual
del desarrollo científico y que podría tomar un cambio de paradigma científica
en el futuro para cerrar la brecha explicativa. Nagel postula que en el futuro una
especie de «fenomenología objetiva» podría ser capaz de cerrar la brecha
entre la experiencia consciente subjetiva y su base física. 26
Véase también: Cierre cognitivo (filosofía)

El naturalismo y sus problemas[editar]


La tesis del materialismo es que la mente es algo material. El problema
fundamental de esta posición es que la mente tiene propiedades que
ningún objeto material posee. El materialismo debe por tanto explicar cómo
puede ser que a un objeto material le correspondan, no obstante, esas
propiedades. A menudo se denomina al proyecto de acometer esta explicación
«naturalización de la mente». ¿Cuáles son las propiedades críticas? Las más
conocidas son las dos siguientes:
Qualia[editar]
El experimento mental del cuarto de Mary provee uno de los argumentos más famosos en favor de
los qualia.

Muchos estados mentales tienen la propiedad de ser experimentados de


maneras diversas.27 Lo esencial del estado mental dolor es, evidentemente,
que hace daño. Pero ¿de dónde viene esa experiencia (los qualia)? En un
estado neuronal o funcional nada indica que vaya acompañado de una
experiencia de dolor. A menudo el argumento se formula también como sigue:
los acontecimientos cerebrales no pueden (aún) explicar, por qué se dan
acompañados de las vivencias correspondientes. ¿Por qué muchos procesos
cerebrales tienen lugar con un destello en la conciencia? No parece posible
explicarlo.
Parece, no obstante, que las ciencias deberían explicar esas vivencias. Esto se
deduce de la lógica de las explicaciones reductivas. Si pretendo explicar
reductivamente un fenómeno (por ejemplo, agua), he de explicar también por
qué tiene el fenómeno todas las propiedades que tiene (por ejemplo, fluidez,
transparencia). En el caso de los estados mentales eso significa que habría de
explicarse por qué tienen la propiedad de ser experimentados de determinada
manera.
Intencionalidad[editar]
La intencionalidad describe la capacidad de los estados mentales de estar
dirigidos hacia o encontrarse en relación con algo, 28 lo que hace también que
puedan asignárseles valores de verdad. Esto significa que las ideas pueden ser
verdaderas o falsas. En principio esto puede no tener nada de extraño; sin
embargo, cuando se pretende reducir las ideas a procesos naturales surge un
problema: los procesos naturales no son verdaderos o falsos, simplemente
suceden. No tendría sentido decir que un proceso natural es verdadero o falso.
Pero las ideas o los juicios mentales son verdaderos o falsos, ¿cómo pueden
entonces las ideas ser procesos naturales?
La posibilidad de asignar a las ideas valores de verdad se debe a que las ideas
apuntan a hechos. Así, por ejemplo, la idea de que Heródoto fue historiador se
refiere a Heródoto y al hecho de que fue historiador. Si se da el hecho, la idea
es verdadera; de lo contrario, es falsa. Pero ¿de dónde procede esta relación?
En el cerebro se producen únicamente procesos electroquímicos y estos
parecen no tener nada que ver con Heródoto.

La filosofía de la mente y las ciencias de la


naturaleza[editar]
Los humanos son seres corporales y, como tales, pueden ser descritos por
las ciencias naturales. Puesto que los procesos mentales no son
independientes de los procesos corporales, la descripción que las ciencias de
la naturaleza hacen de los humanos jueguen un importante papel en la filosofía
de la mente. Aquí son relevantes todas las disciplinas que describen procesos
relacionados con lo mental. En consecuencia, la lista de las ciencias relevantes
es larga: biología, informática, ciencia
cognitiva, cibernética, lingüística, medicina, farmacología, psicología, etc.
Neurobiología[editar]
Artículos principales: Neurobiología y  Neurociencia.

El trasfondo teórico de la biología, como sucede en las ciencias


naturales modernas en general, tiene un planteamiento naturalista. Objeto de
estudio son en primer lugar los procesos físicos, que son contemplados como
fundamento de la actividad mental y de la conducta. El éxito creciente de la
biología en la explicación de los fenómenos mentales se entiende sobre todo
por la ausencia de refutación del supuesto fundamental: no hay «ningún
cambio de los estados mentales de una persona sin un cambio en su cerebro».
Dentro de la neurobiología hay diversas disciplinas que se ocupan de la
relación entre los procesos mentales y los físicos:

 La fisiología sensorial investiga la relación entre los


procesos de percepción y estimulación.
 La neurociencia cognitiva correlaciona los
procesos mentales con los procesos neuronales.
 La neuropsicología describe la dependencia de las
facultades mentales respecto de regiones
cerebrales concretas.
 Por último, la biología, mediante su
planteamiento evolucionista, muestra que el
sistema nervioso humano, en cuanto base de la
mente, se ha ido desarrollando
tanto ontogenética como filogenéticamente a partir
de estadios previos más simples.
El progreso metodológico de las neurociencias, en particular la introducción de
los procedimientos de monitorización, condujo en años pasados de manera
creciente a la elaboración de ambiciosos programas de investigación: en la
agenda se encuentra el descubrimiento y comprensión de los
procesos neuronales correspondientes a las funciones mentales (V.
tb.: correlato neuronal). Unos pocos neurobiólogos, como Emil du Bois-
Reymond y John Eccles han negado la posibilidad de una reducción de los
fenómenos mentales a procesos cerebrales, en parte por razones religiosas.
Hoy en día, el neurobiólogo y filósofo Gerhard Roth defiende una forma del, así
denominado por él, «materialismo no reductivo».29
Informática[editar]
Artículo principal: Ciencias de la computación
John Searle, uno de los filósofos de la mente más influyentes (2015).

La informática se ocupa del procesamiento automático de informaciones (o al


menos de sistemas físicos de símbolos a los que se asigna información), tal
como hacen las computadoras. Desde su comienzo, las computadoras han
sido capaces de desarrollar acciones para las que una persona necesita su
mente. Un ejemplo es la multiplicación. Pero está claro que las computadoras
no utilizan una mente para multiplicar. ¿Podrían, no obstante, llegar algún día a
tener una mente? Esta pregunta ha experimentado un enorme impulso con las
investigaciones en el campo de la inteligencia artificial (IA).
En la IA hay que distinguir entre un programa de investigación modesto y otro
más ambicioso: es la distinción de John Searle entre la IA débil y la fuerte. La
IA débil tiene por único objetivo simular estados mentales, sin pretender por
ello que las computadoras tengan realmente conciencia, etc. El objetivo de la
IA fuerte, por el contrario, es una computadora con conciencia. La IA fuerte se
remonta al pionero de la computación Alan Turing.30 Como respuesta a la
pregunta «¿Pueden pensar las computadoras?» él formuló el célebre test de
Turing. Turing pensaba que una computadora podría pensar cuando en
un chat fuera indistinguible de una persona. El test de Turing ha recibido
muchas críticas, entre otros de John Searle, con su experimento mental de
la habitación china.31 Por lo demás, queda aún sin respuesta la pregunta
acerca de una posible sensibilidad (qualia) de las computadoras o robots.
Algunos científicos del campo de la informática creen en la actualidad que su
especialidad puede aportar una nueva contribución al problema mente-cuerpo.
Suponen que a partir de la acción recíproca entre software y hardware, que se
produce en toda computadora, es posible que algún día se puedan descubrir
teorías que nos ayuden a comprender la acción recíproca entre la mente
humana y el cerebro.
Psicología[editar]
Artículo principal: Psicología

La psicología es la ciencia que investiga directamente la conducta y los


procesos mentales. Investiga en concreto estados mentales como la alegría, el
temor o las obsesiones. La psicología investiga ahí las leyes que ligan los
estados mentales entre sí o con el input y output de las personas.
Ejemplos de esto nos los proporciona, por ejemplo, la psicología de la
percepción. Esta ha descubierto principios generales de la percepción de las
formas. Una ley de la psicología de la forma dice: los objetos que se mueven
en el mismo sentido se perciben como relacionados entre sí. Esta ley describe
una relación entre el input visual y los estados perceptivos mentales. No
obstante, esto no dice aún nada acerca de la naturaleza de los estados
perceptivos. Las leyes descubiertas por la psicología son compatibles con
todas las respuestas al problema mente-cuerpo ya descritas.

Consecuencias de la filosofía de la mente[editar]


Hay incontables temas que se ven afectados por los resultados de la filosofía
de la mente. Claros ejemplos de ello son la naturaleza de la muerte y su
carácter definitivo, la naturaleza de las emociones, de la percepción y de
la memoria. También la cuestión acerca de qué es una persona y en qué
consiste su identidad tiene mucho que ver con la filosofía de la mente. En
conexión con la filosofía de la mente, han despertado especial atención:
La libertad[editar]
Artículo principal: Libre albedrío

Immanuel Kant rechazó el determinismo de la voluntad y defendió el libre albedrío.

En el contexto de la filosofía de la mente la cuestión acerca de la libertad de la


voluntad se plantea con renovada intensidad. Esto es así al menos para
materialistas y deterministas. Según ellos, las leyes naturales determinan por
completo el curso que sigue el mundo material. Los estados mentales —
también, por tanto, la voluntad humana— serían, en virtud de ello, estados
materiales. De modo que la voluntad y el actuar estarían completamente
determinados por las leyes naturales. Algunos llevan la argumentación un poco
más lejos: las personas no pueden determinar por sí mismas lo que quieren y
hacen. En consecuencia, no son libres.
Esta argumentación es rechazada, por una parte, por los compatibilistas. Estos
señalan que la pregunta «¿Somos libres?» solamente puede responderse una
vez que se ha concretado qué se quiere decir con «libre». Y, así sigue su
argumentación, no se debería identificar libertad con indeterminación. Con
libertad debería significarse más bien el querer y actuar según el mejor saber y
entender. En este sentido la persona puede también ser libre aun cuando el
determinismo sea cierto. El compatibilista más conocido de la historia de la
filosofía fue David Hume. Hoy en día esa posición es defendida, por ejemplo,
por Daniel Dennett.32
No obstante, hay también incompatibilistas que opinan que la voluntad de las
personas es libre. Estos filósofos afirman que el curso del mundo no está
completamente determinado por las leyes naturales: al menos la voluntad no
ha de estarlo y, por tanto, es potencialmente libre. El incompatibilista más
conocido de la historia de la filosofía fue Immanuel Kant.33 Los críticos con esta
posición acusan al incompatibilismo de emplear un concepto de
libertad incoherente. Argumentan de la siguiente manera: si nuestra voluntad
no está determinada por nada, entonces queremos lo que queremos por
pura casualidad. Y si lo que queremos es puramente casual, no somos libres.
De manera que si nuestra voluntad no está determinada por nada, no somos
libres.
El yo[editar]
Artículo principal: Yo

Por lo demás, la mente ha tenido importantes consecuencias para el concepto


de yo.34 Si por «yo» se entiende el núcleo esencial inmutable de una persona,
la mayoría de los filósofos de la mente afirmarán que no existe tal cosa. La idea
de un yo como núcleo esencial inmutable surge de la idea platónica de un alma
inmaterial «invisible» pero que se halla dentro de nosotros y de todos los seres
vivos del planeta, ya sea animales o plantas. Tal idea es inaceptable para la
mayoría de los filósofos actuales, debido a sus presupuestos materialistas. No
obstante, a la luz de los resultados empíricos de la psicología del desarrollo,
la biología del desarrollo y la neurociencia, tampoco la idea de un núcleo
esencial material constante —plasmado, por ejemplo, en un área invariable del
cerebro— parece plausible.
En vista de este problema, algunos filósofos afirman que deberíamos dejar de
hablar de un yo. De todos modos esta es una posición minoritaria; más
extendida está la opinión siguiente: por «yo» no debería entenderse un núcleo
esencial inmutable, sino algo que se encuentra en permanente cambio. Un
conocido defensor de esta postura es Daniel Dennett.
La percepción[editar]
El problema de la percepción es un tema muy diverso dentro de la filosofía de
la mente. En el artículo escrito por Thomas Nagel, ¿Cómo es ser un
murciélago?, se plantea una analogía interesante entre la percepción de un
animal y la percepción de un humano, (aunque el objeto no cambie en un
momento determinado, ambos tendrán una perspectiva diferente de ese objeto
y por lo tanto una experiencia diferente, algo parecido a lo que pasa con
el sentido y referencia de Gottlob Frege) esta analogía nos deja mucho en qué
pensar y pone a prueba las diferentes formas en que obtenemos conocimiento,
ya que una parte esencial de esta obtención proviene de la observación y la
experiencia que esta produce para fines científicos.
El hecho de que exista una forma diferente de percibir los objetos abre un
abanico a las posibilidades y da pie a no confiarnos tanto de lo que llamamos
realidad.

Véase también[editar]
 Filosofía de la percepción
 Cuarto de Mary
 Ciencia cognitiva
 Qualia

Notas y referencias[editar]
1. ↑ Saltar a:a b Shaffer, Jerome A. «Philosophy of
mind». Encyclopædia Britannica Online (en inglés). p. 1.
Consultado el 17 de julio de 2009.
2. ↑ Kim, Jaegwon. «Problems of the Philosophy of
Mind». The Oxford Companion to Philosophy (en inglés).
Consultado el 17 de julio de 2009.
3. ↑ Saltar a:a b Jacob, Pierre. «Intentionality». En Edward N.
Zalta, ed. Stanford Encyclopedia of Philosophy (en
inglés) (Fall 2008 Edition).
4. ↑ Saltar a:a b Kind, Amy. «Qualia». Internet Encyclopedia of
Philosophy (en inglés). Consultado el 22 de noviembre de
2009.
5. ↑ Saltar a:a b Edelman, G. (1992). Bright air, brilliant fire. On the
matter of mind. Nueva York: BasicBooks, «Una de las
alternativas que definitivamente no parece factible es
ignorar por completo la realidad de los qualia, formular una
teoría de la conciencia que busque por sus solas
descripciones transmitir a un hipotético observador “libre de
qualia” lo que es sentir calor, ver verde, y así
sucesivamente. En otras palabras, es un intento de
proponer una teoría basada en una especie de visión-de-
Dios de la conciencia. Pero ninguna teoría científica de
cualquier tipo puede presentarse sin asumir desde el
comienzo que los observadores tienen sensación, así como
percepción. Asumir algo distinto es consentir los errores de
las teorías que postulan formulaciones sintácticas en
correspondencia con interpretaciones objetivistas- teorías
que ignoran la corporización (embodiment) como fuente de
significado. No hay un observador científico sin qualia».
(Edelman, 1992, p. 114)
6. ↑ Saltar a:a b Damasio, A. (1997). El error de Descartes.
Barcelona: Andrés Bello.
7. ↑ Saltar a:a b c Véase la sección 5 en Thagard, Paul. «Cognitive
Science». En Edward N. Zalta, ed. Stanford Encyclopedia of
Philosophy (en inglés) (Fall 2008 Edition).
8. ↑ Saltar a:a b René Descartes. Meditationes de prima
philosophia, 1641.
9. ↑ Platón: Fedón.
10. ↑ Saul Kripke, Naming and Necessity, Blackwell Pub.,
Oxford, 1981, ISBN 0-631-12801-8.
11. ↑ Karl Popper, John Carew Eccles: Das Ich und sein
Gehirn. 8. Aufl. Piper, München u.a. 2002, ISBN 3-492-
21096-1.
12. ↑ Gottfried Wilhelm Leibniz: Monadología, 1714.
13. ↑ Frank Jackson: “What Mary didn't know” en: Journal of
Philosophy, 1986, S.291-295.
14. ↑ David Chalmers: The conscious Mind, Oxford, Oxford
University Press, 1997, ISBN 0-19-511789-1.
15. ↑ Pablo Nocera (2015). Saint-Simon y el programa de las
sciences de l'homme. p. 10. XI Jornadas de Sociología.
Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos
Aires.
16. ↑ BASSHAM, GREGORY (2017). «1968-Teoría de la
identidad». El libro de la filosofía: de los Vedas a los nuevos
ateos, 250 hitos en la historia del pensamiento. LIBRERO
B.V. p. 450. ISBN 9789089989451.
17. ↑ Ullin Place, 1956, “Is Consciousness a Brain Process?”,
en: British Journal of Psychology,y John Smart, “Sensations
and Brain Processes” en Philosophical Review, 1956.
18. ↑ Saltar a:a b Hilary Putnam: (1967) “Psychological Predicats”
en: Capitain und Merill (Hg.) Art, Mind and Religion.
19. ↑ Donald Davidson: Essays on Actions and Events Oxford,
Oxford University Press, 1980, ISBN 0-19-924627-0.
20. ↑ Paul Churchland, Eliminative Materialism and the
Propositional Attitudes, in: Journal of Philosophy, 1981, S
67-90, und Patricia Churchland Neurophilosophy: Toward a
Unified Science of the Mind/Brain. Cambridge, MA: MIT
Press.
21. ↑ López Corredoira, M., 2010, «Algunas respuestas a las
críticas al materialismo en el problema mente-cerebro», en:
C. Diosdado, F. Rodríguez Valls, J. Arana,
Eds., Neurofilosofía. Perspectivas contemporáneas,
Thémata/Plaza y Valdés, Sevilla, pp. 129-141.
22. ↑ Ludwig Wittgenstein: Philosophische Untersuchungen,
1954.
23. ↑ Max Bennett, Peter Hacker: Philosophical Foundations of
Neuroscience, Blackwel Pub, Oxford, 2003, ISBN 1-4051-
0838-X.
24. ↑ Hilary Putnam: The Threefold Cord: Mind, Body, and
World (John Dewey Essays in Philosophy), Columbia
University Press, Nueva York, 2000, ISBN 0-231-10286-0.
25. ↑ McGinn, Colin. “Can We Solve the Mind–Body
Problem?” Archivado el 26 de diciembre de 2016
en Wayback Machine., Mind, New Series, Vol. 98, N.º . 391,
julio de 1989 (pp. 349-366), p. 350. * Reprinted in O'Connor,
Timothy and Robb, David. Colin McGinn, “Can We Solve the
Mind–Body Problem?”, Philosophy of Mind: Contemporary
Readings. Routledge, 2003, p. 438ff.
26. ↑ “Hard problem of Consciousness” Archivado el 20 de abril
de 2015 en Wayback Machine., The Internet Encyclopedia
of Philosophy, Josh Weisberg
27. ↑ Un volumen recopilatorio con muchos textos clásicos es:
Heinz-Dieter Heckmann, Sven Walter (Hrsg.): Qualia.
Ausgewählte Beiträge. Mentis, Paderborn, 2001, ISBN 3-
89785-184-9.
28. ↑ Textos clásicos en torno a la intencionalidad: Daniel
Dennett: The intentional stance. 7. printing. MIT Press,
Cambridge, Mass. u.a. 1998, ISBN 0-262-54053-3, Jerry
Fodor:Psychosemantics. The problem of meaning in the
philosophy of mind. 3. print. MIT Press, Cambridge u.a.
1993, ISBN 0-262-06106-6, John Searle: Intentionalität.
Eine Abhandlung zur Philosophie des Geistes. Nachdruck.
Suhrkamp, Frankfurt a.M. 2001, ISBN 3-518-28556-4.
29. ↑ Gerhard Roth: Das Gehirn und seine Wirklichkeit.
Kognitive Neurobiologie und ihre philosophischen
Konsequenzen. 6. Aufl. Suhrkamp, Frankfurt a.M.
2001, ISBN 3-518-58183-X.
30. ↑ Alan Turing: Computing machinery and intelligence, 1950.
31. ↑ John Searle: Minds, Brains and Programs in: The
Behavioral and Brain Sciences.3, pp. 417-424. (1980).
32. ↑ Daniel Dennett: Elbow Room: The Varieties of Free Will
Worth Wanting, 1984, Cambridge, MA: Bradford Books/MIT
Press. ISBN 0-262-54042-8.
33. ↑ Immanuel Kant: Crítica de la razón pura.
34. ↑ Jesús Padilla Gálvez: Yo, máscara y reflexión. Estudios
sobre la autorreferencia de la subjetividad, Plaza y Valdés,
Madrid, 2012, pp. 39-50.

Bibliografía adicional[editar]
 Chalmers, David J. (1999). La mente consciente:
en busca de una teoría fundamental. Editorial
Gedisa. ISBN 978-84-7432-692-5.
 Putnam, Hilary (2001). La trenza de tres cabos: la
mente, el cuerpo y el mundo. Siglo XXI de España
Editores. ISBN 978-84-323-1068-3.
 Turing, Alan M. [et al.] (1985). Mentes y máquinas.
Editorial Tecnos. ISBN 978-84-309-1142-4.
 Eccles, John C. (1977). El yo y su cerebro.
Editorial Labor. ISBN 978-84-335-1712-8.
 Davidson, Donald (1992). Mente, mundo y acción.
Ediciones Paidós Ibérica. ISBN 978-84-7509-790-9.
 González Quirós, José Luis (1994). Mente y
cerebro. Editorial Parteluz. ISBN 84-7916-026-8.
 Churchland, Paul M. (1992). Materia y conciencia:
Introducción contemporánea a la filosofía de la
mente. Editorial Gedisa. ISBN 978-84-7432-448-8.
 Gonzalo Sanz, Luis M. (2007). Entre libertad y
determinismo. Genes, cerebro y ambiente en la
conducta humana. Ediciones cristiandad. ISBN 978-
84-7057-519-8.
 Padilla Gálvez, Jesús (2012). Yo, máscara y
reflexión. Estudios sobre la autorreferencia de la
subjetividad. Plaza y Valdés. ISBN 978-84-15271-51-2.
 Sanguineti Cavalieri, Juan José (2006). Filosofía
de la mente: un enfoque ontológico y
antropológico. Ediciones Palabra. ISBN 978-84-9840-
121-9.
 Teruel, Pedro Jesús (2008). Mente, cerebro y
antropología en Kant. Tecnos. ISBN 978-84-309-4688-
4.
 López Corredoira, Martín (2005). Somos
fragmentos de Naturaleza arrastrados por sus
leyes. Vision Net. ISBN 84-9821-136-0.
 Bunge, Mario (2010). MATTER AND MIND.
Springer. ISBN 978-90-481-9224-3.
Enlaces externos[editar]
 ¿Qué es el funcionalismo? Artículo de Ned Block
traducido al español.
 Mind-Body Relationship (en inglés). Artículo en
la Interdisciplinary Encyclopedia of Religion and
Science.
 Filosofía de la mente. Artículo en la enciclopedia
en línea Philosophica.
 Artículo del Dr. David Frawley acerca de Ayurveda
y la mente traducido al español (publicado en la
revista LOAJ)

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