Está en la página 1de 6

Caza

Ir a la navegaciónIr a la búsqueda
Para otros usos de este término, véase Caza (desambiguación).
«Cacería» redirige aquí. Para otras acepciones, véase Cacería (desambiguación).
«Coto de caza» redirige aquí. Para la localidad estadounidense, véase Coto de Caza
(California).

Cazador con rifle, en Inglaterra.


La caza o cacería (también, actividad cinegética) es la actividad o acción en la
que se captura o abate un animal en estado salvaje o silvestre, tras su pisteo y
persecución.1 Según el filósofo español José Ortega y Gasset, «la caza es todo lo
que se hace antes y después de la muerte del animal. La muerte es imprescindible
para que exista la cacería».2

Índice
1 Historia
2 Modalidades de caza mayor
2.1 Montería
2.2 Gancho o batida
2.3 Rececho
2.4 Aguardo o espera
2.5 Al salto
2.6 En mano
3 Modalidades de caza menor
3.1 Al salto o «A guerra galana»
3.2 En mano
3.3 Ojeo
3.4 Reclamo
3.5 Al paso
3.6 Cetrería
3.7 Caza de liebre con galgo
3.8 Caza de madriguera
3.9 Caza con perros de rastro
4 Aspecto legales
5 Medios
6 Su papel en la conservación de la naturaleza
7 Véase también
8 Referencias
9 Bibliografía
Historia

Caza en la Antigua Grecia

Caza del jabalí en un mosaico romano

Cuadro representando al cazador con su presa, pintado por Joachim von Sandrart.

Azulejos representando la caza.


La especie humana ha practicado la caza desde la prehistoria, era la primera y
principal ocupación de los hombres. Se considera que los primeros grupos humanos
utilizaron un sistema de caza, pesca y recolección el cual fue muy eficiente para
garantizar el poblamiento del planeta.Y aún hoy sigue siendo parte de la forma de
sustento de muchos grupos humanos. 3El humano comenzó a cazar para subsistir, y así
sigue siendo actualmente en muchas partes del mundo. La caza de subsistencia es
aquella actividad que se realiza con la finalidad de obtener proteína animal o
subproductos de caza para satisfacer las necesidades propias de los grupos humanos
ligados a zonas rurales donde la disponibilidad de especies cinegéticas es alta.
El ejercicio de la caza se refleja en textos religiosos y mitológicos. Por ejemplo,
la Biblia dice que Nemrod nieto de Noé era cazador. Ismael, hijo de Abrahan y de
Agar, se distinguió en este ejercicio. Esaú vendió su herencia a Jacob por un plato
de lentejas al llegar hambriento de la caza. David fue cazador, etc.

La mitología griega representa a Artemisa como la divinidad de los cazadores.


Quirón, que cuidó de la instrucción de la mayor parte de los héroes de la
antigüedad, fue instruido por Artemisa en el arte de la montería. La misma atribuye
a Pólux la gloria de haber enseñado o adiestrado los perros en la caza; y Cástor
introdujo los caballos en la caza de los ciervos.

En Babilonia y Media tenían también una afición particular a la caza y los últimos
habían construido grandes parques, en los que tenían encerrados leones, jabalíes,
leopardos y ciervos. En la Grecia de los tiempos heroicos eran apasionados también
por la caza. Platón llamaba a la caza «ejercicio divino» y la escuela de las
virtudes militares. Leemos en Homero que Ulises fue herido en el muslo por un
jabalí cuya señal le duró toda la vida. Tenían una cierta vanagloria en poseer
perros bien enseñados a los que les daban nombres diferentes, distinguiéndolos
según el país de donde provenían. Tampoco les era desconocida la caza de pájaros
con el halcón y gavilán.

En Roma solo los esclavos y la gente de baja extracción eran los que iban a la
caza, a pesar de que consideraron esta ocupación como un ejercicio honesto. Paulo
Emilio regaló a Escipión un equipaje de caza semejante a los de los reyes de
Macedonia; y el joven héroe después de la derrota de Perseo cazó en el reino de
este príncipe durante todo el tiempo que sus tropas permanecieron en el. Pompeyo,
vencedor en las regiones africanas, se entregó entre estos pueblos a los placeres
de la caza.

En Roma se iba a cazar en los bosques, en los campos, etc. y en los últimos tiempos
de la república, en los sotos o parques en donde tenían encerrados animales de toda
especie. La caza con perros les pareció siempre la más noble; a pesar de que esto
no impedía, como dice Plinio, que cazasen también con el halcón o el gavilán.

Los francos después de la conquista de las Galias encargaron a los locales el


cultivo de las tierras y se reservaron para sí la caza, que pasó a ser entre ellos
un ejercicio noble.

La caza era antiguamente permitida a todo el mundo. Los romanos no habían formado
todavía de ella un punto de jurisprudencia. La ley Sálica contenía ya algunos
reglamentos relativos a la caza, pero no coartaba en nada el derecho natural de
esta. Poco a poco se fueron introduciendo leyes y formando reglamentos para el
ejercicio de ella, no permitiendo en ciertos países el dedicarse a cazar sino a la
clase distinguida de la sociedad.

En los primeros siglos del cristianismo el celo de los fieles no les permitía ir a
cazar durante la cuaresma y días de ayuno, aunque se guardase este, destinando el
tiempo para ejercicios de penitencia.

El instinto de caza tiene origen remoto en la evolución de la raza. El instinto


cazador y el de lucha se combinan en muchas manifestaciones. [...] Puesto que el
afán sanguinario de los seres humanos es una parte primitiva de nosotros, resulta
muy difícil erradicarlo, sobre todo cuando se promete como parte de la diversión
una pelea o una cacería.
William James (psicólogo), 1890
Modalidades de caza mayor
Las especies cinegéticas aplicables al término de «caza mayor» difieren de la
legislación de un país a otro. Por ejemplo, en España se considera caza mayor a las
especies que en estado adulto son más grandes que un zorro (sin incluirlo): jabalí,
ciervo, corzo, cabra montés, rebeco, lobo (al norte del río Duero), gamo, muflón y
arruí.4

Aunque en caza menor también es necesario tener en cuenta las características


meteorológicas (viento, lluvia, fases lunares, temperatura, etc.) es en la mayor
donde hay que tenerla más en cuenta, ya que estas características condicionan los
movimientos de los animales, o delatan la presencia del cazador.

Montería
Artículo principal: Caza de montería

«Notas de caza, un alto en la sierra» (Blanco y Negro, 1900)


De esta modalidad, con más de 300 años de historia, existen dos variantes
practicadas en España.

En la variante más conocida, practicada en casi toda la península, los cazadores


(denominados monteros) se colocan en puestos rodeando una mancha (zona de monte más
o menos espeso donde se refugian los animales) dispuestos en líneas (denominadas
armadas) que rodean la mancha. Una vez instalados todos los cazadores una serie de
rehalas se comienzan a mover ordenadamente por dicha mancha para lograr que los
animales huyan, de forma que los cazadores puedan disparar sobre ellos.

En esta variante las distintas armadas en las que se colocan los puestos reciben
las siguientes denominaciones en función de su posición:

Cierre: es una línea de puestos que cierra la mancha para evitar la huida de las
reses de la finca a cazar.
Traviesa: es una línea de puestos que atraviesa el interior de la mancha con la
intención de abatir las reses que se mueven en el interior de ésta.
Una vez situado el montero en su puesto (o postura), deberá permanecer en él hasta
la finalización de la montería sin moverse de su posición. Es, por tanto, un método
de caza estático donde el cazador espera a que los perros agrupados en rehalas
conduzcan a los animales a la posición en la que se encuentra este para intentar
abatirlos con su rifle o escopeta.

En la otra variante, más típica del norte de España, antes de colocar los puestos
se buscan los encames con perros atraillados (principalmente sabuesos). Sabiendo la
localización de los animales a cazar se colocan los puestos en función de sus
escapatorias y querencias.

Durante la montería, además de a las normas de seguridad el cazador debe prestar


atención a disparar únicamente sobre los animales sobre los que está permitido
hacerlo y abatiendo únicamente el número autorizado, pudiendo existir distintas
limitaciones en función de la especie, sexo, edad, etc.

Finalizada la montería, se realiza la denominada «junta de carnes», donde los


porteadores situarán los animales abatidos durante la cacería para que los monteros
puedan observar sus trofeos y los de los demás asistentes.

Gancho o batida
Modalidad similar a la anterior, pero con limitaciones de puestos, perros y total
de participantes. Cabe destacar que la organización de las posturas es diferente a
la de una montería, ya que en una batida se colocan los puestos en una única línea
para cortar la huida de las piezas a cazar.

Caza del alce en Noruega, imagen de comienzos de siglo XX.


Rececho
Consiste en la aproximación a un animal previamente seleccionado. Es la modalidad
que más esfuerzo precisa del cazador, pues debe de conseguir llegar a una distancia
óptima de disparo, sin que el animal perciba su presencia. La aproximación se
realiza en el medio natural del animal, siendo comúnmente en cumbres, laderas
escarpadas o montes cerrados. Esta modalidad se caracteriza por ser la más
selectiva de todas, ya que desde el primer momento, el cazador sabe con certeza el
animal al que va a dar caza, así como su sexo y su edad aproximada.

Aguardo o espera
El cazador se sitúa en una posición próxima a un lugar asiduo de los animales
(generalmente jabalíes, en bañas o zonas comida). En el caso que apareciesen, el
cazador después de la observación de los animales efectuará el disparo sobre el
animal escogido. Una de las variantes más practicada es la espera nocturna, en la
que el cazador se ayuda o no, de una fuente luminosa artificial.

Al salto
Un solo cazador, con o sin perros, busca el animal a cazar, bien en su encame o
cerca de este, para terminar el lance con un disparo o después del agarre por parte
de los perros con cuchillo o lanza.

En mano
Similar a la anterior, pero más de un cazador. Aunque las definiciones de «al
salto» y «en mano» difieren poco, en realidad la ejecución es muy diferente. En
esta cacería se abaten más animales.

Modalidades de caza menor


Las especies cinegéticas de caza menor difieren de un país a otro. En España se
considera a los menores que el zorro y los principales en función de sus capturas
son: conejo, perdiz, codorniz, liebre y paloma.5

Al salto o «A guerra galana»


Similar a la de caza mayor. Si se practica con perros también se llama «a rabo».

En mano
Similar a la de caza mayor.

Ojeo
Similar a la montería de mayor, pero con especies menores. Principalmente perdiz,
aunque también se suele dar con liebre.

Reclamo
Caza con mochuelo y red.jpg
Caza con la ayuda de una perdiz viva enjaulada puesta en el centro de un claro para
atraer a sus congéneres, los cuales son atrapados por redes o generalmente
disparados por el cazador escondido en un puesto.

Al paso
Caza similar al «aguardo» o «espera» en mayor, salvo que aquí los cazadores
principalmente esperan a los animales en el trayecto de sus dormideros a las zonas
de comida, o sus pasos migratorios. Son cazados principalmente palomas y zorzales.

Cetrería
Artículo principal: Cetrería
Caza usando un ave de presa.

Caza de liebre con galgo

Pintura de la caza de la liebre con galgo.


Se trata de una modalidad en la que no se utilizan armas y en la que solo se
utilizan perros de raza galgo. Por otra parte es similar a la caza «al salto» o «en
mano» sobre terrenos llanos y limpios de vegetación arbórea o arbustiva.

Caza de madriguera
Caza realizada sobre mamíferos de madriguera (zorros y conejos) utilizando perros
terrier o hurones.

Caza con perros de rastro


Es una modalidad en la cual los perros de caza de rastro persiguen a la especie
cinegética mediante el olfato. En un principio se rastrean los rastros que el
animal ha dejado antes de acostarse. A continuación se levanta al animal de la cama
o refugio utilizado. Finalmente se le persigue. Esta modalidad es propia del norte
de España utilizada para la caza del zorro y liebre en la caza menor, y jabalí y
corzo en la caza mayor.

Aspecto legales
Aunque la caza es legal, está regulada y se practica en la gran mayoría de los
países del mundo, la presión de los grupos animalistas ha llevado a que esta
práctica haya sido prohibida en algunos países, como es el caso de Kenia o Costa
Rica, ya que desde el 10 de diciembre de 2012 la caza deportiva fue declarada
ilegal por la Asamblea Legislativa de ese país, convirtiéndose en el primer país de
Latinoamérica en prohibir tal actividad.6 En 2019 Colombia también prohíbe la caza
deportiva, siendo así el segundo país en Latinoamérica en declararla ilegal.78
Algunos países africanos mantuvieron la prohibición de caza mayor durante algún
tiempo a raíz de la indignación internacional y la mala imagen de algunos países
que la caza generaba al matar animales, como leones, jirafas o elefantes en los
safaris, como ocurrió con la muerte del león Cecil a manos del cazador
norteamericano Walter Palmer, provocando la indignación de las autoridades de
Zimbabue y del mundo al cazarlo en un área donde la caza estaba prohibida. Esto
trajo como consecuencia que se prohibiera durante algún tiempo la caza de leones en
aquel país después de tal episodio, o el escándalo que provocó en 2012 el rey Juan
Carlos I de España cuando en plena crisis económica fue invitado a un safari a
cazar elefantes salvajes, generando una ola de críticas e indignación
internacional. A raíz de aquel escándalo, Botsuana prohibió la caza de elefantes
durante algunos años.9 Aun así, en países como Kenia la comunidad científica ha
abierto recientemente un debate recientemente para estudiar su autorización,
después de comprobar que las poblaciones de fauna salvaje decrecieron un 70% en
comparación con otros países de su entorno10.

Medios

El hurón es utilizado en la caza del conejo en madrigueras.


Para el ejercicio de la caza, el humano se ha servido, y lo sigue haciendo, de
otros animales: perros, hurón y aves rapaces (cetrería). El uso de perros es
necesario prácticamente en todas las modalidades de caza, tanto menor como mayor,
siendo habitual en la caza de animales como el conejo, o como ocurre en la caza de
liebre con galgo, siendo este último el único medio que usa el hombre para capturar
al animal.

Su papel en la conservación de la naturaleza


Cada vez más la práctica de la caza es reconocida como un importante elemento de
conservación de la naturaleza. Organizaciones como WWF11 han reconocido que la caza
de trofeos –donde está científicamente entendida como una dinámica poblacional y
está gestionada correctamente- ha demostrado que es una herramienta efectiva de
conservación en algunos países y para algunas especies, incluidas especies en
peligro. En la misma línea se pronunció en 2016 CITES, la Convención sobre el
Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres, que
aseguró que la actividad cinegética «proporciona tanto oportunidades de sustento
como incentivos para la conservación del hábitat para las pequeñas comunidades
rurales y genera beneficios que pueden ser invertidos con fines
conservacionistas»12. Tal y como explicaron recientemente a caza recreativa puede
reducir el número de animales individuales en una población, mientras que, por otro
lado, desviar la tierra del desarrollo agrícola o de otro tipo a áreas de caza
puede beneficiar a ecosistemas enteros». Científicos de la Universidad de Helsinki,
en Finlandia, y la Universidad Flinders, en Australia, han sido los últimos en
sumarse a esta corriente. En un reciente artículo científico13 han tratado de
elaborar un resumen de lo que supone la caza deportiva a nivel mundial y han
destacado que «la caza recreativa puede desviar la tierra del desarrollo agrícola
beneficiando a ecosistemas enteros».

Véase también
Perdigón (munición)
Cazador (oficio)
Cetrería
Perro de caza

También podría gustarte