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EL ZDIIA ILUSTRADO

VETUSTA HITISML

TOMO I. M a ra c a ib o : 31 d e J u l i o d e 1890 NUM. 20

D ir e c to r y E d it o r : E . b s 0 P E Á Z I ^ I V A S Abordo de su buque que hacía campaña de 1823 en Santa Marta,


parte de la escuadra que conducía Río Hacha, Cartagena y el M agda­
la inmigración de Cartagena, fue de lena; servicios con los cuales prestó
S i © SKIgiñAlL los primeros en romper la línea es­ buena, oportuna y eficacísima coope­
pañola que frente á la plaza preten­ ración á los movimientos de Brion,
P/lJD Ì1UILA dió impedir la salida. Logró escapar con lo principal de la escuadra co­
por entre los fuegos enemigos, llegó lombiana; á las de Carreño en P u e­
$ fK ?F 'TW r ~s> á Jamaica y se incorporó en la pri­ blo Viejo y en L a C ién a ga ; y á los
a c iü en la ciudad de Río Ha- mera expedición que formó el Liber­ de Montilla en Cartagena. Los pue­
cha el 19 de Marzo de tador en Los Cayos. Hizo en V e­ blos de Río Hacha y Santa Marta
■ 1778, de padres tan hu­ nezuela la cruda campaña de 18 16 á quedaban libertados, á tiempo que
mildes que no pudieron proporcio­ se regularizaba la guerra, con el ar­
narle ni mediana instrucción. misticio de seis meses acorda­
A la edad de catorce años en­ do por Bolívar y Morillo, en
tró como muchacho de cámara Santa Ana, en Noviembre de
en la marina española, asistió, 1820.”
á la batalla de Trafalgar en la Rotas las hostilidades en
que cayó prisionero y encer­ Abril d e -1821, P a d i l l a ocupó
rado en un pontón, permaneció la bahía de Cartagena como
en Inglaterra hasta que cele­ Comandante en Jefe de las
brada la paz en 1808, pudo fuerzas sutiles de Colombia y
regresar á América como con­ no obstante tener en ella los
tramaestre del Apostadero de 'i? : españoles más poderosos ele­
Cartagena. mentos; en combinación con
El 11 de Noviembre de tropas republicanas de- tierra,
18 11 tomó parte en el pronun­ mandadas por Montilla, sor­
ciamiento por la Independen­ prendió y destruyó en la ma­
cia del pueblo de Gimaní uni­ drugada del 25 de Junio, las
do al de Cartagena. fuerzas sutiles del Arsenal de
Encargado del mando del Cartagena, apoderándose de
Paile-baot Ejecutivo, atacó en dos lanchas cañoneras, tres
1814 en las costas de Tolú, bombardas, doce bongos y una
una corbeta española de guer­ gran falúa que montaba un
ra, que conducía á Panamá al obús de á seis, todo bajo los
Mariscal de campo don A le­ fuegos de los baluartes enemi­
jandro Hore, que iba de G o­ gos. Como consecuencia de
bernador de aquella plaza, con este triunfo se siguió la entre­
su esposa é hijos, un cuadro ga por capitulación de las for­
de oficiales y alguna tropa es­ talezas de Bocachica, y por
pañola. La corbeta, aunque último, la capitulación de C ar­
con más artillería y tripulación tagena en Octubre de 1821.
que el buque independiente, Morales era dueño de M a­
tuvo que rendirse á éste con racaibo desde Octubre de 1822.
160 prisioneros. Por esta ac­ E l cor-onel Manuel Manrique
ción, P a d i l l a fue ascendido que se había apoderado del
por el gobierno de Cartagena puerto de Gibraltar en el lago,
á Alférez de fragata y con tal fue atacado allí por una fuerte
grado continuó sirviendo hasta 1815, columna de Morales y obtuvo sobre
en que se puso á órdenes del general 1819, y ascendió hasta capitán de ésta un triunfo completo el 17 de
Bolívar cuando éste bajaba el M ag­ navio. Abril de 1823. P a d i l l a se dirijió á
dalena á libertar á Santa Marta. En 1820 entró á Río Hacha como Maracaibo á reforzar la escuadra blo-
Durante las disensiones de C as­ segundo del Almirante Brion, hizo queadora; tomó su mando en jefe,
tillo y Bolívar, las autoridades de la campaña de Sabanilla, Barranqui- forzó la barra el 8 de Mayo y se cubrió
Cartagena le tuvieron preso como 11a y Magdalena, y concurrió al blo­ de gloria el 24 de Julio en la memo­
boliviano hasta que, sitiada la plaza queo de Santa Marta, contribuyendo rable batalla'naval de Maracaibo,1 que
por Morillo, le puso en libertad y le al triunfo del coronel Carreño sobre dio por resultado la entrega de esta
dio servicio el coronel Montilla, con­ el jefe realista Sánchez Lima en la plaza y la toma de Puerto Cabello.
curriendo á la' heroica defensa de la Fundación. 1 L a descripción detallada del combate n a­
plaza con el mismo denuedo que lós “ Fueron extraordinarios los es­ val de M aracaibo aparecerá en una de las próxi­
más entusiastas patriotas., fuerzos de P a d i l l a durante aquella mas entregas de E l Z u l i a I l u s t r a d o .
EL ZULIA I L US TR A DO

“ E l nombre del general P a d i l l a de artillería, frustrado el golpe, ¿ no selva, y recibe el nombre de Zulia
no volvió á sonar hasta principios revela á todas luces, que su concien­ después de habérsele unido la que­
del año 28. con motivo de un pro­ cia nada le acusaba ? brada llamada así y el río Zalazar,
nunciamiento ocurrido en Cartagena, En cuanto á P a d i l l a , el general algo más abajo del pueblo de Zala­
en el mes de Febrero, de que se le Posada en sus memorias dice: “ C o­ zar, en 800 metros sobre el mar.
hizo á él jefe, y que. según se dijo, mo se ve, todas las apariencias con­ Nada puedo decir del curso del Zulia
tenía por objeto sostener la Conven­ denaban gravísimamente al general hacia la llanura, porque el camino
ción de Ocaña, amenazada de ser P a d i l l a ; y sinembargo. me consta deja el río y va en busca del Pedro
disuelta por los partidarios de la y es un hecho, que hoy nadie duda, Alonso; es sin embargo probable que
dictadura que estaba en ciernes. que en el atentado de la noche del el Zulia, en su curso medio entre A r­
Después de alguno^días de alar­ 25 de Setiembre, no sólo no tuvo boledas y Urimaco, se abra camino
ma en Cartagena y sus cercanías, el parte, sino que no supo lo que pasa­ por la serranía cretácea que en di­
pronunciamiento quedó sin efecto por ba. ni la causa, hasta que su prisión rección de nornoroeste atraviesa su
las providencias que dictara el co­ fue invadida." cauce en la abra de Cúcuta. Lo
mandante general Mariano Montilla. Sinembargo, fue juzgado breve y cierto es que los ríos Zalazar y Pe­
sumariamente, pretermitiéndose todas dro Alonso, y sobre todo el último
Sospechados de nuevo conatos de las fórmulas protectoras de la inocen­ cerca de Malpaso de los Compadres,
revolución, lo hizo prender Montilla cia. por un tribunal unitario, ad hoc\ más abajo de Santiago, rompen en
en su propia casa el día i? de Abril y condenándolo al último suplicio; grandiosos desfiladeros por las mon­
de dicho año; le puso una guardia cumpliéndose esta terrible cuanto in­ tañas de arenisca que forman la ori­
respetable en ella y á las seis horas justa sentencia, el día 2 de Octubre. lla de la Cordillera de Colombia.
lo envió para Bogotá con un jefe de Este fue el triste fin del benemé­ El río Pedro Alonso es probable­
toda su confianza. rito y valeroso general P a d i l l a , del mente el afluente más caudaloso dél
Gran Almirante, del Nélson colom­ Zulia superior; parece que en su
biano, como lo llamó alguna vez el curso medio atraviesa densas selvas,
La conspiración del 25 de Setiem­ Libertador de Colombia.” hasta que llega á las rasas montañas
bre de 1828 se tramó con la mayor El Congreso de Colombia decre­ de arenisca de Santiago.
cautela, pues que hasta ese mismo tjía tó en 27 de Junio de 1881, la erec­ El camino de Zalazar á Cúcuta
fue que el gobierno tuvo los primeros ción en la plaza principal de Río corta el río Zulia cerca del pueblo
anuncios de que estallaría bien pron­ Hacha, de una estatua de bronce del de Urimaco en 250 metros de altura;
to una revolución; y lo supo por general P a d i l l a ; dicho monumento el nivel de las aguas es allí más bajo
denuncio de Francisco Salazar, quien á la memoria del héroe, se inauguró que el de los ríos Táchira y Pam-
aseguró haber sido invitado por B e­ el 11 de Noviembre de 1887, con plonita en la misma latitud, de ma­
nedicto Triana para entrar en una patrióticos regocijos que duraron has­ nera que el cauce del Zulia resulta
conspiración contra el Libertador. ta el 15 del mismo mes. ser la depresión mayor de la abra de
Triana es aprehendido; pero na­ Cúcuta. En aquel punto el río tenía
da pudo averiguarse en el resto del el 17 de Mayo de 1885, hacia medio­
día. día mucha agua, más de 300 me­
Reunidos los conjurados desde tros de ancho y de 2 á 3 metros
por la tarde, en casa de Luis Vargas de profundidad, y fue preciso pasarlo
B R E V E DESCRIPCIÓ N
Tejada, y creyéndose descubiertos, en canoa. Poco después recibe las
resuelven dar esa misma noche el OE LOS RIOS QUE DE LA CORDILLERA DE MERIOA CORREN
aguas del Pedro Alonso y llega á
golpe que tenían preparado para el AL LAGO DE MARACAIBO.
ser un río de mucha consideración.
28 de Octubre próximo. El golpe
(Tomada «le la obra “ Die Cordille e von Mérida” 2. Río Pam plonita.— Tiene pro­
se da, en efecto, con la mayor auda­
del doctor W . Sievers, Vieno 1888. png. 130 » 138, bablemente su nacimiento en los pá­
cia; y el Libertador pudo escapar de y trad. por A. Ernst.) ramos situados al sudoeste de Pam­
un modo que pareció providencial.
plona, por donde pasa, en una altura
P a d i l l a no concurrió á las juntas I. considerable, el camino de Bucara-
de los conjurados; no podía haber manga. No he visto este río sino á su
concurrido, pero ni aun ponerse de L a H oya del Z ulia
salida de las montañas primitivas,’ al
acuerdo con éllos, porque desde su entrar en la cuenca de Pamplona
llegada de Cartagena estaba preso y I. El río Z u lia, que en su curso (2.400 metros); allí es un torrente
rigurosamente supervigilado; pero superior y medio pasa por terreno de pequeñas dimensiones y empieza
dos de los conjurados quieren po­ colombiano, nace en las montañas su curso medio. E s de suponer que
nerlo en libertad esa misma noche, primitivas al noroeste de Pamplona antes haya formado un lago en la
matando al oficial que .lo custodiaba, en el Estado Santander, ó sea en el cuenca de Pamplona, puesto que á
como así lo hacen. P a d i l l a sale de eje de la cordillera oriental de C o­ poca distancia lo vemos hoy romper
la prisión ciñéndose la espada del lombia que desde Tunja se extiende por entre las areniscas cretáceas que
coronel Bolívar que lo custodiaba y hacia la Sierra Nevada de Santa constituyen las montañas de los al­
que á su paso encontró muerto; y Marta. Lo forman los ríos Sulas- rededores. Este desfiladero es un
de ahí se dedujo, que salía á temar quilla, Cucutilla y Arboledas, los cua­ aspérrimo valle de erosión que por
el mando de las tropas sublevadas. les se reúnen aguas abajo del pue­ su belleza romántica y atractivos pin­
A l día siguiente se le aprehendió, blo de Arboledas. Los dos primeros torescos, contrasta notablemente con
hallándose en el cuartel de artillería. son de corriente rápida y bastante los valles cortados en los esquistos
Á esto estaban reducidos los car­ caudalosos con respecto á su eleva­ primitivos de la Cordillera. L a bre­
gos contra él, que como se ve, no ción sobre el mar (el pueblo de Cu­ cha termina cerca del puente de Las
pasaban de leves sospechas de com­ cutilla está situado en 1.380 metros), Mochilas y el río sigue por una parte
plicidad. y sus valles son debidos á la erosión menos escarpada de la serranía: de
Si P a d i l l a era cómplice, en es­ de los esquistos cristalinos. Desde Pamplona hasta Las Mochilas el de­
te extravío de la pasión ó el patrio­ Cucutilla el declive va aumentando clive es de más de 700 metros (2.400
tismo, que se ha llamado- la conjura­ mucho: el caserío L a Alianza á una á 1.677 metros) por dos horas de
ción del 25 de Setiembre ¿no era hora de distancia de Cucutilla, queda distancia, y de este último punto has­
natural que- se hubiera ocultado, ó en 1.10 5 metros, y la confluencia con ta Doña Juana ( seis horas de cami­
tratado de evadir de cualquier modo el río Arboledas en 950 metros. De no) la diferencia es de sólo 800 me­
su persecución ? L a misma confian­ allí en adelante el río tiene un cauce tros. El valle de Doña Juana es un
za con que se hallaba en el cuartel angosto y profundo en medio de la hoyo en el que hubo antes con gran
EL Z ULI A ILUSTRADO 161

probabilidad otro lago alpino. Más tuoso, resultado de la dirección é in­


allá empieza el segundo desfiladero clinación de los estratos que en sus P é c a r is ó P á q u ir o s
por las montañas de arenisca de la orillas presentan afloramientos de nu­
serranía marginal, que presenta un merosas capas de carbón mineral. ( VÁQUIROS )
descenso de 150 metros en la distan­ El Táchira conserva su nombre
cia de una hora, y después de su después de haberse reunido con el
salida de las montañas cerca de La Pamplonita, recibe más abajo de Ure­ f I n E os váquiros están caracteriza-
Regadera, el río ha formado en am­ ña la quebrada que viene bajando í ULJf dos por un sistema denta-
bas orillas extensos terraplenes de de las montañas de L a Trampa y rio de cuatro incisivos en la
detritus. En tres horas y media de del Peronilo, y desemboca cerca de 6 (y~ mandíbula superior y seis en
camino se llega á Cúcuta (355 me­ Puerto Villamizar (San Buenaven­ la mandíbula inferior, un col-
tros), situada en tierra llana por don­ tura) en el río Zulia, que desde allí t millo y seis muelas de cada
de el río corre en un valle poco pro­ queda navegable para vapores. lado de cada mandíbula, por todo,
fundo acompañado de numerosas ha­ 4. El R ío de L a G rita nace en treinta y ocho dientes; los dientes y
ciendas de cacao. Después de Cú­ el Páramo del Portachuelo (3.250 las muelas se asemejan á los del ma­
cuta pasa el Pamplonita por las metros) bajo el nombre de Quebrada rrano; pero los colmillos son más pe­
colinas del Tasajero y aguas abajo de Porqueras, que se une cerca de queños, tienen una forma ordinaria y
de Ureña se reúne con el río Tá- Pozo Azul con otro riachuelo del Pá­ no salen de la boca. Los lomos pre­
chira. Su curso puede por consi­ ramo del Batallón. Ambas corrien­ sentan una abertura glandulosa muy
guiente dividirse en las secciones si­ tes hacen un cauce bastante profun­ desarrollada que secreta un humor
guientes: do en el gneis de la Cordillera, y viscoso y fétido. Están casi despro­
a . Curso superior, en las monta­ ya unidos llegan al valle casi circular vistos de cola y carecen de dedo
ñas primitivas hasta Pamplona (2.400 de La Grita, situado como otras externo en las patas traseras; los
metros); tantas formaciones semejantes de la dedos intermedios son más grandes
b . Curso medio de Pamplona á Cordillera en la línea de contacto de y tocan con el suelo. En fin, los
las rocas primitivas con las del te­ grandes huesos del metacarpo y los
La Regadera (2.400 á 640 metros),
rreno cretáceo. Allí se han formado del metatarso están soldados entre sí
con dos desfiladeros por las monta­
grandes acumulaciones de detritus, en una especie de cañón. Por este
ñas de arenisca cretácea (Pamplona
por donde afluyen al río varios arro­ último carácter, los váquiros parecen
á Las Mochilas, 2.400 á 1.677 me*
yos, como v. g. del Sur el Río de formar el paso de los paquidermos á
tros; Doña Juana á La Regadera,
las aguas calientes, del Norte el Río los rumiantes; de éstos se aproximan
790 á 640 metros.)
Aguadía, y en el extremo occidental también por la estructura de su es­
c. Curso inferior de L a Regade­ tómago que está dividido en tres bol­
ra hasta Ureña (640 á 300 metros). del valle el Río del Valle ó Río C o ­
bre, que nace en el Páramo del Zum­ sas por dos cuellos ó estrecheces de
3. El río Tachira es el tercer río
bador y ha excavado su angosto cau­ manera que semeja el estómago tri­
principal del sistema hidrográfico del ce en los estratos de pizarra arci­ ple que le han atribuido algunas ve­
Zulia, en la línea divisoria entre V e­ llosa. El Río de La Grita tropieza ces. E l pelage de estos animales
nezuela y Colombia, por la gran abra más abajo con la serranía trasversal está formado por cerdas bastante
ó depresión de Cúcuta, que separa de Seboruco, y parece probable que largas en el espinazo, y cada vez
•las montañas de ambos paises. haya habido allí un lago, antes de más cortas á medida que se retiran
Nace en el Páramo de Tamá, pro­ que la formación del desfiladero de de él; estas cerdas son más gruesas
bablemente en más de 2.500 metros L a Quinta permitiese la salidaf de las que las de los marranos y de tal
sobre e l ,nivel del mar, y después de aguas represas. rigidez que se las ha comparado con
un curso algo torcido por entre las las del puerco-espín. Las formas de
Hasta L a Quinta ( 1.13 0 metros)
areniscas de la vertiente occidental los váquiros son rechonchas y cor­
se extiende el curso superior del río,
del Tamá, atraviesa en un profundo uno de los valles más hermosos y me­ tas. El orificio glanduloso de que
valle de erosión la cadena de arenis­ hemos hablado fue confundido en
jor cubiertos de bosques en toda la
cas y calizas del Táchira occidental otro tiempo con un canal urinario, lo
Cordillera. Conozco el curso medio
y de la parte oriental del Estado co­ que hacía decir que estos paquider­
del río de La Grita sólo hasta Seboru­
lombiano de Santander. Cerca del mos eran marranos que orinaban por
co (840 metros): es un valle de erosión
puente de Las Planadas presenta un el lomo; también han creído algunos
en la arenisca del terreno cretáceo
desfiladero muy visible: el río corre que era otro ombligo de lo que pro­
que continúa sin duda hasta el punto
aquí 100 metros más bajo que el pue­ donde el río sale de las montañas. vino el nombre científico dicotyles,
blo de Las Planadas en dirección dado á este género. Por lo demás,
Allí principia su curso inferior que
Norte por un valle lleno de vueltas, los váquiros presentan tanto por su
termina en la desembocadura al río
cortado entre las escarpadas rocas de carácter como por sus costumbres la
Zulia cerca del puerto de L a Grita.
la serranía que se extiende de noro­ mayor analogía con los marranos.
El río de La Grita recibe más
este á sudeste. De esta manera con­ Los váquiros habitan la América
abajo del desfiladero de L a Quinta
tinúa hasta que llega al caserío de Meridional, frecuentan sobre todo las
el río Venegará, que nace en el por­
L a Auchema, al pie occidental de •selvas y viven en familia en los hue­
tachuelo del Palmar, al norte de La
la cuesta de Capote descendiendo en cos de los árboles; se les encuentra
Grita y la Quebrada Lobaterita, cu­
5 horas desde 1.300 á 680 metros, y con más frecuencia en los lugares
yas cabeceras se hallan en el Zum­
entra después á la estéril llanura de bajos y pantanosos que abandonan en
bador, Angarabeca y Machado.
El Rosario y San Antonio, donde la estación de las lluvias para retirarse
sólo en algunos pantos sus orillas se Después de haber recibido todos á lugares más elevados. Se alimen­
revisten de lozana vegetación y de estos afluentes, el río Zulia corre en tan de frutas silvestres, de granos y de
plantaciones de cacao y caña dulce, y dirección Norte por la cenagosa sel­ raíces que buscan arando la tierra con
habiendo pasado por la última de es­ va virgen de la llanura á la que ha su trompa; se dice que comen también
tas ciudades, se reúne finalmente cer­ dado su nombre, se reúne cerca de reptiles pequeños (serpientes, sapos,
ca del pueblo de Ureña con el Pam­ Encontrados con el Catatumbo y el lagartos) después de haber tenido
plonita. En todo su curso el río río Tara, es navegable por muchas la precaución de desollarlas con las
Táchira no tiene otros tributarios leguas para vapores, y cae finalmente pezuñas. Su olfato es muy fino y su
que algunos pequeños arroyos cerca en la Ensenada de Catatumbo del la­ respiración poderosa. Manifiestan su
de Las Planadas, y la quebrada de San go de Maracaibo. alegría con un ligero gruñido; cuan­
Antonio, que viene del Capacho. E s­ do se sorprenden ó se asustan soplan
ta última tiene una profundidad de — — como el jabalí; pero cuando se irritan
80 á 100 metros y un curso muy tor­ lanzan un grito agudo, más Tuerte y
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más estridente que el del marrano, se trágica. Ni los historiadores nacio­ H I S T O R I A I ) E I .'O L O N N A IS , J E F E D E F ll.ll iU S T E K O S

le erizan las cerdas y la secreción se nales, ni los cronistas españoles, ni


hace más fuerte y más fétida. los restos informes de nuestros archi­ J u a n D a v i d Ñ a u , célebre jefe de
Los váquiros viven en bandadas vos, ni aun la misma tradición, nos han filibusteros generalmente conocido
más ó menos numerosas, guiadas por trasmitido nada que valga la pena de con el nombre de L'Olonnais, era
un jefe que siempre es el más fuerte. tomarse en cuenta á ese respecto. oriundo de un pueblito del Poitou
Cuando se ven atacados ó que les Tuvo en todo tiempo nuestro lago (Francia) llamado Sables d'Olonnc.
quieren arrebatar sus hijos, lanzan la desgracia de excitar con la riqueza Nació en 1630. y álos veinte años
un gruñido de llamada y se prestan de sus poblaciones ribereñas la avari­ salió de Francia por el puerto de la
mutuo socorro, poniendo los peque­ cia de aventureros y piratas: desde Rochela contratado por un colono de
ños en el centro; se defienden con las depredaciones de los tudescos en las Antillas, quien lo llevó á aquellas
valor, hieren á menudo á los perros, y nombre de la conquista, hasta los fi­ islas y lo tuvo á su servicio por tres
aun los cazadores sacan á veces den­ libusteros del siglo X V I 1, y desde años.
telladas. éstos hasta los aventureros de las gue­ Durante ese tiempo, la fama de
Los váquiros se reproducen en rras civiles, con procedimientos seme­ los bucaneros de la costa de Santo
todas las estaciones del año: la hem­ jantes, el filibusterismo ha tenido una Domingo llegó con frecuencia á sus
bra pare cada vez dos lechoncitos especie de encadenamiento histórico oídos, y le sedujo á tal punto aquel
que no tardan en seguir á su madre, en nuestras aguas. género de vida, que tan luego como
de la que no se separan sino cuando Aun en la batalla naval á cuyo fue dueño de si mismo, se les reunió
son adultos. glorioso estruendo unió Maracaibo en la primera oportunidad y tomó
Estos animales se domestican fá­ su nombre para siempre, se batieron servicio con ellos, llegando á ser uno
cilmente, sobre todo, cuando se les por nuestra libertad con valor extra­ de los más famosos bucaneros.
captura jóvenes, y hasta llegan á ha­ ordinario marinos extranjeros que ha­ A poco andar se fastidió de aque­
cerse familiares, como se ha visto con bían puesto su cabeza á salvo bajo la lla vida y se dedicó á la piratería con
algunos, criados en el Mnscum, que sacra bandera de Colombia. los aventureros de la Tortuga, de­
jugaban libremente con los perros. Al interés que siempre despertó mostrando desde su primer viaje tán-
La carne de váquiro, sobre todo, la en nosotros el estudio de aquella épo­ ta vocación para el oficio, y tal ha­
de los jóvenes, es un buen alimento: ca y de aquellos hombres, se agrega bilidad, que sobrepujó á todos los
es blanca, pero más seca y con menos el más vivo aún de las huellas de san­ demás: sus compañeros le escogie­
tocino que la de los marranos: sería gre y desolación que dejaron en nues­ ron en breve como jefe y le dieron
sin duda mucho más sabrosa si se tras orillas, de las crueldades espan­ un barco con el cual hizo algunas
cebaran estos paquidermos, después tosas que cometieron con nuestros presas.1 Todo lo perdió sin embargo,
de castrados. antepasados, del puesto en fin que á y Mr. de la Place, gobernador de la
Los cazadores recomiendan sepa­ los filibusteros corresponde en nues­ Tortuga, le dio otro buque con el
rar del cuerpo del animal en el acto tra historia. Dímonos por lo tanto cual no fue más afortunado, porque
que se le mata, la glándula dorsal y desde hace algún tiempo á solicitar después de haber hecho algunas pre­
aun los órganos sexuales del macho, con ahinco en el extranjero cuantas sas de poco valor, lo perdió también ;
sin cuyas precauciones la carne ad­ obras históricas tratan del asunto, y y tuvo además la desgracia de caer
quiriría un gu^to desagradable. en posesión ya de buen número de en manos de los españoles, quienes
Este género comprende dos es­ ellas, nos proponemos presentar á los mataron á casi toda su gente, que­
pecies: el váquiro de collar en cuyas lectores de Ei. Z u i .i a I i . u s t k a d o no dando él mismo herido, y prisioneros
cerdas altercan el negro y el blanco la narración aislada de los saqueos en Campeche los muy contados que
sucio de lo que resulta un tinte gris de Maracaibo y Gibraltar, sino la his­ sobrevivieron.
oscuro uniforme, y que tiene además toria de los jefes filibusteros de cada L ’Olonnais, para salvar su vida,
un collar blancuzco. E l váquiro ta- expedición. Así podrán nuestros lec­ se embadurnó de sangre y se tendió
ja sú se distingue por un pelage que tores conocerlos por las hazañas que entre los m uertos:2 cuando los espa­
es todo oscuro, casi negro, con aun antes de caer sobre Maracaibo ñoles se marcharon, se levantó, se
una lista angosta muy blanca bajo ya les habían dado infernal renombre; lavó en el arroyo vecino, se puso los
la mandíbula inferior. Ambas espe­ y apreciar por consiguiente mejor las vestidos de un español muerto (pues
cies tienen la misma forma y las verdaderas proporciones de aquellas se habían batido) y se aproximó á la
mismas costumbres, aunque los vá­ catástrofes. ciudad, donde logró seducir alguríos
quiros tajasú viven en partidas más Y luego ¿á qué zuliano no le inte­ esclavos, prometiéndoles la libertad
numerosas y sus emigraciones abar­ resará saber la suerte que corrieron
can más extenso radio. aquellas fieras con forma humana, des­ 1 «La ferocidad natural de L ’ Olonnais casi
pués que sus velas maldecidas se per­ ñus prohíbe clasificarlo entre la raza humana.
dieron en el lejano horizonte? Montbars, cuyo odio rayaba en frenesí, era
impelido solamente por su indignación contra
Tales consideraciones nos han in­ los opresores y su simpatía por los oprim i­
clinado á conservar la forma biográfi­ dos . . . |iero ningún sentimiento mediana­
mente humano, ni una sombra de intención
ca de la obra de Exquemeling que tra­ honrada inspiró jamás al monstruo de L ’ O lon­
ducimos, forma preferible en nuestro nais. Montbars era un demonio con el juicio
concepto á la narración de episodios trastornado ; L ’Olonnais un archidemonio sin
alteración alguna en sus facultades.»
a época de los filibusteros, como aislados; pero como el historiador

§ muy bien ha dicho don Aris- era también filibustero ó poco menos,
tides Rojas, es una de las pági­ aunque narra con gran exactitud, co­
mo testigo ocular que fue de casi to­
nas inéditas de nuestra historia patria.
dos aquellos sucesos, atenúa grande­
Para conocer las depredaciones mente los reflejos infernales de aquel
Kanlro kt - History o f Central America.
Vol. 11. pag. 456.
5 «Siende dat’ er oock geen quartier voor hem
over was, alsoo hy’ t niet ontloopen konde,
door dien hy alreede geguetst was, bemorste hy
de los filibusteros en nuestros propios cuadro, y aun incurre en omisiones hem met bloedt, en kroop onder de dooden
puertos, tenemos que ocurrir á los de importancia. Hemos tratado de die daer lagen.»
cronistas franceses, ingleses y holan­ subsanar estos inconvenientes, com­ E x q u e m e l i N (; - Amcricaensche Zec-Roovers -
deses, cuyas obras, raras y por consi­ pletando con notas de otros cronistas 48.
guiente costosas, constituyen la única la narración de Exquemeling. sin al­ «Viendo que no había cuartel y que no po­
fuente que puede suministrar al in­ terar en nada el pensamiento del día huir, puesto que estaba ya herido, se eml>a-
vestigador, esos preciosos pormenores durnó con sangre y se arrastró entre los mner-
autor. tos que yacían allí.»
que dan á la historia el palpitante in­
terés de una novela conmovedora y ExyüEMF.MNC - Piratas Americanos - p. 48.
EL Z U LI A ILUSTRADO

si le obedecían, lo que aceptado por quince á dieziseis hombres desar­ ta, echaron al agua con la máyor ve­
ellos, tomaron el bote de su amo, lo mados. locidad sus botes y le dieron abordaje.
llevaron al punto donde L ’Olonnais Después de algunos meses de es­ Los mermados tripulantes no opu­
les esperaba, y pocos días después perar inútilmente las barcas (aunque sieron resistencia alguna.
llegaban á la Tortuga. Entretanto, era la época en que acostumbraban El jefe pirata hizo encerrar en la
los españoles que creían muerto al aquéllas efectuar sus viajes) cayó en cala á los rendidos, y remató á todos
temible pirata, celebraban con rego­ poder de los, piratas otro bote de pes­ los heridos. Durante aquella carni­
cijos públicos el haber salido de un cadores cuyos tripulantes les dijeron cería, un esclavo se arrojó á los pies
hombre que no les daba tregua ni que se había descubierto su propósi­ de L ’Olonnais y le dijo en su lengua:
cuartel.1 to, por lo que ninguna embarcación Señor capitán, no me matéis que yo
Después dé su llegada á la T o r­ se atrevía á salir del puerto ni á en­ os d iré la verdad. L ’Olonnais, que
tuga, L ’Olonnais cumplió la promesa trar en él; que por fin los interesados comprendía el español, sospechó que
que había hecho á los esclavos, po^ en el comercio habían presentado sus aquello de yo os d iré la verdad, ence­
niéndolos en libertad; y dedicó todo quejas al Gobernador de la Habana, rraba algún misterio, y lo interrogój
su pensamiento á vengarse de la rogándole pusiera término al mal con pero el esclavo, mudo de terror y
crueldad con que los españoles ha­ la destrucción de los ladroiies ; que tembloroso, no pudo contestarle has­
bían degollado á sus compañeros de el Gobernador había enviado una fra­ ta que el pirata le ofreció perdonarle
naufragio, aguijoneado este deseo de gata ligera armada con diez cañones la vida. Entonces, recuperando la
venganza por el no menos vehemente y ochenta hombres de los más ro­ palabra: Señor capitán, le dijo, el
de pillaje. bustos que se consiguieron en la ciu­ señor gobernador de la H abana, con­
Resolvió pues, irse en su bote á dad, quienes juraron al partir que no vencido de que esta fra g a ta tan bien
la costa setentrional de la isla de darían cuartel á nadie. Al saber es­ armada era más que suficiente para
Cuba, y situarse frente al puerto de to, L ’Olonnais dijo ásus compañeros: vencer á la más fu erte de vuestras
la Boca de Caravelas al que se diri- Bueno, hermanos míos, pronto ten­ embarcaciones, me envió en ella para
jían las embarcaciones que cargaban dremos un buen barco. servir de verdugo y colgar á cuantos
cueros, azúcar, carne y tabaco para Se mantuvieron desde entonces cayeran prisioneros, con e l propósito
la Habana, ¿iudad capital de la isla en acecho, y pocos días después di- de intim idar á vuestra nación de tal
en cuyo puerto se abastecían de esos 1 visaron el buque anunciado que an­ manera, que en lo sticesivo no se atre­
artículos las escuadras viese á aproximarse
que seguían rumbo á á estas costas.
España. L ’Olonnais dijo al
Advertidos algu­ esclavo: Te perdono
nos aventureros de su la vida porqtie te lo he
propósito se le unie­ prometido; y aun te
ron en número de doy la libertad; 1 y
veintinueve, sin con­ mandó abrir las esco­
tar el cirujano; los tillas, ordenando á los
hizo e m b a rc a r con españoles que subie­
cuantas municiones sen uno á uno; y á
pudo conseguir, y á medida que pisaban
los pocos días esta­ la cubierta les corta­
ban en las costas de ba él mismo la cabe­
Cuba donde fueron za.*
descubiertos por al­ Llevó á cabo esta
gunos botes de pesca­ carnicería él solo has­
dores, uno de los cua­ ta llegar al último cu­
les fue apresado y sir­ P é c a ris i P á qu lro s ya vida reservó para
vió para que los aven­ e n c o m e n d a rle una
tureros se acomodaran mejor, once cló en una ria llamada por los espa­ carta dirijida al Gobernador de La
en cada bote,* y se retiraron á las ñoles Eser?ra .1 Los aventureros re­ Habana, en la cual le advertía que
pequeñas islas que se extienden á solvieron atacarlo esa misma noche: había heVho con sus gentes loque el
lo largo de aquella costa con el nom­ salieron por la tarde de su escondite, Gobernador había dispuesto que hi­
bre de Cayos d el Norte. remaron silenciosa y lentamente, ori­ cieran con él y con sus compañeros;
Los dos botes se pusieron luego llando al abrigo de los árboles, y al que podía estar seguro de que-cuan-
á cierta distancia, pues cada uno de rayar el día atacaron á tiros de fusil tos españoles cayeran en sus tnanos
ellos se bastaba para apresar una de por ambos lados á los españoles. correrían la misma suerte.
aquellas esperadas barcas cuya tri­ Éstos que no estaban desprevenidos La sorpresa que semejante nuéva
pulación no excedía generalmente de les contestaron el fuego, aunque no causó al Gobernador se convirtió en
los veían, pues los filibusteros habían asombro cuando supo que veintidós
puesto en tierra, á guisa de trinche­ hombres con dos botes habían dado
1 «Pero el diablo no abandonó á sil sumo sa­
cerdote, dice Bancroft. Terrible era antes del
ras, sus botes, cubiertos enteramente un golpe de aquella magnitud. Fue
desastre; pero sus hechos posteriores fueron aún por los árboles. Los españoles ti­ tal su .cólera, que resolvió enviar emi­
más atroces . . . . Descuartizaba cautivo tras raban con metralla y hacían grandes sarios á todos los puertos de las In­
cautivo y apagaba su sed con la sangre que co­ descargas de mosquetería sin lograr dias para hacer ahorcar los •prisione­
rría por su sable ya caliente. Arrancó corazo­
nes humanos y se los mascó, é hizo morir á sus matar ni herir á ninguno de sus ene- ros franceses é ingleses que en. ellos
prisioneros de hambre y sed. Si el informe migos^ hubiera, en vez de enviarlos á Espa­
arrancado á un español entre las agonías de ho­ Este combate había durado hasta ña; pero habiendo llegado semejante
rrible tortura no resultaba satisfactorio, se le
arrancaba al infeliz la lengua de raíz. Verda­
el medio día, cuando los españoles,
deramente las crueldades de los conquistadores sintiéndose muy debilitados, hicieron 1 « L’ Olonnais, después de hacerle confesar
estaban recayendo sobre sus descendientes ! » ademán de retirarse; los aventureros lu que le interesaba saber, le dio la muerte co­
B a n c r o f t - obra citada. por su parte, viendo que la sangre mo á todos los demás.»
corría por los imbornales de la fraga- Buccaneers o f Am erica 67.
4 Aunque el autor no dice qué suerte corrie­
ron los infelices pescadores que tripulaban el * «Y después de cada decapitación, chupaba
bote apresado, es de suponerse ; pues el siste­ 1 Probablemente no era un rio de agua salada la sangre que chorreaba del sable.»
ma de los filibusteros en casos tales era decapi­ como dice el texto francés, sino un estero ; y
tar á los prisioneros ó abandonarlos en una isla nos afirma en esta creencia el hecho de traer el C h a r l e v o ix - H istoire de St. Domingue.
desierta donde morían de hambre y de sed. traductor inglés Estera y no Esserra. Vol. 11. pág. 69.
EL ZULIA ILUSTRADO

resolución á conocimiento del pueblo, que era el punto de reunión, á espe­ cos para hacerse á la vela, L ’Olon­
éste hizo presente al Gobernador que rar á algunos aventureros más, y á los nais descubrió su propósito de ir á
por cada inglés ó francés que caía que pudieran venir de la Tortuga á la ciudad de Maracaibo, situada, á la
en poder de los españoles, centenares reunírsele. orilla del lago del mismo nombre, y
de éstos iban á parar á manos de Por fin aquella escuadra, com­ saquear todas las poblaciones de las
aquéllos; que la necesidad de soste­ puesta de cinco ó seis barcos de los márgenes del lago; y señalando á los
ner la vida, que les era más cara que cuales el mayor, á cuyo bordo estaba dos guías franceses que tenía, uno de
las riquezas, los obligaba á navegar, L ’Olonnais tenía diez cañones, se hizo los cuales era práctico de la barra
que los filibusteros les robaban, pero á la vela con rumbo á Punta Espada, que está á la entrada de la laguna,
les dejaban la existencia; por cuya conocida también con el nombre de les dijo: Estos dos hombres respon­
razón le suplicaban desistiera de su Cabo del Engaño y situada en el ex ­ derán con su vida del éxito de nuestra
propósito. Esto se supo después por tremo oriental de la isla de Santo empresa. Fue unánime la aprobación
españoles hechos prisioneros por los Domingo. Desde aquel instante mis­ y todo el mundo prestó juramento de
filibusteros. mo la fortuna se mostró favorable á obedecer ciegamente sus órdenes, so
Dueño L ’Olonnais de la fragata, L ’Olonnais, pues encontró y apresó pena de perder al regreso la parte
se propuso tripularla con gente esco- dos barcos, uno de ellos con valioso correspondiente de botín, lo que se
jida, y para el efecto se dirijió á la cargamento, y ambos más grandes hizo constar en la carta-partida que
Tortuga donde encontró á Miguel el que cualquiera de los suyos. El de se extendió y en la que también se
Vascongado, uno de sus compañeros, mayor porte que estaba cargado de fijó lo que debían percibir los capita­
quien también acababa de hacer una cacao fue enviado á la Tortuga para nes, los heridos y los guías á más de
presa considerable á los españoles. descargarlo y volver cuanto antes á su parte de botín.
En la isla se encontraban dos franceses la isla de Saona donde los esperaba (A qu í coloca el autor la descripción de la
quienes habían vivido mucho tiempo L ’Olonnais, y donde había apresado el bahía de M aracaibo y sus dependencias; des­
como prisioneros entre los españo­ otro cargado de municiones de gue­ cripción que hemos publicado y a , con el m apa
les, y aun se habían casado con mu- rra destinadas á la ciudad de Santo que la acom paña , en e l n°. 18 de E l Z u l i a
Domingo. I l u s t r a d o .)
geres de aquella nación.' Como co­
nocían los caminos, y habían perdido Mr. d’Ogeron que por aquel tiem­ Se dio á la vela; y pocos días
cuanto tenían, al caer en poder de po era Gobernador de la Tortuga, después desembarcó en la isla de
los españoles, aconsejaron á los aven­ vio con gran satisfacción aquella pre­ Aruba donde tomó algunas vituallas.
tureros un desembarco en Tierra F ir­ sa que valía más de ciento ochenta Lo hizo así con el objeto de no llegar
me para sorprender algunas ciudades. mil libras, y ofreció sus almacenes á frente á la Barra del lago sino al ra­
L ’Olonnais resolvió acometer la em­ los aventureros para depositar el car­ yar el día; para que no viéndose
presa con su amigo el Vascongado gamento, en tanto que el navio que obligado á permanecer en ella mucho
conviniendo en que éste fuera jefe desde entonces llamaron L a Cacaoyera tiempo, no tuviesen los españoles el
de las fuerzas en tierra, y aquél en se aprestaba para unirse á L ’Olonnais. necesario para prepararse. Por la
el mar. Gran número de valientes jóvenes tarde levó el ancla de la isla de Aruba,
recienllegados de Francia quisieron navegó durante toda la noche y se
ser de la expedición y se embarcaron aproximó á la sonda hasta enfrente
D E S E M B A R C O 'D E l/ O L O N N A IS E N T I E R R A - F I R M E .
en L a Cacaoyera con la esperanza de de la Barra en donde fue visto por
T O M A D E M A R A C A I B O Y ( ¡I B R A L T A R .
que un solo viaje como aquel podía el vigía que hizo al momento una se­
enriquecerlos. El mismo Mr. d’O ge­ ñal al castillo y éste disparó sus ca­
Decidida la empresa entre L ’Olon­ ron envió dos de sus sobrinos que ha­ ñones para advertir á los de la ciu­
nais y el Vascongado, hicieron saber bían servido en Francia y prometían dad la aproximación del enemigo.
á todos los aventureros que tenían un mucho. Con tan buena carga, el bar­ L ’Olonnais hizo desembarcar su
proyecto considerable para que cuan­ co se unió en breve á L ’Olonnais gente con la mayor diligencia; y M i­
tos quisiesen tomar parte en su eje­ quien se regocijó grandemente al guel el Vascongado se puso á la ca­
cución se dirigiesen inmediatamente ver que podía reemplazar con aque­ beza para dirijir el ataque. L ’Olon­
á la isla de la Tortuga ó á Baya-ha llos jóvenes los heridos que había de­ nais que quería participar del peligro,
en la parte norte de la isla de Santo vuelto á la Tortuga, pues los navios desembarcó también; y sin tomar
Domingo. españoles no se habían rendido sin ninguna otra medida, atacaron el cas­
L ’Olonnais había escogido aquel batirse antes con denuedo. tillo, que era de simples gaviones he­
punto para carenar sus barcos y abas­ Antes de hacerse á la vela, L ’Olon­ chos con estacas y tierra, detrás de
tecerlos, por la abundancia que en él nais pasó revista á la escuadra, y re­ los cuales los españoles tenían cator­
había de toros salvajes y jabalíes. Á solvió revelar su proyecto; montó la ce piezas de artillería y doscientos
los pocos días contaba con 400 hom­ fragata de 16 cañones y 120 hombres, cincuenta hombres.
bres con los cuales se fue á Baya-ha dio la suya con 10 cañones y 90 hom­ E l combate fue rudo habiéndose
bres á Moisés Vauclin, su segundo; obstinado por ambas partes; pero co­
1 «En el mes de Ju lio (de 1666) con 660 hom­ Antonio Dupuis, su compañero, to­ mo los aventureros apuntaban mejor
bres en ocho buques, el mayor de los cuales mó el mando de la otra que llamaron que los españoles, los debilitaban de
estaba armado de diez cañones de diferentes
calibres . . . . Apresó después de un combate L a Poudrierc (el polvorín) porque tal modo, que á pesar de éstos llega­
de tres horas un navio de 16 cañones y 50 hom­ estaba cargada de pólvora y otras ron á las troneras, entraron en el
bres, cargado de cacao, 40.000 piezas de á ocho municiones de guerra, y de dinero pa­ castillo, degollaron una parte de la
y joyas por valor de 10.000 más. L ’ Olonnais ra pagar la guarnición; este buque guarnición, y los sobrevivientes ca­
envió la presa á la Tortuga con orden de descar­
garla á toda prisa y volvérsela á Saona. En tre­ tenía también 10 cañones y 90 hom­ yeron prisioneros.»
tanto apresaron otro buque destinado á la bres. Pedro el Picardo tenía un ber­ Tan luégo como tomaron los ga-
Española con provisiones, 12,0 00 piezas de á gantín con 40 hombres; Moíse man­
ocho para la guarnición y 7.000 libras de pól­ daba otro con igual tripulación, y
vora . . . . En esta última presa estaban dos c « L’ Olonnais desembarcó como á una le­
franceses que habían vivido como prisioneros había además dos embarcaciones más gua del castillo; una emboscada que había
en Maracaibo por muchos a ñ o s ; y uno de ellos pequeñas que llevaban cada una trein­ puesto el Gobernador, fue descubierta y acu­
era práctico de la barra. Esta circunstancia ta hombres. Toda la escuadra con­ chillada ; luego atacaron el castillo y lo toma­
determinó á L ’ Olonnais y al Vascongado á ron al cabo de tres horas de com bate; sus
azahar aquella ciudad, pues con un buen piloto
sistía, pues, en siete barcos y 440
buques pudieron pasar entonces sin ningún
abordo las dificultades de la entrada desapare­ hombres armados cada uno con un peligro, y lo restante del día se empleó en de­
cían. Y los españoles creían que un castillo buen fusil, dos pistolas y un sable. moler la fortaleza. Á la mañana siguiente se
con 14 cañones y 250 hombres era bastante Agréguese á esto que ni el valor ni la dirigieron con viento favorable á la ciudad don­
para protegerla!» de entraron sin resistencia ; pues los habitantes
destreza faltaban á aquella gente.
S o u t h EY - Chronological History o f the l l ’est que habían sido ya saqueados una vez por gen­
Im lie s -v ol. II. pág. 67. Pasada la revista, y listos los bar­ tes de la misma ralea, buscaron su salvación en
EL ZULIA ILUSTRADO

viones L ’Olonnais los hizo derribar, días en Maracaibo después de los De seiscientos que eran quedaron
clavó los cañones, y sin pérdida de cuales resolvió seguir á Gibraltar. cuatrocientos muertos y cien heridos.
tiempo se dirijió á Maracaibo. Pero Tenía prisioneros que le prometían Los aventureros perdieron por su
aunque esta ciudad distaba sólo seis servirle de guías; pero le advirtieron parte cien hombres entre muertos y
leguas, los españoles, sabiendo que que los españoles se habrían sin du­ heridos. Los oficiales españoles pe­
su castillo no estaba en capacidad de da fortificado. N o importa, respon­ recieron casi todos en aquella oca­
resistir, al primer cañonazo que oye­ dió, la presa será viejor. Llegó tres sión y entre ellos el más distinguido
ron embarcaron sus mejores efec­ días después de su salida de Mara­ fue el Gobernador de Mérida, gran
tos, su oro, y su plata, y huyeron á caibo á Gibraltar donde hay un casti­ Capitán que había servido bien al Rey
Gibraltar, no creyendo que los aven­ llo á modo de terraplén sobre el cual católico en Flandes. L ’Olonnais y el
tureros los persiguieran hasta allá; ó podrían ponerse seis piezas de frente Vascongado tuvieron la fortuna de
imaginándose al menos que se de­ en batería. Los españoles, además, no ser heridos; pero pasaron por la
tendrían á saquear lo que quedaba habían hecho gaviones á lo largo de pena de perder á muchos valientes
en la ciudad. Fue lo que sucedió, la orilla; y atrincherados detrás de compañeros, lo que fue causa de que,
porque L ’Olonnais habiendo llegado ellos, se burlaban de los aventureros, para vengar la muerte de aquéllos,
á Maracaibo y no encontrando en les mostraban solamente sus pabe­ hicieran mayor carnicería entre los
ella sino* almacenes llenos de mer­ llones de seda y disparaban sus ca­ enemigos.
cancías y cuevas repletas de toda es­ ñones. L ’Olonnais, después de esta victo­
pecie de vinos, se entretuvo en darse No obstante todo eso, L ’Olonnais ria, habiendo puesto todo en orden,
buena vida con su gente y en enviar echó su gente á tierra y buscó e) me­ no pensó sino en acumular botín.
partidas por los alrededores de la dio de penetrar en los bosques para Envió partidas á los alrededores de
ciudad en la cual no encontró gran sorprender á los españoles por la es­ Gibraltar para buscar el oro y la plata
botín. Sólo cojió gran número de palda. Pero éstos se habían preca­ que los españoles habían escondido
infelices1 que no habían tenido medio vido contra toda especie de ataque ó en los bosques; y daban tormento á
de salvarse por agua; y estos le di­ de sorpresa; hasta habían derribado los que reclutaban ó hacían prisione­
jeron que los ricos estaban en G i­ grandes árboles para cerrar los ca­ ros, para hacerles declarar en dónde
braltar. Permaneció tan sólo quince minos. Por lo demás casi toda la estaban sus tesoros. No contento
comarca estaba anegada y no se po­ L ’Olonnais con aquel triunfo, quería
la fuga * . E l Vascongado convirtió la iglesia día andar sin hundirse en el fango avanzar por tierra hasta Mérida que
principal en cuartel, y ocupó las mejores casas hasta las rodillas.
de la ciudad, donde encontraron gran cantidad está á cuarenta leguas de allí; pero
de provisiones, aves de corral, brandy y vinos. Cuando L ’Olonnais vio que no le no siendo de aquella opinión sus com­
A l día siguiente enviaron una partida de 160 quedaba para avanzar sino un solo pañeros, no insistió.
hombres á recorrer los bosques en solicitud de camino que los españoles le habían
botín y prisioneros, partida que regresó por la
Los aventureros permanecieron
noche con 20.000 piezas de á ocho, muchas mu- dejado, y en el que podían marchar allí seis semanas; y viendo que ya no
las cargadas con valiosas mercancías y veinte seis hombres de frente. Valor, her- encontraban nada más que saquear,
prisioneros que fueron sometidos al tormento manos míos —les dijo - es preciso resolvieron retirarse, lo que se hu­
para que dijesen dónde habían ocultado su d i­ apoderarnos de esa gente ó perecer;
nero.» bieran visto obligados á hacer tarde
S o u t h e y - obra citada.
seguidme y s i sucumbo no os desani­ ó temprano, porque principiaban á
méis. Dicho esto embistió cabeza resentirse del mal olor que exhalaba
* Charlevoix habla de otro saqueo que sufrió
M aracailo , en 1667, en los siguientes términos: baja contra los españoles, seguido de la sangre derramada y los cuerpos
«El Vascongado seguido por 40 hombres so­ todos sus compañeros tan valientes muertos, que sólo estaban á medio
lamente entró de noche á M aracaibo, aprisionó como él. Cuando estuvieron á tiro enterrar; y aun ese mismo cuidado
á los vecinos más notables y los encerró en la de pistola del atrincheramiento, se lo habían tenido solamente cort los
iglesia principal, avisando luego á sus parientes hundieron en la cipa hasta las rodillas
y amigos que se les cortaría lá cabeza al menor que estaban próximos á ellos, pues
movimiento de hostilidad por parte de los habi­ y los españoles empezaron á dispa­ habían dejado los otros entregados
tantes, y si no le entregaban inmediatamente el rar sobre ellos una batería de veinte á las aves y á las moscas.
rescate que se les exigía.» cañones cargados con metralla. Mu­
«Tuvieron que someterse á todo aunque la ve­ chos cayeron, pero las últimas pala­
Los soldados que no tenían bien
nida del día puso de manifiesto la escasa fuerza curadas sus heridas, se vieron ataca­
bras de los que caían no hacían sino
de tan insolente enemigo. En seguida los fili­ dos por la fiebre, sus llagas se abrían
busteros atravesaron la ciudad llevando cada reanimar el valor de los demás. Va­
de nuevo y morían de repente. Las
uno en la izquierda una pistola amartillada y lor - decían - no os acobardéis, vues­
enfermedades obligaron, pues, á L ’O ­
en la diestra el sable levantado sobre la cabeza tra será la victoria. En efecto, des­
de un prisionero que les precedía en la marcha; lonnais á retirarse antes de lo que
pués de muchos esfuerzos entraron
y estos desgraciados, después de haber soporta­ pensaba; pero antes de su partida
do todo género de angustias durante veinticua­ por fin en el atrincheramiento. Ol­
hizo saber á los principales prisio­
tro horas,’ no se vieron en libertad sino después vidaba decir que para pasar más fá­
neros, tenían que pagarle rescate
que el enemigo estuyo embarcado y fuera de cilmente habían cortado ramas de los
peligro.» por aquella villa, y que si no, lá redu­
árboles con las cuales cubrieron el
C h a r l e v o i x - H istoiré de St. Domingue. ciría á cenizas. Los españoles dis­
camino; y de esa manera, dando cutieron el asunto: algunos opinaban
Vol. 11. pág. 80. más solidez al piso, pudieron coronar
que no se debía pagar nada, porque
su intento. Habiendo forzado á los
1 «Entre ellos había mujeres y niños que fue­ eso sería acostumbrar á aquella gente
españoles en su primer atrinchera­
ron sometidos á la tortura. á hostilizarlos sin cesar; los otros
L ’ Olonnais á quien nada importaba matar miento, los rechazaron hasta otro en
eran de la opinión contraria. Mien­
diez ó doce españoles, aun á sangre fría, des­ donde los obligaron á pedir cuartel.* tras que discutían entre sí, L ’Olon­
envainó su sable y despedazó á uno en presen­
cia de los demás d icien d o : «Si ustedes no nais hizo embarcar su gente con todo
1 «Atacaron con impetuosidad y desalojaron
confiesan dónde han ocultado todos sus bienes, á los españoles de su primera línea de defensa ; el botín; después de lo cual volvió á
procederé con todos de la misma manera.» pero les fue imposible tomar la segunda. L ’ O­ insistir sobre el rescate; por último,
Bajo el terror de aquellas crueldades horribles
y de aquellas amenazas inhumanas, prometió
lonnais empleó entonces con éxito una antigua viendo que los españoles no habían
estratagem a: simuló una derrota, y los españo­ resuelto nada, hizo pegar fuego á los
uno mostrarle el lugar en donde los demás es­ les salieron en desorden de sus trincheras á per­
pañoles se habían ocultado, pero habiéndolo seguirlo ; cuando los juzgaron á buena distancia cuatro lados de la villa que en menos
sabido los fugitivos, cambiaron de escondite y de sus baterías, los piratas volvieron caras re­
enterraron lo que de sus riquezas les quedaba, pentinamente y con tánta intrepidez, que mata­
de tal modo que los piratas no pudiesen dar parte de los cuales murieron al fin de sus heri­
ron 200 allí mismo, pusieron en fuga á los das. E l botín no correspondió á las esperan­
con ellas sin el auxilio de algún traidor. E n ­ demás, y apoderáronse del reducto, ofreciendo
tretanto los españoles cambiaban diariamente zas de los piratas, y las provisiones escaseaban :
cuartel á los que en él quedaban. Com o 500 en el trascurso de 18 dias, casi todos los prisio­
de escondite, porque era tan grande la descon­ españoles perecieron, 15 0 cayeron prisioneros,
fianza que tenían unos de otros, que hasta el neros murieron de hambre, y muchos perecie­
además de 500 esclavos entre los cuales había ron en el tormento !»
padre se resguardaba de su hijo.» muchas mugeres y niños. De los filibusteros
Buccaneers o f Am erica - pág. 72. murieron 40 y quedaron heridos 80, lá mayor S o u t h e y - obra citada.
EL ZULIA ILUSTRADO

de seis horas fue consumida.1 En se­ como no todos estaban en esto de IR R 0 R FR E


guida notificó á los prisioneros que si acuerdo, no hicieron la partición has­
P H E 8E N T A D O A l. PO DER E JE C U T I V O U E r, ESTA D O
no hacían venir cuanto antes el rescate ta Gonaives, en la isla de Santo D o­ 1- IR El. « E K E K A L W . B H lC t Ñ O M É N D E Z , S O B R E I-A
de sus personas al punto á donde iba mingo. Todos se congregaron y E X P L O R A C IÓ N DE LA R E G IÓ N C A H llO N ÍF E R A DE
á conducirlos, tenían que prepararse L ’Olonnais y los capitanes juraron T L 'I .É Y JA )* D E P Ó SIT O S D E P E T H Ó L E O , B E T O N E S ,

á recibir ellos mismos igual trato. según costumbre que no habían ocul­ A K K A I.T O S Y C A R B Ó N < jU E C O N T IE N E E l , E 8TA D O .

Le suplicaron que dejase ir á uno tado nada, sino que por el contrario
de ellos para tratar ese asunto, mien­ lo traían todo sin reserva para ser
( C o n t in u a c ió n .)
tras los otros quedaban en su poder dividido entre los aventureros que por
como rehenes, lo que les concedió.* igual habían arriesgado su vida por En presencia de estos datos, no creo
Pocos días después L ’Olonnais la causa común. Los demás de la aventurado asegurar que en esa parte del
armada, hasta los muchachos de territorio del Estado, circunscrita por la
volvió á entrar á Maracaibo en don­
Sierra de Tule, el rio del mismo nombre, la
de dio á sus prisioneros la orden de quince años, se vieron obligados á
Sierrita del Guasdual y una línea prolonga­
hacerle traer quinientas vacas gordas, hacer lo mismo. da al Noroeste, desde la extrem idad de esta
para abastecer de nuevo sus barcos. Después de reunido todo, se en­ Sierra hasta la de Tulé, existe una forma­
Lo hicieron prontamente los espa­ contró que, contando solamente las jo ­ ción carbonífera, que ocupa aproxim ada­
ñoles creyéndose libres con eso; pe­ mente una superficie de trescientos kilóme­
yas y la plata rota y valuada en diez
ro se convencieron de su error cuan­ tros cuadrados.
escudos la libra, había 260.000 escu-,
do les exijió además el rescate de la Tres de esos filones de carbón se man­
dos, fuera del pillaje que bien va­ tienen en constante combustión, sin que
ciudad, dándoles solamente ocho días lía cien mil escudos, y sin contar lo pueda saberse la época en que ésta principió,
para pagarlo y jurándoles que, ven­ destruido que ascendía á un millón, ni las causas que hayan podido producirla.
cido ese lapso, la reduciría á cenizas tanto en iglesias arruinadas como en E l primero se encuentra situado en la bar­
como lo había hecho con Gibraltar. muebles rotos y buques quemados; ranca derecha del caño del A lgibe, á poco
Mientras que los españoles procura­ y uno entre otros cargado de tabaco más de un kilómetro de los ranchos del
ban reunir el rescate que L ’Olonnais Guasdual. N o despide humo ni llamas, y
que habían cojido y traído consigo, su estado de combustión se revela solamen­
les pedía por su ciudad, los aventu­ que L ’Olonnais montaba y valía por te por la elevada temperatura que se siente
reros demolían las iglesias, embar­ lo menos cien mil libras.1 al acercarse al lugar. L o s prácticos que
caban los ornamentos, los cuadros, me acompañaban me aseguraron que en más
las esculturas, las campanas y hasta Antes de la partición se dieron
de una ocasión habían cavado allí y encon­
las cruces que coronaban los campa­ las recompensas prometidas á los trado á poca profundidad el carbón hecho
narios, para llevarlo todo á la isla heridos, á los estropeados y á los ascuas. Esta circunstancia y la de no des­
de la Tortuga, donde tenían el pro­ cirujanos. pedir humo ni llamas, revela que la combus­
Los esclavos qpe formaban parte tión es sumamente lenta por la escasez de
pósito de construir una capilla. No
aire atmosférico que la alimenta. Aunque
había trascurrido aun el tiempo fijado del botín fueron vendidos en almo­ .el filón de carbón se prolonga más allá de
á los españoles por L ’Olonnais para neda, y el dinero que produjo su ven­ la quebrada, no se percibe indicio alguno
entregar el rescate, cuando se lo tra­ ta se dividió también entre las tripu­ que revele su com bustión; de manera, que
jeron ; tan desesperados estaban por laciones; de modo que todo el mundo el incendio se encuentra limitado por la
salir de semejantes huéspedes quedó contento. En seguida se hi­ quebrada y el rio Tulé. Exam iné el terreno
cieron á la vela y llegaron á la T o r­ hasta el rio, en la dirección del filón incen­
Pagado el rescate de la ciudad y diado, pero no encontré abertura ó hueco
no viendo los aventureros más nada tuga. que pudiera dar entrada al aire indispen­
que cojer, saquear ó destruir, resol­ Mientras les duró el dinero, nues­ sable para la combustión.
vieron al fin marcharse3 y á los pocos tros aventureros se dieron buena vida, E t segundo filón incendiado está sobre
días llegaron á la isla de Vaca donde todo era entre ellos bailes, festines, re­ la barranca izquierda del rio Tulé, como á
se habló de repartir el botín; pero gocijos y protestas de mutua amistad. seis kilómetros de los ranchos mencionados.
Algunos afortunados en el juego, g a ­ A la altura de cinco ó seis metros sobre
1 «Después de haber estado en posesión de naron además sumas considerables, y el agua del río, se percibe entre dos lajas
la ciudad durante cuatro semanas, enviaron de arenisca una pequeña grieta de setenta
cuatro de sus prisioneros á los bosques para que
se marcharon á Francia con el propó­ centímetros por veinte en su m ayor anchu­
notificasen á sus conciudadanos, que si dos días sito de comprar mercancías y nego­ ra, la cual despide humo constantemente.
después no pagaban 10.000 piezas de á ocho, ciarlas á su regreso, como muchos otros A derecha é izquierda de esta grieta hay
la ciudac^ seria entregada á las llamas. V en ci­ á quienes habían visto especular con otras dos más pequeñas que no despiden
do el término, le pegaron fuego por varias par­
tes á la vez ; pero atendiendo á reiteradas pro­
sus compañeros, vendiéndoles vino y hum o; pero sí un calor bastante intenso,
mesas de que se pagaría el rescate, ayudaron á aguardiente; licores que gustan á que revela la actividad de la combustión
interior. L o s prácticos me aseguraron que
los españoles á dominar el incendio. U na par­ aquella gente en extremo, y por los por esas grietas suelen salir llamas, cuando
te de la ciudad quedó abrasada sin embargo, y cuales darían lo más querido que tie­ llueve ó crece el río; pero no percibí señales
la iglesia perteneciente al monasterio quedó
completamente destruida.»
nen. De tal modo que á los taber­ exteriores, ni aun en la cavidad de la grieta
S o u t h e y - obra citada.
neros y á las mujeres de mala vida principal, que corroborasen esa aserción.
les tocó la mejor parte. E l G o ­ Llam an á este lugar el Infiernito.
s Después de la toma de Gibraltar - dice el bernador también tuvo la suya, por­ E l tercer filón incendiado se encuentra
traductor inglés de Exquem eling - los piratas
metieron á los españoles muertos en dos gran ­ que compró el cargamento de ca­ inmediato á la sierra en la barranca de Caño
des barcas que hicieron zozobrar á un cuarto de cao con el barco que L ’Olonnais ha­ de A g u a y á poca distancia del río Tulé.
legua fuera del puerto. bía apresado, lo hizo cargar con la Despide humo constantemente y con fre­
En la misma obra, al hablar de los prisio­ cuencia arroja llamas, cuyo resplandor me
misma mercancía, y lo envió á F ran ­ han asegurado que suele percibirse, en las
neros que.murieron de ham breen aquella villa,
se lee lo sigu iente: «á los prisioneros sólo les
cia, ganándose en la operación ciento noches serenas, desde algunos estableci­
daban pequeñas raciones de carne de burro ó veinte mil libras después de cubier­ mientos pecuarios, favorablemente situados
de m uía; y casi todos ellos, no pudiendo re­ tos todos los gastos. Merecía el G o ­ á quince ó veinte kilómetros al Oeste de
sistir semejante alimento perecieron. Tan sólo bernador esa ganancia más que cual­ esta Capital. Concurren muchas circuns­
algunas mugeres eran mejor alimentadas, por­
que las reservaban para sus p laceres; entre
quiera otro, porque había arriesgado tancias para creer que fue éste el fenómeno
con que tropezaron los granaderos de E l
ellas, unas habían sido violadas, otras se habían todo su caudal y perdido sumas con­ Moján, en la exploración que dejo referida
entregado por no m orir de hambre.» siderables, por sostener la colonia. al principio de este informe: de manera
3 «Tres días después (de haberse ido los fili­ Por otra parte le gustaban los hom­ que, después de un transcurso de más de
busteros) los infelices habitantes se alarmaron de bres honrados, los favorecía sin cesar cuarenta años, esa mina de carbón se en­
nuevo al verlos regresar; pero L ’ Olonnais ne­ y no les dejaba nunca carecer de cuentra en el mismo estado de activa com­
cesitaba solamente un práctico que sacara fuera bustión en que estaba cuando dio origen
de barra los buques mayores. E n el acto se le
nada.
al rumor sobre la existencia de un volcán
envió uno, y partieron definitivamente, des­ en aquella parte del territorio.
pués de haber permanecido dos meses en am­
bas ciudades.» 1 Libras francesas equivalentes á tres francos
S o u t h e y - obra citada. 1 cada una. (Continuar».)

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