Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
ETAPAS DE DESARROLLO
Integrantes:
Rosirys Moreno
CI: 16.403.848
Sección: 0313-01SD4
Teoría socio cultural de desarrollo cognitivo de Lev Vygotsky
La teoría sociocultural de Vygotsky es una teoría emergente en la psicología que mira las
contribuciones importantes que la sociedad hace al desarrollo individual. Esta teoría destaca la
interacción entre el desarrollo de las personas y la cultura en la que viven. Sugiere que el
aprendizaje humano es en gran medida un proceso social.
Su trabajo principal tuvo lugar en el área de la psicología evolutiva y ha servido como base para
muchas investigaciones y teorías posteriores relativas al desarrollo cognitivo en las últimas
décadas, particularmente acerca de lo que se conoce como la Teoría sociocultural de Vygotsky.
Etapa pre operacional (desde los dos hasta los siete años)
Etapa de operaciones concretas (desde los siete hasta los once años)
Estas fases, también conocidas como etapas o estadios de Piaget fueron producto de las
investigaciones del psicólogo e investigador suizo Jean Piaget, quien propuso una teoría sobre
el desarrollo cognitivo en los seres humanos que prevalece hasta el día de hoy.
Para Piaget, el desarrollo de la inteligencia comienza en la niñez y tiene cuatro estadios con
edades y características definidas.
Las etapas de Freud del desarrollo psicosexual que definen la personalidad del adulto son las
siguientes:
Etapa oral
Etapa anal
Etapa fálica
Etapa de latencia
Etapa genital
A continuación dejaré una breve explicación de cada una de las etapas del desarrollo
psicosexual sobre la teoría de Freud.
Etapa oral (0 - 15 meses) Según Freud esta etapa está ubicada en los primeros 15 meses de
vida. En ella, Freud relacionaba la satisfacción de la libido directamente con la boca, en esta
etapa el bebé se relaciona principalmente con el entorno a través de la boca obteniendo así el
placer.
Uno de los momentos clave en esta etapa que podía provocar un trastorno al llegar a la edad
adulta, era el momento que se destetaba al lactante, provocando la sensación de pérdida y
abandono, si esta transición se llevaba a cabo de una forma brusca podía afectar a la
construcción de la personalidad. Del mismo modo el impedimento de la exploración a través
de la boca del bebé, podía provocar que al llegar a la edad adulta se desarrollase un trastorno
relacionado con la dependencia pasiva o problemas de envidia y personalidades manipulativas.
Etapa anal (15 meses - 3 años) Freud sostenía que el fin de una etapa daba paso a otra
inmediatamente, por lo tanto la etapa anal comenzaba sobre los 15 meses hasta los 3 años. En
esta etapa el bebé comienza aprender el control de los esfínteres, en sus teorías según fuese el
aprendizaje, de una forma natural o abrupta por parte de los adultos que educaban, el infante
podía desarrollar diferentes trastornos dependiendo de lo traumático que hubiera sido el
aprendizaje.
En este aprendizaje se veían don fuerzas comprometidas, por un lado la satisfacción del
impulso primario de defecar (relacionado con el Ello), en contra de las exigencias de los
adultos que impedían que este acto ocurriera de forma natural. Si el aprendizaje que hacía de
una forma gradual y comprensiva, según esta teoría no tenía que haber ningún problema en el
desarrollo del Yo, pero si por el contrario la educación era demasiado exigente o permisiva
podía derivar en una personalidad muy disciplinaria y rígida o por el contrario muy
desorganizado y pasivo.
Etapa fálica (3 - 6)
La tercera etapa de Freud está comprendida entre los 3 y 6 años de edad. En este periodo el
infante comienza el descubrimiento de su propio cuerpo y con ello de sus genitales
correspondientes. Esta curiosidad individual se ve entrelazada con la curiosidad en los otros
cuerpos, como el de la madre o el padre, en las diferencias y las similitudes.
Esta etapa es la comúnmente más conocida ya que puede derivarse en el complejo de Edipo
relacionado con los hombres y la actitud femenina de Electra, para las mujeres. Este complejo
se basa en la toma de consciencia de uno mismo y la necesidad de posesión del otro, Freud
diferenciaba:
En el caso del niño, la actitud psicológica era poseer a la madre, por lo que el padre se
convertía en un rival.
Mientras que en el caso de las niñas el deseo de posesión era el padre, convirtiendo a la madre
en la enemiga.
Este deseo de posesión de la madre y rivalidad con el padre (aunque Freud hiciera referencia a
las niñas puntualmente y la posibilidad de experimentar este complejo, no consideraba la
sexualidad femenina como tal, por lo tanto, no creía que fuese necesario hablar de ella, de ahí
que sus teorías estén enfocadas en los hombres) hacía que si la separatividad que sentía con la
madre fuese muy fuerte, la personalidad se construiría sobre un bloqueo emocional, volviendo
al adulto introvertido, retraído, tímido o como Freud calificaba con complejo de castración. Por
otro lado, si el niño intentaba superar la rivalidad paterna y adquiría rasgos de personalidad
del padre, podía superar este complejo de castración y aproximarse a la aprobación paternal
En la cuarta etapa de Freud se desarrolla entre los 6 años y la pubertad. Este periodo está
relacionado con la consolidación de lo adquirido en las etapas anteriores y la integración en la
construcción de Yo, pero este proceso sucede en el inconsciente ya que los impulsos en las tres
primeras etapas quedan bloqueados, Freud relacionaba las neurosis ocasionadas en esta etapa
por malas resoluciones de las etapas anteriores. En este periodo el individuo busca el placer de
una forma social, con la mayor integración posible en las relaciones sociales o la adquisición de
conocimiento.
La última etapa de Freud es la genital, esta comienza en la pubertad hasta la edad adulta,
abarcando el desarrollo sexual de forma plena y adulta. En esta etapa es cuando el adulto
puede crear una independencia psicosexual, independiente a sus progenitores y dejando los
deseos de satisfacción infantil. En este periodo comienza la construcción abstracta de las
relaciones con los otros, considerando las uniones a nivel cognitivo y simbólico.
Si deseas leer más artículos parecidos a Etapas del desarrollo psicosexual - Teoría de Freud, te
recomendamos que entres en nuestra categoría de Personalidad.
En 1950 Erik Erikson, psicoanalista estadounidense, propone la teoría de las ocho edades del
hombre que marca las bases de la psicología evolutiva. En ella argumenta que, desde el
nacimiento hasta la vejez, pasamos por ocho conflictos que permiten el desarrollo psicosocial y
personal. Cuando nos enfrentamos al conflicto y lo resolvemos satisfactoriamente “crecemos
mentalmente”. Sin embargo, si no logramos superar estos conflictos, es posible que no
fomentemos las habilidades necesarias para afrontar lo que viene en un futuro.
Las cuatro primeras etapas están centradas en la niñez, mientras que las cuatro últimas
abordan desde la adolescencia a la vejez.
Durante esta fase el bebé crea confianza hacia su entorno y sus padres. Esta va a depender del
vínculo que construya con ellos, sobre todo con la madre, ya que suele ser con la que más
tiempo pasa el niño.
Esto es lo que se conoce como “vínculo del apego” y va a determinar el desarrollo psicosocial
del niño a lo largo de su vida. Si los padres no le ofrecen un entorno seguro y no satisfacen sus
necesidades básicas y afectivas, el menor crecerá entre sentimientos de frustración y
sospecha, así como sin esperar nada de los demás, ni del mundo.
En este periodo el niño comienza a ser más independiente, aprende a caminar y a hablar,
empieza a controlar los esfínteres, sabe expresar lo que le gusta y lo que no le gusta. Este
mayor “poder” sobre su cuerpo y sobre lo que le rodea hace que empiece a obtener un
sentido de autonomía.
Durante esta etapa es importante brindar ocasiones en las que poder tomar decisiones, por
ejemplo, que elija su ropa del día entre dos opciones, establecer los primeros límites y normas
en el hogar o proponerle pequeños retos adaptados a su edad. Al superar con éxito esta fase
los menores desarrollan una mayor autoestima, más sana y fuerte.
Esta es la etapa en la que crece el interés por todo lo que le rodea y por relacionarse con sus
iguales. El juego adquiere una gran importancia y a través de él explorará sus habilidades y
capacidades. Los niños sienten curiosidad por absolutamente todo. Todo lo tocan, lo miran y lo
tratan como un juguete, así que aquí aparecen las típicas roturas de jarrones, pintadas en la
pared y demás ingeniosidades que muchas veces cuesta creer cómo pueden aparecer en
mentes tan jóvenes.
La culpa es buena, en el sentido de que sirve para reconocer que algo se ha hecho mal, sin
embargo, este sentimiento en exceso es uno de los mayores nutrientes del miedo.
En este periodo aparecen las comparaciones con los demás, el querer hacer infinidad de
actividades y planes. Los niños ya son capaces de reconocer sus habilidades y las de sus
compañeros y quieren ponerlas a prueba continuamente. Insisten en enfrentarse a tareas más
desafiantes, quieren apuntarse a todos las actividades habidas y por haber, surgen los “te echo
una carrera hasta…” y los enfados cuando pierden un juego o una competición.
Es importante ofrecerles una estimulación positiva por parte de padres y también profesores y
amigos, reconocer los logros y ayudarles a calibrar desde el realismo hasta dónde pueden
llegar en sus desafíos para que no se afiancen en el sentimiento de inferioridad.
Durante esta fase el adolescente se pregunta continuamente una sola cosa: “¿Quién soy?” Es
el momento en que comienza a moldear su propia personalidad, elige a quién quieren
parecerse y qué rol quiere desempeñar en la sociedad. Para ello, la vida social adquiere un
papel muy importante.
El entorno y la vida social empiezan a dejar de ser tan importantes, durante estas edades se
empiezan a trazar ciertas líneas invisibles sobre aspectos que la persona ya no está dispuesta a
sacrificar por agradar al resto. Se priorizan las relaciones más íntimas que requieren un
compromiso mutuo.
El desarrollo psicosocial del ser humano es determinante, no solo en lo que concierne a las
cuestiones sociales, sino que va a impactar sobre aspectos claves de su identidad y
personalidad, como la independencia, la autoestima, o la seguridad en uno mismo. Es por ello
muy importante proporcionar a los niños las oportunidades de interacción social que permitan
una sana evolución de la inteligencia emocional y de las competencias interpersonales.