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Frase destacada: “(…) la fuerza y la violencia del Estado se convierte en derecho penal,
sometiendo al ciudadano a un falso interés general (...)”
Es una poesía decir que “Colombia es una república unitaria, fundada en un estado social
de derecho, basado en el reconocimiento de derechos fundamentales y en el
reconocimiento de la dignidad humana como principio del desarrollo jurídico del país”,
pero solo se queda en hermosas palabras y en una pretensión e ideal que cada vez es
más lejano, la verdad es que nuestro país tiene un derecho penal que sin temor a
equivocarme, no es más que la maquinaria jurídica con poder punitivo para degradar
sendos derechos, ¿pero cómo lograr que el derecho penal respete derechos
fundamentales? La respuesta es aterradora: ¡no se puede lograr nada!, porque el derecho
penal es una representación del poder y protección del sistema económico del momento,
como por ejemplo, en el modelo de producción esclavista donde la riqueza radicaba en la
tenencia de esclavos buscar la libertad era un delito que sancionaba con la muerte,
sanción legal que la desarrollaba el derecho penal en PROTECCIÓN DE UN SISTEMA
ECONÓMICO.
Hoy por hoy solo se habla de enemigos nacionales e internacionales resumidos en una
palabra “terroristas”, en la aplicación del derecho penal pareciere que los operadores
jurídicos tuvieran esa visión fascista y discriminadora frente al sujeto activo del injusto
penal, y en este contexto se comienza hacer explicaciones inverosímiles del terrorismo y
se comienza hablar de terrorismo financiero, político, psicológico, de estado, virtual y
entre otros que abruptamente el legislador considere, convirtiendo a los administrados en
una completa amenaza para la sociedad, el mejor ejemplo es escuchar al exdirector de la
Policía Nacional General Nieto Director de la Policía Nacional de Colombia, cuando en
mayo del 2017 expreso a los medios de comunicación que las protestas sociales en
Buenaventura son más que un sinfín de actos vandálicos y de terrorismo, que la Policía y
la fiscalia no está dispuesta a permitir, lo cual demuestra que el hambre y el olvido
también es terrorismo.
El derecho penal con su violencia desarraigada, en nombre del control social y la política
de turno impone una socialización envenenada que no reduce los niveles de pobreza y de
desigualdad de la ciudadanía, convirtiéndose este en una defensa de clases sociales
donde el más poderoso siempre gana, bien lo decían los abuelos “la ley es para los de
ruana”
A mi buen juicio el derecho penal actual es demasiado violento y responde con soluciones
violentas las problemáticas sociales, el derecho penal es represivo con los pobres,
convirtiendo sus vidas en algo degradante, algo muy parecido a un chiquero de cerdos
donde solo se tiene derecho a comer, dormir y vivir bajo unos mismos estándares, eso sí,
el que se quiera salir del chiquero tendrá que enfrentarse a un sistema penal que lo
degradara más si es llevado a una cárcel.
Lo que demuestro con el anterior planteamiento es que no somos libres y estamos siendo
controlados por un derecho penal que no es autónomo, es propiedad del sistema
económico de turno, en pleno siglo XX la raza humana está siendo controlada como
animales y estamos siendo vigilados en todo momento por cámaras, veedurías y entre
otros, se le niega al hombre un desarrollo libre de su ser, está bien que se coloquen
límites para vivir en sociedad pero de ningún modo someternos a las cadenas de la
esclavitud social como prenda de garantía de una convivencia absoluta, con el pretexto de
proteger bienes jurídicos tutelados, la grandeza del ser humano está en el desarrollo libre
de sus ideas y del ejercicio de sus libertades.
El capitalismo salvaje en Colombia viene abriendo una brecha cada vez más honda entre
ricos y pobres, donde los pobres son vistos por el estado como enemigos públicos, es
aquí donde el capitalismo es defendido con una política criminal que amenaza a los
administrados con sus penas arcaicas y degradantes y sus cárceles que no son más que
verdaderos campos de concentración al mejor estilo NAZI, lo cual demuestra que el
poder, la fuerza y la violencia del Estado se convierte en derecho penal, sometiendo al
ciudadano a un falso interés general, convirtiendo el derecho simplemente en una
conveniencia del Estado.
CESIONARIO: AL PONIENTE
James Eduardo Hincapié Jaramillo, en calidad de autor del artículo EL DERECHO PENAL
“EL CONTROL SOCIAL DE LOS PODEROSOS”, que se publicará en el medio de
comunicación AL PONIENTE, manifiesto que cedo a título gratuito la totalidad de los
derechos patrimoniales de autor derivados del artículo en mención, a favor del
CESIONARIO.
El CEDENTE declara que el artículo es original y que es de su creación exclusiva, no
existiendo impedimento de ninguna naturaleza para la cesión de derechos que está
haciendo, respondiendo además por cualquier acción de reivindicación, plagio u otra clase
de reclamación que al respecto pudiera sobrevenir.
El CEDENTE comprende que el envío del presente mensaje de datos sirve como plena
prueba y es entendida como una señal voluntaria de aceptación.