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El aviso de la serpiente de cascabel, ese famoso 

chi-chi-chi, es uno de los ruidos


más de la naturaleza que más nos pone los pelos de punta, porque cuando lo
oyes, ya estás demasiado cerca.
Pero, según un nuevo estudio, publicado el 19 de agosto en la
revista Current Biology, ese aviso es más complejo de lo que pensábamos.
Al analizar las vibraciones de advertencia de la cascabel diamantina del
oeste (Crotalus atrox), los científicos descubrieron que las serpientes agitan sus
sonajeros a frecuencias bajas de hasta 40 hercios, o más despacio, cuando la
amenaza está lejos. Pero cuando el intruso se acerca demasiado a su zona de
confort, una distancia que varía según espécimen, el traqueteo cambia
repentinamente a una velocidad mayor, emitiendo un aviso a una mayor
frecuencia de entre 60 y 100 hercios.
Cuando a las personas que participaron en el estudio se les preguntó a qué
distancia estaba la cascabel en una pradera de realidad virtual, sus respuestas
eran bastante precisas cuando el traqueteo eran más lentos, o a una frecuencia
más baja. Sin embargo, cuando el sonajero se aceleraba, los humanos caían en el
engaño de pensar que las serpientes estaban mucho más cerca de lo que
realmente estaban.

Cuando una serpiente de cascabel agita su cola lentamente, el oído humano


percibe bien cada sonajeo. Pero a una frecuencia más alta, los sonidos
individuales se fusionan en una canción continua, que suena "totalmente
diferente a nuestro oído humano", afirma Boris Chagnaud, un neurocientífico
de la Universidad de Graz (Austria) y autor principal del estudio.
Es más, debido a una peculiaridad perceptiva, el traqueteo a altas frecuencias
nos suena más alto pese a que básicamente está en la misma amplitud de onda,
o volumen, dice Chagnaud.

"Tal vez esa sea otra de las funciones del cascabel, intentar confundir a los
depredadores", dice Bree Putman, herpetóloga de la Universidad California
State (Estados Unidos), que no participó en el estudio.
El lenguaje secreto de los cascabeles
Las serpientes de cascabel son oriundas de América y hay más de 35 especies
distintas que viven entre el sur de Canadá y Argentina. Cuando se ven
amenazas, la serpiente agita la punta de su cola como si fuera un sonajero
natural, haciendo sonar secciones entrelazadas de queratina ahuecada, la misma
proteína que forma las uñas y el pelo.

Mientras los humanos empezamos a indagar ahora sobre las complejidades del
lenguaje de los cascabeles, otras especies llevan escuchando el sonajeo de estas
serpientes mucho más tiempo.

Por ejemplo, las ardillas usan la frecuencia del traqueteo de la cascabel para
saber cómo de peligrosa es la serpiente.

Esto funciona porque las serpientes son de sangre fría o ectotherms. "Su
desempeño depende de cómo de calientes están", explica Putman; "así, una
serpiente más caliente es más peligrosa y hace sonar su cascabel más rápido".

Las cascabel varían su sonajeo por otras razones. Las cascabel embarazadas o
las que acaban de poner huevos tienden a ser más agresivas, mientras que las
que están escondidas a salvo bajo una roca son menos propensas a hacer ruido.
Algunas serpientes de cascabel son reacias a hacer uso de su sonajero, confiando
más en su camuflaje para esconderse de los peligros.
Aunque Putman no se sorprendió de que las serpientes codificaran la
información sobre dónde están con sus colas, sí que le pareció interesante que
los humanos confundieran la distancia a la que están las serpientes.

No apto para los oídos humanos


Las serpientes de cascabel reptaban por América millones de años antes de que
llegaran las migraciones humanas al continente, por lo que los científicos creen
que la evolución del traqueteo se produjo como respuesta a otras amenazas. De
hecho, algunos expertos creen que el origen del sonajeo puede ser evitar que los
bisontes pisaran a las serpientes camufladas.

"Lo más interesante para biólogos como yo es que solemos oír cómo se
comunican otros animales, pero todavía no sabemos la mayoría de las cosas de
las que están hablando unos con otros", dice Chagnaud.

Los depredadores puede que también estén escuchando esa comunicación. Con
una mordedura venenosa capaz de destruir piel y células sanguíneas, es
tentador pensar que las serpientes de cascabel son del todo inmunes a los
depredadores. Pero no hay nada más lejos de la verdad.

Scott Boback, ecologista evolutivo en el Dickinson College de Pensilvania (EE.


UU), usa cámaras puestas en el campo para estudiar a las serpientes de cascabel
como parte de un experimento llamado Project RattleCam. Dice que se ha
quedado anonadado de la cantidad de criaturas, desde halcones de cola roja y
urracas hasta mapaches y mofetas, que se juegan la vida para comerse una de
estas serpientes.
"Tienen que competir con muchos otros animales", dice Boback sobre los retos
que afrontan las serpientes de cascabel para sobrevivir.

Si a tantos depredadores les gusta comer serpientes de cascabel, entonces es


posible que algunos animales usen el sonajeo de su cascabel no como una señal
de advertencia sino como un faro que les guía hasta su siguiente almuerzo.

"Me pregunto si las serpientes de cascabel están usando ese traqueteo de alta
frecuencia, con el que el depredador no puede determinar con exactitud su
localización, más como un recurso de última hora [para escapar]", dice Boback.

Qué hacer si vemos una serpiente de cascabel


Incluso para los que están acostumbrados de ver a estos animales en el campo,
el chi-chi-chi del sonajero de las cascabel nunca pasa de moda.
"En ese instante se te para el corazón", dice Asia Murphy, ecologista en la
Universidad de California (EE. UU). "Me encanta encontrarlas, aunque el
sonido me da miedo".
Murphy se suele encontrar con serpientes de cascabel mientras estudia su
interacción con otros depredadores como linces, zorros y coyotes. Afirma que
hay unas pocas y sencillas reglas para no correr peligro.

"Se siempre consciente de dónde te sientas y dónde pones las manos y los pies",
dice Murphy. "Nunca intentes tocarlas, incluso si es con un palo o una pértiga.
Y, obviamente, no las manipules".

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