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06-Naturaleza de La Sociedad
06-Naturaleza de La Sociedad
J. L. de la Mata Impuesto
En una consideración estrictamente filosófica del tema, quizá no baste esto, pues
«fines» en sentido amplio también se dan en las asociaciones animales. Decía
Espinas que los animales se asocian: a) para la reproducción y cuidado de las crías;
b) por necesidades de defensa común. Esto hizo que algunos sociólogos,
preocupados por resaltar el carácter específicamente humano de la s., intentaran
sustituir este término por el de «comunidad» (v.), entendiendo que tal concepto era
ya exclusivamente humano, por alusión al sentimiento que se produce en unos seres
vivos, por su unión con otros semejantes, que experimentan las mismas necesidades,
los mismos deseos y que, en consecuencia, aceptan los mismos valores. F. H.
Giddings (Elements of Sociology, I cap. 1) dice que la s. aparece en el momento en
que un ser «toma conciencia» de estar en relación con un semejante y en el
sentimiento de satisfacción que de ello resulta. Por esto, se entiende que la
comunidad hace referencia a las relaciones que se caracterizan por intensos vínculos
personales, conciencitivos. Entonces, s. sólo haría referencia a relaciones
contractuales, jurídicas, instrumentales.
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Gemeinschaft (comunidad) y Gesellschaft (sociedad), de los que ha hecho dos
conceptos tipológicos y explicativos (Comunidad y sociedad, Buenos Aires 1947).
Pero ninguna de estas precisiones agota la problemática del campo social, pues
conceptos como los de «autoridad», «poder», «institución», etc., complican la carga
semántica de sociedad. Por ello, se ha intentado precisar lo que se entendía por
«hecho social» y así se han dado una serie de notas que, si no suficientes, son
valiosas para caracterizar lo «social» frente al mero asociacionismo animal. Y así se
ha dicho que para que un fenómeno pueda ser llamado «social» debe ser: colectivo,
objetivo, general, positivo, humano, dinámico y evolutivo.
Esa complejidad de factores que implica la s., así como la incidencia al momento
de valorarlos de las perspectivas filosóficas, explica la variedad de posiciones que se
han dado a lo largo de la historia en torno a la consideración de la sociedad. Cabe
decir que esas posiciones giran en torno a una serie de ejes fundamentales:
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del método sociológico, frente al filosófico, pero también el riesgo de un
reduccionismo, es decir, del sociologismo (v.), lo que implicaría caer en el
naturalismo antes mencionado negando toda libertad y todo fin propiamente dicho.
En otras palabras, hay lugar tanto para una consideración sociológica como una
filosófica de la s., y esta última es inseparable de la consideración de los fines, lo
que implica su dependencia de disciplinas filosóficas anteriores: metafísica,
antropología y ética, especialmente.
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2. La teoría escolástica o del derecho natural. En la época grecorromana el tema
de la s. es estudiado desde el punto de vista de la ética. Esto se advierte claramente
en Platón y Aristóteles, en los que el deber ser, sin embargo, comporta una carga
política muy definida. Al tiempo, la concreción del término s. estaba entre los
griegos muy íntimamente ligada al concepto de polis (v.), con lo que se producía una
limitación a las formas políticas particulares (sobre este punto pueden consultarse
W. Jaeger Paideia, Berlín 1933-47; y T. Zielinski, Historia de la civilización
antigua, 1921-34). El sentido fundamental de s. como conjunto de las relaciones de
intercomunicación humana fue dado a través de Cicerón («Hemos nacido para la
agregación de los hombres y para la sociedad y la comunidad del género humano»,
De finibus, IV,2,4) por los estoicos, los cuales, gracias a su cosmopolitismo, fueron
capaces de distinguir entre la s. en sí misma considerada y su organización política
(v. ESTADO). Este universalismo, ya estrictamente filosófico, fue desarrollado con
precisión dentro de la Escolástica y, posteriormente, con los teóricos del Derecho
natural.
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La importancia de la definición que acuña la escolástica radica en su precisión,
que le permite abarcar los elementos más importantes, contrariamente a lo que
sucede en otras tendencias, que sólo hacen jugar elementos unilaterales y muy
específicos.
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concreta surge de un acuerdo de voluntad, sino que el hecho mismo de la vida social
es fruto de la voluntad. Tal es la posición de Hobbes (v.) y Rousseau (v.), que
afirman el carácter contractual de la s., como creada por un acto de voluntad
reflexiva determinado por el conocimiento de las necesidades humanas, con lo que
el fundamento último de las relaciones intersubjetivas de comunicación residiría en
una nueva razón de utilidad individual. También hay que considerar como
nominalismo social la posición psicologista de G. Tarde (v.), que por reacción
extremada frente al organicismo sostiene que la s. es simplemente lo interindividual:
lo social es, pues, siempre de naturaleza psíquica, en cuanto puro resultado de la
concretización de las creencias y deseos de los individuos, de modo que el proceso
social es la repetición imitativa por un individuo de las ideas de los demás (v.
INDIVIDUO, 5).
BIBL.: S. DEL CAMPO, La Sociología científica moderna, Madrid 1965; R. DAHRENDORF, Sociedad y
Sociología, Madrid 1966; "E. GÓMEZ ARBOLEYA, Estudios de Teoría de la Sociedad y del Estado, Madrid
1957; G. E. RUSCONI, Teoría crítica de la sociedad, Barcelona 1969; A. KUHN, The Study of Society, an
Unified Approach, Homewood, Londres 1963; ID, The Study of Society, a Multidisciplinary Approach,
Londres 1966; L. STURZO, La societá, sua natura e leggi, Roma 1949; J. GOENACA, Philosophia socialis,
Roma 1964; G. SABINE, Historia de la teoría política, México 1945.