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“Rol de la farmacología en el manejo de las enfermedades crónicas no

transmisibles”

“Abordaje bibliográfico del rol de la farmacología en el manejo de las


enfermedades crónicas no transmisibles”

Jean Pierre Macías Caicedo - jmacias6673@utm.edu.ec


1. Resumen.

Los diferentes fármacos para tratar las enfermedades crónicas no trasmisibles están
orientadas a tratar de reducir las comorbilidades, en donde están afectan a un porcentaje elevado
de la población.

2. Objetivo.

➢ Abordar de forma bibliográfica el rol de la farmacología en el manejo de las


enfermedades crónicas no transmisibles.

3. Metodología.

La metodología empleada para realizar este trabajo bibliográfico se basó en una búsqueda
sistemática por las diferentes bases de datos.

4. Desarrollo.

Las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) actualmente es uno de los mayores


retos que enfrentan los sistemas de salud a nivel mundial (Valdés et al., 2018). En cuanto
encontramos una información emitida por parte de (Bazalar, 2017) en la que menciona que “de
acuerdo con el Global Status Report on Noncommunicables Diaseases 2014 de la Organización
Mundial de la Salud (OMS) existen cuatro enfermedades crónicas no transmisibles
enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus, cáncer y enfermedad pulmonar crónica”.
Dentro de las enfermedades cardiovasculares encontramos siendo las más destacada la
hipertensión arterial (Valdés et al., 2018). En donde por cuestiones didácticas se abordará la
hipertensión Arterial Sistémica, diabetes y la enfermedad pulmonar crónica.

4.1. Hipertensión Arterial Sistémica.

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La hipertensión arterial sistémica (HTA) es una de las enfermedades de mayor prevalencia
en la población mundial, esa afecta a todos los sistemas del organismo humano, por lo que un
control clínico poco adecuado puede tener múltiples manifestaciones clínicas. Para comprender
un poco mejor como interactúan los fármacos es abordar la fisiopatología de esta patología, si
bien La HTA se origina por una combinación de factores genéticos y ambientales, de los cuales
la herencia constituye del 30 al 50%, resultando la mayoría de los casos poligénicos, mientras
que los factores ambientales inducen modificaciones epigenéticas. El mantenimiento de la
presión arterial normal es el resultado del equilibrio entre el gasto cardiaco y las resistencias
vasculares periféricas. Esto se puede afectar por alteraciones en el sistema renal, hormonal,
cardiovascular y neurológico, las cuales pueden elevar el gasto cardiaco, resistencias o ambas,
ocasionando hipertensión (Gopar-Nieto et al., 2020).

Los principales mecanismos fisiopatológicos para la aparición de hipertensión arterial


sistémica son la disminución en excreción renal de sodio, que aumenta el volumen y precarga;
la activación de endotelina, que ocasiona vasoconstricción sistémica; a nivel vascular la
disfunción endotelial por especies reactivas de oxígeno evita la liberación de óxido nitroso, un
potente vasodilatador, y la hiperactividad simpática, tanto central y periférica, que aumenta las
resistencias periféricas (Gopar-Nieto et al., 2020).

Las principales clases de fármacos que pueden utilizarse son: inhibidores del sistema renina-
angiotensina, antagonistas de canales de calcio y diuréticos tiazídicos, betabloqueadores de los
cuales se abordará las bases farmacocinéticas y farmacodinámicas de cada medicamento.

Inhibidores del sistema renina-angiotensina

Los Inhibidores del sistema renina-angiotensina disponibles para el tratamiento de la


hipertensión son captopril, enalapril, perindopril, lisinopril, ramipril, quinapril, benazepril,
cilazapril, trandolapril, fosinopril, moexipril, imidapril y zofenopril (Laurent, 2017).

Los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA) se dirigen a una


metaloproteinasa de zinc pluripotente que cataliza la conversión de angiotensina I en
angiotensina II, la denominada enzima convertidora de angiotensina (ECA). La ECA se localiza
en las células endoteliales de vasos grandes y pequeños, capilares y vénulas, y en células
endoteliales pulmonares. Es importante destacar que la ECA puede modular la cantidad de
angiotensina II que ingresa a la circulación arterial sistémica debido a su posición estratégica
dentro de los pulmones y la posición estratégica de los pulmones en la circulación general. Una

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característica importante de los IECA es su afinidad de unión por el tejido ACE, que depende
de su afinidad, potencia, lipofilia y retención de tejido de unión al tejido (Laurent, 2017).

Los IECA son potentes vasodilatadores. Dado que la angiotensina II es un péptido


vasoconstrictor potente, el bloqueo de su producción conduce a la vasodilatación de pequeñas
arterias de resistencia, reducción de la resistencia periférica total y descenso de la PA. El gasto
cardíaco permanece sin cambios. A pesar de la disminución de la PA, la frecuencia cardíaca
permanece sin cambios y no hay hipotensión postural, probablemente porque los IECA
restablecen la función de los barorreceptores. Los IECA no logran suprimir la producción de
angiotensina II por vías enzimáticas alternativas, como la quimasa y otras proteasas de origen
tisular, que pueden regularse positivamente a largo plazo, en particular en la vasculatura y el
miocardio, y atenúan la disminución de la PA efecto de los IECA (Laurent, 2017).

Antagonistas de canales de calcio

Los bloqueadores de los canales de calcio (BCC) son una clase heterogénea de fármacos,
que incluyen verapamilo (una benzotiazepina), diltiazem (una fenilalquilamina) y
dihidropiridinas (DHP) como la nifedipina y la amlodipina (Laurent, 2017).

Los DHP bloquean los canales de calcio de tipo L dependientes del voltaje. Por tanto, las
DHP bloquean la despolarización de las células del músculo liso vascular (CMLV), los miocitos
cardíacos y el tejido de los nódulos cardíacos (nódulos sinoauriculares y auriculoventriculares),
que dependen principalmente del influjo de Ca2. Las DHP tienen selectividad vascular, es decir,
bloquean el canal de calcio de las CMLV preferentemente al canal de calcio de los miocitos
cardíacos, mientras que el verapamilo y el diltiazem tienen selectividad cardíaca, es decir, son
más eficaces en el músculo cardíaco que en las CMLV (Laurent, 2017).

La selectividad vascular de las DHP se ha explicado por el potencial de reposo despolarizado


de las CMLV en comparación con los miocitos cardíacos, porque favorece el estado inactivado
de “alta afinidad” del canal de calcio de tipo L [41]. La selectividad cardíaca del verapamilo y
el diltiazem se ha explicado por su dependencia del uso, es decir, un mayor bloqueo del canal
de calcio de tipo L con despolarización repetida [41]. Los CCB son vasodilatadores de pequeñas
arterias de resistencia. Administrados de forma aguda, reducen la resistencia periférica total y
la presión arterial media, y aumentan el gasto cardíaco (Laurent, 2017).

Diuréticos tiazídicos

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La hidroclorotiazida, la clortalidona y la indapamida pertenecen a los diuréticos tiazídicos
más utilizados. Los diuréticos tiazídicos ejercen sus efectos en la nefrona en la membrana
apical del túbulo distal contorneado temprano, donde inhiben la reabsorción acoplada de Na +
y Cl-. El efecto natriurético de la tiazida es menor que el de los diuréticos del asa porque una
fracción más pequeña de la carga filtrada de Na + se reabsorbe en el sitio de acción tubular
distal de las tiazidas, en comparación con el sitio de acción más proximal de los diuréticos del
asa (Laurent, 2017).

Los diuréticos tiazídicos conservan los mecanismos de concentración urinario. Los


diuréticos tiazídicos reducen la PA a través de una reducción en el volumen de líquido
extracelular, de manera similar a los diuréticos del asa. La respuesta temprana a los diuréticos
tiazídicos, en el contexto de una dieta con adición de nosal, da como resultado una pérdida neta
de Na + de 100 a 300 mmol en pocos días, lo que se traduce en una reducción de 1 a 2 L del
volumen de líquido extracelular. La concentración plasmática de Na + no se modifica en el
proceso (Laurent, 2017).

La disminución del volumen plasmático que se produce en respuesta a un aumento de la


excreción de Na +, reduce el retorno venoso y disminuye el gasto cardíaco. Estos cambios en
el volumen plasmático pueden estimular el sistema nervioso simpático y el sistema renina
angiotensina aldosterona. El inicio de la diuresis con hidroclorotiazida es rápido, dentro de las
2 horas, alcanzando un máximo de 3 a 6 horas, con un efecto menor después de 12 horas. La
clortalidona es una tiazida de acción más prolongada, que puede ser útil cuando se desea un
período más prolongado de natriuresis (Laurent, 2017).

Beta bloqueadores

Los betabloqueantes son una clase farmacológica heterogénea y sus propiedades


farmacodinámicas dependen de su selectividad cardíaca, actividad agonista parcial y
propiedades vasodilatadoras asociadas. Todos reducen la presión arterial en la misma medida,
aunque emplean diversas cantidades de reducción del gasto cardíaco y vasodilatación, de
acuerdo con sus propiedades farmacológicas (Laurent, 2017).

Los betabloqueantes son una clase farmacológica heterogénea y sus propiedades


farmacodinámicas dependen de su selectividad cardíaca, actividad agonista parcial y
propiedades vasodilatadoras asociadas. Todos reducen la tensión arterial en la misma medida,

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aunque emplean diversas cantidades de reducción del gasto cardíaco y vasodilatación, de
acuerdo con sus propiedades farmacológicas. Dado que cualquier descenso de la tensión arterial
activa el sistema barorreflejo, el aumento asociado en la resistencia periférica total no es
sorprendente. Sin embargo, este aumento se ve amortiguado por el reajuste de los
barorreceptores. También es probable una reducción de la actividad simpática de origen central,
que conduce a una reducción del tono vasomotor, y se asocia con, o es independiente de, la
reducción de la secreción de renina. También se ha sugerido un efecto sobre los receptores beta
preunión, lo que conduce a una reducción de la liberación de norepinefrina (Bejan-Angoulvant
& Angoulvant, 2020).

Los Beta Bloqueadores son antagonistas de los receptores β-adrenérgicos presentes en varios
tejidos y órganos. El principal mecanismo de acción se explica por la unión y bloqueo de estos
receptores (de ahí su nombre), que en consecuencia ya no están disponibles para unirse a las
catecolaminas (noradrenalina, adrenalina). El efecto de los Beta Bloqueadores se manifiesta
como negativo de los efectos de la activación simpática, y será tanto más marcado cuanto más
fuerte sea. Los receptores adrenérgicos Β son receptores acoplados a proteínas G de tipo Gs. La
unión de norepinefrina da como resultado la activación del adenilato ciclasa (primer mediador),
el cAMP (monofosfato de adenosina cíclico, segundo mediador) y la activación de la
fosfoquinasa A (Bejan-Angoulvant & Angoulvant, 2020).

Este último es responsable de los efectos intracelulares que a nivel cardíaco (receptores β1)
son una fosforilación de los canales de calcio dependientes de voltaje y un aumento en la entrada
de calcio en la célula, una fosforilación de fosfolamban y troponina I responsables de los
positivos efectos lusitropos y fosforilación de la cadena ligera reguladora de miosina
responsable de aumentar su afinidad por la actina. En el músculo liso vascular (receptores β2),
los efectos son la fosforilación de la cadena ligera de miosina quinasa con una afinidad
disminuida por el complejo Ca-calmodulina que conduce a la vasorrelajación (Bejan-
Angoulvant & Angoulvant, 2020).

La heterogeneidad de esta clase terapéutica está relacionada con la selectividad del bloqueo
de los receptores β-adrenérgicos diana y una gran variabilidad farmacocinética entre moléculas.
Se distingue la selectividad adrenérgica β1 y β2, que desaparece a dosis elevadas. También
describimos con ciertos Beta Bloqueadores una actividad simpaticomimética intrínseca (ASI)
que corresponde de hecho a una actividad agonista artificial (Bejan-Angoulvant & Angoulvant,
2020).

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4.2. Diabetes Mellitus

Es un desorden metabólico que responde a múltiples etiologías y afecta a varios órganos del
cuerpo humano cuya prevalencia mundial se ha incrementado en los últimos años. Con un
importante número de casos que persisten sin diagnosticar. Su prevalencia es mayor en hombres
y aumenta con la obesidad, la edad, presencia de HTA, elevado nivel de triglicéridos, bajo nivel
de HDL-colesterol, bajo nivel de estudios y antecedentes familiares de diabetes. El sobrepeso
y la obesidad son los factores de riesgo más importantes asociados con inactividad física y
alimentación inadecuada (Vinces-Zambrano et al., 2018).

Su patogénesis radica en la resistencia a la insulina. Este se atribuye principalmente a la


obesidad, causada por malos hábitos alimentarios y de estilo de vida. La sensibilidad de la
insulina fluctúa con la ingesta de alimentos ricos en carbohidratos, la cantidad de actividad
física y las señales de estrés. Los individuos obesos contienen más tejido adiposo, relacionado
con una mayor secreción de hormonas y otras sustancias que pueden aumentar la fluctuación
de la sensibilidad a la insulina. La circulación de ácidos grasos no esterificados (NEFA) en
individuos obesos también se asocia con resistencia a la insulina (Vinces-Zambrano et al.,
2018).

Un ambiente con alto contenido de ácidos grasos con condiciones hiperglucémicas puede
conducir a una expresión reducida del gen de la insulina. La función alterada del transportador
de colesterol destruye las células β a través de la acumulación de esteroles y la inflamación de
los islotes. Las fracciones de lipoproteínas y el metabolismo del colesterol contribuyen a la
insuficiencia de las células β. La lipoproteína de baja densidad (LDL) que experimenta
oxidación puede disminuir la expresión de pre-proinsulina en células β aisladas, mientras que
la lipoproteína de muy baja densidad puede inducir la apoptosis de las células β (Vinces-
Zambrano et al., 2018). Los tratamientos farmacológicos más empleados para esta patología
son: Sulfonilureas, Biguanidas, Insulinas.

Sulfonilureas

Su mecanismo de acción se basa en la liberación de insulina preformada y almacenada en


la célula beta a la circulación, ante un estímulo desencadenado a partir del bloqueo del
canal de potasio sensible al trifosfato de adenosina ATP- dependiente (K/ATP), al unirse al
receptor de membrana de la célula beta (SUR1) (Pando, 2020).

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La acción farmacológica se genera cuando la droga se une a un receptor de SU, por lo que
requiere de una célula beta funcionante para poder actuar. Los receptores SU-1 se localizan en
las células beta pancreática y los receptores SU-2ª y B se localizan en el músculo cardíaco y en
el músculo liso vascular de arterias coronarias. Las SU deben tener alta afinidad al receptor
SU-1 en la célula beta pancreática para evitar posibles interferencias en los mecanismos de
adaptación a la isquemia (reacondicionamiento cardíaco, mecanismo endógeno por el cual se
autoprotege el corazón de lesiones isquémicas letales). El preacondicionamiento ocurre cuando
los canales (K/ATP) cardíacos se abren automáticamente durante episodios breves de isquemia
miocárdica leve. Las SU que inhiben la apertura de los canales (K/ATP) cardíacos, por lo que
pueden ser dañinas para el miocardio isquémico por supresión de los componentes
dependientes del canal (K/ATP) de la respuesta de preacondicionamiento isquémico,
mecanismo cardioprotector (Pando, 2020).

Biguanidas

O como comúnmente se conoce como metformina, que actúa en el hígado, donde inhibe la
gluconeogénesis al bloquear una lanzadera redox mitocondrial. Sin embargo, la comprensión
completa del mecanismo de acción de la metformina sigue siendo difícil de alcanzar, y es
probable que los efectos del fármaco sean pleiotrópicos. Por ejemplo, también se ha demostrado
que la metformina es un sensibilizador de la insulina y probablemente actúa en la luz intestinal
a través de múltiples mecanismos (Flory & Lipska, 2019). Es el fármaco de elección en
pacientes con sobrepeso u obesidad, no produce aumento de peso. Es el único antidiabético oral
en el que se ha demostrado una reducción de las complicaciones macrovasculares a largo plazo
(Reyes et al., 2016).

Insulinas

Este medicamento actúa a nivel del hígado: inhibe la producción hepática de glucosa,
estimula la utilización de glucosa y la lipogénesis, inhibe la lipolisis y el catabolismo proteico.
A nivel del tejido adiposo: estimula la captación de glucosa, la síntesis de glicerol, triglicéridos,
ácidos grasos e inhibe la lipolisis. A nivel del musculo: estimula la captación de glucosa, la
glucolisis y la glucogénesis, así como la captación de aminoácidos y la síntesis proteica. Debe
iniciarse el tratamiento con insulina cuando no se llega a la meta de control glucémico, a pesar
del cambio en el estilo de vida y del uso de hipoglucemiantes orales (Reyes et al., 2016).

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4.3. Enfermedad Pulmonar crónica

O también conocida como Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica es una condición


patológica crónica respiratoria caracterizada por una persistente limitación del flujo aéreo
espiratorio que es parcialmente reversible, La EPOC se caracteriza por manifestaciones tanto
respiratorias como sistémicas (ansiedad, anemia, reducción de la masa corporal, etc.), además,
estas enfermedades pueden estar acompañadas de diversas comorbilidades como las
cardiovasculares, respiratorias, metabólicas, depresión (Arancibia, 2017).

Los tratamientos mas comunes para abordar el tratamiento farmacológico de esta patología
es bromuro de ipratropio, beta-2 adrenérgicos.

Bromuro de ipratropio

El ipratropio es un antagonista de la acetilcolina mediante el bloqueo de los receptores


colinérgicos muscarínicos. El bloqueo de los receptores colinérgicos disminuye la producción
de monofosfato de guanosina cíclico (cGMP). Esta disminución de las vías respiratorias
pulmonares provocará una disminución de la contracción de los músculos lisos. Las acciones
del ipratropio intranasal imitan la acción de la atropina inhibiendo las secreciones de las
glándulas salivales y mucosas y dilatando el músculo liso bronquial. En comparación con la
atropina, el ipratropio inhalado por vía oral es un dilatador antimuscarínico y bronquial más
potente del músculo liso (Saab & Aboeed, 2021).

El ipratropio intranasal produce una respuesta parasimpática local que conduce a una
disminución de las secreciones de agua de las glándulas mucosas del sistema nasal, lo que alivia
los síntomas de la rinorrea (alérgica o no alérgica). Los estudios demostraron que los aumentos
porcentuales máximos medios en el FEV1 con respecto al valor inicial fueron del 24 al 25 por
ciento para el ipratropio inhalado oral en pacientes con EPOC. Esta investigación observó
cambios similares en las curvas de capacidad vital forzada. Sin embargo, la combinación de
ipratropio y albuterol, cuando se administra mediante un inhalador de dosis medida a pacientes
con EPOC, resultó más eficaz que cualquiera de los dos agentes por sí solos (Saab & Aboeed,
2021).

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Beta-2 adrenérgicos.

Actúan a través de la adenilciclasa, incrementan las concentraciones de cAMP, por otro lado,
se acepta comúnmente que el grado de activación del sistema contráctil de la célula muscular
depende la cantidad del calcio libre en el mioplasma, los iones calcio activa la kinasa de cadenas
ligera de la miosina lo cual permite que esta se deslice sobre el filamento de actina (Saab &
Aboeed, 2021).

5. Ideas destacadas

Para el tratamiento farmacológico de las diferentes enfermedades crónicas no


trasmisibles las cuales no siempre se indican en monoterapia, es importante recordar
aprender la fisiopatología de la enfermedad para comprender la fisiología del
medicamento y los efectos que produce en el organismo.

6. Aportes a mi formación

El aporte del presente trabajo es aportar para ayudar a comprender la farmacocinética


y farmacodinamia de cada uno de los medicamentos utilizados para las diferentes
enfermedades crónicas no transmisibles.

7. Conclusiones

El abordaje terapéutico para las diferentes enfermedades crónicas no transmisibles es


diferente para cada enfermedad si bien su farmacocinética y su farmacodinamia está
orientada a intervenir en la fisiopatología de la enfermedad para tratar de revertir la
misma.

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8. Referencias Bibliográficas

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73482017000300225

Bazalar, J. (2017). Enfermedades crónicas no transmisibles: un enemigo emergente. In


Crescendo. Institucional, 8(1), 156-158. file:///C:/Users/JEAN/Downloads/Dialnet-
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Flory, J., & Lipska, K. (2019). Metformin in 2019. JAMA, 321(19), 1926.
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Gopar-Nieto, R., Ezquerra-Osorio, A., Chávez-Gómez, N. L., Manzur-Sandoval, D., &


Raymundo-Martínez, G. I. M. (2020). ¿Cómo tratar la hipertensión arterial sistémica?
Estrategias de tratamiento actuales. Archivos de Cardiología de México, 1-7.
https://doi.org/10.24875/ACM.200003011

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Mellitus tipo 2. Diagnóstico, 59(1), 16-52.
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https://doi.org/10.23857/dc.v5i1.851

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