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A ño

EL COJO ILUSTRADO
II 10 D E F E B R E R O DE 1893 N ? . 27

E D IT O R E S P R O P IE T A R IO S E D IC IO N B IM E N S U A L
I-R E C IO
J. M. HERRERA IR IG O Y E N Y CA. (4.000 EJEMPLARES)
SUSCRICIÓN MENSUAL. . . B. 4 E m presa El C o jo - C a r a c a s - V e n e z u e l a D ir e c c ió n : EM PRESA EL COJO
Un n u m ero s u e lt o .. . . B. 2 D ir e c to r : M ANUEL REVENGA C aracas — V e n e z u e la

O R I G I N A L E S .— N o s e d e v o lv e r á n i.o s q u e s e n o s r e m it a n , p u b l iq c e n s e 6 nó

_____ S U M A R I O _____
T h x t o . — D o n T o m á s M i c h e le u a . a pun tes b iográficos p o r E . p o r .\f. R n c n g a .— N e c r o lo e fa , p o r //. O .— I j i palabrr» D iv in a , P u m a r . de. fo to g r a fía . - I s l a s C a n a r i a s , p u e r to d e la O r o ta v a ,
Méndez y M en d o za . —Id ilio A le g ó r ic o , por J . M . M a n r iq u e .— poesía d e E . R ivo d ó .— Hu el C e m e n te ! io y A to d o s , sonetos cU f o to g r a f ía .— U n a v a r a r o ta , c u a d ro d e A r t u r o M ic h e le n a .—
C a r lo s P u m a r , a p un tes b iográ ficos p o r M . R iT cn ga .-V a.T a . el p o r G a b r ie l E . M u ñ o z .— A m ía m u je r , poesía ¡le S . D í a z M ir ó n . D e lic ia s a e la m a te r n id a d , c u a d io d e C o n ra d o K ie s e l.— M r.
C a n c io n e r o p o p u la r d e V e n e z u e la , p o r el D r . A . E r n s t.— — E l T o c a ilo r , p o r la /ta ion esa S ta ffe .— A r d ie n d o , poesía de J o r g e C le v e la n d , P r e s id e n te e le c to d e lo s E s ta d o s U n id o s d e
C a r ta s a l E h . R . O. Limardo.— N e c r o lo g ía s .— J . A . C a lc a íio , óoesia S a m u e l D a r lo M a ldo nad n —S e m b la n z a s d e p r ó c e r e s c iv ile s , N o r te A m é r ic a .— S e ñ o r a L u is a M is e r a c h s .— E n p e n it e n c ia , d ib u jo
á Animas. —D i le tt a n tis m o I I I . p o r el D r . José G il J-'orioul.— por e l D r . E . A . Vanes.— X r E S T K o s í'.k a b a i * o s .— R e v i s t a d e d e A . H e rr er a T oro.— M a k a c a i b o : i C a lle R a r a l t ; a S a n F r a n ­
S e c c ió n A m e r i c a n a , L o s in d io s p u e b lo s , tr a d u cció n .— h a s l a Q riN C E N A .— Su c a r a m tta d .— S o lu ció n . cis c o , C a lle d e V e n e z u e l a ; 3 C a lle d e la s C ie n c ia s .— I s l a s
A g e n c ia s fu n e r a r ia s , por F. de Sales P b e z .— E l D r . L. R a z z e tti, G r a b a n o s .— D o n T o m á s M ic h e le u a . d e / o to g r a fla .— C a r lo s C a n a r i a s : S a n ta C r u z .— M ú s i c a .

DON T O M A S M IC H E L E N A
40 EL COJO ILUSTRADO

D O N T O M A S M IC H E L E N A y rica la fantasía del autor, y según se sostie­ —Su follaje de espesa verdura, brinda sombra
irotectora, a la cual se acoge todo un rebaño : en
ne alto, vigoroso y pintoresco el estilo en f
as lujosas ramas pósanse mil y mil aves de varia­
todo el libro. Páginas no pocas hay en él don­ dos colores, y los pajarillos allí siempre cantan,
Hombre de espectación es éste cuyo re­ de el autor es poeta en prosa; poeta de im agi­ porque las frutas de ese árbol están maduras, sus ho­
trato aparece h oy en las páginas de E l C ojo nación tropical, que pinta con los vividos jas lozanas, sus ramas flexibles.....Al pie del gigante
I l u s t r a d o , y bien quisiéram os ocuparnos colores de nuestras auroras y ocasos, alar­ corre un riachuelo de aguas cristalinas, que va bor­
largam ente en bosquejar su fisonomía moral, dando la pradera con las flores que crecen en su
des del poder inagotable de la luz. orilla. Ah! que árbol tan hermoso! Pero qué veo?
y no lim itarnos á somera n oticia'biográfica E s en esta obra donde más de relieve á su sombra está uno de los niños convertido en
como ha de serlo esta que viene á servir, está la aplicación que cuadra para novelar pastor del rebaño.... Está solo ?..... no; en el extremo
por lo modesta, de pálido cortejo al retrato al ingenio del señor M ichelena. Place á opuesto veo la zagala, linda como el sol, pero
del distinguido publicista. Opónense diver­ no alegre ya.
éste lo dram ático, que parece ser lo con­ — Ese, hija mía, es el árbol de la amistad, pero
tías circunstancias á que, con el detenim ien­ gruente con su temperamento: lo tierno, no es lo que parece. Continuemos nuestro camino,
to requerido, disertemos sobre tan vasto lo delicado, lo cómico, bien que com pren­ y os convenceréis.
tem a como ofrecen al par la vida pública didos en la esfera de sus facultades, son en Unos minutos después se detuvo el anciano:
y las obras de Don T om ás M ichelena. Es — Mirad el árbol de la amistad ahora, dijo á la
ella radios, que no el eje de rotación; lo es niña.
la prim era de aquellas circunstancias la de sí, todo aquello en pró de lo cual se em puña — Cómo pude engañarme ? ¿ Cómo llegué á creer
estar íntim am ente ligado el nombre del una espada, todo lo que causa congestión que esas plantas trepadoras, enredadas en troncos
señor M ichelena á la política palpitante, al cerebro, ó hace vib rar los nervios como secos, cargados de parásitas, fueran el lujoso follaje
asunto de todo punto extraño á la ín ­ de un árbol admirable?
cuerdas de velam en en recia tempestad. — Como vos, se engaña siempre el hombre, hija
dole y tendencias de esta publicación ; la De cinco años acá viene siendo el señor mía.
segunda la de profesar nosotros ideas fi­ M ichelena periodista, y campo es este que — Luego, todos los encantos que contemplé eran
losóficas distintas de las que con alarde gu sta de pisar llevando alta la celada, el mentiras ?
sostiene el diserto literato y periodista ; y — As! deben de creerlo el pastor y la zagala;
broquel apercibido y lista el arma, como pues mirad como huyen del árbol de la amistad.
no son estos el lu g ar y la sazón de refutar que es la lucha su elem ento, ó mejor aún, — Continuemos.
doctrinas y de chocar de gan a á filósofo su estím ulo. — Qué véis, hija mía?
tan encariñado con su escuela. Produce el señor M ichelena cru sum a — Sigo con la vista á los pastores.... Ella corre
Heredero de un nombre que será siempre presurosa hacia una gruta encantadora, donde todo
facilidad no siempre reflejada en su estilo, se ve indefinido, vago, incorpóreo, al través de res­
pronunciado con respeto, como que perte­ lo m ism o en el silencio que en medio de la plandores de luz rosada.
neció á quien supo escribirlo con lustre en algazara; y no es extraño verle trabajar y — Es la gruta de los ensueños.... Y el pastor?
nuestra historia, Don T om ás M ichelena, conversar al mismo tiempo. Cualidades son — El se ha internado en aquel bosque misterioso,
hijo del exim io patriota Santos M ichelena, estas de que han m enester por cierto los que parece esconder mil tesoros, en dos suntuosos
recibió de éste entre otros legados de no palacios que allí se entrevén.
diaristas, cuya labor se efectúa de ordinario — Ese es el campo de las ilusiones. Continuemos
menor valía que el nombre ilustre, el de en medio de la tertulia y con interrupcio­ la marcha.
vasta in teligencia codiciosa siempre de sa­ nes sucesivas. — Esperad, padre mío ; el bosque y la gruta se
ber. Mas, sea porque no siempre desde los Hom bre además de honradez hereditaria, desvanecieron y a : ahora sólo veo inmensa prade­
comienzos de la vida atina el hombre con ra, cuyo césped lujoso ondula al soplo del aura....
afable, de palabra fácil, de modales cultos Los pastores están allí: llegaron por distintos ca­
lo que ha.de ser natural y fijo cauce para la y lucido porte, es el señor M ichelena per­ minos.... Mirad, se han visto, se han reconocido, y
corriente de su espíritu, sea por efecto de sona distinguida que disfruta de general corren el uno hacia el otro, como dos cisnes en un
causas ignoradas de nosotros, es el hecho que aprecio y creciente nombradía. mar de esmeralda.
filé avanzada ya la juven tu d del señor — En el desierto de la vida, el hombre no en­
M ichelena, cuando publicaciones suyas en E. M. Y M. cuentra nunca otro oasis en que templar la sed, y
consolar el espíritu, sino en eso que tu llamas mar
la prensa de la capital, denunciaron que ha­ de esmeralda, y que no es sino el campo de la es­
bía un escritor de grande aliento y bien peranza.
tajada plum a en el apuesto y culto caba­ Otra vez se pusieron en camino, para detenerse
llero, y que en él corrían parejas la ga llar­ momentos después. A proporción que adelantaban
IDILIO A L E G O R IC O en el viaje, la dulce compañera del anciano, había
día de la persona y la alteza del espíritu. ido perdiendo el color de las mejillas, el brillo de
Comenzaba la década anterior, si no esta­ los ojos, la sonrisa de sus labios. Se habría dicho
mos errados, cuando ciertos artículos sobre Blancas como la nieve eran la barba y cabellera que era un lirio, que herido, abrasado por los ra­
econom ía política los más de ellos, p ublica­ de un venerable anciano, que apoyado en el brazo yos del sol, se iba marchitando paso á paso.
de una niña rubia, en quien la belleza extremada, La niña con voz entristecida exclamó:
dos en los diarios de Caracas, cautivaron la
angelical, sublime, no era tan encantadora, como la — De aquí contemplo un valle delicioso, cruzado
atención pública así por su lucidez como radiante inocencia que iluminaba su rostro sobre­ or riachuelos de juguetonas aguas, esmaltado por
por el estilo nuevo y vigoroso, y tanto por­ humano, ascendía con paso inseguro la escabrosa ermosísimos jardines, donde lucen sus matices
que los escritos m encionados llevaban al pendiente de una montaña árida como el desierto,, todas las flores con que pudiera soñar la fantasía;
pie las iniciales T . M. como porque no ne­ como el desierto desprovista de todo encanto. enriquecidos con huertos, e.i que las frutas ago­
Después de marchar en silencio algunos minutos, bian con su peso los árboles que las producen;
gaba el autor la paternidad de sus escritos, — Qué véis ? dijo el anciano deteniéndose. poblado el aire de millares de aves y el suelo de
no tardó el público en satisfacer su deseo de — A h ! contestó la adorable niña; veo allá una al­ rebaños magníficos.... Ese es el paraíso, padre mío,
conocer con certidum bre la pluma que se fombra de césped bellísimo, y dos niños (jue corren no hay duda.... También allí están los pastores:
e xh ib ía con aura tal de popularidad. E l alegres tras magníficas mariposas, seguidos en su parecen dichosos.
carrera por cien carneros blancos......... — Sí, dices bien; ese es el único paraíso de la
nombre de Tom ás M ichelena corría así de — Esperad, hija mía, es necesario que observéis vida; es el campo del amor; y es en él donde úni­
boca en boca, creciendo en fama, cuando de con atención ese césped. Subamos algunos pasos camente se concibe la fecilidad. Pero no os enga­
luego á luego aparecieron en L a E ntrega aún...... Ved ahora. ñéis, ángel mío; en ese paraíso no hay una sino
L iteraria y otros periódicos del género de — Qué m iro! Sí, ya mis ojos han descubierto en­ mil serpientes, que lo cambian en lugar de tor­
tre el musgo, serpientes horribles, y millares de in­ mento....
éste, artículos sobre temas varios, ostentan­ mundos insectos. — Esperad. ¿ Véis esa nubecilla que aparece en el
do al pie la firma entera del autor. — Esa es, sin embargo, la aurora de la v id a ; esa horizonte, y á la cual dirige sus miradas la zagala ?
Apareció en seguida L a libertad para la es la infancia. Continuemos nuestro camino. — Sí, la v e o ; parece una paloma blanca.
M u jer, primer libro de M ichelena, editado De nuevo emprendieron la penosa marcha, — Esperad: va subiendo, subiendo y haciéndose
para detenerse unos minutos después. más grande. La véis? Sube, sube siempre, y siem­
en España, el cual vin o á destruir toda — Qué bello espectáculo! Venid á contemplar ese pre es más espesa y siempre menos blanca. Ya
duda que pudiese existir sobre su escuela jardín espléndido que se extiende á nuestros pies, cubre todo el cielo: el valle está oscuro, las aves
filosófica A éste siguió una novela titulada padre mío. Mirad los niños otra vez; pero no, han se van, las flores se marchitan y caen, los rebaños
Dévora, y á la novela varios otros libros, crecido ya, ahora son dos ióvenes que alegres vi­ huyen, los riachuelos se encrespan. ..
van entre las flores. — Todo ha cambiado, qué horror! Esa nubecilla,
entre los que merecen mención especial el — Esas flores, hija mía, exhalan á las veces aroma padre....
escrito con ocasión del Centenario de Páez, que envenena.......Pero estudiad más detenidamen­ — Nació de los celos y la impulsó la desconfian­
el titulado Tres gotas de sangre en tres si­ te el jardín, pues en él contempláis el campo de la za, por eso véis derramar lágrimas á la pobre za­
g los y el Boceto biográfico de don Santos juventud. gala. Como esa nubecilla, pueden aparecer mu­
— Sí, dejadme admirar tanta magnificencia. Qué chas otras con distinto origen, pero con el mismo
M ichelena, padre, como ya liemos dicho luz tan brillante I qué aire tan puro ! qué armonías resultado.
del citado autor. tan dulces! Después de marchar en silencio algunos mo­
De todas las obras publicadas de don T o ­ — Esa luz siempre ofusca, ese aire siempre em­ mentos, el anciano exclam ó:
más M ichelena, cautívanos por manera es- briaga, esas armonías tan dulces enloquecen; pero — Ya está cerca el término de nuestro viaje. Qué
continuad. Qué miráis? véis ?
p ecialísim a la titulada Tres gotas d e s a n ­ — Ah, padre mío, todo lo que veo es admirable, — Veo una colina que despide resplandores viví­
g r e en tres siglos, que acabamos de m en­ riente, consolador.....Mirad aquel árbol frondoso ; simos, y un abismo que la separa del valle, donde
cionar. E sta no parece obra del ingenio de parece un gigante que con sus brazos quiere prote­ está el pastor con la zagala y su rebaño.
un hom bre que frisa ya con la tarde de la. ger cuanto le rodea. La zagala está triste, llorosa: el rebaño sin guía,
El anciano contempla á la niña en silencio, mien­ pace á la ventura y el pastor inmóvil, tiene fijos los
v id a: m ás parece producción de ingenio en tras vaga por sus labios amarga sonrisa: ojos en la colina, la cual parece producir en él un
plena ju v en tu d , según se muestra a llí lozana Ella continuó: vértigo que lo atrae con fuerza irresistible.
EL COJO ILUSTRADO 4*
— Pocos hombres resisten, hija mía, al vértigo
que produce la ambición, que con la soberbia brilla
en esa colina.... Ya veis, el pastor también ha su­
cumbido, pues que abandonándolo todo, y á pesar
de las lágrimas de la zagala, salva el abismo, para
ascender á la misteriosa montaña.
— Pobre zagala, pobre rebaño! Vamos, padre
mío, no puedo m ás; la vida se me escapa: termi­
nemos.
— Vamos....
Momentos después llegaban á la cumbre de la
estéril montaña.
— Qué miráis ahora ?
— \ eo á la zagala que se detiene ante dos gran­
des grutas, ambas sombrías y tristes.
— Una es la de la desesperación, y en su fondo
hay un abismo.
— Y la otra ?
— La otra posée una fuente de consuelo y de ali­
vio. Es la de la resignación: en ella entra la zagala.
— Si. la veo, pero llora mucho al entrar.
— Esperad un momento, hija mía. Ved ahora.
— Tenéis razón; ahora su frente está serena.
— Mirad hacia la colina.
— Ha desaparecido: sólo veo humo, cenizas, polvo.
— Que son. ángel mío, el único resultado de todo
lo de la vida humana. Pero mirad: de entre las ce­
nizas sale el pastor, triste y lloroso: por fortuna, ha
dirigido sus pasos hacia aquella cuesta escabrosa,
que es el camino del arrepentimiento.
— La zagala lo ha visto y sale á recibirlo.
— Estas últimas palabras apenas pudieron oírse,
pues la voz temblorosa de la joven estaba ya casi
apagada. Pálida y hermosa como un rayo de luz del
astro de la noche, aquella virgen, haciendo un po­
deroso y último esfuerzo, pudo añadir:
— Y este cerro misterioso, padre mío, desde el
cual me habéis mostrado el campo de la vida ?
— Es el del desengaño, mi pobre ángel adorado,
que á mi me dió esta miserable existencia, mientras
que á ti te arrebata una vida tan d u lce...................
Así muere siempre, en brazos de la Experiencia,
y herido por el Desengaño cruel, el Angel de la
inocencia.
J. M. M a n r iq u e .

C A R L O S PUMAR

CARLOS PU M AR
E l día en qne se escriba la historia del pe­
riodism o venezolano, el nombre de C a r l o s
P u m a r figurará con honra en sus anales, ya
com o tipógrafo entendido que fué del D ia ­
rio de A visos que dirigía el Dr. Mariano de
Briceño ; ya com o director de L a Floresta sión legal y como vocero de la ju sticia y “ A l fundador de la A g e n c ia H a v a s
que fundó en 18 6 1; del D iario d el Comercio el orden. Su rectitud de principios es pro­ de V en ezuela.”
de L a G uaira y del Boletín M erca n til que verbial, y su vida entera dedicada al tra­
dió á luz en 1864 ; y del actual D ia rio de D etalle característico que basta por sí
bajo honrado, y sin la m ás leve m ancha sólo para conocer los quilates de su alma.
L a G uaira de que fué también fundador en
que asombre su existencia. E l C o jo I l u s t r a d o protesta com placido
com pañía del señor Pedro Obregón Silva.
M as su gran tim bre de gloria, y por lo N acido en Barinas el 6 de agosto de 1840, al fin de estas líneas que C a r l o s P u m a r
que nunca m orirá su recuerdo, es la crea­ vin o m uy niño á Caracas donde recibió es­ es, en el más alto sentido, un hom bre de
ción de la A gen cia P um ar, hoja m ercan­ merada educación, y donde cuenta gran bien.
til y de noticias universales, única en su núm ero de am igos que adm iran sus v ir tu ­
género en Venezuela, que lleva ya diez años des y se complacen siem pre al estrechar su
de existen cia y que ha alcanzado m uy alta mano. H om bre es igu alm ente de instintos
y m erecida rep utación 'por los innegables generosos y practica el bien por propia sa­
bienes que ha proporcionado al com ercio y tisfacción, sin la ruin esperanza de recibir PARAELCANCIONERO_POPULAB DEVENEZUELA
á los particulares. Con efecto, la A gen cia por ello premio alguno. T ien de su espíritu
Puntar, que se sostiene con l^s suscriciones hacia las regiones del libre pensamiento al s e So r doctor a rístid es rojas

del com ercio á cuyos intereses está espe­ bien entendido, pues que acata y respeta
las ajenas opiniones, y jam ás se enardece Vergel poblado de preciosas flores es el parna­
cialm ente consagrada, presta además ser­ so venezolano, y engalanado por poetas de gran
vicios m uy im portantes al público en gene­ ni conturba sino es cuando su voz ha de talento con las obras de su genio, en las que her­
ral, y sin rem uneración de n inguna especie, herir al vicio ó fustigar m alas acciones. manadas van la elegancia de la forma y la profun­
pues.día por día ocurren á la oficina de la E n L a Floresta, periódico literario á que didad del pensamiento. Mas como fuéra de las
antes hicim os referencia, están consignadas lujosas plantas de adorno que con esmero cuida la
agencia gran núm ero de personas en so­ mano del jardinero, crecen muchas otras hijas no
licitu d de inform es sobre llegada ó salida sus ideas, y son sus pájinas prueba eviden­ menos bellas, aunque más modestas, de nuestra
de vapores, sobre precios de frutos, cotiza­ te de su no com ún ilustración y de su ju icio flora en campos y sabanas, montañas y valles, don­
ciones de bolsa, salida de trenes, noticias recto y liberal. de sólo las acarician el rayo del sol tropical y el
rocío del cielo: así hay también más allá de nuestra
del Exterior, etc., etc. Es, en una palabra, Com o rasgo distintivo de su modestia y poesía artística, y andan de boca en boca de nues­
verdadera casa de inform aciones, cuyo buen corazón él mismo dice que, aunque tros labriegos, multitud de cancioncitas graciosU
Director acaricia proyectos de m ejora que debido quizás á una e xtravag an cia de su simas, las cuales bien merecen ser coleccionadas,,
no m uy tarde la harán una de las mejores carácter se sentiría avergonzado de lo que aunque fuera solamente como parte del folk-lore
del país. Muchos años hace que venimos recogien­
en su clase. otros m uchos se vanaglorian, esto es de do gran número de estas canciones populares, por
Y si en la historia del periodismo tiene el colgarse al pecho una m edalla, acogió sin el interés que tienen para la etnografía; y sin pre­
señor P u m ar en vidiable puesto, 110 lo ocu­ em bargo, con el entusiasm o y satisfacción tensiones literarias publicamos hoy algunas de ellas,
pa menos alto en nuestra historia política propias del niño, el obsequio que le hizo esperando que nuestros benévolos lectores acepten
con agrado este sencillo ramillete de flores de monte.
y social. T odos le conocim os siem pre figu­ un su am igo de una plum a de oro con la Al mismo tiempo nos determinó a ello el deseo
rando como adversario de toda transgre­ sigu ien te inscripción: de excitar á otros más aventajados en esta materia*
42 EL COJO ILUSTRADO
y sobre todo al amigo á quien dedicamos el presen­ 19. El comercio de Caracas te daré con mi boquita,
te trabajo, á que pronto den á luz sus coleccio­ hace mucho baratillo: que es más dulce que la miel.
nes, para enriquecer la literatura patria con un las muchachas son á medio 35. Anoche soñaba yo
Cancionero popular de Venezuela. y las viejas á cuartillo. un sueñito de alegría:
Supèrfluo nos parece abogar por la convenien­ 20. Muy malas son las coquetas, que tu boquita besaba
cia de una empresa de este género, que en otros pero aún son mucho más malas y en tus brazos me dormía.,
países se ha llevado íi cabo ya hace mucho tiempo, las que hasta la media noche 36. Anoche soñaba yo
y con singular acierto. Ni creemos necesario hacer se quedan én la ventana. que dos negros me mataban
aquí ningunas observaciones generales acerca del 21. De las peñas sale el agua, y eran tus hermosos ojos
carácter general de estas producciones poéticas de los páramos el viento, que enojados me miraban.
d e l pueblo, porque mejor lo hará quien, en po­ y del pecho de la ingrata 37. De domingo en domingo
sesión de mayor acopio de las últimas, se encuen­ el .mal agradecimiento. te veo la cara;
tre un día en el caso de clasificarlas debidamente 22. Si los besos crecieran ¡cuándo será domingo,
según su especie, origen, tonadas y otras circuns­ como las yerbas, virgen sagrada!.
tancias.. Sólo queremos añadir que algunas de es­ habría muchas caras; 38. Una estrella se ha perdido
tas canciones las hemos apuntado nosotros mismos como las huertas; y en el cielo no parece,
en nuestras excursiones tales cuales las oímos can­ ¡Jesús,qué risa! ¡Jesús, qué risa! en tu pecho se ha metido
tar por la gente de campo; otras debemos á la si todas estas caras y en tus ojos resplandece.
amabilidad de amigos y discípulos igualmente in­ (¡caramba, caramba!) 39. Hasta del sol tengo celos
teresados en el asunto, y no pocas hemos tomado hieran á misa! (*) cuando te viene alumbrando,
de diferentes publicaciones, como v. g. de la des­ 23. Un joven muy fino me parece que sus rayos
cripción de un viaje á la Cordillera deMérida por el me dijo un día, te vienen enamorando.
señor Isidoro Laverde Amaya, distinguido literato que si no lo quería 40. Ojitos de terciopelo,
colombiano (números 2, 6, 21, 30, 31, 35, 36, 38, 41, se moriría. boquita de filigrana,
44. 45, 49. Si. 54, 57. 5»-) Pero es lo cierto, pero es lo cierto, dices que sí me queréis,
que aunque no lo quise poquito, pero con ganas.
I.— Género epigramático y satírico ( ¡ caramba, caram ba!) 41. Desde aquí te. estoy mirando,
aún no ha muerto. paradita en el umbral,
24. Me confesé con un cura pareces naranjo verde
1. A ninguno le aconsejo que era un tronera, cargadito de azahar.
que ensille sin gurupera, me dió de penitencia 42. Las estrellas en el cielo,
que en muchos caballos mansos que lo quisiera; la luna en el carrizal;
los jinetes van á tierra. y yo le quise, y yo le quise, boquita de caña dulce,
2. Áténete á que te den porque la penitencia ¡ quién te pudiera besar!
y no hagas diligencia, ( ¡ caramba, caram ba!)
que él que tiene, Come bien, 43. Empréstame tu rosario
debe cumplirse. para encomendarme á Dios,
y él que no tiene..... paciencia! 25. Me dicen oue tú dices
3. El nombre que se enamora y pedirles á los santos
que soy mudable; no me separen de vos.
de alguna muier bonita, si yo soy la veleta,
hasta que no llegue á vieja 44. El naranjo tiene espinas
tú eres el aire ; y el limoncillo también;
el susto no se le quita. pues la veleta, pues la veleta
Ese trabajo no tiene mi corazón es el tuyo,
si el aire no la mueve y el tuyo no sé de quién.
el que se casa con fea; ( ¡caramba, caramba!)
nunca la saca á la calle, 45. Cojí el camino y me fui,
se queda quieta. por si olvidarte podía ;
para que nadie la vea.
4. La mujer que quiere á dos 26. Yo detesto á los hombres y mientras más caminaba,
á tal extremo, más presente te tenía.
es discreta y entendida : que si en el cielo hay hombres
si una vela se apaga, 46. Malhaya la cinta verde
le queda la otra encendida. yo me condeno, y el galán que me la dió;
5. Donde hay cambures maduros y los maldigo, y los m aldigo; que la puse en la ventana
nunca faltan pajaritos ; pero el que está en mi alma y el viento se la llevó.
( ¡caramba, caramba!) 47. Para rey nació David,
donde hay muchachas bonitas de ése no digo.
nunca falta un babosito. para sabio Salomón,
6. Pensando en la muerte estoy, . 27. Malhaya la cocina! para llorar Jeremías,
y sé que me he de morir; malhaya el humo! y para quererte yo.
malhaya quien se fía 48. Me dijiste que eras firme
pero no te sé decir de hombre ninguno!
si será mañana ú hoy. cual la palma en el desierto;
Porque son tales, porque son tales, si la palma fuera firme
7. ¿Qué importa que el ruiseñor
tenga su jaula de plata que hasta en el mismo cielo no la menearía el viento.
y cadena de oro fino, ( ¡ caramba, caramba!) 49. De qué le vale á tu madre
si la libertad le falta? son infernales! poner la tranca al corral,
8. Es la más negra desdicha 28. Cuando quieras á un hombre si te has de venir conmigo '
que un hombre puede tener, no se lo d ig as; por la puerta principal.
casarse con mujer fea trátalo indiferente, 50. La naranja nació verde
y no tener que comer. y serás querida; y el tiempo la maduró ;
porque los hombres, porque los hombres, mi corazón nació libre,
9. El que corteja y no sabe cuando se ven queridos
la cuerda que ha de tocar y otro me lo conquistó.
por muy sacristán que sea, ( ¡ caramba, caramba!) 51. Yo sembré mi yerba buena
nunca llega á repicar. no corresponden. donde el agua no corría.
29. San Antonio bendito, y entregué mi corazón
10. El amor del forastero tres cosas p id o ;
es como espina de tuna, a quien no lo merecía.
salvación y dinero 52. A yer pasé por tu casa
que punza y queda doliendo y un buen marido,
sin esperanza ninguna. y me tiraste un limón ;
y él me responde, y él me responde: el zumo me dió en los ojos
11. El amor de los soldados no puede ser muy bueno
es como plato de arena, y el golpe en el corazón.
que en poniéndolo á la calle ( ¡ caramba, caram ba!) 53. T e vestiste de amarillo
si ha de ser hombre. para que no te quisiera ;
viene el viento y se lo lleva.
12. Al limón córtale el ágrio, II.— Género sentimental y erótico lo amarillo es lo que luce,
' al ágrio la fortaleza, nace el verde por doquiera.
y á los hombres no créerles, 54. Estoy con el mal tan hecho
30. Lucero de la mañana, desde que mi bien perdí,
porque no tienen firmeza. préstame tu claridad,
13. Las muchachas no me quieren, que el mal me parece bien,
para alumbrarle los pasos y el bien es mal para mí.
porque dicen que soy feo; á mi amada que se va.
poco á poco me las meto 55. Mañana me voy, mañana,
31. Ojos negros que me miran ¿quién se recordará de mí ?
como sortija en el deo. no me miréis sin am or;
14. Las viejas para coser solamente la tinaja
que así me podéis matar, por el agua que me bebí.
piden anteojos prestados, matarme sin intención.
para celar á sus hijas 56. El clavel que tú me diste
32. Yo enamoré una morena entero me lo he com ido;
tienen los ojos pelados. debajo de un almendrón,
15 Las mujeres de este tiempo aquí en el pecho lo siento
y en cambio de mis caricias clavado y más encendido.
son como las avellanas : me regaló el corazón.
una sola es buena en ciento 57 Eres una rosa,
33. Agua que corriendo vas eres un clavel,
y noventinueve malas. bañando el campo florido,
16. Compañero, no te cases, eres un lucero
dame razón de mi bien acabado de nacer.
oza de tu mocedad ;
§ eja casarse los bobos,
para ver como les va.
34.
mira que se me ha perdido.
Asómate á la ventana, 58. Dices que te vas mañana;
¡ véte con Dios, amor mío !
cara linda, y te veré ;
17. Si te casas, compañero, te pediré un vaso de agua, cuenta no bebas el agua
busca una mujer morena ; que vengo ardido de sed. de la fuente del olvido.
Por si acaso la bebieras,
3ue de las blancas y rubias
e ciento sale una buena.
No tengo jarro ni agua,
ni en que darte de b eber; bébela con gran cuidado;
18. Las viejas son á medio porque el agua de esa fuente
y las muchachas á cuarto, mata los enamorados.
y yo como soy muy pobre (•) L a t o n a d a p a r a lo s n ú m e r o s 22 á 29 se e n c u e n t r a e n la iu -
t c i c s a n t e o b r a d e K a m ó n d e l a P la z a ** E n s a y o s s o b r e e l A r t e e u
59. Piensas que por tus enojos
me voy á lo más barato. V e n e z u e l a " (C a r a c a » . 1883), A p é n d i c e p á g . 14, n ú m . 44. me derrito como cera
EL COJO ILUSTRADO 43

IS L A S C A N A R IA S — S a n t a C k u z d i *: T e n e r if e

más bonita habías de ser sus virtudes quedan vivas en el hogar como inva-
pa que yo me derritiera. NECROLOGIAS luables preseas, que servirán de noble y de pe­
6o. Allá te mandé una piña renne emulación á sus dignas hermanas. Hechura
en señal de matrimonio; de Dios, ha vuelto á E l! . . .
si no te casas conmigo,
dáme mi piña, demonio! IN É S A N G E L IN A B O R G E S Envidiemos su destino!
(De estas y otras canciones populares venezola­ Caracas: 1? de febrero de 1893.
nas publicamos una traducción versificada, acom­ L o s m uertos u o están ausen tes sino S . N. L l A M O Z A S .
que son invisibles.
pañada del texto original y de algunas notas y V íc t o r H ugo*
■tonadas, en las Actas ae la Sociedad Antropológica
de Berlín, año de 1889, pág. 525 á 534.) Vistió en la tierra el niveo traje de las vírgenes,
porque no era sino un sér predestinado para el En avanzada edad ha bajado á la tumba la
A. E r n s t . respetable señora Doña C a r m e n G o n z á l e z i>e
cielo, adonde debía ascender en la bella eflo­
rescencia de la juventud. B u r o z , hija del Licenciado Don Rafael Gonzá­
lez, Secretario del Ayuntamiento de Caracas en
Las prendas cautivadoras que forman aura á 1810; sobrina de los Paz Castillo héroes de nues­
Madrid: 16 de diciembre de 1892. la mujer en la vida, poseíalas I n é s con largueza; tra guerra magna, y viuda del Ilustre Procer C o­
Señor D . Ricardo Ovidio Liviardo. y no obstante, rehuía los halagos, causábanle ronel Lope María Buroz. Su muerte deja acé­
Muy apreciable señor mío: Acúsole recibo de rubor los aplausos y sólo se ufanaba en la inti­ falo un respetable hogar y en duelo á numero­
su bien escrita carta, la cual tuve el gusto de midad de su apacible hogar. sas y notables familias efe nuestra sociedad de
leer con interés verdadero. También he reci­ Ni mundanales ilusiones se albergaron en su quienes fué objeto aquella de gran veneración
alma, nacida para los goces ideales, como si y profundo afecto, sembrados por la bondad de
bido el ejemplar por usted enviado para mí, presintiera la premura de sus días y desease su carácter, el'ejemplo de sus virtudes y la ge-
E l C o j o I l u s t r a d o , por conducto del insigne llevar intacto, ante la divina presencia, el tesoro rosidad de su noble corazón.
y querido amigo D. Manuel Tamayo. Infinitas de sus afectos y de sus risueñas esperanzas.
gracias por todo, y aprovecho esta ocasión para Enviamos sentido pésame á sus deudos, y en
Sólo al arte, de origen celeste y expresión especial á nuestro amigo y corredactor señor
•ofrecerme de usted, inmaterial, sólo á ese arte mostró I n é s rara pre­ Eugenio Méndez y Mendoza.
atento s. s. y amigo Q. B. S. M. dilección ; en él se difundía su espíritu en her­
mosas irradiaciones, modulando el piano, bajo
E m il io C astelar . la delicada presión de sus dedos, un lenguaje
de fórmulas sublimes que revelaban los dones ae También tenemos el sentimiento de registrar hoy
A ureliano Fz. G uerra y Orbe. su sensibilidad exquisita. el fallecimiento del honrado caballero D. M a n u e l
R eal Academ ia Española Mas ya la muerte aleve la asechaba, sin que A l v i s t u r , que cargado de años deja por vida me­
26, V alv e n le , 26 desarmasen sus rigores ni los prestigios de la jor la de la tierra. Muy apreciado por cuantos tuvie­
tierna adolescencia, ni el ruego fervoroso de tan­ ron la fortuna de tratarle, y muy querido por aque­
Madrid: 12 diciembre 1892. llos que más íntimamente gozaron de los abundan­
tos pechos doloridos.
Excmo. Sr. D . Ricardo Ovidio Limardo. tes tesoros que derramaba su bondadoso corazón.
Nublóse el brillo de aquel semblante, en otro
Muy estimado señor mío y distinguido com­ tiempo espejo de inefables sonrisas; mientras que El señor A l v i s t u r abandona el mundo dejando
pañero: Doy á usted las gracias más expresivas el espíritu concentraba sus energías en «el culto en honda pena á sus amigos, y á sus deudos en
por su favor de llamarme á la parte en disfrutar de la piedad cristiana, deseoso de anticiparse á su duelo incomparable. A todos presentamos la expre­
los floridos rasgos de su mucho saber é ingenio. excelsa glorificación. sión de nuestra sincera condolencia, y muy particu­
Así coronó Inés su inolvidable existencia, des­ larmente al Director de este periódico, nuestro muy
He recibido el ejemplar de E l C o j o I l u s t r a d o querido amigo señor Manuel Revenga.
encabezado con un hermoso artículo de usted. vaneciéndose como sereno crepúsculo, y dejando
Que usted disfrute envidiable salud y vida le en noche de inextinguible dolor á todos los que
participaron de su angelical a fecto.......................
desea su siempre apasionado compañero, ami­
go y s. s. Q. B. S. M. ¡Padres infortunados! Dad tregua á la deses­
A u r e l ia n o Fz. G uerra. peración, que no ha muerto vuestra hija, porque
44 EL COJO ILUSTRADO

A ANIMAS “ Mi corazón despertó de un largo sueño y mi — Vamos, señor novelista, que pueden derretír­
“ pensamiento no tuvo fuerzas para obligarle á sele los sesos. Son las siete y media. La sopa
*• dormirse de nuevo. Qué bella me pareció enton- espera.
O ye ! ¡ Qué doble “ ces la vida ! Con qué alegría me sentí vivir Aracil tiró la pluma contra el tintero, lanzó un
tan lastimero! “ y amar! ¡uf! ruidoso, echó por tierra la silla al ponerse de
¡ C uál lo repite “ Cerré los ojos para contemplar mejor un hori- pie, se metió las manos en los bolsillos del panta­
lúgubre el eco ! “ zonte esplendoroso que ante mi alma se abría. Y lón, miró fijamente á Peñaranda con aire entre
A ánim as toca, “ en el fondo de mí misma vi surgir sobre las tinie- serio y burlón, y le d ijo :
pidiendo ruegos, “ blas una estrella brilladora que con sus rayos — Sabe usted lo único que siento? Haber olvi­
la cam panilla “ fundió en un instante el hielo que me oprimía el . dado meterle á usted de pies á cabeza en mi
del cementerio. “ corazón....Qué dulce es vivir y amar! novela.
Cuando ^1 nocturno ¡ Oh corazoues “ De pronto, el horizonte se tornó negro; una es- — La terminó ya ?
gra ve silencio de m ármol hechos ! “ pesa nube pasó ocultando la estrella v un frío — El primer capítulo. Lea pasado mañana el fo­
turba ese bronce ¿' A hijos ni padres “ glacial se estendió por todas partes....Mi pobre lletín de La Vida Política, el diario desestrellador
con su lamento, Guardáis afecto ? “ corazón se replegó en sí mismo, temblando. de Raimundo Delsol.... Y lo oue es en el segundo
todo es en torno Pues tal, mañana, “ El pensamiento tuvo fuerzas para decirle :— capítulo saldrá á relucir la placida, amable y pin­
santo m isterio ; dorm iréis yertos, “ Vuelve á dormirte, pobre niño. ¿ Por aué te dejas toresca figura del grande hombre de Macuto, del
m udos los sauces al ppr ansiosos “ embriagar por un minuto de felicidad ? Mañana
doblan el cuello ; de amor y ruegos, único grande hombre de Macuto. ¿ A qué no
“ caerás de nuevo en el desierto del mundo. Duer- adivina ?
de tum ba en tum ba y no habrá un alma
“ me, más bien. Vuelve á dormirte y no te despier- — Déjese usted de bromas, y á la m esa!
rum or secreto que os dé un recuerdo
pasa anunciando ni por vosotros
“ tes más. Vale más dormir y soñar que sentir y — Pues no es usted el grande hombre de Macuto,
la hora del ruego ; im plore al cielo,
“ sufrir. sino su cocinero, si la sopa, el pegcado y la carne
y se incorporan cuando resuene “ Y por primera vez el corazón se rebeló. frita son tan deliciosas romo....
á o ír los m uertos con su lam ento “ La fuerza del pensamiento no ha sido bastante — Cómosiempre! Ya verá usted....
la cám panilla la cam panilla “ para que el corazón vuelva á dormirse.... ....Una sorpresa agradable esperaba á Aracil en
del cementerio. d el cementerio. “ Escribo esto á la luz del sol que nace....Habré la mesa. Guillermo Lodi acababa de llegar de C a ­
A oír las preces ¡ Oh pobres alm as! soñado?....Angelina racas. Los dos amigos se abrazaron y exigieron á
oue alzan por ellos, 110 echéis de menos Enrique se quedó con el papel en la mano, mi­ Peñaranda que les sirviese la comida en una me-
á una el oído las vanas preces rando fijamente el nombre de Angelina escrito en sita aparte.
ponen atento ; de ingratos pechos ; letras pequeñísimas. Su mano temblaba. — Y bien, y La Vida Política?— fué la primera
m as ¡ ay ! que nadie que en sus sepulcros Bruscamente, y olvidando vestirse, se sentó á la pregunta de Aracil.
les da un recuerdo ! lo s niñ^s muertos, mesa de escribir, y en la primera hoja de papel que — V iv e !— le contestó Lodi— y es lo mejor que de
sólo oyen risas, juntas las manos, encontró á mano escribió á escape : ella puede decirse. Delsol está que no cabe en la
torpes conceptos ; de hinojos puestos, “ Cuánta ternura, cuán dolorosa resignación en levita. Figúrate! Está habiéndoselas de periodista
y dejan lacios por los que duerm en “ estos versos de Sully Prudhomme !
caer sus cuerpos, el sueño eterno
á periodista con tres estrellas, que un día de estos
con amargura jamás olvidan Un compagnon rêveur attristerait ta vie, lo estrellan. Anoche le encontré en la Plaza Bolí­
los tristes viendo alzar su ruego, Tu sentirais toujours son ombre à ton côté var. Me dijo que contaba contigo.
que en vano pide cuando en la noche Maudire la rumeur d’ envie — Llegas á tiempo. Acabo de escribir el primer
para ellos ruegos se oye tañendo Oû marche ta beauté! capítulo de una novelifque podrá publicarse en fo­
la cam panilla la cam panilla lletín : una novela histérico— político— psicológica.
d el cementerio. del cementerio.
“ Por qué me tiembla la mano al escribir tan dul- — Pues tienes para rato. Apuesto ciento contra
“ ces versos? Por qué mi corazón se despierta uno á que esos tres adjetivos te llevan derecho á
E nero 12, 1892. “ también y se rebela?
“ Yo debiera resignarme á continuar sólo mi la rotunda. Los dos primeros están demás. Con­
J. A . C a i x a S o . fórmate con la parte psicológica y deja tranquilas
“ viaje por el desierto que atravieso desde niño, sin la historia y la política, ¿ O acaso el aire de Macuto
“ las suaves consolaciones del afecto ni las divinas
“ alegrías del amor.... ¿ Habrá un oasis ? ¿ Por qué te — ha vuelto iluso y cándido ?
¿ Sabes que no me disgustaría pasar unas se­
“ viene á atormentarme la duda cuando mi alma se manas en la rotunda ? Todavía no la he habitado,
“ creía ya olvidada de la esperanza ?
D IL E T T A N T IS M O “....Oh! Si es un epílogo de los juegos de ano- y eso me falta. Toda juventud de estos tiempos
que no puede presentarse con la aureolita del
“ che. revela demasiada crueldad. Mi corazón que- martirio es una juventud incompleta. Escribiría,
“ daría herido para siempre.... Será verdad lo que
( d e u n l i b r o i n é d i t o ) como Pellico, mis prisiones. Quieres que las escri­
“ dice el poeta ?
bamos juntos ?
III The flower that smiles to-day — Entonces serían juiestras prisiones.
A la mañana siguiente Peñaranda fué á despertar T o morrow dies : — Naturalmente. Vamos, anímate. La rotunda
á Aracil para entregarle dos cartas que acababan A II that we wish to stav quizá te curaría de tu universal escepticismo, trans­
de llegar. Tempts and tlien nies.... formándolo en ira patriótica.
En el sobrescrito de la una, reconoció la letra de “ Será verdad?” — O en pesimismo. Por ahora no aspiro á mártir.
Delsol, y rompió en seguida el sobre. Delsol le de­ Llamó al sirviente y le dijo. Me conformo con ser apacible bañista. ¿Te di­
seaba buenos días en Macuto y agregaba: — Envíe usted esta carta en seguida. viertes en Macuto ?
“ Anteayer salió el primer número de La Vida Mientras se vestía pensaba :— Pero, si es cierto? — Como, duermo, me baño, paseo, bailo y recito
Política, y el diario ministerial de anoche trae.... ¿Si no es una broma ?.... ¿ Seré yo capaz de volver versos.
pásmate.... un artículo contra mí firmado ***, que es á amar?.... ¿Ah no dudes dem i, dulce recuerdo, — Y a es algo. ¿ Hay mucha gente?
el pseudónimo, como tú sabes, del déspota Estre­ dulce recuerdo amado del primer idilio!.... Bah! — La misma de todos los años:.... ó el doble se­
llas. De modo que tengo que habérmelas con el bah! imposible. Angelina ha querido burlarse.... gún Peñaranda.
mismísimo tirano. Pero lo curioso, lo descomunal ....Sin embargo, ayer, anoche.... No, no, voy po­ — He ahí un hombre feliz: hijo del entusiasmo y
no es eso, sino que el gran tuno finje alegrarse de niéndome demasiado romántico. A la obra ! El la esperanza!
que aparezca un diario de oposición; y con aquel trabajo me curará de tales sensiblerías. Una cosa — He ahí uno que no será nunca escéptico ni
su olímpico estilo declara que muy pronto llegará es idear poemas y otra cosa es vivirlos. A la obra ! pesimista.
el día en que se forme un partido que le dispute el No te impacientes, Delsol. que tendré palabra! — Como tú y como yo.
poder al partido de él, haciéndose entonces prác­ Terminó de vestirse, fué á pedirle papel á Peña­ — Como tú sólo ; porque yo tengo siquiera idea­
tica la verdadera república con la discusión de randa, que en aquel instante acabába de despedir les literarios y filosóficos.
contrapuestos programas políticos, y más tarde con á los ministros; se encerró en su cuarto y empezó — Ilusiones de cerebro en delirio! Lo mismo da
la alternabilidad de los partidos en el gobierno, la novela. creer en la gloria que creer en la otra vida. Ideal
como en la poderosa y democrática hermana del A las doce, cuando Peñaranda fué á decirle que por ideal, el de los cristianos es preferible.
Norte, agrega (olvidando, por supuesto, que en la el almuerzo estaba servido, Aracil le contestó que — Para ellos, querido.
poderosa y democrática hermana la oposición no no almorzaba. — Como te plazca....Qué hacemos esta noche ?
tiene por delante á un tirano de su estofa ).... Así y — Se siente usted indispuesto? Quiere una taza — Esta noche no hay nada en el Casino. Iremos
todo, el capricho periodístico del grande enemigo de caldo? á conversar á la tertulia del Uvero. Ya verás si te
nos autoriza á creer que podemos contar con una — Gracias, Peñaranda. No quiero más que dos diviertes. La crema de Macuto esta allí. Tú serás
libertad relativa. ¿Por cuánto tiempo? Suponga­ cosas : silencio y soledad. el héroe de la tertulia....Lo que soy yo, tuve un
mos que por unas semanas. Aprovechemos, pues, — Las tendrá usted. En el Casino no falta ni buen chasco anoche. Me puse á recitar versos con
el paréntisis. Es preciso que te vengas. Recuerda eso....¿ Se acuerda usted de la crónica ofrecida so­ pretensiones de panteísmo idealista....y* nadie me
tu ofrecimiento de ayudarme. Y si, por cualquier bre el sarao del domingo ? comprendió. Sólo....
circunstancia, resuelves continuar en Macuto, em­ — Que si me acuerdo! Y la escribiré larga, muy Aracil no terminó la frase. Angelina surgió de
pieza desde mañana mismo á enviarme artículos larga. pronto en su memoria como un recuerdo dulce y
de actualidad, firmados ó no. Convenido ? Quedo — Se puede saber cuándo? simpático, junto con la cartica perfumada, que ya
esperando....” — Cuando termine mi novela. había olvidado.
— Magnífico ¡—exclamó Aracil saltando de la - -Escribe usted una novela ! Una novela en — Decías que sólo....?—le preguntó Lodi.
cam a—C ’est le moment ou jamais non, como diría Macuto ? — Ah, sí, sólo una que otra felicitación cortés
el políglota Peñaranda, de empezar mi novela. — En Macuto, en el hotel del Casino, y el perso­ merecí del auditorio femenino.
Espera veinticuatro horas, ardiente Delsol, y ya naje principal se llama Peñaranda ó Peñapesada! — Y del masculino ?
verás si tengo palabra. Vas á rabiar....de conten­ — Está usted de broma hoy. — De ese ninguna.
to.... Pero, ¿ de quién diablos puede ser esta otra — Y le aseguro, mi buen amigo, que si 110 me — T e felicito.
carta ? No reconozco la letra. Letra menudita y deja usted sólo la broma se convierte en realidad — Por qué?
angulosa. ¿ Letra de mujer ? Y no tiene estampilla. ahora mismo, metiéndole á usted en mi novela. — Porque la aprobación de una mujer revela
Pues es de Macuto. ¿ Habré hecho una conquista — Pues me marcho.... ¿ Comerá usted al menos siempre sinceridad ó generosidad; mientras que
sin quererlo ni saberlo ? esta tarde ? la de un hombre, cuando no es sincera, viene siem­
Abrió el sobre y dió un grito. ¡ Angelina ! — Con todos mis dientes. Adiós pre, infaliblemente, envenenada con la hipocresía,
En un plieguito de papel azulado, oliente á white Aracil no había dejado de escribir para respon­ que es odio, ó con la envidia, que es despecho.
rose, leyó: der á Peñaranda. — Tienes razón.
“ En medio de mis amigas hubo un momento en Y á las siete y media de la tarde, cuando Peña­ — Que si la te n g o ! A pesar de todo cuanto en
** que me sentí sóla....sóla, como el día anterior se randa fué á llamarle á comer, continuaba escri­ nuestra ignorancia ó petulancia decimos los hom­
“ habrá sentido sóla otra alma. biendo. bres de la inferioridad moral de la mujer, ésta es
UNA VARA ROTA — C uadro de A rtu ro M ic h e le n a
46 EL COJO ILUSTRADO
superior á nosotros en cuanto á la sinceridad del se disculpaba á sí propio por el presentimiento de musical y apasionada; acercó aún más los labios
sentimiento. Como animal reflexivo, el hombre ue con su amor curaría tal vez las ocultas heridas al oído de Angelina, y al fin, como si improvisase
está sin duda más alto; pero como animal sensi­ e un corazón atormentado. ¿ No le había confe­ en vez de traducir, terminó recitando en un cres­
tivo, ó más bien sincero en la manifestación del sado Aracil que á veces se sentía triste y sólo, cendo de palpitante arrobamiento amoroso los
sentimiento, la mujer está á cien codos más arriba. como la tarde del paseo á la orilla del mar? ¿No versos sublimes:
Lo cual no quiere decir, por supuesto, que la sin­ le había oído compadecer á la pobre mujer que W e shall become the same, we shall be one
ceridad del sentimiento corra parejas con su dura­ habían visto en el río? ¿No le había agradecido Spirit within two frames....
ción. Esa es harina de otro costal. la fuerte impresión que le causaron sus bellos ver­
— Quizá precisamente porque siente más pronto sos, la noene anterior? Y sobre todo, con cuánta “ Nos convertiremos en el mismo sér, seremos
la mujer cambia más. Las sensaciones se suceden ternura y melancólica inquietud le había contes­ un espíritu en dos cuerpos.... Oh, por qué dos ?
en ella con demasiada rapidez. Cuando una em­ tado aquella misma mañana!.... Ella le amaba, sí, Una sola pasión en dos corazones gemelos, una
pieza ya está otra para empezar. De donde podría y él la amaba.... pasión que crece y se espande hasta que, como
deducirse que si bien la mujer es siempre sincera “A menos que— habría sin duda agregado Lodi— dos metéoros de llama radiante, las dos esferas
en la man ¡testación de sus sentimientos, estos no esto no sea más que un caso de hipnotización in­ abrasadas por la misma llama, se toquen, se mez­
duran mucho tiempo. voluntaria por parte de Aracil é inconsciente por clen, se transfiguren y lleguen á ser una sóla, ar­
— Entendámonos. Un sentimiento es, como un parte de Angelina. Probablemente ésta se encon­ diendo siempre y siempre inconsumibles; alimen­
sonido, una serie de vibraciones, cuyo número' y traba en un período de sobreexcitación nerviosa, tándose la una de la otra, como llamas que fuesen
duración dependen de la intensidad de la causa debida.... á cualquier causa: al insomnio ó á los demasiado puras, ligeras y etéreas para alimentar
que las produce; de la permanencia ó cesación baños de m ar; á la lectura de novelas románticas con otra sustancia indigna su brillante vida; diri­
brusca ó lenta de esta causa; de la libertad con ó al enternecimiento que en algunos organismos giéndose siempre hacia el cielo sin poder desvane­
que las vibraciones se propagan en el medio ner­ suelen producir los paseos por el campo. La causa cerse nunca: una sola esperanza en dos voluntades,
vioso, ó del obstáculo que las paraliza ó transfor­ importaba poco: el resultado era que Aracil la una sola voluntad bajo la sombra de dos espíritus,
ma. De modo que, dado un sentimiento cualquiera, atraía, conmovía y dominaba, y que la sensibilidad una sola vida, una sola muerte, un solo cielo, un solo
sincero siempre ó bondadoso ( ambas cosas son de Angelina estaba preparada para vibrar de un infierno, una sola inmortalidad, un solo anonada­
equivalentes para el caso) en una mujer, el senti­ modo simpático á la mirada, á la voz y á las fanta­ miento....”
miento durará aumentando en profundidad y en sías poéticas de su amigo....” Aracil y Angelina no volvieron á hablarse aquella
amplitud, si otro sentimiento contrario no viene á ¿Nació en realidad el amor de Angelina del tarde ni se vieron el día siguiente. Angelina pasó
paralizarlo de pronto. De donde puede deducirse modo como Lodi lo habría teóricamente explicado? parte de la noche anotando sus sensaciones para
también esta otra conclusión: en amor, la mujer es Después de almorzar, Angelina propuso á Anita enviárselas á su amigo. Su sueño de aquella noche
á menudo más infeliz que el hombre. Este se dis­ ir á dar una vuelta por el parque, sin confesarle fué “ un sueño lleno de dulces sueños, como de­
trae con sus ocupaciones habituales, el estudio, el que su objeto era encontrar allí á Aracil. Este no cía Keats.
comercio, el juego, etc: la mujer siente sin cesar; pensaba entonces más que en la introducción de Aracil pasó parte de la noche y todo el día si­
y si siente una misma cosa, el sentimiento se su novela. guiente escribiendo el segundo capítulo de su no­
convierte pronto en pasión, en pasión intensa y Al caer la tarde, Angelina, impaciente y nervio­ vela....
única....Y precisamente las mujeres que parecen, sa, obligó á Anita á recorrer dos veces todo el Jo s é G il F o r t o u l .
ó son en realidad, más indiferentes á la pasión amo­ paseo de la playa. Aracil continuaba analizando el Oxford, 1892.
rosa, son las que llegan á amar con mayor since­ medio social en que pasó la infancia del ministro.
ridad y mayor fuerza. De ellas son las pasiones Después de la comida, en que Angelina no -------------------- * 3 -c--------------------
repentinas y violentas. Son difíciles de conmover; comió, quiso ésta á toda costa que su madre y
pero una vez conmovidas, sus almas se inflaman; Anita le acompañasen á la tertulia del Uvero. Ara­
y si no encuentran en el hombre amado la misma cil bebía licores, fumaba habanos y filosofaba con
intensidad de pasión, llegan á escape á la deses­ Guillermo Lodi. SECCION AMERICANA
peración, al martirio, al suicidio ó al crimen.... Al volver á su casa Angelina se quejó de jaque­
Los dos amigos, contentos ambos de encontrarse ca, se encerró en su habitación y lloró como nunca
en un campo común de ideas, se dejaron dominar había llorado, con lágrimas de impaciencia, de L O S IND IOS P U E B L O S
por la afición á filosofar caprichosamente sobre las duda y de amor. Aracil se acostó pensando en
cosas del alma y de la vida. De sobremesa pidieron una fantasía literaria que le había sugerido su con­
á Peñaranda licores y habanos; olvidaron ir á la versación con Lodi. Se denomina con el nombre de Pueblos las
tertulia del Uvero, y á las once de la noche todavía Al dormirse, Angelina empezó á soñar con su tribus aborígenes que ocupan en Nuevo Méjico
conversaban á más y mejor sobre problemas de amor. Al dormirse, Aracil continuó en sueños su y en la parte superior de Río Grande un terri­
sentimiento, cuestiones de política abstracta, y teo­ vida intelectual.... torio tan extenso como la cuarta parte del de
rías de crítica científica ó literaria....pasando de Al día siguiente volvieron á encontrarse. Venezuela. Una línea férrea que se ramifica al
un asunto á otro con la volubilidad propia de es­ A unos quinientos metros al oriente de Macuto Norte con la vía Atlantic-Pacific y al Sur con
píritus curiosos é inquietos que, no atormentados la costa forma un pequeño promontorio cubierto la Southein-Pacific, recorre todo el valle de
por grandes preocupaciones personales, gustan de rocas angulosas contra las cuales se rompen
despilfarrar sus energías volando libres por donde ruidosamente las olas. Allí era uno de los paseos Río Grande. Estas tribus son agricultoras y
quiera que los lleva la fantasía ó el acaso.... favoritos de los bañistas, al caer la tarde. Nada criadoras; viven en habitaciones fijas, y sólo
Y mientras Aracil filosofaba, Angelina sentía. más poético, ningún otro espectáculo convidaba ellos, entre los aborígenes del nuevo mundo,
La contestación do aquél á la fantasía sentimental más a la contemplación silenciosa. La eterna mo­ construyen enormes colmenas de piedra y ar­
de su amiga produjo en ésta un resultado muy dis­ notonía de las olas, la puesta del sol, las barcas de cilla, en forma de pirámide ó rectangular, y de
tinto del que preveía el imprudente filósofo. Ange­ los pescadores que atravesaban el horizonte con varios pisos. Estos edificios alveolares se ha­
lina creyó enseguida, sin reflexionar un sólo ins­ rumbo á La Guaira, la trasparencia del aire y la llaban siempre situados en la cumbre de mon-
tante, que aquello era una confesión de amor, y se calma solemne del espacio infundían á poco en
convenció de que ella también le amaba con toda las almas una suave y adormecedora melancolía. tecillos pintorescos; eran de acceso difícil y
el alma. Lodi daba bromas á Anita con su novio. Ange­ representaba cada uno por su extensión toda
¿Cómo su corazón, que no latía nunca con ma­ lina hablaba muy poco. Sus amigas se divertían en una aldea, siendo cada aldea uno á modo de
yor fuerza que de ordinario cuando sus numerosos recoger conchas marinas. falansterio de la tribu donde toda ella se reunía
adoradores caían rendidos ante ella, se sentía A Aracil se le ocurrió subirse á la roca más pró­ para sus deliberaciones en sala común que se
ahora, de pronto, sacudido violentamente ? xima al mar, para contemplar desde allí dos cayu­ llamaba la estufa.
Quizá Lodi habría explicado tan inesperada pa­ cos que pasaban á lo lejos cada uno tripulado por Aún los mismos americanos anglo-sajones,
sión con su teoría sobre la impresionabilidad de dos remeros. Cada cayuco llevaba*en la popa pal­
la mujer.— " Entre el dilettantismo intelectual del mas de coco que flotaban al viento como fantásti­ que viven empeñados en llenar de misioneros
uno— habría dicho el amigo de A racil- y la indife­ cos penachos teñidos de oro por los últimos rayos esas tribus indígenas, por creerlas despojadas
rencia de la otra, la distancia no era grande. Ha­ del sol. Cuando los perdió de vista, Aracil bajó de de civilización, ignoran por completo las cos­
bituada Angelina á ser admirada y adorada por la roca y fué á sentarse al lado de Angelina. tumbres y el carácter y recursos de estos pue­
todo el mundo, extrañó al principio que Aracil — ¿Verdad que es hermosísimo todo eso?— le blos que .poseen, sinembargo, legalniente todos
conservase la dueñez de sí propio, su soberbia dijo casi al oído, poniendo en la voz inflexiones los derechos del ciudadano americano y de los
frialdad ante las gracias de una mujer joven, espi­ de melopeya como si adaptase las palabras á una estatutos tradicionales que son la salvaguardia
ritual y bella. E involuntariamente empezó á ad­ melodía que él sólo escuchaba.
mirar á aquel espíritu, tan distinto de los otros, que Angelina respondió que sí con los ojos. de su autonomía. Loa historiadores y geógra­
tendía siempre á abstraerse y vivir de sí mismo. Aracil continuó: fos de gabinete han venido acumulando y pro­
Admiración que habría desaparecido muy pronto — Usted, Angelina, usted que sabe traducir en palando desde hace siglos los errores más crasos
si la sensibilidad de Angelina hubiese podido ser frases tan dulces las emociones íntimas, debiera en orden á los indios Pueblos, porque nunca
distraída por cualquiera otra sensación enérgica.... prometerme una co s a : escribir para mí lo que hablan visto ni el país ni sus habitantes, ni
Habituado Aracil á la admiración mezclada de te­ usted siente ante ese espectáculo. Convenido? crmocido sus leyendas, ni mucho menos 1*irlo
mor que sus complicadas y extrañas sensaciones — Y usted ?
de literato y sus extravagantes ideas de pensador — Mis sensaciones de esta tarde no son pura­ las noticias contenidas en los archivos de lis-
causaban en sus amigas, s j divertía en vestir con mente mías. Al contemplar el mar y las barcas paña ; pero hace co-¿a de diez años que Mor­
un lenguaje raro sentimientos que así podían pa­ que desaparecen en el horizonte he recordado un gan y Bandelier, fundadores de la nueva escuela
recer como cordialmente sinceros que como deli­ fragmento de uno de mis poetas predilectos, una de arqueología americana, han destruido por
beradamente equívocos. El interés amable con que poesía inimitable de Shelley, que he traducido ya completo el parapeto de la escuela romántica;
Angelina le escuchaba le llevó involuntariamente varias veces y siempre mal. Son tan bellas las y gracias á sus investigaciones se extinguió ya
á hablar con menós artificio, pareciendo más sin­ frases con que invita á su amada á embarcarse en para siempre el Montezuma emperador y posee­
cero que de ordinario. Sin saberlo, ambos se sin­ Ja nave que flota en el puerto, pronta á partir hacia
tieron atraídos; y la simpatía intelectual estable­ la isla “ bañada por los suaves y azules océanos de dor de fortunas colosales, y con tan gran señor
ció un lazo de unión íntima entre la virginidad una atmósfera virgen.” Es tan bella la pintura del las ruinas aztecas y toltecas de los Estados
pasional de la una y el refinamiento sensacional edén que les espera! Es tan bella la descripción Unidos.
del otro. Pero la simpatía del uno se circunscribía del am or! Nuevo Méjico fué descubierto en 1593 por
al cerebro, sin bajar á conmover el corazón ; mien­ Aracil empezó á recitar en voz muy baja la últi­ el franciscano Marcos de Nizza y no por Cabeza
tras que en Angelina lo que al comienzo fué simple ma parte de Epipsychidion: de Vaca. Como súbditos de España los indios
ínteres simpático se convirtió á poco en admira­ A ship is floating in the harbour now.... Pueblos sólo recibieron beneficios. El contacto
ción y en a e s e o : admiración á la inteligencia que
ella creía superior y deseo de ser amada. Su admi­ Y poco á poco, á medida que su alma de poeta de la raza anglo-sajona hubiera aniquilado en
ración debía merecer la gratitud del hombre á se asimilaba las sensaciones del gran poeta, su sólo un año aquella nación de raza mongólica
quien ella oía juzgar con tanta dureza; y su deseo voz fué adquiriendo una entonación cada vez más y que nunca contó más de diez ó quince mil
D E L IC IA S DE LA M A TER N ID A D — C u adro de C onkaüo Ki k mi .
48 EL COJO ILUSTRADO
almas, (como hoy) aunque historiadores anti­ espíritu. Su robusta complexión le promete Entonces no alcanza el patrimonio para emble­
guos hayan querido hacer subir la cifra hasta dos­ prolongada vejez. El vestido nacional, sobre mas coronas y gazas.
cientos mil indios. todo el de las jóvenes, es una maravilla; aun­ La vanidad se paga caro en la vida y en la
¿ Y qué hicieron de este pueblo los españoles ? que se obliga á los niños á asistir al colegio con muerte.
Confieso que me impresiona el uniforme severo
Le convirtieron poco á poco al cristianismo, trajes á la europea. El traje diario de la mujer, que usan los empleados del servicio fúnebre.
no por la fuerza, sino gracias á la persuación ; no vale menos de 30 pesos, constando los ador­ Todo el mundo ve con ojos medrosos á esos
dejáronle sus instituciones democráticas, llegan­ nos que usa en días de fiesta á veces ciento y coches fúnebres, cuyos aurigas llevan un plumaje
do hasta hacer anualmente elegibles sus ma­ más. Los dijes, rosarios, brazaletes, sortijas, negro en el sombrero.
gistrados ; nunca quisieron abrir minas para zarcillos, botones (de coral, plata y turquesas) Y es natural.— Un carruaje que no se detiene
evitarles así el duro trabajo del minero; lucié­ los fabrican casi sin instrumentos los aurífices frente á una puerta sino en días aciagos, no puede
ronles conocer y aprovecharse de los animales indígenas, y se calcula que la existencia de tales menos que inspirar terror.
domésticos como también á cultivar la vid y Sin embargo esos aurigas tienen una ventaja
baratijas en el país de los Pueblos, no baja de muy envidiable en esa familiaridad que adnuieren
el trigo. Nunca política de conquistadores fué 100,000 fuertes. Cuantos habitantes de la culta con la muerte. •
más liberal y humana, bastando este sólo hecho, Europa, 110 envidiarán el estado social y riqueza Cuando todos palidecen al saber una muerte
cuando mejor conocido, para que callen las positiva de este pobre pueblo! inesperada, ellos permanecen tranquilos, y sólo
lenguas empeñadas de continuo en propalar hacen esta reflexión— ¿ A quién le tocará tras­
las “ atrocidades españolas” cometidas en el Nue­ portarlo ?
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vo Mundo. Un cadáver, que para todo el mundo es objeto
El indio Pueblo no es ni azteca ni tolteca, de terror, para ellos no es más que una mercancía.
Ellos ven la población como una gran hacienda
no pudiendo, por otra parte, definirse con pre­ L A S A G EN C IA S F U N E R A R IA S que se planta y se cult'va por sí misma.
cisión la palabra tolteca. En cuanto á los azte­ Cada habitante es una espiga, que el tiempo y
cas se hallan hoy reducidos á los Nahuatl que las penas van madurando, y cuando está en sazón,
se encuentran diseminados por las orillas del Entre las obras de misericordia no hay nin­ la hoz de la muerte se encarga de segárla, y ellos
la^o de Méjico. Los indios Pueblos no se guna que alcance mayor precio que la de en­ van tranquilamente á conducirla en sus lujosos
anexan por ningún lado á los indios de raza terrar á tos muertos. carros á ese granero pavoroso llamado Cemen­
azteca, no existiendo semejanza con estos ni Si todas tienen recompensa en la otra vida, esta terio, donde ha de consumirse entre la polilla y
la tiene asegurada aquí en la tierra. el olvido__
siquiera en las ruinas de sus aldeas, pues su Así, no es de extrañarse la multitud de indi­ Esto que escribo no es una crítica, sino un
arquitectura es diferente y superior á las de los viduos que dedican su actividad y su caudal al lijero estudio de una de las más importantes ins­
mejicanos. En el momento de la conquista, misericordioso ejercicio de sepultar á los muertos. tituciones de todo pueblo civilizado.
setenta y seis aldeas eran habitadas por los Conozco algunos que 110 le darían de beber á Caracas tiene la gloria de poseer las más lujo­
Pueblos; pero hoy su número sólo llega á un sediento, pero que, en cambio serían capaces sas empresas funerarias que he visto ,.y servidas
veinte y cuatro. Dóciles á los consejos de los de enterrer á todo Caracas antes de morirse. por hombres cuya cultura dulcifica lo que tiene
Por fortuna los habitantes de esta ciudad tienen de amargo el oficio.
españoles, los Pueblos supieron acrecer su se- la precaución de no dejarse enterrar vivos y de F. d e S a l e s P é r e z •
uridad y bienestar concentrando su población,
f asta entonces muy diseminada.
irse muriendo uno á uno.
Las buenas obras satisfacen á quienes las prac­
1879.

Estos indios, agricultores y comerciantes tican. ------- oStfBc--------


desde tiempo inmemorial, no desmerecen al Los filántropos, (si los hay) sienten placer
ser comparados con' las razas “ superiores,” cuando hallan una necesidad que socorrer.
aunque, si bien se mira, representan y encar­ La hermana de la caridad se encuentra feliz E L D O C T O R L. R A Z Z E T T I
nan una paradoja: la que consiste en la amal­ en medio de las tristezas de un hospital.
Así mismo, los empresarios del servicio fúne­
gama de dos leyes, dos lenguas y dos religio­ bre, no están satisfechos sino en tiempo de epi­ SU C O N F E R E N C I A E N E L H O S P IT A L V A R G A S
nes á las cuales profesan igual y firme consagra­ demia.
ción y respeto. Se componen de seis tribus Preguntadles entonces:
que son: los Q unes, los Tiguas, los Moquis, — Qué tal? Sin quererlo atribuir á causa alguna, es lo cierto
Y os responderán candorosamente. que todo aquello que represente y dé notación de
los Tehuas, los Zuñís y los Jemez. Y a indus­ progreso efectivo para las artes ó las ciencias, pasa
triosos mucho antes de la conquista, puesto que — Muy bien! se hace algo, cae algún trabajito.
Al contrario en épocas de salubridad les encon­ entre nosotros del todo inadvertido. Nadie pára
sabían teñir, hilar, tejer y fabricaban vasos y traréis siempre indispuestos y rabiando. mientes sino en los escritos de política, ni se nos
cestas de un acabado trabajo, adoptaron después — ¡No se puede vivir en una ciudad donde no da un ardite de los esfuerzos de algún hombre de
los instrumentos y útiles perfeccionados y su­ se muere la gente! buena voluntad que se empeñe en romper las ca­
pieron especializar ciertas artes mecánicas. Para ellos no hay epidemia más terrible que la denas de la ignorancia, ó que, si anheloso de plan­
Cultivan á la perfección y en grande escala el salud. tear en el país empresa ó ministerio digno de justi­
El día que no entierran á un prójimo siquiera, ciera loa, marche con paso seguro y altiva frente
trigo y la v id ; acompañan en tren expreso sus hasta traspasar con plausible arrojo los lindes de
productos hasta California, y aún fabrican fe- exclaman, como aquel otro cuando no había hecho
un beneficio. nuestra natural apatía ó negligencia.
tiques y amuletos para el museo de etnología. — “Hoy se ha perdido el día ”— y tienen razón: Sea de ello ejemplo el casi absoluto silencio con
Su dominio agrícola, reconocido por el gobierno un día en que no se gana, se pierde. que ha acogido el público la conferencia de clínica
federal, es de 893,130 arpentas, en su mayor
parte sembrado de pastos.
Por eso, con tanta verdad se ha dicho—E s
preciso que unos mueran para que otros vivan.
3 uirúrgica que dió en días pasados nuestro ilustra-
o amigo el señor doctor L. Razzetti y que poca ó
El indio Pueblo conoce ya la vida de familia; Creen algunos que debe ser amargo el pan ninguna resonancia ha tenido—que sepamos— entre
ganado así; que debe tener sabor de llanto. los inteligentes.
su hogar es el de hacendado libre, y no como ¿ Por qué ? El Dr. Razzetti ha cumplido, en pri­
antes el de falansteriario primitivo. Cada barrio Es una preocupación: el pan que se gana tra­
bajando honestamente debe saber siempre bien. mer término, con su deber (cosa que por desgra­
ó aldea forma una comunidad autónoma, especie Quevedo y otros han satirizado amargamente cia va siendo rara entre nosotros), pues pertsiona-
de democracia militar, dirigida por una teocracia á los médicos; pero han sido injustos. do por el Gobierno comienza con sus trabajos á
democrática. El capitán de guerra, soberano El médico es el primer amigo de las familias. dar prueba de que supo aprovechar su tiempo en
del mando, es elegido anualmente como el go ­ El lucha con la muerte hasta el último instante adquirir ciencia y conocimientos; y en segundo
bernador civil, y nada puede hacer sin el con­ y daría, de buena gana, sus honorarios por ven­ lugar, el Dr. Razzetti inicia con su conferencia una
cerla. era de adelantos en el arte médico muy digna de
sentimiento de los jefes de banda y del cacique. tomarse en cuenta, ya que imita y practica ni más
Este último también elegido por el pueblo es Cuando sucumbe el enfermo, él es el primer
dolorido: si nó siempre en su corazón, en su ni menos el ejemplo de los célebres profesores eu­
4 modo del penitente y expiador de la tribu, amor propio recibe una herida. ropeos, pues con escalpelo en mano, explica pala­
alcanzando carácter sagrado, gracias á sus per­ Al paso que los asistentes del servicio fúnebre, bra por palabra el origen de la enfermedad, su de­
petuas maceraciones y mortificaciones corpo­ no tienen, durante la gravedad, más que una zo­ sarrollo, el método quirúrgico que ha de emplearse,
rales; y tiene el derecho, según su sola voluntad, zobra— la salvación del paciente! el modus operandi, y llega al fin á convertir en he­
de escoger, mantener y repudiar los miembros Cuando tienen noticia de que mejora, hablan cho real con su experta mano la teoría 'que supo
entre sí de esta manera: demostrar con su palabra. Género es éste de ense­
de la Junta de Notables y Consejo Legislativo. ñanza, en nuestro sentir, el más adecuado para el
Las leyes, muy sencillas, se aplican con todo — Saben ustedes qu*e el Coronel va muy mal ?
— Pues qué le sucede?— dicen los otros alar­ aprendizaje de la ciencia quirúrgica, ya que el es­
rigor: el crimen es desconocido entre los Pue­ tudiante oye de los labios del profesor la lección
mados.
blos, y las mujeres disolutas constituyen excep­ — Parece que se salva! oral, y puede grabar, para siempre en su memoria y
ciones. Ert el hogar, la mujer es la igual del — Qué pérdida!—exclaman todos. por medio de la comprobación experimental que
marido; tiene derecho á la habitación y á la Cuando el médico sale cabizbajo, después de se realiza en seguida, aun los más mínimos detalles
mitad de las cosechas; y en caso de malos una desgracia, entran cinco ó seis agentes de las y circunstancias de la operación objeto de la^onfc-
tratamientos, puede arrojar de la casa á su ma­ agencias mortuorias á ofrecer sus servicicios. rencia.
Terrible visita! Confesamos con sinceridad que si bien carece­
rido. Las relaciones de familia entre los esposos, mos en absoluto de los conocimientos teóricos y
parientes é hijos son bellas y delicadas: que por Ningún dolorido puede resistir aquellas mira­
das frías, que parecen valorar la casa y los mue­ prácticos de la ciencia médica, nadie puede impe­
no emplear nunca los padres la amonestación bles para calcular cuanto se puede ganar en dirnos que usemos del derecho que nos otorga
ruda ó grosera, muéstranse los niños obedientes aquella catástrofe. nuestro entusiasmo para felicitar al Dr. Razzetti
y respetuosos. Los hijos siguen la condición La empresa se encarga de fijar la alta categoría por su brillante triunfo, y recomendarle á la pública
de la madre y pertenecen á su clase del difunto para hacerle unos funerales dignos estimación por sus esfuerzos en pro de la ciencia
de ella. venezolana.
El indio Pueblo, atleta admirable, causa es­ M. R.
Y a se sabe que todo hombre es más grande
panto con sus ejercicios. Sus cantos tradicio­ después que muere. Los muertos siempre se
nales, á las veces de belleza altísima, atestiguan estiran.
su poética imaginación, siendo también sus ¡ Desgraciados herederos si hay algún título de
dichos, muestra de su vis cómica y su claro por m edio!
EL COJO ILUSTRADO 49
L A P A L A B R A L>IVINA
Cayendo la tarde, oía
cierta ocasión, en la aldea,
la voz de un padre, que hacia
la apoteosis Je María,
rosa inmortal de Judea;
Y bajo el mezquino techo
de aquel lugar consagrado,
mi corazón, satisfecho,
latía ansioso en mi pccho,
de oír tal voz encantado.
La piadosa muchedumbre,
viendo A su amado pastor
de aquella tarde á la lumbre,
gozaba, según costumbre,
de su elocuencia y fervor;
Y con la vista clavada,
fija en la boca del santo,
parece que extasiada
quisiera hundirse en la amada
fuente de consuelo tanto.
Una mujer contra el seno
lleva infantil criatura,
fruto de amor casto y bueno;
y así la amamanta, lleno
su corazón de ternura.
Y en tanto que el niño bebe
cáliz de miel peregrina,
que aún nadie á enturbiar se atreve,
la madre, en gusto no leve,
gusta la santa doctrina.
Oyendo al pastor, por eso,
tiene á su niño en los brazos;
y ardida, al calor de un beso,
ata aquel doble embeleso
de un mismo amor con los lazos.
Su hermosa fe le decía
3ue tal palabra aquel día
oble fruto al cielo daba,
pues su hijo allí la alcanzaba
cuando ella la recogía.
M R. J O R G E C L E V E L A N D E. R xvodó .
P R E S ID E N T E D E I.O S E S T A D O S U N ID O S D E N O R T E A M É R IC A

EN EL CEMENTERIO
Miré sobre una tumba en que el olvido
descargó su impiedad y sus rigores,
entre el ramaje de fragantes flores
N E C R O L O G IA misma A n i t a , orgullo de su esposo y de un pequeño nidal casi escondido.
toda su fam ilia. Son los parientes y los — ¡Quién tuviera epitafio tan sentido!—
anegos que acompañan á su parienta y á su me dije, y recordando mis dolores:
Impresionados aún por la triste nueva — ¡ También sobre una tumba mis amores
íbamos á escribir unas líneas de pésame para am iga á la morada solitaria, silenciosa, de entre rosas de amor tienen el nido!—
la fam ilia de la finada señora A n a D í a z donde no habrá de volver nunca más. Los dones de la gloria apetecida
d e G u a r d i a , cuando recibim os la sentida Sucum ban los seres queridos después de no anhelo para mí cuando sucumba:
se borra la inscripción adolorida;
necrología que nuestro am igo H. O. dedica largos añoíf de existencia, que á la pena Muere la flor; la estatua se derrumba......
á la memoria de quien fué adm irable hija y natural que sentimos por su eterna partida, ¡Am igos! Como imagen de mi vida
tierna esposa. vendrá á unirse el consuelo, triste sí, pero un niao colocad sobre mi tumba!
N os lim itam os pues, á adoptar como nues­ consuelo en suma, de que realizaron su fin G a p .r ie l E. MuSoz.
tro el bello escrito recibido, y á enviar á la en este mundo. Mas no desaparezcan súbi­
-A . T O D O S
fam ilia de la que fué, la expresión sincera tam ente aquéllos que apenas han em pezado
de nuestro duelo, y m uy en particular al á conocer la vida y sobre quienes la fortuna Lid es la vida, y de rencor ajeno
desolado esposo y á nuestro venerado am igo derramó todos sus dones, porque entonces, al hollar los abrojos del camino,
sólo espero al ceder á mi destino
el señor Dr. N ican o r Guardia. á la tristeza del corazón se une algo así morir como leal y como bueno.
como la protesta que se levan ta silenciosa ¡ Bien puede el odio vil lanzarme cieno
en el cerebro cuando se com ete una in­ en medio del humano torbellino.....!
justicia. Yo haré como el filósofo divino:
A N A DIAZ D E GUARDIA. limpiar el lodo y proseguir sereno.
Bien está que la m archita rosa tiem ble Que en el rudo lucha* de la existencia
al más pequeño m ovim iento de la rama, cuando la fiebre juvenil se calma,
O n l 'a d m ir a p o u r s e s ta le n ts .
y deje, resignada, caer al suelo sus pétalos enséñanos la próvida experiencia
O n l ’a i n ia p o u r s e s v e r tu s .
que ni el oro, ni el lauro, ni la palma,
( E p i t a f i o ). ya m ustios; mas ¿á quién no duele ver valen lo que la paz de la conciencia
¿ N o recordáis— ¡ hace apenas un año !— tronchada la recienabierta flor, g a la y or­ cuando á Dios mira sin rubor el alma.
aquel hogar en que se daban cita el amor gu llo de la planta cariñosa? G a h r i e i . E. M uR oz.
y la am istad; aquellos nardos y azucenas y Q uién que conociese á A n i t a , tan in te­
violetas que em balsam aban el am biente; ligente, tan alegre; quién que la hubiese -A. TT3STA. M U J E R
aquellos rostros plácidos y risueños; la fiesta visto hace tan poco tiempo, gozando de los
aquella, toda cariño, toda satisfacción, toda mejores años de la vida, risueña siempre, y Tu lugar no está en mi fragua
siem pre llena de ilusiones, habría pensado ¿ Qué te importa la obra mía ?
alegría ? Yo no labro joyas de esas
Era que se celebraba el m atrim onio de en dirigirle, dado su cercano fin, aquellos Que á las mujeres cautivan :
A n i t a , y que sus parientes y am igos ocu­ versos de R ioja á la más herm osa de las Forjo armaduras y escudos.
flores : Cascos, espadas y picos
rrían contentos y solícitos á presenciar la Para todos los derechos
realización del sueño querido de su parienta ¿ Cóm o naces tan llen a de alegría Que combaten por la vida.
y de su am iga. Modesta y cariñosa como S i sabes que la edad que te da el cielo Yo amo la belleza, es cierto,
siempre, entregaba con la corona de azaha­ E s apenas un breve y veloz vu elo ? Mas no á la manera antigua :
Vástago de esa centuria
res su corazón y su destino al sér amado, Voy por donde ella me guía.
al que ella había elegido para compañero H . O. Y ni para honrar los templos
de toda su vida. 14 de enero de 1893. La moderna Grecia artística
H oy ¿vé is ese cortejo entristecido, no Sobre los pechos de Helena
Modela copas divinas;
oís esos sollozos, no sentís, como ayer, la Ni el nuevo genio ateniense
fragancia de esos nardos, azucenas y vio ­ Mira con ansias lascivas
letas? En las caderas de Aspacia
El contorno de la lira.
Es que se efectúa el entierro de aquella S. D íaz Mirón .
5° EL COJO ILUSTRADO

EL TOCADOR bre de electrolización ; los pelos no vuelven <A dónde vamos ? en Oriente nace
nunca á salir, m ientras que con la pinza irradiación espléndida,
ese Oriente, proscritos de la vida,
sucede á menudo lo contrario. es la inmortal id e a !
ENFERMED5DES DE L Ï PIEL DUE IFEGTSN EL ROSTRO 29 E l agua destilada con hojas y raíces
de celidonia. Fórmese un emplasto y a p li­
Nosotros, moradores de los valles,
que oscura noche puebla
qúese en el lugar velloso por toda una no­ fijemos la mirada en las alturas
Para el pequeño sarpullo granuloso que donde los rayos de la luz ondean!
che, operación ésta que debe repetirse hasta Proscritos de la vid a ! entre el abrojo
se muestra en la cara, un médico, amigo que desaparezca el bozo. aroman las violetas,
mío, emplea con buen éxito el ju g o de 39 Sulfidrato de soda 3 gram os; cal en escombros anidan las alondras
lim ón en fricciones. viva, 10 gram os; alm idón, 10 gramos. F ó r­ árbol mustio tendrá su primavera,
E l sarpullo v iv o se ha curado por medio sobre olvidadas tumbas
mese una pasta por medio de un poco de las mariposas inocentes vuelan.
de lavatorios de ju g o de fresas, remedio en ag ua) y apliqúese en el bozo, durante una Todo perece de mi siglo al choque,
extrem o fácil y agradable. E s menos re­ hora, em pleando luego un lavatorio de el polvo vuelve al polvo de la tierra,
pugnante y tan eficaz como la babosa ama­ agua fresca. el numen solo queda omnipotente,
rilla viva con que se frotaba la llaga hasta es la zarza de Oreb que no se quema!
Si es cierto, como tanto se asegura, que
que el infortunado m olusco estuviese . . . las lentejas tienen la propiedad de aum en­ S a m u e l D a r ío M a l d o n a d o .
gastado. L a fresa es de prim er orden contra tar el crecim iento del cabello, en cantidad
las úlceras, en lavatorios, y contra el y tamaño, de hacer salir el bigote á los ---------- «----------
sarpullo. jóvenes y de tornar más poblada la barba
Em pleada diariam ente durante la época de los hombres, si ello es cierto, las m uje­
en que se produce, hace desaparecer del res con tendencias á vellosidad en los labios SEMBLANZAS DE PROCERES CIVILES
rostro la rubicundez, las manchas, etc. y la barba debieran abstenerse severam ente
Caso de tener un eczem a en la cara, de la terrible fécula. C U A D R O S H IS T O R IO O S
debemos recurrir á las cataplasm as de fé­
B ar o n esa St a f f e .
cu la de papa y sería m uy conveniente to­
m ar tisanas de raíz de énula campanela D O C T O R JUAN GERMAN RO S C IO
-*■
(15 gram os por litro de agua, en decocción). IV
Tóm ese la m itad del litro de tisana en ayu ­ L o s p a tr io ta s R o s cio . M a d a r ia g a y C a s tillo e n 1816.— B o lív a r le s
a i r ije u n a b r i lla n t e c a r t a .— R o s c io e n lo s E s ta d o s U n id o s .—
nas, en dos ó tres veces; el otro medio litro A R D I E N D O E s c r i b e e l ‘ T r iu n fo d e l a L ib e r t a d s o b r e e l D e s p o t is m o .” —
E s t a o b r a s e im p r im e e n F ila d e lf ia .— L l e g a á C a r a c a s y e s
en la noche, dos horas después de la últim a in c in e r a d a p o r e l v e r d u g o .— R o s c io e n c o n t r á n d o s e g r a v e ­
com ida, cuando menos. E l régim en debe Á LUIS BOURGOIN
m e n te e n fe r m o h a c e s u te s t a m e n t o p o lít ic o .— V i e n e á V e n e
z u e la e n 18 18 .— R e c ib e c a r g o s p ú b lic o s d e a l t a im p o r t a n c ia
ser m uy severo: ni vino, ni café, ni tam ­ — R e d a c ta e l " C o r r e o d e l O r in o c o ” c o n Z e a y o tro s le t r a ­
d o s .— A s is te a l C o n g r e s o d e A n g o s t u r a .— E s n o m b r a d o V ic e ­
poco liebre, pescado ó puerco bajo ninguna Hoy á final dejigantesco siglo p r e s id e n t e d e V e n e z u e l a y l u e g o l o e s d e C o lo m b ia .— M o r illo
que ha barrido del mundo las creencias h a c e p r o p o s ic io n e s d e p a z .— C h o q u e r u id o s o e n t r e R o scio
forma. E n este caso se prohibe la fresa, V ic e - P r e s id e n t e d e C o lo m b ia y 1» C o m is ió n P e r m a n e n t e d e l
así como los espárragos, las coles, los na­ que sembraban errores y torcían C o n g r e s o d e A n g o s t u r a .— R o s c io m u e r e e n C ú c u t a p o c o a n te s
á la razón enérgica; d e la b a t a lla d e c a r a b o b o .
bos y los quesos, con excepción del Gruyère. hoy que reposan muertos los ideales
E l mismo régim en debemos observar, y la fe yace en tierra
ioco más ó menos, para los barros, contra y avanzan por senderos ignorados En el año de 1816 se encontraban en Jamaica
Íos cuales pueden emplearse tam bién la Colones de la ciencia,
acaso en pos de realidades vastas
los patriotas Roscio, Madariaga y Castillo. V e­
nían después de prolongado y doloroso destierro
loción y la pom ada siguientes: 6 de esperanzas huecas; á prestar nuevamente sus servicios á la patria.
— Loción: azufre sublim ado, 30 gram os; y la verdad del hombre de su cauce Se aproximaban á ella con la misma fé y el
alcohol, 12; agua destilada, 200. Introducid se precipita ciega, mismo entusiasmo con que en 181 o se habían
una esponja en esta com posición y lavaos espantoso aluvión que de la cima
del Ande se despeña, lanzado en el torbellino de la Revolución eman­
con ella la cara repetidas veces. L as du­ hoy el numen rebelde, canta, llora cipadora de la Am érica Española.
chas de vapor caliente son asim ism o exce­ y caído á pesar de su grandeza Dicese que en los corazones fuertes el amor
lentes. Pom ada: 3 gram os de óxido de zinc del demonio del arte fustigado á las grandes causas, crece con el infortunio, se
para 30 gram os de vaselina, apliqúese en las estrofas moldea. agiganta con el martirio. Los escapados de
pequeñas unsiones por la noche al acos­ Escultor de la arcilla que es el vulgo Ceuta lo probaban en esta ocasión espléndida­
á los héroes fabrica del poema mente.
tarse. Este tratam iento debe interrum pirse en que vibran angustias y dolores
dos veces por semana, durante veinte y que con tenaces gritos se revuelcan El Libertador que estaba entonces en Puerto
cuatro horas. A n tes de untarnos ó im preg­ en el oculto fondo de las almas Príncipe, consagrado como siempre á la reali­
que sienten y que piensan! zación de su colosal empresa, los saludó con
narnos la cara debemos lavárnosla con
Ya pasaron Tas bellas Heloisas afectuoso interés, en una brillante carta, en la
agu a tibia. y murieron las cándidas Julietas, cual reclamaba para la República el concurso
E l duque de Edim burgo, hijo de la reina Abelardo es un mito que se busca de sus valiosos esfuerzos.
de Inglaterra, trata una de estas enferm e­ en las historias viejas, En aquella carta expresiva y concisa, el po­
dades en la cara por medio d e la cebolla, y de Verona en las silentes calles
de Romeo no vaga la silueta. lítico pensador y previsivo eclipsa completamen­
que entra en su com ida en gran cantidad. Ya no sueña Desdémona querida te al caudillo militar de espada de fuego y
In ú til me parece decir que todos estos ni el sanguinario Otelo se desvela, geniales inspiraciones.
sencillos remedios pueden aplicarse contra Dante duerme en su lecho de laureles, En ella proclamaba Bolívar el imperio abso­
las mismas enfermedades de la piel á que y en el ritmo Beatriz de la Comedia, luto de las leyes, como único medio de asentar
es el Tasso una momia? Leonor vive sobre bases inconmovibles la inmensa obra de
me he referido, aunque ellas afecten otras hermosa cual severa?
partes del cuerpo. la independencia nacional. Parece que en medio
Clamores del Petrarca,
del solitario de Vanclusa quejas de los continuos combates de la magna guerra
U N T U R A S D E P IL A T O R IA S ni siquiera se escuchan, porque Lauras que sostenía contra los tenaces opresores de la
no existen que desdeñan! patria, recordaba constantemente que los triun­
( LA.S Q U E S E E M P L E A N P A R A H A C E R C A E R ¡ A y ! entonces pregunto dolorido, fos militares no son nunca gloriosos, áino cuando
E L PFLO Ó E L V E L LO ) de tantas glorias y esplendor qué resta ? sirven al afianzamiento del derecho. Por eso
Ambiciones, mentiras, al dirigirse á los Próceres, largo tiempo alejados
E x iste todavía otro m otivo, quizá más estéril decadencia. del patrio suelo les decía: “ En vano las armas
violento, de desesperación para las m u­ el mezquino interés de las pasiones
el vicio y la miseria? destruirán 6 los tiranos, si no establecemos un
jeres. orden público, capaz de reparar los estragos de
Nada que diga al corazón robusto
Me refiero á los pelos que les salen en como le dijo á Lázaro en la huesa, la Revolución."
la barba ya en lu edad madura, al bozo que leván/ate y camina D e Jamaica se dirigió Roscio á los Estados
puede sombrear ó viriliza r los labios rosa­ el Enviado sublime de Judea ? Unidos.
dos de una jo ven de veinte años. Sí, que se abrieron las modernas rutas Diríase que antes de su repatriación quería
y también los espíritus forcejan, respirar la atmósfera de aquel gran país, cuya
Pero no os desoléis, pues para estos m a­ condores vigorosos
les existe más de un remedio: del pensamiento en las radiosas crestas. legislación había sido siempre objeto carísimo de
1? Creo que la depilación por medio de Se cayeron los ídolos del ara. sus aspiraciones políticas.
la p iucita de acero es lo más eficaz que á los templos descienden las tinieblas, Allí, en la patria de Washington, al amparo
de los cirios brillantes de las leyes, en medio de una ciudadanía dig­
ex iste y lo m ás inofensivo; pero para ello se apagaron gimiendo las pavesas. nificada por el civismo, entre los fundadores de
debemos arrancar con m ucho cuidado el E11 las augustas naves la democracia americana, escribió una obra de
pelo y evitar que se parta en la operación : del órgano no fluye la cadencia, propaganda revolucionaria, que publicada luego
el m ovim iento debe ser resuelto. A lábase la calma del vacío nos envuelve
la duda en los cerebros aletea. en Filadelfia, le precedió eu su llegada á V e­
tam bién desde hace m ucho tiempo, una ¿á dónde vamos con la fe perdida ? nezuela.
operación eléctrica, conocida con el nom ­ ¿cómo se vive con el alma muerta ? El libro del doctor Roscio, que proclamaba
EL COJO ILUSTRADO 5i
el “ Triunfo de la Libertad sobre el Despotismo,”
apareció en Caracas como un mensajero enviado
por el luchador fuerte é infatigable de la R e­
volución' emancipadora, para anunciar á sus
compatriotas, que los infortunios no habían
quebrantado su voluntad, y que las ideas del
5 de julio y del 21 de diciembre de 1811, tenían
todavía en él un defensor generoso y abnegado.
L a vetusta tiranía alargó su brazo sangriento
sobre aquel libro que amenazaba su existencia
y sintió las manos abrasadas á su contacto. Lo
abrió para recorrer sus páginas y leyó en ellas
temblando su sentencia de muerte.
Formidable enemigo aquel que se acercaba
á combatidla con las armas de! derecho. No
traía en las manos la espada que deslumbra y
vierte sangre ; no vestía el marcial uniforme de
los héroes guerreros. El arma que empuñaba
era la pluma civilizadora del sabio ; su traje de
■combate era el vestido severo del ciudadano
pensador.
E l antiguo prisionero de Cádiz y de Ceuta,
no venía á destruir el despotismo, matando á
sus partidarios en la reñida lid, donde brillan
las lanzas y truenan los cañones. Amenazábalo
com o el sol á las sombras, con sus benéficos
rayos.
El fantasma tradicional del oscurantismo apres­
tó su vieja hoguera. Soplaron sobre sus ascuas
los prosélitos del derecho divino y las llamas
consumieron ávidamente las hojas de aquel libro,
como en los buenos tiempos de la Santa In­
quisición.
Pero que sucedió entonces con la obra inci­
nerada por el verdugo? Que su triunfo fué
más ruidoso, por que la fama llevó por todas
partes la noticia de su aparición, y de la safia,
ridicula por impotente, que pretendía conde­
narla á un aniquilamiento ya imposible.
Estando Roscio en los Estados Unidos fué
acometido súbitamente de violenta enfermedad
y creyendo llegado el término de su vida, quiso
dejar consignadas sus ideas religiosas y polí­
ticas, en un documento que ha conservado la
historia. Declarábase en él cristiano fervoroso,
acérrimo enemigo de la monarquía y partidario
decidido del régimen republicano federativo, L U IS A M IS E R A C H S
terminando con una manifestación esplícita y
elocuente de la profunda gratitud que profesaba
á Mr. Tomás Richard, su generoso salvador
de las prisiones de Ceuta.
D e la gran República Norte Americana vino
después á Venezuela, donde se consagró á la vencía al fin ostensiblemente el furor de los Congreso cuyo Presidente era Roscio, el nombra­
propaganSa y al combate de la prensa en el realistas, cuyas esperanzas de éxito iban dia­ miento de Vice-Presidente de Venezuela. Zea
“ Correo del Orinoco,'1 periódico fundado por riamente disminuyendo. El desaliento que se no fué, como se ha dicho, coaccionado para que
los republicanos en 1818, en el cual se susten­ difundía en sus filas y las continuas deserciones abandonase su alto cargo.
taban con brillo las ideas revolucionarias, al de sus tropas auguraban para ellos la aproxi­ ‘ El señor Zea había renunciado varias veces
mismo tiempo que se separaban los golpes mación de la postrera derrota. por escrito y á la voz. Como un niño lo hacía
que procuraba asestar á los independientes, en La libertad, dice un diserto escritor, es un cada vez que le criticaban sus providencias y
el terreno innoble de la calumnia y de la intriga, Welington que gana siempre la última batalla. sus omisiones. M uy bueno para escritor y para
la “ Gaceta de Caracas,” publicación asalariada El 15 de febrero de este año inauguró sus una secretaría de negocios extranjeros; pero
de los realistas que, según la expresión de Zea, sesiones el Congreso de Angostura, célebre en nulo para poner en movimiento las cosas de
á fuerza de querer engañar á todos había logra­ nuestra historia por las condiciones en que se la guerra. (1)
do no engañar á nadie. encontraba la República en los días de su Decretada la unión por medio de la Ley
Sábese que Roscio no dió descanso á su instalación; por el patriotismo, ilustración y Fundamental de la República de Colombia y
actividad en esta época, dedicándose por com­ alteza de propósitos de los ciudadanos que lo nombrado el doctor Roscio Vice-Presidente del
pleto á la noble causa que había sido origen constituían; por el memorable discurso con Departamento de Venezuela, el 17 de diciem­
de sus desgracias é iba á serlo en adelante de que Bolívar dió solemnidad y esplendor al pri­ bre, expidió éste un manifiesto patriótico, en el
sus triunfos y de la justa fama que ha dado mer acto de la Asam blea; por la contestación cual anunciaba á los venezolanos, aquel fausto
celebridad á su nombre. En aquellos días fué inspirada de Zea, cuya elocuencia es fama que acontecimiento que debía dar fuerza y estabi­
nombrado Director de las Rentas Nacionales, conmovió profundamente á los representantes lidad á la causa americana, consolidando la
y cuando El Libertador emitió la ¡dea de la de los pueblos; por el humanitario decreto que independencia, tanto tiempo anhelada por los
reunión del segundo Congreso de Venezuela, abolió la esclavitud de derecho; y en fin, por pueblos.
cuyos miembros debían ser popularmente ele­ aquella L e y Fundamental que creó á la Gran A principio del año de 1820 fué Roscio ele­
gidos, proponiendo que se nombrase una co­ Colombia que, nacida de la guerra y para la vado á la Vice-Presidencia de la República de
misión reglamentaria de las elecciones, vino á guerra, encontrándose después del triunfo sin Colombia.
ser uno de los vocales de ésta, junto con los misión y sin ideales, desapareció luego coronada En esta misma época, y á consecuencia de la
distinguidos patriotas Peñalver, Urbaneja, M ar­ por los laureles de la victoria y magnificada por insurrección de las fueri. r espedicionarias des­
tínez, García Cádiz y Peraza. el sacrificio. Roscio asistió á las sesiones de tinadas por España á la sumisión de los inde­
El Consejo de Gobierno de Angostura reclamó este Congreso como diputado por Caracas. pendientes americanos, cuyo pretesto era la
luego el concurso de sus luces en la adminis­ >roclamación de la carta constitucional de 1812,
tración política, y entonces hubo de compartir
En el mes de setiembre se encontraba la plaza
de Angostura amenazada por Morillo que había Ía Metrópoli que comprendía que uno de sus
con los honorables miembros de aquel alto concebido un plan de ataque simultaneo por principales móviles era la repugnancia de los ofi­
cuerpo las tareas de la magistratura. tierra y agua, cuya ejecución podía ser de ciales y tropas, á venir á hacer la guerra en la
Para el año de 1819 la Revolución comenzaba fatales consecuencias para la República. A la r­ Costa firme, se apresuró á proponer á los re­
y a á entrever el triunfo de sus grandes esfuerzos mados con este suceso los patriotas creyeron publicanos del Nuevo Mundo, por medio de
y El Libertador quiso aprovechar esta circuns­ que en aquellas circunstancias, el gobierno de­ Morillo, un tratado de paz, bajo un régimen
tancia favorable para instalar el segundo Con­ bía ponerse en manos de un jefe militar de
greso de la República, cuya reunión habla reconocido valor, actividad y prestigio. Con (1) D e u n a c a r t a d e R o s c io á Y a n e s . P o s e e m o s u n a m u ltitu d
promovido anteriormente. este motivo, el general Arismendi que entonces d e c a r t a s in é d it a s d e R o s c io , e n l a s c u a le s h a y r e v e la c io n e s im ­
p o r t a n t e s a c e r c a d e s u c e s o ? n o ta b le s . L a s p u b li c á r t e l o * c o m o
L a constancia incansable de los patriotas se encontraba preso y procesado, recibió del c o m p le m e n t o d e e s ta s e m b la n z a .
52 EL COJO ILUSTRADO
político, que les proporcionaba derechos y ga­ regreso del parlamentario hasta otra providencia el doctor Roscio se trasladó á la nueva capital,
rantías que hasta entonces obstinadamente se congresal. ” con el objeto de presidir las sesiones de la-
les habían negado. El caudillo peninsular tan “ Sesión del 11.— Gritos y acusaciones contra el Legislatura Nacional.
luego como recibió de su gobierno las instruccio­ Vice-Presidente, juicio criminal contra é l ; admi­ Gran fe en el próximo definitivo triunfo de
nes necesarias para tratar amistosamente con tida la acusación de los de la diputación y el par­ los causa americana tenía entonces el Vice-Pre­
los revolucionarios, se dirigió á los jefes más lamentario testificando la locura, sin despacharse. ” sidente de la República.
importantes de estos, manifestándoles sus deseos “ Sesión del 12.— Fui al nuevo Congreso como “ Algún día podréis decir con orgullo (excla­
de obtener un armisticio, para tratar de la con­ Vice-Presidente, escuché disparatar álas mil ma­ maba saludando á los habitantes de Cúcuta)-
clusión de la guerra. ravillas y no quise hablar hasta que todos hubie­ aquí se obraron las más importantes tránsacio-
Morillo ofició también al Congreso de Angos­ sen hablado” ......................................................... nes del Nuevo Estado; aquí se consolidó la
tura. Este se había ya disuelto dejando una Di- “ Lo despacharon efectivamente (al parlamen­ unión de Cundinamarca, Venezuela y Quito r
)utación Permanente que, si bien intervenía en tario) el 13 y se fué el 14, quedando suprimido mi aquí su independencia y soberanía quedarán
{ os asuntos políticos, auxiliando al gobierno con despacho, como lo deducirá usted de la Gaceta. selladas de un modo solemne y definitivo ; a<^ui
sus deliberaciones, no tenía facultades para re­ Como ha sido anticonstitucional el titulado Con­ fueron aprobados los tratados de paz y da reco­
sol vei* cuestiones de tan trascendental importan­ greso, también lo ha sido el despacho del parla­ nocimiento de esta nueva nación.”
cia, como la que proponía el General realista. mentario ó la contestación á Morillo ; pues ningún El magistrado filósofo no había de ver sjhem­
Con este motivo hubo un choque ruidoso entre el cuerpo legislativo entra en comunicaciones direc­ bargo realizadas sus patrióticas esperanzas*, de­
Vice-Presidente de la República y la comisión del tas con los gobiernos extranjeros. Así se burlará bía desaparecer antes que el cañón republicano
Congreso. Fué este un suceso al cual se le díó Morillo de los tales congresantes y tiene ya que vencedor en Carabobo acompañara con sú voz
grande importancia, y en el que tomaron parte alegar en su Gaceta, que si le atribuyen infraccio­ de trueno las alegres dianas de la victoria de la
personajes que por su honorabilidad y alto carác­ nes de la constitución, también aquí quebránta- Independencia.
ter fijaban las miradas de la espectación pública. mos la nuestra.” El día 9 de marzo dé 1821, cayó herido por
Roscio lo refiere á su íntimo amigo el doctor Ya- La quisquillosa pugna entre el Vice-Presidente el rayo de la muerte aquel varón ilustre de
nes en los siguientes términos : de la República y la Diputación Permanente no Colombia que:
“ Debe usted saber lo que voy á comunicarle, tenía, á la verdad razón de ser, toda vez que en- “ De la naciente libertad no sólo
para que vea que Morillo nos hace la guerra, aun treambos convenían en que la base de todo tratado Fué fundador sino maestro y padre” (1)
cuando nos ofrece su paz ó su maldita reconcilia­ debía ser el reconocimiento de la Independencia, E. A. Y a n e s .
ción.’ ’ por parte de la Madre patria.
“ Llegó al cuartel de Monagas en Santa Clara, El 14 de setiembre se reunió en Caracas una ---------------- * -----------------
provincia de Barcelona, el oficial que traía el plie­ Junta, promovida por el General en Jefe del Ejér­
go de Morillo. Monagas ausente, su buen suplen­ cito Expedicionario, con el propósito de deliberar NUESTROS GRABADOS
te en lugar de detener allí al parlamentario y dar- acerca de un plan de pacificación de la Costa-
parte al Gobierno, le permite venir hasta aquí, firma, que había concebido. Consistía este en D on Tom ás M ichelena
hospite insalutato, con la sola precaución de un proponer á los habitantes de las antiguas colonias D e notable parecido es el retrato que h o y publi­
oficial que lo acompañase. Llegó aquí á las 8 de sublevadas, una reconciliación honrosa, bajo la camos, del renombrado escritor y periodista D on
la noche y me entregó su correspondencia con la constitución española de 1812, halagando á los Tom ás M ichelena. Quien no le conozca personal­
siguiente dirección : Servicio Nacional.— Al se­ revolucionarios con el ofrecimiento de fueros y mente, y a puede formarse e xacta idea por e l retra­
renísimo Congreso establecido en Guayana— Del prerrogativas. to, de la fisonom ía del señor M ichelena.
E n otra sección publicam os una n oticia biográ­
General en Jefe del Ejército expedicionario de Pretendíase con esta medida influir sobre el áni­ fica, obra de M éndez y Mendoza, á la cu al nos
Costafime.” mo de los patriotas, A quienes se consideraba ya perm itim os rem itir á nuestros lectores.
11 Al momento conocí que su apertura y contes­ cansados de luchar, creyéndoseles capaces de sa­
tación tocaban al Poder Ejecutivo, encargado de crificar tal vez al reposo, las conquistas alcanzadas C arlos Pum ar
Apenas h ab rá en Caracas quien no conozca al apre-
las relaciones extranjeras, y de tal modo que pue­ con sus incesantes esfuerzos en nueve años de ciable y h áb il director de la ag encia que lleva su
de y debe reservarlas del conocimiento del Legis­ continuo batallar. Por otra parte, en caso de que nombre. Siendo el fundador de la prim era em pre­
lativo, siempre que exijan secreto.” los jefes republicanos no aceptasen esta proposi­ sa en su especie establecida en V enezuela, Carlos
“ Sin embargo quise por vía de armonía y fra­ ción de paz, los pueblos que deseaban ardiente­ Pum ar h a logrado con su contracción y actividad
ternidad, abrir el pliego á presencia de la Diputa­ mente el término de la guerra, habían de consi­ aclim atarla desde el principio y hacerla prosperar.
Y a se com prenderá cu án ta laboriosidad é in teligen ­
ción Permanente y convenir los términos de la derarlos desde entonces, como causautts de los cia habrá sido necesaria para obtener tal resultado.
contestación. Con este designio oficié luego para futuros desastres, toda vez que su ignorancia y Con m ás extensión habla de Pum ar el señor R e­
que se juntasen, y me dijeron que eran las 9 genial honradez, 110 les permitían comprender las venga en la noticia b iográfica que tam bién apare­
de la noche y que por la mañana se haría. Así lo ocultas maquinaciones de la astucia. Roscio co­ ce en este núm ero.
hice y ¡untos rehúsan el que yo entrase y tuviese lumbró en las promesas de la Junta de Caracas el D elicias de la m aternidad
ninguna parte en la apertura y lectura del. pliego. espíritu que las había dictado, y poseído de una Bella, joven , rica segú n nos lo m uestran el ves­
Me retiré diciéndoles que pues urgía el despacho indignación que daba á su estilo comedido y frío, tido y la decoración de la escena, todo lo olvidaría,
del parlamentario enemigo iba á abrir el pliego. el tono enérgico de la pasión vehemente, escribió todo desaparecería para ella si viese palidecer siquiera
Lo mismo les dije por escrito, abrí y nada en­ una alocución dirigida á los revolucionarios. En el rostro del án gel que tiene en sus brazos. Todo cuan*
to es considerado com o elem ento de felicidad, no
contré que no estuviese ya presumido y contesta­ ella les decía: “ Nuevas tramas urde contra es para e lla sino m arco de la gran d icha que po­
do mil veces.” vosotros el enemigo de vuestra libertad y de vues­ ne en sus labios la inefable sonrisa con que con­
“ A pesar de esto resolví escribirles diciéndoles tro bienestar ; nuevos lazos tiende para enredar­ tem pla al viviente pedazo de su sér. Robusto, sa­
esto mismo y que aunque la respuesta era de cajón, nos otra vez en una guerra civil más cruel y de­ no y alegre el angelito, ¿ qué no es d elicia para la
quería que acordásemos el modo, no la esencia sastrosa que la de Boves. No quieren las tropas madre ? N o se sacia de verle, conversa con él co­
m o si fuese persona form al, le insulta y se lo co­
de la respuesta, encargando sobre todo la breve­ españolas embarcarse y venir á pelear contra una me á b e s o s ; y así, en la fruición de esta delicia,
dad para devolver el parlamentario. Nada me causa más justa que la que ellos mismos procla­ la m adre cu m p le la m ás augusta m isión sobre la
contestaban y yo ansioso de salir del oficial ene­ maron en su país ; y el digno sucesor de Bóves tierra.
migo reiteré la instancia. Pasado el día en estas quiere suplir esta falta con venezolanos ; pretende Mr. C levelan d
dilaciones no quise aguardar más, y puse la mano armar criollos contra criollos, hermanos contra ¿ Qué podem os d ecir que no lo sepa m ejor que nos­
á responder á Morillo, mientras los de la diputa­ hermanos ; pretende que os degolléis mutuamen­ otros el lector sobre el Presidente de la G ran R epúbli­
ción, en una prolongada acta, me anatematizaban, te, para que desapareciendo de vuestro país su ca del N orte ? Ocupa por segunda vez el elevado
declarándome escomulgado por la apertura del fuerza natural, sea dominado á discreción por una puesto á donde le h a llevado el voto de sus con­
ciudadanos ; prueba de que no lo h izo tan m al en
pliego y convocando el Congreso, para que to­ manga de facinerosos.” . la prim era. Bien es verdad que para alcanzar la
cando las campanas escomulgatorias me deponga “ Ellos son los que han desterrado de la Costa- envidiable gloria de C levelan d basta con un poco
de la Vice-Presidencia y nombre otro Vice-Pre­ firme la paz la felicidad y el bien ; ellos són los de patriotism o, de honradez, de energía para hacer
sidente.” agresores y todos los males de su inicua agresión, cum plir las leyes y de sindérisis para distinguir
entre los buenos colaboradores y los pérfidos. E n
“ Despachada mi contestación, me dediqué á los achacan siniestramente á los justos defensores el retrato que hoy publicam os d el celebre m agistra­
refutar el acta de la Diputación, manifestándole de Colombia.” do, se advierte cierta sem ejanza fisonóm ica con al­
la legitimidad de mi proceder, y la nulidad de una “ No os canséis (decía á los españoles) en guno de nuestros presidentes anteriores.
convocatoria de Congreso sin la necesidad ex­ prometer lo que á vuestra constitución no es M aracaib o—P laza B a ra lt— Calle de V en ezu ela
presa en la ley y sin la citación de todos los dado conceder; demasiado conocida en Vene­ y C alle de las C iencias
diputados existentes en el territorio de la Repú­ zuela desde 1812, es detestada de cuantos la A h í tienen ustedes una plaza y dos calles de la be­
blica. Casualmente había 9 diputados más, fuera vieron en manos de Monteverde, Bóves y Mo­ lla ciudad d el lago que m eció con sus brisas la
de los 7 de la diputación y con 15 aparece un rales, sobrepujando á la caja de Pandora, y cuna de Baralt, de Y epes, de don Sim ón, de Ju go
nuevo Congreso el día 10 á las io }4 de la maña­ derramando sobre este desgraciado suelo todas Ram írez, de H ernández, de V ázquez, de Bermúdez.
A vila y de tantos otros hom bres de ingenio que
na ; cuando la constitución mandada á observar las calamidades del infierno.” dan lustre á nuestras letras, así com o de estadistas
por vía de ensayo, en la ley de la unión exige Decretada la traslación del gobierno á la y guerreros que figuran con honra en nuestra his­
por lo menos 23 que son las dos terceras partes Villa de Cúcuta, que había sido designada de toria p o lítica y m ilitar.
de 35, para el valor de las sesiones, y cuando la antemano para la reunión del Congreso Ge­ Razón tienen los m aracaiberos de estar orgullosos
apertura de éllas debía hacerla el Presidente ó neral de Colombia, el general Carlos Soublette de su tierra. A la g lo ria de sus tradiciones, al nú­
m ero de sus hijos ilustres, á sus bellezas natura­
Vice-Presidente, conforme á la constitución. Los que desempeñaba la Vice-Presidencia del De­ les, se agrega que es éste uno de los pueblos m ás
15 nombran Presidente de su nuevo Congreso á partamento de Venezuela quedó encargado de inteligentes y patriotas de la R epública.
Pefialver y con él principian sus sesiones, pidién­ todos los asuntos políticos y administrativos que
dome los papeles de Morillo y que detuviese el ocupaban la atención del Poder Ejecutivo, y (1) A ndrés Bello.
EL COJO ILUSTRADO 53
Islas C an anas - P u e rto de O io ta va - Santa ch o pasar lejos de los juguetes F,s elocuente la en la fotografía de los señores Salas y Martínez.
expresión del rostro, hay firmeza en el dibujo, y m u­ Señora L u isa M iserauhs
C ru z de T en erife ch a verdad y graeia en el conjunto.
Publicam os con gusto el retrato de esta señora
Siem pre liemos creído que el porvenir de las U na vara rota—C uadro de A rtu ro M iehelena que es upa de las principales artistas que figuran
Canarias es mucho m ás risueño de lo «jue o p eran MI toro, com o se ve, ha hecho de las suyas : con ­ en la actual com pañía cóm ico-dram ática que dirije
quizás sus mimos hijos. Su situ ición geográfica las clu yó con el caballo y em biste contra eí picador el señor Amato. A ju zg a r por lo-, papeles que y a
liaec punto m uy a]»etccthlc de residem'ia para lo«los á quien dos monos sabios ayudan á salvar la ha­ lia desempeñado en las diversas obras puestas en
los eiirniK-«- que, necesitando «le m ás dulce clima, rtera. m ientras l o s cam-adorcs se esfuerzan j»or distraer escena, y en los cuales h a «lado pruebas de la m ul­
aspiran a lle v a r á la vez vida apacible ; \ si ia Am é­ al bicho, próxim o a abrirle á su futura víctim a una tiplicidad «le su talento escénico no tenem os re­
rica latina sigue el rumlx» que lleva, a llá iremos A tronera donde no le es menester. T odo en esta obra par«» en calificarla com o actriz d e hu.ma ley. V es de
parar todo* los que. mal halladas con el desorden, es digno «leí talento del autor. l,a verdad se en­ advertir que á sus dotes «le artista «Iramáiica se unen
no ]H>demo> de consiguiente ir á engrosar el m i­ cuentra allí en todas p arto s: en el tipo y espre- las «le cantatriz, com o lo atestiguan las diversas
men» d e /nsltujoiií'ics latino-am ericanos en la gran sióu tle los toreros, en la actitud «leí toro, en la crónicas europeas en las que lu 111 >' leí«l«> con pla­
metrójH»li francesa. Kntre tanto los isleños siguen posición «leí caballo destrozado, en el cmhara/o del cer gratules elogios acerca de su» m éritos com o co­
em igrando v aum entando nuestras poblaciones. Día picador, eti la em oción del p ú b lic o ; y tal es la ani­ nocedora «leí divino arte
puede llegar en que las islas queden vacías de ca­ m ación de la escena que, cada ve/, que en el 1’'el¡citam os á la artista por los triunfos ciuy ya
narios y llenas de suram erican o s; entonces puede cuadro se fija la vista, teme uno que se rcalize la ha obtenido, y se los auguram os m ayores para el
ser que seamos ellos y nosotros m ás felices. cornada. Hasta hal>er presenciado siquiera una vez porvenir.
IIov ofrecem os dos vistas más «le la que puede una corrida, para com prender el m érito de la com­
posición del cuadro. Sen sitiva—M úsica de J. M. Suarez
llegar d ser nuestra segunda patria si Dios 110 nos
sigue viendo con ojos de piedad. No conocemos el original, por lo que sólo h a­ Helia es la com posición m usical «pie aparece en
blam os de lo que nos muestra el g ra b a d o ; pero su­ este núm ero, obra «leí hábil cu anto miníenlo profesor
En p en iten cia—D ibujo por A. H errera Toro ponemos que á la verdad couque se ha presentado Jesús María Suárez. Ivs una polka «le m uy selecto
el asunto, corresponda la verdad «leí colorido que estilo que su autor dedica á dos espirituales y cultas
E l ch ico 110 ha sabido la lección y está en i>c- siem pre sabe dar á sus obras este pintor, honra del damas, llores que em balsam an el hogar «leí sabio
niteucia. A llí entre m ollino y soñoliento medita arte y de la patria. facultivo doctor José M anuel de los Ríos.
alguna barrabasada para cuando cese el castigo, en K11 el 11funero próxim o publicarem os un g ra ta d o del Recom endam os esta nueva producción de Suárez
ju s ta revancha del fastidioso rato que le liau he­ cuadro que tanto ha llam ado la atención en estos días que, com o todas las suyas, será desde luego popular.

E N P E N IT E N C IA — D i b u j o d e H e r r e r a T o r o
54 EL COJO ILUSTRADO

M A R A C A IB O — i C a lle B a r a lt. — 2 S a n F r a n c is c o — C a l l e d e V e n e z u e la . — 3 C a l l e d e l a s C ie n c ia s
EL COJO ILUSTRADO 55
REVISTA DE LA QUINCENA Varias fueron las piezas ejecutadas por el ¡oven terístico medianamente interesante y lucido que
Uzcátegui en presencia de los representantes de aquí no salga por un ojo.
P O R E U G E N IO M É N D E Z Y M E N D O Z A la prensa y de no escaso número de artistas y — Así es: debe salirle por un ojo al que lo
personas entendidas en la materia. lleva, para que pueda entrarle por los dos al
Escogió para exhibir sus facultades dos obras que lo mira. Ahora caigo en el por que son
suyas y dos piezas que presentan suma dificultad ciertas damas tan aficionadas á presentarse en
S U M A R IO : á la ejecución. Fueron las primeras un Impromptu los bailes de trajes vestidas de capricho. Cla­
DOS P A L A B R A S A L L E C T O R titulado La vuelta al Hogar, y una Sonata en mí ro ! Un retazo de tela buena pedido de ñapa
E L A T E N E O D E C A R A C A S menor; las segundas, una obra de concurso por en casa de la modista, unas plúmas de la g o ­
A U D IC IO N M U S IC A L Saint-Saëns y el gran Tremolo de Gottschalk. rra desechada por la mamá, un miriñaque de
Obra delicada es el Impromptu, que traduce en fábrica casera, el papel plateado del chocolate
F O T O G R A F IA S E N COLORES
sentida melodía las tiernas emociones del artista y de los jabones, todo lo que se encuentra es­
A C A D E M IA D E B E L L A S A R T E S al verse de nuevo calentado por los afectos del pantando sabandijas en los baúles de trapos vie­
hogar. En la Sonata en mí menor quiso el jos, todo tiene cabida y ajuste en lo que se
B A IL E S DE TRAJES
compositor dar muestra así de sus aptitudes como llama un traje de capricho. La palabra capricho
C O M P A Ñ IA D R A M A T IC A de sus conocimientos en el arte, y lo hizo de es el pasaporte con que todo ripio vá con su
cabal manera, alcanzando sinceros encomios de olorcito de rincón ó la perfumada atmósfera del
No habjendo existido en este periódico hasta personas inteligentes en este ramo de la música. baile.
ahora sección especial destinada á dar cuenta Perfecto dominio del instrumento y conocimiento Pasando á otra faz del mismo asunto, he visto
de las publicaciones que con tal objeto se envíen pleno de sus secretos reveló Uzcátegui en la en los bailes de trajes á un Luis X IV de quien
ejecución del Allegro de Saint-Saëns y el Trémolo no se habría enamorado ni mi cocinera; á una
á la empresa, nos propusimos al encargarnos andaluza que era un salero . . . v a c ío ; á un
de una parte de la redacción, mencionar siem­ de Gottschalk. Ejecuta con suma limpieza, frasea
con delicadeza, es brioso en los fortísimos y Cervantes que decía haiga; á un torero á quien
pre en la Revista de la Quincena las obras posee en general perfecto mecanismo. hubiera hecho correr una gallina ; á un Napoleón
que se remitieren, bien á la empresa en general, que era un papanatas ; á una Margarita de Valois
bien á nosotros particularmente como redacto­ Recibió el joven artista cordiales plácemes de
todos los asistentes á la audición, y á los que que llevaba el traje como colgado en el ropero
res. Es obedeciendo á este propósito que en es­ y á un Cupido que era una cucharada de aceite de
ta sección hemos dado cuenta de algunas pu­ entonces le dimos en privado agregaremos los que
desde aquí le enviamos, haciendo votos porque tártago.
blicaciones que nos han sido enviadas en la for­
ma expresada. Tarea imposible para nosotros sólo de flores halle siempre sembrado su camino. *
sería la de decir, siquiera fuesen dos palabras *
Desde el jueves 19 de Enero último, trabaja en
en esta revista, sobre cada una de las publica­ Agradable descubrimiento es el que ha hecho el Teatro Caracas la Compañía cómico-dramática
ciones que en diversas formas V sobre asuntos en el arte de la fotografía, de que es tan conocedor, que dirige el notable actor don Luis Amato, y
varios aparecen de diario en libros ó en perió­ el señor Pedro Arismendi Brito, quien posee uno que tuvimos el gusto de anunciar en nuestra úl­
dicos. de los mejores talleres de Caracas. Consiste la tima revista.
Con el fin de remediar estas pequeñas difi­ invención en el empleo de cierto procedimiento No se nos engañó al informarnos personas serias
cultades adoptaremos desde hoy la práctica se­ que permite obtener las impresiones con colores, é inteligentes en el arte que era buena la men­
guida por todos los periódicos de la especie de especialmente en las carnes, á las que ningún cionada Compañía. Lo es en efecto, por más que
E l C o jo I l u s t r a d o , á saber: abrimos una sec­ sistema de los llamados de iluminación había contra ella se haya desencadenado soto-voce la tur­
ción que seguirá seimpre á esta revista y que logrado hasta ahora dar sino tonos más ó menos ba de críticos que con ínfulas de autoridades cen­
denominaremos Obras recibidas por esta redac­ convencionales, y esto sin degradaciones, de suran por sistema cuanto se exhibe en nuestros
ción. En ella daremos razón de aquellas obras suerte que las sombras y medias tintas presentaban teatros; y ésto sin haber visto otra cosa que lo mis­
de que se nos remitan dos ejemplares, expresando con los valores de la fotografía el mismo tono mo por ellos censurado. Sucede con los señores
el titulo de la obra, el autor, la imprenta donde de color, á menos que se aprovechase el dibujo críticos de que hablamos que, si mucho se les apu­
ha sido editada, el formato, el precio y la ma­ de la impresión fotográfica, para ejecutar sobre ra para que razonen sus juicios, echan mano de
teria de que trata. En la misma sección avi­ ella obra de pincel. El procedimiento del señor comparaciones entre el actor tal, presente, con
saremos también el recibo de periódicos ilustrados Arismendi salva estas dificultades, de manera el autor cual, pasado, resultando siempre mejor
en cange del nuestro. que las pruebas por él obtenidas presentan una este que en su tiempo fué también objeto de
* coloración en las carnes que, acercándase mucho la misma original censura, y sufrió idénticas
Con fecha 7 del mes próximo pasado fué crea­ á la natural, ofrece diversos tonos y valores. comparaciones con sus antecesoras. De suerte
do por decreto del Jefe del roder Ejecutivo Además, no solo se conserva incólumne el que para ellos, los críticos, un autor deja de ser
Nacional el “ Ateneo de Caracas,” Academia de modelado, sino que se hace exquisito y la obra malo cuando se vá y viene otro. Así, los mismos
Ciencias y Bellas Letras que podrá constar has­ toma relieve singular. que echaron pestes de Burón y Roncoronijas echan
ta de cien miembros activos. Serán funcionarios Felicitamos al amigo señor Arismedi y nos ahora de Amato, proclamando á aquellos mejores
de esta Corporación el Ministro de Instrucción congratulamos con él por este triunfo de su ejemplar que éste, áquien le harán justicia cuando venga otro.
Pública que será el Presidente nato del institu­ laboriosidad y conocimientos en el arte. En todos los teatros del mundo, con muy conta­
to, dos vicepresidentes, dos secretarios, un bi­ # das excepciones, se tiene lo que ordinariamente
bliotecario y cuatro profesores de conferencias. tenemos nosotros como bueno* y ni tanto en
El instituto será de carácter instructivo y su Verdadera satisfacción hemos sentido en vista muchos que gozan de fama. ¿ Por qué, pues,
objeto el de dar, conferencias públicas sobre te­ de los adelantos alcanzados por los alumnos de ensañarse contra recomendables artistas aprecia­
mas elegidos á voluntad por los miembros, con la Academia de Bella Artes, en la pintura, desde dos con justicia por todo el que con educado
excepción de los cuatro profesores mencionados, que dibujan con modelos vivos. gusto é ilustrado criterio emite atinado juicio
quienes abrirán cursos sobre materias previamen­ Cuatro ó cinco academias, á lo más, han he­ sobre éllos? Por sabido debe callarse que aquí
te determinadas por el Ministro de Instrucción cho los jóvenes á que nos referimos, y ya se no nos podemos permitir la golloría de aplaudir
Pública. echa de ver la influencia que el estudio de la á Sarah Bernard y á Salvini, y debemos con­
Los socios no podrán adquirir el diploma de naturaleza ha ejercido sobre sus facultades ar­ tentarnos con lo bueno que nos llega, sin que por
miembros en propiedad sino por virtud de ha­ tísticas, presentándoles amables y para ellos has­ esto caigamos en el extremo de aplaudir sin
ber dado una conferencia pública. Entre tanto ta ahora desconocidos rumbos, que seguirán con cuenta ni razón.
se considerarán como en comisión. ahinco bajo la hábil dirección del profesor, tan Contrayéndonos á la Compañía Amato diremos
De muchos artículos consta el decreto mencio­ idoneo como entusiasta por el progreso artís­ de nuevo, después de haber confirmado nuestro
nado que viene á llenar una necesidad como es tico de su patria. juicio ovendo el de personas idóneas, que es buena,
la de estimular el cultivo de las ciencias y las Todo cuanto se haga en favor de este insti­ buena a todas luces. No diremos que todos los ar­
letras tan debilitado entre nosotros. Falta nos tuto será efectivo beneficio para la república, y tistas que la forman estén á igual altura, esto ni es
hacía un instituto de esta especie de que no habrá de redundar en honra y gloria de quien indispensable, ni común. Tenemos como partes so­
carece ningún país de las condiciones del nues­ sabe favorecer las nobilísimas aspiraciones del bresalientes al señor Amato, á la señora Valero y
tro, tan llamado por lo abundante en toda suer­ espíritu; de quien comprende que la condición al señor A lcón ; los demás si no desempeñan sus
te de ingenios á figurar honrosamente en las del individuo se mejora con el desarrollo de papeles á medida de nuestro deseo, tampoco disue­
fietas de la civilización universal. sus facultades; que tanto más avanza un pueblo nan y forman un conjunto bastante apreciable.
Creemos que no ha de tardar en establecerse hacia su perfectibilidad, cuanto más estímulos Es el señor Amato artista de talento, y viene
el “ Ateneo de Caracas,” ccupados como andan recibe el ingenio, cuanto más se le nutre é im­ en abono de este aserto el hecho de seguir
ya en ello el que ha de ser presidente de esta pulsa, de suerte que vuele libre por dilatados él de preferencia la escuela francesa con buen
Academia, y otros individuos también conspi­ espacios la fantasía, cada vez mejor hallada con éxito indiscutible. Difícil es esto por cierto para
cuos en las ciencias y las letras que cooperan la paz, que es su atmósfera, con el progreso uien no ha sido baustizado en élla; y fuerza
al pronto electo del decreto con entusiasmo que es su obra, con la libertad que es para ella e ingenio es menester para desechar lo que está
aplaudido por cuantos rendimos culto á idea­ aliento y luz. en el temperamento y se robustece luego con lo que
les tan altos como amables, cuajes son los que #
llamaremos la primera educación artística, cual es
promueven el nobilísimo cultivo de las ciencias La proximidad del carnaval hace que desde el ejemplo que al naciente ingenio presentan los
y las letras. (*) ahora se estén. aflojando los tornillos del ju i­ maestros de la escena patria, de quienes se to­
* cio, en las personas propensas á padecer anual ma, no siempre por voluntad, antes inadverti­
Cortesmente invitados por el joven pianista y desequilibrio bajo la influencia de Momo. damente, lo que constituye la base de la escuela.
compositor Redascal Uzcátegui para la audición Dícese que tendremos bailes de trajes y, fran­ Quien luego quiere seguir otra casi opuesta, ha
musical con que obsequió á la prensa de Caracas camente, no lo deseamos. Un baile de trajes de contrariar el temperamento de su raza, y ha de
el domingo 22 de Enero último, tuvimos el gusto aquí es una desastrosa desilusión. Carecemos destruir toda la obra lenta é involuntariamente en
de asistir, y de aplaudir de todas veras al talentoso ■de los recursos, de los elementos, de la expe­ si propio ejecutada, para de nuevo formarse á lue­
compatriota que viene á ofrecer las primicias de riencia para estas cosas, y muy fácil es que fies­ go en nueva escuela. Adquirirla es ya gran mérito
su gloria á la tierra donde vió la luz, y donde tas de esta especie aquí resulten sosas ó ri­ ¿cuánto no lo será brillar en élla ? Esto sucede en el
se abrió su espíritu á las seductoras aspiraciones diculas. caso del señor Amato y por eso lo aplaudimos.
á que le inclinaba su temperamento artístico. — No puede ser! (nosdecía un amigo con quien La señora Valero ha heredado de su padre dotes
sobre el mismo tema departíamos nace poco). artísticas muy señaladas. Descúbrese en élla desde
Son contados los que aquí pueden permitirse el que aparece, la artista familiarizada con la escena,
«•) D e f p r é s d e c - n i l a o l a í t v i f l a h a *:do p r o m u lg a d a 1« r e ­
s o lu c ió n p o r la q u e f e m m b r a n l e s n .i im b r o s d e l a l i n e o . A p r o ­
lujo de hacerse, para usarlo por una sola vez, que no vacila nunca en la declamación ni dirige
v e c h a m o s e sta o c a s ió n p a r a m a n ife s t a r n u e s tr a g r a tit u d p o r la un traje de grandísimo costo como ha de ser, impacientes y frecuentes miradas á la concha ; que
h o n r a c u e í e n o s h a h t c h o p o n ié n d e n e s e n e l n ú m e r o d e a q u e ­ si es que la persona aspira á presentarse con no está pendiente del movimiento de los demás para
llo s. E l a te n e o c e in s t a la r á h o y , ¡° d e fe b r e ro , e n J u n ta P r e p a ­
r a to r ia . la corrección que se requiere para no pisar la ejecutar el propio; que no falsifica la creación
E . M. Y M. pendiente del ridículo; y no hay traje carac­ tíel personaje y se mantiene en carácter, sin caída
56 EL COJO ILUSTRADO

IS L A S C A N A R IA S — P u erto de L a. O r o t a v a

ni distraciones. Añádase á esto y á las demás La dueña <le la casa me explicó que nuestra viuda
cualidades que dejamos de enumerar porque están SU C A R A M IT A D estaba enferma, y no podía pagar su alquiler, y que el
á la vista, lo que le es personal como manera de viejo Hobson, que así se llamaba el dueño de la casa,
interpretación, todo puesto al servicio de nota­
ble ingenio y gracia encantadora. NOVEL« ESCRITA EN INGLES la había notificado que se mudase ifimediatamente.
por Yo estaba sentado á la ventana con las mirad ts
Artista de buen corte es el señor Alcón, actor
fijas en la casita de enfrente. Una persona de aspec­
perito, de excelente escuela, de conciencia artís­ F. B A R R E T T to sucio salió de la casa : le vi probar con los dientes
tica y de relevante ingenio. Mucho le apreciamos t r a d u c id a a l c a s t e lla n o p o r
desde su primera aparición en escena, y deseamos la solidez ó legitimidad de una moneda. Hizo enton­
llegue el dfa en que tome parte principal en al­ FRANCISCO SELLEN ces una señal al muchacho que estaba custodiando el
guna obra de aliento. carretón, y ambos partieron. Yo creo que Margarita
Son estas las consideraciones que nos ha inspi­ satisfizo la deuda de la viudita con sus limitados
Continuación
rado la representación de Demi-Monde, Divorcié­ recursos.
monos y Frou-Frou. pués Margarila se las compuso de tal modo que se Un cuarto de hora después, Margarita regresó y
encontró en el extremo de la calle cuando la viuda empezó á llorar. Felipe y yo permanecimos silen­
regresaba de su trabajo: la saludó, la habló, é, incli­ ciosos y la dejamos llorar sin interrumpirla.
O b r a s r e c ib id a s p o r e sta r e d a c c ió n
nándose. tomó al nifio en brazos y lo besó. Perovió — ¡ La pobrecita! dijo sollozando y secán'dose las
que la madre estaba nerviosa y poco dispuesta á con­ lágrimas. Temo, mi querido Felipe, que no la vere­
Escombros !....... Novela original, (Bosquejo de traer nuevas amistades, y por lo tanto, respetando
la época de Andueza Palacio) por R. Arévalo mos de nuevo paseándose con su niflito. Me parece
González; Caracas.— Tipografía de “ La Lealtad;” sus sentimientos, se abstuvo de hacer nuevas tenta­ que está moribunda.
1892. Un volumen en octavo. tivas. — ¿Tiene médico? preguntó Felipe.
Estudios Jur'idicos por el doctor Francisco El verano cesó. El otofio se presentó muy húme­ — N o: élla es.una paciente externa del hospital:
Ochoa, Abogado venezolano, Socio Correspon­ do y en general con mal tiempo. Había días en que pero se encuentra demasiado enferma para ir allí.
diente de la Academia de derecho de Barcelona, la viuda no salía del todo, y otros en que se vela Felipe se puso el sombrero y salió. Sabíamos que
Miembro de la Unión Internacional de Derecho precisada á salir sola. había ido á buscar un médico.
Penal de Prusia, etc., etc. Ofrenda del autor en La veímos muy abrigada aun en los días en que la Era ya la hora de la comida y la criada la sirvió.
el cuarto Centenario del descubrimiento de Améri­ temperatura era agradable, y notamos que se tapaba Margarita cortó unos pedazos de carne asada y puso
ca. Maracaibo.— Imprenta Guttemberg, de vapor. la boca con un pañuelo al salir de su casa ó al volver además algunas otras cosillas en un cesto y se diri­
Alvarado & C* 1892. Un volumen en octavo.
á ella. Estaba un tanto encorvada como si tuviera el gió á la casa de la viuda, suplicándome que no me
L a libertad. Soneto formado por Pedro A. pecho contraído por el dolor. Durante una semana
Lara con versos de poetas venezolanos. Dedi­ esperase por élla sino que comiese con Felipe.
cado al doctor Arístides Rojas. Hoja suelta. no la vimos. El médico confirmó lo que habla dicho Maigarita:
Periódicos Ilustrados.—La Ilustración Española Un día de noviembre encontré á Margarita que “ Está decayendo rápidamente, dijo al salir de la ha­
y Americana— La Ilustracón Artística.— Boletín hablaba con la dueña de la casa. bitación. No podrá pasar el invimo, y probable­
de la Riq ueza Pública de los Estados Unidos de — ¡ Oh ! Holdemess, exclamó, nuestra pobre viuda mente no verá llegar el año nuevo.”
Venezuela. (Publicación quincenal bajo la di­ está mal. Tengo que ir á verla. Quédese usted aquí ( Continuará)
rección del Director del Anuario Estadístico.) hasta que vuelva Felipe y dígale usted lo que pasa.
A travesó la calle y se dirigió á la casita de enfren­
te cuya puerta estaba abierta. Delante de la mis­ Solución a l enigm a publicado en e l núm ero 26
ma hábía un carretón. LA ESPAD A
EL COJO ILUSTRADO 57

SENSITIVA
P O L K A DE S A L A Por J. M. S U A R E Z
Dedicada a las Señoritas Carolina y Carmen de los Ríos
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