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ANTOLOGIA DE

OCHO POETAS TANATICAS


DEL
ECUADOR

por
Rodrigo Pesántez Rodas

Frente de Afirmación Hispanista, A.C.


México, 2005
ANTOLOGIA DE
OCHO POETAS TANATICAS
DEL
ECUADOR
por
Rodrigo Pesántez Rodas

Frente de Afirmación Hispanista, A. C.


México 2005
Portada: Estatuilla en cerámica
perteneciente a la cultura Chorrera.

© Rodrigo Pesántez Rodas


Casilla 09-01 9409
Guayaquil
Ecuador.

© Frente de Afirmación Hispanista, A. C.


Castillo del Morro 114
11930, México D. F.
E-mail: ivanfah@prodigy.net.mx

Iv
PROLOGO
DESDE LA MITAD DEL MUNDO
Más que subestimada, aún desconocida permanece la literatura
ecuatoriana en general y la poesía en particular dentro del contexto
cultural de la lengua hispana.' Desconocimiento que nos perjudica
rotundamente si afirmamos sin chauvinismos que en tratándose de
cifras de representación internacional no sólo es la de Jorge Carrera
Andrade (1903-78) -cima y suma de todo un continente poético-
lingüístico- la que estaría en la plana mayor de tratados y antolo-
gías del género en lengua hispana, sino algunos nombres más que
por falta de una política cultural expansiva no han logrado ser
codificados, seleccionados y estudiados en debida forma para que
"exportados" en razón de sus valores intrínsecos tengan pleno
derecho a juntarse en las más exigentes páginas de la lírica
continental con los patriarcas del idioma en su funcionalidad
poética.
Negligentemente se han promocionado (hay pocas excepciones,
desde luego) obras y autores sin mayores méritos a nivel de grupos
de amigos, coidearios, donde el toma y daca ha tomado cierta
dimensión sensacionalista desde algunos órganos publicitarios
escritos, llámense revistas, gacetas culturales o suplementos literarios
que al llegar a manos de críticos o estudiosos de otras latitudes se
convierten en rápido pasto del menosprecio o del olvido.
Nombres como los de Gonzalo Escudero (1903-71) esenciali-
zador de lenguajes expresivos cuando la palabra enreda con
cautivadoras significaciones todo un enjambre poético donde lo
clásico se pule y dilata en las excelencias connotativas, deben ser
conocidos2 y promocionados hoy más que nunca cuando se está
deshonrando e indignificando hasta los límites de la promiscuidad
morfosintáctica nuestro idioma, so pretexto de la "modernidad" y
no sé cuántos refugios más de ineptitudes.
Hugo Mayo (1895-1988) nuestro mayor demoledor de las
candideces esteticistas desde el alero de la mayor ruptura vanguar-
dista: el dadaísmo.' Alfredo Gangotena (1904-44), poeta que el

v
Ecuador dio a Francia en cuya lengua escribió la mayor parte de
sus textos y que desde un vanguardismo atesoró espacios simbolis-
tas que lograron fraguar el misterioso aposento de su soledad
iluminada.
Y por supuesto, no podrían faltar en esa representación
continental los nombres de César Dávila Andrade (1918-67), Jorge
Enrique Adoum (1926), Francisco Tobar García (1928-97) y Efraín
Jara Idrovo (1926) y más de uno de las actuales generaciones
literarias.
Mas, la desconexión o el desconocimiento histórico-estético
son más notorios si nos referimos a la mujer-poeta, ausente de casi
todas las antologías y estudios foráneos. Y allí estuvimos en la
época del Posmodernismo con una voz vibrante de sensualismo
apasionado como sus hermanas mayores de indoamérica, a veces;
y otras, alzando la grímpola protestaria desde la erguida izquierda
de su latir reinvidicatorio con Aurora Estrada Ayala (1901-67).
Más tarde María Luisa Lecaro «Tatá» (1912-?), injustamente
olvidada por todos nuestros historiadores y tratadistas de la
literatura4 lanzó desde las páginas de la revista guayaquileña Savia
los dardos más iconoclastas y rebeldes de confabulación dadaísta.
Con la peruana Magda Portal hicieron del lenguaje no una forma
de expresión estética sino una represión a las nobilísimas estructu-
ras morfosintácticas repetitivas y decadentes.
Sin embargo, es a partir de la segunda mitad del siglo XX
cuando la mujer ecuatoriana va a tomar conciencia selectiva dentro
del quehacer literario y lo que es más con singulares peculiaridades
de estilo y significaciones.
El lenguaje en ellas -sobre todo en las ocho que se incluyen en
este estudio- va a constituirse en dos sustancias, en dos realidades
existentes en sí mismas e independientes entre sí: el significado y
el significante (Saussurre) o "expresión y contenido (Hjelmslev).
"El significante es el sonido articulado, y el significado es la idea
o la cosa". Según la vieja definición escolástica, vuelta hoy a su
sitial de honor, el signo es aliquid pro aliquo , es decir, dos
términos, uno de los cuales remite al otro, este proceso de "remitir
a" constituye lo que se llama significación.

VI
Desde este espacio de las significaciones estas ocho poetas
ecuatorianas representan un avance y alcance a la vez de todas las
estructuras que dentro del lenguaje poético se han operado ose están
dando como tránsito a las ocurrentes innovaciones que conlleva todo
proceso histórico-estético en el ámbito de la literatura.
Con abierta soltura de recursos rítmicos y fónicos (ni metro ni
rima), con una visión de universalidad temática y lo que es más, con
un lenguaje de abiertas posiciones y oposiciones sintácticas,
semióticas y semánticas abren un discurso donde lo lírico se expande
en lo social y éste logra converger en las directrices significativas
hasta entrar en el plano del magnetismo poético. No obstante esta
apertura, este principio de libertad debe sufrir una enmienda. Cada
cual es libre de decir lo que quiera, pero con la condición de que le
entienda aquel a quien se dirige (el lector). El lenguaje es comunica-
ción y nada se comunica si el discurso no es comprendido. Todo
mensaje debe ser inteligible , dice Jean Cohens y añade: «tal es el
axioma fundamental del código de la palabra, cuyas reglas todas
son modalidades de aplicación». Inteligible aún en tratándose de la
poesía cuyos significados se revierten en función de los recursos
estilísticos, tropológicos y aun simbólicos. Inteligibles no en el
funcionar común pero sí en el sentir cosmovisional que es inheren-
te a todo paladar medianamente cultivado.
Claro que, dentro de esas modalidades poéticas que nada
tienen que ver con esas bufonadas novelerías de los plumíferos
versificadores de hoy, el accionar verbal se ha visto violado en su
código lingüístico, no precisamente en sus relaciones gramaticales,
sino en esas significaciones, transfigurando la lengua usualizada
en lenguaje magnético desusualizado . Allí está el preciso y
precioso mensaje de estas ocho poetas ecuatorianas donde la
palabra al sugerir espacios existenciales revive el frescor, fervor y
furor con que se desencarnó para hacerse verbo trashumante.
Ocho voces de diversos niveles estilísticos, de rupturas y
convergencias lexicales; (Espinel y Vanegas); de ocultos rostros
donde la fina ironía desenmascara estigmas sociales y vivenciales
con majestad poética (Iza); o, el fuego del amor quemante-amante
con sesgados fulgores eróticos (Sojos y Espinosa), o el atroz

VII
desdoblamiento de la angustia existencial en lenguas de fulgor
surrealista (Saranelly de Lamas) o los emblemas del amor y de la
vida triturados al filo de una dura realidad pero evocados con
ternísima pasión desde los telares de un lenguaje sostenido en el
finísimo juego metafórico (Violeta Luna).
Ocho poetas ecuatorianas que al margen de estas permanencias
subconscientes tanáticas con las que hoy se presentan en este libro,
de alguna manera nos conectarán con el mundo poético de habla
hispana continental tan alejado de nuestra realidad, como si no
existiéramos, cuando en verdad vibramos con luz perpendicular y
propia como este sol que a plenitud nos brilla desde este ombligo
ecuatorial en la mitad del mundo.

Rodrigo Pesántez Rodas


Universidad de Guayaquil

VIII
Notas

1 En 1996 se publicó por primera vez a nivel internacional una


compilación de textos de autores ecuatorianos desde la Colonia hasta
el siglo XX bajo el sello de Frente de Afirmación Hispanista, A. C.,
México con el título Antología de la Poesía Cósmica del Ecuador
con prólogo de Rodrigo Pesántez Rodas y análisis arquetípico por
Fredo Arias de la Canal. (380 pp.)

2 En un reciente libro publicado en Quito bajo el sello de "País


secreto" se analiza por primera vez con instrumentos de validez
crítica desde el lenguaje y su fisonomía estilística hasta las significa-
ciones la poesía de Gonzalo Escudero. Su autora la Dra. Angeles
Garola Recasens, filóloga española. Título del libro La poesía del
país secreto . Quito, 2005.

3 Promocionado por nosotros Hugo Mayo consta en el libro Antología


de la poesía latinoamericana de vanguardia (1916-1935) por
Mihai GrUnfeld, editorial "poesía Hiperión". Madrid, 1995.

4 María Luisa Lecaro «Tatá» fue por primera vez estudiada y seleccio-
nada con textos en el libro Del vanguardismo hasta el 50, estudio
histórico, estilístico y crítico de la poesía del Ecuador, por Rodrigo
Pesántez Rodas, con el auspicio de la Universidad de Guayaquil y el
Frente de Afirmación Hispanista A. C., de México, 1999. Págs. 39
hasta la 45.

5 Jean Cohen en Estructura del Lenguaje Poético (Biblioteca


Románica Hispánica, Editorial Gredos. Madrid, 1984).

IX
ILEANA ESPINEL CEDEÑO
(1931-2001)
ILEANA ESPINEL CEDEÑO (1931-2001), Guayaquil, Ecuador. Poeta
y periodista de fecunda trayectoria dentro y fuera del país. Fue
miembro de varias instituciones culturales y su nombre consta en
numerosas antologías de lengua hispana. Colaboró en gacetas
culturales de México, Colombia y Venezuela. Entre sus obras más
importantes se encuentran: Piezas líricas (1957); La estatua
luminosa (1959); Arpa salobre (Caracas 1955); Diríase que canto
(1969); Breve antología (Ediciones Alandar, junio 2000, Barcelona,
España).

2
IMAGEN DEL AMOR

Podría renacer de las cenizas,


viva lumbre de sed desparramada.
Podría consumarse en el despojo
de todo lo tangible que perece.

Podría ser el tótem que somete


al exilio la sangre enajenada.
Podría ser la luz, mas es tan sólo
el madero que flota en el naufragio.

3
SONETO DEL IMPOSIBLE OLVIDO

¡En cuál región inhóspita me entrega


la sombra errante su fulgor herido?
¿En este corazón enlutecido
o en este mar de la pupila ciega?

¡Ah, si soñara el vértigo que llega


desde el pasado, con su Edén perdido,
a rescatar del imposible olvido
este sollozo que mi sangre anega!

Lágrima dulce que de mí resbalas,


aíslame en la noche de tus alas
para vivir el día en que me inmolo;

mientras -ajeno a mi mortal ternura-


esa maravillosa criatura
duerme en los brazos de la Muerte. ¡Solo!

4
ABRIL 8
VIERNES SANTO DE 1955

Aquí, prendida en un traje negro,


mil agujas de fiebre
una ráfaga larga de presagios
el ala de un murciélago que rueda.

Aquí, mi sombra gris . Mi viaje oscuro.


Mi vuelo inútil . Mi sangrante hoguera.

Lejos, qué lejos, la inefable y dulce


canción del río. Lejos ya del alba.

Aquí, el mar. El viento despoblado.


Jesús muriendo. Mi alegría, muerta.

5
EPÍSTOLA TERNÍSIMA
PARA EL FINAL DE UN SUEÑO

"...por encima del mar que nos separa".


Safo

Adentro,
crece el día de la pena
y se juntan las letras
de esta carta de Abril para mis lágrimas.
Y acaso tú sonrías , sin recordar mi nombre,
en este tierno instante
que mi nostalgia gris besa tus alas.

Pero no gira en esta Soledad innombrable


el satánico vértigo del caos,
ni la afiebrada hiel
que desde tantos siglos me destierra la gracia.
Sólo te mido un barco, enternecido y triste,
para tu fuga larga...

Quisiera hoy decirte con palabras angélicas


todo el infierno que por ti he cruzado.
Decirte dulcemente,
que desde aquella tarde que divisé tu estrella
mi desatada sombra sin redención avanza.

Que todo pasa raudo, huyendo ante mis ojos,


(el tráfago del mundo, mi carcajada en máscara,
la aurora y el crepúsculo de la tarde, los hombres)
sin dejarme ese tierno inmarcesible fuego
que me encendió tu fresca encarnación de alondra
aquel lejano viernes de febrero.

6
Y besando ternísima-
el fiel diminutivo que te nombra,
decirte cómo sigue mi corazón buscándote
por encima del mar que nos separa.
Cómo mi ser reclama
la firme dulcedumbre de tus pasos,
tu corazón ajeno
y ese milagro de tus ojos pardos.

Pero esta carta azul no llegará a tus manos,


se quedará perdida
en la ternura única de esta tarde inefable,
en que, amarrada al cauce
de tu luz que se aleja,
mi enternecida sombra te dice Adiós, llamándote...

7
ESCARAS

Porque ya eres lo único que gravita en mis días,


sangro por tu dolor hora tras hora.

Yo que sufrí desmedro cuando un niño moría


o una flor era rota de su tallo
que padecí en Vietnam y en Hiroshima
que acrecenté el despojo de todo cuanto amara
así enferma o insomne tantas veces
bregando con fantasmas interiores
poblando de sonatas y versículos
mi lenta soledad irremediable
cómo no desangrarme piel adentro
por tu llagada imagen que te asemeja a Cristo
mujer inmácula
madre de mis años
cuyos labios resecos
a veces le sonríen a mis lágrimas.

8
HACIA ADENTRO

Yo, no te aclamo, no, vida mía que sufres;


tampoco me envilece tu soledad de estrella.
Tan sólo te contemplo como algo tan ajeno
que más que propia vida eres mi ausente muerte.

Me dejo ir en todo
dejo que el cerco nimio
me arrastre al torbellino del temporal rebaño
diríase que lucho. Diríase que asciendo.
Diríase que me hundo. Diríase que... nada.

Y yo, antigua sangre rondando entre las piedras,


tan sólo te contemplo, absorta enamorada.

Y junto a tu verdad de ardiente sima,


diríase que canto. Diríase que muero.

9
PATRIA FUTURA

...Y un día estaré Allí, vueltos mis ojos


al esplendor purísimo que irradia
vida y amor sobre la faz del orbe.

...Y un día -fiesta viva de la carne-


tendré la vestidura del Misterio
y la Belleza al fin me besará en los párpados.

Camino enajenada hacia el encuentro.


A veces me detiene la luz pálida
de una sombra que huye entre los dédalos.

Pero la Mano única me salva,


¡pero su sola perfección me traza
la ruta verdadera de las alas!

10
ACTITUD

Nada será después. Cierro la puerta.


Y solamente solitaria sigo.
¿Acaso vuelve aquí la luna yerta
y el palacio de vidrio?

Pongo al gorgojo de perfil sagrado


sobre mi corazón sin luz ni piel.
Por un río que gira en mi costado
se fuga el día de mi roja sien.

Ahora sustituyo la cisterna


en que bebía la razón de todos.
Y -caminante de mi sed eterna-
cruzo el paraje loco.

11
LAS ENUMERACIONES

Hay un rostro venciéndose a sí mismo


para ganar un gesto de alegría.
Un labio de feraz melancolía
rodando, entre sonrisas, al cinismo.

Hay una rosa que ni flor parece,


pero floridamente se pasea
por la celeste plaza de mi aldea
que a su vista se dora y se estremece.

Hay un arcángel trasmutado en berio,


una serpiente transformada en río,
una sobrina hija de su tío,
un perro alborotando el cementerio.

Hay un infierno puro que me ama,


un paraíso ajeno que me odia.
Un fraile que desliza su salmodia
en mi bostezo que apagó la llama.

Hay un Dios que te da lo que deseas


y te lo quita sin mayor demora.
Una rosa. Una risa. Una traidora
bella entre todas las mujeres feas.

12
SARANELLY DE LAMAS
(1933-92)
SARANELLY DE LAMAS (Ríobamba 1933 - Guayaquil 1992). Fue
poeta, periodista y narradora. Dentro del periodismo fue Corres-
ponsal Cultural de los diarios El País y Occidente de Cali,
Colombia. Corresponsal Cultural de El Tiempo de Bogotá en New
York y redactora de la Página de Arte del diario El Nacional de
Caracas. Entre sus obras principales constan: Revenant (1961);
Crónicas para un lugar desconocido (1982); Orfeo y Otros
cantos y Los peces de jade cantan a la Paz.

14
BALANCE

Si de repente Dios -que ciertamente existe


llamándome por mi nombre me dijera
es hora de liquidar el sueño;
haría simplemente un balance.

Más de una hiel en horas sin medida


pero a cambio, espejos y abalorios
para adornar el rostro de la herida;
un prisma casi ingenuo
para apresar la magia de las cosas
y un simple azul por todo lo creado.

De cuanto real establecido contemplé;


he amado más lo irreal que no poseo;
luego me conservé fiel a la fe:
creer tan sólo en aquello que no podemos ver.
Si tropecé y caí,
mi fe en el ser humano
jamás tuvo caídas.
No quise ver la perfección jamás;
apenas la limpieza necesaria.

Todo cuanto amasé fue nada entre las manos


monedas que se gastan al contacto del día.
Y mi culpa mayor -que me exime de culpa-
elegir un camino de herradura
para llegar al sueño.

Nada me asombraría si de pronto


la única palabra que no existe
me fuere a solas revelada.

15
VAN GOGH

Tú ya no escuchas por fortuna.


Tus girasoles y tus huesos
arden bajo la nieve
de la abstracción dorada de la gloria.
La oreja rota, la vela en el sombrero
y tu tristeza,
son la leyenda roja de tu vida.

Pero qué apagaría


aquella iracunda lumbre de tu miedo;
secaría la sed de tu garganta
degollada
al filo del sol de tus paisajes,
restauraría
tu arisca soledad de fuego?

Qué importa ahora


tu interrogante sin respuesta
quemándote tus labios tras el polvo!
Para salvarse invictos
sólo los elegidos descienden al infierno.

16
DE LA QUE PERDIÓ SU SOMBRA

Cómo dejar,
como quien deja un traje por cansancio,
la enajenada piel
tan harta de mi sombra;
y esta remisa mansedumbre
en que he perdido el hilo de mí misma.

Qué arenas increíbles inventar


de puente hacia el vacío
si de rodillas y a solas como un grito
me doy contra el espejo de mi sombra.

Ir hacia parte alguna y retomar


el áspero camino de regreso
a mi antiguo camino.

Ir hacia parte alguna


en donde el sueño
-como perro de viejo conocido-
se haya tendido al pie
para aguardarme.

17
CRÓNICAS PARA UN LUGAR DESCONOCIDO

Si estuvieras aquí ya no hallarías los ríos que dejaste:


la luna cabalgando fantasmas,
continentes azules que juntos recorrimos.
La luna es una esfera helada y trasnochada;
los ríos se han secado
y la tierra se ha vuelto más huraña.
Desde algún rincón de tu sonrisa un viento me aclimata
el alma que me diste;
y aunque no sé dónde reside tu alegría,
te narro las cosas que han pasado. Todas muy graves.
Hasta para tu estoica resistencia.

Me parece que ayer nomás estabas a mi lado.


Y América era un pañuelo rojo
desplegado en tu mano
cuando el copihue era para nosotros un ave rezagada.
Los hombres y las patrias que vivimos no son los mismos,
te imaginarás.
Tan sólo los farsantes no han mudado de piel.
La libertad que me enseñaste a descubrir
-la única patria universal y eterna que conozco-
ha desbordado en algún quicio del alma de las gentes
y le cierran el paso sembríos de fusiles.
No queda sitio sin cascos y sin botas.
Los caídos son muchos.
El Ché murió cercado y maniatado
entre una puna amarga de Judas y de coca.
En tu tierra el mate ha pasado a la historia.
Y nuestro viejo amor por Chile -Chilemapocho,
Chileroto de vino y lluvia-.

18
También se despertó Neruda abajo!
Ya no es hermoso el panorama que te pierdes.
Y hasta -como quisiste- quizá te fuiste a tiempo.
Tu hermana Berta se calló. Rebeca ha envejecido
y un verano violento me ha talado por dentro
a tientas de saber que ya no estás,
ni hielo ni estatura ni voz alguna me trasplanta
al rostro tuyo que no hallaré jamás.
Finalmente aprendí lo que quisiste:
me he convertido en hiedra que se afinca a tu musgo.
Que pasa de cara erguida al mal sin que le roce el alma.
Como mi sombra vas vestido con la piel de mi sombra.
Y como a Dios aprendí a amarte en todas partes
sin que estés en ninguna.

19
IMAGEN

Fuera de mí hay ruido siempre.


De pasos idos y frases desteñidas.
Y estoy sola contigo.
El perfil de tu nombre en el recuerdo
y tu cuerpo al alcance de mi mano.
Una palabra apenas y estás viviendo aquí,
como si fueran ciertos
tu gesto más sencillo y el filo de tu risa.

Pero una voz tan sólo es suficiente


para que huyan tu boca y tu presencia
igual que un pensamiento sorprendido.

20
SOLILOQUIOS

Eurídice de Orfeo siempre viuda,


ya sin carnal investidura.
Como al principio del principio.
Sola.

-Descárname, tú, mi siempre amado;


relévame rescoldos por estrellas,
que por no ver tu sola lágrima
todo lo entregaré, todo lo cedo:
el beso, la espiga y el camino.

Concédeme el pañuelo de tus manos,


cáliz mío de greda,
para enjugar el llanto que no miras
por este otoño sin hojas y sin ramas;
que hasta el viento
se ha marchado con las cuencas vacías.

-Qué lástima tu piel y tu osamenta:


el silencio,
o el labio que no bebes,
vaso roto?
Y qué te falta, di
-atribulada envoltura de mi espectro-
y qué te falta,
el brazo o el abrazo?

21
-Eurídice, Eurídice,
es diciembre de nuevo.
Invierno yermo.
Es preciso partir antes de tiempo.
Orfeo,
anillo desposario de mi muerte,
te vestiré en mi piel
todos los días
con este amor de soledad y duelo.

22
MAGIA

Cuando quiebres el rostro


que inventé para ti:
cierra los ojos.
Habrán perdido el color
de mis símbolos.

Baja la voz:
no será necesario que el río
aprenda a cantar
frases sin música.

Y cuando el último relámpago


ilumine -hueca- tu última palabra,
palpa tu cuerpo:
lo sentirás desnudo.
Nada. Ni hojas ni estrellas ni río
nunca habrás estado más solo
y despojado de ti.

Deja caer tus manos: sentirás deslizarse


los pedazos de Dios que hice contigo.

23
ANA MARÍA IZA
(1941)
ANA MARÍA IZA (Quito, 1941). Licenciada en Comunicación
Social por la Universidad Central de Quito. Fue soprano del Coro
de la Casa de la Cultura Ecuatoriana y viajó por Colombia y Perú.
Obtuvo el Primer Premio Nacional de Poesía " Ismael Pérez
Pazmiño", Guayaquil, 1994. Su poesía ha sido materia de estudio
en seminarios de USA y en la Universidad Católica de Quito. Sus
poesías constan en numerosas antologías dentro y fuera del país.
Libros publicados: Pedazo de nada (1961); Los cajones del
insomnio ( 1967); Heredarás el viento (1974); Fiel al humo y
Papeles asustados (2005).

26
RETRATO

Estoy triste
lo digo simplemente
y no se necesitan más palabras

El cielo está más gris


y más helado el viento

Un virus invisible
el alma me taladra.

Estoy triste
eso es todo
involuntariamente.

De repente el invierno
penetra hasta mi cuarto.

Hace trizas
lo que quedaba entero.

Y me deja llorando abrazada


a mis retratos viejos.

Hoy podría reír


mas la nostalgia
es un hueso lamido por mi sangre.

27
Ni yo estoy tan honda en mí
como esta pena.

Hoy está negro el sol


y nadie lo ha notado.

28
SAL

Qué bien me sentiría


con las cuerdas de mi alma
tiradas por los muelles.

Mirando la partida de los últimos barcos,


siendo yo misma el barco
que a lo lejos se pierde.

Con solo el infinito de testigo


y un anillo de agua entre los dedos.

Sin ley.
Sin sol.
Sin niebla.

Con las olas lamiéndome las plantas


y un poco de crepúsculo en el pelo.

Y que una blanca gaviota me despida


en el nombre del último lucero.

29
PLOMO DE SED

El comunicador lanza sus redes


y me salpica el mar en plena cara.

-"¿Por qué tanta sal en sus poemas...?


-Las olas revientan en sus páginas...".

El rumor de la infancia regresa


como sed salvada de las aguas
balsa que a lo lejos se hunde
y no se hunde.

Metáforas del sol los alcatraces


sobre el papel mojado del océano.

No sé qué odié más: a mi padre o al mar,


no sé qué amé más entre el mar y mi padre.

El comunicador Social insiste:


-¿Por qué tanto mar en sus poemas...?

Y es tan intensa la sal que su pregunta


se volvió estatua
y mi respuesta estrella.

30
EL OSCAR

Después de ti nacieron por montones


y nadie les lloró porque nacían.

Sobre el hombro del hombre la luna,


sobre la luna el hombre
y lo demás, lo mismo
-nada te perdiste-.

Igual que al Coronel


no tuve quien me escriba.

Después de ti
decoradora de interiores:
en cada habitación grabé tu nombre
en todo ventanal lumbré mi frío.

Actora, guionista, productora,


por labrar el agua en bruto
estrella de la talla del agua me nombraron.

Aplausos, fotógrafos, autógrafos.


Fracaso total, porque tú no estuviste.
Amor mío, a la entrega de mi Oscar.

31
ANTIGRAVEDAD

Vuela a pescar estrellas, alondra ionizada


la altanoche ha crecido el colmo de los colmos,
por la atroz escotilla lo que provoca es irse
sacándoles la lengua sin fe a los tiburones.

¿Qué tiene que ver contigo la embraguetada sombra...


que erecta te persigue como un hombre?

Jamás han de alcanzarte sus espermatozoides


si aproximas tus cantos al vuelo de los dioses.

Deja que la basura siga con la basura


aunque las dos se crean dos blancas mariposas.

Ya las verás prendidas bajo sus negras llamas.

No llores ni sonrías por su lejano humo.

Vete a pescar en aguas de astros derruidos


quizás pesques la imagen de los seres futuros.

Y cuéntales la historia tal cual la verdadera


cuando la noche se hizo el colmo de los colmos.

32
SIN GOTA DE A

Luchando con las palabras


-hecha un nudo-
de un manotazo arrojo las equis
de la máquina.

Arranco de las teclas las o


las a
las eses
y las eme.

Tratando de pensar que no he perdido,


a pesar de haber vivido en un naufragio.

De ser mi mundo la tristeza


mi hobby un problema siempre a mano.

El libro de lectura mis recuerdos


con una cinta negra que los pasa.

Luchando con las palabras


-hecha un nudo-
de un manotazo arrojo la letra que me sangra.

33
LA HEREDERA

El fuego se fue en el río,


y el río se secó;
con qué nos taparemos carne mía...!

Aunque sea una hoja que nos lanzara Dios!

La casa es una fiera de ojos amarillos


danza sobre la cama con sus patas, feroz,
cuelga como lágrima la herida lila...

Jamás en mis dominios quiso salir el sol

porque soy la heredera de la nieve


y el frío,
aprendí a hacer hogueras
frotando mi corazón contra las piedras.

34
ISLA

El arca de Noé se fue a pique


con hombre, animal y flor.

De milagro se salvó la espina


amarrada a la grímpola del sol.

Hoy me acompaña un loro,


una cabra,
una isla
y un letrero que dice:

"No se admiten caníbales".

35
SORDA BATALLA

Cae sobre la máquina la cabeza del sueño.

¡No te rindas ! Le grito.

Un verso nacerá esta madrugada


el olor a espina se empecina
prepara agua hirviente entre los párpados.

La máquina de escribir comprende


abre sus ojos negros en mi almohada.

Cae sobre ella


el peso de la sangre
la calamidad del ser,
el fuego
de las sordas batallas.

36
LA CALLE

Las calles os esperan.


Os esperan los postes en su sitio
dejad las cuatro paredes de los cuartos.
Dejad la sombra colgada en cualquier clavo.
Dejad la pesadumbre en las rendijas.

Sacad el corazón con sus fusiles.

A matar la miseria en las esquinas


y a matar sin dolor a los cobardes;
por ellos todavía existe el frío
y niños amarillos
y miedo en las miradas.

Cada piedra es un verso que echa llamas


cada puerta que se abre es una herida
cada hombre que sale de su hueco
una hilera de puntos suspensivos.

Las calles os necesitan,


compañeros; de aquí , de todo el mundo,
empapelad las calles de poemas,
de rosas
y de gritos.

Pegad en los murales vuestra sangre


y no la despeguéis
hasta que nazca el día.

37
LA VENTANA

Habrá guerras feroces;


pero esta vez será la guerra contra el hambre,
el frío de las calles,
el "ya no sé qué hacer",
el ¡hasta cuándo!

Renacerán las rosas degolladas;


y si estamos desnudos no nos dará vergüenza.

Los niños podrán ir a la escuela


con buenos zapatos y sonrisas.

Saldrá una nueva definición del hombre


en el gran diccionario de la vida.

Entrará la paz al universo


en un asno con la mirada limpia.

En fin: todos iremos juntos,


a través del sol y la neblina.

Será oportuno el canto de los pájaros


al despertar el día.

Todo esto yo pensaba en la ventana


y sin ninguna razón
me mandaron cerrarla.

38
VIOLETA LUNA
(1943)
VIOLETA LUNA (Guayaquil, 1943). Radicada en Quito, desde muy
joven se ha especializado en cursos de literatura. Es Doctora en
Ciencias de la Educación y labora como profesora en centros
educativos. Ha publicado los siguientes libros: El ventanal del
agua (1964); Y con el sol me cubro ( 1967); Posiblemente el aire
(1970); Ayer me llamaba primavera ; Las puertas de la hierba.

40
ALEGRÍA

Alegría
en qué lugar quedaste
en qué cajón crujiente de la infancia.
Debajo de qué sauce.
En dónde te perdiste y a qué hora.
Te tuve
no te tuve.
Con quién te atravesaste
y cómo es que rodaste fácilmente
y para nunca más.
Tal vez te desprendiste de mi mano
y fuiste sólo un trino,
una sortija de aire,
un pájaro de harina y de burbujas.
En qué lugar caíste.
Detrás de qué rejilla.
Qué viento te aplastó bajo la tarde,
qué nube te cubrió
y en qué desfiladero hallaste nido.
A veces
presiento que me llamas desde lejos
y me aletea el pecho
hasta que saltan rosas y libélulas
y sólo están mis brazos
abiertos y vacíos.
Alegría
en dónde te enredaste,
qué canto de sirena te deshizo,
en qué velero azul rompiste el agua,
con quien te diste al sueño.

41
No fueron para mí tus madreselvas.
A lo mejor te tuve y no te tuve.
A lo mejor pasaste
y no alcanzó mi dedo a sujetarte.
Tal vez un jueves vuelvas
y veas que ha nevado en mi ventana.
Y tras de los cristales
apenas oiré cómo te estrellas.
Oh pájaro de harina y de burbujas.

42
Yo

Yo siempre fui el final de la esperanza,


un río turbulento que se riega,
un barco de papel sobre tu mano,
un pan que se abastece de sí mismo,
no sé por qué sabiéndolo
me canso de buscarme y no encontrarme.
Y al fin,
cansada de ser yo no soy la misma,
he roto el hilo gris que me ahorcara
y estoy ya liberada.
Soy libre para andar sobre mi huella,
llamarme con un nombre cualesquiera,
gritarme estupideces.
Yo siempre fui un balcón sobre un abismo,
un árbol enclavado en una ola,
un tren que en una hora se incendiara,
un trago almibarado que hace daño.
Estoy ya liberada falsamente,
la libertad no existe.
Y sin embargo pueden
alzarme con patadas desde el odio,
para después ¡oh necios!,
salvajemente amarme.

Ha de llegar un día
en que abras ambos brazos:
pareceré campana
y tocarás frenético.

43
Habrás de estremecerte largamente,
rendido entre mis uvas.
Afuera seguirán los ventisqueros
y varios gatos tristes
habrán de cobijarse con la lluvia.
Y adentro y para nada
tu loco frenesí de campanero
y yo terriblemente
borrando con la miel tanta salmuera.

44
ALAZÁN SOÑADO

Con trote cadencioso


y a ritmo de guitarra y oleaje
te veo romper cercas
y darte a la escapada tenazmente.

La noche es tu gran puerta.


Caballo de canela y de caoba.
El viento es el camino
en donde dejan música tus cascos.

El cielo es mar eterno


que baja por tus crines y tu lomo.
Mi sueño es tu llanura
y corres fatigado
con esa ondulación inconfundible.
Y quiero detenerte
domar tus locos ímpetus.
Mas nada es ya posible
caballo que te vas a la deriva
sin esperar las lunas de mi otoño.

45
CANTOS DE TEMOR Y DE BLASFEMIA

1
Potranca de los montes,
tú debes ser feliz junto a la yerba,
en medio de las ranas y el estiércol,
sin esta geometría de las calles,
sin estos omnibuses
sin estos perros cultos,
sin falsas teorías de la vida,
llegando hasta el amor sin desnudarte,
sin dar gemidos vanos contra el sexo.
Y debes ser feliz porque eres potra,
sin esta depresión de la etiqueta
ni todas las mentiras de los libros.
Feliz sencillamente,
feliz como este viento que te nutre,
pariendo cada invierno
encima del orín, bajo la luna,
naciendo y masticando las auroras
como saladas frutas,
pariendo sin dolor entre el granizo.

Por eso,
hubiera preferido ser un rayo,
un trozo de carbón
o cualquier cosa
ser piedra necesaria,
astilla necesaria,
aguja necesaria.
Tener un solo nombre,
un tiempo sin semanas,

46
un sitio sin medidas.
Tener un ser agreste,
un ser que nada sabe,
que nada planifica,
que no calcula nada.

Hubiera preferido ser un río,


el filo de una lanza,
un poco de veneno.
Ser agua que no colme,
ser lanza que no sangre,
ser muerte que no muere.
Tener un punto clave
por donde desquitarme,
no parecerme a nada,
ser algo que no sienta.

Hubiera preferido ser un hueco,


un túnel sin salida.
Tal vez una palabra que no existe,
que nunca fue enseñada,
que se parece a nada,
que es piedra necesaria,
aguja necesaria,
veneno necesario,
ser sólo esa palabra:
felicidad.

II
Tal vez,
si hubiera sido piedra
no habría tanto hartazgo en esta sangre,
no habría esta punzada

47
que sin dolerme tanto me lastima;
no habría en mi cerebro
la fija conjetura de estar sola,
de estar tan remordida
en medio de los días.
Si hubiera sido un árbol
no habrían estas lágrimas
no habría en estas manos
la sucia tentación de destruirme.
No habría en estos labios
la loca comezón para llamarte,
decirte que te quedes,
besarte tontamente
encima de tu rabia y tu cansancio.
Si hubiera sido yerba
no habría tanto incendio entre los brazos,
no habría en el presente
la triste guillotina del pasado,
no habría en este cuerpo
el ímpetu tan vano de tirarme,
tirarme bajo el musgo de tu cuerpo,
quedarme si saber
si hubiera sido igual siendo yo piedra.

III
Tú debes ser feliz potranca buena,
sin estas reflexiones,
sin estos pergaminos oxidados,
sin estos alfileres
que bajo el corazón están picando.

Mas bien me propondría


no hablar ahora nada,

48
ni recordar mis años
que tienen cicatrices atrasadas,
ni recordar que es lunes
y tengo que lavar alguna llaga,
hoy quiero estarme quieta,
hundir esta cabeza entre las manos
y no pensar en nada.

Tenderme como quiera hasta olvidarme,


hacer de las ideas trapos sucios.
Cansada de mirar la misma calle,
las mismas puntuaciones de un letrero,
cansada de espiarme me amenazo,
estoy hasta estorbándome,
y quiero no pensar en el mercado
ni en estas rutinarias ahorcadas,
y si alguien a la puerta está llamando,
que aguarde cuatro vidas,
que aguarde hasta olvidarme de mí misma.

Quién fuera una potranca


y andar sobre zapatos de hojarasca,
viajar desde los cerros a los llanos,
comer cada mañana las heladas.
Tú debes ser feliz,
gozando con el lodo y los gusanos,
tajando la esperanza con los cascos.
A ti no han de amargarte
ni el cielo encapotado ni la lluvia.

49
LUGAR XI

Recorro la cortina
y el monte viene a mí,
se instala en la mirada
y toma posesión de mis pupilas
y empiezo a verlo todo en verde oscuro.

Y la montaña crece
llenándome de ríos y de bosques.
Tan sólo los caminos
no alcanzan en mis ojos.
Y esta montaña queda en la mirada,
como se queda el miedo
después de haber perdido la ternura.

50
CAL Y FUENTE

Tus brazos
se adentran en mis brazos,
lo mismo que en los puertos el océano.

La noche está de frente,


y tú sobre la noche
lustrándome otra aurora.

Arrímate a mi pecho
como a una playa extensa,
la lumbre y la ternura
son una llave incierta
y hay que saber usarla.

Mis labios son ventanas


por donde se entra al júbilo.
Entremos en silencio
contra el silencio mismo.

Mi pelo es una rama


cortada con tu mano.
Empápala de besos
para que no se quiebre.

Ya no hace falta nada.


Soy una cal quemante
delante de la luna.
Prepara tu torrente
y vorazmente apágame.

51
MARTHA LIZARZABURU
(1944)
MARTHA LIZARZABURU (Quito,1944). Ha publicado tres libros:
Aljibe (1964); Memorial de la sombra y la ternura (1973) y
Ataduras para el viento (1977).

54
RECUENTO DE MI MUERTE PROFUNDA

Espiga, no me digas lo que guarda tu carne.

Yo quiero presentirte pan,


sonrisa, blandura entre los dientes.
Y agonizar en tu temblor secreto como una célula,
con el núcleo dorado por la magia
tranquila del silencio.

Recrear en mi ser tu cuerpo mínimo


mientras me habita aún la sangre del verano
y tu orilla menuda es todavía
mi propia orilla.

Espiga,
no me grites lo que guarda tu muerte.
Si he de morir tu misma sed...

55
ELEGÍA DE MI MUERTE INMEMORABLE

Anda mi muerte al paso por la esquina


y es árbol
y es silencio.

Rueda mi sombra en torno


como alguien que desoye su lamento.

Ya estoy con la alta estrella deslumbrada,


en su curva final de encantamiento.
Ya tengo -hielo antiguo-
las palabras cambiadas por retazos de viento.

Trueque de sangre y alma


por la frugalidad de agua en destierro,
mi muerte se detiene tras la esquina
para hacer de mí un árbol
dulce y ciego.

56
TIERRA

Parda cuna.
Le calientas la infancia
a la espiga
mientras cantas tu nana
fecunda.
Cada instante,
el andar de la hormiga
se te vuelve en la entraña
ternura.
Parda, amorosa cuna.
¡Que en silencio te mira la noche
con sus anchas pupilas
oscuras!

57
DELGADEZ DE LA MUERTE EN LA FATIGA

Vengo
de los recodos más oscuros
de mi propio cansancio.

El viento de la muerte ha escorado en mi boca


y ha fundido mis pasos.

Y soy un resquemor,
una maledicencia despojada de grito
y una atroz mordedura en el origen mismo
del dolor soterrado.

58
ULTIMA VOZ DE AUSENCIA

Y cesó de crecer sobre la tierra


tu hierba de milagro.

Sin voz,
sin esperanza qué traerte
para aplacar la noche en que naufragas,
me quedé como un árbol.
Roca extinta
en mitad del escombro y de la llaga.

Qué asombro tan antiguo el de mis manos


al palpar tu silencio.

Y qué sola mi sombra


en los charcos de angustia que la apagan.

59
PEQUEÑA HISTORIA

Un día
mis iluminaciones se volvieron palabras
y me empezó a crecer sobre los pies la
tierra.

Nevé mi nieve oscura


para que en las alondras se me ahuyentara
el alba.

De tierra el dulce harapo suspendido del


alma.

Y el dolor de las manos sobre el


viento : curvatura sonámbula.

Liana de piel en tránsito


anudada al silencio de la página.

A la armazón insólita de tiempo


a la hora sin cenizas y sin lágrimas.

Entonces
las alondras cruzaron ligaduras a
sus sombras delgadas, y me empezó a crecer
sobre la voz la niebla
y sobre el corazón
el camino hacia un cielo de paja.

60
MEMORIA DEL FUTURO SILENCIO

Es así como tengo que madurar mi muerte:


a pasos desolados.

Entre el hueso y la piel,


el ascua negra desbordará cansancio,
y quedará en silencio la tersura
de mi cuenco de tierra.

La sed.
Esta llovizna inconmovible
sobre el rostro.

Y mi muerte en sigilo
inventando sonidos en los charcos.

61
ANÁLISIS DE LA BRUMA

Ha crecido
en pie de soledad
la forma del guijarro mordido por
la noche.

Nada en la tierra puede recuperar tus pasos

pero asumo tus ecos en mi carne


como quien reconstruye la semilla del sueño.

Sé que puliste para nada


la piedra de ternura
y la orilla menuda de tu mundo sin hielo:

la huella del guijarro


se apaga de improviso entre la bruma.

62
ESA OTRA SOLEDAD MÁS DENSA TODAVÍA

Tiembla la soledad
avanzamos
hacia otra soledad más densa todavía.
Tu escombro entre mi sal.
El eco de tus manos.
Tu recuerdo alejándose por las nuevas orillas.

(Inútil toda llama secreta:


cada sueño es un árbol que muere de rodillas).
Cae la tarde.
Estamos con las sombras atadas
a esta otra soledad más densa todavía.

63
VISIÓN RECOMENZADA EN EL SILENCIO

Me busco.
Me camino.

Una nueva verdad sobre mi tiempo me ahorra


la esperanza.

Cada día distinta,


desemboco en esta ardua soledad:
me reconozco en mi visión más íntima
y recobro mi sueño
desterrado de la lumbre frugal.

Aquí mi corazón es el comienzo


de todo canto
y de toda alegría pequeña.

Más allá,
las estrellas de siempre
y los mismos silencios acoderados en la niebla.

64
SOBRE EL BARRO DEL MUNDO

Mis pies caminan


sobre el barro del mundo.
Soy su misma dulzura que se enciende
en cada angustia con la misma verdad.

Ser terrestre,
ato la soledad a la esperanza.

Y me siento vivir en la vehemencia


del fruto amanecido.

65
SARA VANEGAS
(1950)
SARA VANEGAS (Cuenca, 1950). Doctora en Filología por la
Universidad de Munich, Alemania. Ejerce la docencia superior en
la Universidad del Azuay, Cuenca. Ha asistido a congresos sobre
literatura en España y países de Hispanoamérica. Colabora en
revistas de Argentina y España. Ha escrito en prosa y verso. En el
año 2000 se hizo acreedora al Premio Nacional de Poesía "Jorge
Carrera Andrade". Es autora de los siguientes poemarios : Luciér-
naga y otros textos ( 1982); Entrelíneas ( 1987); Poemar (1994);
Más allá del agua (1998); Al andar (2004).

68
MARASMO

El aire cargado de polen amarillo


los pasos cansados una que otra
voz, marasmo
veo pasar la vida tras las gafas

sombras que se aproximan


un tanquero "inflamable"
(los fósforos crepitan)
los árboles son bellos pero ajenos

los barcos, la partida


busco el pasaje en mi chaqueta
sólo cuentas tarjetas barajas baratijas

un niño negro de sonrisa muy blanca


viajero del tedio
y la esperanza

al otro lado
tú me estarás pensando en términos azules
mientras a fuego lento se despereza
el ave esquizofrénica
de tus manos.

69
INSOMNIO

En el balcón desierto se multiplican las lunas


y las señales
como tallos sin flores los enigmas
espejos diminutos las certezas

la ceniza dispersa los fantasmas


y las ojeras mudan de insomnio
el viento tabletea
entre los poros un perfume lejano
de limoneros blancos
y un vestido de soles
se balancea en el presente imposible de tu infancia

mas todo en vano


la luna es un satélite
las sábanas son olas que agonizan
tu corazón resbala

a la evidencia.

70
SOY DE LA LLUVIA, AMOR

Soy de la lluvia, amor


en todas partes
soy de la lluvia
y del silencio
en el mar y en mi casa
en los campos
bajo estrellas ligeras
y en las sombras

soy de la lluvia, amor


en tu recuerdo
de la lluvia y del viento
en mi nostalgia
en todas las nostalgias...

soy de la lluvia, amor


como tus lágrimas.

71
Tú recordarás luceros extraviados
la utopía de los bellos días

evocarás
la nieve en tu ventana
el amor partido a medio día

ya nada importará

serás
tu sola ausencia
tu sangre altiva abrevará

lejana
las flores del desierto.

72
SED

La sombra inclina sus alas sobre mi vaso


fresca y salada
el calendario se escapa entre los dedos
días de sol
y niebla
nuestra casa
el polvo en esfinges
neuróticas nostalgias
de no perecer

los pies en la arena


la memoria
levanta catedrales
naves azules

naufraga en sus propios paraísos.

73
EN LA ROSALEDA

I
Amor. Te invito a mirar el agua
la luz dorada del estanque
-que me recuerda tus ojos pasmados-
te invito a aspirar la tarde
entre rosas y fuentes y vuelos
amor. Te invito a caminar conmigo

yo coronaré de verde tus cabellos


con mi aliento viajero.

II
He caminado lenta bajo el arco de las rosas.
He aspirado hondamente su frescura, y
me he sentido sola. Hay una cascada de
cenicientas tórtolas como un muro de incienso.
Algunos jarrones de francia y agua por todas
partes. Sólo falta tu sombra.

III
Tu recuerdo me moja la memoria. Estoy en la
rosaleda que tú adorarías...
tu talle esbelto es un enigma sobre la
fuente, adelanto las manos para rozar su
silueta. Mientras una risa blanca me devuelve
al agua.

74
INMORTALIDAD

Avanzan sus caballos


negras pezuñas contra la noche negra
jinetes que sangran sobre la arena
que imploran ver
(pero no caerán)
sus capas evocan las constelaciones
sus ojos han retornado al silencio
sobre su pecho yermo
libremente
retoza el escorpión de los desiertos.

75
FATA MORGANA

Luz salobre
danza enigmática de los ergs
tus ojos casi ciegos
jardines más allá del horizonte
furor del oleaje
y esa voz tan tenue que susurra
gaviotas doradas
bajo el sol inclemente
la caravana avanza lenta
casi inmóvil.

76
LA HERIDA

De tu casa a mi casa sólo hay una herida


larga cansina sin brillo
una herida blanca como la luna en febrero
herida de sal y siemprevivas
tímida sin aroma y sin crepúsculo
húmeda como los ojos de las golondrinas
errantes
entre tu casa y mi casa
cada vez más lejanas.

77
LEYVA

1
Los tiempos como los frutos maduran con el sol
y la lluvia y el roce de tu mano

los tiempos en una vasija como el vino


y entre las cejas . El tiempo de la libertad
el tiempo de la siembra
el tiempo de la ausencia
pero hay un tiempo irrepetible y transitorio
el tiempo de sus ojos / el milagro.

Los tiempos como los frutos maduran con el sol


y la lluvia y el roce de tu mano.

II
hay un tiempo para la erranza -está escrito
y un tiempo para la siembra

y hay tiempo también para el amor


para abrazar y ser abrazados / un tiempo para el milagro

en Leyva. La empedrada de geranios y buganvillas


la del sol y las blancas murallas . Y el silencio

yo tuve cerca tus manos.

78
CATALINA SOJOS
(1951)
CATALINA SOJOS (Cuenca, 1951). Obtuvo el Premio de Poesía
"Jorge Carrera Andrade" en 1992. Ha publicado los siguientes
poemarios : Fuego ( 1990); Tréboles marcados ( 1991); Fetiches
(1995) Brujillo; Cantos de piedra y agua . Labora en el Departa-
mento de Literatura de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo
del Azuay.

80
FUEGO

Tienes razón: soy fuego


y las perennes fogatas que llevo
incendian
los instantes dentro de mí.

Mis pensamientos
veloces chispas encendidas
prenden mi lengua y
arden las palabras

¡lluvia de fuego
soy
eterna y permanente!

81
CORAL

CANTO PRIMERO

¿Quién mira dentro de ti


ciudad celeste y sola
sola
ciudad de frío?

Te escribo
y dejo que el alma se me vaya
en la noche desnuda

sembrado
entre el barranco y la magnolia

mi corazón
es fruto
ya
maduro

¿quién espía
debajo de tu angustia?

Ya puedes amorosa
devorarme

porque colgada estoy


a tu silencio

82
abre tus labios
llámame
tu voz
será una gota de sangre

en mi pecho difunto.

CANTO SEGUNDO

Yo
construí tu cuerpo
y he salido a buscarte

en cada huella

te has ovillado a mí
con tus puentes y símbolos

indefensa
me sigues por tus plazas
y
te descubro en cada rostro

entonces las palabras


escalan por tu cuerpo

hasta una página de sombra.

83
III
Mi túnica yace junto a los destellos
que dejó mi cuerpo
despojada al fin
soy un tótem dentro de mi selva.

Iv
Como una cruz de páramo clavada entre la niebla
con sándalo y cicuta
toda ofrenda.

12
¡Ah la ingrata de cúpulas azules, de flores de retama y
cuatro ríos , la que ahora calla habiéndome mecido en la
mañana!

84
LA ESPERA

Escucha cómo brota mi silencio


en el musgo enmarañado de tu ausencia
mira cómo se queda el pensamiento
agazapado en la esquina
de tu aliento

mi corazón es una sombra oblicua


anegada de pena

mientras en algún sitio


se derrama la noche

regálame las hebras de tu luz


para tejer la espera.

85
ASCUAS

Huracanes en la niebla, mis fragmentos lloran los ayeres,


no reconozco mi cuerpo, vendavales que sangran, el mar
es un recuerdo rojo, el insomnio de los Beatles desciende,
busco mi guitarra debajo de la almohada, con los pies
llenos de espuma aguardo, ¿encontraré mi señal?
¿Soy acaso de los sesenta?
¿Nací hoy?
Cruzo la línea. Tú te quedas sin nostalgia.

Imagínate fresca, no soporto mis cicatrices, imagíname


pura, no soporto este olor a rancio que despide mi pesi-
mismo, bésame todavía, la noche no sabe de huidas, nos
llega lisa y blanca con ese sabor de siempre en la piel.

El dolor murmura sin cesar, tu risa alivia, campanas


negras en tu ausencia , ¿en dónde estás? ¿realmente
escucho tu risa?
Noche para llorar en el templo.

Han enviado rosas, mis amores tratan de detenerme, me


estiran, sigo buscando el cieloolvido, he amanecido
demasiadas veces

cierra mi dolor ahora, amor único e irrepetible.

86
MILONGA

Y dijo ella:

todo penetra en mí, echa raíces, la sombra que devora mi


garganta, ese claro de
sol entre la niebla, la muerte desgranándose en la selva
todo provoca mis concavidades, el recuerdo que yace
inerme entre los muslos.
La caída del agua.

Soy una virgen encendida que oficina lunas negras, abre


mi tiempo, toma las llaves
de mi reino , sé imagen que colma y seré toda espejos.

Él avanzó tres pasos


y la noche creció más allá de sus manos

la celebración ha fluido de oscuros recipientes, enlazados


en alguien para
siempre
descendieron los cuerpos del amor

y enrojeció la noche
con algo de dios

entre las ruinas.

87
FUEGOS

El hombre viejo se sabe frágil, su savia fría y dura se


transparenta
debajo de la epidermis, se sabe amargo.

El hombre joven se piensa fuerte, invencible levanta su


rayo de belleza.

El hombre viejo apaga sus lámparas, como toda víctima


es su propio verdugo,
se sabe feo como el dolor.

El hombre joven danza sobre su imagen, su frente toca los


astros,
se piensa hermoso.

Atados uno al otro no se miran, el viejo solloza, el joven


sangra
se desvanecen.

Ella, no lleva velos, deslumbrante se insinúa, se clava en


sus pupilas.

A dúo claman : ¡Oh Muerte!... ¡Oh vida!...

Ella los posee tiernamente.

88
MARINA

Caracola de espuma
tu voz me aguarda

alud de sueños tu mirada

una gaviota se balancea sobre un punto de luz

tus manos navegan


ensueños de sal

sol destilado en las pupilas


mi recuerdo anclado en tu sonrisa

la luna se desploma en nuestro insomnio

mi nostalgia ha volado hasta tu playa


por los túneles blancos
de esta noche de arena...

vientos blancos
en tu voz
círculo de luciérnagas
tu cintura

mi verdad se esconde a oscuras en la risa

a lo lejos
descubro
la radiante cara de
la soledad.

89
MARÍA FERNANDA ESPINOZA
(1964)
MARÍA FERNANDA ESPINOZA (Quito, 1964). Licenciada en
Lingüística por la Universidad Católica de Quito. Post-grado en la
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). Premio
Nacional de Poesía, Quito, 1990. Ha publicado Caimándote
(1991); Tatuaje de selva (1992) y Loba triste (2000). Sus textos
han aparecido en revistas y estudios dentro y fuera del país.

92
HAMBRE

Hambre
de oveja africana
hambre que roe los cuencos de arcilla
vacíos
sólo polvo
forraje de ácaros y saltamontes
comer lo que se mueva
hormigas
gusanos secos por ejemplo
moscas revoloteando las narices saladas de los n^,ios
gacelas frágiles devorando pezones agrietados
¿dónde está el agua?
¿los árboles de pomarrosa y baoba?
Ni sombra ni nube
muere de seco el río Níger
mueren de espanto las mujeres tísicas
los hombres en sus bóvedas
esperan la luz bocarriba.

93
AGUAFUERTE

Aguafuerte que no cura


desespera por tibia
reclama los ardores del fuego
las garras de la fiera por la espalda
vive de las rentas
renta el zaguán de sus sobacos fríos
bruñe con los dedos mis espasmos
ni así perdono su levedad
sus tanteos torpes a plena luz
mora la tibieza en los cristales rotos
la pasión camina
las anguilas eléctricas se apagan
el neón de sus cuerpos es tejo de hielo.

94
DE BOSQUE LA PIEL

Yo que siempre tuve la piel tatuada de algas


de bosque la piel
piel de envolver como hoja de maíz
para escribirte cantos y tambores
borrarte las huellas de otros carbones encendidos
de otros tactos
piel de tapiz chibcha y poros como bocas
de olor a fuego y leña en los pechos

fui rumor de bijao en tus pies fríos


tuve la anatomía de la luz entre las piernas
y toda la fauna alborotada
en mis lagunas de savia y saliva
quiero volver a ser con otra piel
en la que no estés
como tiesto y mucahua
de mi deseo que te borra
deseo que te borra.

95
LIBREPENSADOR

Tus ojos son playas o islas de sal y arena suelta


librepensador
pero tus piernas
son más largas que las ramas de bambú
tus rodillas nudos Masa¡
si me amaras librepensador
te cubriría con mis brazos de arácea
y me posaría de vez en cuando
como garza en tus muslos redondos
redondos y blancos
blanco tu sudor
y la arena que te cubre como toldo
la espalda desnuda.
No me gusta tu piel
pero sí el arco y el violín de tu sombra
pero sí tus canas en el agua
el beso que sabe a yuca mojada
a semilla de cola
a granero Jausa imitando tus nalgas.

Librepensador con arrugas como ríos


jardinero en mis hendiduras
florista
mis caderas son marimba y tam tam para tocar
como el xilófono que tocan las sinfónicas del Norte
frío Norte
ese tuyo de árboles de maple
te toco
aceite de jazmín en el cuello
te toco

96
almidón de mijo que te corre entre las piernas
a pesar de la piel ya tocada
de los biombos que separan tus ingles de las mías.

Si me amaras librepensador
ya habrías entregado tu cuerpo
trasnochado y suave de tiempo
de cuatro estaciones
ya habrías confesado
tus sueños de invierno
que son lo más cercano a la realidad
quiero que seamos por fin
que nos celebren ritos nupciales
danzas con todas las formas de percusión
limpias de shamán
abrazos
para que nos juntemos como tronco de matapalo
desde la raíz
quiero que seamos
en cualquier recodo o lago
en cueva de oso o nido de pájaro
quiero estar en la cama
que hacen las hojas de otoño en el Norte
esperando que se mueva la eternidad
eso que se llama tiempo
nuestro tiempo
librepensador.

97
BOCA DE CUARZO

Mi luna hace la siesta


mientras vuelves
tantas palmeras en ti
cáscaras y atavíos de frutas en tu nido
te espero
molusco desperezándose en el agua
te espero con brazos filamentos
hasta que se dibuje el contorno del tiempo
te espero boca de cuarzo que besa con filo
te espero
hasta hurgar las esquinas
de tu sudor acompasado
hasta que me arrepienta
de tanto en la memoria.

98
LXIII

La muerte
es perro indefenso y cojo
el fin de esa lora anónima
de ojos callados

hábito inútil el de llorar


como inservible luto del cuerpo

morir es heredarse en plural


oírse en eco ajeno
dejarse en los astros sin viento

es acaso un rito
un favor al espacio y al tiempo
un encuentro nuevo con el sueño

sin más.

99
LXI

Que el sol me tiña de piel cobriza


me quite la cal del cuerpo
con dos claves de sol
y tres golpes de clave
con agua de coco en el cuello
y hoja de palmera en el ombligo
me deje
olor a plexo lunar y violeta marchita
en el monte del pecho
me cambie los dedos zancudos
por textura de papel cometa
mi cuerpo asimétrico en un beso de bocapez
donde el eco se pierda
y el llanto
se haga grito de lápiz
que escribe mi sueño
de dientes blancos
de muro geométrico de cal blanca
sobre tu piel de caoba y azafrán.

100
XXXII

Las esperanzas están permitidas


si no estropean la estética del tiempo

cuando se ama
la paz del cuerpo muere
se pierde el sueño para siempre
la voz se teje despacio
voz que consiente
espera
recrea
después de amar vuelve la paz
se va la voz
queda el tatuaje:
permanencia y angustia

se quiebra el resto
plaza
cielo
selva.

101
INDICE

Prólogo
DESDE LA MITAD DEL MUNDO
Rodrigo Pesántez Rodas .............................. V

ILEANA ESPINEL CEDEÑO

Imagen del amor ......................................... 3


Soneto del imposible olvido ................................ 4
Abril 8, Viernes Santo de 1955 .............................. 5
Epístola ternísima para el final de un sueño .................... 6
Escaras ................................................ 8
Hacia adentro ........................................... 9
Patria futura ............................................ 10
Actitud ................................................ 11
Las enumeraciones ...................................... 12

SARANELLY DE LAMAS

Balance ............................................... 15
Van Gogh ............................................. 16
De la que perdió su sombra ................................ 17
Crónicas para un lugar desconocido ......................... 18
Imagen ................................................ 20
Soliloquios ............................................ 21
Magia ................................................ 23

ANA MARÍA IZA

Retrato ................................................ 27
Sal ................................................... 29
Plomo de sed ........................................... 30
El Oscar ............................................... 31
Antigravedad ........................................... 32
Sin gota de A ........................................... 33
La heredera ............................................ 34
Isla ................................................... 35
Sorda batalla ................. .......................... 36

103
La calle ............................................... 37
La ventana ............................................. 38

VIOLETA LUNA

Alegría ................................................ 41
Yo ................................................... 43
Alazánsofiado .......................................... 45
Cantos de temor y de blasfemia ............................. 46
Lugar XI .............................................. 50
Caly fuente ............................................ 51

MARTHA LIZARZABURU

Recuento de mi muerte profunda ............................ 55


Elegía de mi muerte inmemorable ........................... 56
Tierra ................................................. 57
Delgadez de la muerte en la fatiga ........................... 58
Última voz de ausencia ................................... 59
Pequeña historia ........................................ 60
Memoria del futuro silencio ............................... 61
Análisis de la bruma ..................................... 62
Esa otra soledad más densa todavía .......................... 63
Visión recomenzada en el silencio .......................... 64
Sobre el barro del mundo ................................. 65

SARA VANEGAS

Marasmo .............................................. 69
Insomnio .............................................. 70
Soy de la lluvia, amor .................................... 71
Sahara ................................................ 72
Sed ................................................... 73
En la rosaleda .......................................... 74
Inmortalidad ........................................... 75
Fata morgana ........................................... 76
La herida .............................................. 77
Leyva ................................................. 78

104
CATALINA SOJOS

Fuego ................................. .............. 81


Coral ................................................. 82
III, [Mi túnica yace] ..................................... 84
IV, [Como una cruz de páramo] ............................ 84
12, [¡Ah la ingrata] ...................................... 84
La espera .............................................. 85
Ascuas ......................... ..................... 86
Milonga ............................................... 87
Fuegos ................................................ 88
Marina ................................................ 89

MARÍA FERNANDA ESPINOZA

Hambre ............................................... 93
Aguafuerte .......................................... 94
De bosque la piel ........................................ 95
Librepensador .......................................... 96
Boca de cuarzo ......................................... 98
LXIII ................ ................................ 99
LXI ................................................. 100
XXXII ............................................... 101

105
Esta edición de 500 ejemplares de
ANTOLOGIA DE
OCHO POETAS TANATICAS
DEL
ECUADOR
por
Rodrigo Pesántez Rodas
se terminó de imprimir en
noviembre de 2005.
La edición de la presente obra estuvo a cargo de
Daniel Gutiérrez Pedreiro

Corrección de textos
Silvia Patricia Plata

La supervisión de la producción estuvo a cargo de


Antonio Martínez Hernández

Para la formación de los textos se utilizó la tipografia


Times New Roman de 11 puntos en el programa Word Perfect 9.

Los interiores se imprimieron en tinta negra sobre papel bond,


la portada en selección de color sobre papel couché.

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