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DECANA
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Director:
Comité Académico:
TESISTA:
DIRECTOR/A:
DIRECTOR/A ASOCIADO/A:
COMISION DE SUPERVISION:
Muchas fueron las personas e instituciones, que a través de los años, me ayudaron a
concretar este trabajo. A todos ellos gracias. Sin embargo, quiero agradecer
especialmente a las siguientes personas e instituciones que dedicaron tiempo y
conocimiento a esta tesis.
Un especial agradecimiento a la Dra. Liliana del Valle Neder, quien no sólo fue una gran
ayuda en el campo de la geología, sino que me apoyó incondicionalmente en las
pequeñas cosas que fueron surgiendo a lo largo de todos los años de trabajo, a pesar
de no estar directamente involucrada en la ejecución de esta tesis.
Quiero agradecer a las Dras. Margarita Hidalgo y Ana Lía Ahumada, quienes formaron
parte de la comisión de seguimiento, por su objetividad a la hora de evaluarme, su
dedicación y oportunas sugerencias.
A la Dra. Silvana Urquiza, por el trabajo que realizó con los restos óseos recuperados
de las excavaciones. Al Arql. Mario Maldonado por su ayuda en el trabajo de campo y
laboratorio. Al Arql. Luis Monti por su apoyo en el campo y como amigo.
CAPÍTULO 1. INTRODUCCIÓN
UBICACIÓN GEOGRÁFICA 3
Valle de Tafí 3
UBICACIÓN TEMPORAL 5
Cultura Tafí 5
CAPÍTULO 2. ANTECEDENTES
1. ANTECEDENTES ARQUEOLÓGICOS
CULTURAS PREHISPÁNICAS 8
Cultura Tafí 8
Zona de estudio 13
Zona de estudio 17
Valle de Tafí 19
AGRICULTURA PREHISPÁNICA 20
Valle de Tafí 20
Valle de Santa María 24
Zona de estudio 25
2. ANTECEDENTES GEOARQUEOLÓGICOS
EVOLUCIÓN PALEOAMBIENTAL 28
FOTOINTERPRETACIÓN 31
GEOMORFOLOGÍA 32
PEDOLOGÍA 33
GEOQUÍMICA 37
Fósforo 37
Metales pesados 39
Geomorfología 45
Sedimentología 46
Pedología 48
El suelo 48
El paleosuelo 50
Pedogeoquímica 52
EL PAISAJE Y EL HOMBRE 57
CAPÍTULO 4. METODOLOGÍA
TÉCNICAS CARTOGRÁFICAS 71
TRABAJO DE CAMPO 71
Prospección y excavación 71
TÉCNICAS PEDOLÓGICAS 72
Determinación de la porosidad 73
Determinación de la textura 73
Determinación del pH 75
TÉCNICAS GEOBIOQUÍMICAS 76
Determinación de fósforo 76
Determinación de calcio 79
El Tolar-cono glacis 85
CAPÍTULO 6. DISCUSIÓN
VALLE DE TAFÍ 256
BIBLIOGRAFÍA 283
INDICE DE FIGURAS
CAPÍTULO 1. INTRODUCCIÓN
Figura 1. Vista panorámica del valle de Tafí, de norte a sur. A la izquierda cumbres
de Mala Mala y a la derecha el cerro Ñuñorco Grande. Tucumán, Argentina. 3
Figura 2. Vista panorámica de la porción tucumana del valle de
Santa María. Tucumán, Argentina. 4
CAPÍTULO 5. RESULTADOS
Figura 3. Mapa geomorfológico del valle de Tafí. Ubicación del cono glacis
de El Tolar, abanico aluvial de La Costa 2 y el glacis cubierto de El Potrerillo.
Tafí del Valle. Tucumán. Modificado de Sampietro Vattuone 2002. 86
Figura 4. Mapa del cono glacis El Tolar, donde se observa la distribución
de las estructuras formativas prehispánicas Tafí, la ubicación de las calicatas
excavadas (ET-P1, ET-P2, ET-P3, ET-P4, ET-P5, ET-P6, ET-P7 y ET-P8) y la
urbanización que sufre la zona distal. Tafí del Valle. Tucumán. Mapa
modificado de Sampietro Vattuone 2002. 87
Figura 5. Fotos de la locación de ET-P1. 1) Vista general del lugar donde no se
observan estructuras prehispánicas en superficie y por lo tanto fue excavado
el perfil testigo 2) foto en detalle del perfil de suelo excavado, donde se
resalta el límite suelo/paleosuelo. Zona media del cono glacis El Tolar. Tafí
del Valle. Tucumán. 90
Figura 6. Fotos de la locación de ET-P2. 1) Vista general de las terrazas
de cultivo donde fue excavado este perfil agrícola 2) foto en detalle del perfil
de suelo excavado, donde se resalta el nivel de ocupación prehispánico 3)
foto en detalle del lugar donde este perfil fue excavado. Zona apical del
cono glacis El Tolar. Tafí del Valle. Tucumán. 93
Figura 7. Corte de perfil de la estructura agrícola en el que se excavaron las
calicatas ET-P3, ET-P4 y ET-P5. Zona apical cono glacis. Tafí del Valle. Tucumán. 94
Figura 8. Vista de planta de la estructura agrícola en el que se excavaron las
calicatas ET-P3, ET-P4 y ET-P5. Zona apical cono glacis. Tafí del Valle. Tucumán. 94
Figura 9. Fotos de la locación de ET-P3. 1) Vista general de las terrazas de
cultivo donde fue excavado este perfil agrícola y señalado el lugar donde fue
excavada la calicata 2) foto en detalle del perfil de suelo excavado, donde se
resalta el nivel de ocupación prehispánico. Zona apical del cono glacis El Tolar.
Tafí del Valle. Tucumán. 97
Figura 10. Fotos de la locación de ET-P4. 1) Vista general de las terrazas de
cultivo donde fue excavado este perfil agrícola y señalado el lugar donde fue
excavada la calicata 2) foto en detalle del perfil de suelo excavado, donde se
resalta el nivel de ocupación prehispánico. Zona apical del cono glacis El Tolar.
Tafí del Valle. Tucumán. 100
Figura 11. Fotos de la locación de ET-P5. 1) Vista general de las terrazas
de cultivo donde fue excavado este perfil agrícola y señalado el lugar
donde fue excavada la calicata 2) foto en detalle del perfil de suelo excavado,
donde se resalta el nivel de ocupación prehispánico. Zona apical del cono
glacis El Tolar. Tafí del Valle. Tucumán. 103
Figura 12. Fotos de la locación de ET-P6. 1) Vista general de la estructura
circular compuesta donde fue excavado este perfil residencial 2) foto del
patio de la estructura donde fue excavada la calicata 3) foto en detalle
del perfil de suelo excavado, donde se resalta el nivel de ocupación
prehispánico y donde se encontraron restos arqueológicos. Zona apical
del cono glacis El Tolar. Tafí del Valle. Tucumán. 106
Figura 13. Fotos de la locación de ET-P7. 1) Vista general de las terrazas
de cultivo donde fue excavado este perfil agrícola 2) foto en detalle de
la terraza donde fue excavada la calicata 3) foto en detalle del perfil
de suelo excavado, donde se resalta el nivel de ocupación prehispánico
y donde se encontraron restos arqueológicos. Zona media del cono glacis
El Tolar. Tafí del Valle. Tucumán. 109
Figura 14. Fotos de la locación de ET-P8. 1) Vista general de la estructura
circular compuesta donde fue excavado este perfil residencial 2) foto del
patio de la estructura donde fue excavada la calicata 3) foto en detalle del
perfil de suelo excavado, donde se resalta el nivel de ocupación prehispánico
y donde se encontraron restos arqueológicos. Zona media del cono glacis
El Tolar. Tafí del Valle. Tucumán. 112
Figura 15. Mapa del abanico aluvial de La Costa 2. Distribución de las
estructuras prehispánicas Tafí y ubicación de las calicatas excavadas
(LC-P1, LC-P2, LC-P3, LC-P4, LC-P5, LC-P6, LC-P7, LC-P8, LC-P9, LC-P10, LC-P11
y LC-P12), también se destaca la zona urbanizada. Tafí del Valle. Tucumán. 119
Figura 16. Fotos de algunas de las nuevas construcciones encontradas
durante la prospección del área comprendida por el primer ciclo del Abanico
aluvial de La Costa 2. 1 y 2) viviendas construidas sobre estructuras
agrícolas y circulares en la zona distal, 3) cercado de un grupo de estructuras
agrícolas y circulares compuestas en la zona media, 4) construcciones sobre
estructuras agrícolas en la zona apical y 5) complejo de cabañas en construcción
sobre estructuras agrícolas en la zona apical. Tafí del Valle. Tucumán. 120
Figura 17. Fotos de la locación de LC-P1. 1) Vista panorámica del lugar
donde fue excavada la calicata testigo 2) foto de la excavación de la calicata
3) foto en detalle del perfil de suelo excavado. Zona distal del primer ciclo
del abanico aluvial La Costa 2. Tafí del Valle. Tucumán. 123
Figura 18. Fotos de la locación de LC-P2. 1) Vista panorámica de la terraza
de cultivo donde fue excavada la calicata 2) foto en detalle del perfil de suelo
excavado con la ubicación de los fragmentos cerámicos encontrados
3) foto de los fragmentos cerámicos. Zona distal del primer ciclo del abanico
aluvial La Costa 2. Tafí del Valle. Tucumán. 126
Figura 19. Fotos de la locación de LC-P3. 1) Vista panorámica de la terraza
de cultivo donde fue excavada la calicata 2) foto en detalle del muro de la
terraza de cultivo 3) foto en detalle del perfil de suelo excavado con la
ubicación del límite suelo/paleosuelo y los restos cerámicos encontrados
4) foto del fragmento cerámico. Zona distal del primer ciclo del abanico
aluvial La Costa 2. Tafí del Valle. Tucumán. 129
Figura 20. Fotos de la locación de LC-P4. 1) Vista general de la estructura
circular simple donde fue excavada la calicata 2) foto en detalle del perfil
de suelo excavado con la ubicación del límite suelo/paleosuelo y los restos
cerámicos encontrados. Zona distal del primer ciclo del abanico aluvial
La Costa 2. Tafí del Valle. Tucumán. 132
Figura 21. Fotos de la cerámica encontrada en LC-P4. 1) Tortero hallado entre los
40 y 45 cm de profundidad 2) fragmentos cerámicos hallados a la misma
profundidad que el tortero 3) asa y resto cerámico hallados a los 54 cm de
profundidad 4) el asa en detalle 5) borde encontrado también a los 54 cm
de profundidad 6) fragmentos encontrados a los 88 cm de profundidad
(contexto secundario). Zona distal del primer ciclo del abanico aluvial
La Costa 2. Tafí del Valle. Tucumán. 133
Figura 22. Fotos de la locación de LC-P5. 1) Vista panorámica de la estructura
circular compuesta donde fue excavada la calicata 2) foto del lugar donde la
calicata fue excavada 3) foto en detalle del perfil de suelo excavado con la
ubicación del límite suelo/paleosuelo y los restos cerámicos encontrados. Zona
distal del primer ciclo del abanico aluvial de La Costa 2. Tafí del Valle. Tucumán. 136
Figura 23. 1) Fotos de la piedra plana y la olla encontradas en LC-P5 2) foto en
detalle de la olla. Zona distal del primer ciclo del abanico aluvial La Costa 2.
Tafí del Valle. Tucumán. 137
Figura 24. Fotos de los restos cerámicos encontrados en la zona de actividad
antrópica de LC-P5. 1) fragmentos de la olla encontrados a los 47 cm de
profundidad 2) fragmentos de olla encontrados a los 51 cm de profundidad
3 y 4) fotos de la olla encontrada a los 70 cm de profundidad. Zona distal del
primer ciclo del abanico aluvial La Costa 2. Tafí del Valle. Tucumán. 138
Figura 25. Fotos de la locación de LC-P6. 1) Vista panorámica de la terraza de
cultivo donde fue excavada la calicata 2) foto en detalle del perfil de suelo
excavado con la ubicación del límite suelo/paleosuelo. Zona media del primer
ciclo del abanico aluvial La Costa 2. Tafí del Valle. Tucumán. 141
Figura 26. Fotos de la locación de LC-P7. 1) Vista panorámica de la terraza de
cultivo donde fue excavada la calicata 2) foto del muro de la terraza 3) foto
en detalle del perfil de suelo excavado con la ubicación del límite
suelo/paleosuelo. Zona media del primer ciclo del abanico aluvial
La Costa 2. Tafí del Valle. Tucumán. 144
Figura 27. Fotos de la locación de LC-P8. 1) Vista general de la estructura circular
compuesta donde fue excavada la calicata 2) foto en detalle del perfil de suelo
excavado con la ubicación del límite suelo/paleosuelo, y de los restos cerámicos
y líticos encontrados. Zona media del primer ciclo del abanico aluvial
La Costa 2. Tafí del Valle. Tucumán. 147
Figura 28. Fotos de la ubicación de los restos de cerámica encontrados en
contexto secundario y del fragmento lítico en LC-P8. Los restos cerámicos se
encontraron entre los 21 y 69 cm de profundidad 1) Cuatro fragmentos de
bordes, tres fragmentos decorados y con engobe rojo y dos con engobe rojo
solamente 2) foto de la esquirla y fragmento de núcleo líticos encontrados a
los 45 cm de profundidad 3) fragmentos cerámico ordinarios 4) restos óseos
animal. Zona media del primer ciclo del abanico aluvial La Costa 2.
Tafí del Valle. Tucumán. 148
Figura 29. Fotos de la locación de LC-P9. 1) Vista general de la estructura
circular compuesta, específicamente de la estructura circular pequeña
donde fue excavada la calicata 2) foto en detalle del perfil de suelo excavado
con la ubicación del límite suelo/paleosuelo, y de los restos cerámicos y
óseos de camélidos encontrados. Zona media del primer ciclo del abanico
aluvial La Costa 2. Tafí del Valle. Tucumán. 151
Figura 30. Fotos de la cerámica encontrada en LC-P9. Los restos fueron
encontrados a los 23 cm de profundidad y forman parte de un contexto
secundario 1 y 2) fragmentos de cerámica ordinaria 3) un fragmento de asa,
una base, un fragmento pintado de rojo y negro y un fragmento decorado
con engobe rojo 4 y 5) fragmentos óseos de camélido adulto. Zona media
del primer ciclo del abanico aluvial La Costa 2. Tafí del Valle. Tucumán. 152
Figura 31. Fotos de la locación de LC-P10. 1) Vista general de la terraza agrícola
donde fue excavada la calicata 2) foto en detalle del perfil de suelo excavado
con la ubicación del límite suelo/paleosuelo. Zona apical del primer ciclo del
abanico aluvial La Costa 2. Tafí del Valle. Tucumán. 155
Figura 32. Fotos de la locación de LC-P11. 1) Vista general de la terraza agrícola
donde fue excavada la calicata 2) foto del muro de la terraza 3) foto en detalle
del perfil de suelo excavado con la ubicación del límite suelo/paleosuelo y del
fragmento cerámico encontrado 4) foto del fragmento cerámico. Zona apical
del primer ciclo del abanico aluvial La Costa 2. Tafí del Valle. Tucumán. 158
Figura 33. Fotos de la locación de LC-P12. 1) Vista general de la estructura
circular compuesta donde fue excavada la calicata 2, 3 y 4) fotos de las
estructuras circulares pequeñas adosadas al patio 5) foto en detalle del perfil
de suelo excavado con la ubicación del límite suelo/paleosuelo y del fragmento
cerámico, restos óseos de camélido, líticos y las espículas de carbón encontrados.
Zona apical del primer ciclo del abanico aluvial La Costa 2. Tafí del Valle.
Tucumán. 161
Figura 34. Fotos de la cerámica encontrada en el piso de ocupación
prehispánico de LC-P12. 1) Fragmentos cerámicos decorados, junto con
un fragmento de asa y tres fragmentos de bordes 2) los fragmentos de borde
en detalle 3) fragmentos cerámicos no decorados. Zona apical del primer ciclo
del abanico aluvial La Costa 2. Tafí del Valle. Tucumán. 162
Figura 35. Fotos de los restos óseos encontrados en el piso de ocupación de
LC-P12. 1, 2, 3 y 4) Fragmentos óseos que presentan marcas de corte
5) fragmentos con evidencia de haber sido alterados térmicamente 6) mandíbula
de la llama y 7) piezas dentales. Zona apical del primer ciclo del abanico aluvial La
Costa 2. Tafí del Valle. Tucumán. 163
Figura 36. Fotos de los restos óseos encontrados en el piso de ocupación de
LC-P12. 1, 2, 4 y 6) fragmentos de huesos largos 3) restos de vértebras y
7 y 8) fragmentos de restos óseos animal. Zona apical del primer ciclo del
abanico aluvial La Costa 2. Tafí del Valle. Tucumán. 164
Figura 37. Mapa del glacis cubierto El Potrerillo. Distribución de las estructuras
prehispánicas Tafí y ubicación de las calicatas excavadas (EP-P1, EP-P2,
EP-P3, EP-P4, EP-P5, EP-P6). El Mollar, Tafí del Valle. Tucumán. 175
Figura 38. Mapa del glacis cubierto El Potrerillo donde se destaca su
morfodinámica y el área urbanizada, relacionados a las estructuras
arqueológicas encontradas en la zona. El Mollar, Tafí del Valle. Tucumán. 176
Figura 39. Mapa del glacis El Potrerillo y fotos que muestran la situación
actual de la geoforma. 1, 2 y 3) estructuras arqueológicas ubicadas en
áreas de pastoreo o propiedades privadas y 4, 5 y 6) urbanización actual
del piedemonte. El Mollar, Tafí del Valle. Tucumán. 177
Figura 40. Fotos de la locación de EP-P1 1) vista panorámica con orientación
norte-sur de las terrazas de cultivo donde se excavaron las calicatas 2) vista
panorámica con orientación este-oeste de las terrazas de cultivo donde se
excavaron las calicatas, hacia el oeste las terrazas terminan abruptamente
debido a la presencia de un barranco y hacia el este el límite está dado por
una pirca actual que delimita campos de cultivos en uso 3) vista de la terraza
donde se excavaron las calicatas EP-P1 y EP-P2 4) foto en detalle del perfil
de suelo excavado. El Mollar, Tafí del Valle. Tucumán. 180
Figura 41. Fotos de la locación de EP-P2 1) vista panorámica con orientación
norte-sur de las terrazas de cultivo donde se excavaron las calicatas 2) vista
panorámica con orientación este-oeste de las terrazas de cultivo donde se
excavaron las calicatas, hacia el oeste las terrazas terminan abruptamente
debido a la presencia de un barranco y hacia el este el límite está dado por
una pirca actual que delimita campos de cultivos en uso 3) vista de la terraza
donde se excavaron las calicatas EP-P1 y EP-P2 4) foto en detalle del perfil
de suelo excavado con el nivel de ocupación definido. El Mollar, Tafí del Valle.
Tucumán. 183
Figura 42. Fotos de la locación de EP-P3 1) vista panorámica con orientación
norte-sur de las terrazas de cultivo donde se excavaron las calicatas 2) vista
panorámica con orientación este-oeste de las terrazas de cultivo donde se
excavaron las calicatas, hacia el oeste las terrazas terminan abruptamente
debido a la presencia de un barranco y hacia el este el límite está dado por
una pirca actual que delimita campos de cultivos en uso 3) vista de la terraza
donde se excavó la calicata EP-P3 4) foto en detalle del perfil de suelo excavado
con el nivel de ocupación definido y la ubicación de los restos arqueológicos
encontrados. El Mollar, Tafí del Valle. Tucumán. 186
Figura 43. Fotos de los restos cerámicas y óseos hallados en EP-P3
1) fragmentos de cerámica tipo Tafí encontrados a 54 cm de profundidad
2) restos óseos de camélido encontrados junto con la cerámica a los 55 cm
de profundidad. A estos restos se los halló en un sedimento con una cantidad
moderada de espículas de carbón. El Mollar, Tafí del Valle. Tucumán. 187
Figura 44. Fotos de la locación de EP-P4 1) vista panorámica con orientación
norte-sur de las terrazas de cultivo donde se excavaron las calicatas 2) vista
panorámica con orientación este-oeste de las terrazas de cultivo donde se
excavaron las calicatas, hacia el oeste las terrazas terminan abruptamente
debido a la presencia de un barranco y hacia el este el límite está dado por
una pirca actual que delimita campos de cultivos en uso 3) vista de la terraza
donde se excavó la calicata EP-P4 4) foto en detalle del perfil de suelo excavado
con el nivel de ocupación definido. El Mollar, Tafí del Valle. Tucumán. 190
Figura 45. Fotos de la locación de EP-P5 1) vista panorámica con orientación
norte-sur de las terrazas de cultivo donde se excavaron las calicatas 2) vista
panorámica con orientación este-oeste de las terrazas de cultivo donde se
excavaron las calicatas, hacia el oeste las terrazas terminan abruptamente
debido a la presencia de un barranco y hacia el este el límite está dado por
una pirca actual que delimita campos de cultivos en uso 3) vista de la terraza
donde se excavaron las calicatas EP-P5 y EP-P6 4) foto en detalle del perfil de
suelo excavado con el nivel de ocupación definido. El Mollar, Tafí del Valle.
Tucumán. 193
Figura 46. Fotos de la locación de EP-P6 1) vista panorámica con orientación
norte-sur de las terrazas de cultivo donde se excavaron las calicatas 2) vista
panorámica con orientación este-oeste de las terrazas de cultivo donde se
excavaron las calicatas, hacia el oeste las terrazas terminan abruptamente
debido a la presencia de un barranco y hacia el este el límite está dado por
una pirca actual que delimita campos de cultivos en uso 3) vista de la terraza
donde se excavaron las calicatas EP-P5 y EP-P6 4) foto en detalle del perfil de
suelo excavado con el nivel de ocupación definido. El Mollar, Tafí del Valle.
Tucumán. 196
Figura 47. Mapa geomorfológico de la vertiente noroeste de cumbres
Calchaquíes. Ubicación del glacis cubierto de nivel 2 de Yasyamayo y el
abanico aluvial de Molle Yaco. Valle de Santa María. Tucumán. Modificado
de Sampietro Vattuone y Neder (2011). 204
Figura 48. Mapa geomorfológico en detalle de la región de Molle Yaco, ubicado
en la vertiente noroeste de cumbres Calchaquíes. Donde se detalla los lugares
donde fueron excavadas las calicatas MY-P1, MY-P2, MY-P3, MY-P4, MY-P5,
MY-P6, MY-P7 y MY-P8. Valle de Santa María. Tucumán. Modificado de
Sampietro Vattuone y Neder (2011). 205
Figura 49. Fotos de la locación de MY-P1 1) foto de la zona donde se excavó
esta calicata 2) foto en detalle del perfil de suelo excavado. Molle Yaco, Valle
de Santa María. Tucumán. 208
Figura 50. Fotos de la locación de MY-P2 1) foto de la zona donde se excavó
esta calicata 2) foto en detalle del perfil de suelo excavado. Molle Yaco, Valle
de Santa María. Tucumán. 211
Figura 51. Fotos de la locación de MY-P3 1) foto de la zona donde se excavó
esta calicata 2) foto en detalle del perfil de suelo excavado. Molle Yaco, Valle
de Santa María. Tucumán. 214
Figura 52. Fotos de la locación de MY-P4 1) foto de la calicata excavada y de la
terraza en la cual se excavó 2) foto en detalle del perfil de suelo excavado y del
nivel de ocupación. Molle Yaco, Valle de Santa María. Tucumán. 217
Figura 53. Fotos de la locación de MY-P5 1) foto de la calicata excavada y de la
terraza en la cual se excavó 2) foto del parapeto contra el cual se excavó la
calicata 3) foto en detalle del perfil de suelo excavado y del nivel de ocupación.
Molle Yaco, Valle de Santa María. Tucumán. 220
Figura 54. Fotos de la locación de MY-P6 1) foto de la terraza en la cual se
excavó la calicata 2) foto del parapeto de la terraza 3) foto en detalle del
perfil de suelo excavado y del nivel de ocupación. Molle Yaco, Valle de Santa
María. Tucumán. 223
Figura 55. Fotos de la locación de MY-P7 1) foto de la calicata excavada y de la
terraza en la cual se excavó 2) foto en detalle del perfil de suelo excavado y
del nivel de ocupación. Molle Yaco, Valle de Santa María. Tucumán. 226
Figura 56. Fotos de la locación de MY-P8 1) foto de la calicata excavada y de la
terraza en la cual se excavó 2) foto en detalle del perfil de suelo excavado y
del nivel de ocupación. Molle Yaco, Valle de Santa María. Tucumán. 229
Figura 57. Mapa geomorfológico en detalle de la región de Yasyamayo,
ubicado en la vertiente noroeste de cumbres Calchaquíes. Donde se
detalla los lugares donde fueron excavadas las calicatas Y-P1, Y-P2, Y-P3,
Y-P4 y Y-P5. Valle de Santa María. Tucumán. Modificado de Sampietro
Vattuone y Neder (2011). 235
Figura 58. Fotos de la locación de Y-P1 1) vista del glacis cubierto donde
excavó la calicata testigo 2) foto en detalle del perfil de suelo excavado con
el nivel superficial enterrado. Yasyamayo, Valle de Santa María. Tucumán. 238
Figura 59. Fotos de la locación de Y-P2 1) foto de la estructura circular simple
donde se excavó la calicata 2) foto en detalle del perfil de suelo excavado con
el nivel superficial enterrado. Yasyamayo, Valle de Santa María. Tucumán. 241
Figura 60. Fotos de la locación de Y-P3 1) fotos de las terrazas de cultivo
donde se excavó esta calicata 2) foto en detalle del perfil de suelo
excavado con el nivel superficial enterrado. Yasyamayo, Valle de Santa
María. Tucumán. 244
Figura 61. Fotos de la locación de Y-P4 1) foto de las terrazas de cultivo
donde se excavó esta calicata 2) foto en detalle del perfil de suelo
excavado con el nivel superficial enterrado. Yasyamayo, Valle de Santa
María. Tucumán. 247
Figura 62. Fotos de la locación de Y-P5 1) foto de las terrazas de cultivo
donde se excavó esta calicata 2) foto en detalle del perfil de suelo
excavado con el nivel superficial enterrado. Yasyamayo, Valle de Santa
María. Tucumán. 250
CAPÍTULO 6. DISCUSIÓN
Figura 63. Corte de perfil de la terraza agrícola donde se excavaron las
Calicatas ET-P3, ET-P4 y ET-P5. Zona apical cono glacis. Tafí del Valle. Tucumán. 261
Figura 64. Croquis de las calicatas excavadas en el sitio El Potrerillo. En color
verde se encuentran los perfiles EP-P1 y EP-P2 excavados en la misma terraza,
en color rojo se observan los perfiles EP-P3 y EP-P4 excavados en la misma
terraza, ubicada aguas arriba de la anterior y en color violeta se
encuentran los perfiles EP-P5 y EP-P6 excavados en la misma terraza,
ubicada aguas arribas de la anteriormente mencionada. Zona media del
glacis cubierto. Tafí del Valle. Tucumán. 268
INDICE DE TABLAS
CAPÍTULO 5. RESULTADOS
Tabla 1. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para ET-P1. 88
Tabla 2. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para ET-P2. 91
Tabla 3. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para ET-P3. 95
Tabla 4. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para ET-P4. 98
Tabla 5. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para ET-P5. 101
Tabla 6. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para ET-P6. 104
Tabla 7. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para ET-P7. 107
Tabla 8. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para ET-P8. 110
Tabla 9. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para LC-P1. 121
Tabla 10. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para LC-P2. 124
Tabla 11. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para LC-P3. 127
Tabla 12. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para LC-P4. 130
Tabla 13. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para LC-P5. 134
Tabla 14. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para LC-P6. 139
Tabla 15. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para LC-P7. 142
Tabla 16. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para LC-P8. 145
Tabla 17. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para LC-P9. 149
Tabla 18. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para LC-P10. 153
Tabla 19. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para LC-P11. 156
Tabla 20. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para LC-P12. 159
Tabla 21. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para EP-P1. 178
Tabla 22. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para EP-P2. 181
Tabla 23. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para EP-P3. 184
Tabla 24. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para EP-P4. 188
Tabla 25. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para EP-P5. 191
Tabla 26. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para EP-P6. 194
Tabla 27. Donde se especifican algunos de los resultados sedimentológicos y
geoquímicos obtenidos para MY-P1. 206
Tabla 28. Donde se especifican algunos de los resultados sedimentológicos y
geoquímicos obtenidos para MY-P2. 209
Tabla 29. Donde se especifican algunos de los resultados sedimentológicos y
geoquímicos obtenidos para MY-P3. 212
Tabla 30. Donde se especifican algunos de los resultados sedimentológicos y
geoquímicos obtenidos para MY-P4. 215
Tabla 31. Donde se especifican algunos de los resultados sedimentológicos y
geoquímicos obtenidos para MY-P5. 218
Tabla 32. Donde se especifican algunos de los resultados sedimentológicos y
geoquímicos obtenidos para MY-P6. 221
Tabla 33. Donde se especifican algunos de los resultados sedimentológicos y
geoquímicos obtenidos para MY-P7. 224
Tabla 34. Donde se especifican algunos de los resultados sedimentológicos y
geoquímicos obtenidos para MY-P8. 227
Tabla 35. Donde se especifican algunos de los resultados sedimentológicos y
geoquímicos obtenidos para Y-P1. 236
Tabla 36. Donde se especifican algunos de los resultados sedimentológicos y
geoquímicos obtenidos para Y-P2. 239
Tabla 37. Donde se especifican algunos de los resultados sedimentológicos y
geoquímicos obtenidos para Y-P3. 242
Tabla 38. Donde se especifican algunos de los resultados sedimentológicos y
geoquímicos obtenidos para Y-P4. 245
Tabla 39. Donde se especifican algunos de los resultados sedimentológicos y
geoquímicos obtenidos para Y-P5. 248
INDICE DE GRÁFICOS
CAPÍTULO 5. RESULTADOS
Gráfico 1. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para ET-P1. 89
Gráfico 2. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para ET-P2. 92
Gráfico 3. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para ET-P3. 96
Gráfico 4. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para ET-P4. 99
Gráfico 5. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para ET-P5. 102
Gráfico 6. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para ET-P6. 105
Gráfico 7. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para ET-P7. 108
Gráfico 8. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para ET-P8. 111
Gráfico 9. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para LC-P1. 122
Gráfico 10. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para LC-P2. 125
Gráfico 11. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para LC-P3. 128
Gráfico 12. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para LC-P4. 131
Gráfico 13. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para LC-P5. 135
Gráfico 14. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para LC-P6. 140
Gráfico 15. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para LC-P7. 143
Gráfico 16. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para LC-P8. 146
Gráfico 17. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para LC-P9. 150
Gráfico 18. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para LC-P10. 154
Gráfico 19. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para LC-P11. 157
Gráfico 20. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para LC-P12. 160
Gráfico 21. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para EP-P1. 179
Gráfico 22. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para EP-P2. 182
Gráfico 23. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para EP-P3. 185
Gráfico 24. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para EP-P4. 189
Gráfico 25. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para EP-P5. 192
Gráfico 26. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos
obtenidos para EP-P6. 195
Gráfico 27. Donde se especifican algunos de los resultados geoquímicos
obtenidos para MY-P1. 207
Gráfico 28. Donde se especifican algunos de los resultados geoquímicos
obtenidos para MY-P2. 210
Gráfico 29. Donde se especifican algunos de los resultados geoquímicos
obtenidos para MY-P3. 213
Gráfico 30. Donde se especifican algunos de los resultados geoquímicos
obtenidos para MY-P4. 216
Gráfico 31. Donde se especifican algunos de los resultados geoquímicos
obtenidos para MY-P5. 219
Gráfico 32. Donde se especifican algunos de los resultados geoquímicos
obtenidos para MY-P6. 222
Gráfico 33. Donde se especifican algunos de los resultados geoquímicos
obtenidos para MY-P7. 225
Gráfico 34. Donde se especifican algunos de los resultados geoquímicos
obtenidos para MY-P8. 228
Gráfico 35. Donde se especifican algunos de los resultados geoquímicos
obtenidos para Y-P1. 237
Gráfico 36. Donde se especifican algunos de los resultados geoquímicos
obtenidos para Y-P2. 240
Gráfico 37. Donde se especifican algunos de los resultados geoquímicos
obtenidos para Y-P3. 243
Gráfico 38. Donde se especifican algunos de los resultados geoquímicos
obtenidos para Y-P4. 246
Gráfico 39. Donde se especifican algunos de los resultados geoquímicos
obtenidos para Y-P5. 249
RESUMEN
Premisas nuevas y poco convencionales se tuvieron en cuenta para poder resolver el
objetivo principal de esta tesis. El estudio de la agricultura prehispánica en los valles
Calchaquíes fue abordado desde una perspectiva geoarqueológica, es decir, se
tomaron métodos y técnicas de las geociencias y se aplicaron al estudio arqueológico.
Este estudio consistía en determinar las alteraciones antrópicas producidas por el uso
sostenido de los suelos agrarios prehispánicos en los valles Calchaquíes y su relación
con las condiciones ambientales típicas de cada momento de ocupación así como el
modo de apropiación de los espacios productivos en relación a la oferta
geomorfológica de la región.
Para ello se fotointerpretaron las unidades de paisaje que no habían sido mapeadas
anteriormente y que presentaban estructuras agrícolas de algún tipo, el fin era definir
cuáles serían los lugares más propicios para excavar las calicatas de las cuales se
extraerían las muestras que serían analizadas en laboratorio. En el valle de Tafí se
muestrearon el cono glacis de El Tolar (sitio netamente formativo), el glacis cubierto de
El Potrerillo (sitio formativo también) y el abanico aluvial de La Costa 2 (sitio formativo,
pero con evidencia de haber sido reutilizado durante el tardío). En el valle de Santa
María se muestrearon el abanico aluvial de Molle Yaco (sitio formativo) y el glacis
cubierto de Yasyamayo (sitio tardío).
Los resultados mostraron que existen claras diferencias entre los suelos naturales o
testigo y los suelos antrópicos, e incluso se observaron diferencias entre suelos
antrópicos donde se desarrollaron actividades diferentes (domésticas o agrícolas), es
decir que el accionar humano deja distintas improntas en el suelo que habita
dependiendo del tipo de actividad que en él realiza. También pudo concluirse que
existen claras diferencias entre los perfiles excavados dentro de una misma terraza de
cultivo y similitudes entre perfiles excavados en el mismo lugar en terrazas diferentes,
todo lo cual ratifica las cualidades que se le han atribuido a las estructuras agrícolas en
relación con el tipo de suelos que en ellas se desarrollan.
INTRODUCCIÓN
El hombre modifica el entorno natural que lo rodea con el fin de extraer lo que necesita
para sobrevivir, esta es una de las características que permiten nuestro éxito adaptativo a
casi cualquier medioambiente. Actividades como la agricultura y la ganadería fueron el
pilar de la economía productiva de grupos humanos prehispánicos en los valle
Calchaquíes (Noroeste Argentino). Esta estructuración social trajo aparejada una
conducta sedentaria evidenciada por la construcción de unidades residenciales
permanentes o casi permanentes.
Hay muchos trabajos descriptivos de estos espacios productivos, pero en los últimos 10
años se ha investigado mucho en el campo de la paleobotánica, aunque de restos
vegetales que se encuentran asociados a estos espacios agrícolas y no dentro de ellos. La
palinología también es una disciplina que recientemente está incursionando en el estudio
de la agricultura prehispánica. Pero siempre escasearon los trabajos donde el objeto de
estudio principal fuera la actividad agrícola. Dos de los motivos más importantes fueron la
falta de interés en el estudio de la economía de subsistencia de estos pueblos andinos y/o
la falta de metodologías para poder afrontar un trabajo de este tipo, ya que cuando uno
excava una estructura agrícola es poco probable que encuentre restos materiales como
ocurre en la arqueología tradicional.
Sin embargo, actualmente sabemos que el accionar humano, tanto pasado como
presente, provoca cambios en la composición química y física del suelo que pueden ser
identificados y medidos a través del análisis pedológico y geoquímico de algunos de los
elementos que lo componen. El impacto que el hombre provoca en los suelos que habita
es tal, que las diferencias de concentraciones, asociaciones y distribución espacial de
ciertos elementos químicos y características físicas permiten distinguir, claramente, los
suelos antropizados de los naturales, como así también, identificar las actividades
humanas realizadas en un espacio específico dentro de un sitio arqueológico.
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Jimena Roldán
Las firmas químicas, que son el resultado indirecto de actividades intencionales,
presentan, a diferencia de los artefactos arqueológicos, una distribución más regular y
constante dentro de un área de ocupación, convirtiéndose en importantes herramientas
en el estudio de patrones de uso de suelos prehispánicos. Los elementos o especies
químicas que se tienen en cuenta son aquellos que tienden a permanecer prácticamente
inalterados, como combinaciones químicas estables, por un prolongado lapso de tiempo
en el suelo. Para ello, como primera medida es necesario conocer los procesos de
formación de un suelo y la dinámica del paisaje en la cual se circunscribe un sitio
arqueológico, para luego poder interpretar sus contextos culturales.
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Jimena Roldán
UBICACIÓN GEOGRÁFICA
Valle de Tafí
Figura 1. Vista panorámica del valle de Tafí, de norte a sur. A la izquierda cumbres de Mala Mala y a la
derecha el cerro Ñuñorco Grande. Tucumán, Argentina.
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Jimena Roldán
Valle de Santa María
El clima regional es de tipo desértico, con una temperatura promedio anual de 18ºC y una
precipitación promedio anual de 250 mm (la mayoría cae en el verano) (Perea 1994). El
paisaje es de tipo semiárido, caracterizado por cardones, árboles y arbustos bajos,
espinosos y adaptados al desierto (Cabrera 1976).
La porción tucumana del valle de Santa María, considerada en este trabajo, se localiza al
oeste de la citada provincia, es una depresión ancha de fondo plano que se profundiza
entre la sierra de Quilmes al oeste y el sistema Aconquija-Cumbres Calchaquíes al este. El
agua corre de sur a norte, en la dirección opuesta a la inclinación regional normal. La
altura en la base del valle varía entre 1.900 y 1.600 msnm (Strecker, 1987). Las
precipitaciones varían dependiendo de la orientación de las montañas y como los vientos
húmedos regularmente provienen del este o del sureste, el área de estudio es el sector
más seco del valle (Sampietro Vattuone y Neder 2011). (Figura 2).
Dentro de este se tuvieron en cuenta dos unidades de paisaje, un glacis cubierto de nivel
2, ubicado cerca de la localidad de Yasyamayo, y un abanico aluvial ubicado cerca de
Molle Yaco (Sampietro Vattuone y Neder 2011), todos en el piedemonte occidental de
Cumbres Calchaquíes.
Figura 2. Vista panorámica de la porción tucumana del valle de Santa María. Tucumán, Argentina.
UBICACIÓN TEMPORAL
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Jimena Roldán
Cultura Tafí
Actualmente Tafí puede ser definida a partir de su escultórica lítica (menhires y máscaras
de piedra) (Berberián y Nielsen 1988a, Tartusi y Núñez Regueiro 1993), patrón de
asentamiento (estructuras circulares de piedra aisladas o adosadas a un patio central, en
un número variable, que ocasionalmente formaban conjuntos más complejos, y
estructuras agrícolas que comprendían canchones o andenes de cultivo) (Sampietro
Vattuone 2002) y estructuras ceremoniales (montículo asociado a menhires en el sitio
Casas Viejas, El Mollar, estructuras ubicadas en la Quebrada de los Corrales y una
fortaleza encontrada en el cerro Muñoz) (Berberián y Nielsen 1988a, Tartusi y Núñez
Regueiro 1993, Caria et al. 2009).
Las culturas formativas de este valle (200 a. C. al 650 d. C. aproximadamente) han sido
poco estudiadas, sumado a ello sus asentamientos son desdibujados en muchos casos por
ocupaciones posteriores, tanto santamarianas como incas (Scattolin 2000). Su
organización social evidenciada en la distribución y tipo de estructuras como así también
la clase de cerámica manufacturada las hace típicas del Formativo establecido para otros
valles del NOA (Scattolin et al. 2001). Estructuras de planta circular y/o cuadrangular
esparcidas entre campos de cultivo o estructuras circulares o semicirculares no asociadas
a estructuras agrícolas son características (Rivolta 2007, Somonte 2007). Los estilos
cerámicos han sido relacionados a Candelaria, Condorhuasi, Ciénaga y Aguada (Scattolin
2006, Rivolta 2007, Somonte 2007). Sin embargo, esta situación está cambiando gracias al
trabajo de grupos de investigación centrados en el estudio de estas sociedades formativas
(Scattolin 2007a y 2007b).
Esta entidad sociocultural está mucho mejor representada, la misma pertenece al período
de Desarrollos Regionales (950-1430 d. C.) y presenta una estructura socio-económica
más compleja y mejor conocida que aquella de períodos anteriores. Se observan núcleos
de poblaciones grandes asociados a un pukara que reúnen poblaciones menores, con el
tiempo estas se encuentran cada vez más fortificadas mostrando una mayor necesidad y
preocupación por protegerse (Tarragó 2000). Los sistemas de subsistencia son
eficientemente explotados en algunos casos superando su capacidad ambiental, las
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Jimena Roldán
tecnologías como la metalurgia, alfarería y textilería están muy desarrolladas. El sistema
religioso está muy relacionado al prestigio y poder social, los objetos de culto y algunos
rituales están asociados a las actividades bélicas (DeMarrais 2001).
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Jimena Roldán
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Jimena Roldán
ANTECEDENTES ARQUEOLÓGICOS
Este capítulo fue dividido en dos partes, una meramente arqueológica y la otra
geoarqueológica. En los mismos son considerados tanto el valle de Tafí como el valle de
Santa María y dos períodos prehispánicos. El Período Formativo (PF), que se extiende
desde principios de la era cristiana hasta el siglo X d. C., el cual a su vez, debido a su
amplitud temporal, se lo divide en tres períodos: Período Formativo Inferior (PFI), Período
Formativo Medio (PFM) y Período Formativo Superior (PFS). Y por último el Período de
Desarrollos Regionales (PDR) o tardío, que se extiende desde el siglo XI d. C. hasta la
llegada de los incas en el siglo XV d. C.
En ésta primera sección se desarrollan dos temas principales. El primero referido a lo que
se conoce sobre las culturas, Tafí para el formativo y Santa María para el tardío, como
principales referentes de los sectores agrarios analizados; y el segundo relativo a todo lo
que sabe sobre el tipo de agricultura que practicaron ambas culturas en los Valles
Calchaquíes.
CULTURAS PREHISPÁNICAS
Cultura Tafí
Durante la primera mitad del siglo XX, algunos de los pioneros de la arqueología argentina
(Ambrosetti 1897a, Lafone Quevedo 1902, Bruch 1913, Canals Frau 1952) describieron en
detalle las estructuras de piedra encontradas en el valle de Tafí, haciendo especial
hincapié en la presencia y ubicación de estelas de piedra o menhires.
En esta época se consideraba que las culturas prehispánicas del NOA eran sincrónicas y
con poca profundidad histórica. Recién en la década de los 50’ se presencia un
importante cambio de paradigma y nuevas técnicas son utilizadas. Esto da como
resultado el reconocimiento de una profundidad histórica milenaria de los grupos
aborígenes argentinos (Raffino 2007).
En el caso de Tafí, para el año 1948 Bennett, Bleiler y Sommer fueron los primeros en
proponer la denominación de cultura Tafí para los menhires y recintos de piedra
encontrados esparcidos en el valle. Sin embargo, fue en la década de los 60’ cuando se
efectuaron las primeras excavaciones sistemáticas de sitios en el mismo. A partir de estos
trabajos se propuso una primera definición de lo que sería la cultura Tafí, se la dividió en
fases y se la situó temporalmente en el PF (entre el 335 ± 70 a. C. y el 586 ± 70 d. C.) por
medio de dataciones radiocarbónicas (González y Núñez Regueiro 1960, González 1962,
1965 y 1977). Posteriormente, otro grupo de investigadores obtuvieron nuevas
dataciones que hicieron extender la secuencia temporal de la ocupación Tafí en el valle
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Jimena Roldán
(entre el 300 ± 50 a. C. al 810 ± 50 d. C.) (Berberián y Nielsen 1988a). Estas dataciones
mostraron que el lapso temporal que ocupó esta cultura, fue lo suficientemente
prolongado como para que se desarrollen importantes diferencias tecnológicas y
económicas, por ello decidieron dividirla en dos períodos.
Tafí II: definida por estructuras de residencia familiar concentradas que forman
verdaderas aldeas, las que a veces incluyen espacios de actividad comunal. El sistema de
cultivo es intensivo, aprovechando varios tipos de biotopos. Cuando fue necesario, se
construyeron complejas estructuras de riego y protección del suelo.
Por otro lado, Núñez Regueiro y Tarragó (1972) delimitaron dos fases teniendo en cuenta
las dataciones obtenidas, los diferentes estilos alfareros, la posible utilización ceremonial
del montículo y el desarrollo de los menhires. Estadios que Núñez Regueiro y García
Azcárate (1996) corrigieron a la luz de nueva evidencia encontrada en excavaciones
posteriores, y de los trabajos efectuados por Berberián y Nielsen en el año 1988a.
Entonces las fases fueron redefinidas quedando de la siguiente manera:
Carapunco o Tafí II: abandono del montículo ceremonial y menor importancia de los
menhires, presencia de asas macizas en botón, cerámica intrusiva Candelaria, sistema de
asentamiento caracterizado por estructuras de residencia familiar concentradas que
forman verdaderas aldeas, las que a veces incluyen espacios de actividad comunal. Se lo
data entre el siglo VII y el X d. C.
Los asentamientos dispersos son característicos del formativo, suceden a los grupos
cazadores-recolectores y preceden a la urbanización posterior que se da en el PDR dentro
del ámbito andino. Bajo esta premisa, Raffino (2007) estableció, para el PFI,
asentamientos rudimentarios y de crecimiento espontáneo, presentando a Tafí como
ejemplo de ello; mientras que para el PFM y PFS observaba trazados dispersos planeados.
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Jimena Roldán
Algo similar propusieron Berberián y Nielsen (1988a) manifiesto en los estadios que
presentaban para Tafí.
Actualmente esta premisa está siendo modificada a la luz de nueva evidencia material y
dataciones radiocarbónicas. En el sitio La Bolsa 1 los dos sistemas de asentamiento
propuestos por Berberián y Nielsen (1988a), para los sitios Tafí, mostraban que las aldeas
concentradas fueron las más antiguas, empezaron como asentamientos discretos y
diseminados, que con el paso del tiempo fueron cambiando ciertos rasgos arquitectónicos
y conductas sociales (200-400 d. C.). Luego surgen las unidades habitacionales dispersas
como respuesta a conflictos sociales productos del nucleamiento. Ambos sistemas
parecen haber coexistido durante cierto tiempo (Salazar 2007 y 2010, Salazar y Franco
Salvi 2009 y 2010).
Estos asentamientos estaban conformados por recintos circulares de piedra que pueden
formar (Sampietro Vattuone 2002):
Estructuras complejas: más de un recinto circular mayor con varios recintos más
pequeños que se presentan aglutinados sin ordenamiento aparente; unidades
residenciales.
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Jimena Roldán
Las estructuras residenciales o domésticas se componían de un círculo central mayor (10
a 20 m de diámetro) rodeado de círculos más pequeños (2 a 6 m de diámetro), que en
algunos casos se encontraban vinculados a terrazas de cultivo. Dentro de este sistema,
también se incluyen (Sampietro Vattuone 2002):
Montículos: compuestos por rocas pequeñas y medianas, sus dimensiones varían desde
30 o 40 cm hasta 4 m de altura y decenas de metros cuadrados de extensión, son en
general resultado del despedre de los campos previo al cultivo y en ocasiones han sido
empleados a su vez como basurales.
Dentro de los recintos circulares mayores o patios centrales fueron encontradas cámaras
con paredes y techos de piedra en falsa bóveda destinadas a funciones diversas.
Construidas con singular calidad, estas cámaras fueron empleadas, alternativamente,
como depósitos de alimentos, cámaras funerarias y silos, dado que algunas de ellas
poseían vestigios de grandes morteros en el piso (Berberián y Nielsen 1988b).
11
Jimena Roldán
diferente Salazar et al. (2011) plantearon que los restos materiales encontrados en el
montículo responderían a la realización de reuniones periódicas donde se consumían
alimentos y bebidas, en las cuales eventualmente se enterraban muertos entre los
desechos de festejos previos, antes que a la construcción intencional de un lugar sagrado.
De esta forma, la asociación de ancestros/cerámica/fuego/rasgos elevados encontrada en
el montículo era similar a la que se daba en las cistas excavadas dentro de unidades
residenciales en el sitio La Bolsa 1 (Salazar 2010). Ni siquiera los menhires fueron
privativos de este lugar ya que se encontraron también asociados a las entradas de las
estructuras circulares residenciales y a una posible fortaleza (Berberián y Nielsen 1998a,
Raffino 2007). Sumado a ello en la Quebrada de Los Corrales, se estimó que hay dos
posible estructuras ceremoniales constituidas por dos grandes rocas alargadas ubicadas
en posición vertical que abren de este a oeste, asociadas a un montículo cada una, donde
una de estas puertas abría hacia un sector con andenes de cultivo; como así también una
cueva cuya evidencia muestra la posible práctica de rituales (Caria et al. 2009).
Si a ello le sumamos el hecho de que los muertos fueron enterrados en los patios de las
casas, entonces estaríamos en presencia de rituales de tipo doméstico, antes que
concentrados en centros ceremoniales, relacionados con la vida económica y política de
estas poblaciones donde el límite sagrado/profano pareció no existir (Salazar et al. 2011).
Tanto para Ambrosetti (1897b) como para González (1977) esta cultura tuvo un origen
altiplánico, su ingreso al NOA probablemente se dio desde Bolivia, siguiendo el borde
oriental de la puna y las vertientes de las Cumbres Calchaquíes y del Aconquija. Sus
relaciones con el altiplano se manifestaron en la ausencia de urnas funerarias, su
impresionante escultórica lítica, cerámica utilitaria sin decoración o con decoración muy
simple, construcción de estructuras ceremoniales, el felino (que pareció tener una gran
significación a nivel ritual), la domesticación de la llama, el cultivo de la papa (Núñez
Regueiro y Tartusi 1990) y la presencia de estilos tiahuanacota en la alfarería (Dlugosz y
Piñeiro 1999).
La Cultura Tafí se extendió por los valles de Tafí, La Ciénega y hacia la zona del
piedemonte tucumano, por el sur a lo largo de la Quebrada del Portugués (Núñez
Regueiro y Tartusi 1990, Cremonte 1996, García Azcárate et al. 2003, Iacullo 2004,) y por
el norte hasta alcanzar la mesada del Piquillín, en la ladera de la Sierra de Medina
(Krapovickas 1968).
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Jimena Roldán
Núñez Regueiro y García Azcárate (1996) argumentaban que existió una frontera de
interacción entre Tafí y poblaciones asentadas en otros valles intermontanos del NOA.
Respaldaban esta afirmación con el análisis de una gran cantidad de fragmentos
cerámicos que no tenían filiación alguna con culturas del formativo establecidas en otros
valles del NOA, aunque hacían referencia a algunos casos excepcionales de fragmentos
Vaquerías y Candelaria (asociación que se dio en la fase I de Tafí). Hallazgos posteriores
en diferentes lugares del valle demostraron que esta hipótesis era refutable. Dlugosz y
Piñeiro (1999) encontraron cerámica Condorhuasi y Vaquerías (ya referida por González)
en el montículo, mientras que en el sitio La Bolsa 1 fueron halladas representaciones
estilísticas tipo Aguada y decoraciones de tipo Candelaria en la alfarería (Salazar y Franco
Salvi 2010), en la Quebrada de Los Corrales Gramajo Bühler (2009 y 2011) encontró en
contextos habitacionales alfarería de estilos no sólo Tafí, sino también Candelaria,
Vaquerías, Condorhuasi y Ciénaga, y en Los Cuartos Dlugosz et al. (2007) encontraron
junto a la alfarería típica Tafí, algunas de estilo Aguada. A ello puede sumarse toda la
arquitectura formativa registrada en el valle de Santa María que en algunos casos era
muy similar a la observada en el valle de Tafí, al igual que su alfarería (Aschero y Ribotta
2007, Scattolin 2007a, Somonte 2007).
Por otro lado, Srur (2001) plateó que la cerámica decorada incisa e incisa al pastillaje con
motivos antropo y zoomórficos encontrada en el montículo ceremonial de Casas Viejas
perteneció a la fase I de Tafí y no a la fase I de Candelaria.
El interés que se tuvo desde un primer momento por las sociedades tardías, encontradas
en este valle, generó un gran vacío de información referente a pueblos más tempranos, la
mayoría de los investigadores que trabajan en la región hacen referencia de ello. Esta
situación despertó el interés en un grupo de investigadores (Tarragó y Scattolin 1999,
Scattolin 2000, 2006, 2007a y 2007b, Scattolin et al. 2001, Bugliani y Pereira Domingorena
2002, Izeta y Scattolin 2002, Aschero y Ribotta 2007, Rivolta 2007, Somonte 2007,
Somonte y Baied 2011, entre otros), quienes comenzaron a estudiar los grupos sociales
de este período de forma continua y sistemática. Uno de los principales problemas que
enfrentaron, y aún enfrentan, fue la superposición de ocupaciones, donde los grupos del
PDR tendían a ocupar los mismos espacios que los grupos del PF, y debido a la
envergadura de sus construcciones opacaban u ocultaban totalmente los restos de estos
grupos tempranos.
13
Jimena Roldán
Superado este obstáculo se pudo establecer que durante el formativo se desarrollaron
diferentes estilos constructivos y formas de entender y explotar el espacio. Así, Scattolin
(2003) sostenía que existía una clara dicotomía entre los sitios del fondo de valle, sin
arquitectura preservada pero con restos cerámicos dispersos en superficie, que al excavar
también se encuentraban en estratigrafía (Bañado Viejo) y los sitios uni-componentes con
arquitectura de piedra bien conservados, donde las unidades residenciales se
encontraban dispersas entre canchones de cultivo (Caspinchango).
Zona de estudio
Con el fin de acotar los antecedentes a la zona de estudio, se tuvieron en cuenta todos
aquellos trabajos arqueológicos del PF realizados en la vertiente occidental de Cumbres
Calchaquíes en el valle de Santa María.
14
Jimena Roldán
habitaban las regiones más elevadas donde el medio ambiente restringía mucho el acceso
a determinados recursos, con el tiempo bajaron y comenzaron a explotar recursos
vegetales y animales más exitosamente gracias a mejoras en las condiciones medio
ambientales debido a que era una zona de menor altura, mayor disponibilidad de áreas
para el cultivo y cursos de agua permanente.
En las inmediaciones de la Quebrada de los Cardones y cerca del sitio tardío Los Cardones,
Rivolta (2007) describió, en conos y abanicos aluviales, la presencia de 39 recintos
circulares que se asociaban entre sí para conformar unidades características del PF con un
patrón de asentamiento disperso de tipo Tafí, donde las características de la alfarería
recolectada fue asociar a las de tipo Vaquerías, Ciénaga y Tafí. En este lugar también se
encontraron estructuras agrícolas asociadas a pequeñas estructuras circulares que
consideró como depósitos.
En el extremo sur del piedemonte de Cumbres Calchaquíes, dentro del valle de Santa
María (2.300 msnm), se encuentra un lugar con restos arqueológicos al que los lugareños
llaman El Remate, próximo a la zanja de Los Cardones en la localidad de Los Zazos. Este
sitio presentaba dos sectores diferenciados, uno hacia el sur y el otro hacia el norte. En el
primero se encontraron unas cuantas estructuras circulares rodeadas por andenes de
cultivo, mientras que en el segundo se observó una aglomeración de estructuras con una
mayor complejidad en su articulación espacial. La excavación del patio de una de las
estructuras, ubicada en el sector sur, mostró la existencia de dos períodos de ocupación.
Las características de diseño del asentamiento eran similares a las observadas para La
Bolsa (Valle de Tafí) y La Ciénega (Valle de la Ciénega), es decir diferente al patrón
margarita. La datación radiocarbónica sobre restos óseos de camélido (1070 AP), como
así también algo de la cerámica analizada que estilísticamente pudo asociarse a Ciénaga
colocaba, temporalmente, a este asentamiento entre el PFM y PFS. El mismo estaría
mostrando que grupos Tafí, además de mantenerse en los valles ya habitados, habrían
ejercido control territorial sobre el sector oeste del Abra del Infiernillo (Aschero y Ribotta
2007).
Posteriormente, Somonte y Baied (2011) trabajaron otro sitio formativo conocido como
Planchada La Puntilla, que se ubica sobre un glacis en la localidad de La Puntilla cerca de
la villa de Amaicha del Valle. Este período de ocupación se determinó a través de
15
Jimena Roldán
dataciones de barnices por la técnica de VML, otros elementos como la alfarería y algunas
construcciones evidenciaban su ocupación tardía por parte de grupos santamarianos. El
sitio estaba compuesto por estructuras habitacionales y una estructura en arco simple,
debido a su mala conservación y a la evidencia de desmantelamiento parcial de algunas
estructuras como rastros de huaqueo no pudo definirse un diseño arquitectónico
homogéneo.
El arte santamariano, tuvo su clímax en el valle de Santa María y se expresó sobre todo en
la cerámica funeraria representada por urnas utilizadas para el entierro de infantes y
pucos que acompañaban a estas urnas o eran utilizados en el ámbito ritual para servir
alimentos o bebidas y como objetos de intercambio (Tarragó 2000). Una serie de estudios
de seriación de las urnas (Perrota y Podestá 1978, Weber 1978, Baldini 1980) permitió
entender algo de la variabilidad estilística que las mismas presentaban y fueron muy
útiles cronológicamente. En la actualidad, a pesar de que estas seriaciones son muy
discutidas, es evidente que las mismas varían considerablemente en su distribución
espacial y representan diversas inclusiones y exclusiones sociales dentro del mundo
calchaquí (DeMarrais 2001).
16
Jimena Roldán
Los objetos de metal son escasos, se han recuperado ornamentos cefálicos, alfileres,
hachas, cuchillos, cinceles, etc., muchos de estos objetos parecen haber tenido una
función social relativa al prestigio o poder social antes que un fin utilitario y
eventualmente terminaban formando parte de algún ajuar fúnebre. De lo que si se tiene
un registro material importante es de todos aquellos elementos y herramientas utilizadas
para la producción metalúrgica y los desechos de ésta actividad, como ser: crisoles,
moldes y recortes de metal (DeMarrais 2001).
Por su posición intermedia entre la puna y las selvas, éste valle seguramente operaba de
nexo entre las sociedades que habitaban las áreas aledañas con recursos muy
diferenciados (Albeck 2000). Santa María parece haber aprovechado ampliamente esta
situación geográfica tan estratégica ya que poseían emplazamientos aldeanos
evidenciados en restos habitacionales y cementerios de urnas en los valles de Tafí, Lerma,
El Cajón, Hualfín (Baldini 1980) y cuenca de Tapia-Trancas en Tucumán (Caria 2004), que
sugieren un control de estos espacios productivos desde el valle de Santa María (Tarragó
2000).
Zona de estudio
Acotando los antecedentes a la zona de estudio, como se hizo con el formativo, Sosa
(1999 y 2001) realizó el mismo trabajo de mapeo para lo que consideraba asentamientos
Tardíos. Para ello dividió a la zona de estudio en seis conjuntos, y en términos generales
identificó dos ejes de ocupación, el primero ubicado por debajo de la cota de los 2.000
msnm hasta el río Santa María y el otro por encima de los 2.300 msnm hasta alcanzar los
4.000 msnm. Con respecto al periodo anterior (Formativo) observó una expansión de la
ocupación basada en la explotación de todos los conos de deyección con posibilidades
agrícolas, en muchos casos superando en extensión a la ocupación actual; también
aumentó la densidad de ocupación en el área pedemontana, dando lugar, en algunos
casos, a la formación de los primeros conglomerados caracterizados por su localización en
zonas desfavorables para la agricultura pero con acceso directo a terrenos favorables
para ello. La ocupación de zonas de altura es clara para esta época. Llama la atención la
presencia de zonas discretas, pudiendo deberse a las limitaciones de la metodología y/o a
la geomorfología del paisaje que hace a algunos lugares más aptos para la actividad
17
Jimena Roldán
agrícola que a otros, gracias a la disponibilidad de agua. Finalmente, detectó la presencia
de sendas que comunicaban diferentes zonas del pedemonte en dirección esto-oeste, ello
le permitió suponer la presencia de un solo grupo socio-cultural disperso en toda la
región de los faldeos.
Valle de Tafí
18
Jimena Roldán
Tres décadas más tarde Núñez Regueiro estableció la existencia de estructuras tardías en
todo el valle, pero hace un especial énfasis en lo encontrado en el sitio de Casas Viejas (El
Mollar), la excavación parcial de lo que hoy se conoce como el Montículo ceremonial
arrojó evidencia alfarera asociada al PDR (Núñez Regueiro y García Azcárate 1996).
En el año 1995 Manasse comenzó a trabajar en la zona de Los Cuartos (Tafí del Valle)
donde realizó estudios de impacto sobre los restos arqueológicos pertenecientes tanto al
período Formativo como al Tardío. Dentro de éste último encontró, a partir del estilo
cerámico, grupos de filiación Santa María. Describió sus poblados como núcleos
poblacionales pequeños y aglutinados, que en algunos casos reutilizaban espacios
(construyendo encima de estructuras tempranas) y construcciones propias de los grupos
sociales formativos Tafí. El ordenamiento espacial se articula en función de y en relación
con espacios destinados a la agricultura (Manasse 1997, 2001, 2003 y 2006). Si a lo ya
descripto se le agregan los cementerios santamarianos encontrados en La Ovejería, Las
Tacanas, El Churqui, El Potrerillo y Los Cuartos, es evidente una ocupación y explotación
de relevancia y clara permanencia (Páez et al. 2005, Manasse 2007, Manasse et al. 2008a,
Manasse et al. 2008b).
19
Jimena Roldán
AGRICULTURA PREHISPÁNICA
Valle de Tafí
Superficie de pendiente suave (< 8%), con un elevado nivel de humedad debido a
un manto rocoso subyacente que evita la pérdida de la misma. Sobre el manto
rocoso se dispone una capa de loess y finalmente una de humus. Este biotopo
puede aprovecharse con una inversión mínima de tecnología, pudiendo prescindir
de estructuras de riego y andenes. Ejemplo: La Bolsa, porciones media e inferior.
Suelos con iguales condiciones que el tipo anterior, pero con superficies de
pendiente pronunciada (> 8%). Por lo tanto requieren de la construcción de
andenes para su aprovechamiento. Ejemplos: La Bolsa, porción superior y Tafí del
Valle Km 64.
Superficies de pendientes suaves o pronunciadas con suelos pedregosos que
contienen poca humedad pero están asociados a cursos de agua permanentes.
Para ser cultivable, este tipo de biotopo debe de contar con toda una
infraestructura agrícola, desde estructuras específicas de riego hasta andenes,
terrazas y muros de contención que permitan el aprovechamiento y buena
distribución de los recursos hídricos como así también la contención y protección
de los suelos bajo cultivo.
20
Jimena Roldán
Plantearon la existencia de un cuarto tipos de biotopo que escapaba a esta combinación
de variables y por lo tanto no era apto para el cultivo. Estos estaban insertos en los
cordones montañosos con altitudes superiores a los 2.700 msnm y con un ecosistema de
tipo estepa de altura, lugares aptos para la pastura. Para el año 2001 Berberián y Giani
seguían manteniendo la postura de lo inadecuado de estas áreas para la agricultura
debido al escaso desarrollo de suelos y a la altitud en la que se encontraban. Sin embargo,
con el hallazgo de andenes de cultivo en los sitios de la Quebrada de los Corrales en El
Infiernillo (Caria et al. 2006) esta hipótesis ya no tiene sustento.
El tipo de agricultura que se practicó durante el primer estadio, que Berberián y Nielsen
(1988a) plantearon para Tafí (Tafí I), fue extensiva. Esta situación llevó a un rápido
agotamiento de los suelos bajo cultivo. Por lo tanto, los núcleos familiares se
fragmentaron y buscaron nuevas tierras para ser cultivadas. Ya para el segundo estadio
(Tafí II) se produjo un desequilibrio entre la magnitud de la población, los recursos
disponibles y la tecnología empleada para su explotación. Esta situación fue resuelta a
partir de nuevas pautas de organización del espacio, el sistema de cultivo fue de tipo
intensivo, fueron aprovechados varios tipos de biotopos y cuando fue necesario se
construyeron complejas estructuras de riego y protección del suelo. Los mismos fueron
situados lejos de las áreas residenciales (Berberián y Nielsen 1988a).
Ahora bien, las investigaciones que Berberián y Nielsen realizaron sobre los espacios
agrícolas partían de la premisa que establecía que las condiciones ambientales formativas
habían sido similares a las actuales (Spalletti y Salazar 1988). Sin embargo, hoy en día se
sabe que éstas no sólo no fueron similares a las actuales sino que variaron mucho en los
últimos 2000 años, donde se intercalaban ciclos frío/seco y cálido/húmedo (Sayago et al.
2001). Por lo tanto, las interpretaciones que Berberián y Nielsen efectuaron deben de ser
tenidas en cuenta con mucha precaución, especialmente cuando aseveraban que la
interacción humano/naturaleza en el pasado prehispánico debió de ser similar a la actual.
Para el año 1999 Carrizo y colegas realizaron el primer estudio arqueobotánico de una
gran cantidad de macrorrestos hallados en contextos arqueológicos. En el mismo
identificaron poroto (Phaseolus vulgaris) y maíz (Zea mays) domesticados, y chañar
(Goeffrea decorticans) y algarrobo negro y blanco (Prosopis nigra y Prosopis alba)
productos de la recolección. Todos ellos fueron asociados al momento más temprano de
ocupación formativa del montículo ceremonial de El Mollar en Casas Viejas. El contexto
en el cual fueron hallaron no estaba claro, podría haber sido un fogón o un basurero
(Carrizo et al. 1999).
Años después se retoma el tema de la actividad agrícola para el valle, desde una
perspectiva geoarqueológica. A partir de este momento se reconoció la variabilidad
climática pasada y se tuvo en cuenta las condiciones climáticas imperantes en la época y
región bajo estudio. Entonces, Sampietro Vattuone (2002) determinó que el modo en que
los espacios fueron utilizados estaba íntimamente relacionado con las características que
21
Jimena Roldán
presentaban las diferentes unidades geomorfológicas que conformaban este valle. Las
geoformas como los conos glacis y abanicos aluviales eran ideales para la actividad
agrícola, debido tanto a sus características (pendiente, suelo, humedad, etc.) como a la
accesibilidad de recursos (el agua). Con esto no se pretendía establecer que no hubieran
intervenido otros factores en la elección de estos lugares, como por ejemplo: creencias
religiosas, tecnologías disponibles, estructura social, etc.
Canales de drenaje: sus márgenes están revestidas con muros de material clástico para
evitar la exhondación del lecho; en el fondo de algunos de estos canales hay
escalonamientos en los lugares de los cuales surgen líneas de andenería.
22
Jimena Roldán
Para el año 2005 Oliszewski y su grupo de investigación encontraron a una altura de 3.200
msnm en la Quebrada de los Corrales (El Infiernillo) sitios de filiación Tafí. Estos estaban
conformados por un área netamente residencial, un área agrícola-ganadera y una cueva.
El sector agrícola se asentaba sobre un sustrato loésico, conformado por andenes de
cultivo cuya altura y ancho dependían de la microtopografía (pendiente de 15% a 35%) y
con un sistema de riego natural estacional, es decir que controlaban el agua de lluvia,
canalizándola (aprovechando el curso de la escorrentía natural) y almacenándola (en el
área de cumbre se encontraron espacios que pudieron ser utilizados como reservorios de
agua) para luego usarla en los cultivos. Actualmente esto sería imposible debido a lo seco
del ambiente, sin embargo a principios del primer milenio d. C. las condiciones
medioambientales eran más cálidas y húmedas y los andenes estaban orientados hacia el
este de la quebrada, es decir que recibían los vientos húmedos que provenían del valle. A
su vez fueron reconocidas estructuras ceremoniales asociadas al área agrícola que
podrían estar relacionadas con la disponibilidad de agua y los momentos oportunos de
siembra (Caria et al. 2006 y 2009, Caria et al. 2007, Caria et al. 2010a, Gramajo Bühler
2011, Oliszewski 2011).
23
Jimena Roldán
haciendo evidente que fue uno de los recursos alimenticios más importantes de éste
período (Oliszewski 2009).
En otra región del Valle y retomando los trabajos de excavación en el sitio La Bolsa 1, se
observó que para el PFT las prácticas agrícolas fueron un condicionante del lugar donde
las estructuras habitacionales eran construidas. En este fueron detectados dos sectores
bien diferenciados, un espacio de pendiente abrupta donde se observaron estructuras
circulares de tipo residencial y un espacio amplio de menor pendiente, prácticamente
libre de estructuras residenciales y con rasgos productivos que indicarían actividades de
tipo agrícolas (Franco Salvi 2010). Dentro de unos morteros encontrados en el sitio se
recuperaron silicofitolitos asignables a maíz (Zea mays)). Y en uno de los campos de
cultivo, cerca de un muro de contención, se encontró un paquete óseo conformado por el
cráneo y las extremidades de un camélido, asociado a fragmentos de cerámica y cubierto
por un pequeño montículo de rocas, semejante a una apacheta (Salazar y Franco Salvi
2010). Probablemente como ofrenda a la madre tierra para que cuide los suelos bajo
cultivo, controlando el clima y la fertilidad del mismo (Sampietro Vattuone et al. 2008).
Hasta hace unos años, el estudio de la actividad agrícola prehispánica en esta región, se
limitaba a descripciones, más o menos detalladas, de las estructuras utilizadas para
contener el suelo o limitar un espacio de cultivo (como ser andenes, terrazas, canchones
o cuadros de cultivo, etc.) y aquellas que proveían del agua necesaria para que los
mismos prosperasen (como ser acequias, canales de riego, etc.). Luego, se ubicaba esta
infraestructura productiva en el espacio del asentamiento estudiado, es decir, que
relación tenía con otras estructuras, ya sean de tipo residencial, corrales o áreas
funerarias.
En las excavaciones de estos sitios formativos se han encontrado algunos restos vegetales
como chañar (Goeffrea decorticans) sin contexto en el sitio de Bañado Viejo (Scattolin et
24
Jimena Roldán
al. 2001), o descripciones de restos carbonizados de chañar (Goeffrea decorticans), maíz
(Zea mays) y poroto tanto silvestre (Phaseolus vulgaris) como cultivado (Phaseolus
vulgaris var. Vulgaris L.) asociados a fogones y contextos de uso en los sitios El Tesoro,
Puerto Antigal y Loma Alta ubicados en la falda del Aconquija (Pochettino y Scattolin
1991).
Uno de los pocos y más recientes trabajos enfocado en la agricultura del PDR para el valle
Calchaquí Medio es el que están llevando a cabo Williams junto con su grupo de
investigación en sitios como La Campana, Fuerte de Tacuil, Peña alta, Las cuevas, Fuerte
de Gualfín y Corralito. Si bien aún tienen muchos interrogantes, es evidente que la
extensión y calidad de la infraestructura agrícola como así también la de regadío
muestran que el área fue un importante sector de producción de alimentos. Aunque esta
amplia red agrícola no tiene igual en tamaño en relación a la instalación humana en áreas
residenciales encontradas en los alrededores. Aparentemente, los principales cultivos
parecen haber sido los tubérculos, en contraposición a lo que se establece hasta el
momento donde el maíz es considerado el cultivo de mayor importancia en el NOA para
épocas precolombinas, sin embargo aún es un dato a confirmar (Williams 2007, Williams
et al. 2010).
Zona de estudio
Dándole un poco más de énfasis al área de estudio se describe con mayor detalle lo
registrado hasta el momento en lo que respecta a infraestructura agrícola y su relación
con las áreas residenciales. Sin embargo, estos trabajos no superan la mera descripción.
Por un lado, Sosa (1996/97) identifica para el PF estructuras lineales que reconoce como
andenes de cultivo cerca del Infiernillo, pero debido a la falta de trabajos que hablen de
actividad agrícola a dicha altura y en dicha región, la desestima como construcciones
tempranas y las relaciona con el PDR. En la actualidad, los trabajos de Oliszewski (2011)
en el sitio Quebrada de los Corrales (El Infiernillo) muestran evidencia de lo contrario. En
otro de los sitios que reconoce como formativo, ubicado cerca del río de Amaicha y entre
los 2.900 y 4.000 msnm, encuentra nuevamente estructuras de tipo agrícolas, pero en
este caso, al ser tan evidente su patrón temprano, las asigna al PFS. Finalmente, en un
25
Jimena Roldán
cono de deyección en las inmediaciones del río de Ampimpa, reconoce la presencia de un
asentamiento que también asigna al PFS, de tipo fundamentalmente agrícola.
Por otro lado, para el PDR Sosa (2001) observó, en la misma zona, algunas líneas que
reconoció como andenes de cultivo y acequias. En la región de Yasyamayo no identificó
estructuras con fines agrícolas aunque sabía de la existencia de las mismas por
comentarios de Tarragó. Cerca de Molle Yaco distinguió áreas residenciales separadas de
las agrícolas, observó un predominio de estructuras cuadrangulares e irregulares por
sobre circulares y lineales, entre las estructuras agrícolas registró líneas transversales,
líneas de despedre y canchones de cultivo. Más al sur registró canchones asociados y
aislados en el Campo del Sauzal y canchones aislados y líneas transversales en el Campo
de los Cardones, algunos de estos canchones de cultivo han sido reutilizados por
poblaciones actuales. En otras áreas, como la llanura aluvial del río de Amaicha, tuvo una
dificultad dada por la poca visibilidad debido a la intensa reocupación de la zona por parte
de poblaciones actuales, mientras que en otros casos el problema fundamental fue la
falta de controles de campo que este trabajo presentaba.
En el sitio Quebrada de los Cardones, Rivolta (2007) describió estructuras agrícolas como
andenes y recintos ubicados al pie del cerro que estaban directamente relacionados con
dicho sitio tardío. Sin embargo, también observó áreas de producción y sistematización
agrícola en las márgenes del río Amaicha como en conos y abanicos aluviales cercanos,
donde registró líneas de andenería y estructuras circulares pequeñas instaladas a lo largo
de dichas líneas a modo de depósitos. En este último sector mencionaba la presencia de
estructuras circulares formativas tipo Tafí (ya descriptas con anterioridad) posiblemente
asociadas con las estructuras agrícolas. Años después encontró, en excavaciones
realizadas dentro de una estructura rectangular de tipo doméstica, una gran cantidad de
restos arqueobotánicos como granos y fragmentos de mazorca de maíz (Zea mays) y
vainas de leguminosas (Prosopis sp.) (Rivolta 2010).
26
Jimena Roldán
En el sitio Bajo Los Cardones, Somonte (2007) describió la presencia de recintos circulares
y subcirculares dispersos entre campos de cultivo compuestos por andenes y terrazas de
cultivo asociados a acequias y canales de riego. Este espacio estuvo construido con el fin
de relacionar el área de residencia con algunos recursos naturales y actividades tanto de
producción como de circulación, situación ya registrada para otros sitios formativos
estudiados en el valle (Scattolin 2001).
27
Jimena Roldán
ANTECEDENTES
GEOARQUEOLÓGICOS
En este apartado se tomaron en cuenta todos aquellos trabajos que indefectiblemente
tuvieran un enfoque geoarqueológico, y estuvieran ubicados espacialmente en los valles
Calchaquíes y regiones afines, para poder contextualizar y justificar este trabajo de
investigación. Los siguientes subtítulos fueron ordenados de acuerdo a la escala de
estudio requerida en cada caso, es por ello que el primero refiere a los trabajos
paleoambientales que permiten mostrar la regionalidad de las fluctuaciones climáticas
observadas durante el Holoceno tardío. En el segundo subtítulo se muestra como la
fotointerpretación permite ordenar espacialmente información relativa a la distribución
de estructuras en el paisaje y su relación con el medioambiente. En el tercer subtítulo se
presenta un trabajo donde la geomorfología es una fuente de información cronológica y
medioambiental fundamental para el entendimiento de estas poblaciones agrícola-
ganaderas. En el cuarto subtítulo se establece como la actividad humana modifica el suelo
donde se asienta una población. Mientras que el último subtítulo, evidencia como esta
actividad y la perduración de la misma en el tiempo deja improntas prácticamente
imborrables en el suelo que habita.
EVOLUCIÓN PALEOAMBIENTAL
La diversidad ambiental que presenta el NOA permite inferir cual fue el potencial manejo
del espacio y recursos que las poblaciones formativas efectuaron. Si bien en cada región
hubo variantes climáticas y cada grupo humano tendió a tomar decisiones adaptativas
diferentes frente a iguales condiciones, lo cierto es que las primeras poblaciones
agrícolas-ganaderas aparecen tanto en la puna meridional argentina (3000-2500 cal. AP)
(Olivera et al. 2004), en el valle de Tafí (2300-1100 cal. AP) (Berberián y Nielsen 1988a,
González y Núñez Regueiro 1960) y aparentemente en un sector del piedemonte oriental
de Cumbres Calchaquíes dentro del valle de Trancas (3420 ± 40 AP) (Caria 2004 y 2008,
Caria et al. 2010b) en un momento en el cual las condiciones climáticas tendían a ser más
húmedas y en algunos casos más cálidas que las actuales.
28
Jimena Roldán
Este paleosuelo mostró condiciones de formación más húmedas que las actuales y de
gran estabilidad paisajística. La datación realizada ubicaba esta sección del perfil en el
2480 ± 110 AP. El ciclo erosivo registrado en la superficie de este paleosuelo estaría
indicando condiciones climáticas muy áridas para finales del primer milenio, que
posteriormente, a juzgar por la sedimentación e incipiente edafización del suelo actual
hubo una recuperación de los niveles de humedad, aunque la disponibilidad de agua no
sería la misma que durante el Formativo (Sampietro Vattuone 2002).
Con posterioridad y en el mismo valle, Iacullo (2004) estableció que los aspectos
ambientales de éste muestran algunas similitudes con los observados para el valle de Tafí.
En primer lugar, todos los perfiles presentaban un suelo enterrado formado con
anterioridad y contemporáneo a la ocupación formativa. Luego se daba la ocurrencia de
un ciclo árido-semiárido que eliminó parte del suelo y generó la depositación de
materiales retransportados que enterraron las superficies de ocupación y constituyeron el
material parental sobre el cual se desarrolló el suelo actual. Sin embargo, no encontró
ningún indicador que estableciera condiciones de mayor humedad durante el formativo.
29
Jimena Roldán
estructura habitacional con presencia de material cerámico y lítico perteneciente a la
cultura Santa María. Finalmente se instalaron las condiciones imperantes actualmente,
con fluctuaciones menores (Caria 2004 y 2008).
Esta nueva evidencia sobre las fluctuaciones climáticas que se manifestaron a lo largo del
Holoceno tardío en la región del NOA dejaron sin efecto los estudios petrológicos-
sedimentológicos asociados a restos culturales recuperados en el sitio La Bolsa (valle de
Tafí) que afirmaban que las condiciones imperantes en tiempos prehispánicos no habrían
sido muy diferentes a las actuales (Spalletti y Salazar 1988).
En el valle de Santa María, el estudio sedimentológico realizado en las márgenes del río
Santa María arrojaron evidencia que apoyaba estas fluctuaciones climáticas imperantes
en los valles Calchaquíes. Strecker (1987) localizó capas de arena ricas en materia
30
Jimena Roldán
orgánica, en ambas márgenes del río, las cuales fueron datadas en 2190 ± 530 AP, que
corresponderían a un período de gran humedad para el Holoceno tardío. Para el 800 d. C.,
a partir de estudios pedoestratigráficos de sedimentos ubicados en la margen izquierda
del río, observó condiciones de mayor aridez que las precedentes.
FOTOINTERPRETACIÓN
Como parte de su tesis doctoral Sampietro Vattuone (2002) realizó una amplia cartografía
de algunas de las diferentes unidades geomorfológicas que conformaban el valle de Tafí,
consideró también su topografía, hidrología, litología y la forma en que las distintas
unidades arqueológicas se distribuían dentro de dichas geoformas. El fin de este trabajo
fue el poder reconstruir el paleoambiente del valle, los procesos de formación de los
sitios y los factores asociados a las preferencias en la selección de los lugares de
asentamiento, es por ello que esta cartografía como primer paso fue de fundamental
importancia. La elaboración de la misma le permitió tener una visión integradora de lo
que sucedía en el valle y establecer si los asentamientos humanos observados respondían
a condicionantes medioambientales o no. La mayoría de los sitios arqueológicos se
encontraban en el pedemonte y fondo de valle, mientras que algunas estructuras aisladas
fueron reconocidas a mayor pendiente. Los conos glacis y abanicos aluviales mostraban
estructuras de adenería asociadas a las residenciales, mientras que en el glacis cubierto
del piedemonte de Cumbres Calchaquíes sólo se observaban estructuras habitacionales,
con la excepción del glacis cubierto ubicado al pie del cerro Ñuñorco Grande, sobre el cual
se asentaba el sitio Casas Viejas. Sin embargo, Manasse et al. (2008b) encontró
estructuras de tipo agrícola en el glacis cubierto de Los Cuartos, aunque consideraba que
su número se ha reducido considerablemente debido a la actual urbanización que sufre la
zona, lo cual puede explicar porque Sampietro Vattuone no las registró a partir de la
fotointerpretación.
Para el valle de Santa María se pueden reconocer dos trabajos donde se utilizó la foto
interpretación como elemento de análisis. En uno de estos casos la zona de estudio fue la
misma que la considerada para esta tesis.
31
Jimena Roldán
estructuras arqueológicas observadas y de la recolección en superficie de algunos tiestos
cerámicos pudo establecerse una cronología relativa para los sitios mapeados. Donde los
abanicos aluviales son las únicas unidades geomorfológicas que contiene solamente
estructuras del período Formativo, es decir estructuras circulares dispersas en campos de
cultivo. Mientras que los glacis cubiertos (nivel 2) y laderas tenían estructuras de los
períodos Formativo y Desarrollos Regionales superpuestas, las primeras reconocibles por
el patrón de distribución ya especificado para los abanicos aluviales y las segundas
identificables por estructuras más bien rectangulares dispersas entre campos de cultivo y
un asentamiento semiurbano ya descripto por Rivolta (2007).
Ya fuera del área de estudio de esta tesis, pero considerado por ser el único trabajo de su
tipo en el resto del valle, está el artículo de Álvarez Larraín (2007) quien utilizó la
teledetección para determinar patrones de asentamiento en el sureste del valle de Santa
María, que le permitieron elaborar una imagen articulada de las relaciones entre los
asentamientos humanos pasados, los rasgos topográficos del paisaje y los recursos del
medio. Como resultados preliminares registró la presencia de estructuras habitacionales,
la mayoría ubicadas en terrazas fluviales (antiguos abanicos aluviales), con la excepción
de una estructura observada en el fondo del valle.
GEOMORFOLOGÍA
Una vez elaborada la cartografía, Sampietro Vattuone y Neder (2011) establecieron, para
el valle de Santa María, las características geomorfológicas, el desarrollo cronológico
relativo y las relaciones entre el desarrollo geomorfológico y los asentamientos
precolombinos para el área comprendida entre el río Amaicha al sur, el Campo La Hoyada
al norte, las vertientes de agua de las Cumbres Calchaquíes al este y el río Santa María al
oeste, en el piedemonte y ladera norte de Cumbres Calchaquíes. A partir de ello
identificaron, de acuerdo a su génesis, las siguientes unidades de paisaje cuaternarias:
formas estructural-denudativas (escarpas estructurales y laderas denudativas), formas
denudativas (glacis cubierto), formas fluvio-aluviales (abanicos aluviales, abanicos
fluviales y terrazas fluviales) y formas eólicas (dunas estabilizadas).
32
Jimena Roldán
hasta la zona media y recubre depósitos terciarios, es la unidad de paisaje con la mayor
concentración de estructuras arqueológicas, tanto del PF como del PDR, superpuestas en
algunos casos. El tercer nivel, es cronológicamente el más reciente y se localizó en la
parte baja del piedemonte, es más extensivo hacia el sur del área de estudio y tenía
escasos restos arquitectónicos precolombinos, que generalmente se encuentraban
cercanos a los glacis cubiertos de segundo nivel (Sampietro Vattuone y Neder 2011).
Finalmente, después del desarrollo de los glacis cubiertos se originaron las formas fluvio-
aluviales, primero los abanicos aluviales (Holoceno temprano), después los abanicos
fluviales (Holoceno medio y tardío) y por último las terrazas fluviales (Holoceno tardío).
Los primeros se observaron restringidos al sector sureste del área de estudio y se
originaron a partir de condiciones ambientales más húmedas que las actuales, en ellos se
encontraron estructuras residenciales circulares dispersas entre campos de cultivo y
restos cerámicos que ubicaban a estas estructuras en el PF. En el resto de las formas
fluvio-aluviales no se encontraron restos arqueológicos de ningún tipo (Sampietro
Vattuone y Neder 2011).
PEDOLOGÍA
33
Jimena Roldán
manifestó en el contenido de materia orgánica, siendo mayores en los contextos
intrahabitacionales.
34
Jimena Roldán
(perfil patrón) no se registró ninguna descripción pedológica, si se mencionó la
determinación de carbono, materia orgánica, nitrógeno, fósforo y análisis texturales para
ambos. Los resultados de estos análisis dieron valores muy bajos de carbono, materia
orgánica y fósforo para ambos perfiles a excepción de la capa superficial del perfil testigo
que presentaba valores moderados de estos compuestos y el nitrógeno prácticamente no
variaba en ninguno de los dos perfiles, mientras que el análisis textural arrojó valores
definidos como franco arcillo arenoso. La diferencia entre los valores obtenidos para
ambos perfiles denotaba una erosión eólica y pluvial postdepositacional muy intensa en
el tercer perfil, el cual pertenecía a una de las 21 estructuras de adenería encontradas en
este lugar. El tipo de textura definida en el mismo era óptima para el cultivo de
tubérculos, aunque no debería de desestimarse el cultivo de la quínoa (vegetal que
necesita un suelo con buena cantidad de arcilla) o del maíz (muy adaptable a diferentes
nichos ecológicos) (Caria et al. 2010a).
En este punto es importante tener en cuenta los trabajos geológicos realizados por
Collantes, Zinck y Sayago para el valle de Tafí. Geológicamente los materiales de edad
Cuaternaria presentan una amplia distribución en esta región (Collantes 2002). Los
depósitos loésicos están formando secuencias alternantes de loess edafizado y sin
edafizar. Los paleosuelos, constituidos por loess edafizado, se presentaban con las
características de un Bt, estructura prismática, cutanes órgano arcillosos en la superficie
de los agregados estructurales, e impronta de raíces, además de enriquecimiento en
arcillas. En contraposición, las capas de loess eran ricas en limo con estructura masiva y
presencia de poliedrones que evidenciaban una depositación bajo condiciones húmedas y
posterior desecación. Entonces, la secuencia rítmica descripta reflejaba oscilaciones
climáticas repetidas de períodos secos-fríos (durante los cuales se depositó el loess) y
húmedos-cálidos (que favorecieron la edafización). Cronológicamente estas secuencias se
situaron desde el Pleistoceno tardío hasta el Holoceno temprano (Zinck y Sayago 2001).
35
Jimena Roldán
2ACb en el tercer nivel de glacis, y 2Bb y 2BCb para el caso del nivel aterrazado, y el
estrato inferior arcilloso compacto correspondía al horizonte 3Bb. Las descripciones
pedológicas permitieron establecer que el primer estrato definido por Cremonte
correspondía al suelo actual, el segundo al primer paleosuelo (segundo ciclo edáfico),
mientras que el tercero pertenecía al primer horizonte del segundo paleosuelo. Las
descripciones de los distintos contextos depositacionales (interior y exterior de las
estructuras arqueológicas) permitieron establecer que los suelos presentaban diferencias
en su desarrollo, vinculadas al uso de dichas estructuras. Mientras que en las estructuras
simples usadas como corrales favoreció la destrucción del sustrato y a la vez aportó
materia orgánica. En las estructuras habitacionales la pared transversal a la pendiente
actuó como contención del escurrimiento permitiendo que el agua infiltre en el perfil y
desarrolle un suelo con horizontes más potentes. Paralelamente, los materiales
arqueológicos yacían en el límite suelo/paleosuelo, es decir en el mismo lugar donde
Cremonte los encontraba en sus investigaciones. En este valle no se encontró evidencia
que indique mayor condiciones de humedad durante el formativo. Del mismo modo los
paleosuelos no presentaban horizontes 2Ab, lo cual indicaría que el período árido
identificado regionalmente también se manifestaba en este sector.
Para el Valle de Santa María se llevaron a cabo una serie de sondeos y descripciones de
suelo y capas sedimentarias en el sitio El Observatorio, ubicado cerca del poblado de
Ampimpa sobre el piedemonte occidental de Cumbres Calchaquíes a 2.600 msnm. El
trabajo afirmaba que si bien se observaban diferencias importantes en el desarrollo del
suelo en alguno de los perfiles, no podía determinarse si estas diferencias se relacionaban
con actividades antrópicas o eran el producto de procesos naturales (Gómez Augier
2005). Sin embargo, en una de las calicatas excavadas se recuperaron restos óseos de
camélidos y cerámicos que parecían estar en un contexto primario, por lo que se podría
hablar del hallazgo de un nivel de ocupación prehispánico.
GEOQUÍMICA
Fósforo
El análisis de fósforo fue el primer estudio químico utilizado para la detección de sitios de
actividad humana pasada. Sus comienzos datan de principios del siglo XX en Europa con
los trabajos de Arrhenius (1931), Lorch (1940), Dauncey (1952) y Provan (1973). Mientras
que en América se desarrolló, tardíamente, en la década del 70’ con los trabajos de Eidt
(1973, 1977).
36
Jimena Roldán
En el continente americano, se han realizado investigaciones basadas en la detección de
fósforo con el propósito de obtener datos para corroborar un número variado de
hipótesis, por lo tanto se presentarán los más representativos para cada subcontinente.
Comenzando con América del Sur, Lima da Costa y Kern (1999) realizaron estudios
geoquímicos en suelos arqueológicos de tierras negras en el Amazonas (Brasil), los análisis
de fósforo en suelo les permitieron delimitar áreas de ocupación humana prehispánicas y
pudieron contrastar estos resultados con otras líneas de evidencia arqueológica. Más al
sur en el noroeste Argentino (Valle de Tafí) Sampietro Vattuone (2002) realizó análisis de
fósforo orgánico a muestras de suelos obtenidas de andenes de cultivos en el sitio El Tolar
(valle de Tafí) y concluyó que el mismo se encontraba agotado en el nivel de ocupación
prehispánico, lo que era indicativo de la sobre explotación de los suelos agrícolas. Con
posterioridad, Sampietro y Vattuone (2005) realizaron, por primera vez para la región,
análisis de fósforo en suelo para delimitar sitios de actividad humana pasada en
estructuras residenciales de la cultura formativa Tafí, que junto con la determinación de
otras firmas químicas permitieron establecer tres áreas de actividad: en la primera se
cuarteaban los animales cazados; en la segunda se procesaban y almacenaban alimentos
vegetales; y la última estaba asociada a la funebria. En las tierras bajas de Trancas, Caria y
Sayago (2007) realizaron análisis químicos, especialmente de fósforo orgánico, dentro de
dos estructuras circulares en el sitio arqueológico Ticucho 1, para poder determinar áreas
diferenciales de uso en el piso de ocupación. La mayor concentración de fósforo se
observó en las áreas donde fueron ubicados restos óseos animales, pero en general el
fósforo orgánico pareció concentrarse más en los alrededores que dentro de las
estructuras, lo cual puede estar relacionado con la gran cantidad de morteros
encontrados en dicha área. Lo importante de este trabajo es que se utilizó el análisis
químico para obtener datos arqueológicamente relevantes en un área de baja visibilidad y
con limitado registro arqueológico. En la provincia de Jujuy en el sitio Aguas Negras, Ortiz
(2003) realizó análisis químico de suelo y comparó estos resultados con otros indicadores
como densidad y distribución espacial de restos y estructuras arqueológicas formativas,
entre los elementos analizados se encontraba el fosfato que parecía estar relacionado
con las áreas de fogones y procesamiento de alimentos. Una de las ventajas que la autora
destaca es la posibilidad de delimitar áreas arqueológicas a través de la química de suelo
en lugares donde las estructuras superficiales son inexistentes o difíciles de determinar.
37
Jimena Roldán
antiguas en la calidad de suelos ubicados cerca de las tierras bajas tropicales mayas.
Middleton y Price (1996) realizaron análisis químico de suelos habitacionales en dos
estructuras arqueológicas ubicadas en Oaxaca, México y Columbia Británica con el fin de
poder determinar áreas de actividad en estructuras arqueológicas y poder definir cuáles
de los elementos analizados aportaban información sobre dichas áreas, en el caso del
fósforo los resultados obtenidos mostraron que el mismo se presentaba muy concentrado
en las áreas donde los alimentos eran preparados y cocidos. Wells et al. (2000) en la
región de Piedras Negras (Guatemala) detectaron montículos de depósitos arqueológicos
antes de excavar a partir del análisis de fósforo en suelo para prospectar áreas de
actividad doméstica, los resultados obtenidos a partir del análisis químico de estos suelos
mostraron la capacidad que tienen estos elementos para reconstruir comportamientos
pasados en contextos domésticos. Más al sur en Aguateca, Terry et al. (2004) mejoraron
el entendimiento de la relación entre las actividades humanas y las firmas químicas en
suelos, a partir del estudio etnográfico de las casas de los guardias e información
arqueológica de una residencia del período clásico Maya que fue rápidamente
abandonada. En ambos casos se observó una buena relación de altas concentraciones de
fosfato en suelo con la preparación, el consumo y desecho de alimentos. Para concluir, en
la península de Yucatán (México), Hutson y Terry (2006) realizaron análisis de fósforo,
entre otros, para determinar actividades ocurridas en pisos consolidados de contextos
domésticos en el sitio Maya Clásico Temprano de Chunchucmil, los datos obtenidos a
partir de estos análisis se combinaron con estudios etnográficos y etnoarqueológicos
previos. Los resultados mostraron diferenciación funcional de las habitaciones que
componen una residencia compleja, donde las frontales se utilizaban para recibir a los
huéspedes y realizar otras actividades. También se insinuó que diferentes desechos
fueron manejados de formas distintas, hecho sugerido por la marcada concentración
diferencial de elementos. Si los niveles de fósforo eran elevados entonces las
concentraciones de los otros elementos analizados eran sumamente bajas.
Finalmente, pero no por ello menos importante, en América del Norte, Sandor et al.
(1986) realizaron análisis de fósforo en suelos agrícolas prehispánicos en Nuevo México,
que junto con otros estudios, determinaron la presencia de cambios sustanciales en las
propiedades químicas de estos suelos producidos por la actividad agrícola, las que
persistieron por más de 900 años. El principal cambio se dió como resultado de la
degradación, con pérdida significativa de fósforo disponible y total en el horizonte A, que
pudo correlacionarse con la pérdida o ganancia de otros elementos analizados. Años
después Schlezinger y Howes (2000), en el sitio arqueológico Cape Cod. M.A., utilizaron la
concentración diferencial de fósforo orgánico en el suelo para definir la presencia de
habitaciones prehispánicas y la variación intrasitio en el uso de la tierra, junto con otros
indicadores químicos. En pocas palabras, el fósforo orgánico les permitió establecer los
límites de una ocupación humana prehispánica en un área determinada y observar la
dinámica temporal de dicha ocupación, a partir de la concentración diferencial de este
elemento en el perfil del suelo. Bordeando la costa atlántica, hacia el sur, se ubica el sitio
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Jimena Roldán
de Rich Neck Plantation Williamsburg (Virginia) trabajado por Sullivan y Kealhofer (2004),
en él realizaron análisis químicos (fósforo) junto con análisis de fitolitos para determinar
áreas de actividad humana, dentro y alrededor del lote de casas del siglo XVII. El análisis
de firmas químicas reveló un conjunto de seis áreas de actividad, una cocina, área de
pastura, jardín, corrales y basurero de restos animales. Norton et al. (2003) estudiaron los
suelos de terrazas aluviales cultivados por los Zunis en la región de las planicies del
Colorado (Nuevo México). Entre los análisis practicados se encontraban la determinación
de un fósforo disponible y de fósforo orgánico, entre otros. El objetivo de esta
investigación fue comprender como este pueblo hacía uso de los recursos naturales
disponibles para cultivar en una región semiárida y también se pretendía alcanzar un
mayor entendimiento de los procesos de formación de suelo para poder contribuir a una
conservación, protección y restauración más efectiva de los suelos degradados.
Continuando con ésta línea de investigación en los pueblos Zunis, Sandor et al. (2007)
evaluaron la fertilidad de los suelos a través del análisis químicos (entre ellos la
determinación de fósforo) para reconstruir las estrategias y prácticas de manejo agrícola
antiguas, la producción de cultivos, los cambios en la agricultura a través del tiempo y el
impacto medioambiental de sociedades pasadas. Su fin último era determinar que
estrategias utilizar en la agricultura que aún se practicaba en dicha zona.
Metales pesados
En América del Sur, Da Costa y Kern (1999) utilizaron, a parte del fósforo, metales traza
(Fe, Cr, Co, Pb, entre otros) para determinar áreas de ocupación humana prehispánica en
tierras negras de Brasil, enfatizando su importancia en este tipo de investigación. En los
horizontes A relacionaron la presencia de manganeso, cobre y cinc con alimentos
vegetales y objetos de uso diario.
En América Central, Middleton y Price (1996) analizaron, entre otros elementos, metales
pesados como Fe, Mn y Al en el suelo habitacional de dos estructuras arqueológicas, una
ubicada en Oaxaca (México) y la otra en la Columbia Británica (Canadá), donde llegaron a
la conclusión de que estos elementos, juntos a otros, eran buenos indicadores de áreas
de actividad. Wells et al. (2000), en la región de Piedras Negras (Guatemala)
determinaron patrones complejos en las concentraciones de metales pesados en las
inmediaciones de las construcciones residenciales, posiblemente como resultado de
marcas residuales de pinturas basadas en minerales que decoraron las paredes. El hierro
y el mercurio pudieron indicar la utilización de hematita (Fe 2O3) y cinabrio (HgS) para los
rojos, el manganeso de pirolusita (MnO 2) para los negros, el hierro del ocre (Fe 2O3 H2O)
para los amarillos, el cobre de malaquita (CuCO 3) para los verdes y de azurita (2CuCO 3)
para los azules. Si bien el fósforo sirve como indicador de actividad humana, los metales
pesados pueden ser indicadores de mayor resolución que señalan lugares de trabajo,
actividades ceremoniales o artesanales. En Aguateca, Terry et al. (2004) a partir del
análisis químico de suelos dentro de una residencia etnográfica y de una perteneciente al
39
Jimena Roldán
período clásico Maya, determinaron la presencia de altos niveles de metales pesados en
las estructuras modernas probablemente como resultado del afilado de machetes y la
presencia de pilas desechadas, mientras que el uso de pigmentos minerales y actividades
artesanales parecen haber contribuido a la concentración de estos elementos en
contextos arqueológicos. En este trabajo, el estudio etnográfico permitió evaluar la
correlación entre actividades humanas y datos sobre la química de suelos, que puede ser
aplicado a situaciones arqueológicas. Para terminar, en la península de Yucatán Hutson y
Terry (2006) realizaron análisis de metales traza en el sitio Maya clásico temprano de
Chunchucmil, que junto con otras líneas de evidencia, establecieron que cada habitación
que conforma una unidad residencial fue utilizada para distintas tareas, aunque el uso
preciso de cada una de ellas no está claro. Los niveles de metales traza encontrados en los
bordes de cistas funerarias sugirieron que las ofrendas eran propias de personajes
pertenecientes a la élite, sin embargo, el tipo de tumba no coincidía con dichas ofrendas.
Paralelamente, el manejo diferencial que se hacía de la basura se veía reflejado en una
mayor concentración de metales en algunos basureros y de otros elementos en otros.
Para cerrar con este acápite, elementos como el potasio [K], calcio [Ca], nitrógeno [N] y
carbono [C] son importantes indicadores de actividad humana especialmente relacionada
con restos orgánicos depositados voluntaria o involuntariamente en un suelo. En muchos
de los trabajos presentados anteriormente, se efectuaron análisis de estos elementos
(Caria y Sayago 2007, Lima da Costa y Kern 1999, Middleton y Price 1996, Norton et al.
2003, Ortiz 2003, Sampietro y Vattuone 2005, Sandor et al. 1986, Sullivan y Kealhofer
2004, Wells et al. 2000), donde la información que brindaban era de tipo secundaria, es
decir, necesitaban obligadamente de la apoyatura de otra evidencia química o de otro
tipo de evidencia para ser tenidos en cuenta. Esto se debe a que son altamente móviles
en el perfil o se mineralizan con rapidez, lo cual dificulta la interpretación arqueológica de
los datos obtenidos a partir de los mismos.
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Jimena Roldán
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Jimena Roldán
MARCO CONCEPTUAL
El marco teórico es la base de conocimiento que posee un estudioso y sobre la que se
construye un trabajo de investigación. Al tener un perfil interdisciplinario, este trabajo
toma conocimiento de otras áreas del saber y las aplica al estudio del hombre
precolombino en sociedad.
GEOARQUEOLOGÍA
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Jimena Roldán
Los aspectos de la geoarqueología deben ser considerados desde la perspectiva de la
dinámica, estructura y cronología. La dinámica trata con los efectos de fuerzas físicas,
químicas y procesos orientados, la estructura con la composición y ordenamiento de los
materiales y la cronología con el tiempo, orígenes y desarrollo (Rapp y Hill 1998).
Butzer (1989) expone que los componentes primarios del estudio geoarqueológico son la
reconstrucción del contexto paisajístico en micro, meso y macro escala; la reconstrucción
del contexto estratigráfico; la valoración de los procesos de formación que intervinieron
en un yacimiento, tanto de índole natural como cultural; la valoración de los procesos que
modificaron el yacimiento y la identificación de los rasgos de actividad humana sobre el
paisaje considerando al hombre como un agente geomórfico que opera sobre los mismos.
Según este autor, el objetivo final es elucidar la textura medioambiental que reúnen los
sistemas socioeconómicos del pasado para entender los ecosistemas humanos (Butzer
1989).
Los seres humanos desarrollan una adaptación que se encuentra en equilibrio dinámico
con los otros componentes del ecosistema humano. Esta adaptación se mantiene
mientras el subsistema cultural sea lo suficientemente flexible como para adaptarse al
estrés interno y a los cambios externos en otras partes del ecosistema (Waters 1992).
Geomorfología
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Jimena Roldán
La geomorfología es el análisis de la evolución de las geoformas, sus cambios pueden
establecerse a través del tiempo a partir del estudio de sus depósitos superficiales. Estos
pueden ser materiales residuales, formados en el lugar producto de la erosión de
formaciones anteriores, o en otros lugares para luego ser transportados por el viento,
agua o agentes humanos a sus actuales lugares de depositación. Ellos incluyen tanto
suelos como sedimentos (Herz y Garrison 1998).
Las características de cada unidad de paisaje tienen una importancia evidente para los
agricultores, puesto que la pendiente, el relieve y las formas de la textura topográfica
imponen patrones de distribución biótica y edáfica. En el paisaje edáfico el terreno juega
un papel importante a causa de su influencia sobre los regímenes de humedad natural y
el equilibrio acumulación de suelo/erosión (Butzer 1989), pero la actividad humana
también juega un rol fundamental en la modificación de ese mismo paisaje para la
explotación de sus recursos, es decir que éste se ve definido por la combinación de
procesos tanto culturales como naturales.
Es por ello que se tomó la unidad geomorfológica como área de muestreo debido a que
representa una unidad ambiental básica, adecuada para discriminar cualidades y
categorías de paisaje; posee génesis y evolución temporal común a toda su superficie y
homogeneidad espacial dada por la recurrencia de elementos morfogenéticos endógenos
(Sayago y Collantes 1991). Esto permite la extrapolación de la información
paleopedológica, paleoclimática, litoestratigráfica y geocronológica obtenida y facilita una
visión dinámica e integrada de la evolución paleoecológica, a partir de los esquemas
evolutivos de la unidad (Sampietro Vattuone 2001).
44
Jimena Roldán
Este concepto permite delimitar un área de trabajo en la cual el desarrollo natural del
suelo y el paisaje fue relativamente uniforme implicando que las alteraciones observadas
a microescala serían producto de la actividad humana (Sayago y Collantes 1991).
Sedimentología
Contexto primario: artefactos que fueron encontrados en la misma posición donde fueron
dejados por última vez.
La mayor parte de los restos arqueológicos pueden ser influenciados por procesos post-
ocupacionales y post-depositacionales, como la formación del suelo, bioturbación y
diagénesis (Garrison 2003).
Una vez que los materiales fueron meteorizados están sujetos a la erosión y transporte
por el agua, hielo, aire y gravedad. Las partículas y artefactos transportados son,
eventualmente, depositados en uno de los muchos tipos de ambientes sedimentarios. La
forma en que un artefacto o partícula será erosionado, transportado o depositado,
generalmente depende del tamaño del objeto y de la energía del agente de transporte
(Rapp y Hill 1998).
45
Jimena Roldán
mezcla causada por la acción de raíces y de plantas pequeñas, y las cuevas hechas por
animales son formas utilizadas por agentes biológicos para mover partículas (Garrison
2003, Rapp y Hill 1998).
Primarios: estos materiales han sido introducidos en el yacimiento por los agentes
humanos, bien en su forma original, bien como productos elaborados.
Los depósitos sedimentarios pueden estar compuestos por materiales artefactuales, que
han sido tan alterados por procesos post-ocupacionales que los patrones originales
producidos por la actividad humana se han perdido. Por lo tanto, la posibilidad de inferir
el comportamiento humano pasado de artefactos aislados o mezclados en contextos re-
depositados es limitada (Butzer 1989, Rapp y Hill 1998).
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Jimena Roldán
Pedología
Junto con la arqueología, son aliadas muy cercanas en sus escalas temporal y espacial,
como así también, en sus escalas operacional y procesual. Estas similitudes en escalas se
encuentran aparentemente en estudios a nivel regional y en los de sitios específicos. La
variabilidad del suelo a pequeña escala, como función de cambios litológicos o drenaje, es
un tema común en pedología y es también arqueológicamente significativo para
correlación estratigráfica y para la interpretación de los procesos de formación de sitios
(Holliday et al. 1993).
El suelo
47
Jimena Roldán
El límite inferior de la zona alta de un suelo puede ser, frecuentemente, asociado con el
límite inferior de la actividad biológica. Sería posible pensar en sedimentos, en su mayor
parte, como biológicamente muertos. En contraste, la mayoría de los suelos se
desarrollan en sedimentos vivos, es decir, biológicamente activos. Los suelos representan
una zona de interacción biótica (Rapp y Hill 1998).
En el campo, los suelos pueden ser descriptos por propiedades como el color, textura,
estructura, límites característicos y continuidad horizontal. Los arqueólogos deben
concentrarse en determinar qué propiedades representan los fenómenos de formación
de suelos post-depositacional impuestos en el depósito primario (Garrison 2003).
Las propiedades del suelo cambian vertical y horizontalmente. En general, son más
fácilmente observables localmente en la dimensión vertical por diferencias físicas,
químicas y atributos bióticos. Las causas de la diferenciación vertical de los materiales de
la superficie terrestre en horizontes de suelo son tanto geológicas como pedogenéticas
(Van Breemen y Buurman 2003).
Estos horizontes no son lo mismo que las capas geológicas, sino que se forman en ellas y
es este uno de los puntos que se quiere destacar, ya que la diferenciación entre
horizontes edáficos y sedimentos inalterados es esencial para entender sincronías y
diacronías en la comparación de perfiles arqueológicos (Butzer 1989).
Las capas geológicas siguen la ley de superposición, son depositadas una sobre otra,
donde la capa inferior es anterior a la superior. Los horizontes del suelo, en cambio, si
bien pueden ser identificados como capas en un perfil, son sincrónicos e
interdependientes y en general se desarrollan desde arriba hacia abajo por los procesos
antes mencionados y necesitan de tiempos muy distintos para su formación. Por ejemplo,
el horizonte A es el de más rápida formación, mientras que el horizonte Bt puede
necesitar varios miles de años para translocar las arcillas que lo caracterizan (Van
Breemen y Buurman 2003, Rapp y Hill 1998).
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Jimena Roldán
Para identificar los suelos que han recibido influencia antrópica de algún tipo se propuso
el término antrosol o suelo antrópico. El mismo se hizo más popular con Eidt (1977) quien
inicialmente los definió como suelos afectados por asentamientos y más tarde como
suelos cuyos rasgos originales han sido fuertemente alterados por la actividad humana.
Los artefactos en las zonas disturbadas pueden haber estado asociados, originalmente,
con intervalos cronológicos distintos, pero perdieron su contexto temporal y
comportamental original como producto de las alteraciones sufridas. Siempre hay un
límite no agradacional distintivo entre zonas superpuestas y horizontes de suelo o
sedimentos no disturbados que se encuentran por debajo. Un entierro antiguo que fue
cubierto con suelo vecino, frecuentemente, muestra un cambio distintivo en caracteres al
pie de la acumulación artificial. Alteraciones de suelo frecuentes en áreas de habitación
pueden prever la formación de horizontes pedogenéticos (Butzer 1989).
El paleosuelo
Un suelo que se formó en algún momento del pasado se conoce como paleosuelo. Los
suelos enterrados en una secuencia estratigráfica son importantes indicadores de
intervalos no depositacionales. Los paleosuelos pueden ser suelos enterrados o suelos
superficiales que se han desarrollado por varias generaciones sobre condiciones
climáticas fluctuantes. Éstos ocurren, frecuentemente, en el contexto geológico y están
bien representados en el contexto arqueológico. Arqueológicamente se relacionan con
momentos de estabilidad paisajística y superficie de ocupación humana. Los suelos
enterrados son importantes como indicadores de posición y tiempo de estos
medioambientes estables donde las fuerzas ecológicas dominan sobre los procesos de
erosión y depositación (Butzer 1989, Garrison 2003, Rapp y Hill 1998).
Debido a la importancia del tiempo como factor, ciertos atributos del desarrollo del suelo
original, como aquellos del suelo actual, pueden perderse o ser alterados. Sumado a esto,
los patrones vegetacionales y climáticos que forman los suelos actuales, pudieron no
haber sido los mismos en el pasado. Contextos formadores de suelo diferentes pudieron,
en el pasado, crear paleosuelos con características diferentes a aquellos observados hoy
49
Jimena Roldán
en día. Los depósitos ubicados por encima comprimen los paleosuelos, modificando su
grosor original y causando grietas u otras deformaciones estructurales. Un suelo que
originalmente fue suelto o friable puede convertirse en un suelo duro debido a la adición
o agentes de cementación. Disolución, deshidratación y oxidación pueden afectar la
preservación de los paleosuelos. La materia orgánica puede no sobrevivir en un horizonte
A enterrado, pero este horizonte puede ser reconocido, a veces, por altos contenidos de
turbaciones en relación con los horizontes sucesivos. Un horizonte eluvial en un
paleosuelo puede encontrarse por debajo de un horizonte A y posiblemente ser más claro
que éste, más masivo o más duro, dependiendo de la remoción de arcillas, materia
orgánica o sesquióxidos. El horizonte B está compuesto de una acumulación iluvial
(Garrison 2003).
El grado y tipo de alteración que sufrirán los objetos arqueológicos va a depender de los
procesos a los cuales estos paleosuelos se verán sometidos (Butzer 1989).
Los paleosuelos pueden ser reconocidos por la ocurrencia de rastros de raíces fósiles, la
acumulación de fitolitos, nódulos calcáreos, capas bioturbadas con contactos
gradacionales (relicto de horizontes), y un aumento en el contenido de materia orgánica
en un horizonte A fósil y oscuro (Rapp y Hill 1998). El análisis de elementos traza aporta
datos adicionales para la identificación de paleosuelos (Garrison 2003).
Hay que dejar claro que para hablar de suelo es necesaria la conjunción de ciertas
características ambientales que el mismo refleja desde su seno. Se ha probado que el
suelo como tal y la sucesión de suelos que eventualmente pueden identificarse en un sitio
50
Jimena Roldán
arqueológico, brindan información microambiental. Por otra parte, es susceptible de
contener rasgos o rastros que hacen posible la reconstrucción de las actividades que
sobre él se desarrollaron (Sampietro Vattuone 2007a).
Por lo tanto, éste no se presenta como un sujeto pasivo sino como un objeto pasible de
ser analizado minuciosamente en busca de aquellos rasgos o rastros de actividad que no
necesariamente dejaron una parafernalia artefactual formal tras de sí. Finalmente, la
correcta interpretación de los procesos de enterramiento de sitios y artefactos necesita
de la comprensión cabal de los procesos involucrados en la dinámica de los suelos sobre
los cuales se llevaron a cabo las actividades del pasado (Sampietro Vattuone 2007a).
Así se llega al concepto de área de actividad entendida como un sector donde hubo
actividad humana sostenida. Las mismas, que se llevan a cabo sobre la superficie de
ocupación y mediante el laboreo de los suelos, dejan tras de sí un sinnúmero de
evidencias involuntarias apreciables a través de la cuantificación de las alteraciones
químicas que éstas introducen, denominadas firmas químicas.
Pedogeoquímica
51
Jimena Roldán
tanto pasada como presente, causó en los mismos (Beck 2007). Mientras que las firmas
químicas, que son el resultado indirecto de actividades intencionales, presentan una
distribución más regular y constante dentro de un área de ocupación, convirtiéndose en
importantes herramientas en el estudio de patrones de uso de suelos prehispánicos
(Schlezinger y Howes 2000, Wells et al. 2000, Sampietro y Vattuone 2005).
52
Jimena Roldán
agrícola (Terry et al. 2000, Schlezinger y Howes 2000, Linderholm 2007), contribuir a
establecer la organización socio-económica de un grupo humano (dado que la
concentración y distribución espacial de este elemento es un indicador de la construcción
social del espacio) y hacer estudios paleoecológicos de regiones de interés arqueológico
(Farswan y Nautiyal 1997).
Otros elementos que pueden aportar información importante sobre actividad antrópica
en un suelo son difíciles de interpretar debido a sus características. El calcio en particular,
es un elemento que cuando es parte importante en la composición del material parental
de un suelo, fija a los metales traza depositados por la actividad humana en el suelo por
lapsos prolongados de tiempo, provocando que su estudio e interpretación sean
sumamente confiables. Al ser un macronutriente es deseable que esté en altas
concentraciones en un suelo para el buen desarrollo de plantas domesticadas, pero
también está relacionado con la actividad doméstica o ceremonial (Terry et al. 2004).
53
Jimena Roldán
descomposición de la materia mineral, proceso por el cual se forma el suelo. La
acumulación de esta materia está fuertemente influenciada por la temperatura y la
disponibilidad de oxígeno (Manahan 2000).
Por otro lado, los metales pesados deberían provenir del material original y ser el
producto de los procesos edafogenéticos posteriores que forman un suelo, sin embargo la
actividad humana incrementa el contenido de esos metales en él, en cantidades
considerables, que en algunos casos alcanzan a ser tóxicas. No todos los metales pesados
son útiles a los fines de una investigación arqueológica (Pendias y Kabata Pendias 1984).
Sin embargo, en los últimos 10 años se ha observado un creciente interés en el análisis de
los mismos. Hasta el momento se han utilizado para: prospecciones arqueológicas;
reconstruir la historia de uso de un suelo; determinar si las paredes de estructuras
arquitectónicas prehispánicas estuvieron o no pintadas, en caso afirmativo pueden
reconocerse incluso los pigmentos utilizados; conocer si los suelos sometidos a actividad
agrícola son óptimos para el cultivo o si están contaminados; y también se utilizan, junto
con otras líneas de evidencia, para delimitar áreas de actividad.
De acuerdo con las improntas que deja la actividad humana en el suelo y su relación con
el contexto arqueológico donde se encuentran, el rastro de metales pesados puede ser
dividido en dos grupos funcionales. El primero está asociado a la actividad agrícola y el
segundo a actividades humanas diversas.
En el primer grupo se incluyen al cobre [Cu], hierro [Fe] y manganeso [Mn] conocidos
también como micronutrientes, porque están disponibles para las plantas en pequeñas
cantidades cumpliendo funciones diversas. Sus concentraciones en el suelo dependen,
mayormente, del tipo de roca que forma el material parental (Manahan 2000).
El cobre y el hierro son agentes activos en las reacciones de óxido-reducción que se dan
en las plantas, esenciales para su desarrollo y reproducción. Por otro lado, el cobre,
también, contribuye al proceso de respiración y en la asimilación del hierro. Este último
es esencial en la síntesis de proteínas contenidas en los cloroplastos. El manganeso
participa activamente en los sistemas enzimáticos necesarios para las reacciones que
tienen lugar en los procesos metabólicos de las plantas (Buckman y Brady 1977).
Si bien el suelo es un sistema dinámico y una vez abandonado por el hombre los procesos
de formación siguen trabajando provocando que las concentraciones de éstos elementos
cambien con el tiempo, para la interpretación de los datos arqueológicos el patrón
espacial de los elementos traza es más importante que el valor absoluto (Wells et al.
2000). Sin embargo, en suelos altamente alcalinos los grupos carboxilatos de la materia
orgánica tienden a fijar algunos de los iones metálicos en las partículas de suelo por
cientos de años (González 1993 y 1995, Baker y Senef 1995), permitiendo que su análisis
dé resultados tan confiables como los obtenidos a partir del fósforo (Terry et al. 2004).
54
Jimena Roldán
La materia orgánica reacciona con estos micronutrientes formando complejos de cambio
y quelatos. La complejación por la materia orgánica del suelo es uno de los procesos que
gobiernan la solubilidad y bioasimilidad de los metales pesados. Este componente puede
adsorber tan fuertemente a algunos metales como el cobre, que pueden quedar no
disponibles para las plantas (Bohn et al. 1993, Pendias y Kabata Pendias 1984, Riechaman
2002), es decir que el porcentaje de materia orgánica es el factor determinante en la
presencia y distribución de los micronutrientes del suelo, como en el caso del manganeso
que tiende a asociarse a la distribución de la materia orgánica a lo largo de un perfil,
encontrándose los valores más altos siempre en superficie cuando hay una fuerte
afinidad por los complejos órgano-minerales que evitan su pérdida por lixiviación (Roca et
al. 2007). La capacidad del suelo de fijar metales está directamente relacionada con la
capacidad de intercambio catiónico del mismo (Silveira et al. 2003, Naidu y Oliver 2003)
que a su vez está en relación con el contenido de arcillas y materia orgánica que éste
posea. En el caso de algunos elementos la estabilidad de los complejos que los contienen
tiende a seguir la siguiente secuencia: Mn > Fe > Cu. Donde el cobre está más
fuertemente adsorbido que el hierro y éste que el manganeso (Bohn et al. 1993, Pendias
y Kabata Pendias 1984).
55
Jimena Roldán
intercambiables y solubles. Esta propiedad reguladora es característica de los ácidos
débiles como son los coloides del suelo. Consecuentemente, los suelos ricos en
materiales arcillo-húmicos, con elevada capacidad de intercambio, son buenos
reguladores del pH de los suelos. Es también un factor esencial en la movilidad y
biodisponibilidad de los micronutrientes (Bohn et al. 1993, Tisdale y Werne 1970), es
decir, en suelos levemente ácidos los metales pesados y algunos macronutrientes están
más disponibles.
EL PAISAJE Y EL HOMBRE
Este enfoque permite hacer estudios a nivel regional, donde distintos investigadores con
objetivos diferentes pueden contribuir colectivamente a un mejor entendimiento de
patrones de adaptación pasados y cambios culturales. Este acercamiento paisajístico
permite mostrar la variabilidad en el comportamiento social, situación que era
infranqueable anteriormente (Anschuetz et al. 2001).
56
Jimena Roldán
La definición de paisaje cultural está constituida por tres aspectos contrastantes pero
complementarios englobados en: asentamientos ecológicos, paisajes rituales y paisajes
étnicos. Donde cada uno de ellos enfatizan aspectos diferentes de cómo el hombre
define, modela y usa el espacio que habita en tiempos distintos (Anschuetz et al. 2001). A
los fines de esta tesis sólo se utilizará el enfoque presentado por asentamientos
ecológicos.
Éste establece que los paisajes son el producto de la interacción de las personas con su
medioambiente y considera este continuo como una matriz que incluye las tácticas y
estrategias aplicadas para el laboreo y la extensión de la tierra. Por lo tanto, enfatiza
variables medioambientales naturales que incluyen recursos de subsistencia esenciales,
otros materiales necesarios para el confort y la salud y objetos para trueque o
intercambio. La disponibilidad de muchos recursos básicos y comodidades
frecuentemente cambian repentinamente a través del tiempo y espacio, producto de
factores naturales y culturales. Considera los roles que juega la cultura y la tradición en el
modo en que las poblaciones estructuran y organizan el uso y la ocupación de los
espacios. Patrones condicionados culturalmente a partir de cierto tipo de percepciones
medioambientales y tradiciones de uso de la tierra pueden afectar el modo y tiempo de
cambio de las interacciones establecidas entre una población y su medioambiente
(Anschuetz et al. 2001).
Por lo tanto, la arqueología del paisaje no es otra cosa que el palimsesto de restos
culturales que resultan de procesos tanto culturales como naturales que operan a
diferentes escalas espaciales y temporales (Wandsnider 1992).
La actividad agrícola a la que se hace referencia en este trabajo está bien establecida en
los valles Calchaquíes. Se practica una agricultura que aprovecha al máximo los espacios
cultivables con la construcción de la infraestructura necesarias, ya sean canchones,
andenes o terrazas de cultivo como así también estructuras de riego para aquellas
regiones donde son imprescindibles. Las plantas, según la evidencia paleobotánica, son
domésticas, es decir que son incapaces de reproducirse y/o dispersarse sin asistencia
humana, debido a que sufrieron modificaciones en sus rasgos genéticos y/o fenotípicos
(Lema 2010). Este proceso de domesticación se dio como resultado de una prolongada
relación ecológica entre grupos humanos y plantas, estableciendo diferentes niveles de
presión selectiva que se va a reflejar en los diferentes grados de domesticación y en el
peso diferencial de los cultivos de plantas entre distintas culturas prehispánicas (Aceituno
Bocanegra 2010).
57
Jimena Roldán
con múltiples etapas, caracterizado por una intervención humana cada vez mayor en los
ciclos reproductivos de las poblaciones vegetales afectadas, es decir, que la
domesticación es otra práctica de manejo del entorno vegetal, donde se cultivaron
plantas tanto domesticadas como no domesticadas. Acá radica el problema de la
paleobotánica, es sumamente difícil reconocer estas plantas cultivadas no domesticadas
(Lema 2010). Por lo que es preferible hablar de plantas cultivadas antes que
domesticadas, por lo menos hasta que esta situación sea resuelta.
En la región bajo estudio se encontró evidencia del cultivo de maíz (Zea mays), poroto
(Phaseolus sp.), zapallo (Cucurbita sp.), pseudocereales (quinoa-Chenopodium quinoa o
amaranto-Amaranthus sp.) y tubérculos microtérmicos (Arreguez et al. 2009 y 2010,
Carrizo et al. 1999, Franco Salvi 2010, Rivolta 2010), todas ellas plantas domesticadas. El
maíz se considera uno de los recursos alimenticios más importante de la época, debido a
su amplia dispersión (desde la región de selva hasta la puna), sus múltiples especies y
usos (Oliszewski 2009).
Con lo ya referido es evidente que estamos frente a una agricultura de tipo intensiva,
debido a la utilización de mano de obra y a la infraestructura construida, ya sean andenes,
terrazas, bancales y/o canchones de cultivo. Esto requirió de importantes modificaciones
en el paisaje natural donde grandes cantidades de tierra y roca fueron movidas y se
modificaron, intencionalmente, factores micro-ecológicos para mejorar las condiciones de
cultivo en zonas que generalmente eran marginales, debido a pendientes muy fuertes,
provisión inadecuada de agua, pobreza de suelos, etc. (Denevan 1980).
La utilización de fertilizantes como el guano animal fue uno de los factores más efectivos
para mejorar las propiedades físicas y químicas de los suelos bajo cultivo, esta práctica es
muy común entre las comunidades peruanas actuales. Cuando las tierras se dejan en
barbecho se lleva al ganado a pastar en ellas, aprovechando los rastrojos y hierbas. Esto
permite no sólo la utilización de estos restos como alimento para el ganado sino también
el abono del suelo con guano animal. Esta práctica de llevar el ganado a pastar en los
restos de la cosecha se presenta como una estrategia que permite interrelacionar las
tierras destinadas rotativamente al cultivo con el manejo estacional del ganado. Como
mecanismo sencillo de fertilización con guano ha sido observado actualmente en Laguna
Blanca, en Cotagua El Bolsón y en Antofagasta de la Sierra (Korstanje 2005). En el
contexto arqueológico Korstanje (2007) registra esta práctica en campos agrícolas
ubicados en el valle del Bolsón.
Es muy probable que en sus inicios se haya practicado una agricultura de tipo extensiva.
Para el valle de Tafí y en el primer estadio o Tafí I, Berberián y Nielsen (1988a) planteaban
58
Jimena Roldán
la práctica de una agricultura extensiva que llevaba al agotamiento de los suelos,
premisas que necesita ser comprobada aún. Más al norte en la puna jujeña, Albeck (1993)
estableció que, durante el Período Formativo, en los fondo de valles y las partes elevadas
con poca pendiente se practicaba una agricultura de tipo extensiva. Korstanje (2005)
remarcó la ausencia de estructuras agrícolas como andenes o terrazas de cultivo en el
valle de altura El Bolsón. Por lo que es muy probable que en un primer momento se haya
practicado una agricultura extensiva que con el tiempo fue complementada con una de
tipo intensiva, que en algunos casos pudo ser reemplazada finalmente por esta última y
en otros no.
Tomando en cuenta las definiciones de Denevan (1980) para terrazas agrícolas y las de
Sampietro Vattuone (2002) para andenes de cultivo en la región del valle de Tafí, se
presenta una nueva clasificación para las estructuras agrícolas encontradas en los valles
Calchaquíes:
Terrazas aisladas en pendiente: son muros de retención o superficies de cultivo que están
aisladas, dispersas o discontinuas, la mayoría son terrazas en campos con pendiente. Son
posiblemente formas nacientes de sistemas de terrazas más complejos, o el producto de
procesos antrópicos posteriores, por reutilización de dichos espacios, generando patrones
de terrazas aisladas.
59
Jimena Roldán
evitar el entorpecimiento de la actividad de labranza. Sistematizan el uso del suelo y el
agua.
Aunque por otro lado, pueden haberse construido andenes de cultivo también. La
descripción de los mismos fue tomada de Williams et al. (2010), primero porque plantea
una clara distinción entre terraza y andén y segundo porque con ella describe estructuras
agrícolas que encuentra en el sector del Valle Calchaquí Medio.
Ahora bien, al ser una zona árida a semiárida es lógico encontrar estructuras de riego en
los campos bajo cultivo. El riego es tanto la desviación del agua como también el control y
conservación de aguas de inundación, desagües provenientes de las pendientes y agua de
lluvia. Las formas antiguas del manejo del agua abarcan una variedad de canales, represas
y depresiones excavadas. El riego es un fenómeno de tierras áridas o semiáridas, sin
embargo a menudo es observado en áreas más húmedas que tienen una época de sequía
prolongada. No se puede distinguir entre el cultivo con aguas de inundación y el que usa
agua de escorrentía. En ambos casos la fuente de agua es intermitente e incierta
(Denevan 1980).
Según Denevan (1980) los canales de riego son muy diversos en términos de tamaño y
métodos de construcción. Son canales artificiales de piedra, tierra, forrados y sin forrar,
que sacan agua desde puntos elevados canalizándola hacia campos de cultivos situados
más abajo. Las fuentes de agua pueden ser ríos, lagos, inundaciones, aguas subterráneas,
manantiales o reservorios.
A pesar de que la definición de Denevan es muy completa en este trabajo se optó por la
descripción aportada por Sampietro Vattuone (2002) con algunas modificaciones
resultado de la excavación de uno de estos canales, entonces quedaría de la siguiente
manera:
60
Jimena Roldán
Canales de drenaje: sus márgenes pueden estar revestidas con muros de material clástico
para evitar la exhondación del lecho o no; en el fondo de algunos de estos canales hay
escalonamientos en los lugares de los cuales surgen líneas de andenería.
Núñez Regueiro (1978) fue uno de los primeros en dividir y clasificar la etapa
precolombina del NOA a partir de ciertos rasgos sociales. Para él las características que
definían a una sociedad formativa se encontraban en su modo de producción y su
superestructura. Este enfoque lo llevó a plantear la existencia de tres momentos dentro
del Formativo:
61
Jimena Roldán
de lado el término Integración Regional y utilizar solamente Formativo Medio (Núñez
Regueiro y Tartusi 2002).
Formativo Superior o PFS (700-1000 d. C.) se circunscribe al valle de Tafí y a la cultura Tafí,
caracterizado por presentar cambios en su arquitectura y formas de inhumación producto
de su fluida relación con culturas de las Selvas Occidentales como Candelaria. Menciona,
al pasar, la posibilidad de que en el valle de Santa María y la Quebrada de Humahuaca
haya sucedido algo similar, donde el tránsito del Formativo Inferior al Superior se haya
dado sin haber pasado por un Formativo Medio, caracterizado por el alto desarrollo
cúltico (Núñez Regueiro 1978).
Por otro lado, González (1998) tendía al difusionismo a la hora de definir este período, se
preocupaba más por las similitudes que las culturas del NOA tenían con otras encontradas
fuera de este territorio, producto de la difusión de ideas u objetos materiales, que por la
complejidad social manifestada dentro de estos grupos sociales.
Sin embargo, con Olivera estas clasificaciones estructuradas donde se intentaba incluir a
todos los grupos sociales en uno u otro período quedaron, de a poco, de lado. Nacieron
nuevas formas de concebir a este momento prehistórico. Olivera (2001) partía de la
premisa que el Formativo no era un período sino un tipo de sociedad que manejaba un
conjunto de estrategias adaptativas. Estas sociedades poseían un componente productivo
agrícola-ganadero asociado a un mayor sedentarismo y a la utilización de tecnologías
particulares. Estas tecnologías surgían de una importante evolución tecnológica
observada en la cerámica, textilería y metalurgia.
Por tecnología se entiende “...al conjunto de prácticas a través de las cuales una sociedad
actúa sobre la naturaleza en el esfuerzo para proveer a la subsistencia y reproducir el
conjunto de bienes y equipamiento de que dispone. Es apropiada en cuanto permite
garantizar una productividad sostenida a largo plazo, no afecta la dinámica del
ecosistema al punto de tornar imposible la supervivencia de la población de la región,
presenta una relación costo-beneficio favorable y se adecua a las características socio-
culturales de la población...” (Berberián 1995).
62
Jimena Roldán
que fueron complementadas con la caza y recolección. No dejó de lado el componente
ideológico, manifiesto en el arte rupestre y la decoración de sus artesanías.
Ahora bien, en este punto es evidente que el valle de Santa María prácticamente no es
mencionado en la definición o caracterización de este período, Núñez Regueiro (1978)
hace una pequeña alusión al mismo sin entrar en mucho detalle. Sin embargo, en la
actualidad hay una cantidad importante de investigadores ocupados en estudiar este
período en dicho valle (Tarragó y Scattolin 1999, Scattolin 2000, Scattolin et al. 2001, Izeta
y Scattolin 2002, Bugliani y Pereira Domingorena 2002, Rivolta 2007, Aschero y Ribotta
2007, Somonte 2007, Somonte y Baied 2011, entre otros). Pero fue Scattolin (2007a y
2007b) quien a partir del análisis de diferentes estilos cerámicos, junto con dataciones
radiocarbónicas para el área de El Bañado y la recopilación de información proveniente
de otros sitios ubicados en el valle de El Cajón, el borde oriental de la puna, el valle de
Tafí, el área de La Candelaria y la cuenca Tapia-Trancas, define tres fases para este
período: Fase Chimpa (100-450 d. C.), Fase Bañado (450-650 d. C.) y Fase Colalao (650-
900 d. C.).
Desde el estudio de un sitio conocido como Morro de las Espinillas (780-980 d. C.) en el
valle de Santa María, Scattolin (2007b) observó que mientras al sur de Catamarca y norte
de La Rioja se siguen utilizando el estilo Aguada y sitios monticulares, ya en este valle se
utilizaba el estilo santamariano y se construían poblados semiurbanos característicos del
Período de Desarrollos Regionales. Estableció que para este Formativo Superior (siglos IX
y X), según lo definido por Núñez Regueiro (1978), se observaba una alta diversificación
en la forma de edificación, agrupamiento y concentración del espacio construido que
planteaban la contemporaneidad de configuraciones arquitectónicas que estructuraba el
paisaje edilicio de formas distintas. Incluso lo llevó a una escala regional donde estableció
63
Jimena Roldán
que a finales del primer milenio d. C. se podía distinguir una amplia gama de medios
constructivos y soluciones de diseños edilicios así como formas de apropiación del
paisaje.
Tampoco me parece constructiva la posición extremista adoptada por Franco Salvi et al.
(2007) quienes consideran necesario erradicar el concepto de Formativo, estoy de
acuerdo en que tiene sus limitaciones pero no por ello debe de dejarse de lado.
En este punto, es evidente que la generalización del Formativo es por demás complicada
y a los fines de esta tesis poco recomendable, por lo tanto me limitaré a definirlo primero
en un espacio geográfico restringido (valle de Tafí y valle de Santa María) y en segundo
lugar a partir de los sistemas de producción agrícola que es el tema principal de este
trabajo.
64
Jimena Roldán
distribuidos a lo largo de todo el valle antes que concentrados en un centro ceremonial,
donde el límite entre lo sagrado y lo profano parece no ser tan claro (Salazar et al. 2011).
Si bien practicaron un estilo de vida sedentario con sitios permanentes que ocupaban
todo el año o la mayor parte de él y donde realizaban todo tipo de actividades, también
poseían otros no permanentes en sectores ecológicos diferentes que les permitían
acceder a recursos complementarios, observados, en el valle de Tafí, en los puestos de
altura utilizados posiblemente para el pastoreo de animales (Berberián y Nielsen 1988a),
y en los estilos cerámicos y la presencia de objetos que hablan del intercambio de
productos y bienes entre aldeas que generó una amplia difusión de técnicas, creencias y
prácticas culturales como así también posiblemente el traslado o expansión de
poblaciones (Dlugosz y Piñeiro 1999, Albeck 2000, Domínguez Bella y Sampietro Vattuone
2005, Aschero y Ribotta 2007, Dlugosz et al. 2007, Scattolin 2007a, Somonte 2007,
Gramajo Bühler 2009 y 2011, Salazar y Franco Salvi 2010, entre otros.).
Las casas estaban confeccionadas de piedra y eran de forma circular. Cada núcleo
doméstico estaba compuesto por varios recintos adosados y vinculados con un patio
central. Las estructuras agrícolas estaban conformadas por canchones, andenes y/o
terrazas de cultivo asociadas a acequias en algunos casos y a estructuras circulares, de
unos 2 m de diámetro, distribuidas a lo largo de los campos de cultivo. Si bien la
domesticación de animales no es un tema muy desarrollado en este valle algunos
estudiosos hablan de la presencia de corrales, aunque también es posible que éstos no
fueran necesarios según las investigaciones de Korstanje (2005) y sólo se observen los
puestos transitorios de los pastores.
Al igual que Korstanje (2007) considero que estas sociedades poseían una economía
campesina cuya finalidad última no era la acumulación de bienes sino la reproducción
familiar. Donde la actividad doméstica iba acompañada de un componente ritual de tipo
familiar observado en las inhumaciones y la presencia de menhires dentro del espacio
doméstico (Berberián y Nielsen 1988a, Raffino 2007, Salazar 2010), una apacheta
encontrada en un campo de cultivo (Salazar et al. 2011) y probablemente espacios
comunes distribuidos en todo el valle (Berberián y Nielsen 1988a, Tartusi y Núñez
Regueiro 2001, Caria et al. 2009,) donde se reunían a celebrar diferentes rituales
relacionados con la Pachamama, deidad de máxima importancia para las sociedades
agrícolas andinas ya que la misma controlaba la fertilidad de los suelos donde se cultivaba
y pastaban los animales (Sampietro Vattuone et al. 2008).
65
Jimena Roldán
Para el valle de Santa María, específicamente en la vertiente occidental de Cumbres
Calchaquíes, la arquitectura de los asentamientos y la cerámica encontrada se asemeja
mucho a lo observado en el valle de Tafí (Sosa 1999 y 2001, Aschero y Ribotta 2007,
Rivolta 2007, Somonte 2007), impresiona que estos grupos sociales se extendieron hacia
el valle de Santa María ocupando dicha vertiente e incorporando algunos rasgos propios
de los grupos formativos ya instalados en él.
La cosmología de este período estuvo muy relacionada con la agricultura, por lo tanto los
elementos naturales fueron venerados al igual que el sol y la luna. Sin embargo, el culto
más extendido fue el de la veneración a la Pachamama o madre tierra. Cuando la
situación lo ameritaba se recurría a los ritos de sacrificio tanto humano como animal, bien
documentados en la etnografía, cerámica, arte rupestre y los restos óseos (cráneos
trofeo) encontrados en diferentes sitios. En esta etapa se continuó practicando el ritual a
los difuntos, para este momento el entierro de los muertos se efectuó tanto dentro de las
casas como en cementerios separados de la zona residencial. Sobre todo fueron comunes
los cementerios de urnas, donde enterraban a los niños, mientras que los adultos eran
exhumados en tumbas cilíndricas la mayoría de las veces. Un variado ajuar acompañaba a
los difuntos de acuerdo con su rango, sexo y edad (Tarragó 2000).
Para los valles Calchaquíes la cultura dominante en este momento es Santa María. Los
sitios estudiados en la vertiente occidental de Cumbres Calchaquíes muestran
asentamientos construidos sobre o cerca de asentamientos formativos, comunicados por
66
Jimena Roldán
sendas que se extienden en dirección este a oeste (Sosa 1999, 2001), incluso se ha
observado que los asentamientos Tardíos se encuentran únicamente en unidades
geomorfológicas conocidas como glacis cubiertos, donde el agua aún era abundante en
esos tiempos de extrema aridez (Sampietro Vattuone y Neder 2011). Uno de estos sitios
ubicado en la Quebrada de Los Cardones fue definido como un conglomerado semi-
urbano donde los espacios agrícolas se encontraban claramente separados de los
residenciales y dentro de estos últimos se observaron estructuras de tipo comunal
separadas de las domésticas o familiares (Rivolta y Salazar 2007). Hacia el norte, cerca de
Ampimpa, se ubicó un puesto de pastores de tamaño considerable, en relación a lo que
se observaba para el período anterior, donde se procesaban y manejaban llamas y
vicuñas (Gómez Augier 2005). Todos los campos de cultivo relacionados con este período
estaban constituidos por andenes de cultivo y acequias y se encontraban separados del
espacio residencial (Sosa 2001, Rivolta y Salazar 2007 y 2008). Esta cultura utilizó como
piso ecológico de explotación al valle de Tafí, donde la presencia de sus estructuras
rectangulares hechas de adobe, su típica cerámica funeraria y cementerios están
esparcidos por todo el valle generalmente emplazados sobre sitios formativos (González y
Núñez Regueiro 1960, Núñez Regueiro y García Azcárate 1996, Manasse 2007, Núñez
Regueiro y Esparrica 2010).
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Jimena Roldán
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Jimena Roldán
METODOLOGÍA
Se aplicaron métodos y técnicas provenientes de la geomorfología, pedología, geoquímica
y arqueología. Algunas fueron tomadas y utilizadas tal cual fueron publicadas, como por
ejemplo las descripciones pedológicas realizadas en el campo siguiendo las normas de
Etchevehere (1976), la determinación de peso específico real (PER), peso específico
aparente (PEA), porosidad, textura, color y pH tomadas de Cuenya y Puchulu (2000) y la
determinación del porcentaje de materia orgánica tomada de Walkley y Black (1934) y
Agricultural and Environmental Service Laboratories (1999). Mientras que otras, como las
técnicas geoquímicas para la determinación de fósforo total y disponible fueron
adaptadas de Fiske y Subbarow (1925), calcio, hierro, manganeso y cobre disponibles
fueron adaptadas del manual de la “Federal Agricultural Office” (Dewis y Freitas 1984) y
modificadas para su aplicación en las muestras arqueológicas correspondientes.
TÉCNICAS CARTOGRÁFICAS
Valle de Tafí: el glacis cubierto de El Potrerillo donde las fotos aéreas fueron
relevadas en el año 2001 a escala 1:20000 y el abanico aluvial de La Costa 2 donde
las fotos aéreas fueron relevadas en el año 1995 a escala 1:10000.
TRABAJO DE CAMPO
Prospección y excavación
TÉCNICAS PEDOLÓGICAS
Cálculos:
Peso de la parafina:
Pp = P2 – P1
Volumen de la parafina:
Vp = Pp / δp
δp = 0,9 g/cm3
Vs = P3 - Vp
PEA = P1 / Vs g/cm3
70
Jimena Roldán
sedimento restando el valor B del A (valor P). Se les agregó un poco de agua destilada y se
agitó para poder disgregar completamente el sedimento, se enrazó la marca de 100 ml, y
se pesaron una vez más (valor C). Finalmente se vaciaron los matraces se los lavó y se les
agregó 100 ml de agua destilada para pesarlos por última vez (valor D).
Cálculos:
Para poder determinar el valor del PER se necesita conocer el valor del volumen real (Vr)
cuya fórmula es:
Vr = (D + P) - C
PER = P / Vr
Determinación de la porosidad
Una vez obtenidos los valores de PER y PEA se calculó la porosidad de cada muestra.
Cálculo:
% de Porosidad:
Determinación de la textura
71
Jimena Roldán
la lectura y temperatura de la misma. La primera lectura se hizo pasados 40 segundos
(Lectura 1) y la segunda pasada una hora (Lectura 2).
Cálculos:
100 - Z = % Arenas
Como el Bouyoucos está calibrado para temperaturas de 20ºC, por cada grado sobre o
bajo 20ºC que tenga la muestra, se aplica una corrección de la temperatura de 0,2 a la
lectura del aerómetro. Para ello se realiza el siguiente cálculo:
n Tº - 20ºC = X
X x 0,2 = Y
n Tº - 20ºC = -X
-X x 0,2 = -Y
72
Jimena Roldán
Determinación del color
El color se determinó utilizando la tabla de Munsell 2009. Como el color tiende a cambiar
de acuerdo al contenido de humedad se tomó tanto en seco como en húmedo.
Determinación del pH
Se utilizó el peachímetro ADWA AD1030. Para calibrarlo se utilizaron tres buffers, uno
neutro, uno ácido y uno alcalino. Como primera medida se lavaron con agua destilada el
electrodo y el medidor de temperatura, luego se introdujeron ambos en el buffer neutro
(7,01), lo más cerca posible uno del otro, se presionó la tecla de calibración y esperamos
una vez que estuvo listo guardamos dicha calibración. Después se lavaron nuevamente el
electrodo y el medido de temperatura y se introdujeron en el buffer ácido (4,01),
siguiendo el mismo procedimiento que en el caso anterior, una vez guardada la
calibración, nuevamente se lavaron con agua destilada el electrodo y el medidor de
temperatura. Finalmente se introdujeron ambos dispositivos en el buffer alcalino (10,01)
y una vez calibrado y guardada la calibración se procedió a medir el pH de las diferentes
muestras de suelo.
73
Jimena Roldán
Determinación del porcentaje (%) de materia orgánica
La solución, antes de ser titulada, es de un verde oscuro, a medida que se la titula pasa al
azul turbio, después al azul transparente para finalmente llegar al verde brillante,
momento en el que se registra lo titulado.
Cálculos:
% MO = 10 (1 - (S / B)) x 0,67
Entonces:
74
Jimena Roldán
2,41-3,00 Moderadamente rica 20-30 Mala
TÉCNICAS GEOBIOQUÍMICAS
Determinación de fósforo
f = abscisa / ordenada
Como el cociente entre la abscisa y la ordenada de la recta dada por la curva estándar
graficada en el papel milimetrado.
75
Jimena Roldán
Donde DO es la absorbancia leída en el espectrofotómetro, f es el factor calculado
gráficamente y el producto de ambos permite obtener los μmoles de fósforo disponible
(Pd) de la alícuota sacada de la muestra.
Luego se calculó la cantidad de μmoles Pd totales y para ello se utilizó una regla de 3
simple donde:
Donde los 150 μl es la alícuota que se toma del sobrenadante, por lo tanto el valor de
μmoles Pd está en relación con esa alícuota y no sobre el total y x μl totales
(sobrenadante) es el sobrenadante total que se obtuvo.
Finalmente para transformar este valor en ppm (partes por millón) o mg/kg se realizó el
siguiente cálculo:
1 μmol de Na2HPO4----------31 μg
x μmoles Pd totales--------- x μg Pd = x mg Pd
0,05 g suelo---------- x mg Pd
76
Jimena Roldán
Cálculos: en primer lugar se utilizó el factor calculado para el fósforo disponible
f = abscisa / ordenada
DO * f = x μmoles Pt
Donde los 150 μl es la alícuota que se tomó del sobrenadante, por lo tanto el valor de
μmoles Pt está en relación con esa alícuota y no sobre el total, mientras que x μl totales
(sobrenadante) es el sobrenadante total que se obtuvo.
Finalmente para transformar este valor en ppm (partes por millón) o mg/kg, se realizó el
siguiente cálculo:
PM HNa2PO4 = 31 g
1 μmol----------31 μg
x μmoles Pt totales--------- x μg Pt = x mg Pt
0,05 g suelo------------ x mg Pt
Pt – Pd = PO (fósforo orgánico)
Para obtener el valor de PO en ppm directamente resto el valor en ppm del Pt por el valor
en ppm del Pd.
77
Jimena Roldán
Pt ppm – Pd ppm = PO ppm
Determinación de calcio
Curva estándar: se utilizó cloruro de calcio (CaCl2) 50 mg/ml como solución estándar. Se
colocaron en 4 tubos cantidades diferentes de dicha solución (10 μl, 20 μl, 50 μl, 100 μl) y
un tubo donde no se colocó cloruro de calcio, se agregó agua destilada a todos los tubos
hasta alcanzar el ml, luego se les agregó 3 ml de NaOH 1 N, una pizca de NaCN y una pizca
de murexida, para finalmente titular todo con EDTA Na 2 0,01 M. Estos datos se graficaron
en papel milimetrado.
Cálculos:
Luego se determinó la cantidad total de moles de Ca2+ y para ello se utilizó una regla de
tres simple, donde se calcula:
Después se pasó este valor a ppm o mg/kg y para ello se hizo el siguiente cálculo:
1 mol----------------40,08 g Ca
0,5 g suelo------------ x mg Ca
78
Jimena Roldán
Determinación de hierro disponible
f = abscisa / ordenada
Es decir que cada factor es el cociente entre la abscisa y la ordenada de la recta dada por
la curva estándar.
DO * f = x μg Fe
1 ml ------- x μg Fe
Finalmente para transformar este valor en ppm (partes por millón) o mg/kg, se realizó el
siguiente cálculo:
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Jimena Roldán
1 g suelo---------- x mg Fe totales
f= abscisa / ordenada
Es decir que cada factor es el cociente entre la abscisa y la ordenada de la recta dada por
la curva estándar graficada en el papel milimetrado.
DO * f = x μg Mn
2,5 ml ------- x μg Mn
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Jimena Roldán
x μl totales (sobrenadante)------------ x μg Mn totales = x mg Mn totales
Donde los 2,5 ml es la alícuota que se tomó del sobrenadante, por lo tanto el valor de μg
Mn está en relación con esa alícuota y no sobre el total, mientras que x μl totales
(sobrenadante) es el sobrenadante total que se obtuvo.
Finalmente para transformar este valor en ppm (partes por millón) o mg/kg, se realizó el
siguiente cálculo:
1 g suelo---------- x mg Mn totales
Curva estándar: se utilizó una solución de CuSO4 5H2O 50 ppm, se colocaron en cinco
tubos alícuotas de 500 μl, 1 ml, 1,5 ml, 2 ml y 2,5 ml de SO4Cu 5H2O 50 ppm y un tubo
donde no se colocó solución alguna. Luego, a todos los tubos se les agregaron 5 ml de
EDTA disódico 0,1 M, 5 ml de citrato amónico al 10 %, 2 gotas de rojo cresol y solución de
amoníaco 5 N hasta que viró a rojo (en adelante se continuó bajo luz artificial), después se
les agregaron 500 μl de dietilditiocarbamato sódico al 1 % y 5 ml de tetracloruro de
carbono, se agitó, se dejó reposar unos minutos y se leyó todo a 440 mm de longitud de
onda en espectrofotómetro. Los datos se graficaron en papel milimetrado. Luego se
determinó el factor:
f = abscisa / ordenada
81
Jimena Roldán
Cálculos: el factor obtenido se multiplicó por la absorbancia adquirida a través de la
lectura en el espectrofotómetro:
DO * f = x mg Cu
12,5 ml ------- x mg Cu
Los 2,5 ml es la alícuota que se tomó del sobrenadante, por lo tanto el valor de μg Cu está
en relación con esa alícuota y no sobre el total, mientras que x μl totales (sobrenadante)
es el sobrenadante total que se obtuvo.
Finalmente para transformar este valor en ppm (partes por millón) o mg/kg, se realizó el
siguiente cálculo:
10 g suelo---------- x mg Cu totales
82
Jimena Roldán
83
Jimena Roldán
RESULTADOS
Se excavaron un total de 40 calicatas, 27 de las cuales están distribuidas en tres unidades
geomorfológicas ubicadas en el valle de Tafí (figura 3) y las 13 restantes se encuentran
distribuidas en dos unidades geomorfológicas ubicadas en la vertiente occidental de
Cumbres Calchaquíes, valle de Santa María. Se analizó un total de 184 muestras de suelo
tomadas de estructuras agrícolas, estructuras circulares compuestas y simples y en
lugares estériles de actividad humana. En dicho análisis se tuvieron en cuenta las
siguientes variables: límites, estructura, textura, color, PER, PEA, porosidad, porcentaje de
materia orgánica, relación N/C, pH, fósforo disponible, fósforo total y fósforo orgánico,
calcio, hierro, manganeso y cobre disponibles. Cuando se encontraron restos
arqueológicos, como restos óseos de animales, cerámicos o líticos, éstos también fueron
analizados.
VALLE DE TAFÍ
El sitio El Tolar se encuentra en el cono glacis del río Blanco, ubicado al noroeste del valle
de Tafí, en el piedemonte del Aconquija (figura 3). Se caracteriza por tener tres ciclos
morfogenéticos diferenciados por su distribución espacial y carácter sedimentológico. Los
que nos interesan son el primer y segundo ciclo de depositación, en ellos se encuentran
las estructuras prehispánicas estudiadas. Mientras que el tercer ciclo corresponde al
cauce del río Blanco y las terrazas formadas por este, sobre las cuales no se han hallado
restos arqueológicos. Los trabajos etnohistóricos informan sobre la utilización de estas
tierras para el engorde del ganado mular que luego era llevado hasta Potosí. Una vez
disuelto el virreinato del Río de La Plata, estas tierras siguieron utilizándose para la
actividad ganadera (Babot y Hocsman 2007, Noli 2007 y Robledo 2007).
84
Jimena Roldán
En este sitio se excavaron 8 calicatas, cuatro ubicadas en la zona apical y cuatro ubicadas
en la zona media del primer y segundo ciclos de esta geoforma. La zona distal no pudo ser
muestreada, la actual urbanización no permite el reconocimiento de estructuras
prehispánicas en superficie (figura 4).
Figura 3. Mapa geomorfológico del valle de Tafí. Ubicación del cono glacis de El Tolar, el abanico aluvial de
La Costa 2 y el glacis cubierto de El Potrerillo. Tafí del Valle. Tucumán. Modificado de Sampietro Vattuone
2002.
85
Jimena Roldán
Figura 4. Mapa del cono glacis El Tolar, donde se observa la distribución de las estructuras formativas
prehispánicas Tafí, la ubicación de las calicatas excavadas (ET-P1, ET-P2, ET-P3, ET-P4, ET-P5, ET-P6, ET-P7 y
ET-P8) y la urbanización que sufre la zona distal. Tafí del Valle. Tucumán. Mapa modificado de Sampietro
Vattuone 2002.
86
Jimena Roldán
La primera calicata fue excavada en un área marginal donde no se encontraron
estructuras prehispánicas en superficie. Ésta tenía 50 cm de ancho por 105 cm de largo y
90 cm de profundidad. Los resultados obtenidos son:
ET-P1. Ubicado fuera de toda estructura prehispánica (calicata testigo) en la zona media
del cono glacis El Tolar. Tafí del Valle. Tabla 1, gráfico 1 y figura 5.
Clasificación Calidad de
mediana
mediana
buena
buena
buena
la MO
mente pobre
extremada
mente rica
moderada
pobre
pobre
%MO
rica
muy escasa
Porosidad
escasa
escasa
escasa
1,55
1,52
1,48
PEA
1,4
1,5
1,71
2,29
2,43
2,46
2,54
PER
Húmedo
_
Color
10YR 3/2
10YR 3/2
10YR 5/2
Seco
arenoso
arenoso
arenoso
arenoso
Textura
franco
franco
franco
franco
arcillo
_
Profundidad
75-90+
10-20
20-60
60-75
0-10
cm
Horizonte
Observa
ciones
2ABb
AB
BC
A
Tabla 1. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para ET-P1.
87
Jimena Roldán
Gráfico 1. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para ET-P1.
88
Jimena Roldán
Figura 5. Fotos de la locación de ET-P1. 1) Vista general del lugar donde no se observan estructuras
prehispánicas en superficie y por lo tanto fue excavado el perfil testigo 2) foto en detalle del perfil de suelo
excavado, donde se resalta el límite suelo/paleosuelo. Zona media del cono glacis El Tolar. Tafí del Valle.
Tucumán.
89
Jimena Roldán
La segunda calicata fue excavada dentro de una estructura agrícola, cercana a una línea
de despedre formada por clastos de tamaño pequeño y uniforme, que serpenteaba
longitudinalmente a la pendiente en dirección noreste-suroeste y de una estructura
circular adosada a la línea de despedre (figura 6). La calicata tenía 65 cm de ancho por 90
cm de largo y 50 cm de profundidad y se llegó al flujo cenoglomerádico basal. Los
resultados obtenidos son:
ET-P2. Ubicado dentro de una estructura agrícola (contra el parapeto anterior) en la zona
apical del cono glacis de El Tolar. Tafí del Valle. Tabla 2, gráfico 2 y figura 6.
Calidad de
buena
buena
buena
la MO
Clasificación
extremada
extremada
extremada
mente rica
mente rica
mente rica
%MO
Porosidad
escasa
escasa
escasa
Cenoglomerado
1,19
1,54
PEA
1,5
_
1,91
2,49
2,44
PER
_
Color
10YR 3/4
Seco
arenoso
Textura
gravoso
gravoso
franco
franco
franco
Profundidad
13-25
25-50
0-13
50+
cm
Observaciones
Horizonte
2BCb
2Bb
2Cb
A
Tabla 2. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para ET-P2.
90
Jimena Roldán
Gráfico 2. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para ET-P2.
91
Jimena Roldán
Figura 6. Fotos de la locación de ET-P2. 1) Vista general de las terrazas de cultivo donde fue excavado este
perfil agrícola 2) foto en detalle del perfil de suelo excavado, donde se resalta el nivel de ocupación
prehispánico 3) foto en detalle del lugar donde este perfil fue excavado. Zona apical del cono glacis El Tolar.
Tafí del Valle. Tucumán.
92
Jimena Roldán
Las calicatas ET-P3, ET-P4 y ET-P5 fueron excavadas dentro de la misma estructura
agrícola. La ET-P3 se excavó contra el parapeto, la ET-P4 en el medio y la ET-P5 en el otro
extremo de la misma estructura junto al parapeto de la estructura agrícola superior. Esta
estructura agrícola tiene 10,8 m de ancho por 26,4 m de largo (figuras 7 y 8).
Figura 7. Corte de perfil de la estructura agrícola en el que se excavaron las calicatas ET-P3, ET-P4 y ET-P5.
Zona apical del cono glacis. Tafí del Valle. Tucumán.
Figura 8. Vista de planta de la estructura agrícola en el que se excavaron las calicatas ET-P3, ET-P4 y ET-P5.
Zona apical del cono glacis. Tafí del Valle. Tucumán.
93
Jimena Roldán
La calicata ET-P3 tenía 90 cm de ancho por 110 cm de largo y 70 cm de profundidad. La
calicata ET-P4 tenía 98 cm de ancho por 127 cm de largo y 70 cm de profundidad. La
calicata ET-P5 tenía 80 cm de ancho por 120 cm de largo y 55 cm de profundidad. Los
resultados obtenidos son:
buena
buena
buena
la MO
mente pobre
extremada
extremada
mente rica
mente rica
moderada
moderada
%MO
muy escasa
muy escasa
Porosidad
regular
escasa
1,83
PEA
2,2
1,6
2,62
2,41
2,44
2,44
PER
_
Color
10YR 3/3,5
10YR 3/2
Seco
arenoso
arenoso
arenoso
arenoso
Textura
franco
franco
franco
franco
Profundidad
19-29
29-48
48-70
0-19
cm
Horizonte
Observa
ciones
2BCb
2Crb
2Bb
A
Tabla 3. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para ET-P3.
94
Jimena Roldán
Gráfico 3. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para ET-P3.
95
Jimena Roldán
Figura 9. Fotos de la locación de ET-P3. 1) Vista general de las terrazas de cultivo donde fue excavado este
perfil agrícola y señalado el lugar donde fue excavada la calicata 2) foto en detalle del perfil de suelo
excavado, donde se resalta el nivel de ocupación prehispánico. Zona apical del cono glacis El Tolar. Tafí del
Valle. Tucumán.
96
Jimena Roldán
Jimena Roldán
Profundidad Calidad de
Horizonte Textura Color PER PEA Porosidad Clasificación %MO
cm la MO
Seco Húmedo
franco extremadamente
A 0-18 2,1 1,21 regular buena
arenoso rica
10YR 3/3 _
franco extremadamente
2ABb 18-40 10YR 4/3 _ 2,4 1,35 regular buena
arenoso rica
franco extremadamente
2Bb 40-56 10YR 4/2,5 _ 2,39 1,47 escasa buena
arenoso rica
franco moderadamente
2Crb 56-70 10YR 5/2 _ 2,58 1,99 muy escasa buena
arenoso pobre
Observa
En el horizonte 2C se encuentra roca granítica altamente meteorizada antes de alcanzar el sustrato
ciones
Tabla 4. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para ET-P4.
apical del cono glacis de El Tolar. Tafí del Valle. Tabla 4, gráfico 4 y figuras 7, 8 y 10.
ET-P4. Ubicado dentro de una estructura agrícola (en el medio de la misma) en la zona
97
Gráfico 4. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para ET-P4.
98
Jimena Roldán
Figura 10. Fotos de la locación de ET-P4. 1) Vista general de las terrazas de cultivo donde fue excavado este
perfil agrícola y señalado el lugar donde fue excavada la calicata 2) foto en detalle del perfil de suelo
excavado, donde se resalta el nivel de ocupación prehispánico. Zona apical del cono glacis El Tolar. Tafí del
Valle. Tucumán.
99
Jimena Roldán
Jimena Roldán
Profundidad Clasificación Calidad de
Horizonte Textura Color PER PEA Porosidad
cm %MO la MO
Seco Húmedo
franco extremada
A 0-16 2,2 1,55 muy escasa buena
arenoso mente rica
10YR 3/3 _
franco extremada
2ABb 16-28 10YR 3/1,5 _ 2,38 1,37 regular buena
arenoso mente rica
franco
2BCb 28-42 arcillo 10YR 4/2 10YR 4/2 2,42 1,52 escasa rica buena
arenoso
franco
moderada
3Bb 42-55 arcillo 10YR 4/2 10YR 4/2 2,48 1,51 escasa buena
mente pobre
arenoso
Observaciones _
Tabla 5. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para ET-P5.
apical del cono glacis de El Tolar. Tafí del Valle. Tabla 5, gráfico 5 y figuras 7, 8 y 11.
ET-P5. Ubicado dentro de una estructura agrícola (contra el parapeto anterior) en la zona
100
Gráfico 5. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para ET-P5.
101
Jimena Roldán
Figura 11. Fotos de la locación de ET-P5. 1) Vista general de las terrazas de cultivo donde fue excavado este
perfil agrícola y señalado el lugar donde fue excavada la calicata 2) foto en detalle del perfil de suelo
excavado, donde se resalta el nivel de ocupación prehispánico. Zona apical del cono glacis El Tolar. Tafí del
Valle. Tucumán.
102
Jimena Roldán
La sexta calicata fue excavada dentro de una estructura residencial circular compuesta. La
misma tenía 85 cm de ancho por 110 cm de largo y 55 cm de profundidad. El patio de la
estructura tiene 8,4 m de diámetro, se adosan a él otras cuatro estructuras circulares más
pequeñas. Los muros colapsaron tiempo atrás cayendo tanto dentro como fuera de la
estructura a ello se suma que tres de estas estructuras menores presentan sus muros aún
más derruidos debido a la presencia de un barranco (figura 12).
ET-P6. Ubicado en el centro del patio de una estructura circular compuesta en la zona
apical del cono glacis El Tolar. Tafí del Valle. Tabla 6, gráfico 6 y figura 12.
Clasificación Calidad de
En todo el perfil se observan fragmentos rocosos graníticos que tienen hasta 10 cm de longitud. El
buena
buena
buena
la MO
horizonte 2B fue extraviado por lo que no pudieron hacerse los estudios pedológicos y
extremada
extremada
extremada
mente rica
mente rica
mente rica
%MO
_
Porosidad
regular
regular
escasa
geobioquímicos correspondientes
1,37
1,26
PEA
1,4
_
2,09
2,36
2,36
PER
_
Húmedo
_
Color
10YR 3/2
pedregoso
pedregoso
pedregoso
pedregoso
arenoso
Textura
franco
franco
arcillo
arcillo
arcillo
arcillo
Profundidad
27-55+
17-27
5-17
0-5
cm
Horizonte
Observa
ciones
2Ab
2Bb
AC
A
Tabla 6. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para ET-P6.
103
Jimena Roldán
Gráfico 6. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para ET-P6.
104
Jimena Roldán
Figura 12. Fotos de la locación de ET-P6. 1) Vista general de la estructura circular compuesta donde fue
excavado este perfil residencial 2) foto del patio de la estructura donde fue excavada la calicata 3) foto en
detalle del perfil de suelo excavado, donde se resalta el nivel de ocupación prehispánico y donde se
encontraron restos arqueológicos. Zona apical del cono glacis El Tolar. Tafí del Valle. Tucumán.
105
Jimena Roldán
La séptima calicata fue excavada en el medio de una estructura agrícola. La misma tenía
150 cm de ancho por 110 cm de largo y 90 cm de profundidad. La estructura agrícola está
delimitada por líneas de despedre que serpentean paralelas a la pendiente, mide 22,8 m
de largo por 8,8 m de ancho. Los resultados obtenidos son:
ET-P7. Ubicado en el medio de una estructura agrícola en la zona media del cono glacis El
Tolar. Tafí del Valle. Tabla 7, gráfico 7 y figura 13.
Calidad de
El horizonte 2B tiene fragmentos rocosos graníticos altamente meteorizados. La humedad del suelo
buena
buena
buena
buena
la MO
Clasificación
extremada
mente rica
mente rica
moderada
moderada
pobre
%MO
Porosidad
regular
regular
escasa
escasa
1,54
1,36
1,46
PEA
1,87
2,44
2,45
2,59
PER
Húmedo
_
Color
10YR 4/3
10YR 3/3
10YR 4/2
arenoso
arenoso
Textura
gravoso
arcillo
arcillo
arcillo
Profundidad
21-40
40-59
59-90
0-21
cm
Horizonte
Observa
ciones
2ABb
2Bb
BC
A
Tabla 7. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para ET-P7.
106
Jimena Roldán
Gráfico 7. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para ET-P7.
107
Jimena Roldán
Figura 13. Fotos de la locación de ET-P7. 1) Vista general de las terrazas de cultivo donde fue excavado este
perfil agrícola 2) foto en detalle de la terraza donde fue excavada la calicata 3) foto en detalle del perfil de
suelo excavado, donde se resalta el nivel de ocupación prehispánico y donde se encontraron restos
arqueológicos. Zona media del cono glacis El Tolar. Tafí del Valle. Tucumán.
108
Jimena Roldán
Profundidad Clasificación Calidad de
Horizonte Textura Color PER PEA Porosidad
Jimena Roldán
cm %MO la MO
Seco Húmedo
franco extremada
A 0-9 1,5 0,88 regular buena
arenoso 10YR 4/3 _ mente rica
franco
AC 9-20 7,5YR 4/3 _ 2,22 1,37 escasa rica buena
arenoso
adosadas. Los resultados obtenidos son:
franco moderada
2Ab 20-35 10YR 4/3 _ 1,92 1,22 escasa buena
arenoso mente pobre
franco
2Bb 35-95 arenoso 10YR 4/3 _ 2,49 1,41 regular pobre buena
gravoso
franco
3Bb 95-130+ 10YR 5/4 _ 2,52 1,62 escasa pobre buena
arenoso
media del cono glacis El Tolar. Tafí del Valle. Tabla 8, gráfico 8 y figura 14.
El horizonte 2A tiene un aspecto esponjoso y firme con una fuerte bioturbación provocada por las cuevas
Observa
de roedores. El horizonte 2B tiene fragmentos rocosos graníticos fuertemente meteorizados. Grado de
ciones
Tabla 8. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para ET-P8.
humedad importante, al igual que en ET-P7
La octava y última calicata fue excavada en el patio de una estructura residencial circular
109
ET-P8. Ubicado en el centro del patio de una estructura circular compuesta en la zona
Gráfico 8. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para ET-P8.
110
Jimena Roldán
Figura 14. Fotos de la locación de ET-P8. 1) Vista general de la estructura circular compuesta donde fue
excavado este perfil residencial 2) foto del patio de la estructura donde fue excavada la calicata 3) foto en
detalle del perfil de suelo excavado, donde se resalta el nivel de ocupación prehispánico y donde se
encontraron restos arqueológicos. Zona media del cono glacis El Tolar. Tafí del Valle. Tucumán.
111
Jimena Roldán
Integración de los resultados obtenidos en el cono glacis El Tolar
Las calicatas fueron excavadas en la zona apical y media de la geoforma debido a que la
zona distal presentaba un fuerte impacto urbano que impidió el reconocimiento de
estructuras prehispánicas en superficie. De las ocho calicatas excavadas, cinco fueron
ubicadas en la zona apical, cuatro de ellas dentro de estructuras agrícolas ET-P2, ET-P3,
ET-P4 y ET-P5 y una en el patio de una estructura circular compuesta ET-P6. Las tres
restantes se excavaron en la zona media, una dentro de una estructura agrícola ET-P7, la
otra en el patio de una estructura circular compuesta ET-P8 y la última fuera de toda
estructura prehispánica cumpliendo la función de calicata testigo ET-P1 (figura 4).
El color va de un pardo amarillento (10YR 5/52) a un pardo oscuro (10YR 4/2). El perfil
testigo ET-P1 tiene un color casi uniforme dentro del pardo oscuro (10YR 4/2-10YR 3/2),
sin embargo hay una clara diferencia de color en el límite suelo/paleosuelo donde el
horizonte 2ABb es más claro (10YR 5/2) (tabla 1). Mientras que, prácticamente, en todos
los otros perfiles el color del paleosuelo se aclara con la profundidad, denotando la
diferencia de color entre los horizontes más orgánicos (Hz 2Ab y Hz 2ABb) y los menos
orgánicos. Con la excepción de ET-P8 donde el color se mantiene constante (10YR 4/3) en
los horizontes (Hz 2Ab y Hz 2Bb) que conforman el paleosuelo (tabla 8).
En los horizontes superficiales de los paleosuelos los valores de PER son bajos en relación
con el rango óptimo estimado (2,6-2,75) en la mayoría de los perfiles, oscilando entre
1,71 (alto contenido de materia orgánica) y 2,49. El valor más bajo fue observado en el
horizonte A del perfil testigo ET-P1 (1,71), para luego aumentar con la profundidad (tabla
1). Otro valor de PER considerablemente bajo se registró para el piso ocupacional de la
estructura residencial ET-P8 (1,92) (tabla 8). En las estructuras agrícolas ET-P2, ET-P3, ET-
P4, ET-P5 y ET-P7 oscilan entre el 2,38 y 2,49 (tablas 2, 3, 4, 5 y 7), no mostrando
variaciones significativas a nivel del paleosuelo y en general aumentando levemente con
la profundidad, al igual que en el perfil testigo (tabla 1).
112
Jimena Roldán
El PEA se mantiene constante en el perfil testigo ET-P1 (1,4-1,55) (tabla 1), mientras que
en tres de los perfiles agrícolas ET-P2, ET-P3 y ET-P4 ubicados en la zona apical de la
geoforma se observa una clara diferencia en el límite suelo/paleosuelo donde estos
valores aumentan y continúan aumentando con la profundidad (tablas 2, 3 y 4), es decir
que la compactación es claramente evidente en el nivel de ocupación prehispánico.
Paralelamente, en los cuatro perfiles restantes ET-P5, ET-P6, ET-P7 y ET-P8, en dicho
límite, este valor disminuye en el primer horizonte del paleosuelo para luego aumentar
con la profundidad (tablas 5, 6, 7 y 8), posiblemente debido a la cantidad de cueva de
roedores registradas durante las descripciones de campo.
Los resultados obtenidos para la porosidad, muestran suelos con un bajo porcentaje de
poros (regular a muy escasa). En el perfil testigo ET-P1 la porosidad es escasa. Mientras
que, en ET-P2, ET-P5 (estructuras agrícolas) y ET-P6 (estructura residencial) (tablas 1, 2, 5,
y 6) se mantiene constante con la profundidad. Contrariamente, en ET-P3 y ET-P7
(estructuras agrícolas) el porcentaje de poros aumenta con la profundidad (tablas 3 y 7) y
en ET-P4 y ET-P8 disminuye con la profundidad (tablas 4 y 8), coherente con que a mayor
profundidad mayor presión ejercen las capas suprayacentes y por lo tanto más
compactado estará un horizonte. El porcentaje más bajo de poros se registra en ET-P3
(tabla 3).
La calidad de la materia orgánica (MO) tiende a ser buena. Mientras que el porcentaje de
MO va de extremadamente rico a pobre (tabla 1). En los cinco perfiles ET-P2, ET-P3, ET-
P4, ET-P5 y ET-P6 excavados en la zona apical, tanto agrícolas como residenciales, la
clasificación del porcentaje de MO en el primer horizonte del paleosuelo es
extremadamente rica (tablas 2, 3, 4, 5, y 6), a diferencia del perfil testigo ET-P1, donde es
pobre (tabla 1). Mientras que en los dos perfiles, ET-P7 (estructura agrícola) y ET-P8
(estructura residencial), ubicados en la zona media de la geoforma la clasificación del
porcentaje de MO es moderada a moderadamente pobre (tablas 7 y 8).
Los valores de pH del paleosuelo oscilan entre una leve acidez y la neutralidad (5,07 y
7,61), la acidez disminuye con la profundidad tendiendo a la neutralidad. No se observan
discontinuidades en los valores de pH entre suelo y paleosuelo o que muestren alguna
diferencia entre el perfil testigo ET-P1 y el resto de los perfiles (gráficos 1 al 8).
113
Jimena Roldán
En el perfil testigo ET-P1 la concentración de fósforo disponible aumenta levemente en el
primer horizonte del paleosuelo, en relación al horizonte suprayacente (gráfico 1). En
cinco de los perfiles antrópicos ET-P2, ET-P3, ET-P4, ET-P5 y ET-P7 (perfiles agrícolas) esta
especie aumenta con la profundidad (gráficos 2, 3, 4, 5, y 7), coherente con que la mayor
fuente de procedencia del mismo es el sustrato y se trata de una especie que se moviliza
a lo largo del perfil. En los dos perfiles restantes ET-P6 y ET-P8 (perfiles residenciales) la
concentración de esta especie tiende a disminuir con la profundidad (gráficos 6 y 8). De
los tres perfiles excavados dentro de una misma estructura agrícola ET-P3, ET-P4 y ET-P5,
el primero es el que muestra la mayor concentración de fósforo disponible (205 ppm
promedio) respecto del perfil testigo ET-P1 (130 ppm) y ET-P5 la concentración más baja
(116 ppm promedio), también respecto del perfil testigo ET-P1 (gráficos 1, 3, 4, y 5). Los
perfiles excavados dentro de estructuras residenciales ET-P6 y ET-P8 presentan
concentraciones bajas de esta especie (118 ppm promedio) respecto del perfil testigo ET-
P1, con la excepción del valor registrado para el horizonte 2Ab (242 ppm) de ET-P8, que
es incluso uno de los valores más altos registrados para todos los perfiles de la geoforma
(gráficos 1, 6, y 8).
En todos los perfiles los valores de fósforo orgánico disminuyen con la profundidad,
comportamiento relacionado con la fuente de procedencia del mismo, es decir, restos
orgánicos depositados en la superficie del suelo que al descomponerse incorporan fósforo
orgánico al suelo. El perfil testigo ET-P1 presenta un leve aumento de concentración en el
primer horizonte del paleosuelo (gráfico 1). La misma situación se registra en casi todos
los perfiles antrópicos, con la diferencia que las concentración de esta especie son
elevadas en el primer horizonte del paleosuelo (18707 ppm promedio), con la excepción
del perfil agrícola ET-P3 (7190 ppm), donde si bien se observa un aumento de
concentración el mismo no es significativo (gráfico 3). En los perfiles agrícolas ET-P2, ET-
P4, ET-P5 y ET-P7 las concentraciones de esta especie, en el horizonte superficial del
paleosuelo, son mayores (19.885 ppm promedio sin tener en cuenta el valor de ET-P3)
(gráficos 2, 4, 5, y 7) que las registradas para el mismo horizonte en los perfiles
residenciales ET-P6 y ET-P8 (16.350 ppm promedio) (gráficos 6 y 7).
Las concentraciones de calcio disponible son mayores en los perfiles de las estructuras
habitacionales (7,695 x 105 ppm promediado) (gráficos 6 y 7) que la registrada para el
perfil testigo ET-P1 (6,132 x 105 ppm) (gráfico 1). Ahora bien, en los perfiles agrícolas este
valor (5,424 x 105 ppm promediado) es menor al registrado para el perfil testigo ET-P1
(gráficos 2, 4, 5, y 7). En los perfiles antrópicos, la mayor concentración de este elemento
se registra en los horizontes iluviales (2ABb, 2Bb y 2BCb).
114
Jimena Roldán
ambos elementos presentan mayor concentración en los perfiles de la zona apical del
cono ET-P2, ET-P3, ET-P4, ET-P5 y ET-P6 (Fe 10,5 ppm y Mn 2,9 ppm promediados)
(gráficos 2, 3, 4, 5 y 6) que aquellos ubicados en la zona media del mismo ET-P1, ET-P7 y
ET-P8 (Fe 2,3 ppm y Mn 0,8 ppm promediados) (gráficos 1, 7 y 8). Por otro lado, el cobre
disponible está ausente en el perfil testigo ET-P1 y en los perfiles residenciales ET-P6 y ET-
P8 (gráficos 1, 6 y 8) pero presente en los perfiles agrícolas ET-P2, ET-P3, ET-P4, ET-P5 y
ET-P7 (gráficos 2, 4, 5, y 7).
En el perfil testigo ET-P1 la concentración de hierro disponible (2,4 ppm) es mayor que la
concentración de manganeso disponible (0,8 ppm) y ésta es, a su vez, mayor que la
concentración de cobre disponible (0 ppm) (gráfico 1). Por un lado, en ET-P3, ET-P6 y ET-
P8 se da la misma relación entre los micronutrientes (Fe > Mn > Cu) que la observada en
el perfil testigo ET-P1, donde el primero de estos perfiles es agrícola pero presenta una
anomalía (200 ppm) observada para el cobre en el horizonte 2BCb, y los otros dos perfiles
son residenciales (gráficos 3, 6 y 8). Por otro lado, en dos de los perfiles agrícolas ET-P2 y
ET-P5 (excavados contra el parapeto anterior) la relación observada entre
micronutrientes es Fe > Cu > Mn (gráficos 2 y 5). Mientras que en los otros dos perfiles
agrícolas ET-P4 y ET-P7 (excavados en el medio de una estructura agrícola) la relación
entre micronutrientes es Cu > Fe > Mn (gráficos 4 y 7). Considerando que la relación
esperada entre micronutrientes para suelos con buen porcentaje de materia orgánica es
Mn > Fe > Cu puede observarse que la actividad agraria prehispánica ha modificado esta
relación.
En los cinco perfiles descritos en estructuras agrícolas ET-P2, ET-P3, ET-P4, ET-P5 y ET-P7
se encuentra erosionado el horizonte 2Ab (figuras 6, 9, 10, 11 y 13), mientras que en los
perfiles de las estructuras habitacionales ET-P6 y ET-P8 este horizonte está presente
(figuras 12 y 14).
115
Jimena Roldán
Los perfiles ET-P3, ET-P4 y ET-P5 ubicados a diferentes distancias del parapeto de piedra
de una misma estructura agrícola (figuras 9, 10 y 11), presentan características
diferenciales entre sí, condicionadas por su ubicación dentro de dicha estructura.
Descartando las similitudes que comparten, pueden observarse diferencias entre ET-P3
(perfil más cercano al parapeto de la estructura agrícola) y ET-P4 y ET-P5. La profundidad
del paleosuelo en ET-P3 (51 cm) es similar a la registrada para ET-P4 (52 cm) pero mayor a
la registrada para ET-P5 (26 cm). La textura en ET-P3 y ET-P4 no varía con la profundidad
(franco arenoso), mientras que en ET-P5 cambia en el paleosuelo, de franco arenoso a
franco arcillo arenoso entre los horizontes 2ABb y 2BCb. ET-P3 presenta un alto grado de
compactación (1,88 promedio) que disminuye a medida que nos acercamos al parapeto
de piedra de la estructura agrícola aguas arriba, ET-P4 (1,6 promedio) y ET-P5 (1,44
promedio). Esta relación está en concordancia con la porosidad observada en el horizonte
superficial del paleosuelo, muy escasa para ET-P3 y regular para ET-P4 y ET-P5. En ET-P3 la
concentración de fósforo orgánico (7.190 ppm) no es significativa en el primer horizonte
del paleosuelo, en relación a lo que ocurre en el primer horizonte de los otros dos
perfiles, ET-P4 (19.400 ppm) y ET-P5 (21.500 ppm). En ET-P5 la concentración de calcio
disponible (5,771 x 105 ppm promedio) es algo mayor que la registrada para los otros dos
perfiles ET-P4 (5,21 x 105 ppm promedio) y ET-P3 (4,916 x 105 ppm promedio). Con
respecto a los micronutrientes (hierro, manganeso y cobre disponibles), ET-P3 presenta
una anomalía en la concentración de cobre disponible en el horizonte 2BCb (200 ppm)
que parece afectar también, levemente, el valor de manganeso disponible. Obviando esta
anomalía, la relación entre ellos es distinta para cada perfil. En ET-P3 la relación es
Fe>Mn>Cu, en ET-P4 es Cu>Fe>Mn y en ET-P5 es Fe>Cu>Mn mostrando la variabilidad
que puede introducir la presencia de las construcciones agrarias en pequeños espacios
(tablas 3, 4 y 5 y gráficos 3, 4 y 5).
Evidentemente la actividad humana dejó su impronta en los suelos donde este pueblo se
asentó, los resultados pedológicos y geoquímicos lo confirman. Tanto la actividad
doméstica como la agrícola generaron cambios físicos y químicos en los suelos habitados,
incluso pueden identificarse diferencias entre las actividades practicadas. Los suelos
domésticos arrojaron resultados distintos a los obtenidos para los suelos agrícolas. Esta
situación informa que desde el momento en que las estructuras agrícolas son construidas
ya se está generando un cambio importante en estos suelos naturales que con el tiempo
pasaran a diferenciarse de ellos por el sólo hecho de haberse construido dicha
infraestructura.
116
Jimena Roldán
La Costa 2 – abanico aluvial
Uno de los mayores inconvenientes que sufre esta geoforma es el fuerte impacto
antrópico registrado en la actualidad. En el segundo ciclo, prácticamente no pueden
distinguirse estructuras prehispánicas debido al grado de urbanización observado y en el
tercero se registra una importante fuente de extracción de áridos en la zona distal del
abanico. Mientras que en el primer ciclo si bien el impacto es menor, en los últimos 10
años se ha acelerado alarmantemente. El mapa fue confeccionado con fotos aéreas
1:10000 del año 1995 y se agregaron algunos sectores urbanizados a partir de las
imágenes del Google Earth del año 2002, no existentes en el año en que las fotos fueron
tomadas. Aun así cuando se realizaron los controles de campo se notó que muchas de
estas estructuras habían desaparecido debido a nuevos parcelamientos y posteriores
construcciones, o habían sido cercadas y por lo tanto su accesibilidad restringida. Sumado
a ello se observó una nueva fuente de extracción de áridos en la zona apical del tercer
ciclo de la geoforma que provocó la desaparición de algunas de las pocas estructuras ya
registradas en dicha área (figura 16).
A partir de estos controles se decidió trabajar en la zona apical del abanico, es decir en el
primer ciclo, a éste se lo dividió en tres sectores a los que llamaremos zona distal, media y
apical, respectivamente. En él se excavaron 12 calicatas, cinco ubicadas en la zona distal,
cuatro en la zona media y tres en la zona apical (figura 15).
117
Jimena Roldán
Figura 15. Mapa del abanico aluvial La Costa 2. Distribución de las estructuras prehispánicas Tafí y ubicación
de las calicatas excavadas (LC-P1, LC-P2, LC-P3, LC-P4, LC-P5, LC-P6, LC-P7, LC-P8, LC-P9, LC-P10, LC-P11 y
LC-P12), también se destaca la zona urbanizada. Tafí del Valle. Tucumán.
118
Jimena Roldán
Figura 16. Fotos de algunas de las nuevas construcciones encontradas durante la prospección del área
comprendida por el primer ciclo del Abanico aluvial de La Costa 2. 1 y 2) viviendas construidas sobre
estructuras agrícolas y circulares en la zona distal, 3) cercado de un grupo de estructuras agrícolas y
circulares compuestas en la zona media, 4) construcciones sobre estructuras agrícolas en la zona apical y 5)
complejo de cabañas en construcción sobre estructuras agrícolas en la zona apical. Tafí del Valle. Tucumán.
119
Jimena Roldán
La primera calicata fue excavada en un área marginal donde no se encontraron
estructuras prehispánicas en superficie. Ésta tenía 100 cm de ancho por 103 cm de largo y
87 cm de profundidad. Los resultados obtenidos son:
LC-P1. Ubicado fuera de toda estructura prehispánica (calicata testigo) en la zona distal
del primer ciclo del abanico aluvial La Costa 2. Tafí del Valle. Tabla 9, gráfico 9 y figura 17.
muy buena
Calidad de
buena
buena
buena
la MO
mente pobre
Clasificación
extremada
moderada
moderada
pobre
%MO
alta
_
1,18
PEA
_
2,69
2,51
2,63
2,71
PER
Seco
arcilloso
Textura
limoso
limoso
limoso
franco
franco
Profundidad
10-27
27-46
46-87
0-10
cm
Horizonte
Observa
ciones
AB
A
C
B
Tabla 9. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para LC-P1.
120
Jimena Roldán
Gráfico 9. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para LC-P1.
121
Jimena Roldán
Figura 17. Fotos de la locación de LC-P1. 1) Vista panorámica del lugar donde fue excavada la calicata
testigo 2) foto de la excavación de la calicata 3) foto en detalle del perfil de suelo excavado. Zona distal del
primer ciclo del abanico aluvial La Costa 2. Tafí del Valle. Tucumán.
122
Jimena Roldán
La segunda calicata fue excavada en el medio de una estructura agrícola. La misma tenía
87 cm de ancho por 105 cm de largo y 40 cm de profundidad. La estructura agrícola tiene
11,6 m ancho y el largo no pudo precisarse debido a construcciones actuales y tiene 3,7 m
de ancho. Los resultados obtenidos son:
LC-P2. Ubicado en el medio de una estructura agrícola en la zona distal del primer ciclo
del abanico aluvial La Costa 2. Tafí del Valle. Tabla 10, gráfico 10 y figura 18.
de la MO
Calidad
buena
buena
buena
mente pobre
Clasificación
moderada
pobre
Pobre
%MO
Muy escasa
Porosidad
regular
Flujo de detritos
1,42
1,87
PEA
_
2,79
2,63
2,74
PER
10YR 2/1
10YR 2/1
10YR 2/2
Húmedo
Color
10YR 4/2
10YR 3/2
10YR 4/2
Seco
arenoso
Textura
limoso
limoso
franco
franco
didad cm
Profun
10-27
27-40
0-10
40+
Horizonte
2Cr
A
C
B
Tabla 10. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para LC-P2.
123
Jimena Roldán
Gráfico 10. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para LC-P2.
124
Jimena Roldán
Figura 18. Fotos de la locación de LC-P2. 1) Vista panorámica de la terraza de cultivo donde fue excavada la
calicata 2) foto en detalle del perfil de suelo excavado con la ubicación de los fragmentos cerámicos
encontrados 3) foto de los fragmentos cerámicos. Zona distal del primer ciclo del abanico aluvial La Costa 2.
Tafí del Valle. Tucumán.
125
Jimena Roldán
La tercera calicata fue excavada contra el parapeto de piedra de la estructura agrícola
ubicada inmediatamente aguas arriba de la anterior. La misma tiene 93 cm de ancho por
97 cm de largo y 100 cm de profundidad. La estructura agrícola tiene 13,9 m de ancho y el
largo tampoco pudo precisarse por los mismos motivos dados para la estructura anterior
y tiene entre 0,80 a 1 m de ancho. Los resultados obtenidos son:
LC-P3. Ubicado contra el muro de una estructura agrícola en la zona distal del primer ciclo
del abanico aluvial La Costa 2. Tafí del Valle. Tabla 11, gráfico 11, figura 19.
muy buena
Clasificación Calidad de
buena
buena
buena
buena
buena
la MO
mente pobre
mente pobre
extremada
mente rica
moderada
moderada
pobre
pobre
pobre
%MO
regular
escasa
escasa
escasa
escasa
Flujo de detritos
1,67
1,34
1,67
1,54
1,81
PEA
2,61
2,75
2,62
2,57
PER
2,5
2,5
10YR 3/2
10YR 2/2
10YR 2/2
10YR 3/2
10YR 3/2
10YR 3/2
Húmedo
Color
10YR 5/4
10YR 4/3
10YR 4/3
10YR 4/3
10YR 4/3
10YR 5/3
Seco
arenoso
Textura
limoso
limoso
limoso
limoso
limoso
franco
franco
franco
franco
franco
Profundidad
68-100
17-34
34-45
45-68
100+
3-17
0-3
cm
Horizonte
2BCb
2Ab
2Bb
2Cb
3Cr
A
Tabla 11. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para LC-P3.
126
Jimena Roldán
Gráfico 11. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para LC-P3.
127
Jimena Roldán
Figura 19. Fotos de la locación de LC-P3. 1) Vista panorámica de la terraza de cultivo donde fue excavada la
calicata 2) foto en detalle del muro de la terraza de cultivo 3) foto en detalle del perfil de suelo excavado
con la ubicación del límite suelo/paleosuelo y los restos cerámicos encontrados 4) foto del fragmento
cerámico. Zona distal del primer ciclo del abanico aluvial La Costa 2. Tafí del Valle. Tucumán.
128
Jimena Roldán
La cuarta calicata fue excavada en el centro de una estructura circular simple. La misma
tenía 100 cm de ancho por 100 cm de largo y 93 cm de profundidad. La estructura tiene
un diámetro de 12,1 m y hacia el sur se encuentra adosada a una línea de despedre. Los
resultados obtenidos son:
LC-P4. Ubicado en el centro de una estructura circular simple en la zona distal del primer
ciclo del abanico aluvial La Costa 2. Tafí del Valle. Tabla 12, gráfico 12 y figuras 20 y 21.
Calidad de
buena
buena
buena
buena
la MO
mente pobre
mente pobre
Clasificación
extremada
moderada
pobre
pobre
%MO
muy escasa
muy escasa
Porosidad
regular
Flujo de detritos
1,98
1,35
PEA
_
2
2,37
2,76
2,59
2,43
PER
10YR 2/2
10YR 3/2
10YR 3/2
10YR 3/2
Húmedo
Color
10YR 4/3
10YR 5/3
10YR 5/3
10YR 6/4
Seco
arenoso
arenoso
arenoso
Textura
limoso
franco
franco
franco
Profundidad
14-54
54-75
75-93
0-14
93+
cm
Horizonte
2Bb
2Cb
3Cr
A
Tabla 12. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para LC-P4.
129
Jimena Roldán
Gráfico 12. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para LC-P4.
130
Jimena Roldán
Figura 20. Fotos de la locación de LC-P4. 1) Vista general de la estructura circular simple donde fue
excavada la calicata 2) foto en detalle del perfil de suelo excavado con la ubicación del límite
suelo/paleosuelo y los restos cerámicos encontrados. Zona distal del primer ciclo del abanico aluvial La
Costa 2. Tafí del Valle. Tucumán.
131
Jimena Roldán
Figura 21. Fotos de la cerámica encontrada en LC-P4. 1) Tortero hallado entre los 40 y 45 cm de
profundidad 2) fragmentos cerámicos hallados a la misma profundidad que el tortero 3) asa y resto
cerámico hallados a los 54 cm de profundidad 4) el asa en detalle 5) borde encontrado también a los 54 cm
de profundidad 6) fragmentos encontrados a los 88 cm de profundidad (contexto secundario). Zona distal
del primer ciclo del abanico aluvial La Costa 2. Tafí del Valle. Tucumán.
132
Jimena Roldán
La quinta calicata fue excavada en el centro del patio de una estructura formativa circular
compuesta. Ésta tenía 100 cm de ancho por 120 cm de largo y 140 cm de profundidad. La
estructura está compuesta por un patio central que tiene 8,5 m de diámetro y de 4
estructuras circulares de menor tamaño de 2,9 m, 2,8 m y dos de ellas de 1,5 m de
diámetro cada una. Las estructuras menores se encuentran concentradas y adosadas en
la pared sur del patio formando una media luna.
LC-P5. Ubicado en el centro del patio de una estructura circular compuesta en la zona
distal del primer ciclo del abanico aluvial La Costa 2. Tafí del Valle. Tabla 13, gráfico 13 y
figuras 22, 23 y 24.
Calidad de
buena
buena
buena
buena
buena
buena
la MO
mente pobre
mente pobre
mente pobre
mente pobre
mente pobre
Clasificación
extremada
extremada
moderada
moderada
moderada
pobre
%MO
regular
regular
regular
escasa
2,74 1,39
Seco
Arenoso
arenoso
Textura
gravoso
limoso
limoso
limoso
limoso
franco
franco
franco
franco
Profundidad
128-140+
96-128
16-40
40-45
45-96
0-16
cm
Horizonte
Observa
ciones
2ABb
3BCb
2C1
3Cb
BC
A
Tabla 13. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para LC-P5.
133
Jimena Roldán
Gráfico 13. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para LC-P5.
134
Jimena Roldán
Figura 22. Fotos de la locación de LC-P5. 1) Vista panorámica de la estructura circular compuesta donde fue
excavada la calicata 2) foto del lugar donde la calicata fue excavada 3) foto en detalle del perfil de suelo
excavado con la ubicación del límite suelo/paleosuelo y los restos cerámicos encontrados. Zona distal del
primer ciclo del abanico aluvial La Costa 2. Tafí del Valle. Tucumán.
135
Jimena Roldán
Figura 23. 1) Fotos de la piedra plana y la olla encontradas en LC-P5 2) foto en detalle de la olla. Zona distal
del primer ciclo del abanico aluvial La Costa 2. Tafí del Valle. Tucumán.
136
Jimena Roldán
Figura 24. Fotos de los restos cerámicos encontrados en la zona de actividad antrópica de LC-P5. 1)
fragmentos de la olla encontrados a los 47 cm de profundidad 2) fragmentos de olla encontrados a los 51
cm de profundidad 3 y 4) fotos de la olla encontrada a los 70 cm de profundidad. Zona distal del primer
ciclo del abanico aluvial La Costa 2. Tafí del Valle. Tucumán.
137
Jimena Roldán
La sexta calicata fue excavada en la zona media de una estructura agrícola. Ésta tenía 97
cm de ancho por 120 cm de largo y 91 cm de profundidad. La estructura agrícola tiene 6,7
m de ancho, su largo no pudo ser determinado debido a la elevada urbanización que sufre
esta geoforma. Los resultados obtenidos son:
LC-P6. Ubicado en el centro de una estructura agrícola en la zona media del primer ciclo
del abanico aluvial La Costa 2. Tafí del Valle. Tabla 14, gráfico 14 y figura 25.
muy buena
Calidad de
buena
buena
buena
la MO
El C está muy compactado y mezclado con roca que se desgrana con facilidad
mente pobre
mente pobre
mente pobre
Clasificación
extremada
extremada
mente rica
moderada
moderada
%MO
PEA Porosidad
regular
regular
escasa
escasa
muy
1,72
1,85
1,12
2,35
2,61
2,47
PER
2,7
2,6
10YR 5/4 10YR 3/4
Seco
Textura
limoso
limoso
limoso
limoso
franco
franco
Profundidad
57-91+
12-33
33-57
0-12
cm
Horizonte
Observa
ciones
2Crb
2Bb
A
Tabla 14. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para LC-P6.
138
Jimena Roldán
Gráfico 14. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para LC-P6.
139
Jimena Roldán
Figura 25. Fotos de la locación de LC-P6. 1) Vista panorámica de la terraza de cultivo donde fue excavada la
calicata 2) foto en detalle del perfil de suelo excavado con la ubicación del límite suelo/paleosuelo. Zona
media del primer ciclo del abanico aluvial La Costa 2. Tafí del Valle. Tucumán.
140
Jimena Roldán
La séptima calicata fue excavada contra el parapeto de piedra de una estructura agrícola
aguas arribas del estructura agrícola anterior. Ésta tenía 105 cm de ancho por 121 de
largo y 71 cm de profundidad. La estructura agrícola tiene 21,8 m de ancho y un muro
doble de 1,5 m de ancho, el largo del mismo no pudo determinarse debido a la presencia
de construcciones actuales.
LC-P7. Ubicado contra el parapeto de una estructura agrícola en la zona media del primer
ciclo del abanico aluvial La Costa 2. Tafí del Valle. Tabla 15, gráfico 15 y figura 26.
muy buena
Calidad de
buena
buena
buena
buena
la MO
mente pobre
mente pobre
mente pobre
mente pobre
Clasificación
extremada
extremada
moderada
moderada
pobre
%MO
regular
regular
regular
escasa
escasa
muy
muy
1,38
1,99
1,39
1,52
2,04
2,71
2,56
2,55
2,73
2,68
PER
Seco
Textura
limoso
limoso
limoso
limoso
limoso
franco
franco
franco
Profundidad
54-71+
23-45
45-54
7-23
0-7
cm
Horizonte
Observa
ciones
2Crb
2Bb
AB
A
Tabla 15. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para LC-P7.
141
Jimena Roldán
Gráfico 15. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para LC-P7.
142
Jimena Roldán
Figura 26. Fotos de la locación de LC-P7. 1) Vista panorámica de la terraza de cultivo donde fue excavada la
calicata 2) foto del muro de la terraza 3) foto en detalle del perfil de suelo excavado con la ubicación del
límite suelo/paleosuelo. Zona media del primer ciclo del abanico aluvial La Costa 2. Tafí del Valle. Tucumán.
143
Jimena Roldán
La octava calicata fue excavada en el centro de una estructura circular compuesta. La
misma tenía 100 cm de ancho por 100 cm de largo y 140 cm de profundidad. La
estructura residencial formativa está formada por un patio central de 9 m de diámetro y
tiene adosado dos estructuras circulares de menor tamaño de 2,5 m y 1,9 m de diámetro
respectivamente, en la pared noroeste del patio. Los resultados obtenidos son:
LC-P8. Ubicado en el medio del patio central de una estructura circular compuesta en la
zona media del primer ciclo del abanico aluvial La Costa 2. Tafí del Valle. Tabla 16, gráfico
16 y figuras 27 y 28.
Calidad de
buena
buena
buena
buena
buena
buena
la MO
mente pobre
mente pobre
Clasificación
extremada
extremada
extremada
mente rica
moderada
moderada
moderada
%MO
PEA Porosidad
regular
escasa
escasa
escasa
escasa
muy
muy
_
2,59 1,83
2,66 1,62
2,71 1,78
2,75 1,56
1,91
_
2,72
PER
2,6
10YR 4/3 10YR 3/2
Seco
Textura
limoso
limoso
limoso
limoso
limoso
limoso
franco
franco
franco
franco
Profundidad
125-140+
92-125
37-69
69-92
6-37
0-6
cm
Horizonte
2BCb
2Bb
2Cb
AB
BC
A
Tabla 16. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para LC-P8.
144
Jimena Roldán
Gráfico 16. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para LC-P8.
145
Jimena Roldán
Figura 27. Fotos de la locación de LC-P8. 1) Vista general de la estructura circular compuesta donde fue
excavada la calicata 2) foto en detalle del perfil de suelo excavado con la ubicación del límite
suelo/paleosuelo, y de los restos cerámicos y líticos encontrados. Zona media del primer ciclo del abanico
aluvial La Costa 2. Tafí del Valle. Tucumán.
146
Jimena Roldán
Figura 28. Fotos de la ubicación de los restos de cerámica encontrados en contexto secundario y del
fragmento lítico en LC-P8. Los restos cerámicos se encontraron entre los 21 y 69 cm de profundidad 1)
Cuatro fragmentos de bordes, tres fragmentos decorados y con engobe rojo y dos con engobe rojo
solamente 2) foto de la esquirla y fragmento de núcleo líticos encontrados a los 45 cm de profundidad 3)
fragmentos cerámico ordinarios 4) restos óseos animal. Zona media del primer ciclo del abanico aluvial La
Costa 2. Tafí del Valle. Tucumán.
147
Jimena Roldán
La novena calicata fue excavada dentro de una estructura circular pequeña que forma
parte de una estructura formativa circular compuesta. No se excavó en el patio central
debido a que el mismo ya había sido excavado con anterioridad. La calicata tenía 100 cm
de ancho por 100 cm de largo por 114 cm de profundidad. La estructura está compuesta
por un patio central de 20,6 m de diámetro que tiene adosadas 4 estructuras de menor
tamaño de 2,7 m, 4,9 m, 2,3 m y 9,1 m de diámetro respectivamente, siendo esta última
donde fue excavado el pozo. Estas están distribuidas regularmente alrededor del patio.
Los resultados obtenidos son:
muy buena
Clasificació Calidad de
buena
buena
buena
buena
la MO
extremada
mente rica
moderada
moderada
moderada
n %MO
mente
mente
pobre
pobre
pobre
PER PEA Porosidad
regular
escasa
escasa
escasa
muy
muy
alta
Flujo loésico.
2,54 1,18
1,3
2
limoso 10YR 4/2 10YR 2/1 2,65
Seco
arenoso
Textura
limoso
limoso
limoso
franco
franco
franco
franco
Profundidad
88-114
13-45
45-73
73-88
114+
0-13
cm
Horizonte
2Ab
2Bb
2Cb
AB
A
Tabla 17. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para LC-P9.
148
Jimena Roldán
Gráfico 17. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para LC-P9.
149
Jimena Roldán
Figura 29. Fotos de la locación de LC-P9. 1) Vista general de la estructura circular compuesta,
específicamente de la estructura circular pequeña donde fue excavada la calicata 2) foto en detalle del
perfil de suelo excavado con la ubicación del límite suelo/paleosuelo, y de los restos cerámicos y óseos de
camélidos encontrados. Zona media del primer ciclo del abanico aluvial La Costa 2. Tafí del Valle. Tucumán.
150
Jimena Roldán
Figura 30. Fotos de la cerámica encontrada en LC-P9. Los restos fueron encontrados a los 23 cm de
profundidad y forman parte de un contexto secundario 1 y 2) fragmentos de cerámica ordinaria 3) un
fragmento de asa, una base, un fragmento pintado de rojo y negro y un fragmento decorado con engobe
rojo 4 y 5) fragmentos óseos de camélido adulto. Zona media del primer ciclo del abanico aluvial La Costa 2.
Tafí del Valle. Tucumán.
151
Jimena Roldán
La décima calicata fue excavada en el medio de una estructura agrícola. La misma tenía
105 cm de ancho por 108 cm de largo y 75 cm de profundidad. La estructura agrícola
tiene 13,3 m de ancho y su largo no pudo determinarse debido al impacto urbanístico
actual y a los procesos erosivos imperantes en la zona. Los resultados obtenidos son:
LC-P10. Ubicado en el medio de una estructura agrícola en la zona apical del primer ciclo
del abanico aluvial La Costa 2. Tafí del Valle. Tabla 18, gráfico 18 y figura 31.
Clasificación Calidad de
buena
buena
buena
buena
la MO
_
mente pobre
mente pobre
moderada
moderada
moderada
pobre
%MO
_
PEA Porosidad
escasa
escasa
escasa
escasa
muy
muy
muy
muy
alta
1,05
1,94
2,02
1,96
1,84
2,67
2,65
2,67
2,74
2,57
PER
_
10YR 5/3 10YR 2/2
Seco
arenoso
Textura
limoso
limoso
limoso
limoso
franco
franco
franco
franco
Profundidad
55-75+
23-37
37-55
8-23
0-8
cm
Horizonte
Observa
ciones
2ABb
2Bb
2Cb
AC
A
Tabla 18. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para LC-P10.
152
Jimena Roldán
Gráfico 18. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para LC-P10.
153
Jimena Roldán
Figura 31. Fotos de la locación de LC-P10. 1) Vista general de la terraza agrícola donde fue excavada la
calicata 2) foto en detalle del perfil de suelo excavado con la ubicación del límite suelo/paleosuelo. Zona
apical del primer ciclo del abanico aluvial La Costa 2. Tafí del Valle. Tucumán.
154
Jimena Roldán
La décima primera calicata fue excavada contra el parapeto de una estructura agrícola. La
misma tenía 100 cm de ancho por 118 cm de largo y 90 cm de profundidad. La estructura
agrícola tiene 10,7 m de ancho y su largo no pudo determinarse debido al impacto
urbanístico actual y a los procesos erosivos imperantes en la zona. Los resultados
obtenidos son:
LC-P11. Ubicado contra el parapeto de una estructura agrícola en la zona apical del
primer ciclo del abanico aluvial La Costa 2. Tafí del Valle. Tabla 19, gráfico 19 y figura 32.
muy buena
Clasificación Calidad de
buena
buena
buena
buena
la MO
mente pobre
extremada
moderada
pobre
pobre
pobre
%MO
escasa
escasa
escasa
_
1,42
PEA
1,8
1,3
_
2,66
2,63
2,73
2,67
2,42
PER
Seco
arenoso
Textura
limoso
limoso
limoso
limoso
franco
franco
franco
franco
Profundidad
75-90+
17-36
36-75
6-17
0-6
cm
Horizonte
2ABb
2Bb
2Cb
AC
A
Tabla 19. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para LC-P11.
155
Jimena Roldán
Gráfico 19. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para LC-P11.
156
Jimena Roldán
Figura 32. Fotos de la locación de LC-P11. 1) Vista general de la terraza agrícola donde fue excavada la
calicata 2) foto del muro de la terraza 3) foto en detalle del perfil de suelo excavado con la ubicación del
límite suelo/paleosuelo y del fragmento cerámico encontrado 4) foto del fragmento cerámico. Zona apical
del primer ciclo del abanico aluvial La Costa 2. Tafí del Valle. Tucumán.
157
Jimena Roldán
La décima segunda y última calicata fue excavada en el centro del patio de una estructura
circular compuesta. La misma tenía 125 cm de ancho por 144 cm de largo y 159 cm de
profundidad. La estructura está formada por un patio central de 14,9 m de diámetro y dos
estructuras circulares de menor tamaño de 4 y 2,15 m de diámetro respectivamente
adosadas al patio en dirección noreste. Los resultados obtenidos son:
LC-P12. Ubicado en el medio del patio central de una estructura circular compuesta en la
zona apical del primer ciclo del abanico aluvial La Costa 2. Tafí del Valle. Tabla 20, gráfico
20 y figuras 33, 34, 35 y 36.
más suave y el tercero potente nuevamente. C1 es una capa de sedimento claro y C2 es una capa
muy buena
Clasificación Calidad de
El flujo de detritos parece tener tres momentos de intensidad, el primero potente, el segundo
buena
buena
buena
buena
buena
la MO
mente pobre
mente pobre
extremada
moderada
moderada
moderada
pobre
pobre
%MO
PEA Porosidad
regular
regular
alta
_
Flujo de detritos
2,67 1,19
de cenizas
10YR 4/2 10YR 2/2 2,69
PER
_
10YR 4/3 10YR 3/2
Seco
arenoso
Textura
limoso
limoso
limoso
limoso
franco
franco
franco
franco
franco
Profundidad
110-159+
99-110
11-24
24-72
72-87
87-99
0-11
cm
Horizonte
Observa
ciones
3Ab
3Bb
2C1
2C2
Cr
A
Tabla 20. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para LC-P12.
158
Jimena Roldán
Gráfico 20. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para LC-P12.
159
Jimena Roldán
Figura 33. Fotos de la locación de LC-P12. 1) Vista general de la estructura circular compuesta donde fue
excavada la calicata 2, 3 y 4) fotos de las estructuras circulares pequeñas adosadas al patio 5) foto en
detalle del perfil de suelo excavado con la ubicación del límite suelo/paleosuelo y del fragmento cerámico,
restos óseos de camélido, líticos y las espículas de carbón encontrados. Zona apical del primer ciclo del
abanico aluvial La Costa 2. Tafí del Valle. Tucumán.
160
Jimena Roldán
Figura 34. Fotos de la cerámica encontrada en el piso de ocupación prehispánico de LC-P12. 1) Fragmentos
cerámicos decorados, junto con un fragmento de asa y tres fragmentos de bordes 2) los fragmentos de
borde en detalle 3) fragmentos cerámicos no decorados. Zona apical del primer ciclo del abanico aluvial La
Costa 2. Tafí del Valle. Tucumán.
161
Jimena Roldán
Figura 35. Fotos de los restos óseos encontrados en el piso de ocupación de LC-P12. 1, 2, 3 y 4) Fragmentos
óseos que presentan marcas de corte 5) fragmentos con evidencia de haber sido alterados térmicamente 6)
mandíbula de la llama y 7) piezas dentales. Zona apical del primer ciclo del abanico aluvial La Costa 2. Tafí
del Valle. Tucumán.
162
Jimena Roldán
Figura 36. Fotos de los restos óseos encontrados en el piso de ocupación de LC-P12. 1, 2, 4 y 6) fragmentos
de huesos largos 3) restos de vértebras y 7 y 8) fragmentos de restos óseos animal. Zona apical del primer
ciclo del abanico aluvial La Costa 2. Tafí del Valle. Tucumán.
163
Jimena Roldán
Integración de los resultados obtenidos en el abanico aluvial La Costa 2
Las calicatas fueron excavadas en la zona apical, media y distal del primer ciclo del
abanico. De estas doce, cinco fueron excavadas en la zona distal, una fuera de toda
estructura prehispánica como calicata testigo LC-P1, dos dentro de estructuras agrícolas
LC-P2 y LC-P3, una en una estructura circular simple ET-P4 y la otra en el patio de una
estructura circular compuesta LC-P5. Cuatro se excavaron en la zona media, dos dentro
de estructuras agrícolas LC-P6 y LC-7 y dos dentro de estructuras circulares compuestas
LC-P8 y LC-P9. Las tres restantes se excavaron en la zona apical, dos dentro de una
estructura agrícola LC-P10 y LC-11 y una en el patio de una estructura circular compuesta
LC-12 (figura 15).
El color de estos suelos tiende a ir de un gris oscuro (10YR 3) característico del suelo
actual a un pardo amarillento (10YR 6) propio del paleosuelo loésico. Sin embargo, cada
perfil muestra una dinámica propia. En el perfil testigo LC-P1 el color tiende a ser oscuro
en los horizontes superficiales aclarándose con la profundidad (tabla 9), la presencia de
materia orgánica en los horizontes superficiales le confiere esta coloración oscura, pero al
acercarse al horizonte C la coloración denota el origen loésico del sedimento a partir del
cual se formó dicho suelo. Lo mismo ocurre con LC-P4 y LC-P9 (tablas 12 y 17). En LC-P6,
LC-P7, LC-P8, LC-10 y LC-P12 se observan diferencias de color en el límite
suelo/paleosuelo, algunos más oscuros LC-P6 y LC-P8 (tablas 14 y 16), otros más claros LC-
P7 y LC-P10 (tablas 15 y 18) y el último más claro y grisáceo LC-P12 (tabla 20). En LC-P11
el color se mantiene oscuro a lo largo de todo el perfil (10YR 4/3) (tabla 19). En LC-P5 el
color es oscuro en el horizonte 2ABb o nivel de ocupación prehispánico (10YR 3/3) y un
poco más claro en 2C1 (10YR 4/3), para luego hacerse notablemente más claro con la
profundidad (tabla 13). En el caso de LC-P12 es evidente que el color grisáceo del
paleosuelo proviene, en parte, de la capa de cenizas (2C2) depositada encima (tabla 20).
164
Jimena Roldán
El PER calculado para todos los perfiles se encuentra en el rango 2,4 a 2,79. El rango en el
que la mayoría de los suelos se ubican (2,6-2,75) se encuentra incluido en el mismo.
Según los valores registrados estos suelos tienen una constitución media. En LC-P5, el piso
de ocupación (Hz 2ABb) y 2C1 tienen valores de PER elevados (2,75-2,79) probablemente
por la presencia de carbonatos, el resto de los horizontes tienen valores de constitución
media (tabla 13). Los horizontes con valores de PER elevados pueden observarse también
en el primer horizonte del paleosuelo en los perfiles agrícolas LC-P3, LC-P7 y LC-P11
(tablas 11, 15 y 19) y en los perfiles residenciales LC-P8 y LC-P12 (tablas 16 y 20) y en el
primer horizonte (Hz A) del perfil agrícola LC-P2 (tabla 10).
En el perfil testigo LC-P1 los valores de PEA aumentan con la profundidad (tabla 9). En LC-
P2, LC-P3, LC-P6, LC-P7 (perfiles ubicados dentro de estructuras agrícolas), LC-P5, LC-P8 y
LC-P9 (perfiles ubicados dentro de estructuras circulares compuestas) el PEA tiene el
mismo comportamiento (tablas 10, 11, 13, 14, 15, 16 y 17). Mientras que en LC-P10, LC-
P11 (perfiles ubicados dentro de estructuras agrícolas) y LC-P12 (perfil ubicado dentro de
una estructura circular compuesta) los valores de PEA tienden a disminuir con la
profundidad (tablas 18, 19 y 20), siendo muy evidente el grado de compactación en el
primer horizonte del paleosuelo en los perfiles agrícolas LC-P10 (2,02) y LC-P11 (1,95)
(tablas 18 y 19).
En general, los resultados obtenidos para la porosidad reflejan la presencia de suelos con
un bajo porcentaje de poros (regular a muy escasa). En la mayoría de los perfiles este
porcentaje tiende a disminuir con la profundidad como en LC-P2, LC-P3, LC-P7, LC-P8
(perfiles excavados en estructuras agrícolas), LC-P5 y LC-P9 (perfiles excavados en
estructuras circulares compuestas) (tablas 10, 11, 13, 15, 16 y 17). Condición esperable si
consideramos que con la profundidad la compactación del suelo aumenta, lo que genera
una reducción en el porcentaje de poros. Pero unos pocos presentan la condición inversa
donde este porcentaje aumenta con la profundidad como en los perfiles agrícolas LC-P4 y
LC-P11 (tablas 12 y 19), o se mantiene constante como en el perfil testigo LC-P1, los
perfiles agrícolas LC-P6, LC-P10 y el perfil residencial LC-P12 (tablas 9, 14, 18 y 20).
165
Jimena Roldán
(perfil agrícola) es muy buena en el horizonte 2BCb (tabla 11), en LC-P9 (perfil residencial)
en el horizonte 2Bb (tabla 17) y en LC-P12 (perfil residencial) en la capa 2C1 (tabla 20).
Por otro lado, en el perfil testigo LC-P1 la concentración de fósforo orgánico tiende a
disminuir con la profundidad (gráfico 9), ocurriendo lo mismo en los perfiles agrícolas LC-
166
Jimena Roldán
P4 y LC-P6, y el perfil residencial LC-P9 (gráficos 12, 14 y 17). Sin embargo, en la mayoría o
el resto de los perfiles la concentración de esta especie tiende a aumentar con la
profundidad, como ser los perfiles agrícolas LC-P2, LC-P3, LC-P6, LC-P7, LC-P10 y LC-P11
(gráficos 10, 11, 14, 15, 18 y 19), y los perfiles residenciales LC-P5, LC-P8 y LC-P12 (gráficos
13, 16 y 20). En el primer horizonte del paleosuelo de LC-P3 y LC-P5 se observa un claro
aumento en la concentración de esta especie (586 ppm y 669 ppm respectivamente)
(gráficos 11 y 13). En el caso del perfil residencial LC-P12 si bien la concentración de
fósforo orgánico tiende a aumentar con la profundidad, el máximo valor se registra en la
capa de cenizas (2C2) (1.415 ppm), mientras que en el horizonte antrópico 3Ab disminuye
considerablemente (559 ppm) (gráfico 20).
Tres situaciones diferentes se dan respecto del comportamiento del calcio a lo largo de
los perfiles. En el perfil testigo LC-P1, la concentración del mismo tiende a aumentar con
la profundidad (gráfico 9), igual situación se repite en los perfiles residenciales LC-P4, LC-
P8 y LC-P12 (gráficos 12, 16 y 20), y los perfiles agrícolas LC-P7 y LC-P10 (gráficos 15 y 18),
probablemente debido a que el calcio es un constituyente del material parental (loess) y a
que el pH es básico lo que permite la precipitación de este elemento. Los perfiles
agrícolas LC-P2 y LC-P11 mantienen una concentración constante de calcio a lo largo de
los mismos (gráficos 10 y 19). Mientras que en los perfiles agrícolas LC-P3 y LC-P6, y en el
residencial LC-P9 la concentración de este elemento disminuye con la profundidad
(gráficos 11, 14 y 17). En el caso especial de LC-P5 la concentración de calcio se mantiene
constante en el piso de ocupación y 2C1 para luego disminuir en el horizonte 3BCb, que
se encuentra inmediatamente debajo de 2C1 (gráfico 13). Las mayores concentraciones
de calcio fueron registradas en LC-P6 y LC-P7 (16,65 x 106 ppm promedio y 18,7 x 106 ppm
respectivamente) (gráficos 14 y 15). Mientras que las menores concentraciones se dieron
en LC-P2 y LC-P11 (1,726 x 106 ppm promedio y 1,635 x 106 ppm promedio
respectivamente) (gráficos 10 y 19).
167
Jimena Roldán
mientras que las más bajas se registran en el perfil residencial LC-P8 (2,06 ppm promedio)
(gráfico 16).
168
Jimena Roldán
fragmentos). En ocho (LC-P2, LC-P3, LC-P4, LC-P5, LC-P8, LC-P9, LC-P11 y LC-P12) de los
doce perfiles se encontraron restos arqueológicos, de ellos en cinco (LC-P2, LC-P3, LC-P8,
LC-P9 y LC-P11) estos restos estaban en un contexto secundario (figuras 18, 19, 27, 28, 29,
30 y 32). Mientras que en los perfiles residenciales de LC-P4, LC-P5 y LC-P12 se
encontraron restos en contextos tanto primario como secundario (figuras 20, 21, 22, 23,
24, 33, 34, 35 y 36).
Por otro lado, las características de los restos arqueológicos encontrados en contextos
primarios en los patios de tres estructuras residenciales son las siguientes:
169
Jimena Roldán
En LC-P4 entre los 40 cm y 54 cm de profundidad (profundidad a la cual se halló el piso de
ocupación prehispánico) se encontraron 15 fragmentos cerámicos en un contexto
primario. De estos, 11 fragmentos y un borde están hechos de una pasta ordinaria y
alisados, un fragmento y un asa están manufacturados con una pasta ordinaria, tienen
engobe rojo y están alisados y un tortero está hecho de pasta ordinaria, pintado de rojo y
alisado. A los 88 cm de profundidad y en un contexto secundario se encontraron 2
fragmentos de cerámica manufacturados a partir de una pasta ordinaria, pintados de rojo
y alisados (figuras 20 y 21).
170
Jimena Roldán
El análisis ceramológico junto con el tipo de estructuras registradas en el trabajo de
prospección y mapeo, ubican (a partir de una cronología relativa) temporalmente a este
sitio entre los Períodos Formativos Medio y Superior.
En el perfil testigo LC-P1 y en el perfil agrícola LC-P2, el suelo presenta evolución continua
no habiéndose podido identificar un paleosuelo enterrado (figuras 17 y 18).
En LC-P5, perfil excavado en la zona distal del abanico y dentro del patio central de una
estructura circular compuesta, se observa un suelo actual y un paleosuelo que muestra
clara evidencia de actividad antrópica reflejada en el horizonte 2ABb y la capa 2C1 (tabla
13, gráfico 13 y figuras 22 y 23). Esta capa está compuesta por un sedimento un poco más
claro que el horizonte A, no tiene estructura y se encontraron restos cerámicos
representados por una olla casi completa y fragmentos de la misma dispersos en toda la
capa, como así también restos óseos animal indeterminados dentro de la olla, por encima
de ella se halló una piedra plana de dimensiones importantes, colocada a modo de tapa,
que separa esta capa del horizonte 2ABb (figura 23).
En LC-P12, perfil excavado en la zona apical de la geoforma y dentro del patio central de
una estructura circular compuesta, se observa una secuencia de horizontes pedológicos y
capas sedimentarias excepcionales (gráfico 20), siendo evidente el nivel de ocupación al
metro de profundidad (Hz 3Ab), donde se halla una estructura semicircular pequeña y en
el centro de la misma restos cerámicos, líticos y un gran número de restos óseos de
camélidos y cérvidos, algunos quemados y otros no, junto con espículas de carbón,
haciéndose abundantes a los 120 cm de profundidad (Hz 3Bb) y escaseando para los 140
cm (figuras 33, 34, 35 y 36).
171
Jimena Roldán
En este sitio, mejor que en cualquiera de los otros, están bien establecidas las diferencias
físicas y químicas entre los suelos antropizados y el suelo natural. Lo mismo sucede entre
suelos antrópicos donde se desarrollaron actividades diferentes. Los perfiles agrícolas
muestran características pedogeoquímicas similares entre ellos pero bien disímiles a las
registradas para los perfiles habitacionales. Incluso la forma en que los procesos
postdepositacionales afectaron a cada tipo de suelo estuvo supeditada al tipo de
estructura construida en cada caso o a la ausencia de las mismas.
172
Jimena Roldán
El Potrerillo – glacis cubierto
Como esta región no había sido mapeada anteriormente, se fotointerpretó (fotos aéreas
a escala 1:20000) la totalidad de la unidad de paisaje, incluido el sitio Casas Viejas y por lo
tanto parte de El Pelado. De este análisis se obtuvieron resultados que muestran un
predomino de procesos de erosión hídrica de grado severo, como consecuencia de ello se
formaron barrancos en V, U y de fondo plano, escarpas de erosión por remoción lateral
de cauce incipiente y cárcavas incipientes y ramificadas con retroceso de cabeceras. A
esta dinámica natural se le suma la acción antrópica que provoca la aceleración de estos
procesos. El desarrollo urbano, el sobrepastoreo y las prácticas agrícolas no
conservacionistas son algunos de los factores responsables (figuras 38 y 39). Situación ya
observada por Neder et al. (2007), no sólo para esta geoforma sino también para otras
dentro del valle.
Frente a esta situación fue más que comprensible la ausencia casi total de estructuras
arqueológicas visibles en superficie, a pesar de que la gente del lugar comenta sobre la
gran cantidad de objetos precolombinos que se encuentran cuando se excava. Sin
embargo, pudieron reconocerse algunas estructuras arqueológicas en la zona media y
distal del glacis, ya sea porque el dueño del terreno había decidido preservarlas o porque
eran zonas utilizadas para el pastoreo de animales (figuras 38 y 39).
173
Jimena Roldán
Figura 37. Mapa del glacis cubierto El Potrerillo. Distribución de las estructuras prehispánicas Tafí y
ubicación de las calicatas excavadas (EP-P1, EP-P2, EP-P3, EP-P4, EP-P5, EP-P6). El Mollar, Tafí del Valle.
Tucumán.
174
Jimena Roldán
Figura 38. Mapa del glacis cubierto El Potrerillo donde se destaca su morfodinámica y el área urbanizada,
relacionados a las estructuras arqueológicas encontradas en la zona. El Mollar, Tafí del Valle. Tucumán.
175
Jimena Roldán
Figura 39. Mapa del glacis El Potrerillo y fotos que muestran la situación actual de la geoforma. 1, 2 y 3)
estructuras arqueológicas ubicadas en áreas de pastoreo o propiedades privadas y 4, 5 y 6) urbanización
actual del piedemonte. El Mollar, Tafí del Valle. Tucumán.
176
Jimena Roldán
La primera calicata fue excavada contra el parapeto de una estructura agrícola. La misma
tenía 83 cm de ancho por 94 cm de largo y 34 cm de profundidad. La estructura agrícola
tiene 13,7 m de ancho y el largo no pudo ser determinado debido a la presencia de un
barranco que lo cortaba hacia el sureste y una plantación hacia el noroeste. Los
resultados obtenidos son:
EP-P1. Ubicado contra el muro de una estructura agrícola en la zona media del glacis
cubierto El Potrerillo. El Mollar, Tafí del Valle. Tabla 21, gráfico 21 y figura 40.
Clasificación Calidad de
buena
buena
buena
la MO
En el horizonte A hay sobre depositación con estructura laminar endurecida definida como Ad
_
mente pobre
mente rica
moderada
moderada
pobre
%MO
_
PEA Porosidad
escasa
escasa
muy
muy
_
_
1,93
1,97
_
_
2,71
2,76
2,76
PER
Flujo
10YR 5/3 10YR 2/2
_
Color
Seco
arenoso
arenoso
arenoso
Textura
franco
franco
franco
_
Profundidad
14-29
29-34
2-14
0-2
cm
Horizonte
Observa
ciones
AB
Ad
Tabla 21. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para EP-P1.
177
Jimena Roldán
Gráfico 21. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para EP-P1.
178
Jimena Roldán
Figura 40. Fotos de la locación de EP-P1 1) vista panorámica con orientación norte-sur de las terrazas de
cultivo donde se excavaron las calicatas 2) vista panorámica con orientación este-oeste de las terrazas de
cultivo donde se excavaron las calicatas, hacia el oeste las terrazas terminan abruptamente debido a la
presencia de un barranco y hacia el este el límite está dado por una pirca actual que delimita campos de
cultivos en uso 3) vista de la terraza donde se excavaron las calicatas EP-P1 y EP-P2 4) foto en detalle del
perfil de suelo excavado. El Mollar, Tafí del Valle. Tucumán.
179
Jimena Roldán
La segunda calicata fue excavada en la misma estructura agrícola en la que se excavó la
primera, pero esta está ubicada contra el parapeto de la estructura agrícola siguiente
aguas arriba. Ésta tenía 98 cm de ancho por 103 cm de largo y 49 cm de profundidad. Los
resultados obtenidos son:
EP-P2. Ubicado en la misma estructura agrícola que EP-P1 pero contra el parapeto de la
estructura agrícola siguiente, aguas arriba, en la zona media del glacis cubierto El
Potrerillo. El Mollar, Tafí del Valle. Tabla 22, gráfico 22 y figura 41.
Clasificación Calidad de
buena
buena
buena
buena
la MO
mente pobre
moderada
moderada
moderada
pobre
%MO
PEA Porosidad
regular
regular
alta
alta
1,13
1,41
1,33
1,14
2,66
2,68
2,61
2,71
PER
Flujo
10YR 4/3 10YR 2/2
Seco
arenoso
arenoso
arenoso
arenoso
Textura
franco
franco
franco
franco
Profundidad
11-26
26-39
39-49
0-11
cm
Horizonte
2ABb
2Bb
BC
A
Tabla 22. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para EP-P2.
180
Jimena Roldán
Gráfico 22. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para EP-P2.
181
Jimena Roldán
Figura 41. Fotos de la locación de EP-P2 1) vista panorámica con orientación norte-sur de las terrazas de
cultivo donde se excavaron las calicatas 2) vista panorámica con orientación este-oeste de las terrazas de
cultivo donde se excavaron las calicatas, hacia el oeste las terrazas terminan abruptamente debido a la
presencia de un barranco y hacia el este el límite está dado por una pirca actual que delimita campos de
cultivos en uso 3) vista de la terraza donde se excavaron las calicatas EP-P1 y EP-P2 4) foto en detalle del
perfil de suelo excavado con el nivel de ocupación definido. El Mollar, Tafí del Valle. Tucumán.
182
Jimena Roldán
La tercera calicata fue excavada contra el parapeto de una estructura agrícola. La misma
tenía 79 cm de ancho por 100 cm de largo y 80 cm de profundidad. La estructura agrícola
tiene 8,3 m de ancho y el largo no pudo ser determinado debido a la presencia de un
barranco que lo cortaba hacia el sureste y una plantación hacia el noroeste. Los
resultados obtenidos son:
mediana
buena
buena
buena
buena
la MO
En el horizonte A hay sobre depositación con estructura laminar endurecida definida como Ad y
_
mente pobre
mente pobre
extremada
extremada
moderada
pobre
%MO
rica
_
muy escasa
escasa
_
1,9
_
_
2,61
2,73
2,62
2,62
2,77
PER
_
Color
Seco
_
arenoso
arenoso
arenoso
arenoso
arenoso
arenoso
Textura
franco
franco
franco
franco
franco
arcillo
Profundidad
65-80+
19-33
33-55
55-65
3-19
0-3
cm
Horizonte
Observa
ciones
2Ab
2Bb
2Cb
Ad
Tabla 23. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para EP-P3.
183
Jimena Roldán
Gráfico 23. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para EP-P3.
184
Jimena Roldán
Figura 42. Fotos de la locación de EP-P3 1) vista panorámica con orientación norte-sur de las terrazas de
cultivo donde se excavaron las calicatas 2) vista panorámica con orientación este-oeste de las terrazas de
cultivo donde se excavaron las calicatas, hacia el oeste las terrazas terminan abruptamente debido a la
presencia de un barranco y hacia el este el límite está dado por una pirca actual que delimita campos de
cultivos en uso 3) vista de la terraza donde se excavó la calicata EP-P3 4) foto en detalle del perfil de suelo
excavado con el nivel de ocupación definido y la ubicación de los restos arqueológicos encontrados. El
Mollar, Tafí del Valle. Tucumán.
185
Jimena Roldán
Figura 43. Fotos de los restos cerámicas y óseos hallados en EP-P3 1) fragmentos de cerámica tipo Tafí
encontrados a 54 cm de profundidad 2) restos óseos de camélido encontrados junto con la cerámica a los
55 cm de profundidad. A estos restos se los halló asociados a una cantidad moderada de espículas de
carbón. El Mollar, Tafí del Valle. Tucumán.
186
Jimena Roldán
Profundidad Clasificación Calidad de
Horizonte Textura Color PER PEA Porosidad
Jimena Roldán
cm %MO la MO
Seco Húmedo
franco moderada
A 0-10 2,58 1,47 regular buena
arenoso mente rica
10YR 5/3 10YR 2/2
franco
AC 10-25 10YR 5/3 10YR 2/2 2,76 1,63 regular moderada buena
arenoso
franco
C 25-42 10YR 6/4 10YR 3/3 2,67 _ _ pobre buena
arenoso
franco
2Ab 42-55 10YR 4/2 10YR 2/2 2,8 1,38 alta pobre buena
arenoso
extremada
2BCb 55-65 arenoso 10YR 5/4 10YR 3/4 2,75 1,11 alta muy buena
mente pobre
Potrerillo. El Mollar, Tafí del Valle. Tabla 24, gráfico 24 y figura 44.
Flujo
Observa El horizonte 2Ab tiene bioturbación con bolas de escarabajos a 50 cm de profundidad. Por debajo del
ciones horizonte 2BCb se encuentra un flujo arenoso con bloques de rocas graníticas
Tabla 24. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para EP-P4.
de ancho y 99 cm de largo por 55 cm de profundidad. Los resultados obtenidos son:
187
estructura agrícola siguiente aguas arriba en la zona media del glacis cubierto El
contra el parapeto de la estructura agrícola contigua aguas arriba. La misma tenía 93 cm
La cuarta calicata fue excavada en la misma estructura agrícola que la calicata EP-P3
EP-P4. Ubicado en la misma estructura agrícola que EP-P3 pero contra el parapeto de la
Gráfico 24. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para EP-P4.
188
Jimena Roldán
Figura 44. Fotos de la locación de EP-P4 1) vista panorámica con orientación norte-sur de las terrazas de
cultivo donde se excavaron las calicatas 2) vista panorámica con orientación este-oeste de las terrazas de
cultivo donde se excavaron las calicatas, hacia el oeste las terrazas terminan abruptamente debido a la
presencia de un barranco y hacia el este el límite está dado por una pirca actual que delimita campos de
cultivos en uso 3) vista de la terraza donde se excavó la calicata EP-P4 4) foto en detalle del perfil de suelo
excavado con el nivel de ocupación definido. El Mollar, Tafí del Valle. Tucumán.
189
Jimena Roldán
La quinta calicata fue excavada contra el parapeto de una estructura agrícola encontrado
aguas arriba de la estructura agrícola donde fueron excavadas las calicatas EP-P3 y EP-P4.
La misma tenía 83 cm de ancho por 95 cm de largo y 59 cm de profundidad. La estructura
agrícola tiene 12,5 m de ancho y el largo no pudo ser determinado debido a la presencia
de un barranco que lo cortaba hacia el sureste y una plantación hacia el noroeste. Los
resultados obtenidos son:
EP-P5. Ubicado contra el parapeto de la estructura agrícola en la zona media del glacis
cubierto El Potrerillo. El Mollar, Tafí del Valle. Tabla 25, gráfico 25 y figura 45.
Clasificación Calidad de
Los horizontes 2AB y 2B están muy bioturbados. El flujo se presenta ondulado por lo que en algunos
buena
buena
buena
buena
buena
la MO
mente pobre
mente pobre
mente pobre
mente pobre
extremada
extremada
extremada
moderada
moderada
%MO
muy escasa
Porosidad
alta
alta
_
1,33
1,29
PEA
1,9
_
2,53
2,66
2,73
2,76
2,76
PER
Flujo
10YR 5/3 10YR 2/2
Seco
arenoso
arenoso
arenoso
arenoso
arenoso
Textura
franco
franco
franco
franco
Profundidad
19-27
27-35
35-59
4-19
0-4
cm
Horizonte
Observa
ciones
2ABb
2Bb
BC
A
Tabla 25. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para EP-P5.
190
Jimena Roldán
Gráfico 25. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para EP-P5.
191
Jimena Roldán
Figura 45. Fotos de la locación de EP-P5 1) vista panorámica con orientación norte-sur de las terrazas de
cultivo donde se excavaron las calicatas 2) vista panorámica con orientación este-oeste de las terrazas de
cultivo donde se excavaron las calicatas, hacia el oeste las terrazas terminan abruptamente debido a la
presencia de un barranco y hacia el este el límite está dado por una pirca actual que delimita campos de
cultivos en uso 3) vista de la terraza donde se excavaron las calicatas EP-P5 y EP-P6 4) foto en detalle del
perfil de suelo excavado con el nivel de ocupación definido. El Mollar, Tafí del Valle. Tucumán.
192
Jimena Roldán
La sexta calicata fue excavada en la misma estructura agrícola que la calicata EP-P5 contra
el parapeto de la estructura agrícola contigua aguas arriba. La misma tenía 95 cm de
ancho por 107 cm de largo y 59 cm de profundidad. Los resultados obtenidos son:
EP-P6. Ubicado en la misma estructura agrícola que EP-P5 pero contra el parapeto de la
estructura agrícola siguiente aguas arriba en la zona media del glacis cubierto El
Potrerillo. El Mollar, Tafí del Valle. Tabla 26, gráfico 26 y figura 46.
muy buena
Clasificación Calidad de
buena
buena
buena
buena
la MO
El horizonte 2B tiene bioturbaciones en base, está limitado transversalmente por bloques y tiene
mente pobre
mente pobre
extremada
extremada
mente rica
moderada
moderada
pobre
%MO
escasa
_
1,78
PEA
1,8
_
2,51
2,64
2,72
2,67
PER
2,8
Flujo
10YR 5/3 10YR 2/2
Seco
arenoso
arenoso
arenoso
arenoso
arenoso
Textura
franco
franco
franco
franco
Profundidad
16-35
35-45
45-59
4-16
0-4
cm
Horizonte
Observa
ciones
2ABb
2Bb
AB
A
Tabla 26. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para EP-P6.
193
Jimena Roldán
Gráfico 26. Donde se especifican algunos de los resultados pedogeoquímicos obtenidos para EP-P6.
194
Jimena Roldán
Figura 46. Fotos de la locación de EP-P6 1) vista panorámica con orientación norte-sur de las terrazas de
cultivo donde se excavaron las calicatas 2) vista panorámica con orientación este-oeste de las terrazas de
cultivo donde se excavaron las calicatas, hacia el oeste las terrazas terminan abruptamente debido a la
presencia de un barranco y hacia el este el límite está dado por una pirca actual que delimita campos de
cultivos en uso 3) vista de la terraza donde se excavaron las calicatas EP-P5 y EP-P6 4) foto en detalle del
perfil de suelo excavado con el nivel de ocupación definido. El Mollar, Tafí del Valle. Tucumán.
195
Jimena Roldán
Integración de los resultados obtenidos en el glacis cubierto El Potrerillo
Las estructuras agrícolas fueron las más difíciles de identificar debido a sus formas poco
convencionales, a la existencia de construcciones urbanas, como así también a los
accidentes del terreno que, en muchos casos, simulan terrazas. A pesar de ello, fue
posible distinguir algunas estructuras agrícolas y líneas de despedre que tenían adosadas,
en algunos casos, estructuras circulares pequeñas de no más de 2 m de diámetro (figura
37).
Sin embargo, se obtuvo permiso para trabajar en una pequeña área donde las estructuras
prehispánicas fueron conservadas intencionalmente. Allí se excavaron 6 calicatas en el
interior de estructuras agrícolas (EP-P1, EP-P2, EP-P3, EP-P4, EP-P5 y EP-P6). La calicata
testigo no pudo ser excavada, no se halló lugar donde la intervención del hombre no
fuera evidente (figuras 37, 38 y 39).
Los valores de PER obtenidos para los diferentes perfiles se encuentran dentro del rango
establecido para la mayoría de los suelos (2,6-2,75), con algunas excepciones. Como ser,
los horizontes AC y C de EP-P1 (2,76), el horizonte 2Cb de EP-P3 (2,77), el horizonte 2Ab
196
Jimena Roldán
de EP-P4 (2,8), los horizontes 2ABb y 2Bb de EP-P5 (2,76) y el horizonte 2ABb de EP-P6
(2,8) (tablas 21, 23, 24, 25 y 26). De estos casos dos llaman la atención, en los horizontes
de EP-P4 y el de EP-P6 (primeros horizontes del paleosuelo), los valores de PER son los
más elevados registrados para todos los perfiles.
Los valores de PEA aumentan con la profundidad en EP-P1, EP-P3, EP-P5 y EP-P6 (tablas
21, 23, 25 y 26). Mientras que en EP-P2 y EP-P4 disminuyen con la profundidad (tablas 22
y 24). En dos casos se observa una alta compactación a nivel del paleosuelo, en los
horizontes 2Ab y 2Bb de EP-P3 (1,9 y 1,95 respectivamente) (tabla 23) y en los horizontes
2ABb y 2Bb de EP-P6 (2,11 y 2,05 respectivamente) (tabla 24).
Se registraron suelos con un alto porcentaje de poros, como EP-P4, EP-P5 y EP-P6 (tablas
24, 25 y 26) y otros con un porcentaje bajo, como EP-P1, EP-P2 y EP-P3 (tablas 21, 22 y
23). Por otro lado, en EP-P1, EP-P3, EP-P4, EP-P5 y EP-P6 el porcentaje de poros se
mantiene constante con la profundidad (tablas 21, 23, 24, 25 y 26), mientras que en EP-P2
éste aumenta con la profundidad (tabla 22).
En los dos perfiles, EP-P3 y EP-P4, donde el horizonte 2Ab aún se conserva la estructura es
de tipo granular (gráficos 23 y 24), al igual que en el horizonte A de EP-P1 (gráfico 21). En
el primer horizonte 2ABb del paleosuelo de EP-P2 la estructura se presenta en bloques
subangulares (gráfico 22), mientras que en EP-P5 y EP-P6 es prismática (gráficos 25 y 26).
Este último tipo de estructura se registra también en el horizonte AB de EP-P1 (gráfico
21). En los horizontes iluviales 2Bb y 2BCb de EP-P3, EP-P4 y EP-P6 la estructura se
presenta en bloques subangulares (gráficos 23, 24 y 26), mientras que en EP-P2 y EP-P5 es
prismática (gráficos 22 y 25). Por último, para todos los perfiles que tienen el horizonte
2Cb (EP-P1 y EP-P3) la estructura es de tipo masiva (gráficos 21 y 23).
197
Jimena Roldán
la estructura suprayacente. Aumenta con la profundidad en EP-P4 y EP-P6 (gráficos 24 y
26), otros dos de los perfiles ubicados cerca del parapeto de la estructura agrícola
suprayacente. Par disminuir con la profundidad en EP-P5 (gráfico 25), perfil ubicado
contra el parapeto de una estructura agrícola.
198
Jimena Roldán
Las concentraciones de cobre disponible aumentan con la profundidad en EP-P1 y EP-P2
(gráficos 21 y 22). En EP-P3 se mantiene constante para luego aumentar abruptamente en
el último horizonte (de 0,4 ppm a 15,1 ppm) (gráfico 23). Mientras que en EP-P4, EP-P5 y
EP-P6 disminuyen con la profundidad (gráficos 24, 25 y 26). La mayor concentración de
este elemento se registra en el primer horizonte del paleosuelo de EP-P5 (19,35 ppm)
(gráfico 25).
Los perfiles EP-P1 y EP-P2 fueron excavados a lo ancho de una misma estructura agrícola,
el primero contra el parapeto de la estructura y el segundo en el otro extremo, es decir,
cerca del parapeto de la estructura ubicada aguas arriba (figuras 40 y 41). El mismo
patrón se siguió para el resto de los perfiles. EP-P3 y EP-P4 juntos, en una estructura
agrícola ubicada aguas arriba de la anteriormente mencionada (figuras 42 y 44). Y EP-P5 y
EP-P6 también juntos, en otra estructura ubicada aguas arriba de la anterior (figuras 45 y
46).
199
Jimena Roldán
micronutrientes es diferentes entre estos perfiles, en EP-P1 esta relación es Fe > Cu > Mn,
mientras que en EP-P2 es Cu > Fe > Mn (tablas 21 y 22, gráficos 21 y 22, y figuras 40 y 41).
Con respecto a EP-P3 y EP-P4, el primero es más potente que el segundo, en EP-P3 el
paleosuelo está compactado mientras que en EP-P4 no lo está y el sedimento se oscurece
considerablemente en el horizonte 2Ab (10YR 4/2) en relación con el horizonte
subyacente 2BCb (10 YR 5/4), a su vez está bioturbado (bolas de escarabajos) y tiene un
alto porcentaje de poros. Ambos perfiles conservan el horizonte 2Ab y en ellos se registra
una elevada concentración de fósforo orgánico. En el caso de EP-P3 a ello se le suma la
presencia de restos arqueológicos. Al igual que en el caso anterior, la relación que se
establece entre los micronutrientes es diferentes entre esto perfiles, en EP-P3 esta
relación es Cu > Fe > Mn, mientras que en EP-P4 es Cu > Mn > Fe (tablas 23 y 24, gráficos
23 y 24, y figuras 42, 43 y 44).
En relación a EP-P5 y EP-P6, el primero es más potente que el segundo al igual que en el
caso anterior. En EP-P6 el paleosuelo se encuentra muy compactado y la calidad de la
materia orgánica es muy buena en el primer horizonte del paleosuelo (Hz 2ABb). En estos
perfiles la concentración de fósforo orgánico es muy elevada a lo largo de todo el perfil,
acumulándose mayormente en el horizonte iluvial de ambos (Hz 2Bb). La relación
establecida entre los micronutrientes tampoco es igual en este caso, en EP-P5 esta
relación es Cu > Fe > Mn, mientras que en EP-P6 es Fe > Cu > Mn (tablas 25 y 26, gráficos
25y 26, y figuras 45 y 46).
Para concluir, a pesar de la inexistencia de un perfil testigo, son claras las alteraciones
antrópicas generadas en los suelos agrícolas analizados. Una vez más, se pudo establecer
como la presencia de estructuras agrícolas genera en los suelos todo un conjunto de
200
Jimena Roldán
propiedades únicas y como estas, a su vez, se distribuyen irregularmente en dicho
espacio, dependiendo de la distancia al parapeto de contención.
En los tres casos presentados el suelo donde se asentó la población Tafí se encuentra, en
la actualidad, enterrado (paleosuelo) debajo de un suelo activo. La comparación con los
perfiles testigo resulta en indudables diferencias entre los perfiles naturales y los
antrópicos sometidos a mil años de ocupación.
En todas las unidades de paisaje se presentan perfiles cuyo horizonte 2Ab fue totalmente
erosionado o parcialmente incorporado al horizonte iluvial subyacente. En el cono glacis
El Tolar sólo los paleosuelos de los perfiles agrícolas perdieron su horizonte superficial
2Ab, en el abanico aluvial La Costa 2 este horizonte sufrió erosión o erosión e
incorporación al horizonte 2Bb, en estructuras tanto agrícolas como residenciales, y por
último, en el glacis cubierto El Potrerillo algunos perfiles agrícolas conservan el horizonte
2Ab y otros no.
En los perfiles del sitio El Potrerillo, el pH de los suelos es levemente ácido, mientras que
para El Tolar el mismo va de levemente ácido a neutro y para La Costa 2 va de neutro a
extremadamente básico. Los resultados que arroja el pH son muy significativos, teniendo
en cuenta que este controla la disponibilidad de macro y micronutrientes en los suelos,
obviamente la variabilidad detectada está relacionada con el material parental que dio
lugar a la formación de los suelos bajo estudio.
201
Jimena Roldán
Con respecto a los micronutrientes, en todos los sitios fueron encontrados en pequeñas
cantidades y por lo tanto no tóxicos para las plantas. Sin embargo, la relación que debería
de establecerse entre los mismos cuando el porcentaje de materia orgánica es el
adecuado no se cumple en el caso de El Tolar, situación que demuestra la intervención de
otros factores en dicha relación, como por ejemplo el contenido de arcillas que interviene
en la capacidad de intercambio catiónico que un suelo presenta. En los otros dos casos es
esperable que no se cumpla ya que, desde un primer momento, el porcentaje de materia
orgánica es muy deficiente.
En todos los sitios, la identificación del nivel de ocupación prehispánico se dio a partir de
una serie de rasgos indicativos, como ser grado de compactación, color, concentración de
fósforo orgánico, textura, junto con la presencia de restos arqueológico o rasgos que
denotaban actividad antrópica en los horizontes del paleosuelo, como ser pequeñas
estructuras construidas y enterradas, espículas de carbón, etc.
Por otro lado, dentro de una misma estructura agrícola pueden observarse diferencias en
el desarrollo de un suelo, independientemente de la unidad geomorfológica sobre la cual
se edificó, ejemplos de ello se registraron en el cono glacis El Tolar y el glacis cubierto El
Potrerillo.
Los resultados obtenidos para los tres sitios los posiciona, a partir de una cronología
relativa en dos de los casos (abanico aluvial La Costa 2 y glacis cubierto El Potrerillo) y una
datación radiocarbónica en el otro (cono glacis El Tolar), en el Período Formativo dentro
de lo que arqueológicamente se conoce para el valle de Tafí como cultura Tafí.
202
Jimena Roldán
VALLE DE SANTA MARÍA
Figura 47.
Mapa
geomorfológico de la vertiente noroeste de cumbres Calchaquíes. Ubicación del glacis cubierto de nivel 2
Yasyamayo y el abanico aluvial Molle Yaco. Valle de Santa María. Tucumán. Modificado de Sampietro
Vattuone y Neder (2011).
203
Jimena Roldán
Molle Yaco- abanico aluvial
Figura 48. Mapa geomorfológico en detalle de la región de Molle Yaco, ubicado en la vertiente noroeste de
cumbres Calchaquíes. Donde se detalla los espacios donde fueron excavadas las calicatas MY-P1, MY-P2,
MY-P3, MY-P4, MY-P5, MY-P6, MY-P7 y MY-P8. Valle de Santa María. Tucumán. Modificado de Sampietro
Vattuone y Neder (2011).
204
Jimena Roldán
La primera calicata fue excavada en un área marginal donde no se observaron
superficialmente estructuras prehispánicas (calicata testigo). La misma tenía 88 cm de
ancho por 90 cm de largo y 20 cm de profundidad. 26º 32’ 48’’ S y 65º 49’ 19’’ O, 2622
msnm. Los resultados obtenidos son:
Calidad de
buena
buena
la MO
pobre
pobre
10YR 6/3 10YR 3/2
Húmedo
2,5Y 6/2
Color
5YR 8/1
Seco
arcillosa
arenosa
Textura
franco
franco
arcillo
Profundidad
10-20
0-10
cm
Observaciones
Capas
Tabla 27. Donde se especifican algunos de los resultados sedimentológicos y geoquímicos obtenidos para
MY-P1.
205
Jimena Roldán
Gráfico 27. Donde se especifican algunos de los resultados geoquímicos obtenidos para MY-P1.
206
Jimena Roldán
Figura 49. Fotos de la locación de MY-P1 1) foto de la zona donde se excavó esta calicata 2) foto en detalle
del perfil de suelo excavado. Molle Yaco, Valle de Santa María. Tucumán.
207
Jimena Roldán
La segunda calicata, también fue excavada en un área marginal donde no se observaron
superficialmente estructuras arqueológicas prehispánicas (calicata testigo). La misma
tenía 81 cm de ancho por 103 cm de largo y 30 cm de profundidad. 26º 32’ 45’’ S y 65º 49’
25’’ O, 2624 msnm. Los resultados obtenidos son:
buena
buena
buena
la MO
Clasificación %MO
extremadamente
pobre
pobre
pobre
pobre
10YR 4/6 10YR 3/6
10YR 5/3 10YR 3/3
compacto
Color
Seco
arenosa
arenosa
arenosa
Textura
limosa
franco
franco
franco
arcillo
arcillo
arcillo
arcillo
Profundidad cm
12-24
24-26
26-30
0-12
Observaciones
Capas
Tabla 28. Donde se especifican algunos de los resultados sedimentológicos y geoquímicos obtenidos para
MY-P2.
208
Jimena Roldán
Gráfico 28. Donde se especifican algunos de los resultados geoquímicos obtenidos para MY-P2.
209
Jimena Roldán
Figura 50. Fotos de la locación de MY-P2 1) foto de la zona donde se excavó esta calicata 2) foto en detalle
del perfil de suelo excavado. Molle Yaco, Valle de Santa María. Tucumán.
210
Jimena Roldán
La tercera calicata fue excavada en un área marginal donde no se observaron
superficialmente estructuras arqueológicas prehispánicas (calicata testigo). La misma
tenía 80 cm de ancho por 90 cm de largo y 40 cm de profundidad. Los resultados
obtenidos son:
buena
buena
la MO
moderadamente
moderadamente
pobre
pobre
pobre
2,5Y 5/4 2,5Y 2,5/1
Húmedo
2,5Y 3/2
5Y 6/3
Color
2,5Y 5/4
5Y 8/1
Seco
arcillosa
arenosa
arenosa
Textura
gravosa
gravosa
gravosa
franco
franco
franco
arcillo
arcillo
poco
Profundidad
20-40
5-20
0-5
cm
Observaciones
Capas
Tabla 29. Donde se especifican algunos de los resultados sedimentológicos y geoquímicos obtenidos para
MY-P3.
211
Jimena Roldán
Gráfico 29. Donde se especifican algunos de los resultados geoquímicos obtenidos para MY-P3.
212
Jimena Roldán
Figura 51. Fotos de la locación de MY-P3 1) foto de la zona donde se excavó esta calicata 2) foto en detalle
del perfil de suelo excavado. Molle Yaco, Valle de Santa María. Tucumán.
213
Jimena Roldán
La cuarta calicata fue excavada contra el parapeto de una estructura agrícola. La misma
tenía 102 cm de ancho por 110 cm de largo y 50 cm de profundidad. La estructura
agrícola tenía 9,7 m de ancho y el largo no pudo ser determinado debido a los accidentes
que presentaba el terreno. 26º 32’ 42’’ S y 65º 49’ 36’’ O, 2581 msnm. Los resultados
obtenidos son:
MY-P4. Ubicado contra el parapeto de una estructura agrícola en la zona media del
abanico aluvial Molle Yaco, Valle de Santa María. Tucumán. Tabla 30, gráfico 30 y figura
52.
Calidad de
buena
buena
buena
buena
la MO
Clasificación %MO
extremadamente
extremadamente
extremadamente
extremadamente
pobre
pobre
pobre
pobre
10YR 5/3 10YR 3/2
Seco
pedregosa
arenosa
arenosa
arenosa
arenosa
Textura
franco
franco
franco
franco
arcillo
arcillo
arcillo
Profundidad
10-20
20-30
30-40
40-50
0-10
cm
Capas
Tabla 30. Donde se especifican algunos de los resultados sedimentológicos y geoquímicos obtenidos para
MY-P4.
214
Jimena Roldán
Gráfico 30. Donde se especifican algunos de los resultados geoquímicos obtenidos para MY-P4.
215
Jimena Roldán
Figura 52. Fotos de la locación de MY-P4 1) foto de la calicata excavada y de la terraza en la cual se excavó
2) foto en detalle del perfil de suelo excavado y del nivel de ocupación. Molle Yaco, Valle de Santa María.
Tucumán.
216
Jimena Roldán
La quinta calicata fue excavada contra el parapeto de una estructura agrícola. La misma
tenía 102 cm de ancho por 107 cm de largo y 60 cm de profundidad. La estructura
agrícola tenía 11,9 m de ancho y el largo no pudo ser determinado debido a los
accidentes que presentaba el terreno. Los resultados obtenidos son:
MY-P5. Ubicado contra el parapeto de una estructura agrícola en la zona media del
abanico aluvial Molle Yaco, Valle de Santa María. Tucumán. Tabla 31, gráfico 31 y figura
53.
Calidad de
buena
buena
buena
la MO
Clasificación %MO
moderadamente
moderadamente
moderadamente
pobre
pobre
pobre
arcillo 2,5YR 6/2 2,5Y 2,5/1
Húmedo
5Y 6/3
Color
5Y 8/1
Seco
arcillosa
arenosa
Textura
Franco
franco
franco
arcillo
Profundidad
22-35
35-60
0-22
cm
Capas
Tabla 31. Donde se especifican algunos de los resultados sedimentológicos y geoquímicos obtenidos para
MY-P5.
217
Jimena Roldán
Gráfico 31. Donde se especifican algunos de los resultados geoquímicos obtenidos para MY-P5.
218
Jimena Roldán
Figura 53. Fotos de la locación de MY-P5 1) foto de la calicata excavada y de la terraza en la cual se excavó
2) foto del parapeto contra el cual se excavó la calicata 3) foto en detalle del perfil de suelo excavado y del
nivel de ocupación. Molle Yaco, Valle de Santa María. Tucumán.
219
Jimena Roldán
La sexta calicata fue excavada contra el parapeto de una estructura agrícola. La misma
tenía 96 cm de ancho por 98 cm de largo y 35 cm de profundidad. La estructura agrícola
tenía 15,5 m de ancho y el largo no pudo ser determinado debido a los accidentes que
presentaba el terreno. Los resultados obtenidos son:
MY-P6. Ubicado contra el parapeto de una estructura agrícola en la zona media del
abanico aluvial en Molle Yaco, Valle de Santa María. Tucumán. Tabla 32, gráfico 32 y
figura 54.
Calidad de
buena
buena
buena
la MO
Clasificación %MO
moderadamente
moderadamente
moderadamente
pobre
pobre
pobre
Húmedo
2,5Y 3/2
2,5Y 3/3
2,5Y 3/3
Color
2,5Y 5/2
2,5Y 6/2
2,5Y 6/3
Seco
arenosa
arenosa
arenosa
Textura
franco
franco
arcillo
arcillo
arcillo
Profundidad
10-20
20-35
0-10
cm
Capas
Tabla 32. Donde se especifican algunos de los resultados sedimentológicos y geoquímicos obtenidos para
MY-P6.
220
Jimena Roldán
Gráfico 32. Donde se especifican algunos de los resultados geoquímicos obtenidos para MY-P6.
221
Jimena Roldán
Figura 54. Fotos de la locación de M Y-P6 1) foto de la terraza en la cual se excavó la calicata 2) foto del
parapeto de la terraza 3) foto en detalle del perfil de suelo excavado y del nivel de ocupación. Molle Yaco,
Valle de Santa María. Tucumán.
222
Jimena Roldán
La séptima calicata fue excavada en el medio de una estructura agrícola. La misma tenía
93 cm de ancho por 95 cm de largo y 60 cm de profundidad. La estructura agrícola tiene
13,1 m de ancho y el largo no pudo ser determinado debido a los accidentes que
presentaba el terreno. 26º 32’ 47’’ S y 65º 49’ 37’’ O, 2592 msnm. Los resultados
obtenidos son:
MY-P7. Ubicado en el centro de una estructura agrícola en la zona media del abanico
aluvial Molle Yaco, Valle de Santa María. Tucumán. Tabla 33, gráfico 33 y figura 55.
muy buena
muy buena
Calidad de
buena
buena
buena
buena
la MO
extremadamente
extremadamente
extremadamente
extremadamente
pobre
pobre
pobre
pobre
pobre
pobre
10YR 5/3 10YR 3/2
Seco
arenosa
arenosa
arenosa
arenosa
arenosa
arenosa
Textura
gravosa
franco
franco
arcillo
arcillo
arcillo
arcillo
arcillo
Profundidad
10-20
20-30
30-40
40-50
50-60
0-10
cm
Observaciones
Capas
Tabla 33. Donde se especifican algunos de los resultados sedimentológicos y geoquímicos obtenidos para
MY-P7.
223
Jimena Roldán
Gráfico 33. Donde se especifican algunos de los resultados geoquímicos obtenidos para MY-P7.
224
Jimena Roldán
Figura 55. Fotos de la locación de MY-P7 1) foto de la calicata excavada y de la terraza en la cual se excavó
2) foto en detalle del perfil de suelo excavado y del nivel de ocupación. Molle Yaco, Valle de Santa María.
Tucumán.
225
Jimena Roldán
La octava calicata fue excavada en el medio de una estructura agrícola. La misma tenía 95
cm de ancho por 97 cm de largo y 50 cm de profundidad. La estructura agrícola tenía 24,6
m de ancho por 32,3 m de largo aproximadamente. 26º 32’ 26’’ S y 65º 49’ 23’’ O, 2631
msnm. Los resultados obtenidos son:
muy buena
Calidad de
buena
buena
buena
la MO
Clasificación %MO
extremadamente
extremadamente
extremadamente
pobre
pobre
pobre
pobre
10YR 4/4 10YR 3/2
Seco
arenosa
arenosa
arenosa
arenosa
Textura
franco
franco
arcillo
arcillo
arcillo
arcillo
Profundidad
10-28
28-40
40-50
0-10
cm
Capas
Tabla 34. Donde se especifican algunos de los resultados sedimentológicos y geoquímicos obtenidos para
MY-P8.
226
Jimena Roldán
Gráfico 34. Donde se especifican algunos de los resultados geoquímicos obtenidos para MY-P8.
227
Jimena Roldán
Figura 56. Fotos de la locación de Y-P8 1) foto de la calicata excavada y de la terraza en la cual se excavó 2)
foto en detalle del perfil de suelo excavado y del nivel de ocupación. Molle Yaco, Valle de Santa María.
Tucumán.
228
Jimena Roldán
Integración de los resultados obtenidos en el abanico aluvial Molle Yaco
Todos los perfiles fueron excavados en la zona media de la unidad de paisaje (figura 48).
Tres de ellos son perfiles testigos, MY-P1, MY-P2 y MY-P3 (figuras 49, 50 y 51). Mientras
que el resto se excavó dentro de estructuras agrícolas, tres, MY-P4, MY-P5 y MY-P6,
contra el parapeto de dichas estructuras (figuras 52, 53 y 54) y los otros dos, MY-P7 y MY-
P8, en el medio de las mismas (figuras 55 y 56).
La textura en estos perfiles va de franco arcillo arenosa a arenosa, con excepción de las
últimas capas de los perfiles MY-P1 y MY-P5 que tienen una textura más fina (franco
arcillosa) (tablas 32, 34 y 36). La textura de los perfiles testigo MY-P1, MY-P2 y MY-P3
(tablas 27, 28 y 29), no difiere de la de los perfiles antrópicos MY-P4, MY-P5, MY-P6, MY-
P7, MY-P8 (tablas 30, 31, 32, 33 y 34), con la excepción de las última capa del perfil MY-
P1 que presenta una textura franco arcillosa (tabla 27). La última capa (C4) del perfil
testigo MY-P2 muestra una textura diferente (arcillo limosa) a la de las otras capas que
conforman el mismo (tabla 28). En las capas de ocupación C3 y C2 de los perfiles MY-P4 y
MY-P6, respectivamente, ubicados contra el parapeto de estructuras agrícolas, la textura
es diferente (arcillo arenosa) respecto de las otras capas que conforman cada perfil
(tablas 30 y 32). Lo mismo ocurre en las capas de ocupación C5 (franco arcillo arenosa) y
C3 (arcillo arenosa) de los perfiles MY-P7 y MY-P8, excavados en el medio de estructuras
agrícolas (tablas 33 y 34).
El color de las distintas capas de los perfiles testigo MY-P1, MY-P2 y MY-P3 (tablas 27, 28
y 29) no es diferente al color de las capas de los perfiles antrópicos MY-P4, MY-P5, MY-P6,
MY-P7, MY-P8 (tablas 30, 31, 32, 33 y 34), aunque si se observa una anomalía de color (5Y
8/1) en la última capa de los perfiles MY-P1, MY-P3 y MY-P5 (tablas 27, 29 y 31). En la
capa 3 del perfiles testigo MY-P2 se registra una diferencia de color (10YR 3/3) que la
hace más oscura y en la capa 4 el color (10YR 4/6) es más rojizo (tabla 28). En la superficie
de cultivo de los perfiles MY-P4, MY-P5 y MY-P6, ubicados contra el parapeto de
estructuras agrícolas, se observa un leve cambio de color (10YR 5/4 y 2,5YR 6/2
respectivamente) respecto de las capas supra y subyacentes, destacando el hecho de que
las capas de los perfiles MY-P5 y MY-P6 tienen el mismo color (tablas 30, 31 y 32).
La materia orgánica es, en todos los perfiles, de calidad buena a muy buena. Mientras que
su porcentaje va de moderadamente pobre a extremadamente pobre. En general, el
porcentaje de materia orgánica disminuye con la profundidad a excepción del perfil
testigo MY-P2 donde aumenta para luego disminuir (tabla 28). En los perfiles ubicados en
el medio de estructuras agrícolas, MY-P7 y MY-P8, la misma es de buena calidad pero su
porcentaje va de pobre a extremadamente pobre (tablas 33 y 34). Mientras que en dos de
los perfiles ubicados contra el parapeto de estructuras agrícolas, MY-P5 y MY-P6, si bien
la calidad de la materia orgánica también es buena su porcentaje es moderadamente
pobre (tablas 31 y 32). En contraposición, el perfil MY-P4, también ubicado contra el
229
Jimena Roldán
parapeto de una estructura, tiene un porcentaje de materia orgánica extremadamente
pobre pero su calidad es muy buena (tabla 30).
El pH es básico y constante en todos los perfiles (entre 8,2 y 8,8) con la excepción de un
valor (7,9) registrado en la capa 1 del perfil testigo MY-P2 (gráfico 28). Se observa una
pequeña tendencia a aumentar con la profundidad en casi todos los perfiles, con la
excepción de MY-P8 (ubicado en el centro de una estructura agrícola) que tiende a
disminuir (gráfico 34).
El calcio tiende a aumentar con la profundidad en casi todos los perfiles con la excepción
de MY-P8, ubicado en el medio de una estructura agrícola (gráfico 34). En este se
registran las concentraciones más bajas de este elemento (1,875 X 106 ppm promedio) y
las más altas se observan en MY-P5 (48,306 X 106 ppm promedio), ubicado contra el
parapeto de una estructura agrícola (gráfico 31). Si bien esta diferencia de
230
Jimena Roldán
concentraciones es destacable entre los perfiles agrícolas, algo similar sucede con los
perfiles testigo, donde MY-P2 presenta concentraciones de calcio muy bajas (2,493 X 10 6
ppm promedio) y MY-P1 muy elevadas (43,136 X 106 ppm) (gráficos 27 y 28).
Las concentraciones de hierro disponible son, en todos los perfiles, las más elevadas en
relación con los otros dos micronutrientes analizados (manganeso y cobre disponibles).
Estas concentraciones aumentan con la profundidad en los perfiles testigo MY-P1 y MY-
P2 (gráficos 27 y 28), mientras que en el otro perfil testigo, MY-P3, aumenta para luego
disminuir (gráfico 29). En los perfiles antrópicos MY-P5 (ubicado contra el parapeto de
una estructura agrícola) y MY-P8 (ubicado en el medio de una estructura agrícola) el
hierro disponible muestra el mismo comportamiento que el observado en los perfiles
testigo MY-P1 y MY-P2 (gráficos 31 y 34). Por el contrario, en los perfiles antropizados
MY-P4 (ubicado contra el parapeto de una estructura agrícola) y MY-P7 (ubicado en el
medio de una estructura agrícola), este elemento disminuye levemente con la
profundidad (gráficos 30 y 33). Se observan concentraciones de hierro muy elevadas en
las últimas capas de los perfiles testigo MY-P1 y MY-P3 (23,8 ppm y 30,8 ppm
respectivamente) y en el perfil antrópico MY-P5 (46,7 ppm) (gráficos 27, 29 y 31).
231
Jimena Roldán
estructura agrícola) provoca anomalías claras en los valores registrados para algunos de
los caracteres físicos y químicos analizados. Estas anomalías son fácilmente observables
en la textura (franco arcillosa), el color (5Y 8/1) y el importante aumento de
concentración que se observa en el fósforo orgánico, calcio y hierro disponible ubicados
en la última capa de cada perfil (gráficos 27, 29 y 31).
En el perfil testigo MY-P2 la presencia de un lente oscuro (10YR 3/3), un elevado valor de
fósforo orgánico, porcentaje elevado de materia orgánica, valores bajos de hierro y
manganeso disponibles y la ausencia de cobre disponibles en la capa 3, evidencian su
clara diferencia respecto de las otras capas. Mientras que el sedimento rojizo (10YR 4/6) y
compacto (textura arcillo limosa) de la capa subyacente (C4) altera las concentraciones de
especies como el fósforo disponible que disminuye y el fósforo orgánico que aumenta, y
de elementos como el hierro disponible que disminuye y el cobre disponibles que está
ausente (tabla 28 y gráfico 28).
Los perfiles antrópicos MY-P4, MY-P5, MY-P6, MY-P7 y MY-P8, son más profundos (entre
50 y 60 cm de profundidad) que los testigos MY-P1, MY-P2 y MY-P3 (entre 20 y 40 cm de
profundidad) probablemente como resultado de la infraestructura agraria construida.
232
Jimena Roldán
la actividad humana dejó huellas física y químicamente reconocibles en el territorio en el
cual se asentaron. Paralelamente, la construcción de estructuras agrícolas generó un
microambiente donde el comportamiento de los diferentes elementos y componentes
químicos estuvieron supeditados a la ubicación registrada para los mismos.
233
Jimena Roldán
Yasyamayo- glacis cubierto nivel 2
Este sitio tardío (Período de Desarrollos Regionales) (Sampietro Vattuone y Neder 2011),
se encuentra en el glacis cubierto nivel 2 en la localidad de Yasyamayo, ubicado en el
piedemonte de la vertiente occidental de Cumbres Calchaquíes, Tucumán (figura 47). Esta
geoforma se desarrolló a partir del deslizamiento de flujos de detritos provenientes de las
laderas de la sierra. En el piedemonte se distinguen tres niveles de glacis cubierto que se
extienden desde el límite ladera/piedemonte hacia el oeste. Los tres niveles
corresponden a distintos ciclos de acumulación que a su vez muestran diferencias en su
topografía y altitud. De estos, el segundo nivel se encuentra muy extendido, desde el
límite ladera/piedemonte hasta la zona media del mismo, recubriendo depósitos
terciarios. En él se observa gran cantidad de estructuras arqueológicas.
Por lo tanto se decidió excavar 5 calicatas en dicha geoforma, tres en la zona distal y dos
en la zona media de la misma, mientras que la zona apical no pudo muestrearse debido a
su inaccesibilidad (figura 57).
Figura 57. Mapa geomorfológico en detalle de la región de Yasyamayo, ubicado en la vertiente noroeste de
cumbres Calchaquíes. Se detalla los lugares donde fueron excavadas las calicatas Y-P1, Y-P2, Y-P3, Y-P4 y Y-
P5. Valle de Santa María. Tucumán. Modificado de Sampietro Vattuone y Neder (2011).
234
Jimena Roldán
La primera calicata fue excavada en un área donde en superficie no se observa ninguna
estructura prehispánica (calicata testigo). 26º 27’ 55’’ S y 65º 50’ 04’’ O a 2233 msnm. La
misma tenía 93 cm de ancho por 110 cm de largo y 60 cm de profundidad. Los resultados
obtenidos son:
buena
buena
buena
buena
buena
buena
la MO
Clasificación %MO
extremadamente
moderadamente
pobre
pobre
pobre
pobre
pobre
pobre
Húmedo
2,5Y 4/4
2,5Y 4/4
2,5Y 4/4
2,5Y 4/4
2,5Y 4/3
2,5Y 4/3
Color
2,5Y 6/3
2,5Y 6/2
2,5Y 6/2
2,5Y 7/3
2,5Y 7/3
2,5Y 7/3
Seco
Textura
limosa
limosa
limosa
limosa
limosa
limosa
franco
franco
franco
franco
franco
franco
arcillo
arcillo
arcillo
arcillo
Profundidad
10-20
20-30
30-40
40-50
50-60
0-10
cm
Capas
Tabla 35. Donde se especifican algunos de los resultados sedimentológicos y geoquímicos obtenidos para Y-
P1.
235
Jimena Roldán
Gráfico 35. Donde se especifican algunos de los resultados geoquímicos obtenidos para Y-P1.
236
Jimena Roldán
Figura 58. Fotos de la locación de Y-P1 1) vista del glacis cubierto donde excavó la calicata testigo 2) foto en
detalle del perfil de suelo excavado con el nivel superficial enterrado. Yasyamayo, Valle de Santa María.
Tucumán.
237
Jimena Roldán
La segunda calicata fue excavada en el medio de una estructura circular simple de 2 m de
diámetro. 26º 27’ 19’’ S y 65º 51’ 03’’ O a 2074 msnm. La misma tenía 87 cm de ancho por
100 cm de largo y 40 cm de profundidad. Los resultados obtenidos son:
Y-P2. Ubicado en el medio de una estructura circular simple en la zona apical del glacis
cubierto Nivel 2 Yasyamayo, Valle de Santa María. Tucumán. Tabla 36, gráfico 36 y figura
59.
Calidad de
buena
buena
buena
buena
la MO
moderadamente
Clasificación
pobre
pobre
pobre
pobre
%MO
Húmedo
2,5Y 3/3
2,5Y 3/3
2,5Y 3/2
2,5Y 3/3
Flujo de detritos
Color
2,5Y 6/3
2,5Y 6/2
2,5Y 6/3
2,5Y 6/2
Seco
arcillosa
Textura
limosa
limosa
limosa
franco
franco
franco
franco
arcillo
arcillo
Profundidad
10-20
20-30
30-40
0-10
cm
Capas
Tabla 36. Donde se especifican algunos de los resultados sedimentológicos y geoquímicos obtenidos para Y-
P2.
238
Jimena Roldán
Gráfico 36. Donde se especifican algunos de los resultados geoquímicos obtenidos para Y-P2.
239
Jimena Roldán
Figura 59. Fotos de la locación de Y-P2 1) foto de la estructura circular simple donde se excavó la calicata 2)
foto en detalle del perfil de suelo excavado con el nivel superficial enterrado. Yasyamayo, Valle de Santa
María. Tucumán.
240
Jimena Roldán
La tercera calicata fue excavada en el medio de una estructura agrícola. 26º 27’ 57’’ S y
65º 50’ 06’’ O a 2249 msnm. La misma tenía 93 cm de ancho por 105 cm de largo y 50 cm
de profundidad. La estructura agrícola tiene 5,4 m de ancho por 15,7 m de largo. Los
resultados obtenidos son:
Y-P3. Ubicado en el medio de una estructura agrícola en la zona apical del glacis cubierto
Nivel 2 Yasyamayo, Valle de Santa María. Tucumán. Tabla 37, gráfico 37 y figura 60.
Calidad de
buena
buena
buena
buena
buena
buena
la MO
Clasificación
pobre
pobre
pobre
pobre
pobre
%MO
rica
Húmedo
2,5Y 4/4
2,5Y 3/2
2,5Y 3/3
2,5Y 3/3
2,5Y 4/4
2,5Y 4/4
Color
2,5Y 6/4
2,5Y 6/4
2,5Y 6/4
2,5Y 6/4
2,5Y 6/3
2,5Y 6/3
Seco
Textura
limosa
limosa
limosa
limosa
limosa
limosa
franco
franco
franco
franco
franco
franco
arcillo
arcillo
arcillo
arcillo
Profundidad
14-24
24-32
32-40
40-50
5-14
0-5
cm
Capas
Tabla 37. Donde se especifican algunos de los resultados sedimentológicos y geoquímicos obtenidos para Y-
P3.
241
Jimena Roldán
Gráfico 37. Donde se especifican algunos de los resultados geoquímicos obtenidos para Y-P3.
242
Jimena Roldán
Figura 60. Fotos de la locación de Y-P3 1) fotos de las terrazas de cultivo donde se excavó esta calicata 2)
foto en detalle del perfil de suelo excavado con el nivel superficial enterrado. Yasyamayo, Valle de Santa
María. Tucumán.
243
Jimena Roldán
La cuarta calicata fue excavada en el medio de una estructura agrícola. La misma tenía 99
cm de ancho y 104 cm de largo por 64 cm de profundidad. La estructura agrícola tiene
17,2 m de ancho y 22,6 m de largo. Los resultados obtenidos son:
Y-P4. Ubicado en el medio de una estructura agrícola en la zona media del glacis cubierto
Nivel 2 Yasyamayo, Valle de Santa María. Tucumán. Tabla 38, gráfico 38 y figura 61.
muy buena
muy buena
Calidad de
buena
buena
la MO
-
Clasificación %MO
extremadamente
extremadamente
extremadamente
pobre
pobre
pobre
rica
-
2,5Y 7/1 2,5Y 2,5/1
Húmedo
2,5Y 3/2
2,5Y 3/3
2,5Y 3/2
2,5Y 3/3
Color
2,5Y 5/3
2,5Y 6/2
2,5Y 6/2
2,5Y 6/3
Seco
Textura
limosa
limosa
limosa
limosa
limosa
franco
franco
franco
franco
arcillo
arcillo
Profundidad
25-32
32-52
52-64
8-25
0-8
cm
Capas
Tabla 38. Donde se especifican algunos de los resultados sedimentológicos y geoquímicos obtenidos para Y-
P4.
244
Jimena Roldán
Gráfico 38. Donde se especifican algunos de los resultados geoquímicos obtenidos para Y-P4.
245
Jimena Roldán
Figura 61. Fotos de la locación de Y-P4 1) foto de las terrazas de cultivo donde se excavó esta calicata 2)
foto en detalle del perfil de suelo excavado con el nivel superficial enterrado. Yasyamayo, Valle de Santa
María. Tucumán.
246
Jimena Roldán
La quinta calicata fue excavada en el medio de una estructura agrícola. La misma tenía 87
cm de ancho y 93 cm de largo por 40 cm de profundidad. La estructura agrícola tiene 14,3
m de ancho y 28,4 m de largo. Los resultados obtenidos son:
Y-P5. Ubicado en el medio de una estructura agrícola en la zona media del glacis cubierto
Nivel 2 Yasyamayo, Valle de Santa María. Tucumán. Tabla 39, gráfico 39 y figura 62.
Calidad de
buena
buena
buena
buena
la MO
Clasificación %MO
extremadamente
moderadamente
pobre
pobre
pobre
rica
2,5Y 4/2 2,5Y 2,5/1
Húmedo
2,5Y 3/2
2,5Y 3/2
2,5Y 3/2
Color
2,5Y 5/2
2,5Y 5/2
2,5Y 5/2
Seco
Textura
limosa
limosa
limosa
limosa
franco
franco
franco
franco
arcillo
arcillo
arcillo
Profundidad
10-20
20-30
30-40
0-10
cm
Capas
Tabla 39. Donde se especifican algunos de los resultados sedimentológicos y geoquímicos obtenidos para Y-
P5.
247
Jimena Roldán
Gráfico 39. Donde se especifican algunos de los resultados geoquímicos obtenidos para Y-P5.
248
Jimena Roldán
Figura 62. Fotos de la locación de Y-P5 1) foto de las terrazas de cultivo donde se excavó esta calicata 2)
foto en detalle del perfil de suelo excavado con el nivel superficial enterrado. Yasyamayo, Valle de Santa
María. Tucumán.
249
Jimena Roldán
Integración de los resultados obtenidos en el glacis cubierto nivel 2 Yasyamayo
Tres de los cinco perfiles, Y-P1 (perfil testigo), Y-P2 (estructura circular) e Y-P3 (estructura
agrícola) fueron excavados en la zona distal de la unidad de paisaje, los otros dos perfiles
agrícolas, Y-P4 e Y-P5, fueron excavados en la zona media del mismo (figura 57). Se
identificaron las capas que componían cada perfil en los casos en que se pudieron
diferenciar, en caso contrario se tomaron muestras sistemáticamente cada 10 cm.
Por otro lado, el color acompaña al cambio de textura en las capas de los perfiles
consignados previamente (Y-P4: 2,5Y 7/1 e Y-P5: 2,5Y 4/2) (tablas 38 y 39).
Por otro lado, la calidad de la materia orgánica, dada por la relación carbono/nitrógeno
tiende a ser buena en todos los perfiles con la excepción de la capa 3 o superficie de
cultivo de Y-P4 (perfil agrícola), donde su calidad es muy buena aunque su porcentaje es
extremadamente pobre (tabla 38).
El pH es, en su mayoría, básico. Dos son los valores más bajos registrados, uno en la capa
1 o superficial de Y-P4 (6) y el otro en la capa 2 de Y-P5 (6,7), ambos perfiles fueron
excavados en el medio de estructuras agrícolas (gráficos 38 y 39). En el caso del perfil
testigo Y-P1 y los perfiles agrícolas Y-P3, Y-P4 e Y-P5, a mayor profundidad el pH es más
básico (gráficos 35, 37, 38 y 39), mientras que en la estructura circular Y-P2 se mantiene
constante a lo largo de todo el perfil (gráfico 36).
El fósforo disponible no varía mucho en los perfiles analizados (va de 110 a 180 ppm), con
una excepción registrada en la capa 4 del perfil excavado dentro de la estructura circular
Y-P2 (210 ppm) (gráfico 36), posiblemente debido a su proximidad con la fuente de
aporte de esta especie, es decir el material parental. El fósforo tiende a disminuir con la
250
Jimena Roldán
profundidad en Y-P1, Y-P4 e Y-P5 (calicata testigo y dos calicatas de estructuras agrícolas
ubicadas en la zona media de la geoforma) (gráficos 35, 38 y 39) y a aumentar en Y-P2 e
Y-P3 (estructura circular y estructura agrícola ubicadas en la zona distal de la geoforma)
(gráficos 36 y 37).
En la calicata testigo Y-P1 se observan los valores más bajos de fósforo orgánico (39 a 273
ppm), incluso son menores a los registrados para el fósforo disponible, con excepción de
la capa 3 (521 ppm) (gráfico 35). Su concentración en este perfil (Y-P1) tiende a disminuir
con la profundidad, comportamiento observado también, en Y-P4 e Y-P5 (estructuras
agrícolas ubicadas en la zona media de la geoforma), donde las concentraciones de estas
especie son elevadas en las superficies de cultivo (802 y 405 ppm respectivamente) de
ambas estructuras, con respecto a las concentraciones registradas en las capas
subyacentes (343 y 248 ppm respectivamente) (gráficos 38 y 39). En el caso de la tercera
estructura agrícola, Y-P3, el fósforo orgánico disminuye con la profundidad y la diferencia
de concentración entre la superficie de cultivo y la capa subyacente no es significativa
(gráfico 37). A diferencia del perfil testigo y los perfiles agrícolas, en la estructura circular
Y-P2 la concentración de fósforo orgánico tiende a aumentar con la profundidad (gráfico
36).
Las concentraciones de hierro disponible en el perfil testigo Y-P1 y los perfiles agrícolas Y-
P3, Y-P4 e Y-P5 tienden a disminuir para luego aumentar con la profundidad (gráficos 35,
37, 38 y 39). Mientras que en la superficie de ocupación (C3) de la estructura circular Y-P2
es inexistente, encontrándose recién en la capa subyacente (C4) (gráfico 36). Las
concentraciones de hierro son muy bajas en Y-P3 (estructura agrícola) (gráfico 37) en
relación con los otros perfiles, incluso el único valor (7,3 ppm) registrado para Y-P2
(estructura circular) es mayor (gráfico 36). En la superficie de cultivo o de ocupación el
hierro está ausente en la estructura circular Y-P2 (gráfico 36) y presente en el perfil
testigo Y-P1 como así también en los perfiles agrícolas Y-P3, Y-P4 e Y-P5 (gráficos 35, 37,
251
Jimena Roldán
38 y 39). A excepción del perfil Y-P3 (gráfico 37), en el resto la concentración de hierro es
elevada en la superficie de cultivo.
En los perfiles agrícolas Y-P3, Y-P4 e Y-P5 las concentraciones de cobre disponible tienden
a mantenerse constantes a lo largo de los mismos, exceptuando en aquellas capas donde
está ausente, capa 3 de Y-P4 (superficie de cultivo) e Y-P5 (gráficos 37, 38 y 39). En el
perfil testigo Y-P1 la concentración de este elemento aumenta y disminuye con la
profundidad (gráfico 35). En el perfil de la estructura circular Y-P2 la concentración de
cobre disponible aumenta con la profundidad y es mayor (0,8 ppm a 1,1 ppm) (gráfico 36)
a la registrada en el perfil testigo Y-P1 (0,2 ppm a 0,8 ppm) (gráfico 35).
En el caso de Y-P4 (estructura agrícola), una coloración (2,5Y 7/1) y textura diferentes
(franco arcillo arenosa) a la de las otras capas, una concentración de fósforo orgánico
importante bastante más elevada que la observada en las capas supra y subyacentes,
sumada a la muy buena calidad de la materia orgánica hacen de la capa 3 la superficie de
cultivo (tabla 38 y gráfico 38).
Mientras que en Y-P5 (estructura agrícola), un color (2,5Y 4/2) y textura (franco limosa)
distintos a las otras capas, el pH ácido, un valor de fósforo orgánico elevado, un
porcentaje de materia orgánica extremadamente rico y concentraciones de calcio, hierro
y manganeso disponibles destacables definen a la capa 2 como la superficie de cultivo
(tabla 39 y gráfico 39).
252
Jimena Roldán
En el perfil testigo Y-P1 pudo establecerse la superficie natural contemporánea a la
superficie de ocupación prehispánica registrada para los otros perfiles. La misma está
definida por una elevada concentración de fósforo orgánico, un leve aumento en la
concentración de hierro disponible y la disminución del cobre disponible observables en
la capa 3 (gráfico 35).
Estos perfiles están compuestos por capas de sedimento que en algunos casos presentan
rasgos edafizados. Una de estas características es la presencia de estructuras en la capa
de ocupación (C3) de Y-P2 (perfil ubicado dentro de una estructura circular) producto del
uso humano como lugar de pernocte. Como así también en las capas de ocupación de Y-
P3, MY-P7 y MY-P8 (perfiles ubicados en el medio de estructuras agrícolas). En estos
casos la presencia del parapeto en las terrazas pudo ser lo que generó este proceso de
edafización, como así también la concentración de fósforo orgánico y algunos
macronutrientes en los perfiles excavados contra el mismo. Gráficos 33, 34, 36 y 37.
Se sabe por trabajos anteriores que los asentamientos de Molle Yaco son más antiguos
(formativos) que los de Yasyamayo (tardíos) y en el caso de las estructuras agrícolas se
observa que las concentraciones de fosforo orgánico marcan claramente la superficie
agraria en Yasyamayo, mientras que en Molle Yaco estas concentraciones no son claras
en la misma superficie. Es muy posible que el tipo de práctica agrícola implementado
haya cambiado del formativo al tardío y que dicho cambio se vea reflejado en los valores
de esta especie.
253
Jimena Roldán
254
Jimena Roldán
DISCUSIÓN
A continuación se demostrará cómo el análisis de compuestos y elementos traza pueden
convertirse en una fuente importante de datos para la interpretación del registro
arqueológicos en espacios de actividad humana pasada, donde no quedan restos
materiales para ser estudiados, y porque el suelo, con todos sus atributos y propiedades,
debe de ser considerado un artefacto (Sampietro Vattuone 2007a).
Pero antes una salvedad, en el marco conceptual se re-definieron términos como terraza
y andén de cultivo para este valle, debido a que en varios de los trabajos consultados no
se le da mucha importancia a las evidentes diferencias que estas construcciones
presentan, hasta el punto de ser considerados sinónimos. Los resultados pedológicos y
geoquímicos mostraron que en las regiones estudiadas sólo fueron construidas terrazas
de cultivo. Una de las características más destacable que diferencia una terraza de un
andén es la actividad de relleno que se implementa en los andenes, para nivelar y
aumentar la cantidad de sedimento dentro de estas estructuras (Williams et al. 2010),
hecho que no ocurre en las terrazas, éstas son construidas y con el tiempo y de forma
natural se nivelan y rellenan con sedimento que es arrastrado por el agua, viento o la
gravedad (Denevan 1980). Los análisis pedológico y geoquímico muestran que los perfiles
agrícolas no presentan evidencia de relleno intencional. En el caso del valle de Tafí los
parapetos de las estructuras agrícolas se apoyan sobre el paleosuelo o nivel de ocupación,
no se registraron horizontes 2A u horizontes iluviales potentes; mientras que en el valle
de Santa María, las capas donde se apoyan los parapetos de las mismas estructuras
tampoco parecen estar enterradas bajo cantidades significativas de sedimentos y los
análisis físicos y geoquímicos muestran que la superficie de cultivo coincide con la base de
estos parapetos de contención.
VALLE DE TAFÍ
El Tolar-cono glacis
255
Jimena Roldán
En términos generales, los estudios pedológicos presentaron características similares a las
descriptas por Sampietro Vattuone y Sayago (1998) y Sampietro Vattuone (2002) para
esta unidad de paisaje. Un suelo actual poco desarrollado, un paleosuelo bien
desarrollado, horizontes superficiales (Hz 2Ab) erosionados en los perfiles agrícolas y
existentes en los habitacionales, y la presencia de un tercer paleosuelo en algunos de
estos perfiles (ET-P1, ET-P5 y ET-P8).
Los horizontes 2Ab, aún presentes en los perfiles habitacionales ET-P6 y ET-P8, se
encuentran profundamente alterados por la actividad antrópica dado que funcionaron
como piso de ocupación prehispánico. Evidencia de esto último son algunas
características morfológicas y geoquímicas como la compactación, oscurecimiento del
suelo, concentración de fosfatos, alternancia en los valores de cobre, diferencias
estructurales y en el contenido de materia orgánica, que indican la presencia de un
paleosuelo con rastros de actividad humana.
Si se compara este resultado con el porcentaje de materia orgánica registrada para los
horizontes superficiales del suelo actual en toda la geoforma, se observa que el rango
establecido para perfiles de las zonas alta y media del cono son equivalentes. Por lo tanto,
esta variación no corresponde a condiciones microclimáticas propias de la geoforma sino
256
Jimena Roldán
a características del uso prehispánico. Probablemente como resultado de un mayor
laboreo de los suelos ubicados en la zona apical en relación con la zona media.
257
Jimena Roldán
La actividad humana enriquece al suelo en otros elementos químicos (Ca, Cu, Fe, Mn,
etc.) como resultado de la acumulación de desechos orgánicos e inorgánicos (Entwistle et
al. 2000).
El cobre es uno de los micronutrientes más fuertemente retenido en los suelos, ya que
forma complejos muy estables con la materia orgánica y por lo tanto no queda disponible
para las plantas (Bohn et al. 1993, Pendias y Kabata Pendias 1984). Por ello cuando los
resultados muestran su presencia en los perfiles agrícolas y su ausencia en los
habitacionales, junto con una elevada concentración de fósforo orgánico en los
horizontes superficiales prehispánicos y la existencia de concentraciones apreciables de
fósforo disponible en los perfiles agrícolas se puede argumentar la utilización de
fertilizante orgánico, probablemente guano, para el mantenimiento de los suelos
sometidos a actividad agrícola.
258
Jimena Roldán
plantas asimilar dichos micronutrientes. Sin embargo, otras características morfológicas
del suelo también juegan un rol importante en este proceso de asimilación, y estas son la
estructura y la porosidad. Es por ello que, en los perfiles analizados, un pH levemente
ácido (5,07-7,61), una textura adecuada (arcillo arenosa y franco arenosa), una estructura
conforme a lo esperado para cada horizonte, aunque el porcentaje de poros no es el
indicado, no afectaron la biodisponibilidad de macro y micronutrientes, manteniendo sus
concentraciones por debajo del umbral tóxico.
Ahora bien, a partir de lo antedicho sería lógico esperar que los micronutrientes se
comporten de tal forma que se dé la relación Mn > Fe > Cu referida por Pendias y Kabata
Pendias (1984) y Bohn et al. (1993). Sin embargo, esto no ocurre, probablemente, debido
a que la formación de los complejos y por ende la biodisponibilidad de estos
micronutrientes depende de otros factores como el potencial redox, el contenido y tipo
de arcillas, los óxidos de Mn, Fe y Al, y la presencia de cationes y aniones en solución
(Rieuwerts et al. 1998, Riechaman 2002, Silviera et al. 2003, Basta 2004), que a su vez se
ven influenciados por la naturaleza del metal, su interacción con los coloides del suelo, las
propiedades del suelo y el tiempo de contacto del suelo con el metal (Naidu et al. 2003).
A pesar de ello es importante destacar algunas similitudes en las relaciones de estos
micronutrientes y la ubicación de los perfiles. Como por ejemplo los perfiles residenciales
ET-P6 y ET-P8, donde se da la misma relación entre micronutrientes (Fe > Mn > Cu), los
perfiles agrícolas ET-P4 y ET-P7 excavados en el centro de dos terrazas agrícolas (Cu > Fe >
Mn) y en los perfiles ET-P2 y ET-P5 excavados contra el parapeto de contención de dos
terrazas (Fe > Cu > Mn). Es decir que, diferentes actividad antrópica generan relaciones
distintas entre micronutrientes (perfiles residenciales vs perfiles agrícolas). Paralelamente
dentro de una terraza de cultivo también se dan diferentes relaciones entre
micronutrientes, dependiendo del lugar donde se ubican los perfiles (contra el parapeto,
en el centro, o contra el parapeto de la terraza ubicada aguas arriba) (figura 63).
259
Jimena Roldán
orgánico, calcio y materia orgánica. Incluso la relación entre los micronutrientes es
diferente en cada caso, ET-P3 (Fe > Mn > Cu), ET-P4 (Cu > Fe > Mn) y ET-P5 (Fe > Cu > Mn),
es decir que todos los factores mencionados anteriormente influencian de formas
distintas la biodisponibilidad de los micronutrientes dentro de una misma terraza.
Figura 63. Corte de perfil de la terraza agrícola donde se excavaron las calicatas ET-P3, ET-P4 y ET-P5. Zona
apical cono glacis. Tafí del Valle. Tucumán.
Al igual que Sampietro Vattuone (2002) se cree que las reactivaciones en la dinámica
fluvial erosionaron y cubrieron parte del sector ocupado por habitantes prehispánicos, y
que son las estructuras ubicadas en la zona apical las que mejor conservadas están. Sin
embargo, esta situación está cambiando a la luz de la rápida urbanización que el sector
sufre en la actualidad.
260
Jimena Roldán
P12 y muy compactados en LC-P10 y LC-P11, concentraciones de fósforo orgánico
elevadas en los horizontes superficiales de LC-P3 y LC-P5, la presencia de material
arqueológico cerámico, óseo y lítico dentro de las estructuras circulares residenciales de
LC-P4, LC-P5 y LC-P12, y una capa de ceniza producto de la actividad antrópica y una
pequeña estructura semicircular de piedra en LC-P12.
Es importante destacar que a pesar del elevado pH de los suelos, el fósforo disponible aún
se encuentra biodisponible para las plantas. Esta situación llama la atención ya que se
sabe que a pH básicos (> 8) los fosfatos pueden reaccionar con las formas iónicas o
carbonatadas del calcio y formar el trifosfato de calcio, la fluoropatita de calcio, la
clorapatita de calcio y/o la hidroxiapatita de calcio que son insolubles y precipitan fuera
de la solución. Esta circunstancia no permite que el fósforo, en ninguna de sus formas,
quede disponible para las plantas (Tan 1998).
261
Jimena Roldán
competir con el sodio, magnesio y potasio por la disponibilidad. Sin embargo, este
elemento está disponible en el material loésico del que está constituido el material
parental (Zinck y Sayago 2001). A su vez, la concentración del mismo aumenta con la
profundidad en el paleosuelo loésico, indicando claramente cuál es su procedencia. En los
perfiles excavados dentro de estructuras residenciales las concentraciones de este
elemento incluso son mayores que las obtenidas en los perfiles agrícolas y en el perfil
testigo, posiblemente como resultado de las distintas actividades realizadas en estos
contextos, que hacen un aporte externo de calcio al suelo a partir de las actividades
llevadas a cabo en los recintos, situación ya sugerida por Sampietro y Vattuone (2005)
para una estructura residencia del sitio El Tolar.
Sin embargo, como ya fue detallado para el sitio El Tolar, otros factores afectan también
la biodisponibilidad de estos micronutrientes, entre ello se encuentra el pH, que al ser
básico o muy básico no permite una buena solubilidad y biodisponibilidad de estos
metales, afectando la relación entre ellos. Buckman y Brady (1977) especifican que a pH
levemente ácidos es cuando los micronutrientes y algunos macronutrientes se
encuentran plenamente biodisponibles para que las plantas cultivadas los asimilen.
La ubicación de los perfiles agrícolas dentro de las terrazas de cultivo mostró ser
fundamental en los valores de ciertos elementos y especies analizados. Cuanto más cerca
del parapeto de contención, mayores son las concentraciones de fósforo orgánico,
fósforo disponible y calcio, mientras que cuanto más lejos, menores son dichos valores.
Una vez más se puede afirmar que un suelo dentro de una terraza posee propiedades
262
Jimena Roldán
diferenciales, que dependen de la distancia a la que se encuentran del parapeto de
contención.
El patio de una residencia Tafí era utilizado para múltiples actividades y en el mismo se
excavaban y construían cámaras para almacenar alimentos o enterrar a los muertos
(Berberián y Nielsen 1988b, Sampietro Vattuone 2002, Sampietro y Vattuone 2005).
Ahora bien, es poco probable que en este caso se utilizara como silo ya que los restos
arqueológicos fueron enterrados, y no se encontró una recámara construida para ello,
tampoco es probable que se utilizara como espacio funerario ya que, por un lado no se
encontraron restos óseos y por el otro las concentraciones de fósforo orgánico y calcio no
informan sobre la presencia de restos humanos. Probablemente, se trató de algún tipo de
ofrenda a la madre tierra propiciatoria para la fundación de la vivienda, en caso de ser así,
sería la primera en su tipo encontrada en el valle. Una situación similar describe Salazar
(2010) para el sitio La Bolsa 2 ubicado en el valle de Tafí, él encuentra una ofrenda
constituida por restos cerámicos y óseos de camélido contra el parapeto de contención
de una estructura agrícola.
En el caso de LC-P12, perfil excavado también en el centro del patio de una estructura
circular compuesta de tipo residencial, la estratigrafía descripta presenta sus
peculiaridades. Al igual que el perfil anterior la secuencia estratigráfica antrópica pudo ser
entendida gracias a los análisis pedológicos y geoquímicos realizados. El piso de
ocupación prehispánico se encuentra al metro de profundidad con la presencia de un
horizonte 2Ab que tiene una coloración diferente, restos cerámicos, líticos pero
263
Jimena Roldán
especialmente óseos de camélidos y cérvidos, espículas de carbón y una estructura
semicircular construida sobre el mismo. Muchos de los restos óseos y las espículas de
carbón migraron al horizonte subyacente (Hz 3Bb) como consecuencia de los procesos
post-depositacionales a los que estos suelos fueron sometidos una vez abandonado el
sitio (Butzer 1989). Sin embargo, la capa de cenizas localizada por encima de este
paleosuelo también es producto de la actividad humana. Entonces, una capa de cenizas
con concentraciones elevadas de fósforo orgánico, sobre una estructura semicircular de
no más de 1 m de diámetro, dentro de la cual se halló una cantidad importante de restos
de camélidos y cérvidos (alguno de ellos quemados), que presentaban marcas de cortes y
golpes, como así también fragmentos cerámicos son indicativos de que en ese lugar se
encontraba un fogón o cocina, donde se preparaba la comida que se consumía.
Concentraciones elevadas de fósforo orgánico también se han registrado en cenizas de
fogones en el sitio Aguas Negras ubicado en la ciudad de Jujuy (Ortiz 2003), y en sitios
arqueológicos de Oaxaca (Middleton y Prince 1996) y Aguateca (Terry et al. 2004) en
América Central.
En el resto de los perfiles residenciales es probable que los restos orgánicos hayan sido
eliminados de los pisos ocupacionales por medio de la limpieza de los espacios comunes,
por lo tanto el proceso de descomposición de la materia orgánica e incorporación de
fósforo orgánico al suelo no tuvo lugar. Esta situación ha sido estudiada dentro de
estructuras residenciales en un sitio de Aguateca por Terry et al. (2004), donde la mayor
concentración de fósforo orgánico es registrada no sólo en las áreas de preparación de
alimentos sino también de desechos de restos orgánicos donde se formaron verdaderos
montículos de basura.
Para concluir, son notorias las diferencias registradas entre los perfiles antrópicos y el
perfil natural, pero también las observadas entre perfiles antropizados. La actividad
humana no sólo modifica el medioambiente sino que cada tarea deja su particular
impronta sobre los suelos que habitan. La construcción y la actividad agrícola generan
cambios en la geoquímica y física de los suelos distintos a los provocados por la
264
Jimena Roldán
construcción de viviendas y la actividad doméstica. Incluso, los procesos
postdepositacionales que afectaron estos suelos y a los elementos en ellos encontrados
actúan de formas diferentes en uno y otro caso.
El Potrerillo-glacis cubierto
La actual urbanización del glacis modificó el paisaje arquitectónico del formativo haciendo
muy difícil la reconstrucción, hoy en día, del patrón de distribución de las estructuras que
lo componían. Sin mencionar la falta de opciones al momento de elegir las estructuras
arqueológicas dentro de las cuales se excavarían los perfiles correspondientes.
No está muy claro que función cumplieron los restos encontrados en EP-P3, sin duda se
trata de una terraza de cultivo y nada parece indicar que estos restos arqueológicos
hayan sido enterrados allí, sí es evidente que la potencia del horizonte 2Ab, no es de
265
Jimena Roldán
origen natural. Esta situación ya fue registrada por Rapp y Hill (1998), ellos aseveran que
los horizontes superficiales que, junto con otras características, presentan una potencia
fuera de lo habitual son el resultado de la actividad humana. Probablemente haya sido
algún tipo de ofrenda a la Madre Tierra, quizás se tapó o enterró a baja profundidad,
utilizándose la cantidad suficiente de sedimento como para que el horizonte 2Ab lo
incorpore. Tal como fuera enunciado anteriormente, este tipo de actividad religiosa fue
registrada por Salazar (2010) contra el parapeto de contención de una estructura agrícola
ubicada en el sitio La Bolsa 2 (valle de Tafí), es decir, en el mismo tipo de estructura y
lugar donde fueron encontrados los restos en este sitio, con la particularidad de que la
conservación de los restos de la Bolsa 2 fue mucho mejor que en la de este caso.
Como es de esperarse entre los perfiles excavados dentro de una misma terraza se
observan similitudes pero también diferencias. Una de las diferencias que más llama la
atención es la registrada entre EP-P1 y EP-P2, donde en el primero no se observa la
existencia de un paleosuelo, mientras que en el segundo sí; esta situación generó
diferencias entre ellos, no observadas en los perfiles de las otras dos terrazas. Por
ejemplo, el perfil EP-P1 es menos profundo que el perfil EP-P2 (ubicado contra el
parapeto de la terraza), mientras que en el resto de las terrazas los perfiles ubicados
contra el parapeto de contención (EP-P3 y EP-P5) son más profundos que los ubicados
contra el parapeto de las terrazas aguas arriba (EP-P4 y EP-P6), como consecuencia de la
acumulación de sedimentos en los suelos emplazados contra los parapetos de
contención. Otra similitud compartida por los perfiles ubicados en el mismo lugar en
diferentes terrazas es la relación que se establece entre los micronutrientes en los perfiles
EP-P3 y EP-P5, emplazados contra el parapeto de las mismas, que a su vez es diferente al
registrado por los otros perfiles excavados dentro de estas mismas terrazas (figura 64).
266
Jimena Roldán
Figura 64. Croquis de las calicatas excavadas en el sitio El Potrerillo. En color verde se encuentran los
perfiles EP-P1 y EP-P2 excavados en la misma terraza, en color rojo se observan los perfiles EP-P3 y EP-P4
excavados en la misma terraza, ubicada aguas arriba de la anterior y en color violeta se encuentran los
perfiles EP-P5 y EP-P6 excavados en la misma terraza, ubicada aguas arribas de la anteriormente
mencionada. Zona media del glacis cubierto El Potrerillo. Tafí del Valle. Tucumán.
267
Jimena Roldán
ven influenciados por la naturaleza del metal, su interacción con los coloides del suelo, las
propiedades del suelo y el tiempo de contacto del suelo con el metal (Naidu et al. 2003).
Es decir, que es muy complejo poder especificar cuáles fueron los otros factores que
estuvieron involucrados en la disponibilidad de los mismos. Pero algo es seguro el pH es
levemente ácido, condición óptima para que tanto micro como macronutrientes estén
totalmente biodisponibles para las plantas cultivadas, por lo tanto no estuvo involucrado
en la relación que se dio entre micronutrientes.
Finalmente, es destacable que a pesar de que las concentraciones de fósforo orgánico son
elevadas en todos los perfiles excavados, no se observan en el nivel de ocupación valores
importantes de esta especie que marquen una diferencia entre este límite y el resto de
los horizontes, con la excepción de EP-P3 y EP-P4, donde incluso esta diferencia de
concentraciones no es muy significativa y su aporte pudo perfectamente ser por
acumulación natural de materiales orgánicos arrastrados por la gravedad y el agua contra
el parapeto de la terraza. Ninguno de los perfiles muestra aporte de abono orgánico
externo.
La macro escala
Los cambios climáticos observados para el Holoceno tardío afectaron extensas regiones
geográficas, éstos pueden ser reconocidos, a escala micro, en el análisis pedológico y
geoquímico de los suelos (Sampietro Vattuone 2007b), donde la potencia y desarrollo
edáfico del paleosuelo es mayor a lo registrado para el suelo actual, y los procesos
erosivos que afectaron la región se ven plasmados en la eliminación de la mayoría de los
horizontes 2Ab en las estructuras agrícolas y de algunos horizontes 2Ab en las
residenciales.
Por supuesto, estas afirmaciones no son una novedad, otros investigadores han referido
este hecho para las mismas (Sampietro y Sayago 1998, Sampietro 2001 y Sampietro
Vattuone 2002) y otras unidades de paisaje ubicadas dentro del valle (Sampietro
Vattuone 1999) y para el valle aledaño, y muy relacionado con Tafí, de La Ciénega (Iacullo
2004).
268
Jimena Roldán
En los tres casos es evidente que este pueblo andino se asentó en estos paisajes en
momentos de estabilidad medioambiental y probablemente de condiciones climáticas
más húmedas y cálidas que las actuales. La pedología y geoquímica de cada una de estas
geoformas muestra claras diferencias en el material de procedencia, el tiempo de
desarrollo e incluso en las condiciones microclimáticas en las que se formó cada suelo,
pero comparten una característica común y esta es que se practicaron actividades
antrópicas muy similares. Una vez que las condiciones medioambientales empeoraron
estos sitios fueron abandonados y cubiertos con sedimentos, sobre los cuales se formó el
suelo actual, cuyas características pedológicas y geoquímicas son muy uniformes y
contrastantes con las del paleosuelo, mostrando claras diferencias en las condiciones
ambientales y el lapso de tiempo en los que ambos suelos se desarrollaron.
Los sitios estudiados en esta oportunidad fueron contemporáneos en algún momento del
Formativo. El sitio El Tolar, según datación radiocarbónica (Sampietro Vattuone 2002),
estuvo habitado durante el Formativo medio, La Costa 2, por medio del análisis
ceramológico, durante el Formativo medio y probablemente superior, y El Potrerillo, por
el mismo método de cronología relativa que el anterior, durante el Formativo medio.
Estos paisajes fueron explotados por el hombre en condiciones medioambientales
similares, pero para que su explotación agrícola rinda, un suelo necesita con cierta
regularidad ser abonado, ya que los nutrientes que extraen de la materia orgánica son
consumidos rápidamente por las plantas o eliminados por el regadío. Ahora bien, se sabe
que la utilización de guano como abono orgánico para suelos agrícolas es una costumbre
muy conocida y aún utilizada entre los pueblos andinos (Korstanje 2007), incluso se ha
encontrado evidencia arqueológica de su uso en el valle del Bolsón en el NOA (Korstanje
2010). El guano es una fuente importante de fósforo orgánico (Middleton y Price 1996)
además de mejorar la textura y estructura de un suelo y de conservar la humedad del
mismo por más tiempo (Korstanje 2005). Los perfiles agrícolas de El Tolar muestran clara
evidencia de la utilización de un fertilizante orgánico, no sólo por las elevadas
concentraciones de fósforo orgánico en el horizonte superficial del paleosuelo sino
también por la presencia de cobre disponible, ausente en los perfiles residenciales de esta
geoforma. Mientras que en La Costa 2 y El Potrerillo esta situación no se da.
269
Jimena Roldán
A esta situación pueden sumarse los procesos postdepositacionales que intervinieron una
vez abandonados los sitios, no hay que olvidarse que las condiciones imperantes a finales
del primer milenio fueron áridas, propiciando fenómenos erosivos, producto de un clima
seco y frío, que eliminaron el horizonte superficial de muchos de estos perfiles,
llevándose consigo las concentraciones de fósforo orgánico.
Es aceptable pensar que El Tolar haya sido uno de los asentamientos habitado (tafíes) por
un muy prolongado período de tiempo, incluyendo el Formativo superior, ya que no sólo
los suelos agrícolas muestran concentraciones de fósforo orgánico muy elevadas, sino
que lo mismo ocurre en los suelos habitacionales. Se sabe que en las estructuras
residenciales los espacios utilizados para diferentes actividades domésticas eran
limpiados periódicamente, es decir que la mayor fuente de fósforo orgánico antrópico
(desechos orgánicos de diversas naturalezas y restos óseos) era removido de los
contextos domésticos con excepción de las cenizas de madera encontradas en los fogones
(Middleton y Price 1996). Por lo tanto, es esperable registrar bajas concentraciones de
esta especie en el interior de una estructura residencial, sin embargo este no es el caso, el
hallazgo de altas concentraciones de fósforo orgánico se da como resultado de
ocupaciones que perduraron en el tiempo permitiendo que los pisos concentren mayor
cantidad de evidencia geoquímica.
Porqué se da esta situación es, por el momento, algo que entra en el campo de la
especulación. Sin embargo, hay que tener en cuenta que ante cambios ambientales
similares los grupos humanos no necesariamente muestran comportamientos sociales
semejantes. Olivera et al. (2008) lo expresan muy bien cuando afirman que si bien la
situación cambiante del medioambiente debe haberse reflejado en las estrategias de
asentamiento y subsistencia de los grupos humanos, clima y ambiente no determinan la
respuesta de la sociedad en forma directa sino que se produce un abanico de opciones
entre las que el grupo escoge. En el caso del valle de Tafí, si bien para el año 1000 d. C.
este había sido abandonado por los tafíes, el proceso de abandono seguramente fue
progresivo, no toda la población dejó el valle al mismo tiempo, aquellos que se quedaron
tuvieron que adaptar sus estrategias de supervivencia a las cambiantes condiciones. Un
hecho a tener en cuenta es que el trabajo agrario a gran escala exige cierta centralización
de la mano de obra, situación que pudo verse deteriorada a medida que la población
disminuía.
Este proceso de abandono dejó su impronta en los suelos que habitaron. Posiblemente, la
presencia en el Formativo inferior de asentamientos nucleados, donde el espacio
residencial estaba separado del agrícola (Salazar y Franco Salvi 2010, Oliszewski 2011),
estuvo fuertemente influenciado por las óptimas condiciones climáticas imperantes en
dicha época (Sampietro Vattuone 2002), que permitieron el crecimiento y desarrollos de
poblados de gran magnitud. Ahora bien, cuando en el Formativo superior las condiciones
climáticas cambiaron a secas y frías (Sampietro Vattuone 2002), haciendo muy difícil la
270
Jimena Roldán
vida agrícola, este pueblo no tuvo otra opción que adaptarse a dicha situación. Algunos
dejaron el valle en busca de lugares menos hostiles, probablemente valles menos
afectados por estos cambios, o bajaron al piedemonte y/o la llanura. A partir del registro
arqueológico se sabe que los tafíes mantuvieron estrechas relaciones con pueblos de
otros valles y de selvas occidentales (González 1962, Krapovickas 1968, Heredia 1975,
Bernasconi de García y Baraza de Fonts 1985, Berberián y Nielsen 1988a, Núñez Regueiro
y Tartusi 1990, Tartusi y Núñez Regueiro 1993, Cremonte 1996, García Azcárate et al.
2003, Iacullo 2004). Mientras que aquellos que decidieron quedarse debieron modificar
su patrón de prácticas agrarias, probablemente, desatendiendo actividades tales como el
abonado de los campos.
A pesar de ello, es evidente que en El Tolar las concentraciones de fósforo orgánico son
más elevadas que las registradas para El Potrerillo, siendo La Costa 2 el sitio con
concentraciones de esta especie más bajas, tanto que en dos casos (LC-P1 y LC-P6) son
aún menores que las registradas para el fósforo disponible. Lógicamente las
características de cada unidad de paisaje y su ubicación dentro del valle jugaron y están
jugando un papel importante en las concentraciones generales de esta especie, donde el
aporte de materia orgánica al suelo, porcentaje de humedad, pendiente, tipo de material
parental, etc., son factores importantes para la continuidad de la misma en un suelo.
Pero también se observaron distinciones entre los suelos sometidos a actividad agrícola y
aquellos sobre los cuales se llevaron a cabo actividades de tipo doméstico. La
construcción de las terrazas agrícolas permitió que una serie de características se dieran
en estos perfiles, como ser la acumulación de sedimento de forma natural, la reducción
de la pendiente, la retención de la humedad, el favorecimiento de los procesos de
edafización e iluviación, es decir, la generación de un microclima propicio para el
desarrollo de plantas cultivadas, situación ya mencionada por Denevan (1980) para la
región andina norte, que en los perfiles habitacionales no se observa. Dentro de estos
últimos las bajas concentraciones de fósforo inorgánico, las elevadas concentraciones de
calcio, la ausencia en algunos casos de metales pesados como el cobre disponible y la
presencia de restos arqueológicos, informan sobre el tipo de actividades practicadas en
271
Jimena Roldán
estas estructuras. Incluso la forma en que estos perfiles antrópicos (tanto agrícolas como
residenciales) fueron afectados con posterioridad a su abandono por los procesos
postdepositacionales fue diferente en cada caso, es decir, los habitacionales parecen
haber estado más resguardados de las inclemencias climáticas que los agrícolas.
Se considera importante destacar que si bien hay una serie de factores que permiten el
buen desarrollo de una planta cultivada, la mayoría de la bibliografía consultada refiere a
que un planta puede crecer aún en condiciones pedológicas adversas; que madure y
produzca el alimento requerido va a depender del tipo o especie de planta cultivada y del
cuidado que se le brinde (Ortega Cartaya 1998).
272
Jimena Roldán
Por lo tanto la discusión presentada a continuación es, en sí misma, una forma nueva y
distinta de estudiar sedimentos arqueológicos a partir de análisis físicos y geoquímicos,
en este caso referidos a una actividad específica como es la agricultura.
Los perfiles agrícolas MY-P7 y MY-P8 (ubicados en el medio de dos terrazas agrícolas)
presentan estructura en bloque en sus superficies de cultivo y una textura más fina que el
resto de las capas, esto junto a la presencia de canales de riego son indicativos de la
utilización de sistemas de riego para el cultivo de estas terrazas. El agua es una de las
propiedades más importantes para el desarrollo de un suelo, sin ella no existe la
pedogénesis (Rapp y Hill 1998, Van Breemen y Buurman 2003). Entonces, la construcción
de terrazas agrícolas que tienen la propiedad de acumular sedimento en su interior y de
retener la humedad por más tiempo (Denevan 1980), y la presencia de canales de riego
permitió el desarrollo de una capa levemente edafizada de origen antrópico.
273
Jimena Roldán
formativas, sabemos que estos pueblos conocían y cultivaban diferentes tipos de
tubérculos (Oliszewski 2004 y 2009), por lo que es probable que estos abundaran.
Las relaciones entre los micronutrientes son iguales para todos los perfiles agrícolas en la
superficie de cultivo, Fe > Cu > Mn, donde las concentraciones de este último elemento
son tan bajas que podría decirse que está prácticamente ausente. Por lo que la única
diferencia que se puede establecer entre los perfiles excavados contra el parapeto de
contención de las terrazas (MY-P4, MY-P5 y MY-P6) y aquellos excavados en el medio de
las mismas (MY-P7 y MY-P8), es la mayor profundidad a la que se encuentran enterradas
las superficies de ocupación y la presencia de estructuras en estos últimos perfiles.
En tres de los perfiles excavados se registró una anomalía no esperada, que arrogó
resultados nada relacionados con este trabajo pero importantes de mencionar. En dos
perfiles testigo (MY-P1 y MY-P3) se descubrieron capas de cenizas volcánicas en la última
capa de cada perfil. Todas ellas presentan las mismas características, elevadas
concentraciones de fósforo orgánico, calcio y hierro disponible, estos dos últimos
elementos presentan valores considerablemente mayores a los registrados para las otras
capas.
Al igual que en Molle Yaco, el nivel de ocupación prehispánico pudo establecerse a partir
de indicadores físicos y geoquímicos. En general se encuentra entre los 10 y 40 cm de
profundidad, enterrado bajo una o dos capas de sedimentos. La presencia de estructuras,
diferencias en la textura, el color y el pH, concentraciones elevadas de fósforo orgánico, la
calidad de la materia orgánica y diferencias en las concentraciones de calcio y
micronutrientes son los indicadores de dicho nivel. En ninguno de estos perfiles se
encontraron restos arqueológicos, probablemente como consecuencia de los procesos
erosivos que afectaron la zona (Strecker 1987), la poca profundidad a la cual se encuentra
el nivel de ocupación es un buen indicio de ello. Por lo que sólo se cuenta con los
indicadores geoquímicos para poder reconocer cual fue la superficie de actividad
humana. Estos presentan una distribución más constante y regular, que los restos
arqueológicos, dentro de un área de ocupación (Herz y Garrison 1998).
274
Jimena Roldán
suelo comienza a formarse lo primero en diferenciarse del material parental es el
horizonte A, luego el B y así sucesivamente (Rapp y Hill 1989), es muy posible que, una
vez abandonadas las terrazas, los procesos edáficos se vieran limitados dejando
reminiscencias de un horizonte pobremente edafizado (C3).
La relación de los micronutrientes en los perfiles agrícolas Y-P3 e Y-P5 es igual, Fe > Cu >
Mn, donde las concentraciones de este último elemento son tan bajas que puede decirse
que está prácticamente ausente. Queda claro que las condiciones en las que se cultivó no
eran para nada favorables, sin embargo éste paisaje fue explotado por poblaciones
agrícolas durante mucho tiempo (Períodos Formativo y Desarrollos Regionales) y bajo
condiciones climáticas fluctuantes, por lo que no es errado decir que aún en suelos y
condiciones climáticas desfavorables pueden crecer determinados tipos de cultivos,
probablemente el producto que se obtuvo de esta actividad no fue el mejor pero si lo
suficientemente abundante como para sostener la población asentada en el piedemonte.
Algunos investigadores (Berberián y Nielsen 1988b, Raffino 2007) sugieren, por el tamaño
y la ubicación de la estructura circular donde se excavó el perfil Y-P2, que su función fue
la de almacenar alimentos. Sin embargo, la laminación que presenta en la superficie
ocupacional junto con el cambio de textura más fina, la ausencia de hierro disponible y la
presencia de raíces son más bien indicativos de un piso antes que del fondo de una
estructura de almacenamiento. Posiblemente fue utilizado como lugar de descanso.
La macro escala
275
Jimena Roldán
Este valle presenta una dinámica pedológica y sedimentaria muy diferente a la
encontrada en el valle de Tafí. No hay desarrollo de suelos y en lugar de horizontes se
observan capas sedimentarias.
En ambos sitios, las capas de los perfiles donde se registran estructuras pedológicas son el
producto de la conjunción de factores propicios para el desarrollo de tales rasgos, la
génesis de los mismos es de carácter antrópico gracias a la construcción de las terrazas, el
sistema de riego y posiblemente el abono en el caso de Yasyamayo. Considerando que un
suelo en condiciones desfavorables puede tardar más de mil años en desarrollarse
completamente, si es que esto llega a suceder (Garrison 2003, Rapp y Hill 1998), es
probable que estos campos de cultivo hayan sido explotados por un prolongado lapso de
tiempo, pero las condiciones climáticas imperantes no permitieron el desarrollo
progresivo de suelos propiamente.
Se ha sugerido que los tubérculos fueron los cultivos por excelencia durante el tardío en
esta región (Williams et al. 2010), lo cual estaría en perfecta relación con las condiciones
imperantes en la zona. Si bien deben de haber sido un poco más húmedas durante el
formativo, en el tardío esto cambió radicalmente y las condiciones medioambientales se
volvieron en extremo secas (Caria 2008, Garralla 1999, Olivera et al. 2008, Sampietro
Vattuone 2002, Strecker 19987). Algunos tubérculos crecen en suelos pobres, que no son
frecuentemente fertilizados o directamente no se fertilizan, y son resistentes a climas de
altura, es decir fríos, secos y ventosos (Ortega Cartaya 1998).
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277
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CONCLUSIONES
El arqueólogo, como científico, tiene el deber de generar conocimiento nuevo a partir de
datos concretos. Un nuevo campo metodológico puede brindar a la arqueología una
cantidad de datos que resuelvan o amplíen el conocimiento que se tiene de la economía
de subsistencia y forma de vida de comunidades que no han dejado otra cosa que objetos
materiales.
Pero para ello debía enfocarse o verse al paisaje y todo lo que éste contiende de otra
forma, era necesario incorporar conocimiento nuevo y generar o elaborar principios
acorde a lo que se pretendía analizar. Así nacen nuevas perspectivas como las del suelo
visto como un artefacto arqueológico (Sampietro Vattuone 2007a) o la forma en que el
hombre entiende y se relaciona con el paisaje que lo rodea, en qué momentos se adapta
a este y cuándo lo modifica para que éste se adapte a sus necesidades o caprichos
(Anschuetz et al. 2001).
Así, se logró demostrar que la actividad agrícola deja marcas, prácticamente imborrables,
en el suelo o sedimento donde se practica. Desde la construcción de un simple parapeto
perpendicular a la pendiente hasta la utilización de abono para su cuidado, el suelo
comienza una transformación que continuará a través del tiempo hasta que la actividad
agrícola cese, entonces algunas características físicas y químicas perdurarán y serán
posibles de medir en un futuro. Este hecho permitió establecer diferencias, a través del
tiempo, en la forma en que la tierra agrícola era trabajada. En el caso del valle de Tafí, la
utilización de abono al comienzo del formativo y el progresivo abandono de esta práctica
conforme la situación ambiental se hacía más dura, se relaciona con la disminución
poblacional que el valle sufre para finales del formativo y la imposibilidad de sostener el
mantenimiento de los suelos agrícolas. Mientras que la situación contraria sea presenta
en el valle de Santa María, en el sitio formativo de Molle Yaco parece no utilizarse ningún
tipo de abono en las tierras bajo cultivo, mientras que en el sitio tardío de Yasyamayo se
da la situación inversa, es decir, que a condiciones climáticas adversas estos pueblos
278
Jimena Roldán
respondieron con un mayor cuidado de las tierras de cultivo, siendo el abono una de las
prácticas utilizadas.
La primera hipótesis de esta tesis versa que “La selección del espacio agrícola estuvo
subordinada a las condiciones climáticas imperantes, a las características del paisaje y a
los recursos de infraestructura conocidos por cada cultura prehispánica que aseguraban
el buen rendimiento de los suelos para cultivo. Es por ello que encontramos improntas
diferenciales de dicha actividad en distintas unidades de paisaje.”
Sin embargo, se ha podido determinar que la agricultura llegó a practicarse incluso en los
medioambientes más inhóspitos encontrados en estos valles. Es verdad que, en un primer
momento, la construcción de la infraestructura agrícola tenía como fin poder cultivar y
que dichos cultivos tuvieran un buen rendimiento. Sin embargo, cuando las condiciones
climáticas cambiaron drásticamente a finales del primer milenio d. C. es probable que las
necesidades cambiaran también y que esta infraestructura agrícola no necesariamente
posibilitara el óptimo rendimiento, sino poder sobrevivir de lo que el suelo y el clima
permitieran cultivar.
Ahora bien, como sucede con la variabilidad genética entre poblaciones, se encontraron
mayores diferencias dentro de cada unidad de paisaje que entre unidades de paisaje. En
este punto es importante especificar que las relaciones establecidas fueron por un lado,
entre las geoformas estudiadas en el valle de Tafí y por el otro entre las geoformas
estudiadas en el valle de Santa María, no se establecieron relaciones entre valles debido a
que su geología, clima y dinámica sociocultural es muy diferente, tanto que en el valle de
Tafí podemos hablar de suelos, mientras que en el de Santa María sólo de capas
sedimentarias.
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es decir, que la construcción de esta infraestructura agrícola afecta de modo diferencial
los suelos que se desarrollan en las superficies de cultivo.
La segunda y última hipótesis dice que “Los suelos y sedimentos utilizados para la
agricultura muestran evidencia de explotación intensiva, ésta provocó cambios en la
geoquímica, pedología y sedimentología de los suelos y sedimentos prehispánicos en
relación con los suelos y sedimentos actuales.”
Finalmente, estaba fuera de los objetivos de este trabajo especificar los cultivos que se
plantaron en dichas terrazas, para ello toda una gama diferente de métodos y técnicas
deberían de haber sido consideradas. Sin embargo, se tiene consciencia de que no todas
las plantas cultivadas necesitan las mismas atenciones y que hay especies que crecen y se
adaptan mejor a medioambientes poco favorables. Por lo que es muy posible que en
épocas en las cuales el clima no era favorable a la agricultura, las terrazas de cultivo
hayan sido utilizadas para cultivar plantas que sobrevivieran en dicha situación, aunque el
aporte calórico obtenido de las mismas no haya sido el mejor o más adecuado.
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