Está en la página 1de 1

¿Dónde ahora? ¿Cuándo ahora? ¿Quién ahora? Sin preguntármelo. Decir yo.

Sin
pensarlo. Llamar a esto preguntas, hipótesis. Ir adelante, llamar a esto ir, llamar a
esto adelante. Puede que un día, venga el primer paso, simplemente haya
permanecido, donde, en vez de salir, según una vieja costumbre, pasar días y
noches lo más lejos posible de casa, lo que no era lejos. Esto pudo empezar así.
No me haré más preguntas. Se cree sólo descansar, para actuar mejor después, o
sin prejuicio, y he aquí que en muy poco tiempo se encuentra uno en la
imposibilidad de volver a hacer nada. Poco importa cómo se produjo eso. Eso,
decir eso, sin saber qué. Quizá lo único que hice fue confirmar un viejo estado de
cosas. Pero no hice nada. Parece que hablo, y no soy yo, que hablo de mí, y no es
de mí. Estas pocas generalizaciones para empezar. ¿Cómo hacer, cómo voy a
hacer, qué debo hacer, en la situación en que me hallo, cómo proceder? Por pura
aporía o bien por afirmaciones y negaciones invalidadas al propio tiempo, o antes o
después. Esto de un modo general. Debe de haber otros aspectos. Si no, sería
para desesperar de todo. Pero es para desesperar de todo. Notar, antes de ir más
lejos, de pasar adelante, que digo aporía sin saber lo que quiere decir. ¿Se puede
ser efectivo si no es queriendo? Lo ignoro. Los síes y los no es, eso es otra cosa,
se me volverán a presentar a medida que avance, y el modo de ciscarse encima,
antes o después, como un pájaro, sin olvidarse de uno solo. Se dice eso. El hecho
parece ser, si en la situación en que me encuentro se puede hablar de hechos, no
sólo que voy a tener que hablar de cosas de las que no puedo hablar, sino también
lo que aún es más interesante, que yo, lo que aún es más interesante, que yo, ya
no sé, lo que no importa. Sin embargo, estoy obligado a hablar. No me callaré
nunca. Nunca.

En El innombrable

También podría gustarte