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ESCENA PREVIA
La vieja.
Escucha su radio portátil.
Habla con la efigie de Sandler.
Teme.
Espera.
Escucha.
Un chamamé.
Vieja:
¿Te acordás cuando nos casamos en Entre Ríos, viejo? Qué flor de fiesta hicimos. ¡El
rabino Mekler se vino desde Basavilbaso para casarnos! La tía Olga no lo podía creer, ella
era pariente del rabino pero no sabía nada que venía, ja ja ja. Qué tiempos aquellos.
Se calla.
Espera.
Teme.
Escucha.
La Muerte canta.
Un ruido.
Vieja:
Viejito… ¿escuchaste?
¿Hay alguien en… la vida?
Tac, tac, tac… ¿escuchás?
¿Me vienen a buscar?
No importa. Me voy a quedar. Acá. Con vos.
Sé cuidarme. Vos me enseñaste, Sandler.
Se creen que una es tonta. Una vieja tonta. Vienen. Tocan la puerta.
Se hacen los que… pero yo no soy ninguna estúpida.
En la calle sola no me agarran. Vos me enseñaste. Hago como que saludo al vecino de
enfrente.
“¡Hola Rogelio!” No hay ningún vecino, pero yo saludo. Y les hago creer que no estoy
sola.
No estoy sola. Vos estás siempre conmigo. Vos me cuidás, Sandler.
Silencio.
Silencio.
Mirá. Lo que tengo acá. Tus fotitos. Todas las que me mandaste del viaje. Y las que yo me
saqué para vos. Las que eran tu sorpresa. Sin ropa me las saqué, Sandler. Desnuda.
Pero esas no llegué a enviártelas. El mismo día que las iba a mandar, me llegó el
telegrama.
¡Ay!
No importa Sandler.
Me voy a quedar acá, al lado tuyo. Hasta que vengas. Hasta que vengas a buscarlas.
Deja el sobre. Toma el retrato y un trapo. Lo escupe y lo lustra. Avanza hacia público.
¿Seguís enojado por esa noche? Perdoname Sandler. Esa noche yo… no estaba
dispuesta.
No estaba dispuesta.
Pensé: “En un mes vuelve, y voy a estar dispuesta.” Y me saqué las fotos, para
mandártelas y que vos también estés dispuesto.
¡Qué sabía yo que te ibas a… caer… del barco?
Perdoname, Sandler.
Listo, todo limpito.
Todo bañadito.
ESCENA DE LA PELÍCULA
D – Buenas tardes.
V – ¿Qué quiere?
D – Venimos de parte de su marido a buscar… un sobre que él nos dejó. Dijo que es un
sobre amarillo grande que está en el mueble del living debajo del jarrón chino.
V – Mi marido no está.
D – Sí sí, ya lo sé. Precisamente él nos dijo que aunque no estuviera podíamos pasar a
buscar… el sobre.
D – Nos encantaría señora pero no podemos. Y Sandler, el señor Sandler nos dijo que…
V – ¡No está! ¡No está! ¡Mi marido no está! ¿Quiénes son ustedes? ¿Qué quieren de mí?
V – ¡Fuera, fuera, fuera le digo! Yo los conozco muy bien a ustedes. ¡Se aprovechan de
una porque está sola! Pero yo no lo voy a permitir. No los voy a dejar. Por eso no le abro
la puerta a nadie. (Vuelve hacia él con vigor) Y a ver entonces, ¿usted quién es?
P – ¿Está rico?
P – ¡La sobrina de Olga! ¿Se acuerda? Me va a dar el sobre con las fotos. Para mí mamá.
P – Sí, unas fotos viejas de mi tío Lívor y su familia en Polonia. Su marido había
prometido que nos iba a hacer unas copias de los originales, y nosotros se las queríamos
regalar a mi mamá, ahora que viajamos para allá.
P – Entre Ríos.
V-…
P – Mamá no quiso irse nunca de ahí. Ella siempre dice: un Mekler se queda en la tierra
que lo vio nacer.
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