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UNIVERSIDAD NACIONAL DEL NORDESTE

FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS

DERECHO DE CONTRATOS Y TÍTULOS VALORES

NOTAS DE CÁTEDRA

Primera Parte
TEORÍA GENERAL DE LOS CONTRATOS

UNIDAD 1
CONTRATO. CONCEPTO. CLASIFICACIÓN. TRATATIVAS CON-
TRACTUALES. ELEMENTOS DE LOS CONTRATOS.

María Laura Estigarribia Bieber


Silvina Andrea Cáncer

Año 2020
Argentina
TEORÍA GENERAL DE LOS CONTRATOS
Contrato. Concepto. Clasificación. Tratativas contractuales. Ele-
mentos de los contratos

Unidad 1

Contrato. Definición. Función económica e importancia de los contratos. Carácter


de las normas legales. Prelación normativa.
Libertad de contratación. Efecto vinculante. Facultades de los jueces. Buena Fe.
Carácter de las normas legales. Derecho de propiedad.
Clasificación de los contratos: unilaterales y bilaterales; a título oneroso y a título
gratuito; conmutativos y aleatorios; formales y no formales; nominados e innomina-
dos; plurilaterales.
Tratativas contractuales. Contratos preliminares. Pacto de preferencia. Subcontrato.
Contratos conexos. Definiciones.
Elementos de los contratos: esenciales, naturales y accidentales.

CONTRATO. DEFINICIÓN
Todos tenemos una idea o un concepto vulgar acerca del contrato; sabemos que se
trata de un acuerdo, generalmente entre dos personas, en el que manifiestan su
intención de adquirir derechos y contraer obligaciones, especificando los detalles de
dicha operación que tiene un contenido patrimonial.
Por lo demás, todos celebramos contratos a diario, aún sin advertirlo. Así, cuando
subimos a un ómnibus y pagamos el pasaje, es un contrato de transporte; cuando
compramos caramelos, es un contrato de compraventa; cuando hacemos un man-
dado para nuestros padres, es un contrato de mandato. Vale decir que estudiar
acerca de los contratos resultará de utilidad no solamente para avanzar en la carrera
de Contador Público, sino que nos aportará una serie de conocimientos para el ma-
nejo de nuestra vida cotidiana.
Pasando a su significado jurídico, el Código Civil y Comercial (en adelante lo deno-
minaremos CCC) nos brinda una definición de contrato en su artículo 957, al decir:
Contrato es el acto jurídico mediante el cual dos o más partes manifiestan su con-
sentimiento para crear, regular, modificar, transferir o extinguir relaciones jurídicas
patrimoniales.
De la misma definición surge que se trata de un acto jurídico bilateral, destinado a
regir relaciones de carácter patrimonial (con contenido económico), mediante su
creación, regulación, modificación, transferencia o extinción.
Por tanto, “en cuanto en el contrato se coordinan conductas humanas, la institución
de su vigencia es la voluntad de las partes que deciden formarlo para lograr un
resultado económico común, tras reflexionar en cierta medida acerca de la conve-
niencia o inconveniencia del medio promovido, siempre relativo a la concreción de
los objetivos individuales que procuran cumplir” (De Reina Tartière, pág. 9).
Cabe aclarar que cuando el artículo 957 habla de partes se refiere a los distintos
intereses que pueden intervenir en el acto jurídico; cada parte puede estar com-
puesta de una o más personas. Por ejemplo: puede existir una compraventa entre Pedro y
Juana, en la que cada parte, vendedora y compradora, están constituidas por una persona; o el
mismo contrato puede celebrarse entre Pedro, Pablo y José, que resultan condóminos de una cosa,
que la venden a Juana, en cuyo caso una de las partes, la vendedora, estaría compuesta por más
de una persona, pero todas con el mismo interés, idénticos derechos y obligaciones que surgirán del
contrato celebrado. O puede tratarse de un contrato en el que existan más partes, como sería el
caso de la constitución de una sociedad entre Mariela, José, Pablo, Johana y Alexis; en este caso,
si bien todos tienen un interés común (la empresa que llevarán adelante), cada una tiene, a su vez,
un interés individual (las ganancias que pretende obtener).
En otro orden, se refiere a relaciones jurídicas patrimoniales, a efectos de limitar el
concepto y también el desarrollo de la institución; es decir que aquellos actos jurídi-
cos bilaterales destinados a regir relaciones jurídicas extrapatrimoniales no estarán
comprendidos en estas disposiciones. Por ejemplo, el acto jurídico del matrimonio no tendrá
el carácter de contrato, a pesar de ser un acuerdo de voluntades destinado a hacer nacer derechos
y obligaciones, puesto que tiene carácter extrapatrimonial.

FUNCIÓN ECONÓMICA E IMPORTANCIA DE LOS CONTRATOS


La función económica principal de los contratos es la circulación de bienes y servi-
cios para la satisfacción de necesidades o intereses y su importancia radica en po-
sibilitar dicha circulación, mediante instrumentos que fortalecen la seguridad jurídica
y facilitan el intercambio. Constituye la principal fuente de obligaciones.
Desde el punto de vista ético, la importancia de los contratos se aprecia desde un
doble ángulo: por una parte, hay una cuestión moral envuelta en el deber de hacer
honor a la palabra empeñada; por la otra, los contratos deben ser un instrumento
de la realización del bien común (Borda, págs. 4 y 5). De esto último se desprende
que muchas veces el Estado debe intervenir para defender el orden público y, tam-
bién, a quienes pueden ser objeto de abusos, muchas veces a través de los mismos
contratos.

CARÁCTER DE LAS NORMAS LEGALES


El artículo 962 del CCC nos determina que Las normas legales relativas a los con-
tratos son supletorias de la voluntad de las partes, a menos que de su modo de
expresión, de su contenido, o de su contexto, resulte su carácter indisponible.
Esto significa que, en principio, los contratos se rigen por la voluntad de las partes
que, en forma autónoma pueden determinar su contenido; es decir los derechos y
obligaciones que en ellos se contengan. Esto responde a un principio general del
Derecho Privado, denominado de Autonomía de la Voluntad, que importa la libertad
de las partes para decidir contratar o no hacerlo, con quién hacerlo y determinar el
contenido del contrato.
Entonces, las normas legales, contenidas en el CCC o en normas especiales, tiene
un carácter supletorio de lo determinado por la voluntad de las partes; es decir que
se aplican sólo en caso que éstas no hayan previsto alguna cuestión. Un ejemplo de
aplicación supletoria (para suplir la voluntad de los contratantes) sería el caso que en un contrato de
compraventa las partes no hayan establecido el lugar de entrega de la cosa vendida. En ese caso
resultará de aplicación lo dispuesto por el artículo 1148 del CCC, que establece que para el caso
que no se haya convenido, la entrega debe hacerse en el lugar en que la cosa cierta se encontraba
al celebrarse el contrato. Esto es así salvo aquellos casos en que la misma ley declare
que su contenido es de orden público y, por tanto, su contenido no pueda ser dejado
de lado por las partes o cuando por cualquier circunstancia surjan normas de carác-
ter indisponible, que traen consigo la imposibilidad de desconocerlas, para las par-
tes.
Por ejemplo: en función del principio de la autonomía de la voluntad, dos partes podrían convenir un
contrato de compraventa; pero no pueden afectar los derechos protegidos por la Ley de Defensa del
Consumidor, porque sus disposiciones tienen carácter de orden público.

PRELACIÓN NORMATIVA
Este tema hace referencia al orden en el cual se aplicarán las normas, ante un con-
trato determinado. El artículo 963 del CCC determina al respecto: Cuando concurren
disposiciones de este Código y de alguna ley especial, las normas se aplican con el
siguiente orden de prelación:
a) normas indisponibles de la ley especial y de este Código;
b) normas particulares del contrato;
c) normas supletorias de la ley especial;
d) normas supletorias de este Código.
Significa que, en primer lugar, se aplicarán las normas indisponibles, sean de leyes
especiales o del CCC mismo; en segundo término, se considerará la voluntad de
las partes, plasmada en el contenido del contrato y, para el caso de cuestiones que
no hayan sido previstas, se emplearán las normas supletorias, primero las de la ley
especial (Por ejemplo, de la Ley de tarjetas de crédito) y, en caso que ésta no las prevea,
las del CCC.

LIBERTAD DE CONTRATACIÓN
La libertad de contratación es una facultad que se encuentra prevista en el artículo
958 del CCC, que dice Las partes son libres para celebrar un contrato y determinar
su contenido, dentro de los límites impuestos por la ley, el orden público, la moral y
las buenas costumbres.
En este artículo se consagra el principio de Autonomía de la Voluntad, por el cual
se establece:
Que nadie está obligado a contratar, por lo cual contratar es una opción para cada
una de las partes.
Cada sujeto puede elegir con quién contratar, llamada libertad de elección. Esta
libertad se ve coartada en aquellos casos en que el producto o servicio se comer-
cialice en condiciones de monopolio. Por ejemplo, cuando quiero contratar el servicio de agua
corriente; generalmente es brindado por una sola empresa y, en ese caso, no existe opción para
elegir con quién contratar, la única opción posible sería no contratar, lo cual resulta prácticamente
imposible en el caso de los servicios esenciales.
Las partes pueden determinar libremente el contenido del contrato, llamada libertad
de configuración. Esto es perfectamente posible cuando el contrato se celebra entre
dos partes que poseen igual capacidad de negociación. Sin embargo, obviamente
que esa libertad encuentra una limitación en las normas indisponibles, que no pue-
den ser trasgredidas o desconocidas y se ve, también, muy reducida para uno de
los sujetos intervinientes en aquellos contratos realizados por adhesión, en los cua-
les una de las partes ha determinado absolutamente el contenido contractual y la
otra sólo puede adherir o prescindir de la cosa o servicio. Por ejemplo, el sujeto que
pretende contratar el servicio de telefonía celular. La empresa pondrá a su disposición un contrato
predispuesto, hecho en formulario, en que se consignarán sus datos y al que solamente podrá ad-
herir y firmar, o prescindir del servicio. En estos casos el poder de determinar libremente el contenido
del contrato es válido solamente para el empresario, que puede determinarlo en su totalidad; sin
embargo, la otra parte no podrá participar de negociación alguna al respecto, viendo restringido el
ejercicio de la autonomía de su voluntad.

EFECTO VINCULANTE
El artículo 959 del CCC impone que Todo contrato válidamente celebrado es obli-
gatorio para las partes. Su contenido sólo puede ser modificado o extinguido por
acuerdo de partes o en los supuestos en que la ley lo prevé.
Esto significa que la declaración de voluntad de las partes tiene pleno valor para
obligarlas, en cuanto haya sido determinado en el contrato y que son ellas mismas
quienes pueden modificar su contenido o extinguir el contrato, haciendo cesar sus
efectos. También puede ser modificado o extinguido por expresa disposición de la
ley. Por ejemplo: en el contrato de locación de inmueble, si el locatario (inquilino) quiere abandonar
el inmueble puede convenirlo con el locador (propietario) o, también, puede hacerlo en función de lo
determinado por el artículo 1221 del CCC, que prevé las condiciones para que pueda tener lugar la
rescisión anticipada.
Existen otras previsiones de la ley, que importan limitación a la eficacia de los con-
tratos, por ejemplo la lesión subjetiva (que consiste en el caso que una de las partes
ha conseguido una ventaja desproporcionada a su favor, abusando del estado de
necesidad, la ligereza o inexperiencia de la otra) o la imprevisión (caso en que un
contrato válido, debido a razones externas, que no han podido preverse, se vuelve
excesivamente oneroso para una de las partes). Por ejemplo, si alguien contrató la venta
de 100 toneladas de trigo por 5.000$ y hay una gran sequía, que provoca una gran escasez del
material comprometido lo que, a su vez, provoca un desmedido aumento de su precio hasta llegar a
costar 50.00$ la tonelada. Evidentemente, para el obligado a entregar la mercadería le resultaría
sumamente desventajoso cumplir con la obligación, debido a una causa externa e imprevisible) So-
bre estos temas volveremos con más amplitud en la Unidad IV.
Ahora bien; en principio el contrato firmado por las partes es válido y tiene efectos
obligatorios; quien pretende que un contrato es inválido o nulo, debe invocar y pro-
bar la justa causa en que basa su pretensión. Por ejemplo, una persona que alegue que
firmó el contrato bajo amenazas, en cuyo caso su voluntad estaría viciada por violencia moral, deberá
mencionar esa causa y probarla, a fin de conseguir que se declare la nulidad del contrato. Si no
consigue hacerlo, lo convenido en el contrato resultará exigible.

FACULTADES DE LOS JUECES


El artículo 960 del CCC establece que Los jueces no tienen facultades para modifi-
car las estipulaciones de los contratos, excepto que sea a pedido de una de las
partes cuando lo autoriza la ley, o de oficio cuando se afecta, de modo manifiesto,
el orden público.
Esta es una declaración de respeto al principio de autonomía de la voluntad; aquello
que las partes pactaron válidamente debe ser respetado por los jueces y no puede
ser alterado. Sin embargo, el artículo establece dos excepciones.
Una, que refiere al caso en que la modificación sea solicitada por una de las partes
y esté autorizada por la ley, como podrían ser los casos mencionados de existencia
de lesión o imprevisión, en los cuales el juez podrá decretar la nulidad o un ajuste
de las obligaciones, para mantener la equivalencia de las prestaciones. Por ejemplo,
ordenar el reintegro del precio cobrado en exceso o un ajuste del monto a abonar.
La segunda excepción prevista es la que autoriza al juez a actuar de oficio; esto
significa sin que exista una petición de parte. Esta posibilidad, de intervenir en el
contrato, sólo está habilitada cuando su contenido afecta, de modo manifiesto, el
orden público. Sabemos que existen leyes que son determinadas como de orden
público, debido a la trascendencia de los bienes que protegen; entonces, la autono-
mía de la voluntad no puede contradecir su contenido. Por ejemplo, la Ley de Defensa
del Consumidor establece la prohibición de la inclusión de cláusulas abusivas en los contratos de
consumo, en su artículo 37 y lo mismo ocurre con los contratos celebrados mediante adhesión a
condiciones generales, por parte del artículo 988 del CCC. En caso que un Juez detecte la inclusión
de una cláusula abusiva en un contrato, podrá disponer de oficio, tenerla por no escrita y, por tanto,
eliminar su contenido de las obligaciones pactadas.

BUENA FE
La buena fe constituye un principio general, de aplicación en todo el ámbito del De-
recho Privado y ha sido establecido, con carácter general, en el artículo 9 del CCC,
cuando dispone que Los derechos deben ser ejercidos de buena fe.
“La buena fe posee dos modalidades; una es la buena fe subjetiva, también llamada
buena fe creencia, que consiste en la impecable conciencia de estar obrando con-
forme a Derecho y es antecedente para la adquisición de un derecho, por lo común
un derecho real: por ejemplo, cuando alguien adquiere una cosa, se lo considera de
buena fe si tiene la convicción de que el enajenante es su dueño” (Alterini, pág. 30).
La otra, que resulta pertinente en materia de contratos, es la buena fe objetiva, que
“implica una regla de conducta de probidad, que genera en los demás la confianza
en que será acatada. Y… es comprendida como la que se atiene al criterio de recí-
proca lealtad de conducta o confianza entre las partes (Videla Escalada) o al com-
portamiento leal y honesto de la gente de bien (Alsina Atienza) (Alterini, pág. 31).
“Aplicado a esta materia (contratos), el principio de la buena fe significa que el hom-
bre cree y confía que una declaración de voluntad surtirá en un caso concreto sus
efectos usuales, los mismos efectos que ordinaria y normalmente ha producido en
casos iguales. El juez, puesto a dirimir una controversia, debe preguntarse qué sig-
nificado hubiera atribuido a la declaración de una persona honorable y correcta,
obrando con cuidado y previsión…” (Borda, Guillermo, pág. 52).
Más allá de la declaración con carácter general del artículo 9 del CCC, ya referido,
al abordar su Título II Contratos en general, Capítulo 1: Disposiciones generales, el
Código refiere, nuevamente a este principio, en su artículo 961, al decir: Los contra-
tos deben celebrarse, interpretarse y ejecutarse de buena fe. Obligan no sólo a lo
que está formalmente expresado, sino a todas las consecuencias que puedan con-
siderarse comprendidas en ellos, con los alcances en que razonablemente se ha-
bría obligado un contratante cuidadoso y previsor.
Es decir que se reafirma la obligación de una conducta leal, honesta y previsible y,
más allá de eso, de la existencia de deberes de cooperación con la otra parte, de
manera tal que cada una obtenga la mejor prestación, en un clima de confianza y
colaboración recíprocas.

DERECHO DE PROPIEDAD
El CCC, en su artículo 965 se refiere al Derecho de Propiedad, al disponer que Los
derechos resultantes de los contratos integran el derecho de propiedad del contra-
tante.
Realmente, se refiere a que todos los derechos resultantes de los contratos forman
parte del patrimonio de una persona; lo que deviene relevante si recordamos que el
patrimonio constituye la garantía común de los acreedores.

CLASIFICACIÓN DE LOS CONTRATOS


Existen distintos criterios según los cuales pueden clasificarse a los contratos. Hay
clasificaciones llamadas explícitas, por estar previstas en el CCC y otras considera-
das implícitas, por surgir de otras fuentes, generalmente realizadas por la doctrina
o por los usos, como podría ser considerarlos desde el punto de vista de su función
económica y social.
“Las clasificaciones clásicas, que generalmente se formulan de los diversos institu-
tos jurídicos, sólo cumplen un objetivo de carácter didáctico o explicativo, toda vez
que tienden a una ordenación, distribución sistemática, agrupación homogénea y, a
la vez, separación diferenciada para establecer clases según principios, métodos o
sistemas y, en términos generales, como toda clasificación, procuran dosificar las
diferencias de especies con las semejanzas internas de ellas” (Vítolo, pág. 417).

Entre las clasificaciones explícitas encontramos:

Unilaterales, Bilaterales o Plurilaterales


Los contratos pueden ser unilaterales o bilaterales, según existan o no prestaciones
recíprocas entre las partes. En tal sentido, el CCC se expresa en su artículo 966,
diciendo que “Los contratos son unilaterales cuando una de las partes se obliga
hacia la otra sin que ésta quede obligada. Son bilaterales cuando las partes se obli-
gan recíprocamente la una hacia la otra. Las normas de los contratos bilaterales se
aplican supletoriamente a los contratos plurilaterales”. Un ejemplo de contrato unilateral
es el de donación, puesto que de él sólo surgen obligaciones para el donante y el donatario se limita
a aceptar la donación. Un contrato bilateral clásico es la compraventa o la locación; en ambos existe
la entrega de una cosa (transfiriendo el dominio, en la compraventa y transfiriendo el uso y goce, en
la locación), a cambio del pago de un precio en dinero.
En los contratos plurilaterales existen varias partes, con diferentes intereses cada
una, pero con un interés común subyacente. Un ejemplo de contrato plurilateral podría ser
la constitución de una prenda por un tercero; es decir hay una obligación principal, en que existen
dos partes, el acreedor y el deudor y hay otra parte, mediante el contrato accesorio, por medio del
cual un tercero compromete una cosa mueble de su propiedad como garantía del pago del crédito
otorgado al deudor de la obligación principal. También resultan plurilaterales los contratos de cola-
boración empresaria.

Celebrados a Título Oneroso o a Título Gratuito


Otra clasificación que se encuentra explícita es aquella que los distingue según se
hayan celebrado a título oneroso o a título gratuito. Está prevista en el artículo 967
del CCC, cuando expresa Los contratos son a título oneroso cuando las ventajas
que procuran a una de las partes les son concedidas por una prestación que ella ha
hecho o se obliga a hacer a la otra. Son a título gratuito cuando aseguran a uno o a
otro de los contratantes alguna ventaja, independiente de toda prestación a su
cargo. Es decir que en los que son a título oneroso hay una prestación a cambio de
una contraprestación; por ejemplo, en la compraventa, hay entrega de una cosa por parte del
vendedor a cambio del pago de un precio a cargo del comprador. Por su parte, es a título gratuito,
por ejemplo, un contrato de comodato (préstamo de uso, como el del modem entregado por las
empresas que prestan servicio de Internet), en el cual el comodante entrega el uso y goce de una
cosa al comodatario que únicamente se compromete a devolverla en el momento que le sea solici-
tada, pero no paga ningún precio por ello.

Los Contratos celebrados a Título Oneroso pueden clasificarse en Conmuta-


tivos o Aleatorios
A su vez, los contratos a título oneroso pueden clasificarse en conmutativos o alea-
torios, conforme lo determina el artículo 968 del CCC, que reza Los contratos a título
oneroso son conmutativos cuando las ventajas para todos los contratantes son cier-
tas. Son aleatorios, cuando las ventajas o las pérdidas, para uno de ellos o para
todos, dependen de un acontecimiento incierto. Un ejemplo de contrato conmutativo puede
ser una locación, en la que tanto el locador como el locatario conocen perfectamente el valor de las
obligaciones a su cargo, desde el comienzo de su existencia. Un ejemplo de contrato aleatorio sería
aquel por el cual adquirimos un billete de lotería. El adquirente paga un precio determinado y el
vendedor lo recibe; ahora bien, ninguno de ambos conoce con certeza si va a perder o ganar con
esa operación. Puede ser que el comprador se limite a pagar el precio y no saque el premio, en cuyo
caso prácticamente perdió el valor del billete y el vendedor ganó dicho valor; ahora bien, si el com-
prador gana el premio, el vendedor debe abonárselo, modificándose totalmente su expectativa inicial
de ganancia. Todo depende de un acontecimiento incierto que, en este caso, consiste en que resulte
sorteado el número del billete adquirido.

Formales y No Formales
Asimismo, pueden clasificarse en formales y no formales, conforme exijan o no el
cumplimiento de determinados requisitos de solemnidad a efectos de su validez. Al
respecto nos dice el artículo 969 del CCC que Los contratos para los cuales la ley
exige una forma para su validez, son nulos si la solemnidad no ha sido satisfecha.
Cuando la forma requerida para los contratos, lo es sólo para que éstos produzcan
sus efectos propios, sin sanción de nulidad, no quedan concluidos como tales mien-
tras no se ha otorgado el instrumento previsto, pero valen como contratos en los
que las partes se obligaron a cumplir con la expresada formalidad. Cuando la ley o
las partes no imponen una forma determinada, ésta debe constituir sólo un medio
de prueba de la celebración del contrato.
El principio establecido en cuanto a los contratos es el de la libertad de formas; es
decir que las partes, en uso de su autonomía de la voluntad, pueden celebrarlo del
modo que consideren más conveniente; en forma verbal, escrita, por instrumento
privado o público.
Sin embargo, existen algunos casos en que la ley o las partes mismas exigen que
el acto sea celebrado mediante algún tipo de solemnidades, como puede ser la es-
critura pública. Esta exigencia puede tener dos calidades: que lo sea en forma ab-
soluta, en cuyo caso los actos se denominan formales solemnes y ante el incumpli-
miento de la forma establecida, la sanción es la nulidad del acto jurídico; o puede
ser que la solemnidad haya sido impuesta con otro tipo de sanción; como ser, que
el acto no quede concluido como tal sino que valga como un contrato preparatorio,
que establezca la obligación de celebrarlo mediante el medio adecuado, para su
total validez. Como ejemplo de los actos formales solemnes podemos mencionar a la donación
de inmuebles, que debe celebrarse por escritura pública, bajo pena de nulidad. Para ilustrar el caso
de los actos formales no solemnes, podemos mencionar la compraventa de inmueble, que exige ser
otorgada por escritura pública, pero en caso de ser celebrada mediante un instrumento privado (bo-
leto de compraventa), éste valdrá como una obligación de escriturar. Recién una vez otorgada la
escritura pública, ésta podrá ser inscripta en el Registro de la Propiedad Inmueble y, de ese modo,
ser oponible a terceros.

Nominados e Innominados
El artículo 970 del CCC define Los contratos son nominados e innominados según
que la ley los regule especialmente o no. Los contratos innominados están regidos,
en el siguiente orden, por: a) la voluntad de las partes; b) las normas generales
sobre contratos y obligaciones; c) los usos y prácticas del lugar de celebración; d)
las disposiciones correspondientes a los contratos nominados afines que son com-
patibles y se adecuan a su finalidad.
Esto significa que aquellos contratos que están regulados específicamente en la ley
pueden celebrarse, conforme estén reglados; ahora bien, las partes poseen libertad
para crear un nuevo contrato, de acuerdo a sus necesidades, toda vez que no con-
traríen normas de orden público ni afecten la moral y las buenas costumbres. Por
ejemplo, dos partes podrían ponerse de acuerdo en celebrar un contrato acerca de una cosa, pero
no pueden darle el carácter de derecho real, salvo que se encuadren en las disposiciones de la ley,
porque éstos sólo pueden ser creados por ley y, por tanto, ser nominados. Como ejemplo de contra-
tos nominados podemos mencionar cualquiera que esté previsto en el CCC o en una ley especial,
contrato de compraventa, de seguro, de tarjeta de crédito, entre otros y como ejemplo de contrato
innominado se puede mencionar al contrato de turismo, que no se encuentra previsto específica-
mente.

Clasificaciones Implícitas
Existen otras clasificaciones, que denominamos implícitas, que no están consagra-
das en la ley, sino que han sido elaboradas por la doctrina o por los usos. Entre
estas podemos señalar:

Principales y Accesorios
Serán Principales, cuando el contrato pueda existir en forma independiente; y Ac-
cesorios, cuando la existencia del contrato depende de la de otro, que tiene el ca-
rácter de principal. Obviamente, en el caso de los contratos accesorios, siguen la
suerte del principal; es decir que cuando estos últimos se extinguen, también cesan
los efectos de los primeros. Como ejemplo de un contrato principal podemos mencionar el
contrato de mutuo (préstamo de dinero), que es autosuficiente en la generación de derechos y obli-
gaciones. Si nos referimos a un contrato accesorio podemos mencionar al contrato de prenda, que
existe para garantizar el pago de un crédito; entonces, el contrato principal es el contrato de crédito
y la prenda existe en función de aquel; resulta claro que, si el crédito se extingue por cancelación, la
prenda también lo hace porque deja de tener sentido que garantice una obligación que ya no existe.

De Ejecución Inmediata o de Ejecución Diferida


De ejecución inmediata, son aquellos que se extinguen en el mismo momento, in-
cluyendo obligaciones puras y simples; por ejemplo, una venta al contado; de ejecución
diferida, por su parte, son aquellos en los que existe condición o plazo suspensivo
que separan la celebración de la exigibilidad de la obligación; por ejemplo, una venta a
crédito, o a pagar a los 30 días de la fecha de compra, o en el momento que una persona sufra un
accidente.

De Ejecución Única o Ejecución Continuada


En los contratos de ejecución única, la prestación se ejecuta en un solo acto; como
por ejemplo en el caso de una venta al contado; por su parte, en los de ejecución conti-
nuada, la prestación se extiende a través del tiempo, como sería el caso de la obligación
para el locador de otorgar el uso y goce de la cosa, en el caso del contrato de locación; o puede
serlo de forma ininterrumpida o periódica, también llamada de tracto sucesivo, como
sería el caso del pago del alquiler, que se hace efectivo cada mes.
La ejecución diferida se diferencia de la ejecución continuada en que en la primera
se ha postergado en el tiempo el plazo para el cumplimiento de la obligación, por
ejemplo, debe cumplirse a los 60 días de la fecha; sin embargo, en la ejecución continuada,
la prestación debe cumplirse desde el inicio, pero se extiende durante el plazo de
duración del contrato; por ejemplo, debe cumplirse cada mes.

Clasificaciones teniendo en cuenta el punto de vista de la función económico-


social del contrato.
Considerando esta perspectiva, pueden clasificarse en:

De Colaboración o Cooperación
“En los contratos de asociación no hay intereses contrapuestos, sino por el contra-
rio, coincidentes. Las partes unen sus esfuerzos e intereses para el logro de un
beneficio común” (Borda, pág. 29)
Como ejemplos de contrato de colaboración simple podemos mencionar: mandato, comisión, agen-
cia, distribución, concesión, franquicia, etc.
“Entre este tipo de contratos puede señalarse a los contratos asociativos, que son
aquellos en los cuales las prestaciones de las partes no tiene carácter contrapuesto
sino que se trata de obligaciones yuxtapuestas que tienden a un fin común para las
partes” (Vítolo, pág. 421). Por ejemplo, las sociedades.

De Cambio o Transferencia
Los contratos de Cambio o Transferencia son aquellos que “cuentan con prestacio-
nes contrapuestas por las partes que lo celebran; así, la prestación de una de las
partes es la contraprestación y el interés de la otra y viceversa” (Vítolo, pág. 421).
“Una de las partes da o hace algo para recibir el cocontratante otra cosa o servicio.
En estos contratos hay intereses contrapuestos, que se concilian en el acuerdo”
(Borda, pág. 29). “Sirven para favorecer la circulación de cosas y servicios” (Alterini,
pag. 169).
La transferencia o el cambio pueden ser de una cosa o servicio por dinero, como en
la compraventa, la locación, el suministro o puede ser de una cosa o servicio por
otra cosa o servicio, en cuyo caso nos encontraríamos ante un contrato de permuta.

De Garantía
Los Contratos de Garantía “Tienden a suministrar al acreedor el respaldo patrimo-
nial de un codeudor” (Alterini, pág. 170). Aquí podríamos aclarar que existen con-
tratos de garantía personal, como sería la fianza, en el cual es el patrimonio del fiador el que
eventualmente responde por la obligación, ante el incumplimiento del deudor y existen contratos
de garantía real, como la hipoteca o la prenda, en los cuales es una cosa, que puede ser del
mismo deudor o de un tercero, la que con su valor garantiza el pago de la obligación, para el caso
de incumplimiento del deudor. Ambos tienen carácter accesorio a la obligación principal,
que es el crédito convenido entre acreedor y deudor.

De Crédito
Es el contrato por el cual una parte suministra a otra una determinada suma de
dinero, o un derecho sobre ella, que la otra puede utilizar y devolver, al vencimiento
del plazo, adicionando los intereses o comisiones que hubieran sido convenidos.
Como ejemplo podemos dar el contrato de Mutuo, que es el préstamo de dinero, el contrato de tarjeta
de crédito, que es un contrato complejo o los contratos bancarios, en general; todos los trataremos
al abordar los contratos en particular.

De Custodia
Son contratos por los cuales una de las partes entrega la tenencia de una cosa a
efectos que la otra proceda a tenerla bajo su guarda y cuidado, quedando obligado
a devolverla en el plazo convenido o cuando ésta sea requerida; puede pactarse en
forma gratuita u onerosa. Podemos mencionar como ejemplos al contrato de Depósito o al
contrato de Garaje.

De Previsión
Son contratos por los cuales una persona se compromete al pago de una suma de
dinero, generalmente en forma sucesiva y continuada, a cambio que la otra acepte
cubrir los riesgos de la ocurrencia de un determinado acontecimiento. Son contratos
aleatorios, en los cuales el resultado económico final para las partes está supeditado
a la ocurrencia de un acontecimiento futuro e incierto. Por ejemplo, un contrato de seguro
por accidente de automotores, en que el asegurador se compromete a cubrir el costo de los daños
producidos por dicho accidente o un contrato de Renta Vitalicia, en el cual el asegurador se compro-
mete a abonar una determinada renta (suma de dinero) a cambio del pago de una suma de dinero;
en ambos casos se paga una cuota, llamada “prima”, en forma mensual. Sobre el tema del contrato
de seguro volveremos al tratar la unidad 9.

TRATATIVAS CONTRACTUALES
El artículo 990 del CCC expresa: Las partes son libres para promover tratativas di-
rigidas a la formación del contrato, y para abandonarlas en cualquier momento.
Comencemos por definir el significado de la palabra tratativa: es la etapa preliminar
de una negociación. Es la fase inicial de la contratación, comprende los tratos pre-
vios, conversaciones llevadas a cabo en el inicio de una negociación contractual.
Están destinadas a preparar el terreno para la oferta, pero en esta etapa aún no
existe el propósito de vincular jurídicamente a las partes.
Si bien las tratativas no tienen la aptitud para concluir el contrato, están orientadas
en esa dirección.
Las partes gozan de libertad para negociar y, por tanto, para abandonar las tratati-
vas en cualquier momento. No obstante, deben actuar de acuerdo al principio de
buena fe y confidencialidad, entre otros.

Veremos de qué se trata cada uno de ellos:

Deber de Buena Fe
En este orden, se encuentra impuesto por el art. 991 del CCC, cuando dice Durante
las tratativas preliminares, y aunque no se haya formulado una oferta, las partes
deben obrar de buena fe para no frustrarlas injustificadamente. El incumplimiento
de este deber genera la responsabilidad de resarcir el daño que sufra el afectado
por haber confiado, sin su culpa, en la celebración del contrato.
Impone un deber de comportamiento correcto y leal. Por su parte, Borda, G. A.
(1991) sostiene que “la buena fe en la celebración del contrato obliga a las partes a
expresar sus ideas con claridad”, ello integra la lealtad de la conducta.

Deber de Confidencialidad
En el art. 992 del CCC se prevé que Si durante las negociaciones, una de las partes
facilita a la otra una información con carácter confidencial, el que la recibió tiene el
deber de no revelarla y de no usarla inapropiadamente en su propio interés. La parte
que incumple este deber queda obligada a reparar el daño sufrido por la otra y, si
ha obtenido una ventaja indebida de la información confidencial, queda obligada a
indemnizar a la otra parte en la medida de su propio enriquecimiento.
Confidencialidad es la cualidad de confidencial (que se dice o hace en confianza y
con seguridad recíproca entre dos o más individuos). Se trata de una propiedad de
la información que pretende garantizar el acceso sólo a las personas autorizadas.
Las partes deben abstenerse de divulgar la información que hubieran conocido a
causa de las tratativas. Si no lo hacen, estarán obligadas a reparar el daño que se
produzca a causa de la trasgresión.
Por ejemplo: Tratativas previas a un contrato donde se habla de datos y se muestra información de
transferencia tecnológica. Si esos datos o información trascienden fuera de las partes o son utilizados
en propio interés de quien los recibió y, de ese modo, se afecta el interés de la parte que los com-
partió, la beneficiada deberá indemnizar los daños causados, en la medida de su propio enriqueci-
miento, si obtuvo una ventaja indebida.

CONTRATOS PRELIMINARES
Conforme dispone el art. 994 del CCC, Los contratos preliminares deben contener
el acuerdo sobre los elementos esenciales particulares que identifiquen el contrato
futuro definitivo. El plazo de vigencia de las promesas previstas en esta Sección es
de un año, o el menor que convengan las partes, quienes pueden renovarlo a su
vencimiento.
Los contratos preliminares son los que se utilizan entre las partes cuando se obligan
a celebrar un contrato definitivo y determinan su contenido. Deben versar o contener
los elementos esenciales del futuro contrato (sujetos, consentimiento, objeto, causa
y forma).
Las XXV Jornadas Nacionales de Derecho Civil concluyeron que el plazo que se
menciona en el artículo 994 CCC es de caducidad (pérdida de la validez por el paso
del tiempo) e indisponibilidad para las partes (un derecho que no puede ser utilizado
libremente por una persona o empresa mientras dure dicho plazo).
Dentro del tema que estamos desarrollando nos encontramos con una especie den-
tro de esta categoría de los contratos preliminares, que es el denominado Contrato
de Opción, por el cual una parte otorga de manera irrevocable (que no puede anu-
larse o dejarse sin efecto) a la otra parte o beneficiario, la facultad de exigir que el
contrato definitivo sea realizado o concertado. Dicho contrato de opción, puede ser
agregado o incluido al momento de celebrar el contrato preliminar. El Contrato de
Opción puede ser gratuito u oneroso, y debe observar la forma exigida para el con-
trato definitivo. No es transmisible a un tercero, excepto que así se lo estipule (Art.
996 CCC).

CONTRATO DE PREFERENCIA
El artículo 997 del CCC determina que El pacto de preferencia genera una obliga-
ción de hacer a cargo de una de las partes, quien, si decide celebrar un futuro con-
trato, debe hacerlo con la otra o las otras partes. Si se trata de participaciones so-
ciales de cualquier naturaleza, de condominio, de partes en contratos asociativos o
similares, el pacto puede ser recíproco. Los derechos y obligaciones derivados de
este pacto son transmisibles a terceros con las modalidades que se estipulen.
El pacto de preferencia es aquel que permite ser elegido para la celebración de un
contrato futuro en caso que el titular del bien o de los derechos decida disponer de
ellos.
En el pacto de preferencia, al igual que en la opción, existe una obligación de hacer;
sin embargo, son distintos en sus contenidos: en el caso de la preferencia, la obli-
gación consiste en la elección del contratante o de la parte titular del derecho para
el caso que se decida enajenar o vender el bien. Quien otorga la preferencia a favor
de otro, no está obligado, por ejemplo, posteriormente a vender el auto si se arrepiente, solo
estará obligado a elegir o preferir a la persona que esta designada en el contrato, si efectivamente
decide vender el auto, pero no existe obligación de vender. Quien es notificado de una prefe-
rencia, tampoco está obligado a aceptar, en nuestro ejemplo comprar el auto.
Finalmente, si la parte preferida no acepta, el titular del derecho es libre de vender
a otra persona fuera del contrato. Por ejemplo: Podrá vender el auto a cualquiera.
Siempre deberán respetarse condiciones, ofertas, etc. para todos los preferidos se-
leccionados en el contrato; si estuviéramos frente al caso de una propiedad en con-
dominio o participaciones en una sociedad, salvo que en el mismo contrato las par-
tes preferidas hubieran decidido o acordado previamente en el contrato, un orden
de preferencia, que desplace a los demás. Por ejemplo: Quien va a vender debe notificar a
Pablo, en primer lugar y sólo si éste no ejerce la preferencia, debe notificar a Carla, o a Malena, en
forma excluyente y sucesiva, si así ha sido convenido.

PROMESA DE CELEBRAR UN CONTRATO


En el art. 995 del CCC se estipula que Las partes pueden pactar la obligación de
celebrar un contrato futuro. El futuro contrato no puede ser de aquellos para los
cuales se exige una forma bajo sanción de nulidad. Es aplicable el régimen de las
obligaciones de hacer.
Nos señala el artículo precedente, la regulación de la promesa de celebrar un con-
trato futuro. En el caso de llegarse a ese acuerdo entre las partes –obligaciones de
hacer en el futuro- los beneficiará, si así lo convinieron, con una mayor previsibilidad
jurídica.
El contrato de promesa tiene como función únicamente establecer una obligación
de hacer, y en específico, la obligación de celebrar en el futuro, cierto o incierto, un
acto jurídico. Por ejemplo: Por medio de este contrato, una parte se compromete a otorgar y firmar
un contrato formal de compraventa a favor del interesado, respecto al inmueble ubicado en la calle
López 380 de la ciudad de Salta.

SUBCONTRATO
Según lo dispuesto por el art. 1069 del CCC, El subcontrato es un nuevo contrato
mediante el cual el subcontratante crea a favor del subcontratado una nueva posi-
ción contractual derivada de la que aquél tiene en el contrato principal.
“El subcontrato consiste en la sustitución de la posición contractual, hecha por la
parte del contrato base, mediante la celebración de un nuevo contrato (el subcon-
trato) sin extinguirse la primera relación contractual” (Mosset Iturraspe).
El subcontrato existe y subsiste en virtud de la vigencia del contrato principal, co-
existe en el tiempo o puede ser posterior y se encuentra subordinado a él.
- Constituye un nuevo contrato, derivado del principal del cual depende, razón
por la cual tiene su misma naturaleza jurídica (Ej. locación de cosas mue-
bles).
- Vincula al subcontratante con el subcontratado.
- El contratante originario es ajeno al subcontrato, aunque esté interesado en
él.
Por ejemplo. El dueño de un inmueble ha celebrado un contrato de alquiler (locador). Por su parte,
el inquilino o locatario, a través de un contrato de locación alquila un salón, con baño independiente,
que integran el inmueble alquilado, para el funcionamiento de un negocio. Este último es un subcon-
trato. El dueño del inmueble no tiene relación con el subcontratante y el inquilino continúa siendo
responsable ante el propietario y debe responder por la totalidad de obligaciones y eventuales daños
que pudieran suceder, aunque los cause el subinquilino.
Al respecto, aclara el art. 1070 del CCC que En los contratos con prestaciones pen-
dientes éstas pueden ser subcontratadas, en el todo o en parte, a menos que se
trate de obligaciones que requieren prestaciones personales.
Existen dos limitaciones:
1. Una referida a la naturaleza de las obligaciones que requieren prestaciones per-
sonales (intuitu personae). Por ejemplo: Alguien decide comprar un cuadro de Milo Lockett; en
este caso el cuadro debe estar pintado por él y no por un aprendiz que concurre a su escuela de
formación, dos veces por semana. Evidentemente, en este caso no puede haber subcontrato, por
cuanto el contrato original se realizó teniendo en cuenta las cualidades personales de aquel con
quien se lo celebró (intuitu personae).
2. Otra, es la prohibición de subcontratar dentro del marco de la autonomía de la
voluntad. Por ejemplo: Juan, de San Bernardo, Chaco, alquiló un departamento para estudiar en
Corrientes. En el contrato se establece que queda prohibido al inquilino subarrendar. A los dos me-
ses, Roque, un amigo de su ciudad, le ofrece compartir su departamento, para abaratar gastos. Juan
no le avisa al dueño del departamento que alquiló, para rescindir o concluir el contrato, sino que se
lo subcontrató a Alejandro, un amigo de Charata, contraviniendo lo expresamente establecido.

Contratos conexos. Definiciones


El art. 1073 del CCC define que Hay conexidad cuando dos o más contratos autó-
nomos se hallan vinculados entre sí por una finalidad económica común previa-
mente establecida, de modo que uno de ellos ha sido determinante del otro para el
logro del resultado perseguido. Esta finalidad puede ser establecida por la ley, ex-
presamente pactada, o derivada de la interpretación, conforme con lo que se dis-
pone en el artículo 1074.
Por su parte, el art. 1074 del CCC determina que Los contratos conexos deben ser
interpretados los unos por medio de los otros, atribuyéndoles el sentido apropiado
que surge del grupo de contratos, su función económica y el resultado perseguido».
Los artículos precedentes nos hablan de la conexidad contractual, entendiendo por
tal a la que se produce cuando dos o más contratos se encuentran vinculados por
un interés económico común. Son normas relativas a ciertos efectos de la conexidad
contractual, que se coordinan con otras soluciones previstas en el Código y en al-
gunas leyes especiales. Se busca, con ello, brindar soluciones justas.
Por ejemplo: Un caso muy claro de contratos conexos es el que se da en el funcionamiento del
sistema de tarjeta de crédito. Existe un contrato entre la operadora de la tarjeta de crédito (Visa,
Mastercard) con un banco, que va a comercializarla (Banco Nación, del Chaco, HSBC). A la vez,
existe un contrato entre la operadora de la tarjeta de crédito y los negocios que aceptan vender
cobrando con dicho instrumento. Por otra parte, hay un contrato entre el banco que comercializa la
tarjeta y la persona que pretende ser usuaria de la misma. Por último, existe un contrato entre el
usuario de la tarjeta de crédito y el negocio que comercializa su mercadería mediante el cobro con
dicha tarjeta. Es fácil observar que hay una serie de contratos, independientes entre sí, aún con
distintas partes, que tienen como finalidad económica común, el funcionamiento del sistema de tar-
jeta de crédito.

ELEMENTOS DE LOS CONTRATOS: ESENCIALES, NATURALES Y ACCIDEN-


TALES
La doctrina suele clasificar los elementos de los contratos en: esenciales, naturales
y accidentales.

ELEMENTOS ESENCIALES
Estos elementos son aquellos sin los cuales es imposible que exista un contrato,
resultan indispensables para su existencia misma. Ellos son: el consentimiento, que
debe ser prestado por los sujetos que son partes del contrato; el objeto, que es la
prestación debida y puede consistir en una obligación de dar, hacer o no hacer; la
causa, que constituye la razón por la que se celebra el contrato. La ausencia de
cualquiera de ellos importará la nulidad del contrato. Parte de la doctrina incluye
también a la forma, que es la formalidad o solemnidades con las que debe perfec-
cionarse el contrato; pero ésta constituiría un elemento esencial solamente en el
caso de los contratos formales solemnes, que son aquellos que resultan nulos en el
caso de no respetarse la forma establecida. Trataremos cada uno de ellos por se-
parado.

Consentimiento
Consentir es ponerse de acuerdo con algo o con alguien. El eje básico del contrato
es el consentimiento, es decir la integración y complementación –no circunstancial
o momentánea– de dos manifestaciones de voluntad, emanadas de las partes, en-
tendidas como centros o partes de intereses distintos. Es la conjunción de ambas
exteriorizaciones de voluntad, que se manifiestan por la oferta y su aceptación, cuyo
desarrollo veremos en la próxima unidad. Es la manifestación de una voluntad co-
mún. Para que sea válido, este consentimiento debe ser prestado voluntariamente
por los sujetos y, por tanto, con discernimiento, intención y libertad, que resultan
requisitos de los actos jurídicos voluntarios. Si el consentimiento se encuentra vi-
ciado, traerá consigo la nulidad del contrato.

Objeto
El objeto constituye el sustrato material del contrato y está constituido por las obli-
gaciones pactadas, por lo que puede consistir en hechos (positivos -hacer- o nega-
tivos -no hacer-) o en bienes (-dar- cosas o derechos). Al respecto, nos señala el
art. 1003 CCC que el objeto debe ser licito, posible, determinado o determinable,
susceptible de valoración económica y corresponder a un interés de las partes, aun
cuando este no sea patrimonial. Es decir que para que el objeto sea válido debe
reunir dichos requisitos, tal como ya hemos estudiado al ver el objeto de los actos
jurídicos.

Causa
La causa puede definirse como aquello que se considera como fundamento u ori-
gen de algo.
Es necesario poder entender que, en los contratos, existen dos tipos de causa:
Causa fin objetiva o causa fuente, que se refiere a la finalidad abstracta y uni-
forme en todos los contratos pertenecientes a una misma categoría negocial. Por
ejemplo: En todos los contratos de compraventa, la causa fin objetiva es, para el comprador
recibir la cosa y para el vendedor, percibir el precio.
La Causa fin subjetiva o causa motivo, en cambio, es concreta y propia de las
partes, y consiste en las razones determinantes que llevaron a las partes a con-
tratar, siempre que sean exteriorizados en el contrato. Por ejemplo: En este caso
existe un ejemplo clásico, que refiere que en ocasión de la coronación del rey Eduardo VII, en Ingla-
terra, en 1902, numerosos súbditos británicos alquilaron balcones, ventanas o habitaciones, en edi-
ficios con vista a la calle en que pasaría el desfile del rey, luego de su coronación. El desfile fue
cancelado, a causa de una enfermedad del rey. Siendo que quienes habían alquilado manifestaron
la causa motivo para hacerlo, se determinó que se había frustrado el fin del contrato, quedando sin
efecto, puesto que ya no tenía sentido la ocupación puesto que el motivo, que era ver pasar el desfile,
no ocurriría.

Forma
Cuando hablamos de forma podemos señalar que es la configuración ex-
terna de algo; en este caso, de la manifestación de la voluntad común de las partes,
del consentimiento.
El principio, en nuestro Derecho, es el de libertad de formas, en función del prin-
cipio de autonomía de la voluntad; es decir que las partes pueden elegir libre-
mente mediante qué instrumento plasmar la existencia del contrato y, aún, si
hacerlo en forma verbal.
Sin embargo, existen contratos que tienen determinada la forma que deben re-
vestir, en algunos casos a los efectos probatorios y en otros, con el objeto de
consolidar su validez; en este último caso, la forma constituye un elemento esen-
cial, cuando debe cumplirse con algunas solemnidades, bajo apercibimiento de
la nulidad del contrato. Por ejemplo: Para la donación de un inmueble resulta necesario
realizarlo mediante escritura pública, de lo contrario, el contrato es nulo.

ELEMENTOS ESENCIALES PARTICULARES


Son componentes que el legislador o la costumbre imponen para determinados con-
tratos. Resultan imprescindibles para ese tipo legal. Permite diferenciarlos de otros.
Por ejemplo: la cosa y el precio en la compraventa.

ELEMENTOS NATURALES
Los elementos naturales son aquellos que responden a la naturaleza de determi-
nado contrato y, por ello, están previstos supletoriamente por la ley, para cuando en
el contrato nada se exprese. En general, son consecuencias que se siguen del ne-
gocio. Están asociados a la etapa de ejecución o cumplimiento. De todos modos,
las partes pueden excluirlos mediante el ejercicio de la autonomía de la voluntad.

Como elementos naturales podemos citar aquellos efectos propios de los contratos
bilaterales y onerosos, tales como:

Pacto comisorio tácito


El pacto comisorio es la cláusula por la cual cualquiera de las partes puede pedir la
resolución del contrato ante el incumplimiento de la otra. El CCC, en su art. 1083
determina que Una parte tiene la facultad de resolver total o parcialmente el contrato
si la otra parte lo incumple…
Por su parte, el art. 1084 del CCC establece que, A los fines de la resolución, el
incumplimiento debe ser esencial en atención a la finalidad del contrato. Se consi-
dera que es esencial cuando: a) el cumplimiento estricto de la prestación es funda-
mental dentro del contexto del contrato; b) el cumplimiento tempestivo (en el tiempo
pactado) de la prestación es condición del mantenimiento del interés del acreedor;
c) el incumplimiento priva a la parte perjudicada de lo que sustancialmente tiene
derecho a esperar; d) el incumplimiento es intencional; e) el incumplimiento ha sido
anunciado por una manifestación seria y definitiva del deudor al acreedor.
Esta cláusula puede estar pactada expresamente por las partes; pero el CCC con-
sidera que existe en forma tácita, aun cuando no hubiera estado previsto, conforme
lo determina el art. 1087 del CCC, cuando dice que En los contratos bilaterales la
cláusula resolutoria es implícita y queda sujeta a lo dispuesto en los artículos 1088
y 1089”.
Por ejemplo. María ha contratado a Maluma para que cante en la fiesta de 15 años
de su hija; le ha pagado un adelanto de 10.000 dólares y dos días antes, recibió un
mensaje del mismo artista, que le anuncia que no asistirá a la fiesta. En ese caso,
está en su derecho de resolver el contrato, no pagar el saldo y solicitar el pago de
los daños y perjuicios, aun cuando no hubiera estado pactado, porque el CCC con-
sidera que es una cláusula implícita.

Excepción de incumplimiento
Es aquella que debe ser alegada cuando el demandante/acreedor sólo ha cumplido
con su obligación parcialmente o de manera defectuosa.
Por ejemplo: Julieta compró una docena de esculturas de resina, solo le entregan
seis y en estado defectuoso en el tiempo convenido; entonces, puede presentar
dicha excepción para resolver el contrato, con devolución del precio entregado. Otro
ejemplo: Un vendedor no cumple con la entrega de la cosa en el plazo convenido y,
entonces, el comprador puede solicitar la resolución del contrato.

Garantía de evicción
Es aquella por la cual el vendedor está obligado a garantizar la legitimidad del de-
recho que ha transmitido; debiendo asegurar al adquirente que su título es bueno y
que nadie podrá perturbarlo alegando un mejor derecho. Ésta constituye una garan-
tía por la cual la otra parte no sufrirá perturbaciones de derecho.
Por ejemplo: Marcos le vende a María un auto usado. Al poco tiempo por una orden judicial María
es despojada del auto porque el mismo se hallaba embargado o indisponible (en garantía de una
deuda anterior). El vendedor debe garantizarle un derecho sobre el auto libre, disponible y justo, sin
posibilidad de sufrir perturbaciones por parte de terceros. En el caso que planteamos, María podría
demandar la resolución del contrato y, además, solicitar que se condena a Marcos al pago de los
daños y perjuicios que tal circunstancia le cause.

Vicios redhibitorios
Los vicios ocultos, también llamados vicios redhibitorios, son los posibles defectos
que puede tener una cosa que es objeto de compraventa y que no son reconocibles
en el examen de la cosa en el momento de la entrega. Son de existencia previa y
de una importancia que impida el normal disfrute de la cosa.
Por ejemplo: Lionel compra una casa. En el contrato se establece que tiene un sistema contra incen-
dios, el cual se halla incorporado internamente en los techos, con dispositivos especiales y cañerías
internas, que no se encuentran visibles. Al poco tiempo, por un desperfecto eléctrico en el sector
cocina, se incendia la misma, provocando daños materiales importantes. Cuando se hace el peritaje
del lugar por la empresa de seguros, se advierte que el sistema interno de conducción del agua
nunca fue colocado por el constructor, ni controlado por el organismo municipal habilitante. Lionel
podrá solicitar la resolución del contrato de compraventa y reclamar todo el daño provocado por el
vicio oculto.

ELEMENTOS ACCIDENTALES
Los elementos accidentales son aquellos que, si bien no hacen a la naturaleza pro-
pia de un contrato, las partes pueden en ejercicio de su autonomía de la voluntad,
agregarlos. La ley les ofrece a las partes estas estipulaciones, pero solo tienen vi-
gencia cuando estas las incorporan expresamente al contrato. Ellos son:

Cláusula penal
La cláusula penal es aquella por la cual una persona, para asegurar el cumplimiento
de una obligación, se sujeta a una pena que consiste en dar o hacer algo en caso
de no ejecutarla o retardar su cumplimiento. Por ejemplo: si al contratar el alquiler de un
inmueble, el inquilino se compromete a abonar una multa de mil pesos diarios, desde el día en que
tuviera que devolver el inmueble al propietario, hasta la fecha en que dicha devolución se haga efec-
tiva. Evidentemente, constituye una sanción predeterminada para el caso de incumplimiento.

Condición
Recordemos que la condición consiste en someter el inicio (suspensiva) o finaliza-
ción (resolutoria) de la exigibilidad de una obligación a la ocurrencia de un hecho
futuro e incierto.
Condición resolutoria es la que determina que, si el hecho previsto como condición
se cumple, el contrato quedará sin efecto; pero, entretanto, se considera consumado
y con total validez y deben cumplirse las prestaciones convenidas.
Condición suspensiva es la que condiciona al acaecimiento del hecho futuro e in-
cierto la exigibilidad de las prestaciones pactadas.
Por ejemplo: Condición resolutoria: Si se realiza un contrato de locación (alquiler) de un inmueble
hasta que el inquilino se reciba de ingeniero (esta circunstancia constituye un hecho futuro e incierto).
En este caso todas las obligaciones derivadas del contrato (disfrute del inmueble y pago del canon
locativo) serán exigibles hasta tanto se cumpla la condición establecida. Condición suspensiva: si se
realizara un contrato de locación para cuando el inquilino se reciba de ingeniero. Nos encontramos
ante el mismo hecho condicionante, pero en este caso las obligaciones mencionadas quedan en
suspenso hasta tanto ocurra el hecho establecido como condición.

Plazo
El plazo es el tiempo legal o contractualmente establecido que ha de transcurrir para
que se produzca un efecto jurídico; usualmente, el nacimiento o la extinción de un
derecho subjetivo o el tiempo durante el que un contrato tendrá vigencia. En este
caso, se somete el inicio o el final de la exigibilidad de las obligaciones, a la ocu-
rrencia de un acontecimiento futuro y cierto (porque fatalmente ocurrirá, aunque no
esté determinado cuándo) Por ejemplo: cuando se pacta que los intereses se devengarán re-
cién a partir de los noventa días de celebrado el contrato (plazo suspensivo) o si se conviene pagar
una pensión en forma vitalicia, es decir hasta el fallecimiento del beneficiario (plazo resolutorio. El
acontecimiento es futuro, pero cierto. No se sabe cuándo ocurrirá, pero es seguro que se producirá).

Cargo
El cargo o modo impone una prestación accesoria cuya ejecución puede ser exigida
como cualquier otra obligación, pero si hay incumplimiento, la prestación principal
sigue vigente. Por ejemplo: Se realiza un contrato de donación de un inmueble, con cargo que en
una parte del mismo funcione un jardín de infantes. Si el cargo no se cumple, podrá reclamarse y
exigirse el cumplimiento, pero no dejará sin efecto la donación.

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

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