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¿Qué es la Psicología de la Educación? Discusiones epistemológicas.

La psicología de la educación, para Coll, se encuentra comprendida en tres dimensiones. Se debe


entender esta disciplina tanto como un “corpus de conocimientos psicológicos que se consideran
relevantes para la práctica educativa y que se concretan en los manuales y cursos destinados a los
futuros enseñantes”, como “áreas de investigación que canalizan los esfuerzos de los psicólogos
educacionales en los departamentos universitarios y en las instituciones de investigación educativa”
y finalmente como “actividades profesionales que desempeñan los psicólogos educacionales en el
seno de los servicios de psicología escolar” (Coll, 1989).
La coincidencia entre estas dimensiones es solamente parcial porque existen divergencias entre
ellas.

También encontramos divergencias al determinar el concepto de la disciplina, que derivan de su


naturaleza psicológica y educativa de manera simultánea. Son tres los enfoques posibles para la
psicología de la educación: campo de aplicación de la psicología, disciplina educativa y disciplina
puente entre la psicología y la educación.
Desde el enfoque que entiende a la psicología de la educación como campo de aplicación de
la psicología, como ciencia base, se postula la selección de los conocimientos de la psicología
general que contribuyan a la comprensión de los procesos educativos. En esta perspectiva, la
educación podría quedar reducida a un campo de investigación y aplicación de la psicología, y no
como una especificación con cierta independencia. En tanto no se logre una desmitificación de la
psicología como ciencia básica para las investigaciones educativas, tal como plantea el autor con la
existencia de disciplinas como sociología de la educción, filosofía de la educación, historia de la
educación o pedagogía, no se le concederá un lugar menos dependiente de la psicología y con
mayor apertura a otras disciplinas que le puedan aportar.

Otro enfoque entiende a la psicología de la educación como “una disciplina puente entre la
psicología y la educación, con un objeto de estudio, métodos y marcos teóricos y conceptuales
propios” (Coll, 1989). Aunque depende de las ciencias básicas de las que extrae su conocimiento,
no es reducible a las mismas, por lo que debe entenderse como una disciplina propia e
independiente, una disciplina aplicada.
La psicología de la educación es una disciplina prescriptiva, en tanto ofrece al profesional esquemas
que deben facilitarle la aplicación de los conocimientos desarrollados a su trabajo. Esto es objeto de
crítica por ignorar frecuentemente la realidad y sus variables, planteando generalidades muchas
veces inaplicables. Esto sucede cuando se centra, de manera desequilibrada, en la dimensión
psicológica y no se tiene en cuenta que la educación es fluctuante, por ende no responde a leyes
generales. La solución es entender la disciplina como un puente entre la dimensión psicológica y
educativa, con equilibrio entre los conocimientos que se extraen de ambas ciencias.
El psicólogo educacional es entendido “más como un generalista que trabaja en el campo de
la educación que como un especialista con funciones concretas” (Coll, 1989). Esta podría ser una
importante crítica, la nubosidad que se genera en torno a la función de un psicólogo educacional
impide que este pueda ser reconocido como tal, generando un rol sólido, lo que impide el desarrollo
pleno de sus funciones. Esto podría ser consecuencia de los grandes debates, aún vigentes, sobre
considerar a la psicología de la educación como disciplina, como puente entre la psicología y la
educación o como campo de aplicación, que es el ejemplo que propone el autor.
En el enfoque que considera la psicología de la educación como disciplina educativa
encontramos el planteo de Mialeret, para quien el objeto de estudio debe ser el análisis de las
situaciones educativas, con todas sus complejidades y cambios constantes. Se “aspira a evaluar los
supuestos psicológicos del sistema educativo” (Coll, 1989) y se analiza el discurso pedagógico, y
los métodos de enseñanza. También, se debe estudiar los resultados del proceso educativo,
atendiendo a las diferencias psicológicas de individuos que han alcanzado diversos niveles
educativos.
Atendiendo a otro planteo dentro de este enfoque, la educación puede investigarse como un
proceso, centrando el análisis en las consecuencias psicológicas y las respuestas a diferentes
métodos educativos logrando un análisis que pueda proyectarse y tomarse en cuenta en la
investigación educativa como un pilar fundamental. Esta línea considera a la psicología de la
educación como una disciplina aplicada.

Una vez determinados estos enfoques, se deben considerar los diferentes estatus
epistemológicos que se adjudica a la disciplina como perteneciente a las ciencias de la educación.
Si se entiende a las ciencias de la educación como campo práctico del saber, no se ve
“necesaria o posible una teoría que unifique la totalidad del conocimiento pedagógico” ((Coll,
1989). La educación es considerada un conglomerado de fenómenos de gran complejidad, cuyo
desarrollo debe verse nutrido por los conocimientos de diferentes disciplinas que forman parte de un
“campo práctico de saber”, el de las ciencias de la educación (ya que analizan desde diferentes
puntos de vista el mismo objeto, la educación) pero que deben ser independientes entre sí y no
pueden nuclearse bajo una sola teoría unificadora.
La psicología de la educación es una disciplina más de las ciencias de la educación, que
como otras pretende aportar al desarrollo de la actividad educativa.
En cambio, cuando la ciencia de la educación es concebida como una praxeología, existe la
posibilidad de generar una teoría que la defina y que debe tener su origen en la práctica educativa
pudiendo generar así sus propias propias investigaciones enfocadas en esta praxis y no ser solo una
unificación de las aportaciones de diferentes disciplinas.
El estatus epistemológico de la psicología de la educación desde este enfoque varía,
encontrando ejemplos de autores que desprecian sus aportes, así como otros que ven en esta
disciplina la respuesta a la cuestión de una teoría única de la educación.
Si se considera a la ciencia de la educación construida desde la interdisciplinariedad, se
entiende que mediante los aportes de las distintas disciplinas se puede construir una teoría
unificadora de las ciencias de la educación. Por lo tanto, “la psicología de la educación es una
ciencia específica de la educación que, junto con las aportaciones respectivas de las otras ciencias
específicas, analiza este sistema único e irreductible que es el fenómeno educativo, con el fin de
elaborar una teoría interpretativa del mismo” (Coll, 1989).
También es necesario analizar el estatus epistemológico de la psicología de la educación
entre las demás ramas de la psicología desde diferentes abordajes.
Se encuentra primero un enfoque en el que se considera que la extrapolación de los
conocimientos de la psicología que resultan útiles a las problemáticas planteadas por la educación,
es el origen de los conocimientos específicos de la psicología de la educación, siempre y cuando se
apliquen a las realidades educativas de cada institución, sino sería un simple traslado de resultados
sin el análisis del contexto en que se desarrollan.
Llevado al extremo, el otro enfoque plantea el traspaso de los resultados de las
investigaciones de la psicología general, sin contextualización ni una necesaria adaptación a las
situaciones educativas. El estatus epistemológico de la psicología de la educación en este contexto
no es siquiera el de una disciplina aplicada, sino el de una especificación de la psicología general.
Sin embargo, la aplicación más común de este enfoque es el de considerar la psicología de la
educación como una disciplina aplicada, siendo la psicología general una ciencia básica. Se tiene en
consideración la realidad educativa a la que se traducen los conocimientos extrapolados.
Otro enfoque cree necesario generar una disciplina independiente de las áreas tradicionales
de investigación de la psicología, con un objeto, metodología y problemáticas propias con el fin de
generar sus propias línea de investigaciones aplicando los conocimientos de psicología pero sin
adaptarse a las propuestas generales.
Finalmente encontramos un abordaje que considera la interdependencia y la interacción.
Las teorías de la enseñanza deben analizar los procesos de aprendizaje y desarrollo, pero no se
pueden reducir a los mismos. La psicología de la educación debe “centrarse en los problemas
específicos de la educación (…), en la comprensión de las variables particulares que actúan en las
situaciones educativas (Coll, 1989). En cuanto a su relación con la psicología, debe aplicar una
“reelaboración de los conocimientos mediante una investigación sistemática en el contexto
educativo que no se limita tampoco a una simple traducción” (Coll, 1989). Se la considera aquí una
disciplina aplicada, pero en una relación retroactiva, donde la psicología de la educación puede
iniciar nuevas investigaciones, que no se limitan a los términos planteados por la psicología aunque
se nutra de estos.
Respecto al carácter de disciplina aplicada existe pues un consenso general, aunque existen
divergencias en cuanto a la identificación del objeto de estudio, el ámbito de aplicación y al proceso
de elaboración de conocimientos.
Se deben distinguir tres componentes de la psicología educativa aplicada: núcleo teórico-
conceptual (es decir los conocimientos que se aplican), prácticas educativas (el ámbito de
aplicación) y los procedimientos de ajuste (del núcleo teórico-conceptual a las prácticas educativas).
Son los diferentes abordajes posibles de análisis a estos componentes y su relación los que
determinarán cómo se entiende a la disciplina.
En un primer modelo la psicología de la educación es un campo de aplicación.
“Del conjunto de conocimientos psicológicos se seleccionan los potencialmente relevantes para las
prácticas, constituyendo así el núcleo teórico-conceptual de la psicología de la educación que es,
por tanto, no específico. (…) Para hacer posible la intervención directa sobre las prácticas
educativas, es necesario disponer, además, de una serie de principios o reglas que guíen la acción
(…) de aquí la existencia de unos procedimientos de ajuste destinados a transformar principios
descriptivo-explicativos del núcleo teórico conceptual en prescripciones educativas” (Coll, 1989).
Los procedimientos de ajuste constituyen en este modelo el único factor exclusivo de la psicología
de la educación, considerados como procesos de filtro y selección de conocimientos de la psicología
útiles al ámbito educativo, priorizándose los aspectos psicológicos.
En el segundo modelo, partiendo de los procedimientos de ajuste se analizan las prácticas
educativas y sus particularidades, tomando como referencia los conocimientos que aporta la
psicología.
El procedimiento de ajuste tiene aquí la función de “proporcionar una base, delimitar un objeto de
estudio o un campo de trabajo a propósito del cual es posible elaborar un conocimiento específico
que constituye el núcleo teórico conceptual de la sicología de la educación” (Coll, 1989). Este
núcleo de conocimientos específicos no se reduce a lo aportado por la psicología, sino que se genera
un nuevo conocimiento, que considera simultáneamente el ámbito de aplicación y el corpus de
conocimientos psicológicos.
Estos tres elementos que componen la psicología de la educación en su carácter de disciplina
aplicada derivan en diferentes actividades científico profesionales, en tres dimensiones a considerar:
“Una dimensión explicativa, dirigida a proporcionar modelos interpretativos de los procesos
de cambio comportamental provocados por las situaciones de enseñanza y aprendizaje;
Una dimensión proyectiva, que consiste principalmente en diseñar situaciones de enseñanza
y aprendizaje con vistas a provocar determinados procesos de cambio comporamental y en
planificar investigaciones que fundamenten empíricamente y que desarrollen los modelos
explicativos.
Finalmente se necesita de una dimensión práctica que integre los elementos anteriores
guiando las intervenciones psicoeducativas en la resolución de los problemas concretos planteados
por la puesta a punto y realización de las situaciones de enseñanza y aprendizaje”(Coll, 1989).
No se puede reducir la psicología de la educación sólo a una de estas dimensiones.
En cuanto al objeto de estudio propio de la Psicología de la educación, el autor plantea que
“son los procesos de cambio comportamental inducidos por las situaciones de enseñanza y
aprendizaje (Coll, 1989).
El análisis debe abarcar el proceso de cambio en sí mismo y los factores que lo condicionan. Esto
no equivale a afirmar que el objeto de estudio es la situación educativa, ya que la misma no se
reduce a los conceptos de aprendizaje y enseñanza, por lo que debe ser abordada desde otras
perspectivas.
La educación es un fenómeno complejo que requiere un abordaje multidisciplinario. En este
marco, la psicología de la educación posee una perspectiva específica que “consiste en centrarse en
el análisis de los procesos de cambio comportamental que están en el centro del hecho educativo”
(Coll, 1989).
La práctica educativ no se reduce al aprendizaje, aparece una voluntad explícita de influir en
el mismo de una manera favorable, la enseñanza. Los procesos de cambio generados por la relación,
interrelación, entre enseñanza y aprendizaje son los que analiza la psicología de la educación. Las
características de esos procesos de cambio son la intencionalidad en la búsqueda de adquisición de
saberes y su larga duración (en esto se diferencia de los procesos generados por el aprendizaje).
Tampoco se puede reducir el ámbito de aplicación al marco escolar. En otros niveles
educativos, otras situaciones, como la familiar, también se generan “situaciones de enseñanza y
aprendizaje que provocan procesos de cambio comportamental cuyo estudio no es ajeno al
cometido de la psicología de la educación” (Coll, 1989).
Los contenidos de interés de la Psicología de la Educación mencionados por Coll son los
siguientes: objetivos educativos; análisis de contenidos y de tareas sobre los que versan los
objetivos educativos; Análisis del estado inicial del alumno, respecto al objeto de la enseñanza y a
sus características personales que puedan influir en el proceso; psicosociología de la situación
educativa, tanto relación estudiante-enseñante como la que ocurre entre estudiantes; características
de los enseñantes; condiciones ambientales, material didáctico y medios, es decir, todo lo que
abarque el contexto que influye en el proceso antes menciondo y que requiere del análisis de otras
disciplinas para enriquecer las resoluciones que se presenten y futuras investigaciones que puedan
proyectarse; lo que equivale al análisis de los procesos de enseñanza y aprendizaje considerados
como un todo; procesos de cambio comportamental producidos por las situaciones de enseñanza y
aprendizaje propias de la educación informal.

Bibliografía:
Coll, C., 1989. Conocimiento Psicológico Y Prácticas Educativas

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