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Primer Informe

Análisis de
jurisprudencia referida
a vulneración o
discriminación en razón
de la discapacidad

Informe en Cumplimiento a Meta Individual II


(Periodo septiembre 2019 - febrero 2020)

Elisa Peñaloza Martínez


Departamento Defensoría de la Inclusión
Servicio Nacional de la Discapacidad
INTRODUCCIÓN

Las personas con discapacidad han sido históricamente vulneradas


y/o discriminadas con motivo de su discapacidad, lo anterior responde a
múltiples causas; desconocimiento, prejuicios, estereotipos y en gran
medida a una forma de abordar la discapacidad en que a la persona con
discapacidad no se le reconoce su condición de sujeto de derecho sino que
más bien se le considera como objeto de caridad o asistencialismo, por
una parte y por otra parte, se le imponía la carga de tener que
rehabilitarse para poder integrarse a la sociedad.

Estas visiones han cambiado radicalmente, tanto a nivel


internacional como nacional, reconociéndose actualmente a la persona con
discapacidad como un sujeto de derecho, debiendo gozar de los mismos
derechos y garantías que el resto de la comunidad, para la cual es la
sociedad en su conjunto, que ahora tiene la carga de generar las
condiciones necesarias para que la persona interactúe en condiciones de
igualdad con los demás.

No obstante lo anterior, aún subsisten vulneraciones o


discriminaciones en razón de la discapacidad, y para detener estas
acciones u omisiones que generan discriminación, nuestro ordenamiento
jurídico cuenta con diversas acciones judiciales que permiten restablecer
el derecho vulnerado, entre las cuales tenemos la acción
antidiscriminación establecida en la Ley N°20.609, la acción de tutela
laboral, el recurso de protección, la acción especial del artículo 57 de la
Ley N°20.422, entre otras.

Durante el mes de octubre hemos pesquisado dos sentencias que


resuelven acciones judiciales presentadas por personas con discapacidad,
en ambos casos la causa de la discriminación se funda en la ausencia de la
realización de los ajustes necesarios que debe realizar/implementar la
sociedad para generar las condiciones de igualdad que requieren las
personas con discapacidad para el ejercicio de los derechos en plenitud.

En esta oportunidad nos referiremos a una sentencia de la Corte


Suprema, conociendo un recurso de casación de fondo.

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ANALISIS JURISPRUDENCIAL DEL CASO

“URETA CON FERNANDO GONZÁLEZ Y COMPAÑÍA LIMITADA”

I. ANTECEDENTES DE LOS HECHOS

En el mes de febrero del año 2015, el demandante se matriculó en


el Taller de Actuación Inicial en la Academia de Actuación Fernando
González, pagó la matrícula, quedando inscrito en el curso. Sin embargo,
posteriormente, se le informa que el Comité se había retractado de
aceptar su incorporación en razón de la incapacidad que presentaba y se
le devolvió el dinero pagado.

Ante tal situación, el demandante, interpone una acción de no


discriminación arbitraria, ante el 22° Juzgado Civil de Santiago, la cual
terminó por conciliación en que se acordó: 1.- Que se reincorporaría a las
clases en la escuela a contar del segundo semestre académico, sin
perjuicio de poder asistir antes como oyente; 2.- Que durante el primer
mes de reincorporación asistiría gratuitamente a clases; 3.- Que
transcurrido el primer mes de clases, de desear continuar con el curso,
debía pagar la matrícula y mensualidad correspondientes en septiembre
de 2015; 4.- La demandada se comprometió a que el actor no sería objeto
de ningún tipo de maltrato o animadversión por su reincorporación.

No obstante el acuerdo adoptado, en el mes de agosto de 2016 se le


comunicó al denunciante, nuevamente la imposibilidad de la Academia de
recibirlo como alumno, esta vez para el Taller Nivel Medio, a través de una
carta se le explicaron los motivos de ello, además se consignó el hecho de
no haber aprobado la asignatura de Expresión Corporal, la que constituye
uno de los requisitos para ser promovido a dicho nivel (letra h del
Reglamento de Talleres). El programa del curso Expresión Corporal I, en
su descripción, contenido y actividades da cuenta de una asignatura cuyo
soporte central es el manejo del cuerpo en sesiones prácticas sobre la
base de entrenamiento físico. Lo mismo sucede, en el nivel intermedio,
con el curso Expresión Corporal II, en el que además se pretende vencer
las resistencias corporales del alumno.

De acuerdo al reglamento antes señalado, en el caso de los alumnos


que presentan movilidad reducida o tengan capacidades especiales, previo

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a matricularse, el postulante deberá remitir sus antecedentes,
acompañando el tipo y grado de discapacidad que presenta, los que serán
remitidos al Comité Directivo del Club de Teatro, quienes los analizarán en
su mérito, pudiendo si lo ameritan, solicitar más antecedentes y una
entrevista con el postulante, para luego, discrecionalmente en base a los
antecedentes aportados determinar si el alumno se halla, a priori, en
condiciones de cursar y aprobar los programas académicos impartidos por
el Club de Teatro. En el caso que el postulante sea autorizado por el
Comité Directivo para matricularse y rendir las pruebas de admisión,
deberá cumplir los mismos requisitos establecidos para los demás
postulantes, sin excepción.

Por lo hechos descritos, se interpone una nueva acción por


discriminación, Rol C-27742-2016, caratulada “Ureta con Fernando
González Mardones y Compañía Limitada”, seguida ante el Décimo
Séptimo Juzgado Civil de Santiago. El tribunal por sentencia de treinta y
uno de julio de dos mil diecisiete, resuelve acoger la demanda declarando
que el demandado incurrió en actos de discriminación arbitraria,
condenándolo en costas.

El demandado, apeló la sentencia indicada, y la Corte de


Apelaciones de Santiago por sentencia de treinta de enero de 2018,
revocó la sentencia del 17 Juzgado Civil de Santiago y en consecuencia,
desestimó la demanda.

Por lo anterior, el demandante deduce recurso de casación en el


fondo, denunciando la vulneración de lo dispuesto en el artículo 19 N°11
de la Constitución Política de la República de Chile; el artículo 2 de la Ley
20.609 y los artículos 8, 23 y 24 de la Ley 20.422, y solicita se lo acoja y
se la anule, acto seguido, sin nueva vista y separadamente, se dicte la
sentencia de reemplazo que haga lugar a la demanda.

II. ARGUMENTOS DE LA SENTENCIA

Para llegar a resolver el recurso, la Corte Suprema establece


primeramente cuál es el conflicto jurídico a dilucidar. Así en el
considerando noveno, hace referencia a que “es necesario entonces
determinar si el actor fue objeto o víctima por parte de la
demandada de un acto de discriminación arbitrario […]”, Agrega a
ello, que el actor hace referencia a que se ha afectado “específicamente

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el derecho a la igualdad y a la no discriminación arbitraria ya que el
derecho a la libertad de enseñanza invocada por la denunciada fue
interpretado por los sentenciadores de forma absoluta sin realizar
ponderación alguna respecto a los otros derechos fundamentales
involucrados, y así justificaron el actuar de la demandada.”
Continúa, haciendo presente la necesidad de determinar “si la
conducta de la demandada, esto es, el hecho de no haber aceptado al
demandante en el taller de Actuación nivel medio, después de haber
cursado el Taller de Actuación nivel inicial, únicamente por su grado de
discapacidad, resultó discriminatoria por estos motivos,
determinando si dicho actuar se subsume en las hipótesis del
artículo 2 de la Ley Nº 20.609 […]”. Incorpora en su análisis, la
definición de discapacidad, “conforme la definición dada por el artículo 1,
número 1., de la Convención Interamericana para la Eliminación de Todas
las Formas de Discriminación contra las Personas con Discapacidad […]”.
La sentencia establece determinados hechos que deben ser tenidos
en consideración para resolver el asunto controvertido, uno de los cuales,
es precisamente, la discapacidad del demandante, para lo cual hace un
análisis de normativa relativa a las personas con discapacidad, tanto
internacional como nacional. Así se aprecia en el considerando cuarto, al
señalar que “al establecerse como un hecho de la causa que el actor en
razón de una parálisis cerebral motora, tiene discapacidad física, calificada
con un 70%, según lo acredita su credencial de discapacidad y que por lo
anterior usa silla de ruedas para su desplazamiento, es necesario
remitirse a las normas y principios de derecho internacional de los
derechos humanos, relativos a las personas con discapacidad,
incorporados al derecho interno por aplicación del artículo 5 inciso
segundo de la Constitución Política de la República.”
Incorpora asimismo, el carácter evolutivo del concepto de
discapacidad, cuando menciona “[…] en su preámbulo, que la
discapacidad es un concepto que evoluciona y que resulta de la
interacción entre las personas con deficiencia y las barreras debidas a la
actitud y al entorno que evitan su participación plena y efectiva en la
sociedad, en igualdad de condiciones con los demás, reconociendo que la
discriminación contra cualquier persona por razón de su discapacidad
constituye una vulneración de la dignidad y el valor inherentes del ser
humano.”
Resulta interesante que en el considerando quinto, hace referencia a
la Convención Interamericana para la Eliminación de Todas las Formas de

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Discriminación contra las Personas con Discapacidad, en especial al
mencionar que “en su artículo III número 1, letras a), b) y c), estableció
que los Estados Partes, para lograr sus objetivos, se comprometen a
adoptar: “a) Medidas para eliminar progresivamente la discriminación y
promover la integración por parte de las autoridades gubernamentales y/o
entidades privadas en la prestación o suministro de bienes, servicios,
instalaciones, programas y actividades, tales como el empleo, el
transporte, las comunicaciones, la vivienda, la recreación, la educación, el
deporte, el acceso a la justicia y los servicios policiales, y las actividades
políticas y de administración.”
Por su parte, en el considerando sexto, hace mención a
jurisprudencia de la propia Corte, agregando que, “es dable concluir que
las personas con capacidades especiales gozan de los mismos derechos
fundamentales que todo ser humano, que deben ser respetados, y que
cualquier acto u omisión que se traduzca en una discriminación en razón
de su discapacidad, afecta no solo su dignidad sino la igualdad en el
ejercicio de dichos derechos; y, atendido lo dispuesto en el artículo 5,
inciso 2°, de la Constitución Política de la República, configura lo que se
denomina “bloque constitucional de derechos fundamentales”, que la
doctrina lo entiende como “…el conjunto de derechos de la persona
(atributos) asegurados por fuente constitucional o por fuentes del derecho
internacional de los derechos humanos (tanto el derecho convencional
como el derecho consuetudinario y los principios de ius cogens) y los
derechos implícitos, expresamente incorporados a nuestro ordenamiento
jurídico por vía del artículo 29 literal c) de la CADH, todos los cuales, en el
ordenamiento constitucional chileno, constituyen límites a la soberanía,
como lo especifica categóricamente el artículo 5° inciso segundo de la
Constitución chilena vigente” (Nogueira A., Humberto, “Los derechos
económicos, sociales y culturales como derechos fundamentales efectivos
en el constitucionalismo democrático latinoamericano”, En: Estudios
Constitucionales, año 7, N° 2, 2009, p.149).
En cuanto a la legislación interna que analiza, se refiere a la Ley N°
20.422, a pesar de haber hecho referencia a la Ley N°19.284, ya
derogada. Así en el considerando séptimo, resalta lo dispuesto en el
artículo 8, esto es, “[c]on el fin de garantizar la igualdad de oportunidades
de las personas con discapacidad, el Estado establecerá medidas contra la
discriminación, las que consistirán en exigencias de accesibilidad,
realización de ajustes necesarios y prevención de conductas de acoso,
[…]. En este punto, el ordenamiento jurídico interno no hizo más que
ratificar lo señalado en el artículo 2 de la referida Convención de las

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Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, en
el sentido que una de las formas de discriminación es, precisamente, la
denegación de ajustes razonables, […]”.
Al analizar todas las normas aplicables al caso concreto, tanto de
origen nacional como internacional, la Corte Suprema llega a la convicción
que el demandado realizó actos u omisiones discriminatorias en contra del
Sr. Ureta, como se señala en el considerando undécimo, al hacer
referencia a “[q]ue, el recurrente alega que el derecho fundamental que le
ha sido vulnerado es el derecho a la igualdad y a la no discriminación
arbitraria el cual no ha sido ponderado en relación a la libertad de
enseñanza de la denunciada, ya que éste ha sido interpretado en forma
absoluta por los sentenciadores en el entendido que la Academia no
tendría que adaptar su método de evaluación a las personas con
discapacidad, haciéndose lo anterior más evidente al haberle permitido
cursar el Taller de Actuación Nivel Inicial, habiendo aprobado dos de los
tres módulos, no habiendo aprobado el de expresión corporal por
haberlo sometido a una evaluación sin ningún tipo de adecuación
a su discapacidad, lo cual además repercute en la imposibilidad de
cursar el Taller de Actuación Nivel Medio. […] Agrega la sentencia que
“en el caso de autos la acción discriminatoria dice relación con la
negativa de la Academia a ajustar sus métodos de evaluación a las
personas con discapacidad que cursen sus talleres, es claro que si el
actor fue admitido sabiendo su discapacidad para cursar el taller inicial
debió su evaluación ser ajustada a sus reales capacidades para
poder aprobar ese módulo del taller y en consecuencia ser
admitido al taller siguiente, dichos ajustes no serían en este caso
una carga desproporcionada para la demandada.”
Continúa el sentenciador, “[p]or lo anterior, es necesario sostener
que adecuar las evaluaciones a los alumnos con discapacidad, en la
medida en que estos han sido aceptados para cursar los talleres que se
ofrecen, es un acto arbitrario que no puede justificarse en el derecho a la
libertad de enseñanza de la denunciada, porque las adecuaciones
mínimas que se debieron hacer no alteran su autonomía para
definir su forma de enseñar y en todo caso debe ceder ante este otro
derecho fundamental que es tratar en igualdad de condiciones a las
personas con discapacidad.

Finalmente en su considerando duodécimo, agrega que “habiendo


concluido que la demandada ejecutó un acto discriminatorio y
arbitrario, en atención a la discapacidad del actor, la sentencia

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impugnada, al desestimar la demanda, infringió lo que disponen los
artículos 1, 8, 23 y 24 de la Ley Nº 20.422 en relación con el artículo 2 de
la Ley N° 20.069, de modo que el recurso en análisis debe
necesariamente acogerse.” Por ello, la Corte resuelve acoger el recurso
de casación en el fondo interpuesto por don Alfredo Ureta Henríquez.

III. COMENTARIOS FINALES

La sentencia de la Corte Suprema acoge el recurso de Casación de


fondo interpuesto, por considerar que, efectivamente la parte demandada
incurrió en actos discriminatorios y arbitrarios al no implementar las
adecuaciones necesarias para realizar la evaluación académica del Sr.
Ureta.

Resulta de gran interés esta sentencia, debido a que ratifica el


hecho que la denegación de los ajustes razonables constituye una
discriminación hacia las personas con discapacidad, puesto que les impide
ejercer en plenitud e igualdad de condiciones que los demás ciudadanos,
sus derechos.

Es de suma importancia que la sociedad y, en este caso particular,


la Escuela de Teatro, realice los ajustes razonables, es decir, realice las
adecuaciones que cada persona con discapacidad requiere para ejercer
sus derechos de la mejor manera, en igualdad con las demás personas.

Como se había señalado, los ajustes razonables, son las


adecuaciones que la persona con discapacidad en particular requiere para
ejercer en plenitud sus derechos y lograr una efectiva inclusión social, y
que, además, no implican una carga desproporcionada para quien deba
hacerlos.

Otro aspecto a destacar de esta sentencia, es que la Corte Suprema


para resolver el asunto, recurre no solo a la normativa nacional, sino que
también aplica normas de tratados internacionales, ratificados por Chile y
que se encuentran vigentes (Convención sobre los derechos de las
personas con discapacidad y la Convención Interamericana para la
Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra las Personas
con Discapacidad), y por lo tanto, estos instrumentos internacionales son
plenamente aplicables a este caso concreto y a cualquier otro que se
refiera a las personas con discapacidad.

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