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OBRAS DEL MISMO AUTOR

Alónimos del Sendero y la Virtud


* La Filosofía Chinaiegún Confucio y Lao Tse
* La Doctrina y la Ensertanza Zen
* Lao T»e y su "Tratado sobre la Virtud del Tao"
(Tao Te-Ching)
* lentos y meditaciones sobre el Zen.
* El Zen en la literatura y la pintura
El sutra del corazón
El sutra del diamante
EI sutra de la serpiente
* El sutra del loto
* Cronología histórica y cultural de las dinastías chinas
Diccionario de filosofía oriental
El sulra de Benarés.

( • ) P u b li c a d » ! p o r I t u t o ri a l Klar
SAMUEL
WOLPIN

SUTRA
PRIMERA EDICION
Ya al hindú ¡amo prebudista
consideraba q ue los seres
poseedores d e ciertas seriales,
identificaban una superioridad
espiritual. La lista de estos indicios,
extraída d e textos canónicos, figura
en la n ota 79 de esta obra, mientras
que las proporciones del rostro del
Bude pertenecen a una pintura thangka
ti batana.

DEL LOTO
Versión anotada del
SADDARMA PANDARIKA SUTRA
Prólogo de
ISMAEL OUILES
E p ílo g o de
WALTER TESSNER

EDITORIAL
KIER s.a.
AVDA. SANTA FE 1260 (1059) BUENOS AIRES
OTOJ
diciones en español
editorial Kier, S.A. ■Buenos Aires
A ñ o :1987

Drrector de pruebas
arlos Soler
apa:
aldetiari

ibro de edición argentina

3BN: 950-17-1022-X
ueda hecho el depósito que marca la ley 11.723
>1987 by Editorial Kier. S.A, - Buenos Aires
npreso en la Argentina
rinted m Argentina
Agradecimiento:
Al profesor Esteban H. Gómez,
cuya ayuda significó una sensible mejora
en el estilo de la versión.
PREFACIO

ES IMPOSIBLE MOJARSE EN LA PALABRA “AGUA”

(Alan W. Watt*)

Se dice que cuando le pidieron a Jesús que definiera su doc­


trina, puntualizó: “Ama a Oios por sobre todas las cosas y a tu
prójimo como a ti misma”. Pero cuando hicieron lo propio
con Bertrand Russell, él escribió varios gruesos volúmenes. Con
esto no se quiere mostrar los extremos de un mismo planteo,
porque también en menos de diez líneas se pueden expresar
"Las Cuatro Nobles Verdades"' y “ El Noble Octuple Sende­
ro”1 —o sea la esencia de la Doctrina— y, sin embargo, cuando
los Concilios Budistas terminaron de redactar —ya que tam­
poco el Buda escribió una sola palabra—el Canon Pali, resultó
que sus tratados abarcaban miles de tomos1,

' a) El sufrimiento es un atributo Ja la vida 1» El sufrimiento en «au­


nado por la pailón del deneo; c) La extinción del deaeo baca cenar al su­
frimiento. d) "El Noble Octuple Sendero" es el método que lleva a la ex­
tinción del deaeo
1 a) Kve tea opiniones, b) R ectos pensamientos: c) Rectas palabcan, d)
Recta conducta; el R ectos medios de vida, f | R ecto esfuerzo; g) Recta
atención-. It) Recta concentración.
1 Desde el año 151 d.C , cuando comenzaron s tradúcese las obras
budistas al chino por iniciativa del rey Huan —Dinastía Han (25-220
d.C.)— en adelante; se publicaron 5.586 volúmenes. El prólogo del libro
"The B uddha D octrine", editado por la Bukkyo Dendo Kyokai (Funda­
ción para la difusión del Budismo)en Tokyo en 1979 dice; "La virtud de
este libro reside en el hecho de contener la esencia de la Enseñanza del

13
Quizás el quid de la cuestión no es —como también sucede
en otros terrenos- la cantidad de lo que se escribe sino la ca­
lidad; pero, de todos modos, es totalmente utópico pensar
que la letra impresa pueda descartarse. En una oportunidad
anterior4* se mencionó lo insensato que sería dejar de lado la
lectura de textos sagrados en un periodo como el presente
cuando ha declinado la Verdad y en un mundo como éste don­
de los Maestros e iluminados, que puedan orientar a los hom­
bres, son casi inhallables. Pauwels y Bergier —en "El retorno
de los b r u j o s dijeron que la cantidad de sabios es cons­
tante en todas las épocas de la Historia, lo cual parece ser
cierto. También se podría alegar que la Sabiduría —no los
conocimientos o la erudición— de un Maestro contemporá­
neo no es inferior a la de uno del pasado, posibilidad que
asimismo tiene visos de ser así. De ello se podría deducir que
el hombre actual estaría en las mismas condiciones que un
congénere de la Grecia clásica, o uno de la China durante
la dinastía Cbou, cumbres de la filosofía Occidental y Orien­
tal respectivamente. Pero sucede —y esto difícilmente se po­
dría rebatir- que los sabios se han cansado de la sordera de
la sociedad y hoy por hoy rehuyen el consorcio humano: me­
ditan en sus bosques y grutas espirituales, aunque a lo mejor
no dejan de ir todos los días al mercado. Lo que ciertamente
han hecho es dejar de ofrecer su “ mercadería”, para referirlo
en términos de una sociedad de consumo. La clave vuelve a ser
la del camino correcto, es decir, cuando Mahoma va a la mon­
taña y no a la inversa.
“Cuando usted conozca la Verdad —sentencia Paul Brun-
ton8- sabrá exactamente qué debe hacer para servir mejor a
Suda, registrada en m is de 5.000 volúmenes que nos fueron legados y
preservados en el decurso de m is de 2.600 años, atravesando las barreras
nacionales y raciales del mundo". Por último, vale citar el esfuerzo reali
zado por el monje japonés Tetsugen (1630-1683) quien formó una colec­
ción de textos budistas abarcando 6.956 volúmenes,

4 Samuel Wolpin*- E l Sutra del Diamante. Ed. Hastinapura, Ha. As.


1986.
1 Ed. Plaza y Janés, Barcelona 1961.
* "La India secreta". Ed. Kier, Ba. As.. 1977.
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la Humanidad, así como tampoco carecerá del poder de llevar­
lo a cabo. Si una flor posee la miel, ya la encontrará la abeja.
Si un hombre posee la sabiduría y la fuerza espiritual, no hace
falta que vaya en busca de la gente; ella irá a él, sin que lo
pida.”
El ser humano atravesó diversas etapas hasta tomar con­
ciencia de que le era necesaria la sabiduría para obtener la ver­
dadera libertad, entendiéndose por tal la equilibrada relación
de fuerzas entre el mundo exterior y el interior de cada indi­
viduo, relación que en muchos casos depende de la época y el
lugar en que se verifica. Govinda7 sintetiza de esta forma los
tres periodos de esta evolución: en el primero de ellos, el de
la magia, el hombre era impresionado por el poder que se ma­
nifestaba a sí mismo en el Universo a su alrededor. En ese en­
tonces, su mayor aspiración era el control de la Naturaleza. En
el segundo periodo, el hombre descubrió las posibilidades del
pensamiento y en lugar de intentar controlar la Naturaleza,
trató de entenderla y simplificarla a través de sus ideas; por
ejemplo, concebir a los dioses como exponentes de poder. O
sea que traspasó el control desde él mismo hacia otro ser,
superior, cuando comprendió que sus fuerzas no serian las
suficientes como para enfrentar tal magna tarea. Ahora el
anhelo prioritario se convierte en descubrir la unidad esencial
del Universo. Finalmente, en el tercer periodo, el hombre re­
conoció las posibilidades de su propia conciencia y de sus
fuerzas psíquicas y, por lo tanto, el objetivo pasa a ser lograr
la armonía consigo mismo.
No se puede decir que la tercera de estas etapas ya se haya
consolidado totalmente Prueba de ello es la inmensa cantidad
de personas que siguen empecinadas en lograr el dominio
del mundo exterior Ese deseo lleva a la acción; cuando esa
acción no produce loe resultados que se esperan —como fre­
cuentemente sucede—, sobreviene el sufrimiento y esto genera
el nuevo deseo de calmar esa angustia sin por eso dejar de pensar
que el mundo exterior sigue sin conquistar. Como se aprecia,
deseo, acción y sufrimiento se asemejan a una rueda girando
7 Lama Anagarika Govinda: "T he Psychological a ttitu d e o f early
b u d d h ist Philosophy". Ed. Rider & Co.. Londres 1961.
15
sin cesar. Este movimiento provoca un ciclo recurrente que en­
cadena a los seres a infinitas reencarnaciones innecesarias. Como
dice el Sutra Itivuttaka, “si uno fuera capaz de apilar las ceni­
zas y huesos que de si mismo acumuló en las sucesivas vidas,
la montaña sería altísima, y si uno pudiera recolectar toda la
leche materna que sorbió durante todas sus transmigraciones,
sería más profunda que el mar”.
Esa armonía que se mencionó como tercera etapa del de­
senvolvimiento humano permitiría —previo conocimiento de
sí mismo— salir del ciclo de los nacimientos y las muertes.
Para ello, para lograr esta liberación, se debe recurrir a una teo­
ría y a una práctica que conduzcan al desapego del deseo. La
filosofía brinda la teoría, define una dirección, mientras que
los ejercicios espirituales brindan la posibilidad de convertir
una hipótesis en una realidad, un cartel señalador en un cami­
no, camino que no se hace sino con el proceso de transitar­
lo.
Al comenzar este Prefacio se hizo mención de las distintas
formas en que puede expresarse una filosofía, coincidiendo
primero en que la extensión no es sino un factor aleatorio y
segundo en que la lectura de textos como parte de la práctica,
es insoslayable. Pero, a pesar de la amplia variedad de filosofías,
no se puede decir que en el mundo haya disminuido, a través
de la Historia, el dolor inherente a la condición humana. Y eso
se debe al hecho de que los caminos espirituales son escasamen­
te buscados y menos aún transitados, lo cual trae como conse­
cuencia que la Verdad todavía sea algo distante —en el tiempo y
en el espacio— de alcanzar. La Luz está lejana y la mayor par­
te del mundo anda a tientas, esclavizado en la ceguera de no
saber para qué trabaja, estudia, ama. Eso no es más que la con­
secuencia de no conocerse a sí mismo, de buscar "afuera” en
lugar de hacerlo “adentro”. En ausencia de ese conocimiento
—aclara Paul Twitchell'— las masas han acudido a alguna de
las tres mil diferentes formas de religión que aparecieron desde
el comienzo de la Humanidad, lo cual es mejor que no tener
ninguna forma de luz. Pero cuando los fundadores de religio-

1 "T he spiritual n o te b o o k ”. Illuminated Way Preat, California 1971.

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nes —quienes son hombres de discernimiento espiritual— aban­
donan este mundo, sus obras quedan en manos de discípulos
inmaduros que rara vez se convierten en Maestros; eso sig­
nifica que no pueden señalar cuál es el Camino que lleva a la
Verdad. Por eso las adquisiciones externas son más efímeras
que las internas; por eso la fe puesta en uno mismo es más
confiable que la depositada sobre otros. Se puede ser devoto
de cualquier creencia, frecuentar cualquier escritura sagrada,
pero sin conocerse a si mismo nadie puede crecer espiritual-,
tnéñier^
Todo lo dicho lleva a considerar “El Sutra del Loto” como
un valioso compendio de filosofía y el más preciso indicador
de la práctica budista, circunstancias que se analizarán en el
Estudio preliminar. Pero, a pesar de la magnitud de sus cuali­
dades, el Sutra no es todo; es sólo una parte, tal como bien
lo dice la frase de Alan W. Watts que titula este Prefacio:
"Es imposible mojarse en la palabra agua". Es necesario su­
mergirse en el agua misma9. El Sutra del Loto para los budis­
tas es la balsa de la Doctrina, el vehículo requerido para cru­
zar de la orilla de la ignorancia y la esclavitud a la del cono­
cimiento y la liberación. Pero si la balsa no es puesta a nave­
gar, no va a conducir a ninguna parte.

S. W.

9 Kyogen —fine* de la dinastía Tang, siglo V d.C.— dijo que nadie po­
< dría saciar su hambre con el retrato de una torta.
17
ESTUDIO PRELIMINAR

1 “EL SUTRA DEL LOTO" ENTRE LOS TEXTOS


CANONICOS

De acuerdo con la escyiela T'ien T ’a^Tendai)1, los cinco pe­


ríodos en que el Buda emitió su Enseñanza fueron:
1. Los primeros veintiún días después de su Iluminación,
cuando expuso el Sutra Avatamsaka3.
2. Los doce años durante los cuales promulgó los Agamas3
en el Parque del Ciervo.
3. Los ocho año6 denominados Vaipulya, cuando emitió la
Doctrina.
A. Los veintidós años en que expuso los Sutras de la Sabi­
duría4 .

1 Fundada por C hihi, esta encueta habla de una triple verdad: 1) la ver
dad de que todas las cosas pertenecen al Vacío, porque constituyen ele­
mentos dependientes en el flujo de las causaciones y, por ende, no son
cosas en sí mismas; 2) la verdad de que las existencias fenoménicas de
todos los tipos son sólo producciones transitorias y, en consecuencia
sólo son el V acío, no reales o existentes por sf mismas; 3) la verdad de que
todo implica todo lo d em is. de que todo e s uno y que algo de cada cosa
constituye la base de su ser, siendo este algo la naturaleza búdica. A raíz
de este último punto, la escuela sostiene que existe una "salvación para
todos", pero no mediante la producción o la destrucción de las caracte­
rísticas o de las cualidades de cualquier cosa. La doctrina se basó en
"El Sutra del L o to " y por ese motivo recibió el nombre de "Escuela del
Loto". En China se la relaciona con la "Secta de la Tierra Pura" y fue
llevada al Japón, en el año 804 d.C., por Degyo Daishi (Diccionario Zen).
3 La principal doctrina de este Sutra es la de la ley-naturaleza (dharma-
dhotu)dal Universo, que considera a los objetos y a las energías com o so­
metidos a una ley. en virtud de la cual todo es coexistenle e interdepen­
diente.
1 A/tama = conocim iento que se obtiene por la experiencia o que se
apoya en la autoridad y la tradición.
4 grajdaparamita (Perfección de la Sabiduría), una de las nueve divi­
siones del Canon Sánscrito. Constituye aproximadamente el 20% de los
volúmenes aceptados por el budismo Mahuyana.
18
5. Los ocho años que incluyen "El Sutra del L oto" y el
Mahaparinirvanas .
Ismael Quiles* señala que en los discursos del Buda se advier­
ten tres tendencias, que posteriormente darán lugar a importan­
tes escuelas y sectas, a saber:
1.Shunyavada (Escuela del Vacio), también conocida como
Madhyamika (Doctrina de la Via Media). Aparece con
los sufras de la Sabiduría (Prajñaparamitas) cuya redac­
ción se sitúa unos 200 años a.C. La esencia de las cosas
es el “vacio’', la no-determinación del contenido.
2. Vijñanavoda (Escuela de la mente o consciencia), también
conocida como Yogacara (Escuela Idealista). Es una ten­
dencia que considera la Mente como esencia de las cosas e
identifica aquélla con la esencia del Buda. Este viene a
ser entonces d Absoluto expresado como un Buda ideal
y eterno. “El Sufra del L oto" y el Lankavatara (Revela­
ción de Lanka) presentan los elementos que le sirvieron
a esta escuela para desarrollarse profusamente.
3. Amidumn Entre los sufras mahayanas tiene gran impor­
tancia para la historia posterior de la doctrina los que
representan ai Buda como un Salvador de los hombres, ya
sea a la manera de un ser superior que reina en una tierra
ideal y salva a los mortales con la sola invocación de su
nombre (Amitayurdhyano Sutra), ya como el que ha de
venir al mundo como un nuevo Buda (Maitreya).
Cuando en la edición de “El Sutra del Diamante “ se ofreció
al lector una amplia clasificación y división de los cuatro dis­
tintos cánones —pal i, sánscrito, chino y tibetano—, se incluyó
al Saddharma Pundarika (Sutra del Loto) en el segundo de
ellos, o sea en el que circuló en el norte de la In d ia'.

1 "El Sufra de to Oran E xt m elón . integra el Dtgha Nikaya (Colección


de fragmento* laxgosi. un» de la* cinco divisiones del Suttapitaha (Cesta
de lo* Su ira») o tea la recopilación de discurso* del Canon Pali (TVipitaka)
6 "F ilosofía budista”, ed. Troquel. Ba. A*. 1968.
7 La totalidad de lo» textos que forman el Canon Sánscrito, llamado*
"nueve Dharma*'' ion: 1 )Praiñaparamita (Perfección de la Sabiduría); 2)
Lalitovistara (Vida del Buda); 3) Saddharma Pundarika (Loto de la Buena
Ley); 4) Oandavyuha (Incomprensibilidad del mundo, para quien no es
19
Estos nueve trabajos del Canon Sánscrito abarcan un varia­
do espectro doctrinario que va desde la exposición de una fi­
losofía místico-natural abstracta (Prajñaparamitas) hasta un
tratado sobre el esoterismo (Tathagataguhyaka), pasando por
los restantes que ilustran cada uno de ellos los distintos pun­
tos de la doctrina y la disciplina, enseñadas de una manera
efectiva a través de parábolas y anécdotas que ejemplifican las
instancias de la especulación budista.
Ya ubicado "El Sutra del L o to”, vale la pena anticipar cómo
lo cataloga H. Kern: “Se inclina —dice su traductor al inglés—
por un desarrollo dramático, una pieza de misterio en la cual
el interlocutor es Sakyamuni1' . Consiste en una serie de diálo­
gos abrillantados por los mágicos efectos de un escenario so­
brenatural que intenta impresionarnos con la idea del poder y
la gloria de los Budas, cuyos discursos exhiben una sabiduría
insuperable".

2 LA CORONA DE LOS SUTRAS

Casi todos los tratadistas coinciden en afirmar —quizás ate­


niéndose a la aseveración hecha en el mismo "Loto", capí­
tulo XIII, estrofa 53— que éste, el penúltimo de su vida, es el
más sublime de los discursos del Buda, la siromani, la corona de
todos los Sutras. Para darse cuenta de ello, basta con enunciar
sintéticamente el contenido de sus capítulos:
l. Introducción.
II. Despertar del Buda de su trance místico; despliegue
de sus facultades trascendentes. Aparente trinidad de
ios vehículos de la doctrina, cuando en realidad no
hay sino uno solo.
m. Profecía referida al discípulo predilecto del Buda. Pa-

Buda; 5( D atnabhum ithuara (Señor de loa diez tierra*); 6) Samodhiraja


(Tratado de concentración mística o Somadhi); 7) Lankavatara (Predica­
ción de Lanka, l ’eilán); 8) Tathagataguhyaka (Estudio sobre la naturale­
za de un Buda), y 9) Sm -arnaprabhatottam a (Leyendas edificantes).

* El Buda histórico, el que vivió en la India en el siglo VI a.C.


rábola de una casa en llamas para ejemplificar la dies­
tra manera de salvar a los seres del doloroso incendio
de la existencia mundana.
IV. Otra parábola, poniendo de manifiesto la habilidad
de un sabio padre para encauzar a su hijo extravia­
do, de vuelta a su nobleza innata y a su felicidad.
V. Parábola de las plantas y de la lluvia, describiendo la
imparcialidad con que el Buda trata a todas las cria­
turas. Parábola del ciego, para destacar que los fe­
nómenos poseen una realidad aparente, y que la
meta final de todos los esfuerzos debe ser alcanzar la
omnisciencia.
VI. Diversas predicciones probando el poder del Buda pa­
ra atiabar el futuro.
Vil. Rememoración del pasado remotísimo, cuando otro
Iluminado hizo girar la Rueda de la Ley. Edificante
historia de los hijos del citado.
VTIi. Profecía relacionada con un grupo de santos.
IX. Profecía concerniente al hijo carnal del Buda y a
otros monjes.
X. El Buda enseña cómo los piadosos predicadores de
la Doctrina, que vendrán en lo sucesivo, deben ser de­
bidamente honrados, y promete que él siempre pro­
tegerá a los monjes.
XI. Despliegue del milagroso poder del Buda, demostra­
do en la aparición de un túmulo funerario que al ser
abierto, exhibe la figura de un Buda anterior, quien
asiste deseoso de oír la exposición del presente Sutra.
Cómo en una vida anterior, el Buda procuró adqui­
rir la omnisciencia; sus grandes obligaciones. Episo­
dio de la sabia hija del Océano y su cambio de sexo.
XII. Predicción a Gautami, Yasodhara y las moqjas de
su séquito. Promesa de la hueste de discípulos de to­
mar a su cargo la ardua tarea de predicar la palabra
sagrada en tiempos venideros, después de la extin­
ción del Buda.
Xm. Vocación de los difusores de la Doctrina; reglas prác­
ticas para su conducta. Parábola del rey que recom-
21
pensó a sus valientes guerreros; de la misma manera
el Buda gratificará a los que luchan en su nombre,
brindándoles toda clase de ventajas, y la más valio­
sa de sus bendiciones: el reposo eterno.
XIV. Evocación de innumerables discípulos mediante el
poder creativo del Buda. Perplejidad de Maitreya
al oír que todos ellos estuvieron bajo la tutela del
Buda.
XV. El Buda explica el hecho descripto en el capítulo an­
terior revelando la inmensa duración de su existen­
cia, en el pasado y en el futuro.
XVI. El mérito de creer en la prolongada vida de los Ilu­
minados y de los que alguna vez se convirtieron en
Budas.
XVII El Buda destaca el gran mérito de la espontánea
aceptación de la Doctrina.
XVm. Ventajas -mundanas y espirituales— que gozan los
monjes.
XIX. Historia de Sadaparibhuta, ejemplificando la superio­
ridad de una mente sencilla y de un corazón puro,
por sobre la mundanalidad y el escepticismo.
XX. El Buda alaba “El Sutra del L o to” —en el cual se en­
señan todas las leyes superiores— y a los conservado­
res de este eminente texto.
XXI. Eficacia de los talismanes.
XXII. Auto-sacrificio de uno de los discípulos.
XXni. Visita de un elevado ser al mundo del nacimiento y
de la muerte (este mundo). Extraordinarias cualida­
des de este iniciado y el retorno a su origen.
XXIV. Grandeza y omnipresencia de Avalokitesvara.
XXV. Maravillosa y edificante historia de la conversión de
un rey, a través de sus dos hijos.
XXVI. Un iniciado toma a su cargo la tarea de proteger a los
predicadores, después de la extinción del Buda.
XXVII. Enunciación del periodo de la Ley.
Como se aprecia, nada falta en este Sutra. Es más —según
lo afirma Kern—, sus postulados están expuestos de tal forma
que la totalidad admite tanto una explicación exotérica y esoté-
rica al mismo tiempo. "El Sutra del L o to " contiene una reve*
lación del estado de las cosas en el presente en que transcurre
-sin por ello olvidar el pasado y el futuro—, una revelación
derivada de una fuente virtualmente eterna, de modo que la
doctrina que enseña puede ser considerada válida no sólo para
una cierta corriente espiritual en particular, sino para todo
el género humano. La más alta autoridad a quien el Sutra se
refiere no es un individuo que vivió un corto lapso en la In*
dia, sino un ser sublime que constantemente habitó el Gridhra-
kuta", quien en la terminología védica es llamado Kutastha,
literalmente, “lo que está sólido como una roca", esto es:
eterno.
La enseñanza fundamental del "Sutra del L oto" dice que ca­
da uno debe convertirse en un Buda. Admite que, desde un;
punto de vista práctico, se pueden distinguir tres medios, lla­
mados vehículos o vanas, para alcanzar el Nirvana, a pesar de
que en el sentido más elevado sólo hay un vehículo. Estos
medios son. en un lenguaje llano, piedad, filosofía y procurar
la iluminación y el bienestar de los semejantes; estos medios
son designados por los términos "discípulos", “pratyekabudas"
y ' Bodhtsathm". Pero, superior a todos estos vehículos es el
verdadero y auto-adquirido conocimiento de las leyes eternas,
la unidad de los tres medios en la figura de un Buda.
No es necesario agotar en el Estudio Preliminar todos los
puntos que luego en el texto del Sufro y en sus notas al pie
se explicarán debidamente, pero sí es conveniente subrayar
los escasos temas cruciales en torno a lo6 cuales gira este dis­
curso del Buda, que en el fondo son los de la Doctrina toda.
Por lo pronto, es muy interesante el enfoque múltiple con
que "El Sutra del Loto" concibe y respeta al Buda. De acuerdo
con sus pautas, el Iniciado puede ser tomado de distintas ma­
neras de acuerdo con el grado de inteligencia y predisposición
de las criaturas. Algunas pagan su veneración llevando una vida
virtuosa; otras a través de una piadosa devoción; otras mediante
la contemplación; otras observando una filosofía monástica es-

* "El pico del buitre", una montaña mitológica deade la cual se emitió
la doctrina.
23
tricta; otras ayudando al resto de los seres a liberarse de las
cadenas que los atan incesantemente al ciclo de los nacimien­
tos y las muertes. Precisamente este, el tercero de los vehícu­
los, el de los Bodhisattvas, es el que se glorifica en "El Sutra
del Loto", ya que el mismo es un homenaje a todos los Bu-
das y Bodhisattvas, tal como está encabezada su "Introduc­
ción". Esta exaltación del Bodhisattva por sobre los demás
vehículos se explica por el hecho de que ellos resignan su en­
trada al Nirvana para volcar sobre el mundo su piedad. Toma­
ron esta decisión: “Queremos convertirnos en un refugio pa­
ra el mundo , un resguardo para el mundo, el lugar de reposo
del mundo, el descanso final del mundo, las islas del mundo, las
luces del mundo, los guías del mundo, los medios de salvación
del mundo” (Ashtasakasrika).

3 PRACTICAS ASCETICAS Y CONOCIMIENTO


DOCTRINARIO

La aportación más genial del Buda —afirma Mircea Eliade10—


consistió probablemente en la articulación de un método de
meditación en que logró integrar las prácticas ascéticas y las
técnicas yóguicas en unos procesos específicos de conocimien­
to profundo.
Existen indicios de que, efectivamente, esto es así porque, ej
Buda atribuyó igual valor a los ejercicios que al conocimiento
de la doctrina Pero —y eso también lo advierte Eliade—, tal
como era de esperar, las dos vías, que por lo demás corres­
ponden a dos tendencias divergentes del espíritu, sólo en ra­
ras ocasiones han sido dominadas a la vez por la misma per­
sona. Ya desde muy pronto trataron de armonizarlas los tex­
tos canónicos: “Los monjes que se consagran a la meditación"!
yóguica (los jhain) critican a los que prefieren la doctrina |
(los dhammayoga), y a la inversa. Deben, por el contrario, es- ¡
timarse unos a otros. Raros son, en efecto, los hombres que

10 Historia de los creencias y de las ideas religiosas. Ed. Cristiandud,


Madrid 1 978, tom o II.
24
pasan su tiempo tocando con su cuerpo (es decir, “ realizan­
do experimentalmente") el elemento inmortal (o nirvana).
Raros son también los que contemplan la profunda realidad y
la penetran mediante la sabiduría1’ (Ánguttara Nikaya).
Todas las verdades reveladas por el Buda —insistía él—debían
ser experimentadas, concretadas, aun aquéllas que, como el
Nirvana, resultaban incomprensibles para el nivel natural en
que se manifestaban los seres. Precisamente en esa búsqueda,
en el intento de plasmar las verdades, se encuentra el discípu­
lo con un arma de doble filo: los “ poderes milagrosos’*M. J
Este “accidente" en el camino hacia el Nirvana —que tam­
bién se le presenta a Patanjali en el yoga que conduce al samad-
hi~ plantea un serio problema, también señalado por Eliade.
En efecto —puntualiza el rumano—, por una parte es inevi­
table la adquisición de los poderes milagrosos en el curso de
la práctica, a la vez que, por ello mismo, constituyen indicios
seguros de lo« progresos espirituales realizados por el discí­
pulo: son la prueba de que éste se halla a punto de “descondi-
cionarse", de que ha suspendido laa leyes de la naturaleza en
cuyos engranajes estaba preso. Pero, por otra parte, lo6 po­
deres resultan doblemente peligrosos, ya que tientan a un
vano dominio mágico del mundo y entrañan además el ries­
go de crear confusiones en los profanos. Por eso sentenció el
Buda: "No debéis, monjes, hacer ver los milagros de los po­
deres a los laicos, esos milagros que sobrepasan al poder del
hombre común. Quien así actuare será culpable de una mala
acción11(Vinaya TI, 112).
Los poderes forman parte de las cinco clases de “ciencias
elevadas"12, que son: 1) siddhi; 2) el ojo divino; 3) el oído di-

" Stridhi en «A m ollo, itldhi, en pali «leudo uno se convierte en va-'


rio*, siendo vano*, ae convierte *n uno. te torna visible o invisible; a Ira
vías*, sin encontrar resistencia, una pared, una fortificación, una colina,'
com o si futra ave penetra de arriba abajo a trsvéa de la sólida tierra, j
com o si fuera agua, camina sobre el agua sin hundirse, com o sobre la tie- <
rra firme; viaja por el cielo com o los pájaros; toca el sol y la luna;oye
todos los sonidos celestiales y los humanos; penetra en el corazón de los
otros seres; tiene memoria de sus existencias anteriores (Somanna Phalla
Sutta, 87; Digha Nikaya I, 78).
12 Abhijña, saber trascendental.
25
vino; 4) el conocimiento del pensamiento ajeno; y 5) el recuer­
do de las existencias anteriores. El Buda fundamentó su recha­
zo a la utilización de estos poderes advirtiendo que ellos
podrían apartar a los discípulos de su verdadero fin, el Nirva­
na, y de ninguna manera servirían para propagar la Doctrina
ya que, mediante la práctica, cualquiera podía lograrlos. Y pa­
ra destacar que el Buda reaccionaba contra los excesos mági­
cos, recordando que los problemas humanos y sus soluciones
debían mantenerse dentro del plano en que los seres funcio­
naban como tales, cabe ejemplificar esta aseveración con un
par de anécdotas protagonizada por "milagrosos" discípu­
los11. ^
En cierta ocasión, se acercó al Buda uno de sus discípulos
que acababa de conseguir atravesar un río caminando sobre
las aguas. El Buda, lejos de alabar este prodigio, dijo;
—¡Imbécil! Has gastado media vida para conseguir eso, en
lugar de dos monedas que es lo que cuesta cruzar el río en
barca.
La otra anécdota es la siguiente:
Un monje se presentó frente al Buda ofreciéndole dos in­
mensos árboles en flor que, gTacias a su poder mágico, lle­
vaba en las manos. El Buda le dijo:
- ¡Tíralos!
El monje dejó caer el árbol que sostenía en la mano dere­
cha.
-¡Tíralos!
Entonces dejó caer el árbol que sostenía con la mano izquier­
da.
—¡Tíralos!—insistió el Buda.
—No tengo ya nada que tirar, ¿qué quieres que haga?
El Buda le contestó:
- Jamás te dije que abandonaras los árboles en flor; lo que
decía era que abandonaras tus órganos de los sentidos14 y tu

13 Tomada* de Samuel Wolpin: La doctrina y la en itñarua ten . Kier,


B». As. 1980.
14 Los órganos de los sentidos son puertas abiertas por donde entran
los objetos que esclavizan al Ser.

26
conciencia15. Cuando hayas abandonado todo eso y ya no
quede nada que puedas abandonar, estarás liberado de ios lazos
del nacimiento y de la muerte. SÍ
4 LA DEVOCION

En el apartado anterior se ha citado la disputa entre los par-


tidarioe .del conocimiento yJos.de la experiencia, yóguicau En
los comienzos de nuestra era —data Eliade— interviene en el
debate una tercera categoría: la de los partidarios de la devo­
ción'6. El valor redentor de la fe no esta ausente de los textos
canónicos y eso dio pie a que ganara un espacio considerable,
a pesar de que también en muchas ocasiones el Buda intentó
apartar toda idealización sobre su persona para que las ener­
gías de los discípulos sólo se volcaran hacia la Doctrina. Para
verificar la presencia de ambos elementos —devocional hacia la
persona y observador de la Doctrina— y la razón de esta duali­
dad, ec necesario analizar algunos textos.
Por de pronto, el budismo es la única creencia cuyo funda­
dor no se declara profeta o enviado de un dios, sino que, al con­
trario, llega a rechazar la idea de un dios como ser supremo.
Se presenta de hecho como el ‘‘despierto*' (b u d d h a ), guía y
maestro espiritual. Su predicación se propone ofrecer a los
hombres el camino de la liberación, pero cuando crece su
prestigio de ‘‘salvador", entonces su mensaje se convierte
en una “religión" y él mismo en un ser divino.

*’ Entendiendo por conciencie le discriminación entre ‘'bueno’V


,lmalo"
El "Diccionario eso ttn eo ”. de Zoníah, ilustra que le» bhaktas ton
tecle* hindúes que otorgen preponderancia particular a la bhakti como
medio dt Blvaclón. Bfioífí «* devoción, piedad, adoración, amor divino.
Significa al tin can anhelo dé unión con tajdjvip¡da¿ que comienza, prosi­
gue y termina en amor. Bhakti no puede contraerse a ningún bien terreno
porque el amor divino no ea compatible con los deseos mundanos. Este
camino se opone al karma-margo^ sendero de las obres) y al /ñaña-marga
(tendero del conocim iento). L« religión de los bhaktas es llamada bhaga-
vatism o y cuenta con cuatro escuelas fundadas por Ramananda, Madhava,
Viahnuvami y Mimbarka

27
Estos pasajes de un concepto a otro no son, de todos mo­
dos, ajenos a la tendencia general del espiritualismo indio y
por eso una misma doctrina puede considerarse desde dos
puntos de vista diferentes: objetivo (como Ley) y subjetivo
(como el agente de la Ley que manifiesta). Por ejemplo, en el
Bhagavad Gita' ' , la parte objetiva la cubren los párrafos 1 al
4 del capítulo XIII:
2. A los que establecen en Mí su espíritu y, por una cons­
tante fe suprema Me buscan, a esos los tengo por los
más perfectamente unidos en yoga.
3/4. También quienes buscan el no manifestado, el indefini­
do, el inmutable, el omnipresente y superior a toda
mente, que es inmóvil e inmutable, se unen a Mí gra­
cias a que dominan sus sentidos, a su profunda intui­
ción, a que han comprendido que en la diversidad de
las cosas existe un Yo único, a la bondad de su volun­
tad entregada para el bien de todo ser.
La contraparte subjetiva le sucede a la anterior, en el mismo
capítulo de la citada obra, párrafos 6/7:
6/7. Pero, Yo libero del mar de la existencia y de la sujeción
a la muerte a quienes me adoran, piensan en Mí sin
desfallecer, me entregan por completo su conciencia,
se desligan de sus acciones y me son devotos.
Como se ha visto, en la primera secuencia, el discípulo con­
serva su voluntad, mientras que en la segundaja entrega com­
pletamente.
En boca del mismísimo Buda también se encuentran los ele­
mentos que llevan agua a las dos vertientes. En lo que atañe a
la objetiva, por ejemplo, el Mahaparinirvana Sutra dice:
“Haced de vosotros una lámpara. Apoyaos en vosotros mis­
mos; no dependáis de nadie más. Convertid mi Enseñanza
en luz. Confiad en ella; no estéis pendientes de otra Doctri­
na”.
Y más precisas aún son estas palabras del mismo Sutra;
“Mi cuerpo nació de padres y fue nutrido con alimentos;
son inevitables la enfermedad y la muerte. Pero el verda-17

17 La versión utilizada es la de editorial Aguilar, Bs. As. 1970.


dero Buda no es un cuerpo humano: es la Iluminación.
Un cuerpo humano debe desvanecerse, pero la Sabiduría
de la Duminación existirá para siempre en la Verdad de
la Ley y en su práctica. El que sólo ve mi cuerpo en rea­
lidad no me ve. Unicamente el que acepta mi Enseñanza
me ve verdaderamente. Después de mi muerte, la Ley
deberá ser vuestro Maestro. Seguid la Doctrina y seréis
leales a mi*.
Pero si quedaran dudas, serian aventadas por el Avatamsa-
ka Sutra:
“El verdadero Buda es la Iluminación en si. La verdade­
ra forma de conocer a Buda es realizar la Iluminación.
Si alguien ve algunas excelentes figuras del Buda y pien­
sa que asi lo conoce, no incurre sino en un error propio de
ignorantes porque el verdadero Buda no puede ser cor-
pomada en una forma determinada ni visto por ojos
humanos. A pesar de que hahlamos de su forma, el Buda
Eterno carece de forma; no obstante, puede adoptar cual­
quiera. A pesar de que describimos sus atributos, el Buda
Eterno carece de atributos; no obstante, puede manifes­
tarse mediante cualquiera de ellos. Luego, si alguien dis­
tingue la forma del Buda o percibe claramente sus atri­
butos y aun asi' no se apega ni a la forma ni a los atribu­
tos, tiene la capacidad de ver y conocer al Buda, él mis­
mo es un Buda. un Duminado. Por eso el Buda no desa-
parecerá mientras exista la Iluminación.'*
Hasta aquí el aspecto objetivo, no devocional del Buda.
Pero existe en el otro extremo del espectro el singular fenó­
meno de Amitabha, una mitología que desde el siglo VIII d.C.
capitalizó la corriente devocional de China, Japón y el Tibet.
Cuando era un simple monje —describe la Historia de las
creencias y de las ideas religiosas—, Amitabha hizo el voto de
llegar a ser Buda y adquirir una “ tierra milagrosa" cuyos ha­
bitantes, por la fuerza de su6 méritos, gozarían de uná felici­
dad inigualada hasta su entrada en el Nirvana. Esta tierra, Suk-
havati18, está situada a una distancia vertiginosa, hacia el

18 Sukhavati, dichosa.
29
Oeste; está bañada de luz y se parece a un paraíso por sus
piedras preciosas, sus flores y sus pájaros. Sus habitantes son en
realidad inmortales y disfrutan siempre de la enseñanza oral
de Amitabha.
En la India eran ya conocidos estos paraísos, pero la nota
distintiva de Sukhavati consiste en la extraordinaria facilidad
con que en él penetran los devotos. En efecto, basta haber
escuchado el nombre de Amitabha y haber pensado en él;
cuando sobrevenga la muerte, él descenderá para conducir
al devoto hasta su tierra. Se trata del triunfo absoluto de la de­
voción; sin embargo, su justificación doctrinal está ya en el
budismo más antiguo; en la versión china del Milinda-pañha
se dice que “los hombres que en una existencia han practi­
cado el mal hasta cien años, si piensan en Buda en el momento
de la muerte, obtendrán después el nacimiento en lo alto del
cielo” .
Se podría alegar que Amitabha no es el Buda histórico, pero
ya se verificará en "El Sutra del L oto" la existencia de innume­
rables Budas e incluso la teoría de que todos no son sino uno
solo que aparece en distintos lugares a través de la Historia.
No obstante, si fuera necesario recoger indicios devociona-
les en textos atribuidos a Sakyamuni, valgan los siguientes
ejemplos:
“El que tenga fe en mí y amor por mí, llegará al cielo”
(Majjhima Nikaya, I, 142).
O sino:
“La fe es la simiente, la fe es la riqueza mayor para el
hombre aquí abajo” (Sutto AJipata, 77,182).

5 EL NIRVANA

El Nirvana no es otro de los temas inherentes al budismo; es


el tema, el eje en torno al cual esta doctrina tiene su razón de
ser. Precisamente las múltiples sectas y escuelas en que se di­
viden los seguidores del Buda si hay un punto en el cual todas
coinciden —aunque difieran en los métodos para lograrlo— es
en el Nirvana como meta final de sus esfuerzos. Por eso, esta
30
parle del Estudio preliminar merece considerarse con mayor
detención.
De hecho, se descarta toda posibilidad de que el Nirvana A
sea un "lugar”. El Nirvana es un "estado”, una forma de "ser”. /
Pero dado que esto no es tan simple como a primera vista pa-
recería, se impone recurrir nuevamente a Mircea Eliade y ci­
tarlo para vislumbrar algunas sutilezas que encierra este medular
concepto de Oriente.
E} iluda -sostiene en su ensayo Yoga, inmortalidad y liber-
laJ, ed. La Pléyade, Bs. As. 1977- se niega a postular la exis­
tencia de un espíritu universal. De hecho, él negaba la posibi­
lidad de discurrir sobre ningún principio absoluto, como tam­
bién negaba la posibilidad de poseer una experiencia, aún
aproximativa, del Yo verdadero, mientras el hombre no es
"despertado”. El Buda rechazaba igualmente los conclusio­
nes de la leona upanishádica: el postulado de un Brahman,
espíritu puro, absoluto, inmortaíTeterno, idéntico al alma in­
dividua); pero lo hacía porque ese dogma correría el peligro de
satisfacer la inteligencia, y en consecuencia, impedía al hom­
bre despertarse.
Observando más de cerca las cosas, el Buda rechazaba todas
las filosofías y las ascesis contemporáneas porque las consi­
deraba como ídolos que levantaban una especie de pantalla
entre el hombre y la realidad absoluta, lo único y verdadero
incondicionado.
El Nirvana es lo absoluto por excelencia, asamskrta19, lo
irreductible, lo trascendente, lo que está más allá de toda ex­
periencia humana. Se debe recordar que el mensaje del Buda
se dirigía al hombre que sufre, el hombre aprisionado en las
redes de la transmigración. Para el Buda la salvación sólo se
obtenía a continuación de un esfuerzo personal, de la asimi­
lación concreta de la verdad. No era ni una teoría ni ia eva­
sión hacia un esfuerzo ascético cualquiera. íb'ra preciso cornal
prender y a la vez experimentar la ’•verdad” . Ahora bien, los»
do* senderos representaban sus riesgos: la "comprensión/
I
amenazaba con quedar en simple teoría, y la “experimental
don”, con invadir el éxtasis.j Pero, según el Buda, la "salva-
'* A ta m ikría, lo inmutable.
ción" consiste en morir para la vida profana y renacer en
una vida transhumana, imposible de definir y describir, ine­
fable.
En virtud de lo dicho es que los simbolismos de la muerte,
del renacimiento y de la iniciación20 persisten en los textos
budistas. El discípulo debe proveerse de “un nuevo cuerpo”,
“renacer”, como en otras iniciaciones, después de “muerto”.
El mismo Buda lo proclama;
“He mostrado a mis discípulos los medios por los cuales
pueden crear, partiendo de este cuerpo, constituido por
los cuatro elementos, otro cuerpo de substancia intelec­
tual21 , completo con sus extremidades y dotado de facul­
tades trascendentales22. Es exactamente como cuando
uno saca una flecha de una caña, o un sable de su vaina,
o una serpiente de su piel muerta. El hombre tiene cons­
ciencia de que la flecha y la caña son dos cosas diferen­
tes, y de que la serpiente y su piel vieja son también cosas
diferentes. (Majjhima Nikaya, II, 17).
El simbolismo iniciático es transparente: la imagen de la ser­
piente y de su despojo pertenecen al caudal más antiguo de sím­
bolos de la muerte y la resurrección mística.
El Buda enseñaba el camino y los medios para morir con res­
pecto a la condición humana, a la esclavitud y al sufrimiento,
para renacer a la libertad, a lo incondicionado del Nirvana, pero
vacilaba en hablar de ese incondicionado para no traicionarlo.
Si alguna vez había atacado a los heréticos, era justamente por­
(que discurrían excesivamente acerca de lo inexpresable y pre­
tendían poder definir el Yo. Para el Buda, sostoner que el Yo
existe en forma real y permanente es un punto de vista falso.
L. de la Vallée-Poussin dice que el Buda continúa la tradición
ascético-mística india; cree en una “liberación en vida”, pero
rehúsa definirla porque nada exacto se puede decir sobre el

10 Según los griegos, la máxima finalidad de la iniciación era conseguir


la anástasis o consciencia continuada mát allá del mundo ffsico (Platón,
Aristóteles, Píndaro y el latino Cicerón),
21 R u p in m anoyan, rupa = form a, manos = mente.
22 A bhinindriyan, abhiñña = saber; indríya = facultad perceptiva.
32
Liberado, excepto que no pertenece a este mundo. En el
Samyutta Nikaya, IV, 374, el Buda dice que el “que ha cruza­
ndo a la otra orilla’’:
. .no puede ser nombrado como materia, sensaciones,
ideas, voliciones, conocimiento; está liberado de esas deno­
minaciones; es profundo, inmensurable, insondable como
un vasto océano. No puede decirse de él "es’’, “no es”, “es
y no es", “ ni es ni no es".
Este es exactamente el lenguaje de la mística y de las teolo­
gías negativas, es el famoso “ ¡Ñeti! ¡Neti!'ni de los Upanis-
hads o el Ain Soph14 con que los cabalistas hebreos expresan
la idea de lo Absoluto.
La vía propuesta por el Buda —nunca se dejará de insistir—)
es un medio de “experimentación místico” —no una unió
mystica como lo anhelan las religiones que buscan a Dios—,
un camino de acceso a las realidades suprasensibles, una cien­
cia superior cuya etapa final es el Nirvana.
' También debe quedar en claro que Nin'ono no significa “ani
quitación" sino “cambio de forma”, “ mutación”,jAsí, puei
—afirma M. P. Blavatslcy. en Za doctrina secreta, ed. Kier,
Bs. As. 1981, voL V I- las cosas temporales son ilusorias aunque
parezcan permanentes, y como la eternidad no tuvo principio
ñT léñíra fin, la duración más o menos prolongada de las for­
mas es comparable a la de un relámpago: antes de advertirlo,
se desvanece la forma para siempre; y hasta los etéreos cuer­
pos astrales son ilusiones de materia en tanto conservan la si­
lueta terrestre. El cuerpo astral, según la doctrina budista,
cambia en proporción a jos merecimientos o desmerecimien­
tos de la persona durante su vida terrestre, y esto es la metem-
psicosis. Cuando la entidad espiritual se desliga definitivamen­
te de toda partícula de materia, entonces únicamente entra
en el eterno e inmutable Nirvanaj Entonces existe en espíri-'
tu; ha cesado como forma, como apariencia y. por lo tanto,
ya no morirá más porque el espíritu solo no es ilusión, sino la
única Realidad en el ilusorio universo de formas siempre pasa­
jeras.
n |E«to no es, eato no e»'
Lo que existe negativamente.
33
Zimmer1' —citado por Quiles- ha resumido con todo rigor
la interpretación paradójica del Nirvana, como el estado de
retorno a la Nada absoluta del ser y del pensamiento.
Es cierto que el budismo se ha presentado como unlggn-
junto de doctrinas y de prácticas, es decir, un "vehículo” que
lleva al Nirvana^ Es cierto que, a su vez, el Nirvana se ofrece a
los hombres como liberación del dolor y como la felicidad ab­
soluta y definitiva. Este conjunto de verdades y normas es lla­
mado, particularmente en el budismo Mahayana, como un
"vehículo" que lleva al hombre desde "esta orilla", es decir,
el mundo de la ignorancia y de la impermanencia, hasta la
"otra orilla" —el estado de Iluminación— donde se ve ya libre
el hombre de la corriente cambiante del samsara16. Pero, en
realidad, todas estas enseñanzas, del vehículo, de la corriente
y de las dos orillas, no son más que un método pedagógico de
guiar al hombre hacia la última sabiduría y verdad. En reali­
dad no existe ni una orilla ni otra, ni corriente de las existen­
cias, ni el vehículo de la doctrina, ni la Ley. El Buda habría
sabido perfectamente todo ello, |>ero lo habría utilizado sola­
mente como un artificio pedagógico para despertar en los
hombres el conocimiento de^Ja verdad suprema del vacío y
del no-ser absoluto de todcri^. No hay diferencia entre el
samsara y el Nirvana, entre esta orilla y la otra, no existe la co­
rriente, no existe el vehículo. El creer en ello lleva a una dua­
lidad de la mente que impide alcanzar la sabiduría suprema,
la realidad absoluta. Puede haber "otra orilla" solamente
para aquellos que están de este lado de la corriente o que es­
tán todavía dentro del barco; para aquellos que todavía no han
desembarcado, (iluminación significa que la distinción entre'
las dos orillas de la existencia mundanal y trascendental ya no
se mantiene.}
Los conceptos precedentes harían suponer que una resul­
tante nihilista envolvería al budismo. Este etiquetamiento

** Heinrich Zimmer . P ilotofiot de la India. Kudeba, B*. As. 1965.


** Samiara. existencias incesantes.
,T Ksta enseñanza aparece explícita en los capítulos II y III de "El
Sutra del L alo".
34
queda descartado cuando se comprende que el Nirvana es si*
nónimo de Absoluto, es decir, la realidad última e ideal que
se alcanza al liberarse del karma'-9 y del samsara.
En cuanto a la comprobación de la realidad del Nirvana,
el avanzar en la práctica, el discípulo encuentra nuevas con­
firmaciones de la doctrina, especialmente la evidencia de algo
que trasciende todas las modalidades accesibles a una con­
ciencia no iluminada. Se afirma en vano —dice el Samghab-
hadra, citado por L. de la Vallée-Poussin— que el Nirvana
no existe por el hecho de que no es objeto de conocimiento.
Sin duda el Nirvana no es conocido directamente a la mane­
ra que son conocidos el color, la sensación, etc., ni es cono­
cido indirectamente a través de su actividad, a la manera que
son conocidos los órganos de los sentidos. Pero su naturale­
za y su actividad son objeto de ese conocimiento que se lo­
gra mediante la ascesis, por ejemplo, de tipo yóguica. Los
ciegos, por el hecho de no ver los colores no tienen derecho
a decir que no existen El Nirvana sólo puede “ser visto" con
el “ojo de los santos"5*, es decir con un órgano trascendente,
que no participa del mundo perecedero. Para el budismo, la
doctrina consiste en mostrar el camino a través del cual pue­
de obtenerse ese órgano trascendente que revele lo incondi­
cionado. Para los que logran ese “ojo", el Nirvana existe, aun­
que no consigan convencer a los profanos de su realidad. Por­
que, como sentencia el Visuddhimagga; “No se puede decir
que una cosa no existe sólo porque los necios no la perciben."

6 LA FLOR COMO SIMBOLO

Antes de repasar los comentarios que ha originado "El


Sutra del Loto", conviene tener presente que la flor en sí
constituyó para los pueblos del Oriente antiguo un símbolo
muy importante.

51 Karma, carnalidad retribuidora. Todo acto, palabra y pensamiento


encuentra una retribución condigna.
19 A n y o cakku. ariya = n o b le , cakku = o jo .

35
El loto —afirma J. C. Cooper en Yin y Yang, EDAF, Ma­
drid 1983—, es "la flor que estaba en el principio, el lirio
glorioso de las grandes aguas, en donde la existencia empie­
za a ser y pasa”. Es, al mismo tiempo, yin y yang y contiene'
dentro de si' misma el equilibrio de los poderes: es solar, pues
florece b*jo el sol, y lunar, pues se levanta de la oscuridad
de las aguas del caos precósmico. En cuanto combinación de
aire y agua, simboliza espíritu y materia. Sus rafees enterradas
en la oscuridad del barro, representan la indisolubilidad; su ta­
llo, cordón umbilical de la vida, une al hombre con sus orígenes
y es también un eje del mundo; elevándose de las aguas opacas
del mundo manifiesto, las hojas y las flores se alzan y desplie­
gan en el aire y bajo la luz del sol, tipificando la potencialidad
en el capullo y la expansión espiritual y la realización en la
flor; sus semillas, móviles sobre las aguas, son la creación.
El loto está asociado con la rueda en cuanto matriz solar de
los ciclos de la existencia. Jámblico dice que es perfecto, porque
sus hojas, flores y fruto forman el círculo.
En cuanto a lunar-sol, yin-yang, el loto es también el an­
drógino, el que existe en sí mismo. Tiene un simbolismo inago­
table en el hindúísmo, el taoísmo y el budismo. Aparece rela­
cionado con los dioses solares Surya30 y Amitabha"; las diosas
lunares Lakshmi33 y Kwan-yin” y andrógino con Kwannon.14
El loto es la flor dorada del taoísmo, la cristalización y expe­
riencia de la luz, el Too. Mientras en el nivel espiritual
representa la totalidad del nacimiento, el crecimiento, el de­
sarrollo y la potencialidad, en el plano mundano representa
el contacto con el barro y el agua sucia del mundo, pero sin
dejarse contaminar por ella.

10 Surya, divinidad védica del aol.


11 Amitabha. ver la parte final del apartado 4, La devoción, de eate Rg
ludio preliminar.
33 Lakahimi, diosa de la virtud;la energía personificada de Vishnu.
33 Kwan-yin, diosa china de la misericordia.
34 Kwannon, es la misma divinidad de la nota anterior, solo que en ja­
pón a veces toma características masculinas por tratarse del santo Avalo-
kitesvara.36
36
En el Bardo Thodol, “El libro tibetano de los muertos”,
durante el cuarto día de este tránsito, aparece Amitabha sos­
teniendo un loto en la mano. El loto se abre cuando el sol o
la luna lo iluminan, se abre hacia la luz, de modo que acepta
toda situación que viene desde afuera. También tiene la cuali­
dad de la pureza total: la compasión (raíz) puede desarrollar­
se en el barro, pero su flor es absolutamente perfecta y limpia.
H.P. Blavat&ky —obra citada, vol. II— dice que el loto es la
flor consagrada a la Naturaleza y a sus dioses, y representa al
Universo en lo abstracto y en lo concreto, siendo el emblema
de los poderes productivos, tanto del Espíritu como de la Ma­
teria. Fue tenido por sagrado desde la más remota antigüedad
por los ¡ndio6 arios, por los egipcios y por los budistas. Era re­
verenciado en China y en el Japón, y fue adoptado como em­
blema cristiano por las iglesias griega y latina, aunque luego lo
han reemplazado por el nenúfar o la azucena. En los cuadros
de la Anunciación, el arcángel Cabriel se le aparece a la Virgen
María con su vastago de nenúfar en la mano. Este vástago,
como emblema del Fuego y del Agua, o de la idea de la creación
y la generación, simboliza precisamente la misma idea que el
loto en la mano del ser que le anuncia a la madre de Gautama
el nacimiento del Buda.
Los dioses egipcios Osiris y Horus son representados en cons­
tante asociación con la flor del loto. Ambos son símbolos so­
lares o de Fuego, lo mismo que d Espíritu Santo es simboliza­
do por lenguas de fuego en los Hechos bíblicos.
La flor del loto, representada como brotando del ombligo
de Vishnu (el dio6 que reposa en las aguas del Espacio sobre
la Serpiente del Infinito), es el símbolo más gráfico que se ha
hecho nunca. Ee el Universo desenvolviéndose del Sol central,',
el Punto, el Germen siempre oculto. Lakshmi (ver nota 32 de
mié Estudio), llamada también Padma, el loto, se muestra
igualmente en el Ramayana flotando sobre una flor de loto
•urgiendo del Mar de Leche, de igual modo que Venus Afro­
dita de la Espuma del Océano. El orientalista y poeta inglés
Monier Williams le canta así:
“Entonces, sentada sobre un loto37

37
La brillante Diosa de la Belleza, la Shri* sin par, se alzó
En lo alto de las olas.”
En el capitulo 81 —‘Transformación en el loto”— de “El
libro egipcio de los muertos”, el Dios, que está representado
como surgiendo de esta flor, exclama:
“Yo soy el Loto puro que emerge de los Luminosos.
Yo llevo los mensajes de Horus.
Yo soy el Loto puro que viene de los Campos del Sol.”
El dios Khnum15, el Poder Húmedo, o el Agua, como ense­
ñaba Tales, siendo el principio creador de todas las cosas, se
sienta en el trono encerrado en un loto.
El Dios Bes1* se halla sobre un loto; Thot,3" el Dios del
Misterio y de la Sabiduría, toma asiento sobre un loto com­
pletamente abierto; la diosa Hiquit reposa sobre un loto.
Por último, los cuatro hermanos3" de Horus, representados
en una conocida escena de juicio, están parados sobre un
loto delante del trono de Osiris.

7 LA ENSEÑANZA DEL SUTRA

A través de Beatrice Lane Suzuki —El budismo Mahayana,


Fabril, Bs. As., 1961— se vislumbra que ningún otro Sutra
vincula tanto al budismo de China con el de Japón. El Tendai

(*) Shri, diosa de la Prosperidad, de la Fortuna.

JS Khnun o Khnemu, el creador, representado com o un hombre que


maneja un torno de alfarero. Presidia las crecidas del Nilo, por lo que tam­
bién se le llamaba “dios de la primera catarata".
36 Dios de la alegría; tiene alguna semejanza con los sátiros griegos.
37 Thot, señor de la sabiduría, inventor de las artes, las ciencias y la
escritura jeroglifica. Gran maestro de la magia, era el patrón de los inicia­
dos y los hermetistas. Los griegos lo identificaban con Hermes Trismegisto.
38 Son los regentes de los puntos cardinales, que soportan el dosel del
cielo. El dios del norte era Hapi con cabeza de mono, el agua,,el cuerpo
astral, el del este era Tuamutef, con cabeza de chacal, el aire, el aspecto
mental, Amset o Kestha regia el sur, con cabeza humana, la tierra,.eTcuej-
p o físico, y el oeste era gobernado por Qebsennuf, cabeza de águila, el
fuego, jo espiritual.38
38
(ver nota 1 del Estudio) y el Nichiren*9 depfijid^Djotalffiente
del Saddharma Pundarika (en sánscrito; M y ^ ar^^^ E y n) o
Hokke-kyo, en japonés). En todos los templosVen eT iréÉjtado
diariamente y se lo venera por considerarlo com oTaultim a
y suprema enseñanza del Buda.
Existen muy pocas versiones del Loto. En primer lugar, las
chinas:
1 )Kan fa hwa kin, realizada por Fa Hu (266-308) durante
la dinastia Tsin Occidental (265-316 d.C.).
2) La de Kumarajiva, traducida durante la dinastía Tsin Pos­
terior (384-417 d.C.), titulada Afilio fa lien kwa kin.
3) La Thien phin miao fa lien huía kin, hecha por Jñanagup-
ta y Dharmagupta, en el año 601 d.C., durante la dinastía
Keu del Norte (557-589 d.C.).
En francés se conoce una sola:
Lotus de le bonne Loi, debida a Emile Burnouf,40 publica­
da en París en el año 1852.
También en inglés existe una sola completa:41
The Lotus o f the True Lew, realizada por H. Kern,41 en dos
ediciones: Clarendon Press, Londres 1884 y Dover, Nueva
York 1963.41
Entre los escasos comentadores de este texto, es Ismael

** Ntchjres, sect» budista fundada por el monje del mismo nombre


•n el «ño 1253 Predice el retorno a la doctrine anticua y la renuncia com
píela «I mundo para alcanzar la liberación. Como su base es El Sufra del
L oto, es también llamada H okkeshu u H o keky o (Escuela de la flor de la
Ley). Posee más de dos millones de adeptos.
40 Burnouf es, ademas, el autor de Introduction a Thistoire du B ud
dhism e Indien. ed Maisonneuve, París 1844 y de La ciencia de las reu­
niones. Maucci, Barcelona 1909.
41 B L Suxuki anticipa que raiste una veralón inédita al inglés debida
a W E Soothill y Buno Kato. Nuofhül hizo una incompleta: The L otus o f
the W onderful Law. Clarendon Preaa. 1930.
41 De H. Kern ae conocen también dos enaayos H itt oiré du Bouddhis-
m e dand I'lnde ed Leroua, Paris 1901/3 y Manual o f Indian Buddhism ,
•d Trubner. Slrasaburg 1898.
41 Kern dice: “ La base de mi traducción ha sido un viejo manuscrito
en hojas de palma, perteneciente a la colección del doctor D. Wright de
la biblioteca de la universidad de Cambridge. Está datado Newar. era 159
j AD 1 039) y escrito durante el reino de Kamadeva."
** En el trabajo The Burning Houae, editado por el Buddhist Publica-
39
Quiles quien describe más acertadamente su argumento doc­
trinario, por lo que conviene citarlo in extenso.
"El loto de ¡a Buena Ley —afirma el autor de la Filosofía
budista- es el Sutra básico del Mahayana que establece la
naturaleza trascendente de la doctrina. Fue compuesto entre el
siglo I a.C. y los primeros de la era cristiana y está escrito en
forma de diálogo en el cual el Buda explica a sus discípulos
la nueva ley. Buda aclara que “él había presentado el Nirvana
a aquella clase de gente que se contentaba con las cosas infe­
riores, que eran relativamente ignorantes, que no habían prac­
ticado por mucho tiempo bajo la dirección de los anteriores
Budas, que habían estado sumergidos durante largos períodos
en el mundo del samsara y sufrían mucho por ello. Esto es
sólo un ingenioso artificio, por el cual el Existente por-sí-mismo
quiere prepararlos para el día en que pueda despertarlos al co­
nocimiento de lo que es un Buda". Ese día ha llegado ya y el
Buda puede ahora enseñar la real y última Verdad.
Hasta el momento de emitir El Sutra del Loto, creían los
discípulos —de acuerdo con lo que el Buda había enseñado-
que la Ley y la disciplina brindaban el acceso al Nirvana, tras­
cendiendo el nacimiento, la vejez, la enfermedad y la muerte.
Por eso los discípulos seguían convencidos de haber abando­
nado toda suerte de falsas opiniones y morar ya en el estado
de liberación. Pero —dice el Buda~ “estas primeras enseñanzas
mías eran solamente para atraerlos, porque no podían entender
la doctrina de otra manera".
A continuación, el Buda explica por qué procedió así, me­
diante una parábola. Es —ilustra— como un padre que tiene a
sus hijos en su casa; nota que ésta se quema y que las criaturas
no se preocupan por escapar; entonces, para atraerlos, les ofrece
darles carros de diversas clases, de acuerdo con el gusto de cada
uno de ellos. Pero cuando están afuera y libres del peligro de las
llamas, el padre en vez de darles diversos carros les da a todos
canos iguales, pero engalanados con los mejores adornos que
puedan imaginarse. El padre quiere para sus hijos lo mejor y*40
tion Group, Leicester 1985, se citan otras dos versiones. Scripture o f the
Lotus Blossom of the Fine Dharma, de Leon Hurvilt, Columbia University
Press. New York 1978, y The Threefold Lotus Sutra, dc Yoshiro Taniura y
Kojiro Miyasaka, WatherhUI, New York 1976.
40
por eso les da el más excelso vehículo que dispone. Si los hi­
jos le reclaman que él les había ofrecido diversas clases de
carros y que ahora les da el mismo a cada uno, es evidente que
esta queja sería injusta y sin fundamento, y que los hijos no
la harían si se dieran cuenta de que lo importante era que el
padre los sacara del incendio y salvara sus vidas.
El discípulo que escucha esta parábola no sólo excusa de
mentir al padre, sino que llega a decir: "Aún cuando ese hom­
bre no les hubiera dado ninguna clase de vehículos a sus hi­
jos, aún entonces él no podría ser acusado de mentiroso. Por­
que lo que él había tratado era cómo salvar a los hijos, por
medio de algún artificio ingenioso, de la gran masa de fuego,
y, por lo tanto, él no era culpable de mentira.”
El Ruda reitera, pues, que para salvar a los hombres del
mundo del sufrimiento y la reencarnación, es decir, del sam­
uro -que es como una casa ya devorada por el fuego—, ense­
ño a loe hombres una doctrina de salvación. Y según ella, dis­
tinguió tres vehículos: el de los discípulos que cumplen la
Ley, el de los que han llegado al Nirvana, llamados Pratyeka-
budas,; y el de los Bodhisattvas, o sea, de los que han llegado
ya a la perfección de la Doctrina y se preparan para ser futu­
ros Budas Los dos primeros creen que van a obtener el Nir­
vana para si mismos, mientras que los terceros sostienen que
ese estado han de lograrlo para todos los seres.
Pero, en realidad, ese Nirvana que el Buda había enseñado,
no era sino un Nirvana provisorio. Sus discípulos no estaban
capacitados todavía para entender la doctrina del Nirvana
final, y, por eso. el Buda les enseñó que el Nirvana era la libe­
ración del dolor. Después de haber obtenido esta etapa, esta­
ban capacitados -com o luego de haber salido de la casa que
•e quemaba^ para entender lo que es el Nirvana definitivo,
la unirá realidad, el único vehículo.
H EL RECITADO DE LOS SUTRAS

Frecuentemente se oye decir —por supuesto no entre aqué­


llos que se han disciplinado en el rigor monacal, sino entre los
que intentan acceder al Budismo a través del estudio de sus tex­
tos sagrados— lo “pesado” que resulta leer los Sutras, espe-
41
cialmente por la cantidad de repeticiones en que incurren.
Precisamente con motivo de la edición del Digha Nikaya (Día*
logos mayores de Buda) —Monte Avila editores. Buenos Aires,
1977— Carmen Dragonetti, su traductora, dice: . . respecto a
las repeticiones de frases y párrafos que constituyen una carac­
terística esencial del estilo no sólo de estos diálogos sino del
Canon Pali en general, hemos adoptado el siguiente criterio
ecléctico: De un modo general hemos preferido mantener todas
aquellas repeticiones de frases o párrafos cuya omisión puede
afectar la comprensión del texto o por lo menos la ilación de las
ideas que se vienen desarrollando. Hemos suprimido, en cambio,
las repeticiones cuando su supresión no afecta el contenido
de la exposición. La inclusión de tales repeticiones tornaría
además demasiado larga y reiterativa la traducción, poniendo
en peligro la misma posibilidad de publicación del texto y
la paciencia del lector."
Es cierto que las repeticiones amenazan con hacer peligrar
la publicación del texto y la paciencia del lector, pero siempre
queda la duda de si la mutilación es la mejor solución. Porque
hay un detalle que muchos parecen olvidar: los Sufras no son
para "leer"; son para "recitar". Además, también habría que
considerar si los Sutras constituyen lo que modernamente se da
en llamar “libros".
Esta cuestión de la "lectura" de los Sutras fue muy bien di­
lucidada por Anthony Saroop en un articulo titulado The
secret o f sufra recitation, publicado en el volumen 58, N° 4
de The Middle Way, órgano oficial4? de la Sociedad Budista
de Londres, cuyo resumen se ofrece para prevenir a quienes
luego se sumerjan en El Sutra del Loto y para dejar defini­
tivamente aclarado el tema.

44 Vale la pena rendir un reconocimiento a la meritoria labor de esta


Institución fundada en 1924 por el desaparecido Christmas Humphreys
-a u tor entre otros 30 libros de los importantísimos ensayos Explorando
el budismo, El sen visto p o r Occidente y El budism o xen, publicados
los tres en castellano por la editorial Dédalo— cuya finalidad e s difundir
los principios del budismo, estimulando su estudio y aplicación. Su bole­
tín trimestral. The Middle Way (La Vía Media) a lo largo de las seis déca
das de aparición ha dado cabida a las opiniones de todas las corrientes
del Budismo.42

42
Si alguien se aproxima a los Sutras como lo haría con un
texto actual, sus defectos literarios serian evidentes e innega­
bles. Pero se impone considerar un par de puntos. En piimer
lugar, hay que recordar que los antiguos indios podían, cuando
asi lo deseaban, recostar su sabiduría en versos extremadamente
precisos y lacónicos. Segundo, ellos se cuentan entre los me­
jores relatores de cuentos del mundo. Dado estos dos hechos,
cabe preguntarse si tiene sentido suponer que al llegar a los
Sutras falló su talento.
Daisetz Teitaro Suzuki dice, en sus Ensayos sobre budismo
zen: "Una de las razones por la cual estos Sutras son tan repe­
titivos, tan llenos de reiteraciones que nos cansan a los lecto­
res modernos, se debe al hecho de que no apelan a nuestra
facultades de raciocinio, sino a otro tipo de entendimiento que
podemos llamar "intuición”. De ellos deducimos que si elegi­
mos un Sutra y tratamos simplemente de leerlo como si fuese
una revista o un cuento policial, el resultado no será la intui­
ción sirio el hastío más pesado. Para despertar la intuición pri
meramente debemos hacer algo elemental, algo que los hombres
primitivos hacían naturalmente, pero que para los "ejecutivos
modernos" es difícil y forzado: debemos "desacelerar’’ y no
leer sino haciéndolo en voz alta o recitando, sin tratar de ex­
tractar el significado lógico, sino con una actitud mental de­
vota y con la determinación de atravesar la masa de repeticio­
nes."
Si se trata de seguir el consejo de Suzuki, pronto se «iescu-
hrirá que esa repetición, lejos de ser un defecto, es, de hecho,
una brillante estrategia o recurso que, "desacelerando" deli­
beradamente, frustrando todo impaciente aferrarse a los acon­
tecimiento», previniendo la precipitada carrera para alcanzar
ol final como si fuese un cuento, habilita efectivamente lo6
más profundos podeies mentales, los intuitivos, para despertar
a la vida.
Cuando la intuición empiece a alborear, lo primero que se
descubrirá es que la culpa no es del Sutra; el "defecto" está
en el “lector". Como “ejecutivos modernos" se tiene la cos­
tumbre de acopiar información,vpero los Sufras no ofrecen m^43
43
1forma* mejor sino despertar la intuición que convierte en
(¿abijt a una persona. Ya lo dice el Tao Te Ching■'**
/ “Cuando el Sabio toma conocimiento del Tao, trata di­
ligentemente de ponerlo en práctica. Cuando el hombre
I medianamente inteligente toma conocimiento del Tao,
\ vacila. Cuando el hombre vulgar toma conocimiento
del Tao, ríe a carcajadas. Si no se riera, el Tao no sería
lo que es.”
¿De quién es el defecto: del Tao o del ignorante? Invir­
tiendo el razonamiento: el que un idiota pudiera estimarlo
argüiría superficialidad en el Tao.
Volviendo a los Sutras, es necesario hacer tres advertencias
indicativas del modo de “abordarlos”. En primer lugar, hay
que “ desacelerar”. La velocidad a la cual normalmente se lee
es largamente una función adquisitiva, pero en los Sutras no
hay nada que adquirir, nada que asir. Dicho en palabras del
Prajñaparamita:
“ Es maravilloso; es sorprendente;
Este Sendero es opuesto a los mundanos:
Enseña a no apegarse a los Caminos,
a pesar de que el mundo siempre anhela
asirse a cualquier cosa.46
0 sea, lo que se requiere, en primera instancia, no es una
captación activa e impaciente, sino una receptividad pasiva
de la influencia espiritual de los Sufras.
En segundo lugar, se debe cantar, leer en voz alta, recitar
o al menos mover los labios oyendo las palabras interiormen­
te. Esto dará a las palabras la oportunidad de penetrar, de su­
mergirse en niveles más profundos de la mente, donde pueden
llevar a cabo su trabajo.
En tercer lugar, es preciso acercarse a los Sufras con una
actitud devocional, reconociendo que sus palabras no existen
tanto para informar como para purificar.

45 Samuel Wolpin:f.ao Tse y su “Tratado sobre la virtud del T a o ”.


Kler. Bs. A». 1» *d. 1980; 2 • ed. 1986.
46 The perfection o f the Wisdom. Traductor Edward Corue, editorial
Bolinas, California 1975. 4
44
Si se hiciera de ia lectura el acto ritual sugerido, es posible
que, en lugar de encontrar tediosos a los Sutras, pueden con­
vertirse en unos textos tan fascinantes que resultaría difícil
apartarse de ellos. Se podría encontrar a uno mismo en el
intento de descubrir el secreto de la recitación, un secreto,
en el fondo, a voces, tal como lo expresa G.C.C. Chang —Trea­
sury o f Mahoyaría Sutras, Nueva York 1983—: “Es una ex­
periencia budista común que la realización se consiga tras
largos años de frecuente recitación de Sutras. Para llevar a
cabo esto, no se debe leer un Sutra una sola vez, sino reitera­
damente, en voz alta, para que sus palabras se absorban to­
talmente en el subconsciente. Esto es un equivalente a dejar
que el texto invada la mente y atraviese su curso hasta so­
brepasarla."

9 DE ESTA EDICION

Además de brindar una versión completa de El Sutra del


Loto, se ha puesto especial énfasis en más de 300 notas al
pie destinadas a interpretar lo más ajustadamente posible este
texto sagrado, utilizando para ello una serie de autores que
son indiscutidas guias para comprender la Enseñanza de Orien­
te. Para evitar la reiteración de nombres, se utiliza el siguiente
código:

CL „ Charles Luk (Lu, K’uan Yü)


DTS « Daisetz Teitaro Suzuki
EW » Ernest Wood
FK - Francisco Kastberger
HK - H.Kern
RR - Raúl Ruy
Z — Zaniah

Completan la obra una Bibliografía orientadora del tema


budista, un Indice analítico de los principales términos sáns­
critos utilizados, con sus respectivos significados, un Indice45
45
de autores, y los trabajos de Walter O. Tessmer —Considera­
ciones sobre budismo— y del Padre Ismael Quiles S.J., quienes
entusiasmados por la lectura del original mecanografiado, con­
tribuyeron con el Prólogo y el Epilogo, gentileza que se les
agradece en estas lineas.

Samuel Wolpin

Rosario, 1986

46
SADDHARMA' PUNDARIKA: SUTRA3
(EL LOTO DE LA VERDADERA LEY)
HOMENAJE A TODOS LOS BUDAS4 Y BODHISATTVAS5

CAPITULO I

INTRODUCCION 3<-

Esto he oído.* Cierta vez el Buda, estando en Ragagriha,’


«obre el Gridhrakuta,* con una asamblea de monjes -doce
miH* todos ellos Arhats,"' puros, ajenos a la depravación,
autocontrolados, integramente emancipados por sus pensa-

‘ Saddharma = instrucción d« la buena le y . Se descompone en: taddho


- fe v dharma. en pali dham m a Para dharmo exiaten distintos conceptos.
Según FK l i virtud, deber. 2) movimiento. 3) mérito religioso. 4 | ley.
ft l en el budismo a) Is ley magnífica = la religión budista, b) los últimos
elementos de la realidad (de la raíz dhar = llevar>; c) la ley cósmica que se
manifiesta en lod os los fenómenos, también morales, 6) el deber religioso
fijado por los Vedas; 7) la ley' del ser y principio fundamenUl de la acti­
vidad; Si en el yoga, el deseo de realizar acciones buenas. Z. la define como
doctrina, lev, norma, verdad, deber, rectitud, ideal, Justicia, la enseñanza
budista, estado mental, creencia, convicción, recto comportamiento,
objeto de la mente ireal o imaginario, creado o Increado, presente o fu-
tiirn), aplicación moral de una enseñanza. C. W Lead beater dice aue el
dharma consiste en usar las facultades en el cumplimiento de los deberes
que Isa mismas facultades capacitan para cumplir, y por este medio evo- i
lucionar internamente.
4 Pundarika — loto.
3 Sutra, en pali suite, sermón, discurso, diálogo del Buda o sus discí­
pulos.47

47
mientos y conocimientos, de noble crianza, cual grandes
elefantes que, habiendo realizado su tarea, cumplido con
el deber, se liberaron de su carga, una vez alcanzada la meta;
en quienes los lazos que los ataban a la existencia fueron to-

4 Del sánscrito budh = despertar, iluminación. Buda es más bien el es­


tado propio de quien posee una excelsa percepción de la realidad. Se ha
fundido esta denominación con la figura del príncipe nepalés Síddharta
Gautama, a pesar de todos los Budas anteriores a él y a los que posible-
' mente le sucedsn. A lo largo del "Sutra del loto" se comprobará la exis-
\ten cia de innumerables "iluminados".
5 Bodhi - iluminación y sativa - ser o sakta, salvan - héroe espiritual.
El bodhisaltva ocupa un rango espiritual debajo del Buda y su compa­
sión se derrama sobre los dolientes para ayudarlos a su salvación Pasa por
diez estados de perfeccionamiento, después de los cuales renace una ve/,
más antes de convertirse en Buda.

6Kvant n\r sutam , fórmula con la que empiezan muchas obras budis­
tas. La salvedad está motivada en el hecho de que recién después de la
desaparición física del Buda se anotaron sus palabras. Mientras tanto, la
transmisión era oral.
1 Capital de Magadha, residencia del príncipe Bimbisaru Cerca de
esta ciudad fue celebrado el primer concilio budista, después de la muerte
de Síddharta Gautama, presidido por Maha-Kasyapa, uno de los pioneros
de la orden, con el cual el Buda un día habfa cambiado la vestimenta para
indicar la identidad de sentimientos recíprocos (FKl. A su ver.. Maha
Kasyape fue el que. cuando le solicitaron si Buda que emitiera un sermón
y éste se limitó a alzar una flor, sonrió. Demostró asf ser el único en cap
tar del Maestro el conocim iento no expresado en palabras. Se dice que
esta actitud de obtener y transmitir la Enseñanza, dio origen a la vertien­
te zen del budismo (KW).
1 G ridhm kuta o Gijjhukuta= Pico del Buitre. Célebre monte o coli­
na mencionado frecuentemente en los textos budistas. Su nombre se debe
a que la cima se asemeja al pico de un buitre. (RR),
9 Con respecto a las cifras que se dan en el sufra, tanto en lo que atañe
al número de personas, medidas geográficas y temporales, etc., com o pue­
den no ser estrictamente objetivas, sino que en cierto sentido quieren
simbolizar grandes magnitudes, en lo sucesivo se usarán los términos
"innumerables", "incontables", "inmedibles”, “ incalculables", etc.
10 A rhat = santo, el que se ha liberado. Es el ideal de la corriente Hiña
yana (Hiña — pequeño, yana = vehículo) del budismo, o sea el que tras
recorrer el Octuple Noble Sendero y alcanzar la liberación, entra al Nirva-

4R
talmente destruidos; cuyas mentes fueron emancipadas por
el perfecto discernimiento; que alcanzaron la máxima expe­
riencia en la sujeción de sus sentidos; poseídos de facultades
trascendentes;" eminentes discípulos, como los venerables
Agnatakaundinya, Asvagit, Vashpa, Mahanaman, Bhadrika11

na En cambio, la cóm anla Mahayana (Mafia - gran) sostiene que, llega­


do a asi# punto, el adelantado debe renunciar a tu ingreso al Nirvana y,
compasivamente, volverte Hacia loe mortales, atados aún por el dolor, y
ayudarlos s evolucionar. La contraparte del arhal «6 el bodhisottvo (ver
nota 5).
De los di** grillos (samyojañani) que encadenan al ser humano al mun­
do. el arhal, paulatinamente, se va desligando de ellos en su camino hacia
la santidad Lo*uim yojañant son.
1 Sakka yadillhi la creeocia en una personalidad permanente.
2. Silobbotaparomsasa el apego a la* reglas y lo* rituales.
3 Vicikiceha duda (o escepticismo
4 Kamarago deseo sensual
V Patigha ira.
6. Ruparaga deseo de existencia en el mundo de las Formas Puras.
7 A mparaga ídem. Sin Formas.
». Mana orgullo.
'• L'ddhacca impaciencia.
tu Avtija ignorancia, ilusión'
Cn las cuatro etapas, hasta llegar a Arhal, la superación de los grillos
r* Is siguiente
1 Srotapanno (ver nota 259): se superan del 1 al 3.
2 Sakridagamin (var nota 260): se superan 1 al 3 ,4 y 5 parcialmente.
3 Anagom m Iver nota 2 6 1 1 te superan 1 a) 5.
i Arhal se superan los diet.
" Lo* cinco abhigruu o abhiñña; modos de saber trascendental, mis-
• ir* introspección, que abarcan: 1) poderes mágicos; 2) oíd o divino;
«i lectura de los p en am ien tos ajenos; 4) conocim iento de existencias an­
teriores y 5) visión divina. A veces se agrega una sexta facultad, a saber.
•I conocim iento que causa la destrucción de las pasiones humanas. (HK)

" Estos son conocidos como los Cinco Bhadravargiyas (Pañkauaggiyas,


en palí), los primeros discípulos del Buda.49

49
y demás;” grandes todos ellos, algunos aún bajo entrena­
miento, otros llegados ya a la maestría. Estaban presentes
innumerables monjas, encabezadas por Mahapragapati y Yasod-
hara,14 y además incontables bodhisattvas incapaces de re­
troceder o desviarse de su Sendero,” dotados de los encantos
de la suprema, la perfecta iluminación,14 asentados firmemente
en la sabiduría, quienes mueven hacia adelante la Rueda de la
Ley;1' quienes han propiciado innumerables Budas;14 que han
plantado las raíces de la bondad, completamente penetrados
en su cuerpo y en su alma por el sentimiento de la caridad;19
capaces de comunicar la sabiduría de los Tat haga tas,J0 muy
sagaces, alcanzaron la perfección del conocimiento;21 repu­
tados en incontables mundos, han salvado otra tanta canti-

13 En adelanta, la mayoría de las enunciaciones de nombres serán rem


mido*, siempre que no vaya en detrimento de la intención que motivó
la descripción y sí, en cambio, aligere el texto, a veces innecesariamente
extenso y farragoso.
14 La esposa del Buda, cuando éste era príncipe, madre de Rnhuln.
mencionado más adelante
11 Cuando aparece Sendero, con mayúsculas, se refiere a la rula (o con ­
ducta) doctrinaria, moral o espiritual del budismo. El método que lleva
a la iluminación.
14 A n u í taro $amyak iam bodhl. A n u í taro = la Suprema Potencia divina,
samyofe = contener, tam bodhi — despertar. Se puede traducir como
'‘omnisciencia".
17 La Rueda de la Ley es la evolución, las fuerzas cósmicas que deter­
minan un inexorable destino para la Humanidad y cuyo movimiento - r e ­
gido por iluminados— muestra las distintas fases de la Vida.
11 Ver en la nota 4 la advertencia acerca de loa Budas del pasado y
del futuro.
19 Dona, una de las seis perfecciones Se toma como caridad, generosi­
dad. tanto material, mental o espiritualmente, llegando incluso hasta el
acto de renunciar a ios méritos adquiridos a favor de la liberación de todos
los seres.
20 Tathagata = rey de todo; alguien que devino iluminado.
11 Prajñá, otra de las perfecciones, la suprema virtud, cuya posesión
completa equivale al Nirvana 50

50
dad de seres. Allí' estaban los mahasattvas:1 Manjusri,” Ava-
lokjtesvara,5* Maitreya,25 y otros igualmente grandes. Con
ellos también estaban los virtuosos, incalculables héroes es­
pirituales, genios de los elementos, gobernadores de todos
los puntos cardinales, reyes, demonios, etc., etc.
Luego el Señor, rodeado, atendido, honrado, reverenciado
y venerado por las cuatro clases de oyentes, después de expo­
ner el Dharmaparyayau titulado “La gran exposición" —un
texto de elevado desenvolvimiento, destinado a instruir a los
bodhitatlvas y apropiado para todos los Budas— se cruzó de
piernas5’ sobre el asiento de la Ley y entró en la meditación
titulada “Etapa de exposición del Infinito", alcanzando con
su cuerpo inmovilidad y con su mente perfecta tranquilidad.
Tan pronto como el Señor entró en meditación, empezó a caer
una tupida lluvia de flores divinas que cubrieron a todos los
presentes, mientras la tierra del Buda:s se sacudió, tembló,
agitó, a lo largo y a lo ancho, en las seis direcciones del es­
pacio.1*

11 Mahatattva, gran bodhitattva. Ocupa un lugar de perfección interme­


dio entre el bodhisaftx'o > el Buda.
11 Bate nombre ce interpreta en el aentido de “maravilloso y de buen
agüero", es también considerado sím bolo de la sabiduría. Su mano empu
ita una espada flamígera, y para algunas sectas lamentas es el Señor de la
Maguí, regente de loa encantamientos, la astrología y los oráculos. (Z).
** Encarnación de la piedad Venerado en la India del siglo III al X ll
En el Tibet es la divinidad nacional bajo el nombre de Chen-re-2 i. En China
V Japón se transforma en le dioaa femenina de la misericordia: Kuan-yin,
y Ktvennon, respectivamente. |Z |
M De maitri = bondad, también conocido com o Metteyya, en sánscri­
to a A nta — el invencible. Es el Iluda del futuro; mientras tanto mora en
el .-talo Tushtta. la región de los bo'O ‘sat'vas,
* Giro, período de la Ley. Suele lomarse com o "discurso sobre la
ley''
’’ Se refiere a la posición "flor de loto", as decir, cruzar la pierna de-
raí-lia sobre el muslo izquierdo y viceversa.
M "La tierra del Buda”. Buddhakthetra, es el lugar purificado por una
mente impoluta.
11 Kate, oeste, norte, sur, cénit y nadir.
61
Entonces, todos los seres allí congregados —monjes, monjas,
legos de ambos sexos, dioses, espíritus, duendes, demonios,
regentes, gobernadores, nagas,30 etc., etc.— contemplaron al
Señor con asombro, admiración y éxtasis. En ese momento
brotó un rayo de luz de entre las cejas31 del Señor que se ex­
tendió sobre las incontables tierras del Buda —de modo que
ellas aparecieron completamente iluminadas por su b r illo -
pasando por Avihi31 hasta los lím ites de la existencia. Y los
seis tipos de estados33 se tornaron visibles, todos sin excep­
ción. Asimismo se volvieron perceptibles los Budas que moran
en las tierras puras, y la Ley que predican pudo ser perfecta­
mente oída por todos los seres. También se pudo divisar a los
monjes, monjas, devotos masculinos y femeninos, estudian­
tes de yoga34 y tanto aquéllos que obtuvieron el fruto del ca­
mino de la santidad, com o los que no lo obtuvieron.

30 Naga, serpiente Sobrenombre aplicado a loa hombrea sabios, adep­


tos o iniciados. (Z)
33 Se refiere al chakra frontal, uno de los siete centros, nudos o plexos
energéticos cuya función consiste en distribuir la fuerza cósmica -prono—
por todo el organismo, a partir de los centros inferiores (situados en la
base de la médula espinal) hacia los superiores (terminando en la coroni­
lla) permitiendo de este modo —y con el auxilio volitivo del se r- la evo­
lución humana. Los chaknu poseen íntima relación con las glándulas; en
este caso, el frontal, con la pituitaria. A su vez, cada chakra también ae
corresponde con uno de los siete rayos o corriente* de fuerza que expre­
san los distintos aspectos en que se manifiesta al Logos. El chakra del en­
trecejo —a veces llamado "tercer ojo" u "ojo de Shiva"— corresponde
al rayo del conocimiento concreto. (Z). Con respecto al rayo de luz que
ilumina las tierras, San Pablo, en una de sus "Epístolas de los Efesios",
dice: “Todas las cosas cuando ton pílenla* en evidencia por la Luz, son
hechas manifiestas". El himno LXXV de El Libro egipcio de los muertoi
dice: “ El tercer ojo de Horus, inmóvil en medio de la frente. . ."
33 El último de los ocho infiernos en el hindú ísno. Aislamiento com­
pleto; estado al cual son condenados quienes profesaron extrema mal­
dad. (Z)
33 A saber: 1) el mundo infernal; 2) el de la creación animal; 3) el de
los fantasmas; 4) el de los demonios; 5) el de los hombres; y 6) el de los
ángeles y dioses.
34 Del sánscrito yug = unir; esto es, al hombre con Dios mediante prác­
ticas de elevado ascetismo, de modo tal de alcanzar una sublime cons­
ciencia interior (FK). Sri Ananda Acharya, en su obra Brahmadarartanam
("Intuición de lo Absoluto") lo define así: "Comunión del individuo con 52
52
Los héroes espirituales de esas tierras puras, que recorrieron
con afán el Sendero, entregados con ardor a su doctrina, tam­
bién se tornaron visibles. Asimismo se volvieron perceptibles
los Budas que alcanzaron el Nirvana35 y los stupas*6 hechos de
joyas, conteniendo las reliquias de extintos Budas.
Entonces, en la mente de Maitreya se alzó este pensamien­
to:
“ ¡Cuán grande es el milagro que despliega el Tathagata!
¿Por qué lo habrá hecho? Y tan asombroso, prodigioso, in­
concebible, poderoso milagro se produce a pesar de que el
Señor está absorto en meditación. ¿Quién me lo puede ex­
plicar?”
Luego pensó:
“A quí está Manjusri, el príncipe, quien ha recorrido con
afán su vocación bajo anteriores Ginas3'' y plantó las raíces
de la bondad mientras veneraba a muchos Budas. El debe haber
presenciado tales signos de otros Tathagatas, de otros Arhats,
de otros iluminados; antaño él debe haber gozado sus Enseñan­
zas sobre la Ley. Por lo tanto le preguntaré a él.”
Entonces todos los oyentes, comprobando con asombro, ad­
miración y curiosidad el milagro operado por el Señor, pen­
saron:
"Averigüemos el motivo de este prodigioso hecho.”
En ese instante, Maitreya supo que todos los presentes pen­
saban igual que él; por eso, dirigiéndose a Manjusri, le pregun­
tó:
¿Cuál es la causa de ese milagroso resplandor producido
por el Señor? Mira cómo las incontables tierras del Buda apa­
recen extremadamente hermosas, dirigidas y supervisadas por
los Tathagatas.

el Espíritu Universal por la plegaria, el amor, el autoaacrificio y el cono


cimiento "(Z).

Nirvana: es un estado —no un lugar—, en esta vida, donde se mi


quilan todas las pasiones y anhelos y por tanto se ingresa al tipo de exi»
lenria que está más allá del nacimiento y la muerte.
M Stupa: túmulo de manipostería que contiene los restos de un santo.
,7 Gina a jin a vencedor, victorioso, conquistador espiritual; otro
brenombredel Buda. (FK)
Luego, el mismo Maitreya se expresó en estas estrofas:
1. ¿Por qué, Manjusri, ese rayo emitido por el guía de los
hombres brilla desde entre sus cejas; y por qué esta lluvia de
flores?
2. Los dioses, complacidos, dejan caer flores y polvo de
sándalo, divino, fragante y delicioso.
3. Esta tierra se halla, en todas partes, repleta de esplendo­
res y todos los presentes están pletóricos de placer, mientras
todo lo existente vibra en las seis direcciones.
4. Y ese rayo ilumina simultáneamente las incontables tie­
rras del Buda, de modo que aparecen como si fueran doradas.
5. Todo el Universo, incluyendo Aviki y hasta los límites
de la existencia, con todos los seres de esas tierras, en cuales­
quiera de sus estados y lugares.
6. Sus variadas y diferentes acciones también se tornaron
visibles, ya sea que se encuentren felices, tristes, degradados,
elevados, o en posición intermedia, a todos veo desde aquí.
7. También veo a los Budas, esos leones de reyes, revelan­
do y mostrando la esencia de la Ley, alentando a innumera­
bles criaturas y emitiendo dulces voces.
8. Cada uno, en su propia tierra, proclama con una pro­
funda, sublime y maravillosa voz la Ley del Buda por medio
de incalculables argumentos.
9. Y a las criaturas ignorantes, oprimidas por las penas y
angustiadas por el nacimiento y la vejez, ellos les anuncian
la bendición del descanso, diciéndoles; “ Oh monjes; éste es
el fin de los problemas."
10. Y a quienes poseen fuerza y vigor y que han adquirido
mérito a través de la virtud o de la ardiente fe en los Budas,
a ellos les muestran el vehículo de los Pratyekabuddhas, 58
observando esta regla de la Ley.38

38 P ra ty eka b u d d h a el que vive «perlado de lo s dem ás y alcanza la ilu­


m inación por s í m ism o. Se contrapone al principio altruista del b o d h ú a tt-
va. (CL)
Según H. P. Blavatsky, son Pratyekabuda» los q ue han alcanzado la
sabiduría de los Budas, pero que no son instructores. El P ra ty eka b u d a está
en el m ism o nivel del Buda p erfecto, pero no enseña al m undo y nada ab­
solutam ente se sabe acerca de su m isión. T an to los P ratyekabuda» com o
los BodhU attva» y los d iscíp u los no son seres desencarnados.
11. Y a los otros hijos del Sugata5* que, en procura de un
conocimiento superior, constantemente han llevado a cabo sus
deberes, también a ellos los exhortan a la iluminación.
12. Desde este lugar veo y oigo un sinfín de cosas, pero
sólo describiré algunas de ellas.
13. Veo en muchas tierras incontables Bodhisattvas —tan­
tos como granitos de arena tiene el Ganges— que producen
una iluminación correlativa a los distintos grados de su poder.
14. Algunos, caritativamente, ceden bienes: oro, plata,
perlas, joyas, piedras preciosas, conchas,40 coral, esclavos
masculinos y femeninos, :abaUos y ovejas.
15. Tanto como literas adornadas con joyas. Ellos se des­
prenden de sus bienes con alegría en el corazón, desenvolvién­
dose así hacia una iluminación superior, con la esperanza de
ganar el vehículo que lo Heve allí.
16. Piensan así. "El mayor, el más excelso vehículo del
todo el triple mundo es el del Buda, magnificado por los Su-
gatas. Quiera yo. ciertamente, ganarlo poco después de des­
prenderme de mis bienes."
17. Algunos entregan carros uncidos con cuatro caballos
y dotados de bancos, flores, insignias y banderas; otros dan
objetos confeccionados con sustancias preciosas.
18. Otros, abandonan a sus hijos y esposas, algunos, su
propia carne;41 o, cuando se lo piden, sus manos y pies, pro­
curando ganar la suprema iluminación.
19. Algunos dan sus cabezas; otros, sus ojos, sus cuerpos,
y después de ceder alegremente sus bienes, aspiran al cono­
cimiento de los Tathagatas.
20. Aquí y allá, Manjusri, he visto seres que han abando­
nado sus florecientes reinos, harenes y continentes, sus con­
sejeros y parientes.
21. Recurriendo a los Guías del mundo para pedirles la más

** Sugata: feliz, beato; otro cobrenombre del Buda.


«o
Cauri: conchilla usada como moneda en ciertas regiones de Asia
y Africa.
41 Por la mortificación o dominio del cuerpo, a través de prácticas co­
mo la de los faquires.5
55
excelente Ley y, por amor a su bendición, se han puesto la
túnica azafrán41 y se han afeitado la cabeza.
22. También veo muchos bodhisattvas que, como los mon­
jes, viven en bosques43 y en despobladas selvas, dedicados al
recitado y a la lectura.
23. Y veo algunos bodhisattvas que, llenos de sabiduría,
se recluyen en cavernas donde, cultivando y meditando el
conocim iento del Buda, arriban a su percepción.
24. Otros que, habiendo renunciado a todo deseo sensual,
se purificaron a sí mismos y obtuvieron las cinco facultades
trascendentales,44 viviendo, com o verdaderos hijos del Suga-
ta, en parajes desiertos.
25. Algunos, parados en posición de firme, con las palmas
de las manos juntas en señal de respeto hacia los líderes es­
pirituales, alaban gozosamente al rey de los Ginas.
26. Algunos, pensativos, apacibles y tranquilos, que han
dominado las sutilezas del Sendero, interrogan al Supremo
acerca de la Ley, y retienen en sus memorias lo que han apren­
dido.
2 7. Y veo aquí y allá algunos hijos del Gina que, después de
desenvolverse com pletam ente a sí mismos, predican con mu­
chos argumentos la Ley a innumerables seres.
28. Gozosam ente proclaman la Ley, animando a incontables
Bodhisattvas y habiendo derrotado al maligno4' junto con sus
huestes y vehículos, baten el tambor de la Doctrina.
2 9 . V eo algunos hijofi del Sugata, sum isos, calm os, silencio-
42 Civara, túnica o manto. El color azafrán identifica a loa monjes
budistas.
43 Loa bosques han sido, para el budismo, los lugares favoritos de medí
tación y estudio. Existe una bibliopafía que toma por título esta prefe­
rencia: Parrinder, Geoffrey: La Mabiduria del busque; Ed. Lidiun, Bs. As.
1979; Waldberg. Michel: Lot bosquet del ten; Espasa-Calpe, Madrid,
1978.
44 Ver nota 11.
45 Mara: el dios de la muerte, espíritu del mal; las fuerzas adversas.
Fue la tentación, en forma de dudas, que asaltó al Buda cuando meditaba
bajo la higuera de la Iluminación, invitándolo a desistir de au intento, con
la promesa de reinar sobre los cuatro continentes. El Dhammapada, ver­
sículo 276 dice: ". . .los que siguen el camino y meditan se liberan de las
cadenas de Mara” (versión Carmen Dragonetti, ed. Sudamericana, Bs. As.
sos que, viviendo bítjo su mando, son honrados por los dioses,
los hombres y los titantes.46
30. Otros, retirados en los bosques, emiten radiaciones de
sus cuerpos que salvan a las criaturas de los infiernos, desper­
tándolos hacia la iluminación.
31. Existen algunos hijos del Gina que moran en las fron­
das, perseverando vigorosamente contra la pereza y por esta
energía4’ procuran la iluminación.
32. Otros completan su Sendero conservando una pureza48
constante y una moralidad inquebrantable, como si fueran
piedras preciosas y joyas.
33. Otros, cuya fortaleza consiste en la indulgencia,49
toleran los abusos, las censuras y las amenazas de los orgu­
llosos. Ellos tratan de obtener la iluminación por el poder de
la paciencia.
34. Además, veo bodhisattvas que han alejado todos los pla­
ceres extravagantes y han evitado las compañías ignorantes,
deleitándose en la relación con los arios.40

1967). Mam es el jefe del reino de los placeres y sus hijas son la sed, la
apetencia y el deseo carnal. El satin de) budismo deriva de los dioses vé-
dicos Mrityn (muerte) y Kama (deseo). (FK)
44 La referencia a los titanes posiblemente esté relacionada con los
espíritus de la fertilidad —el culto de la madre Tierra (Gea)—que aparece
en la mitología greco-romana. De ser así, se interpretaría este parágrafo
como que los hijos del Sugota son honrados por los tres niveles: Cielo
Idioaea), hombres y Tierra (titanes).
47 A partir de aquí, y en sucesivas notas, aparecen laa paramitas (del
sánscrito param = otra e itá = orilla), virtudes, perfecciones, requisitos o
reglas de conducta cuya observancia conduce al asceta o místico hacia
la iluminación. La enumeración varía según los tratadistas, pero existe
coincidencia en por lo menos siete de ellas, que aparecen en las próximas
estrofas. Virya, energía, es la resolución de transitar el Sendero con tena­
cidad, apartando las debilidades, los desalientos y los placeres mundanos.
48 Sila es la pureza moral que destruye las pasiones y permite concen­
trarse en las virtudes.
49 Kthanti, indulgencia; el discípulo del Sendero no se impacienta con
los ignorantes o los extraviados porque sabe que toda conducta es el efec­
to de una causa de tipo kármica.
** Ario debe tomarse, más que en el sentido racial —es decir, el nombre
antiguo de los habitantes de la India— como sinónimo de “venerable" o
"noble".57
57
35. Quienes, evitando toda distracción en sus mentes, du­
rante incontables años han meditado en las cavernas; ellos pro­
curan iluminarse por el poder de la meditación.51
36. Algunos ofrecen, en presencia de los Ginas y de la asam­
blea de discípulos, dádivas que consisten en comida de va­
riado tipo y medicamentos, todo en abundancia.
37. Otros ofrecen prendas y atavíos de incalculable valor.
38. Ellos entregan, en presencia de los Sugatas, innumera­
bles monasterios construidos con madera de sándalo y amue­
blados con múltiples alojamientos.
39. Algunos les presentan a los líderes espirituales limpios
y hermosos jardines para su diaria recreación.
40. Y, después de hacer estos donativos con alegría en sus
corazones, orientan sus energías para obtener la iluminación.
Estos son los que alcanzan el despertar por medio de la ca­
ridad.53
41. Otros encaran la quietud y la predican a innumerables
seres.
42. También están los hijos del Sugata que tratan de al­
canzar la iluminación por el conocimiento;53 ellos compren­
den la ley de la indiferenciación34 y por lo tanto evitan ac­
tuar en base a antinomias,55 desapegándose’6 de ellas como
las aves en el cielo.
51 Dhyana, contemplación o meditación. Se ha tratado cate tema vital
del budismo (todas sus sectas «puntan a él) en un volumen donde se lo
analiza en profundidad; t ide, Wolpin, Samuel: T exto s y meditacione* so­
bre el te n . Kier. Bs. As. 1984.
33 Dana, ver nota 19.
** Prajñá, ver nota 21.
34 Ley de la indiferenciación; o sea, la unidad substancial de todos los
fenómenos y cosas, del Universo. En esto el budismo coincide con el
Taofsmo cuando Lao Tse dice “ El Too es la unidad” (Cap. 39 del Too Te
Ching)
55 El yin y el yang de la filosofía china, los bípoloa positivo-negativo,
bien-mal. amor-odio, riqueza-pobreza, etc,
54 El desapego - o sea la negativa a tomar partido por alguno de los ex­
tremos a que se refiere la nota anterior- en los actos, sentimientos y pen­
samientos es otro punto de encuentro con la conducta que el Taoísm o
recomienda al sabio: “ Hacer las cosas sin hacerse cosa con las cosas"
(Cap. 2 del Too Te Ching).58
58
43. Además, veo, Manjusri, muchos Bodhisattvas que mos*
traron firmeza bajo la guia de los Sugatas que partieron, y
ahora veneran las reliquias de los Ciñas.
44. Veo incontables stupas, numerosos como los granitos
de arena del Ganges, que han sido edificados por estos hijos
del Gina, y ahora adornan infinitas tierras.
45. Estos magníficos stupas, hechos de las siete substancias
preciosas,'' llenos de atributos, miden cinco mil yoganasi1
de altura y dos mil de circunferencia.
46. Siempre decorados con insignias, donde suenan constan­
temente una multitud de campanillas, mientras los dioses,
los hombres y los titanes los honran con flores, perfumes y
música.
47. Tal es la honra que los hijos del Sugata rinden a las
reliquias de los Ciñas, que todas las direcciones del espacio re­
fulgen como celestes corales.
48. Desde aquí' veo incontables criaturas —de este mundo
y de los cielos- cubiertos de flores; todo gracias a un simple
rayo emitido por el Gina
49. ¡Cuán poderoso es el Líder de los hombres; cuán am­
plio y brillante su conocimiento, que un sencillo haz lanza­
do por El sobre el mundo vuelve visibles tantas miles de tie­
rras!
50. Nos asombra ver este signo, esta maravilla tan gran­
de e incomprensible. Explícanos esto, Manjusri, que los hijos
del Buda ansiamos conocimiento.
51. Los presentes, en gozosa expectación, te contempla­
mos. Regocija nuestros corazones, remueve nuestras dudas,
concédenos una revelación.
52. ¿Por qué el Sugata ha emitido tal luz?

** Supla (siete) ratna ( trior os | oro, plata, lapislázuli, cristal ágata.


p*rla» rojas y cornalina. En algunos casos se reemplazan ágata por esmerol-
ita y cornalina por coral Aparte de siete substancias se puede pensar en los
siete colores o el arco Iris, queriendo significar, quizás, el más amplio es­
pectro de las con s.
** Yogaría según RR, una yogana mide tres kilómetros, mientras que
EK m enos preciso—, le atribuye de cinco a quince kilómetros. Evidente­
mente este párrafo quiere resaltar la magnificencia de los itupas, más allá
de sus medidas terrenas.59

59
53. Algún propósito ha impulsado el despliegue de este
rayo.
54. ¿Es que acaso el Señor, el más elevado de los seres,
está por mostrar la Ley primordial, la que El descubrió en la
cima de su iluminación? ¿O es que está por predecir el futu­
ro5’ de los Bodhisattvas?
55. Debe haber una razón de peso para que tantas tierras se
hayan tornado visibles, espléndidas y brillantes como gemas,
mientras aparecen Budas de visión infinita.
56. Maitreya te interroga y todos los aquí congregados
ansiosamente aguardamos la explicación que, como respues­
ta, nos darás Maqjusri.
Entonces, el interpelado se dirigió a los presentes en estos
términos:
— Es intención del Tathagata, jóvenes de buena familia,
comenzar un gran discurso para enseñar la Ley, para derra­
mar la lluvia de la Doctrina, para hacer resonar el tambor de la
Fe, para izar el estandarte del Credo, para encender la antor­
cha del Sendero, para soplar el cuerno de la Verdad y para ba­
tir el timbal de la Virtud. Eso es lo que me parece, porque ya
he sido en otras oportunidades testigo de un signo similar frente
a anteriores Tathagatas. Ellos también emitieron un poderoso
rayo y estoy convencido que el Señor —después de haber mos­
trado tal pronóstico— dirá grandes palabras acerca de la Ley.
Y porque el Tathagata desea que esta Enseñanza sea oída en
todas partes, entonces despliega un milagro tan singular como
la emisión de este brillante rayo.
Y siguió diciendo Maqjusri:
—Recuerdo que antaño, infinitos eones atrás —o aún an­
tes— hubo un Tathagata llamado Kandrasuryapradipa,6i un
santo dotado de ciencia y conducta, un Sugata conocedor del
mundo, un incomparable domador de hombres, un maestro
de dioses, un Buda. El mostró la Ley, reveló el Sendero que

** En una de sus etapas, al B o d h isa ttva un Buda te predice que en el


futuro se convertirá en un ilum inado. Ver C onze, Edward: B u d d h ist
S crip tures; Penguin, M iddlesex, 1 9 59. 60

60 Literalm ente, “ que posee el brillo del sol y de la luna” .


es sagrado en su comienzo, en su mitad y en su final, bueno
en su esencia y forma, completo y perfecto, correcto y pu­
ro. A los discípulos les predicó la Ley que contiene las “Cua­
tro Nobles Verdades” ,41 y comenzando con la “Cadena de
causas y Efectos”,43 tendió a que superaran el nacimiento,
la decrepitud, la enfermedad, la muerte, la pena, el lamento,
el infortunio, el dolor moral, el desaliento, para que final­
mente fueran conducidos al Nirvana. Y a los Bodhisattvas les
predicó la Ley conectada con las Seis Perfecciones63 que ter­
minan en la Omnisciencia, que permiten obtener la suprema
iluminación.
Ahora bien, mucho antes de la época de este Tathagata,
apreciado Agita44 hubo incontables Budas del linaje de los
Bhanuivago•* que mostraron este mismo Sendero.
El antedicho Kandrasuryapradipa, cuando era un joven
principe y aún no había abandonado su hogar para abrazar
la vida ascética, tenia ocho hijos poseedores de inmensas for­
tunas y grandes territorios sobre los cuales ejercían su impe-

41 Catar ariyo taceani, "C uauo N oble* Verdades'': a) Dukkha: el su­


frí míen tu m condición de la vida; b) Samudayo la* pasiones son la causa
del sufrim iento, c) Xtrodka suprimiendo las pasiones cesa el sufrim iento;
y d) Ariya attangtka marga la “ O ctuple N oble Vía", es el m étod o que ex­
tingue las pasiones, dividiéndose en: 1 1 Samma dithi, neta» opinioneg, 2)
rnittu a n k ap p a. n e ta » intencione». 3> Samma va cea, recta» palabra», 4)
S a m m a ka m m a n la , recta con d u cta, 5) Samma atujo, rectos m edios de vida;
fil S a m m a u ayam a recto esfu erzo, 7 l Sam m a tati, recta atención; y 8)
Sernma S a m odhj. recta concentración. Existen algunas ligeras variaciones
sobre la denom inación de estos o ch o factores, pero en el fon d o no alteran
•obauncialrnente la validez del m étodo.
43 Std o n a , el encadenam iento de causas que llevan a la muerte; 1) Aui-
dya. la ignorancia, origen de tod o p roceso, 2) Sam tkara, los h ib ito s; 3)
\’ijnarta, el recon ocim iento de loa ob jetos, 4) Nam arupa, el establecim ien­
to de loa nombres y las form al. S) Sodayatana, el despertar de loa sentidos;
<• \ Sparta, el con ta cto con Isa cosas, 7) Vedana, el placer o el dolor que
m usan lo s sen tim ien tos, 8» Tri»na, el deseo sensual; 9) Upadana, el apego y
l.i actividad; 10) Bhava, el nacim iento; l l ) ./ a f i . el estado y la clase de cuer­
p o. 12) Jara (vejez) y m araña (m uerte). (EW)
43 Ver nota 47 y siguientes.
44 A gita, invencible. HK hace notar la sim ilitud entre Maitreya y
Mlthra, el invictu» de la m isteriosoffa persa.
43 Bharadvaga es el ancestro de una de las fam ilias Brahmánicas.

61
río. Y cuando vieron que el Señor cambió su vida, logrando
asi' la Suprema Duminación, se apartaron de los placeres de la
realeza y siguieron el ejemplo de su padre, resignando del
mundo; todos procuraron alcanzar el discernimiento perfec­
to y se convirtieron en predicadores de la Ley. Mientras lle­
varon constantemente una vida santa, estos jóvenes príncipes
plantaron las raíces de la bondad bajo muchos miles de Budas.
En ese entonces. Agita, el Señor después de discurrir sobre
la doctrina, se cruzó de piernas y entró en meditación, emi­
tiendo de su entrecejo —para sorpresa de todos los presen­
tes— un potente rayo luminoso. Y, al salir de este trance mís­
tico, reveló la Enseñanza conocida como “El Loto de la Ver­
dadera Ley". Habló sin cesar durante sesenta kalpas64 sin que
El o alguno de Í06 allí congregados sintiera fatiga física o
mental.
Mientras el Señor exponía este sutra, anunció al mundo su
completo Nirvana diciendo: “ Hoy, monjes, a medianoche, el
Tathagata, ingresando al elemento del Nirvana absoluto, se
extinguirá totalmente."
Entonces, Agita, el Señor le pronosticó al Bodhisattva
Srigarbha su futuro como Buda, diciendo: “ Monjes, este ser,
inmediatamente después de mí, alcanzará la perfecta, Supre­
ma Iluminación, convirtiéndose en el Tathagata llamado Vi-
malanetra.
Luego, esa misma noche, durante la vela, el Señor entró al
Absoluto y “ El Loto de la Verdadera Ley” fue conservado en
la memoria por el Bodhisattva Varaprabha quien, durante
muchos kalpas, lo fue revelando, según se le ordenó el Buda.
Ahora bien, Agita, sucedió que los ocho hijos de Kandra-
suryapradipa fueron sus discípulos; él los maduró para la per­
fecta Suprema Iluminación y en el curso del tiempo ellos ve-

w Kalpa, también llamado día de Brahma o manvantara es un ciclo que


abarca distintas edades (yuga») que marcan desde el esplendor hasta la
caída de una civilización. Un día de Brahma dura 4.320.000.000 años, Ver
Powell, Arthur: El tiitema tolar; Kier, Bs. As. 1979. De hecho, el tiempo
en que el Buda expuso no es sino simbólico.
neraron muchos Budas, el ultimo de los cuales fue Dipanka-
ra.4'
Entre esos ocho discípulos hubo uno —digno de honra y
alabanza— que alcanzó gran valor, pero a quien se le esfuma­
ban todas las palabras que le eran enseñadas. Recibió el ape­
lativo de Yasaskama61 y, reverenciando' numerosos Budas,
plantó las raíces de la bondad. Quizás, Agita, tú sientes algu­
na duda, perplejidad o recelo pensando que en esos días exis­
tió otro Varaprabha, predicador de la Ley; pero no creas eso,
porque yo mismo era en ese entonces Varaprabha y tú el
Bodhisattvo llamado Yasaskama.
Por eso. habiendo visto una vez un presagio similar del
Señor, infiero que ahora también va a ser puesta en movimien­
to la Rueda de la Ley.
Y en esa ocasión, con el objeto de tratar el tema más ex­
tensamente. Maqjusri pronunció las siguientes estrofas:
57. Recuerdo un tiempo pasado —incontables kalpas atrás—,
cuando existía el más elevado de los seres: el Gma llamado
Kandrasuryapradipa.
58. El predicó la Verdadera Ley, educó a innumerables
almas y estimuló una inconcebible cantidad de Bodhisattvas
para que adquirieran el conocimiento del Buda.
59. Sus ocho hijos, siguiendo su ejemplo, se ordenaron
monjes.
60. Y el Señor del Mundo proclamó la Ley, reveló a innu­
merables seres el sutra llamado "La Excelente Exposición del
Infinito''.
61. Inmediatamente después, entró en meditación.
62. Mientras caía una lluvia celestial de flores y resonaban
vn ser batido»—los tambores del Cielo.
63. Los habitantes etéreos honraban al Señor; las tierras del
Buda se estremecían y —sumándose a estos prodigios— de su
entrecejo el Supremo emitió un bellísimo haz de luz.

47 V jg é sim o c u arto p red e c e so r d e S id d h a rla G a u ta m a . El fu e q u ie n le


p ird ljo q u e se c o n v e rtiría e n B uda. V er C o n ze, o p . cit.
** Y asm, g lo ria . kama. deseo. L ite ra lm e n te , " d e s e o s o d e a lc a n z a r la
■ to rta". 63

63
64. Que centelleó en todas las regiones, iluminando a sus
moradores.
65. Algunas de esas tierras parecían enjoyadas, otras relu­
cían con el matiz del lapislázuli.
66. Y tanto los dioses como los hombres, las serpientes, lo6
duendes, las ninfas, etc., mostraron su devoción al Sugata.
67. También los Budas —esos seres engendrados por trans­
formación—69 aparecieron por su propia voluntad semejando
doradas columnas y, en medio de la asamblea, revelaron la
Ley.
68. Los incontables discípulos de todas, las tierras del Buda
se tornaron relucientes bajo el brillo del haz luminoso que El
emitía.
69. Como también aquellos enérgicos ascetas que —cual
gemas— sin grietas ni defectos en sus principios, moran en
cavernas.
70. Numerosos Bodhisattuas, como granitos de arena del
Ganges, que entregan sus bienes en caridad, que poseen la for­
taleza de la paciencia, que son devotos de la contemplación
y la sabiduría, también ellos fueron alcanzados por la lumino­
sidad del rayo.
71. Pero todos ellos permanecieron inamovibles, firmes,
absortos en meditación, procurando lograr la Suprema Ilu­
minación.
72. Ellos predican la Ley por doquier gracias al poder que
les otorga su condición de hijos del Sugata.
73. Y todos los oyentes, viendo el milagro producido por
el Tathagata, se preguntaron: “ ¿Cómo es posible eso?”
74. Tan pronto como el Líder de los hombres salió de su
trance místico, se dirigió a Varaprabha en estos términos.
75. “Tu eres un sabio, ojo y refugio del mundo; tú eres
un confiable custodio de mi Ley, y puedes dar testimonio del
valor atesorado por la Enseñanza que voy a entregar para bie­
nestar de los seres.”

69 E x iste n c u a tr o niv eles d e e x is te n c ia , d e s d e lo s m ás p rim itiv o s h a sta


lo s m ás e v o lu c io n a d o s: n a c id o s d e h u m e d a d , d e h u e v o s, d e ú te r o s y p o r
tra n s fo rm a c ió n . E ste ú ltim o se d e n o m in a aupapadaka, n a c im ie n to celes­
tial. 64

64
76. Luego, después de estimular, alabar y elogiar a muchos
Bodhisattvas, el Gina proclamó la Suprema Ley durante se­
senta kalpas,
77. Y todas sus palabras fueron retenidas en su memoria
por Varaprabha, el predicador.
78. Cuando finalizó de manifestar la Ley, se dirigió a la
muchedumbre en estos términos:
79. “He movido la Rueda de la Ley, mostrando su natu­
raleza; por lo tanto ya es hora de mi Nirvana.
80. Sed celosos y fuertes, aplicando sobre vosotros mis lec­
ciones; porque los Ginas, los grandes profetas, se encuentran
escasamente en el lapso de innumerables kalpas. ”
81. Los incontables hijos del Buda se estremecieron de dolor
y se llenaron de gran pene cuando oyeron que el más elevado
de los seres les anunció que su Nirvana estaba próximo.
82. Para consolar a tantos discípulos, el rey de reyes dijo:
“No temáis, monjes, después de mi Nirvana habrá otro Buda.
83. El sabio Srigarbha, al concluir el Sendero del conoci­
miento sin tacha, alcanzará la Suprema Iluminación, convir­
tiéndose en un Gina de nombre Vimalagranetra.”
84. Esa misma noche, durante la vela. El se extinguió como
una lámpara cuando agotó su combustible. Sus reliquias fueron
distribuidas por doquier y los stupas se multiplicaron infi­
nitamente.
85. Los monjes y monjas —numerosos como los granitos de
¡trena del Ganges—, que en ese entonces procuraban la Supre­
ma Iluminación, se abocaron a practicar las lecciones del Buda.
86. Y Varaprabha, el monje que fue el custodio y predica­
dor de la Ley. expuso durante ochenta kalpas enteros la Doc­
trina, de acuerdo al mandamiento del Sugala.
87. Tuvo ochocientos discípulos, a quienes llevó hasta su
completo desenvolvimiento; ellos vieron incontables Budas
-grandes sabios—a quienes veneraron.
88. Y siguiendo el Sendero, también ellos sucesivamente
se convirtieron en Iluminados, prediciéndose uno al otro su
futuro destino como Budas.
89. El último de éstos fue Dipankara. El, supremo dios de65
65
dioses, honrado por multitudes de sabios, educó incontables
seres.
90. Entre lo6 discípulos de Varaprabha hubo uno perezo­
so, avaro, ansioso de ganancia y destreza.
91. También era excesivamente deseoso de gloria, pero muy
voluble; de modo que las lecciones que se le dictaban y sus
propias lecturas se esfumaban de su memoria tan pronto como
las aprendía.
92. El nombre por el cual se lo conocía era Yasaskama. Pero,
aún imperfecto como era, acumulando el mérito de honrar a
los Budas,
93. No se estancó en el Sendero.
94. Será este discípulo el último en alcanzar la Suprema
Iluminación y se convertirá en el Buda Maitreya, quien a su
vez educará incontables criaturas.
95. Aquel, que bajo la dirección del extinto Sugata fue tan
perezoso, fuiste tú, y yo el predicador de la Ley.
96. Viendo un indicio de este tipo, lo reconozco por ha­
berlo presenciado antes; por lo tanto tengo esto en cuenta.
97. Y sé que el rey de los Sakyas10 está por pronunciar el
excelente sutra que otrora oí.
98. Ese prodigio es una prueba de la habilidad que poseen
los Líderes.
99. El león de los Sakyas está por formular una exhorta­
ción, declarando la definitiva naturaleza de la Ley. Preparaos,
disponed vuestras mentes y juntad las manos que el piadoso va
a hablar, va a derramar la incesante lluvia que refrescará a quie­
nes esperan la Iluminación.
100. Y si alguno siente cualquier duda, incertidumbre o re­
celo, el Sabio la borrará, procurando vuestro discernimiento.

10
Sakya, trib u a la q u e p e rte n e c ió S id d h a rta G a u ta m a .

66
CAPITULO II

HABILIDAD71 ( HOGEN )
El Señor salió conscientemente de su meditación y sin di­
lación se dirigió al venerable Sariputra:’3
- El conocimiento del Buda, Sariputra, es difícil de en­
tender, arduo de captar. Es para los discípulos inaccesible la
profundidad de la sabiduría de los Tathagatas porque ellos han
venerado incontables Budas, porque han colmado el Sendero
de la Suprema Iluminación; porque han errado lejos, desple­
gando su energía, adquiriendo maravillosas facultades y hallan­
do virtudes difíciles de comprender. El misterio de los Ta-

'! S e re fie re a 1* h a b ilid a d , d e s tre z a o c a p a c id a d q u e p o s e e n lo s B u d as


p ara lib e ra r a lo s d a fn ia aw*».
n El p rin c ip a l d is c íp u lo d el B u d a Su b io g ra fía es in se p a ra b le d e la d e
Malí* M ogge flam a A m b o s, a m ig o s d e sd e la in fa n c ia , fu e r o n a lu m n o s del
m a e s tro S añ jay a. v lu eg o d» a b a n d o n a rle r e c o rrie ro n ju n to s la In d ia en
husca d e la E te rn a V e rd a d , d is c u tie n d o c o n lo s sa b io s, p e ro sin h a lla r n in ­
guna w tisfa c c ió n E n to n c e s se s e p a ra ru n , d e sp u é s d e h a b e rs e p ro m e tid o
q u e c u a lq u ie ra d e ello s q u a lograra p rim e ro h a lla r lu q u e b u sc ab a h a b ría de
c o m u n ic á rs e lo al o tro . T r a n s c u rrid o c ie r to tie m p o , S a rip u tra , m ie n tra s via­
jatas cerca d e R ajitgaha. * e n c o n tró c o n Aasaji lu n o d e lo s p rim e ro s con-
■S ito * del B uda. ver n o ta 121 q u e h a r í a su re c o rrid o e n b u sca d e lim o sn a,
i'o m p la c id o d e su c o n d u c e , a sí c o m o d e la d ig n id a d d e s u p o rte , le p re ­
g u n to q u ié n era su m a e s tro y cu á le s las d o c tr in a s q u e seg u ía. Las e s tro fa s
q u e r e c itó e n to n c e s A ssaji se h ic ie ro n , d e sd e a q u e l m o m e n to fam o sa s, p o r ­
q u e r e p re s e n ta b a n la p ie d ra d e to q u e d e las e n s e ñ a n z a s del B u d a:
“ De to d o s lo s fe n ó m e n o s q u e su rg en d e u n a causa
El T a lh a g a ta su m o tiv o ha r e v e la d o ."
L levado a n te el B u d a , r e c o n o c ió en S a rip u tra u n a v e n ta ja d o y lo consi- 67

67
thagatas es oscuridad para los profanos porque cuando expli­
can las leyes o los fenómenos que tienen la causa en ellos mis­
mos, lo hacen por medio de su capacidad, por el despliegue de
conocimientos, a través de argumentos, razones, ideas fun­
damentales, interpretaciones y sugerencias. Mediante esa varia­
da destreza son capaces de liberar a las criaturas encadenadas
por distintos factores. Los Tathagatas, Sariputra, han adquiri­
do la más elevada perfección en esa habilidad gracias a los po­
deres de los que están dotados; esto es, la.ausencia de vacila­
ción, las facultades no vulgares, la fortaleza de su cuerpo, los
componentes del Bodhi,73 las emancipaciones,74 las medita­
ciones y los grados de concentración de sus mentes. Los To-
thagatas, Sariputra, son capaces de exponer diversos temas y
poseen algo de maravilloso; por eso, sólo un semejante puede
impartirle a otro Buda las Leyes que él mismo conoce. Y
todas las Leyes son dictadas por el Tathagata y nada más que
por él, porque sólo él las conoce y sabe qué son, cómo son.
a qué se parecen, cuáles son sus características y qué natu*
raleza poseen.”
Y en esa ocasión, para exponer el mismo tema más extensa­
mente, el Señor pronunció las siguientes estrofas;
1. En el mundo que comprende a los dioses y a los hom­
bres son tan numerosos los grandes héroes que ni los mismos
Lideres pueden conocerlos completamente.

deró sólo inferior a él en aabiduría. Es más, hizo este elogio de su persona


"Eres sabio, Sariputra; amplio y múltiple es tu conocimiento, gozoso y
diligente, agudo e inquieto. Del mismo modo en que el hijo de un rey hace
avanzar el imperio, como lo ha hecho su padre, asf tú haces girar la Rueda
de la Ley en la misma forma en que yo lo he hecho". Es por eso que a 8ari-
putra llegó a llamársele Dhamma»*napati = Capitán del Sendero. En el
Anupada §utra se le considera como ei ejemplo más relevante del perfecto
discípulo, habiéndose elevado hasta la maestría y perfección de la noble
virtud, noble concentración, noble percepción y noble liberación. Saripu
tra murió de disentería algunos meses antes que el Buda alcanzara el Nir­
vana total. (RRI
73 Bodhi ~ iluminación. Los siete componentes —Bodhianga— son: in­
vestigación, alegría, energía, conciencia, calma, contemplación y ecuanimi­
dad.
™ Vimohshas, emancipaciones. Son los esfuerzos que el sabio debe rea­
lizar para liberarse del mundo versátil.
68
2. Nadie puede saber sus poderes y grados de emancipa­
ción, su carencia de dudas y sus facultades sobrenaturales.
3. Antaño, en presencia de incontables Budas, he seguido
el Sendero, que es profundo, sutil, difícil de comprender y
más difícil aún de encontrar.
4. Después de seguir ese decurso durante inmedibles kal-
pas, he descubierto su fruto en la cima de la Duminación.
5. Y, por lo tanto, reconozco —al igual que los otros Lí­
deres—qué es, cómo es y cuáles son sus características.
6. Es imposible explicarlo; es impronunciable; ni siquiera
hay una persona en el mundo,
7. A quien esta Ley pueda transmitírsele o que fuese capaz
de entenderla, excepto los Bodhisattuas.
8. Aun para los discípulos del Señor —aquéllos que han
cumplido con su deber y recibieron alabanzas de los Suga-
las; que están libres de faltas y han arribado a la última etapa
de su existencia terrena-, ta sabiduría del Gina está más allá
de su esfera de comprensión.
9. Y si esta esfera estuviera llena de seres como Sarisuta, y
si ellos investigaran, sumando sus esfuerzos, tampoco así serían
capaces de comprender el discernimiento del Sugata.
10. Es más, si todos los puntos del espacio estuvieran re­
pletos de sabios como tú,
11. Y si sumaran sus energías, ni así captarían el conoci­
miento del Sugata en toda su inmensidad.
12. Si en cada región del espacio hubiera tantos Pratyeka-
hudas como cañas de bambú tiene un bosque, libres todos
ellos de faltas, dotados de agudas facultades y transcurriendo
la última etapa de su existencia,
13. Y si combinaran sus esfuerzos en investigar tan sólo
una parte de mis Leyes superiores, jamás averiguarían su real
significado.
14. Si todos los puntos del espacio estuvieran llenos de
fíodhisattvas que, después de cumplir su deber bajo innu­
merables Budas, investigaran todas las cosas y predicaran in­
contables sufras.
15. Y ellos quisieran penetrar la Ley que el Sugata volvió real,
16. Aunque lo intentaran usando su atención e ingenio du-
rente un lapso tan grande como los granitos de arena que tiene
el Ganges, aun así ese conocimiento estaría más allá de su al­
cance.
17. Si esos Bodhisattvas hicieran este esfuerzo, no lograrían
más que corroborar cuán lejos están del conocimiento del Buda.
18. Profundas, sutiles, inescrutables e impolutas son las Le­
yes del Señor, y yo las conozco tan bien como los Ginas que
pueblan todas las regiones del espacio.
19. Tú, Sariputra, debes confiar plenamente en lo que de­
clara el Sugata. El Gina, que durante tanto tiempo ha predica­
do la más elevada Verdad, no habla en vano.
20. Me dirijo aquí a todos los discípulos, a aquéllos que se
han puesto en marcha para alcanzar la Iluminación, a los que
han sido liberados de las maldades y a quienes conduciré al
Nirvana.
21. Es gracias a mi superior habilidad que explico extensa­
mente la Ley a todo el mundo, y libero a quienes están enca­
denados a un factor u otro, mostrándoles el Sendero.
Ante estas palabras, todos los eminentes discípulos reuni­
dos en esa asamblea reflexionaron así: “ ¿Cuál puede ser la ra­
zón por la que el Señor alaba tanto la habilidad de los Tatha-
gatasr>El dijo que su Ley es muy profunda y que 66 difícil en­
tenderla, pero si perseveramos en el Sendero, alcanzaremos el
Nirvana y nosotros también nos convertiremos en Budas."
El venerable Sariputra, captando la duda e incertidumbre
de la audiencia —porque coincidía con ella—, le dijo al Se­
ñor:
—¿Por qué el Buda alaba tanto y repetidamente la habi­
lidad, el conocimiento y la prédica de los Tathagatas? Nunca
antes había oído del Señor un discurso semejante. Todos los
presentes nos hallamos perplejos e invadidos por la duda.
¿Podría el Señor explicarnos a qué alude cuando de esa forma
alaba la Ley de los Tathagatas?
Entonces, ampliando su interpelación, Sariputra pronunció
las siguientes estrofas:
22. El Sol de la Humanidad primero dijo: “He adquirido los
poderes, las emancipaciones y las innumerables meditacio­
nes.
70
23. Y mencionaste —sin que nadie te lo preguntara—la cima
de la Iluminación y sus misterios.
24. Loaste el Sendero y. mediante profundas palabras, ha­
blaste del conocimiento de los Budas.
25. Ahora una pregunta se alza en mi mente y en la de toda
la audiencia de seres que procuran el Nirvana: ¿Por qué habla
el Gina de esa forma?
26. Aquéllos que aspiran a la Iluminación te contemplan
perplejos.
27. ¡Gran Sabio, danos una explicación!
28. Yo mismo, aun habiendo alcanzado la perfección de la
virtud que el Señor me ha enseñado, siento alguna duda pen­
sando si el Sendero que recorro termina en el Nirvana.
29. Deja oír tu voz, esa que suena como egregios tambo­
res, proclamando tu Ley tal cual es. Los legítimos hijos del
Gina están de pie, contemplándote, con las manos juntas.
30. También lo están los dioses, titanes, nagas, duendes,
etc., en número tan elevado como granitos de arena tiene el
Ganges.
31. Tanto como los reyes, gobernadores y monarcas que han
venido desde incontables regiones —terrestres y celestes— a
congregarse aquí para preguntarte respetuosamente: “ ¿Esta­
mos en el Sendero?”
El Buda le dijo al venerable Sariputra:
-Suficiente, Sariputra; no tiene sentido explicar esto. Si
fuera expuesto, el mundo entero —incluidos los dioses— se
atemorizaría.
Pero Sariputra le suplicó al Señor por segunda vez:
-Exponga el Sugota este asunto a la asamblea. Hay in­
contables seres -q u e han visto a los anteriores Budas— inte­
ligentes que creerán, evaluarán y aceptarán las palabras del
Señor.
Entonces Sariputra se dirigió al Tathagata con esta es­
trofa:
32. Habla claramente, Gina, que en esta congregación
hay numerosos seres confiables, respetuosos, que entenderán
la Ley que expones.
El Señor le respondió nuevamente:
71
—Suficiente, Sariputra; si este tema fuera expuesto, algunos
monjes se sentirían orgullosos y cometerían una gran ofensa.
Y en esa ocasión, el Señor profirió esta estrofa:
33. ¡No digas más que debo declarar esta Ley! Este cono­
cimiento es demasiado sutil, inescrutable, y existen tantos
hombres ignorantes que, en su arrogancia y estupidez, se bur­
larían de la revelación.
Por tercera vez Sariputra suplicó al Señor:
—Exponga el Tathagata este tema. En la asamblea hay in­
contables seres que, en anteriores vidas fueron llevados por
el Buda a su completa madurez espiritual. Ellos creerán, va­
lorarán y aceptarán la declaración del Señor, la cual tenderá
a mejorarlos y brindarles bienestar y alegría a lo largo del
tiempo.
En esa ocasión, entonces, Sariputra pronunció las siguien­
tes estrofas:
34. ¡Explica la Ley, tú, el más elevado de los seres! Yo, tu
primogénito te lo implora y aquí hay incontables almas que
creerán en la revelación.
35. Y esos seres, que en anteriores nacimientos fueron
madurados espiritualmente por ti y ahora están de pie y con
las manos juntas, confiarán en esta Ley.
36. Quiera el Sugata hablar para estos seres que procuran
la Iluminación, y brindarles una gran alegría.
Cuando el Señor oyó el repetido ruego, contestó:
—Ahora que me has suplicado por tercera vez, te respon­
deré. Escucha, Sariputra, y lleva directamente a tu corazón
estas palabras.
Entonces sucedió que muchos oyentes orgullosos se le­
vantaron y, después de inclinar sus cabezas a los pies del
Señor, se dispusieron a abandonar la asamblea. Obedecieron
así a un principio encerrado en el orgullo: presumieron haber
adquirido y entendido lo que no habían ni adquirido ni en­
tendido y, por lo tanto, sintiéndose agraviados empezaron a
irse, a ilo cual el Señor dio asentimiento a través de su silencio.
Entonces el Buda se dirigió a su interlocutor en estos tér­
minos:
—Esta congregación, Sariputra, acaba de ser clarificada de
72
su cáscara, librada de los desechos, afirmándose en la fortale-
za de su fe. Es bueno que esos orgullosos se hayan retirado;
ahora voy a exponer el tema.
El Buda siguió diciendo:
—De tanto en tanto —asi' como de tanto en tanto se ven los
brotes de la higuera—, ' 5 el Tathagata predica un discurso como
éste sobre la Ley. Créeme, Sariputra; lo que predico es real,
verídico y correcto. Es difícil de entender el misterio del Ta­
thagata; por eso, para elucidar la Ley uso diversos medios como
interpretaciones, indicaciones, explicaciones e ilustraciones.
No es a través del análisis como puede interpretarse esta Ley
que está más allá del razonamiento y que debe aprenderse di­
rectamente del Iluminado. Porque es para un solo objetivo, un
solo designio, verdaderamente un sublime propósito que el
Tathagata aparece en el mundo: para mostrarles a todas las cria­
turas el conocimiento superior, para abrir sus ojos a la visión
superior y conducirlos por el auténtico Sendero en el vehícu­
lo del Buda. Esta es, Sariputra, la naturaleza universalmente
válida de la Ley. Porque lodos los Tathagatas —que en el pasado
existieron en incontables esferas para el bienestar, la felicidad
y la piedad de numerosas criaturas y que predicaron la Ley a
dioses y hombres por medio de diversos argumentos, indica-
nones, ilustraciones e interpretaciones, poniendo atención en
la disposición de las almas cuyas inclinaciones y tempera­
mentos son múltiples—; todos ellos, no han transmitido sino
el impulso para alcanzar la Iluminación a través del vehículo
del Buda, el que siempre transita por el Sendero correcto. Y
todas las criaturas que, en el pasado, han prestado oídos a
nata Ley, han alcanzado la perfecta. Suprema Iluminación.
Y los Tathagatas que hoy existen en todas las esferas, siguen
predicando la Ley. Por su parte, quienes ahora la oyen con aten­
ción, en el futuro también alcanzarán la perfecta, Suprema Ilu­
minación.

15 Posiblem ente se refiera a la “ficu s religiosa" o “ árbol Bodhi", es


decir aquel debajo del erial Siddharta Gautama se convirtió en Buda. O sea
que el b rote m en cionad o es el de la Ilum inación. Evans-Wentz —E l gran
yogi M ilarepa d e l T ib et, Kier, Bs. A s., 1 9 7 2 — dice que la flor del Udum-
vara (íicu s «lomírala rox) florece tan sólo al nacer un Buda en este m undo.

73
Yo mismo, Sariputra, estoy aquí para el bienestar de todas
las criaturas, para predicarles la Ley, para conducirlos en mi
vehículo por el Sendero que lleva a la perfecta, Suprema
Iluminación.
Sariputra, los Tathagotas aparecen en el mundo cuando este
decae, cuando los seres se corrompen, cuando dominan los pe­
cados, cuando prevalecen los puntos de vista erróneos, cuando
la avaricia empobrece la bondad. En medio de estos signos, el
Tathagata hábilmente predica la Ley; pero aquellos discípulos
que desatienden la llamada de) Buda, no merecen ser reco­
nocidos como tales.
Sariputra, si algún discípulo pretende la santidad sin haber
hecho ardientemente el voto de alcanzar la Iluminación, de
entrar al Nirvana mediante el vehículo del Buda, entonces
considéralo un arrogante. Porque es impropio que un disci- l
pulo perfecto descrea de la Ley que oye directamente de
un Tathagata, en su presencia. Dejo fuera de discusión cuándo
debe ser el momento en que el Talhagpta se extinga com- k
pletamente; pero al suceder esto, no habrá quién pueda —desde
su corazón— predicar un sufro como éste. Y será bajo otros
Budas que ellos se liberarán de sus dudas. Cree en mis pala­
bras, Sariputra; valorízalas y llévatelas al corazón porque no
existe falsedad en el Iluminado.
En esa ocasión, para exponer más extensamente este te­
ma, el Buda pronunció las siguientes estrofas;
37. No menos de cinco mil discípulos, llenos de incredu­
lidad y arrogancia, deficientes en su entrenamiento y tontos,
38. Remarcando su desprecio, se retiraron para no dañar
su orgullo.
39. El Señor, sabiendo que eran los desechos de la congre­
gación, exclamó: “ Carecen de los méritos necesarios para
oír esta Ley.”
40. La congregación ahora se ha purificado; está Ubre de
trastos y habiéndosele quitado la cáscara, sólo queda la mé­
dula.
41. Escucha, Sariputra, cómo esta Ley ha sido descubier­
ta por el más elevado de los seres y cómo los poderosos Budas
la predican mediante numerosos argumentos.74
74
42. Conozco la disposición, la conducta y las diversas in­
clinaciones de los seres vivientes, asi como también sus accio­
nes y el mérito que han acumulado.
43. A esos seres los he iniciado en esta Ley con la ayuda
de múltiples interpretaciones; y por medio de razones y argu­
mentos he complacido sus corazones.
44. Yo rae expreso a través de sutras, leyendas, gatakas,lb
proverbios y parábolas.
45. Le muestro el Nirvana al ignorante que no ha seguido el
curso del deber y se halla obligado al renacimiento y a la mi­
seria.
46. El auto-engendrado'* usa tales medios para manifestar­
les a los seres el conocimiento superior, pero él nunca les dice:
"Vosotros también os convertiréis en Budas.”
47. ¿Por qué no lo hace? Porque él espera el momento justo,
la oportunidad adecuada para exponer la Ley.
48. Mi mandamiento se reparte en nueve divisiones,'1 de
acuerdo con loe diversos grados de fortaleza de las criaturas.
Tal es la técnica que he empleado para introducir a las cria­
turas al conocimiento del Dadivoso.
49. Y para aquéllos que en el mundo siempre han sido
puros, sabios, atentos, compasivos, y han cumplido con su de­
ber para con los Budas, para ellos desarrollaré algunos sutras.
50. Porque ellos están dotados de la gracia de una disposi­
ción mental y una inocencia tan evidente que les puedo anun­
ciar: "En el futuro os convertiréis en Budas benevolentes y
compasivos.*'
51. Oyendo esto, ellos desbordarán de gozo.
52. Ellos son los discípulos que han oído mis manda­
mientos y una sola estrofa bien aprendida o retenida en la
memoria,

n Galakat, fíbula* o cuanto» moralizante*


Auto-engendrado o engendrado por unn*furinación. Ver nota 69.
71 La diviiión en: «utro (ver nota 3); G#yo iprosa mezclada con ver-
«o»), Vtyyakarana (explicaciones); Galho (estrofas); Udana (cantos de ale­
gría); Itivu tta ka (colección de 110 extractos que empiezan con la fórmula
"Así habló el bendito"), Gataka (ver nota 76); Abbhuladham m a (m iste­
rio») y Vedolla (en sínacrito vaiputya — tratados prolijos).75

75
53. Es suficiente vehículo para conducirlos a la Ilumina­
ción.
54. El Líder espiritual aparece en el mundo aspirando sólo
a revelar el conocimiento del Buda.
55. Allí donde el auto-engendrado se establece, allí impera
su conocimiento y, por lo tanto, allí también deben estable­
cerse los hombres.
56. Yo debería ser declarado culpable de envidia si —des­
pués de haber alcanzado el impoluto estado de Iluminación-
condujera a los seres a un nivel inferior al mío.
57. Carezco de envidia, celo, deseo o pasión. Por eso soy
el Buda y el mundo sigue mi Enseñanza.
58. Marcado con las treinta y dos señales79 ilumino al mun­
do, mostrando el inconfundible sello de la Ley.
59. Me pregunto, Saripulra: ¿Qué necesidad tienen los seres
de distinguir las treinta y dos señales de un Buda, si él mismo
derrama su luz sobre el mundo?
60. Pero si me pusiera a pensarlo y ponderarlo, dejaría de
revelar el conocimiento superior.
61. Y si les dijera a todas las criaturas: "Vivificad en vues­
tras mentes el deseo de Iluminación", ellas, en su ignorancia,

79 Las treinta y dos marcas o señales «un las que indican la superiori­
dad de un ser y ya figuraban en el hinduismn prebudisLu Estos indicios
son por un lado alegóricos y pot otro pautas estéticas ideales. La lista la
com pone el Lakkhana guita del Digha Vi kayo (diálogos) I ) pies derechos,
2) marcas de las Ruedas de Mil Rayos en las plantas de los pies, 3) dedos
largos y delgados. 4» manos y pies flexibles; 5) los dedos de los pies y la*
manos bien empalmados. 61 talones anchos. 7) empeines arqueados. 8t
muslos com o de ciervo real. 9) manos que llegan debajo de las rodillas; 10)
órgano sexual bien retraído. I I ) alto y ancho del cuerpo proporcionados.
12) cabello negro-azulado; 13) vello grácil y enrulado, 14) tez dorad», 15)
halo de diez pies de diámetro, 16) piel suave, 17) las siete pintes - d o s
plantas, dos palmas, dos hombros y la coronilla- bien redondeadas. 18)
axilas rellenas; 19) figura leonada, 20) cuerpo erecto, 21) hombros carga
dos; 22) cuarenta dientes; 23) dentadura blanca, pareja y cerrada; 24) los
cuatro caninos blanquísimos; 25) mandíbula felina, 26) saliva que mejora
el sabor de todas las comidas; 27) lengua larga y ancha; 28) voz profunda y
resonante (chakra laríngeo); 29) ojos azul oscuro, 30) pestañas com o de
toro; 31) entre las cejas una onda blanca que emite luz (chakra frontal); y
32) una protuberancia carnosa en la coronilla (chakra coronario).76

76
se extraviarían y jamás captarían el significado de mis buenas
palabras.
62. Considerando que ése es el estado de los seres —a lo
cual hay que agregar su falta de cumplimiento del deber- se
comprende cómo es que están atados a los placeres sensuales,
atontados por el deseo y cegados por la ilusión.
63. De la lujuria corren hacia la angustia; están atormen­
tados en todos I06 niveles; el infortunio los abruma.
64. Continúan enredados en el matorral de las teorías sec­
tarias, tales como "Es y no es; es así y no es así”. Buscando
una opinión certera para fundamentar sus argumentos, abrazan
la falsedad y no la abandonan.
65. Son tercos, orgullosos, hipócritas, pervertidos, malignos,
ignorantes y obtusos; de ahí que no oigan en innumerables
renacimientos la llamada del Buda.
66. A ellos, Sariputra, les digo: "Poned fin a vuestros pro­
blemas.”
67. Cuando percibo, criaturas apesadumbradas por la des­
ventura, les muestro el Nirvana y les revelo la sagrada Ley para
que aquéllos que la cumplan lleguen a convertirse en Ginas,
68. Impulsados por mi habilidad y mediante mi vehículo.
69. Descarta toda duda e incertidumbre; y si alguno las tu­
viera, sepa que el Señor sólo dice la Verdad.
70. Lee anteriores Tathagatas —que ya se recluyeron en el
descanso final—.
71. También revelaron la más sagrada de las Leyes a través
de razones, argumentos e ilustraciones.
72. Y todos manifestaron que es uno solo el vehículo que
conduce a la madurez espiritual a incontables seres.
73. Aún así, los Ginas - considerando las distintas inclina­
ciones y disposiciones de los diferentes seres- poseen múlti­
ples medios a través de los cuales revelan al mundo, incluidos
los diuses, la Suprema Iluminación.
74. Y todos los que oyen o han oído la Ley de boca del
Tathagota; los que han dado limosnas; los que han seguido los
preceptos morales; ios que pacientemente llevaron a cabo sus
deberes místicos;
75. Los que se han liberado a sí mismos mediante el celo7
77
ascético y la meditación; los que sabiamente han reflejado la
Ley; y los que han realizado acciones meritorias, todos ellos
han alcanzado la Iluminación.
76. Y los que humildemente se sometieron y disciplinaron
bajo la dirección de los Ginas, también ellos llegaron a la Ilu­
minación.
77. Además esos seres que veneraron las reliquias de los Bu-
das que han partido, erigiendo incontables stupas hechos de
gemas, oro, plata, cristal,
78. Esmeralda, “ojo de tigre’’, perlas, lapislázuli o zafiro;
79. Los que los construyeron de mármol, madera de sán­
dalo, de aguileña, de cedro o de otras maderas;
80. Y los que —complacidos en sus corazones—, los levanta­
ron de ladrillos, arcilla o tierra;
81. Aun los niños que, jugando, armaron montones de
arena; todos ellos, habiéndolos hecho con la intención de de­
dicar esos túmulos a los Ginas, también obtuvieron la Ilumi­
nación.
82. Asimismo, los que hicieron imágenes del Buda —ador­
nado con los treinta y dos signos característicos—de joyas,
83. De las siete substancias preciosas, de cobre, de bron­
ce;
84. De plomo, de hierro, de arcilla, de yeso;
85. Los que las han pintado sobre paredes;
86. O los niños que, con las uñas las han grabado sobre
madera;
87. También ellos han llegado a la Iluminación, convirtién­
dose en seres compasivos que salvaron innumerables criatu­
ras.
88. Aquéllos que ofrecieron flores y perfumes a las reli­
quias de los Tathagatas;
89. Los que fabricaron instrumentos musicales, tambores,
cuernos, timbales;
90. Los que hicieron panderos, tamboriles, caramillos,
flautas;
91. Los que, para celebrar a los Sugatas, hicieron resonar
címbalos de hierro; los que para él cantaron dulces y amorosas
melodías;78
78
92. Todos ellos alcanzaron la Duminación,
93. Aun cuando sus pensamientos no estuvieran totalmente
concentrados en sus devotos actos.
94. Aquellos que, frente a un stupa, ofrecieron reverente
saludo, ya sea completo, juntando las manos, inclinando la ca­
beza,
95. 0 simplemente diciendo “Honor al Buda”, también
ellos obtuvieron la Duminación.
96. Las criaturas que, en los días de los Sugatas actuales
o pasados, oyen con atención tan sólo el nombre de la Ley,
llegan a la Iluminación.
97. Asimismo, incontables Budas revelarán esta Ley
98. E inmedible será la pericia de ellos para educar a los
seres en el conocimiento superior, aquel que está libre de toda
imperfección.
99. Jamás ha existido una criatura que, después de oi'r
la Ley, no se convierta en Buda, porque este es el voto defini­
tivo de los Tathagatos: "Pueda yo llevar a cabo mi deber,
conduciendo a otros a la Duminación.”
100. Y en el futuro también expondrán esta Ley, mostran­
do el vehículo que conduce a la Duminación.
101. El curso de la Ley es Ininterrumpido y siempre mani­
fiesta la naturaleza de sus propiedades. Sabiendo esto, los
Budas revelan este vehículo.
102. Ellos mostrarán la permanencia de la Ley, sus estables
reglas, su inamovible perpetuidad en el mundo, su capacidad
para despertar en los seres la consciencia suprema.
103. En todas las direcciones del espacio están los Budas
—incontables, como los granitos de arena del Ganges—, expo­
niendo la Doctrina para el bienestar de los hombres
104. Esto6 Budas, si bien se manifiestan a través de dife­
rentes medios, señalan un solo lugar: el de la suprema quie­
tud.
105. Liberados como lo están de la voluble conducta de los
mortales, con ánimo y vigor, imparten constantemente su
luz.
106. Y con el sabio poder de sus diversos argumentos abar­
can las múltiples inclinaciones de las distintas criaturas.79
79
107. Yo mismo, el Líder, estoy ahora manifestando —para
beneficio de los seres vivientes— esta Iluminación que se ex­
pande en todas las direcciones.
108. Revelo la Ley en su diversidad y, atendiendo a las va­
riadas disposiciones humanas, uso diversos medios para ele­
var a cada uno de acuerdo a su propio carácter. Tal es el poder
de mi conocimiento.
109. Veo además a los miserables, deficientes en sabiduría y
conducta, deslizándose en los giros mundanos; retenidos en acia­
gos lugares; sumergidos en aflicciones incesantemente renova­
das;
110. Encadenados como están por el deseo, como un yak por
la cola; constantemente cegados por el placer sensual, no bus­
can al poderoso Buda; no buscan la Ley que conduce al cese
del dolor.
111. En todos los estados de la existencia, ellos viven en­
torpecidos por adherirse a sus mezquinos puntos de vista y
así sufren de dolor en dolor. Por ellos siento una gran com­
pasión.
112. En la cima de la Iluminación, he permanecido tres
semanas enteras indagando y ponderando este tema, mirando
fijamente ese árbol.*0
113. Manteniendo sin vacilación mi vista sobre ese rey de
los árboles, caminé alrededor de su pie, pensando: “Esta Ley
es maravillosa y excelsa, mientras que las criaturas están ce­
gadas por la torpeza y la ignorancia.”
114. Fue entonces cuando Brahma81 me suplicó. Y también
lo hicieron Indra"J , los regentes de todos los puntos cardina-

80 La higuera sagrada.
81 Brahma: Señor del Universo, primera persona de la trinidad hindú.
Es el Creador, la substancia de la que todas las cosas están hechas. (FK)
M Indra: Hijo del Cielo, del Paraíso y del Oriente. Jefe de los dioses
menores. (FK)80

80
les, Mahesvara” , Isvara*4, y la innumerable hueste de ma-
ruts85.
115. Todos estaban parados respetuosamente, con las manos
juntas, y yo me preguntaba qué hacer si, mientras pronuncio
palabras, los seres oprimidos por las maldades,
116. En su ignorancia no prestarán atención a la Ley que
anuncio; y, como consecuencia de ello, incurrirán en alguna
transgresión. Mejor seria que no hablara. ¡Ojalá que mi se­
rena extinción se produzca en este mismo día!
117. Pero recordando a los anteriores Budas, decidí también
yo manifestar el conocimiento superior.
118. Mientras así meditaba, los otros Budas, de todas las
direcciones del espacio, se me aparecieron, diciéndome:
119. “ ¡Salud, Guía del Mundo! Ahora que has llegado a
una insuperable sabiduría, meditando sobre la habilidad de los
Líderes no haces sino repetir sus Enseñanzas.
120. Nosotros también, siendo Budas, aclararemos la más
alta palabra; porque los hombres, dadas sus bajas inclinacio­
nes, pueden quizás en su ignorancia no creernos cuando les
decimos: “Os convertiréis en Budas.”
121. Desplegando nuestra habilidad elevaremos a muchos
fíodhisatvas y los llevaremos a obtener el fruto del espíritu.”
122. Me deleitaba oyendo la dulce voz del Líder de los hom­
bres; y, en el regocijo de mi corazón, dije: “Las palabras de
los sabios no se pronuncian en vano.
123. Yo también actuaré de acuerdo a las indicaciones de
estas eminencias espirituales. Nacido en medio de la degra­
dación y habiendo conocido el caos de este horroroso mun­
do,
124. Acabo de convencerme que debo predicar la Doctrina.”
125. Por eso, en Benarés”*, puse en marcha la Rueda de la
*’ Mahesvara; tiran Señor del Mundo, que efectúa la destrucción y
Creación periódica. (FK)
M lavara, la única divinidad personal del mundo en sf y por s í; el ve-
danta insiste en la identidad con cada alma individual, dado que los dos no
son más que manifestaciones del mismo espíritu del Todo.
®* Maruls: dioses del temporal;echan lluvia sobre la Tierra.
m Benarés: la ciudad santa de los hindúes, situada a orillas del sagrado
81
Ley y, a partir de ese momento, aparecieron en el mundo tan­
to el Nirvana como las Tres Joyas*1.
126. Muchos años he predicado, apuntando al Nirvana, al
cese de la miseria y de la existencia mundana. Así he habla­
do todo el tiempo.
127. Y cuando vi innumerables criaturas procurando la Su­
prema Iluminación,
128. Todas ellas atendiendo respetuosamente a las múlti­
ples facetas con que los Ginas exhibían su habilidad,
129. Entonces concebí' la idea de que había llegado la hora de
anunciar la Ley y revelar la Suprema Iluminación, tarea para
la cual se produjo mi nacimiento en este mundo.
130. Este evento aún hoy es difícil de entender para los ig­
norantes embotados por su orgullo.
131. Pero sabiendo que los Bodhisattvos me iban a escuchar,
dejé de lado toda dubitación o timidez y me dirigí a ellos, ele­
vándolos a la Iluminación.
132. Viendo tantos valiosos discípulos, libres de imperfec­
ciones, vaticiné que ellos también se convertirían en Budas.
133. La Ley que hoy transmito es de idéntica naturaleza
que la que predicaron los pasados santos y la que predicarán
los futuros Ginas,
134. A veces, en ciertos lugares, aparecen Budas de visión
ilimitada y predican la misma Ley.
135. Es muy difícil encontrarse con esta Ley, aún en in­
contables kalpas. Más escasos aún son los seres que al oírla
adhieren a ella.
Gañices, famosa también por ser un centro de cultura sánscrita Hacia allf
fue el Buda para “girar la Rueda de la Ley en favor de los que viven on las
tinieblas". Existen en ella unos mil quinientos santuarios, la mayorfa de
los cuales están situados a orillas del rfo, constituyendo puntos de reu
nión de los peregrinos. Dice una leyenda que quien muera dentro de los
lím ites de esta ciudad recibe enseguida la perfecta redención. (Z y FK)
11 Ratona (taya, Tres Tesoros o Tres Refugios: Buda, Dhamma, Song ha
Una persona que se convierte en discípulo del Buda se ha de adaptar a su
Enseñanza <Dhamma) y a la comunidad u orden (Sangha), mediante la cual
su Doctrina se transmite. El voto de adhesión es. por lo tanto, triple:
"Buddham taranam upemi. D hamm an taranam upe mi, Sangham granam
upemL ", o sea "Me pongo bajo la protección de) Buda, del Dhamma y del
Sangha. (RR) 82
82
136. Asi como son rarísimos los brotes de la higuera —aun­
que ocasionalmente los hallamos y son placenteros de ver—
y constituyen una maravilla,
137. Más asombrosa es la aparición de la Ley que proclamo.
Y cualquiera que la oye, y animosamente acepta o recita tan
sólo una palabra de ella, honra a todos los Budas.
138. Yo soy el soberano de la Ley y urjo a los demás a obte­
ner la Iluminación, pero no tengo discípulos.
139. £ste misterio es para ti, Sariputra, y para todos los
Bodhisattvas que lo saben conservar.
140. Porque los seres, durante el período de las cinco kasa-
vos” son viles y malignos; están cegados por lo6 deseos sen­
suales y nunca (ornan sus mentes hacia la Iluminación.
141. Algunos seres, habiendo oído las palabras del Gina, se
desviarán de ellas, las rechazarán y caerán en el infierno.
142. Pero a los modestos y puros, que procuran la Ilumi­
nación, a ellos sin hesitación les expondré esta Ley.
143. Tal es la maestría de los Líderes: hablar sobre muchos
misterios; por eso es difícil entenderles.
144. No obstante, alejad toda duda e incertidumbre: os con­
vertiréis en Budas.

u Kasayas, impureza, degeneración. Período en que se verifican loa si­


guientes signos de decadencia. 1) Peraecuaión de laa format, 2) egoíamo,
3) predominio de iaa pailones, la ira, el orgullo, loa deseos y las dudas;
4) incremento de las miserias humanas; y 5) reducción de la vida. (CL)83
83
CAPITULO III

UNA PARABOLA ( M o)
Entonces el venerable Sariputra, complacido, encantado,
estimulado y estremecido de alegría, extendiendo sus manos
juntas88 bis hacia el Buda y contemplándolo fijamente, le
habló en este tono:
—Señor, estoy asombrado, admirado; estoy extasiado al oír
la llamada del Buda. Porque antes, cuando o í esta Ley y me
enteré que los Bodhisattvas en el futuro serán Budas, sentí
una pena extrema, una enorme turbación de saber que me
vería privado de una visión tan grande como el conocimiento
del Tathagata. Y cada vez que, en mi diaria recreación, visitaba
las cavernas, los bosques, los jardines o los ríos, estaba siempre
ocupado con el mismo pensamiento recurrente: “A pesar
de que el acceso a la Ley es igual por cualquier medio, hemos
sido conducidos a ella por el Buda mediante un vehículqjnfe-
rior”. No obstante, Señor, de inmediato sentí que era por
nuestra culpa y no por la tuya que esto sucedía. Porque hemos
saludado al Señor cuando nos entregó la insuperable Ley, pero
sin hacernos adeptos a ella. Y sin entender el misterio del Buda,
hemos tomado a la ligera las Enseñanzas. Por esta actitud, Señor,

88 bl‘ Añjali, en sánscrito ;ga*s/io, en japonas.


84
me he pasado días y noches reprochándomelo. Pero hoy me he
calmado, he llegado al reposo total; hoy he alcanzado el nivel
de un Arhat. Yo soy el primogénito del Gina, nacido de su
Ley. criado por su Ley, heredero de su Ley, realizado por su
Ley. Mis ardientes pasiones me han abandonado ahora que
he oído esta maravillosa Doctrina —que no había aprendido
antes—anunciada por la voz del Buda.
En esa ocasión, el venerable Sariputra se dirigió al Tathaga-
ta mediante las siguientes estrofas:
1. Estoy asombrado, encantado de oír esta voz. Ya no al­
bergo más dudas; ahora estoy completamente maduro para el
conocimiento superior.
2. La voz de los Sugatas es maravillosa: disipa la duda y el
dolor; y yo que he oído esta voz me he liberado de las imper­
fecciones.
3. Cuando, en mi diaria recreación, caminaba por los
bosque, cavernas, etc., no consentía otro pensamiento que
éste.
4. “ Estoy ilusionado por las vanas ideas. ¿Acaso no pre­
dicaré en el futuro esta Ley?
5. Las treinta y dos señales me han fallado; el dorado de
mi piel se ha diluido; además he perdido poderes y emanci­
paciones. ¡Cuán extraviado estoy!
6. También me han fallado los signos secundarios que
identifican a los grandes profetas.
7. Y cuando te he percibido -tan benigno y misericor­
dioso con el mundo— pensé: “Estoy excluido de ese inconce­
bible e ¡limitado conocimiento.''
8. Días y noches. Señor, los pasé pensando lo mismo:
“Le preguntaré al Buda si he perdido o no mi rango.”
9. En tales reflexiones permanentemente pasaba gnis
jornadas. Mas viendo como muchos otros Bodhisattvas eran
alabados por el Líder,
10. Y escuchando su Ley, pensé: “Seguro que esto se ex­
pondrá misteriosamente porque es una ciencia inescrutable, su­
til y purísima que sólo es anunciada por los Ginas en la cima
de la Iluminación.”
11. Antes, cuando era un monje errante, yo estaba enca-
denado por teorías heréticas; pero después el Señor, atendien­
do a mi disposición, me enseñó el Nirvana para corregir mi
punto de vista erróneo.
12. Después de haberme liberado completamente de todo
punto de vista herético y alcanzado la Ley del vacío1’1', supo­
nía haberme extinguido.
13. Pero, recién cuando uno deviene un Buda —honrado
por dioses, hombres y titanes y se halla adornado por las trein­
ta y dos señales— entonces puede extinguirse completamen­
te.
14. Todos esos pensamientos anteriores los he desecha­
do, ahora que he oído tu voz. Y después de que has predes­
tinado mi entrada al Nirvana, entonces puedo considerarme
extinguido.
15. Cuando oí por primera vez la palabra del Buda, me
invadió el terror de pensar que pudiera ser Mara40, el malig-

*9 1.1 concepto de tunya — vacío. difiere notablemente de Occidente a


Oriente, ye que en el Este se lo consider# sinónimo de Absoluto Cuando
"El Sutra del Corazón" dice que los cinco tkandhat (los gérmenes de vida,
subjetiva y objetiva —agua, aire, tierra, fuego, sensaciones, consciencia,
conocim iento, etc. - de cada personalidad) tienen el carácter del vacfo, es
decir, que no son creados ni destruidos, que no son puros ni impuro», etc ,
significa que e» imposible ponerles cualidades limitativas al Absoluto. Y, a
causa de esto no es posible conocer o definir el todo ni comunicarlo u aun
concebirlo en*TUnci6n de sus partes. Por consiguiente -d ic e EW—, su na­
turaleza está cocía de cualquier concepción referente a las parles. Su reali­
dad un vacfo. Cuando el zenisla afirma que la verdadera naturaleza propia
del hombre o de uno mismo es Vacío enuncia una idea similar Es decir,
no es algo adicional al objeto, tal com o lo ve el ojo o com o lo conoce la
mente. Y esta naturaleza propia constituye la esencia búdica de cada ser
Buda significa el aabio, uno que oab#‘ conoce la realidad de «f mismo y de
lo que ve, conoce el Vacfo de la vlalAn Imperfecta y del conocim iento Im-
perfeqiti (sabe que estin vacfo» de raalldad) y conoce el Vacfo de le visión
v del conocim iento perfecto |w b e que están vacíos de Imperfección).
. 1lu ímenu f63 8 -7 I S d.C,). el sexto patriarca del »en en China, divide el prin­
cipio del vacfo en tres vertiente* ww men carencia de ideas condicionan­
te». w u-htin, carencia de forma»: y wu chu, carencia de permanencias.
También Lao 1 té insiste a lo largo tie «u obra sobre la Importancia del
vacfo. "Lo* treinta rayo* convergen en el cubo de la rueda, pero de su va­
cfo depende el movimiento. Con arcilla »e hace un recipiente, pero se usa
el vacfo que contiene Las puertas y ventanas son huecos de las paredes;
por eso sirven las cosas." (Too te ching, cap. 11).
«o Ver nota 45.
no, quien en esa ocasión había adoptado la figura del Señor.
16. Pero cuando desplegó su insuperable sabiduría a tra­
vés de infinitos argumentos, perdí toda duda acerca de la Ley
que estaba oyendo.
17. Y cuando has mencionado los incontables Ginas que
han pasado al descanso final después de haber predicado esta
Ley;
18. Como innumerables Budas —conocedores de la Ver­
d a d - en el futuro también expondrán esta Ley;
19. Al mencionar como en tu propio decurso se te presen­
tó la idea de hacer girar la Rueda de la Ley y te decidiste a
predicarla;
20. Entonces me convencí: este no es Mara; es el Señor del
Mundo, que ha mostrado el auténtico Sendero, por el cual
no puede transitar Mara. Mi mente, por un instante, fue domi­
nada por la perplejidad,
21. Pero cuando la dulce, profunda y amorosa voz del
Buda me reconfortó, se disiparon todas mis dudas, se desva­
neció mi estupor y me afirmé en el conocimiento.
22. Indiscutiblemente, me convertiré en un Tathagata,
venerado por el mundo entero y manifestaré la sabiduría del
Buda, misteriosamente, elevando a muchos Bndhisattvas.
Después de este discurso, el Señor le dijo:
—Declaro, anuncio. Sariputra, en presencia de todos, que
has llegado a la madurez espiritual y eres digno de alcanzar
la Suprema Iluminación por haber cumplido con mis man­
damientos. Tú, por consejo del Bodhisottva, por su decreto,
has renacido bajo mi tutela. Debido a la poderosa voluntad
del Bodhisattva, no tienes ninguna reminiscencia de tu ante­
rior voto de seguir el Sendero y crees que has alcanzado el
reposo final. Yo, deseando revivir y renovar en ti, el conoci­
miento, revelaré a los discípulos la Enseñanza llamada “El
loto de la Verdadera Ley".
En un futuro periodo, después de inconcebibles, inmedibles
kalpas, cuando tú hayas aprendido la Ley de innumerables
Ginas; hayas mostrado tu devoción de distintas formas y ob­
tengas el fruto de un Bodhisattva, te convertirás en un Tatha-87

87
gata de nombre Padmaprabha91, dotado de ciencia y con­
ducta, un Sugata, un conocedor del mundo, un insuperable
domador de hombres, un maestro de dioses y criaturas, un
Buda.
Para ese entonces, Sariputra, la tierra de ese Señor, el Ta-
thagata Padmaprabha, llamada Viraga92, será llana, placente­
ra, bella, pura, próspera, rica, serena, habitada por muchas
razas. Será de lapislázuli y contendrá un tablero de ocho
compartimentos separados por filamentos de oro, encerrando
cada uno un precioso árbol siempre lleno de pimpollos o fru­
tos.
Ahora bien, Sariputra, ese Tathagata alcanzará la Ley ins­
trumentando distintos vehículos. Además, no aparecerá en una
época de decadencia, sino que predicará la Ley en virtud de un
voto hecho por él.
Ese período, Sariputra, será denominado Maharatnaprati-
mandita9' porque los Bodhisattvas son llamados “joyas" y
durante ese lapso habrá muchos de estos seres superiores po­
blando la Tierra. Ellos, a su paso, irán pisando lotos94 y no
desplegarán su tarea espiritual por primera vez porque bajo
incontables Budas han plantado las semillas de la bondad y
han observado su deber. Son alabados por los Tathagatas
debido a su celo en la aplicación del conocimiento superior,
pero también se entrenan para trascender este conocimien­
to como un acto más de desapego en el Sendero hacia la Ley.
Generalmente, Sariputra, la tierra pura rebosa de estos Bo­
dhisattvas.
La vida de Padmaprabha durará doce kalpas y expirando el
último, anunciará el futuro destino como Buda de un Bodhi-
sattva llamado Dhritiparipurna9*, entrando luego al comple-

91 Padmaprabha: de matiz rosado. De ello HK infiere que Sariputra


renacerá durante el crepúsculo.
92 Virago, inmaculada.
93 Maharalnapratimandila: ornamentado con magníficas joyas.
94 HK dice que la metáfora puede invertirse: que las flores brotarán, a
cada paso, bajo sus pies
9* Dhriti; perseverancia; dhritiparipurna, lleno de perseverancia.
r

to Nirvana. Este Bodhisattva obtendrá de inmediato la Su­


prema Iluminación, convirtiéndose en un Tathagata.
En esa ocasión, el Señor pronunció las siguientes estro­
fas:
23. Tú también serás en el futuro un Gina —llamado Pad-
maprabha—, de ilimitada visión, y educarás incontables cria­
turas.
24. Después de rendir honor a innumerables Budas, reali­
zando vigorosos esfuerzos en el curso del deber, incrementa­
rás tus poderes y alcanzarás la perfecta, Suprema Ilumina­
ción.
25. Dentro de un tiempo inconcebiblemente inmenso, ha­
brá una época de esplendor y un lugar llamado Viraga, la
tierra pura del más elevado de los seres.
26. Cuyo suelo sera de lapislázuli, fileteado de oro y cu­
bierto de preciosos árboles todos cargados de frutos o pim­
pollos.
26. Memoriosos Bodhisattvas, hábiles en mostrar el curso
del deber que han aprendido bajo centenares de Budas, nace­
rán en esa tierra.
28. El anteriormente mencionado Gina, en su última exis­
tencia corporal, después de pasar el estado de principe, renun­
ciará a los placeres sensuales, dejará su hogar para conver­
tirse en un asceta errante y finalmente alcanzará la Suprema
Iluminación.
29. La vida de ese Gina abarcará doce kalpas cuando la de
los hombres sera de ocho.
30. Después de la extinción del Tathagata la verdadera Ley
continuará treinta y dos kalpas completos para beneficio del
mundo, incluidos los dioses.
31. Cuando la verdadera Ley llegue a su fin, su imitación
durará treinta y dos kalpas. mientras las dispersas reliquias del
Santo serán siempre honradas por hombres y dioses.
32. Tal ha de ser el destino de ese Tathagata. Regocíjate,
S&riputra, porque tú serás dicha criatura insuperable.
Toda la audiencia, al oír este anuncio acerca del destino
de Sariputra, se sintió tan complacida, encantada, estremeci­
da de deleite, que cubrieron al Señor con sus mantos, mientras89
89
Indra, Brahma e innumerables seres divinos lo adornaron
con celestes atavíos y lo rociaron con flores. En lo alto gira­
ban prendas sublimes, sonaban excelsos instrumentos musicales
y, después de derramar un torrente de fragancias, pronuncia­
ron estas palabras: “La Rueda de la Ley ha sido puesta en
movimiento por el Señor la primera vez en Benarés; hoy fue
girada nuevamente.*’
En esa ocasión, esos seres divinos expresaron las siguien­
tes estrofas:
33. La Rueda de la Ley fue puesta en movimiento por
ti, el sin rival en el mundo, en Benarés. Esa Rueda que es la
rotativa alternancia del auge y decadencia de todos los agre­
gados9* .
34. Ahí fue puesta en marcha por primera vez; ahora,
por segunda vez, lo es aquí. Hoy, Maestro, tú has predicado
esta Ley, la cual es difícil de ser recibida con fe.
35. Cerca del Señor hemos oído muchas reglas, pero nun­
ca una Ley como ésta.
36. Recibimos con gratitud el misterioso discurso de los
grandes sabios, como esta predicción relacionada con el no­
ble Sariputra.
37. Ojalá también nosotros podamos convertirnos en Bu-
das y, a través de misteriosas palabras, anunciar el Nirvana.
38. Quizás, además, por el bien que hemos acumulado en
este mundo y en el próximo, y por haber propiciado inconta­
bles Budas, nos sea permitido hacer el voto de alcanzar la
Suprema Iluminación.
Al instante, el venerable Sariputra, le dijo al Tathagata:
—Mi duda y mi incertidumbre se han disipado al oír de la
boca del Señor mi destino como Iluminado. Pero estos dis­
cípulos, aquí presentes, que han sido puestos por ti en el
nivel de saikshas9*, fueron exhortados e instruidos así: “La
prédica de mi Ley, monjes, apunta a salir del cautiverio del
nacimiento, la decreptitud, la enfermedad y la muerte, condu-

94 Shandhas ver ñola 89.


97 Saiksho que todavía requiere estudio. Im p lic a a los seres que aún
deben erradicar alRunas pasiones para alcanzar la santidad.90

90
riendo al Nirvana”. Estos discípulos, aún bajo entrenamien­
to. carecen de los falsos puntos de vista acerca del alma, de
la existencia y de la muerte, que podrían hacerles suponer
que han alcanzado la Liberación. Sin embargo, han cai'do
en la incertidumbre al oír de boca del Tathagata esta Ley
que no habían recibido antes. En consecuencia, por favor,
habíale a estos monjes para disipar su desasosiego, de modo
que puedan liberarse de la duda y la perplejidad.
A esta solicitud de Sariputra, el Gina le respondió:
—¿No te he dicho antes que el Tathagata predica la Ley a
través de hábiles medios, variando direcciones, indicaciones,
ideas fundamentales, interpretaciones, en atención a las dife­
rentes disposiciones e inclinaciones de las criaturas cuyos
temperamentos son tan variados? Toda esta transmisión de
la Ley no tiene otra finalidad que la perfecta, Suprema Ilu­
minación, hacia la cual conduce el principio de los Bodhi-
sativas. Pero para elucidar mejor éste, más extensamente, te
relataré una parábola cuyo sentido captan enseguida los hom­
bres de buen entendimiento.
El Buda siguió diciendo:
—Supongamos el siguiente caso. En cierta localidad vivía
un padre de familia, viejo y rico. Tenia una gran mansión an­
tigua, espaciosa y habitada por algunos seres. La casa no tenia
más que una sola puerta y techo de cañas; sus terrazas eran
vacilantes, las bases de sus pilares estaban carcomidas; el made­
ramen y el yeso se había desprendida De repente, toda la
casa, por los cuatro costados, se prendió fuego. Imaginemos
que el hombre estuviera afuera, aunque en el interior no. Ese
hombre, viendo la residencia envuelta en llamas, se asustó y,
ansiosamente, hizo la siguiente reflexión: “Yo he sido capaz
de salir rápidamente de la casa con seguridad, sin siquiera
chamuscarme, pero mis criaturas permanecen adentro, entre­
tenidas con sus juegos y distracciones. No perciben, ni saben,
ni comprenden, ni parece importarles que la casa esté ardien­
do y, por lo tanto, no sienten temor ni conciben la idea de
escapar.”
El Tathagata continuó asi' la parábola:
—El hombre, Sariputra, fuerte y de poderosos brazos, pro-91
91
sigue reflexionando: “Con mi fortaleza podría estrechar a es­
tas criaturas contra mi pecho y escapar. La casa no tiene sino
una abertura y la puerta está cerrada, mientras que los seres,
volubles, inseguros e infantiles como son, empezarán a correr
de acá para allá y sólo conseguirán sufrir y sucumbir en medio
del fuego. Entonces, les advertiré que salgan para no perecer”.
Pero esas criaturas ignorantes no prestan atención a las pala­
bras de quien sólo desea el bienestar de ellos; no temen, no
están alarmadas y no sienten ningún recelo; no se preocupan,
no huyen, ni entienden el sentido de la palabra ‘'incendio”
y, por el contrario, corren de acá para allá. Luego, el hombre
vuelve a reflexionar: “La casa sigue quemándose; sacaré a esas
criaturas a través de hábiles medios". El hombre, que cono­
ce la disposición y tiene una clara percepción de sus inclina­
ciones, sabe que las criaturas tienen múltiples juguetes hermo­
sos con los cuales entretenerse; por lo tanto, les dice: “Vues­
tros juguetes son preciosos y admirables y estáis poco dispues­
tos a perderlos; por eso los he sacado fuera de la casa para
que sigáis usándolos aquí. Venid, que a cada uno Ies daré lo
que desee, ya sean carros de bueyes, de cabras o de ciervos".
Las criaturas, oyendo esto, prontamente salen corriendo de la
mansión en llamas, con gran alegría, empujándose unos a otros
y gritando: “ ;A ver quién llega primero!"
El Gina siguió exponiendo la parábola:
—El hombre, viendo que los seres escaparon alegremente, y
sabiendo que ya estaban fuera de peligro, se sienta al aire li­
bre, su corazón lleno de gozo y deleite, aliviado de problemas
y obstáculos. Las criaturas se llegan hasta él y le dicen: “ Da­
nos ahora los juguetes, los carros de bueyes, loe de cabras y los
de ciervos”. Entonces, Saripulra, el hombre les da sólo cairos
de bueyes, confeccionados con las siete substancias preciosas,
provistos de bancos, con muchas campanillas, soberbiamen­
te adornados con raras y maravillosas joyas, embellecidos con
valiosos festones, decorados con guirnaldas de flores, alfom­
brados con colchones de algodón y coberturas de lana, tapi­
zados de seda blanca, teniendo a ambos lados cojines, uncidos
con blancos, bellos y veloces bueyes, conducidos por una mul­
titud de hombres. A cada una de las criaturas les da vario6
canos de bueyes del mismo tipo, provistos de banderas y pres­
tos como el viento. El hombre lo hace, Sariputra, porque sien­
do opulento y poseyendo muchos tesoros y graneros, piensa
correctamente asi: “ ¿Por qué deberia darles a estas criatu­
ras canos inferiores, cuando ellos son mis joyas? Tengo vehícu­
los tan grandes que debo tratar a las criaturas igualitariamente,
sin parcialidades. Ai poseer tanta riqueza podría dar semejan­
tes vehículos a todos los seres, cuánto más a mis propias cria­
turas”. Mientras tanto, los seres montan los carros con senti­
mientos de asombro y curiosidad. ¿Qué opinas, Sariputra, es
este hombre culpable de falsedad por sostener que iba a otor­
gar a las criaturas tres clases de vehículos y luego haberles
dado canos de un solo tipo, si bien de los mejores?
Sariputra conteató:
—De ninguna manera. Señor. Eso no es suficiente como pa­
ra calificar a) hombre de falaario, siendo que sólo era una há­
bil táctica para persuadir a sus criaturas a salir de la casa en
llamas y salvar de esta forma sus vidas. Y, además de rescatar
sus cuerpos, también recibieron regalos. Si ese hombre no les
hubiera dado ni un solo cano, aun asi tampoco podría con­
siderarse hablar en falso, porque previamente meditó cómo
salvar a las criaturas del dolor, mediante algún recurso. En este
caso, teniendo en cuenta sus riquezas e impulsado por el amor
é las criaturas, ni siquiera los engaña al darles vehículos de un
solo tipo, y menos aún si son de tal grandeza.
El Buda le replico:
—Muy bien, Sariputra. es como dices. Así, también el Ta-
thogota se encuentra libre de todos los peligros, exento de to­
do infortunio, desaliento, calamidad, dolor, angustia; ni lo en­
vuelve la espesa y oscura bruma de la ignorancia. El Gina,
dotado de sabiduría, fuerza, ausencia de duda, facultades
extraordinarias mágicos poderes, es el Padre” del mundo;
es quien ha alcanzado la mus elevada perfección en el cono­
cimiento de los hábiles medios; es misericordioso, benevolente
y compasivo. Aparece en este triple mundo —que se asemeja98

98 Es decir, asume el papel de Brahma, el padre celeslial, y todas


cullades descriptas no hacen sino confirmar su omnipotencia.
a una casa en decadencia, quemándose por las llamas de la mi­
seria— para liberar de la aflicción, del odio y de la ilusión a
los seres que están sujetos al nacimiento, la vejez, la enferme­
dad, la muerte, la angustia, el lamento, el dolor, la melanco­
lía, el desaliento y la envolvente bruma de la ignorancia, de
modo de conducirlos a la perfecta, Suprema Iluminación.
Una vez aparecido, el Buda ve cómo las criaturas son quema­
das, atormentadas, vejadas y angustiadas por el nacimiento,
la vejez, la enfermedad, la muerte, etc.; cómo debido a las
distracciones e incitados por los deseos sensuales, sufren diver­
samente. En consecuencia, tanto por lo que buscan como por
lo que han adquirido, sufrirán en futuros estados —ya sea en
el Infierno como en el mundo humano o en el de los dio­
ses— por la unión con lo que odian o por la separación de lo
que aman. Y girando incesantemente en torno a todas estas
calamidades, los hombres retozan, juegan y se divierten; no
temen; no están espantados ni embargados por el terror; no
saben ni les importa nada; no están sobresaltados; no tratan de
escapar, sino que se regocijan, correteando de acá para allá,
en este mundo que es como una casa en llamas. A pesar de es­
tar abrumados por una masa de calamidades, no conciben la
idea de prevenirse de ellas.
En tales circunstancias, el Tathagata reflexionó así-
- Verdaderamente, Sariputra, yo soy el padre de estos se­
res; debo salvarlos de estos infortunios y volcar sobre ellos
la inmensa, inconcebible bendición del conocimiento superior;
con él sí podrán solazarse y encontrar el descanso final. Pero
si, convencido de mis poderes"* y facultades100, les manifies-

*® Bala, plural balani. Son las tuerta» que hay que cultivar para destruir
lúa latos que ligan al hombre a la rueda de la transmigración. I.on diet latos
Idata tam yojanani) son: 1) ta k ka ya d lltlsi, la creencia en un alma, la ilu
sión de ser un “yo" separado de loa demás arrea (o se» la herejía de la Indi­
vidualidad), la especulación reapretó a que la propia individualidad es eter­
na. la creencia de que en uno u otro de íoa cinco tk andhat lsegún /.¡miner
a) rupa, forma, comprende los cuatro elem entos —tierra, agua, fuego,
aire—, asf com o lo que nace de ellos, es decir, todos los fenóm enos físicos;
b) vedana, sensaciones, percepciones sensibles, sentimientos; c) sanjñu,
todas las nociones que constituyen la intelección autoconaciente; d) sam*
hora, predisposiciones, inclinaciones, moldes mentales; e) miñaría, concien­
cia, discriminación, conocimiento. El primer skandha refiere al ámbito ma-94

94
to a estos seres el conocimiento, las fuerzas y la carencia de
dudas del Tathagata, sin emplear ningún recurso, ellos no es­
caparán del encadenamiento a que los someten sus cinco sen­
tidos y los placeres mundanos; no se liberarán del nacimiento,
la vejez, la enfermedad, la muerte, etc. por los cuales arden y
están atormentados. A menos que se vean forzados a dejar
el mundo - -que se parece a una casa en llamas— no podrán

terial y loa cuatro retíanles, al m ental.) existe un allá, esto es, uno entidad
permanente o inmortal, 2) vicikiecka, confusión, duda, perplejidad, incer-
tidumbre. 3 | silabbalaparamaso, el contagio vicioso de creer en los simples
ritos y ceremonias, en la infatuación de las meras obras, lo cual engendra
la ilusión de que ellos son suficientes para alcanzar la liberación espiritual;
I ) humacchonda, la excitación sensual, expresada bajo la activa, adhesiva e
impulsiva naturalria del deseo, K) v yapada, la malevolencia o mala volun-
in i harta alguien. fi| 'upo ragú el anhelo de existencia en los mundos de la
lorma tnip o lo kal, 7 1 orupamgo, el anhelo de existencia en los mundos sin
forma ta'U palokat •> elevados mundos celeste», 8) mano, orgullo, engrei­
m iento, soberbia. Ill uddhatcam , desequilibrio, agitación, excitación con ­
moción t (Os oí uta ignorancia. (Lass cinco primeros lasos son los que
ligan a este munrt •, mientras que los resu m es lo harén a los mundos su­
periores! tais cinco poderes que n o ta n los d w lasos citados son; 1) *add
tiuóisJum el poder d* la (r, 2) ririyeóofom. el poder de la energfa, 3 ) sati-
balam ei poder de la atención, i I samadhibalam. el podar de la concentra­
c ió n .y 5) pmMahafsm. si poder d e is inteligencia (R R)
"" tm tnym es una de las m is amplias r importantes categorías de la
filosofía psicológica y de la ética budistas, significando “principio regula-,
dor, fueras directiva, flan, dinamia" Tiene las siguientes aplicaciones;
A) seiaanrtai con referencia • la percepción y a tu función, son seis: 1)
ra ieh u ojo o facultad de la (talón, 2> sol, ofdo o facultad de la audición;
.u ib a n , naris o facultad del olfato; ij>m h, lengua o facultad del gusto;
ó) hay. sensación corporal; 6j man. la mente o facultad del pensamiento.
U) material, con referencia s tos aspectos objetivos de materia y forma,
especie, característica, principio determinante. »igno, marca; son tres:
? i iIth el sexo femenina o Is feminidad. 0) puri». el sexo masculino o
mnsi-uliniibd. 91 pvif rula o vitalidad C) em ocional, con referencia a los
m odos, son cm ro. 101 auéfc. el placer. 11) d u kkh , el dolor; 12) tomonas»,
lit nlegvi« 13) drtmaaass, la tristeza, I4j upekh, indiferencia hedonfstica.
Hi moral, to n referencia s los motivos directores de la acción; son cinco:
IM toddli. Is tr. Ill) C'lrty, b energfa. 17 I sol. la atención; IBjaamodh, la
concentración, 10| paAñ. la intaligencb o razón, E) intelectual, con refe­
rencia al conocim iento y a la introspección, son tres: 20) anaññata-ñossa-
m il, el pensamiento de llegar a conocer lo desconocido; 21) aññ, la gnosis;.
22) aññota, aquel que conoce. (RR)
Parecerían superpuestas las facultades 15 a la 19 con los cinco poderes
descriptos en la nota 99, pero HK aclara que estos úlimos son las faculta
des en acción o más desarrolladas.95

95
entrar en contacto con el conocimiento superior. Sariputra,
así como el hombre de nuestra parábola sin utilizar su fuer­
za, atrae a las criaturas fuera de la casa mediante un hábil
recurso y luego les da magníficos carros, de esta misma forma el
Tathagata, dotado de sabiduría, sin usarla, muestra tres vehícu­
los: el de los discípulos; el de los Pratyekabuddhas y el de los
Bodhisattvas. Por medio de ellos, atrae a las criaturas y les dice:
“No os deleitéis en el triple mundo —que es como una casa en
llamas—, con sus miserables formas, sonidos, olores, sabores y
texturas. Porque deleitarse en los sentidos es arder e inflamarse
con la inseparable sed que ellos provocan. Huid; recurrid a los
tres vehículos. Prometo daros los vehículos si huís del mun­
do’'. Y para atraerlos les digo que estos vehículos son grandes,
alabados por los nobles, provistos de las cosas más placenteras
con las cuales divertirse y entretenerse de una manera no mise­
rable, sintiendo el efecto de los poderes, las facultades, las
meditaciones, las emancipaciones y la concentración; todos
ellos factores que brindan felicidad y alegría.
El Buda siguió exponiendo:
—Sariputra, los seres que se han vuelto sabios tienen fe
en el Tathagata, el Padre del mundo, y por lo tanto se apli­
can a realizar sus mandamientos. Entre ellos hay algunos que.
deseando seguir el dictado de una voz autorizada, se afanan
para adquirir el conocimiento superior en pro de su comple­
to Nirvana. Estos son los que, codiciando el vehículo de los
discípulos, huyen del mundo, así como las criaturas que lo
hacen de una casa en llamas, impulsadas por el deseo de con­
seguir un carro uncido con ciervos. Otros seres, deseosos de
ciencia, de autorrestricción, de tranquilidad, se aplican a reali­
zar los mandamientos del Tathagata para comprender las cau­
sas y efectos, en pro de su completo Nirvana. Ellos son los que
ansian el vehículo de los Pratyekabudas y huyen del mundo
—como de una casa en llamas- impulsados por el deseo de con­
seguir un carro uncido con cabras. Por último están los que
siguen los mandamientos del Gina para entender el conocimien­
to, los poderes y la carencia de dudas del Tathagata, en benefi­
cio de la prosperidad y la felicidad de todos los sores, por com­
pasión al mundo y en pro del completo Nirvana para cada
criatura. Estos, ansiando el gran vehiculo, huyen del mundo,
son llamados bodhisattvas y pueden asemejarse a quienes es­
capan de una casa en llamas impulsados por el deseo de con­
seguir un carro uncido con bueyes>ul. De la misma manera,
Sariputra, como ese hombre, viendo que sus criaturas ya se ha­
llan fuera de peligro, les da un solo tipo de carro, asi' el Ta-
thgata comprobando que incontables seres se han recobrado
del mundo —liberándose de la pena, el terror y la calamidad-
obedeciendo los mandamientos del Gina, él les conduce al
desenvolvimiento, a !a bendición del Nirvana, mediante un so­
lo tipo de vehiculo: el del Buda. Pero no enseña un Nirvana
particular para cada ser, sino que los impulsa a todos al mismo
Nirvana que él alcanzó. A esos seres, rescatados del mundo,
el Tathagata lee da como juguetes —para distraerlos con los
excelsos placeres de I06 nobles- los entretenimientos de la
meditación, la emancipación y la concentración. Y asi como
no puede acusarse a ese hambre de falsario por ofrecerles
a las criaturas la perspectiva de tres vehículos y luego darles
uno solo, tampoco el Tathagota incurre en falsedad cuando me­
diante un hábil recurso primero saca a relucir tres vehículos y
luego conduce al completo Nirvana a través de un solo gran
vehículo. Porque el Gina, Sariputra. que es rico en tesoros y
almacena abundantes poderes, es capaz de enseñarles a todos
los seres la Ley conectada con el conocimiento superior. En
este sentido es que hay que entender por qué el Tathagata
muestra un solo vehículo.
En esa ocasión, el Señor pronunció las siguientes estrofas:
39. Un hombre tiene una vieja mansión, grande pero muy
inestable; sus terrazas decaen y las columnas están carcomi­
das en sut bases.
4r * ventanas y balcones se hallan parcialmente arrui­
nada * la pared, sus yesos y decorados se desprenden; la

Nótese cóm o, de loa tres tipos de teres, los dos primeros —discf-
pulot y P ra tytka b u d a t— responden a la corriente Hinayana (Pequeño Ve­
hículo) del budismo por aspirar al com pleto Nirvana sólo para sí mismos, -
mientras que el tercero —el bodhúattva— se inscribe en la vertiente Maha
yana (Gran V ehículo) al pretender la Liberación para todos los aeres.
albardilla muestra desgarros del tiempo y el techo está aguje­
reado por doquier.
41. Está habitada, aunque sus placares están llenos de su­
ciedades.
42. Sus cielorrasos están arruinados; los divisorios derrum­
bados, e infinidad de pájaros —como buitres, palomas y le­
chuzas—anidan en el interior de la casa.
43. En cada rincón hay temibles serpientes venenosas, es­
corpiones y ratas, así como perversas alimañas de todo tipo.
44. Además, uno puede toparse aquí y allá con seres no per­
tenecientes a la raza humana. Apesta a excrementos y orina,
está llena de gusanos, insectos y polillas; resuenan en ella au­
llidos de perros y chacales.
45. En ella hay horribles hienas acostumbradas a devorar
carcazas humanas y muchos caninos buscando golosamente
cadáveres.
46. Estos animales, debilitados por una hambruna perpe­
tua, merodean por doquier para cebarse de sus presas y, dispu­
tándoselas, llenan el lugar con sus gritos. Así es esta horrible
mansión.
47. También hay en ella duendes malignos que violan los
cuerpos, y en varios sitios anidan víboras y culebras.
48. Estas bestias se arrastran hacia todos los rincones
donde depositan sus crías, las cuales son frecuentemente de­
voradas por los duendes.
49. Y cuando éstos se han saciado, de inmediato comien­
zan a pelearse entre ellos.
50. También hay temibles bribones, algunos de tan sólo
un palmo, otros de un codo o dos, pero todos muy ágiles.
51. Ellos están habituados a apoderarse de los perros por sus
patas y estrellarlos contra el piso, atenazando lüego sus cuellos
hasta liquidarlos.
52. Allí también moran quejosos fantasmas desnudos, blan­
cos, negros, altos, bajos, quienes hambrientos y buscando ali­
mentarse, van emitiendo llantos angustiosos.
53. Algunos tienen picos como agujas, otros tienen caras
vacunas; son de tamaño humano o canino; tienen pelos enma­
rañados y emiten plañideros llantos de hambre.
54. Esos duendes, fantasmas, trasgos, como buitres siem­
pre están mirando en todas direcciones a través de las ven­
tanas y troneras en busca de comida.
55. Tal es la terrible mansión, grande y de jerarquía, pero
inestable, llena de agujeros, frágil y lúgubre.
56. Y mientras su propietario se halla en el exterior, ella es
alcanzada por sus cuatro costados por una masa llameante.
57. Las vigas y cabrios son consumidos por el fuego; las
encendidas columna> y divisorios crepitan horriblemente mien­
tras aúllan los duendes y los fantasmas.
58. Los buitres salen por centenas; los bribones se reti­
ran con los rostros abrasados; innumerables dañinas bestias
de presa corren por todas partes, chamuscadas, gritando y
llorando.
59. Muchos pobres diablos deambulan victimas del fuego, y
mientras arden se desgarran unos a otros con los dientes y mu­
tuamente se salpican con sangre.
60. Allí también perecen las hienas en el acto de comerse
entre sí. Los excrementos se calcinan y un repugnante hedor
se esparce en todas las direcciones.
61. Los gusanos que tratan de huir son devorados por los
bribones. Los fantasmas incendiados revolotean, perturbados
por el hambre y el calor.
62. En tal estado se encuentra esa inmunda mansión, a la
cual miles de llamas acometen por todas partes.
63. Pero el hombre contempla esto desde el exterior y oye
a las criaturas —cuyas mentes están concentradas en el juego
que las entretienen—tal como los tontos en su ignorancia.
64. Entonces se dirige a ellos, diciéndoles
65. ‘Esa casa miserable, espantosa, se halla presa del fuego;
66. Además allí hay víboras, perversos duendes, bribones,
fantasmas, hienas, jaurías de perros y chacales y buitres bus­
cando víctimas.
67. Todo esto sucede en esa mansión.*’
68. Sin embargo, las tontas criaturas, pese a la exhortación,
desoyen las palabras del padre, embaucadas como están por sus
juguetes; ni siquiera les entienden.
69. Luego el hombre piensa: “Estas criaturas me provocan
una gran ansiedad. Son mis hijos y no quiero que perezcan por
el fuego."
70. De inmediato se le ocurre un plan; como las criaturas
son aficionadas a los juguetes, les dice:
71. “Oíd, hijos míos; tengo carros de distinto tipo, sober­
bios, grandes, completamente equipados y uncidos con cier­
vos, cabras y bueyes.
72. Están aquí afuera; corred y haced de ellos lo que que­
ráis; los he mandado a fabricar para vuestro entretenimien­
to."
73. Todas las criaturas, oyendo esto, salen precipitadamen­
te al exterior, liberándose así del peligro.
74. Viendo que las criaturas han salido, el hombre se sien­
ta a descansar, aliviado, y piensa:
75. “Estos pobres hijos míos, que he recuperado con di­
ficultad, estaban encerrados en una casa terrorífica, misera­
ble y llena de alimañas.
76. Y mientras ardía, envuelta en miles de llamas, ellos se
entretenían allí jugando, pero ahora los he rescatado por lo
que me siento muy feliz."
77. Las criaturas, viendo su alegría, se aproximan y le
dicen: “Querido padre, danos, como nos has prometido, esos
vehículos de tres tipos,
78. Cumple con tu palabra, ahora que ha llegado el mo­
mento.” 7980123
79. El hombre que poseía abundantes tesoros en oro, pla­
ta, piedras preciosas, perlas, metálico, esclavos, sirvientes,
vehículos diversos,
80. Carros hechos de substancias preciosas, uncidos con
bueyes, excelentes, con bancos, campanillas, sombrillas, ban­
deras, adornados con gemas,
81. Embellecidos con oro y festones por todas partes;
cubiertos con excelente paño y finísima muselina blanca;
82. Equipado con colchones de seda, cojines, alfombras
seleccionadas mostrando figuras de cisnes y grullas, todo ello
de gran valor.
83. Los carros están uncidos con bueyes blancos, bien ali-
mentados, fuertes, grandes, finos y atendidos por numerosas
personas.
84. El hombre les da esos excelentes carros y sus criatu­
ras, encantadas con ellos, juegan desplazándose en todas direc­
ciones.
85. De la misma manera, Sariputra, yo, el gran Profeta, soy
el protector y padre de todos los seres; y todas las criaturas,
parecidas a niños que son cautivados por el mundo, son mis
hijos.
86. Este mundo es tan terrible como esa casa, abrumado
por los demonios, enteramente inflamado en los cuatro cos­
tados por todo tipo de calamidades.
87. Pero yo, que estoy desligado del mundo, vivo retira­
do en un bosque ' El mundo es mi dominio y los que en él
sufren un quemante calor1'1*, son mis hijos.
88. Les hice notar las maldades que existen para salvarlos,
pero no me escuchan porque son ignorantes y sus corazo­
nes están encadenados a los placeres sensoriales.
89. Entonces empleo un hábil recurso y les hablo de los
tres vehículos, mostrándoles los medios para evadirse del
mundo.
90. Los que adhieren a mi', los que son poderosos en las
facultades trascendentes, los Pratyekabudas, los Bodhisatt-
vas,
91. Y los que igualmente son mis hijos, a ellos les exhi­
bo, mediante esta excelente alegoría, el único vehículo, el
del Buda, y les digo: "Recibidlo y os convertiréis en Ginas. ”
92. El conocimiento de los Dudas es lo más excelso, su­
blime y exaltado que existe en el mundo.
93. Los poderes, las meditaciones, los grados de emanci­
pación y la auto-concentración son las interminables y delei­
tosas virtudes de este vehículo.
94. Y jugando con él, se pasan los días, las noches, las
quincenas, los meses, las estaciones, los años, los kalpas.
95. Este es el excelso vehículo de joyas que diversos Rod- ^10

101 Vana además de "bosque" significa “región nubosa".


109 El calor de las pasiones mundanas.

101
hisattvas y discípulos, siguiendo al Sugata, emplean para lle­
gar a la cima de la Iluminación.
96. Debes saber, Sariputra, que no existe un segundo
vehículo que pueda hallarse en este mundo, aunque los bus­
ques por todos lados, aparte del recurso usado por el más ele­
vado de los seres.
97. Vosotros sois mis hijos, y yo vuestro padre, quien
os ha removido del dolor del mundo, del temor y el peligro,
cuando habéis estado ardiendo durante incontables kalpas.
98. Predico el Nirvana y, a pesar de que aún no habéis al­
canzado el reposo final, os rescataréis del problema que sig­
nifica el mundano rotar.
99. Los Bodhisattvas aquí presentes obedecen mis reglas.
Tal es la habilidad del Gina que disciplina a muchos Bodhisatt­
vas.
100. Cuando las criaturas de este mundo se deleitan en ba­
jos y despreciables placeres, el Jefe del mundo —que siempre
dice la Verdad- señala al dolor como la primera gran Ver­
dad.
101. Y a los que son ignorantes y demasiado primitivos
como para descubrir la raíz de dicho dolor, les abro el cami­
no, diciéndoles: “La pasión es el origen del dolor.” Esta es la
segunda Verdad.
102. Siempre hay que tratar de desapegarse, de suprimir
las pasiones. La tercera Verdad es esa supresión que permite
salir del cautiverio,
103. Que permite la emancipación de las quimeras, aunque
así no se alcance aún el completo reposo.
104. Y nadie alcanza el reposo final antes de haber obtenido
la Suprema Iluminación, porque esa es la voluntad del regente
de la Ley104, que ha aparecido en este mundo para conducir
a la beatitud.
105. Esto, Sariputra, es el texto definitivo de mi Ley, que
ahora predico en todas las regiones por última vez, para bienes­
tar del mundo entero.

104 Dharmaraga. raga = rey. Es también el ep íteto de Yama, el Señor


de la muerte, el domador de los seres, el maestro de dioses y hombres.102

102
106. Y si alguien dice: “Acepto alegremente estas palabras”,
y da muestras de la mayor reverencia, puedes considerar a ese
ser como incapaz de retroceder en su desenvolvimiento.
107. Para creer en este sutra uno debe haber visto anterio­
res Tathagatas, haberles tributado honores y oído una Ley si­
milar.
108. Para creer en mi suprema palabra, uno debe haber­
me visto; tú y la asamblea han contemplado a estos Bodhi-
sativas.
109. Este sutra es apto para confundir al ignorante. No lo
pronuncies antes de haber penetrado en el conocimiento su­
perior; ni siquiera es adecuado para la jerarquía de discípulos
o de Pratyekabudas.
110. Pero tú, Sariputra, a pesar de tu buena voluntad, no te
apresures a hablarle a los discípulos; ellos ya penetrarán en
mi fe.
111. Tampoco toques este tema con los arrogantes, ni con
los engreídos, ni con los yogis que no son auto-restringidos,
ni con los tontos que, siempre revolcándose en los placeres
sensuales, desdeñan ciegamente la manifestación de la Ley.
112. Ahora escucha el deplorable resultado de despreciar
mi habilidad y las reglas que el Buda ha fijado para el mun­
do; cuando uno, con hosco semblante, rechaza el vehículo.
113. Entérate del destino de quienes objetan un sutra co­
mo este, ya sea durante mi vida o después de mi Nirvana,
o de quien ha maltratado a monjes.
114. Después de desaparecer de entre los hombres, mo­
rarán en el infierno mis bajo durante un kalpa entero y luego
caerán cada vez más, pasando a través de repetidos nacimien­
tos durante incontables kalpas.
115. Y cuando se han esfumado de entre los habitantes del
infierno, descenderán a la condición de bestias —perros y cha­
cales—para convertirse en la diversión de los demás.
116. Bajo tales circunstancias, crecerán negruzcos, man­
chados, cubiertos de llagas, sarnosos, pelados y enclenques.
Así padecerán quienes han sentido aversión a mi Suprema
Iluminación.
117. Serán despreciados aun entre los animales; chillarán103
103
al ser golpeados con piedras o armas; por doquier los amena­
zarán con palos y sus cuerpos se extenuarán de hambre y de
sed.
118. A veces se convertirán en camellos o asnos, llevando
cargas y serán azotados con látigos o varillas; estarán cons­
tantemente ocupados con pensamientos de comida.
119. En otros tiempos se volverán desagradables chaca­
les, medio ciegos y cojos; serán desamparadas criaturas ve­
jadas por los niños, que les tirarán piedras.
120. Huyendo de todas partes, deambularán torpemente
sin sosiego.
121. Otros, sin pies, se arrastrarán sobre sus panzas; ser
devorados por otros animales es el horroroso castigo que de­
ben sufrir por haber desdeñado un sutra como éste.
122. Los que no tienen fe en mis palabras, cuando asumen
forma humana, nacen rengos, mutilados, pervertidos, tuer­
tos, ciegos, torpes y primitivos.
123. Nadie se queda al lado de ellos: sus bocas emiten un
aliento pútrido; un espíritu maligno entra en el cuerpo de lo6
que no creen en la Suprema Iluminación.
124. En la necesidad, se ven obligados a realizar labores
serviles, siempre para otros. Febriles y sujetos a muchas en­
fermedades, erian por el mundo desprotegidos.
125. El hombre a quienes sirven no desea retribuirles en
demasía y lo que les da pronto se les pierde. Tal es el fruto
de la corrupción.
126. Hasta los remedios mejor preparados, administrados
por hombres capaces, en tales circunstancias no hacen sino
incrementar sus enfermedades y sus males no tienen fin.
127. Algunos cometen asaltos, pendencias y actos de hos­
tilidad, mientras que otros roban bienes; todo esto realiza
el pecador.
128. Los que desdeñan mis reglas nunca ven al Señor del
mundo, al Rey de reyes, rigiendo la Tierra, porque están con­
denados a nacer en un tiempo equivocado.
129. El tonto no escucha la Ley; es sordo e insensible y nun­
ca encuentra reposo por haber despreciado la Iluminación.
130. Durante innumerables kalpas —tantos como los gra-
nitos de arena del Ganges— será torpe y defectuoso; éste es
el maligno resultado de haber rechazado este sufra.
131. El infierno es su jardín; su morada un lugar de infor­
tunios; continuamente viven entre asnos, cerdos, chacales y
perros.
132. Y cuando asume forma humana, es ciego, sordo, estú­
pido, siervo, y siempre pobre.
133. Las enfermedades, las heridas, las costras, la sarna,
la tiña, la lepra, las ronchas y los hedores serán sus atavíos y
ropajes.
134. Su visión es turbia para distinguir la realidad. Su ira es
poderosa en él y su pasión es muy violenta; siempre se delei­
ta con visceras animales.
135. Podria, Sariputra, seguir un kalpa entero enumerando
las maldades de quien desdeña mi sufra, y aún asi no termina­
ría.
136. Como soy cauto, te ordeno, Sariputra, que no expon­
gas un sufra como éste delante de los tontos.
137. Pero aquéllos que son sensibles, instruidos, creyentes,
inteligentes, sabios y que procuran la Suprema Iluminación, a
ellos puedes exponerles su real significado.
138. Aquéllos que han visto incontables Budas, que han
plantado innumerables raices de bondad y asumieron el so­
lemne voto, ellos merecen oírlo.
139. Quienes, llenos de energía y humanidad, han desa­
rrollado durante mucho tiempo el sentimiento de ternura,
dando su cuerpo y su vida, en su presencia puedes predicar
este sufra.
140. A los que muestran mutuo amor y respeto, que no
alternan con los ignorantes y se contentan con vivir en ca­
vernas, a ellos ex pone les este santificado sufra.
141. Si llegas a ver hijos del Buda que se apegan a virtuosas
compañías y evitan las malas, revélales este sufra.
142. Quienes no han quebrado sus votos morales, son pu­
ros como gemas; a ellos y también a los devotos del estudio
puedes exponerle este sufra.
143. Los que no son irascibles, siempre sinceros, llenos de105
105
compasión por todos los seres vivientes y respetuosos de los
Sugatas, ante ellos puedes exhibir este sutra.
144. A uno que está en la congregación, sin dudas ni dis*
tracciones mentales, y expone la Ley mediante innumera­
bles argumentos, a él manifiéstale este sutra.
145. Quien, deseoso de adquirir el conocimiento superior,
respetuosamente alza sus manos juntas, o que busca por todas
partes a fin de encontrar algún monje dotado de sagrada elo-
cuentia;
146. El que conserva en la memoria los grandes sufras, sin
inclinarse por otros textos, ni retiene tan sólo una estrofa de
otros trabajos, a todos ellos puedes brindarles este sublime
sufra.
147. El que busca un sufra tan excelente como éste, y que
después de obtenerlo lo venera, es como el hombre que porta
una reliquia del Tathagata que ardientemente ha deseado.
148. No te preocupes por otros sufras ni otros textos que
enseñan filosofías profanas; tales obras sólo son adecuadas
para los tontos; evítalas y predica este sufra.
149. Durante un kalpa entero, Sariputra, podría hablar
de esto, pero ya es suficiente: puedes revelar este sufra a to-
dos los que procuran la Suprema Iluminación.106

106
CAPITULO IV

DISPOSICION > W iN 6 t)

A medida que los venerables Subhuti, Mahakatyayana,


Mahakasyapa y Mahamandgalyayana oían esta Ley y el futu­
ro de Sariputra, destinado a la SupremB Iluminación, eran im­
pactados por el asombro, la admiración y el arrobamiento.
Al instante te levantaron de sus asientos y se acercaron al
Señor; después de cubrir sus hombros con la capa, hincar la
rodilla derecha en tierra y alzar las manos juntas, sus cuerpos
te inclinaron y respetuosamente se dirigieron ol Gina en este
tono:
—Señor, somos los ancianos, honrados por esta asamblea
de monjes. Gastados por los años, suponemos haber alcan­
zado el Nirvana, pero no nos esforzamos por obtener la Su­
prema Iluminación; nuestras fuerzas y nuestro ritmo no son
los adecuados para ello. A pesar de que el Señor predicó la
Ley y que nosotros lo hemos atendido, no somos capaces de
percibir que todo es Vacío10*, sin logro10* y no determina-
do107. Por otra parte, hemos exhortado a los Bodhisattvas

iM Ver nota 89 A d on is, H Uhammapada, versículo 92, afirma al res­


pecto "Cual U ruta de Isa ave» en *1 cielo, así e i difícil de seguir la ruta de
aquellos que nada guardan, que comen lo debido, que han entrado en la
liberación inrnndicionade y vacía " I Versión de Leonor Cal vera, ed. Hast i
napura, Bs. A». 1983).
106 El logro (propti. alcanzar; labdhi, conseguir) implica ser consciente
del apego a una comprentión que resulta de razonamientos relativos.
107 Apranihita, lo impremeditado.
107
y los hemos instruido en el conocimiento superior, sin con­
cebir acerca de ello ningún pensamiento caprichoso. Ahora,
Señor, hemos oido de ti que también los discípulos están pre­
destinados a la Suprema Iluminación. Estamos asombrados,
perplejos y estimamos como una gran ganancia habernos en­
terado hoy de estas palabras jamás oídas antes. Hemos adqui­
rido una magnífica joya que no buscábamos, ni esperábamos,
ni pretendíamos. Ahora todo se ha clarificado para nosotros.
Los venerables siguieron exponiéndole al Tathagata sus
pensamientos:
—Nosotros también tenemos un caso para presentarte. Un
hombre se fue del hogar paterno; durante años —veinte, treinta,
cuarenta y cincuenta— vivió en distintos lugares. En ese lap­
so, el padre se convirtió en un gran magnate, mientras que
el hijo sigue siendo pobre; éste, buscando quehaceres para
proveerse de comida y vestimenta deambula en todas direc­
ciones. El padre se muda a otro país, llevándose sus bienes,
oro, plata, granos, lapislázuli, gemas, perlas, corales, esclavos,
sirvientes, jornaleros, elefantes, caballos, carros, vacas y ove­
jas. Mantiene una numerosa comitiva, posee inmensos terri­
torios y además realiza vastos negocios financieros, de agri­
cultura y de comercio. Cierta vez, el hijo, atravesando villas
y pueblos, ciudades y capitales, provincias y reinos, llega al
lugar donde reside el padre. Ahora bien, el padre —dueño de
tantas riquezas- siempre pensaba en ese hijo que hacía tan­
tos años se había retirado, pero nunca expresó sus pensamien­
tos delante de otros; esta idea sólo languidecía en su interior.
El cavilaba así: “Soy viejo y poseo muchos tesoros, pero no
tengo hijos. Es lamentable que yo perezca y todo esto sea
desaprovechado. ;Qué feliz &ería si mi hijo pudiera gozar de
esta masa de bienes! ’’
Esta parábola continuó siendo desarrollada por los vene­
rables en este tono:
—Mientras tanto, Señor, el hombre pobre, en busca de co­
mida y vestimenta se fue aproximando gradualmente a la ca­
sa del hombre rico. El padre estaba un día sentado a la puerta
de su mansión, rodeado y servido por una multitud de Brah-108

108
manes, Kshatriyas, Vaisyas y Sudras,0B; reposaba con gran
pompa en un magnífico trono apoyado sobre una tarima de­
corada con oro y plata y, al tiempo que manejaba sus cuantio­
sos negocios, bajo un toldo adornado con perlas, flores y guir­
naldas de joyas, era abanicado con hojas de plantas. El hom­
bre pobre vio a su propio padre sin reconocerlo y se sintió alar­
mado, embargado por un sentimiento horripilante y su mente
estremecida por este pensamiento: “ Inesperadamente me he
topado con un rey o un ilustre. La gente como yo nada tiene
que hacer en un lugar como éste; es en las calles donde los
pobres encuentran mejor, sin dificultad, su comida. Más vale
me voy de aquí sin más dilación, no sea que me pongan a hacer
trabajos forzados por incurrir en alguna ofensa.” Entonces,
Señor, el hombre pobre parte velozmente, huye, no se expo­
ne a los peligros. Pero el hombre rico, sentado a la puerta de
su mansión, reconoce al hijo a primera vista; por lo tanto,
está contento, encantado, deleitado, lleno de gozo y alegría.
Piensa “ ¡Qué maravilla; ha sido encontrada quien disfrutará
esta plenitud de bienes! El, en quien be estado pensando una
y otra vez. está aquí, ahora que soy viejo."
Luego, la parábola traída a colación por los venerables,
siguió en estos términos:
-A l instante, despacha emisarios a quienes dice: “ Id y traed­
me a ese hombre”. Los interpelados van a toda velocidad y

,W La» cuatro castas liorna) Brahm onrt, sacerdote*, Kshalnya». no­


ble* y guerrero», VWyo*. agricultores y ganadero*, y Sutirat, el re»to de lo*
hombre*. Debajo están lo* Aipriihya* o Paria*, intocables, que debido a I*
impure** de cu origen eatin « lu id o s de 1* sociedad y de I* religión. Les
t m printer»» casa* forman el grupo ario y la cuarta representa a la pobla­
ción indígena sometida e Integrada a la comunidad El origen divino de la*
castas es relacionado por la* ''Leyes de Menú" con el mito del Ser primor­
dial la» cuatro casia* habrían surgido, respectivamente, de la boca, brazo*,
muslos y pie» de Brahma El "Bhagovad Cita" proclama que el primer
deber de todo hindú r» observar les regla» de ru ra*ta, criterio obiervado
por m is de tres mil anos y a p e » de loa intento» reformadores com o el
Brahma Sameu (Sociedad de Brthme). La Constitución del nuevo estado
indio ha abolido el sistema de casta* (Z) A su vez, las castas poseen colorea
que las identifican: blanco, rojo, amarillo para las tres primeras y negro
para la no aria. Por eso, en varias partes de este Sutra —por ejemplo, capí­
tulo III, estrofa 116 o capítulo XIII, estrofa 56, etc.— se considera un ha­
lago no nacer "negruzco".109

109
se apoderan del hijo quien, aterrorizado, alarmado, embarga­
do de temor, agitada su mente, lanza angustiosos lamentos,
grita y exclama: “No os he ofendido”. Pero ellos arrastran
violentamente al hombre pobre, a pesar de sus siiplicas. El,
paralizado por una sensación de horror, piensa: ‘Temo que he
de ser castigado con la pena capital; estoy perdido”. Se desmaya
y cae a tierra. Su padre, acongojado y próximo a perder el
aliento, le dice a los sirvientes: “Ño lo llevéis de esa manera”.
Al mismo tiempo, lo rocía con agua fría, sin decirle nada.
El hombre rico, sabedor de su elevada posición, comprende
la actitud sumisa del pobre, pero se cuida muy bien de acla­
rarle que él es su hijo. Llama a uno de sus sirvientes y le dice:
“Ve. y dile a ese hombre que es libre de ir adonde quiera".
El sirviente obedece; el hombre pobre queda asombrado al
oír estas palabras y comienza a alejarse de ese lugar. El padre,
para atraerle, pone en práctica un hábil recurso. Para ello em­
plea a dos hombres deformes y de prosperidad dudosa. Les di­
ce que vayan y contraten al hombre pobre para realizar la­
bores en su casa por un jornal doble del común, y les instru­
ye que si el hombre preguntara qué clase de labores, le digan
que es para limpiar la suciedad acumulada. Los dos sirvien­
tes buscan aJ hombre y lo comprometen para la tarea asigna­
da. Entonces, entre los tres realizan esa labor por la paga pro­
metida, mientras residen en un cobertizo de paja vecino a la
mansión del patrón. Este observa a través de la ventana a su
propio hijo limpiando la suciedad y nuevamente se ve im­
pactado por el asombro de este hallazgo.
Luego, la historia siguió desarrollándose así:
—El dueño de la mansión deja de lado su sortija, aparta sus
suaves, limpios y finos atavíos, se pone una prenda sucia, toma
un canasto en la mano derecha, lo embarra y se acerca al hi­
jo, a quien saluda de lejos, diciéndole: “Por favor, toma este
canasto y sin demora quítale el polvo". Mediante este recurso,
se las ingenia para hablar con su hijo. Luego agrega: “Quédate
a mi servicio; te daré una paga extra y puedes pedirme lo
que quieras, ya sea un pote, una vasija, una marmita, leña, sal,
comida o ropa. Tengo una capa vieja; si la deseas, te la daré.
Cualquier utensilio que anheles, lo tendrás de mí. Mírame eo­lio
lio
mo si yo fuera tü padre, ya que soy viejo, y tú joven. Además,
me has prestado un gran servicio limpiando la suciedad, sin
dar jamás muestra de debilidad, perversión, arrogancia o hipo­
cresía. No he descubierto en ti los vicios tan comunes en los
otros sirvientes; por eso de aquí en más eres como mi propio
hijo". Desde ese entonces, el hombre rico se dirige al pobre
por el nombre de “hijo" y este se siente como tal frente al
anciano. Así, después de extrañar tanto a ese hijo, el padre lo
tiene a su servicio durante veinte años, al final de los cuales
el hombre pobre termina por hallarse muy a gusto, entrando
y saliendo de la mansión, a pesar de seguir habitando el cober­
tizo. Al tiempo, el dueño de casa cae enfermo y presiente que
su muerte no está lejana. Entonces le dice a su hijo: ‘‘Poseo
abundante metálico, tesoros y graneros. Estoy muy enfermo y
deseo tener a alguien a quien cederle mis bienes, alguien que
los recoja. Acéptalos ya que tú eres tan dueño de ellos como
yo y por eso no debes desecharlos". Así es como el hombre
pobre acepta los valores aunque para él poco significan —no
mas que un puñado de harina—; sigue viviendo en el cober­
tizo y considerándose tan pobre como antes.
Los venerables continuaron exponiendo esta parábola de la
siguiente forma*
—Después de un tiempo, el dueño de casa percibe que su
hijo está capacitado para ahorrar y lo encuentra maduro, men­
talmente desenvuelto y consciente de su pasada pobreza.
Aproximándose la hora de su muerte, manda llamar al here­
dero y lo presenta a un grupo de gente que congrega a ciuda­
danos y autoridades, emitiendo estas palabras: “Oíd, señores;
éste es mi propio hijo, el que he engendrado. Hace cincuenta
años que desapareció de su ciudad natal y, al reencontrarnos,
le dejo todas mis rentas, y todos mis bienes personales deben
ser acreditados como suyos” El hombre pobre, al oír tal afir­
mación quedó asombrado y maravillado; pensó: "Inesperada­
mente he obtenido metálico, tesoros y graneros". De la misma
forma, Señor, nosotros representamos a los hijos del Tathagata
y estamos oprimidos por tres dificultades, a saber: la dificul­
tad del dolor,'09 la dificultad de las concepciones110 y la di-
109 D ukkha, dolor, la primera de las "Cuatro Nobles Verdades”, que el
a1
111
ficultad de la transición.1" En el mundano rotar nos hemos
adaptado a sus bajezas; por eso el Señor nos ha incitado a refle­
xionar en las leyes inferiores como si ellas fueran similares a
un montón de suciedad. Una vez que hemos tomado conscien­
cia sobre esta situación, nos hemos esforzado por buscar como
recompensa el Nirvana y estamos contentos con lo que hemos
obtenido. Pero el Señor no pone atención en nosotros como
tampoco dice que el tesoro del Tathagata nos pertenecerá, pese
a que hábilmente nos apunta como sus herederos. Y nosotros
no anhelamos impacientemente disfrutar de esta herencia por­
que estimamos que ya es una gran ganancia haber recibido del
Señor el Nirvana. Predicamos a los Bodhisattvas un sublime
sermón acerca del conocimiento superior; lo explicamos,
exhibimos y demostramos sin encapricharnos con él porque el
Tathagata, por su habilidad, sabe de nuestra disposición, mien­
tras que nosotros la desconocemos. Por esta misma razón es
que el Señor acaba de decimos que para él somos c mo sus
hijos y, por lo tanto, sus herederos. Pero aunque el nivel sea
bajo, el Señor percibe nuestra fuerza interior y nos «plica la

Buda —en el "Sermón de Benarés"— definió así: “ El nacimiento es dolor,


la vejez es dolor, la enfermedad es dolor, la muerte es dolor, la unión can
aquello que no se ama es dolor, la separación de lo que se ama es dolor, no
alcanzar su deseo es dolor; el objeto de los sentidos es dolor".
1,0 Sam tkara HK afirma que son impresiones morales y mentales tran­
sitorias. EW habla de residuos y tendencias del patudo, mientras que FK
las divide en 1) las fuerzas activas o principios; 2) la forma kármicu o la
individualidad en un pasado, y 3) formaciones mentales fijas, impresiones
de viejos hábitos o experiencias acumuladas en las zonas subconscientes
No debe ser confundido con el término similar tam tam que es la indeter­
minada serie o ciclo de existencias. La comparación común ex la de una
sucesión de olas (cada existencia no es más que "una ola en el rio del
tom sora”), igualmente evoca la imagen de la rueda que gira sin cesar. El
tamsara, con toda la fuerza acumulada de las pasiones y de los dolares,
arrastra, a un ciclo infinito a la multitud de teres. En ovni ido similar expre
sa: las vicisitudes de la vida y la muerte, In inestabilidad de la» cosas, la
inquietud de la vida mundana, la agitación del egoísm o, la vanidad de la
existencia, etc. (Z)
111 Transición o evolución. Se refiere al paso del estado de ignorancia
al del conocim iento. Es muy común en el budismo asemejar estos dos
estados a las costas de un río, y a la Doctrina com o la balsa necesaria parn
atravesarlo. El concepto de paramita (otra orilla) —ver nota 47— implica
esta transición.
denominacibn de Bndhisattvas; no obstante, tenemos el doble
lugar: por un lado somos seres inferiores y por otro debemos
elevar a los Bodhúattvasn i a la Suprema Iluminación. Cono­
ciendo esto es que el Gino ha confirmado nuestra herencia:
la inesperada obtención, en tanto hijos del Tathagata - y sin
anhelarlo-, del tesoro de la omnisciencia, el que no hemo6
deseado, ni buscado, ni esperado, ni pedido.
En esa ocasión el venerable Maha-Kasyapa pronunció las
siguientes estrofas:
1. Estamos bajo el efecto del asombro, la maravilla y el
arrobamiento al oír una voz; es una voz amorosa la del Maes­
tro.
2. En poco tiempo hemos adquirido un impensable montón
de joyas que no habíamos requerido.
3. Es como la historia de un joven que, seducido por perso­
nas tontas, se alejó del padre y vagó por distintos lugares.
4. El padre lamentó que su hijo se fuera y ¿1 mismo estuvo
errando en su búsqueda durante no menos de cincuenta años.
5. Hasta que se estableció en una gran ciudad, donde cons­
truyó su morada, bendecida con todo lo que puede gratificar
a los cinco sentidos.
6. Tenía abundante metálico, piedras preciosas, coral, elefan­
tes, caballos, vacas, ovejas, lacayos.
7. Interesantes rentas, propiedades, esclavos de ambos sexos,
gran número de sirvientes; era honrado por muchas personas y
el rey lo consideraba su favorito.
8. Los ciudadanos y los campesinos se inclinaban a su paso,
con las manos juntas, y muchos mercaderes se acercaban para
ofrecerle negocios.
9. Por este camino el hombre se hizo inmensamente pros-

1,1 A primer* vitia este párrafo parecería confuso. Debería interpretar­


te que la inferioridad de caos discípulo» es «Alo exterior —ya que están lú ­
jelos al dolor U transición. e l e .- pero com o poseen fuerza interior bien
pueden ser anilcipsdam enie denominados liodhisolti'a» For eso también el I
doble lugar que ocupan. En cuanto a los Bodhisattvaa que esos seres exte- /
nórm ente inferiores deben elevar al estado de Suprema Iluminación, es al
que potencialmente llevan en su interior. Es una interesante enseñanza /
la afirmación que, pese a la personalidad mundana, es posible alimentar la
identidad superior que late en cada uno.13
113
pero, pero al llegar a la ancianidad, di'a y noche siguió añorando
a su hijo.
10. Y lamentando que sus bienes no tuvieran destino,
11. Cuando el hijo vaga de un lugar a otro, pobre y misera­
ble, buscando comida y vestimenta.
12. El hijo, como a veces consigue algo pero otras no, se
vuelve magro y su cuerpo se llena de costras y sarna.
13. Con el correr del tiempo, errante, llega al pueblo donde
vive el padre y se acerca a su mansión a pedir.
14. La casualidad permite que el dueño de casa se halle en
el exterior de la misma, sentado en un precioso trono, bajo un
dosel, junto a su comitiva.
15. Sus tenedores de libros lo rodean, algunos contando di­
nero, otros redactando contratos o realizando diversas opera­
ciones comerciales.
16. El hombre pobre, viendo la mansión y su dueño, piensa
que se halla frente a un rey o dignatario.
17. Y cree más conveniente alejarse de allí para no incurrir
en ningún tipo de injuria que le signifique ser condenado a
trabajos forzados.
18. El hombre rico descubre a su propio hijo y despacha men­
sajeros con la orden de traer al pobre.
19. Ellos de inmediato se apoderan de él, que se desmaya
creyendo haber sido prendido por verdugos.
20. Viendo esto, el hombre rico piensa: “Esta persona es­
túpida e ignorante, de baja disposición, no tendrá fe en mi mag­
nificencia ni creerá que soy su padre.”
21. En tales circunstancias, le ordena a personas de poco
carácter, pervertidos, tuertos, mutilados, enfermos, que lo
busquen para realizar tareas serviles.
22. El ofrecimiento es para limpiar montones de inmun­
dicias por una paga doble.
23. El hombre pobre acepta la labor y se instala en un co­
bertizo vecino a la mansión.
24. El hombre rico continuamente lo observa a través de la
ventana.
25. Cierta vez, poniéndose ropas sucias y tomando una
cesta, se acerca al hijo y le regaña: ‘T ú no haces bien el trabajo.
26. Te daré el doble, además de comida, sal, hierbas y hasta
una capa."
27. Pero luego de llamarle la atención por la forma de lle­
var a cabo su tarea, se reconcilia con él, diciéndole: ‘T ú eres
mi hijo; no hay duda de ello.”
28. Poco a poco lo integra a su casa y lo tiene a su servicio
durante veinte años, a lo largo de los cuales lo convierte en su
confidente.
29. Al mismo tiempo, sigue ocupándose de sus bienes, ren­
tas y territorios.
30. El hombre pobre, en cambio, continúa viviendo en el
cobertizo, no fomenta otra idea que la pobreza y mira la man-
sibn pensando que esas posesiones son ajenas.
31. El hombre rico percibe que el hijo ha tomado cons­
ciencia de su posición; entonces reúne a sus amigos y les dice;
"Le dare todo a este hombre,
32. Porque es el hijo que he perdido hace mucho tiempo.
33. Hace veinte años que lo tengo conmigo, después de otros
cincuenta que desapareció de su ciudad natal.
34. El es el dueño de todas mis propiedades; dejadle que
haga lo que quiera con ellas.”
35- El hombre pobre queda anonadado de sorpresa y, recor­
dando su pasada miseria, piensa: "Ahora soy feliz."
36. De la misma manera, el Líder, que conoce nuestra baja
disposición, no declara. "Os convertiréis en Budas”; pero sí
afirma: "Vosotros sois.ciertamente, mis discípulos y mis hijos.”
37. El Señor del mundo ordena: “Enseña, Kasyapa, el
Sendero a quienes procuran alcanzar las altas cumbres de la
Iluminación, la Via a seguir para convertirse en Budas.”
38 Obedeciéndote, mostramos el Camino a muchos Bodhi-
sattva» de gran poder, por medio de infinitos argumentos.
39. Prestándonos atención, ¡us hijos del Gina que toman
consciencia de ese Sendero reciben la predicción de conver­
tirse en Budas en este mundo.
40. Tal es la tarea que realizamos vigorosamente, preser­
vando esta Ley preciosa.
41. No obstante, a pesar de difundir el tesoro del Buda,
nos sentimos nosotros mismos pobres; no requerimos el cono-15
115
cimiento superior y, sin embargo, al mismo tiempo, lo reve­
lamos.
42. Suponemos un Nirvana individual; más allá de eso no va
nuestro conocimiento, como tampoco nos regocijamos oyendo
las divisiones de las tierras del Buda.
43. Todas estas leyes son inmaculadas, firmes, exentas de
principio y destrucción; pero carecen en si' misma de ley. Cuan­
do oi'mos esto no podemos creerlo.
44. Mucho tiempo atrás apartamos toda aspiración al conoci­
miento superior; nunca nos hemos abocado a él.
45. En esta existencia corporal, de acuerdo al Nirvana, con­
tinuamente hemos acostumbrado nuestros pensamientos al
Vacio; hemos sido liberados del sufrimiento de las maldades
del mundo y hemos llevado a cabo el mandamiento del Gina.
46. Entre los hijos del Sugata, a quien estuviera en camino
hacia la Suprema Iluminación, le hemos revelado la Ley.
47. Sin embargo, el Maestro parece no prestarnos atención,
esperando el momento oportuno; no nos explica la conexión
real entre las cosas, mientras pone a prueba nuestra disposición.
48. Hábil en la aplicación de los recursos a su debido tiem­
po —como el hombre rico—, dice: “Sed constantes en sujetar
vuestra baja disposición” y a aquéllos que lo logran. Ies da sus
riquezas.
49. La tarea que realiza el Señor es muydifícil; por eso debe
desplegar toda su destreza para domeñar a sus hijos de baja
disposición y luego impartirles su conocimiento superior.
50. De repente, hoy hemos sido tomados por sorpresa, como
el hombre pobre que adquirió bienes: ahora por primera vez
hemos obtenido el fruto bajo la dirección del Buda, una recom­
pensa tan excelente como inmaculada.
51. Ya que siempre hemos observado los preceptos morales,
ahora recibimos la cosecha de esa conducta ética que anterior­
mente hemos plantado.
52. Ahora conseguimos el egregio, consagrado, exaltado y
perfecto fruto de haber observado una vida espiritual excelen­
te y pura.
53. Ahora, Señor, somos discípulos y proclamamos la Supre-
ma Iluminación por doquier; revelamos la sagrada palabra que
nos ha convertido en transeúntes del Sendero.
54. Ahora somos santos. Señor, y merecemos la veneración
del mundo, incluyendo los dioses, Maras, Brahmas y, en suma,
de todos los seres.
55. ¿Quién puede contradecirte a ti, que llevas a cabo tareas
tan difíciles?10
56. Seria utópico ofrecer resistencia con las manos, los pies,
la cabeza, los hombros o el pecho, aunque se lo hiciera durante
tantos kalpas como lo6 granitos de arena del Ganges.
57. Uno puede caritativamente dar comidas, bebidas, ropas
o alojamiento; uno puede construir monasterios de sándalo,
amueblarlos espléndidamente y tapizarlos de fina muselina
blanca.
58. Uno puede ser asiduo donante de medicinas para los en­
fermos, uno puede entregar limosnas durante tantos kalpas
como granitos de arena del Ganges y aún así tampoco es capaz
de ofrecer resistencia.
59. El Gina es de naturaleza sublime, posee un poder ini­
gualable; está dotado de un valor milagroso; es firme en la
fuerza de la paciencia y, además, carece de imperfecciones.
Los ignorantes no pueden entender cosas como éstas.
60. El, que siempre retoma a este mundo, predica la Ley
a quienes están condicionados por la esclavitud del mundano
rotar.
p 61. Percibiendo las circunstancias que rodean a cada ser, le
indica a cada uno sus deberes. Y considerando la variedad de
disposiciones, inculca la Ley mediante miles de argumentos
distintos.
62. El, el Tathagata, vigilante del devenir de todos y cada
uno de los seres, predica una Ley que, aunque aparentemente
multiplicada, sólo apunta a la Suprema iluminación.

,,J HK sostiene que aquí el Buda asume la fisura del Dharmaraga (ver
nota 104), el Señor de la Muerte, y frente a ella aun las acciones más vir­
tuosas no pueden detenerla, com o queda en claro en las estrofas siguientes.17

117
CAPITULO V

LAS PLANTAS ( Y A K U 5 QV(J )

AI instante, el Señor se dirigió al venerable Maha-Kasyapa


y a los otros grandes discípulos, diciendo:
—Bien; muy bien, Kasyapa, lias hecho bien en proclamar las
reales cualidades del Tathagata. Pero él posee muchas más,
incalculables, a cuyo final sería difícil llegar aunque uno las
enumerara durante inmedibles kalpas. El Tathagata es el amo
de todas las leyes y cuando él instituye una, ésta permanece
inamovible. Todas las leyes han sido hábilmente implementedas
por la sabiduría del Gina de modo que finalmente conducen
al estado de omnisciencia."4 El Tathagata conoce también el
significado de las leyes porque posee la facultad de penetrar en
ellas, y como además ha alcanzado la mayor perfección del
conocimiento, a su vez es capaz de decidir acerca de su aplica­
ción o su abandono. Es un caso similar al de esa gran nube
cargada de lluvia, extendiéndose sobre todos los pastos, arbus­
tos, hierbas, árboles y demás variedades de plantas que crecen
sobre la tierra, sobre las colinas o sobre las montañas; una nube
que cubre el vasto universo, lista para vertir su líquido sobre
todo y al mismo tiempo. Entonces, Kasyapa, todos los vegeta­
les, desde los que tienen jóvenes y tiernos tallos, ramas, hojas
y follaje, pasando por los que los tienen medio desarrollados

1,4 La "omnisciencia" ea uno de loa más frecuentes términos eufemfs-


ticos para denotar el estado de "muerte” porque el muerto lo aabe todo;
es quien ha experimentado todo en el transcurso de su vida. (HK)
hasta los que ya han crecido alcanzando grandes dimensiones,
cada uno de acuerdo con sus posibilidades, absorberá el hú­
medo elemento emitido por la nube. Y el agua, si bien es de
composición única, sobre cada planta ejercerá un efecto distin­
to; en algunas se convertirá en desarrollo, en otra en frutos,
en otra en flores, y cada una recibirá un nombre que la dife­
rencie de las demás. Enraizadas en un mismo suelo y bebiendo
un agua de la misma especie, crecen todas esas diversas plantas.
De la misma manera, Kasyapa, el Tathagalo aparece en el mun­
do como una gran nube y lanza su llamado"’ en todas las di­
recciones y para todos los seres, incluyendo a los dioses, los
hombres y los demonios. Frente a la faz del mundo, el Tatha-
gata alza su voz pronunciando estas palabras: “ Hombres y
dioses, yo soy el Ciña; el perfectamente Iluminado; el que
habiendo alcanzado la otra orilla por mí mismo, llevo a ella a
los demás; liberado, libero a los otros; confortado, conforto
a los seres: en estado de reposo, conduzco allí al resto; por mi
suprema sabiduría, conozco este mundo y el próximo realmente
como son. Yo soy el omnisciente, el que todo lo ve; venid a
mi, dioses y hombres, oíd la Ley. Yo soy el que señala el Sen­
dero. el que muestra «I Camino por estar consubstanciado con
é l’*
El Buda prosiguió asi su exposición:
—Entonces, Kasyapa. incontables seres se acercaron a oír
la Ley del Tothagpta porque él, que conoce la diferencia de sus
facultades y energías, produce distintos discursos sobre la
Doctrina; relata muchas parábolas, instructivas y agradables al
mismo tiempo. Estos relatos orientan a los seres al Sendero,
no sólo en esta vida, sino que después de muertos les conducen
a un estado de beatitud. Oyendo esta Ley se liberarán de los
obstáculos y, como consecuencia de ello, se abocarán a la apli­
cación del conocimiento superior, siempre de acuerdo con sus
propias fuerzas. Y así como la gran nube, después de expandir­
se por todo el universo, vierte el agua que nutre los pastos,
hierbas, arbustos y árboles —los que, según sus propias posi­
bilidades absorben el líquido que les permite desarrollarse en
,w "Nube”, e* decir lluvia, y "llamado", o sea trueno, también apare­
cen en la mitología latina com o Júpiter pluviua y Júpiter tonaría. (HK)19
119
relación a la especie-; as» Kasyapa, es la Ley que predica el
Tathagata, única en su esencia, la esencia de la liberación cuya
meta final es la aniquilación de las pasiones y, por lo tanto,
el conocimiento superior. También debe entenderse, Kasyapa,
que los seres que atienden a esta Ley cuando ella es predicada
por el Gina; quienes la conservan en su memoria y la aplican
sobre sí mismos, no conocen, perciben ni comprenden a su
propio yo. Porque sólo el Gina es el que conoce quién, cómo y
qué clase de seres son ellos; qué, cómo y cuándo meditan; qué,
cómo y cuándo contemplan; qué, por qué y por medio de que
alcanzan algún resultado espiritual. Nadie sino el Tathagata esta
allí presente, viendo todo intuitivamente y percibiendo los dis­
tintos estados de los seres, como si fueran pequeñas, medianas
y grandes hierbas, pastos, arbustos y árboles. Yo soy, Kasyapa,
el que conoce la ley, que es una ciencia única H a de la libera­
ción—, que finaliza en el Nirvana, que conduce a la paz, al re­
poso, al Vacío. Pero no la revelo toda de repente en considera­
ción a los diferentes niveles que ocupan los seres. Estás asombra­
do, Kasyapa, porque no puedes penetrar en el misterio expuesto
por el Tathagata; es que este misterio es muy difícil de enten­
der.
En esa ocasión, para explicar más extensamente el mismo
tema, el Señor pronunció las siguientes estrofas:
1. Yo soy el Rey del Sendero, aparecido en el mundo para
destruir el ciclo del incesante renacimiento. Declaro la Ley a
todos los seres, después de discriminar sus disposiciones.
2. Hombres superiores, de sabia comprensión: conservad la
palabra, guardad el misterio, no lo reveléis en vano.
3. Esa ciencia es difícil de entender; el hombre común, al
oírla de repente, quedaría perplejo y en su ignorancia se des­
viaría del Camino, extraviándose.
Y 4. Hablo a los seres de acuerdo con sus alcances y faculta­
des, y acomodo la teoría mediante varios significados.
5. Seria, Kasyapa, como si una gran nube se alzara sobre el
horizonte, cubriéndolo todo.
6. Esa nube, cargada de agua, está festoneada de relámpagos
y despierta con sus truenos a todas las criaturas.
7. Evitando los rayos solares, enfría la región y descendien­
do gradualmente, comienza a verter su líquido por doquier.
8. Asi, relampagueando por todas partes, vuelca una
abundante masa de agua que refresca la tierra.
9. Y todas las hierbas, pastos, arbustos y árboles,
10. Campos, frutales y todo vegetal sobre la tierra, las coli­
nas y las frondas,
11. Son vivificados por la nube.
12. Pero cada planta absorbe una cantidad de agua de acuer­
do con su alcance.
13. Con ella, las pequeñas y medianas crecen lujuriosamente.
14. Mientras que las grandes florecen y dan frutos.
15. Todos los vegetales dan distintos productos en relación
a su especie, aunque el agua que hayan asimilado sea de la mis­
ma naturaleza.
16. De igual manera, Kasyapa, el Buda llega al mundo como
una nube"* y luego derrama sobre él su conocimiento de la
realidad
17. El gran Profeta, honrado por el mundo, incluyendo los
dioses, dice así: "Yo soy el Tathagata, el más elevado de lo6
seres; he aparecido como una nube,
18. Para refrescar a todos los seres cuyos cuerpos están mar­
chitos por los obstáculos de la existencia. Traeré felicidad para
Ice que languidecen de pena y les daré placer y reposo.
19. Escuchadme con atención, huestes de dioses, hombres;
acercaos para verme: yo soy el Gina, el Señor, el insuperable,
el que aparece en este mundo como un salvador.
20. Predico a incontables seres la más pura y brillante Ley,
que no tiene sino un solo designio, a saber: la liberación y el
reposo.
21. Predico siempre con la misma voz, tomando constante­
mente a la Iluminación como texto, porque en eso soy con
todos imparcial,
22. Inexorable: no albergo ni amor ni odio hacia nadie, y
proclamo la Ley sin discriminaciones.
1,6 La leyenda dice que el Buda entró en el cuerpo de su madre (Moya,
la materia original, la tierra) bajo la forma de un elefante. En la poesía
india, las nubes son llamadas "elefantes”. (HK)12
121
23. Ya sea caminando, parado o sentado, siempre estoy
ocupado con esta tarea de difundir la Ley, y nunca me canso.
24. Recreo a todo el mundo por igual como una nube que
derrama su liquido sin distinción; tengo los mismos sentimien­
tos por la gente respetable como por la de baja condición ¡ por
los moralistas como por los inmorales.
25. Por los depravados como por los que observan las reglas
de la buena conducta; por los que sostienen puntos de vista sec­
tarios y dogmas enfermizos como por aquellos cuyas miras son
sanas y correctas.
26. Predico la Ley a los de cultura inferior tanto como a los
de entendimiento superior y facultades extraordinarias; inac­
cesible a la fatiga, derramo incesantemente la lluvia de la Ley.
27. Después de oírme, cada uno de acuerdo con sus posibi­
lidades, encuentra el lugar que le corresponde, ya sea entre los
dioses, los genios, los hombres, los Indras, los Brahmas o los
monarcas, regentes del universo.
28. Oi'd, ahora; voy a explicar qué significan esas plantas de
distintos tamaños.
29. Las plantas pequeñas representan a los hombres que
andan en procura del conocimiento de la Ley, la cual libera de
las ataduras mundanas y conduce al Nirvana.
30. Las plantas medianas son los hombres que moran en ca­
vernas, ansian el estado de Pratyekabudas y cuya inteligen­
cia ha sido moderadamente purificada.
31. Aquéllos que aspiran a transformarse en lideres espiri­
tuales, pensando: “Me convertiré en un Buda, un jefe de dioses
y hombres”, y que practican el esfuerzo de la meditación, son
las grandes plantas.
32. Pero los hijos del Sugata, quienes asiduamente ejercitan
la benevolencia y la conducta pacifica; que han llegado a la
certeza de su jerarquía moral, ellos son los árboles.
33. Aquéllos que mueven hacia adelante la Rueda que nunca
retrocede, y que permanecen firmes en la aplicación de los po­
deres milagrosos, liberando a incontables seres, ésos son los
grandes árboles.
34. Sin embargo, la Ley que predica el Gina es única, asi
como es de la misma naturaleza el agua que emite la nube. En12
122
cambio, son diferentes las facultades descriptas como diversas
son las plantas que cubren la faz de la tierra."
35. Por medio de esta parábola, Kasyapa, tú puedes entender
la capacidad del Tathagata; cómo predica una sola Ley cuyas
vertientes pueden asemejarse a las gotas de la lluvia.
36. Yo también derramo una lluvia, la de la Ley, que refres­
ca a todo el mundo. Y cada uno, de acuerdo con sus posibili­
dades, la lleva a su corazón.
37. Así como todas las plantas lucen brillantes cuando llue­
ve,
38. De la misma forma, la Ley promueve la duradera prospe­
ridad del mundo. Por esta Ley se recrea el universo y, como en
las plantas, se expanden los brotes de la sabiduría.
39 Las plantas que, en su crecimiento quedan a medio ca­
mino, son los Arhat» que se detienen cuando han superado
sus flaquezas, y \otPratyekabudas quienes, viviendo en los fron­
dosos matorrales, plasman esta Ley.
40. Pero los numerosos Bodhisattvas que, creyentes y sa­
bios, pasan por encima del mundo, en procura de la Suprema
Iluminación, ellos continúan creciendo como árboles.
41. Y aquéllos que, dotados de poderes mágicos —por ser
adeptos a la meditación—sienten deleite al oír acerca del Vacío,
emitiendo miles de rayos, esos son los grandes árboles.
42. Entonces, Kasyapa. como el agua vertida por la nube fa­
vorece el crecimiento de las plantas, así la prédica de la Ley
brinda un sinfín de frutos a los hombres.
43. Yo revelo la Ley que tiene su causa en sí misma y, a su
debido tiempo, muestro la Iluminación. Esta es mi suprema ca­
pacidad y la de todos los líderes espirituales del mundo.
44. Esto que digo es la palabra más certera: mis discípulos
alcanzaran el Nirvana y siguiendo el Sendero se convertirán
en Budas.
Además, Kasyapa, el Tathagata, en su tarea doctrinaria no
es parcial. Asi como la luz del sol y de la luna brillan igualita­
riamente sobre todo el mundo —sobre el virtuoso como sobre
el perverso; sobre lo alto como sobre lo bajo; sobre lo fragante
como sobre lo hediondo—, así la luz del conocimiento de los
omniscientes que predican la Ley, alcanza a todos los seres.
Y, de acuerdo con su propia disposición, cada uno estará desti-
123
nado ya sea al vehículo de los Budas, como al de los Bodhi-
sattvas o al de los discípulos. No existe ningún defecto ni ex­
ceso en el brillo del conocimiento superior para quien está iden­
tificado con la Ley. Tampoco existen tres vehículos, sino que
hay seres que actúan en forma diferente.
Cuando el Gina dijo esto, Kasyapa le preguntó:
—¿Señor, si no hay tres vehículos, por qué la denominación
de discípulos, Bodhisattvas y Budas?
El Tathagata respondió:
—Es, Kasyapa, como el alfarero que, de una misma arcilla,
hace distintas vasijas. Algunas de ellas son para contener azú­
car, otra g/iee,,l’ otras cuajada, otras leche y otras - d e inferior
calidad— contendrán impurezas. La arcilla es del mismo tipo
pero la diversidad de vasijas está en función de su contenido.
Igualmente, Kasyapa, $6lo existe el vehículo del Buda.
Entonces, Kasyapa volvió a preguntar:
—¿Señor, si los seres poseen distintas disposiciones, existe
más de un Nirvana?
El Gina replicó:
—El Nirvana es la consecuencia d e^ntender que todas las
leyes y cosas son iguales. Luego, existe un solo Nirvana,1,8
no dos, ni tres. Té relataré, Kasyapa, una parábola, porque
los hombres de buen entendimiento suelen rápidamente captar
el significado de la Enseñanza que se encierra bajo la forma de
una alegoría.
Es, Kasyapa, un caso similar al ciego de nacimiento que
dice: “No existen las formas elegantes ni las detestables; no
existe el sol, la luna, las estrellas ni los planetas, como tampoco
existen hombres capaces de ver tales cosas”. Entonces, un vi­
dente le contesta: “ Sí existen las formas elegantes y las detes­
tables, el sol, la luna, los planetas, las estrellas, como también
los hombres capaces de ver todo eso". Pero el ciego no acepta
esta afirmación. Ahora bien, está presente un médico —cono­
cedor de todas las enfermedades— que hace la siguiente refle-

1.7 G hee, ghi o g h r ita aceite hecho de manteca clarificada, usado en la


India en gastronomía y medicina.
1.8 E cdesiastés IX, 2: "Todo acontece de la misma manera a todos;
un mismo suceso ocurre al justo y al im pfo, etc., etc.", 124
124
xión: “La enfermedad de este hombre tiene origen en sus ante­
riores pecados. Las enfermedades pueden clasificarse en cuatro
tipos: reumáticas, coléricas, flemáticas y las provocadas por la
corrupción de los humores. Seguramente este hombre no po­
dra curarse con remedios comunes, pero existe en los Himala­
yas cuatro hierbas, a saber: primero, una llamada “ poseedora
de toda variedad de colores y sabores”; segundo, “la que libra
de todos los males” ; tercero, “la que libera de todos los vene­
nos” ; y cuarto, “la que procura felicidad a los que ocupan el
lugar correcto”. Como el médico siente compasión por el ciego,
discurre un medio para llegar a los Himalayas y allí busca por
todas partes hasta reunir las cuatro hierbas. Entonces se las da
a tomar todas: una, después de haberla masticado; otra, molida;
la tercera, mezclada con otra droga, y la última, se la inyecta.
Debido a esta medicación, el ciego se sana y ve, de cerca y de
lejos, todos los fenómenos y todas las cosas que le rodean. Lue­
go. exclama: “ ¿Qué tonto he sido al no creer ni aceptar lo que
me decían! Ahora lo veo todo; me he librado de la ceguera y
nadie puede superarme”. En ese mismo momento, los Profetas
-d o la d o s de las trascendentes facultades del conocimiento;
poderosos en la visión y el oído divino; diestros en la captación
de los pensamientos ajenos; memoriosos de sus anteriores
existencias; poseedores de ciencia e intuición mágica— se diri­
gen a este hombre, diciéndole: “Buen hombre, acabas de ob­
tener la visión y aún no conoces nada. ¿De dónde te viene esa
arrogancia? No sólo careces de sabiduría, sino que ni siquiera
eres inteligente. Cuando estás sentado en el interior de tu cuar­
to, no puedes distinguir las formas del exterior; no puedes dis­
cernir cuáles son los seres que están animados por sentimientos
amables y cuáles por I06 hostiles; no puedes oír la voz de un
hombre, el redoblar de un tambor o el sonido de un cuerno
marino que se originan a cinco yogarías de distancia; no puedes
siquiera dar un paso sin levantar los pies. Tú has sido engendra­
do y desarrollado en el útero de tu madre sin recordar este tran­
ce. ¿Cómo puedes ser tan inteligente como para decir que lo
ves todo? Buen hombre, tú tomas la oscuridad por luz, y la
luz por oscuridad.”
Entonces, el hombre le pregunta a los Profetas: “ ¿Por qué

126
medios y a través de qué tipo de trabajo podrá adquirir tal
sabiduría y tales virtudes?”
Los Profetas le responden: “Si ése es tu deseo, vete a vivir
a ios bosques o a las cavernas, para meditar sobre la Ley y dese­
char las bajas pasiones. Asi' lograrás las virtudes de un asceta119*
y adquirirás las facultades trascendentes”. El hombre capta el
sentido y se convierte en un asceta. Viviendo en los bosques,
su mente se centra en un solo objetivo, se desapega de los deseos
mundanos y se transforma en un superdotado. Después de esta
adquisición, reflexiona así: “Antes no actuaba correctamente
y, por lo tanto, nada buefto me podía suceder. Ahora puedo ir
doquiera me impulse la mente; otrora era un ignorante, un
ciego."
Esta, Kasyapa. es la parábola que he inventado para hacerte
comprender la moraleja que resulta de ella. La palabra "cegue­
ra" es la designación para las criaturas sujetas al mundano ro­
tar; las que desconocen la verdadera Ley y se hallan envueltas
en la densa oscuridad de las pasiones malsanas. Ellas están cega-'
das por la ignorancia'10 y, en consecuencia, elaboran concep­
tos,11' etiquetas y form as/11 generando así una inmensa masa
de calamidades.
Las criaturas, cegadas por la ignorancia, quedan sujetas al
mundano rotar; pero el Tathagala —que está fuera de ese enca­
denamiento— siente compasión, e impulsado por este sentimien­
to aparece en la Tierra cuando percibe que los seres viven penan­
do, sin encontrar los medios para escapar de su esclavitud.
Viendo esto, saca la siguiente conclusión: “Los seres, de acuer­
do con la calidad de los trabajos que realizaron en sus pasadas
existencias, poseen endebles aversiones y fuertes apegos, o ende-

119 Dhulaguna. el monje que ha hecho volo de austeridad. Su* virtude*


son enumeradas en el Milinda Pañha ("Las cuestiones de Milinda"), obra
budista no canónica, donde e*te rey griego-hindú —también conocido
com o M enandro- discute con el monje Saga sena cuestiones doctrinarlas.
110 Ver nota 62.
111 Sanjña representaciones psíquicas.
111 Laktana, forma, aspecto, apariencia a la cual se aferran los seres
com o sí fuese una propiedad, dando así lugar al egoísmo que implica todo
afecto posesivo.
bles apegos y fuertes aversiones; algunos tienen poca sabiduría,
otros son inteligentes; algunos albergan puntos de vista erró­
neos, otros se caracterizan por su óptica correcta. A todos ellos
el Tathagata, hábilmente, les muestra tres vehículos.”
Los Profetas de la parábola, aquéllos que poseen facultades
trascendentes y clarividencia,131 son los Bodhisattvas que, su­
misos a la eterna Ley. nos han despertado a la perfecta, Supre­
ma Iluminación.
El gran médico del relato no es sino el Gina, asi' como al no
vidente pueden asemejarse las criaturas cegadas por la infatua­
ción. Apego, aversión e infatuación son el reuma, la bilis o la
flema. Las falsas teorías deben ser vistas como humores corrom-
pidos.'*4 Las cuatro hierbas son el Vacio, la destrucción de las
causas y los efectos, la obtención del Nirvana y, de la misma
forma en que su uso cura las distintas enfermedades, asi la iden­
tificación con ios principios de la emancipación suprime la igno­
rancia. A esta eliminación le sucede la de los conceptos y las
suposiciones, y así sucesivamente hasta liquidar toda la inmen­
sa masa de calamidades. Como consecuencia de este proceso,
la mente no estará mas sujeta al bien ni aj mal
El hombre que obtiene la visión es como el devoto del ve­
hículo de los discípulos y el de los Pratyekabudas: desata los
lazos de las bajas pasiones y se libera del mundo. Entonces,
puede pensar: “No existen más leyes que penetrar; he alcanzado
el Nirvcna". Pero el Gina le pregunta “ ¿Cómo alguien que no
ha penetrado todas las leyes puede haber alcanzado el Nirva-
no?” El Señor lo eleva a la Iluminación y el discípulo, cuando
adquiere consciencia de ella, ya no se queda en el mundano
rotar, pero al mismo tiempo tampoco ha llegado al Nirvana. 115
Ha arribado a la visión auténtica y mira al mundo en todas sus

1 Claro idcm-ta no lanío rom o un poder parapsicológíco, sino en e)


sañudo de su ttmrnmposKiftn etlmolóains "ver claro1'
1"* Doshas, pecados, odios, culpas.
Se encuentra en el estado de JU'anmukla, es decir, no ha muerto
sino para lo mundano, emancipándose en vida a través de su santidad. Ver
Godel, Roger: Ensayos sobre la experiencia liberadora. Hachette; Bs. As.,
1955.127
127
direcciones como carente de consistencia, como un ilusionismo,
un sueño, un espejismo, un eco. Ve que todos los fenómenos y
cosas no han nacido, ni se han aniquilado; que no están sujetas
ni libres; que no son opacas ni brillantes. El que percibe las le­
yes bajo tal luz, ve —como si no lo viera— al mundo en sus
contradicciones, diversificaciones e ilusiones.
En esa ocasión, para ampliar más el tema, el Señor pronun­
ció las siguientes estrofas:
45. Así como I06 rayos del sol y de la luna descienden igual­
mente para todos los hombres —buenos y malos— sin defectos
ni excesos en ningún caso;
46. De la misma forma, la sabiduría del Tathagata brilla como
los astros, guiando a todos los seres imparcialmente.
47. Así como el alfarero, usando la misma arcilla, produce
distintas vasijas,
48. Ya sea para azúcar, leche, ghee, agua, cuajada o impu­
rezas,'
49. De la misma forma, los Ginas, considerando la diversi­
dad de funciones,
50. Mencionan distintos vehículos, aunque el del Buda sea
uno solo. El que ignora que la existencia es una rotación mun­
dana, no tiene percepción del bendito descanso.
51. Pero el que entiende que todas las leyes son vacías y sin
realidad propia, penetra en la esencia de la Iluminación.
52. El que ocupa un lugar intermedio de sabiduría es llama­
do Pratyekabuda, mientras el que carece del discernimiento del
Vacío es denominado discípulo.
53. Pero después de entender todas las leyes, uno recibe el
titulo de Iluminado y predica asiduamente la Ley a todos los
seres mediante numerosos recursos.
54. Un ciego de nacimiento, porque no ve el sol, la luna, las
estrellas y los planetas, asegura que no existen.
55. Pero un gran médico, por compasión, va a los Himalayas,
56. Trae de allí cuatro plantas,
57. Y se las suministra al enfermo.
58. El hombre, lograda la visión, observando el sol, la luna,
los planetas y las estrellas, llega a la conclusión que era por pura
ignorancia que antes hablaba como lo hacía.128
128
59. De la misma manera, los grandes ignorantes se mueven
en el alboroto del mundo porque desconocen la secuencia de
causas y efectos, causa de todas las penas.
60. En ese mundo cegado por la ignorancia, aparece el más
elevado de los que todo lo conocen, el Tathagata, el gran cura­
dor, de naturaleza compasiva.
61. Cual hábil maestro, enseña la verdadera Ley, y revela la
Suprema Iluminación a los que están más avanzados en el Sen­
dero.
62. A los de sabiduría intermedia, el Líder les predica una
Iluminación mediana, mientras que a los que aún temen el
mundano rotar, les encomienda otra Iluminación.
63. El discípulo que ha escapado del mundo cree, por su dis­
criminación, que ha alcanzado el puro y bendito Nirvana; pero
sólo conociendo todas las leyes universales es como se llega al
Nirvana inmortal, duradero.'3*
64. En ese caso, los grandes Profetas, movidos por compa­
sión, le dicen: "Estás equivocado; no te enorgullezcas de tu co­
nocimiento.
65. Cuando le hallas on el interior de tu cuarto, no puedes
percibir qué sucede afuera.
66. ¿Cómo, entonces podrías ser sabio, con lo tonto que
eres?
67. No eres capaz de oír un sonido a la distancia de cinco
yoganas y menos aún de una distancia mayor.
68. Tú no puedes discernir siquiera quiénes son malevolentes
y quiénes benevolentes hacia ti. ¿De dónde, entonces, te viene
ese orgullo?
69. Si tuvieses que andar tan sólo un trecho, no podrías ha­
cerlo sin guia, y lo que te sucedió en el útero de tu madre
lo has olvidado inmediatamente después de nacer.
70. En este mundo es llamado omnisciente aquél que posee
las facultades trascendentes; pero cuando tú nada sabes, preten­
des hacerte pasar por tal. Ese es otro de los efectos de la infa­
tuación.

,J * Nirvana inmortal, duradero, anupadhiseuha (en pali, anupadisvsa)


significa “muerte sin que le siga otra vida".129

129
71. Si deseas el conocimiento superior, dirige tu atención a
la sabiduría; luego vete a los bosques y medita sobre la Ley
pura; entonces adquirirás las facultades trascendentes.
72. El hombre capta el significado, va al bosque, medita con
gran atención y se dota de virtudes, adquiriendo pronto las
facultades trascendentes.
73. Igualmente, todos los discípulos presumen haber alcan­
zado el Nirvana, pero el Gina les instruye haciéndoles ver que
su estado es el de un reposo temporario y no la quietud final.
74. Es un artificio de los Budas hacer este anuncio; “No hay
Nirvana real sin omnisciencia. Tratad de lograrla”.
75. El ilimitado conocimiento de los tres Caminos, de las seis
Perfecciones,'J7 del Vacío, de la ausencia de propósitos y de
restricciones;
76. La idea de la Iluminación y otras leyes que conducen al
Nirvana y todo lo que carece de imperfección es comparable a
un espacio etéreo.
77. Las cuatro Brahma-viharas11* y los cuatro Sangrabas, ' ”
así como todas las leyes son sancionadas por eminentes sabios
para educación de las criaturas.
78. Aquel que conoce esto y, además que todo6 los fenóme­
nos y cosas poseen la naturaleza de la ilusión y los sueños; que
son endebles como los tallos del plátano,110 que son parecidos
a un eco;

,J7 Ver nota 47 y subsiguientes.


Brahmo vihanu <vihara = albergue): las condiciones supremas que
—según el Tevigga Sulla (diálogo del Buda que trata acerca del conoci­
miento de los Vedas)— causan, después de la muerte, el renacimiento en
los mundos celestiales de Brahma, o sea: 1) el permanecer meditando en
Brahma; 2) las cuatro conductas puras; simpatía, compasión, alegría y
ecuanimidad. (FK)
IW Sangraba*, también llamados Sangrahavaituni. artículos de sociabi­
lidad, a saber: liberalidad, afabilidad, promoción del interés ajeno y per­
seguir un fin común. (HK)
130 Un canto fúnebre de Yagñavalkya (enseñó que la salvación consis­
te en unirse inseparablemente con el afman, el espíritu) dice: "Tonto es el
que pretende hallar firmeza en la humanidad, siendo ésta tan endeble
com o el tallo de un plátano y semejante a una burbuja de agua. (HK)130
130
79. Que sabe que el mundo participa de esta especie, ése
conoce el reposo.
80. Pero el que considera todas las leyes como vacias, libre
de particularización e individualidad, independientes de causa
premeditada; más aún, que discierne que la nada es Ley;
81. Ese posee una gran sabiduría y percibe la totalidad de la
Ley. No hay tres vehículos; hay uno solo.
82. Todas las leyes son iguales. Sabiendo esto, uno compren­
de el bendito Nirvana inmortal.
CAPITULO VI

ANUNCIO DEL DESTINO J* JK ¡

Después de pronunciar las anteriores estrofas, el Señor se


dirigió a toda la asamblea de monjes:
—Os anuncio, monjes, os hago saber que Kasyapa, mi discí­
pulo, aquí presente, homenajeará a innumerables Budas, respe­
tándolos, honrándolos, venerándolos y, además, conservará la
poral en el mundo Avabhasa ,m
verdadera Ley que ellos predican. En su última existencia cor­
durante la era de Mahavyuha,
1,1 será un Tathagata de nombre Rasmiprabhasa.'n Su vida
abarcará doce kalpas y su Ley se extenderá a través de muchos /
más. Su tierra será pura, limpia, sin obstáculos como piedras,
arenisca, grava; tampoco tendrá hoyos, precipicios, zanjas ni
charcos. Además, será hermosa y placentera de contemplar,
toda ella consistente de lapislázuli, con árboles de joyas, simi­
lar a un damero con compartimentos fileteados de oro. Estará
esparcida de flores y aparecerán en ella incontables Bodhisatt-
vas y discípulos. Tampoco será posible descubrir allí' a Mara, el
Maligno, porque todos sus habitantes se aplicarán a recibir la
Ley bajo el mando del mismo Rasmiprabhasa.
En esa ocasión, el Señor pronunció las siguientes estrofas:
1. Con mi ojo divino veo que Kasyapa se convertirá en Buda
en una futura época, dentro de incalculables kalpas, después
de rendir homenaje al más elevado de los seres.132

131 Avabhasa. esplendente,


132 M ahavyuha, i¡ran división.
133 Rasmiprabhasa. que emite rayos.

132
2. Kasyapa verá incontables Ginas, al amparo de los cuales
llevará una vida espiritual para conseguir el conocimiento su­
perior.
3. Después de haber rendido homenaje a los Li'deres y ad­
quirir sabiduría, en su última encarnación será un Señor del
mundo, un incomparable gran Profeta.
4. Su tierra será magnífica, excelente, pura, buena, bella,
hermosa, deleitable y decorada con filetes de oro.
5. Esa tierra será como un damero dividido en ocho compar­
timentos con un árbol de joyas en cada uno, desprendiendo
fragantes aromas.
6. Estará adornada con muchas flores y embellecida por va­
riados brotes. En ella no habrán zanjas ni precipicios.
7. Allí se encontraran innumerables Bodhisattvas, de mentes
controladas y mágicos poderes; valientes custodios de los Su­
tras de gran exteraión.
8. También se hallarán discípulos, impolutos príncipes de la
Ley, atravesando los últimos periodos de sus vidas. Su número
no será nunca conocido, aunque uno contara durante muchos
halpas, incluso con ayuda del conocimiento divino.
9. El mismo, Rasmiprabhasa, permanecerá doce kalpas, mien­
tras que su Ley será imitada un tiempo mayor aún.
Entonces los venerables Maha-Maudgalyayana, Subhuti y
Maha-Katyayana, temblando de emoción, contemplaron al
Señor con ojos decididos y. al unísono, pronunciaron men­
talmente las siguientes estrofas:
10. Oh, Santificado, gran Héroe, León de los Sakyas134, In­
superable, emite tu compasiva palabra.
11. El más elevado de los seres, el Gino, el que conoce

134 Le6n de los Sakyas (clan), otro de tos apelativo» que recibió el
Buda histórico En *1 .Uatnavi «Versus espirituales) de Mevlana Jalaludin
Rumi (1207-1273), se lee: "El Profeta dijo a Alf: Oh, Alf, tú eres el León
de Dios, un héroe muy valiente, sin embargo no conffes en tu valor de
león, sino más bien busca refugio bajo la palmera de la Verdad" (edición
Dervish International, Bs. As. 1983). Es notable la similitud de buscar la
Verdad o Iluminación bajo una planta, ya sea la palmera o la higuera, pro­
puesta por ambas escuelas.13
133
el término fatal',s , nos rociarías con néctar134 si también pre­
dijeras nuestro destino.
12. Es como si un hombre, en tiempo de hambruna, con­
sigue buena comida, pero a quien se le dice que debe esperar
para comerla;
13. Así es con nosotros que, después de considerar el
vehículo inferior, en la calamitosa oportunidad de los malos
tiempos, estuviéramos anhelando el conocimiento superior.
14. Pero el Profeta, perfectamente Iluminado, aún no nos
ha favorecido con la predicción de nuestro destino, como
si hubiera dicho: “No comáis el alimento que está en vues­
tras manos.”
15. Por eso, Héroe, ansiamos oír tu exaltada voz; y, al
recibir la predicción, podamos aquietar nuestros espíritus.
16. Señor, pone fin a nuestra sensación de pobreza con tu
benevolencia y misericordia.
El Señor, que también en su mente aprehendió los pensa­
mientos que nacían en los grandes discípulos, se dirigió nue­
vamente a toda la asamblea:
—Monjes, este gran discípulo Subhuti, rendirá homenaje
a incontables Budas, mostrándoles respeto, honra, reveren­
cia y veneración. Bajo su tutela, llevará una vida espiritual y
adquirirá la Iluminación. Después de la obtención de tales vir­
tudes, en su última encarnación, se convertirá en un Tatha-
gata, con el nombre de Sasiketu'3' . Su tierra se llamará Rat-
na&ambhavo,J* y su época Ratnaprabhasa139. Esa tierra será
bella, cristalina, esparcida de árboles de joyas y flores; caren­
te de zanjas, precipicios y albañales. Allí los hombres vivirán
en palacios; habrá muchos discípulos e incalculables Bodhi-
sattvas. La vida de ese Señor durará doce kalpas, su Ley más

lis ..y Q w y ej tiempo, destructor de los mundos, y he venido a ocupar


» todas las personas". Bhagavad Gita XI. 32.
134 Quizés aquí el néctar tenga el mismo significado que en la mitolo-
gfa griega: conferir la inmortalidad.
131 S atiketu, que tiene la luna por insignia.
IM Rotnotambhava, contenida en una joya,
139 Rotnaprabhasa, joya potente.

134
aún y, mientras reposa en el firmamento, predicará la Doc­
trina a los monjes, y educará a numerosos seres.
En esa ocasión, el Señor pronunció las siguientes estro­
fas:
17. Tengo algo que anunciaros, monjes, algo que debéis
conocer; oíd: Subhuti se convertirá en el futuro en un Bu-
da.
18. Después de haber visto los más poderosos Ginas du­
rante incontables kalpas, enfilará directamente hacia el Sendero
que lleva al conocimiento superior.
19. En su última encarnación este Héroe, poseedor de
los treinta y dos signos distintivos, devendrá un Profeta simi­
lar a una columna de oro14®, benéfico y generoso para el mun­
do.
20. La tierra donde este Señor del mundo salvará a innu­
merables seres, será bella y deleitable para todos.
21. En ella habrá muchos Bodhisattvas que harán girar
la Rueda que nunca retrocede ni se desvía. Dotados de suti­
les virtudes serán los ornamentos de esa tierra.
22. Sus discípulos, que superarán todo cálculo y medida,
estarán agraciados con facultades trascendentes, ciencia, po­
deres mágicos y emancipaciones.
23. Su fuerza, cuando revela la Suprema Iluminación, es
inconcebible. Los dioses y los hombres, tan numerosos como
loa granitos de arena del Ganges, siempre lo saludarán reve­
rentemente, con tas manos juntas alzadas.
24. Su existencia durará doce kalpas; la imitación de su ver­
dadera Ley, muchos más.
Otra vez el Señor se dirigió a toda la asamblea:
—Os anuncio, monjes, os hago saber que mi discípulo Maha-
Katyayana, aquí presente, rendirá homenaje a incontables
Budas y cuando desaparezcan de la faz de la tierra, construi­
rá para ellos stupos de mil y oganas de alto y cincuenta de diá­
metro. fabricados con las siete substancias preciosas141. Re-140*
140 Salomón, rey de Israel, representa la columna de la Sabiduría por­
que concibió el soberabio modelo del templo que inmortalizó su nombre.
(Z)
,4‘ Ver nota 57.
verenciará esos túmulos con flores, incienso, guirnaldas per­
fumadas, ungüentos, polvos, mantos, sombrillas, estandartes,
banderas y gallardetes triunfales. Después de estas muestras
de veneración, en su última encarnación, se convertirá en un
Buda dotado de ciencia y conducta, de nombre Gambunada-
Prabhasa'42. Su tierra será hermosa y pura, libre de derao-
nios y de seres irracionales, y estará repleta de discípulos y
Bodhisattvas. Su existencia durará doce kalpas; la imitación
de su Ley, muchos más.
En esa ocasión, el Señor pronunció las siguientes estro­
fas:
25. Escuchadme, monjes, porque voy a proferir la pala­
bra infalible14314. Katyayana venerará a los Guías del mundo,
26. Mostrando su respeto de distintas formas y constru­
yendo stupas después que ellos desaparezcan.
27. En su última encarnación será un Gina, en una tierra
pura y que, adquiriendo el completo discernimiento, predica­
rá la I^ey a incontables seres.
28. Se convertirá en un poderoso Buda, un Salvador hon­
rado por todos.
29. Muchos Bodhisattvas y discípulos, más allá del cálcu­
lo y la medida, adornarán esa tierra liberada de las munda- •
ñas pasiones.
Nuevamente el Señor se dirigió a la asamblea completa:
—Os anuncio, monjes, os hago saber que mi discípulo Maha-
Maudgalyayana, aquí presente, propiciará incontables Budas
y les rendirá distintos tipos de homensges. Después, en su
última reencarnación, se convertirá en un Gina de nombre
Tamalapatrakandanagandha'44, cuya tierra será hermosa, ha­
bitada por incontables Bodhisattvas y discípulos, y su exis­
tencia durará veinticuatro kalpas, mientras que la expansión i>
de su Ley, muchos más.
143 Gambunada-Prabhasa, de brillo dorado.
143 HK sostiene que no hay soberbia en esta afirmación ya que un
astrónomo —quizás mejor astrólogo— puede predecir futuros aconteci­
mientos. El Brahma Siddhanta se refiere al Ser Supremo en su condición
de primer pronosticador
144 Tamalapatrakandanagandha. que posee la fragancia del sándalo.
En esa ocasión, el Señor pronunció las siguientes estro­
fas:
30. El vastago de la raza de los Mugdala, mi discípulo,
después de abandonar la esfera humana, verá incontables
Ginas.
31. Bajo su tutela, seguirá el curso del deber, tratando de
alcanzar el conocimiento superior.
32. Rendirá homenaje de distinta manera a esos elevados
seres y conservará su verdadera Ley —de amplio y sublime
alcance—durante numerosos kalpas.
33. En honor a los Ginas, erigirá stupas de substancias
preciosas y las decorará con gallardetes triunfales, flores, per­
fumes y sonidos musicales.
34. A su debido tiempo, él también se convertirá en un
Buda generoso y compasivo,
35. Cuya existencia se extenderá veinticuatro kalpas,
durante los cuales asiduamente declarará las reglas supremas
a los hombres y a los dioses.
36. Ese Sugata guiará a tantos discípulos —dotados de
facultades trascendentes, ciencia y poderes mágicos— como
granitos de arena tiene el Ganges.
37. Bajo su reinado también aparecerán numerosos Bod-
hisattvas que desarrollarán el celo por la búsqueda del cono­
cimiento y los hábitos del estudio.
38. Desaparecido el Gina, su Ley perdurará por muchos
kalpas más.
39. Estos son mis poderosos discípulos a quienes he des­
tinado la Suprema Iluminación y la obtención del estado de
Buda.

137
CAPITULO VII

ANTIGUA DEVOCION

El Buda dijo a la asamblea:


—Antaño, monjes, en la inmensurable noche de los tiempos,
apareció en el mundo un Tathagata llamado MáKabhigñagna-
nabhibhu, en la esfera Sambhava'** durante el período Afa-
hampo'**. ¿Cuánto hace que se manifestó este Gina? Bien,
suponed que alguien reduce a polvo toda la masa de tierra que
se encuentra en el Universo. Después, se dirije mil mundos
más allá para depositar una partícula de ese polvo; luego una
segunda partícula, y así sucesivamente hasta trasladar toda
la tierra en la dirección indicada. ¿Vosotros creéis que es po­
sible calcular el tiempo que insume este desplazamiento?
Ciertamente, no. A lo mejor algún matemático puede intentar
hacerlo, pero es imposible aplicar las reglas de la aritmética
a un límite tan extremo. Así, monjes, es la medida del tiempo
transcurrido desde la desaparición del Tathagata antes men­
cionado. No obstante, recuerdo perfectamente a ese Sugata,
como si hubiese sido hoy o ayer, por mi poderoso conocimien­
to y visión divina.
En esa ocasión, el Señor pronunció las siguientes estro­
fas:
1. Recuerdo al gran Profeta que existió hace incontables
kalpas como el Gina de su tiempo.

,4í Sambhava, origen, génesis.


144 Maharupa, gran forma.
2. Si, por ejemplo, algunos hombres después de reducir
este universo a partículas de polvo, tomaran una y la deposi­
taran mil regiones más allá;
3. Y luego una segunda, una tercera, hasta vaciar este
mundo, agotando sus partículas,
4. Esa inmensa masa se asemejaría al número de kal­
pas pasados desde la existencia del citado Tathagata.
5. Recuerdo al Líder que desapareció en ese entonces
6. Como si fuese hoy o ayer. Tal es el conocimiento de
los Budas,
7. Tan extensible en el tiempo que puedo evocar hechos
sucedidos innumerables kalpas atrás, gracias a mi precisa me­
moria.
Y el Señor siguió diciendo
—La existencia de ese Tathagata duró veinticuatro kalpas
y, al principio, cuando el Ciña aún no había alcanzado la per­
fecta, Suprema Iluminación, sino que recién ocupaba la cima
del discernimiento, desconcertó y derrotó la hueste entera de
Mari, el Maligno, después de lo cual pensó: “Voy a obtener
la Iluminación". Pero esas leyes todavía no habían alboreado
sobre él y se quedó sentado, con la mente inmóvil, al pie del
árbol de la Iluminación durante un número muy elevado de
kalpas. Ahora bien, monjes, mientras el Señor estaba en esa
situación, los Trayastrimsas'*1 le prepararon un magnífico
trono real de cien yoganas de alto, ocupando el cual el Señor
alcanzó la perfecta Suprema Iluminación. Ni bien él tomó
asiento, los Brohmakayikos1** dispersaron una lluvia de flores
a su alrededor en un radio de cien yoganas y desataron en el
cielo una tormenta que se llevaba las que se marchitaban. Des­
de el comienzo —mientras el Señor permanecía en el asiento
de la Humillación— la lluvia de flores cayó sin cesar, cubrien-

i*'> T ^ a iIru n M i, dioses d«l P in fio


*** Brahm akayikat, una de la* líete diviaione* de lo* U pappati Devas
(nacer, dio*), o sea, lo* «ere* que ion divino* por *u naturaleza. Forman la
tareera categoría de lo* Devas Tavatimsa, también llamado* lo* "Grande*
Treinta y tre»". Eran lo* diow* luperiore* *obre lo* cuate* presidía Saltica
o Inda. Moran en el segundo de lo* sei* cielo* de Kamavacara, siendo la*
deidades principales del Panteón védico. (RR)
do al meditante hasta que él entró al Nirvana. Los ángeles perte­
necientes a la división de guardianes de los cuatro puntos car­
dinales hicieron resonar sin interrupción los tambores celes­
tiales en honor del Señor, que había alcanzado la cima de la
Iluminación. Después ellos mismos volvieron a ejecutar esta
ceremonia cuando al Tathagata le llegó el momento de su
completa extinción149.
El Buda siguió su exposición de esta forma:
—Después de un lapso de diez kalpas, Mahabhigñagñanabhi-
bhu alcanzó la perfecta Suprema Duminación. Cuando los
dieciséis hijos engendrados por este Tathagata durante su
vida de principe se enteraron del estado logrado por el padre,
dejaron sus variados y bellos juguetes y entretenimientos;
fueron hacia él —rodeados de sus llorosas madres y criadas-
junto con el rico y noble rey Kakrovartinii0, muchos minis­
tros y otros seres, todos para rendirle honores, brindarle respe­
to y veneración. Y después de saludarlo, dando tres vueltas
a su alrededor1’1, con las manos juntas alzadas, lo alabaron con
las siguientes estrofas:

149 Completa extinción, parinirvana. e« el Nirvana absoluto en cuanto


que ya no existe m is el cuerpo que, por el hecho de su existencia, contenta
en sí mismo las experiencias kirmicas del pasado. (FK) El Parinirvana
Sutra es el sermón final del Buda y donde, a la vez, toca este tema. En él
se dice: "En medio de los sufrimientos no hay ningún Nirvana y en el Nir­
vana no hay ningún sufrimiento". Existe una excelente versión española:
El libro d e la gran ex tin ció n de G otam a el Buddha, a cargo de Raúl Ruy;
ed. Hachette. Bs. As. 1975
' * Kokrovartin o Cakkavattin. en paii; literalmente “Rey de la Gigante
Rueda". Es el nombre especial dado en los textos budistas a un rey, empe­
rador o monarca univasal. El mismo término significa'"Girador de Ib Rue­
da", siendo Is Rueda un sím bolo del Imperio. Sus dom inios se extienden
por toda la tierra hasta los lím ites de los océanos y no se han entronizado
por el azote ni por la espada, sino por la justicia. Según el Mahapadana
S utta. parecería que el nacimiento de un C akkavatti se halla rodeado de
los usuales acontecim ientos sobrenaturales que acompañan al de un Buda.
(RR)
151 Padahkina. Los altares, templos, monasterios y santos budistas de­
ben ser circumambulados teniendo constatem ente los objetos sagrados
a la derecha, y en el sentido de las agujas del reloj.

140
8. Tú eres un gran curador'” , insuperable, y te has torna-
do perfecto en eJ curso de los kalpas. Tu benigno deseo de sal­
var a todos los mortales de la oscuridad hoy se ha concreta­
do.
9. Has superado los problemas más difíciles y has perma­
necido sentado en meditación durante diez kalpas sin mover
ninguna parte de tu cuerpo.
10. Tu mente también se mantuvo serena, firme, inconmo­
vible, sin distraerse.
11. ¡Que la alegría sea contigo! Nos complace tenerte
entre nosotros a ti, que con tanta seguridad has alcanzado
la Suprema Iluminación; a ti, un León entre los reyes.
12. Estas criaturas infelices, abrumadas de mil maneras,
privadas de visión, y tristes, no encuentran el Sendero que con-

La antigua medicina india afirmaba cuatro principios. 1) definir la


enfermedad. 2j determinar la cau n de fata. 3) plantearse la curación, y 4)
establecer loa medio* para alcanzar la aalud. El Ruda tom ó eatas pautas
orgánica* para dsmrroUar mi t-ontrapaule y, a la ver, complemento: la tera­
péutica del espíritu. metenIrodo la* "Cuatro Noble* Verdades": t ) la vida
m sufrimiento; 2) al Mfrirawnto es csua»do par ha paaionet, 3) cesando la*
pasiones, reaari «4 sufrimiento, y 4) ailst# un m étodo para acabar con la*
pasiones, al "Octuple Noble Sendero", d n r n p lo en la ñola 61. Por oír*
parte, HK menciona al parar que eate atributo curador del Ruda ea como el
de Apolo. Corroborando tata afirmación. «I ¿Accionario dr m itología ciá­
tica, de Falcón Martínez. Fernández Calía no y López Melero, Alianza
editorial Madrid 1980, aclara que una faceta característica de Apolo, con­
siderada por algunos com o U más antigua y la principal, es la de dios de las
plagas y de la enfermedad en u a distintas formas. En este sentido, ejerce
su protección sobre hombres, animales y cosechas, tiendo invocado con
epftetos tan significativo* com o "el que aparta el mal", “el que desvía el
mal", etc. En cuanto al Apolo Callejero, tenia una estela o un altar en la
puerta de las rams, desde donde deb it Impedir la entrada de le enfermedad
a las misma* Ahora bien, dentro de la mentalidad primitiva, laa epidemias
y cierta* enfermedades individúale* son simples manifestaciones externas
del estado de impureza espiritual en que te encuentra el individuo o la co­
munidad a contaruenca de una conducta acrflaga, pudiondo ser conjura­
das por mecho de cierto# rito* considerados com o purificatorio* y, como
ara de esperar, el dios de tas enf «r rueda des es también el dios purificador.
Tampoco hay que olvidar la existencia de diversas sectas que se planteaban
la sanidad mística, com o los eaenios del Mar Muerto, cuyo nombre griego
tu a io i derivaría del arameo atayya que significa curador, y los Terapeuta*
de Alejandría, grupo más contemplativo que el anterior, que consagraban
su vida a la medicina y al culto.
duce al final de las penas, ni desarrollan la energía necesaria
para liberarse.
13. Los peligros aumentan y las leyes y las cosas carecen
de una base espiritual; la voz del Gina no es oída; el mundo
entero está sumergido en una espesa oscuridad.
14. Pero hoy posees la Majestad del mundo porque has
obtenido este consagrado, sublime e impoluto lugar. Ahora
todos están obligados a ti y se acercarán para buscar refugio
bajo la tutela del Sugata.
El Buda siguió exponiendo estos hechos a la asamblea;
—Monjes, estos dieciséis jóvenes príncipes, después de cele­
brar la Duminación de su padre, le urgieron a que pusiera
en marcha la Rueda de la Ley, para beneficio y felicidad de
todos. En esa ocasión, ellos pronunciaron las siguientes es­
trofas:
15. Predica la Ley, tú que estás marcado con cien signos
auspiciosos. Oh, Líder, incomparable Profeta, tú que has ad­
quirido el conocimiento superior, hazlo brillar en este mun­
do.
16. Libéranos, despliega la sabiduría de los Tathagatas,
para que en el futuro también todos podamos alcanzar la
Suprema Iluminación.
17. Tú conoces el Sendero; sabes de nuestra disposición
mental y moral, las bondades que hemos acumulado en pa­
sadas vidas y la inclinación de todos y cada uno de los seres.
¡Mueve la sublime Rueda!
—Entonces, monjes —dyo el Buda— cuaudo Mahabhigñagña-
nabhibhu alcanzó la perfecta Suprema Iluminación, las tierras
de las diez regiones se sacudieron en todas las direcciones y
brillaron con gran esplendor. Aún en los intervalos entre cada
esfera —en los lúgubres rincones de las tinieblas, donde ni
siquiera penetra el poder, el brillo, el esplendor p el color
del sol y de la luna—, aún en esos lugares, se alzó inmedia­
tamente un gran fulgor. Y los seres que se hallaban en esos
intersticios se pudieron ver unos con otros reconociéndose
entre sí. También resplandecieron y se estremecieron los pa­
lacios y carros celestiales de los dioses que rigen todas las es-

142
feras del este. Los devotas'5'3 de Brahma se preguntaron: “ ¿Qué
presagiarán todos estos fenómenos?” El gran devota Sarvasatt-
vatratri,J* les respondió mediante las siguientes estrofas:
18. Hoy nuestros carros deslumbraron con un extraordi­
nario brillo y esplendor.
19. Esto puede deberse a que un ser divino también hoy
hizo su aparición, mostrando así un poder nunca visto an­
tes.
20. O quizás un Buda, rey de reyes, ha comenzado a exis­
tir en algún lado y esta señal de esplendor es un anuncio su­
yo.
Al instante, monjes, los mensajeros de Brahma de todas las
incontables esferas montaron sus celestes carros y recorrieron
región por región hasta dar con Mahabhigñagñanabhibhu que
estaba sentado bajo el árbol do la Iluminación, rodeado y aten­
dido por nagas, duendes, demonios, hombres y dioses, mien­
tras sus hijos, los dieciséis jóvenes principes lo urgían a mo­
ver la Rueda de la Ley. Loe emisarios de Brahma lo saludaron
circulando rituaimente a su alrededor, a la vez que esparcían
florea sobre 41 y le ofrecían tus aéreos vehículos.
En asa ocasión, alio* se dirigieron al Tathagota pronuncian­
do las siguiente* estrofas:
21. El maravilloso, incomparable Ciña, tan generoso y com­
pasivo, ha 'despertado en el mundo. Ha nacido un protector,

m Devala», d'ioar* inferiores, Angele» (del griego aggelot, mensajero)


Lama A naga riles Covlnda —"The psychological altitude of early Buddhist
philosophy". Rider, Londres 1369— dwcrep» con e*ta acepción. El dice
que la traducción de deva por dio» *r justifica desde el punto de villa de la
etim ología, pero pierde su real significado La idea de dio# o dloaes sugiere
la facultad de un creador y de una fueraa iobranatural de ««ación contro­
lando loa declino» humano» Se repera que loa dioiea aran inmortales, que
•ean amo» de la vida y de la muerte y que reciben le veneración y la* plega­
rias de lo» devoto» Lo* drtuu budista» ni aon venerado» ni contiderado*
eterno», son mor tale* com o cualquier aer y sujeto* a las leyes de cauca» y
efecto» Si bien causen bajo circunstancias más afortunada», y dotado» de
una conciencia más elevada, carecen de poder sobre el hombre y están
sujetos a su» propio» fcormac que pueden conducirlo» nuevamente al plano
humano. Por esta razón —concluye Govinda— loa deva» no pueden ser
comparados con los ángeles de la Cristiandad.
'** Sarvataltavalratri, salvador de todo» los seres. Posiblemente un ep í­
teto de Indra.
143
un maestro; hoy todas las regiones pueden considerarse ben­
decidas.
22. Hemos venido desde inconmensurables regiones para
saludar humildemente al Gina y someter a tu mandato todos
nuestros carros1”
23. Para que hagas con ellos lo que dispongas, oh, Cono­
cedor del mundo.
Luego de honrarlo asi', también ellos le suplicaron que pu­
siera en movimiento la Rueda de la Ley, que predicara el re­
poso final y que liberara a todos los seres; todo ello en bene­
ficio del mundo.
Entonces, monjes, esos ángeles de Brahma se dirigieron
al Señor, pronunciando a coro las siguientes estrofas:
24. ¡Muestra la Ley, Señor; muestra el poder de tu bon­
dad; salva a los seres atormentados!
25. La luz en el mundo es tan rara como los brotes de
la higuera. Te has despertado, gran Héroe; por eso te alaba­
mos.
El Señor, monjes, silenciosamente, dio su consentimiento
a los emisarios de Brahma.
Algo después, los carros aéreos de todas las esferas del sur
empezaron a centellear, resplandecer y relucir gloriosamente.
Los seres que moraban allí se preguntaron por el motivo de
este fenómeno; el gran devota Adhimatrakarunikaist lo ex­
plicó con estas estrofas:
26. Este es un pronóstico.
27. Quizás un ser bendito ha llegado acá.
28. O a lo mejor el Buda, la más elevada de las criaturas,
ha aparecido en el mundo.
29. Investiguemos, porque la causa de estos fenómenos
no puede ser una frivolidad. Una señal así nunca se vio an­
tes.
30. Vamos, visitemos todas las regiones.

1.5 La tradición oriental jerarquizaba los cargos por el número de ca­


rros que el titular podía poseer. La expresión “conducir diez mil carros”
significaba, por lo general, ''emperador". Ver Tao Te Ching cap. 26, ver­
sión Wolpin, Samuel ; Kier, 1980.
1.6 Adhim alrokarunika, sumamente compasivo.
Entonces, monjes, recorrieron incontables esferas hasta
encontrarse con Mahabhigñagñanabhibhu, ante quien rin­
dieron sus vehículos en demostración de respeto. Luego pro­
nunciaron estas oportunas estrofas:
31. Honor a ti, incomparable Profeta, dios de dioses, cuya
voz es tan dulce como la de la calandria; Líder benigno y ge­
neroso del mundo.
32. ¡Qué maravilla es tu aparición —después de tanto
tiempo— en la tierra; ochenta kalpas enteros careció de un
Buda esta región de mortales!
33. Mientras estuvo privada del más elevado de los seres,
aquí prevaleció el infierno y los cuerpos celestes constante­
mente fueron decayendo.
34. Pero ahora apareció —en respuesta a las buenas ac­
ciones que hemos acumulador- nuestro refugio, nuestra pro­
tección, nuestro padre, el monarca de la Ley.
Después de estas palabras, le suplicaron que impulsara la
Rueda en favor de todos los seres y se dirigieron a él a coro
mediante estas estrofas:
35. Mueve la exaltada Rueda, gran asceta; revela la Ley
en todas las direcciones; libera a todos lob seres oprimidos por
el sufrimiento; produce la alegría entre los mortales.
36. Deja que las criaturas escuchen la Doctrina, partici­
pando asi de la Duminación. y alcancen lugares divinos. Per­
mite que ellas se desprendan del demoniaco cuerpo y hallen
la paz.
El Señor, monjes, silenciosamente les consintió esto a los
emisarios de Brahma.
Después sucedió lo mismo con los carros de una tercera
región; allí el gran Sudharma1*'’ explicó así los fenómenos:
37. No puede ser sin razón que hoy los carros celestiales
brillen tanto; esto presagia algún portento ocurrido en el mun­
do. Vamos a investigar.
38. Porque algo de esta naturaleza no se ve desde mu­
chos kalpas atrás.

,S7 Su — bueno,dharm a — Ley, Sendero, etc.


145
Cuando los devotas de Brahma hallaron al Señor, celebra­
ron su aparición con estas estrofas:
39. Rara y preciosa es la posibilidad de ver a los Gulas del
mundo. Te clamos la bienvenida, tú que apartas los vicios
mundanos, ahora que después de tanto tiempo has retornado.
40. Señor, refresca a las criaturas sedientas de sabiduría.
Tan singular es tu presencia como brotes de la higuera,
41. Y por tu poder brillan excepcionalmente nuestros ca­
rros aéreos. Acéptalos en muestra del respeto que te debe­
mos, tú que todo lo penetras con tu mirada.
A continuación, estos seres celestiales le suplicaron al Señor
que moviera la Rueda de la Ley, mediante estas estrofas:
42. Predica la Doctrina, Señor; haz avanzar la Rueda, re­
tumbar los tambores y sonar las trompetas de la Ley.
43. Derrama, Señor, la lluvia de la sabiduría sobre este
mundo y salva asi a innumerables seres.
También a ellos el Señor, silenciosamente, consintió su
pedido.
Lo mismo ocurrió con las restantes regiones del universo.
En el nadir, por ejemplo, los devotas reflexionaron así:
44. La causa de que nuestros carros aéreos resplandecen,
45. De una forma nunca vista,
46. Podría deberse a que algún dios está recompensando
nuestras buenas obras o que un Buda acaba de aparecer en
el mundo.
De inmediato, todos los emisarios de Brahma montaron sus
carros y, recorriendo los espacios llegaron hasta donde mo­
raba el Señor y, después de rendirle los honores correspondien­
tes, se dirigieron a él pronunciando las siguientes estrofas:
47. ¡Qué reconfortante es tener presente a los Budas,
poderosos Guías que llegan para liberar a todos los seres!
48. Los Maestros, con su visión divina, extienden su mi­
rada sobre el horizonte, y abriendo la compuerta158 de la

En el Mahobhorato III, 166 (la epopeya hindú más grande que se


conserva íntegra —más de cien mil estrofas-, narra la lucha entre la fami­
lia de los Kuravas y la de los Pandavas) y en el Yogayatra I, 1, el sol es
denominado "la compuerta abierta de la liberación'1.
146
inmortalidad permiten que la gente alcance la otra orilla1*9.
49. Como el Gina no aparecía durante un inconcebible
número de kalpas, aquí reinó la oscuridad;
50. Aumentaron los lúgubres infiernos, la irracionalidad y
los demonios, mientras innumerables seres caían al estado de
fantasmas.
51. Los cuerpos celestiales equivocaban sus caminos porque
no podían escuchar la Ley de los Budas.
52. Todas las criaturas carecían de conducta, pureza y
entendimiento; además, habían perdido la consciencia de
la felicidad.
53. Nadie observaba las reglas de la moral, ya que esta­
ban enraizados en la falsedad. Sin la guia del Señor, se preci­
pitaban en cursos erróneos.
54. ¡Salve, Luz del mundo! Al fin has llegado para brindar
tu generosidad a todos los seres,
55. Por lo cual te estamos reconocidos.
56. Gracias a tu poder, nuestros carros aéreos relucen.
Te los ofrecemos para que dispongas de ellos,
57. A la vez que pedimos tu favor para ayudarnos a al­
canzar la Suprema Iluminación.
Después de rendirle al Señor estos honores y alabanzas,
completaron su alocución con estas dos estrofas:
58. Señor, mueve la insuperable Rueda; bate el tambor de
la inmortalidad; libera a todos los seres de la maldad; mues­
tra el Sendero del Nirvana;
59. Expone la Ley que anhelamos; expresa tu benevolen­
cia al mundo; déjanos oir tu dulce voz enseñando la Doctri­
na.
El Tathagata, monjes, impuesto del pedido de sus dieciséis
hijos y de los incontables emisarios de Brahma, empezó en
esta oportunidad a girar la Rueda que tiene tres vueltas y

'** E) Buda planteó la Doctrina com o la balsa necesaria para pasar de


la orilla de la ignorancia, esto es, del infortunio que ella causa, a la de la
liberación. También fue muy exp lícito al decir que, aaf com o una vez
cruzada la corriente a nadie se le ocurriría seguir portando la balsa sobre
sus hombros, tampoco es más necesaria la Doctrina cuando ya se ha al­
canzado la liberación.

147
doce partes140. Rueda que jamás fue movida por ningún asce­
ta, Brahman, dios, demonio o humano. Su prédica consistió
primero en “Las Cuatro Nobles Verdades” 141 y luego en el,
“Encadenamiento de las Causas y Efectos” 142*.
Mientras esta Rueda se desplazaba, el inmedible número de
seres presentes se vio instantáneamente liberado de sus im­
perfecciones y en posesión de todas las virtudes y facultades
trascendentes que puede otorgar la palabra de un Buda.
En el ínterin, los dieciséis jóvenes principes, llenos de fe, de­
jaron su hogar para llevar la vida vagabunda de los bhikkhus'**,
convirtiéndose en piadosos e inteligentes novicios, seguidores
del deber. Ellos, que b^jo incontables Budas procuraron alcan­
zar la perfecta Suprema Iluminación, le dijeron a Mahabhigña-
gñanabhibhu:
—Señor, estos innumerables discípulos del Tathagata han
devenido poderosos gracias a tu Enseñanza. Dígnate dictarnos
la Doctrina para que nosotros también podamos seguir el Sen­
dero del Sugata. Queremos, Señor, percibir la sabiduría que
tú mismo puedes testimoniar, tú que conoces la disposición
de todos los seres.
Entonces, monjes, tomando el ejemplo de los jóvenes prín-
f cipes, también la comitiva del Kakravartin tomó el camino
del bhikkhu. El Tathagata, complacido por esta difundida ac­
titud, reveló amplia y completamente la Enseñanza llamada
“El Loto de la Verdadera Ley”, un texto extenso, apto para
instruir a los Bodhisattvas y apropiado para los Budas.
En el curso del tiempo, los dieciséis novicios aprehendieron,
conservaron y penetraron en la Enseñanza del Señor. En con­
secuencia, el Gina le predijo a ellos su futuro como dueños
de la perfecta Suprema Iluminación y, mientras él exponía

140 La primera de la» trea vuelta» comen** en Benaré» (ver nota 86);
la segunda en esta ocasión. En cuanto a lúa doce partes en que se divide
no son sino las constelaciones del Zodíaco.
161 Catur ariya taccani, ver nota 61.
142 Nidana, ver nota 62.
163 B h ikhhu*, monjes mendicantes do la orden budista.

148
la Ley, todos los presentes adquirieron la certeza de que su des­
tino era la Liberación.
Inmediatamente después de emitir “El Loto de la Verdade­
ra Ley", el Tathagata se retiró a un monasterio para meditar.
Mientras tanto, los dieciséis novicios, viendo que el Señor
estaba absorbido en esta disciplina, tomaron asiento en los
tronos reales que les hablan preparado a cada uno y expusie­
ron la Doctrina al resto de la audiencia. Mediante esta En­
señanza, ellos —ya Bodhisattvas Integramente desarrollados—
instruyeron, estimularon y confirmaron la Suprema Ilumi­
nación a un número de seres tan elevados como los granitos
de arena del Ganges.
Al cabo de un lapso inconmensurable de kalpas, el Tathaga­
ta salió conscientemente de su estado meditativo y se dirigió
al astento de la Ley. preparado para él. Tan pronto como
lo ocupó, paseó su mirada sobre La congregación y dijo:
—Estos dieciséis novicios, prodigiosamente dotados, servido­
res de incontables Budas, respetuosos observadores del deber,
han recibido, transmitido y expuesto el conocimiento superior.
Monjes, honrad a estos héroes espirituales; veneradlos todos,
asi seáis devotos del vehículo de los disc i putos, del de los Pra-
tytkabudas o del de los Bodhisattvas. No rechacéis ni repu­
diéis la prédica de estos hijos de buena familia, para ganar así
rápidamente la perfecta Suprema Iluminación.
Seguidamente, monjes, los aludidos por el Sugata revela­
ron “ El Loto de la Verdadera Ley" e incontables criaturas
siguieron el ejemplo de su camino, convirtiéndose en otros
Untos bhikkhus que honraron, a través de innumerables kalpas
muchísimos Budas.
Os anuncio, monjes: esos dieciséis jóvenes príncipes que,
como novicios, bajo la maestría del Señor intrepretaron la
Ley, han alcanzado la perfecta Suprema Iluminación y hoy
moran en diferentes regiones del Universo, distintas tierras del
Buda donde siguen predicando la Doctrina a incontables discí­
pulos y Bodhisattvas, a saber: en el este están los Tathagatas
Akshobhya'*4 y Merukuta; en el sudeste; Simhaghosha y Sim-
IM De todos lo» nombre» que siguen, sólo se anotarán lo» de aquella»
figuras que revisten importancia histórica o doctrinaria.149
149
hadhvaga; en el sur, Akasapratishthita y Nityaparinirvrita; en
el sudoeste, Indradhvaga y Brahmadhvaga; en el oeste, Amitha-
yus '•* y Sarvalokadhatupadravodvegapratyuttirna; en el
noroeste, Tamalapatrakandanagandhabhigña 1(6 y Merukalpa;
en el norte, Meghasvarapradipa y Maghasvararaga; en el nor­
este, Sarvalokabhayagitakhambhitatvavidhvamsanakara l4?,y e l
decimosexto, yo mismo, Sakyamuni, que he obtenido la perfec­
ta, Suprema Iluminación en el centro de este supremo mundo.
Además, monjes, esos seres —numerosos como los granitos
de arena del Ganges— que oyeron la Ley directamente de noso­
tros cuando fuimos novicios, a los que iniciamos en el Sende­
ro, aún hoy conservan la categoría de discípulos y se encuentran
maduros como para alcanzar la perfecta Suprema Iluminación.
¿Quiénes son esos seres a quien yo, cuando era un Bodhisaftua,
encaminé hacia la Ley? Vosotros, monjes, erais las criaturas de
ese entonces. Y los que serán mis discípulos en el futuro, cuan­
do yo alcance el completo Nirvana, serán los que aprendan a
seguir el Camino del Bodhisattva sin pensar en serlo ellos mis­
mos. El que concibe la idea del Nirvana final es el que lo alcan­
za. Debo agregar que, como yo renazco bajo nombres diferentes
en mundos distintos, mis discípulos tienen que seguirme para

141 A m ita yu s o Am itabha, el Buda de la luz infinita de la escuela .'fo-


hayana Es el m is venerado de Asia y, según la tradición, fue un bhikkhu
llamitJo Dhammalura que por su santidad se hizo digno del esu d o de
Buda. Todos los seres que lo invocaran con el corazón puro tendrían la
seguridad de obtener la liberación. La referencia más antigua se encuentra
en el Am itoyu-sutro, traducido al chino entre el 148 y 170 d.C, En Japón
se lo conoce com o A m id a La Secta de la Tierra Pura, Ching-tu. en chino.
jodo, en japonés —cuyos rondadores respectivos fueron Hui-yuan (334-
4 16) y Honen (1133-1212)— radica su doctrina en la práctica de la diaria
repetición del Ñam o Am itabha iN am u A m ida B ultu, en japonésl, el nom­
bre del Buda, acompañado de la creencia en la salvación para lodos
mediante la fe en Amida, porque la naturaleza búdica está presente en
todo y porque de hecho todos y cada uno están siempre indisolublemente
unidos. (Z y EW)
“* V er n o ta 144.
147 Este compuesto contiene cuatro ep ítetos de Siva, tercer miembro
de la trinidad hindú (Brahma. Viahnu y Siva) que personifica el aspecto
destructor o disolvente de la naturaleza: tarvalohabhaya, terror del mundo,
afilo, inconquistable, kam bhitatvo, que provoca rigidez, y vidhvam tana
hora, el destructor.
obtener la sabiduría de los Tathagatas y oír una y otra vez esta
verdad: el completo Nirvana de los Sugatas es uno solo. Esta es
la divisa de los Ginas y la dirección de su Enseñanza. Cuando
un Tathagata sabe que ha llegado el instante de su completa
extinción, y ve que la asamblea está constituida por seres puros,
firmes en la fe, compenetrados por el Vacío y devotos de la
meditación, entonces el Sugata llama a todos los Bodhisattvas
y a todos lo6 discípulos para decirles que no existen ni un se­
gundo y menos aún un tercer vehículo. No es sino un hábil
recurso del Tathagata que, viendo a las criaturas avanzar por
el camino de la perdición, deleitándose en las bajezas y sumer­
gidas en el lodo de los deseos sensuales, les enseña el Nirvana
al que deben aspirar. „
A títulos de ejemplo, monjes, supongamos un bosque denso,
de quinientas yogaruu de extensión. A él llega un grupo de
hombres liderado por una persona que debe conducirlos a la
Isla de las Joyas “ * . Este guía es hábil, inteligente, sagaz y
bien advenido acerca de las dificultades que encierra el bosque.
El grupo, cansado y ansioso, le dice: “ Estamos fastidiados y
temerosos; esta fronda se extiende demasiado, mejor sería re­
tornar". El guía piensa que su deber es llevar al grupo a la
Isla de las Joyas y. por lo Unto, hace uso de un artificio. En la
mitad del bosque arma una mágica ciudad de más de doscientas
yoganas de largo. Entonces les dice a los hombres: "No temáis;
no hace falu regresar; mirad, allí hay un populoso lugar donde
podréis reposar y hacer lo que queráis, incluso divertiros. Luego
proseguiremos hacia nuestra meta". Los hombres se asombran
de esa mágica ciudad y entran a ella creyendo que es su desti­
no. Cuando el guía comprueba que ya han reposado, les dice:
"Vamos, señores; abn falU para llegar a la Isla de las Joyas.
Esta ciudad ha sido producida por mi al sólo efecto de brinda­
ros reposo.
De la misma manera, monjes, el Tathagata, que es vuestro
guía y el de todos, reflexiona asi: “Grande es la fronda de las
maldades que debe ser atravesada, abandonada, evitada. Estos
IM Posiblemente ce refiera a Sham bolla, la illa sagrada que mencionan
lo* Purona* Situada en un gran mar interior del Asia Central, sería la sede
de lo* grande* iniciados.15

151
seres no deben volver atrás en el camino del Sugata por creer
que es muy difícil”. Sabiendo que ellos son débiles de carácter,
al igual que el guía que produce una ciudad para su reposo, y
luego les dice que fue creada mágicamente, también el Gina
enseña y proclama dos estados del Nirvana, a saber: el de los
discípulos y el de los Pratyekabudas 16’. Y cuando las criaturas
vacilan, entonces el Sugata Ies exhorta: “Aún no habéis llevado
a cabo vuestra tarea. Mirad, el conocimiento superior está cerca;
convenceos de que lo que parece el Nirvana no lo es. Es tan
sólo un hábil artificio de ios Tathagatas que exponen varios
vehículos cuando éste es Unico.”
En esa ocasión, para explicar el tema más detalladamante, el
Señor pronunció las siguientes estrofas:
60. Abhigñagñanabhibhu, el Líder del mundo, habiendo
ocupado la cima del discernimiento, estuvo durante diez kalpas
sin aumentar su Iluminación l7°, a pesar de ver las cosas en su
misma esencia.
61. Luego los dioses, nagas, demonios y duendes, celosos
por honrar al Gina, enviaron una lluvia de flores sobre el lugar
donde el Sugata despertó.
62. Y en lo alto del cielo hicieron sonar los címbalos para
venerar y honrar al Gina, apesadumbrados por demorar tanto
su llegada.
63. Después de esos diez kalpas, el Anabhibhu 171 obtuvo
la Iluminación, por lo cual los dioses, hombres, serpientes y
demonios, se llenaron de alegría
64. Los dieciséis hijos del Líder, ricos en virtudes, se acerca­
ron junto con innumerables seres para honrar al eminente jefe
de los hombres.
65. Después de presentarle los saludos rituales le dijeron:*

*** Proclama do* estados extras, porque el tercero, el del Bodhisattva,


es el único
Al afirmar este futra que el Señor no aumentó su Iluminación du­
rante diez kalpas. le daría la razón al argumento de la secta zen soto, que
sostiene que la Iluminación es progresiva, a diferencia de la secta rinsai
que ae inclina por una Iluminación súbita.
171 Anabhibhu. el insuperable.

152
“Revela la Ley; refréscanos con tu buena palabra, León entre
los reyes.
66. Tras un gran lapso te has motrado en los diez puntos
del espacio172; apareciste mientras los carros aéreos de los emi­
sarios de Brahma están preparados para sugerir una señal a los
seres vivientes.”
67. En la región del este, las tierras se estremecieron y sus
excelsos vehículos se volvieron rutilantes.
68. Los emisarios de Brahma, percibiendo este presagio,
se aproximaron al Líder y, cubriéndolo con flores, le presenta­
ron sus carros.
69. Le suplicaron que moviera la Rueda de la Ley y cele­
braron su presencia con estrofas y cantos. Pero el rey de reyes
se mantuvo silencioso porque creyó que aün no había llegado
el momento de proclamar la Ley.
70 Así también sucedió en el sur, el oeste, el norte, el na­
dir, el cénit y todos los puntos intermedios del espacio.
71. Cubriendo incansablemente al Señor con flores, le salu­
daron, le ofrecieron sus caiTos y le suplicaron:
72. “ ¡Mueve la Rueda! Raro es encontrarte en muchos kal-
pas, despliega tu benevolencia, abre la compuerta de la inmor­
talidad.”
73. Al oír esta súplica, él, cuya mirada es infinita, expuso
extensamente U múltiple Ley y “Las Cuatro Nobles Verdades” ,
agregando además que toda existencia surge como consecuencia
de sus antecedentes.
74. Empezando con la ignorancia, el Profeta llegó hasta la
muerte, pasando por una interminable sucesión de pesares,
concluyendo que la muerte es la fatalidad del ser humano co­
mún, que no sigue el Sendero.
75. Tan pronto como expuso estos conceptos, las inconta­
bles criaturas que los oyeron, alcanzaron de inmediato la cate­
goría de discípulos.
76. En una segunda ocasión, el Gina expuso otras variantes,

172 Norte, sur, este, oeste, noreste, noroeste, sureste, suroeste, cénit
y nadir.
153
y los seres —numerosos como lo granitos de arena del Ganges—
se purificaron al instante.
77. En ese momento la asamblea eran tan nutrida que no
se podrían terminar de contar sus miembros en muchos kalpas.
78. Los dieciséis jóvenes príncipes, sus propios hijos, que se
habían vuelto bhikkhus, también le imploraron que expusiera
la Ley.
79. Para que todos pudieran convertirse en sabios, conoce­
dores de las leyes del Universo, clarividentes.
80. El Gina considerando el deseo de sus hijos, explicó la*
Iluminación por medio de infinitos argumentos,
81. Demostrando con ejemplos que el conocimiento trascen­
dente se obtiene siguiendo el Sendero del deber, tal como lo
hacen los esclarecidos Bodhisattvas.
82. Y este extenso sufro, este “Loto de la Verdadera Ley”,
fue recitado por el Señor, con todas sus estrofas, tan numerosas
como los granitos de arena del Ganges.
83. Después de emitir este Sutra, el Gina ingresó a un mo­
nasterio para meditar; y lo hizo durante ochenta y cuatro kalpas
sucesivos, ubicado siempre en el mismo asiento.
84. Esos novicios, percibiendo que el Líder no salía, le im­
partieron a incontables criaturas el conocimiento superior, que
es bendito y está libre de imperfecciones.
85. Sobre los asientos que les prepararon a cada uno, expu­
sieron este Sutra, bajo el magisterio del Sugata correspondiente
a esa era. y a mí me rindieron un servicio similar.
86. Los seres allí adoctrinados fueron tan incontables como
los granitos de arena de miles de Ganges. Cada hijo del Sugata
entrenó un sinfín de almas.
87. Después del completo Nirvana del Gina, ellos comenza­
ron una vida errante y vieron muchísimos Budas, a quienes
rindieron homenajes.
88. Habiendo observado el extenso y sublime curso del
deber, y alcanzada la Iluminación en los diez puntos del espa­
cio, los dieciséis hijos del Sugata se convirtieron ellos mismos en
Ginas.
89. Y todos aquellos que fueron adoctrinados por ellos se
tornaron en discípulos suyos, obteniendo gradualmente —por
distintos medios—la Iluminación.
90. Yo mismo fui uno de ellos y vosotros habéis sido en­
trenados por mí; por lo tanto, sois mis discípulos y os conduciré
a la Duminación mediante mis recursos y destreza.
91. Esta es una cadena que viene del remoto pasado; este
es el motivo de mi actual exposición de la Ley: mostraros el
Camino. En este caso, monjes, no debéis temer.
92. Es como si existiera un bosque espantoso, terrible, sin
lugar para refugiarse o abrigarse, repleto de bestias salvoes,
privado de agua y temido por las personas inexpertas.
93. Supongamos que muchos hombres llegan al bosque
—cuya desolada y tosca senda se extiende por quinientas yoga-
nal—;
94. Guiados por un hombre rico, inteligente, docto e intré­
pido.
95. Esas personas, rendidas, le dicen al conductor: “Maes­
tro, el cansancio nos impide seguir, volvamos.”
96. Pero él, diestro y sagaz guía, urga en su mente un recur­
so. “Regresando -piensa—, estos hombres torpes se verán priva­
dos de las joyas."
97. Entonces, por medios de su poder, produce una gran
ciudad, adornada con miles de edificios, embellecida con monas­
terios y parques.
98 Surtida de estanques, canales y jardines; provista de mu­
ros y portones, y habitada por un infinito número de hombres y
mujeres.
99. Después de crear esa ciudad, el guía les dice: “No te­
máis; alegraos porque habéis alcanzando un excelente lugar.
Entrad, llevad a cabo vuestros asuntos y divertios porque esta­
mos en los límites finales del bosque."
100. Dice estas palabras para darles un reposo y para que se
repongan de su cansancio.
101. Cuando ya se han recuperado, el guia se dirige nueva­
mente a ellos: “Esta ciudad la he producido mágicamente.
102. Al veros fatigados hice uso de este recurso para que no
os volviérais atrás. Ahora extremad vuestra energía para poder
alcanzar la Isla.”15
155
103. De la misma manera, monjes, yo soy el conductor de
incontables seres y veo cómo penan, incapaces de romper el
cerco de las maldades que los envuelven.
104. Entonces, cuando compruebo que han gozado del repo­
so, les recuerdo la miseria de todas las cosas y les digo: “Habréis
de alcanzar vuestra meta en el estado de Arhat."
105. Para ese entonces, cuando obtengáis ese estado, cuando
os vea a todos convertidos en Arhats, recién os llamaré, y con­
juntamente os explicaré cómo es realmente la Ley.
106. Es un artificio propio de los Li'deres —para ayudar a
las criaturas— mostrar tres vehículos cuando no hay más que
uno.
107. Por lo tanto, ahora os digo: “Elevad al máximo vuestra
excelsa energía en pro del conocimiento superior, porque aún
no habéis llegado tan lejos como para alcanzar el completo Nir­
vana.
108. Pero, una vez adquirida la Suprema Iluminación, os con­
vertiréis en Budas dotados de las treinta y dos señales y reposa-
r réis para siempre.”
109. Tal es la Enseñanza de los Líderes: para dar serenidad,
hablan de reposo; pero cuando ven que las criaturas han descan­
sado, las inician en el conocimiento superior.156

156
CAPITULO VIII
EL FUTURO DESTINO DE QUINIENTOS MONJES
fGOUVAKO TUKi)
Oyendo del Señor ese despliegue de habilidad; la instrucción
por medio de un misterioso discurso; el anuncio del destino
de los grandes discípulos y el relato del bosque, el venerable
Purna hüo de Maitrayani. quedó completamente asombra­
do y estremecido por la pureza de corazón ,14, un sentimiento
de deleite y gozo. Se levantó de su asiento y lleno de respeto
por la Ley, se postró ante los pies del Buda, reflexionando así;
-E s una maravilla la difícil tarca que los Tathagatas realizan
en este mundo —conformado por tan variados y numerosos ele­
mentos—. predicando la Ley a todas las criaturas mediante su
destreza, y liberándolas de sus distintas ataduras.
Después de esto, Purna volvió a saludar al Señor, y se apartó
un trecho permaneciendo de pie en actitud reverente.
El Buda, reparando en la disposición de Purna, se dirigió
a toda la asamblea en este tono;
-Monjes, observad a este discípulo, Puma, hijo de Maitraya-
ni, a quien he designado como el máximo predicador de esta
congregación, alabado por sus numerosas virtudes y que se
ha aplicado a distintas formas para comprender la verdadera
Ley. Es el tipo de ser capaz de excitar, elevar y estimular todo
tipo de audiencia; tan infatigable en la difusión del conocimien­
to superior como en su capacidad de encauzar a los seres en el

113 Puma, lleno, plenitud.


1,4 Niramisha. libre de deseo sensual, desapegado de ansia o recom­
pensa.157
157
curso del deber. Excepto el Tathagata, nadie iguala a Purna
ni en lo esencial ni en lo accesorio. Ahora bien, vosotros podréis
suponer que él sólo conserva mi Ley; pero no es así, porque en el
pasado el mismo Purna mantuvo la Doctrina bajo el magisterio
de numerosos Budas. Tal como es ahora conmigo, fue, en todos
los periodos, el máximo expositor de la Ley, un consumado
conocedor del Vacío, un calificado poseedor de las dotes del
Arhot, un maestro en la trascendente sabiduría de los Bodhisa-
ttavas. Ha sido un predicador de la Ley fuertemente convenci­
do, exento de toda duda y puro. Bajo el magisterio de los Bu-
das, observó durante toda su existencia una actitud espiritual
y por todas partes lo llamaban “el Discípulo". A través de es­
tos medios promovió el interés de innumerables seres y los lle­
vó a la madurez, preparándolos para la perfecta Suprema Ilu­
minación. En todos los períodos asistió a las criaturas en la fun­
ción de un Buda, y en todo momento purificó su propia tierra.
Además, monjes, fue el más elevado de los predicadores bajo
siete Tathagatas |7*, el primero de los cuales fue Vipasyin y
el séptimo yo mismo.
El Señor siguió su alocución así:
—Monjes, los Budas que han de aparecer en el futuro, dentro
de este kalpa, también tendrán a Purna como el más elevado
expositor de la Ley. Así, él conservará el conocimiento superior
de incontables Sugatas y promoverá el interés de numerosos
seres, llevándolos a la completa madurez, predisponiéndolos

Los siete M anuthi Budas o M onút son los directores del desenvol­
vimiento físico de cada raza rafe, orientando la evolución de los grandes
ciclos planetarios. Se afirma que actualmente permanecen dos de ellos con
la humanidad: Chakihutho. que estructuró la cuarta raza rafz, la atlante,
y cuida de los pueblos asiáticos —chinos, japoneses, birmanos y siam eses-
derivados de ese período, y Vattvoiwata, fundador de la quinta raza rafz
o aria, cuyo trabajo ea un lento proceso de selección evidenciado a través
de los siglos por tas grandes migraciones La relación de estos Mantis se
encuentra en las Puranat (Puranam A khyanam , narraciones antiguas),
textos sagrados del hinduísmo que hablan, legendariamente, de la creación,
destrucción y renovación del universo mediante mitologfas, genealogías,
ritos, etc., combinados con una información enciclopédica. Son lo más se­
mejante a una historia que pueda encontrarse en la literatura india antigua
(Z)
158
para la perfecta Suprema Iluminación. Constante y asiduamente
será diligente en la purificación de su tierra, y después de com­
pletar su curso como Bodhiasattva —tras infinitos kalpas— se
convertirá en un Iluminado de nombre Dharmaprabhasa n t, un
Arhat dotado de ciencia y conducta. Además, para ese entonces
la mencionada tierra del Buda parecerá como formada por
tantas esferas como granitos de arena posee el Ganges. Será
lisa como la palma de la mano, sin protuberancias y llena de
edificios construidos con las siete substancias preciosas. Tendrá
carros divinos estacionados en su cielo; los dioses velarán so­
bre los hombres y éstos podrán contemplarlos. Tampoco ten­
drá esa tierra lugares de castigo ni en ella existirá la maternidad
porque todos los seres nacerán por aparición. En sus cuerpos
ideales, los seres llevarán una existencia espiritual, mágica, mo­
viéndose animosos en el firmamento; serán memoriosos, sabios,
de piel dorada y adornados con las treinta y dos señales de los
grandes iniciados, y sus principales actividades serán el deleíte
en la Ley y el gozo en la meditación. Allí también morarán
incalculables Bodháativas —dotados de sabiduría trascenden­
tal y de las cualidades de los Arhats-, diestros en la instrucción
de los seres. Este Buda tendrá un número de discípulos más
allá de todo cálculo; será poderoso en su accionar, valiente y
maestro de la meditación. Tal es la inmensidad de las cualida­
des que caracterizarán a esa tierra. Dicho período será deno­
minado Rotnovabhasa ese mundo, Suvisuddha 17í, y des­
pués de la completa extinción del Talhagato, su Ley durará
muchísimo tiempo, en una región llena de stupas hechos de
substancias preciosas.
Luego, el Sugata agregó estas estrofas:
1. Escuchadme, monjes; oíd cómo mi hijo llevó a cabo el
curso del deber y cómo, bien entrenado y diestro, alcanzó la
Iluminación.
2. Viendo que los seres eran de escasa disposición y que es­
taban estremecidos por el excelso vehículo de los Bodhisatt-1768

176 Dharma, Ley, Sendero, e le ., prabhata, aurora.


177 fíatñauabhata, radiante de joyas.
178 Suvisuddha, muy puro.

159
vas, se convirtieron en discípulos y ejercitaron el método de
los Pratyekabudas.
3. Mediante centenares de hábiles recursos, han llevado
a numerosos seres a su completa madurez, declarando: “No
somos más que discípulos y estamos lejos aún de la perfecta
Suprema Iluminación.”
4. Aprendiendo de ellos es como infinidad de criaturas
—al principio escasamente dispuestas— avanzan hacia el cono­
cimiento superior.
5. Siguen el curso partiendo de su ignorancia y poco a
poco van desbrozando el Camino.
6. Muestran con sus propias personas que no están li­
bres del afecto, el odio y la infatuación, y percibiendo que
otras criaturas adhieren a puntos de vista heréticos, se acomo­
dan ellos mismos a esas opiniones.
7. A través de esta técnica, mis discípulos diestramente
salvan muchas almas; otros se hubieran extraviado siguiendo
semejante curso.
8. Purna, mi discípulo, estuvo bajo la tutela de miles de
Budas y tomó posesión de la verdadera Ley buscando el cono­
cimiento de los Tathagatas.
9. Durante todo ese lapso fue el más elevado de los dis­
cípulos; instruido, brillante orador, libre de dudas, siempre
dispuesto a llevar a cabo la tarea del Buda.
10. Dotado de las trascendentes facultades de un Arhat,
podía distinguir la jerarquía de sus interlocutores y, por lo
tanto, predicarles la Ley perfectamente pura.
11. Exponiendo la más eminente de las auténticas leyes,
condujo en el supremo vehículo a infinitos seres hacia la com­
pleta madurez.
12. En el futuro también honrará incontables Budas y ad­
quirirá el singular conocimiento de la Verdad.
13. Siempre libre de timidez, predicará la Ley mediante mi­
les de recursos, poniendo a muchas criaturas en contacto con
el conocimiento superior.
14. Después de rendir homenaje al Líder de los hombres y
conservar su Doctrina, se convertirá en este mundo en un re-160

160
nombrado Buda conocido en todas partes como Dharmaprabha-
sa.
15. Su tierra será siempre muy pura, realzada con las siete
substancias preciosas.
16. En un mundo repleto de Bodhisattvas, acabados maes­
tros en ciencias trascendentes, puros en todo sentido y dota­
dos de poderes mágicos.
17. También tendrá una numerosa asamblea de discípulos,
adeptos a la meditación,
18. Que llevarán una vida espiritual. Aparecerán por naci­
miento aparicional, tendrán piel dorada y mostrarán las treinta
y dos señales características de los grandes iniciados.
19. No conocerán otro alimento que el placer de la Ley
y el deleite en el conocimiento. Allí tampoco existirán los lu­
gares de castigo ni los estados aciagos.
20. Tal ha de ser la tierra de Purna, dotada de todas las bue­
nas cualidades posibles, muy pocas de las cuales han sido men­
cionadas.
Entonces, en las mentes de esos Arhats se alzó este pensa­
miento: "Estamos impactados por el asombro y la maravilla.
¿Querrá el Tathagata predecir nuestro futuro como lo ha hecho
con esos grandes discípulos?'’.
El Señor, captando este anhelo, le dijo al venerable Kasyapa:
-Voy a pronosticar el destino de este atento auditorio que
hoy contemplo cara a cara. En medio de él, Kasyapa, hay qui­
nientos monjes que alcanzarán la perfecta Suprema Ilumina­
ción, convirtiéndose en Talhagatas dotados de ciencia y con­
ducta
En esa ocasión, el Señor pronunció las siguientes estrofas:
21. El monje Kaudinya, vástago de Kundina >(0, mi disci-

l’iyHilassi Thera —en “ El antiguo sendero del Buda". ed. Altalena,


Madrid 1U&2— explica que la reloción recíproca de doctrina y disciplina
(ílhamma i maya) o conocim iento y conducta fi'(¿/a cararía) forman un
único pruecso de desarrollo la conducta purifica la sabiduría y viceversa.
El sistema de vida budista es un intenso m étodo para purificar la palabra,
la acción y el pensamiento; es auto-desarrollo y auto-purificación, insis-
tiéndose en los resultados prácticos y no en la mera especulación filosó­
fica, en la abstracción lógica o incluso la simple reflexión.
180 Kundina. capital de Vidarbha, distrito bengalés.

161
pulo será en el futuro un Sugata que educará incontables seres.
22. Después de ver numerosos Budas, él mismo se converti­
rá en uno de ello6, de nombre Samantaprabhasa, regente de una
tierra purísima.
23. Brillante, agraciado con los poderes de un Buda, con
una voz que resuena en todos los confines, atendido por innu­
merables seres, predicará la eminente Suprema Üurainacibn.
24. También allí morarán celosos Bodhisattvas montados
en excelsos carros aéreos, meditativos, moralmente intachables
y asiduos en la realización del bien que,
25. Después de oír la Ley del más elevado de los seres, in­
variablemente se dirigen a otras tierras para saludar a miles
de Budas, rindiéndoles los correspondientes honores.
26. Pero, bien pronto retornan a la región del Tathagata
llamado Prabhasa para cumplimentar el curso del deber.
27. La vida de ese Sugata durará miles de kaipas y, extin­
guido éste, su verdadera Ley permanecerá en el mundo el doble
del tiempo.
28. Mientras que su imitación continuará el triple. Cuando
la Doctrina del Santo se agote, la desesperanza se apoderará
de los dioses y de los hombres.
29. Entonces aparecerán, sucesivamente, los quinientos Lí­
deres, eminentes y poderosos seres.
30. Provistos de sus respectivas tierras y huestes, cuyas le­
yes serán ¡guales y durarán lapsos similares.
31. Cada uno, movido por la benevolencia y la compasión,
le ha de predecir al siguiente el destino, con estas palabras:
32. 'T ú serás mi sucesor; regirás al mundo como yo lo hago
ahora."
33. Por eso, Kasyapa, no pierdas de vista a estos quinientos
monjes y habíales del tema al resto de los discípulos.
Al oír del Señor este anuncio de su destino, los citados
Arhats, contentos, satisfechos, extasiados, llenos de alegría,
gozo y deleite, se acercaron al Tathagata y, saludándolo reveren­
temente, le dijeron:
—Señor, confesamos nuestra culpa: creer constantemente
—como torpes profanos— que ya habíamos alcanzado el Nirva­
na final. En realidad deberíamos penetrar totalmente en el
conocimiento de los Sugatas en lugar de contentarnos con un
grado de sabiduría tan frívolo. Es, Señor, como si un hombre,
llegado a la casa de un amigo, se emborrachara o se durmiera y
el anfitrión le atara a sus prendas una gema invalorable. El
hombre, después de descansar, viaja a un lejano país, donde es
presa de incesantes privaciones; hasta tiene tremendas difi-
cultades para conseguir siquiera el más insignificante bocado.
El amigo lo encuentra y le pregunta: “ ¿Cómo es que padeces
tanto cuando deberías vivir holgadamente con la invalorable
gema que até a tu ropa; una pieza capaz de satisfacer todos tus
deseos?" De la misma manera, Señor, el Tathagaía, previamente
—cuando transitaba el Sendero del Bodhisattva—, nos indujo
la idea de la omnisciencia; pero nosotros no la percibimos. Sim­
plemente suponíamos que en la etapa del Arhot ya habíamos
alcanzado el Nirvana. Vivimos dificultosamente, Señor, por­
que nos comentamos con un frivolo grado de conocimiento.
Pero, como la aspiración hacia la sabiduría suprema es tan
fuerte que nunca ha cesado, el Tathagata predice nuestro fu­
turo y nos enseña lo que es correcto: en nuestra mente se hallan
las raíces de la bondad que el Señor desenvolvió.
En esa ocasión, los monjes pronunciaron las siguientes estro­
fas:
34. Nos regocija y deleita oír estas insuperables palabras de
aliento que nos destinan a la perfecta Suprema Iluminación.
¡Honra a ti. Señor de ilimitada visión!
35. Te confesamos nuestra falta; haber sido tan infantiles,
necios e ignorantes como para contentarnos con sólo una míse­
ra parte del Nirvana, estando bajo la tutela del Sugata.
36. Es como el caso de un hombre que visita a un amigo
rico, el cual lo atiborra de buena comida y bebida.
37. Luego, le ata a su ropa una joya invalorable.
38. El hombre, sin percatarse de este regalo, viaja a otro
pueblo. Allí pasa penurias y mendiga comida con gran aflic­
ción.
39. No obstante, se conforma con la pitanza que le dan, sin
preocuparse por los manjares.
40. En estas circunstancias lo encuentra el amigo que le ob­
sequió la joya, quien lo reprende por el estado en que se halla,
mostrándole lo que lleva adherido a sus prendas.
163
41. Ante lo que ve, el hombre se alegra porque el valor de la
joya es tal que lo convierte en un rico capaz de poseer todo
lo que los cinco sentidos pueden gozar.
42. De la misma manera, Señor, no advertimos nuestra
excelsa aspiración, aquella que el Tathagata inspiró en nosotros
en sus anteriores existencias.
43. Y vivimos con nuestro entendimiento embotado, igno­
rantes, bajo la tutela del Sugata porque nos contentamos con
una misera porción del Nirvana, sin requerir ni preocuparnos
por algo más elevado.
44. Pero el Señor nos enseña: “Esto no es el Nirvana; la
suprema beatitud, el bendito reposo es el conocimiento superior
del Buda.”
45. Después de oír esta sublime, grandiosa, espléndida e in­
comparable predicción, Señor, nos ha invadido el gozo de cono­
cer nuestros sucesivos destinos.
CAPITULO IX
DESTINO DE ANANDA RAHULA ,Rl y DOS
MIL MONJES
( 3U ÓAKO AAUó AKU NvMKs)
En esa ocasión el venerable Ananda, postrándose ante los
pies del Señor, hizo esta reflexión:
¿No deberíamos también nosotros recibir una predicción
similar?
El venerable Rahula, en quien surgió el mismo anhelo, tam­
bién honró igualmente al Buda, profiriendo luego estas pala­
bras:
—Señor, que sea nuestro turno ahora. El Tolhagata es nuestro

m na id a beatitud. felicidad, bienaventuran/-*. Primo hermano del


Iluda, nació *1 miamo día que éste y fue constantem ente su compañero y
servidor hasta la muerte del Gran Iniciado, si bien, en cambio, no resultó
*u discípulo m is destacado. Kue gracias al pedido de Ananda que tas mu
teres pudieron inglesar a la Orden budista, aunque se cuenta que el Buda
tuhrU dicho que sin ellas su Enseñanza hubiera durado un milenio en lugar
«le los quinientos años que permanecer!» después de su admisión. Entre los
«mmblefstat que se reunieron para sistematizar la Doctrina, luego de la
murrle del Buda Primer Concilio, 4H0 a.C., donde se conviene en redac­
t a r el Canon Pali . se encontraba Anandu, quien según el Dhamnwpa-
Jallh a h a th a — vivió hasta los ciento veinte años. (HR)
,M Rahula, hijo carnal del Buda y Yasodhara (ver nota 14). Ingresó
a la Orden a los siete años y el primer sermón que recibió de su padre
«lie* el M ajjhim a-Nikaya— fue acerca de la inutilidad de Is falsedad
"Vacfo es el ascetismo del mentiroso. Todo aquél que no se avergüenza de
mentir, no hay maldad que no se sienta incapaz de hacer." En la vida del
Buda —Duddhacarita. atribuida a Ashvaghosa, patriarca budista de
fines del siglo I; uno de los grandes maestros del Mahayano— se mencio­
na que en el año 12 de su Iluminación, dieciocho de su hijo, le predicó
el texto conocido luego com o Maha Rahula Sutta. En él, el Buda le da a165

165
padre y procreador, nuestro refugio y protección. En este mun­
do —incluyendo los dioses, hombres y demonios— nos distin­
guimos como los hijos predilectos del Señor, sus servidores, y
los conservadores del tesoro de su Ley. Por lo tanto, parecería
conveniente que el Buda pronto prediga nuestro destino hacia
la perfecta Suprema Iluminación.
Dos mil monjes —Algunos aún bajo entrenamiento; otros ya
consumados santos—se levantaron y alzando sus manos juntas,
honraron al Tathagata, mientras albergaban en sus mentes pen­
samientos similares a los que expusieron los dos venerables.
Entonces el Buda se dirigió a Ananda en estos términos:
—Tú, Ananda, en el futuro te convertirás en un Tathagata de
nombre Sagaravaradharabuddhivikriditabhigña l,J, un Arhat
dotado de ciencia y conducta. Después de honrar, respetar,
venerar infinitos Budas y conservar la memoria de sus verdade­
ras leyes, alcanzarás la perfecta Suprema Iluminación, llevando
a la madruez espiritual a tantos Bodhisattvas como granitos de
arena tiene el Ganges. Tu tierra consistirá en lapislázuli y será
superabundante; tu vida se prolongará muchos kalpas\ tu Ley

Rahula p recias instrucciones acerca de la meditación, cuyo extracto repro­


duce Piyadassi Thera:
"Desarrolla la meditación sobre la benevolencia (m etta), Rehuía;
pues con ella se ahuyente la mala voluntad.
Desarrolla la meditación sobre la compasión (harunaj. Rehuía;
pues con ella se ahuyenta la crueldad.
Deaerrolla la meditación sobre la alegría simpatizante (m udita), Rahula.
pues con ella se ahuyente la aversión (a la meditación).
Desarrolla la meditación sobre la ecuanimidad (upekkha), Rahula;
pues con ella se ahuyenta el odio.
Desarrolla la meditación sobre la impureza (asubha), Rahula ,
pues con ella se ahuyenta la concupiscencia.
Desarrolla la meditación sobre la idea de la transitoriedad (anieea-
sahña), Rahula;
pues con ella se ahuyenta el orgullo del y o (asmimana)
Desarrolla la concentración de la atención sobre la inspiración y la
espiración (anapanaiali), Rahula,
la inspiración y espiración atentas, practicadas con frecuencia, rinden
mucho fruto y son muy convenientes".
1 0 “ Que posee la gran inteligencia de Sagaravaradhara". Sagorovara es
el océano; dhara, conservador. HK afirma que el conservador del océano
es la luna.16

166
perdurará el doble, y en todas las direcciones del espacio los se­
res alabarán tu sabiduría.
En esa ocasión, el Señor pronunció las siguientes estrofas:
1. Os anuncio, monjes, que Ananda, el conservador de mi
Ley, después de venerar incontables Sugatas, se convertirá en
un Gina.
2. Será conocido con el nombre de Sagarabuddhidharin
Abhigñaprapta >M, en una hermosa y purísima tierra denomina­
da Anavanata Vaigayanti,M.
3. Allí morarán innumerables Bodhisattvas, más que los
granitos de arena del Ganges, a quienes llevará hasta su comple­
ta madurez espiritual. Será un Gina dotado de mágicos poderes,
cuya palabra resonará en todas las regiones.
4. La duración de ni vida será inmensa ¡siempre será benig­
no y piadoso con el muodo, y después de su completa extin­
ción, su Ley durará un lapso igual al doble.
5. E incontables seres de todas partes verán la luz como re­
flejo d« su tluminacióo.
En esa asamblea había ocho mil bodhisottuos que habían in­
gresado recientemente al vehículo. A ellos acudió este pensa­
miento: “ ¿Por qué nunca antes hemos tenido una predicción
como Bodhisattvaa y menos aún como discípulos?"
El Señor, que captó en su mente esta reflexión, se dirigió
a ellos con estas palabras:
-Jóvenes de buena familia, en el pasado Ananda y yo hemos
concebido al mismo tiempo la idea de la perfecta Suprema Ilu­
minación. En ese entonces. Ananda se aplicaba constante y asi­
duamente al gran estudio, mientras que yo practicaba una vi­
gorosa labor. Por lo tanto, yo arribé antes a la Iluminación, en
tanto que Ananda fue el conservador del tesoro de la Ley de
los Budas. Debido a esto, él hizo el voto de desenvolver comple­
tamente a los BodhiuUtcoi.
Cuando el venerable Ananda oyó del Señor el anuncio de
su propio destino hacia la perfecta Suprema Iluminación; cuan­
do captó las buenas cualidades de su tierra; cuando reconoció

'** "Poseedor de un intelecto tan insondable com o el océano".


1,5 "Gallardete imbatible".
167
el voto que hizo en el pasado, se sintió complacido, exultado,
arrebatado, gozoso, lleno de alegría y deleite. En esta oportu­
nidad recordó la verdadera Ley de los incontables Budas que
conservó. Entonces pronunció las siguientes estrofas:
6. Maravillosos e ilimitados son los Ginas, quienes reviven
en nosotros las leyes predicadas por los santos del pasado.
7. Estoy libre de dudas; me hallo preparado para la Ilumi­
nación. Tal es mi capacidad: conservar la verdadera Ley en
pro del conocimiento superior de los seres.
Al instante, el Señor se dirigió al venerable Rahula:
—Tú, Rahula, serás en el futuro un Tathagata de nombre
Saptaratnapadmavikrantagamin '**, un Arhat dotado de cien­
cia y conducta que, después de honrar, respetar, venerar un
número de Budas igual a los granitos de arena del Ganges, te
convertirás en el más elevado hijo de ellos, como ahora lo eres
de mí. Tu existencia, la abundancia de tus cualidades y las
riquezas de tu tierra serán iguales a la de Ananda.

En esa ocasión, el Buda pronunció las siguientes estrofas:


8. Rahula, el hijo que tuve cuando yo era un príncipe, es el
heredero de la Ley.
9. El número de Budas que verá en el futuro es inmenso.
Y, en procura de la Iluminación, será hijo de todos ellos.
10. El curso del deber es hoy desconocido para Rahula,
pero yo, que conozco sus votos anteriores, sé que glorificará
a los Budas.
11. Las buenas cualidades de Rahula son innumerables por­
que él sólo existe en función del conocimiento superior.
Después de estas palabras, el Señor puso su atención en los
dos mil discípulos —algunos aún bajo entrenamiento; otros ya
consumados santos- que lo contemplaban con sus mentes
serenas, moderadas y plácidas. Entonces, el Gina le dijo a Anan­
da:
_—¿Ves, Ananda, estos dos mil discípulos? Todos ellos lleva­
rán a cabo simultáneamente el curso de los Bodhisattvas y,
después de honrar, respetar y venerar tantos Budas como gra-186

186 "Sabio com o una flor de siete tesoros”.


168
míos de arena posee el Gantes, adquirirán la verdadera Ley y,
rn sus últimas encarnaciones, alcanzarán la perfecta Suprema
Iluminación, todos al mismo tiempo, en todas las direcciones
del espacio, en distintos mundos, cada uno en su propia tierra.
Se convertirán en Tathagatas de nombre Ratnaketuragas Sus
existencias durarán un kalpa, sus buenas cualidades y las de sus
tierras serán las mismas, como idéntico será el número de sus
discípulos y Bodhisaltvas, el momento de su completa extin-
ción y la duración de sus leyes.
En esa ocasión, el Señor pronunció las siguientes estrofas:
12. A estos dos mil discípulos. Ananda, les predigo que en
el futuro se convertirán en Tathagatas.
13. Después de venerar a los Budas, mediante infinitos ac­
tos, alcanzarán --en su última encarnación— la perfecta Supre­
ma Iluminación.
14. Todos, bajo el mismo nombre, en todas las direcciones
del espacio, en el mismo instante, se convertirán en Budas.
15. Serán renombrados en este mundo y tendrán un núme­
ro igual de discípulos y Bodhisattvas.
16. Poderosos en sus facultades, revelaran simultáneamente
la Ley en todas las regiones, también se extinguirán al mismo
tiempo y sus doctrinas durarán un lapso similar.
Todos los discípulos, oyendo esta predicción del Señor, se
llenaron de placer, exultación, arrebato, alegría y deleite. Lue­
go, pronunciaron estas estrofas:
17. Estamos satisfechos, Luz del mundo, con esta predic­
ción; nos hallamos complacidos, Tathagata, como si nos hubie­
ras rociado con néctar.
18. No tenemos dudas ni incertidumbre alguna de que nos
hemos de convertir en los más elevados seres. Hoy obtuvimos la
felicidad de oír tu predicción.

IV» fía t na. te s o r o ; ketu. p la n e t a ; raga», rey es.


169
CAPITULO X
EL PREDICADOR ( KOSSH'A
El Señor se dirigió a una asamblea, tomando a Bhaishagya-
raga como su representante;
—¿Vés, Bhaishagyaraga. en esta asamblea los numerosos dio­
ses, nagas, duendes, demonios, hombres, monjes, monjas, devo­
tos del vehículo de los Pratyekabudas y del vehiculo de lo6
Bodhisattvas que han oído la exposición de la Doctrina de boca
del Tathagata? Todos ellos, aunque haya escuchado nada más
que una estrofa, un simple verso; que con sus pensamientos ha­
yan aceptado gozosamente este Sutra; a ellos les predigo su des­
tino hacia la perfecta Suprema Iluminación. Y aquéllos que,
después de la completa extinción del Tathogata, oyen de esta
Enseñanza tan sólo una estrofa y la toman con alegría, también
obtendrán el conocimiento superior. Estos jóvenes -^varones
y mujeres— de buena familia venerarán incontables Budas, en
el cumplimiento de sus votos, y renacerán llenos de compasión
entre el pueblo de Jambudvipa ,8\ Quienes tomen. lean, hagan
conocer, reciten, copien o memoricen tan sólo una estrofa de es­
ta Enseñanza; quienes, gracias a estas palabras, sientan veneración
por los Tathagatas, deben ser tratados con el mismo respeto que
se le debe a los Maestros, es decir, con honor y reverencia. Quie­
nes veneren esta Enseñanza con flores, incienso, guirnaldas,
óleos, polvos, prendas, sombrillas, banderines, música, y actos
de reverencia como alzar las manos juntas o inclinaciones, a18

188 Jam budvipa, India.


(odos ellos les predigo su destino hacia la perfecta Suprema Iiu-
minación._
El Señor siguió diciendo:
—Si alguien preguntara cómo se sabe fyuién ha de convertirse
en un Tathagata, entonces hay que referirle esta predicción:
“Quien sea capaz de conservar, recitar o enseñar siquiera una es­
trofa de esta Enseñanza, mostrando con ello su respeto por
ella, se transformará en un Tathagata". Pero, en cambio, si algu­
na criatura viciosa, perversa o cruel se le ocurriese proferir una
Injuria ante el Sugata; si alguien pronunciara tan sólo una pala­
bra áspera —fundada o infundada— contra los irreprochables
predicadores de la Ley y conservadores de este Sutra, ya sea
lego o monje, esto es un grave pecado. Los que se adornan con
el ropaje del Gino, lo cargan sobre sus hombros y los que copian
>u Doctrina, se convierten en un volumen de la misma. Ellos
deben ser saludados alzando las manos juntas¡ deben ser honra­
dos, respetados y venerados, tanto por los dioses como por los
hombres, con flores, incienso, guirnaldas, óleos, polvos, pren­
das, sombrillas, banderines, instrumentos musicales, comidas,
bebidas y carros. (El predicador de la Ley debe ser honrado
con un cúmulo de selectas joyas porque, gracias a su exposición,
los incontables seres que la oigan adquirirán la perfecta Suprema
Iluminación.
En esa ocasión, el Señor pronunció las siguientes estrofas:
1. El que desee afincarse en el estado de Buda y aspire al
ronocimiento superior debe honrar a quienes conservan esta
Doctrina.
2. El que anhela la omnisciencia y procura alcanzarla lo
antes posible, debe conocer este Sutra en su corazón y venerar
a quienes ya lo saben.
3. El que fue enviado por el Señor para instruir a los hom­
bros, les recita este Sutra.
4. El que se compadece de la Humanidad, conserva en su
memoria esta Enseñanza.
5. El predicador de la Ley debe ser honrado con flores di­
vinas y terrenas y todo tipo de perfume;
6. Debe ser ataviado con prendas celestiales y rociado con
joyas.
171
7. Uno debe siempre saludarlo con reverencia, como si
fuera el Jefe de los Ginas, el que en estos espantosos di'as con­
serva el Sutra.
8. Uno debe brindarle comida, bebida, alojamiento y vesti­
mentas.
9. El predicador realiza la tarea de los Sugatas y viene a
este mundo humano para copiar, conservar y difundir este
Sutra.
10. El que, perverso de corazón o con ceño fruncido profie­
re alguna injuria en su presencia, comete un gran pecado.
11. Pero los que ultrajan o abusan de lo6 guardianes del
Sutra, perpetran un pecado mayor aún.
12. El que, en el curso de un kalpa, en busca de la perfecta
Suprema Iluminación, me alaba alzando las manos juntas,
13. Se procura un gran mérito, ya que me glorifica con gra­
titud de corazón. Pero mayor mérito aún adquieren los que ala­
ban a los predicadores.
14. Los que durante incontables kalpas rinden tributo
a los objetos de veneración,
15. Oyen tan sólo una vez este Sutra, con ello obtendrán
una notable evolución.
El Señor siguió su alocución:
—Os anuncio que existen muchos discursos sobre la Ley, fu­
tras que he pronunciado, pronuncio y pronunciaré. Entre ellos
se encuentra éste, que no siempre es aceptado ni comprendido
por todos. Esta es la ciencia esotérica de la Ley, preservada
por el poder de los Tahagatas pero nunca divulgada; es un ar­
tículo de fe que todavía no se conoce, Si la mayor parte de la
gente rechaza este Sutra durante la vida del Sugata, en mayor
grado lo hará después de su completa extinción. No obstante,
uno debe considerar que estos monjes, jóvenes de buena fami­
lia, están investidos con el manto del Tothagata. por lo tanto, hay
que tener en cuenta que son bendecidos por los Ginas de todas
las regiones; que tendrán la fuerza de la persuasión individual,
el poder que se enraiza en la virtud y la firmeza que otorga un
voto piadoso. Ellos morarán en conventos; sus cabezas serán
acariciadas por el Gina y, después de su completa extinción,172

172
leerán, escribirán y honrarán este Sutra recitándoselo a otros.
El Señor no cesó aQí de hablar, sino que agregó:
—En cualquier lugar de la Tierra donde se exponga este dis­
curso, donde se lo predique, estudie, recite, allí debería erigirse
un altar al Tothagata, un ara magnífico, alto y espacioso, cons­
truido con substancias preciosas. Cualquier lugar donde se de­
sarrolle, escriba o repita esta Enseñanza, debe ser honrado, res­
petado y venerado como si fuera un stupo que, si bien no
contiene restos, es como si allí se hubiera depositado el cuerpo
de un Tothagata. Por eso deben reverenciarse con flores, incien­
so, guirnaldas, óleos, polvos, prendas, sombrillas, banderines,
cintas, música, danzas, cantos, castañuelas y aclamaciones.
Y los que se aproximen a ese altar para saludarlo y verlo, pue­
den ser considerados próximos a ta perfecta suprema Ilumina­
ción porque existen muchos monjes que observan el curso del
Bodhisaltva y. sin embargo, no viajan para ver, oír, anotar o
venerar este Sutra. Y mientras no lo hagan, no estarán suficien­
temente versados en la Doctrina. Pero quienes oyen esta Ense­
ñanza y la aceptan, penetran en ella y la comprenden, están
próximos a la perfecta Suprema Iluminación. Es como si un
hombre, en busca de agua, empieza a cavar un pozo en tierra
«rida. A medida que saca material, ve que está seco y piensa
que el líquido se encuentra aún lejos. Después de un tiempo,
comienza a ver que la tierra está húmeda, barrosa y que cavan­
do se salpica las ropas. Viendo esta señal, el hombre se halla
runvencido de que el líquido se encuentra próximo. De la
misma manera, estos Bodhisattvas se hallan lejos de la perfec­
ta Suprema Iluminación mientras no oigan, penetren, profun­
dicen y capten este Sutra. Cuando lo hagan, entonces sí estarán
próximos al conocimiento superior. Esta Enseñanza acrecienta
rn los seres su Iluminación porque contiene la explicación del
mas elevado misterio, el tema secreto de la Ley que los Tatha-
gatas han revelado para perfeccionar el Sendero de lo6 Bodhí
hi Uval. Si éstos se estremecen, atemorizan o sienten miedo ante
este Sutra es porque han ingresado recientemente al vehículo.
Si un devoto del vehículo de los discípulos se atemoriza, estre­
mece o siente miedo ante esta Enseñanza, puede suponerse que
usa persona es un engreído.173
173
Finalmente, el Señor habló en estos términos:
—Cualquier Bodhisattva que, después de la completa extin­
ción del Tathogata expone este Sutra a los seres, puede po­
nerse el manto del Sugata, ocupar su morada y su pulpito.
¿Cuál es el manto, la morada y el pulpito del Gina? El más
elevado de los seres usa como ropaje la sublime indulgencia,
mora en la caridad hacia todas las criaturas y se destaca en el
pulpito del Vacío de las cosas. El Bodhisattva debe proponer
esta Enseñanza con una mente expansiva ante quienes procu­
ran el conocimiento superior para aumentar asi favorablemente
su disposición hacia la Ley.

r.
En esa ocasión, el Señor pronunció las siguientes estrofas:
16. Este exaltado Sutra debe oírse evitando toda distrac­
ción, porque es rara la ocasión de poder escucharla y más ex­
traña aún la creencia en ella.
17. Es el caso similar al de un hombre que, en busca de
agua, cava un pozo en zona árida y durante cierto tiempo no le­
vanta más que material seco.
18. Viendo esta señal, deduce que el líquido se halla lejos.
19. Pero cuando, después de seguir cavando, ve la tierra
húmeda se convence de que el agua está cercana.
20. Así también son esos hombres que se hallan lejos del
conocimiento del Buda y no han oído este Sutra ni meditado
sobre él.
21. Pero quienes lo han escuchado y frecuentemente indaga­
do en este rey entre los Sutras, en este autorizado texto para
discípulos,
22. Son sabios y están próximos al conocimiento superior,
de la misma forma como por la humedad de la tierra puede in­
ferirse que el agua está cerca. v
23. Después de entrar en la morada del Gina, poniéndosé
-
mi manto y sentándose en mi lugar, el predicador debe exponer
este Sutra.
24. La fortaleza de la caridad es mLmorada, la indulgen­
cia mi manto y el Vacío mi asiento; que el predicador ocupe
este lugar y exponga el Sutra.
25. Cuando las piedras, los palos, las injurias o las amena­
zas caigan sobre el predicador, que sea paciente y piense en mí.174
174
26. Mi cuerpo ha existido entero en infinitas regiones y
durante incontables kalpas he enseñado la Ley.
27. Al valiente que proclama este Sutra después de mi
completa extinción, a el le enviaré también emisarios sublimes.
28. Monjes, monjas y devotos masculinos y femeninos han
de honrarlo.
29. Y si es atacado con piedras, palos, injurias, amenazas o
burlas, los emisarios lo defenderán. —
30. Cuando esté solo, embarcado en el estudio —en la sole­
dad del bosque o en las colinas-,
31. Si llega a olvidar alguna lección, entonces presentaré an-
lo el mi cuerpo luminoso 1(9 que le permitirá recordar lo apren­
dido.
32. Cuando viva en la soledad de la naturaleza, le enviaré
dioses y duendes en gran número para hacerle compañía.
33. Tales son las ventajas que disfrutará: mientras predique
la Ley, viva solitariamente o estudie la Doctrina, siempre me
tendrá presenter
34. Su facilidad de palabra no conoce impedimento alguno;
comprende los múltiples requisitos de la exégesis y satisface
a incontables seres porque está inspirado y bendecido por el
Buda.
35. Y todas las criaturas a quienes se le ha confiado su aten­
ción se convertirán en Bodhisattvas y, cultivando su intimidad,
tendrán la oportunidad de ver tantos Budas como granitos de
arena posee el Ganges.19

199 El “cuerpo lum inoso” sería la “luz mental”, esto es, la memoria.

176
CAPITULO XI
LA APARICION DE UN STUPA HOto

Se erigió un stupa, fabricado con las siete substancias precio­


sas, en el lugar opuesto adonde Be hallaba el Buda, quedando
la asamblea de monjes ubicada en el medio ,*°. El stupa media
quinientos yoganas de altura y tenía una circunferencia propor­
cional; estaba decorado con flores, banderines, cintas, guirnal­
das, campanillas y perfumado con sándalo. Los dioses, mostran­
do su aprobación por esta obra, esparcieron una lluvia de flores
sobre ella y, desde su interior, una voz dijo: “Excelente, Sakya-
muni, tú has expuesto correctamente este Sutra del Loto de la
Verdadera Ley.”

90 E. Senart —"Essai sur la légende du Buddha'1— sostiene que entre


el Señor, esto es. el sol y el stupa de siete substancia», te alza el arco irla.
Varios son los grandes iniciados —Buda. Jeeñs, Mitra, Zoroastro, etc
que adquieren la dimensión de un m ito solar. Posiblemente existan causas
astrológicas que su' lo determinen —por ejemplo, la coincidencia de sus
respectivos nacimientos con solsticios o equinoccios— o la identificación
de sus doctrinas con las leyes que rigen la formación y la vida dol Univer­
so, convirtiéndose en figuras aiprcmas del elenco divino, así com o el sol
lo es entre los demás astros Sobre los elemento» solares en la mitología
dei Buda se puede consultar “ Buddha and the Sun (>od“, de B. Rowland,
en Z olm oxis N ° 1 (1938) y las implicaciones metafísica» de los mito» so­
lares en ‘T h e Darker Side o f the Dawn", de A.C. Coomaraswamy, en
Sm ithsonian Collection (1935), ambos textos citados por Mircea Eliade
en su “Tratado de Historia de las Religiones", capítulo 111 “ El sol y loa
cultos solares”, ediciones Cristiandad, Madrid 1981. En cuanto a la com ­
paración de la asamblea de monjes con el arco tris, simbolizaría el más
amplio espectro visible de las posibilidades humanas de captar la luz de la
Doctrina. El stupa también simboliza la constelación que contiene el Sol.
En ese momento, en el cielo se produjo un reluciente fenó­
meno meteórico que llenó de asombro, placer y deleite a toda la
asamblea. Los monjes se levantaron de sus asientos y, alzando
las manos juntas, permanecieron de pie en sus lugares en señal
de reverencia. Entonces el Bodhisattva Mahapratibhana, perci­
biendo la curiosidad de toda la audiencia, le preguntó al Señor:
—¿Por qué razón. Señor, un stupa tan magnífico se alza en
este mundo? ¿Quién emite una voz desde su interior?
El Buda le respondió:
—En este grandioso stupa de siete substancias preciosas,
Mahapratibhana, se encuentra condensado el cuerpo 191 del
/'athagata; él es el stupa; él es quien emite la voz que sale de
él. En el punto del espacio debajo del stupa existen innumera­
bles mundos; más allá de ellos se encuentra uno llamado Ratna-

191 El Buds p u « tres cuerpos —trikaya— uno dentro del otro: 1)


\irm ona-kúya (cuerpo ilusorio i. et rl de su faceta primerie, cuando la reía
. »6n con el Universo y sus leyes es escasa Con eate cuerpo, de limitada
duración, circula por la Tierra y puede adoptar distintas formas, pero no
cv capas de revelar lo que está m is aiti de ellas; 2) S o m b oghakaya (cuerpo
m ística), ee el de Is pureas y la bendición. En esta etapa se diluye la
consciencia individual, diamlnuyen las necesidades terrenales y renuncia
a los frutos. U nto fíateos, com o m en u les o espirituales de su labor Con
m * cuerpo tupes terrestre ejerce su activídsd en d mundo celeste; y 3)
lihorm o-kayo (cuerpo de la Ley), que brilla Iluminando todo. Es la etapa
dr la Iluminación, de la liberación, con una consciancia total unida al
l inverso. Este cuerpo róen iro es la constitución del estado de buda, o sea,
ü identificación con la Ley o Realidad Suprema El Dharma-koya ea aóto
finccptible por otro Buda
Con respecto ai ih tp a que hace referencia el capítulo, y a la afirma­
ción del Buda que en d se encuentra con d en ad a el cuerpo del Tatkagalo,
¿•••dría lomarse, no com o un túmulo material, sino com o una proyección
sobrenatural del cuerpo del Ruda, en este raso, del nirm anakaya, el iluso­
rio, H que puede adoptar distintas formas
Con respecto si tnkoya, Ismael Quites puntualiza que eate concepto es
la combinación integral del Absoluto impersonal (Dharmahaya), la verda­
dera Realidad v Esencia última constitutiva de todo* loa aeres, el Yo Abso­
luto personal (Sam bhogakaya), el Buda Eterno que resplandece con loa ca-
raí-i eres de la divinidad; y el yo humano temporal (Nirm anakaya), encua­
drado, com o los demás hombres, en el marco de la individual Isación de)
espacio y del tiempo.17
177
viduddha , donde mora el Tathagata denominado Prabhurat-
na ,M, un Arhat dotado de ciencia y conducta. Este Gina anta­
ño hizo el siguiente voto: "Cuando transitaba el curso del Bo-
dhisattva, no llegué a la perfecta Suprema Iluminación antes de
oír este Sutra del Loto de la Verdadera Ley que sirve, precisa-
mene, para instruir a los Bodhisattvas. Pero, ¡A escucharlo,
inmediatamente adquirí la madurez espiritual para acceder al
conocimiento superior”. Y cuando se acercaba la hora de la
completa extincibn de este Tathagata, dijo: “Después de mi
Nirvana, monjes, debe erigirse un stupa de siete substancias pre­
ciosas para servir de marco al cuerpo del Sugata. Debe alzarse
en toda tierra del Buda, en todos los mundos, donde se haya
recitado este Sutra; tiene que relucir en el cielo, sobre toda
asamblea de monjes que esté oyendo el “Loto de la Verdadera
Ley”, y tiene que efectuar una exclamación de aplauso a quie­
nes lo prediquen”. Fue ese stupa, el de las reliquias de Prabhu-
taratna el que, cuando yo estaba exponiendo esta Enseñanza,
brilló en el cielo como un meteoro y emitió esa voz de saluta­
ción.
Entonces, Mahapratíbhana le solicitó al Señor:
—Muéstranos, Señor, a través de tu poder, la figura del men­
cionado Tathagata.
El Señor le respondió;
—Prabhutaratna hizo un grave y piadoso voto, consistente
en que cuando los Budas prediquen el “Loto de la Verdadera
Ley”, él se encontraría cerca para oírlo. Por lo tanto, Mahapra-
tibhana, el cuerpo del Tathagata se halla multiplicado en tan­
tas figuras como las infinitas tierras del Buda existentes, ya
que en todas ellas se predica este Sutra. Si quisiera ver el cuerpo
de Prabhutaratna sería necesario reunir aquí sus incontables
emanaciones.
Mahapratibhana le replicó:
—Señor, reverenciaremos a todas esas emanaciones corpora-

Ratnavituddha, aclarado por joyas (estrellas). Ese mundo es posi­


blemente el firmamento, la bóveda celeste, más allá de la atmósfera donde
reluce el arco iris.
m Prabhu, señ or,ratna. joya.
Ira del Tatahagata creadas por él mismo para cumplir con su
voto.
Entonces, el Señor emitió un rayo de luz desde su entrece­
jo. Inmediatamente los Budas de las infinitas regiones del
este —iguales a la cantidad de granitos de arena que posee
el Ganges— se tornaron visibles como también lo fueron las tie­
rras del Buda, compuestas de cristal, decoradas con árboles de jo­
yas y miles de Bodhisattvas cubiertos con doseles y mallas de
las siete substancias preciosas y oro l#\ En esas tierras apare­
cían los Budas enseñando, con dulce y amable voz, la Ley
u todas las criaturas. Lo mismo sucedía en el sudeste, en el sur,
en el sudoeste, en el norte, en el noroeste, en el nadir, en el
cénit; en fin, en las diez direcciones del espacio.
Todos esos Budas, de todas las regiones, se dirigieron a sus
repectivas huestes de BodMisattvas en estos términos:
-Jovenes de buena familia, debemos ir al mundo de Sakya-
tnuni para saludar humildemente las reliquias de Prabhutarat-
na.
Entonces esos Señores acudieron con sus subalternos. Duran­
te ese período, este mundo estaba hecho de lapislázuli, adorna­
da con árboles de joyas, cubierto con las siete substancias pre­
ciosas y oro; desprendía un aroma a incienso y se hallaba espar­
cido de flores y campanillas. Parecía un tablero dividido por fi­
letes dorados en ocho compartimentos y carecía de villas, pue­
blos, ciudades, capitales, provincias, reinos, montañas, océanos,
ríos, dioses, hombres, demonios, animales y muerte. Debe
entenderse que en ese período todos los seres —de cualesquiera
de los estados de existencia— de este mundo fueron trasladados
a otros, excepto los que se congregaron en esa asamblea. Enton­
ces llegaron ios Budas y sus huestes y se ubicaron cerca de los
arboles de joyas, cada uno de los cuales media quinientos yoga­
rías de alto, con sus ramas, hojas, follaje y circunferencia
proporcionales, y provistos de pimpollos y frutos. Al pie de ca­
da árbol estaba dispuesto un trono, de cinco yoganas de altura,
adornado con magnificas prendas. Cada Tathagata ocupó uno*

*** El oro no forma parta de tai líete eubitanciai precious.

179
de ellos, sentándose con las piernas cruzadas, con los Bodhisatt-
vas a su lado.
Al instante, toda la esfera se llenó de Sugatas; no obstante,
los grandes seres mostrados por Sakyamuni aún no habían acu­
dido. Pero, de pronto, en todas las direcciones del espacio se
tornaron visibles infinitas tienas del Buda, de lapislázuli, ador­
nadas con artesanías de las siete substancias preciosas y oro,
decoradas con orlas de campanillas, esparcidas con flores,
cubiertas con doseles celestiales, festoneadas de guirnaldas
y desprendiendo aroma a incienso. Esas incontables regiones
fueron reunidas por Sakyamuni de modo que parecieran una
sola, realzada por todas las riquezas que poseía cada una de
ellas separadamente. Después, aparecieron desde todas las di­
recciones del espacio infinitos Tathagatas —tantos como los gra­
nitos de arena contenidos en millares de Ganges— que ocupa­
ron otros tantos tronos ubicados debaio de los árboles de jo­
yas. Y cada uno de ellos, entregándole una bolsa de flores de
joyas a sus subalternos, le ordenó:
—Id, jóvenes de buena familia, hasta la montaña Gridhraku-
ta, donde Sakyamuni: saludadle con reverencia e inquirid por
su estado de salud, bienestar, lozanía y confort suyo y de su
hueste de Bodhisattvas y discípulos. Esparcid sobre él este mon­
tón de flores y solicitadle si se dignaría a abrir el stupa.
Cuando Sakyamuni percibió que sus creaciones habían arri­
bado, ocupando sus tronos, en consideración al pedido expre­
sado por los Tathagatas, se levantó de su asiento y se mantuvo
en el cielo como un meteoro. Al ver esto, toda la asamblea se
puso de pie y, alzando las manos juntas, se quedó extasiada
mirando el fenómeno. Entonces, el Señor, con su índice dere­
cho quitó el cerrojo del stupa, separándolo en dos partes. Al
abrirse, mostró a Prabhutaratna sentado en su trono, sus miem­
bros enflaquecidos, el cuerpo lánguido como absorto en medi­
tación.
El Tathagata dijo:
—Excelente, Sakyamuni; has expuesto muy bien este Sutra
del Loto de la Verdadera Ley; por eso he venido aquí: para
oírlo.
Toda la asamblea, percibiendo que Prabhutaratna —quien
se había extinguido infinitos kalpas atrás—hablaba de esta for­
ma, se llenó de maravilla y asombro. Inmediatamente, cubrie­
ron a los dos Budas con montones de flores. Luego Prabhuta-
ratna cedió la mitad de su asiento a Sakyamuni, dentro del
stupa, y ambos fueron vistos como sendos meteoros en el es­
pacio.
En la mente de los asambleístas nació este pensamiento:
“Estamos lejos de los dos Tathagatos; por lo tanto, quisiéra­
mos nosotros también, mediante el poder del Buda, elevarnos al
cielo” . Cuando el Señor captó la idea que atravesaba a la con­
gregación, inmediata y mágicamente, colocó a toda la audien­
cia en el firmamento como si fuera un meteoro. Entonces
Sakyamuni se dirigió a ellos en este tono:
—¿Quién de vosotros, monjes, procurará exponer este Sutra
del Loto de la Verdadera Ley en el mundo? El termino fatal,
la hora de la muerte se acerca;el Tathagota anhela la completa
extinción y desea confiar a alguno de vosotros la difusión de la
Doctrina.
En esa ocasión, el Señor pronunció las siguientes estrofas:
1. Aquí veis, monjes, al gran Profeta, al desaparecido
Líder, dentro del stupa de las siete substancias preciosas, que
ha venido a oír la Ley ¿Quién no sería capaz de invocar su
energía en pro de la Doctrina?
2. Aunque completamente extinto durante incontables
kalpas, por amor a la Ley acude aquí y allá, porque una ense­
ñanza como ésta es muy preciosa y difícil de hallar.
3. Este Líder hizo un voto en una existencia anterior;
por eso, aún después de su completa extinción se desplaza
por los diez puntos del espacio.
4. Todo los que veis aquí son mis propios cuerpos —in­
contables como los granitos de arena que contiene el Ganges—
que se han manifestado para ver al extinto Maestro.
5. Después de desplegar cada uno de ellos su particular
tierra. Y todos los discípulos, hombres y dioses han sido con­
vocados para preservar la verdadera Ley todo el tiempo que
ella deba durar.
6. Para ellos he reunido estos mundos, destinándoles a
cada uno un asiento.
181
7. Siempre ha sido mi ansiosa intención preocuparme por
la difusión de la Doctrina. Debido a ello es que ahora veis este
inmenso número de Budas ubicados a los pies de los árboles
como si fueran un gran multitud de lotos.
8. Estos incontables árboles se hallan tan iluminados por
los Sugatas como una oscura noche por el fuego.
9. De los Lideres del mundo se desprende una deliciosa
fragancia que arrastra el viento, impregnando a todas las cria­
turas.
10. Después de mi extinción, el conservador de la Doctrina
debe pronunciarla de inmediato en presencia de los Señores
del mundo.
11. Prabhutaratna quien, pese a su distante ingreso al Nir-
vana, está atento para oír el rugido de león del que tome el man­
dato de mi herencia espiritual.
12. Yo mismo, en segundo lugar, como también todos los
incontables Lideres que se han congregado aquí, oiremos la
voz del hijo del Gina que se esfuerce en exponer la Ley.
13. Por la cual yo y Prabhutaratna —el Sugata que perpe­
tuamente se desplaza por todos los rincones del Universo para
oír la exposición de la Doctrina—seremos honrados.
14. Todos los grandes iniciados del mundo aquí presentes,
gracias a quienes esta tierra reluce tan espléndidamente, tam­
bién verán ampliamente acrecentado su honor cuando este Su­
tra sea predicado.
15. Aquí me véis, en este asiento, junto a Prabhutaratna,
dentro del stupa\ pero notad, jóvenes de buena familia,
16. Que el Tathagata os urge a realizar —por misericordia
a todos los seres— una ardua tarea.
17. Porque uno puede desarrollar tantos discursos como
los granitos de arena que contiene el Ganges sin mayor dificul­
tad;
18. O tomar al monte Sumeru 1,5 en el puño y sencilla­
mente lanzarlo a una distancia inmedible del espacio ;

195 Sumeru o Meru: una región que, por iu inconmensurable tamaño,


está fuera del alcance de loa mortales. Es el reino inaccesible, el país m is
alto, el paraíso, sede de los dioses, ubicado —según los textos védicos— en182

182
19. O sacudir el Universo entero con un golpe de pulgar.
20. Pero conservar y predicar este Sutra, el “Loto de la
Verdadera Ley”, durante el horroroso período que sigue a la
extinción del Líder del mundo,
21. Esa sí que es una empresa difícil.
22. No es imposible comprimir en el puño la totalidad
del éter cósmico;
23. Pero copiar un Sutra como éste, después de mi ingre­
so aJ Nirvana, eso sí que es difícil.
24. Recolectar íntegramente la tierra del Universo en una
uña, no es tan arduo;
25. Tampoco lo es superar la fortaleza de todos.
26. Algo más arduo aún que todo lo anterior ha de realizar
quien pronuncie tan sólo un momento este Sutra, después de
mi extinción.
27. No será difícil para él deambular en medio de la confla­
gración ,M del fin del mundo, aunque vaya cargado con una
parva de heno;

l« ton* polar. El eaoterismo de Medio Oriente y occidental tiene cus equi­


valentes en el Albor) per», el Kaf árabe y el Monsalvat.
'** Una in ter en n te descripción oriental de la conflagración, del ígneo
ítn del m undo —otro de los temas recurrentes de muchas cosm ologías— es
l« descripta en los versos del ap ocalíptico cap ítu lo on cen o del Bhagavod
C ita " ... llam eantes com o los fuegos m atutinos del día Íinal/N orte, sur,
este y o este parecen confundirse/ .../R á p id o s co m o los ríos corriendo
hacia el océano,/ae precipitan los héroes en tus ísu ces de fu ego,/ com o ale­
villas que buscan la llama de su destrucción. (Versión de A ldous H uxley,
en "La filosofía perenne", ed. Sudamericana. Bs. As. 1947). N o obstante,
e» éste uno de los p ocos ejem plos que pueden citarse donde aparece la
destrucción del m undo, habida cuenta de que Oriente sólo cree en "ci­
clos” y no en un origen y un fin del Universo. Precisamente uno de los
puntos de coincidencia entre las escuelas H inayana y M ahayano del budis­
mo es la carencia de com ien zo y fin del mundo; ambas dicen: "Todo se
esplica por la causalidad, pero no hay causa primera". Adem ás esta
cuestión, mejor dicho la curiosidad por resolverla, fue fustigada por el
Iluda “ El con ocim ien to de estas c o n s no hace hacer ningún progreso en
el cam ino de la n n tid a d , porque eso no sirve a la perfección y a la ilumi­
nación. Lo que sirve para la paz y para el despertar espiritual, he aq uí lo
que el Buda ha enseñado a los suyos: la verdad sobre el dolor, e tc .; por eso
ca que io que no ha sido revelado por mf que eso quede no revelado".
IM ajísim o N ikaya). El origen y el fin del m undo es uno de los catorce 183

183
28. Más arduo le será conservar esta Enseñanza luego de mi
desaparición y transmitirla tan sólo a una criatura.
29. Uno puede conservar las ochenta y cuatro mil 1,7 divi­
siones de la Ley y exponerlas, instruyendo a incontables seres;
30. Esto no es tan difícil, como tampoco lo es entrenar
a todos los monjes del presente en el conocimiento superior.
31. Pero sí es arduo conservar este Sutra, creer en él, identi­
ficarse con su contenido y exponerlo repetidamente.
32. Aun el que confirma a innumerables Arhats, bendeci­
dos con la posesión de las facultades trascendentes,
33. No lleva a cabo algo tan difícil como la excelencia de
conservar mi sublime Ley, después de mi extinción.
34. Frecuentemente, en miles de mundos, he predicado
la Doctrina; también lo hago hoy con el objetivo de permitir
que sea obtenido el conocimiento sin límites.
S, 35. Este Sutra ha sido declarado el principal; quien lo guar­
da en la memoria, conserva el cuerpo del Gina.
36. Hablad, jóvenes de buena familia, mientras el Tathagata

problema* metaffsico» a lo* cuales, según tíuda, no es posible dar una re»
pufsia definitiva, adoptando por ello una actitud agnóstica. Esto* tema*
-Q u ilrs los loma del D ham m acakka Ppavattana S u lla ("Fundación del
reino de la rectitu d " )- son: 1) el yo y el mundo son temporalmente in
finitos; 2) finitos; 3) o finitos o infinitos; 4 ) ni finitos ni infinitos; 5) el
mundo es espacialmente infinito, 6) finito, 7) o finito o infinito; b) ni fi­
nito ni infinito; 9) el alma y el cuerpo son lo mismo; 10) son diferentes.
11) ios Tathagata» no existirán después de la muerte; 12) existirán, t 3 ) o
existirán o no existirán: y 14) ni existirán ni no existirán. En base a este
despliegue metaffsico, Rhys David* llama u Iluda "al filósofo agnóstico de
la India". Entonce», si bien la etimología de la palabra "conflagración"
alude a “ incendio", debe interpretarse en el sentido de "perturbación".
Corroborando la incesante continuidad del mundo, el Brahmajata»utta
(Sutra de la red de lo» brahmane») —versión Oarmen Dragonetti del Digha
N ikaya. ver Bibliografía— dice; "Existe un m omento, en un tiempo u
otro, en que este mundo llega a *u fin. Existe un m omento, en un tiem po
u otro, al fin de un largo perfodo, en que este mundo resurge".197

197 Este número *e compara con loa ochenta y cuatro mil monasterios
hechos edificar por el rey Asoka (reinó del 273 al 232 a.C.) en otra* tantea
localidades de la India, relato que aparece en el histórico trabajo Dipovom
«o VI-95 (obra del siglo IV d.C.), donde se recogen las palabras de este
monarca -versión de O ldem berg-: “ El Buda enseñó ochenta y cuatro mil
preciosas secciones de la Verdad; yo construiré ochenta y cuatro mil mo­
nasterios para honrar cada división con uno de ellos". (HK)
aún permanece en vuestra presencia. ¿Quién de vosotros se
pondrá en acción, en ei futuro, para conservar la Enseñanza?
37. No sólo yo estaré complacido, sino también todos los
Señores del mundo, si alguien pudiera conservar siquiera por
un instante este Sufra tan difícil de retener.
38. Esa persona será alabada por todos los Sugatas\ será
tan famoso como un destacado héroe, y alcanzará con rapi­
dez la sabiduría trascendente.
39. Le será confiado el liderazgo entre los hijos del Tatha-
gata el que, llegado a la etapa de apacibilidad, conserve este
Sutra.
40. Será el ojo ,M del mundo —incluyendo los dioses y
los hombres—quien difunda “El Loto de la Verdadera Ley".
41. Todos los seres venerarán al sabio que, al final de los
tiempos "* recite tan sólo un momento este Sufra.
A continuación, el Señor se dirigió a todos los presentes
en estos términos:
-Antaño, monjes, he indagado infatigablemente en "El
lx>to de la Verdadera Ley" durante inmedibles kalpas. Previa­
mente fui un rey; pero una vez tomada la resolución de arribar
* la perfecta Suprema Iluminación, mi mente ya no se desvió
de ese objetivo. Me esforcé en concretar las seis perfecciones
,no. otorgando inmensas dádivas: oro, plata, metálico, gemas,
perlas, cauri, piedras preciosas, coral, esmeraldas, villas, pue­
blos, ciudades, capitales, provincias, reino, mujeres, hijos, es-

IW Ojo Abierto de Dsniyna <iniciado). En la India, el ojo de Shiva (la


encarnación divina del eterno poder reproductor de ía naturaleza; tercer
miembro de la trinidad del hinduismo). Simboliza la interna visión espiri­
tual del adepto o liberado. No consiste en la clarividencia ordinaria sino
m la facultad de intuición espiritual por cuyo medio se obtiene el cono­
cim iento superior. (2 )
El final de los tiempos, esto es, después del ciclo cósm ico que ter­
mina con una edad del Universo para comenzar con otra. Se divide en cua
tro etapas o Yugas tirita (o Satya) yuga (Edad de oro), orden, justicia,
perfección individual, armonía universal; Treta yuga, aparición del dolor,
Dvapara yuga, rivalidiad entre el Bien y el Mal, Kali yuga (Edad negra),
que acaba con una catástrofe reparadora, para reinlciar el ciclo. Se afirma
que la actual es la Kali yuga y que com enzó en el año 3.102 a.C. Ver
Arthur Powell: El sistem a solar; ed. Kier, Bs. As. 1979.
300 Paramitas, ver nota 47.

185
clavos masculinos y femeninos, elefantes, caballos, carros y
otros diversos bienes. Sin embargo, nunca surgió en mí el pen­
samiento de la auto-complacencia. En esos días, la vida de
los hombres duraba mucho, por eso durante incontables años
ejercite las reglas de un monarca de la Ley, no por placer, si­
no por deber. Después de instalar en el gobierno al príncipe he­
redero, fui en busca de la mejor Ley, haciendo sonar una cam­
pana y proclamando:
—El que anuncie la más excelsa Enseñanza o señale lo que es
beneficioso para su difusión, de él me convertiré en un sirvien­
te.
En ese tiempo vivía un Profeta; él me dijo;
-Noble rey; existe un Sutra, llamado “El Loto de la Ver­
dadera Ley”, que es la exposición de la mejor Doctrina. Si
consientes en convertirte en mi sirviente, te enseñaré ese Sen­
dero.
Yo, complacido, contento, exultado y arrebatado por esas
palabras, le respondí:
—Haré para ti la tarea de un sirviente: buscaré combustible,
agua, raíces, frutos, etc., y limpiaré la casa.
Eso hacía durante el día; durante la noche, velaba a sus
pies, mientras él descansaba en su lecho. Sin embargo, nunca
sentí fatiga física o mental alguna, y en tales ocupaciones
pasé un milenio.
Para elucidar mejor este tema, el Señor pronunció las siguien­
tes estrofas:
42. Recuerdo pasadas épocas, cuando era Dharmika, el so­
berano de la Ley, y ejercía el influjo real por deber, por el in­
terés de la Doctrina.
43. Entonces proclamé en todas las direcciones del espacio:
“Me convertiré en el sirviente del que me explique la Enseñan­
za” . En ese entonces existía un visionario Sabio, un revelador
del Sutra titulado “El Loto de la Verdadera Ley” ;
44. El me dijo: “Si deseas conocer el Sendero, conviérte­
te en mi sirviente”. Oí estas palabras con alegría y con el mis­
mo estado de ánimo llevé a cabo las tareas asignadas,
45. Sin sentir jamás ningún cansancio físico ni mental.
Hice lo mejor en pro de la Verdad, no con la intención de ganar
méritos ni por placer.
46. Mientras tanto, ese rey, animosamente y sin comprome­
terse con ningún otro propósito, vagó en todas las direcciones
del espacio durante incontables kalpas, sin obtener el Sutra
llamado “Dharma''10i
¿Ahora bien, monjes, quién creéis que eran el rey y el Profe­
ta? Yo era el rey, y Devadatta ,0, el Profeta. Sin duda, él era
mi buen amigo, gracias a quien pude concretar las seis perfec­
ciones, la compasión, la sociabilidad, la capacidad de salvar
a todos los seres, y demás tipo de poderes mágicos. Os anuncio,
monjes, que en el futuro, Devadatta se convertirá en un Tatha-
nata de nombre Devaraga J0,t en el mundo Devasopana J04.
Su existencia durará veinte kalpas. predicará extensamente la
!<*y y. gracias a ¿I, un número de seres iguales a la cantidad
de granitos de arena que contiene el Ganges han de alejar de
»i todas las maldades y devendrán Arhats. En cambio, otros de
sus discípulos elevarán sus mentes al estado de Protyekabudas
y un tercer grupo, dotado de resuelta paciencia, alcanzará la
perfecta Suprema Iluminación. Además, monjes, después de la
completa extinción de Devaraga, su Ley durará otros veinte
kalpas ;su cuerpo no será dividido en distintas reliquias, sino que
m» conservará íntegramente en un stupa de siete substancias pre­
ciosas que medirá seiscientos yogarías de altura y cuarenta de
diámetro Todos los dioses y hombres lo honrarán con flores,
incienso, guirnaldas, óleos, polvos, prendas, sombrillas, bande­
rines y canciones. Los que rodeen su stupa de izquierda a dere­
cha, o lo saluden humildemente, elevarán sus respectivos esta­
dos espirituales para no retroceder jamás.
El Señor volvió a dirigirse a la asamblea:*

** fcn la 46 se percibe claramente una alteración respecto del argu


monto relatado por las estrofa* anteriores Se ignore el motivo de este
a lto .
m HK afirma que Devadatta y Prabhutaralna son la misma persona
m Devaraga, rey de los dioses.
101 Devasopana, escalera de los dioses.

187
—Quienquiera que en el futuro oiga este capitulo del Sutra
titulado “El Loto de la Verdadera Ley”, será relevado de toda
duda, purificará su mente y, poniendo su confianza en él, ce­
rrará la puerta a los tres estados del infortunio, a saber: no re­
nacerá en el infierno, ni entre las bestias, ni en el reino de la
muerte. Cuando nazca en alguna tierra del Buda de las diez
direcciones del espacio, en cualquiera de ellas oirá este mismo
Sutra y, morando, entre los dioses o entre los hombres, alcanza­
rá un rango eminente. En esas regiones celestiales aparecerá
por metamorfosis, sobre un loto de siete substancias preciosas,
cara a cara con el Tatahagata.
En ese momento un Bodhisattva, de nombre Prajñakuta,
llegado de la tierra de Prabhutaratna, le dijo a éste:
—Señor, volvamos a nuestro ámbito.
Pero Sakymuni le solicitó a Prajñacuta:
—Espera un momento, joven de buena familia; primero dis­
cute con el Bodhisattva Manjusri, el principe, un punto de la
Ley.
Entonces, Manjusri, sentado sobre un loto tan grande como
un carruaje uncido con cuatro caballos, emergió desde el fondo
del mar. Alzándose hasta el cielo, atravesó el aire, llegando al
monte Gridhrakuta, en frente del Buda. Allí, descendió de su
loto saludó con reverencia a los Iluminados presentes y luego
que tomara asiento, le preguntó Prajñakuta:
—¿Manjusri, a cuántos seres has instruido durante tu estada
en el mar?
El interpelado contesto:
—Muchos, innumerables, incalculables, tantos que las pala­
bras no pueden expresarlo ni el pensamiento concebirlo. Pero
aguarda y verás una prueba de ello.
Ni bien Manjusri dejó de hablar, inmediatamente miles de
lotos emergieron del fondo del mar y se elevaron al cielo. Sobre
ellos estaban sentados la misma cantidad de Bodhisattvas,
quienes se congregaron sobre el monte Gridhrakuta, donde
permanecieron como si fueran meteoros. Todos ellos fueron
instruidos por Manjusri para alcanzar la perfecta Suprema Ilu­
minación, y los que previamente había procurado el gran ve­
hículo del Sendero, ensalzaron sus virtudes, como asi tam-18
188
bien las seis perfecciones, sin dejar de señalar el Vacío de to­
das las cosas y todos los fenómenos.
—Joven de buena familia —le dijo Manjusri a Prajñakuta—,
mientras yo estaba en el fondo del mar, eduqué a las criatu­
ras por todos los medios, y aquí ves el resultado.
Entonces Prajñakuta se dirigió a Manjusri a través de las si­
guientes estrofas:
47. Oh, Bendito, que por tus conocimientos eres llamado el
Sabio: ¿Qué poder has usado para instruir a tantos seres ■
48. ¿Qué Ley has predicado para mostrar el Sendero de la
Iluminación; qué Sutra has recitado para que ellos, ganada la
otra orilla, anclaran en la Omnisciencia?
—En el fondo del mar —respondió Manjusri— expuse “El
Loto de la Verdadera Ley"; ningún otro Sufro.
-Ese Sufra —inquirió Prajñakuta- es profundo, sutil, difícil
de asir; no hay otro que lo iguale. ¿Existe alguna criatura capaz
de entender esta joya, o de arribar, gracias a él, a la perfecta
Suprema Iluminación?
—La hija de Sagara ia\ de ocho años, muy inteligente, de
aguzadas facultades, dotada de prudencia en sus actos, pala­
bras y pensamientos, quien ha captado y conservado todas las
Enseñanzas —en forma y esencia— de los Tathagatas, ha adqui­
rido en un instante incontables meditaciones y pruebas de la
substancia de todas las leyes. Ella no se desvía de la idea de la
Iluminación; tiene grandes aspiraciones; aplica sobre otros se­
res iguales reglas que sobre si misma: está en condiciones de
desplegar todas las virtudes y nunca falla en ellas. Con una dul­
ce sonrisa en su rastro y en el florecer de una agradabilísima
apariencia, ella profiere palabras de bondad y compasión, y
está pronU para arribar a la perfecta Suprema Duminación.
El Bodhisattva Prajñakuta dijo:
—He visto como Sakyamuni. el Tathagata, cuando procura­
ba la Iluminación, siendo un Bodhisattva, llevó a cabo innume­
rables obras buenas, y durante muchos kalpas nunca decayó
en su ardua tarea. En todo el Universo no existe un lugar tan

205 Sagara, el Océano. Su hija es Lalcshmi, la sonriente diosa de la


Belleza y la Fortuna.189
189
pequeño como una semilla de mostaza donde él no haya entre­
gado su cuerpo en favor de la salvación de las criaturas JM.
Después, arribó a la Iluminación. ¿Quién entonces hubiera creí­
do que él debería haber sido capaz de alcanzar el conocimiento
superior en un instante?
En ese mismo momento apareció la hija de Sagara. Luego
de saludar al Señor, se mantuvo de pie, a cierta distancia, pro­
nunciando en la ocasión las siguientes estrofas:
49. Inmaculado, brillante y de una impenetrable lumino­
sidad es ese eterno cuerpo; adornado con las treinta y dos se­
ñales, atraviesa el espacio en todas las direcciones.
50. Posee también otras características secundarias; es ala­
bado por cada ser y es accesible a todos, como un mercado
público.
51. He obtenido la Iluminación, de acuerdo a mi anhelo;
el Tathagata puede atestiguarlo. Revelaré extensamente la
Ley que libera del sufrimiento.
Entonces, el venerable Sariputra se dirigió a la hija de Sagara:
-T ú has concebido la idea de la Iluminación, sin retroceder
jamás, y estás agraciada por una inmensa sabiduría, pero el
conocimiento superior no se conquista tan fácilmente. Puede
suceder que una mujer despliegue una persistente energía, rea­
lice buenas obras durante incontables kalpas y concrete las seis
perfecciones, pero todo eso no es indicio de que haya logrado
el estado de Buda, porque una mujer no es capaz de alcanzar
cinco categorías, a saber. 1. la de Brahma 30T; 2. la de Indra
301; 3. la de un jefe guardián de las cuatro regiones del espacio;
4. la de un kakravarti'n309; y 5. la de un Bodhisattva incapaz
de retroceder en el Sendero Jl°.

306 Siguiendo con el criterio del mito, el Sol lanza lo» rayos en todas
las direcciones, brindando sus beneficios a todas las criaturas sin discri­
minación.
107 Brahma, ver nota 81,
308 Indra, ver nota 82.
309 Kakravartin, ver nota 150.
3,0 Todas estas figuras son de género masculino; de ahf que no puedan
ser ocupadas por mujeres.190

190
En ese entonces, la hija de Sagara poseía una gema que so*
bicpasaba en valor a todo el Universo. Ella se la ofreció al Se­
ñor. que la aceptó de buen gusto. Luego, le preguntó a Prajña-
kuta y a Sariputra:
¿El Señor ha aceptado o no la gema que le he ofrecido?
La tomo —respondió Sariputra— tan pronto como se la has
ofrecido.
-Si yo estuviera dotada de poderes mágicos, Sariputra —re­
plicó la hija de Sagara— hubiera alcanzado antes la perfecta Su­
prema Iluminación y nadie estaría aquí para recibir la gema.
En ese mismo instante, ante la mirada de todos los presentes,
U hija de Sagara cambió de sexo ln , manifestándose como un
Bodhitattva, quién inmediatamente se dirigió al sur para sentar­
te al pie de un árbol, hecho de las siete substancias preciosas
«n d mundo Vimala:i>, donde mostró su Iluminación predican­
do la Ley. mientras llenaba todas las direcciones del espacio con
U radiación de sus treinta y dos señales y otros signos de su ma­
jestad espiritual. Todos los seres del mundo contemplaron a este
Señor a medida que recibía el homenaje de los dioses, nagas,
duendes, demonios, etc. Los que oyeron las exposición de la
Doctrina se convirtieron en criaturas incapaces de retroceder
en el Sendero de la perfecta Suprema Iluminación. El mundo
entero se sacudió en todas las direcciones, mientras tres mil
wres del entorno de Sakyamuni ganaron la sumisión a la
Ley y otro número inmedible obtuvo la predicción de su
futuro destino en el conocimiento superior.
Luego, Prajñakuta y Sariputra hicieron silencio.1*

111 En los tiempos antiguos —afirma HK—, estos cambios de sexo no


rinn extraños. Diversos términos para designar "estrella" —por ejemplo,
lata, loraka. en latín afelio— son femeninos, mientras que otros son mascu­
linos. Tara, la hija del mar. Stella Marina, puede ser identificada con Tlshya
o el Irani Tishtrya, que también emerge del agua.
11* Vimata, inmaculado.
191
CAPITULO XII

EL ESFUERZO v , V\ _v - n ¿

Después, los Bodhisattvas Bhaishagyaraga y Mahapratibha-


na, con una numerosa comitiva, le dijeron al Señor;
—Tranquilícese el Tathagata en este sentido; después de
su extinción, expondremos la Enseñanza a todas las criatu­
ras, pese a saber que durante ese período habrá seres malignos,
poco enraizados en el Bien, arrogantes, ansiosos de ganancias
y honores, impiadosos, indomables, depravados y llenos de
mala voluntad. No obstante, Señor, en ese período leeremos,
conservaremos, predicaremos, copiaremos, honraremos y ve­
neraremos este Sutra; con el sacrificio de nuestros cuerpos y
vidas, Señor, divulgaremos la Enseñanza. Quédese el Tatho-
gata tranquilo.
Entonces, quinientos monjes de la asamblea le dijeron al
Sugata:
—Nosotros también, Señor, nos esforzaremos para divulgar
la Doctrina.
El resto de la asamblea se puso de pie, y alzando las manos
juntas, prometió:
—Después de la extinción del Tathagata, también nosotros
anunciaremos la Ley en todos los mundos, aun en éste, donde
las criaturas son engreídas, carentes de raíces en la bondad,
viciosas en sus pensamientos y pervertidas.
La noble Gautami, hermana de la madre del Señor, acompa­
ñada de otras seis213 monjas, saludaron con reverencia al Gina

213 En la mitología india —por ejemplo, en el Mahabharala HI, 230—


», en silencio, se quedaron contemplándolo con las manos
tunta* alzadas. El Señor se dirigió a su tía, preguntándole:
-¿Por qué contemplas al Tathagata con un semblante tan
«balido?
Ella respondió:
-N o he sido mencionada por el Sugata, ni he recibido de él
la predicción de mi destino hacia la perfecta Suprema Ilumi­
nación.
Pero, Gautami —dijo el Señor-, has recibido la predicción
(onjuntamente con toda la asamblea. De aquí en adelante,
hermana, verás incontables Budas; luego serás un Bodhisatt-
i’üM* y predicarás la Ley. Estas monjas también seguirán tus
muimos pasos. Finalmente, completado tu curso como Bod-
lumttva, te convertirás en un Tathagata, de nombre Sarvasatt-
v«|)riyadarsana:i!, dotada de ciencia y conducta, que suce­
sivamente irá prediciendo el destino a cada una de tus acompa­
ñantes.
A continuación, Yasodhara, la madre de Rahula, pensó: “El
{tenor no ha mencionado mi nombre.”
Kl dina, captando este pensamiento, le dijo:
Tu anuncio, Yasodhara, que serás un Bodhisattva y predi­
cadora de la Ley y, después de honrar incontables Budas, te
convertirás en un Tathagata de vida ilimitada.
Cuando Gautami, Yasodhara y todas las monjas escucharon
Mi» destinos, maravilladas y asombradas, pronunciaron la si-
guíente estrofa:
I Señor, tú eres el entrenador, el Líder, el Maestro del
mundo, incluyendo los dioses; tú reconfortas, tú que eres
«enerado por todas las criaturas. Ahora, sin duda, nos sentimos
Mliftf<*chas por tus palabras. Nosotras también nos esforzare-
moa por difundir la Enseñanza.

«IMim-rn Ink siete D io n s Madres que ton las estrellas de la Krittikas, Pié
t . i l o ll lK)
••I A penar de que, com o se ha visto —nota 210— el Bodhisattva es una
figura masculina, existen distintas menciones a su versión femenina. Fosco
según F K - en su "Tibet secreto" cita un Bodhisattva femenino
, 1» mimbre Pai-den Lha-mo, La diosa gloriosa.
*'* "Hermosa para ver por todos los seres".

193
Entonces el Señor contempló a los Bodhisattvas allí con­
gregados, todos ellos agraciados con mágicos poderes y capaces
de mover la Rueda de la Ley, ésa que nunca retrocede. Tan
pronto como el Señor posó su vista sobre ellos, todos se pusie­
ron de pie y, alzando las manos juntas, reflexionaron así: “El
Señor nos invita a difundir la Doctrina. ¿Qué podemos hacer
para conseguir este propósito?"
Al instante, esos jóvenes de buena familia, consecuentes con
su respeto por el Gina y con el piadoso voto hecho en sus vi­
das anteriores, rugieron como leones:
--Nosotros, Señor, en el futuro, después de la extinción del
Sugata, iremos en todas las direcciones del espacio tratando
de que las criaturas copien, conserven, mediten y divulguen
esta Enseñanza. El Señor, con su poder, desde el otro mundo,
nos protegerá, defenderá y guiará.
Luego, los Bodhisattvas, unánimemente se dirigieron al
Sugata en estos términos:
2. Tranquilícese el Señor; después de su completa extinción,
en el horrible fin de ese período del mundo, proclamaremos
este sublime Sutra.
3. Sufriremos y toleraremos pacientemente, Señor, las
injurias, los reveses y las amenazas con palos, de parte de hom­
bres torpes.
4. En esa horrorosa última época habrá hombres malignos,
pervertidos, inicuos y arrogantes que presumirán haber llegado
al límite cuando aún no han arribado al mismo.
5. Ellos les dirán a los ignorantes: "Sólo nos importa vivir
en los bosques, usar ropa remendada y llevar una vida frugal’1.
6. Las personas ansiosamente apegadas316 a los goces te­
rrenales les predicarán la Ley a los legos y serán honrados como
si poseyeran las seis cualidades trascendentes.

116 La perversión, o sea, el punto de vista erróneo es producto de la ca­


rencia de discernimiento. Ver este mundo com o realmente es —dice l.K.
Taimni, en "Estudios sobre la psicología de la Yoga", Federación Teoaófi-
ca lnteramericana, Bs. As. 1982—, se llama Discernimiento, viWAto, en sáns­
crito. No sentirse atraído en ningún grado por sus objetos y empeños,
com o resultado de estar despierto este Discernimiento, se llama Desapego,
o Vairagya.

194
7. Los hombres crueles y pervertidos, ocupados sólo de sus
quehaceres domésticos, entrarán a nuestro retiro del bosque y
*• convertirán en calumniadores.
8. Los Tirthikas317, ellos mismos doblegados por la ganan-'Y
n¡t y el honor, dirán que somos tales y —¡vergüenza para/
tilos!- predicarán sus propias ficciones.
9. Incitados por la avidez de ganancias y honores, componX
ilrAn Sutras de su propia invención y luego, en medio de Jpj)
owmblea, nos acusarán de plagio.
10. A los reyes, principes, pares, Brahmanes, comuneros y
monjes de otras confesiones,
11. Hablarán pestes de nosotros y propagarán sus doctrinas^
Toleraremos todo eso por reverencia a los grandes Profetas,
12 Porque esos tontos que no nos escuchan, tarde o tempra­
no. se convertirán en llumii ados y, por lo tanto, debemos ser
indulgentes con ellos hasta el final.
13. En el horroroso, terrible periodo de la conmoción gene­
ral. habrá muchos monjes malvados que se erigirán como
nuestros difamadores.
14. Por respeto al Jefe del mundo, soportaremos todo, por
inás difícil que sea. Investidos del poder de la indulgencia, pro­
clamaremos este Sufro.
15. No nos importa el cuerpo ni la vida. Señor; como guar­
dianes del depósito que nos has confiado, sólo nos preocupa
la Iluminación.
16. El mismo Señor sabe que en el último período habrá \
montes pervertidos que no entenderán este misterioso discur-/
m wbre la Ley.
17. Tendremos que soportar ceños fruncidos, repetidas
desaprobaciones, expulsiones de los monasterios y otros múl­
tiples abusos. '
18. Pero, diligentes en el mandamiento del Señor, seremos
Intrépidos en proclamar este Sutra en medio de la congrega­
ción.

] n Tirthikas. disidentes. HK dice que los budistas frecuentemente de­


nunciaron a los hereje* com o impostores y a *us enseñanzas com o falseda-
Acusaciones de este tipo contra los Vajjiputtakas, monjes corruptos,
„■ ,-ncuentran. fundamentadas doctrinariamente, en el Dipavamsa.

195
19. Visitaremos por doquier pueblos y villas y lo transmiti­
remos a quienes se interesen por él.
20. Puede quedarse tranquilo el Señor: difundiremos su
mensaje.
21. Luz del mundo, tú conoces la disposición de todos los
que se han congregado aquí, viniendo de todas las direcciones
del espacio; por eso sabes que nuestras palabras son verdade­
ras.

196
CAPITULO XIII

LA VIDA SERENA51» ( fCAkJ 3 i )

Manjusri le dijo al Gina:


t \ difícil, Señor, muy difícil lo que estos Bodhi&attvas reali-
M««n por respeto al Tathagata. ¿Cómo harán estos iniciados
purn iimmulgar la Enseñanza durante los períodos finales de
min época del mundo?
Kl Sugata le contestó:
Un Bodhisattva, Manjusri, que se proponga difundir la
|h<liina eu tales circunstancias, deberá tener firmeza en diver-
w< rosas, a saber: deberá ser firme en su conducta y en la es­
fera que le corresponde. ¿Cómo es eso de la conducta? Cuando
•I ihiihuattva es paciente y apacible, ha llegado al estado de
•a«orco, cuando no es temerario ni envidioso, cuando no se
• t- im a ninguna Ley ni a cosa alguna y, sin embargo, ve la
ruiuralcza real de cada una de ellas“ cuando se abstiene de
— «rl>ar y discutir sobre estos temas, Manjusri, se puede decir
qua n a es la conducta de un Bodhisattva. ¿Y cuál es la esfera
iitt» le corresponde? Cuando un Bodhisattva po sirve, no córte­
la. no atiende a los reyes, ni a los príncipes; cuando no se
aproxima a ellos; cuando no frecuenta miembros de otras
*•> tai Karakas, Pamrakas, Agivakasm , Nirgranthas550—,
Resulta difícil decidir el adjetivo exacto, pero puede tomarse "se-
ten*" ram o sinónimo de "apacible", "pacífica” , “meditativa” o “quietis-
la" Kl sentido aparece en el desarrollo del capítulo.
*’* Monje* mendicante* que no pertenecían al Budismo ni a los Jainas,
•ino al Hrahmanismo o a otra fe. Una lista de ios religiosos contemporá­
neo* del Buda está contenida en el Anguttara.
Monjes Jainas. El Jainismo —de acuerdo con Z.— es una religión
197
ni personas apasionadamente encariñadas de la literatura fina;
cuando no se relaciona con adeptos a los hechizos mundanos,
ni con los devotos de la filosofía frívola121; cuando no va a
ver a los juglares, ni a los porqueros, polleros, cazadores de
ciervos, carniceros, actores, bailarines, luchadores, ni a lu­
gares de esparcimiento o deportes; cuando no alterna con
ninguno de los tipos citados, a menos que sea para predicarles
la Ley o que ellos se acerquen a fel por su propia voluntad;

de la India surgida hacia loa siglos VI o V il a.C. que pretende seguir el


ejemplo y doctrina de Niganlha Nathaputta. más conocido por el nombre
de Mahavira (Gran Héroe), un príncipe que, com o el Buda, sintió la llama­
da del ascetismo y la renunciación, Algo anterior al Budismo, ambo* pue­
den ser considerados una reacción contra el exuberante politeísm o brah
mánico. En el Jamiamo, el principio akim ta (no vlulencla) es el más im­
portante y la esencia de la bondad constate en no matar ni maltratar ja
m is. Sostiene que la vida dei insecto m is bajo #a tan sagrada com o la del
m is noble de los seres humanos Nn reiste une teología jalnlsU, recha­
zándose la existencia de diotea y demonio* > aceptándose únicamente
com o teres sobrenaturales a los tirihanharai (Fundador del S en dero
Sin embargo su metafísica es materia importante Por su dualismo esencial
la filosofía jainiau ae opone * la eez a la hrahmánlca y a la hudtst*. El un»
verso ce explica por do* principios fundaméntele», increados e indestruc
tibies, eternos e independiente* uno de otro lo animado (jiva) y lo inani­
mado (ojiva) Lo inanimado se subdivide en cinco especies materia ( p u f
dala), movimiento ídharm a). reposo (adharmal. especio takkata) y tiempo
fkalo) La materia está compuesta de átom os sutiles La* almas son mona
das inmateriales sin forma, eternas, activas, concierne* y cognoscente*
Todos los seres vivos son com puestos de alma y materia, reunidos por ei
horma El fin último del jalnista es alcanzar por au propio esfuerzo el esta
do de “ no composición" en el que quedan rota* la* cadenas del korma y el
alma puede liberarte de su cárcel corpórea Se diferencia del budismo por
la severidad de su ascetismo, Todos deban observar los cinco votos infe­
riores (no matar, no mentir, no robar, guardar temperancia, practicar la
pobreza), existiendo además otros votos y restricciones, la ascesis jainiau
converge hacia la imagen ideal del tirlkankaru Kl jaknlamo habiendo per­
manecido al margen del desarrollo del penaimiento y la espiritualidad
Indios, ofrece desde el punto de v isu filosófico el gran interés de babee
conservado hasta el presente concepciones muy arcaica* Cuenta en la ac­
tualidad con un millón y medio de adherent** en Bombay y Ahmedabad,
constituyendo una comunidad altamente respetada por su elevado nivel
intelectual y moral que sigue dando ¡mpn-tancia excepcional al concepto
de la no violencia. Los jainistas han alcanzado justa fama como arquitec
tos y poseen algunos de loa más bello* y antiguos templos de la India eri­
gidos para albergar las imágenes de los lirlhankarai.
211 Lokayatikas, los Saduccos o Epicúreos de la India.

198
cuando no se comunica con monjes, monjas, legos masculi-
nos y femeninos del vehículo de los discípulos; cuando no
entra en contacto con ellos ni siquiera en el monasterio, excep­
to para pronunciarles la Enseñanza, o que acudan a él espon­
táneamente. Esta, Manjusri, es la esfera propia del Bodhisatt­
va. El no está pendiente de cada oportunidad favorable para
predicarle la Ley a las mujeres, ni anhela verlas frecuente­
mente. ni piensa que es propicio visitar familias, o abordar
«iolescentes, vírgenes o jóvenes esposas, ni las saluda con
demasiada vehemencia. No le predica la Doctrina a un herma-
frodita15* ni tiene tratos con este tipo de gente. No entra a
una casa solo, para recibir limosnas, si no es llevando al Ta-
thagata en su pensamiento. Cuando le predica la Ley a las
mujeres, no lo hace por fervoroso apego a la Doctrina y menos
«tin por apasionado afecto al otro sexo. Cuando divulga la
Enseñanza no sonrt?. ni deja entrever sus emociones. No se
dirige a los novicios, masculinos ni femeninos; a ningún joven,
ninguna joven, ni entra en conversación con ellos, ni muestra
mayor celeridad en contestar a sus preguntas. Esta. Manjusri,
w In esfera propia del Bodhisattva. Además, ¿1 ve en todas las
rows y fenómenos su Vacio; las ve debidamente ubicadas,
Uirtlteradas como son en realidad. El Bodhisattva no es pro­
penso a ser perturbado ni a retractarse, a cambiar; “existe*'
• i» vi mas elevado sentido de este término, poseyendo la na-
niraJeza del espacio, escapando a toda explicación y expresión
<iu«' pueda hacerse mediante el lenguaje común. El Bodhisatt-
• • no nace, no es compuesto ni simple, no está en conjunto
ni aislado, se establece y se manifiesta independientemente.
£n ese sentido Manjusri, El Bodhisattva constantemente con­
templa todas las leyes y mora en su propia esfera.
Para exponer con más detalles esta tema, el Señor pronun­
ció las siguientes estrofas:
1 El Bodhisattva que, intrépidamente y sin rubor, desea
Mponer este Sufra en el horroroso periodo que se avecina,
2. Debe mantenerse en el curso del deber y en su propia

*** El texto dice "hermafrodita": más probablemente, deberla decir


‘ homosexual" 19

199
esfera; debe vivir retirado y en estado de pureza, evitando cons­
tantemente vincularse con reyes y príncipes.
3. Tampoco debe tratar a los pares, juglares y herejes en
general.
4. No debe cortejar a los hombres arrogantes, aunque sí
puede instruirlos para conservar la Doctrina. También debe
abstenerse de seguir los preceptos de creencias heréticas o in­
morales.
5. Debe alejarse tanto de cualquier monja propensa al chas­
co o al parloteo, como de las devotas notoriamente ligeras.
6. El Bodhisattva debe evitar a las personas que encuentran
su mayor felicidad en este mundo transitorio.
7. Pero cuando alguien acude a él para preguntarle sobre
la Ley, debe —en pro del conocimiento superior— hablar li­
bremente, siempre con firmeza y resolución.
8. No debe tratar a las mujeres y a los hermafroditas, como
tampoco a jóvenes esposas ni a adolescentes.
9. Jamás debe acercarse a ellas para inquirir por su salud.
No debe alternar con vendedores de cerdo o carnero.
10. No debe contactarse con personas que faenan animales
por beneficio,
11. Como huir de la compañía de putañeros, jugadores,
músicos, luchadores y calaña similar.
12. No debe frecuentar meretrices ni personas sensuales,
ni tener ningún intercambio con ellas.
13. Cuando el Bodhisattva tiene que predicarle a una mu­
jer, no debe entrar solo a su aposento ni quedarse allí por
entretenimiento.
14. Cuando deba entrar a una villa en procura de alimen­
to, irá acompañado de otro monje o pensará constantemente
en el Buda.
15. He aquí que os he mostrado la primera esfera de con­
ducta que debe observar un Bodhisattva. Sabios son los que,
conservando este Sutra en su memoria, viven de acuerdo con
él.
16. Cuando uno no cumple con ninguna Ley —inferior,
media o superior; compuesta o simple; real o irreal—,
; 17. Cuando el hombre sabio no hace notar: “Esto es una
mujer; esto es un hombre” ; cuando, en su búsqueda, no en­
cuentra fenómenos o cosas, es porque ellas nunca han exis­
tido.
18. Esto es lo que se denomina la observancia de los BocL
4 huottvas en general. Ahora prestadme atención que voy a
reponer cuál ha de ser su esfera propia. v
19. Cuando todo6 los fenómenos o cosas han sido declara­
dos no-existentes, no aparecidos, no producidos, vacíos, ina­
movibles, eternos, esto es lo que se llama la esfera propia del
•abio.
20. Ellos han sido divididos en existentes y no-existentes,
rrules e irreales, por aquéllos que poseen nociones erróneas;
también otras leyes —las de permanencia, producción, naci­
miento—han sido interpretadas equivocadamente.
21. El Bodhúattva debe estar mentalmente concentrado;
«Unto, siempre firme como el pico del monte Sumeru, y
MÍ contemplar todos los fenómenos y cosas: como si fueran
varios,
22 Conservando permanentemente esta naturaleza, carentes
de esencia, inamovibles, sin substancialidad. Asi, sin duda,
■ «m los fenómenos y las cosas, todas y para siempre, Esta es
la llamada esfera propia del sabio.
23. El monje, observando esta regla de conducta que he
otorgado, puede, después de mi extinción, promulgar el Sufra
»n *1 mundo sin sentir ningún decaimiento.
24 El sabio debe primero, durante cierto tiempo, contener
•ut pensamientos, ejercitar la meditación completamente con-
• entrado, y llevar a cabo correctamente todo lo que es nece-
wrto para alcanzar la visión espin^a!121; luego, al emerger

Im quintuple visión - c a k th u a - Ib describe muy bien Daisaku Ike-


i. »» f t f i - t r la Vida, Emccé. Ba. A * . 1980 "El budismo emplea la metá-
< • . <4* cinco claaea de ojos para representar las manera! de mirar las coaas:
del hombre, el ojo del cielo, el ojo del saber, el ojo de la Ley y el ojo
del Iluda. El ojo del hombre es el que realiza la normal observación física
> cubra las respectivas percepciones. El ojo del cielo indica una visión más
iiemia de los delicados cambios del espíritu humano. El ojo de la ciencia
►•til incorporado a) ojo del aaber, pues este último representa la facultad
>ognoacítiva de derramar sobre los objetos la luz de la razón, de abstraer
lo* objetos y de descubrir en ellos leyes universales El ojo de la Ley y el201

201
de su piadosa meditación, estará en condiciones de predicar
con una mente resuelta.
25. Los reyes y príncipes de esta tierra que escuchan esta
Ley, protegen al predicador, mientras que los legos y los Brah­
manes se hallarán juntos en su congregación::4.
El Señor siguió exponiendo estos conceptos de la siguiente
forma:
—Además, Manjusri, el Bodhisattva que, después de la comple­
ta extinción del Tathagata, en los últimos quinientos años” ' ,

ojo de Buda son la facultad de penetrar la verdad de la vida más profunda­


mente que con los ojos anteriores y desde un punto de vista más humanis­
ta que el que permite el ojo del saber. El ojo de la Ley es la capacidad de
ver todas las cosas tales com o realmente son El ojo del Buda significa la
facultad de penetración que distingue la energía pulíante de la vida y lodos
los aspectos del universo, que permite incorporarlos en uno mismo y que
permite usar esa fuerza vital reactivada para percibir las realidades de la
vida, de la sociedad y del universo
El concepto budista de lo» cinco O|o* enseña la manera da despertar y
aumentar la facultad del saber, que está más allá de la razón y lo» sentidos,
el saber contenido en la parta más fntlma y recóndita de la vida."
Por su parte, Piyadnssi Thera —HI antiguo itn iltr o del Buda, Altaians,
Madrid, 1982— sostiene que el primer factor del Octuple Noble Sendero
(ver nota 61) se conoce rom o entendim iento recto (o rectas opiniones),
lo que implica comprender las roíais com o son realmente y no rom o pare
cen ser. Es importante darse cuenta <1* que el entendimiento recto en el
Budismo posee un significado especial e» la aplicación de la Visión Cabal
a los cinco agregado» (ver nota 89), para captar au verdadera naturaleza
es decir, comprenderse a sf mismo
El entendimiento recto es de la mayor importancia, ya que los siete
factores restantes del sendero están guiados por él Uarantiza los penar
m ientos rectos y coordina las ideas, cuando, com o resultado de ello, pen­
samientos e ideas se hacen claros y aludable», el habla y la acción huma
ñas entran en la relación que entre ellas conviene Es también mvrced al
entendimiento recto com o se renuncia a los esfuerzos dañosos o inutile»
y se fomenta el esfuerzo recto, que contribuye al desarrollo de la atenctón
recta. Asf, el entendim iento recto —consecuencia de una visión in tegral-
resorte básico en el Budismo, hace que los otros miembros de eatc sistema
coordinado funcionen dentro de una relación adecuada.
314 Aquí' se percibe otra de la» singulares innovaciones del budismo
extender la Doctrina a toda» las casta» (ver nota 108). Como dice la estro­
fa. lo» sacerdotes (Brahmanes) y los legos (miembros de otras castas)
estarán juntos unos con otros, en idéntica congregación, escuchando el
mismo Sutra.
lls Se denomina Pratirupaka la etapa de quinientos años (simbólicos)
después de la extinción del Buda, cuando aparezcan los indicios de la de-20
202
ruando se produzca la decadencia de la verdadera Ley, pro
ponga esta Enseñanza, debe primero hallarse en serenidad
mrntal y luego predicar, ya sea desde su corazón o a partir de
un texto. En su sermón no debe ser muy propenso a censu-
mi » los demás354, ni culpar a los otros monjes predicantes,
romo tampoco proferir palabras escandalosas ni promover
desordenes. No debe mencionar por su nombre a otros adhe-
rentes al vehículo de los discípulos ni fomentar sentimientos
lu/ntiles hacia ellos. A todos los que se lleguen a escuchar
vi Sutra, él debe recibirlos con benevolencia y predicarles sin
envidia. El evita las disputas, pero si es interrogado, no de-
Iw contestar como si fuera un discípulo, sino de acuerdo con
la jerarquía de quien ha obtenido el conocimiento superior
propio de un Buda.
En esa ocasión, el Señor pronunció las siguientes estro­
fas:
26. El hombre sabio57' siempre se halla sereno y en ese
estado predica la Ley, sentado sobre un pulpito alto que ha
sido preparado para él en un lugar limpio y bello.
27. Se coloca un manto agradable, teñido con buenos co­
lores. sobre prendas de lana negra.
28. Habiendo lavado debidamente sus pies y frotado su
raheza y cara con suaves óleos, asciende al estrado provisto
•l«- una banqueta tapizada con piezas de finos géneros.
29. Cuando se ha sentado y todos los que se congregaron
para escucharlo están atentos, desarrolla numerosos y varia­
dos discursos.
30. Delante de monjes, monjas, devotos de ambos sexos,
levos v principes, él pronuncia sus palabras dulcemente y sin
envidia.

r, irnru ikataya impureza) del mundo, a saber 1) persecución de tas


* -m as, 2) egoísm o, 3 ) predominio de las pasiones, la ira. el orgullo, los
.•••*•>♦ y las dudas. 4) incremento de las miserias humanas, y 5) reducción
rf* u existencia (HSt
534 No se debe censurar a los demás porque, tarde o temprano, tam­
bién se convertirán en Iluminados. Lo que conviene, entonces, es ser in­
dulgente con todos. Ver capítulo 12, estrofa 12.
557 Pandit, erudito. El sentido más usual es el de "ministro religioso".
31. Si ocasionalmente es interrogado sobre alguna cuestión
—aun cuando haya comenzado su prédica—, explicará el te­
ma de nuevo de una forma tal que sus oyentes ganan en ilu­
minación.
32 El hombre sabio es infatigable; ni siquiera la idea del

C cansancio pasa por su mente. No conoce la indiferencia y así


es como despliega sobre la asamblea la fuerza de la caridad.
33. Noche y día el sabio predica esta sublime Ley con in­
finitos argumentos e instruye y satisface a su audiencia sin
nunca reclamar nada.
34. Sus pensamientos no se ocupan de la comida, la be-
\ bida, la vestimenta ni el alojamiento.
35. En cambio, su preocupación constante es cavilar acerca
de los medios para convertir a sus oyentes en Budas; para ello
no cesa de exponerles la verdadera Enseñanza, de la cual de­
pende la felicidad de todos los seres y el beneficio del mun­
do.
36. El monje que, después de mi extinción, predique de
esta forma, sin envidia, no tendrá problemas, impedimen­
tos, dolor o desaliento;
37. Nadie lo atemorizará, gotpeará o culpará, ni será apar­
tado porque él se mantiene firme en la fortaleza de su indul­
gencia.
38 El hombre sabio que es apacible, con la disposición que
he mencionado, posee incontables ventajas, tantas que no
podrían ser enumeradas en infinitos kalpas.
El Señor prosiguió su discurso de esta forma:
—El Bodhisattva, Manjusri, que vive después de la extin­
ción del Tathagata —durante el final de ese período del mun­
do, cuando decae la verdadera Ley— y conserva este Sutra,
no debe ser envidioso, falso o engañoso, ni hablar desdeñosa­
mente de otros adherentes al vehículo de los Bodhisattvas,
como tampoco difamarlos ni humillarlos. No pone de mani­
fiesto los defectos de otros monjes, monjas, devotos mascu­
linos y femeninos, adeptos al vehículo de los discípulos o del
de los Pratyekabudas. No le dice a nadie; "Tú, joven de bue­
na familia, estás lejos de la perfecta Suprema Iluminación;
no demuestras haber llegado a ella; eres demasiado voluble
204
*n tus obras e incapaz de adquirir el conocimiento superior”.
Tampoco encuentra deleite alguno en disputar sobre la Ley;
ron respecto a todos los Tathagatas, siente como si fueran
m i» pudres y considera a todos los Bodhisattvas como sus
niuMtros. A todos ello6 brinda frecuentes homenajes, mos­
trando su voluntad y respeto, en todas las direcciones del es­
parto. Cuando predica la Ley, hace precisamente eso, ni más
nt menos, sin predilección por ninguna parte de ella, como
tampoco se muestra favorable por ninguno de sus destinata-
ilut en particular. Tal, Manjusri, es la tercera cualidad con la
cual un Bodhisattva debe estar dotado para exponer la Dóc­
il nú después de la extinción del Tathagata. Y en las congre­
ga* iones tendrá aliados que escucharán esta Enseñanza, cre­
yendo en ella, aceptándola, comprendiéndola, copiándola en
un texto que luego será honrado, respetado, estimado y vene­
rado-
Luego, el Señor agregó las siguientes estrofas;
3U El hombre sabio, el predicador que desea exponer este
Vnfni debe renunciar absolutamente a la falsedad, al orgullo,
♦ tu calumnia y a la envidia.
4U. Jamás debe pronunciar una palabra de desdén hacia
Nadie. no se involucrará en ninguna disputa sobre creencias
religiosas; nunca pondrá de manifiesto los detectas átenos.
4 1 Será siempre sincero, moderado, indulgente y predicará
tin *•—internen te sin sentir perturbación alguna.
42. El hombre sabio, en señal de respeto, piensa constan-
teniente.- “Las Bodhisattvas de todas las direcciones del es­
lío lo, que se desplazan en el mundo por compasión hacia
inilut lo» seres, son mis maestros.”
43 El hombre sabio fomenta la memoria de los Budas.
•milindo siempre como si ellos fueran sus padres; y alejan-
•li« de «i toda idea de orgullo, escapará de los obstáculos.
14 El que ha oido esta Ley, deberá observarla constante-
imh (i . Si busca con ardor la vida serena, incontables seres lo
protegerán.
Además, Manjusri —continuó diciendo el Señóte-, el Bod-
hiMttva que, después de la entrada al Nirvana del Tathagata
«libela conservar su Doctrina, debe vivir lo más lejos posible
de los legos y de los monjes, sin dejar de llevar una vida cari­
tativa. Debe sentir afecto por todos los seres que procuran
la Iluminación y, por lo tanto, hacerse esta reflexión: “Aqué­
llos que no escuchan, perciben, ni entienden la capacidad y
el misterio del Tathagata con seguridad se hallan mentalmen­
te pervertidos, como también lo están quienes no inquieren
por él, no creen en él ni muestran voluntad en conocerle. Por
supuesto, estos seres no penetran ni comprenden esta En­
señanza. No obstante, yo, que he obtenido este supremo y
perfecto conocimiento, con el poder que otorga, haré que
cada uno —más allá de la posición que ocupar-, se predispon­
ga mentalmente para ello y, aceptándolo y comprometiéndo­
lo, arribe a la completa madurez espiritual. Poseyendo tam­
bién esta cuarta cualidad, Manjusri, un Bodhisatlva que ha
de exponer la Ley después de la extinción del Tathagata, se­
rá honrado, respetado, estimado y venerado por monjes, mon­
jas, devotos de ambos sexos, reyes, principes, ministros, ofi­
ciales, ciudadanos, campesinos, Brahmanes y miembros de
otras castas; los dioses, llenos de fe, seguirán su senda para
oírlo y los ángeles lo harán para protegerlo. Dondequiera
que se encuentre, tanto en una villa como en un monasterio,
acudirán a él, noche y día, para interrogarlo sobre la ley, y esta­
rán satisfechos con su respuesta porque esta Enseñanza, Manjus­
ri, ha sido bendecida para siempre por todo6 los Budas del pa­
sado, del presente y del futuro Precioso en todos los mundos,
Manjusri, es el sonido, rumor o mención de este Sutra.
A continuación, el Señor expuso sus ideas mediante la si­
guiente parábola:
-E s un caso similar a ese rey, general de sus ejércitos, quien
por la fuerza de las armas conquista un territorio. Entonces
los demás monarcas emprenden una guerra contra él. El pri­
mero de los nombrados posee personal especializado para com­
batir contra distintos tipos de enemigos. El soberano, al verlos
luchar, se deleita en su galanura y valor guerrero y regala a
sus soldados villas, pueblos, prendas, adornos, metálico, oro,
gemas, perlas, lapislázuli, elefantes, caballos, carros, etc., etc.
Pero a ninguno le regala su corona, porque esa joya sólo puede
calzarse en la cabeza de un rey. Si el monarca apartara de sí
•u mayor atributo real para cederlo, las cuatro divisiones del
»l*rcito se asombrarían y quedarían perplejas. De la misma ma-
urr», M&njusri, el Tathagaía rige el imperio de la equidad y
ili> la Ley en este triple mundo que ha conquistado gracias al
poder de su arma: la virtud. Su territorio se ve atacado por
Mará, el Maligno. Entonces los discípulos —los soldados del
Sugato- le hacen frente. El Señor, Manjusri, monarca de la
Lev, le expone a sus huestes incontables Sufras para animarlos
a luchar, y les da el Nirvana, la tierra de la Ley; los seduce con
ella, pero no les predica una Enseñanza como ésta. Así como
al rey, asombrado por el valor de sus soldados en batalla les da
linio tipo de bienes excepto su propia corona, la cual deberé
permanecer hasta el fin sobre su cabeza, el Tathagaía, soberano
«i* la Doctrina, en el ejercicio del imperio de la justicia, cuan-
iIm, con satisfacción, ve a sus discípulos triunfar sobre la pre-
HmI6fl, las pasiones, el dolor, el odio y la infatuación, les ex­
pone rata Enseñanza que encuentra en el mundo oposición e
tro M'.hilidad parque nunca antes fue predicada ni explicada.
».l l u í h a b a to le muestra a lodos los discípulos la noble corona,
no careta* joya que trae la omnisciencia a todos, Esta, Man-
liurl, as la máxima Enseñanza del Tathagaía, el más profundo
éM unn sobre la Ley. Y así como el rey se quitó la corona que
lento tiempo retuvo sobre su cabeza y se la dio a los soldados,
*4 Tathagaía ahora revela este misterio de la Ley, largamente
laudado; misterio que excede a todos los otros y que sólo
•U•«*»» conocer los Sugatat
Cara elucidar más detalladamente este tema, el Señor pro­
nunció las siguientes estrofas:
4?i Desplegando siempre la fuerza de la caridad, lleno de
•«npaarón por todas las criaturas, exponiendo esta Ley, los
Uinut han aprobado este exaltado Sufro.
46 Los legos, así como los mendicantes y los Bodhisattvas
•tu» han de vivir en los últimos días de esta época, deberán
i**Jns mostrar el poder de la candad, no sea que aquéllos que
iligan la Ley, la rechacen.
47. Pero, cuando yo alcance la Iluminación y more en el
«••lado de Tathagaía, iniciaré a otros y predicaré por todas
Imites esta suprema Enseñanza.
207
48. Es como el caso de un rey, general de sus ejércitos, que
les da diversos bienes en señal de reconocimiento por su des­
treza.
49. Pero, una vez, impactado por la osadía de uno de sus
soldados.
50. Se saca la corona y se la entrega.
51. Así, yo, el Buda, soberano de la Ley, poseedor del po­
der de la paciencia y del tesoro de la sabiduría, gobierno al
mundo entero con justicia, compasión, benevolencia y miseri­
cordia.
52. Viendo cómo las criaturas se hallan en problemas,
pronuncio innumerables Sutras cuando percibo el heroísmo de
los seres que, mediante la pureza mental triunfan sobre las pe­
caminosas inclinaciones del mundo.
53. El monarca de la Ley, el gran curado., cuanao reconoce
que las criaturas son fuertes, les muestra este Sutra compara­
ble a una corona real.
54. Esta es la máxima Enseñanza proclamada en el mundo,
el más eminente de todos mis Sutras, que siempre mantuve sin
divulgar. Ahora lo voy a dar a conocer; escuchad todos.
55. Hay cuatro cualidades que deben adquirir aquéllos
que después de mi extinción desean la perfecta Suprema Ilumi­
nación para reemplazar al Tathagata en su tarea. Ellas son las
que siguen.
56. El hombre sabio no es turbado por los problemas ni por
las enfermedades; su piel no es negruzca, ni vive en un pueblo
miserable.
57. El sabio tiene siempre una mirada serena y merece ser
honrado como si fuera el Tathagata mismo, y los ángeles serán
constantemente sus sirvientes.
58. Su cuerpo jamás puede ser herido por armas, venenos,
palos o piedras, y debe ser cerrada la boca del que pronuncia
una injuria contra él.
59. El es un amigo de todas las criaturas del mundo. Circu­
la por la tierra como una luz, disipando las tinieblas de incon­
tables seres; él, que conserva este Sutra después de mi extinción.
60. En sus sueños ve imágenes del Buda, además de monjes
y monjas que aparecen sobre tronos proclamando la multifa-
«•tica Ley;
61. Dioses y duendes tan numerosos como los granitos de
arena del Ganges: demonios y nagas, todos alzando las manos
(untas en señal de respeto hacia quien les expone la Doctrina.
62. Ve en sus sueños al Tathagata de color dorado, pre­
dicando la Ley con adorable voz,
63. Y se queda allí con las manos juntas alzadas, glorifican­
do al Profeta, al más elevado de los seres, mientras él expone
la Doctrina.
64. Complacido por haber escuchado la Enseñanza, gozo-
«amente le rinde homenaje y, después de alcanzar él cono­
cimiento que nunca retrocede, obtiene, siempre en sueños,
mágicos encantos.
65. El Señor del mundo, percibiendo su buena intención,
le anuncia su destino como Líder entre los hombres, además
•te adquirir la sagrada sabiduría,
66. Y ocupar un vasto territorio donde los seres, respetuo-
Mirm-nte, oirán de sus labios la inmaculada Ley.
67. El se ve a sí mismo ocupado en meditar sobre la En-
wñaiu» en las cavernas y, por ese medio, alcanzar la esencia
del conocimiento superior.
68. Cuando, en sus sueños, ve al Gina desplegando sus san-
t<* signos, escucha su Ley y luego
69. Renuncia a su reino, harén, parientes y placeres y deja
el hogar para convertirse en un asceta, para seguir el Sendero
ijur lleva a la Iluminación.
70. Allí, sentado sobre un trono, al pie de un árbol, después
de ucte días, arriba al conocimiento de los Tathagatas.
71. Alcanzado el mismo se pondrá de pie para mover la
Itucda de la Ley y predicar su Doctrina durante inmedibles
kuljMUk.
72. Luego de revelar la perfecta Suprema Iluminación y
<!•> conducir a incontables seres al supremo reposo, él mismo se
extinguirá como una lámpara a la cual se le ha consumido el
combustible. Esa es su visión.
73. Interminables son las ventajas que gozará el que, al fi­
nid de los tiempos, exponga este Sutra de la Suprema Ilumi­
nación y lo explique perfectamente.
209
CAPITULO XIV

SALIDA DE LOS BODHISATTVAS DESDE LAS


GRIETAS DE LA TIERRA

En medio de la asamblea congregada había una cantidad


de Bodhisattvas igual a ocho veces lo6 granitos de arena conte­
nidos en el Ganges. Sus manos juntas se extendieron en direc-
ción al Tathagata para rendirle homenaje y luego le dijeron:
—Si el Señor nos autoriza, nosotros también, después de
su extinción, quisiéramos revelar esta Doctrina; leerla, copiar­
la, venerarla y entregamos devotamente a ella. Por lo tanto,
dígnate, Señor, concedernos la Enseñanza.
El Sugata preguntó;
—¿Por qué, jóvenes de buena familia, debéis ocuparos de es­
ta tarea, cuando tantos seres ya se han comprometido en ha­
cerlo?
Tan pronto como el Gina pronunció estas palabras, el mun­
do estalló por todas partes y de entre las grietas de la tierra
emergieron innumerables Bodhisattvas —de piel dorada y po­
seedores de las treinta y dos señales características de lo6
grandes hombres- que estaban en el elemento que subyace
bajo la corteza. Ellos aparecieron al oír la palabra del Señor,
junto con sus huestes de servidores, en cantidades imposibles
de calcular, aun mediante ciencias ocultas. Después, se diri­
gieron hacia el stupa de substancias preciosas que permane­
cía en el cielo, donde los Tathagatas Prabhutaratna y Sakya-
muni estaban sentados sobre el trono. Saludaron a ambos,
como así también a todas las proyecciones de su propio cuerpo
que Sakyamuni desplegó en todas las direcciones del espacio,
que se hallaban sentadas en sendos tronos al pie de otros tan-
to* árboles de joyas, en distintos mundos. Después que es­
tos Bodhisattvas hubieron saludado ritualmente a los Suga-
fus. se mantuvieron de pie a cierta distancia y con las manos
Juntas alzadas. En el ínterin que sucedió todo esto, habían
transcurrido cincuenta kalpas, durante los cuales Sakyamuni
permaneció en silencio. Luego el Señor produjo un efecto tan
ungular, con su mágico poder, que la audiencia creyó que
todo había ocurrido en un instante y vieron cómo este mun­
do asumía la apariencia de miles de ellos cada uno, repleto
de Bodhisattvas. Los cuatro Mahasattvosm que eran los máxi­
mo* jefes de estas huestes -Visishtakaritram , Anantakari-
trs**°, Viruddhakaritra2" y Supratushthikaritra231 — se di­
rigieron al Señor, preguntándole:
-¿Goza el Talhagata de buena salud, bienestar y paz? ¿Son
la» criaturas decorosas, dóciles y obedientes en la realización
«le las tareas que el Señor les encomienda?
A continuación, estos cuatro Mahasattvos, siempre toman­
do al Sugata como interlocutor, pronunciaron las siguientes
est roías:
1 ¿Se halla tranquilo el Señor , se siente libre de malesta­
res físicos?
2. Esperamos que las criaturas no le causen problemas al
Señor en la realización de las tareas que él les encomienda.
El Gina les contestó:
Asi es, jóvenes de buena familia; me hallo en buen esta-*

*** El ugnkficado de Mahasottva puede consultarse en la nota 22. El


nombre de loa cuatro personajes que siguen no son sino alegorías de las
• ,t«rirr(sticas que deben vestir la conducta de un iniciado. También hay
recordar la interacción de ciencia y conducta enunciada en la nota
I .'Vi Por último, cabe citar Un pensamiento del Buda contenido en el
(toro Nikayo "A un loco se le conoce por sus actos, y a un sabio
•amblen La conducta ilumina el conot-imiento. Un sabio es el que disfru­
te de u n cualidades, a saber un comportamiento corporal correcto, un
lenguaje apropiado y un pensamiento justo.".
, n ' De conducta eminente"
,J0 "De conducta ilimitada".
**’ "De conducta correcta'.',
*** "De conducta muy firme”.

211
do de salud y sereno, mientras que los seres ejecutan dócil
y correctamente mis órdenes y porque fueron debidamente pre­
parados por anteriores Budas y, por lo tanto, confían en mí
para ser conducidos al conocimiento superior. Y aquéllos que
cumplimentaron sus deberes en la etapa de discípulos, ahora
han sido iniciados en la sabiduría del Tathagata y bien ins­
truidos en la más elevada Verdad.
Entonces los mahasattvas pronunciaron las siguientes es­
trofas:
3. ¡Excelente, gran Héroe! Nos place oír que esas criatu­
ras cumplen fielmente con su deber;
4. Que escuchan tu profundo conocimiento y que luego
confían en él porque lo comprenden.
El Gina replicó.
—Bien hecho, jóvenes de buena familia; vuestras alabanzas
alegran al Sugata.
En ese momento, en la mente de Maitreya y de todos los
Bodhisattvas presentes, nació este pensamiento; “Nunca an­
tes habíamos visto una congregación tan numerosa. Jamás
habíamos visto emerger de las hendiduras de la tierra tal mul­
titud de seres que honraran, respetaran y veneraran al Gina.
¿De dónde vinieron estas criaturas?”
Luego, Maitreya, sintiendo que su duda y perplejidad era
compartida por el resto de los Bodhisattvas —tan numerosos
como los granitos de arena del Ganges—, extendió sus ma­
nos juntas hacia el Señor y lo interrogó a través de las siguien­
tes estrofas;
5. Señor, aquí hay incontables Bodhisattvas que jamás he­
mos visto antes.
6. ¿De dónde y cómo estas grandes figuras han llegado has­
ta aquí?¿Por qué aparecen bajo una forma tan elevada?
7. ¿Son todos eminentes Profetas, tan sabios y memorio­
sos como agradable es su apariencia externa?
8. Cada Bodhisattva, Señor del mundo, posee una inmensa
comitiva,
9. Tan numerosa como los granitos de arena de sesenta
Ganges, ¿se hallan todos en procura de la perfecta Suprema
Iluminación?
11). Además, cada grupo posee sus propios seguidores, incon­
tables como los granitos de arena de treinta Ganges,
11. Y adeptos en una medida tan grande como los granitos
di' arena de veinte Ganges.
12. ¿Cómo y por qué. Señor, han llegado aquí?
13. También están sus compañeros,
14. Discípulos,
15. Asistentes,
16. Servidores,
17 Todos los cuales serían imposibles de calcular,
IH. Asi se los contara durante infinitos kalpas.
19. lista vasta audiencia se halla en respetuosa postura;
20. ¿Quién les enseñó la Ley del deber?
21. ¿Quién les predijo su destino hacia la perfecta Suprema
(iluminación?
22 „Qué mandamientos siguen7
23 uQué textos conservan?
24 {trotando en toda la superficie de la tierra,
Hasta donde alcanza el horizonte,
if* hatos grandes sabios, dotados de mágicos poderes,
V Nos brindan una imagen jamás vista con anterioridad,
[linos. Líder, el nombre de su mundo,
'«'9 Porque hemos vagado incesantemente en todas las direc-
i M*#* del espacio, pero nunca observamos a estos Bodhisatt-
MN
10 .lamas hemos conocido siquiera a un hijo tuyo, y aho-
m ti*- repente, se nos aparecen todas estas criaturas. Cuéntanos
mi historia. Profeta.
11 Inrontables Bodhisattvas, llenos de curiosidad, contem­
plan al más elevado de los seres;
• Kxpheanos, Incomparable, tú que no conoces límites,
*1» donde vienen estos Sabios.
Mientras tanto, los numerosos Tathagatas —proyecciones de
N-hvamuni— que habían arribado desde infinitos mundos,
dnnilr estaban predicando la Doctrina, también se vieron im-
paiUndos por la incontable hueste de Bodhisattvas emergida
•le las hendiduras de la tierra, y ellos, a su vez, le preguntaron
«I Iluda por el origen de esta multitud.
213
Entonces el Señor se dirigió a Maitreya en estos términos:
—Bien, Agita; es un tema sublime eJ que ha motivado tus pre­
guntas.
Luego le dijo a los demás:
-A tended todos jóvenes de buena familia; preparaos y per­
maneced firmes en vuestros puestos porque ahora el Gina va a
exhibir la faceta más aguda del conocimiento de los Tathaga-
tas, su poder creativo, y la energía de su liderazgo.
Y a continuación, pronunció las siguientes estrofas:
33. Voy a emitir palabras infalibles; evitad disputar sobre
ellas, Sabios, porque la ciencia del Tathogato está más allá del
razonamiento.
34. Permaneced todos firmes y concentrados, que vais a
oír una Ley desconocida: la maravilla de los Tathagatas.
35. Nunca tengáis dudas233 porque os fortaleceré con mis
palabras de infalible veracidad y mi ilimitado conocimiento.
36. Las leyes del Sugata son profundas, más allá del razo­
namiento y de la argumentación. Ahora las revelaré; oíd cuáles
y cómo son.
Después de pronunciar estas estrofas, el Señor se dirigió a
Maitreya:
—Te anuncio, Agita, te declaro: estos Bodhisattvas, tan

233 E l “ S u t r a d e l D ia m a n te " , q u e a p u n t a a c o r t a r la s d u d a s y d e s p e r ­
ta r la Jp d ic e q u e p a ra lo s e s tu d i a n te s d e la V e r d a d , la f e e s f u n d a m e n ta l
y la s d u d a s s u s o b s tá c u lo s , e n u m e r a n d o tr e s d e e lla s : d u d a s a c e r c a d e l ser
q u e e x p o n e la D o c tr i n a ; d u d a s a c e r c a d e la D o c tr i n a ; y d u d a s a c e rc a d e
u n o m is m o . L a d u d a e s u n o d e lo s c i n c o N ii’arononi o im p e d im e n to s d e ­
n o ta n d o to d o a q u e llo q u e e s to r b a y o b s ta c u liz a el d e s a r r o llo m e n ta l. S e
lla m a n im p e d im e n to s p o r q u e e n c ie r r a n , in c o m u n ic a n y o b s tr u y e n c o m
p le ia m e n te . C la u s u ra n ía p u e r t a q u e c o n d u c e a la L ib e ra c ió n . A c a d a u n o
d e lo s im p e d im e n to s se le d e b e o p o n e r u n a a c t i t u d c o n t r a r ia , se g ú n «I
c r i te r io d e P iy a d a ss i T h e ra e n su lib r o , o p o r t u n a m e n t e c i ta d o , y q u e se
p o d r ía e s q u e m a tiz a r d e la s ig u ie n te fo rm a
IM P E D IM E N T O O PU E STO
1. D e se o se n s u a l (kam acchanda) U n ific a c ió n d e la m e n te (ekaggattot
2. M ale v o le n c ia (vyapoda) G o z o (piti)
3. P e re z a y a p a tía (th in a m id d h a ) P e n s a m ie n to a p lic a d o (vitakka)
4. D e sa so sie g o y a n s ie d a d F e lic id a d (tu k kh a )
(ed d h a cc o ku kk u cca )
5. D u d a e s c é p tic a (vtcikiccha) P e n s a m ie n to s o s te n id o (uicara)

214
innumerables, incalculables, inconcebibles, incomparables e in­
contables, que nunca has visto antes y que acaban de emer-
fvr de las grietas de la tierra, a ellos he impulsado, animado y
'(•turrollado hacia la perfecta Suprema Iluminación, después
i |p haber llegado yo mismo a ella. Es más, lo6 he madurado,
•atahlecido, confirmado, instruido y perfeccionado en su
fundición de Bodhisattuas. Y ellos ocupan en este mundo
el dominio del elemento que está debajo de la corteza314.
De solo pensar en la lección que ellos deben estudiar, y de­
dicarse totalmente a la misma para comprenderla en su esencia,
m(o» jóvenes de buena familia ni siquiera pueden asistir a
reuniones sociales ni frecuentar bulliciosas multitudes, sino
qur permanente y vigorosamente han de cumplimentar su
labor. Estos seres. Agita, se deleitan en Ib soledad —lejos tan-
» ii de la compañía de los dioses como de la de los hombres—,
tu mayor placer es la Ley, aplicándose a lograr el conocimien­
to del liúda.
Kn esa ocasión el Señor pronunció las siguientes estro­
fas:
37. Estos Bodhisattvas, en número inmenso, inconcebi­
ble. mas allá de toda medida, dotados de mágicos poderes,
sabiduría y entendimiento, han progresado en sus conocí-
míenlos a lo largo de muchos kalpos.
38. A ellos maduré para que alcancen la perfecta Supre­
ma Iluminación, y es en mi tierra donde ello6, mis hijos, mo­
tan
39 Ellos mismos se han dedicado a la vida ermitaña, evi­
tan cuidadosamente los lugares bulliciosos y se desligan de
‘•«fo compromiso que los aleje de mis preceptos y del supre­
mo curso de sus deberes.
40. Habitan en el elemento que esté debajo de la corteza
taiiMtre, esos héroes espirituales que, infatigablemente, pro-
cutan alcanzar el conocimiento superior.
II De gran vigor, memoriosos, firmes en la inmensa for­
taleza de su inteligencia, esos serenos sabios predican la Ley
nimo dignos hijos míos.
1* D e esta u b ic a c ió n p o d r ía in fe rirte q u e e s to s seres s o n lo s e le m e n ta ­
les o e s p íritu s d e la tie rra .

215
4 2. D esde los tiempos en que alcancé la Iluminación en
G a y a 23’ , a) pie del árbol, y puse en movimiento la Rueda
de la L*y, he ido forjando la capacidad de estos Bodhisatt-
vas para obtener el conocimiento superior.
43. Estas palabras que aquí emito son sin tacha, realmen-
te verdaderas; creedme los que me escucháis: he logrado la
perfecta Suprema Iluminación, y yo solo he madurado espi­
ritualmente a todos estos seres.
Todos los oyentes se vieron maravillados, impactados por
el asombro y la sorpresa; luego, pensaron: “ ¿Cómo es po­
sible que en un lapso tan corto, tantos Bodhisattvas madu­
raron espiritualmente como para alcanzar la perfecta Supre­
ma Iluminación?’’
Entonces, Maitreya le pregunto al Sugata:
—El Señor, siendo un príncipe, después de dejar Kapila-
vastu23*, el pueblo de los Sakyas, arribó a la perfecta Supre­
ma Iluminación hace ya más de cuarenta años231. ¿Cómo

23S B u d d h a G a y a , p o b l a c i ó n s i t u a d a a s e is m illa s a l s u r d e U c i u d a d
d e G a y a , e n la d iv is ió n P a tn a , d e B e n g a la , a n t i g u o r e i n o d e M a g a d h * F u e
e n e s e lu g a r , b a j o e l á r b o l B o ( o B o d h i ) d o n d e S i d d h a r t h a . e l a s c e t a p r in c i
p o s e o , ae s e n t ó p o r ú l t i m a v e z c o n la s p i e r n a s c r u z a d a s , c o n el r o s t r o d ir ig í
d o h a c a e l e s to , c o n la f ir m e d e t e r m i n a c i ó n d e v e n c e r o m o r i r h a s ta a l c a n ­
z a r la M e ta , a u n q u e su c u e r p o se s e c a r a y s u p ie l, h u e s o s y c a r n e ae e x p u
s ie r a n a la d i s o l u c i ó n : " a u n q u e el c i e lo s e p a r t i e r a e n p e d a z o s y la ti e r r a
a b a n d o n a r a su p o s i c i ó n f i j a " (n a b h a m p h a lty y o , p a th o v im c b a lr y y a )
A s í f u e c o m o e s te lu g a r se h i s o f a m o s o p o r p r im e r a v e z e n la h i s t o r i a , n o
s o lo p o r el e n t r o n i z a m i e n t o d e la t r i u n f a n t e v o l u n t a d h u m a n a , s in o Lam
b i¿ n p o r e l d e s p li e g u e d e u n i m p á v id o c o r a j e m o r a l p a r a r o m p e r c o n la t r s
d i c i ó n y p o r la r e a l iz a c ió n s u p r e m a d e la i l u m i n a c i ó n d e la m e n t e h u m a ­
na IRR»
}<A K a p il a v a s tu . c a p i t a l d e lo s S a k y a s , e s ta b a u b i c a d a p r ó x i m a a lo *
H im a la y a s y c e r c a d e l r f o R o h i n i , e n la f r o n t e r a c o n N e p a l , n o r o e s t e d e la
I n d ia . l o s c u a t r o lu g a r e s s a n t o s d e p e r e g r i n a c i ó n b u d i s t a q u e d e b e n ser
v is ita d o * (c a lla n ih o n a n i d a x ta n iy a m ) s o n l o s s ig u ie n te * I ) el p a r q u e d e
L u m b in i, e n K a p il a v a s tu , lu g a r d e n a c i m i e n t o d e S t d d l u r l h a l i a u t a m a
2 1 U r u v e l» , e n B u d d h a - G a y a . d o n d e , b a j o e l á r b o l B o , a l c a n z ó la Ilu m in o
c i ó n . 3 ) I s i p a t a n a , e n B e n a r é s ( v e r n o t a 8 6 1 , s e d e d e la p u e s t a e n m o r c h a
d e la R u e d a d e la L e y . e l p r i m e r s e r m ó n d e l B u d a . e l D b a m m o c a k k a p p a
ca la ñ a S u ll a (v e r n o t a 1 7 ) ; y 4 ) U p a v a t i a n a , e n e l b o s q u e S a la , p r ó x i m o a
K u s i n a r a , s iti o d e la m u e r t e d e l T a tb a g a la .
E s ta a f i r m a c i ó n f a v o r e c e la c r o n o l o g f a d e l B u d a y la d e e s t e S u f r o
s e g ú n s e h a i n d i c a d o e n e l e s t u d i o p r e l i m i n a r d e lo p r e s e n t e v e r s ió n .
m an lapso tan corto ha sido el Gina capaz de llevar a cabo lu
interminable tarea de un Talhogata, ejercitar su liderazgo y
liberar su energía? ¿Cómo en tan breve tiempo pudo el Su-
nata madurar cspiritualm enle a esta m ultitud de Bodhisatt-
mis, preparándolos para el conocim iento superior? Estos eleva­
dos seres, habiendo seguido el curso del deber, han plantado
r.ncos de virtud bajo centenares de Budas durante inconta­
bles kalpas para poder alcanzar la madurez espiritual. Es
como si un hombre, en plena juventud -digam os unos vein­
ticinco años— presentara a individuos centenarios como sus
lujos, diciendo: “ Vosotros sois mis hijos", y los aludidos de-
el,irán: “ Este es el padre que nos engendró” . Ahora bien,
1.1 afirmación de ese hombre seria increíble, difícil de acep­
tar por la gente. El mismo caso se plantea con el Talhogata,
quien últim am ente arribó a la perfecta Suprema Iluminación,
v estos innumerables Bodhisattvas que durante infinitos kalpas
observaron un curso espiritual en sus vidas; que son capaces
de sumergirse y emerger de miles de tipos de m editaciones di­
ferentes; que llevaron a cabo todos los deberes que implica
1.1 búsqueda de la sabiduría, que son agudos regentes de las
iirrras del Buda; que son U maravilla y la admiración del m un­
do El Señor dice' “ Desde el mismísimo comienzo he desarro­
llado —llevando a la completa madurez espiritual— a estos
•i'irt para adecuarlos a su condición de Bodhisattvas. Yo mismo
h* desplegado esta energía y vigor después de haber arribado
« la perfecta Suprema Iluminación". ¿Pero, Señor, cóm o po-
d* mus tener fe en estas palabras que el Tathagata declara ser
infaliblemente verdaderas17 El Sugata debe saber que losBcxfhi-
•nttvas que recientem ente han ingresado al vehículo, son pasi­
bles de caer en la duda y, después de la extinción del Gina,
•iquéllos que escuchen esta Enseñanza no la aceptarán, ni
(••ntiarán en ella, ni creerán en su contenido. Por lo tanto,
v u o r . para que no se cometan actos tendientes a la ruina de
U Ijey, dígnate a explicam os este tema para alejar de nosotros
la perplejidad y para que a los Bodhisattvas que en el futuro
oigan su exposición no les invada la incertidumbre.
Kn esa ocasión, Maitreya se dirigió al Señor mediante las
»ii;ulentes estrofas:
917
44. Tú naciste en Kapilavastu, lar de los Sakyas, y dejaste
esa localidad para alcanzar la Iluminacián en Gaya. Eso, Señor,
fue poco tiempo atrás.
45. Ahora tienes una multitud numerosísima de seguidores,
estos sabios que durante incontables kalpas han cumplimenta­
do sus deberes espirituales y se mantuvieron firmes en sus má­
gicos poderes, bien disciplinados y diligentes en la fuerza de
sus conocimientos.
46. Ellos, que son inmaculados como el loto en el agua, han
confluido aquí, después de hender la hierra, y se hallan de pie,
con las manos juntas, rindiendo honras al Maestro del mun­
do.
47. ¿Cómo podrán estos Bndhisattvas creer este enigma?
Expulsa toda duda. Señor.- dinos la causa y muestra cómo
son en realidad las cosas.
48. Es como si un joven de unos veinte años, de cabellera
negra y piel tersa, presentara como sus hijos a hombres cen­
tenarios,
49. >Y ellos, cubiertos de canas y arrugas, declararan que
el joven es su padre. Pero como ningún joven de esas carac­
terísticas jamás tuvo hijos de la citada apariencia, esta afirma­
ción resultaría difícil de creer.
50. De la misma manera, Señor, somos incapaces de conce­
bir cómo estos numerosos Bodhisatívag de buena memoria y
excelente sabiduría, que han sido correctamente instruidos
durante incontables kalpas.
51. Que son firmes, agudos, agradables, resueltos, alaba­
dos por los Líderes;
52. Que viven en los bosques, desapegados de los fenómenos
y las cosas: que son discípulos del Sugata, en procura de su lu­
gar.
53. ¿Cómo han sido conducidos por ti a la madurez espi­
ritual: Si esto no es aclarado antes de la extinción del Tatha-
gata, no podrá ser creído después.
54. Concédenos, Señor, un confiable relato de tu propia
boca, sobre este tema, para que la desgracia de la duda nunca
nos invada.

218
CAPITULO XV ( 'fU J OTSUj
DURACION DE LA VIDA DEL TATHAGATA
El Señor se dirigió a toda la hueste de Bodhisattvas asi:
—Confiad en mi, jóvenes de buena familia; creed que el Su-
nata emite una palabra verídica.
La congregación entera, con Maitreya a la cabeza, extendió
» u s manos juntas y le pidió al Gina:
—Expone este tema, Señor, creeremos en la palabra del
Tathagata.
El Sugata les dijo:
Escuchadme; la fuerza de la resolución que una vez asumi,
I» ha reconocido el mundo entero, incluidos dioses, hombres
v demonios: que abandonando el hogar de los Sakyas, arribé
a la perfecta Suprema Iluminación en Gaya. Pero, la verdad
«» que la misma la he alcanzado infinitos kalpas antes” *. Por

O r b e te ñ era* - e n c u e n t a q u e e l n iv e l d e c o n s c i e n c i a d e lo * h o m b r e e
a,, « lim ite q u e u n in i c ia d o «r p r e v e n t e a n t e e llo * d e s p l e g a n d o e s p o n t á n e a
in - f t le t o d o s s u s p o d e r e s K» n e c e s a r io u m o s t r a n d o s u b ú s q u e d a p a u l a t i ­
n a, su» i n c e r t i d u m b r e a y tu e s f u m o h a s t a lo g r a r u n a e l e v a c i ó n « s p ir it u a l
p u l i e n d o d e la m is m a b a s e h u m a n a q u e e l r e a t o d e lo a c o n g é n e r e s S ó lo
« •i » , p o s ib le q u e e l f e n ó m e n o d e la I l u m i n a c i ó n te a a s im ila d o c o m o u n
........... m i n a t u r a l y v o li tiv o . e« d e c ir , a l a l c a n c e d e c u a l q u i e r m o r t a l q u e e m -
p í n u l a i d é n t i c o C a m in o , o « tu , »1 d e a r r i p t o p o r e l O c t u p l e N o b le S e n d e r o ,
Si , a c a m b i o , el B u d a ae h u b i e r e d i r i g id o a lo s s e r e s d i r e c t a m e n t e e n su
r u n l i o ó n s o b r e n a t u r a l , e l lo s p o d r í a n p e n a r q u e e s a V ía s ó lo e ra p a r a ele-
g ü ín * , y la p r é d i c a d e su D o c tr i n a n o h a b r í a t e n i d o la r e p e r c u s i ó n q u e e fe c -
t b a n l e n t e c o n s ig u i ó . P o r o t r a p a r t e , c o m o a e a p r e c i a e n e s ta s e c c i ó n , la m -
K e s fá c il e x p l ic a r q u e su I l u m i n a c i ó n d a t a d e u n t i e m p o a t r á s m á s
«Ha I r t o d o c á l c u l o , p o r q u e t a m b i é n e s o c h o c a c o n la a n s i e d a d t í p i c a d e
lo» « r i t e p o r v e r i f ic a r " e n e s ta v i d a ” l o s lo g r o s . N o h a y q u e o lv i d a r q u e la
latiría d e la r e e n c a r n a c i ó n n o e s u m v e r s a l m e n t e a c e p t a d a y q u e m u c h o s
ejemplo1’*, supongamos que incontables mundos estén cons­
tituidos de partículas, y que un hombre toma una de ellas y se
traslada en dirección al este, llevándola a una distancia inme­
dible para depositarla allí. ¿Crees que podría calcularse cuán­
to tardaría esta persona en cambiar de lugar completamente
todas las partículas?
—Es incalculable —contestó Maitreya—; está más allá del
alcance de la mente poder hacerlo. Ni siquiera el poder de los
discípulos sería capaz de determinar esta cifra.
—Else mismo tiempo —dijo el Buda— es el transcurrido des­
de que yo alcancé la perfecta Suprema Iluminación. A partir
de ese momento empecé a predicar la Ley a las criaturas de
este y otros mundos, y cuando los otros Tathagatas —como
Dipankara240 y los demás que he mencionado— entraron al
Nirvana, he creado lo que habéis visto, todo para una mejor
difusión de la Doctrina. El Sugata, considerando los distintos
grados de facultad y fortaleza de las sucesivas generaciones,
les revela a cada una de ellas su propio nombre; un estado en
el cual el Nirvana aún no ha sido alcanzado y, de diversas
maneras, él satisface los requerimientos de los diferentes seres
mediante otros tantos discursos24'. En este caso. El Gina decla­
ra a las criaturas —cuyas disposiciones son múltiples, pero poco
enraizadas en la virtud y más bien propensos a la maldad—:
“Soy joven; he abandonado el hogar paterno y he alcanzado

se a p r e s u r a n p o r o b t e n e r —m a t e r i a l y e s p i r i t u a l m e n t e — t o d o l o q u e p u e d e n
" a q u í y a h o r a " n o aea q u e t o d o «e a c a b e c o n la d e s a p a r i c i ó n f ís ic a P a ra
e sa ( e n t e n o t i e n e s e n t i d o la a f i r m a c i ó n d e q u e e l B u d a e s —c o m p a r a n d o
la s m e d i d a s c ó s m i c a s c o n la s h u m a n a s — u n l i u m i n a d o d e s d e la E t e r n i d a d .
P o r ú l t i m o , c a b r í a s u p o n e r q u e el B u d a e n c a r n a s u c e s i v a m e n t e e n d i s t i n ­
t o s m u n d o s y c o n d i f e r e n t e s n o m b r e s E n s u m a , é s ta s e r ía s u p r i m e r s a p a ­
r i c i ó n e n e s t e s is te m a , m i» n o e n e l U n i v s s o , c o m o se d e d u c i r í a d e l a s l í ­
n e a s q u e s ig u e n e n el S u f r a
234 E l e j e m p l o q u e s ig u e .e s s im i la r a l u t i l i z a d o e n e l C a p í t u l o V II.
**° Ver nota 67.
Ml D e e s ta a f i r m a c i ó n . H K s u g ie r e q u e e l T a lh a g a ta n o e s la f ig u r a s u ­
p r e m a ú n i c a m e n t e d e l B u d is m o , s in o —p o r e n c a r n a r e n d i s t i n t a s é p o c a s ,
d i f e r e n t e s lu g a r e s y b a j o o t r o s t a n t o s n o m b r e s — e l c e n t r o d e t o d a s la s r e l i­
g io n e s y la f u e n t e d e t o d a s la s e s c r i tu r a s .
recientemente la perfecta Suprema Ciiminación*'42 ” Sí, él,
que infinitos kalpas aíras ha entrado al Nirvana, asegura que
lo ha hecho últimamente. Afirma esto al solo efecto de condu­
cir a las criaturas a la madurez espiritual y permitirles así
alcanzar el conocimiento superior. Por lo tunto, es debido a
eso que esta Enseñanza ha sido revelada, y la palabra que el
Tathagata transmite en favor de la educación de los seros - y a
sea bajo su propia apariencia o bajo otra, por su propia auto­
ridad o merced a otro recurso2 0 —, lodo lo que ¿I declara,
todos sus discursos no son sino la más auténtica Verdad. A
este respecto, no cabe, de parte del Tathagata, la menor false­
dad porque él ve al mundo como realmente es: sin origen ni
fin; ni real ni irreal; ni existente ni no-existente; ni asi ni de
otra forma. El Sugata ve al mundo, no como lo hace el ignoran­
te, es decir, a través de las cosas visibles; para él ningún fenó­
meno o cosa puede ocultarse. Por eso cualquier palabra que
el Gina profiera es verdadera, pero, a los efectos de desarro­
llar raíces de virtud en las criaturas —que siempre persiguen
diferentes objetivos al mismo tiempo y se conducen de acuer­
do con sus nociones-, él revela distintas Enseñanzas, conte­
niendo todas ellas principios fundamentales. El Tathagata,
jovenes de buena familia, hace lo que tiene que hacer,20243

242 L o * h o m b r e a —« I p o r q u é a» h a v i s t o e n la n o t a 2 3 R — n e r e s i u n r r
n o v a rla » r e v e l a c i o n e s V n h n u p o r e j e m p l o , d e s c i e n d e s o b r o la ti e r r a o r h u
vece».
243 A lo a acia p a r a m ih u o r ig i n a le s se lo a d i c i o n a r o n o t r o s c u a t r o , e n t r e
e llo s u p o ya , h l b i l e s m e d io » o r e c u r s o s , c u y a i m p o r t a n c i a s e p o n e d e m a n i ­
f ie s t o y a q u e el B o d h u o ttv o d e b e u t i l i z a r l o d o p r o c e d i m i e n t o o r e c u r s o p o ­
s ib le p a r a lle v a r a lo s s e r e s a l e s c l a r e c i m i e n t o D a isc U . T e i t a r o Suzuki
" O u t l i n e s o í M a h a y a n s B u d d h i s m d i c e " L ’p a ya , q u e s ig n if ic a p r o c e ­
d i m i e n t o , e s t r a t a g e m a , r e c u r t o o a r t e s a n í a , t i e n e u n s e n t i d o t é c n i c o e n el
b u d is m o . E s u H id a e n c o n t r a s t e c o n i n t e li g e n c ia (p m jñ á ) y e s s i n ó n i m o d e
« m o r (ka ru n a ). V i m a U k i r t i a s e g u r a . " /V o /n d e s la m a d r e d e l B o d h u a tlo a
v u p a ya s u p a d r e ; n o h a y c o n d u c t o r d e l a h u m a n i d a d q u e n o h a y a n a c id o
d a e llo s ” .
244 E n e t c a p í t u l o 1 4 d e l " S u t r a d e l D i a m a n t e ” , s e le e : ” E | T a lh a g a to
** q u i e n d e c la r a l o q u e e s v e r d a d , lo q u e e s f u n d a m e n t a l , lo q u e eg « e n
r t l " U v e r s io n d e S u z u k i d ic e " . el ú n i c o c u y a s p a l a b r a s s o n lo q u e
i o n ” . El a f o r i s m o 1-2 6 d e P a ta n ja l i d ic e : “ E l e s el i n s t r u c t o r d e t o d o c u a n ­
t o h a p a s a d o a n t e s p u e s t o q u e n o e s tá l i m i t a d o p o r el t i e m p o ” .
él. que m ucho tiem po atras alcanzó el Nirvana, posee una exis­
tencia ilimitada: es eterno. Sin extinguirse, lo demuestra en
beneficio de aquéllos que deben ser educados. Aun ahora,
•odavii no he plasmado mi curso como Bodhisattva y la me­
dida de mi existencia no se ha colmado; es más, para que se
com plete falta el doble de miles de millones de kalpas. Yo
anuncio mi extinción final —a pesar de que eso no ocurre—,
porque de esta manera conduzco a todas las criaturas a la
madurez espiritual. No sea que aquéllos en quienes la virtud está
poco enraizada, que son profanos, ávidos de placeres sensuales,
cegados por la pantalla de las opiniones erróneas, al verme
continuam ente, piensen: “ El Tathagata perdura", e imaginan­
do que todo es un juego de niños, concluyan: "Siem pre esta­
remos cerca de él", fallando en su esfuerzo por escapar de
la cárcel de las pasiones mundanas y no valoren lo precioso
que es el Buda por tenerlo constantem ente a mano para refu­
giarse en él. En consecuencia, el Sugata. diestram ente, pronun­
cia estas palabras: "L a aparición de los Tathagotas, monjes, es
preciosa poique en el decurso de infinitos kaipas es raro ver a
uno de ellos". Asi, los seres aprecian más la presencia de un
Buda. com o tam bién la anhelarán cuando no puedan contem ­
plarlo. Las buenas raíces desarrolladas a través del pensamien­
to ardiente en el Ciña se extenderán perpetuam ente para be­
neficio y felicidad de las criaturas, y por la educación de ellas
es que el Señor anuncia su total extinción, ■ pesar de que eso
no acurre. E&a es la forma que él tiene para dictar su Enseñanza
y ello no implica necesariamente falsedad alguna de parte suya.
Luego, el Señor expuso su idea utilizando la siguiente pa­
rábola :
—Supongamos este caso: existe un curador; instruido, inteli­
gente, prudente, diestro en eliminar todo tipo de enfermedades.
El hombre tiene muchos hijos —diez, veinte, treinta, cien—, y
cierta vez en que él está afuera, todos los niños ingieren vene­
no. Sobrecogidos por atroces dolores, se retuercen en el suelo.
Algunos de ellos tienen nociones erróneas: otros correctas, pero
todoa padecen por igual el mismo tipo de sufrim iento. Cuando
ven regresar a su padre, lo reciben ansiosamente, diciéndole:
‘ ¡Salud, padre; qué suerte que has regresado sano y salvo!
Ahora libéranos del mal que nos aqueja*4. El curador, viendo
«Me desolador panorama, prepara un gran remedio. Habiendo
i (inseguido el color, olor y sabor requeridos, les da a cada uno
una dosis con estas palabras 'T o m a d esta poción, hijos míos,
que pronto os veréis libres del veneno, recobrando la salud'4.
Aquéllos que, entre ellos poseen nociones correctas, después
<!•• ver el color del remedio, percibir su olor y probar su sabor,
lo ingieren inm ediatam ente y, como consecuencia, al poco
tiempo se ven aliviados de sus padecimientos. Pero los hijos que
sustentan puntos de vista erróneos no les agrada el color, el olor
o el sabor del preparado y no quieren tomarlo. Por lo tanto, el
curador reflexiona: "Las erróneas nociones de estos hijos míos
le», impiden beber la poción; debo inducirlos a ello mediante
algún hábil recurso". Impulsado por este objetivo, les dice:
’Estoy viejo, decrépito; se acerca el final de mi vida. Pero- no
<* rntristescáis; no os sintáis afligidos. He confeccionado un
remedio para vosotros, si queréis, podéis tom arlo". Habiéndo­
lo* exhortado asi, él se retira a otro lugar del país, haciéndo­
le* creer que ha partido de eete mundo. Ellos están tristes y
»>• lamentan: "N uestro padre esta m uerto; él, toda bondad,
tu t» ha dejado desprotegidos". Advertidos de su orfandad y
tulla de refugio, están continuam ente inmersos en la pena y,
rum o consecuencia de ello, las opiniones erróneas le hacen
lugar n las correctas; reconocen que el remedio posee el color,
olor y sabor adecuados y lo beben, aliviándose así de los
malestares que aquejaban sus cuerpos. Entonces, el curador,
•aliiendo que sus hijos se han liberado de los efectos del ve­
neno, reaparece. ¿Vosotros monjes, creéis que es posible acu­
lar al curador de falsedad por haber empleado este recurso?
No, Señor —respondieron los aludidos—; ciertam ente

De la misma manera —prosiguió el Sugata—, yo, habiendo


llegado a la perfecta Suprema Iluminación infinitos kalpas
iilTiU, de tanto en tanto, despliego ese hábil recurso para educar
• la* criaturas sin por ello incurrir de mi parte en falsedad al­
guna.
Y parn enunciar más extensam ente este tema, el Gina pro-
ninició las siguientes estrofas;
22 3
1. Desde que alcancé la perfecta Suprema Iluminación
—un núm ero inmedible de kalpas atrás— jamás he cesado de
predicar la Ley.
2. También durante ese mismo lapso he impulsado mu­
chísim os Bodhisattvas y los establecí en el conocim iento del
Buda, ademas de conducir a incontables seres a la madurez
espiritual.
3. Demuestro mi extinción —aunque eso no suceda— para
educar mejor a las criaturas.
4. Gobierno al m undo, pero los hombres —por sus nocio­
nes erróneas, por sus ilusiones— no pueden verme y,
5. Creyendo que mi cuerpo se ha extinguido com pleta­
m ente, veneran de diferentes maneras mis reliquias, con lo
cual sus pensamientos van paulatinam ente adquiriendo rec­
titud.
6. Cuando tales criaturas —moderadas, piadosrs y g en tiles-
abandonan sus cuerpos, entonces reúno la asamblea de discí­
pulos y me muestro aquí*45, sobre el G ridhrakuta.
7. Después les digo;"N o me había extinguido por comple­
to. Incesantem ente renazco en el mundo de los vivos".
8. Honrado por otros seres, les enseño mi Iluminación,
pero vosotros no me hubiérais obedecido a menos que el Señor
entrara al Nirvana.
9. Veo como las criaturas están afligidas, pero no exhibo
ini propio cuerpo. Primero dejo que crezca su aspiración por
m í; luego les revelo la verdadera Ley.
10. Tal ha sido mi conducta durante un incontable número
de kalpas y tam poco he cambiado este m onte, el G ridhraku­
ta, por otras moradas.
11. Y, cuando las criaturas observan este m undo e imaginan
que está ardiendo, aun entonces mi tierra está rebosante de
dioses y hombres.
12. Ellos disnonen de múltiples entretenim ientos, innumera­
bles ja'dines, palacios y carros celestiales, en una región em-

H K d i c e q u e e n e s ta e s t r o f a , e l T a lh a g a la d e m u e s t r a s e r el ju e x d e
l o s d i f u n t o s , r e c o m p e n s a n d o a lo * p i a d o s o s d e s p u é s d e su m u e r t e , e n s e ­
ñ á n d o l e s su e x c e ls a fig u r a .
U llw ida con colinas de gemas y sembrada de árboles carga
d i.» ile frutos.
I t Sobre los dioses suenan instrum entos musicales, mien-
tía» llueven flores que me cubren a mi' y a todos los que pro-
i iir.iti la Iluminación.
I I Asi es mi eterna región; pero otros imaginan que está
•idlondo. En sus opiniones, este m undo es terrorifico, mise-
mlilit, repleto de infortunios.
Ib. Mucho tiem po puede transcurrir sin que sea mencio­
nado mi nombre, mi l>ey o mi com unidad11*4 . Eso es conse-
niirncia de las acciones pecaminosas que pululan por doquier.
16. Pero cuando —en el m undo de los hombres— nacen
m u . moderados v piadosos, ellos inm ediatam ente me ven
•••«»l/ir la Ley, atribuyéndolo a sus buenas obras.
17 A ellos nunca les menciono la infinitud de mi acción;
ihh lo tanto, hablando apropiadam ente, aunque yo exista
•iMtipre, declaro: "L os Ginas son raros y preciosos” .
18. Tal es el glorioso poder de mi ilimitada sab id u ría; tal
. lo duración de mi existencia, que abarca infinitos kolpas.
Indo esto lo he adquirido después de haber transitado el
H?ndero del deber.
19 Hombres sabios, abandonad toda incertidum bre: mi pa-
Uhra nunca es falsa;es siempre verdadera.
510, Si el hábil curador de la parábola tuvo que utilizar el
riH urvo de hacerse pasar por m uerto no estándolo, en favor
di Ion hijos cuyas nociones eran erróneas, sin ser por ello
hi uwido de falsedad,
’21. Yo, el Padre del m undo547, el Curador54*, el Protec­
tor di* todas las criaturas, conociendo sus puntos de vista distor-

" I j s H a lna-troyas T r e s J o y a * — d e l B u d is m o . V e r n o t a 8 7 .
IIK s o s t i e n e q u e a q u í el B u d a a s u m e la f ig u r a d e B r a h m a , e l S e r
i*H i|u , e x i s t e n t e d e s d e la e t e r n i d a d , e l P a d r e d e l m u n d o .
”* Ver nota 152.

99S
sionados, les enseñó el N irvana'4’ del Tathagata, aun cuando
sigo sin extinguirme350.
22. ¿Qué motivo tengo para manifestarm e continuam ente?
Cuando los hombres se tornan incrédulos, ignorantes, im pru­
dentes, indiferentes y se complacen en los placeres sensuales,
corren de la negligencia al infortunio.
23. Entonces yo, que conozco el devenir del m undo, decla­
ro: “ Yo soy el Buda” . Y luego me pongo a reflexionar en los
medios necesarios para inclinar a los seres hacia la Iluminación,
a ser participes de la Doctrina.

E l L a n ka u a ta ra S u fr a , 2 - 1 8 , d ie * : " A q u é l l o * q u e , te m e r o s o s d e l o i
s u f r i m i e n t o s —q u e e m a n a n d e la d is c r i m i n a c i ó n e n t r e v id a y m u e r t e — b u s ­
c a n e l N irvana, n o s a b e n q u e v id a y - m u w t * y Nirvana a o n in s e p a r a b le s Y
c r e y e n d o q u e t o d a s la s c o t a s s u j e t a s a d i s c r i m i n a c i ó n c a r e c e n d e r e a l id a d ,
im a g in a n q u e e l N irvana. c o n s i s t e e n la f u t u r a a n i q u i l a c i ó n d e lo s s e n ti­
dos".
350 El B u d a h iz o p a t e n t e q u e e l N ir v a n a e s a c c e s i b l e p a r a t o d o s m e ­
d i a n t e la a s c e s is , p e r o él n o in g r e s ó a l m i s m o p a r a r e e n c a r n a r y s e g u ir a y u ­
d a n d o a lo s se re s s u frie n te s T o d o Ilu m in a d o h a ré , p o r c o m p a s ió n , o tr o
t a n t o , lu e g o , la o b t e n c i ó n d e l .V irv a n a se c o n s t i t u y e e n u n a p a r a d o j a q u e
b ie n r e c o g e e l " S u t r a d e l D i a m a n t e " —v e r s ió n d e S a m u e l W o lp in . e d i t o r i a l
H a s t i n a p u r a , B s. A s . 1 98-4—, c a p i t u l o 3 “ A ú n c u a n d o u n v a s to , i n c o m e
b le , i n c o n m e n s u r a b l e n ú m e r o d e s e r e s s e h a n l i b e r a d o , e n v e r d a d n a d i r
l o h a s i d o . " P l a t ó n —e n “ L a R e p ú b l i c a , t. V i l , c i t a d o p o r Q o d e l— p o n e
e n b o c a d e S ó c r a t e s u n a a f i r m a c i ó n s im ila r s o b r e la a c t i t u d q u e t i e n d e n
a a d o p ta r a q u é llo s q u e a s c ie n d e n e s p ir itu a lm e n te : " P o r m á s q u e s u s a lm a s
a s p i r e n s in c e s a r a p e r m a n e c e r e n e s a s a l t u r a s , g u a r d é m o n o s d e p e r m i t i r ­
le s lo q u e q u i e r e n n o v o lv e r a b a j a r " . S in q u e r e r l o , S ó c r a t e s c o i n c i d e p l e ­
n a m e n t e c o n la p o s t u r a M a h a y a n a d e l B o d fu sa ttv a
CAPITULO XVI

ACERCA DE LA PIEDAD ( T0Rro)


Mientras se desarrollaba este discurso acerca de la duración
■!«’ la existencia del Tathagata, innumerables criaturas se bene­
ficiaron con él. Percibiendo esto, el Señor se dirigió a Maitre-
y«:
Agita, en el ínterin, incontables criaturas adquirieron la
I«cuitad de allanarse a esta Ley que no tiene origen, mientras
algunos obtuvieron dharams: t' ; otros, el poder de una visión
ilimitada; otros, movieron la Rueda que nunca retrocede, otros,
l<•eraron avanzar tanto en el Sendero de la Iluminación que
U alcanzarán dentro de ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres,
»•••« o una encarnación más.
Tnn pronto como el Sugata concluyó su palabra, determi-
mtritio la duración y los periodos de la Ley, una lluvia de flores
• ut'fió abrum adoram ente a los infinitos Budas que estaban
Motados sobre sus tronos al pie de los árboles de joyas, en
una cantidad inconcebible de mundos. También este torren
i» afectó a Sakyamuni, a Prabhutaratna, a sus huestes de Bodhi-
Mllvat y a toda la audiencia. Un diluvio de polvo de sándalo

U harani o m antra, h e c h i z o o t a l i s m á n , f ó r m u l a s o b r e n a t u r a l E s
........ o n j u n t o d e p a l a b r a s o s o n i d o s c a r g a d o s c o n s i g n if i c a d o s u f u e r z a s
p r o d u c e n u n a t r a n s f o r m a c i ó n e s p ir i tu a l . S o b r e l o t m antra* o n el v e ­
lo r io y vi b r a h m a n i s m o v e r M W i n t e r n i t z G e ic h itc h te d e r in d ite h e n lile
)Him K1 t é r m i n o d h a ra m —s e g ú n E l ia d e — a p a r e c e p o r p r i m e r a v e z e n el
liu ill im o c o n fc'í S u tr a d e l L o to y el L alitavistaro.
y de agáloco^1 se precipitó a las alturas, al tiem po que en
el firm am ento se dejaban oír grandes tam bores que, sin ser
batidos, em itían sonidos placenteros, dulces y profundos.
De pronto, también empezaron a caer inmensas cantidades
de finísimos géneros celestiales, mientras se veían colgando
en todo el cielo perlas, gemas y todo tipo de joyas, a la vez
que estas se hallaban rodeadas de incensarios conteniendo
invalorables aromas. Algunos Bodhisattvas sostenían sobre
cada Tothagata una hilera de sombrillas que se extendían has­
ta la región de Brahma; otros se dedicaban a celebrarlos me­
diante himnos y cantos sagrados, propicios para alabar a los
Budas.
En esa ocasión, Maitreya pronunció las siguientes estrofas:
1. Maravillosa es la Ley que ha expuesto el Sugata■ una
Enseñanza nunca oída antes. ¡Qué grandiosa es la majestad de
los Líderes: qué infinita la duración de sus existencias!
2. Oyendo esta D octrina impartida por el Gina en perso-
naí , J , incontables criaturas —genuinos hijos del B u d a - se han
llenado de regocijo y comprensión.
3. Algunos han alcanzado la perfecta Suprema Iluminación,
un punto desde el cual no se retrocede jam ás; otros siguen es­
tando en niveles inferiores; otros lograron una visión ilimita­
da; otros obtuvieron miles de dharanis;
4 O tros han adquirido el conocim iento superior; otros,
después de varias encam aciones, se convertirán en Ginas y
verán el Infinito.
5. E ntre los que escuchan esta Ley de boca del Maestro,
algunos llegarán a la Iluminación, percibiendo la Verdad;
6. O tros lograrán la omnisciencia;
7. O tros concebirán la idea de la L iberacióniU .
8. Tal es el efecto producido por el gran Profeta, cuando

‘ <’5 A g ilo c o , a g s llo c h e o agallocu m : gén ero aquilaria. fam ilia d e las ti
m elo fcea s, cu y a s esp ecies viven en el H im alaya, C hina, p a íses m alayo*
y \u e v a C um ea. S e usa en eb an istería y para co n fecc io n a r sahum erios.
JS> Kl -S u p e r io r J e lo fe, te x to atrib u id o a A shvagosha, d ice: "C uando
e) T olhajiata estaba sobre la tierra, lo d o s lo s h om b res estab an cap acitados
para en ten d erlo" .
T o d a esta gama de e fe c to s q u e p rod u ce la Ley e s con secu en cia de
revela su elevadísirno estado que es eterno y de un alcance
mm ¡limitado como el éter.
9. Incontables ángeles, Indras y mensajeros de Brahma
•r han trasladado aquí para derramar esta lluvia de flores.
10. Se mueven en el cielo como pájaros y esparcen los fra­
gantes polvos de sándalo y agáloco para cubrir al Gina y a su
comitiva.
11. En lo alto, los timbales, sin ser batidos, emiten dulces
•onidos, mientras infinitas cantidades de blancos géneros en­
vuelven a los Jefes,
12. Y numerosísimos incensarios perfuman con sus ricas
ftngancias el am biente, para honrar a las poderosas presen­
cian.
13. Incontables Bodhisottvas sostienen otras tantas sombri­
lla», formando un dosel tan alto que llega hasta la región de
Hrulima.
14. los hijos del Sugata, en su inmenso gozo, han izado ga­
llardetes triunfales al tope de los mástiles y celebran a los L i­
deren con cánticos devocionales.
I fi. Tan maravilloso, extraordinario, prodigioso y espléndi­
do evento. Señor, es desplegado por los seres como señal de su
muocijo por la exposición acerca del térm ino existencia! del
/ oí haga (a.
10. Grande e6 el suceso que recorre los diez puntos del espa­
rto todas las criaturas se encuentran reconfortadas y agracia­
da» por la virtud de la Iluminación.
Entonces el Señor se dirigió a Maitreya:
Km.os seres. Agita, que durante el desarrollo de la Enseñan­
te acarea de la duración de la existencia del Tathagata, han
su pensam iento en ella, confiado en sus términos, han
•• ilimitado un mérito enorme*55. Escucha cuál es la medida de
ase mérito. Supongamos que una persona, durante incontables

U« •tlviinlo» grados d e d isp o sició n de las criaturas, fe n ó m e n o q u e aparece


»« *4i lí,» c a p ítu lo s d el S u tr a
*'* K a rm a ta ya es la acu m u lación (o ta y a I m oral de m érito s y d em éritos
'leirrin in an la d isp osición o la situ ación de una persona en un m o m en ­
ta ilado d e su existen cia.
kalpas, pone en práctica todas las perfecciones y, por otra par­
te, una segunda persona oye con atención este tema del Sutra,
el mérito acumulado por la primera no es ni una milésima, ni
una millonésima parte del que acopió la segunda; el mérito de
ésta supera inconcebiblem ente al del observador de las perfec­
ciones, y de esa forma no se extraviará del Sendero que lo lle­
va a la perfecta Suprema Iluminación.
En esa ocasión, el Señor pronunció las siguientes estrofas:
17. Supongamos que un hombre, en procura del conoci­
miento superior, pone en práctica las perfecciones
18. D urante infinitos kalpas, sin dejar de realizar actos de
caridad hacia el Buda y sus discípulos;
19. Agasajando a los innumerables Pratyekabudas y Bodhi-
salivas con alimentos, bebidas, prendas y alojamiento.
20. Imaginemos que construye refugios, monasterios, conven­
tos y jardines;
21. Y, tras dar incesantem ente, encamina sus pasos hacia
la Iluminación,
22. M anteniendo siempre una pureza moral intacta y obser­
vando los preceptos recom endados por el Buda y aceptados
por los hombres sabios.
23. Además, desarrollando la virtud de la indulgencia254,
conserva serenidad, constancia, buena memoria, tolera muchas
censuras.
24. Y soporta las palabras desdeñosas de los incrédulos, co­
rrompidos por el orgullo.
25. Siempre con celo, animoso, abocado al estudio y a la
meditación,
26. Vive en los bosques, evitando la negligencia y la torpe­
za y
27. Persigue contem plativam ente la omnisciencia.
28. No obstante el afanoso esfuerzo de esta persona, el
acrecentam iento de sus méritos sigue siendo inferior al
29. Acopio de aquel hom bre o mujer que

254 E l aspiran te al c o n o c im ie n to superior nunca se r n o ji ni se im pa­


cien ta por lo q u e h acen las person as ign oran tes, p o rq u e sabe q ue tod as las
d ificu lta d es tien en una causa.
30. Escuchando el discurso acerca de la duración de mi
existencia, por un solo mom ento, cree en él. Su m érito es in­
conmensurablemente infinito.
31. El que renuncia a las dudas, a la vacilación y al recelo,
aunque sea por un solo instante, recibirá esta recompensa.
32. Tam poco los Bodhisattva» que han practicado la virtud
sobresaltarán a) o ír la inmensa extensión de mi vida.
33. Ellos inclinarán sus cabezas, manifestando un anhelo:
" l Pueda yo tam bién en el futuro convertirme en alguien así
v liberar incontables seres!
34. E igual que el Señor, León del clan de los Sakyas, después
ili* haberse sentado en meditación para conseguir la Ilumina­
ción,
35. Predicar la Ley."
36. Aquéllos que poseen la firmeza de esta resolución, com ­
prenderán el misterio de la Enseñanza y no padecerán incer-
lidumbre alguna.
El Sugata siguió dirigiéndose a Maitrvya, en estos térm i­
nos:
Agita, el que oye este discurso —que explica la duración
di* la existencia del Tathmgata—. lo aprehende*, penetra en él
y lo entiende, producirá en «i mismo una inconmensurable
acumulación de mérito que lo conducirá ai conocim iento de
lux Mudas. Demás está decir que quien escucha esta Enaenan-
»a o se la hace oír a otros, que la conserva en la memoria;
ipi*1 la lee, la comprende o se la hace com prender a otros;
ipin la copia y luego honra y venera el tex to con flores, incien­
so, guirnaldas, óleos, prendas, sombrillas, banderines y lámparas
•le aceite, acopiará tal cantidad de mérito que tendrá asegurado
oí Camino a la omnisciencia. Y de un hom bre o una mujer
ipil» escuche con atención este discurso, y decididamente crea
**m él, puede suponerse que estará presente aquí, en el OridH
'••(villa, rodeado de una hueste de Boúhisattvus y atendido por
• líos en medio de la asamblea de discípulos. Estará en mi
tierra —consistente en lapislázuli dividida en com partim entos
por filetes de oro y adornado con árboles de joyas— y habitará
hi las mismas torres que usan como morada los seres superio-
•••*. Su presencia aq u í será la confirmación de su más deci-
dida creencia en la Doctrina. Además, el que transcribe esta
Enseñanza y luego carga sobre sus hom bros el tex to , también
transporta al Ruda y, gracias a este acto piadoso, no necesi­
ta construir tlupot ni m onasterios; no precisa dar limosnas a
los montes, ni otro tipo de requisito1*'’ . Pero, Agita, además
están los jóvenes de buena familia que erigen, con las siete
substancias preciosas, $tupas cuya altura alcanza la región
de Brahma, decorados con sombrillas, gallardetes, campani­
llas y otros múltiples atributos de respeto; están los que cons­
truyen monasterios —grandes, espaciosos; hechos de sándalo,
adornados con jardines, amueblados com pletam ente—, con­
ventos y refugios. Todos ellos —infinitos, incontables—, tam ­
bién deben ser considerados parte de la congregación de dis­
cípulos y, como tales, igualmente gozarán de mi bendición.
No obstante, te repito Agita, el que conserva, lee, promulga,
copia o repite esta Enseñanza y corona su empresa con ca­
ridad. moral, indulgencia, energía, meditación o sabiduría,
acumulará más mérito que ningún otro ser. Y así com o el
elem ento aire es ilimitado en todas las direcciones del espacio,
así de inmenso e incalculable es este acopio de m érito que,
sin duda, conducirá a su portador por el Sendero que finali­
za en la Iluminación. Una persona dotada de estas caracte­
rísticas será celosa en la veneración de los altares del Tathaga-
lo; alabará las infinitas virtudes de los Bodhisattuas y se las
enseñará a los demás seres.- será diligente en la ejecución de
los preceptos morales; tendrá un buen carácter; será agradable
convivir con él; no envidiará o otro s; no será intolerante ni
propenso a la ira; memorioso, le atribuirá gran valor a la me­
ditación; resolverá todos los problemas que se le presenten,
más no dejará que lo envuelvan cuestiones banales. Cualquier
Bodhisattva, Agita, que después de la com pleta extinción
del Tathagata, conserve esta Enseñanza, tendrá las buenas
cualidades que he descripto. Tal joven de buena familia debe ser

1,1 fc s to c o i n c i d e c o n la e n s e ñ a n z a d e ) V e d a n t a e n e l s e n t i d o d e q u e el
c o n o c i m i e n t o s u p e r i o r e s i n d e p e n d i e n t e d e la r e a l i z a c i ó n d e b u e n a * o b r a a
N o o b s t a n t e , t a m p o c o p o r e l l o d e s d o n a el v a l o r r e l a t i v o q u e t i e n e n eaa»
a c c io n e * , ta l c o m o s e a p r e c i a r á e n la s l i n e a s q u e s ig u e n , d o n d e u n a c o s a n o
q u i t a la o t r a .
no n
considerado un candidato a la Liberación, un aspirante a sentar­
se bajo el árbol de la Iluminación. Y donde esa persona se de­
tenga, se siente o pase, ahí debería hacerse un altar dedicado
.ti Tathagata, para que todos, incluso los dioses, digan: "Este
es un stupa de las reliquias del Sugata."
En esa ocasión, el Señor pronunció las siguientes estrofas:
37. R epetidam ente he señalado que el que conserve esta
Enseñanza, después de la extinción del Gina, acumulará una in­
mensa masa de mérito.
38. Pero el que me venera construyendo stupas con las sie­
te substancias preciosas,
,19. Decorados con sombrillas, banderines, campanillas agi­
tadas por el viento,
40 Flores, perfumes, óleos,
41. Instrum entos musicales, prendas,
42. Lámparas de aceite encendidas a su alrededor,
43. También incrementará —con esto6 actos— su virtud.
44. El que edifica innumerables monasterios, usando madera
rio sándalo,
45. Provistos de todos los muebles necesarios,
46. Embellecidos con paseos y jardines.
47. El tam bién será un ejemplo de veneración para todos mis
discípulos.
48. Pero, insisto, mayor es el m érito del que conserva este
Sufra;
49. Del que lo copia y luego honra el texto com o si fuera
mía reliquia,
50. A la que adorna con lámparas de aceite y flores.
51. El hombre que venera de tal forma la letra3*11, producirá
una masa de m érito más allá de todo cálculo.
52. Así como es inmedible la extensión del aire, en cuales­
quiera de las direcciones del espacio, no puede evaluarse la
vutud adquirida por tal persona.
53. Además, el m é.íto se incrementa cuando el devoto de

*'* P a ra ju s t i f i c a r t a r . t s v - n e r a c i ó n p o r lo.- t e x t o s , el B u d a d i j o : “ La S a-
liiilu rfa n o t i e n e l e tr a s , p e r o la s l e t r a s s o n 3 a b i a o r f a ''.
la Enseñanza es paciente, moderado, moral, estudioso, medi­
tativo;
54. Cuando no es irascible, ni pérfido y siempre reverencia
los santuarios; cuando es humilde con I06 monjes; cuando no
es engreído ni negligente;
55. Cuando es sabio y sensible; cuando responde con agra­
do; cuando, lleno de compasión por todos las seres, les da la
instrucción que les conviene.
56. Si existe un hombre así, y que al mismo tiem po, con­
serve este Sutra, poseerá una masa de m érito más allá de toda
medida.
57. Al encontrarse con alguien de estas características, uno
debería rendirle sincero homenaje;
58. Uno debería cubrirlo de flores o inclinarse ante él, con­
vencido de estar en presencia de un Talhagata,
59. Porque un hombre así va camino al árbol de la Ilumina­
ción para bien del mundo entero, incluidos los dioses.
60. Y donde él se siente, se pare, camine o donde pronun­
cie aunque más no sea una sola estrofa de este Sutra,
61. Habría que construir un stupa dedicado al Buda y vene­
rarlo de múltiples maneras.
62. Ese lugar de la tierra es bendecido por mí. porque allí
yo me paré, allí me senté, allí recité este Sutra; donde estuvo
un hijo del Gina, allí estuve yo.
CAPITULO XVII KJfAOf^SU
EL MERITO DE LA ACEPTACION JUBILOSA

Kn una ocasión, Maitreya interrogó al Señor a través de la


siguiente estrofa:
1. ¿Cuán grande es, Señor, el m érito del que, después de
lu extinción, oye este exaltado Sutra y lo acepta jubilosa­
mente?
Kl Sugata le respondió;
Si alguien de maduro entendim iento, después d< la corn-
iilela extinción del Gina, escucha esta Enseñanza, jubilosamente
la acepta y luego se levanta para dirigirse a cualquier parte un
iminaiterio, una casa, un bosque, una ciudad, etc.- con el
l'lupósito de exponer la Doctrina tal como la ha captado u
nido, siempre de acuerdo con sus posibilidades, a otra p*rviiu'
*u madre, su padre, un pariente, un amigo o cualquier ser ,
•I este, después de oírla, la acepta jubilosamente y, en con-
«w uoncia, se la comunica a otro, y asi sucesivamente, la perso­
na número cincuenta habrá adquirido una acumulación tal de
mérito que a continuación te voy a describir. Escucha Agita,
i lleva mis palabras a tu corazón.
Kl Gina desarrolló su exposición en estos términos:
Supongamos, Agita, que todas las criaturas que existen
en Ion infinitos mundos, en cualesquiera de los estados de
• •itlvncia, nacidos de huevo, de útero, de tibia humedad o
*«*i metamorfosis, tengan forma o no, sean conscientes o in-
«•••nacientes, sin pies, bípedos, cuadrúpedos o centipedos. se
• •«ngregaran en un solo lugar. Además, supongamos que aparece
mu hombre, un amante de la virtud, que brinda a ese grupo in-
menso lodos los placeres, entretenim ientos y goces que ellos
desean y apetecen, como tam bién todo tipo de bienes —m etá­
lico, oro. plata, gemas, perlas, piedras preciosas, coral, carros
uncidos con caballos o bueyes, palacios y torres— y, de esta
manera. Agita, este artífice de la munificencia, sigue haciéndolo
durunte muchísimos años. Luego, ese individuo reflexiona:
"D urante un prolongado lapso he cubierto las necesidades ma­
teriales y de entretenim iento de estos seres; ahora que han en­
vejecido y su m uerte no está lejana, tengo que iniciarlos en
la disciplina de la Ley revelada por el Tathagala. Entonces,
Agita, el hom bre exhorta a todas las criaturas y consigue que
adopten la Doctrina. Esos seres aprenden de él la Ley y, paula­
tinam ente. van adquiriendo distintos grados de santidad: de
Srotopannas51* pasan a Sakridagamines, 160 luego a Anagami-
nes561 para llegar finalm ente a ser unos A rhats163 com pleta­
m ente libres de toda im perfección, y, además, fervosoros adep­
tos a la actitud meditativa. ¿Ahora bien. Agita, tú crees que esa
gran figura de la generosidad ha acumulado una inmensa can­
tidad de mérito?
—Ciertamente, Señor —contestó Maitreya—, esa persona ha
acopiado m ucho m érito, porque le ha brindado a las criaturas
todo lo necesario para su felicidad; más abn, los ha llevado hasta
la excelsa jerarquía de un Arhat.
El Señor le replico:
—Te anuncio, Agita, que si tom as por un lado al generoso
hombre que, proveyendo a todos los seres de infinitos mundos
con todas sus necesidades y conduciéndolos al estado de Arhat,
y por otra parte a una persona ubicada en quincuagésimo lugar
de una tradición oral que escucha aunque más no sea una es-

S ro ta p a n n a , p r im e r p a s o h a c ia la m e t a d e l A rh a t. S ig n if i c a q u e e»U
m s a lia d e la v id a o d e la m u e r t e T a m b i é n se d e n o m i n a S r o ta p a tti, m ia
a l lá d e l o re n l y d e l o ilu s o r io .
S a k r id a g a m i n , s e g u n d o p a s o , d e ta k r it = u n a v e* y ga m o n a = a n ­
d a r . R e e n c a r n a p o r ú l t i m a v e z p a r a s u p r im i r l o s r e s t o s d e d e s e o s q u e poses,
*6 ‘ A n a g a m m . t e r c e r p a s o A n — p a rtíc u la n rg a tr v a . re n a c e fu e ra d e
lo s m u n d o s in f e r io r e s .
V er n o ta 10.

9.3fi
i».jfa He la Ley y la acepta jubilosamente, la acumulación He
"tentó del primero no alcanza ni a la centésima parte, ni a la
nulísima parte, ni a la millonésima parte del que acopia el
«Hundo. En realidad, esta comparación no admite siquiera el
i «tirulo, tan inmensa es. Agita, la diferencia. Además, si alguien
tr u c h a esta Enseñanza y luego invita a otra persona a hacer
In mismo, el primero, merced a este acto virtuoso, obtendrá la
ventaja de entrar en contacto con I06 B o d h m ttv a s que han
niquindó dharanis; se hara poseedor de agudas facultades y
aumentará su sabiduría. En el decurso de cientos de existencias
un tendrá enfermedades bucales, sus dientes serán sanos y pa-
mjuv. sus labios no estarán partidos; su nariz será recta; su cara
« id proporcionada y de facciones agradables. Tam bién el resto
••«•I cuerpo guardará un envidiable equilibrio; además, gozará de
itua gran ventaja: el Tathagato le dirigirá sermones que él podrá
tiim prender, y podrá así conectarse pronto con los Budas. Per­
fil*. Agita, cuántas son las bondades que produce el acto de
un llar tan sólo a una criatura a escuchar la Enseñanza. ¡Cuantas
ni,ik M'ran las que acumule quien predique la Ley!
Kn esa ocasión, el Señor pronunció las siguientes estrofas:
2 Escucha, Agita, cuán grande es el mérito de quien, quin-
• niu.-«*símo en una cadena de tradición oral oye tan sólo una
r«i mfa de este Sutra y, sereno mentalm ente, la acepta con
Mihilu.
I Supongamos que existe un hombre habituado a darle a
imi notables seres, durante muchos años, todos los elem entos
tu <1'h.mos para su subsistencia.
1 Pero, cuando los ve ya envejecidos, piensa que ha llegado
•■I m om ento de hablarles de la Ley.
j Les im parte la Doctrina y les apunta el Nirvana, dicién-
tlnli': "La existencia es como un espejismo; daos prisa en desa­
lt* tjufos de ella” .
it Todas las criaturas, captando la Enseñanza otorgada por
min caritativa persona, se convierten enArhats.
J No obstante. Agita, más m érito que este individuo, acopia
qiilpn oye tan solo una estrofa de este Sutra y lo acepta jubilo-
wtitielltc.
M Si grande es el mérito que acumula quien oye esta Ense-
ñanza en el quincuagésimo lugar de una tradición oral, inmen­
sam ente mayor es el del que la escucha cara a cara de labios del
Sugata.
9. Y si alguien exhorta aunque más no sea a una sola criatu­
ra, diciéndole: “ Ve y escucha la Enseñanza, porque un Sutra
como este —“El L oto de la Verdadera L ey”— raram ente se pre­
dica en el m undo”.
10. Y la persona así estimulada sigue el consejo, carecerá
en lo sucesivo de enfermedades en la boca;
11. Sus dientes serán sanos y parejos; no tendrá labios parti­
dos.
12. Su cara no será torcida; su nariz será recta; su aliento ten ­
drá el aroma de las flores.
13. Y su figura será agradable de ver.
14. Si un hombre sabio se dirige de su casa a un monasterio
para o ír este Sutra, y allí lo hace con una m ente serena,
15. Como consecuencia de esta piadosa acción, en el futuro
poseerá incontables bienes,
16. Y se sentará en el trono de Indra, de Brahma, de los
reyes.238

238
CAPITULO XVIII

VENTAJAS DE UN PREDICADOR
veo SObgj
El señor se dirigió al Bodhisattva S atatasam itabhiyukta361
en estos térm inos;
-C ualquiera que conserve, lea, enseñe o copie este Sutra,
verá incrementadas sus facultades sensoriales, incluida la men-
Isl .144
En esa ocasión, el Señor pronunció las siguientes estrofas:
1. Escucha con atención todas las buenas cualidades que ad­
quirirá quien, sin hesitación ni desmayo, predique esta Enseñan-
m n una congregación.
2. Primero, sus ojos alcanzarán la máxima corrección, cla­
ridad y verán ilimitadamente.
3. Verá el m undo, exterior e interiorm ente, desde Avila36’
hasta las fronteras de la existencia.
4 Verá tan alto como la cima del Surneru,16* y tan lejos
ruino el horizonte.
5. Pero, si bien su visión se expandirá según lo descripto,
ll Aun asi no habrá alcanzado al ojo divino.367

** " C o n s U n t e m e n t e v ig o r o s o " .,
'*** D e b e r e c o r d a r s e q u e O r i e n t e c o n s id e r a a la m e n t e c o m o el s e x t o
« • u lu lo y a q u e c u m p l e e l t r i p l e r e q u i s i t o d e p o s e e r e l ó r g a n o ( e l c e r e b r o ) ,
le ( u n c i ó n ( p e n s a r ) y o b j e t o s s o b r e lo s c u a l e s a p l ic a r la f u n c i ó n ( c o s a s ,
( • • • ó r n e n o s , id e a s ) .
*** V er n o ta 32.
166 V er n o ta 19 5 .
167 V er n o u s 1 9 8 y 2 2 3 .
7. En segundo lugar, el oído del que predique la Ley, se a u ­
nará de modo tal que percibirá toda la gama posible de sonidos.
8. Captará las voces de los elefantes, de los caballos, de las
vacas, de las cabras y de las ovejas; el sonido de los tambóles,
los laúdes y las flautas.
9. Oirá los dulces cánticos; escuchará las palabras humanas,
estén dónde estén, digan lo que digan.
10. Sentirá las voces de los dioses, nagas y demonios; voces
de todas las criaturas, en sus lam entos y alborozos.
11. Oirá el murmullo de las m ontañas y de los valles, y las
variadas notas que emiten los cucús, los pavos, los faisanes y
otras aves.
12. También captará el llanto de los que penan en el infier­
no y las súplicas de los espíritus apesadum brados.
13. Oirá los pronunciam ientos de los monjes, los discípulos,
los Pratyekabudas, los Bodhisattvas y los Tathagatas.
14. El estará atento a todas las voces, tonos, notas y ruidos,
pero no se dejará subyugar por ninguno de ellos, sean placen­
teros o desagradables.
15. Aprehenderá todos los sonidos sin excepción, aún las
voces con que los Akanishlhas y los Abhasvaras16* se llaman los
unos a los otros.
16. Oirá cuantas voces se emitan en el m undo, exterior e in­
teriorm ente, desde los gemidos de Aviki hasta los confines de
lo existente.
17. Escuchará los tonos de la piedad y del rigor, las palabras
de los ignorantes y de los sabios.
18. Captara los votos de los monjes, la prédica de los Bodhi-
sattvas y los anuncios y declaraciones de los Budas.
19. En resumen, percibirá todo lo que un oído superior pue­
de recepcionar y, en posesión de todos sus sentidos, podrá dis­
cernir el origen de cada sonido.
20. No obstante, continuará poseyendo una audición natu­
ral, sin que opere en él el oído divino.
21. Esta es otra de las buenas cualidades que adquirirá el
hombre sabio que conserve este Sulra.268

268
D o s c l a s e s d e á r c e l e s d e l c i e lo d e B r a h m a .
22. Además, el Bodhisatlva que conserva, proclama, estudia
y copia esta Enseñanza entra en posesión de un olfato tan fi­
nísimo que es capaz de percibir todos los olores que existen
en el m undo, interior y exteriorm ente, desde los más placen­
teros hasta ios más fétidos.
23. Percibe el aroma que desprenden los jazmines, el sándalo,
el ;igáloco, el fresno.
24. Reconoce el olor que exhalan los hombres, mujeres, re­
ves. príncipes, generales, gobernadores y ministros.
25. Capta si una mujer está parada, sentada o acostada; si
ella está dedicada a juegos extravagantes o al ejercicio del
Influjo mágico propio de su sexo.
26. Recibe la fragancia de los árboles que poseen frutos o
flores; de las plantas acuáticas, como el loto y el nenúfar.
27. Distingue el olor característico tanto de las criaturas
que viven en el aire como el de las que lo hacen en el agua o
U tierra.
28. Discierne entre dioses y hombres; de los dem onios capta
>us malos entretenim ientos y su lujuria.
29. Por el olor descubre la morada de los leones, los tigTes,
l o s elefantes, las serpientes, los búfalos y las vacas.
30. Por el efluvio infiere si el ser que alberga una embaraza-
dn en su vientre es un varón o una niña y su estado de salud.
31. Su olfato capta las diferentes idiosincracias humanas;
desde el perverso y el hipócrita hasta el piadoso y el benevo­
lente.
32. Gracias a este sentido, él percibe si bajo la tierra existen
tesoros naturales o enterrados por la mano del hombre.
33. Huele a cualquier distancia el perfume que desprenden
las hierbas, los arbustos y el pasto.
34. Capta la fragancia de la eritrina,!Ag de la bauhinia , 170 de
U U bernae m ontana 1’’1 y del xantoehym us .171

E r y l h r i n a ín d i c a á r b o l g r u e s o d e c i n c o a s e is m e t r o s d e a l t u r a ,
• r o n c o c o n p ú a s , h o ja » r o m b o i d e a s . D o re s g r a n d e s p u r p ú r e a s , ta i m a d e r a e s
•u si i l u t o d e l c o r c h o .
r in u h i n ia : b e j u c o t r o p i c a l , l e g u m in o s a
' Tl T a b e r na e m o n ta n a p la n ta a r b ó r e a p e g u e n » , d e D o r e s e n c im a s .
' X i i n t h o c h y m u s ; p l a n t a h e r b á c e a d e D o r e s a m a r il l a s .
35. Merced a su olfato, intuye si Indra se halla en su palacio
retozando, hablando de la Ley a una asamblea de dioses o entre­
teniéndose en el parque de los placeres.
36. El rastrea la esencia que emana de las ninfas ,1 ,J decoradas
con flores y cubiertas de festones y ornam entos.
37. Además capta el aroma que exhalan los Devanikayas,
los Brahmakoyikas y los Mahabrahmas.: ,4
38. De la misma manera como percibe a los discípulos, a los
Pratyekabudas, a los Bodhisatfvas y a los Tathagatas.
39. Determ inando asi el lugar donde se hallan.
40. Tal es su poder olfativo que ninguno de esos olores
41. Puede perjudicarlo o turbarlo y. si se lo piden, puede
enumerarlos a todos sin que su memoria titubee.
42. Su olfato detecta a los carros divinos desplazándose por
el cielo hasta los limites de lo existente y
43. Sabe si los dioses están sumidos en profundas medita­
ciones o han salido de ellas.
44. Tal es el poder del organo del que conserva este Sutra.
45. También percibe si los monjes están abocados vigorosa­
m ente a) estudio y si encuentran deleite en las lecciones.
46. En los Bodhisattuas capta si viven en bosques o cavernas;
47. Si son memoriosos, asiduos predicadores de la D octrina,
48. O si practican la virtud de la caridad.
49. Del Profeta conoce su indulgencia y su generosidad y
lo acepta como el Señor del Universo.
50. Además percibe cuáles de los oyentes del Sugato llevan
las palabras a sus corazones y se regocijan con ellas.
51. Pero, si bien el poder de su olfato es com o te acabo de
describir, aun asi no posee todavía el olfato divino.
52. Por otra parte, el joven de buena familia que conserva,
enseña, proclama o copia este Sutra, tendrá un gusto muy
sensible: todos los sabores que él pruebe con su lengua se
convertirán en manjares celestiales.
53. Su tierna voz y sus dulces palabras son agradables de oir; 175*

175 L a v e r s ió n d e H K d ic e ‘'h u r l e s " , l o c u u l c o n s t i t u y e u n a c r o n o l o ­


g ía in c u r r u l a >■ q u e r i l a s s o n Los h a b i t a n t e s d e l P a r a í s o m a h o m e t a n o
3"* A rrá n c e le s

oa o
• ii medio de las asambleas suele hablar melodiosa y profunda­
mente.
64. Quien lo oye cuando emite un sermón, siente gran gozo
v Ir demuestra inmensa veneración.
55. Los dioses, nagas, demonios y duendes siempre anhelan
verlo y. respetuosam enete, escuchan su prédica.
Í16. Sus alocuciones recorren el mundo entero y por su atrac-
rdin, son aceptadas jubilosamente.
fi7. Los reyes de la tierra, con sus familias y comitivas,
muden a él para rendirle honores y atenderlo con las manos
imitas alzadas.
f»H. C onstantem ente es seguido por una m ultitud de seres
•ini' no desean otra cosas que o ír sus arrobadoras palabras y
venerarlos con éxtasis.
f>9. Brahma mismo se convierte en un fiel sirviente suyo.
Lvara, Mahesvara, Indra y las huestes celestiales, se aproximan
|mrn refugiarse en su bondad.
60. Y los Budas. benignos y misericordiosos con el mundo,
•«ntirán satisfacción al o ír la forma en que predica, porque él
■vrá un digno recipiente para las cualidades del Tathagata.
61. Además, una persona que conserve, lea, promulgue y
• npie esta Enseñanza, perfeccionará su cuerpo transform ándolo
«m una substancia tan pura como el lapislázuli.
62. Asi como en la superficie de un espejo se ven las figuras,
•ubre su cuerpo se refleja este mundo. Siendo un ser auto-
engendrado, en él sólo se ve esta imagen.17'

H K e x p l ic a r » ta c o m p le j a e s t r o f a a c l a r a n d o q u e , c o m o lo ú n i c o q u e
iieii> e x i s t e n c i a r e a l e s la c o n s c i e n c ia , l o d o e s p r o y e c c i ó n d e e lla fto g v r
• iitd » l, o p o r t u n a m e n t e c i t a d o , h a c e u n p l a n t e o a l r e s p e c t o El u n iv e r s o
m i to m o se n o s aparece, e s tá f u e r a d e n o s o t r o s o e n n o s o t r o s ? 1st c u e s
............... i m p o r t a n t e —s ig u e d i c i e n d o «1 c n w v is la f r u n c e s —, G u a r d é m o n o s d*
i. • •« •im a r el a l c a n c e S e c o m e t e r ..i . r r o t fa ta l c o n s id e rá n d o la c o m o
e s p e c u l a c i ó n t e ó r ic a . N u e s tr a c o n d u c t a r e s p e c t o d e l m u n d o y n o w e
i i " t m i s m o s d e p e n d e r á d e la r e s p u e s t a q u e s e p a m o s d a r l e , se r e f l e ja r á e n
U p r a c t ic a e n t o d o s io s a c t o s d e n u r s t r a v id a S i el u n iv e r s o a p a r e c e , e n
. si d s d , c o m o u n a m a n i f e s t a c i ó n d e n u e s t r a s a c t i v i d a d e s p s í q u i c a s , e s d a n
t i n d e n o s o t r o s d o n d e c o n v i e n * c o r r e g i r lo a e r r o r e s f a l s a m e n t e i m p u t a d o s
•I m u n d o . T o d a t e n t a t i v a d e r e f o r m a h a d e c o r r e g i r el m a l o n le r a f a In*
m e d i a t a m e n t e el m u n d o —e s t a p r o y e c c i ó n p i i c o m e n t a l d e n o s o t r o s
m ism o » e n el c u a d r o d e l e s p e c i o y d e l t i e m p o — se o r d e n a r á s e g ú n u n a p ers- 243

243
63. Efectivamente, los dioses, los hombres, los demonios,
los duendes, los habitantes del infierno, los espíritus y los seres
irracionales se reflejan en su cuerpo.
64 Los carros aéreos, las rocas, la línea del horizonte, los
Himalayas, el Sumeru, todo se ve en su figura.
65. También muestra en s í mismo a los Budas y a sus disci*
puloe, tanto los que llevan una vida solitaria como a los que
predican la Ley a las congregaciones.
6 6 . Tal es la perfección de su cuerpo. No obstante, aún no ha
logrado poseer un cuerpo divino.
67. Además, quien difunda la Doctrina, aguzará su cerebro
llevándolo a un funcionam iento intelectual tan perfeccionado,
recto y desenvuelto que podrá interpretar todos los fenómenos
que ocurren en el mundo, interior y exteriorm ente.
6 8 . O yendo tan sólo una simple estrofa de un Sutra, el hom­
bre sabio capta enseguida los múltiples significados que se ocul­
tan en ella y, a partir de ellos, puede predicar a lo largo de todo
un año, exponiendo tanto el sentido convencional como el real
encerrado en el texto.
69. También el conservador de esta Enseñanza es capaz de
conocer los pensamientos de todas las criaturas vivientes, cual­
quiera sea su estado de existencia o lugar que ocupe, como tam ­
bién sus recursos y objetivos.
70. Cualquier sermón que él pronuncie jamás se esfumará
de su memoria y sabrá enlazar las máximas de la sabiduría po­
pular con las premisas de la suprema Ley.
71. Asimismo, él atiende a la sagrada palabra que difunden
por el m undo lo 6 Budas; y cuando habla, lo hace por boca de
ellos, declarando lo que los Tathagatas han promulgado.
72. El refleja la excelsa Doctrina y siempre procura difun­
dirla.
73. El sabio predicador conoce todos los nudos y conexio­
nes; discierne todas las contradicciones entre las leyes; inter-

p e c tiv R r e c t if ic a d o S i, p o r l o c o n t r a r i o , e l m u n d o d e m u e s t r a q u e e s e x t e ­
r i o r a n u e s t r o s e r y a b s o l u t a m e n t e r e a l e n s u o b j e t i v i d a d , ¿ q u é r e l a c io n e s
p o d r á e s t a b l e c e r e l h o m b r e r e s p e c t o al c o s m o s ? ¿ A d a p t a c i ó n ? ¿ L u c h a ?
L a r e s p u e s t a c o n c i e r n e a l d e s t i n o d e la e s p e c i e .
(treta todos los significados y los expone de acuerdo con sus
conocimientos.
74. El no alberga dudas con respecto de los Sutras que du­
rante tantos ciclos han emitido los Maestros.
75. Tal es el poder mental del que conserva la Ley.
76. No obstante, aún no posee la omnisciencia, pero está a
un paso de ella.245

245
CAPITULO XIX

SADAPARIBHUTA27*

El Señor prosiguió su sermón con estas palabras:


—Por todo lo dicho, de modo similar, puede inferirse que
quien rechaza una Enseñanza como ésta o quien abusa de los
monjes, insultándolos con palabras ásperas, experim entará t a l 1
cantidad de deplorables resultados que es imposible expresarlos
con palabras. Pero los que la conservan, la leen, la com pren­
den, la enseñan y la exponen ampliam ente a los demás, reci­
birán tantas gratificaciones como las que he m encionado: ob­
tendrán perfecciones en lo 6 ojos, en los oídos, en la nariz, en
la lengua, en el cuerpo y en la mente. Antaño, incalculables
kalpas atrás, apareció un Tathogata que predicó la sublime
Ley, que contiene las “ C uatro Nobles Verdades” y la “ Cadena
de Causas y Efectos”, para evitar la incesante ronda de naci­
mientos y m uertes —con todo lo que ello implica: decrepitud,
enfermedad, lam ento, pena, angustia, desaliento, etc.— y con­
ducir i los seres al Nirvana, a la perfecta Suprema Iluminación,
a la omnisciencia. Cuando ese Tathagata se extinguió com ple­
tam ente y la Doctrina empezó a decaer, surgió otro Sugata
que volvió a reanudar el ciclo de la prédica. Esta cadena nunca
se ha interrum pido hasta nuestros días pero, en una oportuni­
dad hubo un grupo de monjes orgullosos que, con su actitud,
desvirtuaban la Ley. Entonces apareció un Bodhisattva de nom-

n OatlaponbHuta l i g n íti c a u n t o “ e t e r n a m e n t e d e p r e c i a d o " (toda


n e m p r r p a n b h u la - d e s p r e c i o ) , c o m o “ja m il d e s p r e c i a d o " (a p a n b h li­
la — n o d e s p r e c i o i

•mk
bre Sadaparibhuta que Ies dijo: “ No os desprecio, beneméri
los. No merecéis ningún menosprecio, porque vosotros obser
váis el curso del deber de los Bodhisattvaa y os vais a convertir
en Budas”. De esta manera, ese gran ser no enseñaba ni estu­
diaba; lo único que hacia era, cada vez que reconocía de lejos
a un monje, aproximarse a él y decirle; "N o os desprecio, her­
mano, ya que cumples con los preceptos de la Ley y, así, al­
canzarás la Ilum inación''. Pero, todos estaban muy irritados
V enojados con él por esta forma de actuar y lo insultaban.
"¿P or qué —se planteaban ellos— si nadie le preguntó nada, de­
clara que no siente desprecio por nosotros? De esa manera de­
muestra lo contrario. Además se torna él mismo despreciable
«I predicar nuestro destino como Iluminados, cuando no nos
preocupa aquello que no es verdad".
El Sugata continuó este relato a s í:
Muchos años transcurrieron desde que aquel Bodhisattva
fuera injuriado, pero él no estaba enojado con nadie, ni sentía
maldad alguna. Y a lo» que blandían en contra suyo piedras o
palos, él —desde cierta prudente distancia—, les decía; “ No os
desprecio". Ese estilo que tenia de dirigirse a todos hizo que
ganura el apodo de "S araparib h u u ". Bajo tales circunstancias,
él oyó el "Sutra de la Verdadera Ley" —predicado por una voz
que salía del c ie lo - cuando se acercaba el fin de su vida. Enton-
r « , captando el sentido de esta Enseñanza, obtuvo las perfec-
atones anteriorm ente mencionadas; visión, olfato, oído, gusto,
*u«rpo y mente, todas desarrolladas al máximo de su puder., 'M
l'tiuiuntam ente con la adquisición de estas virtudes al mismo
tiompo hizo el voto de prolongar tu vida por un lapso infinito
p«ra poder promulgar la Ley. Y todos esos seres orgullosos a
•Iti iones había dicho la consabida frase, muchos kalpas más

< n T r e s a f o r i s m o » d e P a ta m a lí - J o h n s t o n . C h a r l e s L o t y o g o s u f r a s de
tv h in jo li. e d . K ie r , B s. A s .. 1 9 7 7 — h a c e n m e n c i ó n a la e x t e n s i ó n d e lo s se n -
K'l.M i)U r a d q u i e r e n c i e r t o s s e r e s
III 9 4 ; " T o d a e x p e r i e n c i a d e la p e r s o n a l i d a d r e a l m e n t e e x i s t e e n o b a e -
n u lo d e o t r o , a s a b e r , e l H o m b r e E s p i r i t u a l " .
,1*i " P o r l o t a n t o n a c e e l d iv i n o p o d e r d e la i n t u i c i ó n , y e l o í d o , el
to i ■•>. la v is ió n , e l g u a t o , e l o l f a t o d e l H o m b r e E s p i r i t u a l " .
1 6 " S e le s ll a m a p o d e r e s m á g ic o s e n el m u n d o m a n i f e s t a d o " .
tarde, fe convirtieron en sus seguidores, después de haber i
probado el poder y la fuerza de sus mágicas facultades, del
voto, de su espontáneo ingenio y de su sabiduría, A esos incoa*
tables seres, él condujo por el Sendero que lleva a la perfecta
Suprema iluminación. En el ínterin había desaparecido de
lugar; pero, con el transcurrir del tiem po y honrando a innu­
merables Tathagatas —bajo quienes oyó asimismo esta En*a*
ñanza—, él tam bién alcanzó la omnisciencia. Quizás tú alber>
gues alguna duda, incertidum bre o recelo y te preguntes qu ita
era el que, en la primera oportunidad se llamaba Sadaparibhuta
y el que posteriorm ente elevó a sus discípulos. Yo mismo era
él, y si en ese entonces no hubiera captado y conservado esta
Sutra, derivado de la prédica de tantos Ginas, no podría habar
alcanzado la Iluminación. Y todos los seres a quienes alguna
vez dije: “ No os desprecio porque todos vosotros observáis loa
deberes de los Bodhisattvas”, y que movidos por la maldad me
bautizaron Sadaparibhuta, durante incontables kalpas jamáa
vieron un Tathagata ni oyeron el llamado de la Ley, sufriendo
terribles dolores en el infierno Aviki. Luego, liberados de esa
maldición, fueron madurados espirituaim ente y orientado!
hacia la perfecta Suprema Iluminación. Esos seres, que de burlo­
nes y maldicientes se convirtieron en seguidores del menciona­
do Bodhisattva, hoy decoran esta asamblea y se han tornado
en ios más acérrimos e inflexibles defensores de la Ley. Por eso,
te digo: después de la com pleta extinción del Sugata, los Bodhi-
sattras deben constantem ente conservar, leer y promulgar este
discurso.
En esa ocasión, el Señor pronunció las siguientes estrofas:
1. Recuerdo el período cuando vivía el poderoso rey Bhish-
masvara, un héroe espiritual reverenciado por dioses y hombres.
2. Después de su muerte, durante la época en que ya estaba
avanzada la corrupción de los preceptos, existía un monje co­
nocido por el sobrenom bre de Sadaparibhuta,
3. Que le decía a los demás: "Jam ás te despreciaré porque
tú observas el Sendero que lleva a la Ilum inación".
4. Era su voluntad pronunciar siempre estas palabras, que le
trajeron la injuria y la burla del resto. Cuando su deceso era in­
minente, él oyó este Sufra.
tv Entonces, el Sabio no se extinguió, sino que se mantuvo,
Comulgando la Doctrina.
*) Y todas las personas, a quienes sólo motivaba la sensual i-
rfitl, fueron conducidas por él hacia la madurez espiritual.
I u»go, desapareció para dedicarse a honrar infinitos Budas.
7 Debido a las sucesivas buenas acciones llevadas a cabo, y
• mi constante prédica de la Ley, él alcanzó la Iluminación.
I Hndhisattva soy yo, Sakyamuni.
H U »8 seres que fueron exhortados a seguir el Sendero,
y Son los monjes que hoy están frente a mí.
10. Maduros espiritualm enle, y llenos de sabiduría, después
ib1mi extinción, ellos conservarán un Sutro como éste,
1 1. Que no ha sido oído en incontables kalpas. Existen, sin
iluda, muchos Iluminados, pero no todos pueden promulgar
lina Ley semejante;
12. Por lo tanto, alguien que la haya escuchado de labios
del Buda mismo, debe él tam bién difundirla en el futuro.
CAPITULO XX

EL TRASCENDENTE PODER DE LOS TATHAGATAS

Los infinitos Bodhisattvas —tan incontables com o las par­


tículas que constituyen el Universo— que habían emergido de
las grietas de la tierra, extendieron hacia el Señor sus manos
juntas, diciéndole:
-N o so tro s. Señor, después de tu com pleta extinción, hemos
de promulgar la Ley por todas partes y en toda ocasión. Esta­
mos ansiosos por obtener esta sublime Enseñanza para poder
conservarla, leerla y copiarla.
Entonces, los incontables Bodhisattvas encabezados por
Manjusri y todos los devotos de ambos sexos, los dioses, los
duendes, las serpientes, los hombres y las variadas criaturas,
se pronunciaron:
—Nosotros tam bién Señor —le expresaron al Gina—, prom ul­
garemos la Doctrina después de tu extinción. Cuando tu cuerpo
se haga invisible, hemos de ayudar a todos los seres que aún no
lo han hecho, a plantar raíces de virtud.
Luego, el Sugata se dirigió al B odhim ttva Visishtakaritra y
a su hueste de discípulos en estos términos:
— ¡Muy bien, así debéis actuar! Es para exaltar esta Ley que
el Tathagata os ha elevado a la madurez espiritual.
A continuación, Sakyamuni y Prabhutaratna, ambos sobre
el trono ubicado en medio del stupa, comenzaron a sonreírse
uno al o tro ;su s bocas abiertas lanzaron miles de rayos y de cada
uno de ellas surgieron incontables Bodhisattvas —todos de
cuerpos dorados y poseedores de las treinta y dos señales ca­
racterísticas de los grandes seres— que tom aron asiento en otros
tantos tronos consistentes en interiores de lotos. Esos Bodhi-
F uiliras, esparcidos en todas las direcciones del espacio, en todos
los mundos predicaron la sublime Ley. Ese mágico efecto pro­
ducido por los Tathagatas duró un milenio, después del cual
sellaron sus labios con una especie de chasquido que hizo tem ­
blar y sacudirse a todo lo conocido, llenando de asom bro a esa
inmensa audiencia. Luego, se oyó una voz proveniente del cielo
que dijo:
Beneméritos, más allá de un número incalculable de mun­
dos se encuentra el denominado Saha~7' alii el Tathagata Sa­
lt vamuni está en estos m om entos revelando el Sutra titulado “ El
l«oto de la Verdadera Ley” , un sermón de gran extensión des­
tinado a instruir a los Bodhisattva» y adecuado para los Budas.
Aceptadlo con gozo en vuestros corazones y rendid homenaje
a su predicador.
Al o ír esta voz del cielo, todos los seres allí presentes ex ten ­
dieron sus manos juntas y exclamaron desde sus lugares;
- ¡Honra a Sakyamuni, el Tathagata!
Luego arrojaron hacia el mundo Saha flores, incienso, guir­
naldas, óleos, oro, prendas, sombrillas, banderines, ornam en­
tos, gemas y variadas joyas para dem ostrar asi su veneración
por el Sugata y por su discurso. T odo este material formó, en
••«a región, un dosel que cubrió a la exaltada concurrencia allí
congregada.
Entonces, el Señor se dirigió a los Bodhisattvas en estos tér­
minos:
-Jó v en es de buena familia, el poder de los Tathagatat es
inconcebible. Transm itir esta Enseñanza me podría insumir
cientos de miles de kalpas y aun así no term inaría de exponer
•us múltiples virtudes y principios. En este Sufra he enseñado
sucintam ente todas las leyes de los Budas y sus cualidades como
también el misterio, la superioridad y las profundas caracterís­
ticas que adornan a los Ginas. Por lo tanto, después de mi com­
pleta extinción debéis fom entar con reverencia la conservación,
lectura, promulgación y veneración de la Doctrina. Y donde­
quiera que este sermón se haga conocer, leer, copiar, meditar

>T* E s te m u n d o , el d e l nacimiento y la m u e r t e in c e s a n t e s
o exponer; ya sea en un monasterio o en una casa particular,
en la fronda o en un poblado, al pie de un árbol o en un pala*
cío, en un edificio o en una gruta, en ese lugar debería erigirse
un altar dedicado al Tathagata. Porque tal sitio merece consi*
derarsc como la cima de la omnisciencia, como el punto donde
todos los Sugatas han obtenido la perfecta Suprema Ilumina­
ción, como el centro donde los Ginas han movido hacia ade­
lante la Rueda de la Ley, como el paraje donde los Tathagatas
han alcanzado la com pleta extinción.
En esa ocasión, el Señor pronunció las siguientes estrofas;
1. Es inconcebiblem ente enorme la facultad de promover el
bienestar del mundo que poseen los que, firmem ente estableci­
dos en el conocim iento trascendente, despliegan sus poderes
para confortar a todas las criaturas vivientes.
2. Ellos extienden su influencia sobre todo lo conocido, lan­
zando millares de rayos para asombro de quienes presencian
este efecto mágico.
3. Los Budas, m ediante un simple chasquido, conciertan la
atención de los infinitos seres que pueblan las diez regiones
del espacio.
4. Estas y otras milagrosas cualidades son las que los Tatha-
:ntas exhiben por benevolencia y compasión del mundo.
5. Pero tam bién les insume inmedibles kalpas alabar a aque­
llos hijos del Sugata que conservan este em inente Sufra después
de su completa extinción.
6 . La enumeración de las cualidades de estos seres está más
allá de todo cálculo;
7. Siempre tendrán la posibilidad de contem plar cara a cara
8 . A los Budas de todas las regiones en que se divide el espa­
cio,
9. Para veneración de estos Iniciados.
10. Quien conserve esta Verdadera Ley, penetrará en el más
elevado de los misterios, com prendiendo el significado y el pro­
pósito de la Iluminación.
11. La celeridad de su percepción será ilim itada e igual que el
viento, no encontrará barreras a su paso.
12. Luego de reflexionar sobre este tem a, él hallará la co­
nexión entre los distintos Sutras predicados por los Líderes es-
I»irituales y, aún después de la completa extinción de ellos, no
tendrá inconveniente alguno en captar el contenido real de esos
discursos.
13. El se asemejará al sol: iluminando por doquier a su alre­
dedor, despertará a todos los seres.
14. Y el sabio Bodhisattva que, a continuación de o ír el reía­
lo de estas ventajas, conserve la Doctrina, sin duda, alcanzará
ln perfecta Suprema Iluminación.
CAPITULO XXI .

MANTRAS17* ( / ^ 1 '

El Bodhisattva Bhaishagyaraga se levantó de su asiento y,


extendiendo sus manos juntas hacia el Buda, le preguntó:
—¿Cuán grande es, Señor, el piadoso mérito producido por
un joven de buena familia que conserve este “ Sutra de la Ver­
dadera Ley” , ya sea en su memoria o transcribiéndola en un
texto?
El Ciña le contestó:
—Supongamos que alguien honra, respeta y venera a tantos
T’athagatas como los granitos de arena contenidos en ochenta
tan g es. ¿Crees que esa persona, por dicho motivo, acumula­
rá mucho mérito?
Sí, Señor —replicó el interpelado.
- T e anuncio - prosiguió el Suga(a—, que quien conserve,
lea, comprenda y practique aunque m&s no sea una sola estrofa
de esta Enseñanza, producirá para si mismo un mérito mayoj.
—Esos seres —dijo seguidamente el Bodhisattva- que difun­
dan la D octrina, tendrán a su disposición mantras que loe cui­
den y defiendan. Esas palabras talismánicas han sido pronun­
ciadas por los Budas para protección de los sagTados discursos.
—Es cierto —confirm ó el Ciña—, esos mantras aseguran el
bienestar que la Ley brinda a todos los seres.

H K titu la e s te c a p ítu lo c o n u n té r m in o tra d u c ib le p o r " h e c h iz o " o


e n c a n t a m i e n t o " , p e r o " m a n t r a " (v e r n o t a 2 5 1 ) s e a j u s t a m e j o r a l s e n t i d a
d d t e x t o . A d e m á s , O c c i d e n t e e s tá b a s t a n t e f a m i l i a r i z a d o c o n e s ta e x p r e ­
s ió n . a u n q u e q u i z á s n o s ie m p r e la i n t e r p r e t e s e g ú n la m i s m a c o n c e p c i ó n
q u e d e e lla t i e n e n l o s o r i e n t a l e s .
Entonces el Bodhisattva Pradanasura le dijo al Tathagata:
—Yo tam bién, Señor, en beneficio de esos predicadores he
de darles un mantra de modo que nadie los sorprenda en nin­
guna ocasión, ya sean demonios, duendes, hechiceros, trasgos o
fantasmas. Este mantra es uno aprobado por los Tathagatas,
quienes se sentirían ofendidos si cualquier predicador fuera
atacado.
Y así sucesivamente, todos los regentes de las distintas di­
recciones del espacio hicieron su aporte de mantras para ayudar
ii la protección de los predicadores y de sus palabras.
De pronto, las gigantas 340 se dirigieron al Gina mediante
Mtas estrofas:
1. Nosotras también ofrecemos, Señor, un mantra al pre­
dicador de la Doctrina. Su poder es tal que si alguien lo ataca
después de ser pronunciado, su cabeza se dividirá en siete
partes, como el brote del sym plocos. 3ÍI
2. El que ataca a un predicador de la Ley es como si fuera
un parricida o un matricida.
3. Tan atroz es su falta y, por lo tanto, purgará
4 Una condena acorde.
Luego, las mismas gigantas declararon:
Además, Señor, también brindarem os protección al pre­
dicador contra los asaltos y lo6 venenos.
Muy bien, hermanas —contestó el Gina—, hacéis bien en cui­
dar y defender a los predicadores, aunque no conserven más que
el nombre de este discurso; máá todavía si lo guardan íntegra­
mente o lo honran con flores, guirnaldas y los múltiples obje­
to» do veneración. Tales seres merecen ser protegidos por vo­
to! ras.
Y mientras se desarrollaban estas declaraciones acerca de lo6
muñirás, infinitos seres adquirieron la facultad de someterse a
la sublime Ley, esa que no tiene origen ni fin.

>m S o n e l e m e n t a l e s , e s d e c ir , e s p í r i t u s q u e —a u n q u e a d o p t e n f o r m a
h u m a n a — se e n c u e n t r a n e v o l u c i o n a n d o e n el m u n d o f ís ic o a tr a v é s d e «u»
■lio m í o s r e i n o s .
141 S y m p l o c o s r a c i m o s a e s t i r a c i c e o t r o p i c a l d e h o j a s a l t e r n a s ti e n ta
■1st y f lo r e s a x i l a r e s b la n c a s o ro ja s .

9KK
CAPITULO XXII

BH AISHAGY AR AG A ( "A C )

Uno de los Bhodisattvas le preguntó al Tathagata:


—¿Señor, persiste Bhaishagyaraga en el cumplim iento de sus
deberes com o Bodhisattva en el m undo Saha, mientras está
plenam ente advertido de las numerosas dificultades que tiene
que enfrentar? Explícanos, Señor, cómo ese gran ser desem­
peña su tarea para que todos —desde los hombres hasta los
dioses— encuentren en su devota dedicación motivo de rego­
cijo.
El Gtna, en respuesta a este requerim iento, brindó el siguien
fe relato:
-A n ta ñ o , jóvenes de buena familia, muchos kalpas atrás,
apareció en el m undo un Tathagata de nombre Kandravimala-
suryaprabhasasri, 3*2 un Ciña dotado do ciencia y conducta. El
séquito de discípulos que lo acompañaba era tan nutrido como
loe granitos de arena contenidos en setenta y dos Ganges. Su
vida espiritual estaba exenta de los placeres sensuales y su tierra,
que carecía de infiem o, era lisa como la palma de una mano;
su piso, de lapislázuli, estaba adornado con árboles de joyas.
Y bajo cada uno de ellos —a una distancia no mayor de un
tiro de arco— se ubicaba un alhajero sobre el cual incontable»
ángeles ejecutaban un concierto en honor del citado Tatha­
gata, que en ese m om ento predicaba el Sutra titulado “ El
L oto de la Verdadera Ley” . Bajo la tutela de este Iniciado,
uno de sus discípulos —Sarvarupasandarsana—m alcanzó el

2X2 R a d i a n t e c o m o *1 b r i l l o s o ta r y lu n a r
JS5 V is ió n o d e s p li e g u e d e t o d a s la s f o r m a s .
Kamadhi7®4 e hizo el voto de retribuir la adquisición de cata
facultad homenajeando al Sugata y a su Doctrina. Tan pronto
rom o hubo tom ado esa decisión, del cielo empezó a caer una
lluvia de flores. A continuación, se formó una nube de polvo
de sándalo que luego derramó su caudal sobre la región. Y esta

M S a m a d h i (s o m - r o n . a d h i — e n r e l a c i ó n ) « « la d o m e n t a l - c o n t e m -
p la iiv o n e c e s a r i o p a r a lo g r a r la s a b i d u r í a s u p e r i o r , la o m n i s c i e n c i a ; m é d u la
■Ir U y u g a ( y u g = u n i r , y u g o ) y c o r o n a m i e n t o d e la b ú s q u e d a d e l sa d h a ka
le í q u e i n q u i e r e ) , E» f r e c u e n t e c o n f u n d i r " t r a n c e '* c o n Samadhi. P a r a ju /.-
■ i, c o r r e c t a m e n t e « o b r e e s t o —p u n t u a l i z a T a im n i , o p o r t u n a m e n t e c i t a ­
do h a y q u e o b s e r v a r e l e f e c t o p r o d u c i d o s o b r e u n a p e r s o n a p o r el t r a n c e
■if d i n a r io , y el p r o d u c i d o p o r Samadhi, L a q u e a l e d e Samadhi, s a le m á s
«.ililn p o r q u e h a t o c a d o la s z o n a s e s p i r i t u a l e s d e la e x i s t e n c i a d e n t r o d e s f
m is m o y h a e s t a b l e c i d o c o n t a c t o c o n su Y o s u p e r i o r , c o n lo E t e r n o , c o n
el e s p í r i t u U n iv e r s a l ( d o n d e n o e x i s t e d u a l i d a d e n t r e el c o n o c e d o r y lo
• • • n o c id o ) , s in h a b e r p e r d i d o n u n c a la c o n s c i e n c ia , y a q u e c o m o d ic e FU-
m s k r ix h n o , D io s d a a l a l m a q u e se e n c u e n t r a e n Samadhi u n a c h i s p a d e
• ••iitc ie n c ia d e lo q u e p a s a c o n ¿ I. p a r a s e r c a p a r d e g o z a r la b e a t i t u d
f n n e c t a d a c o n e s e c a ta d o . E n c a m b io , la q u e s a le d e u n t r a n c r o r d i n a r i o
in d u c id o p o r c u a l q u i e r o t r o m é t o d o , s a le j u s t a m e n t e ig u a l c o m o e n t r ó , b e
h i e n d o s ó lo c o n s e g u i d o la in s e n s ib i lid a d d e l c u e r p o f ís ic o y la in tn r r u p -
r ló n d e la s f u n c i o n e » s e n s o r ia s
En el sistema delineado an loa VogaSut'at, 0» PaUnjall, exlaten ocho
•mgu» o técnica» y por eso se llama •Kth langa Yuga. “ Y o g a con ocho miem
heos", Los nombres striKríloe de estas técnicas «un l) Atana = posturas
(apuntan a la armonía corporal). 2) Y e m a - mandamientos (se remiten a
I* mnaclrncla volitara a trates da ajah.mtn, no violencia, h)safya, varad
•lad, c) alfaya, no tomar lo alerto, d) óromerurya tratar a cada objeto
«•imo una es presión de lo Divino, y t) apangroAa. no acumular más de lo
neraatrio, 3) Niyama * purificación moral (destinarte a encauzar una con»
ciencia no volitiva mediante: a i thatxa. higiene física y mental; b) son foca,
•repleción da la realidad tal cual ea. c) fctpoA, ayudar a lo» demás; d) tuadh
taya, lectura espiritual; y a) liAtam prontdhona, tañer una nieta espiritual
o» la vida); 4) Itanayama — control da la respiración (se dirige al subco n*
<lente); 6) Pralyahora. que trabaja con lo suplemental; 6) D harana — ron-
• m i r a c i ó n , f u n c i o n a c o n l o s u b l i m i n a l . 7) Dhyana = c o n t e m p l a c i ó n , a b a r
r a el c u e r p o s u t i l , y 8 ) S a m a d h i * m e d i t a c i ó n , c u y o o b j e t o e s la u n i f i c a ­
t i o n c o n lo D iv in o . E l c o n j u n t o d e l a s c i n c o p r i m e r a s té c n ic a » s e lla m a
« u h ( r a n g o o Yoga e x t e r n a p o r q u e n i f u n c i ó n e s p r e p a r a r e l t e r r e n o p a r a la
p r a c t ic a d e la Antaranga o Yoga i n t e r n a L a » t r e s t é c n i c a s f i n a l e s s o n
« tu p a » p r o g r e s iv a s —ai b i e n d e r a s g o s d e f i n i d o s — p e r o p a r t e s d e u n p r o c e s o
r .i t i l i n U O , ll a m a d o »a m y ana, q u e P a ta r y a li d e s c r i b e a s f :
III 1: " L a f ije z a d é l a c o n s c i e n c i a p e r c e p t i v a e n u n lu g a r d e t e r m i n a d o
•# lla m a A t e n c i ó n " (Dharana).
'! " E l s o s t e n i m i e n t o p r o l o n g a d o d e la c o n s c i e n c ia p e r c e p t i v a e n e a r
lu g a r, se lla m a C o n t e m p l a c i ó n " (Dhyana).

7R7
esencia era ta n noble que una sola pizca d e ella valia m ás que
to d o el m u n d o Saha.
El Gina prosiguió su alocución en este to n o ;
—D espués de un tiem p o , este Bodhisattva m encionado, salió
con scien tem en te de su m editación, reflexionando así: “ Este
despliegue de m ágicos poderes no es ta n to para ho n rar al 7Vj-
thagata com o para sacrificar mi pro p io c u e rp o " .1"5 Seguida­
m ente, él com enzó a ingerir agáloco e incienso; lo hizo d u ran te
doce años, después de los cuales envolvió su cu erp o en prendas
celestiales, se sum ergió en aceite aro m ático , e m itió su últim o
voto y luego se p ren d ió fuego.5"6 E n to n ces, to d o s los m undos

3 . "C u an d o la co n scien ce perceptiva en cata co n tem p lació n se co n trae


e n te ra m en te a esclarecer el sentido esencial del o b je to c o n tem p lad o y se
halla libre de sen tim ien to de sepnratividad y de personalidad, e sto se llama
M editación" ( S o m a d h i) .
4: "C u an d o las tres: A tención, C ontem plación y M editación, se ejercí-
um a u n m ism o tiom po, esto se llamo M editación P erfectam ente C oncen­
tra d a " t S o m y a n a t
C uando el y o g u i ha d o m in ad o la técnica de Som odhi puede to m ar o b la­
to (coa», principio, proceso, calado m ental, fen ó m en o n atu ral, e tc .) y
»snaar en él la m en te en laa trea etap as m encionadas hasta que la realidad
oculta en *u interior ae revele to talm en te. A su vez, el S a n t o d h i ce rep arte
e n S a b ija (o " c o n sem illa"), que trata a loa o b jeto s en el cam p o de la ma-
nlfestación, y el N ir b i/a (o "sin sem illa'') q u e no ae dedica a los o b je to s en
si sino a la Consciencia Divina aritos de q u e se m anifieste. FK habla de
S a m o d h i ta m p r a / n a t a o consciente, un erado inferior en el cual el ser to d a
vía conoce el o b |e !o sobre el cual ae co n cen tra, y un grado superior S e
m o d h i a ta m p fn j A a la d o n d e falta la consciencia del o b je to por haberse
alcanzado lo A bsoluto, es decir por hallarse m ás allá de la voluntad m u n ­
dana q u e reté detréa de las c o a s . B u d d h aith o u ¡ A t t o Satín». 110), dice que
el a a m o d h i •• idéntico a la c i l a u e k a g g a la , “ c o n cen tració n del e sp íritu " ,
"fijació n del flujo m ental en un solo p u n to " , "E sta c o n cen tració n del es­
p íritu se caracteriza por la ausencia de d istracción, de vagabundeo del
e sp íritu , su esencia es la c o n cen tració n en un haz, de loa e sta d o s m entales
que a parecen al m ism o tiem p o que e lla , tu condición prelim inar es la calma
que precede a cu ap arició n , su so p o rte ea la prudencia, pues se ha dicho:
El que perm anece sereno, c o n o ce y ve, su significado es la estabilidad m e n
U l '\ Eata cita pertenece a Rhya Davids — T h e Y o g a v a c a r o — y, según este
m ism o orientalista, la palabra t a m a d h i no se encuentra a n te s d e los P ita k a t,
ni en el pal) o el sánscrito.
3,5 HK descubre q u e esto parte puede constituirse en la versión budista
del m ito del ave Fénix, co rro b o rad o por la nota siguiente.
286 El F énix es un ave fabulosa relacionada en E gipto con el cu lto
2f>S
equivalentes a la cantidad de granitos de arena contenido* en
ochenta G anges— se ilum inaron co n el brillo que irradiaba el
llam eante c u erp o del Bodhisaltva. Y los B udas de cada una de
estas tierras aplaudieron su a c titu d , exclam ando: “ Bien hecho, jo ­
ven de buena fam ilia; ése es el verdadero h ero ísm o que deben
'(■•senvolver los Bodhiwttvas' ésa es la au té n tic a m uestra de
veneración al Tathagata y a tu D octrina. N ingún hom enaje con
flores, incienso, guirnaldas, óleo», polvos, som brillas, bande­
ras o cualquier dádiva m aterial iguala a esta ofrenda votiva. La
inm olación de este discípulo es el más sublim e regalo, supo­
n e r a la renuncia a un reino, al ab an d o n o de una esposa y un
lujo am ados.2*7 S acrificar el propio cu erp o es la m ás d istin ­
guida, la m ejor, la más exaltada m anera d e h o n rar a la L e y ” .
Kl cuerpo del citad o Bodhisattvo siguió ardiendo sin cesar a
lo largo d e doce mil años, al final de los cuales se extinguió
i*l fuego y él desapareció de ese m undo para renacer en un
trin o espiritual d o n d e, inm ediatam ente, pro n u n ció la siguien­
te estro fa:
1. El paso que acabo de dar es una consecuencia del heroico
a rto que llevé a cabo m ediante mi últim o v o to com o m o rtal:
sacrificar mi cuerpo en h o n o r del Tathagata y su D octrina.
Después de pronunciar esta estrofa, agregó:
G racias al Tathagata he o b te n id o d o s cosas: la facultad
ilt conocer to d o s los sonidos y este "Sufro de la V erdadera
Ley'*; por eso, q u iero dem ostrarle nuevam ente mi vene­
ración.

«•lar. Unica en tu especie, c u an d o tien te que v» a m orir fabrica un n id o


ru n plantas arom áticas, al q u e pren d e fuego después de haberae aco stad o
en él. De sus cenizas «urge el nuevo fénix, que tran sp o rta los resto» de w
antecesor hasta el altar del Sol. D ebe en ten d erse que el a stro de un dfa es
la resurrección del que m urió el dfa an terio r. Tam bién se aprecia en al
ir s t o la inequfvoca referencia al sol p o rq u e ilum ina to d o s los m undos.
|-.n cu an to a la inm ersión en a cé ite aro m ático , el m ito dice que el ave se
linón d o ce vece» H a s h o ras n o ctu rn as— en una fu en te, an tes de la apari-
ri6n del sol. A Ra —el Sol—, en H eliópolis, se lo denom inaba "F é n ix ce-
Irate". El him no XVII de E l libro e g i p c io d e l o t m u e r t o s —ed. Diana,
México 1973— dice: "S o y la gran deidad que ae procrea a s í m ism a".
187 E vidente alusión a Sahyam um q u e resignó su p r i n c i p a d o y su fam i­
lia.
Al in stan te, se elevó siete talas™* hacia el cielo y se sentó,
con las piernas cruzadas, sobre la cúpula de una to rre hecha
con las siete substancias preciosas. A sí se ap ro x im ó a la pre­
sencia del B uda y salu d án d o lo h u m ild em en te, con el rito ha­
bitual, se dirigió a él m ed ian te esta estrofa:
2. ¡Oh, tú , cuyo ro stro es tan inm aculado y ra d ia n te ; tú,
rey de los Sabios: com o reluce tu brillo en todas las regiones!
D espués de haberte rendido hom enaje, Sugata, vuelvo o tra vez
para poder c o n tem p larte y co n firm ar así q u e aún estás vivo.
El Tathagata le co n testó :
—Jo v en de buena fam ilia, ha llegado la hora de mi extinción
final; p repara mi lecho de m uerte. Pero antes, te c o n fío mis
m andam ientos, este m u n d o , la Ilum inación y estos discípulos
mis servidores. Y m ás q u e nada te c o n fío m is reliquias para que
sean distribuidas, d epositadas en m iles de stupas y veneradas
com o corresponde.
D espués de d ar estas instrucciones, el Tathagata se e x tin ­
guió ab so lu tam en te. E ntonces, el Bodhisattva, percibiendo
esto , hizo una pira con m adera de sándalo, crem ó el cu erp o del
Gina y cuando vió que el fuego h a b ía cesado, ju n tó los huesos
y llo ró sobre ellos. L uego m andó a c o n stru ir num erosas urnas
para q u e las m ism as fueran d epositadas en o tro s ta n to s stu­
pas1*9 decorados con som brillas, tiras de seda y cam panas. Se­
guidam ente, reflexionó a sí a n te la asam blea allí congregada. .
—Si antes he venerado a) Tathagata en vida, h onras más
excelsas aún trib u taré a sus reliquias. Y vosotros, tam b ién , dis­
cípulos, debéis hacer el ferviente v o to de reverenciarlas.
D icho esto , el Bodhisattva —en presencia de las re liq o ia s-
se crem ó su propio b razo ,1*0 m arcado con los signos caracte-

1811 T a la es la altura de una palm era. S iete son las regiones del viento
y V ayú. dios del aire, m ora en la m ás alta, cerca de Indra y Vishnu.
2m Este num eroso re p a rto d e reliquias para ser veneradas en s í u p a t
recuerda la tarea em prendida p o r el rey Asolea (ver n ota 197) en el m ism o
sentido.
190 El sacrificio de un brazo aparece tam bién cu an d o el m onje Shén-
kusng visitó a B odhidharm a. vigésimo o ctavo patriarca del budism o de la
Indta y prim ero de la China (4 7 0 -6 4 3 ), suplicándole que lo ilum inase so­
bre la Verdad. El superior le d ijo : “ La incom prable d octrina del Budismo
(Ínticos de los grandes seres. M ientras h ac ía esto , to d a la asam ­
blea, q u e en el ín te rin h ab ía adq u irid o incontables virtudes,
lam entó la pérdida de la ex trem id ad , de p arte del Bodhisatt­
va Pero él les dijo:
Jó v en es de buena fam ilia, no lam entéis la privación de mi
Itrazo. T o d o s los Budas, de to d a s las regiones, son testigos
de mi v o to y, gracias al sacrificio de mi propio brazo, en el
futuro he de adquirir un cu erpo d o rado.
T an p ro n to com o el Bodhisattva hu b o p ro n u n ciad o estas
palabras, el m u n d o e n te ro em pezó a sacudirse en to d as las
direcciones del espacio y desde el cielo cayó una tu p id a lluvia
dr flores. De re p e n te , el brazo del Bodhisattva volvió a crecer­
le hasta to m a r nuevam ente su form a a n terio r, para sorpresa de
I» congregación.
Piste Bodhisattva, el que a n ta ñ o realizó los sacrificios des-
trip lo s, no es o tro qu e el actual B haishagyaraga q u e, com o
habrás visto, atravesó las m ás grandes dificu ltad es p ara venerar
al Buda. Y to d o s los que, en procura del veh ícu lo de los Bodhi*
«iKvas, anhelando llegar a la perfecta S uprem a Ilum inación,
ante los altares que ho n ran al Tathagafa, se crem an un pie, un
dedo o una ex trem id ad , se asegurarán un m érito m ás piadoso
quo td pro d u cid o al renunciar a un reino, a una esposa, a hijos,
• océanos, a m o n tañ as, a fu en tes, a estanques, a m anantiales
v « jardines. A sí tam b ién , la virtud d e quien conserva aunque
mu» no sea una sola estro fa d e este discurso es m a y o r qu e la
•cum ulada p o r el que, p o r caridad, llena este m u n d o de las
siete substancias preciosas y después las entrega en lim osnas.
Como un gran océano supera a to d o s los m anantiales, fu en tes
* •^tanques; al igual que el m o n te S um eru es el rey de las ele­
vaciones, con resp ecto a las dem ás m o n tañ as; d e la m ism a m a­
tu ra com o el brillo de la luna opaca al resplandor del resto de
l«u estrellas, el Sutra titu la d o “ El L o to de la V erd ad era L e y ”

•>ln puede comprende» se después de dura disciplina, de so p o rtar lo q u e es


•iu'> difícil so p o rta r, y practican d o lo q u e es m uy diffcil de practicar.
A loe hom bres de virtud y sabiduría inferiares no les es perm itid o en ten d er
tuda acerca de e sto " E ntonces. Shén-kuang se c o rtó ei brazo izquierdo y
•» lo presentó al m aestro co m o prenda de su sinceridad. R ef.: D .T. Suzuki:
t n s a y o s s o b r e b u d i s m o z e n . Ed. Kicr, Bs. As. 1973.
sobrepasa en p ro fundidad d o ctrin aria a to d a s las dem ás E ns*
fianzas. Y asi' co m o la exten sa ó rb ita del sol despeja las tétricas
tinieblas en un vasto espacio, esta Ley q u ita la densa oscuridad
provocada po r la profusión de ideas erróneas; a si com o Indra <a
el jefe de tos dioses del Paraiso, esta E nseñanza lidera a todas laa
dem ás p ronunciadas p o r el Tathagata ; com o B rahm a es el padre
del U niverso, este Sutra ejercita la función de pro g en ito r sobre
to d o s los seres que procuran una m eta espiritual; asi c o m o loa
discípulos de la D octrina deben ser h o n rad o s po r encim a da
aquellas criaturas que aún no han ingresado a ningún vehiculo,
de la m ism a m anera este discurso tiene que ser ten id o po r más
excelso q u e o tro s em itid o s por el Sugata. “ El L o to de la Ver*
dadera L e y ” —un te x to tan co ro n ad o de perfecciones com o lo I
es el Gina e n tre los grandes seres— salva a to d o s del tem or y loe j
su frim ien to s; es com o una fu en te para el sed ien to ; com o una
hoguera para quien siente frió ; com o una prensa para el desnu­
d o ; com o una caravana para el m ercader; com o una m adre para
sus hijos; com o una em barcación para el que necesita cruzar
a la o tra orilla del río ;3*1 co m o el oro para el que busca rique­
za; com o un océano para los cursos de agua; com o una antorcha
para la oscu ridad; com o un rem edio para el enferm o. Esta En- ♦
señanza libera del d o lo r, e x tirp a to d o s los males, c o rta todos L
los lazos m undanos. La acum ulación de virtud del que conser­
va y d ifu n d e este c a p itu lo , acerca del piadoso voto em itid o por
Bhaishagyaraga, será m uy grande; y quien escucha esta Ense­
ñanza, cap tan d o su significado, no volverá a renacer eo este
m undo, sino que lo hará en el que rige A m ita b h a ,391 una tierra
e x e n ta de odio, orgullo, in fatu ació n , envidia, ira y m aldades,
do n d e perm anecerá se n ta d o sobre un lo to . C o n ju n ta m e n te con su
renacim iento, recibirá las facultades trascendentes; la D oc­
trina le será im partida sucesivam ente p o r ta n to s B udas com o
los granitos de arena co n ten id o s en seten ta y d o s G anges y
su visión será tan perfecta q u e p o r m edio de ella podrá con-

3,1 Esta frase puede interpreter*»- en el sentido m aterial, co m o atrave-


vir un curso de agua. O esp iritu alm en te, para paaar de la orilla de la igno­
rancia a la de la a b id u rfa m ed ian te el v ehículo de la D octrina Véase la
com paración de la Enseñanza co n una b a l» en las n o ta s l l l y 159.
393 A m itabha, ver n ota 165.
tem plarlos p erso n alm e n te.1*1 Ellos aplaudirán su devoción,
m clam ando:
.Bien hecho, joven de buena fam ilia! D espués de escuchar
*»"• discurso tú lo has estu d iad o , m editado, exam inado y ex-
puesto a o tro s seres. E sta acum ulación de piadoso m érito no
podrá ser consum ido po r ningún fuego ni arrastrad o por n in ­
guna co rrien te de agua. Ni siquiera mil Tathagatas serian ca-
paces de d eterm in ar la dim ensión de tu virtud. T ú has d e rro ta d o
los em bates de M ara; tú has salido victorioso de la lucha c o n tra
!« «tracción de los placeres m undanos y has aplastado a los ene­
migos de la L iberación espiritual que te acosaban. A excepción
d« los Ginas, tu sab id u ría no es posible de igualar, ni siquiera
pur los dioses. C ualquiera que o y e n d o este c a p itu lo lo aprueba,
em itirá su boca un aliento tan dulce com o el perfum e del lo to ,
•u cuerpo tendrá la fragancia del sándalo, y si adem ás se
propone d ifu n d irlo , ninguna criatu ra maligna tendrá o p ortuni-
dad de herirlo. Por lo ta n to , el legado de esta E nseñanza es
romo un m edicam ento q u e alivia los dolores, previene las e n fe r­
m edades y evita una m u erte p rem atura. C uando una persona, en
procura de la Ilum inación, conserva esta L ey, debe ser rociado
con polvo de sándalo.
M ientras se desarrollaba este c a p ítu lo , in contables Bodhisatt-
ras adquirieron la facultad de percibir to d o s los sonidos.

lW O sea que si puede ver a los Budas en su cu erp o sutil -D h a rm a k a -


ya, ver nota 191—, es que él tam b ién está d o ta d o de facultades similares.
C A PITU LO X X III

G A DG ADA S V A R A 5**
( ^yoou
' /k rv íl i

En un momento dado, Sakyamuni emitió de entre sus cejas


un intenso rayo de luz con el cual iluminó tantas regiones del
espacio como los granitos de arena que están contenidos en
diecisiete Ganges. En uno de esos mundos el Tathagata que
lo regia predicaba la Ley, rodeado por una inmensa asamblea
de Bodhisattvas. Entre ellos se hallaba Gadgadasvara, quien
había conseguido en diversas oportunidades el samadhi; cuan-
'do vio el rayo de luz emitido por Sakyamuni, se levantó de su
asiento y, extendiendo sus manos juntas, le dijo al Sugata
de esa tierra:
-Señor, con tu autorización iría al mundo Saha para ver
y saludar a Sakyamuni y a su hueste de Bodhisattvas.
El Gina le contestó:
-Joven de buena familia, al llegar al mundo Saha, no te
formes una mala opinión de él. Esa región posee montículo*
y depresiones1®5 y el Tathagata Sakyamuni es de baja estatu- 1
ra, como también lo son sus discípulos.1®*
Gadgadasvara replicó:
—Haré como el Gma mande. Iré al mundo Saha por tu reso- j
lución, por tu poder, por tu disposición, por tu providencia.
Entonces este Bodhisattva, sin abandonar esa región ni su I

296 A l p a r e c e r el id e a l d e b e lle z a s e in c lin a b a e n e s e e n t o n c e s p o r la


e s t a t u r a elevada.
propio asiento, se sumergió en una profunda meditación.
|)c inmediato, emergió sobre el Gridhrakuta,” 7 delante de
Sakyamuni, un vasto campo de lotos de tallos dorados y hojas
do plata con copas de matiz rosado, mezclados con plantas de
butea frondosa. 1,1 Viendo esta masa de flores, el Bodhisattva
Manjusri le preguntó a Sakyamuni cuál podía ser el motivo de
lu mágica aparición.
El Señor le contestó:
—Es el Bodhisattva Gadgadasvara rodeado de su hueste de
discípulos, que se ha acercado a este mundo para saludarme
y escuchar “El Loto de la Verdadera Ley”.
—¿Qué cantidad de mérito —inquirió Manjusri— acumuló
rae Bodhisattva para merecer semejante distinción? ¿Qué
tipo de meditación practica? Si tantos resultados le ha brinda­
do, aprendamos y practiquemos nosotros también esa técnica.
Veamos ahora a ese Bodhisattva; su color, figura, carácter y
ronducta. Dígnese el Señor a producir una señal para que Gad-
gadasvara se sienta exhortado por ella y aparezca en este
mundo.
Sakyamuni le pidió lu mismo que Manjusri al Tathagata Prab-
liutaratna —que ya se había extinguido completamente— y éste
u’ dirigió al Bodhisattva en cuestión, advirtiéndole que su pre­
sencia en el mundo Saha sería muy festejada.
El Bodhisattva asi exhortado, después de saludar humilde­
mente a su Gino y de rodearlo tres veces, se desvaneció —junto
con un incontable número de discípulos— de ese mundo y apa­
reció en el de Sakyamuni, en medio de una lluvia de lotos y
•*ntre el sonido de millares de instrumentos musicales. Sus ojos
semejaban un par de lotos azules; su cuerpo dorado poseía los
signos característicos de los seres elevados y emitía un brillo
radiante. Montado sobre una torre hecha con las siete substan-
cías preciosas, se movía por el cielo a una altura de siete tatas,
rodeado por sus discípulos, aproximándose al Gridhrakuta. A
mi ambo, descendió del vehículo y se dirigió al Buda portando

,V7 E l m o n t e G r i d h r a k u l a , v e r n o t a 8.
‘9® B u te a fr o n d o s a ¿ á r b o l d e la I n d i a , d e h o j a s c a s i r e d o n d a s . D e s tila
u n z u m o ro jo , q u e p o r e v a p o ra c ió n d a u n a g o m a a s trin g e n te .
un invalorable collar de perlas. Después de saludarlo mediante
siete circumambulaciones, le ofreció la joya en prenda de ho­
menaje, diciéndole;
—El Señor de mi tierra me manda a preguntar por tu salud,
bienestar y ánimo; si estás libre de aflicción; si padeces de algo;
si las criaturas de tu región son decentes en su conducta, trata­
bles, fáciles de encauzar, poco apasionadas, sabias, ortodoxas,
agradecidas a sus padres y combaten al Maligno. Además manda
a preguntar si el extinguido Señor Prabhutaratna también vendrá
a este mundo Saha para escuchar la Ley. Nosotros, Sakyamuni,
deseamos la figura de este Tathagata.
Ante este pedido, Sakyamuni se dirigió a Prabhutaratna:
—Señor; Gadgadasvara anhela verte.
El mencionado Sugata le respondió en este tono:
— ¡Bien hecho, joven de buena familia! Has hecho bien en
venir aquí para ver a Sakyamuni y escuchar "El Loto de la
Verdadera Ley”.
Seguidamente el Bodhisottva Padmasri le preguntó al Señor:
—¿Qué clase de virtud plantó Gadgadasvara en el pasado y en
presencia de qué Tathagata?
—Antaño, joven de buena familia —contestó Sakyamuni—,
apareció en el mundo Meghadundudhisvararaga,2” un Sugata
dotada de ciencia y conducta. A él le rindió homenaje Gadga­
dasvara durante incontables kalpas haciendo sonar miles de
instrumentos musicales y presentándole numerosas vasijas lle­
nas de las siete substancias preciosas. Bajo la prédica de ese
Tathagata, obtuvo Gadgadasvara todas las virtudes que hoy
exhibe. Quizás tú albergues alguna duda, incertidumbre o recelo
acerca de quién era el Bodhisattva que otrora honró a Megha-
dundudhisvararaga y el que ahora está aquí. Es el mismo. El
predica "El Loto de la Verdadera Ley” asumiendo distintas
figuras: a veces como Siva, otras como Indra, en ocasiones
como un soberano o como un monje, etc., etc. Tantas varian­
tes le permiten difundir la Doctrina sin por ello verse menos­
cabado ni en su sabiduría ni en su poder. Y adopta todas estas

L i t e r a l m e n t e , “ r e y d e l o s t a m b o r e s d e la s n u b e s " ; e s t o e s, d e lo s
tru e n o s .
finuras para convertir a los diversos seres cuyas disposiciones
son también múltiples. Ahora bien, Padmasri, si los presentes
desean contemplarlo como una figura completamente extin­
guida, así también se mostrará.
Entonces Padmasri le preguntó al Señor:
—¿A través de qué meditación ha convertido Gadgadasvara
« tantas criaturas?
—El bienestar de incontables seres -rep licó Sakyamuni—
ha sido promovido mediante la meditación titulada Sarvaru-
pasandarsana.160
Mientras se desarrollaban todas estas explicaciones en torno
a las virtudes de Gadgadasvara. muchos de sus discípulos como
asimismo los que en el mundo Saha seguían a Sakyamuni, ob­
tuvieron los resultados de la misma meditación.
Luego, después de que Gadgadasvara hubo venerado amplia­
mente a Sakyamuni y a las reliquias del extinto Prabhutaratna,
nuevamente montó sobre su torre hecha de las siete substancias
preciosas y, junto con su séquito, regresó a su propia tierra. Al
arribar a la misma, le informó a su Gina:
—Señor, en el mundo Saha he promovido el bienestar de in­
contables criaturas; he visto y honrado el stupa de las reliquias
de Prabhutaratna; he contemplado y saludado a Sakyamuni;
he estado con Manjusri y con numerosos discípulos que han
obtenido la meditación titulada Sarvarupasandarsana.
Y mientras Gadgadasvara relataba su viaje, innumerables
Bodhisattvas de esa región adquirieron la facultad de someterse
n la Doctrina.

100
L a v is ió n d e t o d a s l a s f o r m a s ” .

261
( J

CAPITULO XXIV (' ~J) I

AVALOKITESVARA,30' EL OMNIPRESENTE

Un Bodhisattva le preguntó al Sugata:


—¿Señor, por qué Avalokitesvara es llamado así:
—Todas las incontables criaturas —respondió el Gina—sufren,
pero si oyen o pronuncian el nombre de Avalokitesvara, se
verán aliviadas de sus penas en este mundo; si conservan su

301 A c e r e n d a a s ta d iv i n id a d d e l o d o O r i e n t e , v e r n o t a 2 4 A v a i o é í i a
s ig n if ic a “ v i s i b l e " , d e a h í «u o m n l p r w n c i s y la i n v o c a c ió n q u e ae le h a c a
e n c a a o d e n e c e s i d a d o p e lig r o . A v a lo k i te s v a r a —a C h e n - r e - t l , c o m o f u á
p o p u l a r i z a d o e n a i T i b e t — e t r e p r e s e n t a d o c o n c u a t r o m a n o s , d o s d e e lla a
s o s t i e n e n c o n t r a s u p e c h o u n a g e m a , u n a te r c e r a a t e r r a u n r o s a r i o d e c r i a
ta l y la c u a r t a u n a f lo r d e l o t o .
l a f o r m a q u e u t i l i z a r o n l o s l i b é l a n o s p a r a v in c u la r s e e s p i r i t u a l m e n t e
c o n A v a lo k i te s v a r a a s m e d i a n t e e l mantra —q u e e t i m o l ó g i c a m e n t e e ig n ífi
ca “ p r o t e g e r la m e n t e * '— OM MANI PADME HUM, r o n e l c u a l c e n t r a n el
f o c o d e su a t e n c i ó n e n u n te m a e s p e c i f i c o ; la c o m p a s i ó n , e n « a te c a a o
D e n t r o d e la s d iv e r s a s i n t e r p r e t a c i o n e s q u e o r i g i n ó e s t e c o m p l e t o a im
b o l o e a t i la d e S t e p h e n B a t c h e l o r —The Middle Way, V o l. 5 9 N ° 3 , L o n ­
d r e s 1 9 8 4 —' OM e s u n a a n t i g u a s ila b a m í s t i c a , d a la rg a t r a y e c t o r i a a n la
I n d ia . L o » l i ó * t a ñ o s e x p l i c a n su f u n c i ó n , a l c o m i e n z o d e u n mantra, c o m o
e v o c a c ió n d e la p e r f e c t a u n i d a d e n t r e e l c u e r p o , la m e n t e y lo q u e e l B u d a
p r e d i c a . MANI s ig n if i e s " g e m a " , " j o y a " . Pa DME a s e l l o t o . E s t o s d o s t é r ­
m i n o » s im b o l iz a n o t r o s t a n t o s f a c t o r e s d e la Q u m in a c l ó n : m é t o d o y s a b i­
d u r ía . E l m é to d o in c lu y e to d o s e s o s a s p e c to s d e l S e n d e ro q u e f u n d a m e n ­
t a n la c o m p a s i ó n : g e n e r o s i d a d , c o n d u c t a é t i c a , in d u l g e n c i a , b o n d a d , e t c
L a s a b i d u r í a —e l l o t o — s e r e f i e r e a la s c u a l i d a d e s i n t e r n a s d e s e r e n i d a d y
d i s c e r n i m i e n t o a t r a v é s d e la a c u a l e s ae c o n s i g u e la I l u m i n a c i ó n d e n t r o d e
la w d a d e r a n a t u r a l e z a d e la r e a l i d a d . HUM r e p r e s e n t a a lo a c i n c o a g re g a
d o t —ikandha ( v e r n o t a B 9 r ~ . lo a e l e m e n t o s c o r r u p t o s d e Is p e r s o n a , c u y a
p u r i f i c a c i ó n lle v a a l e s t a d o d e B u d a .
D e a c u a r d o c o n e s ta i n t e r p r e t a c i ó n , e l mantra OM MANI PADME HUM
f u n c i o n a c o m o u n a s im b ó l ic a y a l t a m e n t e c o n d e n a d a e x p r e s i ó n d e l S e n
nombre, al caer en una gran masa de fuego,303 serán rescatadas;
si son arrastradas por una corriente,303 al implorarle a este Bod-
hisattva, encontrarán un puerto seguro; si se extravían navegan­
do por el océano, invocando a Avalokitesvara, una brisa los
alejará de la isla de las gigantas.304 Por todas estas razones,
joven de buena familia, es que esc BodhisaUva recibió la de­
nominación mencionada. Además, si una persona ha sido con­
denada a la pena capital, apelando a Avalokitesvara, las espndas
de los verdugos se partirán en dos; si el mundo entero estuviera
colmado de duendes, invocando al Bodhisattva, ellos perderían
la facultad de llevar a cabo sus malignas intenciones; si alguna
criatura estuviera inmovilizada por esposas, cadenas o grillos,
implorando su ayuda, inmediatamente se verá liberado; si el
Universo entero estuviera lleno de bribones y asaltantes arma­
dos, el solo nombre de Avalokitesvara brindará protección a
todos los viajeros y mercaderes. Y todos los seres que actúan
bajo el impulso de las pasiones, el odio o la infatuación, des­
pués de honrar al BodhisaUva, se verán aliviados de esos senti­
mientos; si una mujer embarazada desea tener prole masculi­
na, adorando a Avalokitesvara, ciertamente tendrá un varón
hermoso y encantador; también esta certeza la puede adquirir
si desea una niña. Tal, joven de buena familia, es el poder de
Avalokitesvara. Quienes lo veneran obtendrán un seguro pro­
vecho. Supongamos que, por una parte, alguien honra la figura
de Avalokitesvara y, por la otra, respeta tantos Budas como los
granitos de arena contenidos en sesenta y dos Ganges, la acumu­
lación de piadoso mérito es en ambos casos equivalente aunque

d a r á ti* I* ll u m u w c ió n . S ir v e p a r a r e c o r d a r q u e e s t e C a m i n o e s , «I m i s m o
ii. m p o , p r o c e a u y t r a n s f o r m a c i ó n . Í n d i c a c ó m o m e d i a n t e e l m é t o d n y la
M ib id u rfa c a p o a i b le la t r a n s f o r m a c i ó n p r o g r e s iv a d e u n s e r e n c a d e n a d o e n
u n o l i b e r a d o d e l c i c l o d e l n a c i m i e n t o y la m u e r t e . N o o b s t a n t e , a p e s a r d e
q u e e l m o n t r o p u e d e s e rv ir c o m o m e d i o p e r a c e n t r a r la m e n t e e n la s v ir
l u d e s d e A v a lo k ite e v a r * . eu e f i c a c i a d e p e n d e d e l g r a d o e n q u e se h a y a
a s u m id o e in te r n a liz a d o et S e n d e r o q u e c o n d u c e al e s ta d o b ú d ic o .
301 T a m b i é n p u e d e r e f e r i r t e a i f u e g o d e s a t a d o p o r la s p a s io n e s .

303 C a b e i n t e r p r e t a r e d a c o r r i e n t e c o m o la m u n d a n a , la q u e s e p a r a la
« tis ta d e la ig n o r a n c ia d e la d e la n b i d u r C a .
104 E n e l K oronda ly u h e , u n t e x t o d e d i c a d o e n t e r a m e n t e a g lo r if ic a r
a A v a lo k i te s v a r a , e s ta isla e t i d e n t i f i c a d a c o n C e y lá n ,

Í>fi9
en uno se venere a una sola persona y en el otro a innumerables
seres. No obstante, también en las dos circunstancias, el mérito
acumulado es eternamente indestructible.
Seguidamente, el Bodhisattva Akshayamati le preguntó al
Gina:
—¿Cómo es. Señor, que el Bodhisattva Avalokitesvara fre­
cuenta este mundo Saha? ¿Cómo predica la Ley? ¿Cuál es su
habilidad?
—En algunos mundos —replicó Sakyamuni—, joven de buena
familia, Avalokitesvara predica la Doctrina a las criaturas bajo
la forma de un Buda; en otros bajo la de un Bodhisattva; a algu­
nos seres se les muestra como un Pratyekabuda, como un dis­
cípulo, como Brahma, Indra, o bajo cualquiera de las figuras
que pueda movilizar espiritualmente a las distintas personas, en
función de sus múltiples disposiciones.305 Tal es la cualidad
que posee Avalokitesvara; por eso, en este mundo Saha, recibe
el epíteto de Abhayandada.304
Nuevamente inquirió Akshayamati:
—¿Señor, hemos de darle a Avalokitesvara alguna prenda?
—Hazlo H e contestó el Sugata— si así lo deseas,
Entonces el Bodhisattva se quitó su invalorable collar de
perlas y se lo brindó a Avalokitesvara solicitándole que lo to­
mara como una muestra de piedad.
Al principio. Avalokitesvara no lo aceptó, pero ante la insis­
tencia de Akshayamati, finalmente lo tomó, pero después lo
dividió en dos partes, ofreciéndole una a Sakyamuni y deposi­
tando la otra en el stupa del extinto Prabhutaratna.
En esa ocasión, el Señor pronunció las siguientes estrofas:
1. Avalokitesvara es llamado así
2. Por su conducta;
3. Porque durante un número inconcebible da kalpas llevó
a cabo su voto bajo miles de Budas,
4. Destruyendo constantemente el sufrimiento mundano que
amenaza a todos los vivientes.

105 E a ta f a c u l t a d « la m i «nía q u e p n a e e G a d g a d a s v a r a e n e l c a p í t u l o
a n t e r i o r , a s í c o m o to n i d é n t i c a i a l g u n a i d a l a i c u a l i d a d e a d e S iv a y V 'u h n u .
306 " D i a p e n s a d o r d e s e g u r i d a d '" .
5. Si una persona cayera en el fuego, invocando a Avaloki-
lesvara, logrará que se extinga como si hubiera sido rociado
con agua.
6. Si alguien fuera arrastrado por la marea de un temible
océano, teniendo en su mente a Avalokitesvara, jamás se aho­
gará.
7. Si una persona es arrojada desde la cima del Sumeru,
implorando a Avalokitesvara, quedará —com o un rayo de
sol— suspendida en el aire.
8. Si sobre alguien se desencadena una avalancha de piedras,
apelando a Avalokitesvara, ninguna le tocará siquiera un pelo.
9. Si una persona es rodeada por una hueste armada de es­
padas, al invocar a Avalokitesvara, logrará que los fieros ene­
migos inmediatamente se conviertan en seres cariñosos.
10. Si alguien estuviera a punto de ser ejecutado, con solo
pensar en Avalokitesvara, se quebrarán las espadas de los ver­
dugos.
11. Si una persona se encontrara engrillado, invocando a
Avalokitesvara, verá como se aflojan sus cadenas.
12. Los hechizos, brujerías, hierbas, fantasmas y espectros,
instantáneamente revierten su efecto cuando alguien implora
contra ellos la ayuda de Avalokitesvara.
13. Si una persona fuera atacada por duendes, demonios o
gigantes, con sólo pensar en Avalokitesvara, nadie podrá ata­
carlo.
14. Si alguien se viera rodeado por bestias de aguzados
colmillos y filosas garras, invocando a Avalokitesvara, ahuyen­
tará a esas temibles criaturas.
15. Si una persona se encuentra rodeada por maliciosas ser­
pientes, pensando en Avalokitesvara, logrará que ellas pierdan
rápidamente su veneno.
16. Si pesadas centellas se desprendieran de una nube carga­
da de tormenta, invocando a Avalokitesvara, se conseguirá apa­
gar el estruendo.
17. Avalokitesvara, con su poderoso conocimiento, está aten­
to a todas las criaturas que son acosadas por los problemas y
las aflicciones, erigiéndose en el salvador307 del mundo.
307
C u a n d o el o b j e t o d e la f e d e l d i s c í p u l o d e ja d e s e r la Enseñanza
18. Poseedor de una vasta sabiduría y de una mágica des­
riza, se muestra en todas las direcciones del espacio.
19. Quienes padezcan las desdichas de la existencia en este
nundo, en el infierno o en el reino de Yama, invocando a

>arn * cr la ¡ ic iw .r u d e l (-tuda, U c r o e n c u i tu i n a c a r a c t e r í s t i c a s s a lv í f ic a x L a
« t i e n t e M a h o ya n a p o s e e l i e s g r a n d e s e s c u d a » I ) S H u n ya va d o ( E s c u e l a
leí V a c í o ) , t a m b i é n c o n o c i d a c o m o M a d h y o m tk a ( D o c t r i n a d e la V ía
t e d i a ) , 2 ) V yilanaiiada ( E s c u e l a d e la M e n t e ) o Y o g a ea m , y 3 ) A m id itm o ,
ue p r e s e n t a a l D u d a c o m o " S a l v a d o r " d o lo » h o m b r e a , y a s e a —d ic e
)u ilc s a m a n e r a d e u n D io » q u e r e i n a e n e l p a r a í s o y s a lv a a lo s m o r t a l e s
u n la s o la in v o c a c ió n d e su n o m b r e ( A m id a I, y a s e a c o m o el q u e h a d e
e n ir a l m u n d o c o m o n u e v o I l u m i n a d o ( M n itr e y a ) . “ E l S a lv a d o r , c o m o
b j e l o d e í e —r e f l e x i o n a S h u g a k u Y a m a g e , e n su a r t i c u l o " A m i d a c o m o
a l v u d o r d e l A l m a " . E d ite r n liu d d h itm , V u l, I N ° 2 —, s e p a r e c e , e n c i e r t o
i o d o , a l D io s c r i s t i a n o . P e r o e s la a c t i t u d d e A m id a f r e n t e a l p e c a d o lo
u c d i s t i n g u e e l S h tn - s h u ( n o m b r e j a p o n é s d e la s e c t a ) d e l c r i s t i a n i s m o
I D io s d e e s t e ú l t i m o e s u n D io s d e a m o r y j u s t i c i a , m i e n t r a s q u e e l B u d a
i la m i s e r ic o r d i a m is m a y n a d a m á s . E n e l m u n d o p r e v a l e c e el p r i n c i p i o
si ka rm a y <•! H urla n u n c a ju a g a El D io s d e l j u d a i s m o f u e r e p r e s e n t a d o
or C r i s t o c o m o e l D io » d e s r n o r . s in e m b a r g o «e le h a c e ju z g a r n u e s t r o s
r e n d o » a imponer lo » c a s t ig o s c o r r e s p o n d i e n t e s . A m id a c o n o c e ú n ic a
ic n te e l a m o r i n f i n i t o p o r l o d o s lo a s e re s , d e s e a n d o l i b e r a r l o s d e l c i c lo
« n o d r la ig n o r a n c ia y d e l s u f r i m i e n t o , e ri e l q u e ae e n c u e n t r a n . E n A m t
i n o h a y ira "
N a g a r ju n a —p u n t u a l i z a B . L S u z u k i , d e c u y o l i b r o f u e l o m a d a la c i t a
itc río r d i s t i n g u e e n t r e e l T r a b a j o D i f f r i l y e l T r a b a j o K ácil E l p r i m e r o
ítá d e s t i n a d o a l o s c a r a c t e r e s f u e r t e s y s e g u r o » d e s f m i s m o s , m i e n tr a » el
g u n d o e s p a r* a q u e l l o s c o n s c i e n t e s d e «ti e a l s t e n r t * e r r ó n e a , c u y o p e s o
\ a b r u m a P a ra e s to » ú l t im o * s e r e c o m i e n d a e l S e m b u l i u . q u e e s la in v o -
r i ó n c o n s t a n t e m e n t e r e p e t i d a a l A m id a H u tía . E s to ae c o n s i d e r a " T r a b a -
f á c i l " e n c o m p a r a c i ó n c o n e l p r i m e r o q u e r e q u i e r e a u s t e r i d a d e s m o r»
k. i n t e l e c t o c l a r o y la p r á c t i c a a r d u a d e la m e d i t a c i ó n . E s t e t i p o d e v id a s r
m o e r a v e c e * c o m o la e n s e n a n * » d e l S e n d e r a S a g r a d o , m i e n t r a s q u e a l
a b a j o f á c i l e s la e n a r r i a n r a d e la T i e r r a P u r a , p u e s s e a s e g u r a a lo s d e v o -
« d e l V e m b u tiu q u e h a b r á n d e r e n a c e r e n la T i e r r a d e la F e li c id a d y la
tre z a K »ta d i s t i n c i ó n t a m b i é n ae h a c e e n t r e e l P o d e r P r o p i o (Jíriki) y e l
»der d e O t r o s i T a n k n L o s s e g u i d o r e s d e l S e n d e r o S a g r a d o t i e n e n c o n -
in z a e n s f m i s m o » , l o s d e la T i e r r a P u r a c o n f f a n e n e i O t r o p a r a su salv a
j n . s i e n d o e l O t r o A m id a
N o e s é s t e e l ú n i c o t e x t o d o n d e a p a r e c e la s a lv a c ió n p o r In in v o c a c ió n
i e l b u tratan hara, e l D u d a r e c i b e » u n h o m b r e d e m a la r e p u t a c i ó n , a l c u a l
d o s d a n p o r c o n d e n a d o s in r e m e d i o . B u d a p e r c i b e q u e , e n u n a d e la s
ík le n c ia s a n t e r io r » * , • ) h o m b r e h a b í a e x c l a m a d o e n u n m o m e n t o d e
li g r o “ A d o r a c i ó n a l B u d a " E s ta e x p r e s i ó n d e f e le v a lía a h o r a e n t r a r
el c a m i n o d » U s a lv a c ió n . p o r l o q u e e l I l u m i n a d o a f i r m ó : " H a b i e n d o
m a d o s u r e f u g i o d e t o d o c o r a z ó n e n el B u d a , h a d e o b t e n e r la salv a -
ir" .
Avalokitesvara encontrarán el fin del ciclo del nacimiento,
la enfermedad, la decrepitud y la muerte.
Entonces, Akshayaraati, con gozo en su corazón, pronunció
las siguientes estrofas:
20. Oh tú, cuyos bellos ojos son claros, bondadosos, sabios,
piadosos y benevolentes;
21. Tú, puro, que brillas con inmaculada luz; que posees un
conocimiento exento de sombras, despliegas un resplandor que
abarca todo el mundo.
22. Tú, fuente que rebosa compasión, eres una nube que de­
rramas el néctar de la Ley para apagar el fuego de las pasiones
que turban a los vivientes.
23. En las riñas, las disputas, las guerras, las batallas o en
los grandes peligros, uno tiene que pensar en Avalokitesvara,
quien apaciguará la perversidad de los enemigos.
24. La voz de Avalokitesvara es como un trueno que atra­
viesa toda la gama de los tonos.
25. Pensad, pensad en Avalokitesvara; él es el refugio y la
protección contra el desastre, la calamidad y la muerte.
26. Avalokitesvara merece ser venerado como la suma de
todas las virtudes y la benevolencia.
27. El, tan compasivo con todo el mundo, ha de convertirse
en Buda, destruyendo todos los peligros y penas que afligen
a los seres.
28. Este monarca universal, Rey de reyes, mina de perfec­
ciones, ha alcanzado la perfecta Suprema Iluminación, des­
pués de haber recorrido con afán, durante cientos de kalpat,
el Sendero del deber.
29. Ubicado a veces a la izquierda, a veces a la derecha de
Amitabha, gracias al poder de la meditación, él honra al Gina
en todas las regiones del espacio.
30. Amitabha, el domador de hombres, fijó su residencia
en el oeste, donde se halla el mundo Sukhakara.08*10"

08 " T i e r r a q u e p r o c u r a b e i u l í c i í m " . E n d i s t i n t a s m i t o l o g í a s s e e n c u e n ­
t r a n r e g i o n e s q u e p o s e e n u n s ig n if i c a d o s im i la r : e n la r o m a n a , " L a isla d e
la F o r t u n a " ; e n la g rie g a , " E l j a r d í n d e la s H e s p é r i d e s " ; e n la C h in a , " L a
isla d e l o s i n m o r t a l e s " .
31. Allí no se encuentran mujeres, ni son conocidas las re­
laciones sexuales; allí los hijos del Ciña, que surgen a la exis­
tencia espontáneamente, están ubicados sobre las copas de
los lotos.
32. Amitabha mismo está sentado en un trono y brilla como
un astro.
33. El Líder del mundo, cuya acumulación de mérito ha sido
alabada, no tiene igual en este mundo. ¡Oh, Supremo entre
los hombres; ojalá pronto podamos convertirnos en alguien
como tú!
Entonces el Bodhisattva Dharanindhara, después de honrar
al Sugata, le dijo:
—Señor, los que escuchan esta Enseñanza acerca del mila­
groso poder del Bodhisattva Avalokitesvara plantan cuantio­
sas raíces de virtudes.
Y mientras se desarrollaba el capitulo correspondiente a
Avalokitesvara, en la mente de incontables seres empezó a nacer
el anhelo de la Suprema Iluminación, frente a la cual ninguna
otra perfección puede ser comparada.
CAPITU LO XXV

H IST O R IA A N TIG U A f o )
En una ocasión, el Señor se dirigió a la asamblea de Bodhi-
sattvas en estos términos:
—Antaño, jóvenes de buena familia, un tiempo atrás, incal­
culable en kalpas, apareció en el mundo un Tathagata dotado
de ciencia y conducta. Contemporáneo con él, existía un rey
que tenía dos hijos —Vimalagarbha y Vimalaneira— poseedores
de poder y sabiduría. Ellos se aplicaban ardientemente al desen­
volvimiento de las perfecciones tales como la caridad, la mora­
lidad, la indulgencia y la energía, sin por eso descuidar el ejer­
cicio de la compasión y el incremento de los conocimientos y
de las meditaciones. En esc entonces, el Tathagata exponía
“ El Sutra del L oto” y estos dos príncipes le pidieron autoriza­
ción a su madre para ir a escucharlo. Ella les contestó: “ Vues­
tro padre favorece a los Brahmanes50’ y, por lo tanto, no ob­
tendréis el permiso que habéis solicitado”.

509 E l B r a h m a n ia m o e s e) s is te m a r e l ig io s o y s o c ia l d e la In d i» a n t i g u a ,
a p a r tir d e l cu « l se d e s a rro lló e l h in d u ís m o m o d e rn o . S e c a ra c te r iz ó p o r
el s is te m a d e c a s t a s (v e i n o t a lU B ) y u n p a n t e í s m o d iv e r s i f ic a d o e n e l q u e
l o s d i o s e s s o n r e p r e s e n t a c i o n e s d. la i t u e r t a * n a t u r a l e s C o d i f i c ó u n d a
b o r a d o s is te m a d e d o c t r i n a * y o b s e r v a n c i a s h a c ia e l 5 5 0 a .C ., lo m a d a s d e
a n t i q u í s i m o s t e x t o s c o m o lo a V ed o * y B r a h m á n » » y s e e x p r e s a r o n e n lo s
U panishads. l< os p o d e r e s v e n e r a d o * o r i g i n a l m e n t e e r a n : A g n i, d io * d e l
f u e g o ; I n d r a , d i o s d e la a t m ó s f e r a , y S u r y a , el » o l, a lo a c u a le s se a s o c i a ­
b a n o t r o s d io s e s i n f e r i o r e s c o m o U s h a s , P n l h i v i , A d iti , V a r u n a . l o d o s
r e p r e s e n t a c i o n e s d e la n a t u r a le s a S e c a n t a b a n h im n o s , t e d i r i g ía n p le g a ­
r la s y se o f r e c í a n s a c r ific io * • r e t a s d iv i n id a d e s . L o s s a c e r d o t e s o f ic ia n t e *
e r a n b ra h m a n es, q u e o b t u v i e r o n s u p r e m a c í a e n la s o c ie d a d h i n d ú . P o s te -
orre
Los jóvenes replicaron:
—A pesar de haber nacido en medio de una familia que
adhiere a una doctrina falsa, nos sentimos hijos del Monarca
de la Ley.
—Bien —concluyó la reina—; por respeto hacia vuestro padre,
desplegad algún milagro de modo que él. en consideración a
esto, se incline favorablemente en el sentido del deseo que os
impulsa a escuchar al Tathagata.
Inmediatamente los dos príncipes se elevaron en el cielo hasta
jna altura de siete talas y empezaron a realizar algunos actos
nágicos: emitir una lluvia de agua, otra de fuego, achicar y
igrandar el espacio aéreo, ascender y descender a la tierra,
ítc., etc. Todo este despliegue de poderes sirvió para que el
ey, arrobado, regocijado y admirado, preguntara:
—¿Hijos, quién es vuestro maestro?
Ellos respondieron que eran discípulos de un Tathagata que
e hallaba sentado sobre una tarima al pie del árbol de la Ilumi-
lación, revelando al mundo entero el sutra titulado “El Loto
le la Verdadera Ley”. Entonces, habiendo manifestado el so-
icrano su deseo de ir él también a escucharlo, los jóvenes se
irigieron a su madre mediante las siguientes estrofas:
1. Permítenos, madre, abandonar el hogar y abrazar la dis-
iplina ascética, aprovechando la oportunidad de estar frente
un Sugata,
2. Cuya presencia es un hecho tan raro como los brotes de la
iguera. Déjanos renunciar al mundo en este momento favo-
ible y precioso.
La reina les dijo:
3. Ahora admito vuestra partida, hijos míos. Es más, yo
imbién he de adoptar una decisión similar.
Los dos príncipes invitaron a sus padres a ir con ellos a sa­
ldar al Gina y escuchar de sus labios la Enseñanza.
—La aparición de un Buda -dijeron los jóvenes— es tan rara

r r m e n t r lo » p e n s a d o r » e l a b o r a r o n la c r e e n c ia e n u n a l m a u n iv e r s a l, u n
r q u e e x i s t e p o r s i , e t e r n o , l l a m a d o B ra h m a ( v e r n o t a 8 1 1. H a c ia el 3 0 0
C_, el b u d i s m o , e l c i n i s m o y la s n u e v a s d o c t r i n a s o r i g i n a r o n la m o d i f ic a -
ú n te o ló g ic a y r i t u a l d e l b r a h m a n i s m o q u e d e v i n o e n o t r a s b a s e s fQ o só -
•as. d a n d o lu g a r a l h i n d u f s m o . ( Z )

R
que constituye una gran bendición para nuestro destino ser con­
temporáneos de un exaltado Profeta.
En esa oportunidad, todos los miembros de la corte se ini­
ciaron en el Sendero: Vimalanetra se ejercitó en el Discurso
sobre la Ley; Vimalagarbha perfeccionó una meditación apta
para que los seres abandonen sus tendencias malignas; la reina
captó la armonía existente entre los Budas y los temas que ellos
predican, mientras que el rey alcanzó la plena madurez espiri­
tual, resignando la corona real a favor de su hermano menor.
Entonces declaró:
—Mis dos hijos, quienes me convirtieron con sus poderes má­
gicos, son mis maestros porque lograron apartar de m í el cúmu­
lo de las falsas doctrinas y me impulsaron a ir hacia el Tatha-
gata. Ellos actuaron como verdaderos guías y nacieron en mi
casa para revitalizar las raíces de virtud que he plantado en el
pasado.
El Tathagata le dijo al rey:
—Así es, como tú lo has expresado: estos jóvenes renacen en
distintos hogares para cumplir la función de maestros, exhor­
tando al resto de la familia a obtener la perfecta Suprema Ilu­
minación. La tarea de alguien que estimula a otro a ver al Sugata
o a escuchar su Enseñanza es una de las más exaltadas. Tus dos
hijos, noble rey, venerarán tantos Budas como la cantidad de
granitos de arena contiene el Ganges; conservarán este Discurso
por compasión hacia todos los seres que aún sostienen doctri­
nas erróneas y para que ellos se empeñen ardientemente en
procura de la Omnisciencia.
Entonces el rey alabó al Gina con estas palabras:
—Señor; qué conocimientos tan elevados debes poseer que
hacen brillar la protuberancia de tu cabeza,’ 10 que aclaran tu
mirada, que irradian el espacio existente entre tus cejas111 se­
mejando la blancura de la luna, que dan lustre.a tus dientes y
enrojecen tus labios. Es admirable, Señor, el valor que encierran
las Enseñanzas de los Budas y cuántas virtudes contienen sus
preceptos morales. De aquí en más, no seremos pasto de la vo-

1.0 C h a k r a co ro n ario . *«r n o U 31.


1.1 C h a kra f r o n t a l , v e r n o t a 3 1 .

277
rae idad de nuestra temeridad o de los deseos pecaminosos que
ios acechan, no seremos más esclavos de nuestra propia mente
ni de las falsas doctrinas. Dotado de tantas cualidades, Señor,
no quisiéramos apartam os ya de tu presencia.
Dicho esto, el rey saludó humildem ente aJ Gina, se elevó en
íl aire y, ju n to con su esposa, le arrojó al Sugata un invalora-
jle collar de perlas. Tan pronto como la joya tocó la ca-
>eza del Señor, te transform ó en una bella y arm oniosa torre
le cuatro columnas. En su cima apareció una butaca cubierta
le finos paños, sobre la cual se veía la imagen de un Tathagata
entado con las piernas cruzadas. El rey pensó: “ El conocimien-
o del Buda debe ser muy poderoso para mostrarse de esta
órm a“.
Entonces el Tathagata se dirigió a la audiencia en el siguiente
ono:
—¿Veis, monjes, al rey que, elevado en el cielo, emite un ru-
[ido de león? Este monarca, que hoy ha abrazado mi Doctrina,
(n el futuro también él será un Gina dotado de ciencia y con-
lucta, que tendrá a su cargo una inmensa congregación de dis-
ípulos. Y quienes lo veneren —al igual que a sus hijos— serán
lignos de respeto en este mundo.
Mientras se desarrollaba este capítulo, incontables seres
ieron purificados hasta un grado im poluto su discernimiento
icerca de la Ley.
CAPITULO XXVI

EL ESTIMULO

De la región del este se aproxim ó su regente, el Bodhisattva


Sam antabhadra ,112 rodeado de un incalculable séquito de dis­
cípulos, desplazándose todos bajo una espesa lluvia de flores
celestiales. El conjunto lucía la magnificencia, el poderío y la
majestuosidad que caracteriza a los seres elevados y su Líder,
acercándose a la cima del G ridhrakuta, saludó ritual y humil­
dem ente al Tathagata diciéndole:
—Señor, he resuelto venir advertido de que aquí, en este
mundo, se dicta el Sutra titulado "El L oto de la Verdadera
Ley". Dígnate, Gma, $ exponerle tu Doctrina a mis discípulos.
El Sugata le contestó:
—Estas criaturas son, sin duda, de rápido entendim iento, pero
éste es el Discurso de la Ley, o sea la expresión de la más impo­
luta de las verdades.
Entonces, después que todos los presentes confirmaran su
adhesión al Tathagata y a su Enseñanza, el Sugata dijo:
—Este Sutra, "El Loto de la Verdadera L ey", puede ser con­
fiado a una mujer siempre y cuanto ésta posea cuatro requisi­
tos, a saber: ella debe estar b«jo la supervisión de un Buda; debe
haber plantado raíces de virtud en sus anteriores existencias;

1,1 " M a e s t r o v i r t u o s o " . E s el B o d h i$ a llv a d e l A m o r , y f o r m a u n a t r i ­


lo g í a j u n t o c o n A v a lo k l te s v a r a , c o m o B o d h iw ttv o d e la C o m p a s i ó n , y
M an ju isri c o m o el d e la S a b i d u r í a .
ebe mantenerse firme dentro de las reglas de la O rden ;313 y, fi-
aJmente, pero no menos im portante, para salvar a todos los
Tes, debe tener sus pensamientos puestos en la perfecta Su-
rema Iluminación.
El Bodhisattva Samantabhadra se dirigió al Gina en estos
mimos:
—En el final de los tiempos, cuando se agote este período,
) de proteger a los monjes que conserven este Sutra; me haré
irgo de su seguridad; he de prevenir los reveses de su fortuna
destruiré los venenos que puedan amenazarlos, de modo tal
te ninguna emboscada puesta a su paso pueda sorprenderlos,
tam poco Mara y sus huestes malignas. Cuando un predica-
>r salga a pasear, yo m ontaré un elefante blanco con seis cot­
illos314 y, con un séquito de Bodhisattvas, me trasladaré
sta el lugar donde se halle esa criatura sublime para cuidar de
Cuando un difusor, al exponer la Ley, olvide aunque más
> sea una sola sílaba, le apuntaré el Discurso entero. Y a los
más seres, constantem ente estimularé a proseguir a lo largo
I Sendero para aum entar sus conocim ientos de la Doctrina,
ra darles mantras y para protegerlos de cualquier daño, de
ido que todo el mundo pueda com partir el poder de la En-
ianza Pero quienes conserven, copien, estudien, mediten y
lindan este Sutra, renacerán en el cielo Tushita, 3,5 allí

333 f I Vi n a ya Pitaba ( C e s t o (la la D is c ip l in a ) «« ni t e r c i o d e l C a n o n


I q u e c o n t i e n e ta i r e s in a q u e i l a b e n o b s e r v a r l a d o s l o s a d e p t o s a la
igha ( O r d e n b u d i s t a ) U n o d e «ua c a p í t u l o s e s l i d e d i c a d o a la s m u ja -
S e p u e d e n r o n m i J t a r c a ta s I n d ic a c io n e s e n la o b r a T h e T e a c h in g o f
itih a , e d i t a d a p o r la R u h k y a P e n d o K y o k a i ( F u n d a c i ó n p a r a la p r o p a ­
ló n d e l B u d ia r o o l, T o k y o . 1 9 7 9 , d o n d e e s t á n p r e c e d i d a s d e lo s c o n a e -
p a r a la v id a e n f a m ilia .

D e b e r e c o r d a r s e q u e la m a d r e d e S i d d h a r t h a G a u t a m a “ v i o ” , e n el
m e n t ó d e c o n c e b i r a n i h i j o , c ó m o u n e l e f a n t e b la n c o d e s e is c o l m il lo s
i n t r o d u c í a e n na v ie n tr e . El e l e f a n t e n a d e ja d e ser e n O r i e n t e u n s e r
o l ó g i c o a i c u a l s e le a t r i b u y e n s in g u la r e s c u a lid a d e s .
,S T u tk ita . e l “ C ie lo d e la D e li c ia " e s e l c u a r t o d e l o s s e is m u n d o s d e
deut u £ » n o r m a q u e t o d o s l o s B odh iea ltu a á n a z c a n e n e s t e c i e lo e n su
m a v id a . L u e g o , m a n d o lle g a el t i e m p o p a r a U a p a r i c i ó n d e u n B u d a e n
n u n d o , l o s d ev a s le r u e g a n si B o d h ie o ttv a q u e n a z c a e n t r e lo s h o m b r e a
a a l m o d e s u s d o l o r e s y e n t o n c e s é l d e c i d e s o b r e e l t i e m p o , lu g a r , f a ­
in y m a d r e e n l o s c u a le s r e n a c e r . ( R R )
donde reside M»itreya.’“ Por lo tanto, jóvenes de buena fa­
milia, una persona sabia debe, respetuosam ente, estudiar, re-
citar y atesorar este Discurso en su m ente; de esa manera
adquirirá innumerables cualidades.
Entonces Sakyamuni expresó así su aprobación a todo lo
dicho:
—Bien, Samantabhadra; muy bien. Es excelente tu buena dis­
posición para promover el bienestar y la felicidad de la gente, y
extraordinariam ente bondadosa la compasión de tom ar a los
predicadores bajo tu protección. Los discípulos que fom enten
tu nombre podrán jactarse de haber visto a Sakyamuni mismo;
de haber escuchado “El L oto de la Verdadera Ley" de sus pro­
pios labios; de haber venerado su figura, de haber sido acari­
ciadas sus cabezas por el Tathagata; de haberlo ataviado con
sus mantos. Estos jóvenes de buena familia deben ser conside­
rados de la misma manera que aquéllos que han obedecido los
mandam ientos de) Buda. EUos no hallarán placer en las filo­
sofías mundanas, ni frecuentarán personas innobles. Después
de haber leído, copiado, estudiado y conservado un Sutra
como éste, los atractivos profanos pasarán de largo por sus
vidas. Se les debe inculcar la rectitud como una posesión na­
tural y la claridad mental que ella otorga los conducirá a reali­
zar el bien sin que ningún odio, infatuación, celo, envidia,
hipocresía, orgullo, engreimiento o mendacidad obstaculicen
su labor espiritual. Estos predicadores de la I^ey deben conten­
tarse con lo que reciben, y quienes vean a estos monjes en su
infatigable tarea de conservar la Enseñanza durante el fin de
los tiempos, tendrán que pensar que ellos alcanzarán la cima de
la Duminación, que derrotarán a Mara, que moverán la rueda
de la Ley, que batirán el tam bor que llama al Sendero, que
harán sonar el clarín de la Verdad, que derramarán la lluvia de
la D octrina y que se sentarán sobre el trono de la Omnisciencia.
Los monjes destinados a conservar y difundir este Discurso no
serán codiciosos ni tendrán ansias de m antos ni de vehículos.
Esos predicadores serán honestos y poseerán una mente eman­
cipada de los trajines mundanos. Las personas que pretendan

316
V er n o ta 25.
lesviar a los monjes que conocen este Sutra se volverán ciegos
i los que intenten difamarlos verán sus cuerpos manchados.
Aquéllos que se burlen de los que copian esta Enseñanza per-
lerán los dientes, se les agrietará la piel y les saldrán apestó­
os tum ores, costras y sarna. Si alguien pronuncia una palabra
lesapacible contra estos seres, dicho acto debe ser considerado
orno un pecado nefando. Por lo tanto, Samantabhadra, la gente
lebe ponerse de pie ante los monjes que conservan la Doctrina
' m ostrar hacia ellos la misma veneración que hacia el Tatha-
ata
Mientras se desarrollaba este capítulo, todos los discípulos
•resentes, tan numerosos como los granitos de arena contenidos
n el Ganges, adquirieron incontables cualidades.
CAPITULO XXVII

EL PERIODO DE LA LEY

En una ocasión, Sakyamuni solicitó la atención de los Bodhi-


sattvas, les tom ó la mano derecha con su misma diestra y les
habló en este tono:
—En vuestras manos, jóvenes de buena familia, transfiero,
transm ito, confio y deposito esta perfecta Suprema Ilumina­
ción que llega al m undo, después de inmedibles kalpas, por
mi interm edio. Haced lo posible para que ella pueda crecer y
expandirse. Recibid, conservad, profundizad, enseñad, pro­
mulgad y predicad la Ley a todas las criaturas. No soy avaro
ni poseo una mente estrecha, deseo im partir el conocim iento
de los Budas; vosotros debéis seguir el ejemplo de mi genero­
sidad, difundiendo este Discurso a todos los discípulos que os
rodeen, y a los incrédulos tenéis que animarlos a aceptar el con­
tenido de la Doctrina. De esta forma habréis pagado la deuda
contraída con loa Tothagatas.
Los Bodhisattvas, conmovidos por estas palabras, extendie­
ron sus manos juntas en dirección al Sugata y se dirigieron a
él en los siguientes términos:
—Quédese tranquilo el Gina, haremos todo lo que él mande.
Entonces Sakyamuni despidió a los innumerables Tothaga­
tas provenientes de otros mundos que se habían congregado
allí, deseándoles una feliz existencia. A continuación restituyó
el stupa hecho de las siete substancias preciosas del Tathagata
Prabhutaratna, deseándole también a él una vida dichosa.
Así habló el Señor. Lo 6 incalculables Tathagatas que vinie­
ron de otros m undos y que se hallaban sentados sobre tronos
pie de los árboles de joyas, tan to como Prabhutaratna, los
odhisattvas que emergieron de las grietas de la tierra y los
icabezados por Visishtakaritra, ios discípulos, los dioses,
s hombres, los demonios, todos en conjunto aplaudieron las
dabras del Gina.
EPILOGO

CONSIDERACIONES SOBRE BUDISMO

No cabe duda alguna que el Saddharma Pundaríka Sutra


—cuya versión castellana anotada hoy conocem os en exce­
lente trabajo de Samuel Wolpin— encierra la consolidación más
notable de la doctrina de los Sutras del Mahay ana. Estos “su­
fras de la corona” establecen esenciales particularidades que
hacen a la medular constitución del budismo, ya sea en un
sentido religioso o filosófico.
El budismo expuso en su evolución histórica la antigua
sabiduría, la decadencia de la exposición de ella, y la renovada
sabiduría nacida en el Mahayana. Debe reconocerse, sin duda,
que el complejo esotérico de sus claves primordiales se encuen­
tran en estos sufras mencionados.
Múltiples interpretaciones asistieron a la doctrina a través de
los siglos; no sólo influyeron idiosincrasias humanas y geográ­
ficas, sino también la larga cristalización de las bases evangé­
licas escritas. De todos modos el hilo conductor básico do la
acción del budismo ha continuado con todas sus discrepancias
e interpretaciones, manteniendo la unidad en lo fundam ental,
que constituye su doctrina y práctica.
Sin pretender ser reiterativo en bases fundam entales doctri­
narias, debe tenerse presente que la gran enseñanza dirige al
hum ano el mensaje de que no existen salvadores, y cada uno
“ elabora la propia salvación” , ya que el camino de la huma­
nidad es un camino de vida, “ del sufrim iento hasta el fin del
sufrim iento” . “ La casa del yo arde constantem ente en la exis­
tencia, con odio, lujuria e ilusión” , dice el Buda. Pero siempre
st¿ la visión libre del hombre que puede o ptar por salir del
icendio de la existencia, alcanzando con la Sabiduría la Libe-
ición.
El examen de s í mismo por sí mismo utilizando el Camino
el Medio —excentricismo de los opuestos— en un sentido abisal
profundo, requiere según el Buda, adquirir el Conocimiento
e la Realidad, que únicam ente se halla dentro de sí mismo , 1 y
ue debe asociarse en la derivación de la observancia de las Tres
eñales del Ser, que consisten en: 1) Omnipresencia m utante
orno inherente a toda forma; 2) Ausencia de la forma de cual-
uier clase, aun del hom bre, de algún estado inm utable o
senda! que lo distinga de esa forma a cualquier otra; 3) Sufrí-
tiento e infortunio de toda clase.
Toda acción pasada o presente condiciona la existencia
umana (karma). La observancia y práctica de ‘'Las Cuatro
lobles Verdades", y consiguiente "O ctuple Sendero", lleva
n el Trabajo del Camino, al fin de la liberación alcanzando el
'in>ana. El camino difícil y largo tiene a su caminante, que
usca la meta propuesta, el ininterrum pido cumplim iento del
eber fdhorma), que debe ubicarse en la acción correcta, tenien-
o en cuenta las circunstancias de motivo, tiempo y lugar. La
teta está en la Iluminación —foco interno— que en su reconri-
o deberá derribar los muros forjados en el error y la ilusión
e lo cotidiano y llegaremos a percibir Eso. "E ste es el poder
tediante el cual percibimos directam ente no a Eso mismo, al
rincipio, sino a la llama o a la chispa de Eso, que los hindúes
aman Atm an, y que brilla ya en todas las mentes, si pudiéra-
ios aunque más no fuera, aprender a verla. Podremos ver bajo
j luz. más tarde o más tem prano, la tan ansiada tierra del
absoluto, y sabremos tem blando de gozo que no existe en
erdad puente alguno entre la Dualidad y la No-Dualidad, entre
amsara y A bsoluto, y jam ás lo habrá porque no se necesita ” .1

1 T r s s m a i . W a lle r O .- G a u ta m a , C risto y e l O c c id e n te D ia r i o " L a C a ­


ita ), H u i a t t o , 1 9 4 1 9 7 0 .

1 H um phreys,- C hristm as E x p lo r a n d o e l b u d is m o D éd alo, Bs Aa..


ég 9 9 .
Viviendo el hombre entre ensueños queda som etido y con­
dicionado a la ilusión e irrealidad del cotidiano vivir.
La omnisciencia irradiada perm anente y constantem ente del
Buda, cual lluvia que a todos toca, pero no a todos moja o asiste
en su sabiduría, nos enfrenta a la realidad trascendente. No
toda apariencia (ninguna) es realidad. El hom bre lo cree en su
sueño ilusorio. Para ser didáctico reproduzco el breve relato del
filósofo chino Chuang Tse (c. 335-c275 a.C.): “ En otro tiempo
yo, Chuang Chou, soñé que era una mariposa que revoloteaba
de aquí para allá, como mariposa a todos los fines y efectos.
T enía conciencia únicam ente de mi felicidad como mariposa,
no de que era Chou. Pronto me desperté y allí me vi, de nuevo
en mi verdadero ser. Ahora, no sé si era un hom bre que soñaba
que era una mariposa o si soy una mariposa que está soñando
que es un hombre. Entre un hombre y una mariposa hay nece­
sariamente una distinción. La transición se llama “la transfor­
mación de las cosas materiales ” .1* T odos los elementos son in­
constantes, de perm anente cambio, y a través de la comprensión
y práctica del Sutra del Loto de la Verdadero Ley, es posible
alcanzar el Nirvana. “ La noción del Nirvana corona el edificio
de la doctrina búdica. Tal vez este térm ino ambiguo tenga jus­
tam ente como propiedad natural ser refractario a todo análisis.
Precisemos sin embargo, en primer lugar, el sentido específica­
m ente búdico del Nirvana. En tanto que en el Brahmanismo
el Nirvana se realiza cuando el alma individual se une al alma
universal, y que en el Jainism o se admite que el estado del
Nirvana existe a partir del m om ento en que el alma y la materia,
ambas eternas, se separan, encontrando así su equilibrio, en el
Budismo el Nirvana significa el fin de las reencarnaciones " .4
0 como precisa el Sutra Lankavatara: “ Ni nacimiento, ni ani­
quilación; eso es el Nirvana".
En el Gran Vehículo la doctrina establecida como religión

1 L in . Y u ta n g : L a im p o r ta n c ia d e c o m p r e n d e r . S u d a m e r i c a n a , Bs. A »,,
p íg . 97-
4 A r v o n , H e n r y ; E l b u d ie m o . F a b r i l , B s. A s ., p á g . 5 4 .
non
aparta del enterro ateísta primitivo y se deifica en el planteo
los tres cuerpos del Buda (humano-divino-cósmico ) .5
Asi en este sufra (Saddharmo Pundarika), Gautama, el Buda
imitivo del Pequeño Vehículo desaparece, ubicándose en ul-
rior categoría. Sakyarauni ocupa el lugar primario. Predica
sde lo alto del monte, acom pañado de cientos de miles de
idas y ochenta mil Bodhisattvas El ojo luminoso entre sus
jas, ilumina ai universo frente a los dioses perplejos. La eos-
agonía del Mahayana nos presenta a Adibuda, que autoexiste
'ayam bu) y por el cual emana el universo. De su pensamiento
tivo nacen cinco budas de la meditación (dhyani budas). Por
tal sistema de emanación se producen los cinco bodhisattvas
la meditación (dhyani bodhisattvas). Y al final se manifies-
i en la tierra como proyecciones de tos budas de la medita-
>n. los cinco budas humanos (manushi budas). Sakyamuni
el cuarto; el quinto y últim o del actual ciclo es Maitreya.
Pero todo este “ trabajo cosmogónico” en el plano del uni-
rso puede realizarse en el hom bre a través de la experiencia
iscendental, teniendo en cuenta como ya lo expresara Mai-
inides que: “ En la m ente del hombre están todos los equiva­
le s de) universo y en el universo están todos los equivalentes
la m ente del hom bre” . Para ello es necesario cambiar la idea
[ascendente aprendida" por la idea “ trascendente comprendí-
”, y a esta por la ¡dea “ trascendente realizada” .
Ya antea, el Sutra del Diamante señalaba que la virtud del
dhisattva y la práctica de la sabiduría era “ Nunca abandonar
;odoa los seres y ver la verdad de que todas las cosas son va­
is” . O sea vacuidad (sunyata). “ La vacuidad es aquello que
i precisamente en el centro entre la afirmación y la negación,
existencia y la no existencia, la eternidad y la aniquilación...
Buda le dice a Katyayana, que el m undo generalmente basa
i puntos de vista en dos cosas, la existencia y la no existencia,
s ” es un extrem o; el otro es “ no es” . E ntre esos dos lím ites
m undo está encarcelado. Los hombres santos trascienden esta
litación El Tothagata, evitando ambos extrem os, enseña el
arma en el punto medio entre ellos, donde sólo puede en-

G la s e iu p p , H y o n M ú te r io i b u d itta s. S c h a p i r e , Bs A*., p ígs. 18-19.


contrarse la verdad. Este Dharma se Uama ahora vacuidad. El
absoluto es vacuidad... En su vacuidad el Nirvana y este mundo
coinciden, ya no son diferentes sino iguales” .*
La evolución en el camino no supone solamente la “ m uta­
ción interior” al parecer, sino también la exterior o constitu­
cional anatóm ica, a estar en los treinta y dos signos del Buda
y ochenta marcas menores, según el Saddharma Pundarika Su­
fra, que ha hecho expresar a Ouspensky al respecto: "Si tom a­
mos los treinta y dos signos como una descripción real de un
hom bre viviente, nos hallamos obligados i decir que hombres
semejantes no existen. Buda en si combina rasgos contradicto­
rios. Tiene rasgos que parecen indicar “ fem inidad” , otros
que parecen indicar “ infantilismo”, y ju n to a éstos se encuen­
tran rasgos que señalan un desarrollo extraordinariam ente
acentuado del tipo masculino... Si esto es transm utación, si.
esto es supra sexo: ¿no señala el curso que nuestro pensamiento
debe tratar de com prender el enigma de la evolución del hom­
bre? ¿Y no quiere decir que en proceso de la evolución la ener­
gía sexual, por así decirlo, se vierte hacia dentro del organismo
y da origen a una nueva vida capaz de una regeneración siempre
nueva, de una regeneración eterna ? " .7 T odo esto nos hace me­
ditar también en el posible fracaso del budismo en los lugares
donde se desarrolló originariamente; antropológica y socioló­
gicamente observando, ¿no estaban preparadas las razas paru
ello y la doctrina superaba ese hecho, amén de otras causas?
Esa es la hipótesis sustentada por Emilio Bum ouf, al afirmar
que “ la causa que ha producido esa caída de una de las más
grandes religiones no la hallamos ni en esa religión misma,
ni en las instituciones particulares de cada uno de los pueblos
amarillos o negros, ella está en la diferencia de la raza. Esta
es la causa de que la teoría metafísica, que es la esencia de la
religión no puede ser por ellos comprendida, ni es posible
enseñárselas, como tam poco es posible criar un león en medio

6 C o n z e , E d w a r d ; El b u d is m o S u esencia y su desarrollo. F C E , M é x i­
c o , p ig 18 1 , 1
1 O u sp cilsk y, Pedro: Un n u e v o m o d e lo d e l U niverso. Kier, Bs. A».,
p ig . 5 7 4 .
un rebaño de ovejas, ni cambiar la ley de las generaciones ” . 1
mbién debe señalarse que hubo hechos doctrinarios, tanto
mo histórico-socules que determ inaron el desgaste y supre-
>n de la doctrina. D octrinariamente, las disidencias en el Gran
hiculo sobre el planteo de la vacuidad, en aspectos contradic­
hos rayanos en el nihilismo, con Nagarjuna, al borde de con-
erar sus creaciones como una literatura del absurdo, que
>go es rescatada por Asanga en la concepción de) Absoluto y
;rar una claridad más precisa en Shantideva como corolario
altador del amor. En lo histórico, la caída de la dinastía
la y la contrarreform a del brahmanismo en el siglo octavo,
lo que hay que agregar la invasión musulmana, en 1193,
terminando los monjes con la destrucción de los monas-
ios.
En sintesis, la meta del budismo la constituyen aquellas
labras del Maestro al monje M alukyaputta: “Lo que yo
teño desde este mundo, es cómo se puede tener la certeza
nunca más nacer y de nunca más m orir".

Walter O. Tessmer 1

1 B u r n o u f , E m ili o : La cien cia d e la» relig io n es M a u c c i, B a r c e lo n a


19, t. 2 , p i g . 3 8 .
INDICE ANALITICO
E l s ig u ie n te ín d i c e e s tá c o n s t i t u i d o p o r t q u e l l o s t é r m i n o s —e n s u g r a n
m a y o r í a s á n s c r i t o » - q u e a p a r e c e n e n e l v o l u m e n y q u e , c o n a u r e s p e c t iv a
t r a d u c c i ó n , s ir v e n a la v e z d e g lo s a r io y p a r a l o c a li z a r la i n t e r p r e t a c i ó n q u e
d e lo e m i s m o s se h a c e e n e l c o n t e x t o d e la o b r a . L o s n ú m e r o s a r á b i g o s q u e
s e e n c u e n t r a n e n t r e p a r é n t e s i s i n d i c a n la n o t a q u e e n c a b e z a d i c h o v o c a b lo
o a q u e lla e n la c u a l e s tá c o m p r e n d i d o , m i e n t r a s q u e la l e t r a q u e le a n t e c e ­
d e s e ñ a l a , la P e l P rtfa e io , la £ e l E s t u d i o P r tlim in o r y e l n ú m e r o r o m a n o
el c o r r e s p o n d i e n t e c a p í t u l o d e l S u tra .

A B H IJ ftA , sab er tr a s c e n d e n ta l. E A N U P A D H I S E S H A , N ir v a n a f in a l,
( 12 ) V (1 2 6 )
A D H A R M A , re p o s o . X II) ( 2 2 0 ) A U P A P A D A K A , n a c i m i e n t o c e le s ­
A C A M A , c o n o c im ie n to , E (3 ) tia l. 1 ( 6 9 )
A G I T A , in v e n c ib l e , I ( 6 4 ) A V A L O K IT E S V A R A , e n c a rn a c ió n
A H I M S A , n o v io l e n c i a , X I U ( 2 1 9 ) d e la p i e d a d , I ( 2 4 )
A J I V A , lo i n a n i m a d o . X I I I ( 2 2 0 ) A V 1 D Y A . ig n o r a n c ia . I ( 6 2 ) , t i l ( 9 9 )
A K H A S A , e s p a c i o , X IU ( 2 2 0 ) A V U A . m e d io d e v id a , I ( 8 1 )
A M I T H A B A , B u d a d e la c o m p a A V 1K 1 in f ie r n o , 1 ( 3 2 )
s ió n . V i l ( 1 6 5 ) , X X I V ( 3 0 7 )
A N A N D A , d is c íp u lo del B uda, B A L A , f u e r z a , 111 ( 9 9 )
b i e n a v e n t u r a n z a , IX ( 1 8 1 ) B E N A R E S , c i u d a d in d i a , II ( 8 6 )
A N A G A M IN , re n a c im ie n to s u p e ­ B H A K T I, d e v o c ió n . E (1 6 )
rio r , X V II ( 2 6 1 ) B H A V A . n a c im ie n to , 1 (6 2 )
A N U TT A R A SA M Y A K SAM BO B H 1 K K H U . m o n t e m e n d i c a n t e , V il
D H 1, o m n is c ie n c ia , t ( 1 6 ) (1 6 3 )
A Ñ J A L I , j u n t a r p a l m a s . I I I ( 8 8 b is ) B O D H 1 S A T T V A , a s p ira n te a B u d a ,
A P R A N I H I T A , i m p r e m e d i t a d o , IV 1(6)
(1 0 7 ) B R A H M A , C re a d o r, 1 1 (8 1 )
A R H A T .m n to , 1 ( 1 0 ) B R A H M A N , s a c e r d o t e , IV ( 1 0 8 )
A R Y O . n o b le . 1 ( 5 0 ) B R A H M A N I S M O , s is te m a r e l ig io s o
A S A M S K R T A , in m u ta b le , E (1 9 ) y s o c ia l, X X V ( 3 0 9 )
A S A N A , p o s tu ra , X X II (2 8 4 ) B U D A , I lu m in a d o , 1 ( 4 ) , II (7 3 )
A S P R IS H Y A , p a ria , IV (1 Ü 8 ) B U D D H A C A R I T A , v id a d e l B u d a .
A S U B H A , im p u r e z a , I X ( 1 8 2 ) IX (1 8 2 )
A T T A , A T M A N , a l m a , e n t i d a d in ­ B U D D H A - G A Y A , c i u d a d . X IV
m o rta l. III (9 9 ) (2 3 6 )
D D H A K SH E T R A , t i e r r a d e t Bu G H A N . naris. Ill (1 0 0 )
la , I (2 8 ) G A T H A , e s t r o f a , II ( 7 8 )
G IN A , v en c e d o r. I (3 7 )
K K H U .o jo , 1 1 1 (1 0 0 ) G R I D H R A K U T A . P ic o d e l b u i t r e . I
R A N A , c o n d u c ta . V III ( 1 7 9 ) (8 )
T T A R I T H A N A N I D A S A N IY A -
MI, 4 lu g a r e s d e p e r e g r i n a c i ó n , H 1 N A Y A N A . P e q u e ñ o v e h íc u lo . III
X IV ( 2 3 6 ) ( 101)
T U R A R IY A S A C C A N I, C u a tro
N o b le s V e r d a d e s . 1 ( 6 1 ) I N O R A , je f e d e l o s d io s e s m e n o r e s ,
f A R A , m a n to , I (4 2 ) 1 1 (8 2 )
1 N D R I Y A , p r i n c i p i o r e g u l a d o r , 111
A K R A , p le x o e n e rg é tic o , I ( 3 1 ) ( 100)
I S I P A T A N A , lo c a l i d a d . X I V ( 2 3 6 )
N A , p e rfe c c ió n , I ( 1 9 ) I S V A R A . d iv i n id a d , II ( 8 4 )
S H A B H U M IS V A R A , S e ñ o r d e
las d ie z t i e r r a s , E ( 7 ) J A I N A , r e l ig ió n in d i a , X I I I ( 2 2 0 )
V A T A , d io s i n f e r i o r , á n g e l. V i l J A R A , v e je s , 1 ( 6 2 )
[1 6 3 ) JA T 1 , e s ta d o , 1 (6 2 )
A R A N 1 , ta lis m á n , X V I ( 2 5 1 ) J 1 R 1 K I, p o d e r p r o p i o , X X I V ( 3 0 7 )
A R M A , L e y . e tc .. 1 ( 1 ) J1 V A , in a n im a d o , X III ( 2 2 0 )
A R M A C A K R A . R u e d a d e la J I V A N M U K T A , l i b e r a d o e n v id a . V
Ley. 1 (1 7 ) (1 2 6 )
ARMA DHATU, L e y n a t u r a ls - J ! V il, l e n g u a . 1 1 1 ( 1 0 0 )
*a. E ( 2 ) J I V I T I . v i t a l i d a d . 111 ( 1 0 0 )
A R M A R A Y A , c u e r p o d e la L e y ,
XI (1 9 1 ) K A K R A V A R T 1 N . m o n a rc a u n iv e r­
s a l. V II ( 1 6 0 )
A R M P A R Y A Y A .d i a c u r a o . I K A L A , tie m p o , X III (2 2 0 )
(2 6 ) K A L I Y U G A , e d a d d e h ie rro , X I
[1T1, o p i n i ó n . 1 ( 6 1 1
(1 9 9 )
IR IT 1 , p c r a e v e r s n c ts . I l l ( 9 6 )
K A L P A , e ó n , I (6 6 )
IU T A G U N A , s a r r i a , V ( 1 1 9 ) K A M A , d e se o , 1 (4 5 )
IY A N A , c o n te m p la c ió n , I ( 6 1 ) K A M M A N T A . c o n d u c U . 1 (6 1 )
PA N K A R A , B u d s p r e d e c e s o r d e K A P IL A V A S T U , c iu d a d n a ta l del
G a u ta m a , I (6 7 )
B u rla . X 1U ( 2 3 6 )
P A V A M 8 A , tr a b a jo h is tó r ic o . X I
K A R M A , c a u s a lid a d r e t r i b u i d a » , E
(1 9 7 )
(2 8 )
I M A N A S S . t r i s t e z a , I II ( 1 0 0 ) K A RM A SA Y A , a c u m u la c ió n de
IS H A , p e c a d o . V ( 1 2 4 )
m é rito s , X V I (2 5 5 )
J K K H A , s u f r i m i e n t o , 1 ( 6 1 ) , IV
K A R U N A . c o m p a ñ ó n , IX ( 1 8 2 )
(1 0 9 )
K A 8 A Y A , im p u re z a , II (8 8 )
'A P A R A Y U G A , e t a p a d e lu c h a
K A Y , ta c to , IU (1 0 0 )
e n t r e e l B ie n y el M a l. X I ( 1 9 9 )
K R IT A Y U G A , e d a d d e o ro . XI
(1 9 9 )
A M M E S U T A M , E s to h e o fd o . K S H A N T I , in d u l g e n c i a , I ( 4 9 )
1 (6 ) K S H A T R I Y A . g u e r r e r o , c a s t a , IV
(1 0 8 )
iN D A V Y U H A , in c o m p r e n s i b i l i ­
d a d d e l m u n d o , E (7 J L A B D H 1 , c o n s e g u i r , IV ( 1 0 6 )
I T A K A , f á b u l a , II ( 7 6 ) L A K S A N A , a p a rie n c ia , V (1 2 2 )
L A U T A V 1STA R A , v id a d e l B u d a . P A R IN IR V A N A , e x tin c ió n c o m p lr
E<7) ta . V il (1 4 9 )
LA N K A V A T A R A , P re d ic a c ió n d e P IT A R A , c e s ta . X X V I (3 1 3 )
L a n k a , C e ilin , E (7 ) P R A J N A . s a b id u ría , I (2 1 )
L U M B IN 1 , p a r q u e d e K a p ll a v a s tu , P R A J N A P A R A M 1 T A , S u f r o d e la
X IV ( 2 3 6 ) S a b id u ría , E ( 4 ) (7 )
P R A N A , fu e rz a c ó m ic a , 1 (3 1 )
M A D H Y A M I K A , D o c t r i n a d e la P R A P T 1, a lc a n z a r, IV (1 0 6 )
V fa M e d ia , X X IV ( 3 0 7 ) P R A T I R U P A K A , e U p a , X III ( 2 2 6 )
M A H A S A T T V A . a r a n B o d h ia a tt v a , P R A T Y E K A B U D A , I lu m in a d o p o r
1 ( 22 ) s í m ism o , 1 (3 8 )
M A H A Y A N A , G ra n v e h íc u lo , t i l P U N D A R IK A . lo to . 1 (2 )
( 1 0 1 ) . X X IV ( 3 0 7 ) P U R A N A S , n a r r a c i o n e s , V IH ( 1 7 6 )
M A H E S V A R A , G ra n S e ñ o r del P U R N A . p le n itu d . V III ( 1 7 3 )
M u n d o , 11 ( 8 3 )
R A G A , r e y , 111 ( 1 0 4 )
M A IT R E Y A , f u tu r o B u d a , I ( 2 6 ),
X X IV ( 3 0 7 ) R A G A G R 1 H A , c iu d a d , 1 (7 0 )
M A N J U S R l . s í m b o l o d e la S a b i d u ­ R A H U L A , h ijo c a rn a l d e l B u d a , IX
ría , 1 (2 3 ) (1 8 2 )
M A N O , o r g u l l o , 111 ( 9 9 ) R A T A N A -T T A Y A ( R a tn a T r a y a )
M A N T R A , fó rm u la , X V I (2 5 1 ) T r e s t e s o r o s , II ( 8 7 )
M A N U , d i r e c t o r , V IH ( 1 7 5 ) R U P A , f o r m a . 111 ( 9 9 )
M A R A , d io a d e le M u v t e , 1 ( 4 5 )
S A D A Y A T A N A , d e s p e r t a r d e lo a
M A R G A , v fa , c a m in o , 1 ( 6 1 )
M A R U T , d io a d e l t e m p o r a l , II ( 8 6 ) s e n tid o s , I ( 6 2 )
S A D D H A , fe , III (9 9 )
M K T T A , b e n e v o le n c i a , I X ( 1 8 2 )
8 A D D H A R M A P U N D A R IK A . S u
M R IT Y N , m u e rte . 1 ( 4 6 )
fro d e l L o t o , E ( 7 )
S A K R 1 D A G A M IN , q u e e n c a m a po r
N A G A , s e rp ie n te , I (3 0 ) ú ltim a v ea , X V U ( 2 6 0 )
N A M A R U P A , n o m b re y fo rm a , I 8 A K Y A .c ta n ,l (7 0 )
(6 2 ) S A M A D H 1 , m e d ita c ió n , I ( 6 1 ) ,
N K M B U T S U , in v o c a c ió n a l B u d a , X X II ( 2 8 4 )
X X IV ( 3 0 7 ) S A M A D H IR A JA , T r a ta d o d e c o n ­
N I C H 1 R E N . a a c la ja p o n e a a , E ( 3 9 ) c e n tra c ió n m ís tic a , E (7 )
N I D A N A , c a u s e e d e la m u e r t e . I S A M B H A V A . o rig e n . V il ( 1 4 6 )
(6 2 ) S A M B H O G A K A Y A , c u e r p o m ís U
N1RAM1SHA. d e-p eg ad o , Vlll c o , XI (1 9 1 )
(1 7 4 ) SA M M A , re c titu d , 1 (6 1 )
N IM A N A K A Y A , c u e rp o lu m in o a o , S A M S A R A , c i c lo d e e x i s t e n c i a , E
X I (1 9 1 ) ( 2 6 ) , IV ( 1 1 0 )
N 1 R O D H A , s u p re s ió n , 1 ( 6 1 ) S A M S K A R A . h á b i t o s , 1 ( 6 2 ) , 111
N IR V A N A , a n iq u ila c ió n d el d e s e o , ( 9 9 ) . IV (1 1 0 )
1(35) S A M Y O J A Ñ A N I , d ie z g r il lo s , I
N 1 Y A M A , p u rific a c ió n . X X U (2 8 4 ) ( 10 )
S A N G H A , c o m u n i d a d b u d i s t a , 11
PADDAKINA, circumambulación. (8 7 )
Vil (151) S A N J Ñ A . in t e l e c c i ó n , 111 ( 9 9 )
P A N D IT , e r u d ito , X III (2 2 7 ) S A N K A P P A , in te n c ió n , I ( 6 1 )
P A R A M IT A , p e rfe c c ió n , 1 ( 4 7 ) S A P T A R A T N A , s ie te s u b s ta n c ia s
P A R IB H U T A , d e s p re c io , X IX ( 2 7 6 ) p re c io s a s, I (5 7 )
I P U T R A , p r in c ip a ] d i s c í p u l o T R I P I T A K A , T r e * c e s ta * . C a n o n
el B u d a , II ( 7 2 ) P a li, E ( 6 )
o rd o . Ill (1 0 0 ) T R I S N A , d e s e o s e n s u a l, I ( 6 2 )
1, a t e n c i ó n , I (<S1) T U S H I T A , c í e lo , X X V I ( 3 1 6 )
Y A . v e r a c id a d , X X J l ( 2 8 4 )
O C A , h ig i e n e , X X I I ( 2 8 4 ) U PA D A N A , apego, I (6 2 )
'N Y A V A D A , E a c u .U d e l V » . U P A V A T T A N A , lu g a r d e la m u e r t e
'o . X X I V ( 3 0 7 ) d e l B u d a , X IV ( 2 3 6 )
)H 1 , p o d a r e * m ila g ro e o » , E ( 1 1 ) U P A Y A , re c u rs o * . X V ( 2 4 3 )
i. p u re z a , I (4 8 ) U P E K H , in d ife re n c ia , III (1 0 0 )
N D H A S * g é r m e n e * d e v id a . II I U P F .K K H A . e c u a n i m i d a d , I X ( 1 8 2 )
>9) U R U V E L A , lu g a r d e la il u m i n a c i ó n
A N A S S , a l e g r í a . I II ( 1 0 0 ) d el B u d a , X IV ( 2 3 6 )
R SA , c o n ta c to , I (6 2 )
T A P A N N A , m i * a l i i d e la v id a
V A C C A , p a la b ra . I (6 1 )
la m u e r t e , X V II ( 2 6 9 )
V A I S V A S W A T A , f u n d a d o r d e la
T A P A T T I, m i* a l ii d e lo re a l y
ra z a a ria , V III ( 1 7 5 )
i llu to r io , X V II ( 2 6 9 )
V A IS Y A , a g ric u lto r, c a s ta , IV (1 0 8 )
PA , tú m u lo f u n e ra rio , 1 (3 7 )
V A N A , b o sq u e . III (1 0 2 )
A T A , b e a to , 1 ( 3 9 )
V A R N A , c a s ta , IV ( 1 0 8 )
H A V A T I . ti e r r a d ic h o e a . E ( 1 8 )
V A Y A M A . e sfu erzo . 1 (6 1 )
K H A . p la c e r , I I I ( 1 0 0 )
V E D A N A , s e n t i m i e n t o , I ( 6 2 ) , I II
E R U , m o n ta ñ a m ític a , XI
(9 9 )
96)
V I C I K I C C H A , i n c e r t i d u m b r e , I II
Y A , v a c ío . III (8 9 )
(9 9 )
R A , « e rm ó n , I (3 ) V I H A R A , a l b e r g u e , V (1 2 8 )
T A P I T A K A . C e e ta d e lo* S u­
V IJÑ A N A , c o n s c ie n c ia , I ( 6 2 ), III
b í, E (6 )
(9 9 )
A RN A PR A BH A SO TTA M A , V I J N A N A V A D A , E s c u e la d e la
e y e n d a * e d i f ic a n t e * , E ( 7 ) M e n te , X X I V ( 3 0 7 )
D H Y A Y A , le c t u r a e s p i r i t u a l . V IM A L A , In m a c u la d o , X U ( 2 1 2 )
X U (2 8 4 ) V IM O K S H A , e m a n c ip a c ió n , I I ( 7 4 )
V I N A Y A . d is c i p lin a , V I I I
IK I, p o d a r a je n o , X X IV (3 0 7 ) V IR A G A , in m a c u la d o , I II ( 9 2 )
H A G A T A , R ey d e to d o , 1 (2 0 ) V 1R Y A , e n e rg ía , I (4 7 )
H A O A T A G U H Y A K A , E c tu d io
V Y A P A D A , m a le v o l e n c ia , IU ( 9 9 )
ib r e la n a t u r a l e z a d e u n B u d a ,
<7 > „
D A I, e s c u e la b u d is ta , E ( 1 ) Y A M A , m a n d a m ie n to s , X X II (2 8 4 )
T H 1K A , d i s i d e n t e , h e r e j e , X II Y A S A S , g lo r i a , I ( 6 8 )
117) Y A S O D H A R A , esposa del B u d a, I
T A Y U G A , e d a d d e la a p a r i (1 4 )
ó n d el d o lo r X I (1 9 9 ) Y O G A , u n ió n . I (3 4 )
< A Y A . tr e * c u e r p o * . X I ( 1 9 1 ) Y U G A , e ta p a , X I (1 9 9 )
INDICE DE AUTORES
A d e m á s d « lo * a u t o r e s c i t a d o * e n la B ib lio g ra fía , lo a s ig u ie n te s h a n s id o
u t i l i z a d o s e n la s d i s t i n t a s n o t a s . P a r a lo c a li z a r lo a s e d e b e a p l i c a r e l m i s m o
c r i t e r i o in d i c a d o e n e l In d ic e a n a lític o .

B R U N T O N , P (6 ) Q U IL E S , E (6 ), X I (1 9 1 )
B U R N O U F , E (4 0 )
R H Y S D A V ID S . X I (1 9 6 )
C A L V E R A , IV (1 0 5 ) R O W L A N D . X I (1 9 0 )
C O N Z E , E (4 6 ), I (5 9 )
C O O M A R A 8W A M Y , XJ (1 9 0 ) S E N A R T , X I (1 9 0 )
S U Z U K I , B .L ., E ( 4 1 ) , X X I V ( 3 0 7 )
D R A G O N E T T I .I ( 4 6 ) S U Z U K I , D .T ., X X I I ( 2 9 0 )

EL 1A D E, E (1 0 ), X I (1 9 0 ) T A IM N I, X II ( 2 1 6 ) , X X II ( 2 8 4 )
T E T S U G E N , P (3 )
O O D E L , V ( 1 2 6 ) , X V 111 ( 2 7 6 ) T W 1T C H E L L , P (8 )
G O V 1N D A , P (7 )
W A L D B E R G , I (4 3 )
H U M P H R E Y S , E (4 4 )
H U X L E Y , X I (1 9 6 ) Y A M A G E , X X IV (3 0 7 )

IK E D A , X III ( 2 2 3 ) Z IM M E R , E ( 2 6 )

JO H N S T O N , X IX (2 7 7 )

K E R N , E (4 3 )

M A R A IN I, X II (2 1 4 )

P A R R IN D E R , I (4 3 )
P IY A D A S S I, V IU ( 1 7 9 ) , X III ( 2 2 3 )
PO W E L L , X I (1 9 9 )
BIBLIOGRAFIA

Abreviaturas: BA 3 Buenos Aires


BR 3 Barcelona
LO 3 Londres
MA 3 Madrid
ME 3 México
NY 3 Nueva York
PA 3 Pans
TO S Tokio

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T a k a k u s u , J . : E ssen tia ls o f b u d d h is t p h ilo s o p h y . U n iv e r s it y o f H a w a ii, H o ­
n o lu l u 1 9 4 7 .
W a ld b e r g , M ic h e l: L o s b o s q u e s d e l s e n . E s p e s a C a l p e M A 1 9 7 8 .
W a tU , A la n , W .: El c a m in o d e l s e n . S u d a m e r i c a n a , B A 1 9 6 1 . El e s p ír itu
d e l s e n . D é d a l o , B A 1 9 7 6 . F o r m a t d e l s e n . D é d a l o , 1 9 7 6 . N u e v e m e d i­
ta cio n es. K a ir ó s , B R 1 9 7 9 .
W i e n p a h l, P a u l: L a s u sta n c ia d e l s e n . D é d a l o , B A 1 9 7 7 .
W o lp in , S a m u e l : L a filo s o fía c h in a según C o n fu c io y L a o Tse. K ie r , B A
1 9 7 8 . L a d o c tr in a y la e n se ñ a n za te n . K ie r , B A 1 9 8 0 . L a o T se y su
'T r a ta d o s o b re la v ir tu d d e l T o o " . K ie r , B A 1 9 8 0 . A fo r is m o s d e l s e n d e ­
ro y la virtu d . O r i e n t e , B A 1 9 7 8 . T e x to s y m e d ita c io n e s s o b re e l s e n
K ie r , B A 1 9 8 4 . S I S u tr a d e l C o ra zó n . H a s t i n a p u r a , B A 1 9 8 4 . E l S u tr a
d e l D ia m a n te. H a s t i n a p u r a , B A 1 9 8 6 . E l t e n en la litera tu ra y la p in t u ­
ra. K ie r , B A 1 9 8 5 . C r o n o lo g ía h istó ric a y c u ltu r a l d e las d in a s tía s c h i­
nas. K ie r , B A 1 9 8 6 .
W o o d , E r n e s t : Z e n d ic tio n a r y . C h a r l e s E . T u t t l e C o . T O 1 9 7 2 ; e d i c ió n e s ­
p a ñ o l a : D ic c io n a rio s e n . P a id ó s , B R 1 9 8 0 .
W o o d w a r d , F .L .: S o m e sa yin g s o f th e B u d d h a . O x f o r d P r e s s , L O .
Z a n ia h : D icc io n a rio e s o té ric o . K ie r , B A 1 9 6 2 .
Z i m m e r , H e i n r i c h : F ilo s o fía s d e la Indio. E U D E B A , B A 1 9 6 5 .
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INDICE GENERAL
PROLOGO
Por Ismael Quiles. S.J.................................................................................. 9
PREFACIO
Es imposible mojarse en la palabra "agua" (Alan W. W atts)............. 13
ESTUDIO PRELIMINAR
1. "El Sutra del Loto" entre los textos canónicos............................ 18
2. La corona de los S u tr a s .................................................................. 20
3.. Prácticas ascéticas y conocimiento doctrinario ............................ 24
4. La devoción........................................................................................ 27
5. El Nirüana................................................................
6. La flor como sím b o lo ........................... 3®
7. La enseñanza del Sutra ............ 38
8. El recitado de los Su tra s .................................................. 41
9. De esta edición..................................... 45
EL SUTRA DEL LOTO
Capítulo I. Introducción............................................................... .. - 47
II. Habilidad ....................................................................... 67
III. Una p a rá b o la .......... . , ................................................ 84
IV. Disposición ..................................................... 107
V. Las p la n ta s .......... .................. .........118
VI. Anuncio del destino...................... 132
VII. Antigua devoción ..........................................................138
VIII. El futuro destino de quinientos m o n je s................... 157
IX. Destino de Ananda, Rahula y dos mil m o n je s.........165
X. El predicador................................ 170
XI. La aparición de un ttupa . , 176
XU. El esfu erz o ....................................................................192
XIII, La vida serena...............................................................197
XIV. Salida de los Bodhieattvas desde las grietas de
la tierra....................................................................... 210
XV. Duración de la vida del Tathagata ..............................219
XIV. Acerca de la p ie d a d ......................... 227
XVU. El mérito de la aceptación jubilosa .........................235
XVIII. Ventajas de un predicador ..................................... 239
XIX. Sadaparibhuta .......................................................... 246
XX. El trascendente poder de los Tathagata»................... 250
XXI. Mantra».........................................................................254
X X I I . B h a is h a g y a r a g a ............................................................................... 2 5 6
X X I I I . G a d g a d e s v a r a ...................................................................................2 6 4
X X I V . A v a lo k i te s v a r a , el o m n i p r e s e n t e .........................................2 6 8
X X V . H is to r ia a n t i g u a ...................................... 275
X X V I . E l e s t í m u l o ......................................................................................2 7 9
X X V I I . E l p e r í o d o d e la L e y ...............................................................2 8 3
P IL O G O : C o n sid era cio n es so b re b u d is m o , p o r W a lte r O . T e s a m e r . . 2 8 5
1 D IC E A N A L I T I C O .............................................................................................................. 2 9 1
( D IC E D E A U T O R E S ...........................................................................................................2 9 5
¡ B L I O G R A F I A .........................................................................................................................2 9 7
I D I C E G E N E R A L ..................................................................................................................3 0 1

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