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Lluvia sobre el tejado

Janet Frame

Mi sobrino, que dormía en la habitación del sótano,


ha puesto una laminilla de hierro afuera de su ventana
para recuperar el sonido de la lluvia que caía
sobre el tejado.

No se lo digo, pero el corazón encuentra en su desgracia


su propio consuelo.
Una hoja de hierro repara un tejado solamente.
Indemne, hasta ahora, de las heridas que la mudanza
y la diferencia nunca muestran,
mi sobrino puede reparar todavía los daños
para volver a traer el amoroso sonido de aquella lluvia
que conoció en la infancia.

Ni digo —en las pérdidas de la vida un laminilla


de hierro es una carga— que un día encontrará dentro de sí,
bajo una plena oscuridad y silencio,
el hierro que sostendrá no solamente el sonido
perdido de la lluvia, sino también el sol,
el rumor de los muertos
y todo aquello que jamás volverá.
Janet Frame (1924-2004). Nació en Dunedin, pero pasó gran parte de su infancia y
adolescencia en Oamaru, donde trabajó como maestra. Vivió durante cinco años en Londres, y
en varias ocasiones trabajó para la Fundación Yaddo, de Nueva York. Autora de la famosa
trilogía autobiográfica Un ángel en mi mesa, Hacia la isla y El mensajero de la Ciudad del
Espejo, y de una producción novelística por la que fue nominada al Premio Nobel de Literatura,
Frame publicó en 1967 el libro de poemas Espejo de bolsillo, con el cual obtuvo de inmediato
un lugar central en la literatura de su país.

Pan y pensión
Louis Johnson

No fue nuestro deber reclamar sino pelear,


para mantener el orden; mira que nadie
escapa a los requerimientos de la Ley.
El precio fue un pedazo de pan, una pensión
y una vida tranquila, en general.
Algunos incluso trabajaron horas extras
para aumentar sus ganancias el día del retiro.
Yo nunca pude entender las quejas de los holgazanes
que encontraron las horas largas
y el tiempo inútil. Siempre lo es.
Las manos diestras sabían cuán buena
puede ser una chimenea en el cuarto de guardia,
o el fulgor de las armas contra las barricadas
o el viento insistente como una esposa, afuera.
Hubo juego de cartas para tales ocasiones
y buenas compañías que nos hacían sentir
como en casa, puesto que, aparte de darse
sin diferencias o injurias, compartieron
opiniones sobre las noticias que leían.

Si se preocuparon fue sólo por la tranquilidad


de la vida. Tú no puedes, ahora, estar en su contra,
porque, ciertamente, cualquier hombre razonable
desearía lo mismo.
Por eso fueron respetables: hicieron lo que les dijeron,
alimentaron presos, enterraron cuerpos inertes
y, en más de una ocasión, arrojaron al fuego
una carretada de muertos.
Louis Johnson (1924-1988). Nació en Wellington. Fue editor del New Zealand Poetry
Yearbook desde 1951 hasta 1964. Profesor de la Victoria University (Nueva Zelanda), vivió un
largo período en Australia, donde trabajó como periodista. Autor de una vasta obra poética,
algunos de sus libros más representativos son El sol entre las ruinas, El vaso oscuro, Pan y
pensión: poemas selectos, Poemas de Nueva Guinea, Cebolla, Manzanas del invierno.

Jungla
Murry Edmond

Nada sino naranjas plátanos y arroz


serpientes y sombras
Los dueños regresarán en seis meses
"Mientras tanto, cuide a esos hombres"

El cielo blanco se vuelve negro por las noches


El cielo negro se vuelve blanco en el día
Esos hombres horribles que edifican este refugio
ignoran si alguna vez les pagarán

El virus del tedio


infecta todo el fervor de la empresa
A mi novio le sorprendió haber estado conmigo tanto tiempo
y por eso después de tres meses se fue
A los seis meses los dueños volvieron
Viajamos tres días de regreso a la ciudad
Me dejaron en la plaza
sin pagarme un centavo

El aire es como el hielo


Mi vestido cuelga con holgura y pureza
Mi pensamiento está fijo en la nada
Mis rodillas apretadas contra mi mentón

Guido se acerca a mí
Toma esto me dice
Yo siento el calor del dinero en mis manos
y lo miro partir con afecto

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