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es lo poco con justicia que la

muche

INSTANCIA INTRODUCTIVA DE ACCION DIRECTA DE INCONSTITUCIONALIDAD


PARCIAL CONTRA LA LEY 550-14 QUE INSTITUYE EL NUEVO CÓDIGO PENAL

Al : Dr. MILTON RAY GUEVARA Honorable Magistrado


Presidente y a los demá s jueces que integran el
Tribunal Constitucional Dominicano.

Vía : Secretaria.

Asunto : Acció n Directa de Inconstitucionalidad Parcial contra


los artículos 107, 108, 109 y 110 de la ley 550-14, que
instituye un nuevo Có digo Penal en la Repú blica
Dominicana.

Infracción alegada : Inconstitucionalidad derivada de la colisió n entre el


texto de la Constitució n artículos 6, 7, 37,76, 93, 102
103 y 112, y el contenido y procedimiento utilizado
para aprobar las observaciones al Có digo Penal.

Base legal : Constitució n de la Repú blica, artículos 2, 7, 75, 139,


184, 185 y la Ley 137-11, orgá nica del Tribunal
Constitucional, de los Procedimientos Constitucionales
(LOTCPC), G. O. Nú m. 10622, del 15 de junio de 2011.

Accionante : FUNDACIÓN JUSTICIA Y TRANSPARENCIA (FJT).

Abogados : TRAJANO VIDAL POTENTINI A., JOSÉ ERNESTO


MARTE PIANTINI, D’ANYELIZ VILORIO RAMOS Y
HERIBERTO RIVAS RIVAS.

Anexos : Copia de la ley 550-14 promulgada por el Poder


Ejecutivo en fecha 19 de diciembre del 2014.
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“Mejor es lo poco con justicia que la muchedumbre de frutos sin derechos. Proverbios 16:8”
C/ Juan Sá nchez Ramírez #21, Edif. Grace Sofía, Apto. # 301, Gazcue, Distrito Nacional, Repú blica Dominicana
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Honorables Magistrados:

La Fundación Justicia y Transparencia (FJT), Asociació n sin fines de lucro,


organizada de conformidad con la Ley No. 520, de fecha 16 de Julio del 1920,
derogada por la Ley 122-05, de fecha 3 de Mayo del 2005, que regula y fomenta Las
Asociaciones sin Fines de Lucro, incorporada mediante decreto del Poder Ejecutivo
No. 1593-04, de fecha dieciséis (16) de diciembre de 2004, provista del registro
nacional del contribuyente (RNC), No. 4-30-15983-2, Registrada en el Centro
Nacional de Fomento y Promoció n de las Asociaciones Sin Fines de Lucro, con el No.
6,256 de fecha 22 de agosto del 2014, con sus oficinas y domicilio social en la Calle
Juan Sá nchez Ramírez #21, Edif. Grace Sofía, Apto. # 301, Gazcue, Distrito Nacional,
Repú blica Dominicana, debidamente representada en la doble calidad de abogado
constituido y presidente de la fundació n, Lic. Trajano Vidal Potentini Adames,
dominicano, mayor de edad, soltero, titular de la cédula de identidad y electoral No.
001-0372783-0, y conjuntamente con los Licdos. José Ernesto Marte Piantini,
dominicano, mayor de edad, casado, titular de la cédula de identidad y electoral No.
001-0526893-2, D’anyeliz Vilorio Ramos, dominicana, mayor de edad, soltera,
titular de la cédula de identidad y electoral No. 229-0005433-3, y Heriberto Rivas
Rivas, dominicano, mayor de edad, casado, titular de la cédula de identidad y
electoral No. 078-0006954-9, abogados de los tribunales de la Repú blica, todos con
domicilio y residencia en esta ciudad de Santo Domingo, quienes para todos los fines
y consecuencias legales del presente acto hacen formal elecció n de domicilio en el
local y direcció n de la Fundación Justicia y Transparencia, acto mediante el cual
tenemos a bien interponer formalmente la presente acción directa de
inconstitucionalidad parcial en contra de los artículos 107, 108, 109 y 110 de la
ley 550-14, que instituye un nuevo Có digo Penal en la Repú blica Dominicana, todo
ello en atenció n a los dictados de la Constitució n de la Repú blica y de la Ley 137-11,
orgá nica del Tribunal Constitucional y de los Procedimientos Constitucionales
(LOTCPC), G. O. Nú m. 10622, del 15 de junio de 2011, como se expone a
continuació n:

I. CALIDAD Y LEGITIMIDAD PARA ACTUAR

ATENDIDO: A que el accionante, Fundació n Justicia y Transparencia (FJT) es una


entidad de la sociedad civil, debidamente organizada de conformidad con la leyes de
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la Repú blica Dominicana, tal como se afirma en la primera parte de esta misma
instancia, la cual tiene como fines y propó sitos fundamentales, entre otros el de
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velar por la promoció n y fiel cumplimiento de la Constitució n de la Repú blica y de


todas aquellas leyes dictadas para proteger y beneficiar a la sociedad dominicana en
el reconocimiento efectivo de sus derechos ciudadanos y en especial velar y hacer
votos para que prevalezca y se respete la institucionalidad.

ATENDIDO: A que la nueva Constitució n dominicana empodera a la ciudadanía con


diversas herramientas de participació n popular y control social, en el marco del
denominado Estado Social y Democrá tico de Derecho, previsto en el artículo 7, y con
ello el trá nsito de una democracia representativa a una democracia participativa,
todo ello en atenció n al artículo 2, el cual prevé lo siguiente:

“Soberanía popular. La soberanía reside exclusivamente en el pueblo, de quien


emanan todos los poderes, los cuales ejerce por medio de sus representantes o en
forma directa, en los términos que establecen esta Constitución y las leyes”.

ATENDIDO: A que el artículo 139 de la Constitució n de la Repú blica faculta a los


ciudadanos-para exigir por intermedio de los tribunales de la Repú blica, el
sometimiento pleno a la legalidad de la administració n pú blica en todos sus actos.

ATENDIDO: A que la Constitució n dominicana establece en su artículo 75 los


llamados deberes fundamentales, inherentes a todos los dominicanos, como una
funció n deontoló gica e imperativa, de cara a un compromiso y deber cívico con la
patria, previendo en sus numerales 1 y 12 lo siguiente:

75.1 Acatar y cumplir la Constitución y las leyes, respetar y obedecer las autoridades
establecidas por ellas;

75.12 Velar por el fortalecimiento y la calidad de la democracia, el respeto del


patrimonio público y el ejercicio transparente de la función pública.

ATENDIDO: A que la jurisprudencia internacional ha consagrado la facultad social


de control democrá tico del poder, lo que se realiza, en palabras de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por parte de la sociedad a través de la
opinió n pú blica, lo que de hecho […] fomenta la transparencia de las actividades
estatales y promueve la responsabilidad de los funcionarios sobre su gestión pública
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(sentencia de fecha 19 de septiembre de 2006 (caso Claude Reyes y otros Vs. Chile,
pá rrafo 87).
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ATENDIDO: A que no obstante lo anterior, tanto la Constitució n en su Art. 185.1


como la Ley No. 137-11, en su Art. 37, exigen al accionante la acreditació n de su
legitimació n activa para promover una acció n directa de inconstitucionalidad, la
cual se tiene en cualquiera de los tres supuestos siguientes:

1. Al ser Presidente de la Repú blica.

2. Al alcanzar la tercera parte de los miembros del Senado o de la Cá mara de


Diputados.

3. Al ser una persona con un interés legítimo y jurídicamente protegido.

ATENDIDO: A que la Suprema Corte de Justicia, en funciones de Corte de Casació n,


ha entendido que una parte tiene interés legítimo y jurídicamente protegido bajo el
abrigo y concepto de “parte interesada” y al respeto, la jurisprudencia constitucional
nos dice lo siguiente:

“Parte interesada, particularmente en cuanto al “derecho a demandar la


inconstitucionalidad de la ley por vía directa”, es necesariamente … aquella que figure
como tal en una instancia, contestación o controversia de carácter administrativo o
judicial, o contra la cual se realice un acto por uno de los poderes públicos, basado en
una disposición legal, pretendidamente inconstitucional, o que justifique un interés
legítimo, directo y actual, jurídicamente protegido, o que actúe como denunciante de
la inconstitucionalidad de la ley, decreto, resolución o acto, para lo cual se requerirá
que la denuncia sea grave y seria”.

Aú n má s, el Tribunal Constitucional actual por sentencia con cará cter vinculante


como todas sus decisiones ha recuperado la validez de la figura del denunciante de
la inconstitucionalidad como parte autorizada para la interposició n del recurso.

En el caso de la especie, el accionante es la Fundació n Justicia y Transparencia, y


reiteramos se trata de una entidad creada acorde la legislació n dominicana y con
capacidad jurídica para actuar en justicia, cuya misió n es velar por el respeto la
institucionalidad, el estado de derecho, el imperio de la ley, la democracia y la
transparencia en el manejo de la cosa pú blica.
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No obstante lo anterior, ha sido doctrinalmente admitido que cualquier persona


física o jurídica tiene legitimació n activa para impugnar una norma que atenta
contra el orden constitucional, partiendo de que la acció n directa de
constitucionalidad es una verdadera acció n popular, ya que todos los ciudadanos
tenemos derecho a la tutela del orden constitucional.

En referencia a la acció n de inconstitucionalidad, la Sala Constitucional del Tribunal


Supremo de Venezuela, mediante sentencia No. 1077, emitida en fecha 22 de
septiembre de 2000, sostuvo que:

"Cualquier persona capaz procesalmente tiene interés procesal y jurídico para


proponerla, sin necesidad de un hecho histórico concreto que lesione la esfera jurídica
privada del accionante". En este caso, el accionante hace las veces de "un tutor de la
constitucionalidad y esa tutela le da el interés para actuar, haya sufrido o no un daño
proveniente de la inconstitucionalidad de una ley". Este criterio fue complementado
mediante sentencia No. 37 del 27 de enero de 2004, al referir que: “La inadmisión, de
darse, se producirá normalmente a causa de la evidencia de que el demandante carece
del más mínimo interés, toda vez que las acciones judiciales deben tener una
justificación que no sea la meramente teórica”.

ATENDIDO: A que uno de los principios rectores de la justicia constitucional es la


accesibilidad, en tal sentido, el Art. 7.1 de la Ley No. 137-11, refiere que: “La
jurisdicción debe estar libre de obstáculos, impedimentos, formalismos o ritualismos
que limiten irrazonablemente la accesibilidad y oportunidad de la justicia”.

II. RELACIÓN DE HECHOS Y ACONTECIMIENTOS

ATENDIDO: A que la consagració n del “derecho a la vida desde la concepció n”, tal
como figura en el artículo 37 constitucional, provocó á speras confrontaciones
teó ricas entre los diferentes sectores de la vida nacional que propugnaban por
posiciones encontradas respecto al alcance constitucional que debería tener este
derecho fundamental.

ATENDIDO: A que como se recordará , se hizo hincapié en la probable


responsabilidad civil y penal de los médicos que se vieren obligados a practicar
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abortos, alegatos que no se quedaron en la etapa de discusió n del proyecto de


reforma constitucional sino que, actualmente siguen siendo objeto de reiterada
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exposició n, como ha podido apreciarse en las constantes y actuales confrontaciones


con el recién observado, y ya hoy aprobado y promulgado Có digo Penal.

ATENDIDO: A que constituía una necesidad imperiosa, el renovar el actual Có digo


Penal con má s de 130 añ os de vigencia, en el entendido de que ello vendría a
complementar la reforma procesal penal, ademá s de ser indispensable para la
eficiente ejecució n de la política criminal del Estado dominicano.

ATENDIDO: A que el nuevo Có digo Penal establece una clasificació n bipartita de la


infracció n, diferente a la actual, de factura aun francesa que se sustenta en el viejo
ordenamiento de juzgamiento criminal, hoy día ya descontextualizado del vigente
có digo procesal penal, ademá s y como razó n fundamental de nuestro pedido el
hecho de que el Có digo Penal varía sustancialmente el régimen de las penas y con
ello algunos de los elementos que sirven de base al có digo procesal penal.

ATENDIDO: A que de igual manera se hace indispensable para el sistema jurídico


penal de la Repú blica Dominicana armonizar y actualizar los instrumentos de
política criminal, en razó n de los nuevos tipos penales, aun sin previsió n legal en
nuestra legislació n, tales como el sicariato, el feminicidio, el autor intelectual el
necesario cú mulo de penas, entre otros delitos y situaciones a la que el Có digo Penal
viene a darle repuesta.

ATENDIDO: A que hace 14 añ os que la reforma al Có digo Penal fue depositada en el


Congreso Nacional, sin que hasta el momento se haya conseguido una repuesta
có nsona con la constitució n y nuestro ordenamiento jurídico, ademá s de la funesta y
fallida experiencia del 2006, cuando fruto de presiones y situaciones similares a las
acaecidas con el tema del aborto se dejó en un limbo jurídico al entonces aprobado
Có digo Penal.

ATENDIDO: A que no obstante las virtudes y necesidad de remozar la legislació n


penal dominicana, es indispensable que se haga con apego irrestricto a la
institucionalidad, respetando y observando los dictados constitucionales, como
ú nica forma de garantizarle al nuevo Có digo Penal su permanencia y legitimidad.

ATENDIDO: A en fecha 18 de noviembre del 2014, la Cá mara de Diputados de la


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Repú blica Dominicana- aprobó el nuevo “Có digo Penal de la Repú blica Dominicana”;
contando con el voto favorable de 132 diputados y tres votos en contra, lo cual
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constituye una mayoría calificada cumpliendo con las disposiciones del artículo 112
de la constitució n, que lista las materias propias de las leyes orgá nicas, lo mismo ya
había sido observado por el Senado de la Repú blica, cuando también casi a
unanimidad aprobó el proyecto de ley del Có digo Penal con 16 votos a favor de los
17 senadores presentes, con la abstenció n del representante de Santiago, Julio César
Valentín, en fecha (02)dos de julio del añ o 2014.

ATENDIDO: A que fruto de la referida aprobació n, donde cabe anotar se cumplieron


con todos los trá mites constitucionales, dotando al país hasta ese momento de un
có digo sancionado como ley, solo a la espera de la promulgació n presidencial, en
cuya espera se gestaron en el país movimientos y opiniones divergentes a favor y en
contra del có digo, grupos de mucho arraigo religioso de un lado, y movimientos
feministas del otro lado, ademá s de sectores sociales y medios de comunicació n
también con pareceres divididos.

ATENDIDO: A que producto de la presió n y los intereses encontrados, el Poder


Ejecutivo formuló algunas observaciones al Có digo Penal, devolviéndolo a la Cá mara
de Diputados, refiriéndose exclusivamente al articulado que prevé las regulaciones
relativas al aborto, contenidas en los artículos 107, 108, 109 y 110 de la referida
pieza legislativa.

ATENDIDO: A que, las observaciones hechas por el Poder Ejecutivo se limitaron a


una serie de consideraciones generales, incluso impracticables al tenor de la
Constitució n dominicana, y má s aú n sin presentar la redacció n concreta o alterna de
sus propuestas, dejando a la discreció n del congreso la posibilidad o no de ampliar
la cobertura del aborto, pese a conocer el ejecutivo que la Constitució n, ni los
Tratados sobre Derechos Humanos, dan espacio a su despenalizació n, salvo el
exclusivo caso del aborto terapéutico previsto en el artículo 42.3 de la Carta Magna,
o en su defecto el Tribunal Constitucional a partir de un ejercicio de ponderació n
sobre derechos fundamentales en conflictos como veremos má s adelante.

ATENDIDO: A que, luego de que una ley o có digo es aprobado por el congreso y
remitido al ejecutivo para su promulgació n, y este lo observa como en el presente
contexto, el congreso podrá , una vez apoderado de las observaciones en los
términos de los artículos 101, 102 y 103 de la constitució n, acogerlas o rechazarlas
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para lo que necesitará de mayoría calificada, má xime que se trata de una ley
orgá nica como lo es el caso del Có digo Penal, y en el caso de no obtemperar en
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ninguno de los sentidos planteados y transcurridas dos legislaturas ordinarias sin


respuesta, será n entonces acogidas automá ticamente las observaciones del
presidente.

ATENDIDO: A que al tenor de lo expresado en el pá rrafo anterior, de acogerse las


observaciones del presidente por inercia de las cá maras legislativas, se desprende
que constitucionalmente el Poder Ejecutivo tiene la inequívoca obligació n de
plantear concretamente los puntos observados, no solamente motivaciones, sino
ademá s la redacció n clara y precisa de su propuesta, cosa que no ha ocurrido con el
Có digo Penal, donde solo vimos consideraciones generales e incluso al margen de
las posibilidades constitucionales.

ATENDIDO: A que las observaciones presidenciales procuraron en términos


generales la posibilidad de establecer tres excepciones no contempladas en la
penalizació n del aborto, específicamente en los casos de violació n sexual, incesto y
malformació n del feto.

ATENDIDO: A que los diputados solo se limitaron a conocer ú nica y exclusivamente


de las observaciones del Poder Ejecutivo, en razó n de que objetivamente el resto del
có digo no había sido cuestionado, operando así una especie de cosa juzgada sobre el
resto del contenido del có digo aprobado vá lidamente, sin la necesidad de volver
sobre sus pasos, quedando los legisladores solo atados a los observaciones del
ejecutivo, que precisamente era de lo que estaban apoderado.

ATENDIDO: A que la Cá mara de Diputados suplió con un texto alterno las


observaciones hechas por el Poder Ejecutivo, y con ello aprobando el Có digo Penal
el 16 de diciembre del 2014, con 93 votos a favor, 69 en contra y 12 no votaron, lo
cual constituye una mayoría simple, contraria a la Constitució n como explicaremos
má s adelante, e inmediatamente enviá ndolo al Poder Ejecutivo para su
promulgació n, todo ello sin pasar por la cá mara del Senado para refrendar con
mayoría calificada por tratarse de una ley orgá nica su aprobació n.

ATENDIDO: A que pese a las inobservancias y violaciones de tipo legal y


constitucional, verificadas en el proceso de sanció n legislativa, el Poder Ejecutivo
promulgó el nuevo Có digo Penal- bajo la Ley No. 550-14, del 19 de diciembre de
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ATENDIDO: A que resulta inaceptable para la Fundació n Justicia y Transparencia, al


margen incluso de la necesidad de la entrada en vigencia del Có digo Penal, el validar
y permitir que se haya atropellado la institucionalidad y la Constitució n de la
Repú blica- al aprobarlo violando la Constitució n y el procedimiento legislativo,
ademá s de Tratados Internacionales en materia de Derechos Humanos, como
veremos má s adelante.

III. ASPECTOS JURÍDICOS PROCESALES

1. Competencia y Jurisdicción

ATENDIDO: A que en el ordenamiento jurídico dominicano el Tribunal


Constitucional está llamado a garantizar la supremacía de la Constitució n, la defensa
del orden constitucional y la protecció n de los derechos fundamentales (Art. 184 de
la Constitució n), siendo una de sus atribuciones conocer en ú nica instancia de las
acciones directas de inconstitucionalidad contra las leyes, decretos, reglamentos,
resoluciones y ordenanzas, que infrinjan por acció n u omisió n, alguna norma
sustantiva, a instancia del Presidente de la Repú blica, de una tercera parte de los
miembros del Senado o de la Cá mara de Diputados y de cualquier persona con
interés legítimo y jurídicamente protegido (Arts. 185.1 de la Constitució n, 36 y 37de
la Ley 137-11).

ATENDIDO: A que La acció n directa en inconstitucionalidad, como proceso


constitucional, está reservada para la impugnació n de aquellos actos estatales de
cará cter normativo y alcance general (Sentencia TC/0051/12 d/f 19/10/2012).

ATENDIDO: A que de lo anterior se desprende que el Tribunal Constitucional es


competente para conocer de la presente acció n directa de inconstitucionalidad
contra una norma emanada del Congreso Nacional la cual tiene y surte efectos con
cará cter general por tratarse de una ley.

ATENDIDO: A que el Tribunal Constitucional dominicano ha interpretado, en


calidad de precedente, que como institució n fue creada por la Constitució n del 26 de
enero de 2010, con la finalidad de tutelar los derechos y garantías fundamentales y
mantener la supremacía de la Constitució n. (Sentencia TC/0026/12, Expediente TC-
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04-2012-0010).

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ATENDIDO: A que al respecto, vale observar que el concepto de supremacía


constitucional implica la subordinació n a sus disposiciones de todos los actos
emanados de los poderes constituidos que forman el gobierno ordinario, al menos
en dos vertientes estrechamente interconectadas: la concepció n de la ley como regla
general, que obliga a todos y que no puede ser vulnerada en los actos de su
aplicació n, y la concepció n plural del poder.

ATENDIDO: A que, en efecto, esa interpretació n es acorde con el artículo 1 de la Ley


No. 137-11, Orgá nica del Tribunal Constitucional y de los Procedimientos
Constitucionales (LOTCPC), en virtud del cual se dispone que “El Tribunal
Constitucional-es el órgano supremo de interpretación y control de la
constitucionalidad. Es autónomo de los poderes públicos y de los demás órganos del
Estado”.

ATENDIDO: A que el Tribunal Constitucional es garante y promotor del Estado


Social y Democrá tico de Derecho, que de acuerdo al artículo 7 de la Carta Magna,
está fundado en el respeto de la dignidad humana, los derechos fundamentales, el
trabajo, la soberanía popular y la separació n e independencia de los poderes
pú blicos.

ATENDIDO: A que es funció n esencial del Estado, la protecció n efectiva de los


derechos de la persona, el respeto de su dignidad y la obtenció n de los medios que le
permitan perfeccionarse de forma igualitaria, equitativa y progresiva, dentro de un
marco de libertad individual y de justicia social, compatibles con el orden pú blico, el
bienestar general y los derechos de todos y todas. (Art. 8 de la Constitució n).

ATENDIDO: A que la mejor doctrina sobre la justicia constitucional afirma que el


Tribunal Constitucional no enjuicia hechos concretos sino que se limita a controlar
la compatibilidad entre dos normas igualmente abstractas, las dos: la Constitució n y
la Ley, eliminando la norma incompatible mediante una sentencia constitutiva.

ATENDIDO: A que existe infracció n constitucional cuando haya contradicció n del


texto de la norma, acto u omisió n cuestionado, de sus efectos o de su interpretació n
o aplicació n con los valores, principios y reglas contenidos en la Constitució n y en
los tratados internacionales sobre derechos humanos suscritos y ratificados por la
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Repú blica Dominicana o cuando los mismos tengan como consecuencia restar

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efectividad a los principios y mandatos contenidos en los mismos, como se ha


demostrado en la especie.

2. Procedimiento

La Constitució n, en su artículo 189 delega en la ley la regulació n de los


procedimientos constitucionales. En tal sentido, la Ley No. 137-11 establece en el
artículo 38 que el escrito contentivo de la acció n directa de inconstitucionalidad es
presentado ante la Secretaría del Tribunal Constitucional y debe exponer sus
fundamentos en forma clara y precisa, con cita concreta de las disposiciones
constitucionales que se consideren vulneradas.

Segú n el artículo 37, de la referida ley LOTCPC, “La Acción directa en


inconstitucionalidad podrá ser interpuesta, a instancias del Presidente de la
República, de una tercera parte de los miembros del Senado o de la Cámara de
Diputados y de cualquier persona con un interés legítimo jurídicamente protegido”.

Así mismo, el artículo 36 dispone que: “La Acción Directa de Inconstitucionalidad se


interpone ante el Tribunal Constitucional contra las leyes, decretos, reglamentos,
resoluciones y ordenanzas, que infrinjan por acción u omisión, alguna norma
sustantiva”.

Al tenor del contenido del artículo 39: “Si el Presidente del Tribunal Constitucional
considerare que se han cumplido los requisitos precedentemente indicados, notificará
el escrito al Procurador General de la República y a la autoridad de la que emane la
norma o acto cuestionado, para que en el plazo de treinta días, a partir de su
recepción, manifiesten su opinión. La falta de dictamen del Procurador o de las
observaciones de la autoridad cuya norma o acto se cuestione no impide la
tramitación y fallo de la acción en Inconstitucionalidad”.

De acuerdo con el artículo 41: “Una vez vencido el plazo, se convocará a una
audiencia oral y pública, a fin de que el accionante, la autoridad de la que emana la
norma o el acto cuestionado, y el Procurador General de la República, presenten sus
conclusiones. Y la no comparecencia de las partes no impide el fallo de la Acción en
Inconstitucionalidad”.
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Conforme lo prescribe el artículo 43: “El Tribunal Constitucional deberá resolver la


Acción en Inconstitucionalidad dentro de un término máximo de cuatro meses, a
partir de la fecha en que concluya la vista”.

El artículo 45 dispone: “Las sentencias que declaren la Inconstitucionalidad y


pronuncien la anulación consecuente de la norma o los actos impugnados, producirán
cosa juzgada y eliminaran la norma o acto del ordenamiento. Esa eliminación regirá a
partir de la publicación de la sentencia”.

Conforme con el artículo 46: “Las sentencia que declare la Inconstitucionalidad de


una norma o disposición general, declarará también la de cualquier precepto de la
misma o de cualquier otra norma o disposición cuya anulación resulte evidentemente
necesaria por conexidad, así como la de los actos de aplicación cuestionados”.

El Tribunal Constitucional, al dictar sus sentencias, puede tomar las providencias


necesarias para que la ejecució n de las mismas sea eficaz.

De acuerdo con el artículo 50, de la referida Ley No. 137-11: “El Tribunal dispondrá
en la sentencia o en actos posteriores, el responsable de ejecutarla y en su caso,
resolver las incidencias de la ejecución conforme las disposiciones del artículo 89 de la
presente Ley”.

ATENDIDO: A que la Ley No. 137-11 en su artículo 6 establece que se tendrá por
infringida la Constitució n cuando haya contradicció n del texto de la norma, acto u
omisió n cuestionado, de sus efectos o de su interpretació n o aplicació n con los
valores, principios y reglas contenidos en la Constitució n y en los tratados
internacionales sobre derechos humanos suscritos y ratificados por la Repú blica
Dominicana o cuando los mismos tengan como consecuencia restar efectividad a los
principios y mandatos contenidos en los mismos.

IV. RELACIÓN Y MOTIVACIONES DE DERECHO

ATENDIDO: A que el Artículo 6 de la Constitució n bajo el epígrafe de “Supremacía


de la Constitució n”, establece que: “Todas las personas y los órganos que ejercen
potestades públicas están sujetos a la Constitución, norma suprema y fundamento del
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ordenamiento jurídico del Estado. Son nulos de pleno derecho toda ley, decreto,
resolución, reglamento o acto contrarios a esta Constitución”.
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ATENDIDO: A que, conforme al artículo 37 de la Constitució n establece:

“El derecho a la vida es inalienable desde la concepción hasta la muerte. No podrá


establecerse, pronunciarse ni aplicarse, en ningún caso, la pena de muerte”. Es decir,
que en la Carta Magna no se dejó ningú n resquicio para el reconocimiento de
dispensas en materia de abortos.

ATENDIDO: A que, de igual manera, acuerdos y tratados internacionales suscritos


por la Repú blica Dominicana dan mayor cobertura a dicha protecció n, al contemplar
al feto como un sujeto de derecho; es por ello que el artículo 4 de la Convenció n
Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José), del 22 de noviembre de
1969 dispone, y cito:

“Artículo 4. Derecho a la vida. 1. Toda persona tiene derecho a que se respete su vida.
Este derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la
concepción. Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente”.

ATENDIDO: A que la Convenció n Americana sobre Derechos Humanos, tiene fuerza


de ley y valor vinculante con rango constitucional para el país, esto así de
conformidad con el denominado bloque de la constitucionalidad, el cual fue
establecido por jurisprudencia constante de nuestra Suprema Corte de Justicia (y
por la Resolució n 1920/2003, del mismo ó rgano judicial), ademá s de diversas
sentencias del Tribunal Constitucional, que priorizan los tratados internacionales
sobre derechos humanos como equivalentes a las normas y los preceptos
constitucionales, esto así en los términos del artículo 74.3 de la Constitució n
dominicana, cuando le asigna a los mismos un valor vinculante para todos los
poderes pú blicos.

ATENDIDO: A que los derechos no se tienen después del nacimiento, sino antes, tal
como se desprende del artículo 715 del Có digo Civil, al disponer, en sentido general,
que para heredar basta con estar concebido al momento de la apertura de la
sucesió n. No cabría esperar, por tanto, que sea posible heredar pero no se tengan
otros derechos, particularmente el de la vida, cuyo respeto es lo que hace posible
otros derechos. La conclusió n necesaria es que el producto o feto sí tiene derechos,
entre ellos el de la integridad personal.
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ATENDIDO: A que en el curso del conocimiento de las observaciones hechas por el


Poder Ejecutivo, la Cá mara de Diputados, incurrió en diversas violaciones de
cará cter legal y constitucional en materia de la formació n de las leyes, entre las
cuales, pueden citarse:

a) Violació n al Reglamento Interno de la Cá mara de Diputados, pasando por encima


a la Comisió n de Justicia, a la que se había encomendado el estudio de las
observaciones presidenciales, eludiendo su conocimiento e impidiendo el debate de
su propuesta;

b) Violació n a la disposició n que le ordena dejar la conducció n de la sesió n en


manos de la vicepresidencia de la Cá mara de Diputados, cuando se conozca un
proyecto del Presidente de la Cá mara, y ante las objeciones de algunos miembros,
obviando ademá s la consulta al plenario;

c) Se ignoró el proyecto que en la sesió n anterior había sometido la diputada


GUADALUPE VALDEZ para convertir en ley las observaciones presidenciales al
Có digo Penal, violentando el derecho de esa legisladora;

d) Se aprobó solo una parte de las observaciones del Poder Ejecutivo, puesto que, en
lugar de someter a votació n separada la acogida o no de las observaciones
presidenciales, en cambio, el presidente de la cá mara presentó y sometió a votació n
su propio proyecto, es decir, de los tres (3) casos de aborto en los cuales el
Presidente de la Repú blica pedía que se exceptuaran de las sanciones penales; en las
circunstancias en que peligra la vida de la madre, en caso de violació n o incesto, y
cuando el feto en formació n presentara malformació n incompatible con la vida, la
Cá mara de Diputados solo aprobó la primera, remitiéndose las otras dos
excepciones a la elaboració n de una ley especial, de modo que se terminó
modificando la propuesta de observació n presidencial; tal y como se puede apreciar
en el texto alterno integro presentado y aprobado como sigue a continuació n:

Texto Aprobado. (Tomado de http://www.elcaribe.com.do/2014/12/16/diputados-


acogen-observaciones-danilo-codigo-enal#sthash.4WVVZpUt.dpuf)

Artículo 107. Aborto. Salvo lo previsto en el artículo 110, quien mediante alimentos,
brebajes, medicamentos, sondeos, tratamientos o por cualquier otro medio cause la
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interrupción del embarazo de una mujer o coopera con dicho propósito, aun cuando
esta lo consienta, será sancionado con dos o tres años de prisión menor.

Párrafo I: La misma pena se impondrá a la mujer que se provoque un aborto o que


consienta en hacer uso de las sustancias que ese objeto se le indiquen o administren, o
que consienta en someterse a los medios abortivos antes indicados, siempre que el
aborto se haya efectuado.

Párrafo II: Si no se produce el aborto pero se causa al feto una lesión o enfermedad
que perjudique de forma grave su normal desarrollo u origine en él una severa tara
física o síquica, el autor será sancionado con uno a dos años de prisión menor.

Artículo 108. Penas a profesionales médicos o parteras. Los médicos, enfermeras,


farmacéuticos y otros profesionales de la medicina, así como las parteras, que,
abusando de su profesión u oficio, causen o ayuden a causar el aborto serán
sancionados con cuatro a diez años de prisión mayor.

Artículo 109. Penas por muerte de la mujer. Si los hechos incriminados en los
artículos 107 y 108 de este código causan la muerte de la mujer, el culpable será
sancionado con diez a veinte años de prisión mayor.

Artículo 110. Eximentes. La interrupción del embarazo practicado por personal


médico especializado en establecimiento de salud, públicos o privados, no es punible si
se agotan todos los medios científicos y técnicos disponibles para salvar las dos vidas,
hasta donde sea posible.

Párrafo. La interrupción del embarazo por causa de violación, incesto, o el originado


en malformaciones del embrión incompatible con la vida clínicamente comprobada,
estarán sujetos a los requisitos que se establezcan mediante ley especial.

e) El presidente de la Cá mara de Diputados, sometió a voto una propuesta de


redacció n, de la cual no se tenía ni conocimiento, ni noticia alguna, conjuntamente
con las observaciones, y de paso desconociendo otras redacciones formuladas por
miembros del hemiciclo, en franca y abierta transgresió n a su propio reglamento
interno, específicamente en el artículo 98, cuando dispone que:
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“Cuando se esté discutiendo un asunto, a fin de conservar rigurosamente la unidad del


debate, no podrá presentarse moción alguna sobre la misma materia mientras no se
haya resuelto al respecto”.

ATENDIDO: A que, las leyes que instituyen un Có digo Penal o las que lo modifica, es
orgá nicas, puesto que restringen las libertades fundamentales de la personas, ya
que conllevan incluso la prisió n de las personas; ademá s de que su contenido
desarrolla algunos temas relacionados directamente con los derechos
fundamentales, tales como el propio derecho a la vida y la libertad de expresió n,
entre otros.

ATENDIDO: A que segú n el artículo 102, de la Constitució n:

“Si el Poder Ejecutivo observa la ley que le fuere remitida, la devolverá a la cámara de
donde procede en el término de diez días, a contar de la fecha en que fue recibida. Si el
asunto fue declarado de urgencia, hará sus observaciones en el término de cinco días a
partir de ser recibida. El Poder Ejecutivo remitirá sus observaciones indicando los
artículos sobre los cuales recaen y motivando las razones de la observación. La
cámara que hubiere recibido las observaciones las hará consignar en el orden del día
de la próxima sesión y discutirá de nuevo la ley en única lectura. Si después de esta
discusión, las dos terceras partes de los miembros presentes de dicha cámara la
aprobaren de nuevo, será remitida a la otra cámara; y si ésta la aprobare por igual
mayoría, se considerará definitivamente ley y se promulgará y publicará en los plazos
establecidos en el artículo 101”.

ATENDIDO: A que en ese mismo sentido, la Constitució n dispone en su artículo


93.b- que:

“El Congreso Nacional legisla y fiscaliza en representación del pueblo, posee


atribuciones en materia legislativa.

b) Conocer de las observaciones que el Poder Ejecutivo haga a las leyes”.

ATENDIDO: A que, la Constitució n dominicana, en su artículo 76- establece el


sistema bicameral en la Repú blica Dominicana, cuando reza: “El Poder Legislativo se
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ejerce en nombre del pueblo por el Congreso Nacional, conformado por el Senado de la
República y la Cámara de Diputados”.
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ATENDIDO: A que al introducir algunas modificaciones a las observaciones del


Poder Ejecutivo, la Cá mara de Diputados estaba en la obligació n de remitir el
Proyecto a la Cá mara del Senado, lo que no hizo, puesto que decidió prescindir del
Senado de la Repú blica, y en cambio, remitió el proyecto de ley, directamente al
Poder Ejecutivo, incurriendo así en otra violació n constitucional, ya que aprobó un
texto de ley, diferente al aprobado originalmente por el Senado, sin darle a este
ultimo la oportunidad de sancionarlo.

ATENDIDO: A que el artículo 112 de la Constitució n establece que:

“Las leyes orgánicas son aquellas que por su naturaleza regulan los derechos
fundamentales; la estructura y organización de los poderes públicos; la función
pública; el régimen electoral ;el régimen económico financiero; el presupuesto;
planificación e inversión pública; la organización territorial; los procedimientos
constitucionales; la seguridad y defensa; las materia expresamente referidas por la
constitución y otras de igual naturaleza. Para su aprobación o modificación
requerirán de voto favorable de las dos terceras partes de los presentes en ambas
Cámaras”.

ATENDIDO: A que en el presente caso, en el proceso de la observació n presidencial,


la Cá mara de Diputados aprobó el Có digo Penal con una mayoría indebida (mayoría
absoluta, mitad má s uno), cuando lo que correspondía era sancionarlo con mayoría
calificada de dos terceras partes de los miembros presentes de dicha cá mara y luego
remitirlo al Senado para que este lo sancionara con igual mayoría en caso de
aprobarlo.

ATENDIDO: A que el Tribunal Constitucional en los términos de la ley orgá nica del
tribunal constitucional y de los procedimientos constitucionales No 137-11 y sus
modificaciones contenidas en la ley 145-11, en su artículo 47, prevé las sentencias
interpretativas, las cuales podrá n ser adictivas, así como también quedara a
discreció n de los jueces constitucionales el adoptar en la modalidad que consideren,
las denominadas sentencias exhortativas y cualquier otra que sea admitida por la
practica constitucional comparada.

ATENDIDO: A que dentro del derecho comparado tiene mucha vigencia tanto a
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nivel doctrinal como jurisdiccional la utilizació n de las llamadas sentencias


manipulativas, también denominadas creativas, integradoras, paralegislativas o
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normativas, las cuales tienen como objeto segú n explica Javier Vecina, apoyá ndose
en Zagrebelsky y Pizzorusso, suponen realizar esfuerzos de interpretació n y
adaptació n de la norma legal acusada de inconstitucional para buscar hacerla
compatible con la Constitució n, “salvando” así la vigencia de la ley pero también su
subordinació n y conformidad con el texto constitucional. Sostiene el autor citado
que estas sentencias:

Tienen como finalidad inmediata restablecer el orden constitucional vulnerado a


través de la transformación del significado de la ley. En ocasiones esta
transformación puede llevarse a cabo mediante una reducción del alcance
normativo de la disposición legal impugnada, bien declarando la nulidad de una o
varias palabras, sin las cuales cambia radicalmente el contenido normativo del
enunciado legal, bien eliminando una de las normas que expresamente se derivan
de la disposición impugnada. En otras, sin embargo, la adecuación a la
Constitución del precepto legal no puede llevarse a cabo a través de una actividad
hablatoria, sino antes al contrario mediante una actividad reconstructiva, o lo que
es igual, mediante un enriquecimiento del alcance normativo que presenta la
disposición recurrida.

ATENDIDO: A que la clasificació n de las denominadas sentencias manipulativas


prevén un conjunto de sentencias que bien servirían a los propó sitos del presente
recurso, a saber;

a) Sentencias reductoras, son las que señ alan que el precepto es inconstitucional
“en la parte en que...” o “en cuanto...” prevé o incluye “algo” contrario a la norma
fundamental. En este caso, la inconstitucionalidad no afecta al texto, pero sí al
contenido normativo, que puede considerarse inconstitucional “por exceso”.

b) Sentencias aditivas o acumulativas, aquellas que indican que un artículo es


inconstitucional “en cuanto no prevé...”, o “no incluye...”, o “excluye...” “algo” que
debería incluir para ser completamente conforme a la Constitució n. Se trata en este
caso se una inconstitucionalidad “por defecto”, pero que tampoco implica la
inconstitucionalidad de inciso alguno del texto. Son aquellas que tienen lugar como
resultado del examen que realiza el Tribunal Constitucional de una norma cuya
redacció n cuenta con un contenido normativo “menor” del exigible
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constitucionalmente.

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c) Sentencias sustitutivas, cuyo fallo afirma que el precepto es inconstitucional “en


cuanto prevé...” o señ ala “algo”, “en lugar de” otra cosa que debería prever para ser
constitucional. En este tipo de sentencias, el tribunal, ademá s de declarar la
inconstitucionalidad de la ley cuestionada y de las normas no escritas deducibles del
texto, se pronuncia indicando la regla que debe de sustituirla a fin de hacer
conforme dicho texto a la Constitució n.

d) Sentencias exhortativas, o sentencias de recomendación al legislador, son


aquellas en virtud de las cuales, al advertirse una manifestació n de
inconstitucionalidad en un determinado dispositivo legal, sin embargo, el Tribunal
Constitucional só lo declara su mera incompatibilidad y exhorta al legislador para
que, en un plazo razonable, introduzca aquello que es necesario para subsanar el
vicio declarado y no sancionado.

ATENDIDO: A que la trascendencia en términos jurídicos, sociales y religiosos del


caso ocurrente, nos lleva a considerar la necesidad de que el Tribunal Constitucional
en razó n de su imperio y de lo que permite la norma, procure bajo el amparo de una
de las sentencias referidas dar repuesta al caos institucional generado con la
aprobació n del Có digo Penal.

1. Posibles derechos fundamentales en conflicto y necesidad de un ejercicio de


ponderación del Tribunal Constitucional para su armonización.

Ciertamente como ya hemos apuntado el artículo 37 de la constitució n consagra el


derecho a la vida como un derecho fundamental, no dejando espacio para que el
legislador ordinario pueda contrariar o pautar excepciones, no obstante podemos
afirmar que de manera excepcional existe cobertura constitucional y legal suficiente
para permitir el aborto terapéutico, si se acepta que en virtud de la integridad
personal prevista por el artículo 42.3 de la Carta Magna: Nadie puede ser sometido,
sin consentimiento previo, a experimentos y procedimientos que no se ajusten a las
normas científicas y bioéticas internacionalmente reconocidas. Tampoco a
exá menes o procedimientos médicos, excepto cuando se encuentre en peligro su
vida. Indudablemente el aborto es un procedimiento al que se puede dar
consentimiento previo y que puede colocar la vida del paciente en peligro. Por
supuesto, se debería entender fá cilmente que el aborto terapéutico está incluido
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dentro de los procedimientos médicos que pueden implementarse para evitar el


peligro mortal, y má s aú n, que una ley al respecto es innecesaria, aun cuando queda
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fuera de discusió n el hecho de que el aprobado Có digo Penal le da cobertura legal a


la referida posibilidad, bajo la modalidad del estado de necesidad como un eximente
de la responsabilidad penal.

De ahí que entendemos que la responsabilidad de los profesionales de la medicina


es de medios, no de resultados, pues no es posible obligar al médico a “devolver” la
salud sino a emplear su mejor conocimiento, equipos y entrenamiento para lograrlo,
quedando entonces los médicos en el deber de impedir dañ os a la madre, derivados
del embarazo.

De hecho, en sus artículos 2 y 3, la Ley General de Salud No. 42-01 categorizó la


salud como un derecho prioritario, el cual ha sido reconocido por el artículo 61
(numerales 1 y 2) de la Constitució n, como derecho fundamental, poniendo a cargo
del Estado la obligació n de proveer asistencia médica y hospitalaria gratuita a
quienes lo soliciten. Debe entenderse, por tanto, que en caso de compromiso de su
salud, la madre puede asistir a un hospital y debe recibir allí las atenciones
diligentes, necesarias y suficientes como para evitar dañ os ulteriores, incluyendo el
aborto como procedimiento médico, si se estima necesario para salvar la vida.

En tal sentido no se trata de aprobar o desaprobar el aborto, o de un problema


ideoló gico, filosó fico o religioso, estamos en presencia de un tema de configuració n
jurídica e institucional, con trabas constitucionales y convencionales, como ya
hemos explicado en los atendidos iniciales, y en tal sentido reiteramos que no se
advierte constitucionalmente posibilidad de integrar otras modalidades de aborto,
salvo la del aborto terapéutico, que si está contemplado y permitido en el artículo
42.3 de la constitució n.

Otro dato a considerar, en esta necesaria ponderació n que conjuntamente con esta
acció n solicitamos al Tribunal Constitucional, lo constituye la medició n dada a
conocer el pasado 16 de diciembre, en diversos medios de comunicació n impresos y
digitales, por el ministro administrativo de la Presidencia, José Ramó n Peralta,
cuando aseguró que el 85.7% de la població n apoya las observaciones hechas por el
presidente de la Repú blica al Có digo Penal, en relació n a contemplar casos
excepcionales donde se contemple el aborto.
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De igual manera fueron notorios los desacuerdos entre miembros y autoridades de


las iglesias, unos favoreciendo la despenalizació n del aborto bajo algunos supuestos,
y otros en contra.

Asimismo el sector profesional de los médicos abogó por mayores niveles de


garantías a la hora de prestar sus servicios a mujeres en estado de embarazo, y
pusieron de manifiesto conjuntamente con otros sectores el componente social y
drama humano de que son víctimas mujeres menores de edad y sus familias, así
como la imposibilidad material y econó mica de futuras madres solteras, sin ayuda ni
asistencia alguna del Estado dominicano, argumentos que bien podrían ser
considerados a la hora de dar respuesta a la problemá tica planteada.

La fundació n no está ajena a la inminente necesidad de avocarse a una discusió n y


consenso que viabilice otras modalidades de aborto, tales como el aborto por
violació n sexual, el aborto fruto de relaciones incestuosa y el aborto por
malformaciones congénitas, para dar repuesta a varias urgencias sociales, pero
siempre buscando el amparo y salida institucional, hoy en manos exclusivamente
del Tribunal Constitucional, como ú nico armador y garante del respeto y armonía de
los derechos fundamentales de las personas. De ahí y reiteramos que ante las
actuales circunstancia, el ú nico ó rgano facultado legal y constitucionalmente para
extender y ampliar la cobertura y supuestos posibles para la despenalizació n del
aborto, lo es el Tribunal Constitucional, realidad que nos lleva en las conclusiones de
este acto a impetrar de esa alta corte, el pronunciarse sobre el particular a través de
una sentencia exhortativa para que trace las pautas y criterios para las diferentes
excepciones en materia de abortos.

2.-Necesidad de que el Tribunal Constitucional en función de la facultad que le


acuerda el principio de oficiosidad y el vacío existente en los artículos 102 y
103 de la constitución, establezca las pautas y criterios para el procedimiento
de observación de las leyes.

Durante todo el proceso de discusió n y aprobació n del Có digo Penal, fueron notorios
los aná lisis y opiniones encontradas por parte de legisladores, e incluso de juristas
entendidos en la materia constitucional, asistiendo a una especie de torre de babel,
con diversas interrogantes sobre el procedimiento y las posibles eventualidades
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para conocer de las observaciones al Có digo Penal, denotando así un vacío

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constitucional en relació n a las disposiciones de los artículos 102 y 103 de la


Constitució n.

Vimos có mo algunos diputados plantearon la necesidad de que el presidente de la


Repú blica remitiera un texto alterno de las observaciones, constituyéndose ello en
un escollo para abordar el tema.

Asimismo fue de preocupació n para la fundació n que se recurriera a la prá ctica


legislativa de antañ o, desconociendo el contexto constitucional presente a la hora de
dar respuesta a las exigencias procedimentales para el conocimiento de la ley
observada.

En fin, asistimos a un espectá culo de mal gusto, aprobando irregularmente un


Có digo Penal, carente de legitimidad suficiente, violatorio de la Constitució n y
mostrando desprecio por las má s elementales disposiciones del Reglamento Interno
de la Cá mara de Diputados.

Este recuento a título de reflexiones- nos lleva a considerar la inminente necesidad


de que el Tribunal Constitucional también se avoque en funció n del principio de
oficiosidad (Ley No. 137-11, Art. 7.11)- a establecer los criterios y pautas que
clarifiquen el procedimiento en materia de observació n a las leyes, todo ello en
razó n de la inconstitucionalidad sobrevenida del Có digo Penal por la inobservancia
de los artículos 102 y 112 de la Constitució n.

V. CONCLUSIONES Y PEDIMENTOS FINALES

Por tales motivos la Fundación Justicia y Transparencia (FJT), por nuestro


conducto, tiene a bien solicitaros lo que sigue:

PRIMERO: ADMITIR la presente acció n directa en declaració n de


inconstitucionalidad parcial interpuesta en contra de los artículos 107, 108, 109 y
110 de la ley 550-14 que instituye un nuevo có digo penal; por haberse realizado con
apego a las normas de forma y fondo que rigen la materia (Constitució n de la
Repú blica y la Ley No. 137-11, orgá nica del Tribunal Constitucional y de los
procedimientos constitucionales).
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SEGUNDO: DECLARAR la inconstitucionalidad de los artículos citados de Ley 550-


14, mediante los cuales se establecieron algunas excepciones a la penalidad del
aborto, por inobservancia del procedimiento legislativo y de los artículo 102 y 112
de la Constitució n, en ocasió n del proceso de conocimiento de las observaciones del
Poder Ejecutivo.

TERCERO: dejar a cargo del Congreso Nacional la responsabilidad de la ejecució n de


la sentencia que declare la inconstitucionalidad del referido articulado, sin perjuicio
de su independencia y facultades constitucionales como poder fundamental del
estado.

CUARTO: solicitar de ese honorable tribunal, el emitir una de las sentencias que la
norma permite de acuerdo a su clasificació n y al derecho comparado, en
consonancia con las disposiciones contenidas en el artículo 47 de la ley 137-11
LOTCPC, y en consecuencia proceder de conformidad con sus facultades y
discrecionalidad, anulando disposiciones conexas o declarando la
inconstitucionalidad parcial de la norma recurrida, o aplicando la solució n má s
favorable al interés de los recurrentes de acuerdo al Derecho que pueda suplir. En
este sentido, se solicita la emisió n de una sentencia exhortativa o manipulativa,
donde luego de un ejercicio de ponderació n de esa alta corte (Tribunal
Constitucional) se armonicen los derechos fundamentales en posible conflictos,
derecho a la vida versus dignidad humana, derecho a la salud y autodeterminació n,
permitiéndole entonces al Congreso Nacional (Cá maras de Diputados y del Senado),
que en razó n de su imperio como Poder del Estado pueda en consonancia con la
Constitució n incorporar las necesarias enmiendas y correcciones al Có digo Penal, en
atenció n estrictamente a las pautas y criterios plasmados en la sentencia a
intervenir, incluyendo si así lo manda el Tribunal Constitucional los posibles
supuesto, ante casos excepcionales y reglados, para el aborto por violació n sexual,
por incesto y por malformaciones.

De igual forma exhortar o recomendar al Congreso Nacional el incluir y desarrollar,


ya sea en el mismo có digo o en una ley especial de abortos, a partir del derecho
comparado las condiciones y posibles plazos en que se podría practicar el aborto, así
como las circunstancias en que se podría considerar la violació n sexual, sin la
existencia de sentencia definitiva y sin vulnerar la presunció n de inocencia.
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“Mejor es lo poco con justicia que la muchedumbre de frutos sin derechos. Proverbios 16:8”
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es lo poco con justicia que la
muche

QUINTO: Asimismo y en razó n del principio de oficiosidad contenido en el artículo


7.11 de la ley 137-11, orgá nica del Tribunal Constitucional y de los procedimientos
constitucionales (LOTCPC), como uno de los principios rectores que guían y
orientan todo el accionar de la justicia constitucional, disponer en la misma
sentencia exhortativa, los criterios y recomendaciones para subsanar las
ambigü edades y oscuridades presente en el texto constitucional, dejando a la
discreció n del congreso nacional si así lo estima, el encauzar en sus reglamentos
internos la solució n de los siguientes puntos y posibles problemas.

1.- Las eventualidades que pudieran presentarse en ocasió n del procedimiento para
la observació n presidencial en cuanto a la obligació n, o no de presentar un texto
alterno para las observaciones que este tenga a bien presentar, y sobre todo de cara
a la posibilidad de que dichas observaciones tengan que ser acogidas por inercia del
congreso luego de dos legislaturas ordinarias sin ponerse los legisladores de
acuerdo, 2.-Establecer la mayoría requerida en el supuesto de que los legisladores
decidan rechazar las observaciones que se le hayan hecho a una ley ordinaria,
puesto que la constitució n en el artículo 102 no hace ninguna referencia sobre el
particular.

SEXTO: Declarar la presente acció n libre de costas, de acuerdo con lo establecido en


los artículos 7 y 66 de la referida Ley No.137-11, LOTCPC.

SEXPTIMO: Disponer la publicació n de la sentencia a intervenir en el Boletín del


Tribunal Constitucional.

ES DE DERECHO Y ES JUSTO LO QUE SE LES PIDE

En la ciudad de Santo Domingo de Guzmá n, Distrito Nacional, capital de la Repú blica


Dominicana, a los seis días (06), del mes de enero, del añ o dos mil quince(2015).

Firmado por:

Lic. Trajano Vidal Potentini A. Dr. José E. Marte Piantini


Abogado Abogado
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Licda. D’anyeliz Vilorio Ramos Lic. Heriberto Rivas Rivas


Abogada Abogado
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