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CARGA

MENTAL

DOCUMENTOS DIVULGATIVOS
2

Título:
Carga Mental

Autor:
Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST), O.A., M.P.

Elaborado por:
Ángel Lara Ruiz
Centro Nacional de Nuevas Tecnologías (CNNT)-Madrid. INSST

Edita:
Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST), O.A., M.P.
C/Torrelaguna, 73 – 28027 Madrid
Tel. 91 363 41 00, fax 913634327
www.insst.es

Composición:
Azcárate & Asocia2

Edición:
Madrid, diciembre 2019

NIPO (en línea): 871-19-126-X

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Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (2019). Carga Mental. Madrid: Instituto
Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo.

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Catálogo de publicaciones del INSST:


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ÍNDICE

1. INTRODUCCIÓN ........................................................................................ 4

2. DEFINICIÓN DE CARGA MENTAL DE TRABAJO ..................................... 4

3. DIMENSIONES............................................................................................ 5

4. MODELOS EXPLICATIVOS......................................................................... 6

5. CONSECUENCIAS...................................................................................... 6

6. EVALUACIÓN.............................................................................................. 9
6.1. Aspectos generales ............................................................................. 9
6.2. Niveles de evaluación ......................................................................... 10
6.3. Técnicas e instrumentos ...................................................................... 10
6.3.1. Sobre las técnicas “subjetivas” ................................................. 11
6.4. Criterios de selección .......................................................................... 12

7. PREVENCIÓN............................................................................................. 14

BIBLIOGRAFÍA................................................................................................ 16

ANEXO: NORMAS TÉCNICAS SOBRE CARGA MENTAL.............................. 18


4

1. INTRODUCCIÓN
La Carga Mental de Trabajo (CMT) -o Carga de Trabajo Mental (CTM) según la
norma UNE-EN ISO 10075- es un aspecto que la incluye dentro del área de la
Ergonomía Cognitiva ya que se abordan aspectos atencionales, memorísticos,
de toma de decisiones, etc.
Este documento aporta información referente al concepto de carga mental
(CM); las dimensiones de las que consta y que parecen contar con amplio con-
senso entre los distintos estudiosos sobre la materia; los diferentes modelos
explicativos de la misma; sus consecuencias; las diferentes propuestas de eva-
luación y varias orientaciones genéricas de prevención. Todo ello de forma re-
sumida, pero orientando al lector para que pueda ampliar la información cuan-
do lo estime necesario.

2. DEFINICIÓN DE CARGA MENTAL DE TRABAJO


La norma UNE-EN ISO sobre principios ergonómicos relativos con la carga
mental (anteriormente denominada principios ergonómicos relativos a la carga
de trabajo mental), en su parte 1 sobre conceptos generales, términos y defi-
niciones (UNE-EN ISO 10075-1:2017) distingue entre presión mental (mental
stress) y tensión mental (mental strain), considerando que la carga mental es
un término general que abarca ambos aspectos.
La norma entiende por presión mental el conjunto de todas las influencias
apreciables, ejercidas por factores externos, que afectan mentalmente al ser
humano. Un aspecto relevante a tener en cuenta es que este término lo consi-
dera, como no puede ser de otra manera, desde un punto de vista eminente-
mente técnico, no coloquial, por lo que es considerado un término neutro, sin
connotación negativa.
Esta presión mental también es denominada en ciertas publicaciones como
exigencias mentales (Sebastián y del Hoyo, 2002).
Por tensión mental entiende el efecto inmediato de la presión mental en el
individuo, dependiente de su condición previa (edad, estrategias de afronta-
miento, fatiga, etc.). Es, por tanto, el impacto resultante sobre la persona (Díaz-
Cabrera et al., n.d.).
Esta tensión es denominada en varias publicaciones como carga mental propia-
mente dicha (Sebastián y del Hoyo, 2002).
El anexo A de esta norma UNE EN ISO 10075-1:2017 desarrolla la relación
entre la presión y la tensión mental y las consecuencias de esta última, además
5

de una serie de ejemplos (tabla A.1). Así, muestra cómo en el nivel de pre-
sión mental (mental stress) influyen aspectos vinculados a los requisitos de la
tarea (por ejemplo, atención continuada por tener que observar una pantalla
de radar durante periodos prolongados), las condiciones físicas (iluminación,
ruido,…), los factores psicosociales y de organización (si existen conflictos, re-
lación con los clientes, etc.) y otros factores sociales externos a la organización
(normas culturales, como condiciones de trabajo que se consideran aceptables,
valores, normas,…). Estas influencias del entorno o situación sobre la presión
mental también se ven mediatizadas por ciertas características individuales que
modifican la relación entre la presión y la tensión. Puede ser el caso de aspectos
como la confianza en las capacidades de uno mismo, la motivación, las actitu-
des, las habilidades, los conocimientos, la salud, etc.
En consonancia con lo dicho, la segunda parte de esta norma UNE-EN ISO
10075, dedicada a los principios de diseño (UNE-EN ISO 10075-2:2001), dice
sobre la CTM que es el efecto de una interacción compleja de factores indivi-
duales, técnicos, organizativos y sociales (aunque la norma sólo se ocupa de los
factores técnicos y organizativos).
Por su parte, Sebastián y del Hoyo (2002) definieron la CM como el conjunto de
requerimientos mentales, cognitivos o intelectuales a los que se ve sometido el
trabajador a lo largo de su jornada laboral, es decir, el nivel de actividad mental
o de esfuerzo intelectual necesario para desarrollar el trabajo.
Se podrían seguir añadiendo definiciones, casi tantas como estudiosos de esta
materia, y al final llegaríamos a una conclusión cercana a las palabras de Dal-
mau (2008) cuando afirma que el concepto de carga mental es intuitivo y fácil
de comprender, pero al mismo tiempo difícil de concretar.

3. DIMENSIONES
A pesar de la disparidad de definiciones
existentes, se evidencia que, en los últimos
años, hay un cierto grado de acuerdo sobre
el contenido de la carga mental “subjeti-
va” y se asume que es consecuencia de tres
grandes dimensiones (Dalmau, 2008; Díaz,
Isla, Rolo, Villegas, Ramos, Hernández, 2008;
Rolo, Díaz y Hernández, 2009; Rubio, Luceño,
Martín y Jaén, 2007):
• presión temporal de la tarea (tiempo
disponible, tiempo necesario);
6

• cantidad de recursos de procesamiento que demanda la tarea (sean men-


tales, sensoriales, etc.);
• aspectos de orden emocional (fatiga, frustración, etc.).

4. MODELOS EXPLICATIVOS
Respecto a los diversos modelos que intentan explicar el fenómeno, Hacker
(1998) los clasifica en dos grandes grupos:
Un primer enfoque considera la carga mental en términos de las exigen-
cias de la tarea, es decir, como un conjunto de factores exógenos derivados
de la dificultad y características de la tarea a las que los trabajadores deben
enfrentarse de forma eficaz. Este enfoque intenta responder a la pregunta:
¿cómo diseñar una tarea para reducir en lo posible el impacto posterior, por
lo general, aún desconocido, que tendrá sobre los trabajadores que vayan a
desempeñarla?
Un segundo enfoque considera la carga mental en términos de interacción
entre las exigencias de la tarea y las capacidades o recursos de la persona.
Este enfoque surge en el contexto de las teorías de adaptación o no adapta-
ción entre personalidad y entorno.
En palabras del propio Hacker, aunque ambos enfoques surgen de contextos
diferentes, ambos son necesarios y ayudan a entender distintos problemas de
forma bien fundamentada. De hecho, Hacker, en la publicación citada, muestra
una serie de características comunes en ambas conceptualizaciones de la CM.
En resumen, y siguiendo de nuevo las palabras de Díaz et al. (2008), la comple-
jidad del concepto, unida a la falta de una operacionalización clara, ha llevado
al desarrollo de una gran variedad de técnicas de predicción y evaluación de la
carga mental (tal como se verá en detalle en un apartado posterior).

5. CONSECUENCIAS
La norma UNE-EN ISO 10075-1:2017 considera cuatro tipos de consecuencias
de la tensión mental1:
• Efectos facilitadores resultantes de la exposición a corto plazo.
• Efectos facilitadores resultantes de la exposición a largo plazo o repe-
tida.

1
Este apartado de consecuencias es uno de los que más actualizaciones ha tenido respecto a
la versión anterior de la norma.
7

• Efectos perjudiciales resultantes de la exposición a corto plazo.


• Efectos perjudiciales resultantes de la exposición a largo plazo o repe-
tida.
Entre los primeros estaría el “efecto de calenta-
miento” (warming-up effect), que consiste en
que habitualmente poco después del comien-
zo de la actividad se produce una reducción
del esfuerzo necesario para llevarla a cabo,
respecto del requerido inicialmente.
También en este primer grupo se habla de
“activación” (activation), entendida como un
estado interno que resulta en un aumento de la
actividad mental y física. La tensión mental puede
conducir a diferentes grados de activación, de-
pendiendo de su duración e intensidad. Existe
un intervalo en el que la activación es óptima,
ni demasiado alta ni demasiado baja, y en el
mismo tiene lugar la mejor eficiencia funcional.
Por último, hace mención al “aprendizaje” (learning), considerándolo como
un proceso que, basándose en experiencias laborales, conduce a una serie de
cambios duraderos en el comportamiento.
En el segundo grupo, efectos facilitadores resultantes de la exposición a largo
plazo o repetida, se encontrarían el “efecto de la práctica” (practice effect) y
el “desarrollo de competencias” (competence development). El primero, estre-
chamente ligado al proceso de “aprendizaje” (learning) anterior, es debido a
la exposición repetida a la misma situación de tensión mental. Por su parte, el
“desarrollo de competencias” es una forma más compleja de aprendizaje que
integra habilidades cognitivas, emocionales, sociales y motoras.
En el tercer grupo de consecuencias antes señaladas, la norma hace referencia a
la “fatiga mental” (mental fatigue). Esta consiste en una “disminución transitoria
de la eficiencia funcional mental y física, que depende de la intensidad, la dura-
ción y la distribución temporal de la tensión mental precedente”. Su diferencia
con los “estados similares a la fatiga” estriba en que la recuperación de la fatiga
mental se logra mediante el descanso en lugar de con los cambios en la activi-
dad. Además, considera también como efectos perjudiciales a la “monotonía”
(monotony) y la “vigilancia reducida” (reduced vigilance), diferenciándose ambas
más por las condiciones que las provocan que por sus efectos; la “saturación
mental” (mental satiation), que produce un estado de inquietud nerviosa y un
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importante rechazo emocional de una tarea o situación repetitiva, y la “respuesta


al estrés” (stress response). Esta última se caracteriza como un estado y es nece-
sariamente negativa ya que se deriva de una interpretación negativa del indivi-
duo de la presión mental en relación con los recursos que considera disponibles.
En el cuarto grupo y como gran novedad de la revisión de la norma en el año
2017, se incluye el “burnout”, caracterizado por el cansancio emocional, la des-
personalización y la reducida realización personal y que es el resultado de la
exposición prolongada a unos tipos específicos de presión mental.
Es de recalcar que en la 72ª Asamblea Mundial de la Salud, de la Organización
Mundial de la Salud, celebrada en 2019, se presentó la undécima revisión de
la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) con una importante no-
vedad: la inclusión del síndrome de desgaste profesional como un problema rela-
cionado con el trabajo. A partir de la entrada en vigor de esta nueva clasificación
(enero de 2022), el síndrome de desgaste profesional se incluirá en el capítulo 24
como: “Factores que influyen en el estado de salud o el contacto con los servicios
de salud” dentro de la subcategoría de “problemas asociados con el empleo y el
desempleo” y codificado como QD85: síndrome de desgaste ocupacional.

Finalmente, hay que incidir en que la fatiga, en un sentido amplio, produce ge-
neralmente un descenso del rendimiento de los trabajadores, a la vez que pue-
de ser causa de errores. En este sentido, podría considerarse como el escalón
inmediatamente anterior de ciertos accidentes laborales. Por ejemplo: la fatiga
generada por la realización prolongada de un trabajo complejo desde el punto
de vista mental puede afectar negativamente a aspectos como la toma de de-
cisiones o la concentración. La fatiga provocada por trabajos que requieren
atención y vigilancia durante periodos de tiempo prolongados puede dar
lugar a la aparición de lapsus o bloqueos, que pueden ocasionar desde una
disminución del rendimiento hasta fallos graves.
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6. EVALUACIÓN
La norma UNE-EN ISO 10075-3:2005, Principios ergonómicos relativos a la car-
ga de trabajo mental. Parte 3: principios y requisitos referentes a los métodos
para la medida y evaluación de la carga de trabajo mental, no propone un méto-
do o técnica específica de medida o evaluación de la CTM, sino que comenta
los requisitos que deben cumplir estos. Tal como indica la propia norma: espe-
cifica la información técnica pertinente para el desarrollo, evaluación y elección
de instrumentos de medida a emplear en la evaluación de la carga de trabajo
mental […] su propósito es proporcionar información para el desarrollo de ins-
trumentos de medida así como sobre las especificaciones que serán requeridas
para evaluar un determinado procedimiento, en relación a su utilizabilidad como
instrumento de medida para la evaluación de la carga de trabajo mental.
Se debe recalcar también que la norma advierte, en su apartado sobre “objeto y
campo de aplicación”, que es una norma prevista para ser empleada, fundamen-
tal aunque no exclusivamente, por expertos en Ergonomía con una adecuada
formación teórica y práctica en el empleo de dichos métodos y su interpretación.

6.1. Aspectos generales


Respecto a la medida y evaluación de la CTM, esta norma UNE-EN ISO 10075-
3: 2005 ya enuncia en sus principios generales que
la carga de trabajo mental es un concepto no unitario y no unidimensional
y, por esta razón, su evaluación y medida no puede ser un procedimiento
uniforme. No existe una manera óptima para evaluar la carga de trabajo
mental, ya que la forma más adecuada para evaluarla o medirla dependerá
del propósito de dicha evaluación, que podrá requerir la evaluación de dife-
rentes aspectos de la carga de trabajo mental, el uso de diferentes técnicas
de medida y distintos grados de precisión.
Al respecto, también de Arquer y Nogareda (1999, 2000) o Sebastián y del
Hoyo (2002) señalan que la CM no puede ser estimada a partir de una medida
única, siendo necesario combinar la información obtenida de diversas fuentes
(triangulación). Dalmau (2008), en la misma línea, recomienda combinar medi-
das de exigencia y técnicas “subjetivas”.
Finalmente, cabe comentar que esta parte de la norma UNE-EN ISO 10075 pro-
pone un modelo de evaluación de la CTM con una estructura tridimensional.
Dicho modelo considera:
• diferentes aspectos de la CTM como presión mental, tensión mental, fatiga
mental, etc.;
10

• diferentes técnicas de medida como, por ejemplo, análisis de la tarea, eva-


luación de su ejecución, valoraciones “subjetivas” o medida psicofisiológi-
ca, y
• diferentes grados de precisión: como medida orientativa, medida para dis-
criminar (screening) o medida precisa.

6.2. Niveles de evaluación

Atendiendo al nivel de precisión, la norma UNE-EN ISO 10075-3:2005 clasifica


los métodos en tres grupos –independientemente de la técnica a emplear-. En
orden creciente de complejidad, son:
• Nivel 3: con fines orientativos. Recopilan información con un nivel de
precisión bajo, pero proporcionan, sin necesidad de muchos recursos y
entre otras informaciones, información general sobre las condiciones de
trabajo en relación con la CTM. Esta información puede permitir preve-
nir ciertos efectos negativos mediante la toma de decisiones de gestión
tales como el cambio de tareas o las condiciones de realización. Entre
estas medidas con un carácter orientativo se encuentran, por ejemplo,
las medidas aproximadas de análisis de la tarea (con niveles moderados
de fiabilidad y validez), las valoraciones “subjetivas” de aceptabilidad de
las condiciones de trabajo, etc.
• Nivel 2: para discriminación. Permiten, por ejemplo, identificar las cau-
sas de una carga de trabajo inadecuada. Los procedimientos a emplear
deben contar con una fiabilidad y validez superior a los del nivel anterior.
• Nivel 1: para medidas precisas. Su objetivo es la obtención de infor-
mación válida y fiable sobre la naturaleza de la fuente de sobrecarga
o infracarga para optimizar las condiciones de trabajo. Probablemente
estos métodos sean aplicables sólo por especialistas.

6.3. Técnicas e instrumentos

Esta parte 3 de la norma UNE-EN ISO 10075 clasifica en cuatro categorías las
técnicas de recogida de información:
• Medidas fisiológicas: registran los cambios fisiológicos producidos en
el cuerpo de la persona trabajadora relacionados con las demandas de
la tarea que se ejecuta. Ejemplos de esta categoría son la medición de
la actividad eléctrica cerebral, el ritmo cardiaco, la tasa de parpadeo o
el diámetro pupilar. Para más información, se puede consultar: Ferrer y
Dalmau, 2014; Rubio, Luceño, Martín y Jaén, 2007.
11

• Técnicas “subjetivas”: reflejan el nivel de CTM percibido por el trabajador.


Por ejemplo, el NASA-TLX (National Aeronautics and Space Administration-
Task Load Index), la escala de Cooper-Harper, SWAT (Subjective Workload
Assessment Technique), ESCAM (Escala Subjetiva de Carga Mental), etc.
(Para más información puede consultar: Díaz-Cabrera et al. (n.d.); Ferrer y
Dalmau, 2014; Rubio y Díaz, 1999b; Rubio, Luceño, Martín y Jaén, 2007).
• Evaluación del rendimiento: evalúan el rendimiento mental y psicomo-
tor en unas condiciones de trabajo determinadas, para, por ejemplo,
determinar las variaciones de rendimiento debidas a los efectos de la
CTM. (Para más información puede consultar Rubio y Díaz, 1999a; Ru-
bio, Luceño, Martín y Jaén, 2007).
• Análisis del trabajo y la tarea: evalúan fuentes de CTM, como: los ele-
mentos de la tarea; las condiciones de trabajo físicas, ambientales, etc.
Dalmau (2008) propone también incluir una serie de mediciones de la CM a
caballo entre las de rendimiento y los métodos analíticos: las medidas de exi-
gencia. Son medidas que, basándose en un análisis de la tarea que realiza un
operador, nos dan una evaluación de las condiciones de trabajo (por ejemplo
el LEST, RNUR, EWA, evaluación de las condiciones de trabajo en pequeñas y
medianas empresas del INSHT, etc.) (Ferrer y Dalmau, 2014).
En general, cualquiera que sea la técnica o instrumento que se emplee, es im-
portante, previo a su uso, analizar a qué tipo de puesto de trabajo puede ser
aplicable, así como una serie de aspectos que se comentarán en el apartado 6.4.

6.3.1. Sobre las técnicas “subjetivas”


Este tipo de técnicas son ampliamente utilizadas en la evaluación de la CMT.
Sus ventajas –facilidad de administración, poca intrusividad, buena sensibi-
lidad, etc.- seguramente priman sobre sus inconvenientes –influencia de las
ideas preconcebidas del trabajador, deseabilidad social, etc.-.
Rubio y Díaz (1999b) hicieron un estudio comparativo de SWAT, NASA-TLX y
WP (Workload Profile) y establecieron las siguientes recomendaciones básicas
en función de los objetivos que se persigan en la evaluación de la CMT:
-- Si el objetivo es comparar la carga mental de dos o más tareas que difie-
ren en parámetros objetivos de dificultad, el evaluador podrá optar por
cualquiera de las tres técnicas (aunque la elección más idónea para este
fin sería la del Perfil de Carga –WP-).
-- Si el objetivo es predecir el rendimiento de un individuo en una deter-
minada tarea, se recomienda la elección de SWAT o de NASA-TLX (para
este fin no sería acertado elegir el WP).
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-- Si lo que se pretende es realizar un análisis de las exigencias cognitivas


o de los recursos atencionales que demanda una determinada tarea, la
elección más adecuada sería la del WP, seguida del SWAT.
Finalmente, dentro de este tipo de técnicas, cabe destacar la Escala Subjetiva
de Carga Mental de Trabajo (ESCAM), editada por el Instituto Canario de Se-
guridad Laboral (ICASEL). Es una escala multidimensional que:
• considera cinco factores: demandas cognitivas y complejidad de la tarea,
características de la tarea, organización temporal, ritmo d e trabajo y con-
secuencias para la salud;
• se puede aplicar a una gran variedad de puestos de trabajo;
• cuenta con suficientes garantías psicométricas.

6.4. Criterios de selección


La parte 3 de la norma UNE-EN ISO 10075 considera que, a la hora de estimar
la pertinencia de cada uno de ellos, hay que prestar atención a aspectos como
los siguientes:
• Objetividad: evidencia de que la persona que lleva a cabo la evalua-
ción o medida no ejerce influencia sobre las puntuaciones u observa-
ciones.
• Fiabilidad: entendida como el grado de precisión con el que un método
o instrumento puede medir aquello para lo que está previsto. Se puede
evaluar mediante métodos correlacionales.
• Validez: grado en que un método o instrumento es apto para medir
aquello para lo que está previsto. Debe ser establecida mediante su va-
lidación concurrente con otro procedimiento diferente, de validez de-
mostrada para el uso previsto.
• Sensibilidad: grado en que un método o instrumento es capaz de diferen-
ciar entre diferentes grados del objeto de medida. Debe ser demostrada
mediante la reproducción experimental de variaciones controladas de la
CTM, respecto a su intensidad y duración y a la interacción entre ellas.
• Capacidad diagnóstica (“diagnosticidad”): grado en que un método o
instrumento es capaz de diferenciar entre diferentes tipos de fuentes de
CTM. En otras palabras: la precisión para discriminar la naturaleza de la
carga (Dalmau, 2008).
Los requisitos cuantitativos al respecto vienen recogidos en las tablas 1 y 2 de la
citada norma (aunque, según la nota adicional que las acompaña, estos requi-
sitos no se aplican a las evaluaciones de riesgo establecidas en la legislación).
13

El anexo B facilita una lista de comprobación cuya finalidad es la de ayudar


a elegir adecuadamente un instrumento. La información debe obtenerse del
manual que ha de acompañar al instrumento y se va comparando con los va-
lores de referencia que aparecen en la lista de comprobación. Cuando no se
proporcionen en esos manuales datos cuantitativos, entonces se debe verificar
su idoneidad para el propósito de la medida.

Además de los cinco aspectos citados anteriormente, Dalmau (2008) también


propone tener en cuenta:

• La intrusividad: grado de interferencia de la técnica de medición pro-


puesta con la realización de la tarea cuya carga se evalúa;
• la facilidad de uso: análisis de la dificultad para recoger y analizar los
datos; y
• la aceptación del operador (es crucial que el operador entienda los ob-
jetivos perseguidos, el procedimiento a seguir, qué se hará posterior-
mente con los datos, etc.).
Finalmente y para concluir este apartado 6 sobre evaluación, se incluye una
interesante tabla resumen elaborada por Dalmau (2008) donde hace una com-
paración general de estos grupos de técnicas de evaluación de la CM (aunque
advierte que en determinadas ocasiones hacer una única valoración de las dis-
tintas técnicas que existen de cada tipo es muy difícil).

Aceptación
Capacidad Facilidad
Fiabilidad Validez Sensibilidad Intrusividad del
diagnóstica de uso
operador

Registro de
parámetros +++ ++ +++ + + + +
psicofisiológicos
Técnicas
++ ++ ++ ++ +++ +++ +++
“subjetivas”
Medidas de
+++ ++ +++ + ++ ++ +
rendimiento

Métodos
+++ + +++ +++ +++ + +++
analíticos
Medidas de
++ +++ ++ +++ +++ ++ ++
exigencia

(+++ Nivel elevado; ++ Nivel medio; + Nivel bajo)

Tabla 1. – Análisis comparativo de los tipos de técnicas de medida de la CM (adaptada de


Dalmau, 2008).
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7. PREVENCIÓN

La Ley 31/1995, de Prevención de Riesgos Laborales, en su artículo 15 sobre


los Principios de la acción preventiva, apartado d), establece que el empresario
deberá:
Adaptar el trabajo a la persona, en particular en lo que respecta a la con-
cepción de los puestos de trabajo, así como a la elección de los equipos
y los métodos de trabajo y de producción, con miras, en particular, a ate-
nuar el trabajo monótono y repetitivo y a reducir los efectos del mismo en
la salud.

La norma UNE-EN ISO 10075-2:2001, sobre principios de diseño, proporciona


precisamente una serie de orientaciones técnicas y organizativas a la hora de
diseñar adecuadamente los sistemas de trabajo en cuanto a la prevención del
riesgo de CTM, es decir, se centra fundamentalmente en un nivel primario de
prevención.
Esta norma contiene una serie de: orientaciones generales, orientaciones espe-
cíficas para la prevención de los principales efectos perjudiciales y orientacio-
nes para una adecuada información y formación de la población de trabajado-
res prevista.

La Nota Técnica de Prevención 659 del INSHT (de Arquer y Nogareda,


2004) resume muy bien el amplio punto 4.2.2 de la citada norma relativo a
las orientaciones a considerar con respecto a la intensidad de la CMT.
Otras normas de interés pueden ser: la UNE-EN 614-1:2006+A1:2009, Seguri-
dad de las máquinas. Principios de diseño ergonómico. Parte 1: Terminología y
principios generales; o la norma UNE-EN 614-2:2001+A1:2008, Seguridad de
las máquinas. Principios de diseño ergonómico. Parte 2: Interacciones entre el
diseño de las máquinas y las tareas de trabajo. En el anexo de este documento
se puede encontrar más información al respecto.

En cualquier caso, las intervenciones, que deberían plantearse desde la


fase de diseño de los puestos de trabajo, deberán ir dirigidas a la mejora
de las condiciones de trabajo y a la reformulación del contenido de los mis-
mos, buscando fundamentalmente facilitar el proceso de tratamiento de la
información y organizar el trabajo, de manera que se facilite, por una parte,
este mismo proceso, y, por otra, la recuperación de la fatiga.
Siguiendo el esquema de procesamiento de la información, las acciones a
desarrollar se deberían centrar en (Sebastián y del Hoyo, 2002):
15

• Facilitar el proceso de percepción e interpretación de la información. Ha-


brá que prestar atención fundamentalmente a la calidad de las señales y a la
cantidad y complejidad de la información a tratar en el puesto de trabajo.
Deberán considerarse también las condiciones ambientales y los elementos
de diseño del puesto que puedan estar afectando a estos procesos.
• Proporcionar la formación y el entrenamiento adecuados para la realiza-
ción de la tarea, a través, por ejemplo, de programas formativos adaptados
a las necesidades del puesto y de las personas.
• Facilitar la respuesta. Se trata de facilitar la realización de la tarea, para lo
cual deberemos tener en cuenta también aspectos de diseño del puesto, y
el diseño y la distribución de los dispositivos de control.
• Organizar el trabajo de manera que se reduzca la probabilidad de apa-
rición de fatiga y se facilite la recuperación de la persona. En el momen-
to de diseñar el puesto, se tendrán en cuenta principalmente los aspectos
relacionados con el ritmo de trabajo y con la organización del tiempo de
trabajo.
Merece especial atención la distribución de las pausas. Cuando una tarea im-
plica un esfuerzo mental de cierta consideración y con cierta continuidad, es
necesario introducir pausas que permitan la recuperación de la fatiga (no se
pueden entender como pausas los tiempos que el trabajador está alerta, en
espera o en actividades como atención a clientes. Para que las pausas sean
realmente efectivas deben permitir desconectar de los temas de trabajo y
que la persona pueda apartarse físicamente del puesto de trabajo, cambian-
do el foco de atención).
Siempre que sea posible, debería darse al trabajador la posibilidad de distri-
buir él mismo las pausas a lo largo de su jornada laboral, de modo que pueda
hacerlas de forma espontánea, en el momento en que perciba su necesidad.
• Cuando la fatiga no está determinada por un exceso de información, sino al
contrario, por realizar una tarea monótona y sin contenido, las medidas irán
dirigidas a permitir una mayor participación del trabajador en aspectos
relacionados con su trabajo (mayor control del trabajo realizado, posibilidad
de intervención en caso de avería, posibilidad de elección del método de
trabajo, etc.).
• En última instancia, cuando el trabajo no pueda mejorarse por otras técni-
cas, puede recurrirse a la rotación de puestos, a facilitar la realización de
tareas que correspondan a distintos puestos de trabajo. Ello implica una
reorganización del trabajo, así como una mayor adaptabilidad (polivalencia)
del personal, que puede conseguirse mediante una correcta formación.
(Para ampliar información se puede consultar: de Arquer 1997, 1999).
16

BIBLIOGRAFÍA
• ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE NORMALIZACIÓN (2017). Principios er-
gonómicos relativos con la carga mental. Parte 1: Conceptos generales,
términos y definiciones (ISO 10075-1: 2017). (Ratificada por la Asociación
Española de Normalización en enero de 2018) UNE-EN ISO 10075-1:
2017. Madrid: Asociación Española de Normalización, 19 p.

• ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE NORMALIZACIÓN Y CERTIFICACIÓN (2001).


Principios ergonómicos relativos a la carga de trabajo mental. Parte 2: Prin-
cipios de diseño. UNE-EN ISO 10075-2. Madrid: AENOR, 19 p.

• ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE NORMALIZACIÓN Y CERTIFICACIÓN (2005).


Principios ergonómicos relativos a la carga de trabajo mental. Parte 3: Prin-
cipios y requisitos referentes a los métodos para la medida y evaluación de
la carga de trabajo mental. UNE-EN ISO 10075-3. Madrid: AENOR, 21 p.

• DALMAU, I. (2008). Evaluación de la carga mental en tareas de control:


técnicas subjetivas y medidas de exigencia (Tesis doctoral). Barcelona:
Universitat Politècnica de Catalunya. Disponible en Web:
http://www.tdx.cat/bitstream/handle/10803/6777/01Idp01de01.
pdf?sequence=1

• DE ARQUER, I. (1997). NTP 445: Carga mental de trabajo: fatiga. INSHT.


Disponible en Web:
https://www.insst.es/documents/94886/326962/ntp_445.pdf/a0a57c8d-
2ae3-445b-b525-b57d0ad54592

• DE ARQUER, I. (1999). NTP 534: Carga mental de trabajo: factores. INSHT.


Disponible en Web:
https://www.insst.es/documents/94886/327064/ntp_534.pdf/2f271faa-
ebcc-48c7-a33f-96768a3cf9a2

• DE ARQUER, I. y NOGAREDA, C. (1999). NTP 544: Estimación de la carga


mental de trabajo: el método NASA TLX. INSHT. Disponible en Web:
https://www.insst.es/documents/94886/327064/ntp_544.pdf/0da348cc-
7006-4a8a-9cee-25ed6f59efdd

• DE ARQUER, I. y NOGAREDA, C. (2000). NTP 575: Carga mental de trabajo:


indicadores. INSHT. Disponible en Web:
https://www.insst.es/documents/94886/327064/ntp_575.pdf/afda384c-
590a-4a7e-a08e-b0e218cbc7ee
17

• DE ARQUER, I. y NOGAREDA, C. (2004). NTP 659: Carga mental de trabajo:


diseño de tareas. INSHT. Disponible en Web:
https://www.insst.es/documents/94886/326775/ntp_659.pdf/29cc57e1-
55d8-44f0-bff0-a60c17cee9db
• DÍAZ, D., ISLA, R., ROLO, G., VILLEGAS, O., RAMOS, Y. y HERNÁNDEZ, E.
(2008). La salud y la seguridad organizacional desde una perspectiva inte-
gradora. En Papeles del Psicólogo, 29 (1), pp. 83-91. Disponible en Web:
http://www.papelesdelpsicologo.es/pdf/1541.pdf
• DÍAZ-CABRERA, D., ROLO-GONZÁLEZ, G., HERNÁNDEZ-FERNAUD, E.,
GALVÁN FERNÁNDEZ, E., FRAILE PEÑATE, M.J. y LOAYSSA LARA, G.
(n.d.). Escala Subjetiva de Carga Mental de Trabajo. ICASEL. Disponible
en Web: https://www.gobiernodecanarias.org/trabajo/documentos/libros/
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• FERRER, R. y DALMAU, I. (2014). Ergonomía cognitiva y carga mental. En
P. R. Gil-Monte (Coor.), Manual de psicosociología aplicada al trabajo y a la
prevención de los riesgos laborales (pp. 159-189). Madrid: Pirámide.
• HACKER, W. (1998). Carga mental de trabajo. En Wolfgang Laurig y Joachim
Vedder, Ergonomía (Capítulo 29 de la Enciclopedia de Salud y Seguridad en
el Trabajo de la Organización Internacional del Trabajo), pp. 29.44-29.51.
Disponible en Web:
http://www.insst.es/InshtWeb/Contenidos/Documentacion/TextosOnline/
EnciclopediaOIT/tomo1/29.pdf
• ROLO, G., DÍAZ, D. y HERNÁNDEZ, E. (2009). Desarrollo de una Escala
Subjetiva de Carga Mental de Trabajo (ESCAM). En Revista de Psicología
del Trabajo y de las Organizaciones, 25 (1), pp. 29-37. Disponible en Web:
http://www.copmadrid.org/webcopm/publicaciones/trabajo/tr2009v-
25n1a4.pdf
• RUBIO, S. y DÍAZ, E.M. (1999a) La medida de la carga mental de trabajo I:
Índices basados en el rendimiento. En Boletín digital Factores Humanos, 20.
• RUBIO, S. y DÍAZ, E.M. (1999b) La medida de la carga mental de trabajo
II: Procedimientos subjetivos. En Boletín digital Factores Humanos, 21.
• RUBIO, S., LUCEÑO, L., MARTÍN, J. y JAÉN, M. (2007). Modelos y procedi-
mientos de evaluación de la carga mental de trabajo. En Edupsykhé, 6 (1),
pp. 85-108. Disponible en Web:
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2267138
• SEBASTIÁN, O. y DEL HOYO, M.A. (2002). La carga mental de trabajo. Ma-
drid: INSHT. 51 p.
18

ANEXO: NORMAS TÉCNICAS SOBRE CARGA MENTAL


UNE-EN ISO 10075-1:2017. Principios ergonómicos relativos con la carga
mental. Parte 1: Conceptos generales, términos y definiciones (ISO 10075-
1:2017) (Ratificada por la Asociación Española de Normalización en enero
de 2018).
Esta norma remplaza a la anterior UNE-EN ISO 10075-1:2001 (Resolución de
1 de febrero de 2018 de la Dirección General de Industria y de la Pequeña y
Mediana Empresa, publicada en el Boletín Oficial del Estado número 44 de 19
de febrero de 2018).
Su objetivo es definir una serie de términos relativos a la carga de trabajo men-
tal (CTM), especialmente presión (stress) y tensión (strain) mental, así como
las consecuencias de esta última (no siempre negativas, por cierto) y también
explicar las relaciones entre los conceptos que se han considerado.
UNE-EN ISO 10075-2:2001. Principios ergonómicos relativos a la carga de
trabajo mental. Parte 2: Principios de diseño
Proporciona orientaciones básicas para el diseño de los sistemas de trabajo.
Aunque considera que la CTM es el efecto de una interacción compleja de
factores individuales, técnicos, organizativos y sociales, sólo trata del diseño de
factores técnicos y organizativos.
Es importante resaltar tres puntualizaciones: a) no se limita sólo a activida-
des que pudieran describirse como cognitivas o mentales en sentido estric-
to, sino que se refiere a toda clase de actividad profesional (incluso predo-
minando la carga física); b) se dirige a todas aquellas personas implicadas
en el diseño y utilización de sistemas de trabajo (proyectistas, empleadores
y empleados); c) es de aplicación a sistemas de trabajo tanto nuevos como
en uso.
UNE-EN ISO 10075-3:2005. Principios ergonómicos relativos a la carga de
trabajo mental. Parte 3: Principios y requisitos referentes a los métodos
para la medida y evaluación de la carga de trabajo mental
Esta norma no propone un método o instrumento de evaluación o medida de
la carga mental, sino que comenta los requisitos que deben cumplir este tipo
de métodos o instrumentos.
Establece tres niveles de métodos de evaluación y medida en función del nivel
de precisión: nivel 3, con fines orientativos; nivel 2, para discriminación; nivel 1,
para medidas precisas.
19

Esta norma está prevista para ser empleada, fundamentalmente, por expertos
en Ergonomía.
UNE-EN 614-1:2006+A1:2009. Seguridad de las máquinas. Principios de di-
seño ergonómico. Parte 1: Terminología y principios generales
Esta norma establece los principios ergonómicos a tener en cuenta en el pro-
ceso de diseño de las máquinas. En caso de no ser diseñador, puede ser inte-
resante si se va a adquirir una máquina y se desea comprobar si la misma está
diseñada conforme a tales criterios ergonómicos.

En nuestro ámbito específico de interés, la carga mental, resulta especial-


mente interesante el apartado dedicado a la “toma en consideración de las
capacidades mentales de las personas”. En este apartado se dan una serie
de consignas a la hora de diseñar las interacciones entre el operador y las
máquinas, poniendo de manifiesto la importancia de considerar principios
como los de adecuación a la tarea, autodescripción, tolerancia al error, etc.;
así como orientaciones a la hora del diseño de las señales y controles.
UNE-EN 614-2:2001+A1:2008. Seguridad de las máquinas. Principios de di-
seño ergonómico. Parte 2: Interacciones entre el diseño de las máquinas y
las tareas de trabajo
Esta parte de la norma EN 614 dice algo tan relevante como que los aspectos
físicos de las actividades del operador no son los únicos parámetros a tener en
cuenta en el diseño de las máquinas y tareas. Las actividades del operador tam-
bién incluyen la percepción y el tratamiento de la información, la determinación
de estrategias, la toma de decisiones y la comunicación.

De todos los interesantes aspectos que desarrolla destacaríamos, dentro


del apartado que describe los principios de diseño de las tareas, el dedi-
cado a las características de las tareas del operador bien diseñadas, donde
menciona aspectos como: prever un retorno suficiente e inteligible de infor-
mación al operador sobre el desarrollo de la tarea, evitar toda sobrecarga
o insuficiencia de carga de trabajo que pueda dar lugar a una innecesaria o
excesiva tensión o fatiga, entre otros.

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