Una buena mañana, cuando salió el sol… ¡Salió del huevo una oruga con muchísima hambre! La oruga se puso a pensar qué podía comer El lunes se comió una manzana El martes se comió dos peras El miércoles se comió tres ciruelas El jueves se comió cuatro fresas El viernes se comió cinco naranjas Y el sábado… ¡Aún tenía hambre! Así que se comió: un trozo de pastel, un trozo de sandía y un helado de chocolate Había comido tanto, que por la noche le dolía mucho el estómago. Así que se hizo una casa llamada capullo y estuvo durmiendo días y días… Cuando se despertó, abrió el capullo y se había convertido en una bonita mariposa. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.