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Biennio rosso

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Mapa con la extensión que tuvo la Revuelta de los Bersaglieri (Rivolta dei
Bersaglieri) en junio de 1920, durante el Biennio rosso
El biennio rosso o en español bienio rojo, fue una sucesión de eventos en los años
de 1919-1920 en la historia de Italia, protagonizada principalmente por los
consejos de fábrica. Se le llamó rojo debido a la masiva revuelta popular de
orientación socialista y anarquista que se dio sobre todo en el norte de Italia.
Estos consejos de fábrica se generalizan vertiginosamente primero por toda la
ciudad de Turín constituyéndose en cada una de las fábricas de la ciudad. En abril
de 1920, se desata un conflicto menor por cuestiones de horario que va a abrir las
puertas al verdadero problema de fondo: el poder obrero en las fábricas.

Los obreros se lanzan a la huelga que se extiende rápidamente por toda la región
del Piamonte, y luego alcanza la Lombardía involucrando medio millón de obreros. A
la cabeza de éstos se ponen los "consejos obreros" inspirados en los soviet de
Rusia que organizan cada detalle y rubrican su funcionamiento al máximo como
dirección del proceso. Esto avisoraba una situación pre-revolucionaria.

Índice
1 Consejos de fábrica
1.1 Inicios de los consejos
1.2 Ocupaciones de fábrica
1.3 Último intento
2 Disputas y protagonistas
3 Contexto y consecuencias
4 Véase también
5 Enlaces externos
Consejos de fábrica
En Turín, y en el norte de Italia el movimiento obrero empezó a crecer en torno a
comisiones internas. La ciudad de Turín, edificada alrededor de grandes fábricas
automotrices, era el centro industrial más importante de toda Italia y reunía la
flor y nata de la clase obrera italiana. La fábrica automotriz de Fiat en Turín vio
el surgimiento, en agosto de 1919, del primer "consejo de fábrica" que abrió el
período conocido en la historia como el bienio rojo italiano.

Los consejos eran organismos de autoorganización obrera inspirados en el ejemplo de


los "soviets de obreros y campesinos" creados en Rusia. En Italia estos "consejos"
se componían de representantes, uno por cada 15 o 20 personas, elegidos por
asambleas por sección de la planta y por todos los obreros, estuvieran o no
afiliados al sindicato. Los administradores de sección de planta elegían entonces
una comisión interna de mandato revocable. Esto era conocido como el "consejo de la
fábrica", una estructura de democracia directa practicada y propuesta por los
anarcosindicalistas -aunque normalmente dentro de sus sindicatos-, y hoy a través
de los consejos de voceros de los anarquistas modernos.

Sus funciones iban desde el control del personal técnico, el despido de empleados
que se muestren "enemigos de la clase obrera" ( es decir, opositores al consejo),
al control de la producción de la empresa y de las operaciones financieras. Los
"consejos" eran creados principalmente por inspiración de los anarcosindicalistas,
aunque al constatarse su éxito los militantes del Partido Socialista Italiano
empezaron a fundar sus propios "consejos".

Inicios de los consejos


Antes de noviembre de 1918, estas "comisiones" eran apenas un órgano de asesoría
del respectivo sindicato y antes del febrero de 1919, la Federación Italiana de
Trabajadores del Metal (FIOM) ganó un contrato para permitir a las comisiones en
sus lugares de trabajo. Entonces intentaron transformar a estas comisiones en
consejos dotándolos de una función directiva y no sólo de asesoría. Antes de mayo
de 1919, los consejos “se convirtieron en la fuerza dominante dentro de la
industria metalúrgica y los sindicatos (convencionales) estaban en peligro de
convertirse en unidades administrativas marginales” según Carl Levy (en su libro
"Gramsci y los anarquistas"). Así describió el marxista heterodoxo Antonio Gramsci
la originalidad de los consejos:

[...] la única institución proletaria que, por nacer precisamente allí donde no
subsisten las relaciones políticas de ciudadano a ciudadano, allí donde no existe
para la clase obrera ni libertad ni democracia, sino sólo las relaciones económicas
de explotador a explotado, de opresor a oprimido, representa el esfuerzo perenne de
liberación que la clase obrera realiza por sí misma [...]
Aunque estos hechos sucedieron en gran parte en Turín, esta militancia recorrió
Italia con campesinos y trabajadores que tomaban fábricas y tierra. En Liguria, por
ejemplo, después de una interrupción en la paga, los trabajadores del metal y de la
construcción naval ocuparon y dirigieron sus plantas por cuatro días.

Durante este período, la Unión Sindical Italiana (USI) se incrementó a 800.000


miembros y la influencia de la Unión Anarquista Italiana (20.000 miembros más
Umanità Nova, su diario) creció por consiguiente. El reportero marxista galés, Gwyn
Williams dice claramente en su libro "Orden proletario" (pg. 194-195):

[...] anarquistas y sindicalistas revolucionarios eran el más importante [...]


grupo revolucionario a la izquierda […] El rasgo más saliente en la historia del
anarquismo y sindicalismo en 1919-1920 fue el rápido crecimiento [...] Los
sindicalistas sobre todo captaron la opinión de la clase obrera militante que el
movimiento socialista inútilmente trataba de captar.
Ocupaciones de fábrica
Imagen externa
Fotografía de una fábrica ocupada en Milán en septiembre de 1920 por obreros
armados alojada en Wikipedia en italiano
Atención: este archivo está alojado en un sitio externo, fuera del control de la
Fundación Wikimedia.
La Cofindustria (organismo que agrupa a los industriales italianos) responde ante
este ambiente con un intento de cierre masivo de fábricas que, ante el convulsivo
escenario, encendió más la situación ya que miles de obreros se movilizan a lo
largo y ancho de Italia ocupando por la fuerza las fábricas donde laboran y
concentrando los medios de producción de los principales centros económicos en sus
manos. Para la defensa de las fábricas tomadas los militantes socialistas crean un
cuerpo de "Guardias Rojos" imitando a los bolcheviques rusos.

Los anarquistas fueron los primeros en sugerir a los obreros tomar los lugares de
trabajo y ponerlos en funcionamiento. El teórico y militante anarquista Errico
Malatesta escribió en el diario partidista"Umanità Nova" en marzo de 1920:

(las) huelgas generales de protesta no afectan a nadie […] proponemos una idea: la
toma de posesión de fábricas […] el método tiene ciertamente un futuro, porque
corresponde a los fines últimos del movimiento de trabajadores
Los consejos de fábricas promueven la gestión obrera de la producción, como
respuesta ofensiva al ataque de las patronales. La patronal exige al gobierno
intervenir para frenar a los trabajadores, éste en cambio le requiere cumplir con
las regulaciones industriales ya existentes.

[...] los trabajadores pensaron que el momento estaba maduro para la toma de
posesión de una vez para siempre de los medios de producción. Se armaron para su
propia defensa [...] y comenzaron a organizar la producción por su propia cuenta
[...] El derecho de propiedad fue de hecho abolido [...] era un nuevo régimen, una
nueva forma de vida social que hacía su entrada. Y el gobierno se echó a un lado al
sentirse impotente para ofrecer oposición.
Errico Malatesta, Vida e ideas, pg. 134
Los trabajadores ferroviarios se negaron a transportar tropas, los obreros se
fueron en contra de las consignas de los sindicatos reformistas y los campesinos
ocuparon tierras, aunque cabe señalar que el movimiento era casi exclusivo de los
trabajadores industriales en una país donde la mayor parte de trabajadores se
hallaban en la agricultura (cosa que se señalaría luego como una debilidad). Daniel
Guérin da un resumen de la extensión del movimiento:
[...] la dirección de las fábricas [...] se llevaba a cabo por medio de comités de
trabajadores técnicos y administrativos. La autogestión llegó lejos [...] La
autogestión emitió su propio dinero [...] Se requería estricta autodisciplina [...]
(y) una estrecha solidaridad se estableció entre las fábricas [...] (donde) las
menas y el carbón se ponían en un fondo común y se repartían equitativamente.
El anarquismo, pg. 109
La burguesía, presa del pánico y del peligro de perder el control de sus
propiedades, firma un acuerdo en donde los trabajadores obtienen importantes
ventajas reivindicativas y después de cuatro semanas de ocupación los trabajadores
decidieron abandonar las fábricas. Esto fue debido a la actuación del Partido
Socialista Italiano y de los sindicatos reformistas, quienes se opusieron al
movimiento de ocupación y negociaron con el Estado por una vuelta a la "normalidad"
a cambio de la promesa de aumentar legalmente el control de las fábricas por los
trabajadores, en asociación con los jefes. Esta promesa no se mantuvo.

Los líderes socialistas, si bien simpatizaban con el movimiento, dudaban que los
anarquistas tuvieran organización y liderazgo para desarrollar una lucha de largo
plazo, y prefirieron pactar con el gobierno desde una "posición de fuerza". De
hecho los diversos grupos anarcosindicalistas italianos tenían una gran adhesión
obrera pero carecían de un programa común que aplicar después de la toma de las
fábricas, siendo que la patronal confiaba en que, carentes de cuadros capacitados,
los anarquistas teminarían capitulando al no poder manejar eficazmente las fábricas
ocupadas. La falta de organizaciones "interfábrica" independientes hizo que los
obreros dependieran de los burócratas de las uniones sindicales para obtener
información sobre lo que pasaba en otras ciudades, y las autoridades estatales
usaron ese elemento para aislar las fábricas y las ciudades entre sí.

Último intento
Imagen externa
Fotografía del 1 de mayo de 1920 en Nápoles alojada en Wikipedia en italiano
Atención: este archivo está alojado en un sitio externo, fuera del control de la
Fundación Wikimedia.
Gobierna un sentimiento de derrota entre la clase obrera que se unió a los
"consejos" ya que el 27 de septiembre de 1920, se quita la autorización y se
despide a los administradores de consejos, cosa que los trabajadores intentan
bloquear con una paralización. Los patrones respondieron con un cierre, y con ayuda
de miles de soldados del ejército del gobierno de Giovanni Giolitti, las fábricas
son desalojadas y montó ametralladoras fuera de las fábricas. Las demandas de los
jefes eran imponer otro contrato a la FIOM para modificar el control directivo.
Estas demandas fueron dirigidas a destruir el sistema de consejos de fábrica y su
modelo de asociación.

Los trabajadores de Turín respondieron a esto con una huelga general en defensa de
los consejos. Los trabajadores habían invitado a los sindicatos y a los partidos
marxistas y socialistas para unirse a la huelga, pero estos rechazaron la oferta al
considerar muy difícil el triunfo de los trabajadores, y sólo los grupos
anarcosindicalistas estaban dispuestos a actuar. No obstante la confederación local
de la USI no podía proporcionar la infraestructura necesaria para un movimiento de
ocupación totalmente coordinado. Después de dos semanas en huelga, los trabajadores
decidieron rendirse y el movimiento obrero manifestó cabalmente sus problemas para
transformar la correlación de fuerzas. Al final, el control fue dado de nuevo a los
jefes de las fábricas modificando las reglas de los contratos dando algunas
concesiones legales pero suprimiendo definitivamente los consejos, con la ayuda de
los grupos socialistas, y arrestaron a muchos de los principales organizadores
obreros y anarquistas.

Disputas y protagonistas
Las disputas dentro de la revuelta se dieron entre los sectores moderados del
Partido Socialista Italiano que querían sólo lograr mejoras laborales, los sectores
radicales del mismo partido liderados entre otros por Antonio Gramsci que estaban
influenciados por la reciente revolución rusa de 1917 y que posteriormente
fundarían el Partido Comunista Italiano, y los sectores de obreros y campesinos
anarquistas entre los que se encontraba como líder y teórico sobresaliente Errico
Malatesta así como el rol trascendental de la federación sindical Unione Sindacale
Italiana (USI) de tendencia anarcosindicalista.

(sobre las fábricas ocupadas ondeaba) un bosque de banderas negras y rojas (puesto
que) el consejo del movimiento de Turín era esencialmente anarcosindicalista [pg.
241]. (Las actividades de resistencia eran) ya directamente guiadas o
indirectamente inspiradas por los anarcosindicalistas [pg. 193]
Gwyn Williams, Orden proletario
Otra figura importante en el movimiento fue Amadeo Bordiga quien se convertiría en
teórico de la tendencia de izquierda comunista (tendencia posteriormente crítica de
la línea del Comintern). Esta línea de pensamiento era contraria al leninismo y al
estatismo.

Contexto y consecuencias
Hubo similares eventos en otros países europeos en el mismo período como los
espartaquistas alemanes, la revuelta socialista de Baviera y la "república
soviética" de Hungría, en mucho también motivados por la exitosa reciente
revolución rusa, pero en la primavera de 1919 todas estas sublevaciones socialistas
habían sido ya vencidas. En el caso italiano, la represión estatal, la
desorganización de los anarcosindicalistas, y la división entre los sectores de
socialistas terminaron por quitar toda fuerza al movimiento, el cual fue incapaz de
oponer resistencia activa a un nuevo grupo político aparecido en Italia: los
fascistas.

Las revueltas del biennio rosso motivaron a la alta burguesía italiana a mirar con
sospecha cualquier movimiento obrero, y cuando en 1919 el ex-socialista Benito
Mussolini fundó su movimiento de los fascios de combate basado en un virulento
anticomunismo, la burguesía italiana decidió apoyarlo como medio de contrarrestar
las actividades de socialistas y comunistas.

Al contrario de las disensiones en el Partido Socialista Italiano entre "radicales"


y "moderados" sobre las tácticas a seguir, los fascistas de Mussolini, con una base
antisocialista y anticomunista, utilizaron como táctica básica a la violencia
contra personas y bienes, violencia ejecutada por un grupo paramilitar creado
específicamente para ello: los camisas negras. Los anarquistas italianos, dedicados
esencialmente a la sindicatos con base local, carecían de organización centralizada
a diferencia de los fascistas, y las discrepancias de método y disciplina también
obraron en su contra.

Mussolini aprovechó el miedo de los industriales y se mostró como decidido opositor


del bienio rosso, empleando desde 1921 a sus belicosos camisas negras para someter
por la violencia a los líderes izquierdistas que intentaran repetir las huelgas de
1919-1920. Con ello, Mussolini terminó subiendo al poder poco después en tanto el
fascismo fue apoyado como "prevención contrarrevolucionaria", lanzado como
resultado de la fracasada revolución.
Véase también
Anarcosindicalismo
Antonio Gramsci
Comunismo consejista
Anarquismo en Italia
Enlaces externos
Breve historia del "biennio rosso", en italiano
Steven Forti, «Tutto il potere ai Soviet!» Il dibattito sulla costituzione dei
Soviet nel socialismo italiano del biennio rosso: una lettura critica dei testi
Archivado el 4 de junio de 2012 en Wayback Machine., «Storicamente», 4 (2008)
Descripción de los eventos del biennio rosso
El bienio rojo italiano
El anarquismo en las ocupaciones de fábricas en Italia, en Una FAQ anarquista
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Categorías: Reino de ItaliaHistoria del anarquismo
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