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PRIORIDAD SANITARIA Y MEDIOAMBIENTAL

Los microplásticos son un caldo de cultivo para bacterias


resistentes a antibióticos
Un nuevo estudio alerta de una peligrosa mezcla de patógenos con
partículas microplásticas. Estos microorganismos pueden
aprovechar nuestros desechos y volverse en nuestra contra a una
velocidad asombrosa

Los microplásticos están por todas partes. Podemos encontrarlos


en la pasta de dientes en los cosméticos, en las microfibras de
la ropa que nos ponemos cada día e incluso en la comida, pero
también contaminan el aire que respiramos o el agua que bebemos.
Se han hallado partículas microscópicas de plástico en los
lugares más remotos del planeta: en el hielo marino antártico,
la cima del Everest o las fosas oceánicas más profundas del
planeta. Y la creciente evidencia muestra que los microplásticos
viajan por la cadena alimentaria bioacumulándose en todos los
eslabones: desde el plancton hasta los peces, los insectos, las
aves y, por supuesto, nuestro propio organismo. El uso
individual de un exfoliante facial puede liberar entre 5.000 y
100.000 microplásticos al medio ambiente Un nuevo estudio
desarrollado por científicos del Instituto de Tecnología de New
Jersey (EE. UU.) va aún más lejos y apunta a que estos
microplásticos pueden convertirse en el centro neurálgico para
que crezcan bacterias y patógenos resistentes a los antibióticos
una vez que se lavan en los desagües domésticos y entran en las
plantas de tratamiento de aguas residuales, formando una capa
viscosa o biopelícula en su superficie que permite que los
microorganismos patógenos y los residuos de antibióticos se
adhieran y se mezclen con el agua.
placeholderMicroplásticos en un copo de nieve observado a través
del microscopio (REUTERS)
Microplásticos en un copo de nieve observado a través del
microscopio (REUTERS)
Recordemos que la resistencia a los antibióticos (RA) es
considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como
una de las mayores amenazas para la salud mundial, la seguridad
alimentaria y el desarrollo en la actualidad. Ocurre cuando las
bacterias desarrollan paulatinamente la capacidad de combatir la
acción de los antibióticos. En este caso, los investigadores
encontraron que ciertas cepas de bacterias elevaban la
resistencia a los antibióticos mientras residían en estas
biopelículas microplásticas en las que las bacterias podían
quedar atrapadas dentro de las depuradoras de aguas residuales
municipales. Todo ello gracias a que los microplásticos sirven
de portadores de estos patógenos, convirtiéndolos en una
auténtica amenaza para la biota acuática y la salud humana si
pasan por alto el procedimiento de tratamiento del agua, aclaran
los expertos.
Unos resultados inquietantes
“La mayoría de las plantas de tratamiento de aguas residuales no
están diseñadas para la eliminación de microplásticos, por lo
que se liberan constantemente en el entorno receptor”, explica
Dung Ngoc Pham, líder del estudio publicado en la revista
Journal of Hazardous Materials Letters. Además, a medida que
otras bacterias van adhiriéndose a la superficie, no solo
crecen, sino que pueden intercambiar ADN entre sí, diseminando
los genes de resistencia a los antibióticos. El equipo recolectó
lotes de muestras de lodo de tres plantas de tratamiento de
aguas residuales domésticas en el norte de Nueva Jersey,
inoculando las muestras en el laboratorio con dos microplásticos
industriales generalizados: polietileno (PE) y poliestireno
(PS).

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