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Modo de producción primitivo

El primer modo de producción que el marxismo contempla es el primitivo, conocido


también como comunismo primitivo. Típico de la época prehistórica, previa a la llamada
Revolución del Neolítico que produjeron la agricultura y la ganadería.

El comunismo primitivo se da en ausencia de un Estado y de una jerarquía social, así


como de clases sociales, distinguiendo a la hora de repartir el trabajo únicamente en las
capacidades físicas de cada quien. Es un modelo de producción limitado, de bajísimo
nivel de desarrollo, que a duras penas permite la subsistencia de la comunidad.

¿Qué fue el comunismo primitivo?


Según la perspectiva del marxismo, se denomina comunismo primitivo o modo de
producción primitivo a la primera de las etapas de organización político-social de la
humanidad. Apareció con las primeras comunidades humanas organizadas (7000-2000 a.
C.).
El ser humano primitivo se organizó en tribus o grupos dedicados a la obtención de
sustento mediante la pesca, la caza o la recolección. Sus integrantes intercambiaban
bienes en base a un principio de cooperación simple, motivado a que se hallaban en un
estado de desamparo frente a los peligros de la naturaleza.

El comunismo primitivo llegó a su término con la Revolución Neolítica, con la que se


desarrollaron la agricultura y la ganadería, entre otras formas de producción. Así fue
posible la diversificación del trabajo y división social de la población, sentando las bases
para la posterior Revolución urbana en que aparecieron las primeras clases sociales.

Características del comunismo primitivo


El comunismo primitivo, como su nombre lo indica, era una organización comunal y
comunitaria, en la que no existía la propiedad privada de ningún tipo, ni se consideraba
la tierra como un bien exclusivo de nadie. También carecía de la presencia de un Estado,
pues al no haber clases sociales no eran necesarias leyes que regularan
la convivencia entre ellas.
Los seres humanos trabajaban con herramientas rudimentarias de piedra o hueso, así
que la única división del trabajo se daba en términos de la capacidad física de cada quien,
permitiendo a mujeres y niños sobrevivir por sus propios medios. Se protegía
especialmente a las embarazadas y las que amamantan, para cuidar entre todos a la futura
generación.

Economía del comunismo primitivo


Los productores del comunismo primitivo no creaban excedentes para el intercambio, ni
acumulaban bienes, sino que producían lo indispensable para satisfacer las
necesidades más inmediatas. Es decir, no había moneda ni necesidad de ella, pues no
existía la posibilidad de riquezas, ni de pobrezas.
Las necesidades básicas de cada quien estaban garantizadas por su propio trabajo y por
su pertenencia a la comunidad. Por lo tanto, no había relaciones de explotación entre los
seres humanos, ya que ninguno podía trabajar para otro, ni podía por tanto ninguno dejar
de trabajar y disponer de tiempo libre.

Modos de producción del comunismo primitivo


a caza, la pesca y la recolección eran los modos de producción de la humanidad durante
estas etapas primitivas. Es decir, que se acudía a buscar u obtener el alimento allí donde
lo hubiera, y se obtenía únicamente lo que era necesario para el sustento.
Por otro lado, la comunidad carecía de mayores especializaciones en la labor de
preparación de herramientas o de refugios, dado que todo era realizado en partes iguales
por todos. La única especialización que podía encontrarse era de ocupación masculina en
la cacería y la pesca, y la femenina en la recolección y la crianza.

El fin del comunismo primitivo lo marca el cambio en los modos de producción. La


domesticación de animales y el inicio de las labores agrícolas y ganaderas fueron medios
de producción que generaban mucho más producto que el estrictamente necesario para
sobrevivir.

De esta manera se inició la acumulación de bienes y la repartición desigual del trabajo,


pues unos generaban suficiente comida para que otros no tuvieran que trabajar en lo
mismo, sino que pudieran dedicarse a otras labores, como el liderazgo, la guerra,
las ciencias y las artes.
ESCLAVISTA
El modo de producción esclavista, como su nombre lo indica, se sostiene en el
sometimiento de otros seres humanos y su reducción a la condición de propiedad, a lo sumo
ciudadanos de tercera, cuyas voluntades están sometidas a un amo particular o al Estado
mismo.
Los esclavos entregan toda su capacidad de trabajo, sin participar en el reparto de los
beneficios obtenidos del mismo, excepto por lo mínimo indispensable para garantizar su
supervivencia y su trabajo continuo. Este fue el modelo de las sociedades clásicas de
la antigüedad, como Grecia y Roma.

¿Modo de producción esclavista?


De acuerdo al pensamiento marxista, el modo de producción esclavista fue uno de los
modos de organización político-social de las sociedades pre capitalistas. En ellas, la
producción era mayormente desempeñada por personas despojadas
de derechos ciudadanos y reducidas a la servidumbre obligatoria, llamados esclavos.
Este modelo de producción fue ampliamente empleado en las civilizaciones clásicas de
Grecia y Roma, y fue en parte responsable de tanto su florecimiento como su entrada en
crisis. No debe confundirse con la esclavitud, que como fenómeno social existía desde
tiempos inmemoriales y continuó existiendo formalmente hasta el siglo XIX.

El modo de producción esclavista una organización social en la que los esclavos


constituyen la principal fuerza de trabajo y de producción. Sin embargo, los esclavos no
reciben remuneración alguna por sus esfuerzos, más allá del techo y la comida.
En ese sentido, es un modelo de tipo preindustrial, en el que el esclavo no recibe ni
siquiera un salario por su trabajo, pero a la vez sus necesidades mínimas deberán estar
cubiertas por el amo.

Características del modelo esclavista


El modelo esclavista se sostiene en base a la existencia masiva de personas esclavizadas,
forzadas al trabajo y a las que no se les retribuye absolutamente nada de la labor llevada
a cabo.
Ello significa que sólo reciben comida y vivienda, para garantizar su subsistencia, de parte
del amo o tenedor de esclavos. Por otro lado, la preocupación respecto al volumen
producido no les atañe a los esclavos (a los que da igual una buena cosecha y una pobre)
sino al amo.
En el modelo esclavista, los esclavos eran figuras contempladas por la ley y reducidas
formalmente a casi objetos, sin derechos ciudadanos individuales ni colectivos, sin
supervisión de ninguna institución. Sus hijos podían nacer esclavos también y pertenecer
al mismo amo, o en algunos casos podían ser libres o ubicarse en alguna categoría
intermedia.

Los esclavos eran parte del patrimonio del amo y cualquier daño a los mismos podía exigir
resarcimiento en bienes o servicios. De hecho, en sociedades clásicas esclavistas como
la griega, se podía llegar a la esclavitud por impago de deudas, por crímenes cometidos o
por derrota militar. Incluso existían esclavos del Estado, dedicados a la función del
servicio público.

Clases sociales del esclavismo


Las dos clases sociales que interesa distinguir en cualquier modelo esclavista son dos:
Los hombres libres: Podían tener territorio, bienes, derechos civiles y heredar a sus
descendientes su patrimonio, en el que incluso podía haber algún número de esclavos.

Los esclavos: Eran ciudadanos de última categoría, desprovistos de derechos y de acceso


a bienes, ni hablar de derechos civiles o participación ciudadana. Eran poco más que
cosas y lo seguirían siendo, dependiendo de cuál fuera el caso, por toda la vida, hasta
cumplir una cantidad de años de trabajo esclavo, o hasta que pudieran pagar al amo la
cantidad de dinero que valía su cabeza, a modo de compra de libertad. Entonces el amo
podía otorgar al esclavo un documento liberador.

Surgimiento del modelo esclavista


El modo esclavista de producción surgió mucho después de la invención de la
esclavitud. Se le atribuye a la sociedad de la Grecia Antigua la construcción de un modelo
productivo en el que la esclavitud era el sustento de la agricultura.
Sin embargo, no era la fuerza de trabajo exclusiva: había también campesinos libres y
artesanos que convivían con los esclavos. La condición de sumisión de estos últimos era
política y laboral, pero no les impedía llevar una vida más o menos independiente, formar
una familia y tener una morada.

Desaparición del modelo esclavista


El modelo esclavista entró en crisis en el Imperio Romano, cuando la pax romana impidió
nuevas conquistas militares que nutrieran con nuevos esclavos a la sociedad en
expansión.
Por otro lado, la popularización del cristianismo cambió radicalmente el sentido
ideológico y espiritual de los ciudadanos romanos. Además, la feroz crisis económica fue
debilitando la distinción entre ciudadanos libres y esclavos, haciendo que dicha
separación perdiera poco a poco su sentido.

Sin embargo, la esclavitud no fue abolida en ese momento (deberían pasar casi 1500 años
más), sino que dejó de ser el motor de la producción, para pasar el testigo al modelo feudal
que imperó en Europa durante toda la Edad Media.
A partir de las invasiones bárbaras al Imperio Romano en el siglo V, se desencadenó la
Revolución Feudal que terminó con el modelo esclavista y convirtió a los esclavos en
siervos, que cultivaron las tierras de los grandes terratenientes o Señores Feudales.

Modo de producción feudal


El modelo de producción feudal imperó en muchas sociedades agrícolas de la antigüedad
y en la Europa medieval desde la caída del Imperio Romano hasta
el Renacimiento europeo y la entrada en la Modernidad.

Se caracterizó por un orden político descentralizado, en el que los distintos reinos


reconocían la autoridad local de los señores feudales, terratenientes provenientes de la
nobleza militar. Éstos, a su vez, regían sobre el campesinado plebeyo.
Los señores feudales se llevaban un alto porcentaje de la producción que los campesinos
obtenían de sus tierras. A cambio, les ofrecían orden, estabilidad, protección militar y
permiso para habitar y alimentarse de la cosecha. Era un modelo de producción
eminentemente rural.
¿Qué es el modo de producción feudal?
En terminología marxista, se conoce como modo de producción feudal (o en términos
llanos: feudalismo), a la organización socio-económica que rigió a la
sociedad medieval en Occidente y otras regiones del mundo.
En estas sociedades, el poder político estaba descentralizado y era ejercido de manera
independiente por los señores feudales: la aristocracia o nobleza que transmitía el poder
consanguíneamente, y que era dueña de las tierras cultivables.
Según las teorizaciones de Karl Marx, el feudalismo antecede históricamente al modo
capitalista de producción. Consistía en una dinámica económica de sumisión y
explotación del campesinado por parte de la aristocracia y los terratenientes.
Sin embargo, los terratenientes también se hallaban en relación de sumisión con
un poder político superior, que era la corona, la cual permitía a los aristócratas la
autonomía política en sus territorios feudales, a cambio

Características del modo de producción feudal


El modo de producción feudal era esencialmente un modelo de explotación agropecuaria.
Era sostenido por una masa campesina encargada de la producción de bienes y gobernada
por un señor feudal: un terrateniente que les imponía su orden particular, ejerciendo a la
vez el poder político y legal, aunque en esto último intervenía también la Iglesia (el clero).
Los campesinos o siervos pagaban a sus respectivos señores feudales una porción
mayoritaria de lo producido con su trabajo, a cambio de seguridad militar, orden
y jurisprudencia. Además, obtenían el permiso para habitar porciones minúsculas de
terreno en donde se asentaban sus familias.

En dicha relación de explotación del campesinado por la aristocracia, sin embargo, no


existían las leyes de esclavitud, aunque las condiciones de vida de los primeros podían en
muchas ocasiones parecérsele. En su lugar, se establecían relaciones de vasallaje, que
vinculaban políticamente al campesino con el feudo que habitaba.
Los feudos eran la unidad productiva mínima del sistema (de allí su nombre: feudal). Se
dividían territorialmente en:
Reservas señoriales o dominicales. Su producción estaba destinada al pago del tributo al
señor feudal.
Mansos. En ellos el campesinado llevaba adelante la producción de sus propios bienes y
se garantizaba así la subsistencia.
No existía en este modelo tipo alguno de moneda o de sistema económico unificado. Por
otro lado, las ciudades eran poco desarrolladas en comparación con el campo.

Surgimiento del feudalismo


El surgimiento del modelo feudal se explica por el estado de desorden y fragmentación
de Europa tras la caída del Imperio Romano en el siglo V. Semejante estado de
conmoción y disolución de los poderes instituidos permitió la descentralización del poder
político y el surgimiento de reinos aparte.
Cada uno de estos reinos estaba dividido a su vez en feudos dirigidos por la nobleza:
duques, barones y demás títulos nobiliarios. Sin embargo, todos ellos estaban sujetos
moral y legalmente a la Iglesia Católica, encargada de mantener el orden social a través
del adoctrinamiento de las masas.
Además, la Iglesia brindaba legitimidad espiritual a la corona, ya que los reyes, electos
entre la casta aristocrática guerrera y terrateniente, se consideraban puestos en el trono
por Dios. Esta época fue pródiga en guerras, por lo que el campesinado de buena gana
aceptaba pertenecer a un feudo a cambio de orden y protección, así fuera despóticos.

Clases sociales del feudalismo


El sistema feudal era prácticamente inamovible en términos de clases sociales, es decir,
era muy poco probable el flujo entre campesinos y nobles aristócratas. Los primeros
eran pobres y encargados del trabajo agrícola, y los segundos eran los dueños de la
tierra.

Estas dos clases sociales se diferenciaban ampliamente a lo largo de sus vidas y podían
cruzar sus destinos en pocas ocasiones, siendo una de ellas la guerra, obligación principal
de los nobles y secundaria de sus vasallos. Una tercera clase social la constituía el clero.
A ellos la Iglesia Católica les garantizaba su subsistencia, pero les impedía acumular
propiedades de ningún tipo.
Por regla general, la condición de noble o campesino se mantenía toda la vida, ya que la
nobleza se transmitía por vía consanguínea (de allí que se hablara de “sangre azul” o
“sangre patricia”). Las limitadas vías de ascenso social eran el heroísmo en la guerra, la
adscripción al clero y el matrimonio con personas de abolengo o apellido noble.

Hacia el final del modelo feudal apareció una nueva clase social, la burguesía,
compuesta por hombres libres poseedores de negocios y capitales, aunque no así de
títulos nobiliarios. A medida que esta clase creció y se afianzó como la nueva clase
dominante, el feudalismo se aproximaba a su fin.

Fin del modo de producción feudal


El modelo feudal de producción en Europa occidental llegó a su término alrededor del
siglo XV, en medio de las Revoluciones Burguesas, un período de cambios sociales y
políticos profundos que respondieron al surgimiento de una nueva clase social:
la burguesía.
De origen plebeyo pero dueños de negocios, mercaderes de oficio o tenedores de
capitales, los burgueses fueron paulatinamente desplazando a la aristocracia, cuya
tenencia de tierras dejó de ser garantía de poder, a medida que surgían las naciones y con
ellas la presencia de una moneda de uso común en la comunidad.
En esta época de cambio la Iglesia perdió su firme agarre sobre la cultura medieval a
medida que la religión era desplazada por el culto a la razón y al pensamiento. Se
lograron nuevos saberes científicos, nuevas formas de producción de bienes y de
acumulación.

Estas y otras innovaciones eran fruto de revolucionarias técnicas agrícolas e industriales,


y del profundo cambio cultural que se produjo durante el Renacimiento. El final definitivo
del feudalismo llegó con abolición de la monarquía absolutista durante el siglo XVIII.
La Revolución Francesa (1789) fue un hito importante en ese sentido.
Modo de producción capitalista
Es el modelo de producción posterior al mercantilismo y al ascenso de
los comerciantes como clase predominante, en lugar de la nobleza. Surgió con las
Revoluciones burguesas que pusieron fin al medioevo y posteriormente al absolutismo
monárquico.
A medida que el dinero desplazó en importancia a la tenencia de tierras, y la ciencia y la
tecnología a la fe en la religión, un mundo nuevo dio sus primeros pasos hacia una
sociedad industrial. Los siervos campesinos migraron masivamente a las ciudades y se
convirtieron en trabajadores obreros.
Este es el modelo vigente en la mayoría de los países del mundo actualmente. Según la
lectura marxista, consiste en la explotación de la fuerza de trabajo del proletariado por
parte de los burgueses, dueños de los medios de producción, a cambio de un salario.
Así, la burguesía se queda con la plusvalía, que es el añadido de valor que los trabajadores
aportan al precio final del producto, y que siempre es superior al salario que les es
otorgado.

¿Qué es el modo de producción capitalista?


Según la terminología marxista, el modo de producción capitalista es aquel propio de las
sociedades capitalistas surgidas luego de las Revoluciones Burguesas que acabaron con
el modelo feudal del medioevo. Según los postulados de Marx, su propia dinámica interna
lo conduce a la extinción y al surgimiento final del comunismo.
El modo de producción capitalista es considerado por los estudiosos no marxistas como
un sistema económico, en el que el valor de los bienes y servicios se expresa en términos
monetarios, los mismos en los que se recompensa a las personas por su trabajo.
En cambio, para la ortodoxia marxista el capitalismo es el modelo económico en que la
burguesía detenta el control de los medios de producción. Pero además es un modelo de
organización social, político y económico.
Recordemos que la burguesía es la clase social intermedia entre los siervos campesinos y
la aristocracia terrateniente. Surgió al final del período medieval, junto al mercantilismo,
las dinámicas de intercambio internacional de mercancías, pero también revolucionarios
avances en la tecnología, la ciencia y la cultura.
Todas estas novedades cambiaron para siempre el modo en que se satisfacían las
necesidades humanas, desplazando el foco del trabajo rural al comercio urbano.
Así, el modo de producción capitalista es el sistema propio de una época industrial, en la
que el capital ha desplazado en importancia a la tenencia de tierras.

Origen del modo de producción capitalista


El capitalismo como sistema surgió después de la caída del feudalismo en el siglo XV.
La expansión imperial de las principales potencias europeas hizo circular grandes
dimensiones de mercadería de otras regiones del mundo. Así nació la burguesía como una
nueva clase social que había derrotado a la aristocracia terrateniente del medioevo.
Esta clase de comerciantes de origen plebeyo, pero poseían capitales. Así se convirtieron
en los dueños de las primeras empresas que cambiaron para siempre el modo en que se
producen los bienes y servicios en el mundo.
Impulsaron cambios de tipo científico, espiritual y político que llevaron a las llamadas
Revoluciones Burguesas, cuyo punto climático fue la caída del absolutismo monárquico
(con Revoluciones como la Revolución Francesa en 1789, o con transiciones paulatinas)
y el inicio de las repúblicas democráticas capitalistas que conocemos hoy.

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