Está en la página 1de 17

El posmarxismo en Laclau y Mouffe a debate.

Superación o aniquilación de la teoría marxista

Máster en Teoría Política y Cultura Democrática

Jorge Ramos González, (jorgecra@ucm.es)


Teoría y práctica de los populismos
Profesores: Dr. José Luis Villacañas y Dra. Cristina Basili
El posmarxismo en Laclau y Mouffe a debate.

Resumen: El presente trabajo realiza un repaso sobre las polémicas entorno a la falta
de fundamentos marxistas en la obra de Laclau y Mouffe y de su autoadscripción a la
corriente posmarxista. A través de las críticas de autores como Veltmeyer, Meiksins
Wood o Geras, se pretende entender si la propuesta política y teórica de los autores es
una superación de la teoría marxista o, si, por el contrario, supone un ataque directo
con el objetivo de acabar con la influencia y presencia del marxismo en el pensamiento
político.

Palabras Clave: Marxismo, posmarxismo, esencialismo, clase, socialismo

Abstract: This paper reviews the polemics surrounding the lack of marxist
foundations in the work of Laclau and Mouffe and their auto-adscription to the post-
marxist current. Through the critiques of authors such as Veltmeyer, Meiksins Wood
or Geras, the aim is to understand whether the authors' political and theoretical
proposal is an overcoming of marxist theory or, on the contrary, a direct attack with
the aim of ending the influence and presence of marxism in political thought.

Key words: Marxism, post-marxism, essentialism, class, socialism

2
Superación o aniquilación de la teoría marxista

I. INTRODUCCIÓN 4

II. LAS ACUSACIONES ANTIMARXISTAS A LACLAU Y MOUFFE 5

I.II. La crítica de Henry Veltmeyer 5

II.II. La crítica de Ellen Meiksins Wood 8

II.III. La crítica de Norman Geras 9

III. HERNÁN FAIR. DEFENSA Y CRITICA DE LACLAU Y MOUFFE 11

IV. CONCLUSIONES 14

BIBLIOGRAFIA 17

3
El posmarxismo en Laclau y Mouffe a debate.

I. Introducción

Las aportaciones que Ernesto Laclau realizó a partir de la década de los años ochenta,
junto con Chantal Mouffe, en su principal obra Hegemonía y Estrategia Socialista. Hacia
una Radicalización de la democracia (en adelante HES), tuvieron un importantísimo
impacto en la política, tanto latinoamericana como europea, que llega hasta nuestros días
y cuya aplicación podemos observar actualmente. De esta manera, se hace necesario
comprender a dos de los autores más polémicos de las últimas décadas y que más debate
ha generado en el seno de los sectores políticos de izquierdas.

Estos debates han venido provocados por el autoposicionamiento posmarxista que los
autores realizaron en HES, en la cual, ante la crisis que vivía el marxismo en torno a los
años 70-80, plantearon un proyecto teórico y político que viniera a solucionar las
debilidades del marxismo para otorgar un nuevo imaginario político a las fuerzas de
izquierda y una estrategia que les permitiera luchar electoralmente por la llegada a
posiciones de poder, pudiendo así profundizar la democracia de las sociedades modernas.
Laclau y Mouffe defienden haber realizado una deconstrucción del marxismo para
apropiarse de los elementos más positivos de este, despojándole de lo que para ellos ha
sido el gran problema del marxismo y que afecta a toda la obra de Marx: el determinismo
y esencialismo economicista que generó un reduccionismo de clase. Entienden por tanto
que el marxismo ha estado en crisis desde su creación al estar afectado por este problema,
por lo que su tarea fue la de deconstruirlo para adquirir los elementos más valiosos y
combinarlos con otras corrientes teórico-filosóficas con el objetivo de poder superar ese
reduccionismo de clase, aportando un nuevo proyecto que no adolezca de esta queja. Por
ello, defienden su propuesta como un proyecto posmarxista que supera los errores y
limitación del marxismo tradicional y que aporta una nueva herramienta para los
movimientos políticos actuales.

En este contexto es donde surgen las críticas de autores vinculados a corrientes


marxistas, que interpretan que lo que realmente se hace en la obra de Laclau y Mouffe es
una teoría ecléctica que combina postulados marxistas –aunque algunos autores criticaran
que no existe ningún punto de partida realmente marxista- con otras corrientes políticas
y filosóficas como las teorías de Lacan, Derrida o el liberalismo político de Rawls. Estas
críticas no serán todas idénticas, y podremos encontrar autores que defiendan la postura

4
Superación o aniquilación de la teoría marxista

abiertamente antimarxista de Laclau y Mouffe, así como otros que interpreten su proyecto
como, lejos de ser posmarxista, una postura meramente no marxista.

Por ello, en el presente trabajo se intentará dilucidar si realmente podemos concebir


el proyecto de Laclau y Mouffe como un proyecto que supone un ataque al marxismo o,
simplemente, como una propuesta de corte progresista que se enmarque dentro de las
teorías del socialismo democrático que adolece de todo elemento marxista, siendo
meramente una postura no marxista. Para ello, se analizarán las críticas más relevantes a
la obra de L-M a partir de autores como, Meiksins, Fair, Geras y Veltmeyer.

II. Las acusaciones antimarxistas a Laclau y Mouffe

Las críticas que surgieron tras la publicación de HES fueron inmediatas, incluso
alguno de los autores expuestos a continuación ya venían manteniendo un debate crítico
con Laclau y Mouffe1, y a día de hoy sigue siendo objeto de debate y crítica. Para el caso
que ocupa la centralidad de este apartado, se trataran las críticas que han estado centradas
en el posicionamiento posmarxista de los autores, afirmando un marcado carácter
antimarxista en su obra. El presente apartado se subdividirá en tres puntos
correspondientes a los tres autores a tener en cuenta a efectos de una mejor comprensión
de cada una de ellas, las cuales se mostrarán de manera resumida abordando los aspectos
críticos más fundamentales.

I.II. La crítica de Henry Veltmeyer

La crítica hecha por Veltmeyer a la propuesta de Laclau y Mouffe está enmarcada en


su defensa de que el posestructuralismo supone abandonar los principios básicos del
marxismo. De esta manera, el proyecto posmarxista de Laclau y Mouffe es entendido por
Veltmeyer como un ataque a la posibilidad de las ciencias sociales, ya que rechaza el
método y los principios de estas, quedando comprometidos el objetivismo, el
estructuralismo y la racionalidad (Veltmeyer, 2006: 2), características básicas de los

1
Es el caso de Ellen Meiksins Wood, quien, junto a Peter Meiksins, publicó el artículo Beyond Class? A
reply to Chantal Mouffe en 1984.

5
El posmarxismo en Laclau y Mouffe a debate.

postulados posmodernos. Veltmeyer interpreta que este posestructuralismo de Laclau y


Mouffe no sirve para crear unas bases que permita analizar los procesos sociales.

Veltmeyer analiza el punto de partida de Laclau y Mouffe en su deconstrucción del


marxismo en HES, que les llevó a defender que la crisis de la teoría marxista residía en
toda la obra de Marx. Esta postura lleva a que Veltmeyer compare la afirmación con los
postulados de otros autores, del ámbito más conservador, como Popper o von Hayek, ya
que Laclau y Mouffe afirman que el error del marxismo domina todo el pensamiento de
y no surge en un momento determinado del siglo XX Marx (Laclau y Mouffe 1987). Este
error que achacan al marxismo sería el de la existencia de una ambigüedad en la
concepción de la historia como racional y objetiva, fruto del conflicto entre fuerzas y
relaciones de producción y, por otro lado, como fruto de la lucha de clases (Veltmeyer:
2006: 4; Boron, 2000: 246). Laclau y Mouffe interpretan que la primera afirmación es
una contradicción dentro de un antagonismo, mientras que la segunda es lo contrario
(Laclau y Mouffe 1987). Debido a que para los autores es imposible que la realidad
admita esta contradicción –una cosa no puede ser ambas a la vez-, deducen que se trata
de una contradicción discursiva que no se encuentra anclada en la realidad (Veltmeyer,
2006: 4), lo que les lleva a la conclusión de que los aspectos contradictorios del
capitalismo son meramente discursivos.

En resumen, Laclau y Mouffe interpretan que no existe un antagonismo dado en


la contradicción entre fuerzas y relaciones de producción a no ser que un agente externo
articule un discurso que lo evidencie, lo que lleva a Veltmeyer a afirmar que en su intento
por combatir el reduccionismo de clase que achacan a todo el marxismo, ellos caen en un
reduccionismo discursivo al reducir “la realidad al concepto, transformando las cosas en
palabras” (Veltmeyer, 2006: 5). Lo que Laclau y Mouffe afirman es que no hay nada en
la contradicción entre relaciones y fuerzas de producción que establezca al trabajador
como sujeto privilegiado de clase en la lucha contra el capitalismo, tal y como para ellos
hace el marxismo de manera reduccionista. Lo que Veltmeyer les echará en cara es su
mala interpretación de Marx, quien ya trato este tema al diferenciar entre clase en sí y
clase para sí (Marx, 2003). Para Marx, esta contradicción crea unos intereses comunes
que conforman a una masa en clase en sí –el punto de partida-, pero no los predestina a
ser clase para sí, lo cual conlleva un proceso de formación que conforme la lucha de
clases.

6
Superación o aniquilación de la teoría marxista

Veltmeyer, así, refuta las afirmaciones de Laclau y Mouffe a través de los propios
escritos de Marx a los que estos les otorgan un esencialismo y un reduccionismo, “una
mentira repetida durante años por las formas vulgarizadas del marxismo, como las
expuestas por los lideres teóricos de la II internacional resucitadas por Laclau”
(Veltmeyer, 2006: 6).

El otro gran punto de la crítica de Veltmeyer está relacionado con el uso del concepto
de hegemonía. Laclau y Mouffe recuperan este concepto de la obra del pensador italiano
Antonio Gramsci, quien lo formuló para completar los análisis de El Capital (2017) sobre
la esfera de las superestructuras (Boron, 2000). El concepto de hegemonía en Laclau y
Mouffe tiene el objetivo de ser el inicio de un discurso posmarxista, pero a este concepto
de Gramsci, Veltmeyer defiende que le eliminan todo contenido de clase, algo que en
Gramsci estaba ligado a la existencia de las clases conformadas en la esfera económica
de la producción (Veltmeyer, 2006: 9). Esta deconstrucción del término que abandona
toda concepción de clase y de materialismo histórico parece abandonar también cualquier
principio teórico del marxismo. Esto se debe a que para Laclau y Mouffe el concepto de
clase no explica una realidad social compleja y define condiciones que serían
predeterminadas. En contraposición, defienden el uso del agente social como la
existencia de diferentes y contingentes posiciones subjetivas (Veltmeyer, 2006: 10). Con
este concepto de agente social, Laclau y Mouffe eliminan la lucha de clases y la
posibilidad de provocar un cambio en las relaciones de producción como herramienta
para la construcción de un nuevo modelo de sociedad, apostando por la radicalización de
la democracia a partir del ideal de la Ilustración (Veltmeyer, 2006: 11).

Todas estas críticas hacia la acusación de esencialismo y determinismo que hacen


Laclau y Mouffe, Veltmeyer las achaca a una mala interpretación de los textos en alemán
de Marx, tal como queda expresado en el siguiente pasaje:

Los comentarios de Laclau sobre el pasaje más importante, tomado de un texto


escrito originalmente en alemán y citado con el objeto de certificar el carácter
determinista del marxismo, focalizan sobre el verbo bedingen que debiera ser
definido como “condicionar” (opuesto al verbo bestimmen que se traduce
como “determinar”). Pese al hecho de que Marx específicamente eligió y
utilizó el verbo bedingen en lugar de bestimmen, Laclau interpreta a Marx con
la connotación de este último (Veltmeyer, 2006:13).

7
El posmarxismo en Laclau y Mouffe a debate.

II.II. La crítica de Ellen Meiksins Wood

La crítica de Meiksins Wood hacia los postulados posmarxistas de Laclau y Mouffe


está relacionada con la negación de los intereses objetivos de la clase obrera como clase
privilegiada y la apuesta por la democracia radical de los autores. Al igual que Veltmeyer,
Meiksins refuta las postulaciones de Laclau y Mouffe a través de una mala lectura que
ambos han hecho sobre Marx, ya que estos atribuyen a Marx el hecho de que las fuerzas
productivas son neutrales, obviando las consideraciones de Marx en El Capital (2017) en
el que aborda lo que supone el control capitalista del proceso de producción, lo que le
otorga un condicionamiento de carácter capitalista generando dominación y resistencia,
algo que también se evidencia en el Manifiesto Comunista (Meiksins Wood, 2013: 129-
130). Una vez más, la acusación de esencialismo y determinismo que Laclau y Mouffe
afirman que hay en la obra de Marx es refutada a través de los propios escritos de este, lo
cual lleva a Meiksins –al igual que a Veltmeyer- a acusarles de una mal intencionada
lectura reduccionista a través de textos y autores que interpretan a Marx y no de fuentes
originarias.

Para empezar, la crítica que hace Meiksins se basa en la disociación que realizan
Laclau y Mouffe entre la ideología y las relaciones de clase, al dotar a la primera de plena
autonomía. Esto les lleva a plantear que existen expresiones ideológicas neurales en
términos de clase en las cuales se ha de dar la lucha ideológica, desplazando de esta
manera las relaciones de producción en pro de las luchas y divisiones ideológicas
(Meiksins, 2013: 120). De esta manera, la lucha socialista contra-hegemónica sería la de
articular en un bloque contra-hegemónico los elementos ideológicos burgueses en un
nuevo discurso. Así, se abandonan los intereses de la clase obrera y la lucha por la
democracia para el socialismo, pasando a tener como verdadera estrategia socialista “la
construcción del socialismo como una extensión de las formas democrático-burguesas;
todo esto dejando de lado la oposición entre capital y trabajo” (Meiksins Wood, 2013:
123). El proyecto socialista planteado sería entonces una lucha por conseguir la
radicalización de una democracia plural por parte de un sujeto conformado por
identidades múltiples que no respondería a unos intereses determinados de calse que
tuvieran su origen en las relaciones de producción, por lo que se produce una sustitución
del “impulso democrático y la pluralidad” por “los intereses materiales y la lucha de
clases como fuerza movilizadora de la historia” (Meiksins Wood, 2013: 137). De esta

8
Superación o aniquilación de la teoría marxista

manera, Según Laclau y Mouffe, no existirían los intereses materiales, sino “ideas
construidas en términos discursivos” (Meiksins Wood, 2013: 133), lo que les lleva a
afirmar que no existe una identidad fija, todas son discursivas.

La crítica de Meiksins también vendrá a refutar la idea de que la construcción de la


clase obrera a través de una vanguardia como en Lenin es autoritaria, ya que se pregunta
quién es, en el proyecto de Laclau y Mouffe, el sujeto que articula el discurso. Meiksins
plantea que si la respuesta es un agente externo individual y autónomo se corre un riesgo
muy peligroso de que se trate de un sujeto autoritario (Meiksins Wood, 2013: 136),
pudiendo ser representado por un discurso tanto democrático como antidemocrático, con
lo que Meiksins le devolverá a Laclau y Mouffe la crítica sobre el supuesto autoritarismo
que existiría en la concepción de vanguardia clásica del marxismo.

II.III. La crítica de Norman Geras

Tras la publicación de HES, otro de los autores que realizó una crítica al proyecto y
a los postulados posmarxistas de Laclau y Mouffe fue Norman Geras, quien
probablemente elaborará una de las críticas con mayor dureza junto con Atilio Boron.
Así, Geras acusa directamente a Laclau y Mouffe de presentar una postura claramente
antimarxista al plantear una planteamiento teórico y normativo vacío, cuyos postulados
no se pueden atribuir al marxismo sino a cualquier no marxista (Geras, 1987: 44). Este
carácter antimarxista Geras lo argumenta en el rechazo que hacen Laclau y Mouffe a que
la clase sea el determinante de las identidades sociales, que existan tendencias de
unificación de la clase obrera o que la clase obrera tenga una posición privilegiada en la
lucha por los ideales socialistas (Geras, 1987: 43-44). Al igual que los autores expuestos
anteriormente, Geras critica la visión vulgarizada del marxismo que hacen Laclau y
Mouffe en el inicio de HES, pero a diferencia de estos, Geras va un paso más allá al no
considerarlos solo como autores no marxistas o que han abandonado el marxismo a partir
de 1970 (Meiksins, 2013), sino que les caracteriza a través de un tono irónico y agresivo
como antimarxistas que realizan una frontera entre su postulado posmarxista y el resto
del marxismo (Geras, 1987: 46). De esta manera, Geras acusa a Laclau y Mouffe de jugar
a plantear la cuestión en el todo o nada, o nuestra postura como recomposición del
marxismo y única salida viable a su crisis o la nada, ya que todo el marxismo desde su

9
El posmarxismo en Laclau y Mouffe a debate.

origen está viciado de un economicismo, esencialismo y reduccionismo de clase, lo que


no permite considerar puntos intermedios, viciando así el debate (Geras, 1987: 48).

Para Geras, toda la deconstrucción del marxismo que hacen Laclau y Mouffe está
viciada de este absolutismo conceptual, en el que lo que ellos entienden como un
determinismo inherente al marxismo lo determina absolutamente todo o, por lo tanto, no
determina nada (Geras, 1987: 57), lo que les permite erigirse en la única solución ante la
pobre herramienta de análisis que supone el marxismo clásico. Ante esta postura que
caracteriza de absolutismo conceptual, defiende que se puede concebir la existencia de
unos mínimos condicionantes que posicionan a la clase obrera en unas condiciones que
la hará más consciente de los problemas y la explotación que sufre por parte del
capitalismo, lo que hará posible una lucha de clases para la consecución de la lucha
socialista (Geras, 1987: 51), conformándose como clase en sí, pero no todavía como clase
para sí (Marx, 2003). Una vez más, al igual que hiciera Veltmeyer, se refuta a los autores
de HES a través de los propios escritos de Marx y de su mala –ya sea inocente o
pretendida- interpretación, al confundir la traducción originaria en alemán de condicionar
por determinar.

En cuanto a las críticas a la propuesta teórica de Laclau y Mouffe, Geras acusa la


existencia de un idealismo al sostener que los objetos deben su existencia únicamente al
discurso, negando así cualquier realidad objetiva previa a la formación de los mismos
(Geras, 1987: 66).Pero los dos puntos donde Geras señala el antimarxismo de Laclau y
Mouffe se encuentran en la disociación que estos hacen de socialismo y democracia, ya
que interpreta que, con la apuesta por una radicalización de la democracia y un pluralismo
democrático dentro del régimen liberal-burgués, se niega toda pretensión y relación del
socialismo como democrático, considerando al socialismo como ajeno a la democracia.
También critica que en HES no se realice realmente ninguna propuesta formal, normativa
o procedimental de cuál sería el estatus constitucional de la democracia radical que dicen
defender, y que solo se cuestione que “la democracia directa no pueda ser la única forma
de organización” (Geras, 1987: 79).

Podemos entender la crítica de Geras como la más dura, tanto de las expuestas en el
presente trabajo como de las que se realizaron a HES, y que tuvo como resultado un debate
entre Laclau y Mouffe y el propio Geras. Pero parece que su ímpetu por acusarles de anti-
marxistas y de deslegitimar su proyecto mina la consistencia de su crítica, que no es tan

10
Superación o aniquilación de la teoría marxista

contundente como las de Veltmeyer y Meiksins Wood en cuanto a las bases filosóficas y
teóricas.

III. Hernán Fair. Defensa y critica de Laclau y Mouffe

De las críticas que se tratan en este trabajo, la de Fair es la menos dura con la
propuesta de Laclau y Mouffe, desmarcándose de las críticas marxistas que concebían sus
postulados como antimarxistas. Aunque Fair acepta que puede haber fundamentos para
que Geras, Veltmeyer o Boron2 acusen a los dos autores de no incluir en su proyecto
ningún elemento característico del marxismo y de querer aniquilarlo, Fair se sitúa en una
posición intermedia al no aceptar el antimarxismo de Laclau y Mouffe, pero reconociendo
que existen puntos débiles de su formulación que permiten cuestionar la postura
posmarxista que adoptan ambos.

Para Fair, lo primero que se necesita a la hora de tratar la obra de Laclau y Mouffe es
de eliminar ciertos mitos sobre sus postulados. De esta manera, Fair critica la acusación
de que la teoría de HES no concibe una realidad externa como tal, aceptando que el
discurso no niega la existencia de entes y realidades externas, sino que simplemente es
quien los construye y sobredetermina (Fair, 2014: 126). Tampoco acepta la crítica sobre
el idealismo que autores como Veltmeyer o Geras achacan a Laclau y Mouffe, ya que la
realidad externa existe fuera del discurso, pero este solamente lo aprehende,
“considerándola como una lucha político-cultural por asumir una significación legitima
de la realidad” (Laclau y Mouffe, 1987; tomado de Fair, 2014: 127). De esta manera, para
Fair no se puede considerar que en la teoría de HES la mente individual sea la que
condicione el objeto externo, la realidad, distanciándose de las perspectivas del idealismo
kantiano y hegeliano (Fair, 2014: 127). Tampoco comparte Fair el reduccionismo
discursivo que se plantea en las anteriores críticas, ya que, aunque “Laclau asume una
postura de tradición construccionista, en la que el discurso construye el sentido legítimo
de los social”, para Fair no se niega el “papel relativamente autónomo” (Fair, 2014: 128)

2
La crítica realizada por Atilio Boron no se desarrolla en este trabajo debido a la extensión del mismo,
pero sus argumentos están en la misma línea que Veltmeyer y Geras, acusando a Laclau y Mouffe de
querer aniquilar el marxismo. Para conocer más sobre la crítica de Boron véase ¿Posmarxismo? Crisis,
recomposición o liquidación del marxismo en la obra de Ernesto Laclau (2000).

11
El posmarxismo en Laclau y Mouffe a debate.

de los elementos extra-lingüísticos, por lo que no se puede argumentar que no exista una
realidad extra-discursiva.

Pero lo que tiene relevancia para este análisis de las críticas al posicionamiento de
Laclau y Mouffe como posmarxistas es la consideración de si su teoría se puede concebir
como antimarxista o únicamente como un postulado no marxista. En este punto concreto,
Fair no se posiciona a favor de poder considerarles como antimarxistas, entendiendo que
se realiza en su obra una aniquilación del marxismo a través de la tergiversación de la
tradición marxista (Boron, 2000). Fair acusa a estos autores -Veltmeyer, Geras y Boron-
de ignorar que la realidad social y las identidades políticas pueden reformularse en el
discurso, y no responden a la única cosmovisión del marxismo tradicional (Fair, 2014:
131), por lo que defiende las tesis de Derrida sobre que no existe una esencia de lo que
significa ser marxista (Derrida, 1995; tomado de Fair, 2014: 131). Esta defensa del
posmarxismo frente a las críticas de autores de tradición marxista clásica se puede
comprender debido al carácter posmarxista que encierra el pensamiento de Fair, aunque
no se pueda asimilar al posmarxismo que Laclau y Mouffe dijeron haber construido
teóricamente en HES.

Para defender el no antimarxismo de los autores frente a las críticas del marxismo
ortodoxo, Fair señala que el problema radica en la concepción de estos autores del
marxismo como un “cuerpo objetivo y cerrado, que no puede ser reformulado y
modificado históricamente” (Fair, 2014: 132). Lo que Fair pasa por alto con esta
argumentación es que existen corrientes que han reformulado y revisado el marxismo
clásico a las que no se acusa de antimarxismo, aunque se les puede achacar una falta de
compromiso con postulados marxistas. No parece la mejor base de argumentación citar a
Derrida y su deconstruccionismo para defender la interpretación libre de autores, “aun
transcendiendo la intención original del autor” (Fair, 2014: 132) como respuesta a quien
critica precisamente la tergiversación de una tradición de pensamiento (Boron, 2000).

Aun con todo esto, aunque rechaza toda acusación de antimarxismo y el esencialismo
de los autores que realizan esta crítica, Fair reconoce que estas son “parcialmente
pertinentes” al tener la teoría de Laclau y Mouffe “un serio déficit para construir un
pensamiento político crítico” (Fair, 2014: 134), ya que al no contener una crítica política
y social fuertes se le puede acusar de un “posmarxismo declaratorio o verbal” (Fair, 2014:
134) al no proponer alternativas reales o cuestionar el orden capitalista para terminar con
la explotación y dominación inherentes a este.
12
Superación o aniquilación de la teoría marxista

Esta aceptación de la pertinencia de las críticas que colocan a Laclau y Mouffe como
antimarxistas son desarrolladas por Fair un año más tarde, en un largo artículo en el que
hace un repaso de las críticas que se pueden aceptar contra la obra de nuestros autores y
del posicionamiento de estos, lo que le llevará a un nuevo posicionamiento en este debate.
Para comenzar, Fair establece el marxismo en torno a dos nociones básicas que comparten
las teorías marxistas como elementos básicos para comprender una propuesta como
marxista o proveniente del marxismo:

a) La existencia de dos clases sociales (burguesía y proletariado), con


intereses objetivamente contradictorios entre sí, y enfrentados socialmente a
partir de la explotación de la fuerza de trabajo, con base en la existencia del
sistema de propiedad privada y la apropiación capitalista de la plusvalía del
trabajador.
b) La praxis transformadora que lucha para superar y eliminar las formas
de explotación social del orden capitalista, basadas en la existencia de
propiedad privada y la apropiación de plusvalía, alcanzando una sociedad libre
y emancipada (Fair, 2015: 103).

Tras esta conceptualización del marxismo, Fair podría haber concluido aquí su
trabajo, ya que parece evidente que la propuesta de Laclau y Mouffe no asume ninguno
de estos dos “presupuestos básicos” (Fair 2015,103) del marxismo. Pero a partir de este
planteamiento, irá detallando aspectos básicos del marxismo que se encuentran ausente
en el marco teórico-metodológico de Laclau y Mouffe como la objetividad científica, “la
crítica al lenguaje como expresión objetiva de la dominación, falsa conciencia, fetichismo
o alienación social”, “la concepción teleológica e la historia” (Fair, 2015: 105), a la vez
que asume tesis provenientes de críticas al marxismo como la existencia del
“reduccionismo de clase como supuesto fundamental de la teorización política” con el
rechazo a la lucha de clases, el concepto de clase y a la clase obrera, así como “la
existencia de las concepciones empiristas, racionalistas y objetivistas de las clases
sociales” (Fair, 2015: 106). Con esa posición ante el marxismo, Fair defiende que Laclau
y Mouffe asumen las tesis planteadas en HES aceptando la fragmentación y
heterogeneizacion de la realidad social, remplazando el objetivismo y racionalismo por
el construccionismo a través del lenguaje o que los antagonismos nunca se pueden
eliminar (Fair, 2015: 107-108), lo que también le lleva a negar y silenciar tesis del
marxismo básicas.

Para Fair, todo lo expuesto permite la crítica desde las corrientes marxistas y hace
evidente que, como mínimo, se ha de considerar la postura de Laclau y Mouffe como no

13
El posmarxismo en Laclau y Mouffe a debate.

marxista (Fair, 2015: 109), pudiendo considerar que lo que han desarrollado es una lectura
no marxista de Gramsci para elaborar su concepto de hegemonía, y que de este también
eliminan “la dimensión de organización político-militar y la lucha de social
anticapitalista”, “no teoriza(n) sobre las formas de socialización de los medios de
producción” ni sobre “las estrategias políticas, organizativas y militares para destruir
fácticamente” el capitalismo (Fair, 2015: 111). Este concepto de hegemonía presenta
diferencias notables con el de Gramsci, ya que Laclau y Mouffe subordinan los objetivos
de Gramsci “priorizando una dimensión democrático-liberal (Fair, 2015: 112).

Así, para Fair la propuesta teórico-política de nuestros autores se puede concebir


como una “perspectiva posfundacional de izquierda democrático-liberal” (Fair, 2015:
115), ya que no cuestiona al capitalismo ni pretende su eliminación, ni tampoco propone
formas de socialización o colectivización de los medios de producción” (Fair, 2015: 116).
Se elimina así la concepción de Fair de un posmarxismo en Laclau y Mouffe para pasar
a interpretar su obra como una “teoría democrático-popular radicalizada” (Fair, 2015:
116) dentro del sistema actual de democracia liberal-burguesa.

IV. Conclusiones

A través de algunas de las críticas más importantes y representantes que se han


desarrollado a los postulados teórico-políticos expuestos por Laclau y Mouffe a lo largo
de su trayectoria, aunque con especial referencia a su obra más significativa, Estrategia
y Hegemonía Socialista. Hacia una radicalización de la democracia, hemos podido
observar las discrepancias en torno a la corriente en la que posicionar su pensamiento.
Ante la crisis que vivió el marxismo durante las décadas de los sesenta y los setenta,
Laclau y Mouffe realizaron una deconstrucción del marxismo clásico con el objetivo de
poder superar lo que ellos entendían que era un esencialismo y un reduccionismo de clase
que impregnaba toda la obra de Marx. De esta manera, realizaron un repaso de la historia
marxista para poder quedarse con los mejores elementos del marxismo y combinarlos con
otras corrientes político-filosóficas. El resultado de tal hecho fue la creación de un corpus
teórico-político ecléctico que presentó grandes polémicas dentro de los ámbitos
académicos por la forma de tratar al marxismo y por presentarse a sí mismo como una

14
Superación o aniquilación de la teoría marxista

propuesta posmarxista, que partiendo del marxismo había superado a este para poder
hacer frente a la nueva realidad politicosocial, caracterizada por la heterogeneidad.

Las diferentes críticas que surgieron a los planteamientos de Laclau y Mouffe


cuestionaron sus conexiones con el marxismo, ya que entendían que no se podía apreciar
ningún elemento realmente marxista en sus postulados y que el trato que habían hecho
del marxismo clásico era, en el mejor de los casos, una mala interpretación inocente. De
esta manera surgieron varias posturas en la critica a su obra: los que entendían que se
trataba de un rechazo al marxismo y contenía un carácter plenamente antimarxista y
quienes postulaban que, si bien es cierto que no se podía hablar de la existencia de
premisas marxistas en su obra, esta no tenía un carácter antimarxista, sino que
simplemente se trataba de un planteamiento no marxista.

Una vez que se han desarrollado cuatro de las críticas que se vertieron sobre HES y
los postulados de Laclau y Mouffe, estamos en lugar de afirmar que parece más que
comprobado que su obra no contiene ningún elemento propiamente marxista a la hora de
elaborar y plantear su concepto de hegemonía y una nueva estrategia para la consecución
del socialismo. Esto lo podemos corroborar no solo a través de las críticas más duras que
realizaron los autores pertenecientes a posturas marxistas como Geras o Veltmeyer, sino
que también acabo siendo reconocido por Hernán Fair, quien en un primer momento
defendió el posmarxismo de la obra de Laclau y Mouffe aclarando alguna de las críticas
que se les realizaban. Tal y como lo expresa Fair, el planteamiento de nuestros autores
esta carente de dos elementos básicos en toda corriente marxista: la existencia de dos
clases sociales enfrentadas –proletariado y burguesía-, con intereses objetivamente
contrarios y la práctica de una lucha para superar el orden social capitalista hasta
conseguir una nueva sociedad emancipada. A estas dos premisas fundamentales le
podríamos añadir la contrariedad que supone contra el marxismo su planteamiento al
negar el objetivismo, el estructuralismo y la racionalidad, conformándose como una
modalidad de idealismo en la que todos los aspectos de la realidad social -la
contradicción, el sujeto político o el antagonismo-, solamente existen siempre y cuando
haya un agente discursivo que los construya o sobredetermine.

Ante el planteamiento posmarxista de Laclau y Mouffe como una superación del


marxismo clásico, tras haber eliminado los defectos que le caracterizaban, no podemos
observar en sus argumentos elementos que nos permitan aceptar que se trata de una
postura que proviene del marxismo y lo amplia como ellos reconocen hacer. Al contrario.
15
El posmarxismo en Laclau y Mouffe a debate.

Lo que podemos encontrar en su obra es una deconstrucción de un marxismo mal


interpretado –inocente o intencionadamente- a través de vulgarizaciones típicas de las
corrientes de la II Internacional y de errores de traducción de los textos originales de
Marx. Además, su proyecto político no supone un cuestionamiento del orden social
capitalista que permita acabar con las relaciones de opresión y dominación propias del
sistema capitalista a través de la modificación de las relaciones y la propiedad de los
medios de producción. Su apuesta es por la radicalización del modelo democrático liberal-
burgués en el que se pueden lograr mejoras de carácter social, lo que les posiciona en una
corriente de izquierda democrático-liberal a partir de la ampliación de los ideales de la
Ilustración. Así mismo, vertimos otra crítica más a su planteamiento, ya que adolece de
otra característica marxista imprescindible: la interpretación del Estado. Sin una visión
del Estado -como el lugar en el que se desarrollan las luchas políticas- que no responda a
una visión marxista como el fruto de los antagonismos irreconciliables, es decir, como el
reflejo del carácter irreconciliable de las clases (Engels, 2017 y Lenin, 2012), no se podrá
plantear una estrategia verdaderamente marxista que busque la creación del socialismo
como medio para la eliminación de estas irreconciliables contradicciones.

De esta manera, el postulado de Laclau y Mouffe, lejos de poder ser interpretado


como posmarxista, se ha de considerar como ajeno a todas las corrientes y la tradición
marxista. Aunque, si bien es cierto que no se les puede acusar con fundamentos claros de
tener una postura intencionadamente antimarxista que busque negar y aniquilar el
marxismo como hacen autores como Geras, Veltmeyer o Boron, las críticas que estos
realizan a su rechazo de todo postulado marxista en su obra pueden resultar más que
pertinentes desde un punto de vista teórico.

16
Superación o aniquilación de la teoría marxista

BIBLIOGRAFIA

- Boron, Atilio A.. (2000). ¿Posmarxismo? Crisis, recomposición o liquidación del


marxismo en la obra de Ernesto Laclau. En libro: Tras el Búho de Minerva.
Mercado contra democracia en el capitalismo de fin de siglo. Atilio A. Boron.
Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires.
- Derrida, Jacques. (1995). Espectros de Marx, Madrid: Trotta.
- Engels, Friedrich. (2017) [1884]. El origen de la familia, la propiedad privada y
el Estado. Madrid: Akal
- Fair, Hernán. (2015). “Debates teóricos e intelectuales de la teoría de la
hegemonía de Ernesto Laclau con/frente a las tradiciones marxistas y de
izquierdas: ¿teoría post-marxista?”. Acta Sociológica. no 68:95-129
- Fair, Hernán. (2014). “Mitos y creencias en torno a la teoría post-marxista de la
hegemonía de Ernesto Laclau. Una hermenéutica sobre los estudios críticos”.
Eikasia: revista de filosofia, no 55:123-138
- Geras, Norman. (1987). “Post-Marxism?". New Left Review, no, 163: 40-82
- Laclau, Ernesto y Chantal Mouffe. (1987). Hegemonía y Estrategia Socialista.
Hacia una Radicalización de la democracia. Madrid: Siglo XXI
- Lenin, Vladimir. (2012). El Estado y la Revolución. Madrid: Alianza editorial
- Marx, Karl. (2003) [1852]. El 18 Brumario de Luis Bonaparte. Madrid:
Fundación Federico Engels
Marx, Karl. (2017) [1867]. El Capital. Madrid: Siglo XXI
- Meiksins Wood, Ellen. (2013). ¿Una política sin clases? El post-marxismo y su
legado. Buenos Aires: Ediciones ryr
- Veltmeyer, Henry. (2006). “El proyecto post-marxista: aporte y crítica a Ernesto
Laclau”. Revista Theomai, no. 14: 1-15

17

También podría gustarte