Está en la página 1de 51

Cuarta Parte: Actividades relacionadas a la

seguridad ciudadana
CAPÍTULO 8:
Condiciones actuales de trabajo de los Trabaja-
dores de Control de Admisión y Permanencia. Un
estudio del proceso de transición hacia el empleo
formal y la conformación gremial en La Plata y
Gran La Plata.
María DILORETO , Bautista SALA , Daniela LAROCCA ,
Juan I. LOZANO.

1. INTRODUCCIÓN
La aguda crisis vivida por la Argentina durante el 2001, que
hizo su máxima emergencia en el mes de diciembre de ese
año, fue el corolario de un proceso que afectó al país desde
mediados de la década del ‘70. En efecto, analizando la situa-
ción social de los últimos años, se observa la concurrencia de
una serie de factores que fueron profundizando una situación
de polarización social, incidiendo intensamente en la confor-
mación de la actual estructura social argentina.

La mayor parte de este proceso, caracterizado por el empobre-


cimiento de vastos sectores de la población, puede explicarse
por la reducción del poder adquisitivo de los salarios que han
sufrido los trabajadores y la intensa transformación del mer-
cado de trabajo. La marcada caída del poder adquisitivo se
halla inscripta dentro de un marco complejo, caracterizado
por una honda mutación de la estructura económica a través
de la reconversión productiva, la desindustrialización y la pri-
vatización de bienes y servicios. Estos procesos han incidido
también en una nueva configuración del trabajo, marcada por
la disminución de puestos laborales asociados a la industria

6
y a la producción, y el aumento del empleo de la ocupación
derivada del sector servicios. A esto se suma un prolongado
estancamiento económico y un cambio del modo de inclusión
de Argentina en el mercado económico mundial, a través de
una mayor apertura económica1, que incidirían en una transfor-
mación estructural del mercado de trabajo argentino.

Este proceso -que se consolidó en la década del ‘90- tuvo


relación directa y dramáticamente en la configuración de un
nuevo escenario social. Así, aparecía un alto porcentaje de
nuestra población enfrentada a condiciones de vida cada vez
más desfavorables, en un contexto social muy diferente al que
tuvieron generaciones anteriores y con perspectivas de rever-
sión -y de movilidad social ascendente- muy difusas (Feijoo,
2003). El auge neoliberal de los ´90 incidió asimismo en la
conformación de actores colectivos y reificaciones asociadas
al mundo del trabajo afectando/impactando en los modos de
grados de sindicalización.

Estos cambios estructurales someramente descriptos han


afectado profundamente en la cotidianeidad de los trabajado-
res, modificando no sólo las condiciones y modalidades de
empleo, sino las representaciones y significancias que adquie-
re el trabajo en sus vidas.

A fin de comenzar a explorar estas transformaciones, en el


presente trabajo se intentará analizar el caso específico de los
Trabajadores de Control de la Admisión y Permanencia de
la República Argentina (nucleados en el SUTCAPRA), como
ejemplo representativo del proceso de transición que se viene
observando en el mercado de trabajo argentino.

Tratarán de examinarse los elementos más significativos que


1 Siguiendo la línea de análisis de Beccaria (1993), reestructuración y reconversión son tomadas, para los fines de este trabajo, como términos
sinónimos que sirven para identificar los distintos aspectos de la estructura productiva, que surgen como respuesta a las transformaciones en
las reglas de juego que enmarcan el proceso global de acumulación del capital a fines de siglo.

7
han caracterizado un fenómeno novedoso para la historia sin-
dical en la Argentina: la formalización de una actividad ligada
tradicionalmente a modos de generación de ingresos informa-
les, poco estables, asociada más a la idea “del rebusque” que
a la de empleo. A partir de ello, explorar la conformación de
la identidad del trabajador (intentando superar las nociones
previas que esta actividad acarreaba) y por último, el proceso
de creación de un actor colectivo de representación con el es-
tablecimiento del sindicato, constituido en torno a formas de
representación diferentes a las tradicionalmente asociadas a
la labor sindical.

Por último, se intentará brindar insumos que ayuden a los


propios trabajadores a sistematizar e historizar el proceso de
reificación que están atravesando y, a nivel colectivo, con-
tribuyan a analizar el contexto macro donde se desarrolla la
actividad, de forma de incidir desde una perspectiva crítica,
en las políticas públicas que impactan en la conformación de
su campo problemático.

2. OBJETIVOS DEL ESTUDIO

• Relevar las condiciones de trabajo de los trabajadores de


control de admisión y permanencia, ponderando las modali-
dades que va adquiriendo la formalización de la actividad.

• Explorar la conformación de la identidad del trabajador


de control de admisión y permanencia, a partir de la for-
malización de la actividad.

• Indagar sobre el proceso de constitución del sindicato


como actor colectivo de representación, relevando el pa-
pel que cumple en la reificación de la identidad del traba-
jador de control de admisión y permanencia.

8
3. PROCEDIMIENTOS METODOLÓGICOS UTILIZADOS

En el desarrollo del presente trabajo -tal lo previsto en el pro-


yecto presentado- se ha intentado enfatizar -desde el punto de
vista metodológico- en los siguientes aspectos:

1.La revisión de los datos recabados a partir de relevamiento e


investigaciones anteriores, relacionadas con el tema seleccionado.

2.Una primera aproximación al análisis cualitativo de las ob-


servaciones, entrevistas realizadas y datos obtenidos de fuen-
tes secundarias, con el objeto de articular lo relevado con los
ejes teóricos considerados, fundamentalmente identidad la-
boral, formalización de la actividad y sindicalización.

3. Señalamiento de aquellos casos o circunstancias considerados


como más representativos a los efectos de los objetivos de este
trabajo, con el fin de poder profundizar en el futuro su análisis.

La información fue alcanzada a partir del análisis de encues-


tas ya efectuadas por el SUTCAPRA, relevamiento de infor-
mación existente en medios periodísticos sobre el tema y del
material obrante en el archivo del Sindicato2, y entrevistas no
estructuradas y semi-estructuradas a trabajadores, dirigentes e
informantes claves. La metodología aplicada se ha enmarcado
dentro de los pasos habituales de la investigación cualitativa.
El análisis cualitativo se realizó en base a la información re-
cogida por la observación, o por la expresión (oral o escrita)
de los sujetos implicados. Dicha información es relevada en
forma poco estructurada, con pautas flexibles, y –por lo tanto-
es difícilmente cuantificable. Se intenta captar la definición
que de los acontecimientos efectúa el actor social involucrado

2 Es de destacar la profusa documentación que guarda el SUTCAPRA que permite un seguimiento pormenorizado del proceso de formaliza-
ción de la actividad y de su sindicalización. Agradecemos especialmente a la Srita. Diana Prieto el habernos permitido acceder a tan valioso
material que permite documentar las trayectorias y características presentes del movimiento de trabajadores en la Argentina.

9
y el significado que le da a su conducta (en el caso de este tra-
bajo, a las estrategias empleadas), lo cual es fundamental para
interpretar los hechos. Asimismo, se trata mediante esta me-
todología, de contemplar el contexto global donde se sitúa el
actor. Esta línea de estudio se basa en un método comparativo
que enfrenta casos similares entre sí, pero que se diferencian
en “algunas características cruciales, tratando de formular
interpretaciones que incluyen conceptos teóricos. Los mis-
mos se van construyendo en ese proceso de análisis (Glaser y
Strauss, 1969; Strauss, 1987)” (Gallart, op.cit.; pp. 109)

En las entrevistas realizadas, se buscó que los actores refieran no


sólo los hechos objetivos de su vida laboral o proceso de sindi-
calización, sino algunos aspectos que permitieran indagar sobre
el contexto en el que se inscribe la tarea. Con ello, se trató de re-
construir no sólo cómo se va configurando la identidad del traba-
jador de control y permanencia, sino también la trayectoria que
ha tenido la formalización de la actividad y su sindicalización,
contextualizando el relato dentro de aquellos hechos externos vi-
sualizados por el respondente como condicionantes.

En el caso del presente trabajo, la definición y reificación que


llevan a cabo los propios actores sociales involucrados en el pro-
ceso abordado, le otorga a la investigación una especial riqueza:
permite traer a la luz cómo los sujetos piensan y de qué forma
han vivido -desde su óptica- el impacto que poseen los ejes te-
máticos considerados (identidad - trabajo - sindicalización), en el
marco de sus propias experiencias laborales, desde un punto de
vista necesariamente diferente al del investigador.

El criterio para la selección de la muestra utilizado -siguiendo


a Gallart (1992)- no es probabilístico, sino intencional: se se-
leccionan aquellos casos que presenten variaciones en carac-
terísticas consideradas relevantes para la investigación. Por
este motivo, el análisis consiste en el estudio comparativo de

10
la configuración de los actores en un contexto determinado y
en circunstancias situadas en el tiempo, que permitan plantear
hipótesis y tipologías útiles para interpretar la diversidad y
semejanza de lo observado. “Dicho análisis implica la for-
mulación de conceptos que se van creando en un continuo ir
y venir de la información empírica a la construcción teórica”.
(Gallart, op.cit.; pp. 109).

Una idea básica que define la importancia de esta estrategia


metodológica para este tipo de investigaciones sociales, es
que posibilita inferir entre lo público y lo privado; relacionar
lo estructural y lo cotidiano: “Subyace en este enfoque la idea
de la acción social como respuesta activa a situaciones defini-
das estructuralmente y que a su vez tiene consecuencia en esa
misma estructura” (Giddens, 1984, 1986). Por todo ello, se
considera que el análisis de los procesos sociales cotidianos,
cualitativamente diferenciados puede contribuir de manera
significativa al conocimiento de los fenómenos sociales.

“La aproximación cualitativa intenta también superar los es-


tudios que, a partir del diagnóstico macrosocial del problema,
señalan sus dimensiones a nivel de agregados sociales y plan-
tean posibles soluciones sin tener en cuenta su articulación
con las estrategias de los actores sociales” (Gallart, op.cit.;
pp. 109 - 110).

Con respecto al trabajo de campo, se ha procurado trabajar


con diversidad de fuentes (actores sociales involucrados, in-
formantes claves, observación participante) y de niveles de
análisis, tratando de efectuar la elaboración conceptual antes
descripta. La identificación del problema y del escenario de
estudio, ha hecho relevante la triangulación entre las distintas
fuentes de información, posibilitando extender la investiga-
ción hacia fuentes no previstas al inicio, al descubrir razones
que hacen necesaria una ampliación del panorama. Por otro

11
lado, es precisa, en este tipo de recolección de información,
la correcta captación de los procesos, atendiendo al desarrollo
temporal de los fenómenos estudiados. De allí la importancia
de obtener datos secuenciados temporalmente, no sólo de los
hechos objetivos, sino considerando también la opinión de los
participantes. “Es importante tener en cuenta que el relato de
aquellos implicados da los elementos informativos, pero que
sólo el análisis del investigador permite distinguir el proceso
de la versión de sus protagonistas. Ese ir y venir entre in-
formación y análisis, y requerimiento de nueva información,
va completando el espiral del trabajo de campo cualitativo”.
(Gallart, op.cit.; pp. 120).

Hay dos caminos básicos del análisis cualitativo, considera-


dos en la metodología empleada en este trabajo:

• la creación o aplicación de conceptos teóricos que permi-


tan explicar lo observado;

• la elaboración de tipologías.

Estas líneas están íntimamente relacionadas, constituyendo


la clave del análisis cualitativo: un proceso recursivo que va
de la información a la conceptualización, y vuelve a contras-
tar lo teórico con la información, de manera de validarla o
enriquecerla. El análisis posibilita seguir el encadenamiento
de acciones y hechos, relacionando los distintos niveles de
la acción social, y por ende, en el caso del presente trabajo,
permite abordar la ingerencia del ámbito público (políticas
aplicadas, transformaciones estructurales) en el sector priva-
do (identidad del trabajador, condiciones de vida y de trabajo,
representaciones).

Otra de las riquezas de este enfoque es que posibilita arti-


cular definiciones conceptuales con lo cotidiano, permitiendo

12
observar cómo hechos medibles similares pueden tener dife-
rentes significados: una misma situación cobra distinta sig-
nificancia y representaciones de acuerdo a pautas culturales,
contextos, o las historias de vida particulares donde se impri-
me el proceso. Asimismo, accede a explorar la articulación
entre los cambios contextuales y las decisiones individuales,
viabilizando una mejor conceptualización de los fenómenos
abordados.

Sin embargo, existe una serie de dificultades inherentes a la


presentación de los resultados de este tipo de investigación.
Dice Gallart al respecto: “Esto se debe a la riqueza de los ma-
teriales analizados y a las características del camino metodo-
lógico... que implica una multiplicidad de registros de obser-
vaciones y entrevistas, una serie sucesiva de aproximaciones
esquemáticas y tipológicas, y finalmente un discurso concep-
tual que busca interpretar una realidad compleja a partir de
algunos conceptos básicos, difícilmente operacionalizables, y
su interrelación”.

“No existe en el análisis cualitativo la posibilidad de efectuar


un resumen de información como el que se obtiene mediante
cuadros y tablas en el cuantitativo. El camino no pasa, enton-
ces, por seguir los pasos de la investigación y sus sucesivas
aproximaciones... sino en la presentación del argumento cen-
tral, conclusión de la investigación, que será siempre hipotético
y provisorio, pues toda realidad es susceptible de diversas lec-
turas y sucesivas aproximaciones.” (Gallart, op.cit.; pp. 131).

A.- Las historias de vida de trabajadores


Al realizar el diseño metodológico de la investigación, se hizo
necesario captar la realidad desde otro ángulo: los hechos so-
ciales no fueron considerados meros datos, ni los individuos
sólo informantes o encuestados. Se constató que el complejo

13
entramado social que se percibía, no podía reducirse a sim-
ples correlaciones entre variables.

En referencia a esto, Wright Mills (1994), planteaba la ne-


cesidad de considerar constantemente para el estudio de los
hechos sociales, la articulación entre biografía - historia y la
estructura social en la que se entrecruzan. Para el abordaje de
esta relación dinámica sujeto - contexto, es fundamental el
uso de técnicas cualitativas, y en concreto, los relatos de vida
(Szczepanski, 1981).

El uso de la fuente oral contribuye a interpretar los vínculos


existentes entre la vida cotidiana, el proceso de trabajo y el
marco en que éstos se inscriben. Por tal fin, se abordaron rela-
tos de los propios trabajadores que han participado de este pro-
ceso –novedosos, por cierto, si se tienen en cuenta los últimos
30 años de historia laboral argentina- de inclusión formal en el
mercado de trabajo. El presente de los entrevistados conduce,
por contraste e indefectiblemente, al pasado: a indagar sobre las
condiciones de vida de sus hogares, y sobre la trayectoria labo-
ral de los trabajadores, tendiendo a identificar el lugar que vuel-
ve a ocupar el trabajo, si aparece nuevamente como organiza-
dor de la vida cotidiana. Lamentablemente, el tiempo no nos ha
permitido poder profundizar el análisis en estos campos.

En consecuencia, la voz de los trabajadores brinda elementos


para la investigación no sólo del proceso de transformación del
mercado de trabajo en la Argentina, sino también permite cono-
cer las circunstancias y los acontecimientos que contribuyen a
su identificación como tales, pudiendo inferir, en consecuencia,
cómo se articula su diferenciación como clase.

Los testimonios recogidos cobran una singular importancia al


provenir de individuos que protagonizan la historia y brindan
su propia visión del mundo y del proceso que los atraviesa.

14
En este caso, la subjetividad del hablante aporta un singular
elemento para la investigación: el actor no dice sólo lo que
hizo, sino da su particular impresión de los hechos, y las cir-
cunstancias que los condicionaron, a la luz de su trayectoria
de vida. La definición y reificación que realizan los propios
actores sociales involucrados en el proceso de inserción y for-
mación laboral le otorga a la investigación una riqueza espe-
cial: permite traer a la luz de qué forma los sujetos piensan y
han vivido las distintas crisis en el marco de sus estrategias
coyunturales, desde un punto de vista necesariamente diferen-
te al que tiene el investigador.

Para un informe futuro nos ha quedado pendiente relevar las


Historias de Vida de los trabajadores, ya que presentan una
singular importancia para el estudio de los períodos de mo-
vilidad social3 y de la reificación y construcción de identi-
dades, porque además de conocer la trayectoria que llevó al
trabajador a identificarse como tal, permite interiorizarse en
los procesos que la condicionaron y en las situaciones locales
específicas donde ésta se inscribe. Así, el contacto con las his-
torias de vida de los trabajadores, nos permitiría enriquecer el
marco teórico, reformulando la problemática abordada y las
interpretaciones realizadas.

B.- La incorporación de lo cotidiano. La experiencia


En cierta manera, las técnicas cualitativas de recolección de
datos representan la facultad de incorporar al campo de cono-
cimiento de lo social, dimensiones más cotidianas “... desde
el momento en que la experiencia vital de todo tipo de gente
puede utilizarse como materia prima, la Historia cobra una
nueva dimensión... Probablemente el efecto crítico de esta
nueva aproximación es que posibilita la evidencia desde una

3 En los casos aquí referidos, la movilidad social aparece asociada al descenso de niveles y calidad de vida que acompaña la flexibilización y
precarización de las relaciones laborales del jefe de familia.

15
dirección nueva. El historiador de la política de la clase obre-
ra puede yuxtaponer a las afirmaciones del gobierno o de las
direcciones de los sindicatos la voz de la gente de a pie, tanto
militantes como no organizados... La realidad es compleja y
multiforme y es mérito primordial de la historia oral el per-
mitir la recreación de la multiplicidad de puntos de vista en
mayor medida que la mayoría de las fuentes... La historia oral
hace posible un juicio mucho más equitativo: ahora pueden
citarse también testigos de las clases bajas, los desheredados
y los derrotados”. (Thompson, 1988; op. cit.; pp. 13 - 14)

Esta inquietud por articular el todo social dentro de un pro-


ceso dinámico, tiene sus raíces en el trabajo llevado a cabo
dentro de la tradición de los llamados historiadores marxis-
tas británicos, fundamentalmente por E. P. Thompson. Como
bien define Kaye en su trabajo “Él -por E.P. Thompson- ha
intentado, por medio del análisis de la lucha de clases, recon-
ceptualizar, dentro de lo posible, la dialéctica materialista del
ser social y de la conciencia social desde un modelo estáti-
co a uno dinámico. Aunque nunca fue una tarea fácil, dado
que el carácter estático del modelo base-superestructura y su
tendencia al determinismo económico también afectaron al
concepto marxista de clase. Este fue el problema central a
que Thompson se enfrentó al escribir The Making.., como él
mismo indicó en los diversos artículos que escribió en torno a
1960”. (Kaye, 1989, pp. 160-161)

La fuente oral permite observar cómo hechos observables


similares, pueden tener diferentes implicancias, de acuerdo
al contexto, dependiendo de las historias de vida particulares
donde se imprime el proceso. Obviamente, existen distintas
formas de utilizar el testimonio oral. Para este trabajo, se con-
sideró el testimonio oral como fuente de datos, con el objeto
de esclarecer y abordar aspectos relevantes del procedimiento
de construcción de una identidad laboral, desde el punto de

16
vista de la investigación. Los testimonios no sólo han sido ar-
ticulados en un proceso dialéctico con la teoría, sino que cons-
tituyeron un aporte factual que han permitido aclarar distintos
aspectos de la problemática abordada, desde la cotidianeidad
de los sujetos. En este sentido, los hechos acaecidos a los en-
trevistados no son tomados como eventos extraordinarios o
específicos, sino en el marco de una trayectoria, como proce-
sos inscriptos en la vida diaria de los sujetos, como procesos
globales de un período determinado de la existencia de los
hogares, o como relaciones características de una situación
social puntual (ingresos y egresos del mercado de trabajo;
elección de la actividad; modificaciones en la vida cotidiana)
La utilización de estas técnicas para abordar la lógica interna
de una trayectoria vital y su análisis global, permite explicar
estrategias usadas por los trabajadores en forma específica,
lo cual posibilita no sólo comprender la lógica interna de una
historia de vida puntual, sino también aportar luz sobre la di-
námica y la estructura de la vida social.

C.- Resumen de desarrollo metodológico


El universo de la investigación está constituido por trabaja-
dores de control y permanencia residentes en los partidos de
Berisso, Ensenada, y La Plata -Gran La Plata-. La unidad de
análisis considerada es cada trabajador de control y perma-
nencia residente en los partidos de Berisso, Ensenada, y La
Plata -Gran La Plata-. El muestreo efectuado fue intencional,
a trabajadores seleccionados a través de informantes claves.

Con respecto a la recolección de datos, se tomaron en cuenta


ciertas variables estratégicas básicas, de forma de privilegiar
la elección de los casos a considerar, por ser más interesantes
a los fines de este trabajo:

1- Familia: composición por sexo, edad, escolaridad y ocupa-

17
ción. Migraciones.

2- Empleo anterior: características básicas. Descripción de las


tareas realizadas. Beneficios sociales y previsionales obteni-
dos. Ingreso. Motivo del cese de la relación laboral.

3.- Situación ocupacional actual. Empleo actual: característi-


cas ocupacionales básicas. Cantidad de horas trabajadas. In-
greso. Grado de formalidad. Modalidad de acceso.

4- Participación sindical. Motivaciones. Modalidades. Repre-


sentaciones referidas.

Por otra parte, se utilizaron los siguientes instrumentos para


la recolección de datos:

- Hoja de respuesta: diseñada con los contenidos mínimos de


cada entrevista, de forma de facilitar el análisis comparativo
de los datos obtenidos.

- Cada entrevista se acompañó de una pequeña monografía


que resumiera la evaluación del entrevistador y describiera el
contexto de la entrevista, como primer paso del análisis.

- Observación participante: presente en todo el trabajo de campo.

- Relevamiento de fuentes secundarias: obrantes en el SUT-


CAPRA; medios de prensa; legislación existente; análisis de
encuestas y actas de inspección efectuadas.

Al iniciar el trabajo de campo, se contactaron distintos refe-


rentes de la comunidad (considerados informantes claves4).
Los mismos aportaron datos que permitieron realizar una con-
figuración cualitativa del tema. Asimismo facilitaron perso-
nalmente el contacto con las personas entrevistadas.
4 Se entiende por Informantes Claves a aquellas personas que a través de su experiencia personal, aportaron datos para la contextualización
del problema abordado, al mismo tiempo que (en el caso específico de este trabajo) facilitaron el contacto con las personas a entrevistar.

18
4. MARCO TEÓRICO

A.- Introducción
La aguda crisis vivida por la Argentina durante el 2001 que
hizo su máxima emergencia en el mes de diciembre de ese
año, fue el corolario de un proceso que afectó al país desde
mediados de la década del ‘70. En efecto, analizando la situa-
ción social de los últimos años, se observa la concurrencia de
una serie de factores que fueron profundizando una situación
de polarización social, incidiendo profundamente en la con-
formación de la estructura social argentina.

La mayor parte de este empobrecimiento se explica por la re-


ducción del poder adquisitivo de los salarios que han sufrido
los trabajadores y la intensa transformación del mercado de
trabajo. La aguda caída del poder adquisitivo se halla ins-
cripta dentro de un marco complejo, caracterizado por una
honda transformación de la estructura económica a través de
la reconversión productiva, la desindustrialización, la priva-
tización de bienes y servicios. A ello se suma un prolongado
estancamiento económico y un cambio del modo de inserción
de Argentina en el mercado económico mundial, a través de
una mayor apertura económica5.

Este proceso -que se consolidó en la década del ‘90- incidió


directa y dramáticamente en la configuración de un nuevo es-
cenario social. Así, los inicios del nuevo siglo mostraban un
alto porcentaje de nuestra población enfrentada a condiciones
de vida cada vez más desfavorables, en un contexto social
muy diferente al que tuvieron generaciones anteriores y con
perspectivas de reversión -y de movilidad social ascendente-
muy difusas (Feijoo, 2003).
5 Siguiendo la línea de análisis de Beccaria (1993), reestructuración y reconversión son tomadas, para los fines de este trabajo, como térmi-
nos sinónimos que sirven para identificar los distintos aspectos de la estructura productiva, que surgen como respuesta a las transformaciones
en las reglas de juego que enmarcan el proceso global de acumulación del capital a fines de siglo.

19
En la actualidad, si bien los indicadores de desempleo no son
los de los ‘90, ni la situación social es la del 2002, aquellos
que trabajamos en el campo social podemos coincidir en que
el escenario es muy diferente al del inicio de estos procesos:
fuera del marco de la crisis, pero caracterizado por el aumento
de la vulnerabilidad social y de la incertidumbre, que parece
consolidar formas de vulnerabilidad más allá de la falta de
recursos económicos o la imposibilidad de alcanzar determi-
nados estándares de vida, para configurar identidades y reifi-
caciones sociales diferentes.

En el presente trabajo, se intentará aportar algunos elementos


que permitan pensar las características de este nuevo contexto
social. Focalizamos el análisis en un procedimiento novedo-
so: la formalización reciente de una actividad históricamente
ligada al trabajo informal (el control de admisión y perma-
nencia, los “patovicas”) y sus condiciones de trabajo. Alejado
del modelo tradicional de “trabajo” argentino -asociado a la
fábrica y al Sector Secundario de producción-, nos pregunta-
mos de qué manera se va construyendo la identidad y la repre-
sentación social y gremial de estos trabajadores, quizá como
indicador del escenario laboral que emerge en la Argentina en
la segunda década del Siglo XXI.

B.- La situación en la Argentina. Algunos datos del deterioro


A partir del primer gobierno de Perón comienza en Argentina
un período caracterizado por una creciente industrialización,
que se tradujo en una aceleración del proceso de urbanización
y de asalarización de la población económicamente activa. En
comparación con otros países de América Latina, en nuestro
país el mismo se inició tempranamente y derivó en un mayor
desarrollo del empleo formal y menores niveles de subutiliza-
ción laboral en comparación con Latinoamérica en su conjun-
to, que incidió en la conformación de su estructura social. En

20
efecto, al decir de Bayón (2006): “… los impactos integrado-
res del modelo de industrialización sustitutiva se tradujeron
en niveles relativamente bajos de desigualdad social, pobreza
y subutilización laboral hasta mediados del decenio de 1970,
lo que ubicó al país en una posición privilegiada en el contex-
to latinoamericano” (pp. 136). Evidentemente en este proceso
han convergido otras variables, de las cuales merecen des-
tacarse el lento crecimiento demográfico y el desarrollo del
sistema de educación pública.

A principio de los años ‘70, Argentina era un país con indi-


cadores propios de países altamente industrializados: sólo un
8,5 % de la población era pobre6; existía un Índice de Gini7
de 35; la Deuda Externa no superaba los 8.000 millones de
dólares; su desocupación era inferior al 4%. El sector formal
proporcionaba más del 70% del empleo asalariado (Marshall,
1998) y, en este contexto, el sector informal no constituyó un
mecanismo de subsistencia, propio de otros países latinoame-
ricanos (Bayón, 2006). Los salarios se llevaban el 40 % del
producto Nacional.

Ya hacia mediados de los ‘90, el 20 % de la población podía


definirse como pobre. El Índice de Gini superaba 44; los sala-
rios se llevaban sólo el 25% del ingreso nacional, la desocu-
pación alcanzaba el 18% y en algunos centros urbanos afecta-
ba a casi uno de cada cuatro hogares8. En mayo de 1995, había
alrededor de 7.500.000 de pobres en la Argentina. El 65 % de
éstos eran población urbana y el 35 % población rural. Estos
7.500.000 pobres configuraban el 21,7 % de la población na-
cional; y de ellos, 3.000.000 eran los nuevos pobres, surgidos
en los últimos veinte años. De los 7.500.000, el 23 % eran

6 Parte de los datos que siguen, fueron publicados en los siguientes artículos: ESCUDERO, J. C. y DILORETTO, M. (1996) “Consecuencias
éticas y sociales de un modelo socioeconómico”; ESCUDERO, J. C. y DILORETTO, M. (1997) “La salud en la caída: el proceso de pauperiza-
ción y la adaptación a la Pobreza en el área de la salud”.
7 El Índice de Gini mide la dispersión del ingreso entre los más ricos y los más pobres. A más bajo Índice de Gini corresponde una distribución
más igualitaria del ingreso (SIEMPRO, 2003).
8 INDEC, Encuesta Permanente de Hogares -EPH-. Onda de Octubre de 1996.

21
analfabetos (Frediani, 1995).

La posición privilegiada de Argentina en el contexto regional


comenzó a experimentar un progresivo deterioro a partir de
1975, constituyéndose en el país de América Latina que atra-
vesó la más profunda transformación de su estructura social en
menos de tres décadas (Bayón, 2006). A la par del incremento
de los niveles de desigualdad y pobreza, se produjo un marcado
debilitamiento de los anteriores canales de movilidad social. En
el decenio de 1970, las transformaciones fueron ya esbozán-
dose en el Rodrigazo y se iniciaron con la Dictadura Militar, a
través de una marcada reducción del poder adquisitivo de los
salarios, lo que contribuyó no sólo a la desestructuración del
movimiento obrero, sino que también fue un paso importante
hacia el cambio del modelo económico. Obviamente la suma-
toria de estos procesos impactó en la subjetividad de la pobla-
ción y en la reificación y redefinición de sus ejes identitarios,
tradicionalmente asociados al trabajo.

La década de 1990 significó la consolidación de ese nuevo mode-


lo socioeconómico, que comenzó a perfilarse a partir del último
gobierno militar. Éste no sólo supuso nuevos patrones de inser-
ción del país en la economía global, sino también nuevas formas
de relación de los hogares con el mercado de trabajo y con el
Estado, que sacudieron y trastocaron fuertemente la estructura
social argentina. Su instauración se tradujo en el segundo pun-
to de inflexión en el cambio de la estructura social en nuestro
país, a través de las modificaciones producidas en el mercado de
trabajo, que se tradujeron no sólo en precarización laboral, sino
directamente en la desaparición de puestos de trabajo.

C.- Aproximaciones a la temática


Para comprender mejor este proceso, es necesario remarcar la
importancia que adquiere la pérdida de significancia de cier-

22
tas categorías ocupacionales, relacionadas con el trabajo y el
empleo9, en el tratamiento de las modificaciones en la estruc-
tura social10. Hasta la emergencia de la crisis generada a partir
de los años ‘70, la distinción entre las categorías ocupacio-
nales relacionadas a la fuerza de trabajo poseía límites preci-
sos y la cualidad de presentar estabilidad y permanencia en el
tiempo (Neffa, 1996). Pero ante los procesos de reconversión
sufridos por el mercado laboral, comienza a denotarse un ma-
yor dinamismo interno entre dichas categorías, que presentan
entonces fronteras más difusas. Un número cada vez mayor
de personas se encuentran en una situación ambigua con res-
pecto al empleo: en una intersección, o en el proceso de pasar
de una categoría ocupacional a otra, sin adoptar la forma de
desempleo en el sentido clásico de la palabra.

El progresivo incremento de la flexibilización y precarización


laboral y la aparición de fenómenos tales como el desempleo
estructural, devienen en lo que el investigador brasilero Ri-
cardo Antunes (1995) ha dado en llamar procesalidad contra-
dictoria11: por un lado, se reduce el número de trabajadores
empleados en sectores de la producción industrial o fabril;
por otro, aumentan los subempleados: en trabajos informales
y precarios, o como asalariados en el sector servicios y se
incrementa la terciarización. Se incorpora el trabajo femenino
y, a la vez, se excluye del mercado laboral a los más jóvenes y
a los más viejos. Todo lo expuesto produce una mayor hetero-
geneización, fragmentación y complejización del mundo del
trabajo y, por consiguiente, de la identidad del trabajador y de
su conciencia como clase específica.

Este proceso se expresa, asimismo, en una creciente tenden-

9 Vale hacer la distinción entre trabajo y empleo. El trabajo puede adoptar diversos estatutos, desde el punto de vista de que exista o no
relación salarial: libre, asalariado o forzado. El empleo es la actividad donde predomina el trabajo remunerado bajo su modalidad salarial, o
como producto de ventas de servicios o producción; incluye todo tipo de trabajo, siempre que sea remunerado (Neffa, 1996).
10 Se trató de contextualizar cuantitativamente esta temática para el caso argentino, en el apartado denominado “Algunos datos” del presente
Documento.
11 Processualidade contraditória, en el texto original, en idioma portugués.

23
cia, por un lado, a una mayor cualificación e intelectualiza-
ción del trabajo, que conlleva a la creación de “trabajadores
multifunción” (caracterizados por una alta rotatividad laboral)
y, por otra parte, al acrecentamiento de la descalificación de
numerosos sectores operarios que afecta, fundamentalmente,
a aquellos trabajadores especializados -oriundos del fordis-
mo- y a la masa de trabajadores que oscilan entre empleos
temporarios, parciales o pertenecientes a la economía infor-
mal (Antunes, 1995).

Hasta la década de 1980, la relación entre crecimiento econó-


mico y absorción productiva de la fuerza de trabajo, junto con
un Estado de bienestar incipiente -aunque limitado e imperfec-
to-, fueron los mecanismos que alimentaron las expectativas de
movilidad social de importantes sectores de la población lati-
noamericana. Se esperaba que los procesos de urbanización e
industrialización, el desarrollo del sistema de educación públi-
ca y la expansión de las ocupaciones no manuales condujeran a
la conformación de sociedades más equitativas. Estas expecta-
tivas estuvieron más cerca de materializarse en algunos países,
mientras que en otros constituyeron promesas incumplidas para
amplios sectores de la población.

Es indudable que estos cambios sufridos en el mercado de


trabajo han originado profundas transformaciones sociales.
Los datos sobre desempleo, la aparición de nuevos pobres en
países altamente industrializados, parecen demostrar que la
cíclica superación de crisis en el plano económico no implica
reducciones sustanciales de las tasas globales de desempleo,
ni mejoras sociales para determinados grupos. Pero estas va-
riaciones en la estructura y las formas del empleo exceden el
plano meramente económico. Si se considera la importancia
que reviste el trabajo en el modelo de sociedad imperante,
como organizador de la cotidianeidad de los sujetos y sus ho-
gares, y como soporte principal de la ciudadanía y de la dig-

24
nidad de la persona (Castel, 1994), se puede vislumbrar cómo
las mutaciones producidas en el mundo del trabajo impactan
prácticamente en todos los órdenes de la vida social de los
individuos.

En este marco, pareciera que el mercado de trabajo ha perdido


su potencial integrador y de movilidad social, sobre todo a
partir de las modificaciones sufridas en los ‘90. El incremento
de los niveles de desempleo, junto a la extensión de la inse-
guridad laboral y la desprotección social, no sólo evidencian
un progresivo debilitamiento de la relación entre crecimien-
to económico y empleo, sino que cuestionan seriamente las
potencialidades del nuevo modelo económico tanto para ab-
sorber fuerza de trabajo como para reducir la pobreza y las
desigualdades persistentes y crecientes. A la par de la erosión
de los anteriores mecanismos integradores, el aumento de la
desigualdad en la distribución de oportunidades para acceder
a los procesos en marcha, constituye uno de los indicadores
que denotan una estructura social cada vez más rígida. “De
esta forma, las condiciones con que cuentan los hogares pasan
a desempeñar un papel decisivo en el destino de los indivi-
duos, en un contexto marcadamente adverso para los `perde-
dores´ del nuevo juego social” (Bayón, 2006).

La precarización del mercado laboral pasa a comprometer,


entonces, otras áreas de la vida diaria: “Lo determinante del
proceso -de exclusión- es el hecho de que el trabajo deja de
ser el ‘gran integrador’. Se trata de un proceso de desconge-
lamiento, de desestabilización de los estables, de vulnerabili-
zación de posiciones antes seguras. La cuestión social no se
reduce a la cuestión de la exclusión. Exclusión o disgregación
son el efecto de una conmoción general cuyas causas se ha-
llan en el trabajo y su modo de organización actual” (Castel,
1994:34).

25
Esta situación se traduce en un aumento de la vulnerabilidad
que sufren determinados grupos sociales. Tal como plantea
Denis Merklen (2003), el concepto de pobreza resulta insufi-
ciente para intentar explicar los profundos cambios que han
generado en la estructura social las transformaciones en el
mercado de trabajo antes referidas. En este sentido, las ideas
de vulnerabilidad e inestabilidad podrían ayudar a explicar
mejor el actual panorama social. “Con vulnerabilidad quie-
re decirse que el individuo carece del tipo de reaseguros que
brinda el empleo estable o la propiedad. La vulnerabilidad se
expresa en la inestabilidad permanente y en la necesidad de
adaptarse a vivir el día a día (…) La idea de vulnerabilidad
refiere a los problemas de integración social y expresa una
fragilidad de los lazos sociales -de solidaridad, diría Émile
Durkheim- que deben favorecer el desarrollo de los indivi-
duos” (Castel 1995 apud Merklen, 2003:112-113).

D.- Las nuevas formas de inclusión social


La dinámica que sufren las categorías relacionadas a la fuerza
de trabajo refiere distintas formas de inserción de los sujetos
en el mercado productivo, que traen aparejados, a su vez, mo-
dos de inclusión-exclusión parciales, extrapolables a su vida
cotidiana, que pone en cuestión la concepción de que la socie-
dad debe existir como un todo. “Si hay efectivamente gentes
segregadas a la vez de los circuitos sociales de producción, de
unidad y de reconocimiento, se perfila un modelo de sociedad
en el que sus miembros no están ya vinculados por aquellas
relaciones de interdependencia que teorizó Durkheim, por
ejemplo, y que permiten que se pueda hablar de una sociedad
como un conjunto de ‘semejantes’. Tal es el peligro que com-
portan los fenómenos de exclusión: el exilio de una parte de la
población respecto de la sociedad y la ciudadanía (…) El pe-
ligro se sitúa en el riesgo de pudrimento de las condiciones de
la democracia, que se produce a partir de la pulverización de

26
la condición salarial. Un número creciente de personas se ven
obligadas a vivir una especie de cultura de lo aleatorio, como
por ejemplo esos numerosos jóvenes que viven de una alter-
nancia entre actividad e inactividad, de trabajillos, de un poco
de ayuda social y un poco de apañárselas” (Castel, 1995:35).

Aparece, de esta manera, una nueva relación entre trabajo


e inclusión, con marcadas consecuencias sociales: indepen-
dientemente de la crisis del mercado laboral, pero a la vez
como reacción de ella, surge una crisis de la sociedad orga-
nizada en torno al trabajo, en la medida en que éste pierde
su calidad como organizador de la vida de los sujetos, centro
de valoración social y eje de orientaciones morales. Si, como
señalan numerosos autores, la lógica del Estado de bienes-
tar puede caracterizarse como de inclusión creciente, surge
de esta forma una ruptura: a partir de la merma que sufre la
capacidad de absorción del mercado de trabajo, emerge como
consecuencia inmediata el aumento de la vulnerabilidad so-
cial. En una sociedad en que las oportunidades económicas,
políticas y civiles están ligadas directa o indirectamente al tra-
bajo, aquellos que no logran su inserción en el sistema laboral
y que, por consiguiente, sienten el desaprovechamiento de su
capacidad de trabajo, ven la amenaza del estigma del fracasa-
do o “del que sobra”, lo que trae aparejado el detrimento de
sus oportunidades vitales y, en consecuencia, el fantasma de
un futuro incierto.

En el caso específico argentino, a partir de la crisis del 2003,


comienzan a revertirse algunos indicadores asociados al
mercado de trabajo. Según señala Maurizio (2009), el nuevo
régimen cambiario fue acompañado de un fuerte dinamis-
mo en la generación de puestos de trabajo. En efecto, en
el último trimestre de 2002, la tasa de empleo –incluyendo
a los beneficiarios de planes– se ubicaba por encima de la
del 2001, mientras que en el tercer trimestre de 2003 ha-

27
bía superado el valor de 1998, máximo de la segunda mitad
de los ‘90. Por su parte, el nivel de empleo, excluyendo
los planes, se había recuperado completamente de la caída
post-devaluación en el segundo trimestre de 2003. Entre el
primer trimestre del 2006, y el tercer trimestre de 2006, los
ocupados –excluyendo a los beneficiarios de planes de em-
pleo– se incrementaron en casi 2,9 millones, de los cuales
1,6 millones fueron puestos registrados12.

En síntesis, surge un nuevo escenario laboral, diferente desde


el punto de vista cualitativo y caracterizado fundamentalmen-
te por:

• la disminución del empleo asalariado industrial;

• el aumento de la inserción de los trabajadores en “zonas


blandas” del sistema productivo (Sector Informal, Sector
Terciario, etc);

• la caída de los salarios y, en general, del ingreso familiar


(Beccaria, 1992), hasta la crisis del 2001. Si bien a partir
del 2003 se observa una recomposición salarial, ésta se
dio en menor intensidad que la del empleo13;

• el aumento de la desigualdad distributiva.

A este punto es necesario remarcar la importancia que adquie-


re la pérdida de significancia de ciertas categorías ocupacio-
nales, relacionadas con el trabajo y el empleo14, en el trata-
miento de las modificaciones en la estructura social. Hasta la
emergencia de la crisis generada a partir de los años ‘70, la

12 Esta evolución positiva puede explicarse tanto por las elevadas tasas de crecimiento del nivel de actividad económica, como por la inten-
sidad en el uso de mano de obra. Si bien fue acompañada de una recomposición salarial, ésta fue de menor intensidad que la experimentada
por el empleo.
13 A partir del 2003, el alza de los salarios se verificó en todos los grupos de trabajadores definidos según la categoría ocupacional, siendo
levemente mayor entre los asalariados no registrados en la seguridad social. (Maurizio, 2009)
14 Vale hacer la distinción entre trabajo y empleo. El trabajo puede adoptar diversos estatutos, desde el punto de vista de que exista o no
relación salarial: libre, asalariado o forzado. El empleo es la actividad donde predomina el trabajo remunerado bajo su modalidad salarial, o
como producto de ventas de servicios o producción; incluye todo tipo de trabajo, siempre que sea remunerado (Neffa, 1996).

28
distinción entre las categorías ocupacionales relacionadas a la
fuerza de trabajo poseía límites precisos y la cualidad de pre-
sentar estabilidad y permanencia en el tiempo (Neffa, 1996).

E.- Representación social e identidades colectivas


Al haber gente parcialmente integrada a los circuitos sociales
de producción, de unidad y de reconocimiento, aparece un mo-
delo de sociedad en la que sus miembros no están vinculados
por relaciones de interdependencia, que permitirían hablar de
una sociedad como de un conjunto de semejantes. Las formas
de ocupación que emergen en la Argentina a partir de principios
de siglo, suponen efectuar nuevas reflexiones sobre la dinámica
no sólo de las relaciones laborales, sino sobre las identidades
que de ellas emergen y en consecuencia sobre cómo se cons-
tituye esta nueva “sociedad salarial”, anclada en concepciones
del trabajo diferente a la de mediados del Siglo XX.

Las transformaciones del mercado laboral y sus repercusiones


en la estructura social, evidencian formas y modos de organi-
zación del empleo, marcadamente disímiles. La reforma de los
principios que constituyeron históricamente los estandartes del
movimiento obrero organizado (estabilidad laboral, horario de
trabajo, salario mínimo, convenios colectivos de trabajo), in-
cide particularmente en el cambio de las representaciones so-
ciales ligadas al trabajo, ya que representa un cambio en las
relaciones de fuerza entre los actores colectivos organizados.

El debilitamiento de las organizaciones sindicales observa-


do a partir del aluvión neoliberal, con la consiguiente merma
del poder de negociación de los gremios, agudizó la crisis de
representación existente. Los sindicatos, como forma históri-
ca de representación de los asalariados desempeñaron en la
Argentina a lo largo del siglo XX diversas funciones: desde
hacer llegar las aspiraciones y reivindicaciones de un grupo

29
relativamente homogéneo de trabajadores, organizar la soli-
daridad en el interior de dicho grupo y facilitar su integración
a una sociedad que los excluía, hasta las de convertir los in-
tereses individuales en colectivos (Catalano, 1993). Pero, las
transformaciones estructurales que afectaron la relación entre
trabajador y sociedad global, influyeron asimismo en la co-
nexión de los trabajadores con los sindicatos como modalidad
de representación, y como consecuencia a la esencia de las
funciones de las organizaciones gremiales.

La representación sindical construyó dialécticamente la iden-


tidad de sus representados a través de un doble movimiento:
de diferenciación, por una parte y de integración social, por
otra; expresando, comunicando y representando un proyec-
to de identificación e integración social para los asalariados,
que eran marginados en su época (Rosanvallon, 1988). Con
el correr del siglo XX la representación sindical deja de ser
una relación que otorga identidad, para pasar a ser un vínculo
utilitario, instrumentado por grupos de trabajadores para obte-
ner beneficios sociales (Catalano, 1993). En el caso argentino,
este proceso coincidiría con el manejo de las obras sociales
por parte de los gremios y con la construcción de barreras de
contención -por parte de la dirigencia del gremialismo argen-
tino- que le brindaran la autonomía política suficiente frente
a la base gremial y al Estado. Izaguirre (1994) considera este
modelo sindical cercano al “business unionism” norteameri-
cano, cuya función básica era la de administrar la venta de la
fuerza de trabajo.

Desde un punto de vista político, la funcionalización de los


sindicatos puede interpretarse como un fenómeno de burocra-
tización de las direcciones, que implica un distanciamiento
entre las conducciones sindicales y los trabajadores, en rela-
ción a intereses, deseos y aspiraciones. Si bien para algunos
autores (Catalano, por ejemplo) esta funcionalización expli-

30
cita la lógica de un sistema que se orienta hacia lo sistémico,
aún a costa de la integración social de sus miembros, es indu-
dable el peso que tiene la implicancia política de la funciona-
lización sindical en el contexto argentino.

Otros autores (Habermas, Rosanvallon) consideran que la au-


tonomización y el distanciamiento entre las instituciones y sus
representados crea en las sociedades modernas la sensación
de falta de legitimidad de las organizaciones y una amenaza
creciente a la integración social del sistema, por fractura de
identidad de los grupos que la componen (Habermas, 1989).

En lo que se refiere específicamente al caso argentino, el mo-


delo sindical mayoritario vigente desde mediados del Siglo
XX se encuentra atravesando una profunda crisis, agudizada
por la resignificación de las expresiones de los trabajadores
-culturales e ideológicas- que le dieron origen. También se
destaca el fuerte impacto que ha tenido el Proceso iniciado
en 1976, en lo que respecta a la desarticulación -a través de
la represión y del desmantelamiento de la industria - de las
organizaciones intermedias y de base, siendo el ámbito sindi-
cal uno de los objetivos del vaciamiento, como elemento de
mediación de los sectores obreros.

El aumento de la informalidad en el mercado de trabajo cons-


tituye un desafío para la organización sindical, a efectos de
poder romper la correlación negativa existente (a mayor sec-
tor informal, menos volumen posee, menos numeroso es el
movimiento sindical -Barrera, 1987). La constitución formal
de ciertas actividades (como la analizada en el presente traba-
jo), asociadas históricamente al sector informal de ocupación,
supone la necesidad de establecer canales de representación
gremial para sus trabajadores.

Pareciera haber, en una primera lectura, una diferenciación

31
en lo que hace a la construcción y concepción de la represen-
tación entre el asalariado del modelo taylorista, con respecto
al trabajador definido en el dinámico y complejo panorama
laboral de fin de siglo. “La relación salarial en el modelo ta-
ylorista-fordista produjo trabajadores con representaciones,
intereses, y valores relativamente unificados. La solidaridad
se construía por semejanza, por coexistencia en un mundo de
valores compartidos, por agregación mecánica de situaciones
e individuos. El sindicato era un simple acumulador de so-
lidaridades mecánicamente agregadas” (Catalano, 1993; op.
cit.; pp. 131). Puede suponerse que en este modelo, a partir de
la identidad del trabajador es como se construía la represen-
tación sindical.

Tal como se perfila, en la actualidad la relación salarial pre-


senta un escenario laboral segmentado, signado por las oposi-
ciones: mercados internos y externos a las empresas, empleos
estables y precarios. En este contexto, la solidaridad –clave
para la constitución de la representación sindical- parece no
producirse mecánicamente por el agregado de reivindicacio-
nes y aspiraciones similares, sino como resultante de víncu-
los de consenso y disenso, en un proceso de construcción y
deconstrucción permanente, en la que probablemente a partir
de esta dinámica pueda perfilarse una identidad de trabaja-
dor. Este proceso puede observarse en forma incipiente en la
constitución del SUTCAPRA: se promueve la formalización
y jerarquización de una actividad asociada al trabajo informal
(el control de admisión y permanencia), mejorando las condi-
ciones de trabajo, y procurando perfilar una identidad de tra-
bajador que rompe con el modelo establecido de “patovica”.

En suma, pareciese que el nuevo escenario laboral –somera-


mente expuesto- implica para el sindicalismo la asunción de un
nuevo rol, relacionado con la reconstrucción del tejido social,
con la capacidad de resolver las situaciones de vulnerabilidad y

32
representar actores sociales que la dinámica del modelo econó-
mico tiende a enfrentar, fragmentar y oponer.

5. DESARROLLO DEL ESTUDIO

Para el estudio de los casos abordados, se han tenido en cuen-


ta los siguientes conceptos, que han servido como ejes orga-
nizadores para el análisis cualitativo:

1.- condiciones de trabajo;

2.- identidad del trabajador;

3.- mecanismos de representaciones.

La articulación de dichos conceptos nos ha permitido efectuar


un análisis del proceso de formalización de la actividad en la
que se ha focalizado la investigación, ponderando especial-
mente la mirada de los actores que lo protagonizan.

A grandes rasgos, y como primera conclusión de este trabajo,


surge que el proceso de formalización de la actividad se en-
cuentra encuadrado en un cambio en el perfil de trabajo que
ha caracterizado el escenario argentino a partir de mediados
de los años ’40. Como se ha dicho, la actividad de control y per-
manencia, fue considerada históricamente un trabajo informal,
accesorio y complementario de otro, que aparecía en el imagi-
nario como ingreso principal para el sostén de los hogares. Sin
embargo, gran parte de los entrevistados refieren trayectorias
laborales en la actividad de más de 10 años. Si bien registran
entradas y salidas al mercado laboral en su otro empleo, es in-
teresante observar que la actividad de control de admisión y
permanencia, aparece como “la fija”, si bien –como ya fue ex-
puesto- no constituye su principal fuente de ingreso.

33
Esto aparece claramente en las motivaciones que llevaron a
comenzar el proceso de formalización de la actividad, a lo que
se le suma la visualización de la vulnerabilidad que tienen los
trabajadores sobre sus condiciones laborales: “Acá estamos
muy expuestos, nadie se hace cargo, por lo general los com-
pañeros te dan una mano.” (Daniel, 48 años)

A.- La formalización de la actividad


Como destacamos a lo largo de la investigación, las activida-
des desarrolladas por los trabajadores de control de admisión
y permanencia constituyeron desde su gestación, un empleo
de servicios directamente asociado a la informalidad, donde la
formalización de la tarea es en general una excepción. Si bien
no existen datos históricos al respecto, en un relevamiento
realizado en el año 2005 por S.U.T.C.A.P.R.A. es posible ad-
vertir datos alarmantes respecto a la situación laboral. En La
Ciudad de La Plata, sobre un total de 255 trabajadores releva-
dos solo 5 se encontraban registrados, realidad que no resulta
exclusiva de la ciudad citada, ya que se replica en las locali-
dades contiguas de Berisso, Ensenada, Berazategui, Florencio
Varela y San Francisco Solano (Ver Cuadro 1).

Respecto a los salarios es posible advertir que para el año


2005 el salario de un trabajador de la actividad no alcanzaba
en promedio los $ 40 diarios (Ver Cuadro 2). Si se tiene en
cuenta que los referentes de la actividad trabajan un promedio
de 2,3 días semanales, alcanzan un promedio de ingreso men-
sual de $ 368, siendo el Salario Mínimo Vital y Móvil a partir
de Julio de 2005, de $ 630 15

15 Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de la República Argentina. (2006). “Trabajos, ocupación y empleos. Salarios, empresas y empleos
2003 – 2006). Series de estudios Nº 5. Septiembre de 2006. Buenos Aires, Argentina.

34
Cuadro 1: Situación laboral de los trabajadores

Totales inspeccionados Situación Laboral de los


Trabajadores
Localidad
LOCALES TRABAJADORES En NEGRO En
BLANCO
La Plata 60 255 250 5
Berisso 2 12 12 -
Ensenada 1 13 13 -
Quilmes 6 26 23 3
F. Varela 7 24 24 -
Berazategui 1 3 3 -
S.F.Solano 1 5 5 -

TOTAL 78 338 330 8

Fuente: Documento de SUTCAPRA. Dic. De 2005

Cuadro 2: Sueldo diario de los trabajadores

Localidad Sueldo Diario Promedio


La Plata 38
Berisso 35.83
Ensenada 33.46
Quilmes 42.5
F. Varela 33.75
Berazategui 36.66
S.F.Solano 37.21
Sueldo Promedio 36,77

Este panorama inicial refuerza la necesidad del sindicato de


orientar sus acciones fundamentalmente hacia la formaliza-
ción de la actividad y hace ineludible la solicitud de injerencia
del Ministerio de Trabajo; en el caso específico de la Ciudad
de La Plata, intervienen conjuntamente el Ministerio de Tra-

35
bajo de la Provincia de Buenos Aires y S.U.T.C.A.P.R.A.; en
las inspecciones realizadas en el año 2006 sobre un total de
veinticuatro locales de entretenimiento (bares, locales baila-
bles y pooles) de 102 trabajadores relevados, solamente 1 se
encuentra registrado (ver cuadro 3).16

Cuadro 3: Relevamiento en locales de entretenimiento de


la Ciudad de la Plata.
Situación laboral
Trabajadores
Locales inspeccionados Informal Formal
inspeccionados
(NEGRO) (BLANCO)
Local 1 3 3 -
Local 2 1 1 -
Local 3 3 3 -
Local 4 5 5 -
Local 5 2 2 -
Local 6 1 1 -
Local 7 5 5 -
Local 8 4 4 -
Local 9 3 2 1
Local 10 7 7 -
Local 11 2 2 -
Local 12 3 3 -
Local 13 3 3 -
Local 14 2 2 -
Local 15 1 1 -
Local 16 5 5 -
Local 17 2 2 -
Local 18 3 3 -
Local 19 5 5 -
Local 20 6 6 -
Local 21 11 11 -
Local 22 18 18 -
Local 23 1 1 -
Local 24 6 6 -
TOTALES 102 101 1

Fuente: SUTCAPRA. Informe de Inspección. 2006

La situación se da de manera similar en eventos multitudina-


rios como los recitales; tomando como muestra dos recitales
desarrollados en el Estadio Ciudad de La Plata, con la presen-
16 En la mayoría de los lugares inspeccionados y mencionados se encontraban otros trabajadores, que desistieron de dar sus datos por te-
mor a perder su trabajo. Ejemplo: “xx” tiene un total de 13 (trece) trabajadores y solo fueron asentados en el acta correspondiente 5 (cinco).

36
cia de 273 trabajadores se puede advertir que ninguno de ellos
se encontraba registrado (ver cuadro 4).

Cuadro 4: Inspecciones realizadas en dos recitales masi-


vos realizados en el estadio Ciudad de La Plata

Situación Laboral de los Trabajadores


Recitales
Trabajadores
inspeccionados

En Blanco En Negro
2 273 0 273
Fuente: Documento de SUTCAPRA. Síntesis de Inspecciones.

Estos registros estadísticos además tienen su correlato en la


falta de normativas que permitan una intervención específica,
ya que hasta la fecha solo podía enmarcarse la actividad en la
Ley 12.29717de Seguridad privada y en algunas ordenanzas
municipales orientadas al tema; al respecto resulta interesante
destacar que las funciones de los trabajadores de control de
admisión y permanencia se diferencian fundamentalmente de
los que realizan tareas de vigilancia, no solo por la técnica
que desarrollan en su especialidad, sino por el tipo de relación
que deben tener con los concurrentes, la cual debe ser amena,
respetuosa y de contención.

Recién en el año 2009, a partir del decreto 10961 que regla-


menta la Ley Provincial 13.964 en consonancia con la Ley
Nacional Nº 26.370 se inscribe un nuevo escenario normativo
en la Provincia de Buenos Aires, que establece un conjunto
de elementos inherentes a la actividad y ampara las funcio-
nes de los trabajadores de control de admisión y permanencia

17 Es necesario destacar que esta normativa solo establece que el control de acceso en los espectáculos públicos, locales bailables y otros
eventos o reuniones análogas debe prestarse a través de una empresa de seguridad privada. Como bien develan desde S.U.T.C.A.P.R.A. el
personal que ejerce las tareas dentro de esos lugares, dando pretextos a los propietarios de espacios de entretenimiento para que expresen
que un recital, pub, etc., no es un local bailable o reunión análoga, por lo tanto no es necesario contratar a una empresa. Además, el oficio de
un vigilador no es igual al de un controlador de admisión y permanencia.

37
bajo el régimen establecido en la Ley de Contrato de trabajo.
Esto constituye un elemento clave para lograr la formaliza-
ción de la actividad y prevé, por tanto, que los trabajadores en
cuestión sean empleados bajo relación de dependencia laboral
directa de la persona o empresa titular del lugar de entrete-
nimiento o, en su caso, de una empresa prestadora de dicho
servicio, siempre y cuando, en todos los casos, se cumpla con
la legislación civil, laboral, impositiva y previsional.

Como señalábamos en apartados anteriores, la historia de esta


actividad relacionada meramente al mercado informal y sus
características intrínsecas (ya que lo habitual es contratarlos
cuando se los necesita, para situaciones eventuales, en perío-
dos temporarios, reforzando días de mucho tránsito de gente)
entre otras variables complejizan la formalización de sus tra-
bajadores.

Además, aparece un elemento fundamental expresado por los


trabajadores, que se vincula con el mito de que la formali-
zación de su actividad implica la reducción salarial. Si bien
aún resta avanzar en el Convenio Colectivo de Trabajo18, las
acciones gremiales se encuentran orientadas a que los trabaja-
dores cuenten con un salario digno, que les permita vivir de la
tarea elegida y que supere ampliamente el promedio percibido
que en la actualidad asciende a los $60 diarios, lo cual implica
que necesariamente los trabajadores realicen otros empleos
inmediatos, que obstaculizan su formación. En diálogo con
los integrantes de la comisión directiva de S.U.T.C.A.P.R.A.,
se advierte que como esta actividad se da básicamente de no-
che, en ámbitos de diversión, muchas veces los empresarios
suelen restarle seriedad, como si el control de admisión y
permanencia se tratara simplemente de colocar una persona
físicamente impactante, asignarle algunas tareas específicas y
18 Posteriormente a la finalización de esta primera parte de la investigación, se homologó el Convenio Colectivo de Trabajo N° 599/2010
que regla la actividad.

38
finalizada la jornada abonar una suma de dinero.

La posibilidad de tener un salario digno, de situar a los con-


troladores como trabajadores con derechos, marca un aconte-
cimiento histórico en una actividad intrínsecamente informal.
Y comienza a configurarse un margen de posibilidades hasta
el momento impensable para los trabajadores, muchos viven
con desconcierto la posibilidad de trascender el concepto de
una simple changa momentánea, a que se constituya en la ac-
tividad central, con perspectiva a futuro. Y otros comienzan
a transitar la formalización, por dos vías posibles: a través
de una relación directa con los dueños de los locales o bien a
partir de empresas dedicadas particularmente a proveer servi-
cios de seguridad. Independientemente de las condiciones de
contratación sus protagonistas, que comienzan a ingresar a la
formalización de la actividad (y su posterior sindicalización),
reconocen el cambio, lo cual puede visualizarse en las expre-
siones de los trabajadores:

“Hay un antes y un después, los bolicheros ahora no nos


echan como perros, nos pagan por convenio y en blanco para
poder tener una Obra Social” (Lucas, 25 años, trabajador).

“Era hora de que regulen la actividad nuestra, para tratar


de sacar a los truchos que trabajan de esta actividad y hacen
macana, manchando a los que vivimos de esto y es nuestra
única fuente de ingresos” (Mauro, 32 años, Trabajador).

La formalización de los trabajadores es sin lugar a dudas una


tarea que requiere un trabajo conjunto entre el sindicato y los
diferentes organismos estatales (a nivel nacional, provincial y
municipal), de manera tal de aunar esfuerzos en pos de favo-
recer las acciones específicas contempladas en la normativa
vigente y su correlato en el mejoramiento de las condiciones
de vida de los trabajadores. Como destacaba Pablo, dirigente

39
sindical “con el aval de trabajo salimos a inspeccionar y nos
encontramos que la gran mayoría de los trabajadores están
en negro, eso no lo decimos nosotros, También lo anunció el
ministro Cuartango”

B.- Las condiciones de trabajo. “Todos perdimos en algu-


na noche de trabajo”
Analizando los fundamentos de creación del SUTCAPRA,
se observa que se entiende que el controlador de admisión y
permanencia habitualmente desarrolla su actividad en even-
tos y/o espectáculos de entretenimiento público, contextos
caracterizados por factores que le otorgan especificidad a la
tarea que desarrollan: presencia de elementos estimulantes
(música, alcohol, etc.), masiva concurrencia de gente (perso-
nas de diferente condición social, con actitudes e intereses
disímiles), diversidad en la concepción de los propietarios u
organizadores (aquellos que lo hacen como hobby, otros con
un criterio empresarial).

A consideración del Sindicato, “la combinación de estos ele-


mentos crea muchas veces situaciones explosivas, que sólo
es factible evitar o resolver favorablemente a través de per-
sonal especializado, que entienda que no deben agravar los
riesgos, sino, actuar con una concepción preventiva y con un
profundo respeto por las personas” (Sutcapra, 2005)

Los trabajadores de control de admisión y permanencia de


la Ciudad de la Plata se desempeñan en ámbitos diversos,
desde pintorescos bares hasta grandes galpones ambienta-
dos para la diversión. El común denominador es que solos o
de a pares esperan la llegada de los concurrentes, no media
la palabra, la gran herramienta es la mirada. Es una mirada
intensa, cargada de sentidos.

40
En los grandes locales, se maximizan los controles, algunos se
disponen en la entrada, otros en el interior. En algunos de ellos
previamente se llevan a cabo “requisas”, para evitar que ingre-
sen con objetos que puedan ocasionar daños. Los concurrentes
pasan estos controles con tranquilidad y naturalidad.

Del trabajo de campo efectuado aparece como primera ob-


servación la corroboración de las condiciones ambientales
adversas que presenta la actividad: los trabajadores se hallan
expuestos a sonidos fuertes, ambientes sin adecuada ventila-
ción y con la necesidad de estar mucho tiempo de pie.

“Es cansador estar parado mucho tiempo por eso vamos rotan-
do porque acá podes caminar un poco” (Martín, 31 años)19

La falta de cobertura social y la informalidad de la actividad


se observa claramente en la atención de los problemas de sa-
lud derivados del ejercicio de su trabajo. El mismo conlleva
riesgos, que aparecen potenciados por el uso de la violencia.
En varios de los relatos aparecen como objetos de agresión.

“Tengo muchas heridas de guerra (…) principalmente cortes


por botellazos” (Néstor, 29 años).

La mayor parte de los entrevistados no cuenta con los be-


neficios de la seguridad social, lo cual aumenta el grado de
vulnerabilidad que denota el ejercicio de su labor.

La informalidad de la actividad hace que ante cualquier enferme-


dad o accidente laboral, el trabajador no perciba su ingreso.

“No, caemos en la guardia del hospital no tenemos ningún


seguro” (Mauro 29).

Si bien se considera que la relación ideal sería de un trabajador


19 Los nombres utilizados y ciertos datos que pudieran reconocer los establecimientos fueron cambiados, a fin de preservar la identidad de
los entrevistados.

41
de control de admisión y permanencia por cada 80 personas20,
ésta casi nunca se respeta. Como se pudo observar, sobre todo
en los grandes lugares bailables, la relación propuesta estipu-
lada por la Ley se ve ampliamente rebasada produciendo una
sobreexigencia laboral, en detrimento de la calidad del trabajo.

Es interesante percibir cómo en las trayectorias laborales de


los entrevistados es visualizado el progreso laboral: a medida
que van posicionándose, se van buscando trabajos en lugares
más tranquilos, de menor exposición y mejor pagos. La movi-
lidad entre distintos ámbitos de trabajo es otra de las caracte-
rísticas de la profesión.

C.- La profesionalización de la actividad. Hacia una


construcción de la identidad del trabajador de control de
admisión y permanencia
Del análisis de las entrevistas efectuadas, se desprende que
existe una intención de diferenciar el rol del trabajador de
control de admisión y permanencia, de la figura tradicional-
mente asociada a la actividad, la del “patovica”. Este salto
cualitativo, apunta a constituir un eje identitario que trascien-
de los aspectos subjetivos de los actores, para contribuir a la
conformación de una identidad que le otorgue pertenencia al
trabajador.

Este proceso constituye un hecho novedoso e interesante para


el estudio, atento a que más allá de la formalización de la
actividad, refiere una intencionalidad social, en cuanto a la
definición de una identidad de trabajador, en la que subyace
la intencionalidad política de la representación.

La actividad es asociada a una visión despectiva del “patovi-


ca”; en este sentido resulta interesante conocer desde dónde

20 Ley 23.670. Título 8, Artículo 28, Inciso a.

42
el sindicato se plantea la necesidad de cambiar la imagen de
los trabajadores, y por ende, favorecer la construcción de una
identidad. En entrevistas con dirigentes sindicales plantean
que es fundamental modificar el perfil de los controladores,
y sugieren que la formalización laboral de los trabajadores
y su profesionalización será lo que permitirá llevar a cabo la
premisa propuesta. “Uno de los primeros pasos para cambiar
la vapuleada imagen del oficio es desterrar para siempre el
término ‘patovica’. Ellos prefieren llamarse ‘controladores’ y
por eso designaron al gremio con el nombre de Sindicato Úni-
co de Trabajadores de Control de Admisión y Permanencia de
la República Argentina” (S.U.T.C.A.P.R.A).

Es justamente alrededor del último cuarto del siglo pasado que


se inician con mayor auge los eventos específicos de recrea-
ción juvenil, impulsados fundamentalmente por la influencia
de la música moderna, y a su vez es esta gran afluencia de
gente la que comienza a generar problemas, siendo necesaria
la regulación en el ingreso, imponiendo límites de edad, o
bien evitando la entrada de personas bajo el efecto del alcohol
o las drogas. Este proceso (si bien prevalece más bien en las
grandes ciudades), tiempo después se difunde en todo el país.

Estos controladores comienzan a ser denominados “patovi-


cas”, término cuyo origen se encuentra asociado con la marca
“Patos Vica”, la cual nace en un establecimiento llamado Los
Ñanduces, en la localidad de Ingeniero Maschwitz, partido de
Escobar, provincia de Buenos Aires, a mediados de la década
del 30 del siglo pasado. Allí se criaban patos alimentados con
leche y cereales, procurando el engorde rápido de los ejempla-
res, y justamente en la manera de caminar de estos patos y en
su tamaño es donde radica la asociación entre estos y los con-
troladores. Otro posible origen del término, está dado desde los
años 40, ya que a la sección Jorge Newbery del Club Gimnasia
y Esgrima de Buenos Aires asistía una persona llamada Mirko

43
Tapavica, de origen yugoslavo, muy deportista y de físico bien
desarrollado. Diariamente, después de las prácticas, ingería le-
che en botellas de un litro. Los asistentes que observaban la
costumbre decían que era como un “Pato Vica”.

El Diccionario del lunfardo (Editorial Planeta) de Athos Es-


píndola, incluye el término “pato vica”: “Individuo fornido,
alto, de cuerpo trabajado en el gimnasio --de lo que hace cul-
to-- que en la actualidad se emplea como guardaespaldas, cus-
todio o personal de vigilancia, especialmente en discotecas,
boliches, bailables, bailantas, etc.

El uso despectivo del término no se encuentra asociado con su


origen etimológico, sino en alusión a las crónicas policiales
que los han tenido como protagonistas. Partícipes de grandes
golpizas, en algunos casos han ocasionado lesiones muy se-
veras e incluso la muerte, como así también se han convertido
en partícipes necesarios de actos de discriminación, impidien-
do el ingreso de personas por el color de piel, la vestimenta
u otro rasgo específico. Desde el sindicato señalan que “los
actos de violencia tienen como protagonistas a tres actores:
concurrentes, trabajadores y empresarios, ya que consideran
que a la mayoría de los controladores de admisión y perma-
nencia les falta instrucción e información; por otra parte los
chicos están muy violentos porque la crisis económica des-
truyó muchos valores, a lo que se suma el problema de los
estimulantes. Y los empresarios se abusan porque creen que
los controladores somos su fuerza de choque”.

Cambiar la imagen de los controladores implica necesariamen-


te visualizar cómo se fortalece esta imagen desde los medios y
cómo sus protagonistas viven este estigma. Es posible advertir
de qué manera lo excepcional es percibido como norma y en-
tonces cada caso es vivenciado como la escenografía de la noc-
turnidad actual, donde lo que prevalece es una lógica binaria

44
de “buenos y malos”, “víctimas y victimarios” bajo la que se
presentan gran parte de los hechos de violencia en los medios,
situación que impide visualizar el conjunto de procesos impli-
cados, la complejidad de los casos, que justamente se resisten
a explicarse en términos de opuestos. Los titulares mismos de
los diarios dan cuenta de esta lógica binaria: “Los custodios
descontrolados, titula el Diario de Cuyo”, “Los rottweilers de
la noche, publica el diario Hoy”, “Preocupa el accionar de
los Patovicas en los boliches”, escribe agencia Fe, entre otros
tantos ejemplos. Los empresarios y la falta de controles, entre
otras variables, aparecen como el gran ausente.

Algunos de sus protagonistas no se muestran convencidos


de abandonar el apodo “patovicas”; para muchos constituye
un rasgo de identidad, y viven apasionados por la adrenalina
que les genera esta tarea, pero todos coinciden en afirmar que
“los que se mandan macanas es porque no están preparados
psicológicamente”… “no somos todos iguales”… “a veces
te obligan a hacer cosas que no querés y si no aceptas te
echan”. Y además es posible advertir que aún prevalecen en
el imaginario de los trabajadores nociones asociadas a que
el mejor “custodio” es aquel más musculoso, con mayores
capacidades para enfrentar una pelea. Indagando solicitudes
de empleo, es posible advertir la forma en que se presentaban
los aspirantes al trabajo:

“…hace 2 años y medio que entreno, mido 1.89mts, peso


83kg, estudié aikido, defensa personal y hago lucha libre, Es-
toy interesado, mi mail es…” (Daniel, 18 años)

“…tengo 34 años, con los estudios terminados, hace 4 años


que hago full contact soy cinturón negro 1 dan. Tengo ex-
periencia en seguridad y me siento muy preparado para el
trabajo.” (Francisco, 34 años)

45
En todos predomina el uso de la fuerza como herramienta de
trabajo, que como señalábamos anteriormente tiene su corre-
lato en una idea coactiva de seguridad, la noción de preven-
ción es la gran ausente; y es indudable que, a fin de producir
una modificación en el paradigma de seguridad, para pensar
el trabajo de controlador desde lugares distintos no basta con
el cambio normativo.

De las entrevistas efectuadas se desprende que los trabaja-


dores están expuestos a mucha violencia, “es un trabajo pe-
sado, puede estar todo bien, pero de un momento a otro, te
aparecen los riesgos, podés caer preso o terminar muerto”
(Mauro, 32 años). Y desde el sindicato sostienen que “aunque
hay denuncias fundadas de hechos de violencia y discrimina-
ción que recaen sobre los patovicas, también son numerosos
los casos de compañeros agredidos que nunca trascienden”.
(Beto, 36 años, delegado gremial)

Los cambios normativos –claves para la formalización de la


actividad y para el proceso de consolidación de identidad- son
resistidos muchas veces por los empresarios, quienes los rela-
cionan con un incremento en sus costos, y por algunos de los
trabajadores, que se ven reflejados en la imagen socialmente
construida de “patovica”. “yo me preparo para esto… uno no
improvisa… hace años que voy al gimnasio… hay momentos
en que no da para charlar” (Cacho, 32 años).

Desde su lugar de representación, la necesidad de establecer


una identidad de trabajo que actúe como factor aglutinante,
constituye uno de los objetivos más importantes para el Sin-
dicato. Esta resignificación supone un cambio radical en la
concepción misma de la actividad, un punto de inflexión en
cuanto esta identidad se aparta de las concepciones, generali-
zadas desde hace años y con cierta vigencia actual, que pon-
deran a los trabajadores por sus dotes de peleador, entrenado

46
especialmente para enfrentar los problemas con el uso de la
fuerza. Estas nociones se encuentran vinculadas a una concep-
ción coactiva, donde la vía de resolución del litigio es mediante
la eliminación de las causas que lo originaron, que general-
mente son las personas “…lo que debe primar en el ejercicio
de nuestra actividad es la prevención, siendo la comunicación
el objeto del Control de admisión y permanencia”. Es funda-
mental una constante, respetuosa y correcta comunicación con
los concurrentes, que en todos los casos debe materializarse en
una relación amena, respetuosa y de contención. La calidad de
trabajo desempeñada por nosotros reviste una exigencia poca
veces pensada, no sólo se requiere de un manejo constante de
situaciones de conflicto, sino también de un conocimiento pro-
fundo de las habilidades sociales.”21.

Los relatos de muchos trabajadores refieren este proceso.


“Este trabajo no es para cualquiera, hay que estar preparado
psicológicamente, pero los dueños de los boliches prefieren a
los que tienen más músculos y saben pelear, y no les importa
si estás capacitado para esto”. (Ariel, 34 años)

D.- La representación. La constitución de actores colectivos


Pero resulta innegable que darle formalidad a una actividad
informal desde su gestación no constituye un camino sencillo
y requiere acciones específicas que exceden las pretensiones
individuales de los trabajadores.

Como se ha dicho, el ámbito de trabajo es complejo. El traba-


jador muchas veces se encuentra solo frente a situaciones que
exceden su capacidad de resolución, en condiciones adver-
sas. Cada nuevo suceso violento reedita y permite visualizar
las vulnerabilidades que la actividad presenta y las dificulta-
des para la implementación de una normativa que resguarde
21 Documento S.U.T.C.A.P.R.A. “Concepción filosófica de la actividad”

47
a todos los actores implicados. Como bien afirman desde el
sindicato: “Es lamentable que se tengan que reiterar hechos
violentos para que se vuelva a debatir la instrumentación de
las normas”.

Como se ha planteado en el Marco Teórico de este trabajo, pa-


reciera haber una diferenciación en lo que hace a la construc-
ción y concepción de la representación entre este tipo de traba-
jadores y el asalariado del modelo fordista – taylorista. Para los
trabajadores en los que se ha focalizado esta investigación, la
solidaridad –clave para la constitución de la representación sin-
dical- parece no producirse mecánicamente por el agregado de
reivindicaciones y aspiraciones similares, sino como resultante
de relaciones de consenso y disenso, en un proceso de construc-
ción y deconstrucción permanente, en la que probablemente a
partir de esta dinámica pueda perfilarse una identidad especí-
fica del trabajador. En efecto, puede observarse que desde el
SUTCAPRA se promueve la formalización y jerarquización de
una actividad asociada al trabajo informal (el control de admi-
sión y permanencia), mejorando las condiciones laborales, y
procurando perfilar una identidad de trabajador que rompe con
el modelo establecido de “patovica”.

A partir de los datos relevados en el trabajo de campo efectua-


do, podemos deducir que la constitución de actores colectivos
de representación, se desarrolla paralelamente a la resignifi-
cación de la identidad del trabajador de control de admisión
y permanencia. Constituyen procesos que, como se ha dicho,
se retroalimentan y son mutuamente necesarios en pos de es-
tablecer ejes identitarios que exceden el campo de lo laboral
para imbrincarse en la vida cotidiana de los trabajadores. “Si
pudiera, yo me dedicaría sólo a esto… al taller lo hago por-
que no me queda otra, no puedo vivir de este trabajo, pero
lo de la seguridad es lo mío” (Jorge, 35 años). “Tengo que
mantener a mi familia, por eso trabajo como empleado de co-

48
mercio, pero los fines de semana para mí es cuando hago en
sí mi trabajo, que es este, me gusta trabajar con los pibes…”
(Rubén, 29 años)

En esta etapa, la labor del sindicato aparece orientada a la for-


malización de la actividad y a representar a los trabajadores
ante el Estado, a fin de que se implemente la ley, normati-
zando su campo problemático. Este posicionamiento emerge
como una estrategia que presupone un doble juego: por un
lado, instalar la profesionalización como un modo de jerar-
quizar la actividad y –por otro lado- reforzar su lugar de re-
presentación, consolidando su rol de actor colectivo.

La dispersión geográfica que presenta la actividad supone


nuevas estrategias de agutinamiento, que se traducen en la
creación de delegaciones que intentan llegar al mayor número
de trabajadores.

6. CONCLUSIONES

En una primera etapa se trabajó con fuentes secundarias y en-


trevistas a miembros del sindicato, reflexionando sobre el surgi-
miento del mismo, la conceptualización de la actividad, el espa-
cio cotidiano, las vivencias que fueron luego enriquecidas con
las consultas efectuadas a trabajadores en su ámbito laboral.

En la segunda etapa del trabajo se profundizó en los relatos de


vida de los trabajadores y de informantes claves que nos per-
mitieron ver que (como planteábamos en apartados anteriores)
los trabajadores de control admisión y permanencia desarrollan
su tarea bajo una generalizada informalidad en la relación labo-
ral. El hecho de desempeñarse bajo estas condiciones los priva
de los beneficios sociales que la institución del trabajo todavía
garantiza. A su vez, se observan escenarios ambientales adver-

49
sos que generan un desgaste mayor para sus trabajadores.

Se constató que, sumado a estas dificultades, el salario que perci-


be un trabajador por esta actividad no alcanza los mínimos nece-
sarios para garantizar la subsistencia propia y de su familia.

Precariedad, informalidad, condiciones ambientales adversas


y un salario bajo son las características de la ocupación.

No obstante estas condiciones, en el presente trabajo se ha


podido indagar un novedoso proceso de formalización de una
actividad que nunca ocupó un lugar de reconocimiento, carac-
terizada por su precariedad y marginalidad.

Se inicia una etapa de formalización, impulsada por la crea-


ción y crecimiento del sindicato y la participación de otros
actores que, comprometidos con la temática, acuerdan en que
este proceso redundará en una mejor sociabilidad.

Hemos accedido a observar un desarrollo incipiente de cons-


trucción de un actor colectivo que se diferencia por lo distin-
tivo de la actividad, en un doble juego dentro del campo de
la seguridad, al mismo tiempo intentando constituirse como
una profesión, con una especificidad de intervención rela-
cionada a la resolución y mediación de conflicto, de manera
no violenta.

La identidad es contingente, producto de una construcción so-


cial. Claramente la institución del sindicato pretende interve-
nir en esa construcción, interpelando el rol asignado histórica-
mente al controlador (patovica) y la especificidad que debiera
tener en su trabajo. Asimismo, reconocerse como trabajador,
y no como herramienta del dispositivo de los propietarios de
los locales, permitiría transparentar muchas de las visiones
asociadas a la actividad, ya que no solo se los vincula a una
respuesta física desmedida, sino también a cierta complicidad

50
de cosas que suceden en la noche.

Hemos relevado en nuestras entrevistas y encuentros con tra-


bajadores, en La Plata y alrededores, personas que refieren
realizar varios tipos de tareas, además de controlador, en fun-
ción de la necesidad de garantizarse un nivel de ingresos. Sin
embargo, es destacable que la mayoría de los mismos pre-
feriría trabajar solo en esta actividad, pero, ante las actuales
condiciones deben establecer otras estrategias.

De los que se encontraban registrados, la mayoría lo estaba


de manera tercerizada, o sea, prestando servicio en lugares
convenidos con la empresa en la que trabajaban.

Frente a la exposición a hechos de violencia física, y en la


búsqueda de condiciones cada vez más óptimas, la estrategia
de muchos de ellos es buscar lugares de trabajo más seguros,
confortables y mejor pagos, ofreciendo a cambio una expe-
riencia sólida en la actividad y una concepción diferente de
cómo desarrollar la tarea.

7- PROPUESTAS

En el desarrollo de la investigación se ha comenzado a abordar el


complejo entramado social que describe el trabajo de los controlado-
res de admisión y permanencia en el partido de La Plata.

Debido a lo inédito del campo investigado, este informe tuvo


el propósito de explorar una serie de interrogantes sobre un
área de trabajo que presenta muchas aristas que merecen ser
desmenuzadas en profundidad a partir de futuros análisis.

Entre estas líneas consideramos que sería interesante abordar

51
la incidencia de la formalización de la actividad en la cotidia-
neidad de los trabajadores y sus grupos familiares. A su vez,
y a partir de las capacitaciones y la Tecnicatura establecida,
examinar exhaustivamente las trayectorias laborales y profe-
sionales que los trabajadores puedan construir observando el
impacto de las mismas en las condiciones de trabajo.

Es también de interés continuar reflexionando sobre el proceso


de consolidación del Sindicato, habida cuenta del momento en
el que se encuentra, atento a la particularidad que éste reviste
como referente colectivo e institucional de la actividad.

Un aspecto no abordado en la presente investigación y que


resulta de interés es la articulación entre organizaciones de la
sociedad civil, el sindicato y el estado con los tres poderes: la
generación de una serie de políticas públicas que actúen como
respuesta a las diversas problemáticas planteadas.

52
8 - REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Y ANEXOS

Acuña Ortega, V. H. Fuentes orales e historia obrera: el caso de los za-


pateros en Costa Rica. Mimeo. Ponencia del 1º Encuentro de Historiadores
Orales de América Latina y España. Instituto de Investigaciones Dr. José
María Luis Mora, septiembre de 1988.
Antunes, R. Adeus Ao Trabalho? Ensaio Sobre As Metamorfoses E A
Centralida-De Do Mundo do Trabalho. Cortez Editora- Editora da Uni-
camp. São Paulo, 1995.
Bayón, M. C. “Precariedad social en México y Argentina: Tendencias, ex-
presiones y trayectorias nacionales” Revista de la CEPAL n° 88. Santiago
de Chile, 2006.
Beccaria, L. “Estancamiento y distribución del ingreso” en Minujin, A.
(Editor) Desigualdad y exclusión: desafíos para la política social de fin de
siglo. Losada. Bs. As. 1993.
Beccaria, L. “Reestructuración, empleos y salarios en la argentina” en “El
desafío de la competitividad. La industria argentina en transformación”.
CEPAL - Alianza Editorial. Bs As, 1993.
Beccaria, L. - Lopez, N. (comps.) Sin trabajo. Las características del
desempleo y sus efectos en la sociedad argentina. Unicef-Losada. Bs. As.
1996.
Cartaya, V. “El confuso mundo del Sector Informal” en Revista Nueva
Sociedad Nº 90. Caracas, 1987.
Castel, R. “El advenimiento de un individualismo negativo” en Revista
Debats Nº 54. Valencia, 1995.
Crompton, R. Clase y estratificación. Una introducción a los debates ac-
tuales. Editorial Tecnos SA. Madrid, 1994
Diloretto, M. “Algunas Consideraciones sobre desempleo y estructura so-
cial argentina” en Revista Escenarios N° 4. ESTS – UNLP. La Plata, 1997.
Diloretto, M. Modificaciones en las estrategias de consumo en grupos fa-
miliares recientemente excluidos del sector formal de producción. Un estudio
de casos en el Gran La Plata. Informe final de beca de iniciación a la investi-
gación. UNLP. La Plata, 1995.
Documento S.U.T.C.A.P.R.A. “Concepción filosófica de la actividad”.
Druck, G (2002). flexibilización y precarización: formas contemporá-
neas de dominación del trabajo. Cuaderno crh jul/dic 2002
Escudero, J. C. - Diloretto, M. “Consecuencias éticas y sociales de un
modelo socioeconómico” en Revista Ethica. Año V, Nº 19. Córdoba, 1996.
Escudero, J. C. - Diloretto, M. “La salud en la caída: el proceso de pau-
perización y la adaptación a la pobreza en el área de la salud” en Revista
Salud, Problema y Debate. Bs As, 1997.

53
Escudero, J. C. - Diloretto, M. “Los números de la pobreza”. Revista
Conciencia Social. Año V. n° 7 – 8. Universidad Nacional de Córdoba. Cór-
doba, 2005
Esping-Andersen, G. Los tres mundos del estado de bienestar, alianza
editorial, Madrid, 1993.
Esping-Andersen, G. “Después de la edad de oro: el futuro del estado
benefactor en el nuevo orden mundial”, en desarrollo económico, vol. 36,
nº 142, 1996.
Esping-Andersen, G. “Towards a good society, once again?”, en Esping-
Andersen, G. – Gallie, D. y otros (comps.), why we need a new welfare
state? Oxford University Press. New York, 2002
Feijoo, M.C.- Nuevo país, nueva pobreza, Fondo de Cultura Económica,
Bs. As., 2003.
Fernández, A. “Bienestar social y movimiento obrero. Los interrogantes
actuales” en Revista Acción Crítica Nº 131. CELATS - ALAETS. Lima,
1992.
Fraser, R. Hablan los trabajadores. Nova Terra. Barcelona, 1970.
Frediani, R. “Desigualdad y pobreza en Argentina” en Revista Contribu-
ciones CIEDLA Nº 3, Fundación Konrad Adenauer. Buenos Aires, 1995.
Gallart, M. A. “La integración de métodos y la metodología cualitativa.
Una reflexión desde la práctica de la investigación” en Métodos cualitativos
II: la práctica de la investigación. C. E. A. L. Buenos Aires, 1992.
INDEC, Encuesta Permanente de Hogares -EPH-. Onda de Octubre de
1996.
INDEC, Censo nacional de población, hogares y viviendas 2001. Resulta-
dos generales, INDEC, Ministerio de Economía.
Izaguirre, I. “Problemas metodológicos y construcción de observables en
una investigación sobre luchas obreras” en La clase obrera de Alfonsín a
Menem. Centro Editor de América Latina. Buenos Aires, 1994.
Jelin, E.-Llovet, J. J.-Ramos, S. “Un estilo de trabajo: la investigación
micrososcial” en Problemas metodológicos en la investigación sociodemográ-
fica. El Colegio de México. México, 1986.
Jelin, E. (comp.) Los nuevos movimientos sociales. Centro Editor de
América Latina. Buenos Aires, 1989.
Kaye, H. J. Los historiadores marxistas británicos. Un análisis introductorio.
Prensas Universitarias de Zaragoza. Zaragoza, 1989.
Kessler (2002). De proveedores, amigos, vecinos y barderos: Acerca de
trabajo, delito y sociabilidad en jóvenes del Gran Buenos Aires, en AAVV
“Sociedad y sociabilidad en la argentina de los 90” Universidad Nacional de
General Sarmiento. Editorial Biblos.
Kornblit, Ana Lía (2004). Metodologías cualitativas: modelos y procedi-
mientos de análisis. Buenos Aires: Editorial Biblos.

54
Kornblit, Ana Lía (1996) Culturas juveniles. La salud y el trabajo desde
la perspectiva de los jóvenes. Buenos Aires: Instituto Gino Germani.
Ley Nacional Nº 26.370 y el decreto reglamentario de la misma.
Ley Provincial Nº 13.964 y el decreto reglamentario de la misma.
Lozano, Juan Ignacio, Sala Juan Bautista. (2006) “La agudización y
heterogeneización de la pobreza en la argentina. Una lectura necesaria para la
intervención profesional de los trabajadores sociales”. Revista escenarios. Año
6. Numero 11. Editorial Espacio.
Mallimacci Fortunato y Salvia Agustín. Nuevos rostros de la margina-
lidad entre la fragmentación y la afirmación de nuevas identidades. Buenos
Aires: Biblos: Instituto Gino Germani- 2005.
Merklen, Denis. Vivir en los márgenes: la lógica del cazador. Notas sobre
sociabilidad y cultura en los asentamientos del Gran Buenos Aires hacia
fines de los ´90 en “Desde abajo”. La transformación de las identidades
sociales. Svampa, Maristella (editora) Editorial Biblos, Universidad Na-
cional de General Sarmiento. Año 2000.
Merklen, Denis Pobres ciudadanos: las clases en la era democrática 1983
2003. Editorial Gorla - 2005.
Mills, C. W. La imaginación sociológica. Fondo de Cultura Económica.
México, 1994.
Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de la República Argenti-
na. (2006). “Trabajos, ocupación y empleos. Salarios, empresas y empleos
(2003 – 2006). Series de estudios Nº 5. Septiembre de 2006. Buenos Aires,
Argentina.
Neffa, J. C. “Reflexiones acerca de esto del arte en economía del trabajo
y empleo” en Panaia, M. (comp.) Trabajo y empleo. Un abordaje interdisci-
plinario. Eudeba Sem - paite. Bs. As., 1996.
Offe, C. La sociedad del trabajo. Problemas estructurales y perspectivas de
futuro. Alianza Universidad. Madrid, 1984.
Offe, C. Contradicciones en el estado del bienestar. Consejo nacional para
la cultura y las artes - Alianza Editorial. México d.f., 1991.
Pandolfi, Francisco en http://www.nosdigital.com.ar/articulos.
php?estamosviendo=2CASTELLUCCI consultado el 12/04/2010
Paugam, s. “Los Estatus de la Pobreza Asistida”. R: Franc. Solologie,
Xxxii, 1991, 75-101. Mimeo Ceil. Traducción Alda B. De Roldán.
Paugam, S. Las Formas Elementales de da pobreza. Alianza Editorial.
Madrid, 2007
Portes, A. – Hoffman, k. Las estructuras de clase en América Latina: com-
posición y cambios en la época neoliberal. Serie Políticas Sociales N° 68.
Cepal. Santiago de Chile, 2003.
Plan Fines. Plan de Finalización de estudios primarios y secundarios 2008
– 2011, en http://fines.educ.ar/acerca/que_es_el_plan_fines_php consulta-

55
do el 27/04/2010
Pozzi, P. - Schneider, A. “Crisis y recomposición de la clase obrera ar-
gentina (1982 - 1992)” en “La clase obrera de Alfonsín a Menem” (op.
Cit.)
Rosanvallon, P. “La cuestión sindical.” Francia: Calman- Levy 1988.
Sen, A. Nuevo exámen de la desigualdad. Ed. Alianza. Madrid, 1995.
Samuel, R. Historia popular y teoría socialista. Grijalbo. Barcelona,
1984.
Sentencia del Tribunal en lo Criminal Nº 5 del Departamento Ju-
dicial de Lomas de Zamora del 13-4-2009. consultado en: http://www.
acmartincastellucci.com.ar/index.php/2009/04/14/sentencia-11-años-de-
prision/ el dia 12-4-2010
Siempro. Deuda social. Mimeo. Buenos Aires, 2003.
Szcepanski, J. “The Use of Autobiographies in Historial Social
Psychology”en Bertaux, D. (comp.) Biography and Society. Beverly Hills,
California. Sage, 1981.
Thompson, E. P. La formación histórica de la clase obrera. Ed. Laia. Bar-
celona, 1977.
Thompson, E. P. La miseria de la Teoría. Crítica. Barcelona, 1981.
Thompson, E. P. Historia Social y Antropología. Instituto Mora. México,
1994.
Thompson, P. La voz del pasado. Historia oral. Edicions Alfons El Mag-
nànim. Valencia, 1988.
“Vos no entras”. En revista caras y caretas. PP 76-77. Marzo de 2006.
www.acmartincastellucci.com.ar

56

También podría gustarte