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“Una revolución supone el abandono de una estructura teórica y su reemplazo por otra
incompatible con lo anterior”
Tomas S,Khun
Summary: The rapid growth of the society and at the same time, scientific knowledge,
influence on lifestyles and the evolution of the world. It also makes a critical look at the
role of education in addressing these problems and the need for its re-contextualisation to
form competent citizens who can meet the challenges of the planetary emergency.
INTRODUCCION.
1
Estudiante de Maestría de educación de la Universidad Autónoma De Bucaramanga, Docente de
escuela de Ingeniería Agronómica. Instituto Universitario de la Paz-Colombia y Director del grupo
de investigación para la renovación de la enseñanza de las ciencias (GRECI) e y grupo de
investigación en Seguridad Alimentaria, INYUBA. biosidaza52@hotmail.com
XXI, han tenido y tienen una fuerte influencia sobre nuestros estilos de vida y nuestro
propio bienestar. Estos avances han promovido cambios en la manera de vernos como
personas, de pensar, de comunicarnos, de trabajar y de un profundo cambio en nuestra
ubicación e interacción con la naturaleza.
A lo largo de las dos últimas décadas se han multiplicado los esfuerzos de diversos
organismos en conferencias internacionales –Unesco, Council of the Ministers of Education
of the European Community2, Organización de las Naciones Unidas (ONU), Organización
de Estados Iberoamericanos (OEI) y otros– para que los educadores contribuyamos a que
los ciudadanos adquieran una correcta percepción de los problemas y desafíos a los que
se enfrenta la vida en nuestro planeta y puedan así participar en la necesaria toma de
decisiones fundamentadas (Gil y Vilches,2006).
En concordancia, con lo anterior, Adúriz, B y Ariza, y (2012), proponen que las finalidades
"renovadoras de la educación", que se han ido dibujando en el último cuarto del siglo XX y
continúan afinándose en el siglo XXI, se dirija a que el estudiantado dé sentido a algunos
fenómenos relevantes del mundo real, tome contacto con productos intelectuales
valiosísimos del acervo cultural humano, emita juicios de valor sobre la actividad científica
con sus alcances y sus límites, y tome decisiones "informadas" en materia sociocientífica.
2
Ministerio de Educación de la Comunidad Europea.
Para Olive, L y Pérez, R. Tamayo (2008), el conocimiento de la realidad está en gran parte
determinado por los presupuestos que sustentan los marcos conceptuales de los sujetos y
las comunidades, pero que al mismo tiempo estos marcos conceptuales se modifican y se
enriquecen con las consecuencias de las acciones y los juicios de valor, y que al hacerlo se
van acercando cada vez más a la realidad misma y lo anterior no puede ser posible, si los
métodos de enseñanza, el diseño de estructuras curriculares, los textos y materiales, la
elaboración de programas y las prácticas dentro del aula y las actividades en educación
han estado están inspirados en las concepciones implícitas del profesorado,( Daza S &
Arrieta, R (2006). Eso implica que toda persona es portadora de conocimiento que incluye
las representaciones del mundo que se traducen en las concepciones epistemológicas que
pueden ser más o menos puras, más o menos científicas, o más menos influidas
culturalmente; una visión del mundo circundante. Por consiguiente todo profesor es
acreedor de una concepción determinada de su materia, así como de un conjunto de
creencias y de teorías personales acerca de la enseñanza y el aprendizaje.
¿Qué saberes necesitan la sociedad actual para afrontar los retos de la emergencia
planetaria? dará pie para volver a repensar en la pertinencia de la educación en la
sociedad del conocimiento, dónde la educación debe considerarse como una preparación
para la vida, no para un posterior aprendizaje supervisado (Claxton, 2001). Es por ello que
como docentes debemos formarnos en las competencias requeridas para superar las
dificultades que significan ejercer competencias de conocimiento cognitivo y comprensión
emocional, vinculadas con una diversidad creciente de estudiantes y para desempeñarlas
en diferentes opciones, modalidades y contextos educativos; para adaptarse al
permanente cambio del conocimiento, y para potenciar el trabajo autónomo de sus
estudiantes y formarlos para el ejercicio de la democracia (Macedo et al., 2006).
Para poder progresar en este nuevo escenario, se necesita formar desde la ciencia, la
posibilidad de educar para la vida y la ciudadanía3; la ciencia como actividad humana y
como cultura, y la ciencia en la sociedad del conocimiento en la formación personas
creativas, capaces de desarrollar nuevas ideas, de identificar y resolver problemas,
personas comprometidas con el destino común de sus semejantes, interesados en
construir, en compartir, en producir y que sean capaces de adaptarse rápidamente a
dichos cambios.
3
Los últimos proyectos curriculares han coincidido en que hay que educar en ciencias para
el ejercicio de una vida responsable ante el medio ambiente, para el ejercicio de una vida
pública informada y responsable para la sociedad, y para el ejercicio de una conducta
responsable con uno mismo y los demás seres humanos
Es decir, que la dinámica desde la ciencia como hecho cultural, es formar sujeto
competente, que en Daza, S et al (2011), se constituye como actor y agente particular
de la acción ajustada inteligentemente a las circunstancias, capaz de adaptar o ajustar el
contexto a sus necesidades y con un pensamiento capaz de identificar situaciones
problemáticas y de abordarlas con la conciencia de los recursos propios que constituyen su
perfil personal de actuación.
Consideraciones finales….
Los alumnos han de “vivir la ciencia” en la escuela, combinando las acciones propias del
conocer con las que corresponden al ser, al convivir, al hacer, (DELORS, J. Por esto
requiere de una epistemología y de una axiología que sean propias del contexto escolar, y
que proporcionen al estudiantado un espacio de vida en el cual sea posible la utopía, la
creencia íntima que, finalmente, orientará al decidir.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
BYBEE, R. (1991). Planet Earth in Crisis: How Should Science Educators Respond? The
American Biology Teacher, 53(3), 146-153.
DAZA, S. Y ARRIETA, J. (2006): Los conceptos sobre ciencia y trabajo científico y sus
Implicaciones en la elaboración de los programas de ciencias naturales. Revista TEA, 20.
Ed Universidad Pedagógica Nacional (UPN).Bogotá. P 80-95
GIL, D. (1996). Proposiciones para la Enseñanza de las Ciencias de los 11-14 años.
Síntesis presentada después de la reunión técnica de Montevideo. UNESCO-OEI Izquierdo,
M. (2000). “Fundamentos epistemológicos”.
En F. J. Perales & P. Cañal (Eds.) Didáctica de las Ciencias Experimentales, Alcoy: Editorial
Marfil. (documento interno).