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LA NUEVA EDUCACION HACIA LA FORMACION DE UN SUJETO COMPETENTE

PARA LA EMERGENCIA PLANETARIA

THE NEW EDUCATION TOWARDS THE FORMATION OF A COMPETENT SUBJECT FOR


PLANETARY EMERGENCY

_______________________________________________________________

Silvio Fernando Daza Rosales1

“Una revolución supone el abandono de una estructura teórica y su reemplazo por otra
incompatible con lo anterior”

Tomas S,Khun

Resumen: El crecimiento vertiginoso de la sociedad y a la par, del conocimiento


científico, influye sobre los estilos de vida y la evolución del mundo. Igualmente, hace una
mirada crítica al papel de la educación para el abordaje de estos problemas y la necesidad
de su re contextualización para formar ciudadanos competentes que puedan asumir los
retos de la emergencia planetaria.

Summary: The rapid growth of the society and at the same time, scientific knowledge,
influence on lifestyles and the evolution of the world. It also makes a critical look at the
role of education in addressing these problems and the need for its re-contextualisation to
form competent citizens who can meet the challenges of the planetary emergency.

Palabras Claves: Emergencia planetaria, educación, concepciones implícitas, sujeto


competente

Key words: Planetary emergency, education, implicit conceptions, subject competent

INTRODUCCION.

El crecimiento vertiginoso del conocimiento científico y la adopción masiva de innovaciones


tecnológicas ocurridas durante el siglo XX y en particular en la primera década del siglo

1
Estudiante de Maestría de educación de la Universidad Autónoma De Bucaramanga, Docente de
escuela de Ingeniería Agronómica. Instituto Universitario de la Paz-Colombia y Director del grupo
de investigación para la renovación de la enseñanza de las ciencias (GRECI) e y grupo de
investigación en Seguridad Alimentaria, INYUBA. biosidaza52@hotmail.com
XXI, han tenido y tienen una fuerte influencia sobre nuestros estilos de vida y nuestro
propio bienestar. Estos avances han promovido cambios en la manera de vernos como
personas, de pensar, de comunicarnos, de trabajar y de un profundo cambio en nuestra
ubicación e interacción con la naturaleza.

Además, desde hace algunas décadas se viene llamando la atención acerca de la


situación de auténtica emergencia planetaria en la que estamos inmersos (Bybee, 1991).
Una situación que amenaza con el colapso de las sociedades humanas (Diamond, 2006), e
incluso con una sexta gran extinción de especies, de la que los seres humanos seríamos a
la vez causantes y víctimas (Lewin, 1997; Broswimmer, 2005), pero a la que los
educadores, en general, no hemos prestado la debida atención, pese a reiterados
llamamientos de expertos e instituciones.

A lo largo de las dos últimas décadas se han multiplicado los esfuerzos de diversos
organismos en conferencias internacionales –Unesco, Council of the Ministers of Education
of the European Community2, Organización de las Naciones Unidas (ONU), Organización
de Estados Iberoamericanos (OEI) y otros– para que los educadores contribuyamos a que
los ciudadanos adquieran una correcta percepción de los problemas y desafíos a los que
se enfrenta la vida en nuestro planeta y puedan así participar en la necesaria toma de
decisiones fundamentadas (Gil y Vilches,2006).

En concordancia, con lo anterior, Adúriz, B y Ariza, y (2012), proponen que las finalidades
"renovadoras de la educación", que se han ido dibujando en el último cuarto del siglo XX y
continúan afinándose en el siglo XXI, se dirija a que el estudiantado dé sentido a algunos
fenómenos relevantes del mundo real, tome contacto con productos intelectuales
valiosísimos del acervo cultural humano, emita juicios de valor sobre la actividad científica
con sus alcances y sus límites, y tome decisiones "informadas" en materia sociocientífica.

Paralelamente en el mundo globalizado en el que habitamos, las sociedades han


comprendido la necesidad de fortalecer en su población habilidades, conocimientos,
valores y actitudes que le permitan un mejor posicionamiento y participación social,
enfrentando de manera competente las oportunidades y retos que se presenten. Esto
incluye estrategias para fortalecer el alfabetismo científico, como parte de esas
estrategias, entre los cambios que se proyecta, está la formación en la cultura de
pensamiento científico, en la contribución de sujetos competentes

DE LOS NUEVOS RETOS DE LA EDUCACIÓN

Cuando se habla de constructivismo, al igual que de conductismo, no se habla de una


metodología o técnica educativa. Se habla de una concepción epistemológica que, en el
ámbito educativo, supone una visión determinada de la enseñanza y el aprendizaje Luque
et al (1997). Hablar de epistemología es referirse a una cuestión que, según Von
Glasersfeld (1993), pone de relieve el problema de la adquisición del conocimiento y de su
validez, así como asuntos referidos a la razón humana, a la naturaleza de la realidad y a la
esencia de la verdad.

2
Ministerio de Educación de la Comunidad Europea.
Para Olive, L y Pérez, R. Tamayo (2008), el conocimiento de la realidad está en gran parte
determinado por los presupuestos que sustentan los marcos conceptuales de los sujetos y
las comunidades, pero que al mismo tiempo estos marcos conceptuales se modifican y se
enriquecen con las consecuencias de las acciones y los juicios de valor, y que al hacerlo se
van acercando cada vez más a la realidad misma y lo anterior no puede ser posible, si los
métodos de enseñanza, el diseño de estructuras curriculares, los textos y materiales, la
elaboración de programas y las prácticas dentro del aula y las actividades en educación
han estado están inspirados en las concepciones implícitas del profesorado,( Daza S &
Arrieta, R (2006). Eso implica que toda persona es portadora de conocimiento que incluye
las representaciones del mundo que se traducen en las concepciones epistemológicas que
pueden ser más o menos puras, más o menos científicas, o más menos influidas
culturalmente; una visión del mundo circundante. Por consiguiente todo profesor es
acreedor de una concepción determinada de su materia, así como de un conjunto de
creencias y de teorías personales acerca de la enseñanza y el aprendizaje.

¿Qué saberes necesitan la sociedad actual para afrontar los retos de la emergencia
planetaria? dará pie para volver a repensar en la pertinencia de la educación en la
sociedad del conocimiento, dónde la educación debe considerarse como una preparación
para la vida, no para un posterior aprendizaje supervisado (Claxton, 2001). Es por ello que
como docentes debemos formarnos en las competencias requeridas para superar las
dificultades que significan ejercer competencias de conocimiento cognitivo y comprensión
emocional, vinculadas con una diversidad creciente de estudiantes y para desempeñarlas
en diferentes opciones, modalidades y contextos educativos; para adaptarse al
permanente cambio del conocimiento, y para potenciar el trabajo autónomo de sus
estudiantes y formarlos para el ejercicio de la democracia (Macedo et al., 2006).

No podemos olvidar, que la finalidad de educación es servir a las personas y a las


comunidades de los saberes culturales para afrontar los retos del mundo y para hacer
sentir a feliz los ciudadanos de la aldea global de este planeta: conociéndolo,
interpretándolo, transformándolo en una relación fértil y creativa entre sí y con el entorno.
Esto implica un cierto conocimiento del mundo, tal como es hoy y como será en el futuro.
Esto implica también una cierta reflexión respecto de cómo se sienten las personas en
este mundo y en este siglo y de cuál es la capacidad que se atribuyen de cambiarlo y de
hacerse un lugar en él.

Para poder progresar en este nuevo escenario, se necesita formar desde la ciencia, la
posibilidad de educar para la vida y la ciudadanía3; la ciencia como actividad humana y
como cultura, y la ciencia en la sociedad del conocimiento en la formación personas
creativas, capaces de desarrollar nuevas ideas, de identificar y resolver problemas,
personas comprometidas con el destino común de sus semejantes, interesados en
construir, en compartir, en producir y que sean capaces de adaptarse rápidamente a
dichos cambios.

3
Los últimos proyectos curriculares han coincidido en que hay que educar en ciencias para
el ejercicio de una vida responsable ante el medio ambiente, para el ejercicio de una vida
pública informada y responsable para la sociedad, y para el ejercicio de una conducta
responsable con uno mismo y los demás seres humanos
Es decir, que la dinámica desde la ciencia como hecho cultural, es formar sujeto
competente, que en Daza, S et al (2011), se constituye como actor y agente particular
de la acción ajustada inteligentemente a las circunstancias, capaz de adaptar o ajustar el
contexto a sus necesidades y con un pensamiento capaz de identificar situaciones
problemáticas y de abordarlas con la conciencia de los recursos propios que constituyen su
perfil personal de actuación.

Consideraciones finales….

Es importante contextualizar la ciencia, es decir, relacionarla con la vida cotidiana, actual y


futura de los estudiantes y hacer ver su interés para sus futuras vidas en los aspectos
personal, profesional y social.

Es necesario que amplios sectores de la población, sin distinciones, accedan al desafío y la


satisfacción de entender el universo en que vivimos y que puedan imaginar y construir,
colectivamente, los mundos posibles.

Es importante acceder a los conocimientos científicos por muchas y múltiples razones,


pues como dice Claxton (2001) «importan en términos de la búsqueda de mejores
maneras de explorar el potencial de la naturaleza, sin dañarla y sin ahogar al planeta.

La adquisición de una metodología basada en el cuestionamiento científico, en el


reconocimiento de las propias limitaciones, en el juicio crítico y razonado, debe insertarse
en todo proyecto de desarrollo de la persona y colaborar en la formación de un ciudadano
capaz de tomar sus propias decisiones, ya que prepara y favorece una actitud crítica,
razonable. Como dice Gil (1996), «la influencia creciente de las ciencias y la tecnología, su
contribución a la transformación de nuestras concepciones y formas de vida, obligan a
considerar la introducción de una formación científica y tecnológica (indebidamente
minusvalorada) como un elemento clave de la cultura general de los futuros ciudadanos y
ciudadanas, que les prepare para la comprensión del mundo en que viven y para la
necesaria toma de decisiones».

Es decir contribuir a formar ciudadanos responsables que viven y se desenvuelven en una


sociedad cada vez más compleja en la que la ciencia y la tecnología ocupa, sin duda, un
lugar fundamental en sus vidas. Como señala Izquierdo, "la auténtica educación científica
debe capacitar para la crítica y debe permitir que los jóvenes consideren que su
intervención en la sociedad es necesaria y va a ser posible en una perspectiva de cambio
para mejorar colectivamente" [Izquierdo, 2000,].

Los alumnos han de “vivir la ciencia” en la escuela, combinando las acciones propias del
conocer con las que corresponden al ser, al convivir, al hacer, (DELORS, J. Por esto
requiere de una epistemología y de una axiología que sean propias del contexto escolar, y
que proporcionen al estudiantado un espacio de vida en el cual sea posible la utopía, la
creencia íntima que, finalmente, orientará al decidir.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

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