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Desarrolla las siguientes actividades:

1. Investigue sobre el tema del desarrollo del COVID-19, argumentando sobre lo


que se ha investigado. Su ensayo argumentativo deberá ser no mayor de tres
páginas sobre el tema expuesto.
2. Elabora dos reseñas investigativas sobre dos artículos científicos centrado en
el mismo tema de la actividad 1.
Tu Facilitador

Carlos Manuel Hernández

¿Cómo se está acelerando el proceso de investigación y desarrollo sin poner


en entredicho la seguridad?
La OMS y sus asociados se han comprometido a acelerar el desarrollo de vacunas
contra la COVID-19 y, al mismo tiempo, mantener las máximas normas en materia
de seguridad.
 
En el pasado, el desarrollo de las vacunas suponía una serie de fases que podían
llevar muchos años. En la actualidad, habida cuenta de la necesidad urgente de
vacunas contra la COVID-19, las inversiones financieras y las colaboraciones
científicas sin precedentes están modificando los procesos para el desarrollo de
vacunas. Esto significa que algunas de las fases del proceso de investigación y
desarrollo se han realizado de forma paralela, manteniendo al mismo tiempo
estrictas normas clínicas y de seguridad. Por ejemplo, en algunos ensayos clínicos
se están evaluando múltiples vacunas al mismo tiempo. No obstante, esto no
menoscaba el rigor de los estudios.
 
¿Qué son los estudios de infección provocada en seres humanos? ¿Cuál es la
opinión de la OMS sobre esos estudios?
En un estudio ordinario sobre vacunas se administra una vacuna experimental a un
grupo de voluntarios en riesgo de una enfermedad dada, y a otro grupo no se le
administra; los investigadores hacen un seguimiento de ambos grupos en el tiempo
y comparan los resultados, a fin de determinar si la vacuna es segura y eficaz.
En un estudio de infección provocada en seres humanos se administra una vacuna
experimental a voluntarios sanos, y luego se los expone deliberadamente al
organismo que provoca la enfermedad, con el fin de observar si la vacuna funciona.
Algunos científicos creen que este enfoque podría acelerar el desarrollo de vacunas
contra la COVID-19 porque, entre otras cosas, se necesitarían muchos menos
voluntarios que en un estudio típico.
Sin embargo, existen importantes consideraciones éticas que se deben tener en
cuenta, en particular en lo que respecta a una enfermedad nueva como la COVID-
19, que aún no comprendemos totalmente y todavía estamos aprendiendo a tratar;
para la comunidad médica y los posibles voluntarios puede ser difícil evaluar
correctamente los riesgos que podría entrañar la participación en un estudio de
infección provocada con la COVID-19 en seres humanos.
¿Quiénes deberían participar en ensayos clínicos de la vacuna contra la
COVID-19?
Los estudios de seguridad de las vacunas contra la COVID-19 en grupos pequeños
(fase I) deberían hacerse con voluntarios adultos sanos. Los estudios en grupos
más amplios (fases II y III) deberían incluir voluntarios que representaran los grupos
de población a los que se vacunaría.
Esto supone la participación de personas de diferentes zonas geográficas, orígenes
raciales y étnicos, géneros y edades, así como de personas con enfermedades
preexistentes que las exponen a un mayor riesgo frente a la COVID-19. La inclusión
de estos grupos en ensayos clínicos es la única manera de asegurar que una
vacuna sea segura y eficaz para todos los que la necesiten.
Aún más evidencia de que las vacunas funcionan
Según los últimos datos de Inglaterra, la protección contra las infecciones
sintomáticas tras dos dosis es del 88 % para la vacuna Pfizer/BioNTech y del 67 %
para AstraZeneca/Oxford. A pesar de un aparente descenso en la protección contra
las infecciones, la efectividad de las vacunas contra la enfermedad grave sigue
siendo muy alta (de alrededor del 90 %).
En EE. UU., el estudio de una cohorte con casi 4.000 trabajadores sanitarios y de
primera línea detectó infección por SARS-CoV-2 en 204 participantes (el 5 %), de
los cuales 5 tenían pauta completa de vacunación, 11 pauta parcial y 156 no
estaban vacunados. La carga viral en aquellos que contaban con al menos una
dosis de la vacuna resultó un 40 % más baja que en las personas no vacunadas.
Además, el riesgo de fiebre fue un 58 % más bajo y la duración de los síntomas,
más corta.
En un clúster de infecciones por la variante gama (P.1) en mineros en la Guyana
Francesa, la mitad de personas afectadas tenía pauta completa de vacunación
(Pfizer). Sin embargo, todas presentaron infecciones asintomáticas o leves.
La vacunación ha evitado en Inglaterra alrededor del 75 % de las
hospitalizaciones por la variante delta, según estimaciones. Sin las vacunas, las
hospitalizaciones estarían por encima del pico vivido en invierno.
Un intervalo más largo entre las dos dosis de la vacuna de Pfizer (alrededor de 8
semanas) podría funcionar incluso mejor en términos de producción de anticuerpos,
mientras que las células T específicas del virus se mantienen, según un estudio en
el Reino Unido.
¿Alta probabilidad de infección?
La emergencia sucesiva de variantes más transmisibles significa que la mayoría de
la población global se infectará por el virus en algún momento, quizás incluso más
de una vez, según un grupo experto. De hecho, el último estudio de seroprevalencia
en la India sugiere que hasta dos terceras partes de la población podría haber
pasado la infección, mientras que en enero la cifra era inferior al 25 %.
¿Otro tratamiento potencial?
El cribado de más de 1.000 fármacos clínicamente seguros identificó al masitinib, un
tratamiento oral contra el cáncer, como un compuesto antiviral de amplio espectro
que inhibe las proteasas de los coronavirus y que redujo la replicación del SARS-
CoV-2 en ratones.
Confianza en las vacunas
Las personas de los países de renta baja y media están mucho más dispuestas a
ponerse la vacuna COVID-19 (alrededor del 80 %) que las de EE. UU. (64,6 %) o
Rusia (30,4 %), según una encuesta. Por lo tanto, priorizar la distribución de
vacunas al hemisferio sur avanzaría considerablemente la cobertura de vacunación
a nivel global.

RESEÑAS

Información general sobre los coronavirus:

Los coronavirus son una familia grande de virus que pueden causar enfermedad en
los animales o los seres humanos. Hay varios coronavirus conocidos que causan
infecciones respiratorias en los seres humanos. Estos diferentes coronavirus causan
enfermedades que varían desde el resfriado común hasta enfermedades más
graves como el síndrome respiratorio agudo grave (SRAG o SARS), el síndrome
respiratorio de Oriente Medio (MERS) y el COVID-19.

Enfermedad del coronavirus 2019:

Aparición
El COVID-19 fue identificado en Wuhan, China, en diciembre del 2019. Es causado
por el coronavirus del síndrome respiratorio agudo grave de tipo 2 (SARS-CoV-2),
un nuevo virus en los seres humanos que causa enfermedad respiratoria y que se
puede propagar de persona a persona. Al comienzo del brote, se reportó que
muchos pacientes estuvieron relacionados con un gran mercado de mariscos,
pescados y animales vivos. Sin embargo, casos posteriores que no tuvieron
vínculos con el mercado confirmaron la transmisión de la enfermedad de persona a
persona. Además, también ha ocurrido la exportación de casos relacionados con
viajes.

Transmisión
El COVID-19 se transmite principalmente de persona a persona a través de gotitas
respiratorias. Estas gotitas se liberan cuando una persona con COVID-19 estornuda,
tose o habla. Las gotitas infecciosas pueden llegar a la boca o la nariz de las
personas que se encuentren cerca o posiblemente entrar a los pulmones al respirar.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda mantener una distancia
física de al menos 1 metro (3 pies) entre las personas para evitar
infectarse, mientras que los CDC recomiendan mantener una distancia física de al
menos 1.8 metros (6 pies) entre las personas. Las gotitas respiratorias pueden
llegar a las manos, objetos o superficies que estén cerca de la persona infectada
cuando tosa o hable, y los demás podrían entonces infectarse con el virus que
causa el COVID-19 al tocar las manos, los objetos o las superficies con gotitas y
luego tocarse los ojos, la nariz o la boca. Datos recientes indican que puede haber
transmisión del COVID-19 a través de las gotitas de aquellos que tengan síntomas
leves o de quienes no se sientan enfermos. Los datos actuales no respaldan la
transmisión del SARS-CoV-2 por aerosoles a larga distancia, como la que se
observa con el sarampión o la tuberculosis. La inhalación de aerosoles a corta
distancia es una posibilidad con el COVID-19, tal como ocurre con muchos
patógenos respiratorios. Sin embargo, con base en patrones epidemiológicos, esto
no se puede distinguir fácilmente de la transmisión por “gotitas”. La transmisión a
corta distancia es una posibilidad, particularmente en unidades médicas llenas de
gente y en espacios no ventilados de manera adecuada. Ciertos procedimientos en
los establecimientos de salud pueden generar aerosoles finos y deben evitarse
cuando sea posible.

Síntomas
Se ha reportado una amplia variedad de síntomas del COVID-19. Estos incluyen:

 Fiebre o escalofríos
 Tos
 Falta de aire o dificultad para respirar
 Fatiga
 Dolor de cabeza
 Congestión nasal o moqueo
 Dolor en el cuerpo o los músculos
 Dolor de garganta
 Pérdida reciente del olfato o del gusto
 Náuseas o vómitos
 Diarrea

El periodo de incubación estimado es entre 2 y 14 días, con una mediana de 5 días.


Es importante notar que algunas personas se infectan y no presentan ningún
síntoma ni se sienten mal.

Gravedad de la enfermedad
A pesar de las preocupaciones importantes en torno a las tasas de letalidad, la
mayoría de los casos del COVID-19 son leves y la mayoría de los pacientes se
recuperarán en forma espontánea con algún tratamiento de apoyo, en especial los
niños y los adultos jóvenes. Los datos provenientes de varios países indican que
entre el 14 y el 19 % de los casos son hospitalizados, y que entre el 3 y el 5 %
tienen que ser ingresados a una unidad de cuidados intensivos.

La primera descripción grande de pacientes con COVID-19 provino de China, donde


comenzó el brote del COVID-19, y se describe en detalle a continuación. Entre los
44 672 casos de COVID-19 confirmado y que se notificaron desde el 31 de
diciembre del 2019 hasta el 11 de febrero del 2020, la presentación clínica fue la
siguiente:

Leve (casos que no eran neumonía y neumonía leve): representaron el 80.9 % de


los pacientes con COVID-19 confirmado en China.
NOTA: estos casos incluyeron un gran espectro de enfermedades que incluía a
pacientes con fiebre, tos, dolor en el pecho, náuseas y dolor en el cuerpo.

Grave (disnea, frecuencia respiratoria ≥30/min, saturación de O 2 en la sangre ≤93


%, cociente de PaO2/FiO2 <300, infiltrados pulmonares >50 % dentro de 24-48
horas): representaron el 13.8 % de los pacientes con COVID-19 confirmado en
China.

Crítica (insuficiencia respiratoria, choque séptico, o disfunción o insuficiencia


multiorgánica, muerte): representaron el 4.7 % de los pacientes con COVID-19
confirmado en China. Entre los 2087 pacientes críticamente enfermos, se notificaron
1023 muertes (49 %).

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