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2031 - ¿El Año de La Venida de Cristo - (Spanish Edition)
2031 - ¿El Año de La Venida de Cristo - (Spanish Edition)
LLEGADO"
"Ahora debe darse en todas partes del mundo el mensaje del ángel
que sigue al tercero. Debe ser el mensaje de la cosecha, y toda la
tierra será iluminada con la gloria del Señor." (Carta 86, 1900;
EUD. p 177. APIA)
INTRODUCCION
Desde mediados del mes de enero hasta diciembre del año 2012, se comenzó
a gestar el contenido de lo que queremos compartir con ustedes en este
momento. Prácticamente, sin darse cuenta de ello, el autor de esta obra fue
descubriendo ciertos datos reveladores que pudieran convertirse en una nueva
luz para compartirla con el pueblo remanente de Dios en el tiempo del fin.
Esta nueva luz tiene que ver con el mensaje de la cosecha, presente en el
capítulo 14 del libro bíblico de Apocalipsis. Esta porción que habla de la
siega, en dicho capítulo, es el cumplimiento antitípico de la fiesta de los
Tabernáculos o de las Enramadas la cual se encuentra ordenada, hace más de
3500 años, desde los días de Moisés, en el capítulo 23 del libro de Levíticos.
Después de arribar, en el mes de diciembre del 2012, a las conclusiones que
expondremos mas adelante, el autor del presente trabajo pasó todo el año
2013, hasta el mes de enero del 2014, analizando toda objeción posible a sus
descubrimientos. En la medida que avanzaba, paso a paso, en sus estudios,
cada objeción fue desapareciendo. A través de un estudio sistemático del
tema en cuestión, llegó a la plena convicción de poder responder a cada
objeción con la Biblia y el Espíritu de Profecía. Así evadió por un tiempo
presentar al público sus descubrimientos, mientras pudiera encontrar la
sospecha de que pudiese aparecer cualquier contradicción en contra de lo
descubierto por él.
Pero el resultado de esta revisión le impulsó a una obligación mayor, la cual
la Biblia llama el deber del atalaya en los capítulos 3 y 33 del libro del
profeta Ezequiel. Como resultado comenzó a hablar más abiertamente sobre
este tema con un círculo privado de hermanos en la fe. Pero muy pocos
escucharon con real interés. El escritor de esta obra descubrió que estaba
repitiendo la experiencia de Guillermo Miller, vivida entre los años 1816 al
1821. Ella se encuentra narrada en el libro El Conflicto de los Siglos, en su
capítulo 19, desde la página 376 a la 379. No por esta referencia deben pensar
que esta persona está reclamando ser un segundo Guillermo Miller.
El fue otra persona diferente que le tocó vivir en una época diferente a la
actual. Eso sí, con un mensaje totalmente relacionado a este que se pretende
compartir en la actualidad. Guillermo Miller anunció el mensaje profético
contenido en (Apocalipsis 14:6 y 7). En ese pasaje se preanunciaba la hora
del comienzo del juicio, llegada el día 22 de octubre de 1844, lo cual se
fundamentaba en la profecías bíblicas contenidas en los capítulos 8 y 9 del
libro de Daniel. Estos pasajes a la vez se relacionaban con la fiesta del Yom
Kippur o día de la Expiación, establecida en (Levíticos 23:26-32). En este
libro hablaremos de la repetición de la experiencia de Guillermo Miller, en el
descubrimiento de la verdad del mensaje de la cosecha que proclama el
cuarto ángel que sigue al tercero en Apocalipsis 14.
Este cuarto ángel, presente en Apocalipsis 14, anuncia un tiempo para el
inicio de la cosecha, a la semejanza del primer ángel, que anuncia en alta voz
la llegada de una hora para el juicio. Este mensaje, como el del primer ángel,
se basa en un tiempo predeterminado, para un cumplimiento futuro, por la
omnisciente voluntad divina. Ambos establecen su fundamento en el capítulo
23 del libro de Levíticos. A la manera de Miller, el autor de esta obra, no
tenía la menor idea de que llegaría a las conclusiones presentadas en este
material. Los resultados de sus estudios lo sorprendieron, pero las pruebas
bíblicas le resultaron demasiado evidentes y concluyentes como para
rechazarlas.
Ante el poco tiempo que resta para el desarrollo de los acontecimientos,
preanunciados en la fiesta de los tabernáculos, el autor de este trabajo se
sintió comprometido a compartir su deber y responsabilidad con el mundo en
relación con las evidencias que conmovieron su propio corazón. A semejanza
del modelo de Miller, sintió el deber personal de compartir con otros la luz
recibida. Su temor, al igual que el de Miller, no ha sido otro que ante su
alegría de compartir este nuevo mensaje muchos reciban la doctrina sin
examinar detenidamente las Sagradas Escrituras. El anhelo del autor es que
los que escuchen el mensaje sean como los discípulos de Berea a los cuales el
apóstol Pablo elogió porque ellos comprobaban por sí mismos, a través de las
Escrituras, para ver si era verdad lo que Pablo les decía.
Por eso, como le sucediera a Guillermo Miller, vaciló por más de 2 años en
presentar el resultado de sus investigaciones. Su temor ha sido estar errado y
ser piedra de tropiezo para otros. Por eso se dedicó a la revisión minuciosa de
las pruebas que apoyan su conclusión, considerando, con mucho cuidado,
cada dificultad que se presentaba ante su mente. Pero como a Guillermo
Miller, le sucedió igualmente a él, ya que las objeciones que habían en su
mente se fueron desvaneciendo, ante la luz de la Santa Palabra de Dios. Los
dos años dedicados al estudio de este tema lo dejaron totalmente convencido
de que en ello existe una nueva luz para el pueblo de Dios.
Así, a la manera del pionero del adventismo, sintió sobre sus hombros el
deber y la responsabilidad del atalaya. Sintió la necesidad de hacer saber a la
Iglesia y al mundo lo que el creyó que es nueva luz y verdad presente. Por
eso, a la manera de Miller, empezó a presentar sus razonamientos en un
círculo privado de hermanos de la iglesia, cada vez que se le ofrecía una
oportunidad, rogando a Dios que alguien sintiera la fuerza de este mensaje y
tuviera el valor de unírsele en la proclamación. Pero como Miller, la
convicción del deber personal no lo libró en su compromiso de dar el aviso.
Esta obra es el resultado de su convicción, a la hora de presentar, ante el
mundo, lo que él considera ser un mensaje de parte de Dios.
El asunto presentado, en los capítulos posteriores, se relaciona con la cita del
Conflicto de los Siglos que dice lo siguiente:
INDICE
CAPITULO 1
LA NUEVA LUZ
El verdadero espíritu de la reforma nunca debiera cesar dentro de las filas del
pueblo remanente de Dios. Este es el principio esencial en las filas del
protestantismo cristiano. En la historia de la iglesia cristiana sobran los
ejemplos de reformas basadas en la pura verdad bíblica. Pero vez tras vez, sus
fieles defensores, la han tenido que enarbolar a través de fieros y
encarnizados conflictos contra los enemigos de Dios. Ellos han tenido que
enfrentar la censura y fiera oposición de sus detractores, los cuales han
falseado sus propósitos y sus mejores intenciones. Los reformadores dentro
del pueblo de Dios han sido históricamente juzgados, por sus enemigos, con
mala fe, en su carácter e intenciones, a la hora de llevar a todos la verdad pura
de Dios.
Cada vez que se ha enseñado una nueva verdad, en la inmensa mayoría de los
casos, sus defensores han sido acusados de orgullosos, conflictivos y hasta
muchas veces como disidentes. Elena de White nos explica la razón del
porque fueron inmolados Jesucristo y todos los mártires, de la siguiente
manera: "Porque parecieron despreciar orgullosamente la sabiduría de su
tiempo y porque anunciaron novedades sin haber consultado previa y
humildemente a los órganos de la opinión contraria [...] No debo consultar la
prudencia humana, sino el consejo de Dios, ¿quién la contendrá? Si no lo es
¿quién la adelantará? ¡Ni mi voluntad ni la de ellos, ni la nuestra, sino la tuya
oh Padre Santo, que estás en el Cielo!" (Conflicto de los Siglos, capítulo 7,
pág. 40).
Aquí Elena de White citó palabras de Martín Lutero, confirmando así el
rechazo histórico de los enemigos de Dios a las nuevas luces de la verdad
bíblica, descubiertas por el Espíritu Santo a los reformadores cristianos en
cada época de la historia del cristianismo. Elena de White continúa
escribiéndonos lo siguiente, respecto a la aceptación reformadora de nuevas
luces, dentro del seno del cristianismo, "La Reforma no terminó, como
muchos lo creen, al concluír la vida de Lutero. Tiene aún que seguir hasta el
fin del mundo. Lutero tuvo una gran obra que hacer, la de dar a conocer a
otros la luz que Dios hiciera brillar en su corazón; pero él no recibió toda la
luz que iba a ser dada al mundo. Desde aquel tiempo hasta hoy y sin
interrupción, nuevas luces han brillado sobre las Escrituras y nuevas verdades
han sido dadas a conocer." (Conflicto de los Siglos, capítulo 8, pág. 158).
El gran problema de nosotros, los seres humanos, es que nos aferramos a
nuestras tradiciones históricas y nos obstinamos muchas veces a no aceptar
más luz que la que vieron nuestros antecesores. Tendemos a establecer
credos, cuando sabemos sobradamente, como lo reconocemos en la
introducción de nuestras creencias fundamentales, que poseemos un solo
credo y ese credo es la Biblia y la Biblia sola, como dijera Martín Lutero hace
más de 500 años atrás. En cada época de la historia han sido muchos los que
se han aferrado a los descubrimientos de sus ancestros, convirtiéndolos en
tradiciones. Pero cuando Dios ha enviado una nueva luz a sus hijos, estos son
los primeros opositores que se niegan a avanzar en el camino de la nueva luz.
Ellos la rechazan por el único y simple motivo de que sus padres no la
recibieron, porque no la llegaron a conocer.
Esto es una advertencia para nosotros "a quienes ha alcanzado los fines de los
tiempos"(1Corintios 10:11), para que no caigamos en semejante error,
repitiendo, como nuestros antepasados, tan triste historia. Estos hechos han
sido más la regla que la excepción, y pudiéramos llegar a caer en la blasfemia
contra el Espíritu Santo, que es el único que puede conducirnos a toda la
verdad. Elena de White nos habla de Juan Robinson, quien fuera el gran líder
espiritual de los "Padres Peregrinos Puritanos", los cuales habían salido
huyendo de la persecución de la Iglesia Anglicana. Ella nos cuenta que ellos
se refugiaron en la tierra holandesa y desde allí dio su último sermón de
despedida, cuando envió a sus discípulos al Nuevo Mundo, en busca de
libertad de conciencia y religión.
Impedido de viajar a una nueva aventura, este santo siervo de Dios se
convirtió, en aquel sermón de despedida, en un profeta que de seguro no
entendió la profundidad y el alcance del mensaje expresado en aquellas
palabras de despedida. Según los escritos de Elena de White, él dijo: "
Hermanos [...] os exhorto ante Dios y sus santos ángeles a que no me sigáis
más allá de lo que yo he seguido a Cristo. Si Dios quiere revelaros algo por
medio de alguno de sus instrumentos, estad prontos a recibirlo como lo
estuvisteis para recibir la verdad por medio de mi ministerio; pues seguro
estoy de que el Señor tiene más verdades y más luces que sacar de su Santa
Palabra." (Conflicto de los Siglos, pp 335 y 336).
Ella continúa citando a Robinson con las siguientes palabras: "Por mi parte,
no puedo deplorar la bastante triste condición de las iglesias reformadas que
han llegado a un punto final en religión, y no quieren ir más allá de lo que
fueron los promotores de su reforma. No se puede hacer ir a los luteranos más
allá de lo que Lutero vio [...] y a los calvinistas ya los veis manteniéndose
con tenacidad en el punto que los dejó el gran siervo de Dios que no logró ver
todo. Esta es una desgracia por demás digna de lamentar, pues por más que
en su tiempo fueron luces que ardieron y brillaron, no llegaron a penetrar
todos los planes de Dios, y si vivieran hoy estarían tan dispuestos a recibir la
luz adicional como lo estuvieron para aceptar la primera que les fue
dispensada." (Ibidem)
Ella continúa escribiendo: "Recordad el pacto de vuestra iglesia, en él os
comprometisteis a andar en todos los caminos que el Señor os ha dado u os
diere a conocer. Recordad vuestra promesa y el pacto que hicisteis con Dios y
unos con otros, de recibir cualquier verdad y luz que se os muestre en su
Palabra escrita. Pero, con todo, tened cuidado, os ruego, de ver que es lo que
aceptáis como verdad. Examinadlo, consideradlo y comparadlo con otros
pasajes de las Escrituras de verdad antes de aceptarlo porque no es posible
que el mundo cristiano, salido hace tan poco de las densas tinieblas
anticristianas, pueda llegar enseguida a un conocimiento perfecto en todas las
cosas." (Ibidem).
Al final de este capítulo del Conflicto de los Siglos, ella concluye: "El gran
principio que tan notablemente defendieron Robinson y Rogelio Williams de
que la verdad es progresiva, y que los cristianos deben estar prestos para
aceptar toda la luz que proceda de la Santa Palabra de Dios, lo perdieron de
vista sus descendientes[...], los errores y las supersticiones que hubieran
podido desaparecer de haber seguido la iglesia avanzando en la luz de la
Palabra de Dios, se conservaron y siguieron practicándose. De esta forma, el
espíritu inspirado por la Reforma murió paulatinamente, hasta que llegó a
sentirse la necesidad de una reforma en las iglesias protestantes, tanto como
se necesitaba en la iglesia romana en tiempo de Lutero." (Ibid 342).
Creo que nadie es capaz de afirmar que como pueblo remanente de Dios no
enfrentamos similar peligro en nuestros días. Debemos cuidarnos de la
tentación a querer afirmar de que ya no hay mas verdades nuevas para
nuestro tiempo, porque estaríamos cayendo en el círculo vicioso de repetir el
mismo error en que incurrieron las generaciones pasadas. No debemos llegar
a la conclusión de que ya recibimos toda la luz de la Palabra de Dios como
resultado de las investigaciones de los pioneros del movimiento adventista y
el ministerio profético de Elena de White. Con este argumento estaríamos
contradiciendo sus propias palabras y por ende las del propio Espíritu Santo
que la inspiró en sus escritos.
Ella misma escribió que la Reforma no había acabado y que esta continuaría
hasta el mismo fin de la historia del pecado. Además dijo que recibiríamos
nuevas luces, emanadas de la Santa Palabra de Dios y que no debíamos
rechazarlas si estas resistían las pruebas de las propias Sagradas Escrituras.
Dios la inspiró a ella , dejándonos la luz suficiente, en cuanto a los pasos que
la iglesia debe seguir cuando alguien diga poseer una nueva luz. Si seguimos
sus consejos inspirados, paso a paso, podemos tener la plena seguridad de
que no fracasaremos en la hora de dar un veredicto final en torno a la
aceptación o rechazo de lo que se plantea como una nueva luz.
Los primeros pasos, aquí tratados, son tomados del libro "Testimonios para
los Ministros", en sus páginas 105 a la 111. Veamos que nos aconseja el
Espíritu de Profecía en torno a dicho asunto:
1 "El Señor a menudo obra donde nosotros menos lo esperamos, nos
sorprende al revelar su poder mediante instrumentos de su propia elección,
mientras que pasa por alto a los hombres por cuyo intermedio esperábamos
que vendría la luz..."
2 "Todos deben tener cuidado en presentar nuevas interpretaciones de las
Escrituras antes de haberlas estudiado a fondo y estar plenamente capacitados
para sostenerlas con la Biblia..."
3 "No introduzcáis nada que cause disensión si no tenéis en ello una clara
evidencia de que en ello Dios está dando un mensaje especial para este
tiempo."
4 "Guardaos de rechazar aquello que es verdad."
5 "Nuestro único procedimiento correcto sería el sentarse como cristianos
para investigar la posición presentada, a la luz de la Palabra de Dios, la cual
revelara la verdad y desenmascarará el error."
6 "El ridiculizar sus ideas no debilitará su posición en lo más mínimo, si
fuera falsa, ni fortalecerá vuestra posición si fuere la correcta."
7 "Si las columnas de nuestra fe no soportan la prueba de la investigación,
es tiempo de que lo sepamos."
8 "Ningún espíritu de fariseísmo debe tener cabida entre nosotros."
9 "Si un hermano está enseñando el error, los que ocupan puestos de
responsabilidad debieran saberlo; y si está enseñando la verdad, deben
ponerse resueltamente de su lado."
10 "Todos nosotros debemos saber lo que se enseña en nuestro medio, pues si
es la verdad, necesitamos conocerla [...] Todos tenemos la obligación hacia
Dios de comprender lo que El nos envía."
11 "El nos ha dado instrucciones por las cuales podemos probar toda doctrina
(Isaías 8: 20). Pero si está de acuerdo con esta prueba, no estéis tan llenos de
prejuicios que no podáis aceptar un punto; sencillamente porque no
concuerda con vuestras ideas."
Elena de White nos sigue hablando del mismo tema en su libro "Consejos
Sobre la Obra de la Escuela Sabática". En sus páginas, de la 26 a la 35, ella
escribió lo siguiente:
"Todavía hay mucha verdad preciosa para ser revelada al pueblo en este
tiempo de peligros y tinieblas, pero es el propósito determinado de Satanás
impedir que los rayos de luz de la verdad penetren en el corazón de los
hombres. Si queremos tener la luz que ha sido provista para nosotros,
debemos manifestar el deseo que tenemos de ella por un diligente esfuerzo en
el escudriñamiento de la Palabra de Dios. Verdades preciosas, por largo
tiempo ocultas, han de ser reveladas de una manera que pondrá de manifiesto
su sagrado valor; porque Dios glorificará su Palabra para que aparezca en una
forma en que nunca antes la hayamos visto. Pero aquellos que profesan amar
la verdad deben ejercitar hasta lo sumo sus facultades a fin de comprender las
cosas profundas de la Palabra para que Dios sea glorificado y su pueblo
bendecido e iluminado [...] Una luz preciosa ha de resplandecer de la Palabra
de Dios y no se atreva alguien a decir que cosa debe o que cosa no debe ser
expuesta al pueblo en los mensajes de iluminación que El envíe, apagando así
el Espíritu de Dios. Cualquiera sea su puesto de autoridad, nadie tiene
derecho a impedir que la luz llegue al pueblo..." (COES pp 26,29 y 30).
De la continuación de esta importante cita podemos extraer otros pasos a
seguir a la hora de examinar la nueva luz. Veamos:
12 "¿Acaso es buscar tesoros escondidos el llamar montón de basura al
resultado del trabajo de otro, sin examinar críticamente para ver si hay o no
preciosas joyas de verdad en esa colección de pensamientos que condenáis?"
13 "Los que no saben casi nada no deben abstenerse de asistir a toda reunión
donde se ofrezca una oportunidad de investigar los mensajes que vienen al
pueblo solamente porque les parece que las opiniones de los que enseñan la
verdad no concuerdan con lo que ellos han creído ser verdad."
14 "Ninguno de los que se lo imaginan saberlo todo es demasiado viejo o
demasiado inteligente para aprender del más humilde de los mensajeros del
Dios vivo."
15 "Cuando se presenta una luz nueva a la iglesia es peligroso que la
rechacéis. Rehusar escuchar porque abrigáis prejuicios contra el mensaje o el
mensajero no excusará vuestro caso delante de Dios."
16 "Condenar aquello que no habéis oído y que no entendéis, no ensalzará
vuestra sabiduría ante los ojos de aquellos que son cándidos en sus
investigaciones de la verdad."
17 "Hablar con desprecio de aquellos a quienes Dios ha enviado con un
mensaje de verdad es insensatez y locura."
18 "No deben llegar a la conclusión de que toda la verdad ha sido revelada y
que el Infinito no tiene más luz para su pueblo."
Ella concluyó aconsejando lo siguiente: "Si se atrincheran en la creencia de
que toda la verdad ha sido revelada estarían en peligro de desechar como
inútiles las preciosas joyas de verdad que serán descubiertas al volver los
hombres la atención al escudriñamiento de la rica mina de la Palabra de
Dios." (COES, p 35).
Sin lugar a dudas, a semejanza de lo que le aconteció a Jesús y los demás
mártires inmolados, ha sucedido muchas veces con aquellos que se atrevieron
a enseñar nuevas luces de la Palabra de Dios al pueblo. Todo porque
parecieron despreciar orgullosamente, como dice el consejo inspirado, la
sabiduría de la institución reinante de su época. Esto porque anunciaron las
nuevas verdades sin consultar el permiso de la autoridad humana. Ellos solo
aceptaron la autoridad divina. Nosotros debemos entender que la Reforma no
concluyó en los días de Lutero, ni en los de Miller, ni en los de Elena de
White, sino que esta continuará avanzando progresivamente, como la luz de
la aurora, hasta el mismo fin del mundo.
Ellos no recibieron toda la luz que debía ser dada al mundo, así como
nosotros no la hemos recibido toda aún. Si Dios quiere revelarnos nuevas
luces, por medio de los instrumentos de su propia elección, debemos estar
prestos y sumisos para decir como el profeta Samuel: "Habla Jehová, porque
tu siervo escucha". El Señor tiene más luces y verdades que debemos recibir
todavía. Nuestros pioneros y antepasados, más recientes, no lograron ver y
comprender todo. Como ellos, nosotros aún no hemos logrado penetrar todos
los planes de Dios. Pero una cosa si es ciertísima en todo esto y es el hecho
irrebatible de que si ellos vivieran en nuestro tiempo, estarían dispuestos a
recibir la luz adicional.
Nosotros debemos comprender que la verdad de Dios es progresiva. Por esto
y más debemos entender que aún quedan muchas luces por ser reveladas al
pueblo remanente de Dios en estos tiempos de tanta agitación. Y nadie,
aunque sea hombre grande o pequeño, entre el pueblo de Dios debe creerse
en el derecho de impedir que estas luces iluminen al pueblo remanente de
Dios. No por gusto Elena de White, inspirada por Dios, reconoció no poseer
toda la verdad revelada en sus días, al decir: "No deben llegar a la conclusión
de que toda la verdad ha sido revelada y que el Infinito no tiene mas luz para
su pueblo." (COES, p 35).
A la hora de analizar el trabajo presentado por cualquier investigador, se debe
seguir la regla establecida por Aristóteles, desde la antiguedad, y de la cual
nos habla Josh Mc Doweld. El estableció lo siguiente: "El beneficio de la
duda debe concedérsele al documento mismo, y el crítico no debe abjudicarse
ese privilegio para sí". (Josh Mc Doweld. "Evidencia que Exige un
Veredicto", Ed Vida. 1982. Miami, FL. p 63).
Mc Doweld continúa diciendo: "Uno debe escuchar los clamores del
documento que está siendo analizado, y no debe suponerle fraude ni error a
menos que el autor se descalifique a sí mismo por contradicciones o por
reconocidas imprecisiones en cuanto a los hechos". (Ibidem).
"Horn magnífica esto, diciendo: 'Piensen por un momento acerca de lo que
necesita demostrarse respecto de una dificultad' con el fin de transferirla a la
categoría de un argumento válido contra la doctrina. Ciertamente se requiere
mucho más que la mera apariencia de contradicción. Primero, debemos
asegurarnos de que hemos entendido el pasaje correctamente, en el sentido en
el cual usa las palabras o los números. Segundo, que poseamos todo el
conocimiento existente acerca de este asunto. Tercero, que ya no es posible
que se arroje más luz sobre él por el avance del conocimiento, de la
investigación textual, de la arqueología, etc". (Ibidem).
Mc Doweld continúa diciendo: "...las dificultades no constituyen objeciones'
- añade Roberto Horn. 'Los problemas sin resolver no necesariamente son
errores. Esto no es empequeñecer la zona de dificultad; es verla en
perspectiva. Las dificultades nos retienen y los problemas nos hacen buscar
mayor claridad; pero hasta el momento en que tengamos claridad total y final
sobre cualquier asunto no estamos en condiciones de declarar, 'Aquí hay un
error comprobado, una objeción incuestionable." (Ibidem).
En resumen: Cuando alguien se presente argumentando poseer una nueva luz,
nuestra posición debe ser la de probarla por el consejo bíblico que dice: "A la
Ley y al Testimonio, si no hablaren conforme a esto, es porque no les ha
amanecido" (Isaías 8:20). Debemos seguir paso a paso los consejos
inspirados, de Elena de White, presentados en este capítulo. Y por último,
darles el beneficio de la duda, mientras no se pueda demostrar cabalmente lo
contrario, para que se cumpla en nosotros la justicia de Cristo en toda su
dimensión.Solo los que estén buscando fervientemente la luz de Dios la
recibirán en sus vidas.
Veamos lo que de esto nos dice la inspiración: "Unicamente se les dará luz a
las almas que están buscando fervientemente la luz y que aceptan con alegría
todo rayo de iluminación divina procedente de su Santa Palabra. Es mediante
esas almas que Dios revelará esa luz y poder que iluminará toda la tierra con
su gloria." (S.T 729. Año 1899; Eventos de los Ultimos Días. APIA 2006, p
175).
Esta promesa se encuentra fundamentada en la Biblia, de la siguiente manera:
"Clama a mí y yo te responderé y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú
no conoces." (Jeremías 33:3).
Definitivamente sucederá lo que nos ha dicho Dios, a través del profeta
Amós: "No hará nada Jehová el Señor, sin que declare su secreto a sus
siervos los profetas." (Amós 3:7).
Pero como está escrito: "Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido al
corazón de los hombres, son las que Dios ha preparado para los que lo aman.
Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu, porque el Espíritu todo lo
escudriña, aún lo profundo de Dios, porque ¿quién de los hombres conoce las
cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Del mismo
modo, nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros
no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de
Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido [...] Pero el hombre
natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son
locura y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente
[...] Pues bien nosotros tenemos la mente de Cristo". (1 Corintios 2:9 al 15).
CAPITULO 2
El texto de (Mateo 24:36) que dice: "Pero el día y la hora nadie sabe ,ni aún
los ángeles de los cielos, sino solo mi Padre", ha sido utilizado a través de la
historia del cristianismo, para asegurar que el pueblo de Dios nunca podrá
conocer anticipadamente "el día y la hora" de la segunda venida de Cristo al
mundo. Pero nosotros deberíamos ser sinceros y realmente preguntarnos si
Jesús quiso decir lo que hasta aquí se ha interpretado sobre el significado de
estas palabras. Veamos lo que nos escribió Elena de White, en el libro el
Conflicto de los Siglos, citando las palabras del famoso alemán de origen
judío José Wolff, quien fuera conocido como el "misionero universal".
En sus días él creyó, de todo corazón, en la pronta venida de Cristo al mundo
en gloria y majestad. El esperaba, según sus cálculos de los periodos
proféticos, que la gran consumación de la bienaventurada esperanza de la
venida de Cristo, según lo narra (Tito 2:13), no era en fecha muy lejana a la
señalada por Guillermo Miller.
Elena de White, citando las propias palabras de Wolff, en torno a este suceso,
escribió: "A los que se fundaban en el pasaje: 'Del día y la hora nadie sabe',
para afirmar que nadie podía saber nada respecto a la proximidad del
advenimiento, Wolff les contestaba: '¿Dijo el Señor que el día y la hora no se
sabrían jamás? ¿No nos dio señales de los tiempos, para que reconociéramos
siquiera la proximidad de su venida, como se reconoce la cercanía del verano
por la higuera cuando brotan sus hojas? (Mateo 24:32). ¿No conoceremos
jamás ese tiempo, cuando él mismo nos exhortó no solo a leer la profecía de
Daniel, sino también a comprenderla? Y es precisamente en Daniel donde se
dice que las palabras serían selladas hasta el tiempo del fin (lo que era el caso
en su tiempo), y que 'muchos correrán de aquí para allá' (expresión hebraica
que significa observar y pensar en el tiempo), y 'la ciencia' respecto a ese
tiempo será aumentada (Daniel 12:4). Además, nuestro Señor no dice que la
proximidad del tiempo no será conocida, sino que nadie sabe con exactitud el
'día' ni la 'hora'. Dice que se sabrá bastante por las señales de los tiempos,
para inducirnos a que nos preparemos para su venida, así como Noé preparó
el Arca" (Wolff, Reasarches and Missionary Labors, pp 404, 405. Conflicto
de los Siglos, Capítulo 21. p 409).
Ella continuó escribiendo lo siguiente sobre este tema: "Respecto al sistema
popular de interpretación, o mejor dicho de torcer las Sagradas Escrituras,
Wolff escribió: 'La mayoría de las iglesias cristianas se han apartado del claro
sentido de las Escrituras, para adoptar el sistema fantástico de los budistas"
(Ibidem).
Al ella citar estas palabras, de aquel siervo de Dios, solo prueba una cosa, y
es que estaba en total acuerdo con la posición de la interpretación de Wolff
con respecto al pasaje de (Mateo 24:36). En ningún momento, el pasaje
referido, establece definitivamente que el día y la hora no se sabrán jamás
antes de la Segunda Venida de Cristo en gloria y majestad. El tiempo verbal
empleado por Jesús en este pasaje está en presente. El dijo: "Pero del día y la
hora nadie sabe...". Esto no quiere decir otra cosa que en el instante preciso
en que Jesús estaba hablando nadie, a excepción del Padre, conocía ese
momento exacto.
Pero lamentablemente la interpretación teológica popular, históricamente, le
ha hecho decir al texto lo que realmente no está diciendo. Wolff, por su
condición de hijo de rabino judío y el doctorado que poseía, estaba
plenamente capacitado para entender e interpretar el significado literal del
texto hebreo. El, interpretando (Daniel 12:4), expresó que el significado
literal de esas palabras selladas hasta el tiempo del fin, en relación a la
expresión "muchos correrán de aquí para allá", significaban literalmente:
"observar y pensar en el tiempo". En esencia, este es el mismo mensaje
expresado en (Habacuc 2:2), cuando nos escribe acerca de la respuesta
recibida a su queja: "Jehová me respondió y me dijo: 'Escribe la visión,
grábala en tablas para que corriere el que leyere en ella".
En este pasaje se está haciendo referencia a las profecías de tiempo del libro
de Daniel y de forma específica a la segunda parte del libro, a partir de su
capítulo 8. Así lo interpretó Carlos Fitch, en el año 1842. El tomó este pasaje
de (Habacuc 2:1 al 4), como una orden divina para hacer el famoso diagrama
profético sobre el libro de Daniel, del cual se reprodujeron más de 300, entre
los predicadores del advenimiento, durante el periodo de 1842 a 1844.
Aunque los milleritas sufrieron un amargo chasco, porque se equivocaron al
interpretar que la profecía de Daniel 8 y 9 se refería en el tiempo a la Segunda
Venida de Cristo y no al inicio del juicio celestial el 22 de octubre de 1844
d.C.
Ellos se equivocaron en cuanto al acontecimiento que había de suceder al
final de los 2300 días y no en cuanto al tiempo del cumplimiento de aquella
profecía. Allí, en el versículo 3 del capítulo 2 de Habacuc, se le ofrece una
contesta a la queja que presenta el profeta en el versículo 1. Ante la queja de
la "tardanza", en cuanto al tiempo del cumplimiento de la visión, se le
responde de la siguiente manera: "Aunque la visión tarda en cumplirse, se
cumplirá a su tiempo, no fallará aunque tarde, espérala, porque sin duda
vendrá, no tardará". Los milleritas vieron, en aquellas palabras, después de
haber sufrido su chasco, un período de tardanza, pero según el texto mismo
esta es aparente, porque existe una paradoja en aquellas palabras que dicen:
"aunque tarde, espérala, porque sin duda vendrá no tardará".
Hay una tardanza en su interpretación y espera del acontecimiento
equivocado en cuanto a la segunda venida de Cristo al mundo en la fecha del
día 22 de octubre de 1844. Pero esta tardanza solo es aparente, porque según
la respuesta de Dios para este evento existía un tiempo específicamente
señalado en las siguientes palabras: "Aunque la visión tarda en cumplirse, se
cumplirá a su tiempo, no fallará...". Este asunto de la aparente tardanza,
mencionado en el libro de Habacuc, lo analizaremos de forma más detallada
en un caíptulo posterior. El asunto que nos ocupa entender ahora es que el
significado hebreo de la frase: "muchos correrán de aquí para allá y la ciencia
se aumentará..." (Daniel 12:4), es el mismo que está presente en (Habacuc
2:2) y dice así: "para que pueda leerse de corrido". En resumen, esto es
"observar y pensar en el tiempo", como lo interpretó José Wolff y confirmó
Elena de White en su libro El Conflicto de los Siglos.
Ella también escribió lo siguiente, en torno a este asunto: "Nadie sabe el día
ni la hora', era el argumento aducido con mas frecuencia por los que
rechazaban la fe del advenimiento. El pasaje bíblico nos dice: 'Empero el día
y la hora nadie sabe, ni aún los ángeles de los cielos, sino mi Padre
solo'(Mateo 24:36). Los que estaban esperando al Señor dieron una
explicación clara y armoniosa de esta cita bíblica, y resultó claramente
refutada la falsa interpretación que de ella hacían sus adversarios. Esas
palabras fueron pronunciadas por Cristo en la memorable conversación que
tuvo con sus discípulos en el Monte de los Olivos, después de haber salido
del templo por última vez.
Los discípulos habían preguntado: '¿Qué señal habrá de tu venida, y del fin
del mundo?'. Jesús les dió las señales, y les dijo: 'Cuando vieres todas estas
cosas, sabed que está cercano a las puertas' No debe interpretarse una
declaración del Salvador en forma que venga a anular a otra. Aunque nadie
sepa el día ni la hora de su venida se nos exhorta y se requiere de nosotros
que sepamos cuando está cerca. Se nos enseña, además, que menospreciar su
aviso y negarse a averiguar cuando su advenimiento esta cercano, será tan
fatal para nosotros como lo fue para los que viviendo en los días de Noé no
supieron cuando vendría el Diluvio." (Conflicto de los Siglos, pp 420 y 421).
Ella demuestra aquí que esta cita, de (Mateo 24:36), fue mal interpretada por
la teología popular de los días del movimiento millerita, pero la teología
popular actual sigue actuando de igual manera respecto a la interpretación de
este pasaje bíblico. En ese pasaje, de las Sagradas Escrituras griegas, Jesús
nunca afirmó definitivamente que el día y la hora no se sabrían jámas. El
habló en un tiempo verbal presente, al decir: "nadie sabe". El no dijo "en
cuanto al día y la hora nunca nadie lo sabrá". Si las palabras de Jesús
quisieran decir lo que erróneamente se ha interpretado hasta aquí por la
teología popular, ¿cómo equilibraríamos con esta posición las siguientes citas
del Espíritu de profecía que, supuestamente, contradirían la interpretación de
las palabras de Jesús, presentes en Mateo 24:36?
Elena de White escribió: "Pronto oímos la voz de Dios, semejante al ruido de
muchas aguas, que nos anunció el día y la hora de la venida de Jesús."
(Primeros Escritos, p 15).
"Pronto escuchamos la voz de Dios que sonaba como muchas aguas, y que
nos daba el día y la hora de la venida de Jesús. Los santos vivos, los 144.000,
conocieron y comprendieron la voz, mientras que los malvados pensaron que
se trataba de un trueno y un terremoto. Cuando Dios pronunció la fecha,
derramó sobre nosotros el Espíritu Santo y nuestros rostros comenzaron a
brillar con la gloria de Dios, tal como ocurrió con el rostro de Moisés cuando
descendió del monte Sinaí." (1Testimonios para la Iglesia, p 62).
"No tengo la menor noción del tiempo mencionado por la voz de Dios. Oí
proclamar la hora, pero después que salí de la visión no tuve el menor
recuerdo de esa hora." (Carta 38, 1888; 1Mensajes Selectos, p 76).
Allí Elena de White es llevada en visión al período futuro del tiempo de
angustia de Jacob y durante los momentos que marcan los eventos de la
resurrección parcial, después de la quinta plaga de Apocalipsis 16, ella oye la
voz de Dios por el espacio abierto en Orión, donde El muestra ante el mundo
las tablas de la Ley de los 10 Mandamientos, con una luz gloriosa especial
sobre el sábado del cuarto mandamiento. Entonces su voz proclama uno por
uno los Diez Mandamientos, ante el oído de todos los habitantes de la Tierra.
Y por último, El anuncia el día y la hora de su venida. Como leyeron
previamente, a ella se le preguntó si podía recordar el día y la hora, anunciado
por Dios durante su visión, pero ella refirió que no podía recordarlo por más
esfuerzo que hiciera.
Pero según el contexto futuro del cumplimiento de esta visión, tanto los
santos vivos, como los que se levanten en la resurrección parcial, es decir,
todos los que murieron en la fe del mensaje del tercer ángel, salen de sus
tumbas para escuchar el pacto de paz que Dios hará con todos los que
guardaron su Ley, desde que comenzó la proclamación del mensaje de los 3
ángeles. Estos, unidos, escuchan el anuncio del día y la hora de la Segunda
Venida de Cristo al mundo. Y esto, sin dudas, es un tiempo antes de su
regreso. Al menos la lógica simple de esta cita nos debe hacer comprender
que su venida a la Tierra no acontece ese mismo día, ya que ese día solo se
anuncia el día y la hora.
Por tanto si fuera ese mismo día sería totalmente ilógico anunciar el día, ya
que solo bastaría mencionar la hora en que ese suceso se cumpliría en ese
propio día. Además, nosotros conocemos sobradamente que los eventos de la
resurrección parcial de los santos, mencionados en (Daniel 12:2), que
acontecen durante esa secuencia de acontecimientos no es la resurrección
general, mencionada en (1 Tesalonicenses 4:13 al 17). Entre ambos eventos
existe un espacio de tiempo para su cumplimiento y no es en el mismo día.
Por lo tanto podemos llegar a la conclusión, a través de estas citas del
Espíritu de la Profecía, de que antes del día exacto del retorno de Cristo a la
Tierra su pueblo si sabrá, con antelación, el día y la hora de ese glorioso
acontecimiento.
Por eso ninguna persona puede afirmar, de forma absoluta, que nadie sabrá el
día y la hora de la venida de Cristo antes que esta suceda. Porque la Biblia
realmente no enseña esto en (Mateo 24:36), y Elena de White, inspirada por
el Espíritu Santo, dice que el pueblo remanente de Dios conocerá el día y la
hora de la venida de Cristo antes de que ese evento suceda. Jesús nos advierte
sobre la actitud del siervo infiel de la parábola de (Mateo 24:42 al 51),
cuando este dice lo siguiente: "Mi Señor se tarda en venir". Jesús dice que
por eso será castigado. Pero del siervo fiel y prudente, al cual exhorta a velar,
nos dice que es: "Bienaventurado aquel siervo, al cual, cuando su Señor
viniere, lo hallare haciendo así". Advirtiendo de lo mismo a las iglesias de
Apocalipsis dice el Espíritu: "Y si no velares, vendré a ti como ladrón, y no
sabrás a que hora vendré a ti." (Apoc 3:3).
Si analizamos detenidamente este versículo podemos llegar a una conclusión
evidente, y esta es que los que no estén velando serán sorprendidos como son
sorprendidos aquellos que son robados por un ladrón. A estos el ladrón los
sorprende, porque no saben el momento exacto de su venida, porque de lo
contrario no serían robados. Los ladrones solo sorprenden a los que no los
esperan. Pero debemos entender bien claro que no es el Señor el llegará como
ladrón, sino que la Biblia deja sentado bien claro que es el día o la hora de la
venida del Señor el que llegará como un ladrón, el cual será una sorpresa para
aquellos que no estén velando.
En (1 Pedro 3:10) queda bien establecido que es el día y no el Señor el que
llegará oculto para los que no le esperan, ya que la venida de Cristo será un
acontecimiento universal visible, audible y con total gloria y majestad, donde
todo ojo le verá. Analizando más en detalle el pasaje de (Apoc 3:3) y lo que
el Espíritu nos quiso decir o advertir a través del apóstol Juan, nos haría
entender la importancia de velar y no estar dormidos. El mensaje contrario,
desde la óptica positiva de este texto, nos está diciendo lo siguiente: "Si
velares, vendré a ti, no como ladrón, porque sabrás en que hora vendré a ti".
Lo que el Espíritu le está diciendo en (Apoc 3:3) a los siervos infieles es que
hagan lo contrario de lo que están haciendo, para que como los fieles, que si
están velando, puedan saber la hora en que Jesús vendrá sobre ellos. Entonces
este texto parece indicar claramente que los que estén velando podrán saber la
hora en que el Señor vendrá sobre ellos, ya que los que no lo están haciendo
así, no sabrán ese momento el cual llegará como un ladrón sobre sus vidas. El
apóstol Pablo habla de estos dos mismos grupos de personas. Según él, habrá
un grupo de personas para quienes la aparición del Señor acontecerá sin que
la hayan esperado. Para ellos ese día le llegará por sorpresa como un ladrón
en la noche. Pero a los que velan les dice: "Mas vosotros, hermanos, no estáis
en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón; porque todos
vosotros sois hijos de la luz y del día, no de la noche, ni de las tinieblas". (1
Tesalonicenses 5:2 al 5).
En cierta ocasión Jesús enseñó la parábola de las 10 vírgenes que mostraba
proféticamente la condición espiritual de la Iglesia de Dios antes de su
retorno a la Tierra. Según las propias palabras proféticas de Jesús en esta
famosa parábola, poco antes de su regreso a la Tierra, la iglesia de Dios estará
compuesta por tres grupos. Ahora muchos pensarán que estoy equivocado al
mencionar la existencia de tres grupos dentro de la enseñanza profética de esa
parábola. A través de los años que llevo en la iglesia a la mayoría de nosotros
se le ha enseñado que allí, en esa parábola, solo hay dos grupos antes del
retorno de Cristo para rescatar a su pueblo. Estos son los representados por
las vírgenes prudentes que tienen el aceite adicional y entran a las bodas,
antes de cerrarse la puerta, y el grupo de las insensatas que se quedan sin
aceite. Estas, mientras salen a comprar más aceite, cuando regresan,
encuentran la puerta cerrada y se quedan fuera de la fiesta de bodas. Pero es
preciso que notemos que allí hay un tercer grupo, representado por el que da
el clamor de medianoche, y al cual Jesús hizo referencia diciendo: "Y a la
medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle!".(Mat
25:6).
Casi nadie ha notado, en esta parábola, que existe un tercer grupo dentro de la
iglesia del tiempo final, representado por aquel que da el clamor de
medianoche. El que da la voz era el único que estaba despierto, velando y
esperando la llegada del esposo y cuándo este se está acercando, con un
fuerte clamor, despierta a las 10 vírgenes que estaban dormidas. Podemos
estar seguros que no era un ángel el que dio la voz dentro de la fiesta, ni fue
la voz de Jesús ya que él está representado por el esposo que viene desde
afuera para el casamiento. Entonces la pregunta que debemos hacernos es la
siguiente: ¿Quién es este personaje que está despierto, esperando y velando y
que despierta a las 10 vírgenes con el clamor de medianoche, cuando el
esposo se acerca a la fiesta de bodas?
Durante años me hice esta pregunta muchas veces y no encontraba una clara
respuesta bíblica para ella. Pero un día, leyendo el evangelio de Marcos, me
sorprendí al encontrar la identidad de este personaje y fue de gran alegría
para mí.
Allí en se nos dice lo siguiente: "Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni
aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre. Mirad, velad y
orad; porque no sabéis cuándo será el tiempo. Es como el hombre que
yéndose lejos, dejó su casa, y dio autoridad a sus siervos, y a cada uno su
obra, y al portero mandó que velase. Velad, pues, porque no sabéis cuándo
vendrá el señor de la casa; si al anochecer, o a la medianoche, o al canto del
gallo, o a la mañana; para que cuando venga de repente, no os halle
durmiendo. Y lo que a vosotros digo, a todos lo digo: Velad". (Marcos 13: 32
al 37).
Sin lugar a dudas podemos decir que aquel que estaba despierto dentro de la
fiesta y dio el clamor de medianoche está representado por el "PORTERO",
del cual Jesús nos habló a través de Marcos. Este portero no es más que un
atalaya o centinela que no se duerme y vela mientras todos dentro de la
iglesia se duermen. A este el día y la hora de la venida del esposo no lo
sorprende ya que estaba en su puesto de guardia en total atención, ante las
señales de la cercanía del esposo a la fiesta de bodas. Por tanto y demás, esta
parábola de Jesús nos está mostrando que dentro de la iglesia habrá un grupo
especial el cual si sabrá el momento exacto de su venida y no será tomado por
sorpresa cuando él llegue como esposo.
Y como dijimos antes, este grupo está representado por el portero que da el
clamor de medianoche, despertando, con su mensaje de alarma, al resto de la
iglesia dormida, la cual está representada por las vírgenes prudentes y las
insensatas de la parábola. Comentando acerca de este pasaje Elena de
White nos advirtió lo siguiente: "Así quedó demostrado que las Sagradas
Escrituras no autorizan a los hombres a permanecer ignorantes con respecto a
la proximidad de la venida de Cristo. Pero los que no buscaban más que un
pretexto para rechazar la verdad, cerraron sus oídos a esta explicación, y las
palabras: 'Mas el día y la hora nadie sabe' seguían siendo repetidas por los
atrevidos escarnecedores y hasta por los que profesaban ser ministros de
Cristo." (Conflicto de los Siglos, p 421).
Son muchos los que refieren al pasaje anterior de (Marcos 13:32) el cual es
paralelo de (Mateo 24:36), el cual dice así: "Pero aquel día y la hora nadie
sabe, ni aún los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre.", para
criticar a los que creen que este tiempo se puede conocer, antes de que suceda
el evento de la Segunda Venida de Cristo. Ellos aducen lo siguiente: "Ya ven
que ni aún el Hijo mismo sabe el día ni la hora, sino solamente el Padre".
Pero ellos no se percatan que en el momento en que Cristo dijo estas palabras
estaba hablando en tiempo presente al decir "nadie sabe". Esto aconteció en
su sermón profético del Monte de los Olivos, antes de su crucifixión, muerte
y resurrección.
Lo que debemos entender aquí es que Cristo fue cien por ciento humano
durante su vida de treinta tres años y medio en esta Tierra. El no hizo nada
empleando sus atributos divinos incomunicables durante su vida terrenal. El
"no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse sino que se despojó
así mismo tomando la forma de siervo, hecho semejante a los hombres ..."
(Filipenses 2:6, 7). De aquí sacamos la conclusión de que por ese motivo
voluntario de no usar sus poderes divinos, para su propio beneficio, y actuar
en desventajas como un segundo Adán, Jesús realmente no conocía, como
humano que era, la fecha para su advenimiento. El, como un segundo Adán
(1 Cor 15:45), tuvo que crecer física, mental y espiritualmente de forma
progresiva. Su maestro fue el Espíritu Santo, a través de las enseñanzas de su
madre, las Sagradas Escrituras y la naturaleza. Y todo esto lo alcanzó por
medio de una vida devocional de permanente comunión con su Padre
Celestial.
Nuestro gran problema consiste en pensar que Cristo no se limitó a usar sus
atributos divinos. Si él hubiera hecho esto le habría dado la razón a las falsas
acusaciones de Satanás, quien decía que Dios era un Juez injusto. Por eso
Cristo debía probar, como un segundo Adán que era, que el ser humano podía
vencer sobre el pecado y la tentación, a través de una íntima y constante
comunión con Dios. Para esto él no podía sacar ninguna ventaja sobre Adán.
Lo más glorioso de su victoria es que El venció, sobre el enemigo, en clara
desventaja con Adán, ya que El nació en un mundo enfermo por el pecado,
4000 años después de la caída del hombre. Entonces como El nunca usó su
omnisciencia, debemos comprender que como cien por ciento humano que
era, en el Monte de los Olivos, cuando pronunció aquellas polémicas
palabras, no podía realmente saber, en aquel instante, el día y la hora de su
venida, porque no era verdad presente para ese momento.
Pero estos hechos no resultaron ser iguales después de terminar su ministerio
terrenal con su muerte en la cruz del Calvario. Cuando El resucitó, este
aspecto cambió totalmente. Jesús resucitó con un cuerpo humano glorificado,
según nos detalla (Lucas 24:39). Después de su resurrección, El retomó todos
sus atributos divinos incomunicables. En este caso, su omnisciencia,
eternidad y omnipotencia, a excepción de su omnipresencia. Este atributo
divino se limitó a usarlo por respeto a la condición humana que había tomado
para vindicar el carácter de Dios ante el universo y rescatar a los hijos de
Adán. Todo esto lo hizo por amor y respeto a la raza humana, de la cual se
hizo miembro y nuestro querido hermano mayor para siempre jamás.
En (1 Timoteo 2:5) se nos dice que: "Hay un solo Dios y un solo mediador
entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre". Allí podemos apreciar la
prueba de que aún El intercede por nosotros, en su condición de hombre.
Desde su ascensión al Cielo, en el año 31 d.C., el escogió ser omnipresente
para siempre, a través del ministerio del Espíritu Santo. Por eso estaría fuera
de contexto decir ahora, después del evento de su resurrección, que el Hijo no
sabe el día y la hora de su venida. Nadie tiene derecho a negar su
omnisciencia divina después de haber resucitado. Evidencia de este hecho
resalta en la respuesta que diera a sus discípulos el día de su ascensión, a los
cielos, desde el Monte de los Olivos. Estos le preguntaron: "Señor,
¿restaurarás el reino de Israel en este tiempo? A lo que él respondió: '-No os
toca a vosotros saber los tiempos o las ocasiones que el Padre puso en su sola
potestad". (Hechos 1:6 y 7).
Allí la pregunta era la misma del Monte de Olivos, presente en Mateo 24, y
tenía que ver con el tiempo en que Dios establecería su reino. En el Monte de
los Olivos, antes de su muerte, Jesús les respondió: "El día y la hora nadie lo
sabe", pero después de su resurrección su respuesta cambia y nos abre otro
horizonte en la interpretación de este pasaje. El dijo: "No os toca a vosotros
saber los tiempos o las ocasiones que el Padre puso en su sola potestad". Al
decir, "No os toca a vosotros" les quiso decir a sus discípulos que ese era un
mensaje que no era verdad presente para su generación. No era para ellos el
conocer los tiempos o períodos proféticos que el Padre había puesto en su
sola autoridad divina.
Ahora si no era para ellos la incumbencia de conocer estos tiempos, ¿a quién
entonces le tocaría conocerlos? De la respuesta dada por Jesús se desprende
el más lógico de los razonamientos posibles, y es el hecho de que si no les
tocaba a ellos saber estos tiempos a alguien entonces le tocaría conocerlos.
Por tanto, si nos dedicamos a analizar estas palabras, sin prejuicios de ningún
tipo, entenderemos que Jesús no quiso decir lo que se le ha querido hacer
decir. Estas palabras no quieren decir que nunca nadie sabrá los tiempos y las
ocasiones que Dios el Padre puso bajo su arbitrio, para la restauración de su
reino. El asunto se nos aclara más cuando logramos entender que los tiempos
proféticos, señalados en la Biblia, en relación a la historia futura de su
pueblo, no eran verdad presente para la generación de los apóstoles a la que
Jesús les estaba hablando en aquellos momentos.
Ellos estaban enmarcados en el mensaje apocalíptico del período profético de
la iglesia de Efeso, que era desde la ascensión de Cristo, en el año 31 d.C.,
hasta el año 100 d.C., con la muerte de Juan, el último de los 12 apóstoles en
morir. La Biblia contenía, desde los días de los apóstoles, muchas profecías
de tiempo que se convertirían, en la medida que avanzara la historia del
mundo, en verdad presente para las generaciones futuras hasta la
consumación final de la historia del pecado en este mundo, con la segunda
venida de Cristo. Por ejemplo, la iglesia del primer siglo no podía
comprender el significado del período profético de 10 días, presente en el
mensaje a la iglesia de Esmirna en (Apoc 2:10). Este versículo preanunciaba
los 10 años de persecución religiosa, iniciada por Diocleciano, en el año 303
d.C., y concluida por el decreto de tolerancia religiosa del emperador
Constantino en el año 313 d.C.
Ellos no podían comprender este tiempo profético, porque no era verdad
presente para sus días. Menos aún podían comprender el tiempo de 1260 años
de supremacía papal, presentes en el libro de Daniel y revelado a Juan en
Apocalipsis. Este período comenzó en el año 538 d.C., y concluyó en el año
1798 d.C. Esta profecía, desde los días de los apóstoles, debía esperar cuatro
siglos más para iniciar su cumplimiento y diecisiete largos siglos para su final
cumplimiento, a dos años de finalizar el siglo XVIII. Tampoco conocían los
tres años y medio del "Reinado del Terror" en Francia, durante el período de
la Revolución Francesa, profetizados en (Apoc 11:9). Esto era así, porque no
era verdad presente para su generación. Tampoco era verdad presente para los
discípulos conocer las fechas que indicaban los eventos del sexto sello de
Apocalipsis.
Tampoco era verdad presente para ellos conocer los tiempos y las ocasiones
de la duración de la quinta y sexta trompeta de Apocalipsis que anunciaban el
control de los árabes y turcos musulmanes sobre Europa, desde el año 1299
d.C., hasta el 1840 d.C. Tampoco era verdad presente para su época saber el
significado de la profecía de las 2300 tardes y mañanas de (Daniel 8:14), la
cual señalaba el inicio del juicio en el santuario celestial el día 22 de octubre
de 1844 d.C. Por tanto, mucho menos era para su generación el hecho de
conocer el día y la hora para el establecimiento del Reino de Dios, durante los
eventos de la Segunda Venida de Cristo a la Tierra. Porque no era verdad
presente para su generación conocer estos tiempos y ocasiones, fue el motivo
por el cual Jesús les dijo: "No os toca a vosotros saber".
Pero esas palabras infieren que si no les tocaba a ellos saber los tiempos y las
ocasiones elegidas por Dios, a alguien le tocaría conocerlos. Entonces de esto
nos debe quedar bien claro que en aquellas palabras de Jesús, a sus
discípulos, en el Monte de la Ascensión, no quiso decir, ni dijo, que no le
tocaba a nadie conocer el tiempo que el Padre puso en su sola potestad. Por
eso la evidencia cronológica de las Sagradas Escrituras afectó notablemente a
Guillermo Miller. Según sus propias palabras, el descubrió que los eventos
predichos, y que se habían cumplido con total exactitud en la historia, se
habían desarrollado dentro de límites de tiempo predeterminados. Esos
eventos se cumplieron en el tiempo exacto que profetizaba el pasaje bíblico.
Por eso él dijo que cuando encontró varios períodos cronológicos, en sus
estudios de la Biblia, que se prolongaban hasta la Segunda Venida de Cristo,
llegó a la conclusión de que esos eran "los tiempos y las ocasiones" que Dios
había revelado a sus siervos. El error de Miller y sus seguidores, como ya he
referido en varias ocasiones, fue el pensar que Cristo volvería a la Tierra el
día 22 de octubre de 1844 d.C. Ellos no se percataron que el acontecimiento
profetizado en (Daniel 8:14), era el inicio del Juicio Celestial, en
cumplimiento de la sexta fiesta de Levíticos 23 y no la venida de Cristo.
Aunque ellos equivocaron el evento, no estaban equivocados en el cálculo del
tiempo del cumplimiento de la profecía. Esa equivocación de los milleritas,
en cuanto al acontecimiento, fue lo que provocó su amargo chasco el 22 de
octubre de 1844.
Todo esto es un ejemplo para nuestra generación, a la que han "alcanzado los
fines de los tiempos". Debemos reconocer lo que la Biblia nos dice en (2
Timoteo 3:16): "Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar..."; y
esta, en ningún tiempo, "fue traída por la voluntad humana", sino que fue
escrita por "santos hombres [...] inspirados por el Espíritu Santo" (2 Pedro
1:21). Por eso debemos valorar cada porción de ella con mucha reverencia y
oración. Y si en ella (la Biblia), llegamos a descubrir algún periodo de tiempo
cronológico, no explicado aún, deberíamos tomarlo en cuenta, con mucha
atención, hasta resolver la incógnita planteada por él. Por lo cual debemos
tener extremo cuidado, porque puede ser que estemos pasando por alto algún
periodo profético en relación con la Segunda Venida de Cristo. Así lo creyó
Miller en sus días, aunque se quedó corto en su predicación, al equivocarse
en la interpretación y la proclamación del evento que había de suceder al final
de los 2.300 días proféticos de Daniel 8.
Elena de White nos habla, en el Conflicto de los Siglos, acerca de la
convicción que tenía Miller: "Así que los que estudian la Palabra de Dios
pueden confiar que encontraran indicado con claridad en las Escrituras el
acontecimiento más estupendo que debe realizarse en la historia de la
humanidad." (Conflicto de los Siglos, cap 19. p 370). De igual manera que
Miller lo creo yo, porque: "Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro
Dios; mas las reveledas nos pertenecen a nosotros y a nuestros hijos para
siempre." (Deut 29:29).
Y si el tiempo de la Segunda Venida de Cristo está revelado en su Santa
Palabra nos corresponde conocerlo a nosotros, quiénes somos la última
generación. Podemos estar seguros de estas palabras: "No hará nada Jehová
el Señor, sin que declare su secreto a sus siervos los profetas." (Amós 3:7). Si
hasta la fecha le ha faltado luz al pueblo de Dios, en torno a este asunto, El
prometió darnos nuevas luces en relación a su Palabra. De seguro su pueblo
recibirá la iluminación necesaria, y actuaremos como el portero de la
parábola de las 10 vírgenes que Jesús mencionó en Marcos 13. Todo esto
debe ser así, "para que aquel día no nos sorprenda como ladrón"; porque "La
senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que
el día es perfecto." (Proverbios 4:18).
CAPITULO 3
El ángel Gabriel había sido enviado a Daniel para que le explicara el punto
que no había logrado comprender en la visión del capítulo octavo, este era en
cuanto al dato relativo al tiempo: "Hasta dos mil y trescientas tardes y
mañanas; entonces será purificado el Santuario." (Daniel 8:14.)
La profecía del capítulo noveno de Daniel tiene total conexión con la del
capítulo octavo por varias razones o evidencias internas que se pueden
apreciar en el contexto de la historia narrada de ambos capítulos. La primera
de estas evidencias está en las palabras del ángel Gabriel cuando dijo:
"Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa
ciudad." La palabra hebrea CHATAK, traducida aquí por "determinadas,"
significa literalmente "descontadas", "cortadas" o "separadas". Gabriel le
declara a Daniel que setenta semanas, que representaban 490 años, según la
regla bíblico-profética día por año, debían ser descontadas, cortadas o
separadas del periodo mayor de 2300 días, porque sería el tiempo
determinado por la providencia divina como gracia para la nación judía de
aceptar la verdad del ministerio de Cristo como el Mesías cuando apareciera
cinco siglos después, durante la época del imperio romano.
¿Pero de dónde fueron descontadas estas 70 semanas o 490 años? Como los
2.300 días son el único período de tiempo mencionado en el capítulo octavo,
deben constituir el período del que fueron descontadas las setenta semanas;
las setenta semanas deben por consiguiente formar parte de los 2.300 días, y
ambos períodos deben comenzar juntos en la misma fecha. El ángel declaró
que las setenta semanas datan del momento en que salió el edicto para
reedificar a Jerusalén.
Otra de las pruebas de que el decreto de Artajerjes era el válido para dar
comienzo al conteo de la profecía, y no el de Ciro, ni el de Darío está en el
hecho de que esta es una profecía mesiánica que anunciaba seis siglos antes,
con total exactitud matemática, la fecha del bautismo y crucifixión de Cristo
"el Mesías Príncipe", como dice Daniel 9:25 y 26. Pero si tomamos como
referencia los dos primeros decretos de Ciro y Darío y hacemos el cálculo
profético de las 70 semanas de años nos faltarían varias décadas para llegar a
la fecha del nacimiento de Cristo, y mucho más para la fecha de su bautismo
y crucifixión.
Por ejemplo, Ciro comenzó a reinar en el año 537 a.C., y en ese año emitió el
decreto de liberación del pueblo judío en Babilonia. Pero, según la regla
profética día por año, "hasta el Mesías Príncipe", debía transcurrir un periodo
de 7 y 62 semanas que sumadas nos daría 69 semanas. Esto sería un total de
483 días, los cuales llevados a años por cada día, como dice (Levíticos 25:8;
Números 14:34 y Ezequiel 4:6), nos daría un total de 483 años proféticos.
Pero cuando tomamos la fecha del decreto de Ciro, que fue el año 537 a.C.,
para usarla en esta profecía, cuando le sumamos 483 años hacia el futuro, nos
llevaría a la fecha del año 54 a.C. Esta fecha es cinco décadas anterior al
nacimiento de Cristo. Por tanto no sirve al propósito de la profecía.
Por tanto, debe quedarnos bien claro que estos tres reyes, al expedir el
decreto y al confirmarlo y completarlo, lo pusieron en la condición requerida
por la profecía para que marcase el principio de los 2.300 años. Tomando el
año 457 a.C., en que el decreto fué completado, como fecha de la orden, se
comprobó que cada especificación de la profecía referente a las setenta
semanas se había cumplido. "Desde la salida de la palabra para restaurar y
edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y
dos semanas"—es decir sesenta y nueve semanas, o sea 483 años. El decreto
de Artajerjes fué puesto en vigencia en el otoño del año 457 a.C. Partiendo de
esta fecha, los 483 años alcanzan al otoño del año 27 de J. C.
Por eso Pedro dijo que "a Jesús de Nazaret: ... Dios le ungió con el Espíritu
Santo y con poder." (Hechos 10:38). Y el mismo Salvador declara: "El
Espíritu del Señor está sobre mí; por cuanto me ha ungido para anunciar
buenas nuevas a los pobres." Después de su bautismo, Jesús volvió a Galilea,
"predicando el evangelio de Dios, y diciendo: Se ha cumplido el tiempo."
(Lucas 4:18; Marcos 1:14, 15).
Las setenta semanas, o 490 años, concedidos a los judíos como nación
depositaria de la verdad presente, debían terminar en el año 34 d.C. Al
rechazar la verdad presente del evangelio de Cristo como Mesías de Dios y
Salvador de la humanidad, la nación judía dejó de ser el pueblo remanente
organizado de Dios. Ahora esta responsabilidad pasaba a la iglesia cristiana
fundada por Cristo, a través de sus apóstoles, para alcanzar con el mensaje de
un Cristo resucitado a todas las naciones de la Tierra. Así se cumplió la parte
final de la profecía de las 70 semanas.
Los que conocen sobre el tema no les sorprende, pero los que lean por
primera vez sobre este asunto, se preguntarán lo siguiente: ¿Cómo es posible
que Cristo haya nacido tres años antes del año 1 de nuestra era cristiana, si es
el año del nacimiento de Cristo lo que marca la división de las eras en nuestro
calendario?
Resulta que el calendario que poseemos y sobre el cual nos guiamos fue
establecido en el año 1582 d.C., por orden del Papa Gregorio XIII. De ahí se
desprende su nombre de calendario gregoriano, el cual no era otra cosa que
una reforma del calendario juliano. Pero cuando se calcularon los años en la
confección de este calendario hubo un error de tres años corridos, en relación
al nacimiento de Jesús. En la realidad histórica Jesús nació tres años antes de
lo que nuestro calendario gregoriano establece. Realmente él nació en el año
4 a.C. Es decir que para que nuestro calendario esté totalmente correcto
debemos correrlo tres años atrás. Pero esto ya es irremediable para datos
históricos, porque habría que corregir todas las fechas de estos 2015 años de
nuestra era cristiana, sumándoles estos tres años corridos o mal calculados.
La Biblia dice que Jesús comenzó su ministerio cuando tenía 30 años de edad
(Lucas 3:23). Nosotros sabemos que él comenzó su ministerio público
cuando fue bautizado por Juan el Bautista en el río Jordán. Pero cómo
arreglar el dato de este pasaje, con la profecía de las 70 semanas de Daniel 9,
que establece las primeras 69 semanas, o 483 años proféticos, en la fecha el
año 27 d.C., para el bautismo de Cristo. Las preguntas lógicas que se
desprenden de aquí son las siguientes: ¿Cómo es posible que Jesús tuviera 30
años de edad en ocasión de su bautismo, si él fue bautizado en el año 27 d.C.,
según la profecía de Daniel? ¿Si él nació en el año 1 d.C., según el calendario
gregoriano, no tendría 27 años en el año 27 d.C?
Para aclarar este asunto, en la mente de los lectores, debemos entender este
error de cálculo en nuestro calendario respecto a la real fecha del nacimiento
de Jesús. Para esto debemos entender que solo hay tres años de diferencia
entre el año 4 a.C., y el 1 a.C. La cuestión de este cálculo aquí radica en el
hecho de que el año 1 se repite dos veces. Es decir que: existe un año 1 antes
de Cristo y un año 1 después de Cristo, ya que como el año cero no existe,
porque es cero, pasaría el periodo de un año entre el 1 a.C. y el 1 d.C. Por
tanto si calculamos que Jesús nació en el año 4 a.C., de nuestro calendario
gregoriano y no en el 1 d.C., como lo establece dicho calendario; entre ambas
fechas existe un margen de error de cálculo de tres años.
Veamos este hecho ahora, paso a paso, para que entiendan mejor. Si tomamos
la fecha del año 27 d.C., y la llevamos al año 1 d.C., tenemos aquí 26 años de
diferencia entre ellas. Si esta fecha del año 1 d.C., la llevamos hacia atrás, al
año 1 a.C., ahí tenemos un año de diferencia más, por lo que ya tenemos una
diferencia de 27 años. Pero sigamos nuestro cálculo. Si al año 1 a.C., lo
llevamos al 2 a.C., tenemos otro año más de diferencia, lo cual nos daría 28
años. Si el 2 a.C., lo llevamos al 3 a.C., tenemos otro año más de diferencia,
lo cual nos daría 29 años desde la fecha del bautismo de Jesús. Y por fin
concluimos nuestro cálculo exitosamente al analizar que hay un nuevo año
desde el 3 a.C., hasta el 4 a.C., el cual sumado a los 29 anteriores nos cerraría
los 30 años de la edad de Cristo, cuando fue bautizado por Juan, en el año 27
d.C., (Lucas 3:23). Así sabemos por la profecía de Daniel 9 que Jesús nació,
según nuestro calendario gregoriano, en el año 4 a.C., y no en el 1 d.C., como
ha sido establecido en la historia secular por dicho calendario.
Por lo tanto, si decimos que Cristo nació tres años después, en el 1 d.C.,
entre ambos habría una separación histórico-cronológica de 3 años. Si como
establece el calendario gregoriano el rey Herodes murió tres años antes de
Cristo nacer, los eventos narrados en (Mateo 2), que hablan del nacimiento de
Jesús en los días de su reinado y la matanza de niños que él desató para
eliminar al niño Jesús, pondrían el mensaje de la Biblia como mentiroso. Pero
la realidad es que Cristo nació en el mismo año en que Herodes murió. Es
decir en el año 4 a.C. Solo así Jesús tendría 30 años, en ocasión de su
bautismo, en el año 27 d.C., como está preanunciado en la profecía de las 70
semanas de Daniel 9, y confirmado por Lucas.
En estas palabras existe un dato revelador para nosotros que nos indica el año
en que sucedió el bautismo de Cristo. Ahora analizaremos, a la luz de esta
conversación, las evidencias bíblicas e históricas que nos llevarán
nuevamente al año 27 d.C., como la fecha del bautismo de Cristo, según la
profecía de las 70 semanas de Daniel 9. Lo primero que debemos demostrar
es que esta conversación aconteció pocos días después que Jesús fue
bautizado por Juan el Bautista en el Jordán. Esto es fácil de comprobar
cuando analizamos el contexto inmediato anterior del capítulo 2 del evangelio
de Juan, donde sucedió aquella memorable conversación. Cuando vamos a
(Juan 1:28 y 29), podemos ver que Juan estaba bautizando en Betábara y allí
llegó a bautizar a Jesús cuando vino a él y pronunció su memorable frase:
"¡He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!". Pero ahora
demostraremos, en el contexto posterior, que solo pasaron unos pocos días,
después del bautismo de Jesús, hasta que tuvo lugar esta conversación con los
judíos en el Templo.
En (Juan 1:35), se nos vuelve a decir que el Bautista repitió la frase: "He aquí
el cordero de Dios". Pero lo importante que debemos destacar aquí es que el
versículo dice que esto fue "al siguiente día.". Pero así vamos avanzando por
el capítulo uno y en el versículo 43 se nos dice que: "Al siguiente día Jesús
quiso ir a Galilea..."; y allí él llamó a Felipe y Natanael a ser sus discípulos.
Pero avanzando un poco más en el capítulo 1, llegamos a su versículo final y
arribamos al versículo 1 del capítulo 2, donde se nos refiere que, al tercer día
de Jesús estar en Galilea, se celebraba una boda en la aldea de Caná, a la cual
Jesús fue con su madre y sus discípulos. Después de esto se nos dice en (Juan
2:12) que: "se quedaron allí no muchos días.". Después de esta corta estadía
regresa a Jerusalén y allí purifica el Templo con el látigo y tiene esta
conversación con los judíos.
En resumen quiero decir que desde el bautismo de Jesús, hasta este momento,
había transcurrido pocos días, dentro del mismo año, hasta que los judíos de
Jerusalén le manifiestan a Jesús, malinterpretando su declaración, que cómo
era posible que él levantara en tres días lo que había costado cuarenta y seis
años en edificarse. Pero el punto a demostrar aquí es que los cuarenta y seis
años que ellos mencionan estaban corriendo en esa ocasión, es decir en el
mismo instante de su debate. La gran mayoría de los lectores de la Biblia al
leer este texto les da por interpretar que ese periodo de construcción del
Templo era un evento del pasado y no que los cuarenta y seis años estaban
corriendo en esa ocasión.
CAPITULO 4
"EL TIEMPO NO SERIA MAS"
"Y el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano al
cielo, y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo y las
cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las
cosas que están en él, que el tiempo no sería más, sino que en los días de la
voz del séptimo ángel, cuando él comience a tocar la trompeta, el misterio de
Dios se consumará, como él lo anunció a sus siervos los profetas."
(Apocalipsis 10: 6 y 7)
Elena de White documenta muy bien esto, en sus escritos, al decir: "Pero el
tiempo señalado había pasado, y el Señor no había aparecido. Los creyentes
sabían que la Palabra de Dios no podía fallar; su interpretación de la profecía
debía estar pues errada; ¿pero dónde estaba el error? Muchos cortaron sin
más ni más el nudo de la dificultad negando que los 2.300 días terminasen en
1844. Este aserto no podía apoyarse con prueba alguna, a no ser con la de que
Cristo no había venido en el momento en que se le esperaba. Alegábase que
si los días proféticos hubiesen terminado en 1844, Cristo habría vuelto
entonces para limpiar el santuario mediante la purificación de la tierra por
fuego, y que como no había venido, los días no podían haber terminado.
Aceptar estas conclusiones equivalía a renunciar a los cómputos anteriores de
los periodos proféticos." (Conflicto de los Siglos, pp 461 y 462).
Resultaría justo aclarar aquí que el término empleado por ella como "los
periodos proféticos" se refiere a los siete periodos o divisiones de la gran
profecía de las setenta semanas y las dos mil trecientas tardes y mañanas,
contenidas en los capítulos 8 y 9 de Daniel.
Veámos estos periodos proféticos de Daniel 8 y 9.
Primer Periodo: Las 2300 tardes y mañanas (Días/Años).
Segundo Periodo: Las 70 semanas de años.
Tercer Periodo: Las primeras 7 semanas de años.
Cuarto Periodo: Las próximas 62 semanas de años.
Quinto Periodo: Las 69 semanas de las 7 más 62 semanas de años.
Sexto Periodo: La mitad de la última semana de años.
Séptimo Periodo: La última semana de siete años.
Elena de White defiende, con total justeza, que el cálculo hecho por Miller de
los periodos proféticos y proclamado por sus seguidores no tenía ningún
error. Partiendo de que la orden para edificar a Jerusalén fue en el año 457
a.C, que era el año séptimo del reinado del rey medopersa Artajerjes, el
periodo de las primeras 7 semanas de años se cumpliría en el año 408 a.C. A
partir de allí correrían las 62 semanas hasta el año 27 d.C. Las 70 semanas
concluirían en el año 34 d.C., y la mitad de esa última semana de años,
transcurrida entre el 27 y el 34 d.C, nos indicaría el año 31 d.C.
Posteriormente los 2300 años que partirían desde la misma fecha del año 457
a.C., nos llevarían al año 1844 d.C.
Podemos decir, con toda seguridad, que tanto los milleritas como nosotros,
los Adventistas del Séptimo Día, no estamos equivocados en cuanto al
cálculo de los periodos proféticos de Daniel 8 y 9. Ellos (los milleritas),
fallaron en su interpretación del evento que aconteció al final de los 2300
años. Nosotros sabemos que este acontecimiento fue el inicio del juicio
investigador el día 22 de octubre de 1844 d.C. La exactitud del cumplimiento
de esta profecía en 1844, no nos permite correr más allá de esa fecha el
cálculo de los periodos proféticos de Daniel 8 y 9. Aquellos que continuaron
calculando nuevas fechas para el cumplimiento de estos periodos proféticos,
estaban totalmente ciegos al pensar que los milleritas se habían equivocado
en cuanto al tiempo, y no en cuanto al acontecimiento. Fue así como
perdieron de vista la verdad del comienzo del juicio investigador y la
existencia del Santuario Celestial. Por eso, en (Apoc 10:6), se les advierte a
ellos con esta frase: "el tiempo no sería más".
Por eso se dice allí que el tiempo no sería más. El tiempo determinado, por la
potestad divina, para comenzar el juicio celestial, era el 22 de octubre de
1844, y nadie estaba autorizado para prolongar esa fecha haciendo nuevos
cálculos de los periodos proféticos de Daniel 8 y 9. Eso y solo eso significa el
mensaje de ese pasaje de Apocalipsis y no lo que hasta aquí se ha
interpretado acerca de él. Por tanto sería incorrecto y arbitrario concluir que
ese pasaje está diciendo que, después de 1844, el pueblo remanente de Dios
no tendrá más mensaje de tiempo que proclamar ante el mundo.
Por ese mismo motivo pudiéramos aplicar el mensaje que diera Georges
Knight, en la matutina escrita en el año 2014, el cual dice así: "Podemos
espigar una lección aquí. A veces, estamos más seguros de una interpretación
particular de la Escritura de lo que tenemos derecho. Necesitamos ser
humildes y hacer nuestra tarea al estudiar la Palabra de Dios." (Georges
Knight. "A Menos que Olvidemos". APIA. 14 de febrero de 2014, p 53).
CAPITULO 6
"En el mes primero, a los catorce del mes, entre las dos tardes, pascua es de
Jehová. Y a los quince días de este mes es la fiesta solemne de los panes sin
levadura a Jehová; siete días comeréis panes sin levadura. El primer día
tendréis santa convocación; ningún trabajo de siervos haréis. Y ofreceréis a
Jehová siete días ofrenda encendida; el séptimo día será santa convocación;
ningún trabajo de siervo haréis. Y habló Jehová a Moisés, diciendo: Habla a
los hijos de Israel y diles: Cuando hayáis entrado en la tierra que yo os doy,
y seguéis su mies, traeréis al sacerdote una gavilla por primicia de los
primeros frutos de vuestra siega. Y el sacerdote mecerá la gavilla de lante de
Jehová, para que seáis aceptos; el día siguiente del día de reposo la mecerá.
Hasta el día siguiente del séptimo día de reposo contaréis cincuenta días;
entonces ofreceréis el nuevo grano a Jehová. De vuestras habitaciones
traeréis dos panes para ofrenda mecida, que serán de dos décimas de efa de
flor de harina, cocidos con levadura, como primicias para Jehová. Y
ofreceréis con el pan siete corderos de un año, sin defecto, un becerro de la
vacada, y dos carneros; serán holocausto a Jehová, con su ofrenda y sus
libaciones, ofrenda encendida de olor grato para Jehová. Ofreceréis además
un macho cabrío por expiación, y dos corderos de un año en sacrificio de
ofrenda de paz. Y el sacerdote los presentará como ofrenda mecida delante
de Jehová, con el pan de las primicias y los dos corderos; serán cosa
sagrada a Jehová para el sacerdote.
Y habló Jehová a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: A los
quince días de este mes séptimo será la fiesta solemne de los tabernáculos a
Jehová por siete días. El primer día habrá santa convocación; ningún
trabajo de siervos haréis. Siete días ofreceréis ofrenda encendida a Jehová;
el octavo día tendréis santa convocación, y ofreceréis ofrenda encendida a
Jehová; es fiesta, ningún trabajo de siervos haréis. Éstas son las fiestas
solemnes de Jehová, a las que convocaréis santas reuniones, para ofrecer
ofrenda encendida a Jehová, holocausto y ofrenda, sacrificio y libaciones,
cada cosa en su tiempo, además de los días de reposo de Jehová, de vuestros
dones, de todos vuestros votos, y de todas vuestras ofrendas voluntarias que
acostumbráis dar a Jehová.
Pero a los quince días del mes séptimo, cuando hayáis recogido el fruto de la
tierra, haréis fiesta a Jehová por siete días; el primer día será de reposo, y el
octavo día será también día de reposo. Y tomaréis el primer día ramas con
fruto de árbol hermoso, ramas de palmeras, ramas de árboles frondosos, y
sauces de los arroyos, y os regocijaréis delante de Jehová vuestro Dios por
siete días. Y le haréis fiesta a Jehová por siete días cada año; será estatuto
perpetuo por vuestras generaciones; en el mes séptimo la haréis. En
tabernáculos habitaréis siete días; todo natural de Israel habitará en
tabernáculos, para que sepan vuestros descendientes que en tabernáculos
hice yo habitar a los hijos de Israel cuando los saqué de la tierra de Egipto.
Yo Jehová vuestro Dios. Así habló Moisés a los hijos de Israel sobre las
fiestas solemnes de Jehová."
(Levíticos 23: 5 al 44)
1 PASCUA: 14 de NISAN. (Marzo o Abril), leer (Ex 12: 1-14; Lev 23: 5;
Luc 22: 13, 14 y Jn 2: 13).
Todos sabemos que la Biblia no se contradice. Por tanto, nosotros los seres
humanos, no estamos autorizados para negar un claro "Así dice Jehová". La
pregunta que ahora deberíamos hacernos, después de haber analizado estas
citas bíblicas, en armonía con el Espíritu de la Profecía, es la siguiente: ¿Qué
sucede en cuanto a la última o séptima fiesta de la lista ceremonial de
Levíticos 23?
El añade aún más: "Al escribir el día 6 de octubre, el día que finalmente
aceptó la fecha del 22 de octubre, Miller exclamó, en el artículo de tapa de El
Clamor de Medianoche del 12 de octubre. 'Veo una gloria en el séptimo mes
que nunca antes vi. Aunque el Señor me había mostrado la relevancia típica
del séptimo mes hace un año y medio [el artículo de mayo de 1843], sin
embargo no me di cuenta de la fuerza de los caracteres [...] Gracias al Señor,
oh mi alma. Benditos sean el hermano Snow, el hermano Storrs y los demás
por su intervención para abrirme los ojos. Casi estoy en casa. ¡Gloria!
¡Gloria!!! Veo que el tiempo es correcto [...]".(Ibid. 24 de Enero 2014, página
32).
Elena de White, comentando este pasaje, nos dice lo siguiente: "No obstante,
a pesar de no haber sido dado a los profetas que comprendiesen enteramente
las cosas que les fueron reveladas, procuraron con fervor toda la luz que Dios
había tenido a bien manifestar[...]¡Qué lección para el pueblo de Dios en la
era cristiana, para cuyo beneficio estas profecías fueron dadas a sus siervos!
[...]Considerad a esos santos hombres de Dios que'buscaron e inquirieron
diligentemente' tocante a las revelaciones que les fueron dadas para
generaciones que aún no habían nacido." (Conflicto de los Siglos. Capítulo
20, p 393).
Elena de White predicó el mensaje que Cristo le confió, aún cuando ella
misma no comprendió cabalmente su pleno significado. La razón de esto es
que no era para su generación el mensaje de la cosecha, presente en el
cumplimiento antitípico de la fiesta de los Tabernáculos. Ellos se quedaron
solamente con la luz acerca del cumplimiento del acontecimiento y tiempo de
la fiesta del día de la Expiación. En este caso, el día 10 del mes séptimo, al
final del periodo de 2300 tardes y mañanas de (Daniel 8: 14). Es decir, el día
22 de octubre de 1844.
"Entramos todos juntos en la nube y pasamos siete días subiendo hasta llegar
al mar de vidrio. Jesús trajo las coronas y con su propia mano las colocó
sobre nuestras cabezas. Nos entregó arpas de oro y palmas de victoria."(1TI p
64).
Quisiera pedirle de favor, a quienes lean lo escrito hasta aquí que dejen todo
preconcepto y prejuicio a un lado, y que con una mente abierta analicen cada
detalle aquí presentado con un espíritu de oración, para que Dios pueda
iluminarnos más sobre este asunto. Nos resultará muy interesante leer esta
cita que Elena de White escribió en el año 1900 y de la cual ella no logró
entender lo que escribía, en aquel momento, con toda la profundidad de su
significado. Esta cita dice así: "Ahora debe darse en todas partes del mundo
el mensaje del ángel que sigue al tercero. Debe ser el mensaje de la cosecha,
y toda la tierra será iluminada con la gloria del Señor." (Carta 86, 1900; EUD.
p 177. APIA).
Debemos tener cuidado si no estamos dando en todas partes del mundo este
mensaje del cuarto ángel que sigue al tercero y que es el mensaje de la
Cosecha o Tabernáculos. Cuando llegamos a estudiar todo el capítulo 14 de
Apocalipsis, detenidamente, nos podemos percatar que este cuarto ángel, que
proclama la hora de la Cosecha o Siega, presenta, en su mensaje, el mismo
patrón y secuencia de los tres ángeles anteriores a él. Pero como movimiento
solo hablamos y enfatizamos sobre el mensaje de los 3 ángeles, Pero
lamentablemente el mensaje del cuarto ángel, que es el de la Cosecha, ha sido
pasado por alto.
Nosotros, los adventistas, sabemos muy bien que cada ángel de este capítulo
representa a un movimiento organizado, bajo la inspiración del Espíritu
Santo, con un mensaje llevado, con todas las energías, a escala global. Por
tanto, este cuarto ángel, que proclama la hora de la siega o cosecha, repite el
mismo patrón bíblico de los tres que le anteceden. Al mensaje del primer
ángel se le suma el del segundo y el tercero en su proclamación, por lo que
los tres constituyen una unidad. Pero allí no acaba todo, ya que aparece un
cuarto ángel que se suma a la proclamación mundial con el mensaje de la
hora de la cosecha. Pero el punto más llamativo de este mensaje, del cuarto
ángel, es que en él aparece el factor tiempo, mencionado con la misma
fraseología gramatical presente en el mensaje de tiempo anunciado por el
primer ángel.
"No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido
para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que
pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que
todo se haya cumplido. De manera que cualquiera que quebrante uno de estos
mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será
llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe,
éste será llamado grande en el reino de los cielos. Porque os digo que si
vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis
en el reino de los cielos." (Mateo 5:17 al 20). (El énfasis es mío).
Por tanto, resulta totalmente lógico suponer que el apóstol Pablo nos está
hablando de las fiestas incumplidas del periodo otoñal. Y como sabemos
estas representan los eventos de la Segunda Venida de Cristo a la Tierra. ¿Por
qué podemos arribar a esta conclusión? Todo nos resultará fácil si
comprendemos que las primeras cuatro fiestas primaverales se habían
cumplido en el año 31 d.C. Nosotros sabemos, por la profecía de las setenta
semanas, que la conversión del apóstol Pablo del judaísmo al cristianismo
aconteció tres años y medio después de la muerte, resurrección y ascensión
al Cielo de Cristo. Esto sucedió en el año 34 d.C., poco después del
apedreamiento de Esteban. Pero analizando el contexto histórico de la carta
del apóstol Pablo a los colosenses, todo parece indicar que la fecha de su
confección fue entre el año 60 y 61 d.C.
Así podemos calcular que desde la muerte Cristo, en el año 31 d.C., hasta
esta fecha habían transcurrido unos 30 años. Por tanto las cuatro fiestas
primaverales ya hacía tres décadas que se habían cumplido. Y esto es muchos
años antes de que el apóstol escribiera sobre este asunto a la iglesia de
Colosas. Por tanto y demás él no podía estar hablando de su cumplimiento
futuro ya que él estaba consciente de su cumplimiento en el pasado, como lo
había expresado en su carta a la iglesia de Corinto, (1 Cor 5:7; 15:23).
Cuando habla a los colosenses él les dice: "Todo esto es sombra de lo que ha
de venir".(Col 2:17). Esto nos indica que si Pablo escribió esta carta en el año
60 o 61 d.C., no está hablando de las fiestas primaverales cuya sombra se
había hecho realidad en el año 31 d.C.
El, mejor que nadie, sabía de este asunto y por esa razón el contexto nos da
ha entender que estaba hablando del cumplimiento futuro de la realidad
antitípica de las fiestas otoñales. Por tanto podemos concluir que él estaba
hablando del cumplimiento, en el porvenir, de las tres últimas fiestas y de los
cuatro sábados ceremoniales de la lista de Levíticos 23. En sus días, las
cuatro primeras fiestas primaverales, con sus tres sábados ceremoniales, no
eran sombra de nada, porque su realidad antitípica se había cumplido treinta
años atrás. El estaba totalmente conciente de que las tres últimas fiestas
otoñales, con sus cuatro sábados ceremoniales, seguían siendo "sombra" de la
realidad antitípica futura. Todo esto resulta razonable, porque en sus días no
se había cumplido ninguna de ellas.
Desde los días del apóstol Pablo, hasta el tiempo presente, solo se han
cumplido dos de ellas, en cuanto a su acontecimiento y tiempo. Estas son la
fiesta de las Trompetas y la del día de la Expiación. Por lo cual ellas ya no
son sombra de nada desde que empezaron a cumplirse, en época de Miller, al
encontrarse con su realidad antitípica, en cuanto al acontecimiento y el
tiempo preanunciado en su ritual simbólico de Levíticos 23. Estas se
cumplieron desde que Miller aceptó y comenzó a proclamar a viva voz la
fecha del 22 de octubre de 1844, como el tiempo del cumplimiento de la
profecía de las 2300 tardes y mañanas.
Desde que Dios le diera a Israel las leyes rituales de Levíticos 23, en época de
Moisés, ellos han celebrado, por más de 3500 años, de forma ininterrumpida,
estas fiestas. Por tanto no existe duda de que el 22 de octubre de 1844 d.C.,
era la fecha exacta que coincidía con el día 10 del mes séptimo del
Calendario Hebreo. Y en ese día todos los judíos karaitas celebraban en el
mundo el día del Yom Kippur. Al Snow presentar estas razones y la mayoría
de los milleritas aceptarlas como la verdad, comenzó una proclamación
poderosa de este mensaje entre ellos, pero faltaba que Miller se uniera como
líder del movimiento en la proclamación del mensaje del séptimo mes.
Al Miller ver que todo era razonable y que la mayoría aceptó los
razonamientos de Samuel Snow decidió unirse a ellos en la proclamación. La
fiesta anterior al día de la Expiación, es decir la de las Trompetas, se
celebraba diez días antes del inicio del día de la Expiación. Es decir el día
primero del mes séptimo. Y en el año 1844 debía celebrarse la fiesta de las
Trompetas el día 12 de octubre, el cual era diez días antes del 22. Lo curioso
en todo esto es que este fue el día en que Miller finalmente anunció en
público, a través de "El Clamor de Medianoche", la aceptación de la fecha del
22 de octubre. Así no los cuenta Georges Knight en la matinal del 2014 de la
siguiente manera:
"Al escribir el día 6 de octubre, el día que finalmente aceptó la fecha del 22
de octubre, Miller exclamó, en el artículo de tapa de El Clamor de
Medianoche del 12 de octubre. 'Veo una gloria en el séptimo mes que nunca
antes vi. Aunque el Señor me había mostrado la relevancia típica del séptimo
mes hace un año y medio [el artículo de mayo de 1843], sin embargo no me
di cuenta de la fuerza de los caracteres[...]Gracias al Señor, oh mi alma.
Benditos sean el hermano Snow, el hermano Storrs y los demás por su
intervención para abrirme los ojos. Casi estoy en casa.¡Gloria!¡Gloria!!! Veo
que el tiempo es correcto[...]".(Ibid. 24 de Enero 2014, página 32).
Por tanto, el 12 de octubre de 1844 era un día antitípico en el calendario
profético de Dios. Ya que al unirse Miller a la proclamación de la fecha del
22 de octubre y ser esto publicado para todos los milleritas, en una de las
páginas oficiales del movimiento, un día 12 de octubre, se estaba cumpliendo
en acontecimiento y tiempo el ritual simbólico de la fiesta de las Trompetas,
la cual debía celebrarse diez días antes de la del día de la Expiación, o Yom
Kippur; la cual, en 1844, debía caer un día 22 de octubre. Así en octubre de
1844 se cumplían las dos primeras fiestas de otoño del calendario profético y
ritual presente en Levíticos 23.
Pero aún nos queda una fiesta que no se ha cumplido en su realidad antitípica
y la cual todavía es sombra de lo que ha de venir. Esta es la séptima y última
de todas, llamada la de las Enramadas, Sukkot, Cosecha o Tabernáculos.
Esta, como anteriormente hemos dicho, debía celebrarse entre los días 15 y
22 del séptimo mes como lo estipula (Lev 23:33-43). Pero todos sabemos que
esta solo se encontrará con su realidad o antitipo en el momento de la
Segunda Venida de Jesús al mundo, para efectuar la cosecha o siega de su
pueblo, según lo indica (Apoc 14:14-16).
Para esto debemos actuar como lo hizo Samuel Snow en el pasado. Debemos,
como él, seguir la lógica del pensamiento de Miller, publicada en las
Revistas Señales de los Tiempos y el Clamor de Medianoche, entre los días
17 de mayo de 1843 y el 22 de febrero de 1844. Todo esto lo podemos
alcanzar si recordamos y reclamamos la promesa del Señor que dice: "Las
cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios, pero las reveladas son para
nosotros..." (Deut 29:29).
CAPITULO 7
Hemos tomado la cita anterior, para encabezar este capítulo, porque es muy
importante que entendamos cuál era la creencia general del mundo cristiano
antes de 1844. Debemos notar que este fue un libro hecho en Cuba, por una
editorial no cristiana. Desde el año 1959 la educación en Cuba ha estado
basada sobre los principios ateos materialistas de la filosofía Marxista.
Pero resulta curiosa la publicación de este libro, donde se expresan las dudas
de Darwin en cuanto a sus teorías y dónde, en sus páginas, el autor hace
énfasis en que el libro favorito de Darwin, el que lo acompañaba día y noche,
era "El Paraíso Perdido". ¿Por qué decimos esto? Por la sencilla razón de que
esta cita, de una editorial ateo materialista, como la cubana, reconoce que la
creencia general del mundo cristiano, hasta mediados, y porque no hasta
finales del siglo XIX, era que nuestro mundo solo tenía unos 6000 años de
creación.
A la luz de la Biblia podemos asegurar que no existe brecha alguna entre las
cronogenealogías de Génesis 5 y 11.
Acerca de este asunto nos habla George Knight, al citar lo que escribiera el
propio Miller: "No puedo menos que considerar que la porción cronológica
de la Biblia es una porción de la Palabra de Dios, y tiene tanto derecho a
nuestra consideración como cualquier otra porción de las Escrituras[...]Como
Dios no nos daría una revelación inútil, considere que esta nos guiaría al
tiempo en que podríamos buscar con confianza la venida de Cristo." (G. R.
Knight. "A Menos que Olvidemos". APIA 2014, 8 de Enero, p 16).
Otros han dicho que fue influenciada por la nota al pie de la página de la
Biblia inglesa King James Version, la cual decía que Adán había sido creado
por Dios un día 23 de octubre del 4004 a.C., a las 9.00 de la mañana. Aunque
el día y el mes parecen muy arbitrarios, para la mayoría del mundo cristiano,
nosotros, los Adventistas del Séptimo Día, sabemos sobradamente que esta
opinión no es del todo descabellada. Nosotros sabemos que según la profecía
de los capítulos 8 y 9 de Daniel, la cual nos habla de las 2300 tardes y
mañanas y las 70 semanas, que Cristo nació en el año 4 a.C.
En la primavera del año 31 d.C., tres años y medio, después de Cristo ser
bautizado en el otoño del año 27 d.C., el murió como cordero pascual, en
cumplimiento de la fiesta de la Pascua un día 14 de Nisán. Por todos estos
cálculos tan exactos que poseemos, basados en Daniel 8 y 9, es que podemos
asegurar que el comentario al pie de la página de la King James Version no es
descabellado. Nosotros hemos señalado en las páginas del Comentario
Bíblico Adventista como la fecha más probable del nacimiento de Cristo el
día 19 de octubre del año 4 a.C. Por lo cual podemos asegurar que tanto
Ussher como Lightfood no estaban errados en sus cálculos y comentarios.
Por tanto no podemos ser absolutos en decir que Elena de White estaba
hablando de 4000 y 6000 años aproximados y no literales. Para entender
correctamente lo que ella quiso decir debemos hacer un análisis contextual de
sus escritos. Si somos totalmente sinceros debemos reconocer que ella se
estaba refiriendo a 4000 y 6000 años literales y no aproximados. El contexto
de lo escrito por ella deja bien establecida la literalidad de sus palabras en
cuanto a la cifras de estos periodos de años. Analicemos dos de estas citas a
continuación:
"Durante seis mil años, la obra de rebelión de Satanás 'hizo temblar la tierra.'
El 'convirtió el mundo en un desierto, y destruyó sus ciudades; y a sus
prisioneros nunca los soltaba, para que volviesen a casa.' Durante seis mil
años, su prisión [la tumba] ha recibido al pueblo de Dios, y lo habría tenido
cautivo para siempre, si Cristo no hubiese roto sus cadenas y libertado a los
que tenía presos". (El Conflicto de los Siglos, pp 717, 718).
Pero lo cierto en todo esto es que ella presenta como un hecho pasado que
fueron 6000 años de pecado. Ella utiliza el tiempo verbal en pasado, ubicada
en un contexto futuro que aún no se ha cumplido y asegura que, durante seis
milenios el maligno adversario de Dios, "hizo temblar la Tierra". Además de
este momento ella es llevada por Dios en visión a un tiempo que está más en
el futuro. Este contexto se desarrollará en esta Tierra y ante el universo
celestial, durante la consumación final del pecado y los pecadores, cuando
concluya el conflicto cósmico entre Satanás y Cristo después del milenio.
Ella describe estos hechos del futuro en el siguiente lenguaje: "La obra de
Satanás ha terminado para siempre. Durante 6000 años obró a su gusto,
llenando la Tierra de dolor y causando penas por todo el universo. Toda la
creación gimió y sufrió en angustia. Ahora las criaturas de Dios han sido
libradas para siempre de su presencia y de sus tentaciones." (Conflicto de los
Siglos, pp 731, 732). Todas estas citas de Elena de White no ofrecen lugar a
dudas de la literalidad de los 6000 años de pecado, ya que no es su opinión la
que está primando en ellas. En esas citas se establece bien claro que ella solo
está describiendo lo que Dios le mostró en visión, posicionada desde dos
momentos distintos en el porvenir.
CAPITULO 8
Anteriormente hicimos referencia que Des Vignolles dijo que él conocía más
de 200 cronologías de la Biblia para probar este hecho. A pesar de esto no se
ha logrado llegar a un consenso. La más popular y aceptada de todas estas
cronogenealogías es la establecida por el arzobispo irlandés James Ussher en
el siglo XVII. El autor de este libro fue bautizado en el año 1996, y desde los
primeros meses de ser bautizado oyó hablar sobre este asunto y se interesó en
su estudio.
Para iniciar este cálculo será necesario comenzar a partir de una fecha harto
probada y conocida en el mundo ya que ha sido muy citada por un alto
sinnúmero de fuentes históricas. Esta es la fecha de la destrucción de
Jerusalén, en época del imperio neobabilónico de Nabucodonosor II. Unas de
las fuentes más reconocidas es la famosa Enciclopedia Judaica Jerusalén. En
el tomo 6, página 1038 y en el tomo 15, página 946 de ella se explica que la
rendición de Jerusalén ante el ejército caldeo ocurrió el día 16 de marzo del
año 597 a.C. También dice que fue en el año 586 a.C., cuando Nabuzaradán,
general babilónico de Nabucodonosor, fue el encargado de destruir la ciudad
y el Templo.
Ustedes se preguntarán con cierta razón el por qué nos detenemos en el rey
Salomón y no continuamos con David, Saúl, etc. Por la sencilla razón de que
para nuestro interés no hace falta calcular más allá del reinado de Salomón,
porque la Biblia contiene un versículo clave que nos enlaza cronológicamente
las fecha del reinado de Salomón con la del Exodo, en época de Moisés. Por
tanto, se puede pasar por alto nuestro cálculo cronológico dando un salto de
casi 500 años con la ayuda de este versículo clave tan preciso. Este
importante versículo dice así: "En el año cuatrocientos ochenta después que
los hijos de Israel salieron de Egipto, el cuarto año del principio del reino de
Salomón sobre Israel, en el mes de Zif, que es el mes segundo, comenzó él a
edificar la casa de Jehová.(1 Reyes 6:1)".
22 ADAN:(930 Años): 4004 al 3074 a.C., (Gén 5:3 al 5).Tuvo a Set a los 130
Años.
23 SET:(912 Años): 3874 al 2962 a.C., (Gén 5:6 al 8). Tuvo a Enós a los 105
Años.
24 ENOS:(905 Años): 3769 al 2864 a.C., (Gén 5:9 al 11). Tuvo a Cainán a
los 90 Años.
25 CAINAN:(910 Años): 3679 al 2769 a.C., (Gén 5:12 al 14). Tuvo a
Mahalaleel a los 70 Años.
26 MAHALALEEL:(895 Años): 3609 al 2714 a.C., (Gén 5:15 al 17). Tuvo a
Jared a los 65 Años.
27 JARED:(962 Años): 3544 al 2582 a.C., (Gén 5:18 al 20). Tuvo a Enoc a
los 162 Años.
28 ENOC:(365 Años): 3382 al 3017 a.C., (Gén 5:21 al 24). Tuvo a
Matusalén a los 65 Años.
29 MATUSALEN:(969 Años): 3317 al 2348 a.C., (Gén 5:25 al 27). Tuvo a
Lamec a los 187 Años.
30 LAMEC:(777 años): 3130 al 2353 a.C., (Gén 5:28 al 31). Tuvo a Noé a
los 182 Años.
31 NOE:(950 Años): 2948 al 1998 a.C., (Gén 5:32; 9:28).
A partir de este momento detendremos este cálculo cronogenealógico con el
objetivo de aclarar una aparente contradicción bíblica. De ignorar ese
pequeño detalle seríamos arrastrados a un error de dos años en nuestro
cómputo cronogenealógico. Esto debemos destacarlo, porque libro de
Génesis nos dice lo siguiente: "Y siendo Noé de quinientos años, engendró a
Sem, a Cam y a Jafet." (Gén 5:32). Pero cuando vamos a la cronología del
Diluvio podemos encontrar que este sucedió cuando Noé tenía 600 años de
edad.
Veamos que nos dice de esto la Biblia: "El año seiscientos de la vida de Noé,
en el mes segundo, a los diecisiete días del mes, aquel día fueron rotas todas
las fuentes del grande abismo, y las cataratas de los cielos fueron abiertas".
(Gén 7:11).
Pero nosotros sabemos que esto no sucedió así. Nosotros sabemos que si los
hijos de Noé hubieran sido de parto gemelo o trillizo la Biblia lo hubiera
dicho. Sin dudas ellos tres no nacieron cuando Noé tenía 500 años de edad. Si
esto fuera cierto sería una contradicción del mismo Moisés, con lo que
escribió seis capítulos después, es decir en (Génesis 11:10). Por es motivo
debemos demostrar entonces que este pasaje es una aparente contradicción de
lo que dice (Génesis 5:32).
Esto resulta fácil de responder. Lo que este pasaje está diciendo no es que sus
tres hijos nacieron en el mismo año, sino que es una manera de decir que que
Noé tenía 500 años de edad cuando comenzó a tener a sus tres hijos. El solo
pensamiento lógico nos lleva a la conclusión de que es imposible de que
alguien pueda tener tres hijos en doce meses, cuando una mujer concibe a los
nueve meses, si estos no son obra de un parto trillizo, o un parto gemelar más
otro sencillo. Si este fuera el hecho la Biblia lo hubiera hecho notar como en
el caso del parto gemelar de Jacob y Esaú.
"Y siendo Noé de quinientos años, engendró a Sem, a Cam y a Jafet." (Gén
5:32).
"Taré vivió setenta años, y engendró a Abram, a Nacor y a Harán." (Gén
11:26).
Es decir que Taré comenzó a tener a sus tres hijos, cuando él contaba con 70
años de edad, y no que estos tres le nacieron cuando él tenía esa edad. Abram
en esta historia no era el hermano mayor, sino que era el primogénito
espiritual de Taré en la línea genealógica de Dios. Abram realmente nació
cuando su padre Taré contaba con 130 años de edad y no 70. A partir de este
momento ustedes se preguntarán que de dónde yo saco este dato. Un cálculo
sencillo, analizando la evidencia interna de la Biblia nos dará una clara
respuesta de este asunto. La prueba bíblica de que Abram nació cuando su
padre tenía 130 años comienza a dárnosla Esteban en el libro de Hechos de
los Apóstoles.
Veamos que narra este diácono bajo la inspiración de Dios y lleno del
Espíritu Santo.
"Y fueron los días de Taré doscientos cinco años; y murió Taré en Harán."
(Gén 11:32). Según Esteban, después de morir Taré es que Abraham
abandona Harán. Pero la Biblia nos dice que Abraham tenía 75 años cuando
sucedió este acontecimiento y lo narra así: "Pero Jehová había dicho a
Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra
que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y
engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren,
y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias
de la tierra. Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y era
Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán. Tomó, pues,
Abram a Sarai su mujer, y a Lot hijo de su hermano, y todos sus bienes que
habían ganado y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para
ir a tierra de Canaán; y a tierra de Canaán llegaron. " (Gén 12:1 al 5).
Por tanto resulta imposible que Abraham hubiese nacido cuando Taré su
padre tenía 70 años de edad, según lo narra (Génesis 11:26), si él tenía 75
años de edad cuando Dios lo llama después que su padre murió con 205 años
en Harán. Para sacar el cálculo correcto y aclarar el asunto debemos
comparar los pasajes bíblicos de (Hech 7:3 y 4, con Gén 11:32 y 12:4).
Esteban nos narra que Abraham salió de Harán cuando su padre Taré murió.
Este, según Moisés, tenía 205 años de edad al morir, y Abraham tenía 75
años cuando sale de Harán. Por tanto, para que Abraham tuviera 75 años
cuando su padre murió, un simple cálculo de resta matemático de 205 menos
75 nos daría 130 años.
Así sabemos que esta era la edad que tenía Taré cuando su hijo Abraham
nació. Es decir Abraham nació cuando su padre tenía 130 años y no 70. Por
tanto, el texto de (Génesis 11:26) quiere decir que Taré tenía 70 años cuando
empezó a tener a sus hijos, y no que los tres nacieron cuando él tenía esa
edad. Porque de ser cierto esto Abraham tendría 135 años de edad cuando su
padre murió, y no 75 como lo dice (Génesis 12:4). Esto es imposible, porque
aun no tenía ni a su sierva Agar, estando en Harán, ni a su hijo Ismael, quién
le nació cuando él tenía 86 años; y mucho menos a Isaac, que nació 14 años
después cuando Abraham tenía 100 años de edad.
Por tanto para que Abraham tuviera 75 años cuando su padre Taré tenía 205,
años a la hora de su muerte, Abraham tenía que haber nacido cuando su
progenitor contaba con 130 años de edad y no con 70 como dice (Génesis
11:26). Y de ser cierto que Abraham nació cuando su padre tenía 70 años,
entonces tendría 135 años a la hora de su muerte. Esto resulta imposible
porque Abraham no tenía hijos estando aún en tierra de Harán, y sus hijos
Ismael e Isacc le habían nacido cuando él contaba con la edad de 86 y 100
años, y esto fue estando ya en tierra de Canaán y no en Harán. Por tanto
como la Biblia no tiene contradicciones, sino aparentes contradicciones,
debemos resolver este asunto entendiendo que en este pasaje bíblico sucede
lo mismo que había acontecido en el de (Génesis 5:32), con respecto al
nacimiento de los tres hijos de Noé.
Entonces debemos entender que el nacimiento de Abraham aconteció
entonces cuando su padre contaba con 130 años de edad y no con 70. De esta
forma logramos recuperar 60 años que se nos perderían en nuestro cálculo
cronogenealógico de los 4000 años transcurridos desde la creación de Adán
hasta el nacimiento virginal de Cristo. Ahora, después de haber comprobado
este hecho, podemos seguir con nuestro cálculo en las cronogenealogías
bíblicas, para ver si podemos establecer la literalidad de los 4000 años,
transcurridos desde la creación de Adán, en el año 4004 a.C., hasta el
nacimiento de Jesús, en el año 4 a.C.
Este pasaje bíblico nos ubica en dos fechas exactas de la historia de la nación
de Israel y a la vez nos expresa la cantidad de años exacta que transcurrió
desde una fecha hasta la otra. Estas fechas son el cuarto año del reinado de
Salomón y la fecha del Exodo de Israel de la tierra de Egipto. Ese texto
bíblico lo podemos encontrar en el primer libro de los reyes de Israel y Judá
en el capítulo 6, versículo 1, y dice así: "En el año cuatrocientos ochenta
después que los hijos de Israel salieron de Egipto, el cuarto año del principio
del reino de Salomón sobre Israel, en el mes de Zif, que es el mes segundo,
comenzó él a edificar la casa de Jehová" (1 Reyes 6:1).
Como anteriormente calculamos los años de reinado de los reyes de Judá,
desde la fecha de la destrucción de Jerusalén, en el periodo de Sedequías,
hasta el reinado de Salomón; llegamos a la conclusión de que Salomón
comenzó su reino en el año 1020 a.C. Esto lo hicimos tomando como fecha
de referencia el año de la destrucción de Jerusalén. Este año está muy bien
probado en la historia y todos concuerdan totalmente que fue el 586 a.C. Así,
a partir de esta fecha, siguiendo el cálculo histórico en la línea de los reyes de
Judá, llegamos al reinado de Salomón que serían cuarenta años desde el año
1020 a.C., hasta el 980 a.C.
Si tomamos como referencia el dato que nos brinda el escritor de (1 Rey 6:1),
entonces sabemos que transcurrió un tiempo de 480 años, desde el cuarto año
del reinado de Salomón, el cual sería el año 1016 a.C., hasta el Exodo de
Israel de Egipto. Este cálculo nos llevaría al año 1496 a.C., como la fecha de
la salida de la nación hebrea de la tierra de Egipto. Así, de forma muy fácil,
ubicamos la tan controvertida fecha del Exodo. Esto solo lo hemos logrado a
través de la evidencia interna de la Biblia y de un dato preciso de la historia,
como es sin dudas la fecha de la destrucción de Jerusalén.
Ellos piensan que este fue el tiempo transcurrido desde la llegada de Jacob
con su familia a la tierra egipcia, hasta la liberación de la nación israelita
durante los eventos del Exodo.
Pero esta es una opinión errada. Si calculamos que Isaac nació en el año 1896
a.C., y llegó a tener por hijo a Jacob, en el año 1836 a.C., cuando contaba con
60 años de edad, según el pasaje de (Gén 25:26); por tanto el año en el cual
Jacob llegó a la tierra de Egipto fue el 1706 a.C. Esto lo podemos saber ya
que él le dijo al Faraón que tenía 130 años de edad cuando arribó a la tierra
del Nilo (Gén 47:8, 9).
Entonces podemos decir que si el Exodo sucedió en el año 1496 a.C., cuando
hacemos un cálculo en la diferencia de años entre esta fecha y la de la llegada
de Jacob y sus hijos a la tierra de Egipto, para reunirse con José en el año
1706 a.C., nos da tan solo una cifra de 210 años. Este fue el tiempo en que los
descendientes de Jacob moraron en la tierra Egipcia y no 400 años como
muchos suponen. Y realmente el periodo de opresión insoportable para el
pueblo de Israel fueron los últimos 80 años de su estadía en Gosén, a partir
del nacimiento de Moisés. Esa era la edad de Moisés cuando salieron de
Egipto. Según la Biblia, él estuvo 40 años en Egipto, 40 en Madián, y
después 40 años en el desierto (Exo 7:7; Hch 7:23, 30, 36).
Los 400 años realmente comienzan a correr a partir de los días de Abraham
que fue a quién Dios le señaló la promesa anunciada en (Gén 15:13 al 16). En
ese pasaje bíblico aparecen dos frases claves que debemos analizar para
poder comprender el número de 400 años, desde el inicio hasta el fin, para no
dar margen al error que muchos comenten al interpretar esta cifra. Estas
frases son las siguientes: "TU DESCENDENCIA" Y "TIERRA AJENA".
Pero para esto debemos comprender que Dios le está dando aquí a Abraham
una promesa personal. El le está diciendo a su siervo: "...Ten por cierto que tu
descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida
cuatrocientos años". (Gén 15:13).
Por tanto, los 400 años deben empezar a contarse a partir de la descendencia
de Abraham. En este caso a partir del nacimiento de Isaac, porque este era el
hijo de la promesa y no Ismael que era el hijo que simbolizaba la esclavitud y
la carne. La Biblia deja bien establecido que la verdadera descendencia de
Abraham era Isaac de la siguiente manera: "Entonces dijo Dios a Abraham:
No te parezca grave a causa del muchacho y de tu sierva; en todo lo que te
dijere Sara, oye su voz, porque en Isaac te será llamada descendencia."(Gén
21:12). "Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que
había recibido las promesas ofrecía su unigénito, habiéndosele dicho: En
Isaac te será llamada descendencia."(Heb 11:18).
Por tanto, si tenemos el año 1896 a.C., como la fecha del nacimiento de Isaac,
cuando Abraham contaba con 100 años, entonces los 400 años, a partir del
nacimiento de este hijo de la promesa, nos llevarían al año 1496 a.C. Esto
resulta emocionante e impresionante ya que estos cálculos nos cierran a la
perfección el periodo de 4000 años transcurridos desde la creación hasta el
nacimiento de Cristo. Esto nos demuestra también que la fecha que
calculamos para el Exodo en nuestros dos conteos cronogenealógicos
anteriores es totalmente correcta. Los dos textos claves utilizados en nuestro
cálculo, en este caso (1 Rey 6:1 y Gén 15:13), nos llevan a la indiscutible
fecha histórica del año 1496 a.C., como la fecha del Exodo.
Allí en ese texto se nos está diciendo que aunque Abraham fue llamado por
Dios para ir a la tierra prometida, esta no sería de la propiedad de sus
descendientes hasta que se cumplieran 400 años a partir del nacimiento de
Isaac. Esto no los deja bien establecido el apóstol Pablo, al decir lo siguiente:
"Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena,
morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa"
(Heb 11:9). Aquí en este pasaje bíblico, el apóstol nos está diciendo que tanto
Abraham como sus sucesores, Isaac y Jacob, vivirían como extranjeros en la
tierra prometida como si fuera tierra ajena.
A ese mismo hecho es que hace referencia el pasaje de (Génesis 15:13). Estos
dos pasajes concuerdan en la enseñanza del mártir Esteban en su discurso,
antes de morir, el cual quedó registrado por Lucas, en el libro de Hechos de
los Apóstoles, de la siguiente manera: "Y no le dio herencia en ella, ni aun
para asentar un pie; pero le prometió que se la daría en posesión, y a su
descendencia después de él, cuando él aún no tenía hijo. Y le dijo Dios así:
Que su descendencia sería extranjera en tierra ajena, y que los reducirían a
servidumbre y los maltratarían, por cuatrocientos años." (Hech 7:5,6).
Pero ahora algunos se preguntarán ¿qué sucede con la cifra de 430 años
mencionados en los libros de Exodo y Gálatas? Estos pasajes dicen así: "El
tiempo que los hijos de Israel habitaron en Egipto fue cuatrocientos treinta
años. Y pasados los cuatrocientos treinta años, en el mismo día todas las
huestes de Jehová salieron de la tierra de Egipto." (Exo 12:40,41). "Esto,
pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley
que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la
promesa. " (Gál 3:17).
Pero en ambas ocasiones Moisés se está refiriendo a los mismos eventos con
una diferencia de 30 años en el tiempo. Lo mismo le sucede a Esteban y
Pablo. Ambos hablan del mismo evento, pero con 30 años de diferencia en la
cifra mencionada. Por tanto es imposible que Moisés, quién escribiera
Génesis y Exodo, se contradijera, en cuanto a la cifra, por ese margen de 30
años. Por eso debemos resolver esta aparente contradicción bíblica con una
mente desprejuiciada y con un espíritu de humilde investigación. Sin que nos
quepa lugar a dudas, nosotros debemos comprender que, tanto Moisés,
Esteban, como Pablo, se están refiriendo al mismo evento en sus escritos.
Pero en dos de los pasajes aparece una diferencia numérica de 30 años. Por
tanto la única manera de entender esta aparente contradicción es entender que
se mencionan estas dos cifras diferentes de años, porque el conteo de una con
respecto a la otra comienza 30 años antes. Es decir que tanto en (Gén 15:13),
como en (Hch 7:5,6), se empieza este conteo de 400 años, a partir de la fecha
del nacimiento de Isaac, cuando Abraham tenía 100 años de edad (Gén 21:5).
Pero tanto (Exo 12:40, 41), como (Gál 3:17), comienzan su conteo 30 años
antes del nacimiento de Isaac, cuando Abraham contaba con la cifra de 70
años de edad.
CAPITULO 9
LA APARENTE TARDANZA
"Sobre mi guarda estaré, y sobre la fortaleza afirmaré el pie, y velaré para
ver lo que se me dirá, y qué he de responder tocante a mi queja. Y Jehová me
respondió, y dijo: Escribe la visión, y declárala en tablas, para que corra el
que leyere en ella. Aunque la visión tardará aún por un tiempo, mas se
apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin
duda vendrá, no tardará. He aquí que aquel cuya alma no es recta, se
enorgullece; mas el justo por su fe vivirá."
(Habacuc 2:1-4)
Nuestro estudio de la profecía de las 70 semanas de Daniel nos hace ver este
error de cálculo. Por eso tomamos como punto de partida el año 4 a.C., para
calcular los 4000 años de creación, lo cual nos llevaría hasta el año 4004 a.C.
Pero cuando calculamos los 6000 años desde la creación, esto nos llevaría
hasta el año 1997 d.C. Pero durante muchos años los Adventistas del Séptimo
Día hemos creído y enseñado, aunque no de manera oficial como institución,
que Cristo debe regresar a la Tierra después que los 6000 años se cumplan.
Este siervo infiel predica un mensaje de tardanza, diciendo "Mi Señor tarda
en venir" . (Mat 24:48). Pero Jesús dice de los que él puso como mayordomos
sobre su casa y actúan así, durante el periodo final de la historia de su iglesia
en la Tierra, que serán sorprendidos por su regreso "en día que estos no
esperan, y hora que no saben, y los castigará duramente y pondrá su parte con
los hipócritas; y allí será el lloro y el crujir de dientes" (vers 50 y 51). En el
contexto inmediato, específicamente en el capítulo 25 de Mateo, Jesús sigue
hablando de la condición espiritual de su iglesia durante el tiempo del fin, en
el cual sin dudas estamos nosotros, de la siguiente manera:
"Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando
sus lámparas, salieron a recibir al esposo. Cinco de ellas eran prudentes y
cinco insensatas. Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo
aceite; mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus
lámparas. Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. Y a la
medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle!
Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. Y
las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque
nuestras lámparas se apagan. Mas las prudentes respondieron diciendo: Para
que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y
comprad para vosotras mismas. Pero mientras ellas iban a comprar, vino el
esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la
puerta. Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor,
ábrenos! Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco.
Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha
de venir". (Mat 25:1 al 13).
Allí Jesús vuelve a usar una ilustración semejante a la anterior, pero esta es
más general. En ella se está refiriendo, más que a sus líderes, a todos los
miembros de su iglesia en la tierra. A estos los representa como diez
vírgenes. De estas, 5 son prudentes, como lo era el siervo fiel, y 5 insensatas
como lo era el siervo malo. Pero en ese pasaje se hace mención de la palabra
tardanza una vez más. Veamos lo que nos dice la Biblia al respecto: "Y
tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron." (Mat 25:5). También
el apóstol Pedro nos habla acerca de la tardanza de la siguiente manera: "El
Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que
es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que
todos procedan al arrepentimiento." (2 Ped 3:9).
Cuando leémos estos pasajes de Mateo, a la luz de lo que nos dice Pedro, en
su segunda carta universal, podemos llegar a la conclusión de que esta
tardanza no es real. Esta es una aparente tardanza. En el reloj profético de
Dios no existe premura ni demora. El retardo de su promesa solo está en la
mente y los labios de "algunos" que "la tienen por tardanza". Este hecho
quedó confirmado desde los días del movimiento millerita. En aquellos días
se proclamó que Cristo regresaría por segunda ocasión a la Tierra, en la fecha
del 22 de octubre de 1844 d.C. Pero Elena de White nos habla, en el capítulo
23 del Conflicto de los Siglos, de esta "tardanza" de la siguiente manera:
Estas palabras de queja del profeta Habacuc fueron interpretadas, por los
chasqueados milleritas, como palabras de ánimo y de espera paciente en el
cumplimiento de la creencia que tan firmemente habían sostenido y
proclamado desde que Miller inició este movimiento. Ellos tenían la plena
convicción de que aquella demora sería totalmente aclarada, ya que la queja
del profeta Habacuc era un tipo de la queja que ellos sostenían por la dilación
del tiempo del cumplimiento de la profecía proclamada por ellos. Después del
chasco se volcaron al estudio de la Biblia con mayor fervor en busca de una
respuesta y lograron descubrir que no estaban equivocados en cuanto a la
fecha de su proclamación, sino en cuanto al acontecimiento predicado por
ellos.
Ellos descubrieron que ese día 22 de octubre de 1844 solo señalaba el
cumplimiento antitípico de la sexta fiesta del calendario de Levíticos 23. Esa
fiesta señalaba solamente el inicio del día de la Expiación, o inicio del Juicio
Celestial, y no la Segunda Venida de Cristo a la Tierra. Debido a nuestra
continúa equivocación, en la interpretación de lo que la Biblia realmente
enseña, es que durante años hemos estado viviendo una aparente tardanza, en
nuestros cálculos del tiempo, en relación a la Segunda Venida de Jesús a la
Tierra. Pero antes de continuar deberíamos detenernos en un hecho notable
en las palabras de la visión del profeta Habacuc. En su libro, este varón de
Dios, nos dice: "Aunque la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura
hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá,
no tardará." (Hab 2:3).
"Porque [la] visión es todavía para el tiempo señalado, y sigue jadeando hasta
el fin, y no dirá mentira..." (Versión Nuevo Mundo).
Por eso el mismo Jesús nos advirtió acerca del pleno cumplimiento de lo
escrito en su Palabra, diciéndonos lo siguiente: "No penséis que he venido
para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para
cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni
una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido."(Mat
5:17, 18). Esto quiere decir que El no puede regresar a la Tierra, hasta que la
fiesta de los Tabernáculos no alcance su pleno cumplimiento profético de
forma literal en cuanto a su acontecimiento y tiempo.
Allí en (Habacuc 2:1 al 3), Dios nos señala, desde los días del movimiento
millerita, que el tiempo señalado para el retorno de Cristo a la Tierra no era el
22 de octubre de 1844, durante los eventos del cumplimiento de la sexta
fiesta de Levíticos 23. Esta era el día de la Expiación o Yom Kippur, que solo
señalaba el inicio del juicio en el Santuario Celestial. El responde a la queja
de Habacuc y por extensión a nosotros que para este evento existe un tiempo
o momento señalado. Por tanto el contexto de estas palabras divinas son un
desafío a su pueblo remanente para que investigue donde se encuentra
señalado este plazo de tiempo. Según la Biblia este plazo de tiempo se
encuentra ubicado en la fecha de la celebración de la fiesta de los
Tabernáculos (Lev 23:33 al 43).
Por eso el cuarto ángel del capítulo 14 de Apocalipsis aparece detrás del
tercer ángel dando un mensaje que tiene que tiene que ver con el tiempo a
semejanza del mensaje del primer ángel de (Apoc 14:7). Este ángel es quién
trae el mensaje de la cosecha en los eventos del retorno de Jesús a la Tierra.
Y sin que nos quepa duda alguna este mensaje de cosecha, del cuarto ángel
de Apocalipsis 14, está relacionado con la séptima fiesta de Levíticos 23.
Pero para probar esto solo nos basta citar lo que nos dice el mismo Moisés en
el Pentateuco.
Veámos: "La fiesta solemne de los tabernáculos harás por siete días, cuando
hayas hecho la cosecha de tu era y de tu lagar." (Deut 16:13).
"Pero a los quince días del mes séptimo, cuando hayáis recogido el fruto de la
tierra, haréis fiesta a Jehová por siete días; el primer día será de reposo, y el
octavo día será también día de reposo." (Lev 23:39).
Esto también queda confirmado en el pasaje de (Exo 23:34).
Las primeras seis fiestas que antecedían a la de las Enramadas, en este caso
Pascua, Panes sin Levadura, Primicias, Pentecostés, Trompetas, y Día de la
Expiación, nos ofrecen el día mes y año de su cumplimiento. El día y mes
que cada una de las siete fiestas debían cumplirse están claramente
especificados en el capítulo 23 de Levíticos. Pero en cuanto a la revelación
bíblica del año para su cumplimiento, este no aparece hasta un periodo de
1000 años después que Moisés escribiera Levíticos 23. Desde los días de
Moisés hasta el tiempo del profeta Daniel la nación de Israel celebró
ininterrumpidamente aquellas fiestas anuales y sus sábados ceremoniales en
cada fecha exacta establecida en el ritual simbólico.
En relación a esto Elena de White nos expresó lo siguiente: "Así como los
discípulos fueron predicando: 'Se ha cumplido el tiempo, y se ha acercado el
reino de Dios,' así también Miller y sus asociados proclamaron que estaba a
punto de terminar el período profético más largo y último de que habla la
Biblia, que el juicio era inminente y que el reino eterno iba a ser establecido.
La predicación de los discípulos en cuanto al tiempo se basaba en las setenta
semanas del capítulo noveno de Daniel. El mensaje proclamado por Miller y
sus colaboradores anunciaba la conclusión de los 2.300 días de Daniel 8:14,
de los cuales las setenta semanas forman parte. En cada caso la predicación se
fundaba en el cumplimiento de una parte diferente del mismo gran período
profético de tiempo." (Conflicto de los Siglos, pp 399, 400).
"Y él me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos,
naciones, lenguas y reyes" (Apoc 10:11). (El énfasis es mío).
La Biblia Dios Habla Hoy nos dice lo siguiente respecto a este asunto:
"Tienes que comunicar nuevos mensajes proféticos acerca de muchos
pueblos, naciones lenguas y reyes".(El énfasis es mío).
Buscando el significado de la palabra "profetices", en el original del texto
griego del Nuevo Testamento, a través de la Concordancia Exhaustiva de
Strong, pudimos encontrar lo siguiente:
1 "4395. προφητεύω profeteúo; de 4396; predecir eventos, adivinar, hablar
bajo inspiración, ejerce el oficio profético:—profetizar."
2 "4396. προφήτης profétes; de un compuesto de 4253 y 5346; uno que
predice («profeta»); por anal. orador inspirado; por extens. poeta:—
profeta."
CAPITULO 10
EL AÑO 2031
(LOS 4000 Y 6000 AÑOS DE PECADO)
"Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente;
el postrer Adán, espíritu vivificante."
(1 Corintios 15: 45)
Por tanto, como nuestro Dios "no conoce premura ni demora", regresará en el
tiempo exacto que El tiene prefijado en su Gran Reloj de Tiempo. Cuando
llegue la hora precisa, en su reloj profético, para que su retorno acontezca
este se cumplirá al pie de la letra.Pero nuestra equivocación ha estado basada
en que pensamos que los 6000 años deben ser contados desde la creación de
Adán. Pero estos deben iniciar a contarse a partir de la caída de Eva y Adán y
no desde la Creación. El contexto de las palabras de Elena de White nos
habla del establecimiento del Reino de Dios, después que se cumplan los
6000 años de rebelión y pecado.
"La gran controversia entre Cristo y Satanás, sostenida desde hace cerca de
seis mil años, está por terminar; y Satanás redobla sus esfuerzos para hacer
fracasar la obra de Cristo en beneficio del hombre y para sujetar las almas en
sus lazos" (Conflicto de los Siglos, p 572).
"El gran conflicto siguió su curso durante seis mil años; el Hijo de Dios y sus
mensajeros celestiales lucharon contra el poder del maligno, para iluminar y
salvar a los hijos de los hombres." (Ibid, p 714).
"Durante seis mil años, la obra de rebelión de Satanás 'hizo temblar la tierra.'
El 'convirtió el mundo en un desierto', y destruyó sus ciudades; y a sus
prisioneros nunca los soltaba, para que volviesen a casa.' Durante seis mil
años, su prisión [la tumba] ha recibido al pueblo de Dios, y lo habría tenido
cautivo para siempre, si Cristo no hubiere roto sus cadenas y libertado a los
que tenía presos" (Ibid, pp 717, 718).
La primera cita guarda una pequeña diferencia con las otras dos. La primera
de estas tres citas fue escrita por ella refiriéndose al contexto presente en el
cual le tocó vivir. Y en ella sostiene que "la gran contoversia entre Cristo y
Satanás", se había sostenido "cerca de 6000 años", y que estaba a punto de
concluir. Esto demuestra que ella estaba totalmente conciente que los 6000
años no habían concluido en sus días. En las dos siguientes citas ella es
llevada por Dios en visión al contexto futuro del milenio.
Desde ese momento futuro ella narra mirando el pasado y dice: "Durante
6000 años la obra de rebelión de Satanás hizo temblar la Tierra", y "durante
6000 años, su prisión [la tumba] ha recibido al pueblo de Dios, y lo habría
tenido cautivo para siempre...". En ocasiones, Elena de White usó la
"PROLEPSIS", lo cual no es mas que una figura literaria que permite hablar
de asuntos futuros como si ya hubieran sucedido. En este caso, ella emplea
este recurso literario para referirse a que la obra de rebelión de Satanás,
llevada a cabo por 6000 años, ya está concluída.
En la última cita, de las tres que hasta ahora hemos empleado, Elena de White
vuelve a usar el recurso de la "Prolepsis". Allí ella narra, como una realidad
consumada, acontecimientos que están más distantes en el futuro. Ella es
transportada por Dios, en visión, al contexto futuro en que terminará el
milenio. En ese tiempo Dios exterminará el pecado y los pecadores de una
vez y para siempre de sobre la faz de la Tierra. Desde allí, nos comenta la
historia de la Tierra como un hecho del pasado y nos dice que la obra de
destrucción de Satanás ha terminado para siempre después de haber obrado
durante 6000 a su gusto, causando dolor, y penas por todo el universo.
Con estas citas dejamos claramente establecido que los 6000 años que
marcan el fin del conflicto entre Cristo y Satanás, son los de pecado, rebelión
y muerte al iniciarse la caída de Adán y Eva. Constituye un error comenzar a
contar estos 6000 años en relación a años creación y no años de pecado. Por
el hecho de pensar en años-creación es que tenemos una aparente tardanza de
tiempo, en cuanto al retorno de Cristo, hasta este 2014. Pero Cristo no
regresará hasta que los 6000 años de pecado lleguen a su cumplimiento. Y en
la actualidad estos 6000 años aún no se han cumplido. La pregunta que
debemos responder ahora es la siguiente: ¿Cuándo es que se cumplen estos
6000 años de pecado?
Para dar respuesta a esta pregunta nos valdremos de dos citas claves del
Espíritu de profecía.Y la primera de estas referencias la podemos encontrar
en el capítulo 72 del libro El Deseado de Todas las Gentes, y dice así: "Cristo
se hallaba en el punto de transición entre dos sistemas y sus dos grandes
fiestas respectivas. El, el Cordero inmaculado de Dios, estaba por presentarse
como ofrenda por el pecado, y así acabaría con el sistema de figuras y
ceremonias que durante cuatro mil años había anunciado su muerte. Mientras
comía la pascua con sus discípulos, instituyó en su lugar el rito que había de
conmemorar su gran sacrificio" (DTG, p 608).
Según estas citas inspiradas, los 4000 años concluyeron cuando se cumplió la
mitad de la última semana de la profecía de las 70 semanas de Daniel capítulo
9. Esto sucedió en el año 31 de J.C. Según el comentario de ambas citas
Cristo se hallaba en ese momento en el punto de transición entre dos
sistemas. Durante 4000 años había funcionado un sistema de tipos, sombras o
figuras de ceremonias rituales a través de fiestas con sacrificios y ofrendas de
diversos tipos. Este sistema de ofrendas fue establecido a partir del momento
de la caída en el pecado de Eva y Adán.
Esto sucedió cuando ellos fueron vestidos con "túnicas de pieles" (Gén 3:21),
porque se sintieron desnudos, ante la presencia de Dios, después de su pecado
y rebelión. Sin lugar a dudas las pieles de estas túnicas, con las que fueron
vestidos, eran de cordero. El libro de Apocalipsis hace referencia a esto de la
siguiente manera: "Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos
nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue
inmolado desde el principio del mundo." (Apoc 13:8). Con la piel de los
corderos que fueron sacrificados, para expiar el pecado de Adán y Eva, ellos
fueron vestidos.
Este acto era símbolo del manto de justicia de Cristo en favor de aquellos de
la raza humana que aceptasen su provisión. Y a la vez ese acto daba inicio al
sistema ceremonial que debía cesar 4000 años después con la muerte de
Cristo en el año 31 J.C. El mismo día 14 de Nisán del año 31, cuando debía
celebrarse la fiesta de la Pascua, establecida en el capítulo 23 del libro de
Levíticos, el tipo se encontró con el antitípo. Aquel día Cristo Jesús, el
verdadero "cordero de Dios que quita el pecado del mundo" (Jn 1:29), era
sacrificado, por nuestros pecados, en la cruz del Calvario, a las nueve de la
mañana que era la hora del sacrificio matutino.
Así, de esta forma, moría exactamente a las tres de la tarde, que era la hora en
que se ofrecía el sacrificio vespertino. Por eso Pablo reconociendo a Cristo
Jesús como el verdadero Cordero Pascual de Dios dijo de él: "Limpiaos,
pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois;
porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros." (1 Cor
5:7). Entonces si los 4000 años de pecado empezaron a cumplirse desde el
momento del sacrificio de los corderos en favor de Adán y Eva y culminaron
con la muerte de Cristo en la cruz del Calvario, en el año 31 de J.C. Por tanto
los 6000 años de pecado deben concluir en el año 2031 d.C. Pero si hacemos
un conteo regresivo de 6000 años desde el año 2031 d.C., esto nos llevaría a
la fecha del año 3970 a.C.
Por tanto la semana de la creación fue en el otoño del 4004 a.C. Pero en
referencia a la exactitud de 4000 años, en cuanto a su sistema de sombras,
debemos partir de la fecha primaveral del 14 de Nisán del año 31 de J.C., ya
que esta fue la fecha en que Jesús murió en el Monte Calvario e
indiscutiblemente nos llevaría a la primavera del 14 de Nisán del año 3970
a.C. Por tanto desde el otoño de la creación en el año 4004 a.C., hasta la
primavera del año 3970 a.C., existe un periodo de 33 años y medio. Y
podemos ser más precisos al afirmar que desde el mes de octubre del 4004
a.C., hasta abril del 3970 a.C., transcurrió un tiempo de 33 años y seis meses.
Así que El venció sobre la serpiente, en el momento que tenía la misma edad
de Adán y Eva, cuando estos cayeron ante las sugestiones de la serpiente
antigua. Muchos son los que se han hecho, a través de la historia, la pregunta
de que cuánto fue el tiempo en que Adán y Eva estuvieron en el Edén sin
pecar. Ellos vivieron en el Edén mucho tiempo de comunión con Dios y los
ángeles, sin caer en el pecado. De esto nos da evidencia Elena de White en
las siguientes citas:
CAPITULO 11
LA PUERTA DE ORION
Sin dudas esta si fue degradada por las aguas, pero estas eran las aguas del
diluvio universal en los días de Noé, y no desgastada por lo que la comunidad
científica internacional ha llamado "última glaciación". Pero si los defensores
de esta teoría valoraran este dato de la inclinación del eje de la Tierra, como
consecuencia de las fuerzas del diluvio universal en los días de Noé, que trajo
como resultante final la precesión de los equinoccios, y por ende las
estaciones del año en nuestro planeta; no cometerían el error de 8.000 años de
diferencia en la datación de la construcción de las pirámides del complejo de
Gizeh en su correlación con las estrellas de Orión. Así la apreciación de este
dato los ubicaría 4.500 años atrás, y no en el año 10.500 a.C.
"Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen
purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que
estos. Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del
verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante
Dios; no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el
Lugar Santísimo cada año con sangre ajena." (Hebreos 9:24-26).
El aún continúa anhelando ser adorado para ocupar el lugar que le pertenece a
Dios en la mente y el corazón de todas las criaturas del universo, y
especialmente de los seres humanos que fueron hechos a imagen y semejanza
del Creador en esta Tierra. El no se ha rendido en sus aspiraciones antiguas,
relatadas en el libro del profeta Isaías, que dicen: "¡Cómo caíste del cielo, oh
Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las
naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las
estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré,
a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al
Altísimo." (Isaías 14:12-14).
Por eso él ha inspirado en la mente de sus agentes paganos satánicos de esta
Tierra a que confeccionen una imitación del orden astronómico y cósmico
establecido por Dios en el cielo, desde los días anteriores al diluvio. Para esto
ha utilizado un paganismo de adoración solar que le rinda culto a él. Después
que Dios destruyó la generación antediluviana, en época de Noé, él inspiró y
perfeccionó este tipo de idolatría, que imitaba el verdadero culto a Dios, en el
corazón de Cus, Nimrod y Semiramis. Durante los días de los eventos de la
Torre de Babel, narrados en Génesis 11, él se está empeñando en establecer
un Nuevo Orden Mundial en esta Tierra, contrario al Orden Mundial que
Dios establecerá, después de erradicar el pecado para siempre de este planeta.
Hasta esa fecha todos los seres humanos hablaban el mismo idioma en la
Tierra. Pero una sola declaración de la voluntad divina, a través de su
Palabra, destruyó todo lo que ellos habían logrado alcanzar en un siglo. Si
Dios no hubiera actuado de esta manera, el mundo entero se hubiera
corrompido, desmoralizándose hasta el colmo, cuando todavía gozaba de
juventud, después de los eventos cataclísmicos del diluvio universal. Según
registra la tradición histórica, el iniciador de todo este proyecto pagano fue
Cus, el hijo de Cam y nieto de Noé. El fue esposo de la bella Semiramis. De
este matrimonio entonces nació Nimrod, quién sería bisnieto de Noé, por la
línea de Cam.
Ella aquí nos está diciendo que en Orión se abrirá un espacio en el cielo por
donde se escuchará la voz de Dios. Ese evento acontecerá después del cierre
de la gracia en nuestro mundo, cuando estén sucediendo los eventos de la
resurrección parcial, durante el tiempo de angustia de Jacob. En esos cortos
días, previos a la venida de Cristo, para levantar a los muertos en él, durante
la resurrección general, la cual acontecerá cuando suceda su advenimiento al
mundo; se cumplirá el pasaje de (Apocalipsis 11:14-17). En esos instantes el
cielo se enrrolla como un pergamino, abriéndose el espacio a través de la
constelación de Orión. Por allí se escuchará la voz de Dios como el sonido
del trueno, anunciando los Diez Mandamientos y el día y la hora de la venida
de Jesús al mundo.
"Pronto oímos la voz de Dios, semejante al ruido de muchas aguas, que nos
anunció el día y la hora de la venida de Jesús. Los 144.000 santos vivientes
reconocieron y entendieron la voz; pero los malvados se figuraron que era
fragor de truenos y de terremoto. Cuando Dios señaló el tiempo, derramó
sobre nosotros el Espíritu Santo, y nuestros semblantes se iluminaron
refulgentemente con la gloria de Dios, como le sucedió a Moisés al bajar del
Sinaí."(Primeros Escritos, p 15).
Esta cita del historiador Milman, presentada por Elena de White en su libro
El Conflicto de los Siglos, no es más que un tipo simbólico de los eventos
que sucederán en los momentos previos a la segunda venida de Jesús a
nuestro mundo. Esto nos recuerda las palabras proféticas de Jesús a sus
discípulos en el monte de los Olivos. Allí Jesús les dijo que no quedaría
piedra sobre piedra del Templo de Jerusalén que no fuera removida de su
lugar. Como consecuencia de esta declaración profética de Jesús sus
discípulos le hacen una pregunta doble: "¿Cuándo serán estas cosas qué señal
habrá de tu venida y el fin del mundo?" (Mateo 24:3). A lo que Jesús contestó
con una doble respuesta, mezclada en sus palabras proféticas.
La primera aplicación del pasaje del relámpago de (Mateo 24:27) debe ser
otra a la dada hasta aquí; y ahora lo explicaremos de forma sencilla. En ese
pasaje Jesús empleó el recurso literario del símil. Allí el pasaje hace el símil
del movimiento del relámpago que sale del oriente (Este) y se muestra hasta
el occidente (Oeste), en el cielo tempestuoso. Si analizamos bien
detenidamente la lógica de estas palabras, en ellas Jesús nos está presentando
un sentido de direccionalidad. La razón es sencilla, ya que cuando
relampagea en el cielo, este fenómeno natural se manifiesta en todas las
direcciones.
Aquí ella deja bien claro que será de noche la liberación del pueblo de Dios,
ya que dice que el Sol sale y la Luna se detiene. Esto quiere decir que si el
Sol sale, es porque no estaba, y si la Luna se detiene, es porque si estaba en el
cielo. Por tanto es medianoche literal. Aquí tenemos otra cita sobre el mismo
asunto: "Es a medianoche cuando Dios manifiesta su poder para librar a su
pueblo. Sale el sol en todo su esplendor. Sucédense señales y prodigios con
rapidez. Los malos miran la escena con terror y asombro, mientras los justos
contemplan con gozo las señales de su liberación. La naturaleza entera parece
trastornada. Los ríos dejan de correr. Nubes negras y pesadas se levantan y
chocan unas con otras. En medio de los cielos conmovidos hay un claro de
gloria indescriptible, de donde baja la voz de Dios semejante al ruido de
muchas aguas, diciendo: 'Hecho es.' Apocalipsis 16:17." (CS p 694).
Orión guarda una estrecha relación con los eventos finales, después del cierre
de la gracia para este mundo de pecado, como son los eventos acontecidos
durante la resurrección parcial del pueblo de Dios, mencionada en (Daniel
12:2). Ese espacio abierto en el cielo será a través del portal de la
constelación de Orión. Desde allí se escuchará la voz de Dios, porque en esa
dirección del cielo está la habitación de Dios. Desde allí él mostrará las tablas
de la Ley de los Diez Mandamientos a la vista de todo el mundo. Desde allí él
proclamará, con voz de trueno, uno por uno los Diez Mandamientos al oído
de todos los habitantes de la Tierra. Desde allí proclamará, a los oídos de su
pueblo remanente, el día y la hora de la venida de Cristo a nuestro mundo.
Por ese mismo lugar regresará Cristo en su Segunda Venida a nuestro
planeta. Por allí mismo, al final del milenio, él descenderá con todos los
redimidos en la Nueva Jerusalén.
CAPITULO 12
"De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto
acontezca. El
cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán."
(Mateo 24: 34)
De forma curiosa, Elena de White presenta esta misma secuencia del capítulo
24 de Mateo, en combinación con Daniel 11 y 12, de forma ordenada, en la
última mitad de su libro El Conflicto de los Siglos. Todos estos eventos son
relatados cronológicamente en los capítulos 37 al 43 de dicho libro. Allí ella
presenta una ampliación de los capítulos 10 y 11 de Daniel y 24 de Mateo. La
sucesión de eventos del Conflicto de los Siglos, es la misma que la
presentada en Mateo y Daniel. Ella no cita que está relatando en orden de
sucesión los eventos profétizados en Daniel y Mateo, porque realmente no
sabía que lo estaba haciendo así cuando escribía su libro. Ella solo escribe el
orden de acontecimientos como Dios se lo mostró a ella en sus visiones.
Este hecho confirma una vez más su ministerio profético como la Mensajera
del Señor. En esta secuencia de señales del tiempo del fin Jesús habló de una
última señal que sucedería justo antes de la señal de su venida en las nubes
del cielo. Esta última señal, antes de su retorno, en Gloria y Majestad, es la
siguiente:"E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol
se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo,
y las potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces aparecerá la señal
del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la
tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con
poder y gran gloria." (Mat 24:29, 30).
Debemos tener bien presente que Elena de White era un ser humano de carne
y hueso como nosotros, y por lo tanto como el único infalible es Dios, ella no
era infalible. Como ser humano imperfecto que era tenía derecho a
equivocarse como nosotros. Tenemos ejemplos bíblicos que muestran
equivocaciones en la vida ministerial de varios de los profetas de Dios. Por
ejemplo, el mismisimo profeta Samuel se equivocó, en su propio juicio
humano, al pensar que el hombre elegido por Dios, para sustituir a Saúl por
Rey, era Eliab. Dios tuvo que rectificarle su error, mostrándole que El no
miraba, como miramos nosotros los hombres, las meras apariencias
exteriores.
"Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos,
que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que
durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y
con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo
resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos
quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir
al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor." (1 Tes 4:15-17).
"El Salvador dio señales de su venida y aun más que eso, fijó el tiempo en
que la primera de estas señales iba a aparecer. 'Y luego después de la
aflicción de aquellos días, el sol se obscurecerá, y la luna no dará su lumbre,
y las estrellas caerán del cielo, y las virtudes de los cielos serán conmovidas.
Y entonces se mostrará la señal del Hijo del hombre en el cielo; y entonces
lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del hombre que vendrá
sobre las nubes del cielo, con grande poder y gloria. Y enviará sus ángeles
con gran voz de trompeta, y juntarán sus escogidos de los cuatro vientos, de
un cabo del cielo hasta el otro.'
Cristo declaró que al final de la gran persecución papal, el sol se obscurecería
y la luna no daría su luz. Luego las estrellas caerían del cielo. Y dice: 'De la
higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama se enternece, y las hojas
brotan, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando viereis
todas estas cosas, sabed que está cercano, a las puertas.' Cristo anuncia las
señales de su venida. Declara que podemos saber cuándo está cerca, aun a las
puertas. Dice de aquellos que vean estas señales: 'No pasará esta generación,
que todas estas cosas no acontezcan.' Estas señales han aparecido. Podemos
saber con seguridad que la venida del Señor está cercana. 'El cielo y la tierra
pasarán—dice,—mas mis palabras no pasarán." (Deseado de Todas las
Gentes. Cap 69, pp 585, 586).
Tanto ella como los milleritas creían que el pasaje bíblico de (Mateo 24:34),
que dice: "No pasará esta generación hasta que todo esto acontezca", se
estaba refiriendo a su propia generación la cual, según sus propias palabras,
había visto la última señal del sexto sello de Apocalipsis, o de Mateo 24.
Ellos enseñaron que la lluvia de meteoros, acontecida el 13 de noviembre de
1833 d.C., era la última señal, para su generación, antes del eminente retorno
de Jesús a la Tierra. Esta opinión podemos encontrarla reafirmada por ella en
el libro El Conflicto de los Siglos de la siguiente manera:
Este periodo comenzó en el año 538 d.C., y concluyó en 1798 d.C. Ellos
creyeron y enseñaron que ese era el periodo de tribulación, mencionado en
(Mateo 24:29 y 30). Pero en el contexto inmediato, a la mención de este
periodo de tribulación, se habla cronológicamente de la lluvia de estrellas y la
aparición de la señal del advenimiento de Cristo en las nubes del cielo. Por
ese motivo pensaron que la lluvia de estrellas de 1833 d.C., posterior al año
1798 d.C., cuando finalizó el tiempo de supremacía papal, era la última señal
antes del retorno de Jesús a la Tierra. Pero allí también se equivocaron los
milleritas y pioneros del adventismo, al pensar que este periodo de
tribulación, mencionado en Mateo 24, era el tiempo de supremacía y
persecución papal, contra el pueblo de los santos, durante los siglos de la
Edad Media.
Pero cuando sacamos el cálculo de las lluvias de meteoros que han sucedido
hasta el presente, a partir de la primera de ellas, acaecida en 1833, tenemos
un resultado total de seis. La sexta y última sucedió en el año 1998, pero
resulta curioso que la próxima, en 33 años, a partir de esa fecha, debe
acontecer en el año 2031 d.C. No es casualidad que los 6000 años de pecado,
culminen en el año que sucederá la próxima lluvia de meteoritos. Debemos
tener bien presente que el 7 es el número que representa a Dios. Este número
es símbolo de la perfección de algo acabado en su plenitud sin necesidad de
añadidura. Veámos a continuación la secuencia de los años de este ciclo de
lluvia de estrellas iniciados en 1833, y que debe culminar en el 2031 d.C.
Por tanto, todo parece indicar que en la fecha que suceda la séptima lluvia de
estrellas, en coincidencia con el final de los 6000 años de pecado sobre la
Tierra, es el momento preciso del cumplimiento de la última de las señales de
Mateo 24, la cual es la antesala que anuncia la aparición de la señal del
retorno de Cristo en las nubes del cielo. Así que aquí tenemos otra prueba
Bíblica más que nos confirma el año 2031 d.C., como el tiempo en que
sucederá el retorno de Cristo a la Tierra. Si todos estos cálculos están en lo
cierto, como esperamos, todo parece indicar que el año antitípico de la fiesta
de la Cosecha o Tabernáculos, la cual representa el retorno de Cristo a la
Tierra por Segunda ocasión, será en el otoño del año 2031 d.C.
Ahora analizaremos como una segunda prueba bíblica del retorno de Cristo a
la Tierra en el año 2031 d.C., la simbología presente en la Simchat Toráh que
acontecía durante la celebración de la fiesta de los Tabernáculos o Sukkot.
Como ya hemos dicho anteriormente, Dios tiene un "GRAN RELOJ DE
TIEMPO", donde ha marcado los acontecimientos proféticos que conciernen
al pueblo de Dios. Elena de White lo relató así: "En el mismo día' señalado
por la promesa divina, 'salieron todos los ejércitos de Jehová de la tierra de
Egipto'. Así también fué determinada en el concilio celestial la hora en que
Cristo había de venir; y cuando el gran reloj del tiempo marcó aquella hora,
Jesús nació en Belén. 'Mas venido el cumplimiento del tiempo, Dios envió a
su Hijo".(DTG p 23).
Pero este Reloj de Tiempo de Dios tiene una proporción de 6000 años
respecto a nuestra doce horas del reloj. Es decir que cada hora del reloj
profético de 6000 años de Dios equivalen a 500 años de nuestra historia
humana. O para que puedan entender más claro: si tomamos los 6000 años de
pecado, y lo dividimos entre las doce horas de nuestro reloj, nos daría como
resultado una cifra de 500 años para cada hora. Es decir que cada minuto en
nuestro reloj equivale a un siglo de historia. Por lo cual los 60 minutos que
tiene una vuelta completa en la circunferencia nuestro reloj equivale a 60
siglos. Por eso cuando los multiplicamos por los cien años que tiene cada
siglo, nos daría la cifra total de 6000 años.
¿Esto es pura coincidencia, o será que hay algo que debemos revelar allí en
relación al calendario profético de Dios? Dios quiere decirnos, a través de
esto, que hay algo que debe ser renovado. El nos dice que algo va ha suceder
o nacer de nuevo y será reconstruído a su estado original. Esto quiere decir
que algo pasado se va a repetir en la historia. Cuando terminamos de leer la
Toráh, en (Deutéronomio 34:12), y volvemos al comienzo de la Biblia, nos
encontramos con el glorioso texto de Génesis 1:1 que dice: "En el principio
creó Dios los cielos y la tierra".
"Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos
pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la
tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. Puesto que todas estas
cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y
piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de
Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos,
siendo quemados, se fundirán! Pero nosotros esperamos, según sus promesas,
cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia. Por lo cual, oh
amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser
hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz. "(2 Ped 3:10-14).
"Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera
tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la
nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa
ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el
tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su
pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda
lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni
clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. ".(Apoc 21:1-4).
"El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me
ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los
quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos
apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el
día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados;" (Isa
61:1,2).
ָשׁ ָנה. 8138 shaná; raíz prim.; doblar, i.e. duplicar (lit. o fig.); por impl.
transmutar (trans. o intr.):—cambiar, cambio, demudar, diferente, disfrazar,
divulgar, mudar, otra vez, pago, pervertir, repetir, segundo golpe.
ְשׁ ָנה. 8139 shená (cald.); corr esp. a 8142:—sueño.
ְשׁ ָנה. 8140 shená (cald.); corresp. a 8141:—año.
ָשׁ ֶנה. 8141 shané (solo en plur.), o (fem.)
ָשׁ ָנהshaná; de 8138; año (como una revolución de tiempo):—anualmente,
año, consecutivo, edad, espacio, tiempo.
ֵשׁ ָנה. 8142 shená; o
ֵשׁ ָנאshená (Sal 127.2); de 3462; sueño, dormir:—dormir, reposo, sueño.
ֶשׁ ְנַהִבּים. 8143 shenabbím; de 8127 y del plur. apar. de una palabra por.;
prob. diente de de elefantes, i.e.
colmillo de marfil:—marfil.
ָשׁ ִני. 8144 shaní; de der. incierta; carmesí, prop. el insecto o su color,
también cosa teñida con él:—antimonio,
carmesí, (hilo) escarlata, grana, granada, púrpura.
ֵשׁ ִני. 8145 shení; de 8138; prop. doble, i.e. segundo; también adv. otra vez:—
de nuevo, segundo, -a , sucesor, otro, -a.
ָשׂ ִניא. 8146 saní; de 8130; aborrecido:—aborrecido.
ְשׁ ַניִם. 8147 shenáyim; dual de 8145; fem.
ְשַׁתּיִםshettáyim; dos; también (como ord.) doble:—ambos, doble, doce,
doceavo, dos, doscientos, duodécimo, dos mil, par, segundo, dos veces,
veinte mil.
ְשׁ ִני ָנה. 8148 sheniná; de 8150; algo puntiagudo, i.e. escarnio, mofa:—burla,
escarnio, refrán.
Debemos tener bien presente que cuando Cristo leyó aquel pasaje profético lo
hizo en idioma hebreo, ya que era uno de los rollos de las Escrituras hebreas
del Antiguo Testamento que estaban presentes en cada sinagoga judía. El
mismo Lucas especifíca que era el rollo del libro del profeta Isaías. Pero en
aquella lectura de Jesús debemos notar algo verdaderamente significativo, y
es en relación a que en su lectura El no completó la lectura del versículo 2 del
capítulo 61 de Isaías. Por tanto la lectura del pasaje de Isaías quedó
inconclusa a propósito de Jesús. El sabía bien claro lo que estaba haciendo en
aquel momento.
Debemos recordar que Jesús mismo refirió que aquella Escritura era de
significado profético, respecto a su ministerio. Pero el solo se refirió a la
primera parte del pasaje bíblico, porque era la que tenía que ver con el
cumplimiento profético de su ministerio redentor en su primera venida. Esta
anunciaba "el año agradable del Señor", el cual sucedería 3 años y medio
después de aquel momento. Este año era el 31 d.C., cuando había de morir
para vindicar el carácter del Padre ante el universo, y redimir con su propia
sangre a todo pecador que arrepentido aceptara los méritos redentores de su
sacrificio altruísta.
Allí Cristo no citó la parte final del versículo 2 del capítulo 61 de Isaías, que
decía: "y el día de venganza del Dios nuestro", porque ese evento no
sucedería en los días de su primera venida, sino durante los eventos de su
Segunda Venida a esta Tierra, y estaría fuera de contexto histórico citar esa
parte en aquella ocasión. Esto demuestra que Cristo sabía perfectamente lo
que hacía al leer de esta forma aquel pasaje profético de Isaías. Ahora
haremos un análisis del doble significado de la palabra hebrea "año", presente
en el pasaje de Isaías, con relación al doble ministerio de Jesús. Estos
significados se deben aplicar a su primera y segunda venida.
Ahora les invito al análisis resumido en dos partes del significado de esta
palabra hebrea, según la Concordancia de Strong.
· PRIMERA VENIDA: "Sueño, dormir:—dormir, reposo, sueño. Colmillo
de marfil:—marfil. El insecto o su color, también cosa teñida con él:—
antimonio, carmesí, (hilo) escarlata, grana, granada, púrpura. Aborrecido:—
aborrecido. Algo puntiagudo, escarnio, mofa:—burla, escarnio, refrán".
Cada palabra de estas que se refieren "al año agradable del Señor", se
cumplieron en el ministerio de muerte vicaria de Cristo en la Pascua del año
31 d.C. Podríamos resumir su significado de la siguiente manera: "En 'el año
agradable del Señor', que fue el 31 d.C., nuestro Señor durmió el sueño de la
muerte, reposando en la tumba. El fue resistente como el marfil ante el
pecado, la tentación y aún ante el sufrimiento de la propia muerte que le hizo
derramar su sangre de color púrpura en nuestro favor. Pero después de haber
sido aborrecido por todos con burlas, mofas, escarnios y refranes de maldad,
El fue traspasado por espinas, clavos y lanza puntiaguda".
Sin dudas todo esto es el cumplimiento del pasaje de (Isaías 53:1-12), que
hablaba de Jesús como siervo sufriente de la siguiente forma:
"Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su
camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. Angustiado él, y
afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como
oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. Por cárcel
y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue
cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue
herido. Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su
muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca. Con todo eso,
Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento.
"Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá
por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. Verá el
fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento
justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos. Por
tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos;
por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores,
habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores".
La segunda parte de los significados tienen que ver con la parte final del
versículo 2 de Isaías 61 y que Cristo no leyó aquel día en la sinagoga de
Nazaret. Esta es la parte de "el año[...] y el día de venganza del Dios nuestro",
que sucederá durante el año del segundo advenimiento de Cristo a la Tierra
en Gloria, Poder y Majestad.
La quinta prueba bíblica para probar la importancia del año 2031 d.C., en el
calendario profético de Dios, la podemos encontrar también en relación a los
pasajes bíblicos anteriormente analizados. El lenguaje de Isaías 61 y Lucas 4
guardan una relación muy fuerte con la celebración del jubileo. Pero es
curioso que notemos que la gran celebración del jubileo, después de 49 años,
coincidía con un año sabático, pero a la vez el tiempo escogido para su
celebración debía ser durante la fiesta de los Tabernáculos. Esto está
ordenado en (Deut 31:10-13) de la siguiente manera:
"Y les mandó Moisés, diciendo: Al fin de cada siete años, en el año de la
remisión, en la fiesta de los tabernáculos, cuando viniere todo Israel a
presentarse delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere, leerás esta
ley delante de todo Israel a oídos de ellos. Harás congregar al pueblo, varones
y mujeres y niños, y tus extranjeros que estuvieren en tus ciudades, para que
oigan y aprendan, y teman a Jehová vuestro Dios, y cuiden de cumplir todas
las palabras de esta ley; y los hijos de ellos que no supieron, oigan, y
aprendan a temer a Jehová vuestro Dios todos los días que viviereis sobre la
tierra adonde vais, pasando el Jordán, para tomar posesión de ella".
"Si comprares siervo hebreo, seis años servirá; mas al séptimo saldrá libre, de
balde." (Exo 21:2).
"Y contarás siete semanas de años, siete veces siete años, de modo que los
días de las siete semanas de años vendrán a serte cuarenta y nueve
años. Entonces harás tocar fuertemente la trompeta en el mes séptimo a los
diez días del mes; el día de la expiación haréis tocar la trompeta por toda
vuestra tierra. Y santificaréis el año cincuenta, y pregonaréis libertad en la
tierra a todos sus moradores; ese año os será de jubileo, y volveréis cada uno
a vuestra posesión, y cada cual volverá a su familia. El año cincuenta os será
jubileo; no sembraréis, ni segaréis lo que naciere de suyo en la tierra, ni
vendimiaréis sus viñedos, porque es jubileo; santo será a vosotros; el
producto de la tierra comeréis. En este año de jubileo volveréis cada uno a
vuestra posesión." (Lev 25:8-13).
Pero lo concluyó un día de preparación, previo al sábado del séptimo día, tres
años y medio después de haberlo iniciado. Veámos lo que el mismo Lucas
nos dice respecto a esto: "Y quitándolo, lo envolvió en una sábana, y lo puso
en un sepulcro abierto en una peña, en el cual aún no se había puesto a
nadie. Era día de la preparación, y estaba para comenzar el día de reposo. Y
las mujeres que habían venido con él desde Galilea, siguieron también, y
vieron el sepulcro, y cómo fue puesto su cuerpo. Y vueltas, prepararon
especias aromáticas y ungüentos; y descansaron el día de reposo, conforme al
mandamiento."(Luc 23:53-56).
Por tanto: el año 31 d. C., fue "el año agradable del Señor". Ese era el año de
jubileo que Cristo estaba anunciando cuando comenzó su ministerio, según
Lucas 4. En ese año, con su muerte en la cruz del Calvario, se cumplió el año
de redención y liberación de los que estaban esclavizados del pecado en
nuestro mundo. Ese fue un año especial de jubileo para el pueblo de Dios.
Pero ustedes se preguntarán ¿qué tiene esto que ver con el año 2031 d. C?
Ahora veremos su relación, porque según la Biblia, el jubileo debía
celebrarse cada 50 años.
Pero lo más curioso en todo esto es que si este cálculo lo hacemos de manera
regresiva o en descenso, a partir del año 31 de J.C., cuando restamos
cincuenta años hacia atrás llegamos al año 20 a.C. Cuando se sigue este
cálculo, en orden descendente, llegamos al año 70 a.C. Si así lo hacemos
sucesivamente, en cada siglo, antes de nacer Cristo, según nuestro calendario
Gregoriano, nos haría saltar de cincuenta en cincuenta por todos los años
terminados en 20 y 70. Todo esto nos llevaría al año 3970 a.C., como la fecha
más cercana al año 4004 a.C., que fue cuando sucedió la creación de Adán y
Eva. De este año no podemos pasar a otro jubileo más, porque nos arrastraría
al año 4020 a.C., y esto es imposible porque serían 16 años antes de la
creación en el 4004 a.C.
Curiosamente fue en este año 3970 a.C., la fecha de la caída de Adán y Eva,
y el momento cuando se celebró el primer jubileo. Allí se les dio la promesa
de (Gén 3:15), y se le dio muerte a los primeros corderitos con que fueron
vestidos para cubrir su desnudez. Todo esto era un símbolo de la justicia
redentora de Cristo que los libertaba de la esclavitud del pecado. Entonces
podemos decir que desde el año 3970 a.C., fecha de la caída en el pecado de
nuestros primeros padres, hasta el año 31 de J.C., transcurrieron 4000 años de
pecado, con 80 años jubilares incluídos.
Pero a partir del 31 de J.C., hasta el último jubileo, cumplido en 1981 d.C.,
han transcurrido 1950 años más de pecado. Por tanto, a partir del año 1981
faltan 50 años más para completar la cifra de 2000 años de pecado. Cuando
estos se suman a los 4000 primeros nos da la cifra de 6000 años de pecado.
Por tanto y demás los 6000 años de pecado tienen 120 años jubilares
incluídos. Así que 120 jubileos, multiplicados por 50 años que tiene cada
jubileo, nos llevaría a la cifra de 6000 años. Por tanto a partir del año 1981
d.C., hasta este 2014, ha transcurrido un periodo de 33 años.
Por lo cual el próximo jubileo se cumplirá en el año 2031 d.C., en tan solo 17
años más, a partir de este año 2014. En ese año acontecerá el gran jubileo
final e histórico que dará la libertad definitiva al pueblo de Dios, y que fue
anunciado por el profeta Daniel de la siguiente manera: "En aquel tiempo se
levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo;
y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta
entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se
hallen escritos en el libro." (Dan 12:1).
Lo primero que nos induce a averiguar dicha frase es cuánto tiempo debe
durar una generación. En segundo lugar nos motiva a investigar cuándo es
que esta generación debe comenzar a vivir en la historia. Si analizamos con
cuidado no nos será dificil averiguar la respuesta a ambas preguntas. Lo
primero que debemos hacer es contextualizar esta generación, en el preciso
marco histórico profético al que se estaba refiriendo Cristo. Es decir que las
propias palabras de Jesús nos señalarán desde donde y hasta cuándo debemos
enmarcar el período de esta generación final. Según el contexto general de las
palabras de Jesús esta generación sería la que le tocaría ver y vivir, en sus
días, el cumplimiento del cien por ciento de las señales del capítulo 24 de
Mateo.
Pero antes de poder definir la fecha que marca el inicio de esta última
generación que vería cumplirse, en sus días, todas las señales del capítulo 24
de Mateo, necesitamos definir el tiempo que debe durar una generación. Para
esto debemos conocer que el máximo número de años que puede durar la
vida de un ser humano es como promedio general 120 años. Este dato se
puede confirmar en el la sección denominada "Hilo Directo" del periódico
"Granma", órgano oficial principal de la República de Cuba, con fecha del
jueves 15 de agosto del año 2013. Este artículo fue tomado de Prensa Latina
y decía así:
"Un campesino boliviano tiene 123 años según datos del Servicio del
Registro Cívico de la Paz, lo que lo convierte en el hombre más viejo del
mundo. El anciano llamado Carmelo Flores Laura vive en una comunidad
alejada en la norteña provincia de Omasuyos y supera en 17 años al español
Salustiano Sánchez, reconocido por el libro Guinness de los récords como la
persona más longeva, con 112 años. El pasado 23 de julio, el Guinness
reconoció al español en esa categoría, tras el fallecimiento el mes anterior del
japonés Jiroemon Kimura, de 116 años, que ostentaba el récord, pese a ser
también menor que el boliviano." (PL).
Por tanto un ser humano lo más que puede conocer a sus ascendientes o
descendientes es hasta la tercera o la cuarta generación, dígase bisnietos o
tataranietos, bisabuelos o tátarabuelos. Entonces para calcular el promedio de
una generación, deberíamos dividir el total de 120 años, que como límite
puede vivir un ser humano, entre 3 o 4 generaciones. Esta división nos daría
que una generación vive como promedio de 30 a 40 años. Este cálculo
también se puede sacar por la misma Biblia. Mateo, al ser discípulo de Cristo,
por simple razón de la lógica se ubica como contemporáneo de Jesús. El nos
dice que desde los días de la deportación del pueblo judío a Babilonia, hasta
el nacimiento de Cristo pasaron 14 generaciones.
"De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David son
catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la
deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce". (Mat 1:17).
La fecha principal de la deportación a Babilonia fue el año 586 a.C., que fue
cuando Jerusalén fue destruída por los ejércitos de Nabucodonosor II. Pero la
fecha del nacimiento de Jesús fue el año 4 a.C. Por tanto, desde la fecha
deportación hasta el nacimiento de Cristo transcurrió un periodo de 582 años.
Pero cuando dividimos la cifra de 582 años entre 14 generaciones
transcurridas en ese lapso de tiempo nos da un promedio de 41 años cada
generación. Es decir que el promedio de una generación oscila entre 30 y 40
años de edad. Todo esto prueba que es una generación posterior a la segunda
guerra mundial la que verá todas estas señales de Mateo 24 cumplirse en sus
días.
Después de esto llegó una fecha notable en la historia que nunca será
olvidada por la generación que le tocó vivir esos momentos. A dicha
generación pertenezco yo. Esa fecha fue la de 1991. En ese año se acabó el
periodo de la guerra fría con la desintegración inimaginable de la URSS, con
la formación de la CEI o Comunidad de Estados Independientes, que
posteriormente terminaría dividiéndose en las antiguas repúblicas
independientes soviéticas. Ese mismo año George Bush padre, siendo el
presidente de turno de los EEUU, fue el títere de los jesuitas para pronunciar,
por primera vez en público, un 11 de septiembre, la controversial frase de los
Illuminatti que habla acerca de la formación de un Nuevo Orden Mundial, en
su discurso del Estado de la Unión.
Ese fue el año que marcó el comienzo de la última generación que vería
cumplida en sus días todas las señales de Mateo 24 a la vez. Decimos esto,
con toda confianza, ya que a partir de esa fecha nuestro mundo unipolar
empezó a escuchar de "guerras y rumores de guerras" como nunca antes se
escuchó y vio en la historia de la humanidad. En ese año, con la guerra del
Golfo, comenzó la "cruzada" mundial contra el mundo árabe musulmán bajo
el nombre de "Tormenta del Desierto". Fue en 1991 que el mundo contempló,
en cada rincón del planeta, a escala global, a través de las cámaras de la
televisión, la guerra desatada en Kuwait contra el ejército iraquí de Sadam
Hussein.
A partir de esa fecha han surgido ante nuestra vista "guerras y rumores de
guerras", casi a diario en todos los medios de comunicación del planeta. Así
sin dar respiro, desde el año 2001, se ha levantado "nación contra nación y
reino contra reino". Todos estos eventos prepararán a todos los ejercitos de la
Tierra, para pelear entre si y contra el pueblo de Dios en la batalla apocalítica
del Armagedón. Esta está previamente planificada en la agenda de los
Illuminati y fue escrita, en carta del 15 de agosto de 1871, por Albert Pike,
quién fuera masón de grado 33, y el Sumo Pontífice Illuminati de la frac-
masonería mundial, a su colega Giusseppe Mazzinni.
Sin lugar a dudas no existen fechas mas distinguidas y resaltadas que 1991 y
el 2001, para nuestra generación. Yo desafío a cualquiera que me pueda
mostrar o señalar alguna fecha moderna que supere la importancia histórica
de estas dos. Si puede hacerlo declinaré de mi idea, pero si no puede hacerlo
es hora de que piense que ya no le queda mucho tiempo de oportunidad a esta
generación. Por tanto estas dos fechas son las que marcan el inicio de la
última generación anunciada por Jesús a sus discípulos desde el Monte de los
Olivos.
El Calendario Bíblico/Caraíta
La Maduración de la Cebada y la fijación del Año Nuevo
"La Biblia indica que el primer mes del año coincide con la primera luna
nueva después de que la cebada esté madura (Hebreo: Abib). A esto se le
llama el mes de “Abib” y es el mes en que abandonamos Egipto. A los 15 de
este mes comienza la Pascua (Exódo 12:2, Éxodo 13:4, Éxodo 23:15).
Algunos años, tenemos que esperar un mes lunar extra (llamado mes
“bisiesto”) para que la cebada esté madura. Los Rabinos, en el tiempo en que
no tenían acceso a la tierra de Israel, desarrollaron un sistema para
aproximarse al método de maduración de la cebada. Los Rabinos han
adoptado un ciclo de 19 años que añade cada segundo o tercer año un año
“bisiesto” (año de 13 meses lunares), teniendo un total de siete años
“bisiestos” distribuidos a lo largo del ciclo de 19 años. Por otro lado, hasta el
siglo 18, Los Caraítas de Egipto, Siria, e Israel enviaban observadores a lo
largo de la tierra de Israel a examinar el estado de la cebada.
Los Caraítas que vivían en países distantes de la Tierra de Israel realmente
eran incapaces de seguir Abib; sin embargo, lo reconocían como el verdadero
calendario. Cuando el viajero ocasional del Medio Este atravesaba estas
lejanas comunidades Caraítas, preguntaba con respecto a Abib y ajustaban las
fiestas de acuerdo con la información suministrada ese año. También
declaraban que en cuanto sus comunidades fueran benditas con la vuelta a la
Tierra de Israel, volverían inmediatamente a seguir guardar las fiestas de
acuerdo al método Bíblico de Abib.
De hecho, hasta el 2º siglo d.C. los Rabanitas siguieron guardando el
calendario de Abib. Aunque los Rabanitas complementaban la observación
de la cebada con sus cálculos astronómicos del equinoccio (qué ellos
aprendieron de astrólogos) y con otros factores - no Bíblicos - cuyo uso los
Caraítas objetan, no obstante los escritos revelan que ellos reconocían que la
cebada tiene una importancia especial a la hora de intercalar el año. Un
Brayta (siglo 2º d.C. de origen Tanaitico) citado en el Talmud Babilónico
dice como sigue:
'Nuestros Rabinos enseñaron: Basado en tres cosas se intercala el año: en
Abib, en las frutas de los árboles, y en el equinoccio. Basado en dos de ellos
el año se intercala, pero basándose solo en una el año no se intercala. Y
cuando Abib es una de ellas todos estamos satisfechos'. (Sanhedrin Bavli
11b)
Otro Brayta relata:
'Nuestros Rabinos enseñaron, El año se intercala basado en en tres regiones:
Judea, Transjordania, y Galilea. Basado en dos de ellas el año se intercala
pero basado en una de ellas solamente el año no se intercala. Y cuando Judea
es una de ellas todos estamos satisfechos porque la Ofrenda del Omer [La
Ofrenda de la Gavilla Mecida de Cebada] sólo puede venir de Judea'.
(Sanhedrin Bavli 11b). Así, incluso la literatura Rabínica da énfasis a la
importancia del grado de maduración de la cebada a la hora de determinar el
comienzo del Nuevo Año".
La Luna Nueva
"Una característica de los Caraítas observantes ha sido siempre su
acatamiento a la práctica Bíblica de usar el método físico de visión de la luna
para declarar los nuevos meses y fijar las fechas de las fiestas. Originalmente
los Rabanitas también seguían este calendario y se discute su alcance en el
Talmud (vea Mishnah Rosh Hashanah). Los Rabanitas continuaron con el
método de observar la aparición de la Luna Nueva hasta por lo menos el 2º
Siglo d.C., pero gradualmente lo reemplazaron con los primitivos cálculos
con los que intentaban aproximarse al ciclo lunar.
En contraste, los Caraítas permanecían fieles al verdadero calendario Bíblico
y continuaron siguiendo el método de observación de la Luna Nueva a lo
largo de la edad media. El compromiso de los Caraítas con el calendario
Bíblico estaba tan inculcado en su conciencia que un juramento solemne se
había incorporado a su ceremonia de boda "guardar los tiempos Santos
ordenados según la visibilidad de la Luna Nueva y el hallazgo de Abib
(maduración de las espigas de cebada) en la Tierra de Israel". Del mismo
modo, en las Grandes Fiestas la congregación de Caraítas declaraba la verdad
del calendario en relación a la Luna Nueva y Abib.
La Biblia indica claramente que la luna determina el calendario Bíblico. La
evidencia de esto viene del (Salmo 104:19) en el que se declara: "Hizo la luna
para los Mo'adim [los tiempos señalados]." Guardar las fiestas en su
momento correcto es un mandamiento directo de la Torah, como está escrito:
"Estos son los Mo'adim [los tiempos señalados] de YHWH, las reuniones
santas que convocaréis en las fechas señaladas [Mo'adam]" (Levítico 23:4).
Durante la mayoría de los servicios en las fiestas Caraítas, este versículo se
lee en alto por el hazzan y es repetido por la toda la congregación expresando
la adhesión de los Caraítas a este claro mandato bíblico. En la época en que
los Israelitas no tenían acceso diario a la Tierra de Israel, los Rabinos
desarrollaron un sistema para calcular con aproximación el nuevo
avistamiento de la luna.
Hoy, sin embargo, ahora que nosotros tenemos acceso a la Tierra de Israel,
podemos retomar el método de avistamiento de la luna en varios lugares de
Israel. Estos nuevos avistamientos de la luna revelan que los cálculos
Rabínicos para el calendario son a menudo incorrectos. Cuando se pregunta
por qué no cambian su método de determinar la luna nueva por el real
método de avistamiento lunar, los Rabinos a menudo responden que sólo el
Sanhedrin puede declarar una nueva luna. Ya que hoy no tenemos el
Sanhedrin, van más allá en sus afirmaciones asegurando que debemos seguir
los cálculos Rabínicos que han predicho las nuevas lunas. Ésta es la idea
presentada en el artículo siguiente del Chabad, el movimiento Judío, con
respecto al comienzo de la Pascua."
(Extraído de una entrevista con el experto en la Luna Nueva el Dr. Roy
Hoffman de la Universidad Hebrea de Jerusalén en Tse'irei Chabad [el
Movimiento Chabad Juvenil], Sichat Hashavua, Parashat Vayakhel-Pekudei,
5761 [Asunto No. 742] p.4)
Aunque el calendario de los Rabanitas sirvió a una necesidad de las
comunidades judías distantes de Israel en un momento en que los judíos
estaban desterrados de Israel, ahora debemos, ya que tenemos acceso a la
Tierra de Israel, volver al método de observación física de la cebada y la luna.
Yom Teruah-el Rosh Hashanah Rabanita
"El calendario Bíblico/Caraíta también difiere del Calendario Rabínico en la
observación del Nuevo Año Judío. El calendario Rabanita sitúa el comienzo
del año –“Rosh Hashanah”– en una fiesta a la que la Biblia se refiere como a
Yom Teruah (Día de Aclamación), que cae el primer día del Séptimo mes.
Como acabamos de discutir, los Caraítas celebran el Año Nuevo en el mes de
la Fiesta de Panes Ázimos. Ya que la Torah afirma: "Este mes será para
vosotros el principal entre los meses; os será el primero de los meses del año"
(Éxodo 12:2). Después de esta explícita declaración, la Torah procede a
describir la ceremonia del Sacrificio de Pascua que ha de caer en este Primer
mes. Del mismo modo, Levítico 23 y Números 28 menciona las fiestas y en
ambos pasajes se describen el Sacrificio de Pascua en el Primer mes y Yom
Teruah en el Séptimo mes.
Los Caraítas no hacen sonar un Shofar en Yom Teruah. Esto es porque no
hay ningún mandamiento que lo ordene. Según la tradición Rabínica
“Teruah” (de la Raíz Hebrea: )רועse refiere a un sonido creado por un Shofar
(Cuerno de Carnero). Sin embargo, la misma palabra de la raíz ( )רועse usa
en Números 23:21 para significar aclamación y en Números 10:5-6 donde se
nos dice que hagamos sonar trompetas plateadas. Es interesante que cinco
versículos más tarde Dios nos ordena que hagamos sonar las trompetas
plateadas en la Luna Nueva, es decir el primer día de cada mes (vea Números
10:10). Lo que claramente se deduce de todos estos versículos es que la
palabra Teruah, mencionada en esta ocasión tras la palabra día, es un término
general que describe un fuerte ruido hecho tanto por el cuerno de un Carnero,
por una trompeta plateada, por címbalos, o incluso por una congregación
orando a Dios.
Ya que se hace sonar un cuerno bajo la forma de una trompeta en cada primer
día de mes, debemos preguntar por qué Yom Teruah, el primer día del
Séptimo Mes se pone al margen como una santa asamblea.
Desgraciadamente, la propio Torah no nos dice por qué este día se pone al
margen como un Mo'ed (Tiempo Señalado). Sin embargo, ya que es el
comienzo del mes en que Yom Kippur y Succot tienen lugar, su importancia
resulta evidente. Esto parece ser un día nacional para que los Israelitas se
prepararen para las próximas fiestas. En una sociedad agrícola, Succot, una
fiesta agradeciendo a Dios la cosecha y pidiendo una cosecha saludable para
el año próximo, es de importancia suma. Los Caraítas siempre han usado
Yom Teruah como un día nacional de oración y preparación para las
próximas fiestas del Séptimo Mes". (Traducido por: Baruj Prieto)
Más sobre el cálculo de la luna nueva por los Karaítas
"El mes Bíblico empieza con la Luna Nueva creciente, también llamada
Primera Uña Visible. La palabra Hebrea para mes (Hodesh) significa
literalmente Luna Nueva y sólo por extensión el periodo entre una Luna
Nueva y la siguiente. ¡El Midrash Rabanita relata que cuando Dios dijo a
Moisés "Este mes (HODESH) será para vosotros el primero de los meses"
(Ex 12:2) el Omnipotente apuntaba en los cielos a la Luna Nueva creciente y
dijo: "Cuando la veáis así, santificad! [=declarad el día de la Luna Nueva]."
Este cuento de hadas Rabínico resalta un punto importante, a saber, que en la
Biblia nunca se menciona que debamos determinar el primero de los meses
basándonos en la Nueva Luna.
La razón para esto es que el término para "Mes" (Hodesh) implica que el mes
empieza con la Luna Nueva creciente. Como se verá, esto habría resultado
obvio para cualquier antiguo Israelita presente cuando Moisés leyó las
profecías de YHWH al Pueblo de Israel y no había habido necesidad alguna
de elucidar este concepto así como tampoco, en tales condiciones habría sido
necesario aclarar conceptos tales como "brillante" u "oscuro". Sin embargo,
debido al largo destierro, hemos perdido el uso del Hebreo Bíblico como
idioma de uso diario. Por consiguiente, tendremos que reconstruir el
significado de Hodesh a partir del uso de la palabra en el texto Bíblico
usando principios lingüísticos reconocidos.
Él Creó la Luna para las Fiestas
No puede haber ninguna duda de que las Fiestas Bíblicas dependen de la
luna. La prueba más contundente para esto está en el siguiente pasaje bíblico:
"Él creó la Luna para Mo'adim [los tiempos designados]". (Salmo 104: 19).
El término Hebreo Mo'adim [tiempos designados], es la misma palabra que
describe las Fiestas Bíblicas. Levítico 23 que contiene un catálogo de las
Fiestas Bíblicas comienza con la siguiente declaración: "Éstos son los
Mo'adim [tiempos designados] de YHWH, santas asambleas que
proclamaréis a su debido tiempo [Mo'adam]".
Así cuando el Salmista nos dice que Dios creó la Luna para Mo'adim [los
tiempos designados] él quiere decir que la Luna fue creada para determinar el
tiempo de los Mo'adim de YHWH, esto es, las Fiestas Bíblicas.
"Hodesh" está Relacionado con la Luna
El versículo anterior nos enseña claramente que las fiestas se relacionan con
la luna. Pero cuando la Torah fue dada el Salmo 104 no había sido aún escrito
por los profetas Levíticos, y la pregunta de cómo los antiguos Israelitas
podían saber esto todavía permanece. La respuesta es que la palabra Hebrea
para mes (Hodesh) indica una relación directa con la luna. Podemos ver esta
relación en varios casos en los que Hodesh (mes) es usado de modo
intercambiable con la palabra "Yerah", la palabra Bíblica Hebrea común para
luna que por extensión también significa "mes".
Por ejemplo:
" ...en el mes (Yerah) de Ziv, qué es el Segundo mes (Hodesh)..." (1Reyes
6:1).
" ...en el mes (Yerah) de Ethanim... qué es el Séptimo mes (Hodesh)..."
(1Reyes 8:2).
Otra prueba de que Hodesh está relacionado con la Luna (Yerah) es la frase
"Un Hodesh (mes) de días" (Gen 29:14; Nu 11:19-20) [con el significado de
un periodo de 29 o 30 días] qué es equivalente a la frase "Un Yerah
(mes/Luna) de días" (Dt 21:13; 2Reyes 15:13). Luego claramente Hodesh
esta relacionado con "Yerah" que literalmente significa "luna".
"Hodesh" Significa Luna Nueva (Día)
El significado principal de Hodesh (mes) es realmente "Luna Nueva" o "Día
de Luna Nueva" y sólo por extensión llegó a significar "mes", que es el
periodo entre una Luna Nueva y la siguiente. Este significado principal se
conserva en varios pasajes tales como (1Sam 20:5) en el que Jonatán dice a
David "Mañana es Luna Nueva (Hodesh)." Claramente en este versículo
Hodesh se usa para referirse específicamente al día en que empieza el mes y
no al mes entero. Otro pasaje que usa Hodesh en su principal sentido es (Ez
46:1) qué habla sobre "El Día (Yom) de la Luna Nueva (Ha-Hodesh)."
Claramente en este versículo Hodesh (Luna Nueva) es un acontecimiento en
particular y el principio del mes es el día en que este evento (la Luna Nueva)
sucede.
La Luna Nueva Bíblica es la "Primera Creciente"
"Hodesh" (Luna Nueva), deriva de la raíz H.D.SH.( )חדשque significa
"nuevo" o "hacer nuevo/renovar". La Luna Nueva Creciente se llama Hodesh
porque es la primera vez que la luna se ve de nuevo después de estar oculta
durante varios días al final del ciclo lunar. Al final del mes lunar la Luna está
cerca del Sol:
· Alcanzando finalmente el punto de "conjunción" cuando pasa entre
el Sol y la Tierra.
· Como resultado, próximo al momento de la conjunción, una muy
pequeña parte de la superficie iluminada de la luna está mirando a la
Tierra y no resulta visible a través de la muchísimo más luminosa luz
del sol. Una vez alcanzado el punto de alineamiento, la luna, continúa
avanzando hacia el lado opuesto de la Tierra.
· A medida que se aleja del sol el porcentaje de su superficie
iluminada visible desde la Tierra aumenta y una tarde poco después del
ocaso la Luna se vuelve a ver después de haber estado invisible durante
1.5-3.5 días.
· A causa de que la Luna se ve nuevamente después de un periodo
de invisibilidad es por lo que los antiguos la llamaron "Luna Nueva " o
"Hodesh" (de Hadash, que significa "nueva").
Luna Nueva creciente versus Luna Nueva Astronómica
Muchas personas están desorientadas por el uso inexacto en los idiomas
modernos del término "Luna Nueva". Los astrónomos modernos adoptaron
este inusual término, al cual siempre se había relacionado con la primera uña
visible y lo usaron para referirse a la conjunción (cuando la Luna pasa entre
la Tierra y el Sol, momento en que no es visible). Los astrónomos
comprendieron pronto que el uso inexacto de "Luna Nueva" para referirse a
la conjunción llevaría a confusión, por tanto los científicos para ser más
exactos ahora distinguen entre "Luna Nueva Astronómica" y "Luna Nueva
Creciente".
La Luna Nueva "astronómica" significa Luna Nueva tal como el término es
usado por los astrónomos, es decir conjunción. En contraste, "Luna Nueva
Creciente" usa el término con el significado original de la primera uña
visible. Un buen diccionario debería reflejar ambos significados. Por
ejemplo, el Diccionario Random House de la Lengua Inglesa, Edición
Completa define Luna Nueva como: "La luna cuando estando, en conjunción
con el sol y la tierra, resulta invisible; [Luna Nueva Astronómica] o visible
[Luna Nueva Creciente] visible sólo como una fina media luna".
La Supuesta Evidencia Para "Luna Oculta"
A causa del desconcierto generado por el uso del término Luna Nueva en la
astronomía moderna, algunas personas han buscado apoyo Bíblico para este
significado incorrecto del término, citando (Salm. 81:3) qué dice: "Tocad el
cuerno en el Keseh (Luna Nueva), en el día señalado, en el Día de nuestra
Hag (fiesta)." Según la "Teoría" de la Luna Oculta, el término "Keseh" se
deriva de la raíz K.S.Y. Que significa "cubrir" y por tanto significa "luna
cubierta" o "luna oculta". Según esta interpretación, cuando el versículo dice
que toques el cuerno en el día de Keseh, lo que realmente significa es "Haced
sonar el cuerno en el día de Luna Oculta".
Sin embargo, el lenguaje tampoco apoya este argumento ya que la segunda
mitad del versículo se refiere al día de Keseh como "el día de nuestra Fiesta
(Hag)." En la Biblia, Fiesta (Hag) es un término técnico que siempre se
refiere a las tres fiestas anuales de peregrinación (Matzot, Shavuot, Sukkot;
vea Ex 23; Ex 34). El Día de Luna Nueva (Hodesh) nunca es clasificado
como una "Fiesta de Peregrinación", por tanto (Keseh/Hag) no puede ser
sinónimo de Día de Luna Nueva (Hodesh). Se ha sugerido además que Keseh
se refiere a la fiesta Bíblica de Yom Teruah (Día de Aclamación), que
siempre cae en Día de Luna Nueva . Sin embargo, la Biblia describe Yom
Teruah como un Moed (tiempo designado) y nunca como una Hag (Fiesta de
Peregrinación) por tanto (Keseh/Hag) tampoco se puede referir a Yom
Teruah.
¿Qué Significa en Realidad Keseh?
Es probable que Keseh este relacionado con la palabra Aramea "Kista" y la
palabra Asiria "Kuseu" que quieren decir "luna llena" (vea Brown-Driver-
Briggs p.490b) [Hebreo, Arameo, y Asirio son idiomas todos ellos Semíticos
y a menudo comparten raíces comunes]. ¡Esto encaja perfectamente con la
descripción de Keseh como día de la Hag ya que dos de las tres Fiestas de
Peregrinación (Hag HaMatzot y Hag HaSukkot) caen el 15 del mes que es
aproximadamente el momento de la Luna Llena!
Más sobre "Luna Oculta"
Otro punto a considerar es que en realidad no hay un "día" de luna oculta. De
hecho la luna permanece oculta durante 1.5 a 3.5 días en Oriente Medio. Se
ha propuesto que el "día" de luna oculta es en realidad el día de la conjunción
(cuando la luna pasa entre la Tierra y Sol). Sin embargo, tan sólo 1000 años
después de Moisés es cuando los astrónomos Babilónicos descubrieron cómo
calcular el momento de la conjunción. En consecuencia, los antiguos
Israelitas no tenían manera alguna de conocer cuando tenía lugar el momento
de la conjunción y no podían saber en que día tendría lugar "el Día" de la
Luna Oculta.
Se ha sugerido que los antiguos Israelitas pudieran mirar la "Luna Llena" y
determinar el Día de la Conjunción a partir del momento en que la Luna
Llena ya no estaba visible en el cielo de la mañana. ¡Sin embargo, tal método
no habría sido eficaz en el Oriente Medio dónde la así llamada "luna Oculta"
puede permanecer Oculta incluso durante 3.5 días! De hecho es habitual que
la luna permanezca oculta hasta 2.5 días y en tales circunstancias ¿cómo
podrían haber sabido los antiguos Israelitas cuál era el Día de Conjunción?
En contra, los antiguos Israelitas eran totalmente conscientes de la Luna
Nueva Creciente. En las sociedades antiguas la gente trabajaba de Sol a Sol y
eran conscientes de que la Luna Llena se vuelve más y más pequeña en el
cielo de la mañana. Cuando la Luna de la mañana había desaparecido los
antiguos Israelitas esperaban ansiosamente su reaparición durante 1.5-3.5
días en el cielo de la tarde. Habiendo permanecido oculta durante varios días
y reapareciendo en el cielo vespertino ellos la habrían llamado "Luna Nueva"
o "Hodesh" (de Hadash que significa "Nueva").
Nota 1: Desde la perspectiva de un observador situado en la Tierra.
Nota 2: Es decir está en el mismo plano como el Sol y la Tierra.
Nota 3: (vea Brown-Driver-Briggs pp.290b-291a). Incluso en los pocos casos
en que Hag no se refiere a las tres Fiestas de Peregrinación Bíblicas, se está
refiriendo a fiestas de peregrinación no bíblicas. Por ejemplo, en (Jueces
21:19), Hag se refiere a la fiesta de peregrinación anual que tenía lugar en
Shiloh. También, en (Éxodo 10:9) Moisés le dice a Faraón que los Israelitas
deben abandonar Egipto para celebrar una Hag a YHWH en el desierto que
claramente es una fiesta de peregrinación. Hay que hacer notar que Moisés
dice que ellos tienen una Hag, dando a entender que deben hacer una
peregrinación, en este caso al Mt. Sinaí, y que por tanto deben salir de Egipto
para observar la Hag apropiadamente."
(Traducido por Baruj Prieto. Karaite Korner English site. Rincón Caraíta
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A la luz de toda esta explicación todo parece indicar que tendríamos que
esperar a la Luna Nueva que da comienzo al año 2031 d.C, en el mes de
Nisán para poder calcular de forma exacta la llegada del inicio del mes
séptimo que sería en el otoño de ese mismo año; para saber cuando caen los
días 15 al 22 del mes séptimo (Tishri), en nuestro calendario civil gregoriano,
para celebrar SUKKOT, o los Tabernáculos. De una cosa si podemos estar
seguros hoy y ahora, y es que las primeras cuatro fiestas primaverales se
cumplieron en cuanto al acontecimiento y tiempo enmarcado en su
celebración ritual. Entonces las tres fiestas restantes, celebradas en el otoño,
deben cumplirse siguiendo el mismo patrón de tiempo asignado por el ritual
simbólico de Levíticos 23.
Pero si hasta el presente se han cumplido seis cabalmente, en cuanto al
acontecimiento y tiempo, los cuales están muy destacados en su ritual
simbólico, no deberíamos dudar que la séptima fiesta, que es la segunda
Cosecha anual, en los días de la celebración de los Tabernáculos, ha de
cumplirse antitípicamente con toda exactitud en cuanto al acontecimiento y
tiempo preanunciado en su ritual simbólico como las seis fiestas que la
antecedieron. Por lo que ahora concluiremos citando los escritos de Elena de
White y la Biblia con los cuales se inició la escritura de este libro y dicen así:
"Ahora debe darse en todas partes del mundo el mensaje del ángel que sigue
al tercero. Debe ser el mensaje de la cosecha, y toda la tierra será iluminada
con la gloria del Señor." (Carta 86, 1900; EUD. p 177. APIA)
14 "Miré, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante
al Hijo del Hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano
una hoz aguda.
15 Y del templo salió otro ángel, clamando a gran voz al que estaba sentado
sobre la nube: Mete tu hoz, y siega; porque la hora de segar ha llegado, pues
la mies de la tierra está madura.
16 Y el que estaba sentado sobre la nube metió su hoz en la tierra, y la tierra
fue segada.
17 Salió otro ángel del templo que está en el cielo, teniendo también una hoz
aguda.
18 Y salió del altar otro ángel, que tenía poder sobre el fuego, y llamó a gran
voz al que tenía la hoz aguda, diciendo: Mete tu hoz aguda, y vendimia los
racimos de la tierra, porque sus uvas están maduras.
19 Y el ángel arrojó su hoz en la tierra, y vendimió la viña de la tierra, y echó
las uvas en el gran lagar de la ira de Dios.
20 Y fue pisado el lagar fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre hasta los
frenos de los caballos, por mil seiscientos estadios."
(APOCALIPSIS 14:14 AL 20)