Está en la página 1de 101

ciertos sitios tiene un espesor de 2 cm.

Este barro está mezclado con ripio


grueso, aparece bien adherido a la piedra y a las hendiduras, y luego va
d e s p r e n d i é n d o s e por trozos de exfoliación.
La pared mide, desde el borde superior de la estaca hasta la base de
la cornisa, 1,85 m. E l techo aparece por esta cara y presenta gruesas
capas de lajas. Ellas corresponden a las dos alas inclinadas a los lados
norte y sur. Están constituidas por cuatro capas: las dos primeras son
lajas gruesas y las dos ú l t i m a s forman parte del tejado. La primera, co-
menzando de abajo, sobresale 7 cm fuera de la pared y su espesor es de
1 cm. L a segunda sobresale 20 cm fuera del nivel del borde de la primera
y su espesor, incluyendo la capa superior de pachillas, es de 13 cm. L a
tercera capa está formada por lajas m á s delgadas, sobresale 20 cm sobre
el borde de la capa precedente, y su espesor es de 8 cm. L a última tiene el
borde m u y mutilado, sin embargo, en cierta parte sobresale 19 cm y su
espesor alcanza 9 cm.
Encima de esta cuarta capa hay varias capas superpuestas de lajas
p e q u e ñ a s , fijadas sobre otras de barro, que se disponen a la manera de
un tejado. La segunda capa, en la parte contigua a la viga, sobresale 36
cm. E l barro cremoso de revestimien-
to aparece por todas las hendiduras
en trozos magullados y mostrando las
impresiones digitales. L a coloración
de las piedras libres del revestimien-
to es blanco amarillenta y blanco roji-
za. Sólo las piedras de la arista, o bor-
de norte de esta pared, aparecen en-
negrecidas y no sólo comprende la pa-
red sino también el techo.

Cara oeste:
Dada la forma prismática rectangu-
lar de la chulpa, esta cara es rectan-
gular y presenta claramente el para-
mento y techo dividido en cuatro sec- CaraD. •
ciones. L a s dos primeras correspon- /862(158a)/ Cara oeste de la
dientes a los pisos inferior y superior chulpa A. St* han incluido los
detalles dé] aparejo, pero falta
y las dos segundas a las secciones el enlucido. Delante hay unos
estructurales que forman el techo. pozos con 1 m de diámetro y de
profundidad. Están ocultos, en
Una hilera de cuatro piedras rec- parte, por padrones aparentemente
tangulares, alineadas en sentido Nor- descendidos de la parte alta del
te a Sur, marcan la división entre el pi- muro de fortificación de la
ciudadela que se encuentra
so inferior y superior. E l piso inferior en el tope.

183
Universidad del Perú. Decana de América
/ 8 5 8 / [Acuarela de las chulpas A y B del Krupu N . I N , Chokta].

mide 2,08 m de largo y su alto es de 78 cm. L a pared del piso inferior está
constituida por dos hileras de piedras grandes que se levantan sobre la
plataforma rocosa. De éstas, las centrales son mayores que las laterales,
que miden 94 cm por 29 cm, y están ajustadas por pachillas. Delante de la
pared del piso inferior hay restos de una c á m a r a derrumbada.
Las cuatro piedras rectangulares que forman la cornisa son m u y
semejantes en forma y dimensiones. Miden, por t é r m i n o medio, 65 cm
por 18 cm y sobresalen en 9 cm sobre el nivel de la pared.
L a parte superior de la pared oeste está limitada por una hilera de
cuatro piedras rectangulares no m u y bien alineadas, como las de la hile-
ra inferior. L a mayor mide 58 cm por 17 cm. Esta pared está constituida
por una gran laja que ocupa casi la mitad norte de la superficie. Esta laja
es de contorno individual tetragonal. S u alto m á x i m o es de 1,13 m y su
ancho, de Nortea Sur, es de 1,18 m. Su coloración es barrosa y su super-
ficie es rugosa, casi mamelonada, con manchas extensas grisáceas.
L a mitad sur de esta sección superior está formada por cinco pie-
dras de diferentes formas y t a m a ñ o s . La piedra de la esquina es borde de
una laja que da al sur; la piedra que ocupa la parte m á s baja de la pared
tiene forma alargada y mide 86 cm por 48 cm; encima de ella, y a los
lados, hay otras piedras y pachillas, todas bien ajustadas y con sus caras
al mismo nivel.
La sección del subtejado es casi triangular, con una giba en su parte
media que culmina con la estaca o pseudoviga. Esta sección está consti-
tuida por una especie de fundamento construido con piedras apilonadas
adecuadamente mediante el auxilio de barro y pachillas. Exteriormente
aparece al centro una piedra de cara triangular; a los lados, cuatro hile-

184 for de San M


ras de piedras pequeñas alineadas oblicuamente hacia el centro y en las
esquinas, piedras talladas que forman dos caras planas con una arista
rectilínea.
Como en la cara anterior, aquí aparecen hileras de lajas correspon-
dientes al tejado, dos de ellas corren cerca del borde superior del sub-
tejado, escalonándose; la tercera sobresale considerablemente hasta 35
cm y sobre ella se apoyan tres o más capas de lajas delgadas que, super-
poniéndose y escalonándose de adentro hacia afuera, forman el tejado.

Cara sur:
En esta cara aparecen también muy bien delimitadas las secciones, o
piso superior e inferior, por medio de una hilera de piedras salientes que
forman la comisa. No hay un límite claro entre la pared del piso inferior
y el subtejado. La pared del piso inferior mide 85 cm de alto y 1,75 m de
ancho. Está formada por dos hileras de piedras, la inferior tiene piedras
grandes y la superior tiene piedras medianas.
Cerca de su borde occidental aparece una abertura mal hecha, una
posible perforación, que no es una entrada de la cámara inferior. Esta
perforación tiene de alto 44 cm y de ancho 42 cm.
La sección superior de la cara sur tiene de alto 1,64 m y su ancho es
de 1,74 m. Está constituida por una piedra grande, que ocupa casi un
tercio de su lado oeste y cuyas me-
didas son de 1,11 m por 63 cm. Po-
see además dos hileras de piedras
que ocupan el lado este, la inferior
está formada por una piedra rectan-
gular, de 47 cm de alto por 85 cm de
ancho, que es el borde de una laja
que mira al Este. La hilera superior
está formada también por una pie-
dra casi rectangular, de 18 cm de
alto por 62 de longitud, que ocupa
la esquina; y por otra piedra peque-
ña que se ubica entre ésta y la pie-
dra grande del lado oeste.
Sobre este muro hay tres hile-
ras de piedras pequeñas y media-
nas que forman el subtejado. En su
mmmmM
/871(166b)/ Corte vertical, en
mayor parte son piedras rectangu-
lares; las mayores miden 40 cm por
sentido N-S, de la chulpa A, 27 cm. El tejado aparece bellamente
grupo \ . ni del lado occidental
de! cerro Chokta. construido con lajas escalonadas en

185
Universidad del Perú. Decana de América
dos grupos; un par de hileras de lajas casi del mismo espesor (11 cm) que
corren alineadas. L a primera es una sola laja y la segunda está dividida
en dos partes desiguales. Las otras dos son capas de lajas que correspon-
den a la parte superior de este tejado. Sobre la ú l t i m a descansan las
lajitas o tejas del tope.

Cara norte:
Esta cara, como la anterior, presenta las dos secciones correspondientes
al piso inferior y superior, así como los bordes del tejado. Su particulari-
dad es la presencia de la entrada a la
c á m a r a superior. Esta entrada mide 85
cm de alto; en su borde superior mide 48
cm y en el inferior 55 cm; el ancho o gro-
sor del dintel es de 20 cm.
La pared del piso inferior está formada
por dos hileras de piedras de t a m a ñ o
medio y una hilera de cinco piedras rec-
tangulares que sobresalen 10 cm sobre
el nivel de la pared. A d e m á s marcan la
división entre el piso superior e inferior.
L a pared del piso superior está forma-
da por varias hileras de piedras de dife-
rentes t a m a ñ o s . L a s piedras de las hile-
ras inferiores son las m á s grandes, i n -
/864(160a)/ Cara norte de la cluso una de ellas ocupa la mitad de la
chulpa A. El dibujo muestra los parte inferior del lado este, cuyo alto es
detalles de la construcción de la de 63 cm y su largo de 88 cm. E l dintel de
chulpa. Al pie, v delante del muro .
l a u e r t a e s t a
de la plataforma que le sirve como P formado por otra piedra
fundamento, se ha descubierto rectangular de 56 cm de largo y 17 cm de
una gruesa capa de humus cuyo ancho. L a jamba oeste es una piedra alar-
espesor llega a los 90 cm. Dentro
de ella hay una multitud de frag- gada que mide 79 cm de alto, 19 cm de
mentos de alfarería que se han ancho y 15 cm de espesor. Está adosada
recolectado y se estudiarán.
al borde posterior de la gran laja que for-
ma parte de la cara occidental. Las otras piedras que forman el resto de la
pared son medianas y e s t á n bien a c u ñ a d a s con pachillas.
E l techado consta de dos hileras de lajas grandes que tienen las
mismas dimensiones y casi cubren totalmente el borde superior del muro;
a d e m á s , hay varias hileras de lajas m á s delgadas, algo deterioradas y
fracturadas que sirven para formar el tejado.

186
id del Perú. Decana de A
/ I X / B 9 / P 1 1 / F 5 / 8 8 2 / Vista del lado norte de las chulpas A y B,
grupo \ . ni, Chokta.

/872v-873( 168-169)/
Interior de la chulpa A
Tiene forma rectangular. Los lados este y oeste miden 1,73 m; las paredes
sur y norte miden 1,39 m. Estas cuatro paredes presentan huellas de reves-
timiento con barro blanco, mezclado con paja m u y fina. El techo está for-
mado por tres grandes lajas, orientadas en sentido E-O: la anterior mide
por dentro 1,23 m , y su ancho es de 51 cm; la media está partida en tres
trozos y mide en su longitud interior 1,28 m y, en sentido N-S, 49 cm; la
posterior mide interiormente 1,31 m y en sentido N-S, tiene 48 cm.
Estas tres grandes lajas se apoyan sobre hileras de piedras de la
parte superior de las paredes y sobresalen interiormente 12 cm y 15 cm.
Encima la superficie ha sido nivelada con pachillas y barro. L a pared
norte presenta un apilonamiento de piedras en s u parte superior, sólida-
mente fijadas por medio de pachillas y barro.
E l piso es m u y interesante en lo que respecta a su estructura. Como
ha sido perforado por los buscadores de tesoros, quienes han abierto un
pozo de 91 cm de d i á m e t r o y de 64 cm de profundidad, se pueden exami-
nar sus detalles. Las piedras aparecen dispuestas en capas, formando el
relleno de la terraza o plataforma que sirve de fundamento a la chulpa.
Se cuentan por lo menos tres capas de piedras, algunas de ellas de
t a m a ñ o mediano, de 38 cm por 20 cm por 23 cm. L a parte superior, o sea,
la que corresponde al suelo de la cámara, está enlosada cuidadosamente;
las hendiduras e s t á n rellenadas con paquetes de pachillas. Quedan en
el fondo del pozo, abierto por los wakeros, muchos guijarros, restos de
esqueletos humanos blanqueados y algunos fragmentos de alfarería
rústica y blanca del tipo M a r a ñ ó n .

187
¡865-872(161-167)/
C h u l p a B del grupo N.° I I I
Se ubica a 3,65 m al lado norte de la chulpa A y es m á s p e q u e ñ a que ésta.
Se encuentra levantada sobre una plataforma rectangular construida
con grandes piedras canteadas. Esta plataforma mide 3,93 m de largo
por 3 m de ancho, tiene 65 cm de alto y la chulpa se eleva a sólo 30 cm de
su borde.
L a presencia de una gran a c u m u l a c i ó n de fragmentos de alfarería
en el contorno de la chulpa A obliga a realizar una exploración m á s
cuidadosa del espacio comprendido entre las dos chulpas. Este espacio
está ocupado por una gruesa capa de humus, guijarros y piedras de
diversos t a m a ñ o s . L a exploración permitirá deslindar mejor la platafor-
ma, o plataformas, sobre las que se levantan estas dos chulpas. Asimis-
mo se aclarará el p o r q u é de la presencia de alfarería y la ausencia de ésta
en las otras chulpas estudiadas donde o no se ha encontrado o sólo han
aparecido algunas formas semejantes a las del tipo Cajamarca, sobre
todo al interior de las chulpas.
Dada la importancia de estas dos estructuras, se las ha descrito
cuidadosamente y con la mayor cantidad de datos y detalles resultantes
de la directa observación. Como la chulpa B tiene forma prismática rec-
tangular presenta cuatro caras rectangulares; asimismo, tiene dos pisos,
uno p e q u e ñ o inferior y m u y bajo y otro m á s grande superior y alto.

Cara sur:
Esta cara rectangular tiene 2,07 m de alto y 1,72 m de ancho. E l piso
inferior tiene 61 cm de alto, medido hasta la cara inferior de la cornisa.
Esta cornisa está formada por lajas que sobresalen ligeramente hacia
afuera en 7 cm y cuyo espesor es de 10 cm.
Esta cara sur está constituida por dos piedras grandes que forman el
cimiento y, al mismo tiempo, la pared de la cámara inferior; a d e m á s por
dos hileras de piedras p e q u e ñ a s , la última de ellas es la cornisa que
forma el cielo de la capa sobre la que se eleva la chulpa. L a pared corres-
pondiente al piso superior es rectangular y en ella se incluye el borde sur
de la capa de lajas que forman el cielo. E l alto es de 1,36 m. A s i m i s m o
presenta en su parte media una gran perforación practicada por los
buscadores de tesoros.
La sección superior está formada por una laja grande al centro, de
1 m por 81 cm, de forma pentagonal y con muchas exfoliaciones superfi-
ciales. E n su borde este, dicha piedra lleva adosadas dos piedras o bor-
des de lajas con dos p e q u e ñ a s piedras intercaladas. L a laja inferior mide
55 cm por 13 cm, la superior mide 52 cm por 20 cm y las dos intercaladas
juntas miden 16 cm por 18 cm. Sólo el tercio inferior de la laja superior se

188 for de San Marcos


Unive cana de América
halla adosada al borde este de la piedra grande principal. Los otros dos
tercios están adosados a las piedras que se hallan al tope de esta piedra
principal. Ellas son m á s o menos rectangulares, una es de 26 cm por
56 cm y la otra de 46 cm por 23 cm. Sobre estas dos piedras, y sobre el tope
de la esquina este, descansa la hilera de cuatro piedras rectangulares
que forman el cielo de la sección superior.
Adosadas al borde oeste de la piedra principal, y formando la esqui-
na SO, se encuentran tres piedras, una mayor que mide 70 cm por 19 cm
y otras dos piedras m á s p e q u e ñ a s que en conjunto miden 24 cm por 26
cm. Todas estas piedras están sujetas mediante pachillas.
L a sección correspondiente al techo comprende el borde de una sola
laja que forma la capa inferior. Mide 1,38 cm de largo y s u espesor es de
9 cm. Ocupa el escalón m á s bajo y sobresale de la pared en unos 11 cm.
La capa siguiente está ocupada por otra laja que tiene una longi-
tud de 1,60 m , en dirección E - O , y s u
grosor es de 9 cm; sobresale del nivel de
la capa anterior, o borde de la laja ante-
rior, en 12 c m . Encima de esta segunda
laja aparecen las capas de lajas delga-
das que se superponen oblicuamente,
e s c a l o n á n d o s e , y forman el tejado. So-
bre este tejado y en una capa de 14 cm
de humus han crecido plantas [coriá-
ceas], tuyas y otras hierbas.

Cara norte:
Por este lado la pared aparece totalmen-
/868(164a)/ C a r a norte de la te derrumbada. E n lo que respecta a la
chulpa B. N ó t e s e los detalles de la
construcción de las paredes este y pared de la c á m a r a superior, la parte
oeste. La pared sur está formada inferior está constituida por sólo dos
casi totalmente por una laja. Cerca
piedras colocadas sobre la plataforma.
de la base de la cámara se destaca
una especie de cornisa que corres- Su alto es de 36 cm y su ancho, en senti-
ponde no como en otros casos al do E - O , es de 1,35 m. De las piedras que
cielo de la cámara inferior, sino al
término de una plataforma sobre la
corresponden a la cornisa sólo queda
que se eleva la chulpa. Delante de una en el lado este.
esta cara hay varias piedras gran- Esta cara está formada por los bor-
des que deben ser una parte de la
des de las lajas que forman la pared oes-
plataforma u otras partes de la
pared derrumbada de la chulpa. A te: una inferior, de 84 cm y de espesor
2,5 m del lado norte hay restos de 18 cm; otra superior, de 48 cm y de es-
un antiguo muro que corre en direc-
ción E - O , siguiendo la inclinación
pesor 19 cm; y otra laja p e q u e ñ a , de
de la falda del cerro; y m á s hacia el 10 c m por 18 cm, sobre la cual descansa
norte hay un patio grande que tam- la piedra que sirve para formar el cielo
bién está limitado por otro muro.
o techo.

donal Mayor de San Mar 189


el Perú. Decana de América
1
E l lado este presenta el borde de i
*J6-*<-~-
—m, Wftá
una laja que se encuentra en este lado , _of}-
1 1 •-
y que mide 93 cm por 19 cm. L a pie-
dra que llenaba el espacio dejado en-
-

h
tre ésta y la del cielo ha desaparecido.
T a m b i é n quedan sólo dos partes de
la laja que formaba el cielo. Esta laja
tiene 1,27 cm, en sentido E-O, y 19 cm
de grosor. Encima de esta laja se en-
cuentran superpuestas dos lajas ma-
yores que forman parte del subtejado.
La inferior mide 1,33 cm por 9 cm de
grosor y la superior 1,5 m por 9 cm de
espesor. Esta última sobresale 10 cm / S 6 6 / Corte horizontal de la chulpa
B. Figuran los lados conservables
del borde de la primera. E l tejado apa- este, oeste y sur. Falta el lado norte
rece m u y desgastado y está formado que está derrumbado. El piso apare-
ce, en este plano, empedrado total-
por varias capas de lajas p e q u e ñ a s
mente con lajas. Pero sólo en parte es
con barro. así porque ha sido perturbado por
E l derrumbamiento de la pared los buscadores de tesoros.

permite conocer el detalle de la estructura interior de la cámara superior.


Esta es prismática cuadrangular, orientada en sentido N-S, y tiene 1,16 m.
E l ancho, en sentido E-O, es de 1,35 m y de alto es 1,31 m. E l piso está
como embaldosado, las lajas están fijadas al techo de la c á m a r a inferior
por medio de una gruesa capa de barro blanco amarillento que, en sen-
tido N-S, mide 1,27 m y de E - O mide 92 cm.

Cara este:
Esta cara presenta diversas secciones de la chulpa, como el piso inferior,
el piso medio, la estructura triangular del subtejado y la correspondiente
al tejado en sus dos porciones: la formada por dos capas de lajas super-
puestas y la formada por la s u p e r p o s i c i ó n de muchas capas de lajas
delgadas.
La pared del piso inferior a ú n no ha sido descubierta totalmente,
pero por lo que se observa en las otras caras esta pared no alcanza sino
38 cm de alto y está formada por una hilera de pied ras de d i versos tama-
ños: una grande de 93 cm por 30 cm, que ocupa el lado sur, y otra peque-
ña de 41 cm por 33 cm, que ocupa el lado norte. Estas dos piedras están
ajustadas con pachillas y encima de ellas hay varias c u ñ a s destinadas a
nivelar el borde superior para así sentar la hilera de tres piedras que
forman la cornisa.
T é n g a s e presente que al hacer la descripción de la estructura de
estas paredes se habla de piedras rectangulares, a p r e c i á n d o l a s sólo por

190 Nacional Mayor de San Marcos


id del Perú. Decana de América
las caras que presentan. Por lo general estas caras son sólo bordes de
lajas que se extienden formando el cielo; otras veces son caras de lajas.
La cornisa, compuesta de tres piedras, mide 10 cm de alto y la parte
que sobresale es de 13 cm. La mayor de estas piedras ocupa el lado norte
y mide 67 cm. Es borde de una piedra rectangular de 67 cm por 38 cm
por 11 cm.
La cara correspondiente al piso superior es rectangular y está cons-
tituida, casi totalmente, por dos grandes lajas y algunas hileras de pe-
queñas piedras intercaladas y destinadas, en parte, a nivelar el borde
superior.
La piedra inferior mide, de Norte a Sur, 1,32 cm y su alto máximo, en
el borde norte, es de 95 cm. La otra piedra que se encuentra encima es casi
La mitad de la primera. Uno de sus bordes forma la esquina sur. Su con-
torno es irregular, de 94 cm por 66 cm de diámetro máximo. Las piedras
de la hilera que forman el cielo o techo son todas pequeñas y sirven sólo
para completar o ampliar, hacia afuera, el borde este de una gran laja que
forma dicho cielo.
Encima de esta laja hay una gruesa capa de tierra blanca mezclada
con ripio, barro seco y grumoso. Está sostenido, por el lado este, por dos
hileras de piedras pequeñas, elevadas en su parte media para formar el
tejadillo o mojinete. En el punto más elevado aparece parte de la estaca
de piedra o pseudoviga fracturada.
Encima de esta armazón aparece la primera capa de lajas ya dis-
puesta en dos alas, norte y sur. La primera está formada por dos lajas que
sobresalen, en la parte superior del mojinete, unos 19 cm sobre el nivel de
la pared, y en el borde norte sobresale sólo 6 cm. La segunda sobresale en
el mojinete unos 16 cm y en el lado opuesto 8 cm. Su espesores de 9 cm.
Encima de esta primera capa de lajas viene otra también dispuesta en
dos alas: la del norte, con dos piedras, una de las cuales mide 67 cm por
8 mm, y la otra piedra que mide 25 cm por 7 cm.
El ala sur está compuesta por una sola laja, algo mutilada en su
borde sur. Mide 93 cm y su ancho es de 8 cm. Encima de la segunda capa
de lajas aparece el tejado compuesto por la superposición escalonada,
de abajo hacia arriba, de muchas lajas pequeñas. Debe hacerse notar que
el escalonamiento del tejado está dispuesto inversamente al del sub tejado;
esto es, en el primero corre de abajo hacia arriba y en el segundo a la
manera inversa, de arriba hacia abajo.

¡869-872(165-167)/ U de noviembre de 1937


Cara oeste:
Como su similar del lado este, esta cara es rectangular y consta de las
siguientes secciones:

191
1) La plataforma o terraza sobre la que se ha erigido la chulpa,
2) La pared correspondiente al piso inferior con su respectiva cornisa,
la cual forma parte del embaldosado del suelo del piso superior,
3) La pared rectangular del piso superior,
4) El subtejado, incluyéndose la hilera de lajas que forman el cielo
del piso superior,
5) La primera parte del tejado formado por dos capas de lajas gran-
des y
6) E l tejado propiamente dicho, compuesto por la superposición de
muchas capas de lajas pequeñas y de barro escalonadas hacia el
mojinete.

A continuación, la descripción detallada de cada una de las


secciones:
1) La terraza sobre la que ha sido construida la chulpa es sólida.
Está formada con grandes piedras alineadas y con las caras superiores
en un mismo nivel horizontal. Aparecen cuatro de estas piedras sobre-
pasando la terraza, más allá de las paredes de la chulpa.
2) Esta pared es rectangular y está limitada, por arriba, por las lajas
que forman el piso de la sección superior y que sobresalen hacia afuera,
a la manera de una cornisa. Está constituida, al Sur, por una piedra
grande que le sirve de fundamento y cuyas medidas son 41 cm por 1,12 m

/870(166a)/ Estas dos figuras muestran las caras este y oeste de las chulpas.
Delante de la cara este el terreno es llano, en una extensión de 2 m. D e s p u é s hay
una a c u m u l a c i ó n de grandes piedras que parecen ser producto del derrumba-
miento del muro de fortificación, que se encuentra m á s atrás y arriba, y que tiene
ahora un alto de 5 m. Entre este muro y la chulpa B hay un terreno empinado que
mide 12 cm; en parte está formado por la masa rocosa de arenisca fracturada que
simula un muro megalítico. Frente a la cara oeste el terreno es llano, tiene 4 m y
cubre la terraza o segundo muro m á s bajo de la fortificación. N ó t e n s e en esta cara
los grandes bloques calcáreos de la plataforma sobre la que se levanta la chulpa.

192
y al Norte por otra piedra mediana casi rectangular, de 41 cm por 34 cm.
Encima hay una hilera de tres piedras p e q u e ñ a s cuya medida, como
m á x i m o , es de 34 cm por 13 cm. Está ubicada entre padxillas que rellenan,
junto con otras piedras m á s p e q u e ñ a s , el espacio que queda hasta alcan-
zar la cornisa. L a cornisa está compuesta por dos lajas, una grande al
Sur, de 21 cm por 10 cm y otra p e q u e ñ a que está fragmentada, al Norte,
de 59 cm por 10 cm y que sobresale 11 cm.
3) Esta pared es rectangular, incluyendo la primera hilera de pie-
dras que sirven para formar el cielo. Está constituida por tres lajas, una
sur y dos norte. L a primera mide, en s u d i á m e t r o medio, 89 cm por
36 cm; de las otras dos, la superior mide 46 cm por 89 cm y la inferior
mide 61 cm por 61 cm.
Los intervalos e s t á n rellenos con apilonamientos de pachillas. L a
hilera del tope está formada por cuatro piedras de las cuales sólo una es
parte del cielo y mide 62 cm por 15 cm. Las otras son complementarias y
están colocadas para nivelar la superficie de la cara.
4) E l subtejado está formado
por dos hileras de piedras rectan-
gulares relativamente p e q u e ñ a s .
Las de la hilera superior son m á s
p e q u e ñ a s , sólo la m á s grande de
ellas mide 19 cm por 10 cm. A l cen-
tro de la hilera inferior hay una laja
que sobresale considerablemente
sobre el nivel de la pared en 32 cm
y cuyo espesor es de 12 cm. L a hile-
ra superior ofrece un marcado c m -
pinamicnto hacia arriba para for-
mar la giba o mojinete.
5) Esta parte corresponde a la
sección inferior del tejado. Está
constituida por dos capas de lajas:
la inferior es corta y mide 96 cm de
largo. S u correspondiente, al otro /871(166b)/ Corte vertical, en sentido
lado, presenta una hilera de piedras N • S, de la chulpa B.

de menor t a m a ñ o . Encima de estas hileras hay dos lajas dispuestas en


caballete. Aparecen otras dos lajas mayores, t a m b i é n adosadas, mante-
niendo la giba en su línea de u n i ó n . Estas lajas tienen casi 1,5 m de largo
y sobresalen unos 25 cm por fuera; a d e m á s de tener 38 cm al centro.
6) E l tejado no es otra cosa que una a c u m u l a c i ó n de capas de lajas
m u y delgadas. L a capa inferior, a juzgar por un trozo que se mantiene
todavía, debió sobresalir por lo menos en unos 35 cm por fuera del borde

193
crsidad del F
de la laja subsiguiente. Los bordes de las otras capas de lajillas aparecen
muy desgastados, fracturados y con anchas exfoliaciones, revelando una
estructura pizarrosa y esquistosa. Entre capa y capa hay algunas capas
gruesas de barro grisáceo blanquizco y endurecido. Toda la superficie
del techo aparece cubierta por una delgada capa de humus negruzco,
con manchas grisáceas de liqúenes en los bordes de las piedras; así como
vegetación característica de estos lugares.

/872-872v(167-168)/
Palabras finales sobre los trabajos realizados en los contornos de estas
dos chulpas A y B
Hacia el oeste de la chulpa A se encontraron, aflorando en ía superficie,
tres piedras colocadas verticalmente como formando un rectángulo. La
excavación, en el espacio limitado por estas piedras y en los contornos
de éstas, no dio resultados apreciables. Existen algunos fragmentos de
alfarería rústica en uno de los cuales aparecía bastante bien modelado
un rostro humano de factura arcaica: su nariz alargada, encorvada, los
ojos representados por trocitos de barro, prendidos a la manera de cier-
tos figurines arcaicos de México.
La excavación en el contorno de la chulpa A ha tenido halagadores
resultados, sobre todo a medida que se ahondaba. A sólo 10 cm de la
superficie se encontraron algunos fragmentos de alfarería blanco amari-
llenta pintada, muy semejante al tipo Marañón o Cajamarca. A partir de
esta caja, y hasta una profundidad de 1 m, se encontró una acumulación
de fragmentos de alfarería de las formas más variadas. Se ha recogido
medio saco de esta alfarería para ser lavada, empaquetada y remitida a
Lima.
Entre estas muestras hay diversos tipos morfológicos de vasijas de
paredes gruesas, de bordes ligeramente [evertidos]; algunas vasijas gran-
des campanuladas, con base plana o pedestalada anular, muy semejan-
te a las tazas de tipo Muchik; vasijas probablemente cilindricas, negras,
bien pulidas, tan finas como las del tipo Chavín; algunos pies o mangos
cónicos de cucharones o fragmentos de vasijas trípodes; golletes anchos
de paredes gruesas vueltas hacia afuera, con asas anchas insertadas
casi al borde de la boca y en el hombro de la vasija.
La importancia de este hallazgo, por los caracteres arcaicos que pre-
senta, obliga a ampliar y ahondar la excavación. Se puede, a mérito de
los hechos observados, anotar lo siguiente:
1) Dentro de las chulpas sobre el embaldosado y en la capa más
superficial se encuentran a menudo varios fragmentos de vasijas blanco
amarillentas del tipo Marañón.
2) Debajo de la primera capa superficial comienzan a aparecer vasi-
jas vinculadas con las arcaicas del Callejón de Huaylas, con las halladas

194 Nacional Mayor de San Marcos


ad del Perú. Decana de América
en los yacimientos m á s antiguos de Wari, y con algunas formas del andino
o interandino ecuatorial. Asimismo, otras vinculadas con las vasijas
utilitarias negras y color chocolate que se encuentran en C h a v í n .
Estos hechos permiten dilucidar una explicación relacionada con la
historia de estas chulpas. Es probable que éstas sean m u y antiguas y
correspondan al p e r í o d o paleolítico andino. Q u i z á durante el segundo
p e r í o d o han sido saqueadas y su contenido arrojado fuera de la chulpa
y reemplazado por otro de la segunda edad. Se insistirá sobre estos ha-
llazgos d e s p u é s de que se hayan lavado todos los tiestos hasta ahora
recogidos en la zona.

/873-877(169-173)/
G r u p o de chulpas N.° I V
E l panorama que se ofrece al espectador cuando se alcanza la extremi-
dad sur de la meseta del cerro Chokta es realmente grandioso. E n la falda
oriental de este espolón de roca calcárea y contigua a la meseta aparecen,
destacándose sobre el fondo verde de la pradera o de la jalea, un grupo de
chulpas desparramadas a la manera de casuchas de paredes amarillen-
tas, con extensas manchas grisáceas, de techo a dos alas y de puertas
casi todas abiertas. Estas casuchas están disputando espacio a los mon-
tones de roca fragmentada blanco grisácea y de guijarros desparrama-
dos sobre toda la pradera.
C o l o c á n d o m e sobre un muro, que es parte de la fortificación de la
ciudadela, el panorama que la vista domina es enorme. Hacia el oriente
aparecen las m o n t a ñ a s o sierras elevadas de la margen derecha del río
M a r a ñ ó n , de un color verdoso y con un halo azulado iluminado por el sol
de trecho en trecho. M á s a lo lejos, hacia el Sur, hay espacios claros del
fondo azul del cielo rodeados de gruesos copos blanquizcos de c ú m u l o s .
E l río M a r a ñ ó n corre al pie de estos cerros que se orientan hacia
Cajamarquilla. E l río Miriles serpentea en el fondo y corre perpendicu-
larmente al curso del M a r a ñ ó n . Hacia el sur de la desembocadura del
Miriles, que es el pie del cerro donde está la hacienda L a Pauca, está
Bombón y hacia el Norte está Las Cuevas, que pertenece a Ocsamarca.
Desde el r í o M a r a ñ ó n hasta el cerro Chokta se suceden, de Este a
Oeste, las colinas de las cuevas de San Diego y Casgapampa. Por el lado
sur e s t á n las hoyadas de Bombón, que se encuentran casi en la extremi-
dad de la colina. D e s p u é s viene E l Naranjo, E l Potrerilío, casi al pie, y la
hoyada de Pampachacra, en s u parte alta. Esta hoyada se encuentra
directamente frente a la extremidad sur del cerro Chokta.
E l cerro Chokta por esta falda presenta una pendiente relativamente
suave, protegida a trechos por hileras de rocas calcáreas que forman
terrazas naturales, en parte ayudadas por el hombre. L a parte superior

195
lad del Perú. Decana de América
de la falda tiene una extensión aproximada de 300 m, en dirección E-O,
por 500 m, de Norte a Sur, contándose desde el muro donde realizo la
observación y que se halla en la extremidad sur de la muralla que prote-
ge la ciudadela. Es en este espacio donde se ubican las chulpas de este
grupo N." rv.
Más abajo de esta sección el terreno forma una gran terraza de su-
perficie muy ondulada, con depresiones longitudinales y casi cubierta
de terrenos de cultivo. Éstos tienen diversos nombres como Koshaimullo,
Pampa Redonda, Las Pencas, Lauche, etc. Estos nombres se suceden de
Sur a Norte y más arriba sigue la pampa de Las Camandelas.
Hay un total de nueve chulpas de tamaños diferentes. Se ubican a
niveles diferentes, dispuestas en sentido N-S, y sobre las partes más pla-
nas del terreno, que aparece formado a la manera de terrazas debido a
las capas de masas rocosas calcáreas. Para su estudio estas nueve chulpas
se designan con las letras de nuestro alfabeto. Las dos primeras ( A , B) se
encuentran muy cerca del alto muro natural que forma el borde oriental
de la meseta. La chulpa A se halla a 10 m debajo de tal acantilado y la
chulpa B se encuentra a 9 m. Entre las chulpas A y B hay sólo 10,40 m de
distancia. La chulpa A está totalmente derrumbada.
Detrás de la chulpa B, a 2,50 m al Sur, está la pequeña chulpa C.
Las chulpas B y C ocupan un nivel más bajo que la A, como a 1,50 m de
distancia.
La chulpa D es la más grande e importante de este grupo. Se encuen-
tra como a 15 m más abajo que la chulpa A y se levanta en el centro de un
patio rectangular cercado y derrumbado. Se nota claramente la silueta
de su forma característica, sus paredes planas, sus aristas rectas, su te-
cho a dos aguas, orientado en sentido N-S; la cornisa divisoria entre el
piso superior e inferior; y, en general, su forma alargada y el techo natu-
ralmente adornado por la vegetación propia de este lugar.
Unos 4 m más abajo de la chulpa D aparece una terraza natural,
arreglada en parte, y cuya forma es alargada, en sentido N-S. Sobre esta
terraza se levantan otras cuatro chulpas casi todas pequeñas y enfiladas
en sentido N-S. Tienen las entradas abiertas mirando hacia el Norte.
Estas chulpas se han designado, en sentido N-S, con las letras E, F, G y
H . Esta última se encuentra a 6 m un poco más abajo del límite del patio
rectangular donde se levanta la chulpa D y a unos 10 m más al Norte.
Entre las chulpas A, B y C hay espacios muy cortos, de 1,50 a 2 m.
Entre las chulpas G y H hay un espacio mayor, como de 4 a 5 m. Las dos
chulpas extremas E y H son las mayores y sus techos están orientados en
dirección N-S.
Las chulpas intermedias F y G son más pequeñas. E l techo de la
chulpa F está derrumbado y su tejado casi ha desaparecido, quedando

196 írsidad Nacional Mayor de San Mar


Diversidad del Perú. Decana de América
sólo visibles las lajas que formaban el cielo. No se puede saber bien cuál
fue la orientación del cielo de esta chulpa. L a chulpa G tiene el techo
orientado en sentido E-O. Todos los techos están adornados con plantas
en plena floración.
Alrededor de las chulpas aparecen piedras plantadas, que forman
hileras rectangulares que corresponden a los patios o p e q u e ñ a s plazas
sobre los que se erigieron estos mausoleos. Finalmente, la chulpa I ocupa
solitariamente el borde de esta falda donde están ubicadas las chulpas.
Está alejada de la chulpa E a unos 15 m.
Mientras dicto estas líneas u n venado aparece por el lado norte
y pasa caminando lentamente por delante de las chulpas E , F , G y H ; y
al darse cuenta de nuestra presencia se apresura y avanza velozmente,
desapareciendo por la extremidad de la meseta.
Aparte del sembrado de piedras calcáreas, que aparecen tanto en
esta falda como en la falda del lado oeste, y de la vegetación tan caracte-
rística de la jalea donde predomina la tola y la paja walte, esta sección del
cerro, sobre la que se hallan las chulpas, no ofrece otra particularidad
importante. Para acelerar el trabajo he dispuesto que Pedro Rojas levante
u n plano individual de cada chulpa y que el p e ó n Machuca extraiga
cuidadosamente los restos de los esqueletos humanos que se encuentran
dentro de las c á m a r a s de las chulpas. Se pasa enseguida a describir cada
una de ellas.

/873v(170)/ Vista panorámica del grupo de chulpas \ . iv, cerro Chokta.

Univei 197
América
¡877(173)/
C h u l p a A del grupo N.' I V
E n rigor, no existe una chulpa bien formada. A unos 5 m al oriente del
p e ñ ó n rocoso que forma el borde oeste de la meseta aparecen los restos
de un muro o terraza que corre oblicuamente de Sur a Norte, ascendien-
do hasta la alta muralla de fortificación de la ciudadela. Este muro corre
en sentido perpendicular, o sea, de Este a Oeste al de la formación roco-
sa, en una extensión de 7 m hasta alcanzar otro muro o terraza artificial
que corre otros 7 m hacia el Norte soportando una angosta terraza.
E n el á n g u l o formado por estos dos muros, en parte natural y en
parte artificial, aparecen los restos de una c á m a r a , probablemente la
chulpa p e q u e ñ a A , que no debió tener m á s d e l m" de capacidad. Quedan
todavía en pie los bloques rectangulares canteados, una capa de tierra y
ripio removidos y una multitud de fragmentos óseos, la mayoría de los
cuales son partes de huesos largos.
Una excavación practicada en los contomos de esta a c u m u l a c i ó n
de piedras rectangulares permitiría conocer la estructura interna de este
muro, el cual recuerda al muro seccionado en la parte occidental del
templo situado en la cabecera de la hoyada pantanosa donde se halla la
choza de Julio Briones. E n ese muro, como en el que se observa aquí, las
c á m a r a s que contienen c a d á v e r e s están al interior de las estructuras.

/877-88U173-177)/
C h u l p a B del grupo N.* I V
Está ubicada a 12 ó 13 m a l oriente del fuerte natural de la meseta. Es una
chulpa grande prismática, orientada de Norte a Sur, y presenta dos pi-
sos. L a entrada del piso inferior se ubica en la cara norte y la del piso
superior en la cara oeste. Los dos pisos contienen una gran cantidad de
huesos humanos en su mayor parte fracturados.
L a chulpa se levanta sobre una terraza, de forma casi rectangular,
arreglada apropiadamente sobre el p e ñ ó n rocoso calcáreo. La terraza tie-
ne 6 m en sentido E - O y 8 m en sentido N-S. E n su mitad norte se eleva la
chulpa B y en su mitad sur se eleva la chulpa C . Esta última es pequeña. La
chulpa B ofrece detalles interesantes, aunque no nuevos, en la construc-
ción y en la distribución de los compartimientos de los dos pisos.
Para describirla apropiadamente, se tratará detenidamente las cua-
tro caras exteriores, sus c á m a r a s interiores, pisos y cielos del techado, y
su contenido.

Cara norte:
Ofrece las peculiaridades seccionales y a anotadas en otras estructuras
del mismo tipo, a saber, las secciones correspondientes al piso inferior,
superior, al subtejado y al tejado propiamente dicho.

198
Universidad del Perú. Decana de América
La sección inferior se eleva sobre la plataforma y está limitada, ha-
cia arriba, por una cornisa formada por cuatro piedras rectangulares
que sobresalen unos 4 cm por delante del nivel de la pared. Tiene forma
rectangular y mide 1,80 m, en sentido E-O, y su alto es de 99 cm.
La puerta se abre casi en el tercio medio de la sección inferior y mide
51 cm de alto y 49 cm de ancho. Está formada por una jamba monolítica,
dos piedras y un dintel igualmente monolítico. E l aparejo consta de tres
hileras de piedras de diversos t a m a ñ o s , siendo las m á s grandes aquellas
que forman las jambas y el dintel de la puerta. Este dintel mide 84 cm de
largo por 22 cm de alto.
L a sección superior es rectangular y tiene de alto 1,21 m; en sentido
E-O mide 1,80 m. Está constituida por varias piedras de diversos tama-
ños: la mayor de ellas ocupa casi las dos terceras partes de la sección
inferior de lado oeste. Esta piedra mide 60 cm de alto por 1,06 m de largo.
El tercio este está ocupado por tres piedras; de ellas, la que forma la
esquina N E , es rectangular y está colocada de forma vertical; mide 78 cm
de alto por 26 cm de ancho.
Encima de la piedra grande ubicada en la parte oeste hay una hilera
de tres piedras acomodadas con pachillas. L a pared termina, por su bor-
de superior, en una hilera de piedras de desigual t a m a ñ o que sirve de
soporte a las grandes piedras que forman el cielo. Algunas de estas pie-
dras son parte de los extremos de las piedras grandes del cielo; otras son
sólo relleno o revestimiento de las piedras cuyos extremos no alcanzan
el nivel exterior de la pared.
Sobre esta ú l t i m a hilera de piedras descansan otras piedras peque-
ñas que se elevan hacia el centro, hasta 22 cm, mientras que en sus extre-
mos este y oeste, no alcanzan si no sólo 6 cm. A l centro, estas dos capas
aprisionan a la pseudoviga de piedra.
Encima de estas capas aparece la primera capa de las alas del techo,
la cual está formada por dos piedras a cada lado y cuyo espesor es de 14
cm. Las dos piedras son de t a m a ñ o desigual, la del lado este tiene 50 cm
de largo y la del lado oeste tiene 67 cm. Ambas sobresalen de la pared en
unos 12 cm.
Encima de esta primera capa aparecen t a m b i é n las gruesas capas
del tejado, que e s t á n formadas por la s u p e r p o s i c i ó n de lajas, aparente-
mente de arenisca, que, a la manera de tejas, se superponen de arriba
hacia abajo. L a capa inferior sobresale del nivel de la anterior en 21 cm y
la superior sobresale en 33 cm.

Cara este:
Presenta t a m b i é n dos secciones, inferior y superior, diferenciadas y rec-
tangulares. Están limitadas por la primera capa del tejado y la capa
correspondiente a la cornisa divisoria.

Univei Nacional May 199


id del Perú. Dec de América
/876/ [Vista de las caras norte v este de las chulpas B
(la más grande) y C (la más pequeña) del grupo IM* (v, Chokta].

La sección inferior mide 1,18 m de alto y de largo, o sea, de Norte a


Sur, mide 2,16 m. Está constituida por tres piedras grandes en la parte
baja, de las cuales, la mayor, se encuentra hacia el Sur. Esta piedra gran-
de mide 77 cm por 70 cm. La piedra más pequeña está en la esquina
norte. Encima, y entre estas tres piedras, hay un relleno de piedras más
pequeñas, dispuestas siempre de forma horizontal, y acuñadas con
pachillas. Estas piedras son de diferentes tamaños.
La sección superior tiene 1,21 m de alto, medida desde la cara infe-
rior de la primera capa de piedras, que forman el techo, hasta la cara
superior de la cornisa. Está constituida por cuatro piedras grandes colo-
cadas de forma vertical, de las cuales, la más alta, ocupa la esquina sur.
En los intervalos de estas cuatro piedras hay rellenos de piedras peque-
ñas, montadas en barro y pachillas. Las otras tres piedras son oblongas,
algo cónicas y miden, en promedio, 78 cm por 47 cm. Completan la pa-
red, por arriba, dos hileras de piedras casi rectangulares y dispuestas
longitudinalmente. El borde este de la capa inferior del techo está forma-
do solamente por una gran laja rectangular, que tiene 2,29 m de largo por
16 cm de grosor. Encima de ésta aparecen parte de las lajas del tejado,
que están gastadas y desmoronadas.

Cara oeste:
No ha sido descubierta totalmente. Presenta una masa de piedras y ba-
rro que cubre más de la mitad de la cara oeste, dejando libre la entrada al

200
Universidad del Perú. Deca
/ I X / B 9 / P 1 1 / F 5 / 8 8 6 / Vista de las caras sur y oeste de la chulpa B.
A la derecha se ve la pequeña chulpa C con el techo derrumbado.

piso superior. Por la esquina sur, debido a un pozo practicado por los
buscadores de tesoros, se puede apreciar que la cara correspondiente al
piso inferior desciende hasta 1,10 m y descansa sobre una plataforma
que sirve de cimiento a una estructura pesada, como la que tiene esta
chulpa.
A l tratar de reconocer el piso inferior, por este lado sur, se encontró,
en el fondo de la excavación hecha por los wakeros, un cráneo humano
perteneciente a un varón adulto. Este cráneo es dolicocéfalo, con un lige-
ro achatamiento frontal y presenta la fosa aimara. Está muy bien conser-
vado y se reserva para estudiarlo en el Museo. También, al separar la
piedra y tierra introducidas en la bóveda craneal, se encontró un trozo
de costillas.
La cara superior es también rectangu-
lar y presenta, como ya se ha dicho, la puer-
ta hacia el lado norte. Ésta tiene 66 cm de
alto por 54 cm de ancho. Esta cara, en sen-
tido N - S , mide 2,16 m y está constituida
por una hilera de tres piedras grandes y,
encima de ellas, dos hileras de piedras más
pequeñas. La piedra mayor forma el dintel
y mide 25 cm por 77 cm.
En la parte media y superior de esta
• cara hay un nicho rectangular, el cual mide
/878/ Corte vertical, en 2 3 cm por 24 cm. Le sirve como techo parte
sentido E-O, de la chulpa B de una de las lajas de las tres que sirven de
de! grupo rv lado este o r t e al tejado. La más grande de éstas
s o p
r
del cerro Chokta. ' °^

Nacional Maye 201


id del Perú. Deca une rica
ocupa casi toda la fila y mide 1,04 m por 15 cm; la m á s p e q u e ñ a ocupa el
extremo norte y mide 85 cm por 13 cm. E l tejado está bastante gastado y
se constituye, como en otros casos, por la s u p e r p o s i c i ó n escalonada de
varias capas de lajitas, dispuestas a la manera de tejas.

Cara sur:
Presenta las secciones ya reconocidas. L a sección inferior es rectangular
y se encuentra limitada, por arriba, por una hilera de cuatro piedras que
sobresalen unos 5 cm fuera del nivel de la pared y que conforma una
cornisa. Esta cara mide 1,84 m en sentido E - O , y su alto es de 93 cm. Esta
sección está constituida por varias hileras de piedras medianas y peque-
ñ a s . De ellas, la mayor ocupa toda la esquina.
L a c á m a r a inferior ha sido abierta por este lado; en la entrada se
e n c o n t r ó una gran cantidad de huesos largos, aunque en su mayor parte
sólo las diáfisís.
L a sección correspondiente al piso superior es rectangular y mide
1,17 m de alto. Está constituida por cuatro grandes piedras que ocupan
la parte baja y se encuentran colocadas verticalmente. L a piedra de la
esquina este tiene 96 cm de alto por 27 cm de ancho; la del lado oeste
mide 91 cm por 60 cm. E n los intervalos, y encima de éstas, hay dos
hileras de piedras, algunas de t a m a ñ o grande y rectangular; una de ellas
mide 68 cm por 16 cm.
Termina la pared con la sección del subtejado, el cual está formado
por varias hileras de p e q u e ñ a s lajas y con una estaca que simula la viga.
Encima aparecen las dos alas de la techumbre, cada una de ellas forma-
da por dos hileras de lajas gruesas de 13 cm de ancho. Las lajas de los
extremos son largas, de 60 cm por 70 cm de largo, y las medianas un poco
m á s p e q u e ñ a s . Sobresalen del nivel de la pared, en su parte media, 29
cm, y, en sus extremos, sólo 15 cm. Encima aparece la capa gruesa del
tejado constituido por lajas superpuestas. Este tejado sobresale en 30 cm
del nivel de la capa subsiguiente.

/881-882v(177-180)/12 de noviembre de 1937


C á m a r a s accesorias de las chulpas B y C
Adosado a la pared sur de la chulpa B, y un poco al pie y borde oeste, hay
tres piedras prismáticas o cuadrangulares plantadas. Dos de ellas están
alineadas en sentido N-S; y la tercera de Este a Oeste. Estas piedras son
probablemente los restos de una p e q u e ñ a c á m a r a . Las otras piedras que
formaron parte de ella se encuentran caídas hacia el lado oriental. L a
c á m a r a d e b i ó medir unos 76 cm, en dirección N-S, y 82 cm, en sentido E -
O. A I pie de la pared de la chulpa existen, a la par de las piedras caídas
de esta c á m a r a , como de la p e q u e ñ a chulpa C , un m o n t ó n de guijarros

202 lad Nacional Mayor de San Mar


rsidad del Perú. Decana de América
que han sido extraídos junto con
los huesos humanos del piso infe-
rior de la chulpa B.
A 3 m al sur de la chulpa B se
levanta, sobre la misma platafor-
ma, una pequeña cámara rectan-
gular construida, tanto las paredes
como el techo, con grandes lajas.
Ésta es la chulpa C y está derrum-
bada en la parte correspondiente a
la pared norte. Mide 1,30 m de lar-
go por 1,16 m de ancho; interior-
mente mide 1,06 m de largo y 75
cm de ancho; el alto interior es sólo
de 78 cm.
/ I X / B 9 / P 1 1 / F 5 / 8 8 8 / Vista sureste de ta
Las caras este y oeste están
chulpa B, grupo N. iv, Chokta. formadas por una sola piedra. En
la cara sur hay varias hileras de
piedras pequeñas. E l techo de esta caja tiene también una sola piedra y
está cubierto con barro y ripio. La entrada debió abrirse por el lado norte.
La cámara está alineada con la chulpa anterior y sobre la misma
plataforma. La pared este de ambas chulpas están en el mismo nivel o en
línea recta. La plataforma aparece accidentada y cubierta con muchas
piedras de diversos tamaños. Sobre ella quedan todavía algunos peño-
nes salientes, calcáreos y de arenisca en plena disgregación.
El espacio que media entre estas chulpas y las grandes formacio-
nes calcáreas que forman el acantilado de la ciudadela, está casi total-
mente cubierto con vegetación y arbustos, donde predomina la tola. La
formación calcárea aparece dispuesta en grandes capas estratificadas
horizontales.
En las partes superior e inferior se encuentran grandes masas cal-
cáreas, casi compactas, que tienen de l m a 1,50 m de ancho. Entre estas
capas calcáreas hay tres capas de una roca grisácea que, bajo la acción
del aire, forma una costra amarillenta. Es posible que estas capas tam-
bién sean calcáreas, aunque su constitución es algo diferente. Aquí la
roca se presenta en forma de grumos redondeados y se fractura con faci-
lidad. Encima de este acantilado aparece el muro de fortificación de la
ciudadela.

Interior de la cámara inferior de la chulpa B:


Ingresando por la entrada abierta del lado norte, encontramos, en pri-
mer lugar, que el interior es una cámara rectangular dividida en dos
subcámaras, también rectangulares, norte y sur. El piso presenta en la

rsidad Nacional Mayor de San Mar


liversidad del Perú. Decana de América
superficie una gran cantidad de huesos humanos y guijarros blanquiz-
cos angulosos, probablemente calcáreos. Removiendo los huesos y la
gruesa capa de guijarros, se encuentra tierra h ú m e d a y raíces de plantas
herbáceas
Existe una perforación en la pared sur, en parte oculta por una acu-
mulación de huesos humanos. La c á m a r a interiormente mide 1,57 m , de
Norte a Sur, y 1,23 m en sentido E-O; el alto es de 79 cm.
Como se ha dicho hay dos s u b c á m a r a s : la del norte tiene 1,23 m de
largo y 67 cm de ancho; la del sur mide 66 cm de ancho y 1,23 de largo. L a
pared divisoria está formada por una piedra o laja verticalmente coloca-
da, la cual mide 72 cm de alto por 62 cm, en sentido E-O. E l espesor del
muro es de 26 cm. Encima de esta piedra hay otras dos menores acomo-
dadas con pachillas y que sirven de soporte al techo.
Las cuatro paredes de esta c á m a r a inferior están construidas con
piedras grandes y chicas intercaladas. No hay aquí, como en otros casos,
hileras horizontales de piedras. E l techo está groseramente construido;
el dintel forma parte del soporte a las piedras del techo. Las piedras que
forman este techo son grandes, gruesas, toscas y largas. Una de las pie-
dras, específicamente la que forma el techo de la cámara sur, presenta en
su superficie grandes mamelones de estalactitas. Todas estas piedras
grandes no están acomodadas, como en otros casos, para que sus caras
coincidan en un mismo nivel. L a construcción en general es m u y rústica.

Contenido de la cámara inferior:


Casi en la superficie se ha encontrado una considerable cantidad de
huesos humanos, principalmente huesos largos. Exceptuando un fémur,
todos los huesos han perdido su epífisis. Q u i z á han sido devoradas por
los perros. Los huesos, en general, e s t á n bien conservados, a ú n no
calcificados. Sin embargo, presentan escotaduras en sus bordes y en to-
das las partes carnosas. S u examen revela claramente que han sido de-
vorados por carnívoros. Las piezas mejor conservadas son unas m a n d í -
bulas inferiores, de las que se encontraron nueve.
E l tipo de estos cráneos, a juzgar por los pocos restos conservados
de la b ó v e d a craneal, es dolicocefálico. E s evidente que las momias de-
bieron ser conservadas intactas en estas cámaras, pero al ser abiertas, los
animales —perros, zorros o buitres— debieron penetrar en su interior y
alimentarse con la carne de tales momias. E l material recogido es m u y
variado y se conserva una gran parte de ellos para su traslado a Lima.

Interior de ¡a cámara superior de la chulpa B:


Ésta es casi cuadrada y mide, en sentido E - O , 1,32 m y, en sentido N-S,
1,71 m. Presenta restos de una p e q u e ñ a división, en sentido E-O, a la

204
Universidad del Perú. Decana de América
A B

/875/ A) Corte horizontal del primer piso de la chulp.i B, grupo N." iv;
B) Corte horizontal del segundo piso de la chulpa B, grupo N.' iv,
lado este del cerro Chokta.

manera de una p e q u e ñ a columna o pilastra, que mide 96 cm de alto por


33 cm, en sentido N-S, y 16 cm de espesor. Esta pilastra está formada por
tres piedras superpuestas.
Las paredes están formadas por piedras chatas grandes, vertical-
mente colocadas. Dos de ellas e s t á n para la pared sur, cuatro para la
pared este, varias p e q u e ñ a s para el norte, y dos para el oeste.
Estas piedras, en los intervalos y en la parte superior, presentan
rellenos de piedras p e q u e ñ a s montadas en barro. L a puerta está al lado
oeste, específicamente en la esquina N O . E l alto es de 75 cm y el ancho de
54 cm. Queda a ú n en su sitio una de las piedras que sirvieron para cerrar
la puerta.
E l techo está formado por dos grandes piedras colocadas en direc-
ción E - O . Éstas son pedrones toscos, alargados, de superficie irregular,
groseramente trabajadas, y que se apoyan sobre las paredes este y oeste.
L a parte sobrante del techo, por el lado sur, está rellenada con piedras
descuidadamente colocadas. E l relleno de los intervalos está hecho con
guijarros y pachülas.
Las piedras destinadas a nivelar las caras superiores de las paredes
que soportan el techo, están colocadas descuidadamente. El suelo o piso
está casi totalmente cubierto con restos esqueléticos y gran cantidad de
guijarros y barro mezclado con paja y raíces de plantas herbáceas. L a
atmósfera es m u y h ú m e d a .

205
ad del Perú. rica
/ i x / B 9 / P l l /F5/890/Vista panorámica,
de izquierda a derecha, de las chulpas D, H y G del grupo \ . ív, Chokta.

Contenido de la cámara superior:


Como en la c á m a r a inferior, a q u í t a m b i é n se han encontrado una gran
cantidad de huesos humanos c o r r o í d o s por los animales carnívoros.
Asimismo, varias m a n d í b u l a s inferiores intactas y una [calota] craneal.
Se llevan estos ejemplares a Lima.
Sólo en esta c á m a r a se han encontrado algunos fragmentos de alfa-
rería, casi todos utilitarios; parte de bordes invertidos de tazas, platos y
ollas; y un fragmento con una o r n a m e n t a c i ó n plástica curiosa, consis-
tente en una tira de barro indcntada en sentido vertical. Entre todos los
fragmentos recogidos aparecen tres tipos principales: uno de alfarería
negra, otra rojiza (ambas ordinarias) y otra alfarería gruesa y tosca.
E l examen realizado en los pisos de ambas c á m a r a s no reveló otra
clase de objetos arqueológicos. Llama la atención la ausencia de huesos
de la mano y de ios pies, e incluso de las vértebras.

/882v-888(180-183)/
C h u l p a D del grupo N." IV
Esta chulpa es la m á s grande o una de las m á s grandes, entre las existen-
tes en esta región arqueológica de Chokta. T a l vez la gran chulpa que se
encuentra junto al adoratorio de la garganta sea la única que iguale o
supere a esta chulpa D, aunque está mejor conservada. Como en el caso
de las chulpas anteriores, se levanta sobre una plataforma, en su mayor
parte natural, y no presenta p e q u e ñ a s c á m a r a s adyacentes.
Esta chulpa D se encuentra entre el grupo de chulpas A , B y C y el
otro grupo E , F , G y H , m á s o menos a mitad del camino. Está orientada
en sentido N-S y sus entradas se abren por el lado norte. Su forma es
prismática rectangular, con techo a dos aguas, y con dos pisos interiores.
Cada uno de estos pisos interiores está dividido en dos c á m a r a s .

206 rsidad Nacional Mayor de San Marcos


Livorsidad del Perú. Decana de América
Para su descripción ordenada se tratará sucesivamente, primero, el
aspecto físico deí terreno donde se levanta; segundo, el aspecto exterior
en sus cuatro paredes y techo; tercero, la distribución de sus comparti-
mientos interiores; y por último, los restos hallados en su interior.

Aspecto físico del terreno:


La chulpa, si bien se eleva sobre una pequeña terraza más o menos llana,
se encuentra cerca de un terreno muy empinado y cubierto con numero-
sos peñones salientes. A poca distancia del contorno de la chulpa, el
terreno se presenta muy accidentado, pedregoso y, como en otros casos,
con vegetación herbácea y pequeños arbustos. En los alrededores de la
chulpa se puede apreciar una considerable cantidad de huesos huma-
nos blanqueados y en completa
disgregación.

Cara norte:
No ofrece nada de particular en lo
que respecta a la arquitectura del
aparejo. Aquí se encuentran clara-
mente expuestas la sección del piso
inferior, la del superior, el subte- —r—•
i.
t rx— |

jado y el tejado.
La sección inferior está consti-
r ?///
—*
^
tuida por varias hileras de piedras

15
i
V
i

— V §
%
canteadas y paralelepipoides de di- J
versos tamaños y muy bien ajusta-
das. Estas piedras son geométrica-
mente prismáticas en la entrada.
Como en otros casos, la entrada a corte vertical,Tn sentido E-O,
/ 8 8 4 /

la sección inferior está formada por de la chulpa D, Chokta.


un dintel monolítico y una jamba también monolítica. La entrada a la
cámara superior, ubicada al oriente de esta cara, está constituida por dos
piedras superpuestas, una grande y otra pequeña, que forman como una
cuña; una gran piedra; y una piedra rectangular, que forma el dintel.
La puerta de la sección inferior se encuentra cerca del borde oeste y
mide 80 cm de alto por 51 cm de ancho. No se puede determinar con
exactitud la altura en esta sección; sin embargo, a juzgar por las partes
descubiertas de sus esquinas, alcanza casi 1 m. Entre esta sección y la
siguiente superior hay una cornisa que mide 2,78 m de largo por 20 cm
de alto. Está formada por cinco piedras rectangulares que sobresalen en
9 cm fuera del nivel de la pared.
La pared correspondiente a la sección superior es más o menos rec-
tangular, aunque con una ligera prominencia en su parte media para

i Nacional Mayor de San Marc


lad del Perú. Decana de América
/ i x / B 9 / P l l / F 5 / 8 8 7 / Vista de la cara noroeste de la chiripa D,
grupo N. iv, Chukta.

formarel mojinete. La pared está formada por varias hileras de piedras:


una grande que mide 59 cm por 74 cm y que forma la columna oeste;
otras medianas, verticales en las esquinas y horizontales en la parte
superior. La entrada de esta sección superior se abre cerca de la esquina
este y mide 81 cm por 54 cm. El alto de esta sección es de 1,12 m.
La techumbre está formada por dos capas de lajas dispuestas en dos
alas. Entre las alas de la capa inferior se encuentra la pseudoviga. Enci-
ma aparecen otras dos lajas más delgadas y, sobre ellas, está el tejado,
formado por la superposición de lajitas, plantas herbáceas y arbustos.

Cara este:
Presenta dos secciones rectangulares de los dos pisos, así como capas de
lajas correspondientes al techado. Mide, en sentido N-S, exactamente
3 m; el alto, desde la cara inferior del tejado, es de 2,15 m.
Las dos secciones están divididas por la cornisa, la cual está consti-
tuida por seis piedras alineadas horizontalmente. El aparejo de ía sec-
ción inferior consta de cuatro hileras de piedras; las mayores se encuen-
tran en la parte inferior, salvo las que ocupan las esquinas que están
canteadas; las otras son de forma irregular.
La sección superior está constituida por tres hileras de piedras. Igual-
mente, las piedras mayores se encuentran en la parte inferior y todas son
irregulares. En la techumbre aparecen dos hileras superpuestas, siendo
la superior más saliente que la inferior. Ambas tienen lajas, siete para la
inferior y cuatro para la superior. Encima de estas dos capas de lajas,
aparece el borde del tejado muy desgastado.

208 Nacional Mayor de San Max


id del Perú. Decana de América
/886/ Caras norte y este de la chulpa D, grupo v ' iv, Chokta.

/887/ Caras sur y oeste de chulpa D, grupo tt.' iv, Chokta.

209
diversidad del Perú. Decana de América
Cara sur:
Esta cara presenta el aparejo de los dos pisos separados por una comisa
de cinco piedras, las cuales sobresalen en 9 cm fuera del nivel de la
pared. Tampoco se nota aquí, salvo en las lajas de la comisa, piedras
apropiadamente canteadas, aunque predomina en el pircado la disposi-
ción de las piedras en hileras horizontales. Asimismo, se nota cierta
irregularidad y a que no todas las piedras de las hileras inferiores son
m u y grandes, pero sí son mayores que las superiores, y e s t á n fijadas
mediante el uso de pachillas y barro.
Como en el lado norte, a q u í se notan cuatro capas de lajas formando
la doble ala del techo. A l centro, y en la parte prominente de la capa
inferior, está la pseudoviga. Encima de la última reposan las capas de
lajas del tejado y barro con el cual están colocadas.

Cara oeste:
Esta cara difiere en algo de su co-
rrespondiente del lado este. E l apa-
rejo y la estructura del techo están
mejor construidos. No se ha logra-
do descubrirla totalmente por falta
de peones.
U n m o n t ó n de barro y piedras
ocultan totalmente la pared corres-
pondiente a la sección inferior. L a
sección superior presenta cuatro hi-
leras de piedras; las inferiores son
m á s grandes y encima de ellas vie-
nen las medianas y, sobre éstas, las
m á s pequeñas. Casi todas son blo-
ques rectangulares. E n la última hi-
lera hay dos ventanillas rectangula-
res separadas por 47 cm, la del lado
norte tiene 23 cm por 26 cm, y la del
lado Sur tiene 23 cm por 23 cm.
Por este lado sobresalen, esca-
l o n á n d o s e , tres capas de lajas que
forman el fundamento del tejado,
el cual está compuesto por la su-
perposición de lajitas y capas de
J ¡*r r^irr-
barro. A l interior ha crecido el walte
/ 8 8 3 / A ) Corte horizontal del primer
y muchas otras plantas h e r b á c e a s . piso do la chulpa D; B) Corte
El techo también contiene gran can¬ horizontal de! segundo piso de
la chulpa D, grupo \ . Vi, Chokta.
tidad de guijarros.

210 Nacional Mayo


id del Perú. Dec a ucrica
Interior de la chulpa D:
E l piso superior está dividido en dos c á m a r a s , una oeste y otra este,
separadas por un muro que corre de Norte a Sur y cuyo ancho es de 34
cm. Este muro está formado por tres hileras de piedras, las inferiores son
m á s grandes que las superiores. E l piso como en otros casos está empe-
drado y el techo está formado por cuatro piedras transversales que se
apoyan en los muros este e intermedio.
El piso ofrece una p e r f o r a c i ó n interior practicada por los wakeros.
L a entrada a la c á m a r a oeste está m u y cerca de la pared norte, y mide 68
cm por 45 cm. E l techo está formado por tres grandes lajas. E l piso infe-
rior también está dividido en dos c á m a r a s y presenta una estructura
muy similar a la del piso superior, aunque su muro divisorio mide 39 cm
de ancho.

Restos hallados en la chulpa D:


E n las dos c á m a r a s del piso superior no se e n c o n t r ó resto a r q u e o l ó g i c o
alguno. Dentro de la c á m a r a del piso inferior se e n c o n t r ó una considera-
ble cantidad de huesos largos, cuyas epífisis han sido c o r r o í d a s por
animales que se han alimentado con los c a d á v e r e s .
Se ha logrado identificar hasta ocho esqueletos. Sólo se e n c o n t r ó un
h ú m e r o fracturado con la cabeza articular completa. Asimismo, algunos
fragmentos de cráneos, entre ellos una bóveda de cráneo de mujer de tipo
dolicocéfalo, cinco m a n d í b u l a s inferiores, y e s c á p u l a s y huesos coxales
muy corroídos. T a m b i é n se e n c o n t r ó algunas costillas y huesos delga-
dos del brazo y de la pierna, así como algunos fragmentos de alfarería
blanca con decoración roja, del tipo M a r a ñ ó n , y alfarería de tipo negro,
de superficie bien pulida.

/888v-894v(184-186)/
C h u l p a E del grupo N.' rv
Hacia el oriente de esta chulpa, y descendiendo por la falda del cerro, a
unos 30 m , se encuentra una terraza alargada, en sentido N-S. Esta terra-
za, construida con grandes bloques de roca calcárea, tiene un ancho
aproximado de 5 m , 2 m de alto y 24 m de longitud. E n su borde este se
levantan las cuatro p e q u e ñ a s chulpas designadas, de Norte a Sur, con
las letras E , F, G y H .
L a ladera que media entre la chulpa D y este grupo de chulpas es
muy accidentada ya que présenla numerosas salientes del p e ñ ó n calcáreo
y aparece salpicada por muchas otras salientes que ocupan gran parte
de la superficie. A d e m á s de estos trozos de roca, existen montones de
guijarros cuya blancura contrasta con el fondo verde de la vegetación.

211
liversidad del Perú. Decana de América
AvHi^HI^BHB
/ i x / B 9 / P l l / F 5 / 8 9 1 / V i s t a panorámica de las chulpas E
(en primer plano), F, G y H del grupo N. rv, Chokta.

La terraza, sobre la que se construyeron estas cuatro chulpas, está a


8 m debajo del nivel sobre el cual se levanta la chulpa D. Además, está
como encerrada entre muros que corren en sentido E-O. Se ven restos de
un muro a 2,50 m al norte de la chulpa E. Restos de otro muro aparecen
casi en la mitad de la terraza, adosándose a la cara oeste de la chulpa F.
Las chulpas están separadas entre sí, no muy bien alineadas, y en
gran parte derrumbadas. Las tres primeras están casi en línea recta; la
última se desvía un poco hacia el occidente.

Cara norte:
La chulpa E es una de las me-
jor conservadas, sin embargo,
presenta una rajadura en su
cara norte y una gran perfora-
ción en su cara sur. Está orien-
tada en sentido N-S. Por esta
cara se ubica la puerta de en-
trada. Además, presenta las
secciones correspondientes a la
pared propiamente dicha, al
subtecho y al tejado. La puerta
tiene de alto 86 cm por 53 cm,
en su parte superior, y en su
parte inferior tiene 56 cm.
La pared está formada por
/890/ Corte vertical de la Chulpa E,
grupo N. iv, lado este del cerro Chokta. varias hileras de piedras hori-

212 lad Nacional Mayo


rsidad del Perú. Deca ncrica
zontalcs; las mayores están en la parte inferior. Encima de esta pared
aparece un relleno con pachillas y, encima de éste, la primera capa de
lajas del techado. Le suceden otras dos capas de lajas, superponiéndose
y escalonándose las tres. Estas capas se elevan en su parte media para
formar el mojinete.
Debajo del centro de la capa inferior de lajas, aparece una cavidad
donde seguramente estuvo plantada la pseudoviga. Encima de la tercera
capa superior aparecen las lajas más delgadas que se superponen y
forman el tejado. Éste se proyecta considerablemente hacia adelante
en 42 cm en su parte media. La proyección de toda la armazón del techo,
desde el nivel de la pared hasta la parte más saliente del borde norte,
alcanza 85 cm.

Cara este:
Esta cara es rectangular y está constituida por varias hileras de piedras
visibles, en su mitad superior, y en desorden, en su mitad inferior. Existe
una primera hilera inferior; d e s p u é s , se sobreponen a ésta dos piedras
triangulares que forman las esquinas norte y sur. Encima, y entre estas
piedras, hay otro relleno de piedras de forma irregular. El techo está
representado por dos capas de lajas largas rectangulares y por otra capa
gruesa, formada por la superposición de otras lajas delgadas que for-
man el tejado.
La pared se levanta a 40 cm del borde de la plataforma. Delante
de ésta, y a 1,60 m, se encuentra otra terraza que está en gran parte
derrumbada.
Cara sur:
Es semejante a su correspondiente
del lado norte. Se encuentra derrum-
bada en su parte media. El aparejo
es muy irregular. Su construcción
está compuesta por lajas de con-
torno poligonal ajustadas entre sí
por medio de pachillas. El derrum-
be de la pared permite conocer la
estructura del techo.
Una piedra chata muy gran-
de sobresale y alcanza la cara sur.
Su borde forma, por consiguiente,
parte del aparejo. Encima de esta
/ 8 9 0 / Corte horiztmt.il de la chulpa E , piedra del cielo se ha colocado ba-
grtlpQ N. iv, lado este del cerro Chokta.
rro que aparece amontonado ha-
cia el centro, lugar donde forma el mojinete. Este barro, soportado por
varias piedras pequeñas que forman parte del aparejo de la pared, sirve

213
de lecho a las grandes lajas del s u b í e j a d o . Estas lajas se disponen en dos
capas, formando las alas; encima de la última, se han colocado tres y
m á s capas de lajas mucho m á s delgadas que soportan el tejado, el que
está formado por lajillas superpuestas.

Cara oeste:
Es rectangular y, como la ante-
rior, el aparejo aparece imperfec-
tamente arreglado. E n su parte
i n f e r i o r hay a l g u n a s piedras
grandes de contorno poligonal;
sobre ellas y entre ellas, hay pie-
dras p e q u e ñ a s fijadas con barro.
En la parte superior hay dos h i -
leras de piedras que conservan
su horizontalidad.
E n la superficie de esta pa-
red aparecen restos de u n reves-
timiento de barro blanco amari-
llento. La parte correspondiente
al subtejado está construida con
tres capas de lajas grandes su- / P i i / F 5 / 8 9 2 / Vista panorámica
/ l x / B 9

perpuestas y m u y bien trabaja- del lado oeste de las chulpas E y F,


0 N lv
das. Encima de la ú l t i m a apare- S ^ P - - Chokta.
ce la gruesa capa del tejado, el cual está adornado con tuyas.
E l espesor de la capa inferior del subtejado es de 8 cm; el de la capa
media superior es de 9 cm; el suelo o saliente de la primera es de 5 cm; de
la segunda es de 13 cm; y de la tercera es de 12 cm.

Cámara interior:
Es prismática rectangular. E l piso está formado casi totalmente por la
cara superior de un p e d r ó n , que forma parte de la terraza. E l techo está
formado totalmente por otro p e d r ó n chato, cuyo espesor es de 14 cm, y
cubre totalmente el ciclo, a p o y á n d o s e por sus bordes en las paredes. No
se encontraron objetos arqueológicos.

/894v(186)/
C h u l p a F del grupo N." IV
A 2,10 m al sur de la chulpa E , se encuentran los restos de otra p e q u e ñ a
chulpa, orientada t a m b i é n en dirección N-S. De esta chulpa ha desapa-
recido casi todo el tejado, de modo que tiene en la actualidad una forma
prismática cuadrángula!".

214 Nacional M
<•
/891/ Corte vertical de la chulpa F, /891/ Corte horizontal de la
grupo N. i\ del lado este del cerro chulpa F, grupo v iv, Chokta.
Chokta.

L a entrada se abre por la cara norte. S u c o n s t r u c c i ó n es tosca, m u y


semejante a la anterior. Las paredes están canteadas sólo en parte, entre
ellas, las que forman las esquinas y la entrada. Esta entrada está forma-
da por tres piedras, dos de ellas son de la jamba y la otra es del dintel. L a
cara norte mide 1,24 m de ancho y la cara este mide 1,54 m.
Nada de particular se observa en el aparejo de las cuatro caras, a no
ser por el predominio de las piedras m á s grandes en la parte inferior de
las paredes y la presencia de piedras p e q u e ñ a s en la parte superior.
Aunque hay una tendencia a mantener la horizontalidad de las filas de
piedras, la irregularidad de éstas interrumpe el curso de las hileras.
Del techo queda sólo un m o n t ó n de barro y ripio, sobre los cuales
han crecido plantas. Ya se ha dicho que de la esquina N O de esta chulpa
arranca un muro, en sentido E-O, que
separa el patio de la chulpa E de las
otras chulpas que se encuentran de-
trás de ella.

/894v-896(186-187)/
C h u l p a G del g r u p o N.' iv
A 1,55 m al sur de la chulpa F, se le-
vanta la p e q u e ñ a chulpa G . Está rela-
tivamente bien conservada y tiene un
techo a dos aguas. S u forma es pris-
mática cuadrangular y su entrada
se ubica por el lado norte. Como las
anteriores está construida de forma /892/ Corte vertical de la
imperfecta. chulpa C , grupo v iv, Chokta.

215
L a mayor parte de la estructura está
compuesta por tres grandes piedras cha-
tas que forman, cada una de ellas, las pa-
redes este, oeste y sur. Encima, delante y
entre estas piedras, se han arreglado otras
que completan la pared y forman el techo.
Como en las otras chulpas, ésta ofre-
ce una parte elevada en su centro, donde
e s t á c l a v a d a la estaca que f o r m a la
pseudo viga. Encima de ésta hay dos
grandes piedras rectangulares chatas
que forman el caballete, el cual está orien- / 8 9 2 / Corte horizontal de la
chulpa G, grupo v iv del lado
tado en sentido E-O. La piedra que forma este del cerro Chokta. La línea
el ala norte mide 46 cm por 82 cm por 10 punteada indica la piedra que
cm; la que mira al Sur mide 74 cm por sirve de viga del lecho.

1,05 m por 12 cm. Encima de estas piedras aparecen las lajas del tejado,
asentadas sobre delgadas capas de barro mezclado con ripio.
E l interior de la chulpa G es un espacio p r i s m á t i c o donde sólo po-
dría caber un hombre sentado. Dentro de esta chulpita se e n c o n t r ó v a -
rios huesos largos correspondientes a tres c a d á v e r e s , de ellos, sólo uno
presenta huellas de haber sido devorado por c a r n í v o r o s . T a m b i é n se
encontraron dos pares de coxales, un frontal, dos pares de parietales, un
sacro, algunas costillas y dos pares de clavículas.

/896-896v(187-188)/
Chulpa H del grupo N." I V
A 5,40 m al sur de la chulpita G , se
levanta la chulpa H , que es tan gran-
de como la chulpa E . T a m b i é n se
encuentra en gran parte derrumba- tm
-t
da, principalmente la mitad este
del techo. L a entrada se abre por el í"" •4,....
1
lado norte y presenta una perfora-
ción practicada por los wakeros.
Delante de la puerta hay una laja
rectangular que debió servir para
cerrarla.
La estructura de esta chulpa
ZJ:
es muy sencilla; las paredes están
construidas con grandes piedras
chatas, unidas entre sí por medio
de p e q u e ñ a s [...] y algunas hileras / 8 9 3 / Corte vertical de chulpa H , grupo
N." rv, Chokta.
de piedras p e q u e ñ a s que a m p l í a n

216 dad Nacional Mayor de S


irsidad del Perú. Decana de i
por arriba las paredes. El aparejo de las
paredes no ofrece nada en particular, a
no ser por la presencia de una gran pie-
dra, por el lado oeste, que mide 1,20 m
de alto por 1,12 m, en sentido N-S.
El techo está formado por tres pie- ^
dras alargadas y orientadas en sentido n
E-O. Las caras de estas piedras no es-
tán al mismo nivel. Además, como en
otros casos, las lajas del subtejado es-
tán bien talladas, parecen tablas. Una
de ellas mide 1,35 m por 13 cm por 38
cm. La piedra que sirve como dintel es V.í
también prismática y mide 1,05 m de
largo por 44 cm por 33 cm. ^itiY
/ 8 9 3 / Corte horizontal de la
chulpa H, grupo \ . iv del lado
¡896(188)/ este del cerro Chokta.
Chulpa I del grupo N.' i v
A 50 m debajo de la hilera de chulpas anteriormente descritas, se en-
cuentra, en el borde mismo de la falda suave del cerro, la interesante
chulpa [. Ésta se encuentra sobre una plataforma rectangular preparada
expresamente, y orientada en sentido N-S. Esta plataforma tiene 4,96 m,
en sentido E-O, y 5,47 m, en sentido N-S. Su altura, por el lado este, es de
2,30 m. Por los lados norte y sur varía porque el muro ha sido construido
sobre la falda empinada del cerro. Este muro cuadrangular formaba,
además, un cerco cuyos vestigios quedan claramente manifiestos.
La chulpa I tiene forma rectangular, orientada en sentido N-S. Es un
cámara baja que está dividida en dos secciones por un piedra chata,
colocada en sentido E-O, que también sirve de soporte a las grandes
" | piedras por la parte media y que, a su
vez, forman el techo. Las cámaras, por
consiguiente, ocupan: una, la mitad
norte de la chulpa, y la otra, la mitad
sur. La entrada está abierta por el lado
norte.
En lo que respecta a la estructura
de esta chulpa, no hay detalles de mu-
cha importancia. La chulpa i tiene
las siguientes dimensiones: la longi-
tud N-S es de 2,11 m; el ancho, en sen-
tido E-O, es de 1,73 m; el alto de la
/ 8 9 8 / Corte horizontal de la chulpa cara oeste es de 1,05 m.
i, grupo N. iv, Chokta.

Universidad Nacional M 217


Universidad del Perú. E mérica
El aparejo de las paredes está

^s^'
••-"*r.r-»t.-j-f
<
formado por varias hileras de pie-
dras rectangulares, ajustadas i m -
perfectamente con pachillas. N o
hay, como en las otras, grandes
piedras, salvo las dos que forman
el techo y que e s t á n colocadas en
sentido N-S. L a del lado oeste mide
1,94 m y de ancho 60 c m ; la del
lado este mide 1,96 m y su ancho
m á x i m o es de 45 cm.
Dentro de las dos c á m a r a s de
/897/ Corte vertical, en sentido E-O, la chulpa se encontraron cuatro
de la chulpa i, grupo N.* I V , m a n d í b u l a s inferiores, algunos
lado este del cerro Chokta.
huesos largos, u n par de coxales
muy corroídos, un fragmento de escápula derecha, algunas vértebras, un
e s t e r n ó n , dos clavículas y algunos huesos del pie.

/933v-935v(210-212)/ U de noviembre de 1937


Exploración de la waka o pirámide en la falda occidental
del cerro Chokta
E l día 13 del presente mes se practicó un cateo de la waka contigua al
adoratorio con el objeto de conocer si toda ella era artificial ya que, desde
lejos, sobresale en la cresta del cerro, y contigua a la garganta, una promi-
nencia cónica que se eleva aislada, a la manera de un picacho. Examinan-
do los contornos de esta p i r á m i d e , se notó que por la falda occidental apa-
recía una larga prominencia que, partiendo casi de la cumbre de la pirámi-
de, corría hacia abajo, en dirección NE-SO, hacia la choza de Julio Briones.
Mejía fue encargado de conocer la exacta estructura de esta forma-
ción que parecía artificial, debido al hallazgo de una tumba saqueada
que aparecía contigua a un muro cercano a la p i r á m i d e , ubicado en la
falda oriental.
E l corte se realizó a 20 m de la cumbre, hacia el Norte. A los pocos
minutos de practicado el desmonte y la limpieza del pie de la prominen-
cia, se e n c o n t r ó un muro bien construido de 65 cm de ancho. Este muro
no difería en su estilo arquitectónico al de las comunes construcciones
de este lugar, es decir, doble hilera de piedras con un relleno de tierra y
cascajo, así como un aparejo de piedras medianas protegidas con pachillas.
Fue necesario desbaratar en parte este muro. A m u y poca profundidad,
unos 5 cm, se encontraron algunos restos esqueléticos en desorden que
parecían haber sido colocados inciden talmente sobre el muro. Esto nos
obligó a ampliar el corte hacia el lado sur con el objeto de cerciorarnos de
la naturaleza de la construcción hallada.

218
Universidad del Perú. Decana de América
Gruesas capas de tierra arcillosa húmeda y de cascajo dificultan el
trabajo por lo que no fue posible conocer si las piedras apilonadas, que
parecían parte de un cerco, eran paredes de cámara funerarias. Elimina-
dos parte del cerco y de la tierra contigua, se pudo percibir la cara sur y,
a poco menos de 1 m, hacia el Sur, se encontraron los restos del cadáver
N.° 2. Aquí también, y casi en la superficie, aparece otro montón de huesos
en desorden que seguramente son restos de anteriores exhumaciones. No
se halló resto alguno de estructuras funerarias. Entre los restos óseos se
encontró un fragmento de un hueso frontal que presentaba una cicatriz.
Avanzando la excavación hacia el oriente, y sólo a 90 cm de la super-
ficie del cadáver anterior, se encontró otro montón de huesos humanos
igualmente en desorden. Estos tres cadáveres estaban al mismo nivel y,
como ya se ha dicho, casi en la superficie. El último estaba casi completo,
tenía un cráneo dolicocéfalo y estaba en posición de cuclillas, con la cara
vuelta hacia abajo y orientado hacia el Norte. No había tampoco estructu-
ra funeraria, a excepción de una laja que ocultaba el cadáver.
Se continuó ampliando la excavación hacia el Este y al Sur. A sólo
1,20 m, se encontró un muro que corría en dirección N-S. Éste era paralelo
a otro encontrado en los comienzos de la excavación, el cual era corto, de
60 cm o 70 cm de largo por 50 cm de ancho. El mu ro encontrado arranca-
ba delante del sitio donde se halló el primer cadáver y, a su término, se
encontró el segundo cadáver, también al mismo nivel que el anterior.
La excavación se amplió por el lado sur, hallándose a 2,40 m del
muro anterior, la cara sur de otro muro, el cual está construido con cierto
desorden, contrastando con el del lado norte que está bien trabajado.

nace de la waka de Chokta. Se distinguen los restos humanos cubiertos


por lajas de piedra.

219
Universidad del Perú. Decana de América
La presencia de estos dos muros hizo suponer que se trataba de una
galería, dentro de la cual se encontrarían algunos restos arqueológicos.
Para aclarar este hecho se avanzó, siguiendo el interior de la supuesta
galería, hacia arriba y, a sólo 2 m del pequeño muro contiguo al segundo
cadáver, se encontró otro apilonamiento de piedras que parecía corres-
ponder a un tabique. Siguiendo la pared de este tabique se notó que el
muro no estaba bien construido sino que habían apilonado las piedras
para formar, en su centro, unas cámaras alargadas que parecían galerías.
En suma, se puso de manifiesto, una vez practicado el corte, lo
siguiente:
Una muralla bien construida, que tiene un alto de 1,50 m por 60 cm
de grosor, y corre longitudinalmente del tope de la pirámide por la falda
del cerro Chokta. Delante de este muro, y por el lado sur, se encontró una
cámara o mausoleo formado por otros dos muros, norte y sur, toscamente
construidos con piedras y barro, y con un techo de grandes lajas.
Esta cámara tiene de ancho 90 cm por 75 cm de alto; debajo del piso
de piedras se encuentran pequeñas cámaras, toscamente construidas a
la manera de hipogeos. El largo de la cámara principal es de 4 m.
Ya el 5 de noviembre, Mejía había notado que tan pronto como separó
las piedras del muro transversal, en la creencia de que sólo se trataba del
relleno de una galería, detrás se abría una cámara alargada, en cuyo fondo
estaban, muy humedecidos, los cráneos 4, 5, 6 y 7. Estos restos estaban
solamente a 40 cm debajo de las lajas que sirven de techo y dentro de una
masa de barro y piedras colocadas, al parecer, deliberadamente.
Aunque los huesos han estado en este terreno húmedo durante mu-
cho tiempo, parecen todavía mantener cierta consistencia. Presentan un
color sepia que, a la acción del sol, se blanquea rápidamente."
En la mañana del día 14 de noviembre se procedió a la extracción de
los cadáveres hallados por Mejía dentro de una cámara contigua al muro
occidental de la pirámide.

/935v-936v(212-214)/
Tumba N." 1
En la falda sur de la pirámide, a sólo 10 m y contigua a la pequeña
garganta que existe entre la pirámide y las estructuras de las chulpas
donde está El Caracol, se encontró, después de tres días de trabajo, una
cámara pequeña a sólo 3 m de la superficie. No se excavó en profundi-
dad, sino de Sur a Norte, y se eliminó gran cantidad de tierra arcillosa
blanquizca, amarillenta, grisácea, muy húmeda y que cubre la falda del
cerro por este lado.
Pueden verse mayores detalles de los cadáveres 4 y 8, así como del corte respectivo, en
el diario de campo de Mejía Xesspe, correspondientes al 5 de noviembre, y que se incluye
en la presente publicación (ver p. 301 y ss.)- (N. del E . )

220 Mayor de San Mar


. Decana de América
La cámara es pequeña y mide,
en sentido E-0,44 cm y, en sentido
N-S, 67 cm; la altura es de [...]. El
sisto tiene forma elíptica, orienta-
da de Norte a Sur; su diámetro
A
'ÍY'*&í*z - mayor es de 71 cm y el menor es de
i-f** * •. . A • ~*- • 40 cm. Las paredes son curvas y
| están revestidas de piedras bien
4
tjftt:'^ÍL¿
arregladas. El techo está formado
por una laja grande.
.i ¥> Dentro de esta fosa elíptica se
encuentran los restos del cadáver.
.? ¿ , La cabeza se halla junto a la parte
media de la cara oeste; la columna
L vertebral ocupa la esquina NE.
/ W B 9 / P 1 1 / F 5 / 9 1 4 / Vista de la „ " , * ". _,
F r e n t e a l a
Tumba N." 1, estudiada y descrita por columna, y hacia S U
lado SO, se encuentra el fémur y la
el Dr. Tello. Esta tumba se halla en la
falda sur de la uaka de Chokta. tibia. La cabeza del fémur está ha-
cia abajo y adelante, y la correspondiente a la articulación de la rodilla se
halla en alto, junto con la cabeza de la tibia. El otro fémur está debajo de
la cabeza, y con la cabeza de la rodilla en el ángulo SO. Se procede a
extraer las diferentes piezas de este esqueleto.
Dentro y fuera del sisto, se encuentra tierra arcillosa húmeda. La
primera pieza que se extrae es la cabeza, que corresponde a la de un
varón de edad madura. Presenta, hacia el ángulo interno superior del
parietal izquierdo, una lesión, tal vez una úlcera. Las suturas están muy
anquilosadas; los dientes muy gastados; las encías absorbidas, proba-
blemente corresponde al cadáver de un individuo senil. El fémur dere-
cho aparece aquí, lo mismo que la extremidad superior, cuello y cabeza,
y uno de los cóndilos, muy erosionados y carcomidos; asimismo, la tibia
tiene la epífisis inferior muy erosionada; el fémur izquierdo presenta
erosiones en los cóndilos de la rodilla; el peroné presenta igualmente la
epífisis superior esponjosa y erosionada; las costillas están en parte
erosionadas, así como el otro peroné. La tibia derecha y la epífisis in-
ferior están totalmente destruidas; las vértebras y los omóplatos están
igualmente comprometidos.
Una vez que se extrajo el esqueleto se examinó el piso, separando
una muy delgada capa de humus. Debajo de ésta hay otra capa de arcilla
grisácea y rojiza, muy compacta, capa que fue separada en un espesor de
30 cm y que, dada su homogeneidad y el hecho de hallarse debajo del
cimiento de las piedras que forman la caja, se consideró como correspon-
diente de la capa arcillosa del subsuelo.

221
Universidad del Perú. Decana de América
A c o n t i n u a c i ó n , y d e s p u é s de ordenar las piezas esqueléticas den-
tro de una caja de c a r t ó n para llevarlas a L i m a , se p r o c e d i ó a examinar
cuatro cajas p e q u e ñ a s descubiertas durante los ú l t i m o s d í a s en la falda
oriental de la p i r á m i d e . Estas cajas p e q u e ñ a s ocupan diversos niveles;
todas ellas están construidas con lajas que revisten las paredes y presen-
tan una o dos lajas que le sirven de techo. Dentro de ellas se encuentran
huesos en completo estado de disgregación, m u y h ú m e d o s y frágiles.
Como no se cuenta con los elementos indispensables de preservación
para esta clase de materiales, se creyó conveniente ocultar estas cámaras
para estudiarlas en otra oportunidad y preservar s u contenido.
Se puede concluir que casi toda la p i r á m i d e es artificial y está llena
de sistos de piedras, superpuestos en desorden, y algunos enfilados a lo
largo de las murallas. Éstas son m á s o menos largas, corren en diferentes
direcciones, siendo dos, la del este y oeste, las principales.
Las c á m a r a s murales son sarcófagos que contienen muchos cadáve-
res y debajo, y a sus costados, hay p e q u e ñ o s nichos conteniendo cadáve-
res de criaturas. L a mayor parte de los c r á n e o s son dolicocéfalos pero, a
pesar del prolijo examen realizado en el piso de la tumba, no se ha descu-
bierto resto alguno de alfarería u otro objeto asociado a los c a d á v e r e s .
El trabajo para descubrir estas p e q u e ñ a s c á m a r a s se redujo a elimi-
nar sólo una capa de arcilla y cascajo, como de 1,50 m de espesor, en un
área no mayor de 8 m por 3 m . Dicho trabajo puso al descubierto los
sistos ubicados desordenadamente y, aparentemente, escalonados. Es
posible que estos sistos, por su estado de c o n s e r v a c i ó n , correspondan a
entierros relativamente m á s recientes. Los m á s antiguos deben hallarse
en el c o r a z ó n mismo de la p i r á m i d e .

/936v-937v(214-216)/
E l templo de C h o k t a
Se encuentra al centro de la p e q u e ñ a garganta que se abre en la cabecera
de la hoyada o plaza de Chokta. Se eleva majestuoso entre una chulpa
grande derrumbada, que se halla unos pocos pasos hacia el Norte, y la
p i r á m i d e ya referida anteriormente.
Se trata de una estructura rectangular, levantada sobre un p e ñ ó n de
roca calcárea que, a su vez, tiene una subestructura escalonada, una
superestructura con techo de una sola agua y cuatro nichos abiertos
hacia el oriente. Todo este edificio estaba cubierto de vegetación, y sólo
su forma rectangular y s u aspecto de m o n t í c u l o , que lo hacía destacar
entre las otras estructuras, hizo sospechar de su carácter artificial. A fin
de poderlo estudiar convenientemente se tratará sucesivamente de su
aspecto exterior, de la subestructura y de la superestructura.

222
Universidad del Perú. Decana de América
/938(217)/ [Dibujo reconstructivo del templo adoratorio del cerro Chokta].

Por el oriente, el monumento no ofrecía nada de particular, a no ser


por la presencia de una ladera m á s o menos empinada. Luego de realiza-
do el trabajo de limpieza, se fueron descubriendo sucesivamente cuatro
cortas terrazas escalonadas; todas ellas construidas con piedras de ta-
m a ñ o medio y en el mismo estilo que las chulpas anteriores, con predo-
minio de piedras rectangulares dispuestas en hileras y asentadas sobre
barro y pachfflas. Estos escalones son largos y angostos, y corren de Norte
a Sur. E l escalón inferior es el m á s alto y la terraza misma, o plataforma,
tiene una marcada inclinación hacia adelante. E n ciertas partes apare-
cen lajas delgadas destinadas, quizá, a facilitar la caída de las aguas e
inundarlas.
No se ha descubierto la entrada a la superestructura. Los cáteos
realizados en los costados de este monumento no han dado resultado.
Tampoco se ha encontrado, al hacer el examen de las terrazas, alguna
puerta o galería que induzca a sospechar que en su interior existan tum-
bas. E l hecho es que estas largas terrazas están protegidas, por sus caras
superiores, por lajas superpuestas a la manera de un tejado.
Los cáteos realizados han puesto de manifiesto que el monumento
está aislado, esto es, que no hay conexión estructural con los edificios
contiguos del norte y del sur.

Cara posterior:
Está mucho mejor conservada. A q u í aparecen tres terrazas igualmente
con techos inclinados de arriba hacia abajo y de Este a Oeste. L a superes-

Universidad Nacional Mayor de Sa 223


Universidad del Perú. Decana de A
tructura es un edificio rectangular que se eleva, más o menos, sobre el
tope de la segunda terraza. Consta de cuatro nichos formados por dos
gruesos muros, uno este y el otro oeste.
El muro este tiene 61 cm de espesor y presenta cuatro puertas corres-
pond ientes a los cuatro nichos. Detrás de este muro hay un espacio vacío
que mide 26 cm. Las dimensiones del muro posterior viene a ser casi el
doble del muro anterior y se eleva a mayor altura que éste, que sólo tiene
1,70 m de alto. Estos dos muros paralelos, separados por un espacio
angosto, sostienen el techo de una sola agua. La estructura es semejante
en todo a la de las chulpas anteriormente descritas. Entre ambos muros
hay tres tabiques, de 31 cm, que son los que sirven para limitar, por los
lados, los cuatro nichos.
Entonces, el muro anterior presenta cuatro puertas y el muro poste-
rior presenta secciones separadas por los tres tabiques ya mencionados.
Cada una de estas secciones está dividida en dos partes: una sección
superior, formada por dos nichos de 61 cm por 33 cm, y una sección
inferior, que tiene un nicho al centro de 31 cm por 39 cm y 33 cm de
profundidad. Sobre los dos muros reposa el sólido techo construido en el
mismo estilo que los techos de las chulpas.
A 50 m al sur del adoratorio, se encuentra una chulpa cubierta casi
totalmente por la vegetación. Está junto a un muro que corre por la falda
occidental del cerro Chokta, a muy poca distancia de la cumbre. No ha
sido estudiada porque fue reconocida sólo en la víspera de nuestro viaje.

/937v-938v(216-218)/
La ciudad que se halla sobre la cresta del cerro Chokta
A 300 m al sur de la garganta, donde se hallan los templos mayores, se
presentan los muros de una población arruinada, que ocupa la meseta y
las faldas superiores del cerro Chokta. Es difícil orientarse cuando se
penetra dentro del área de la población arruinada. Tanto la densa vege-
tación, que oculta los restos de la ciudad, como la enorme cantidad de
piedras desparramadas por doquier, impiden seguir el curso de los dife-
rentes edificios, viviendas, plazas, patios y pasadizos.
Desde los confines del lado norte de la ciudad, aparecen los restos
de las paredes, dispuestas en rectángulos y construidas con grandes
bloques calcáreos. La puerta de la primera habitación examinada se
abre por el oriente. Avanzando 10 m más al Sur, aparece, en la cresta
misma, un montículo que no es otra cosa que una chulpa explotada y, a
uno y otro lado, varios rectángulos formados con piedras calcáreas ali-
neadas y situadas a distintos niveles, que deben corresponder a patios
y habitaciones.

224
Vmcrica
A poca distancia hay un muro construido con doble fila de piedras
y con un relleno de cascajo y tierra. E l muro corre transversalmente de
Este a Oeste, y avanza a uno y otro lado.
Hacia el lado este, y en un sitio donde termina la meseta, que en s u
parte m á s alta tiene 30 m , existe una portada de piedra. L a población
ocupa no sólo la meseta superior sino t a m b i é n las p e q u e ñ a s terrazas de
la parte superior de las faldas de las laderas.
L a entrada abierta en este muro c o n t i n ú a con una larga calle estre-
cha que cruza una plaza donde aparecen, a trechos, restos de paredes. E l
piso, en una considerable extensión, es llano y sólo en los contornos y a
los lados del pasadizo, hay montones de piedras calcáreas.

/938v-940(218-219)/15 de noviembre de 1937


V i a j e de Chokta a Pollok
Salimos de Chokta a las 4 a.m.
guiados por don C a n d e l a r i o
Bueno. Después de seguir el sen-
dero que conduce al camino
principal, y pasando por el pro-
pio caserío, se llega a la quebra-
da de La Quinua. Se continúa el
camino hacia el occidente hasta
ascender la cumbre del cerro de
La Tinaja.
A l pie, y al occidente de este
cerro, está el fundo de Piobamba.
Se atraviesa esta extensa hoya-
da y encontramos, frente a fren-
te, dos colinas calcáreas que co- / I X / B 9 / P 1 1 / F 5 / 9 2 0 / Vista de la chulpa
rren en dirección E-O. Una de las A del cerro La Torre, en la hacienda
Piobanba, cerca de Chokta. Vista
colinas se llama L a Torre, don- tomada el 15 de noviembre de 1937.
de se encuentra la estancia de
Candelario Bueno. L a otra colina del lado sur se llama Kishuar. L a s
faldas de estas dos colinas están cultivadas y en su parte m á s encumbra-
da, donde los p e ñ o n e s calcáreos desgastados y m a m e í o n a d o s emergen
sobre la jalea, encontramos los restos de dos extensas poblaciones. L a de
Kishuar es mayor que la de La Torre.
L a población de L a Torre presenta grupos de construcciones casi
totalmente en escombros, aunque por la disposición rectangular de las
hileras de piedras que forman el cimiento, se colige que las viviendas
debieron ser numerosas y amplias. A d e m á s , casi al centro del área cons-
truida se e n c o n t r ó una plaza.

225
ad del Perú. Decana de América
X Tf¿* M--7$se
/ 9 3 9 / (Dibujos de la chulpa del cerro La Torre,
cerca de la casa de Calendario Bueno).

U n poco al oriente, y como a 400 m del camino que seguimos, y a


pocos metros al oriente de esta aldea arruinada, se encuentra un hermo-
so mausoleo construido totalmente con piedras p e q u e ñ a s rectangulares
que parecen adobes dispuestos en hileras horizontales. Contiene tres
pisos: inferior, medio y superior. L a forma es p r i s m á t i c a rectangular,
orientada en sentido S E - N E . E l techo parece plano y está constituido por
varias capas de piedras planas, montadas en otras gruesas piedras de
barro.
Avanzando a lo largo de esta misma fila, y como a 2 k m al occidente,
se encuentra otro mausoleo cilindrico, tan alto como este prismático, que
contiene restos humanos. Su interior t a m b i é n está d i v i d i d o en varias
secciones.

/¡x/B2/P2/V6/944-946v(l-4)/16 de noviembre de 1937*


Llegamos a la hacienda de Pollok al atardecer del día 15 de noviembre
tras apreciar varios paisajes interesantes, entre ellos, la llamada pampa
de Huanico o H u á n u c o , que es semejante en su aspecto a la pampa don-
de se encuentran las ruinas de H u á n u c o Viejo.
A las 8 a.m. del día 16, partimos en un c a m i ó n hacia Cajamarca. E n
esta ciudad permanecimos hasta el 18 de noviembre, tiempo durante el
cual se hizo una revisión de la d o c u m e n t a c i ó n histórica referente a la

Esta última sección corresponde al diario de campo vi que, en su mayor parte, trata sobre
las primeras exploraciones al cana) de Kumbe Mayo, Cajamarca. (N. del E . )

226 ror de San Marcos


; :J n a de América
llegada de los conquistadores españoles a esta ciudad. Esta búsqueda
también tenía como objetivo familiarizarse con los lugares mencionados
en la documentación y con la localización de los edificios y poblaciones
que encontraron los españoles en esta comarca.
Aunque la investigación aún no ha terminado, se ha logrado obte-
ner conocimientos importantes que se consignan a continuación.

1. ° Localización de las poblaciones que encontraron los


conquistadores en la hoyada de Cajamarca
Cuando Pizarro y sus huestes llegaron a Cajamarca encontraron que en
la falda y al pie del cerro Cumbe, que está al occidente de la hoyada,
había una población como de dos mil habitantes, llamada Cajamarca.
En las colinas contiguas, principalmente en las sierras de los lados oes-
te, sur y norte, existían pequeñas poblaciones habitadas por los natura-
les de esta región. En el área ocupada por la antigua Cajamarca, y en
todos los lugares donde existieron aldeas como Cajamarca Orko,
Piariamarka, Kollpa, Wakaris, Chinchimarka y Otuzco, existen restos de
las viviendas, de las tumbas donde se enterraron y fragmentos de alfare-
ría de un tipo uniforme que se ha denominado Marañón último.
Frente a la población de Cajamarca, en la falda y al pie de la colina
opuesta, se encontraba otra población pequeña que accidentalmente
había sido ocupada por gente forastera que había acampado temporal-
mente bajo las órdenes del inka Atawallpa.

2. ° Acerca de la edad de estas poblaciones


En el área ocupada por la antigua Cajamarca había dos tipos de estructu-
ras. La primera correspondía a una antiquísima población megalítica re-
presentada, como en otras partes del Perú, por los elementos siguientes:
Plaza mayor, que debió ser trapezoidal o triangular. Sería, por lo
menos, tres veces mayor que la actual plaza de Cajamarca. Casi al centro
del borde oriental de la plaza, y dentro del cerco que la limita, se levanta-
ba un templo piramidal o tronco cónico, muy semejante al templo princi-
pal de Huánuco Viejo. A este templo los españoles lo llamaron, indistin-
tamente, mezquita o fortaleza. Tenía dos escaleras: una ancha, con dos
escalones, hacia el lado oeste; y otra angosta, hacia el lado este, que caía
a poca distancia de una puerta falsa. Desde esta puerta partía la ancha
calzada que corría hacia el oriente, a través de la pampa, hasta alcanzar
el aposento o real del Inka que estaba al pie de la falda del cerro que se
yergue sobre el lugar, y donde hasta hoy se encuentran los baños termales.
A los lados de la plaza principal habían pequeñas ciudadelas o
barrios amurallados cuyas puertas daban a dicha plaza. Los espacios
libres entre estos canchones estaban cerrados por altas paredes. Cada

Universidad Nacional Mayor de San N 227


Universidad del Perú. Decana de Amér
cancha tenía ocho compartimientos interiores dispuestos alrededor de
un patio rectangular. A l centro de este patio h a b í a una cisterna alimen-
tada por el agua que corría a través de un sistema de tuberías. Dentro de
estos compartimientos se alojaron los e s p a ñ o l e s , la noche aquélla del 15
de noviembre en que la pasaron en vela preparando los acontecimientos
del día 16.
Queda todavía el recuerdo del sitio donde se hallaba la mezquita y
que actualmente pertenece al convento de San Francisco. Gracias a la
amabilidad del g u a r d i á n del convento se pudo comprobar la existencia
de u n documento que figura en sus títulos de propiedad donde se hace
referencia al lugar llamado "Fuerte del Inka ". A raíz de la conquista se le
d e r r u m b ó y luego se le utilizó en la explotación de piedras de cantería
para la c o n s t r u c c i ó n de los edificios de la nueva ciudad. Queda algo de
una de las estructuras que por el lado sur limitaba la plaza. E n esta plaza
se encuentra hoy el hospital de Belén.
Se atribuye generalmente que la habitación adornada con nichos
trapezoidales en las paredes es la misma donde f u e encerrado el Inka,
quien ofreció llenarla de oro y plata hasta la altura donde alcanzaba
su mano.
Como a 150 m al S O de la plaza, se levanta el p e ñ ó n de tufo volcáni-
co que los antiguos pobladores h a b í a n convertido en una especie de
castillo, con u n camino y escalera de ascensión, en forma de caracol,
tallado en la propia roca y con una meseta o plataforma con asientos en
la parte superior. Este edificio es seguramente el mismo que aparece en
otros lugares y que se conoce como Kusipampa.
U n poco hacia el norte de este p e ñ ó n , y m u y cerca del barrio de San
Pedro, se encontraba la akllawasi o residencia de las mamaconas encarga-
das del servicio del Templo del Sol. Éstas ocupaban varios comparti-
mientos que limitaban u n patio rectangular central.
M á s hacia el occidente, y ascendiendo al cerro Cumbe, se encuen-
tran todavía los restos del antiguo Templo del Sol o Keñuakancha donde,
s e g ú n los e s p a ñ o l e s , había algo así como una alameda de árboles de
keñisa, reemplazados hoy por árboles de eucalipto.
Entre las principales estructuras del Real A t a w a l l p a figuran: la
v i v i e n d a del Inka; el corredor fronterizo a ésta, que daba a u n j a r d í n
rectangular; los cuatro suntorwasi o d e p ó s i t o s de los enseres, vestidos
y alimentos del Inka; y las habitaciones colaterales donde vivía la
servidumbre.

228 Nacional Mayor de San Marcos


id del Perú. Decana de América
El acueducto megalítico de Kumbe Mayo*

/FÍ/í-5v(l-7)/
Introducción
A mediados del año 1937, el autor [el Dr. Julio C . Tellol realizó bajo los
auspicios de Nelson A. Rockefeller, una expedición al Alto Marañón con
el objeto de estudiar los vestigios de las viejas culturas existentes en
aquella región, contribuyendo a definirlas, a establecer sus filiaciones
con las culturas ya conocidas de la costa, y a señalar sus áreas aproxi-
madas en el territorio andino.
Entre los monumentos descubiertos figura el acueducto de Kumbe
Mayo, una de las obras hidráulicas más extraordinarias del arte abori-
gen, que se encuentra cerca de la antigua ciudad de Cajamarca.
El 9 de octubre de aquel año, se efectuó un primer viaje de reconoci-
miento a las cabeceras del riachuelo de Kumbe Mayo, pequeño tributario
del Jequetepeque, que lleva sus aguas al Pacífico. Este viaje permitió visi-
tar las ruinas de La Fortaleza, situadas en la cumbre del cerro Concejo;
reconocer algunos tramos del viejo camino incaico por donde viajaron,

/ K / B 7 / P 9 / F 1 - F I 8 / 1 - 7 5 5 / Este texto mecanografiado fue elaborado en base al diario de


campo N." vi de la expedición al Marañón. Iba a ser publicado independientemente pero
no se concretó. Sobre esta publicación frustrada existe un informe original de los señores
Jorge Crovetli y Jorge Medina, fechado en L i m a el 3 de julio de 1945, referente a la
revisión del material, trabajo que se les e n c o m e n d ó . E n este informe se indica que el
material consta de un total de siete capítulos y, para la revisión de los tres primeros, se
consultó con la Dra. Rebeca C a m ó n y el Sr. Toribio Mejía. Para la presente edición se
revisó el material y se constató que solamente la i n t r o d u c c i ó n y los tres primeros
c a p í t u l o s fueron desarrollados y redactados en su totalidad. E l resto se encuentra
inconcluso, tanto así que al comienzo de los capítulos inacabados hay notas que indican
que deben ser redactados en forma ordenada. A d e m á s , la cantidad de capítulos que debió
tener este trabajo no se determinó. Algunos títulos y la numeración respectiva están
lachados y corregidos. Para la presente publicación sólo se han transcrito los textos y
párrafos que no han sido tachados o eliminados y se han respetado las correcciones que,
en su momento, fueron realizadas por quienes tuvieron a cargo la revisión de este
material. ( N . del E . )

[229]
rsidad del Perú. L uñé rica
/ F 4 / 6 0 / Acueducto de Kumbe Mayo.

en 1532, las huestes de Francisco Pizarro en su marcha a Cajamarca;


comprobar la existencia de restos de un acueducto megalítico por donde
corre el riachuelo y obtener desde lo alto del páramo una visión de con-
junto de la campiña de Cajamarca, por un lado, y de la quebrada por
donde corre sosegadamente el riachuelo de Kumbe Mayo, por el otro.
Partiendo de Cajamarca hacia el poniente se asciende la cuesta de
Kumbe, y después de recorrer varios tramos del viejo camino incaico se
alcanza la garganta situada entre el cerro Concejo, por el Norte, y el
Kumbe, por el Sur, punto donde se halla la divisoria continental de las
aguas que se vierten al Pacífico y al Atlántico. Desde este mismo elevado

230
'sidad del Perú. Deca
/ F 4 / 3 3 / Kumbe Mavo, Cajamarca. Faldas por dnnde corría i'l acueducto. La
flecha señala el terraplén rlaramonle visible que lia quedado al cubrirse el canal
con tierra y vegetación. Al fondo, semejando un castillo medioeval, el p e ñ ó n
Altuyoj, bosque de monolitos de imponente majestad.

páramo, los conquistadores españoles, en el atardecer del 15 de noviem-


bre de 1532, contemplaron, llenos de ansiedad por la suerte que el desti-
no les reservaba, la entonces floreciente ciudad de Cajamarca y el cam-
pamento real del Inca. Desde varias prominencias de este interesante
trayecto se domina la preciosa campiña de Cajamarca cruzada por los
primeros tributarios del Crisnejas, las colinas de Antagoto y de Waira-
pongo, en cuyas faldas estuvo el campamento real de Atahualpa, que
según los cronistas constaba de más de 50 mil tiendas de campaña y el
palacio junto a los baños donde se hallaba el Inca. Se distingue desde
aquí, la silueta de las múltiples aldeas en ruinas que coronaban las coli-
nas más altas que limitan el horizonte de la campiña, como Chinchi-
Marka, Paria-Marka, Kollpa, Wakaris, Wairapongo, Otushko y otras, y
los vestigios de ciertos monumentos de importancia como la Pirámide o
Castillo, hoy llamada Santa Apofonía y la ancha calzada que conducía a
los Baños. El personal de la expedición pudo contemplar también desde
aquí, en una mañana de invierno, el hermoso paisaje que ofrece por el
lado opuesto la quebrada de Kumbe Mayo, cuyo horizonte, si bien más
estrecho y limitado por altas colinas circundantes y coronadas por rui-
nas de aldeas, es no menos bello que el de la campiña de Cajamarca.
Desde la garganta mencionada comienza a notarse, destacándose sobre
el césped de gramíneas, las señales de una depresión del terreno que, a la
manera de hendidura en la roca, rellenada con arena y tierra, se pierde
ondulando a través de las salientes y entrantes del flanco sur de la que-
brada que corre de Este a Oeste; esto probó más tarde ser el acueducto.
Descendiendo un poco sobre el flanco se ve hacia la otra banda, el peñón

Unive ror de San M


/ F l l / 6 0 4 / Mapa del recorrido del acueducto.

versidad Nacional Mayor de ban Marcos


Universidad del Perú. Decana de América
de los Frailones, en cuyo pie se descubrió una cámara cortada en la roca
y herméticamente tapada con una laja de piedra. Hacia el levante se
destaca a lo lejos, en el fondo alto de la quebrada, el cerro de Lluspikaga
cuyas cumbres aparecen coronadas de masas coposas de nubes o cúmu-
los de un blanco niveo de rocas calcáreas que semejan altos nevados.
Avanzando un cuarto de kilómetro río arriba, hacia el sudeste de las
colinas de Lluspikaga, el flanco de la quebrada presenta múltiples de-
presiones y lomadas cubiertas de tupido pajonal, sobre las que se desta-
can elevados peñones erguidos verticalmente a manera de gigantescos
cristales prismáticos, de aristas cortantes y bordes superiores aserrados,
de un intenso color bruno-violáceo que contrasta con el amarillo-oro del
pajonal. Uno de estos peñones es el llamado Altuyoj, lindero de las ha-
ciendas Llagaden y San Cristóbal.
La quebrada es una obra aparentemente abierta por el río en un
terreno de acarreo, en parte blando, compuesto de arena, guijarros y arci-
lla; y en parte duro, compuesto por un conglomerado traquítico compac-
to de ripio muy fino, aprisionado dentro de un cemento de arcilla de
aspecto ferruginoso. En el correr de los siglos el río ha ido acarreando los
materiales de este terreno que parece descansar sobre un fundamento de
roca cuarcítica que aflora en distintos lugares. Presenta esta quebrada en
la parte estudiada por la expedición, que es aproximadamente de cuatro
kilómetros, secciones anchas y hoyadas alternadas con otras estrechas o
gargantas que parecen corresponder a antiguas depresiones originadas
por glaciares, circus o lagos que se sucedieron de arriba hacia abajo y

/ F 4 / 3 5 / Vista panorámica de las rocas en la margen derecha del río Kumbe


Mayo, en el lugar llamado Altuyoj. Al pie de la porción central de las rocas,
y al nivel de una pequeña meseta, se halla una tumba elaborada en la roca.

rsidad Nacional Mayor de San Mar 233


tiversídad del Perú. Decana de América
que alguna vez se vaciaron cuando
las aguas, rebasando sus bordes,
horadaron las rocas duras interme-
dias formando tales gargantas. Es-
tas hoyadas tienen así la aparien-
cia de lechos de lagunas, y las gar-
gantas, de canales naturales por
donde éstas se desaguaron.
Caracteriza la fisonomía físi-
ca de esta quebrada, de tan excep-
cional interés arqueológico, la pre-
sencia de peñones enhiestos cada
vez más numerosos, grandes y al-
tos, a medida que se alejan del le-
/ F 4 / 3 6 / Fisonomía de esta quebrada, cho amplio del río, y la de peñones
con peñones grandes y altos. aislados o aberrantes, unos suspen-
didos en las faldas empinadas y otros apiñados dentro del cauce angos-
to del río, como si desde tiempos antiguos y periódicamente hubieran
caído de los cerros contiguos.
Atendiendo a su aspecto general, son tres las secciones que presenta
esta quebrada: la primera, más alta, denominada Totorabamba; la se-
gunda, intermedia, llamada Seksemayo; y la tercera, la de Frailones que
antecede a la quebrada de los Naranjos, donde cambia de rumbo y se
precipita hacia los llanos de la costa para unirse a la de Jequetepeque.
La sección de Totorabamba tiene alrededor de 1 200 metros de largo,
su hoyada presenta varias lagunillas y pantanos donde crece abundan-
temente el ututu, junco o enea, y su garganta está en gran parte casi
cegada por numerosos peñones caídos de los flancos. No se percibe en
ella huella alguna arqueológica. La de Seksemayo, tiene 670 metros de
largo; la hoyada, aunque amplia, es alargada y fusiforme; el fondo o piso
tiene una superficie desigual, con dos mesetas donde existen algunas
rocas talladas y cuyos bordes parecen protegidos por muros de piedra,
en gran parte derrumbados. Estas mesetas dan la impresión de platafor-
mas artificialmente construidas o meramente niveladas. La garganta,
como la sección anterior, está cubierta con numerosas piedras despren-
didas de las faldas de los cerros vecinos. Esta sección es la más impor-
tante desde el punto de vista arqueológico, porque en ella están visibles
los restos de diversas obras megalíticas. La de los Frailones tiene un
recorrido aproximado de kilómetro y medio, la hoyada es más amplia
que la de las anteriores, el fondo es casi llano, el río lo atraviesa lon-
gitudinalmente en línea recta. Susflancosson laderas bajas que se empi-
nan hasta alcanzar las cumbres de los cerros; esto explica la ausencia de

234 rsidad Nacional M


tivcrsidad del Perú. E TIC rica
peñascos caídos. En el término de esta hoyada, en el sitio donde el río
cambia de dirección, terciando al sudeste, es donde se yergue, aproxi-
mándose a ella, el alto peñón de los Frailones, y donde comienza la
garganta. El acueducto en esta sección atraviesa la falda izquierda de la
quebrada.
El río Kumbc Mayo, que corre por esta quebrada, nace al pie del cerro
de Kargashkunga, estribo del ramal de Hjamcat de la Cordillera Occi-
dental. En su origen recibe las aguas que emanan de varias lagunillas de
Totorabamba y de numerosas vertientes que descienden de los cerros de
Tutrum o Chumchum, Kachaloma y otros. En la primera sección el río
está casi oculto por los peñones que cubren el fondo de la quebrada; en
la segunda ya se aprecia el cauce propiamente dicho, el que se hace
más amplio en la tercera, y se acrecienta el caudal con ios numerosos
arroyuelos que bajan de ambos flancos.
El recorrido a través de la quebrada fue de sumo interés, porque
desde el primer momento se observó que la roca [raquítica, que constitu-
ye la principal formación geológica de este lugar, había sido cortada y
tallada unas veces para formar asientos, graderías y altares; otras, para
formar oquedades amplias, a manera de cuevas, quizá viviendas,
adoratorios o tumbas; y algunas veces, para conducir a través de los
peñones perforados o acanalados, el agua derivada del riachuelo. Se
descubrió que muchos de estos peñones, de superficie abovedada que
sobresalían del subsuelo o que habían descendido de las cumbres y fal-
das contiguas, estaban deliberadamente tallados en forma de mesas o
altares paralelepipoides o cilindricos. Por otro lado, como se notara que

1
/ F 4 / 3 7 / Vista panorámica di la toma del acueducto. Se nota una
piedra tallada, enterrada con una cabecera de tres piedras talladas.

Universidad Nación 235


Universidad del Pe
los restos de piedras o p e ñ o -
nes tallados se enfilaban en
línea recta o curva, en curso
m á s o menos largo, pronto se
e v i d e n c i ó la existencia de un
acueducto que parecía serpen-
tear a lo largo y cerca de las
orillas del Kumbe Mayo, casi
sepultado bajo las moles roco-
sas desprendidas de los ce-
rros, bajo la gruesa capa de
arena y humus, m u y disimu-
lado por la exuberante vegeta-
ción de ichu o walte, tan carac-
terística de las praderas de la
jalea o p á r a m o .
Estas obras líticas, reco-
nocidas en la todavía miste-
riosa quebrada, son extraordi-
narias porque revelan la maes-
~~/F5/151/ Vista de la limpieza general del tría del artífice en la técnica de
acueducto [tercera sección]. cortar bloques rocosos y un
notable dominio en el arte de decorar las caras de los asientos, altares y
paredes interiores de las cuevas con intrincadas y fantásticas figuras, y
porque todas ellas e s t á n í n t i m a m e n t e asociadas a una obra mayor, la
principal, construida para captar las aguas de un riachuelo que se halla
d e t r á s de la cordillera m a r í t i m a , en el macizo del Kumbe, situado ai occi-
dente de Cajamarca, y conducirlas hasta esta ciudad.
Dadas las evidencias reveladoras de la existencia de una obra de
magnitud considerable y de gran importancia, la expedición decidió rea-
lizar excavaciones de prueba para asegurarse del significado de ella, así
como para aquilatar las serias dificultades naturales puestas por el me-
dio accidentado y rocoso de la alta serranía que vencieron los construc-
tores aborígenes.
Este p r o p ó s i t o se puso en práctica semanas m á s tarde, pocos días
d e s p u é s del descubrimiento de las ruinas de Chokta, situadas en los
flancos de la quebrada del río Miriles, afluente del M a r a ñ ó n .
E l 19 de noviembre, la expedición, equipada convenientemente, sa-
lió de Cajamarca en dirección a Kumbe Mayo, visitando en el trayecto los
sitios donde existen restos de represas y de acequias antiguas que po-
d r í a n arrojar alguna luz sobre el acueducto reconocido anteriormente.
Durante diez días consecutivos, con el auxilio de muchos obreros, se

236
el Perú. Deca
realizaron excavaciones para descubrir los m á s importantes tramos de
esta obra, permitiendo explorar y estudiar una porción considerable del
acueducto en una longitud no menor de 3 kilómetros y medio, quedando
todavía para el futuro la exploración y el estudio del tramo final, de
mayor longitud que lo explorado, pues, a juzgar por las evidencias des-
cubiertas, se puede pensar que llegó hasta la propia ciudad de Cajamarca.
Se ha dado preferencia en la exploración al descubrimiento de aque-
llos sitios donde afloraban en la superficie trozos del canal, p e ñ o n e s
labrados, tratando en su curso de conectar los diversos elementos pues-
tos a la vista, descubrir la manera c ó m o ha sido construido tanto el acue-
ducto como las otras obras de importancia que se encuentran en sus
inmediaciones, que parecen estar vinculadas a él. A f i n de formarse un
concepto claro sobre su valor arqueológico y valioso significado tratare-
mos de lo siguiente:

I. E l acueducto y s u recorrido.
Ii. Técnica de construcción del acueducto.
III. Monumentos arqueológicos asociados al acueducto.
IV. Carácter y significado del acueducto.
V. Cultura a la que pertenece el acueducto.

/F2/6-22v (7-26)/
I . El acueducto y su recorrido
Cuando se reconocieron los primeros indicios de este monumento el afán
inmediato de la expedición fue seguirlo en su largo recorrido, b u s c á n d o -
lo en las m á r g e n e s del río mediante m ú l t i p l e s excavaciones de prueba.
Esta tarea, aunque ardua, fue entretenida; trozos del canal tallado en la
roca asomaban de la arena, humus y cascajo, o se hallaban escondidos
bajo las moles caídas de las laderas contiguas.
E l p r o p ó s i t o de la b ú s q u e d a fue hallar cuanto antes sus extremos,
esto es, la toma de derivación, sea ésta el río o algún manantial; y el
t é r m i n o , p r ó x i m o o lejano, sea éste una cisterna o cloaca colectora desti-
nada al uso de los antiguos pobladores de la c a m p i ñ a de Cajamarca.
Siguiendo río arriba se llegó al pie del cerro Kargash-Kunga, donde
empieza la quebrada. Se practicó allí una ligera exploración recorriendo
la amplia hondonada de Totorabamba, sin hallar en ese lugar resto
alguno visible del acueducto o de alguna otra obra de su clase. Debajo de
Totorabamba, donde existen dos plataformas aparentemente artificiales
y varios p e ñ o n e s labrados, entre ellos el llamado L a Tiana o Trono, fue
donde se halló el extremo m á s lejano del canal, en el fondo mismo de la
quebrada. Este sitio se consideró provisionalmente como el origen o toma
del acueducto.

237
rsidad del Perú. Decana de América
/ F U / 4 8 8 / Vista del altar m e g a l í t i c o en la misma turna del acueducto.
[Se hacen trabajos de limpieza.]

Una semana antes de esta exploración visitamos los sitios arqueoló-


gicos más importantes de Cajamarca y sus alrededores con el afán de
hallar alguna señal acerca de la existencia de acequias o estanques, com-
probándose que en los terrenos del colegio San Ramón, a poca distancia
al noreste de Cajamarca, había un pozo que era alimentado por medio de
una acequia considerada como obra incaica. Ésta podría ser parte de la
que desciende del cerro Kumbe y corre junto al camino de herradura.
Entre estos dos puntos extremos, la supuesta toma de La Tiana y el pozo
de San Ramón, puntos hipotéticos de partida y de llegada, hay una dis-
tancia no menor de ocho kilómetros. Los restos visibles se encuentran
sólo en las partes salientes del terreno rocoso y no así en las hoyadas,
donde el terreno es poco consistente.
Las excavaciones de prueba verificadas de distancia en distancia,
comprendieron una longitud de 900 metros aproximadamente entre La
Tiana y la hoyada de la Roca Sagrada, donde el acueducto recibe su más
importante tributario, trabajado asimismo en la roca. Entre este sitio y la
calzada que hay en la hoyada de los cerros Concejo y Kumbe, el acueduc-
to es visible a trechos, en una longitud de 2 500 m, cuyo curso está marca-
do por una ligera depresión en el terreno. Ésta es la parte no explorada.
Sin embargo, Rivero dice que: "en las inmediaciones de Cajamarca se ve
todavía una de esas acequias excavadas en las montañas, que da salida
a las aguas de una laguna".
En un principio el acueducto corre por el fondo de la quebrada mis-
ma, muy cerca de la orilla del riachuelo; después se desvía al lado dere-
cho de aquélla; y un poco más lejos pasa el riachuelo hacia el lado iz-
3
Mariano Eduardo DE RIVERO, Antigüedades peruanas, Viena, 1851, p. 253.

238 rsidad Nacional Mayor de San Mar


üversidad del Perú. Decana de América
quierdo. En este recorrido se marcan tres secciones: la primera, de 250 m,
en el fondo de la quebrada o muy cerca de la orilla del riachuelo, entre La
Tiana y el primer aterrado o calzada que le sirve de puente para pasar al
lado derecho; la segunda, de 230 m, entre el primer aterrado y el segun-
do, sobre el que pasa al lado izquierdo; y la tercera, de 370 m, entre este
sitio y la depresión u hoyada de la Roca Sagrada, donde recibe el princi-
pal tributario.
En la mañana del 24 de noviembre de 1937, se dio comienzo a los
trabajos. Avanzando 150 m río arriba, a partir de La Tiana, se camina
casi a saltos sobre las piedras que rellenan la quebrada a lo largo del
cañón de Totorabamba. Hacia los lados norte y sur se yerguen, a lo lejos,
picos empinados; sobre las faldas hay p e ñ o n e s diseminados de distin-
tos tamaños y formas que, por su magnitud, cantidad, la manera c ó m o
están desparramados en un campo de vegetación de páramo, y por su
colorido grisáceo y carbonoso, hacen la impresión de troncos carcomi-
dos de una floresta extinguida. En el correr de los siglos van derrumbán-
dose y cayendo al fondo de la quebrada, estos peñones se conocen con el
nombre de Los Frailones.

/F2/7v-12 (10-18)/
Primera sección del acueducto
La Tiana es una piedra grande con asientos tallados, que asoma a la
superficie casi al término de la acumulación de peñones, donde termina
la garganta de Totorabamba. Desde ella se domina una parte considera-
ble e interesante del fondo de la quebrada con una superficie algo ondu-
lada y cubierta con materiales arrastrados por el rio. Por el lado izquier-
do, la falda es suave con pocas piedras desparramadas. Por el lado dere-
cho sobresalen, a manera de estribos, varios espolones que limitan hoya-
das pequeñas. Una de éstas, la más pintoresca por su aspecto variado y
salvaje, se halla frente a La Tiana. En esta sección hay, además, una
plataforma cerca de aquélla, casi cuadrada, con restos de muros en sus
contornos y un sillar grande labrado. El aspecto que ofrece este sitio con
restos de la obra humana: rocas talladas, muros derrumbados, y una
plataforma aparentemente artificial, es lo que determinó realizar aquí
trabajos mayores de excavación.
El peñón, con varios escalones irregularmente distribuidos a mane-
ra de asientos, es semejante a las llamadas "rocas sagradas" del Cusco,
como las de Kenko y Ollantaytambo. Sin embargo, la excavación com-
probó que aquél era sólo parte de un muro megalítico que corre de Oeste
a Este y que estaba sepultado por gruesas capas de tierra y cascajo, des-
lizadas del flanco izquierdo de la quebrada, y por otras de limo fino y
ligoso que dificultaba el trabajo. Este muro no pudo ser descubierto en

Unive Nacional May< 239


d del Perú. Dec;
/ F 2 / 8 a / Vista del altar mcgah'tico en la toma del
acueducto de Kumbe Mayo [La Tiana].

toda su longitud, ni aun en su anchura, porque las piedras descendidas


de la falda contigua lo habían deshecho y sepultado. Varias de estas
piedras aparecen aquí y allá, delante y detrás del muro, y fue una de ellas
la que, sin duda, cayó sobre él abriéndole una brecha. Es 10 m la longitud
de la parte descubierta del muro, cuya estructura es totalmente de pie-
dras labradas, siendo una de ellas de
3,91 m de largo por 2,45 m de altura.
Los supuestos asientos son lechos de
encaje de otros sillares derrumbados y
desaparecidos.
La excavación más amplia y pro-
funda practicada delante de dicho
muro, permitió descubrir fragmentos de
un piso trabajado en la roca, de super-
ficie plana y casi pulida, sobre la cual
se levantó aquél. Este piso está roto por
el lado que da alríoy oculto por nume-
rosas piedras. Tampoco fue posible des-
cubrirlo totalmente. Algunos petro-
glifos borrosos aparecen grabados en
las caras planas de los sillares de este
/ F 4 / 4 0 / Vista del muro megaTítico muro, pero es difícil determinar si am-
en la toma del acueducto. bos son contemporáneos.

240 Nacional Mayo


ad del Perú. Decaj
/ F 4 / 4 2 / Muro megalitico.

E l muro está construido con sillares h e r m é t i c a m e n t e unidos entre sí,


sobre un piso de piedra al que se ajusta con exactitud; el sitio excepcio-
nal donde ha sido erigido, o sea el centro mismo de una hoyada, hacia la
cual fluyen múltiples vertientes de las faldas vecinas, y el hecho de en-
contrarse precisamente a poca distancia el comienzo del acueducto ta-
llado en la roca, hace presumir que esta obra megalítica sea parte de un
monumento mayor correspondiente a u n gran reservorio o cloaca
colectora, fuente de origen del precioso elemento, que en tiempos pretéri-
tos alimentara al acueducto de Kumbe Mayo y por ende, a la ciudad de
Cajamarca.
L a Plataforma, arriba mencionada, se eleva a 2 m sobre el nivel del
riachuelo y sus contornos debieron estar protegidos por un muro de
piedras labradas del que se conserva casi intacto un trozo de 12 m , cons-
truido con cinco grandes sillares perfectamente tallados y unidos, el que,
a la vez, parece proteger a dicho riachuelo. L a superficie de esta platafor-
ma es algo accidentada, con depresiones pantanosas, vegetación densa,
trozos de peñascos, entre los cuales se destaca un bloque casi rectangu-
lar en forma de mesa, con figuras grabadas m u y borrosas y un rebajo a
manera de asiento. Este bloque parece formar parte de u n muro que se
conecta con el borde rocoso de la margen derecha del riachuelo. U n poco
m á s abajo de esta plataforma, el terreno se eleva considerablemente y se
perfila una segunda plataforma, m á s grande y alta que la primera, de
100 m de largo por 50 m de ancho, orientada de Oeste a Este. Sus muros
limitantes están sepultados por humus y acumulaciones de piedras.

241
mérica
A l pie de L a Tiana o Trono, fuera del piso considerado hipotética-
mente como fondo de u n reservorio, no se descubre huella de algún ca-
nal artificial. E l arroyo corre en línea recta por el lado izquierdo de la
primera plataforma dentro de una zanja, uno de cuyos lados es el muro
megalítico de c o n t e n c i ó n de aquélla que tiene 12 m de longitud. Sólo
20 m m á s adelante comienza a percibirse, debajo del agua en movimien-
to, la silueta de u n canal tallado en roca v i v a siguiendo un curso en
gracioso zigzag o meandro, que recuerda el motivo tokapo, tan c o m ú n y
característico en la o r n a m e n t a c i ó n incaica. Este peculiar y elegante trazo
del canal que tiene 15,80 m de extensión trae a la memoria los canales en
zigzag de eferencia o d e s a g ü e de los objetos ceremoniales de madera,
arcilla o piedra, llamados pakcha, que tienen relación íntima con el culto
4
al agua. E n casi todas las rocas sagradas de la era megalítica, principal-
mente de la vieja cultura lítica del Cusco, se encuentran estas pakchas
socavadas en la roca, compuestas de un recipiente, un canal m á s o me-
nos largo de d e s a g ü e y la imprescindible sección del meandro o zigzag.
E l gracioso canal tiene tres secciones: la primera, de 3 m de largo, 43 cm
de ancho y 34 cm de profundidad; la segunda, de 9 m de longitud, 36 cm
de ancho y 34 cm de profundidad; la tercera, de 4,20 m de largo, con
meandros de 2,16 m , 1,64 m y 40 cm por 37 cm de ancho y 34 cm de
profundidad, respectivamente.
Desde esta primera sección del canal, tallado tan primorosamente
en la roca, se puede seguir su curso a m u y larga distancia sin el auxilio
de excavaciones mayores, guiados sólo por los trazos que se distinguen
en la superficie, en un principio a uno y otro lado del arroyuelo, y m á s
adelante d e s v i á n d o s e algo a la izquierda. E n un recorrido como de 60 m
el riachuelo corre por el canal, unas veces a la vista y otras oculto por los
materiales de acarreo y pronto se percibe a la derecha una tercera plata-
forma o plaza mucho m á s grande que las anteriores, cuyos muros
limitantes están sepultados. Dicha plaza, en parte limpia y pantanosa,
está oculta en su tercio oriental por montones de peñascos. Uno de éstos,
de 10 m de d i á m e t r o , al caer sobre el canal, lo p a r t i ó en varios trozos. A
través de las fracturas se c o m p r o b ó que había sido construido el canal
cortando otro p e ñ ó n caído anteriormente a la quebrada antes de su cons-
trucción, que tiene 6 m de longitud. Pocos pasos m á s adelante, el canal
pasa nuevamente a través de otro p e ñ ó n de 3,50 m de d i á m e t r o , el que ha
sido adecuadamente cortado para ello en 60 cm de ancho y 60 cm de
profundidad. M á s adelante, una piedra de gran t a m a ñ o desprendida de
la cima de la colina contigua, que r o d ó por la falda s i t u á n d o s e en el
fondo de la quebrada y casi en la margen izquierda del río, fue cortada
por un canal curvo de 6 m de largo por 53 cm de ancho, d i v i d i é n d o l a en
4
J O Y L E , T.A. "Pakcha". E n Inca vol. i, N.' 4, Lima, 1923, pp. 761-778.

242 Nacional Mayo


d del Perú. Deca Tienca
/ F 4 / 4 3 / Vista panorámica de la i sección del acueducto,
donde existe el canal geométrico [zigzag].

dos partes iguales. A partir de este p e ñ ó n , el curso del canal está marca-
do sólo por varios trozos de rocas acanaladas que sobresalen en la su-
perficie de un terreno de consistencia blanda. E l acueducto d e s v i á n d o s e
a la izquierda del río sigue su curso, a veces ondulado, a veces rectilíneo,
en una longitud de 160 m hasta alcanzar otra vez la orilla del riachuelo
y atravesarlo mediante una calzada.
E n este largo recorrido, el canal fue construido con piedras talladas
y corrientes unidas con mortero.
Los detalles m á s importantes que
se notan en el trayecto, yendo de
arriba hacia abajo, son: u n p e ñ ó n
tallado para formar un asiento o
altar de 3,50 m de largo, 60 cm de
ancho y 60 cm de alto, probable-
mente parte de una estructura ma-
yor oculta en el subsuelo. Desde
a q u í se pronuncia la o n d u l a c i ó n
del terreno y se dificulta la explo-
ración a causa de la tupida vegeta- p
ción de walte o ichu; poco d e s p u é s Üs
aparece otro p e ñ ó n acanalado de
6 m de largo, 53 cm de ancho, y
pronto se llega a una esquina o sa-
. i i v V i <* . . , , , / F 4 / 4 5 / Sección del acueducto
hente de la falda izquierda de la des t r u i d a por la enorme roca
quebrada, que se destaca entre v a - que se puede ver sobre él.

243
d del Perú. E mérica
ríos peñones caídos, unos al pie de la
falda rocosa y otros en el lecho mismo
del arroyuelo contiguo.
En este sitio, donde nuevamente
se angosta la quebrada, se nota que
moles gigantescas han caído hacia el
fondo de ella en diversas épocas, es
decir, antes y después de la construc-
c
i S l ' ° n del acueducto. De ahí la presen-
cia de peñones exprofesamente talla-
dos en distintos sitios y a diferentes
niveles fuera del curso del canal. En el
peñón saliente, que forma la esquina
ya referida, el acueducto ha sido talla-
do en zigzag a manera de un dibujo
escalonado, en un recorrido de 6 m de
/ F U / 4 9 9 / [Vista de un recodo largo, 39 cm de ancho y 55 cm de alto,
geométrico del acueducto.] para tomar nuevamente su dirección
rectilínea. Unos 15 m más abajo, el canal se desarrolla en una larga cur-
va, acercándose al borde del río. En este lugar, otra vez, las moles relle-
nan la quebrada y están en gran parte sepultadas con gruesas capas de
tierra negruzca o humus vegetal, que han sido cortadas por los arroyuelos

/F4/46/ Corte en escuadra sobre dos grandes moles.

244 Nacional Mayo


id del Perú. Deca menea
que descienden de las colinas contiguas. La observación de los detalles
tecnológicos del canal comprueba que las piedras cayeron sobre la que-
brada en diferentes períodos, y que su construcción antecedió a la caída
de la mayor parte de las piedras que se hallan a la vista, puesto que es
necesario en ciertos casos penetrar debajo de ella para encontrar las hue-
llas del canal, y en otros, seguirlo a través de los cortes de los peñones
que se hallan debajo de aquéllas.
Más allá del tramo en zigzag, y como a 20 m se encuentra otra de las
partes interesantes del canal que aparece ejecutada en un atrevido corte
en escuadra sobre dos grandes moles: la vertical alta, que forma una de
las paredes; la horizontal baja, que sirve de base. El otro lado ha sido
construido con una hilera de sillares bien tallados y que siguen en su
disposición un curso rigurosamente paralelo al de la cara opuesta. E l
canal mide aquí 10 m de largo, 67 cm de ancho y 45 cm de profundidad;
las caras de los cortes de las moles miden 3,20 m y 2,50 m, presentando
una superficie amplia, con restos manifiestos de figuras en relieve muy
desgastadas, de difícil identificación. La otra piedra se halla a continua-
ción de la anterior; es mucho más alta y tallada formando una panela de
1,50 m de ancho por 2 m de alto, cuya altura total es de 6 m. Como en el
caso anterior, un lado del acueducto está formado por el corte practicado
en la roca que ofrece una pared ancha y alta, y el otro construido con
piedras corrientes; el río desaparece de la superficie. Muchas moles relle-
nan la quebrada, entre ellas hay una en forma de tambor o altar cilindri-
co, que tiene 10,20 m de circunferencia en la base, 2,80 m de diámetro
superior y 1,10 m de alto. El canal pasa junto al tambor, es posible que el
resto de él se halle debajo de las piedras, hasta alcanzar una calzada
sobre el riachuelo. E l tambor se halla casi al centro del fondo llano y
angosto de la quebrada, en un terreno pantanoso y de tupido pajonal.
Las filtraciones del río fluyen por debajo de los trozos de rocas.
Más adelante se encuentran dos arroyuelos que forman el río princi-
pal. El canal pasa sobre ellos mediante aterrados construidos exprofe-
samente, que tienen 5 m de largo el uno, y 3 m el otro respectivamente.
Desde este último aterrado, empieza la segunda sección. Hasta aquí el
recorrido del acueducto descrito tiene una extensión de 160 m.

/F2/U-U (18-21)/
Segunda sección del acueducto
En ésta el canal corre por la margen derecha del río, entre el segundo
aterrado, término de la sección anterior, y el tercero llamado Chaga o
puente, que está a 230 m más adelante, construido sobre el mismo río y
por medio del cual pasa al lado izquierdo. Es en esta sección donde se
hallan las mejores ilustraciones de esta obra hidráulica porque no ha

245
üversidad del Perú. Decana de América
/F5/125/ Croquis de la segunda sección del acueducto.
Universidad del Perú. Decana de América
tiene 60 cm de profundidad y 75 cm de ancho; desde aquí hasta el lecho
del río hay sólo 8 m de pendiente empinada.
Desde este sitio el acueducto continúa siempre cortado en la roca,
aunque con trechos rellenados con tierra y cascajo. Desaparece casi por
completo en un tramo de 7 m, luego reaparece más adelante cortado en
un peñón que interrumpe su curso y oculto por otro caído posteriormen-
te. Pocos pasos más allá se encuentra otra roca tallada como la anterior,
pero más pequeña e igualmente oculta por otras. Más adelante vuelve a
aparecer el canal cortado en la roca, pronunciándose la curva impuesta
por las salientes deí cerro; 2 m después se ve que un peñón ha caído
posteriormente sobre el canal destruyéndolo en parte; cerca de éste existe
otra roca que ha sido partida para dar paso al acueducto. Vuelve a ocul-
tarse en un nuevo tramo de 15 m para reaparecer al lado de otras moles
asentadas en la falda del cerro. En esta parte es difícil precisar si el canal
sigue a través de la roca o pasa por un aterrado porque el terreno suelto
lo oculta a menudo por una parte y los peñones caídos posteriormente
dificultan su identificación. A sólo 30 m del puente se ve una piedra
caída y cortada para darle paso. El canal tiene 3,50 m de largo, 60 cm de
ancho y 60 cm de profundidad y una de las paredes presenta una ceja o
saliente de 14 cm de grosor. Este peñón es uno de los tantos que se hallan
en las faldas y en el fondo de la quebrada.
El acueducto se acerca a la quebrada. Tres metros antes de alcanzar
el puente una gran piedra ha caído en el acueducto deshaciéndolo en
parte; a la entrada del puente hay otro puente debajo del cual pasa el
canal abierto en la roca formando un ángulo al cambiar de dirección.
Esta especie de túnel en ángulo casi recto aparece como se verá ensegui-
da debajo de otra roca situada a poca distancia del otro lado del puente,
en el lado izquierdo de la quebrada, donde comienza la tercera sección.

/ F 4 / 5 2 / Este corte
es ligeramente
curvo y el
paralelismo de
ambas curvas es
completamente
matemático.

rsidad Nacional Mayor de San Mar 247


tiversidad del Perú. Decana de América
1
/F4/54/ [Vista del cork de la roca que presenta una ceja o saliente].

La sección recorrida hasta aquí permite afirmar lo siguiente:

o
I El acueducto aparece construido mediante un trabajo de cantería ele-
gantemente tallado en la roca viva del cerro.
o
2 El acueducto se ha abierto paso a través de los peñones que han sido
cortados parcial o totalmente.
o
3 En ciertos casos sólo una parte del peñón fue cortada para formar la
pared y el piso; la otra parte fue construida con piedras labradas y
ordinarias.
o
4 Una vez construido, el acueducto sufrió fracturas producidas por la
caída de grandes piedras que descendieron de los cerros contiguos.
o
5 Los cortes laterales de la roca o peñón sirvieron para grabar ciertas
figuras glíficas o para ejecutar obras de cantería con fines ornamenta-
les o rituales.

Los datos hasta aquí adquiridos no son completos. Sólo una parte
pequeña de este admirable monumento ha sido estudiada. Quedan por
descubrirse grandes tramos sepultados por las capas de humus o por las
piedras y peñones que han caído después de la construcción; pero es
evidente que el acueducto, en gran parte de su longitud, fue trabajado en
roca viva. Es visible su curso en los peñascos salientes del piso e invisi-

248
Universidad del Perú. Decana de América
ble en las entrantes y hondonadas, donde se halla oculto por la tierra y
grava descendidas de los cerros vecinos y por la tupida vegetación de
walte o ichu (Stipa ichu).

/F2/14-22v (21-26)/
Tercera sección del acueducto
A partir del tercer puente, por el que pasa el acueducto a la banda iz-
quierda del río, el tramo fue limpiado y estudiado en una extensión de
m á s de 370 m. Esta sección termina en la quebrada llamada C u e v a Sa-
grada. A q u í recibe las aguas mediante un canal secundario, que des-
ciende de las faldas del p e ñ ó n de Altuyoj; esta cueva hemisférica está
socavada en la roca cuyas paredes ofrecen una rica, aunque confusa,
o r n a m e n t a c i ó n grabada. Para facilidad de la d e s c r i p c i ó n se tratará
enseguida de los m á s importantes aspectos que ofrece el canal en sus
distintos tramos.
E l canal pasa sobre un puente o aterrado construido aprovechando
las moles líticas que cubren en parte el fondo de la quebrada angosta de
este sitio. Para lo cual rellenaron con piedras grandes y p e q u e ñ a s los
espacios intermedios hasta formar la plataforma, de 3,20 m de ancho por
15 m de largo, que sirve de base al canal y luego nivela el piso cortando
las rocas salientes y obturando cuidadosamente los agujeros para evitar
las filtraciones. Sobre dicha plataforma aparece el canal construido con
hileras de piedras planas. Su trazo es ligeramente ondulado, pasa por el
centro del aterrado y su longitud es de 15 m por 54 cm de ancho y 81 cm
de alto.
En un primer tramo, como de 150 m, comprendido entre el puente y
la quebradita oriental del p e ñ ó n de Altuyoj, el canal corre casi en línea
recta a t r a v é s del flanco izquierdo del río y a poca distancia de él, con
trazos abiertos en las rocas y en los p e ñ o n e s descendidos de lo alto del
cerro. E s a q u í donde se halla un mayor n ú m e r o de ilustraciones relacio-
nadas con los detalles de la construcción del canal. Casi al centro de esta
sección, m u y cerca de la orilla del río, se halla la primera Cueva Sagrada
cuyos detalles se m e n c i o n a r á n m á s adelante.
A pocos pasos del puente el canal está oculto bajo una gruesa capa
de paja y pronto alcanza una mole de 7 m de largo por 4 m de ancho y
5 m de alto. Para vencer esta dificultad y tomar nueva dirección el canal
se convierte en un túnel, recorriendo primero 1,10 m de largo, 48 cm de
ancho y 30 a 40 cm de alto, d o b l á n d o s e d e s p u é s en á n g u l o recto y reco-
rriendo 2 m de longitud, de modo que cambia casi en línea recta su pri-
mer trazo en dirección S-N por el de O-E. C o n t i n ú a en un tramo de 20 m
siempre cortado en la roca y en los p e ñ o n e s descendentes de las faldas
del cerro que tienen 4 , 3 , y 2 m sucesivamente, y tallado rectilíneo; des-

249
/F4/57/ [Recorrido del canal a través do un peñón,
que forma un túnel en ángulo recto].

pués se tuerce ligeramente, como acercándose a la quebrada, para ser


interrumpido por otro peñón de 4 m de diámetro que lo destruye en
parte. Continúa en línea recta por otros 20 m de longitud y siempre ocul-
to por varios peñones. Una de las paredes del peñón, que mide 4 m de
corte, presenta una cara plana vertical y un rebajo en su borde inferior
para ampliar el techo del canal. Otra pared del peñón pequeño y conti-
guo al anterior, de 2 m de largo, se halla totalmente decorado con figuras
incisas embrolladas, difíciles de aislare identificar.
A pocos metros debajo del canal, y en la orilla izquierda, se ve un
peñón que se destaca sobre el nivel de la falda del cerro que ha sido
tallado formando dos pisos o plataformas. Es la primera Cueva Sagrada
que está protegida por dos enormes peñones que forman el techo. El piso
inferiores más ancho y más amplio que el superior. Este último tiene 30 a
40 cm de alto y unos cuantos escalones tallados en la piedra sirven de
acceso a una y otra plataforma. En una de las caras de la segunda plata-
forma aparecen dibujos borrosos mediante surcos o líneas incisas. Algu-
nas de estas se disponen en rectángulos que recuerdan las ornamen-
taciones propias del arte Chavín. Sobre este peñón de doble piso han
caído dos peñones que forman el techo de la gruta o caverna. Don Ernesto
Puente, vecino de Cajamarca y propietario de la hacienda San Cristóbal,
realizó anteriormente excavaciones en el piso de esta cueva encontrando

250 Universidad Nacional M


/ F 2 / 1 6 / El acueducto presenta una cara plana vertical y un rebajo
en su borde inferior, ¡unto a la piedra grabada.

gran cantidad de guijarros de cuarcita traídos de alguna cantera distante


puesto que esta piedra no existe en los alrededores. Los derrumbes de la
falda del cerro han sepultado casi en su totalidad este gran monumento y
para descubrirlo en toda su integridad y conocer lo que existe a su alrede-
dor sería necesario hacer una excavación de proporciones mayores.
Siguiendo 30 m más adelante de la primera Cueva Sagrada, y sobre
un piso más empinado, el canal corta otra vez la roca en línea recta
formando caras altas y un piso bien nivelado en una extensión de 165 m
por 60 cm de ancho y 50 a 100 cm de profundidad, en una dirección casi
rectilínea y sin interrupción de peñones. El extremo final de esta sec-
ción, donde el acueducto bordea una lomada para caer en la quebrada
de la segunda Cueva Sagrada, presenta un canal ancho y bien tallado
de 49,30 m de longitud en cuya por-
ción central de 12 m de longitud se f''
dobla en zigzag. jt
Este canal después de los traba- • ¿*4
jos de limpieza aparece nítidamente
I
cortado en la roca y sólo se oculta al
llegar a la quebradita de Altuyoj, don-
de se encuentra la segunda Cueva Sa-
grada. En los sitios de poca pendiente
los dos lados del canal tienen igual al- H H HHL
^ •
tura pero a medida que se pronuncia /F2/18/
Vista de la piedra grabada.

Universidad Nacional Mayor de Sa 251


Universidad del Perú. Decana de Ai
/ F l 1/609/ Inscripciones en la primera Cueva Sagrada.

/ F 4 / 6 4 / Vista del altar megalítico (primera Cueva Sagrada].


Se puede apreciar al Dr. Tello, Toribio Mejía y otros.

252 Universidad Nacional Mayor de San Mar


Universidad del Perú. Decana de América
/ F 2 / 2 1 / Visto parcial del acueducto. Este trazo labrado en piedra, de
profundidad media de 80 cm lleno de agua, fue mandado limpiar
por el Dr. tello en una extensión de 100 metros.
o empina el p e ñ ó n , entonces la pared izquierda se hace m á s alta que la
derecha y esta última aparece exprofesamente rebajada o nivelada for-
mando un camino. Algunas de las caras, amplias y altas de la pared
izquierda, presentan huellas de grabados con figuras glíficas, lo cual
indica que estuvieron ornamentadas para fines ceremoniales; los dibu-
jos esculpidos originariamente han sido borrados deliberadamente a
golpes o picadas; algunos motivos, entre ellos el aspecto acordonado de
las siluetas y ciertas líneas onduladas o serpentiformes, como las que se
encuentran en la pared del tramo en zigzag, recuerdan detalles del arte
C h a v í n . Estas figuras chavinoides aparecen mutiladas o atravesadas
con cruces y figuras humanas, tal vez inspiradas en las ideas católicas
recientes. La pared izquierda del canal en zigzag, en la sección grabada,
fue cortada vcrticalmcntey su altura es de 100 cm por 60 cm de ancho; la
pared derecha fue cortada a un nivel uniforme de 50 a 90 cm de altura
pero su borde presenta fracturas posteriores, quizá para eliminar las
rocas con grabados de la pagana gentilidad.
A 21,40 m m á s adelante del zigzag descrito se observa un trabajo de
corrección en el trazo primitivo del acueducto, sin duda para alcanzar la
altura necesaria hacia la pampa de Majones y por ende llegara la cum-
bre del cerro Concejo. Cuando el canal vence la saliente del p e ñ ó n y
avanza hacia la quebrada de Altuyoj toma nuevamente su dirección
rectilínea. Recibe por su borde izquierdo las aguas que bajan de la lomada
y de la quebrada a través de un canal tallado en la roca. Este canal des-
ciende de las cabeceras de la quebrada, o sea, del pie mismo del p e ñ ó n
donde se halla la segunda Cueva Sagrada. E n un descenso abandona el
eje de la quebrada y recorre un buen trecho en dirección opuesta a la del
canal principal para unirse a él como a 10 m m á s arriba del fondo de la
quebrada, donde alcanzaría m á s fácilmente si descendiera en línea recta.

/ F 4 / 6 3 / Peñón donde M encuentra ta gruta del santuario |Cueva Sagrada uj.

254 idad Nacional May


ersidad del Perú. Dec
to
Lñ / F 4 / 3 2 / Dibujo, en borrador, de las figuras grabadas que se encuentran en la Cueva Sagrada n.
t-n

Universidad del Perú. Decana de América


Obedeciendo a alguna causa, los antiguos constructores de esta obra
hicieron tal desvío de las aguas de la quebrada conduciéndolas por un
trazo en sentido contrario al del canal principal en lugar de seguir el
curso recto por el declive natural del fondo de la quebrada.
En la cabecera del riachuelo Altuyoj está la segunda Cueva Sagrada
cuya exacta ubicación es 250 m encima del canal de la tercera sección,
donde se encuentra un conjunto rocoso como de 30 m de alto que presen-
ta varias oquedades en su parte baja. Cerca de la base de uno de los
peñones de este conjunto se halla dicha cueva, excavada artificialmente
con vista hacia el canal o acueducto, cuyo piso es llano y bien nivelado,
casi circular, de 2,50 m de diámetro, con paredes verticales y planas y
techo abovedado. Su altura es aproximadamente de 3 m y su pared está
profusamente cubierta con figuras grabadas. A un lado de la cueva hay
una alacena con un peldaño tallado en la misma roca que tiene 30 cm de
ancho por 25 cm de alto. Delante de la entrada a la cueva hay un piso
plano con varias oquedades en la roca que sirven para subir a ella. La
cueva tiene forma abovedada y está protegida de las filtraciones del agua
y de los vientos por las salientes de otro piso contiguo.
Aunque se ha obtenido un calco casi perfecto de los grabados que
adornan las paredes de la cueva no ha sido posible aislar las múltiples
figuras que contiene por ser una red embrollada difícil de comprender.
En algunas secciones aparecen motivos semejantes al del estilo Chavín
en otras se ven figuras de animales, cabezas humanas distribuidas de-
sordenadamente y varios signos cruciformes. Sin embargo además de
estas figuras que recuerdan las del arte Chavín; existen otras de monos,
felinos y plantas semejantes a las que aparecen en el arte de Marañón y
Huaylas. En general, sólo se
conserva una sección del para-
mento cubierto de grabados. Por
estos fragmentos de ornamen-
tación, por las múltiples erosio-
nes que han borrado las figu-
ras y por lo intrincado de los
dibujos ha sido difícil empren-
der un trabajo de disección o
reconocimiento y, por ende, de-
finir los elementos integrantes
que tienen semejanza con los de
la cerámica Chavín.
Es en esta tercera sección
donde se puede apreciar mejor
, . ,. , / F 4 / 6 5 / Vista de detalle de las figuras
el arduo trabajo realizado para g r a b a d a s e n ]a C u e v a S a g r a d a „

257
liversidad del Perú. Decana de América
formar p e q u e ñ o s túneles, cortes entre el piso rocoso, perforaciones prac-
ticadas en los p e ñ o n e s caídos y hacer talladuras que han dividido la
roca en dos o m á s partes. Se descubren, a d e m á s , varias rocas que forman
el borde del canal, p e q u e ñ a s escaleras que sirvieron para facilitar el trán-
sito por este borde.
Partiendo de esta quebrada se puede seguir t o d a v í a por un largo
tramo el curso del canal que corresponde a la cuarta sección, hasta a l -
canzar la calzada, o tal vez restos de u n antiguo camino rural que corre
entre los cerros Concejo y Kumbe. Las huellas de este canal son claras en
un recorrido de 2,5 k m a través de una extensa llanura cubierta de vege-
tación h e r b á c e a de loalte o tchu. Muchos fragmentos de rocas se hallan
acumulados en ciertos sitios y desparramados a uno y otro lado del
canal. Es difícil precisar los detalles relacionados con el ancho y la
profundidad del canal, así como la naturaleza del terreno donde se cons-
t r u y ó pero es indudable que en las depresiones m u y hondas se constru-
yeron calzadas; se niveló el piso en las prominencias; se cortó la roca
cuando fue necesario mantener el nivel alto del canal hasta alcanzar la
garganta del Kumbe, donde comienza la bajada del acueducto hacia
Cajamarca.

/F3/23-27v (27-33)/
I I . Técnica de c o n s t r u c c i ó n del acueducto
Las excavaciones de prueba verificadas en los pocos días que d u r ó la
exploración no han sido suficientes para probar si el acueducto fue cons-
truido parcial o totalmente en roca v i v a . No hay duda de que la predomi-
nante f o r m a c i ó n rocosa y lo accidentado del terreno obligó al construc-
tor a cortar la roca en largas y hondas dimensiones, a llevar el acueducto
sobre superficies planas, onduladas y empinadas, y a vencer las múlti-
ples vallas puestas por los p e ñ o n e s caídos de los flancos de la quebrada,
p e ñ o n e s que a menudo interrumpieron su curso a juzgar por las repara-
ciones observadas; menos en un kilómetro de su recorrido, donde el acue-
ducto aparece trabajado en roca conglomerada traquítica, de consisten-
cia variable. E n ciertos sitios la roca es tan dura como el granito, lo que
debió demandar u n trabajo rudo, ejecutado por desgaste o disgregación,
con o sin el auxilio del agua; y en otros, es de menor consistencia, debido
tal vez a la d e s c o m p o s i c i ó n de la roca, aunque suficientemente dura
todavía no ofreció gran esfuerzo para el tallado o desgaste. E n algunas
partes descubiertas, a pesar de su a n t i g ü e d a d , el acueducto presenta sus
caras y aristas no erosionadas y sus bordes perfectamente paralelos,
como trazados a cordel; la superficie de las caras o paredes están bien
niveladas y las aristas son casi cortantes.

258
Universidad del Perú. £
En lo que respecta a la dirección del acueducto, ella puede ser
rectilínea, quebrada o curva, cuyo trazo en un terreno plano, ahondado,
elevado o empinado revela suma experiencia y maestría del director de
la obra. El acueducto sigue, por lo gene-
ral, la línea recta cuando el piso es natu-
ral o artificialmente plano; sólo en de-
terminados sitios sin causa que lo jus-
tifique, a no ser por un motivo esotérico
u ornamental, se quiebra en ángulo más
o menos abierto para formar zigzag,
meandro o curva

gfófe >*ág t%¿ ** w -«^


Wm¡^í
* ' "

Wj00

/ F l l / 6 2 2 / Canal abierto en la roca, piso llano.

Cuando el acueducto pasa por


una depresión honda del terreno,
por un sector pantanoso o por una
pequeña hoyada o quebrada, se
construyen calzadas o terraplenes
para mantener su nivel, en cuyo re-
lleno se aprovecha del cascajo, pie-
dras y peñascos allí existentes.

/ F l l / 6 1 5 / Canal construido utilizando rellenos, piso llano.

259
diversidad del Perú. Decana de América
Si el acueducto encuentra a su paso un terreno elevado, sea éste una
saliente de piso rocoso o un peñón caído, entonces el canal corta unas
veces tangencialmente el obstáculo y otras lo divide en partes iguales o
desiguales; de este modo el curso es recti-
líneo o curvilíneo, según las circunstan-
cias, y la caja del canal aparece cortada
total o parcialmente en la roca o bien pro-
tegida por uno o ambos lados mediante
un muro de piedras corrientes o de sillares.

/ F l 1 / 6 1 8 / Canal construido cortando los p e ñ o n e s .

Si eí acueducto atraviesa la falda más o menos empinada de un


cerro, entonces el constructor corta la roca mediante dos planos perpen-
diculares para formar el piso llano sobre el cual abre el canal. Este corte
en escuadra ofrece caras o paredes amplias: una vertical que, con cierta
frecuencia se halla adornada con figu-
ras glíficas, y otra horizontal que forma
el sendero marginal del canal en casi
todo su recorrido. Es en esta clase de tra-
bajo donde aparecen los más elegantes
cortes rectos, curvos y quebrados del
acueducto.

/ F l l / 6 2 0 - 6 2 1 / Canal abierto en la roca, piso llano e inclinado.

versidad Nacional Mayor de San Marcos


Universidad del Perú. Decana de América

Si el p e ñ ó n —^.
que intercepta el '/h
recorrido es gran-
de y alto, entonces
se abre paso por
medio de un túnel
perforado a través Jjj
de él. En este caso ^*
el canal es recto, ^
curvo o angular
según la dirección
requerida como ;N^N
sucede en el túnel
que se halla en la / F 1 1 / M 9 / Canal abierto en el peñón caído,
margen izquierda formando un túnel.
del tercer puente o aterrado de 15 m de longitud, tendido sobre el río,
donde el túnel se dobla en ángulo recto, en el interior del peñón, para el
cambio de dirección.
El acueducto no mantiene siempre el mismo nivel del fondo cuando
corre horizontalmente, ni son iguales las dimensiones de anchura y pro-
fundidad de la caja. En ciertos sitios el fondo es un plano inclinado, en
otros ofrece depresiones o elevaciones y la caja se estrecha o ensancha,
sobre todo en los tramos en los que es necesario ahondar considerable-
mente el canal de modo que el agua se estanca a menudo formando
pozos que se llenan primero, a la manera de esclusa, para facilitar el
curso de la corriente por rebalse.
No ha sido posible todavía explorar las muchas quebradas por las
que atraviesa el acueducto, donde se hallan sepultados canales secun-
darios, como el descubierto en la quebrada de Altuyoj. Llama la atención
que este acueducto secundario no alcance al principal en un descenso
perpendicular o línea recta, sino que se desvía de la quebrada para darle
encuentro en sentido contrario a la corriente de aquél, como si se tratara
de aminorar la fuerza del caudal. De todos modos el acueducto tiene un
ancho aproximado de 50 a 60 cm y una profundidad de 60 a 100 cm; el
nivel del fondo es lo suficientemente inclinado como para facilitar el
deslizamiento del agua por simple gravitación.
Es igualmente difícil descubrir la clase de herramientas usadas en
la construcción del acueducto, así como la técnica de cortar la roca. En el
curso se ha observado que las rocas calcáreas han sido desgastadas por
la simple acción de las lluvias, las cuales han formado oquedades debi-
do al ablandamiento de la piedra caliza por el líquido cargado de
anhídrido carbónico. Es de suponer que este ablandamiento haya sido
aprovechado para cortar con facilidad los bloques rocosos mediante el

261
id del Perú. I Lménca
auxilio de herramientas de piedra m á s dura. Son claras, en las rocas
sagradas de las ruinas megalíticas del Cusco y en las de Kumbe Mayo,
las huellas de una herramienta de superficie erizada que actúa como
sierra o lima, puesto que el corte de la roca presenta u n desgaste por
simple frotamiento.
Con respecto a esta clase de herra-
mienta cabe mencionar lo ocurrido en el
caserío de Otuzco, cerca de Cajamarca,
donde la expedición encontró un gran de-
pósito de hachas y azadones de piedra muy
duros y de diversas formas y t a m a ñ o s .
Con estas herramientas y con el auxi-
lio de las lluvias sería fácil, por mera fro-
tación y c o n t u s i ó n , cortar, desmenuzar y
cincelar la roca cuya consistencia es me-
nos dura que la herramienta. C o n ellas
debieron cortarse las rocas y p e ñ o n e s del
acueducto, así como perforar el cerro de
Otuzco donde se encuentra el antiguo ce-
/ F l l / 6 3 0 / Hachas de Otuzco, menterio de Las Ventanillas con numero-
Cajamarca. Dibujo de Pedro sos nichos funerarios tallados en la roca.
Rojas Ponce, agosto 1943.
Esta costumbre de construir los nichos per-
forando la roca está muy generalizada en el norte andino, principalmen-
te en todos los sitios donde existen restos de arte megalítico.
E n suma, la técnica empleada para construir el acueducto depende
de tres factores a saber:

a) Del terreno o aspecto orográfico


del suelo por donde pasa.
b) De la dirección que debe tener
el acueducto, venciendo cual-
quier obstáculo encontrado en
el trayecto.
c) De la capacidad o volumen del
agua conducida por el canal.

a) Del terreno por donde corre el acueduc-


to. E l acueducto en su recorrido de 8
k m , desde las cabeceras del Kumbe
hasta las cercanías de la ciudad de
Cajamarca, pasa por un terreno acci- / F l 1/631/ Hachas de Otuzco,
Cajamarca. Dibujo de Pedro Rojas
dentado como el de la quebrada de Los Ponce, septiembre 1943.

262
Universidad del Perú. E America
Frailones; trasmonta la cordillera m a r í t i m a como el ramal de Kumbe o
Concejo; y desciende a la c a m p i ñ a de Cajamarca por una falda empina-
da y cubierta de deyecciones y aludes posglaciares. E n este recorrido
pasa por tres clases de pisos:

1. Piso plano, como en las tres primeras secciones, donde el acue-


ducto fue trazado y ejecutado sobre la roca dura del terreno.
2. Piso empinado o de ladera, en que la construcción del acueducto
requirió un trabajo de mayores proporciones, no sólo para adap-
tarse a las eminencias rocosas, sino para cortar el canal en los
p e ñ o n e s salientes.
3. Piso plano de hoyada u hondonada, donde hubo necesidad de
construir terraplenes, rampas, parapetos, empedrar el piso, imper-
meabilizar el canal para evitar filtraciones del agua, etc.

b) De la dirección o trazo del acueducto. E l acueducto de K u m b e Mayo en un


largo recorrido tiene una dirección m á s o menos recta, a f i n de acortar,
abreviar las distancias y evitar los rodeos; para ello tuvo que vencer las
dificultades que le ofrecía una quebrada con cerros de consistencia
erosionable, como la de Los Frailones, que produjo la caída de enormes
p e ñ o n e s , que unas veces se precipitaron hacia el fondo de la quebrada y
otras se quedaron en los sitios llanos de los flancos provocando todo ello
una serie de o b s t á c u l o s que fueron vencidos por el ingeniero aborigen,
en esta forma:

1. Perforando los peñascos que encontró en el trayecto.


2. Haciendo túneles en á n g u l o recto para cambiar la dirección del
canal.
3. Tallando los flancos rocosos para dar forma curvilínea al acueducto.
4. Aprovechando las acumulaciones de piedras para tender un puen-
te y pasar el agua a la otra banda del río.

A d e m á s hay ciertos detalles casi ornamentales en el trayecto del


acueducto, como el de seguir una línea perfectamente recta; hacer una
preciosa curva en el perfil de la roca o p e ñ ó n ; trazar y ejecutar un zigzag,
a modo de meandro en sectores innecesarios; tallar una grada o p e l d a ñ o
para producir la caída del agua y el consiguiente sonido a r m ó n i c o de su
paso.

c) De la capacidad del acueducto. E n cuanto a la capacidad del canal para


contener y conducir el agua se puede decir, de u n modo general, que ella
es m u y limitada, cuyo volumen sería de 40 a 50 litros por segundo, si se

Nacional Mayor de San N 263


id del Perú. Decana de Amér
tiene en cuenta el ancho y profundidad del canal, desde 30 a 60 cm en los
sitios más anchos, y desde 34 a 100 cm de profundidad. Sólo en determi-
nados sitios, en especial en los lugares altos o elevados, es donde el
canal se hace más profundo y en zigzag, como en el caso de la tercera
sección, para vencer la lomada de la quebrada de Altuyoj; así como en la
hondonada del cerro Concejo para alcanzar la garganta de Kumbe.
En relación con la capacidad de agua, existen canales tributarios o
secundarios que sirven para captar ciertas filtraciones o pequeños ma-
nantiales con el propósito de aumentar el caudal, tal como se observa en
las cabeceras de la quebrada de Altuyoj y en las cercanías de la garganta
del Kumbe.

/F4/28-31 (34-40)/
III. Monumentos arqueológicos asociados al acueducto
En asociación con esta notable obra de la antigüedad se encuentran otros
elementos accesorios de diversa índole, cuya ejecución demandó el inge-
nio y capacidad artística de sus autores. Entre ellos pueden citarse: el
peñón con graderías dispersas, el canal en zigzag, el reservorio, la pie-
dra con escalones a manera de asientos, la mesa, la cueva sagrada, la
lápida, la estatua, el sarcófago o tumba, los glifos.
Estos elementos, por la manera como están ejecutados, por las decora-
ciones simbólicas que ostentan y por su proximidad al acueducto, hacen
resaltar la obra excepcional de este monumento que no parece tener la
función meramente utilitaria, esto es, la de aprovechar las aguas para
irrigar las tierras contiguas a la metrópoli de Kasha-marka, hoy Cajamarca,
sino una ñnalidad de triple acción: utilitaria, ceremonial y religiosa.
Sería aventurado localizar definitivamente la toma del acueducto
en el sitio en que se halla La Tiana o Trono. No es improbable que el acue-
ducto avance aún más río arriba hasta alcanzar la laguna de Totora-
bamba que sería, en este caso, la fuente de aprovisionamiento de sus
aguas. A l respecto cabe recordar lo que Prescott escribe: "cerca de
Cashanalca existe un túnel que excavaron en las montañas para dar
salida a las aguas de un lago, cuando en la estación de las lluvias llega-
ban a un nivel que amenazaba a inundar al país". ¿Se refería este autor
acaso a Kumbe Mayo?
En la toma, como formando parte de un mismo grupo, existe un
peñón con graderías talladas en todo semejante a las rocas sagradas
megalíticas del Cusco y en cuyas caras planas y pulidas aparecen diver-
sas figuras grabadas y bastante borrosas; casi inmediato a él se encuen-
tra el canal meándrico, de 12 m de longitud, así como los restos manifies-
tos de un gran reservorio. Además pocos pasos más abajo, sobre una
1
PRLSCOTT, Historia de la Conquista del Perú, cap iv, p. 38.

264
Universidad del Perú. Dea unénca
plataforma de 50 por 20 m, hay un bloque tallado con bancos a manera
de asiento como si hubiera servido de trono a la gente principal que
presenciaba las fiestas o reuniones que se realizaban allí. Asimismo, a
150 m más abajo del Trono, se encuentra un peñón tallado de forma
cilindrica o tronco-cónico que debe ser un altar o mesa sobre el cual se
colocaban las ofrendas a los dioses o ídolos de la comarca. También se
cuentan entre estos monumentos las cuevas socavadas en la roca, una de
ellas con graderías y restos de ornamentos criptográficos y la otra con las
paredes totalmente revestidas con figuras idénticas.
A los trabajos líticos precedentes se añaden algunas obras escul-
tóricas notables halladas en las vecindades de la Cueva Sagrada n. Don
Ernesto Puente, vecino de Cajamarca y propietario de la hacienda San
Cristóbal, encontró en ese lugar, a mediados del año 1938, una cabeza
escultórica humana de piedra, junto con grandes fragmentos de otras
estatuas de la misma clase. Igualmente halló también en poder de varios
indígenas de esa localidad otra pequeña estatua de piedra granítica que
tiene 45 cm de alto. Esta escultura fue encontrada, según referencia de
los indios, en los terrenos de cultivo de Cazaden, cerca de la casa hacien-
da San Cristóbal, de modo que en los alrededores de esta hacienda deben
hallarse los restos de algún santuario o templo de la gentilidad de
Cajamarca cuya exploración queda para el futuro.

/ F 4 / 6 7 / Cabeza esculpida de piedra que fue encontrada cerca


del santuario [Cueva Sagrada n) descubierto por el Dr. Tdlo.

265
5-3J

/ F 4 / 6 8 / Dibujo a tinta de la cabeza humana de piedra


encontrada en las inmediaciones de la Cueva Sagrada \\.

versidad Nacional Mayor de San Marcos


Universidad del Perú. Decana de América
Las dos esculturas son, por la técnica, representación y estilo, seme-
jantes a las halladas en las provincias del Callejón de Huaylas y en las
de Pallasca y Aija. La cabeza es probablemente parte de una clava, como
la que aparece empotrada en las paredes de los antiguos edificios de
Pallasca y Tunshukaiko. La estatua, que es de una mujer sentada, por su
actitud, forma del rostro y tocado de la cabeza, es en todo semejante a
las estatuas de piedra de mujeres que pertenecen al período más antiguo
de la cultura Marañón.
En la margen derecha del río Kumbe Mayo, al pie de los altos fa-
rallones de Altuyoj, casi en su porción central y a nivel de una pequeña
meseta se descubrió una caja socavada en la roca de forma rectangular,
orientada en sentido E-O, de 61 cm de largo por 41 cm de ancho y 69 cm
de profundidad, con un rebajo en el borde superior de 7 cm de alto por 9
cm de ancho, cuya tapa no se encontró. Encima de esta cámara, como
formando un techo, hay un peñón que ha caído sobre la roca.
Además cerca de la ciudad de Cajamarca se encontraron restos de
otras dos esculturas, ambas estaban empotradas en las construcciones
modernas del actual pueblo de Otuzco, que se halla en la cabecera del río
Chonta, tributario del Mashkon, que pasa cerca de los baños del Inka y a
poca distancia de este lugar se encuentran las tumbas socavadas en los
escarpados rocosos de Las Ventanillas.
El fragmento de la primera escultura es una cabeza que se halla en
uno de los cercos de la campiña. La segunda es una lápida rectangular,
de 43 por 44 cm, que fue encontrada en la pared de una choza del citado
pueblo de Otuzco. La figura en alto relieve que aparece en ella es humana
y empuña con la mano derecha un escudo y un haz de flechas; con la
izquierda, una placa rectangular que parece ser una cabeza trofeo y una
porra cerca del hombro.
Fragmentos de esta clase de lápidas se han encontrado en otros
lugares en asociación directa con nichos abiertos en la roca, lo que hace
presumir que sean tapas de tales nichos y que las figuras que ellas osten-
tan sean los guardianes de las tumbas.

/F5/70-89/
IV. Carácter y significado del acueducto
Debido a lo limitado de la exploración practicada para descubrir el mo-
numento no se puede todavía determinar con certeza cuál fue el propósi-
to de la construcción y cuál el carácter de la obra, es decir, si el acueducto
tuvo por objetivo desviar las aguas del río Kumbe Mayo para irrigar la
campiña de Cajamarca o suministrar a la población del preciado líqui-
do. No se concibe por qué los antiguos constructores fueron tan lejos a
buscar el agua, realizando trabajos penosos como el de cortar peñones,
construir calzadas y túneles cuando dentro de la misma campiña y a

i Nacional Mayor de San Mar


lad del Perú. Decana de América
/ F 5 / 1 5 2 , 1 5 4 / Monolito encontrado en la hacienda
S a n C r i s t ó b a l , C a j a m a r c a . E s t a t u a de m u j e r sentada.

poca distancia de la ciudad hay agua suficiente en los ríos y en los ma-
nantiales para satisfacer tales necesidades.
Es verdad que resulta prematuro aseverar que el acueducto llegue a
la ciudad de Cajamarca, debido a que no existen testimonios fehacientes
que lo comprueben. Sin embargo, restos de acequias antiguas aparecen
de trecho en trecho a lo largo de la cuesta del cerro Kumbe, que mira a
Cajamarca, enfiladas en conexión con estanques o pequeñas represas;
pero ellas pueden no corresponder al sistema hidráulico de Ku mbe Mayo.
Asimismo queda pendiente la posibilidad de que el acueducto no tenga
por término aquella ciudad, sino que se desvíe, desde la cumbre o cerca
de Cajamarca, hacia el Norte o Sur, en dirección de alguna vieja aldea de
importancia, como Chinchi-marka, Paria-marka, Wakaris, etc.
Al respecto no hay diferencia alguna entre el acueducto de Kumbe
Mayo y los canales antiguos que se encuentran en la sierra andina. Don-
de quiera que el hombre tuvo necesidad de agua para irrigar sus tierras,
aunque para ello tuviera que vencer serios obstáculos de un medio agres-
te, quebrado y rocoso, allí construyó los acueductos que hoy testimonian
una era de apogeo de la agricultura por irrigación.
Aunque esta clase de monumentos se cuentan entre los más nota-
bles del arte aborigen, puesto que rivalizan y acaso superan a otros jus-
tamente ponderados, como las grandes vías de comunicación de los Inkas,
los templos y palacios reales o comunales megalíticos, no ha merecido
hasta ahora un estudio serio y especial por parte de los investigadores.
Es de extrañar este vacío dentro de los estudios arqueológicos porque de

268 Universidad Nacional Mayor de San Mar


Universidad del Perú. Decana de América
todos los monumentos de la antigüedad peruana arruinados, sepulta-
dos u olvidados ningún otro como las obras de irrigación constituye una
herencia de positiva importancia dejada por nuestros antecesores. Los
acueductos y acequias estuvieron presentes y en plena función por to-
das partes en el vasto territorio que ocupara la población aborigen. Estas
grandiosas obras causaron la admiración de los conquistadores, prime-
ro, de los viajeros, después, y fueron utilizadas en gran parte, por las
generaciones posteriores. Ellas revelan, a la par, un hondo dominio de
las condiciones del suelo para aprovechar las aguas, desviándolas de
los ríos, represándolas en las cabeceras de los valles y quebradas, extra-
yéndolas del subsuelo y una fundada esperanza de su rehabilitación en
el futuro desarrollo agrícola del Perú. Aun se puede afirmar que casi la
totalidad de las actuales tierras cultivadas en la sierra y en la costa lo son
gracias a los acueductos dejados por los antecesores indios; además,
una gran parte de las tierras, hoy yermas, estuvieron antes cultivadas a
juzgar por las acequias, acueductos y represas que se hallan abandona-
das, derrumbadas o sepultadas.
En el siglo xvi, refiere Cieza de León, hablando de los valles de la
costa:
Y como los ríos abajan de la sierra por estos llanos, y algunos de los
valles son anchos, y todos se siembran o solían sembrarse cuando esta-
ban más poblados, sacaban acequias en cabos y por partes, que es cosa
extraña afirmarlo, porque las echaban por lugares altos y bajos, y por
laderas de los cabezos y haldas de sierras que están en los valles, y por
ellos mismos atraviesan muchas, unas por una parte y otras por otra,
que es gran delectación caminar por aquellos valles, porque parece que
se anda entre huertas y florestas llenas de frescuras. Tenían los indios, y
aun tienen, muy gran cuenta en esto de sacar el agua y echarla por estas

/ix/B2/P2/V6/958/ Tumba megalítíca, situada en el cerro Kumbe (Frailones).

Nacional Mayor de San Mar


id del Perú. Decana de América
acequias; que algunas veces me ha acaecido a mi parar junto a una ace-
quia, y sin haber acabado de poner la tierra, estar el acequia seca y haber
echado el agua por otra parte. Porque, como los ríos no se sequen, es en
mano destos indios echar el agua por los lugares que quieren. Y están
siempre estas acequias muy verdes, y hay en ellas mucha hierba de
grama para los caballos, y por los árboles y florestas andan muchos
pájaros de diversas maneras, y gran cantidad de palomas, tórtolas, pa-
6
vas, faisanes y algunas perdices y muchos venados.

En el siglo xix, Squicr escribe estas palabras:

Condujeron las aguas desde los riachuelos de la montaña hacia abajo,


hasta perderse en los valles. Estas acequias fueron a menudo de tamaño
considerable y de gran longitud, que se extendían en algunos casos
centenares de millas. Yo las he seguido por días enteros y las he visto
serpentear en medio de las proyecciones de los cerros, entrando y sa-
liendo según la topografía requerida; en unos sitios, sostenidos por
muros altos de masonería; en otros, cortados en la roca viva; y en algu-
nos casos conducidos en túneles, a través de los espolones agudos de las
montañas obstruyentes. Ocasionalmente fueron llevadas sobre varias
depresiones en el suelo mediante canales de 50 a 60 pies de alto. Pero
generalmente fueron desviadas de los obstáculos por medio de una
grada uniformemente descendente.

A renglón seguido agrega:

Es en la costa desértica pacífica del Perú, donde ninguna vegetación


pudiera existir, excepto en los bancos inmediatos de los riachuelos que
descienden de la cordillera, que encontramos los trabajos más extensos
de irrigación de los antiguos habitantes. No solamente construyeron
represas, a diferentes elevaciones en el río, con esclusas al lado para
llevar el agua sobre tas faldas más altas de los valles, sino construyeron
enormes reservónos más arriba, entre las montañas, así como abajo
cerca del océano, para retener el agua sobrante de la estación, cuando la
fusión de las nieves y de las lluvias caen en el interior. Uno de estos
reservónos, en el valle de Nepeña, tiene tres cuartos de milla de longi-
tud por más de media milla de ancho; consiste de una represa maciza de
piedra, que tiene más de 80 pies de grueso en la base y que se extiende
a través de una garganta, entre dos cerros rocosos y altos. Fue alimen-
tado por dos canales, a elevaciones diferentes, uno, que parte a 14 mi-
llas arriba del valle de Nepeña y otro que sale de los riachuelos, 5
7
millas distante.

CIEZA DE L E Ó N , La Crónica General del Perú, parte i, cap. LXVI. Madrid, 1922, p. 226.
SQUIER, Peru, incidents of Travel and exploration in the land of the Incas, Nueva York,
1877, pp. 218-219.

270
Universidad del Perú. Decana de América
En el siglo xx, en julio de 1934, cuando se recorrió la Muralla de Santa
para estudiar su estructura, señalar su trazo, reconocer sus diferentes
direcciones y alcanzar, de ser posible, su origen se tuvo la oportunidad de
visitar las extensas tierras antes cultivadas que se hallan comprendidas
entre los ríos Santa y Chao y seguir las antiguas acequias que sirvieron
para irrigarlas. A poco más de un kilómetro al norte del fundo Guadalupita
o Santa Clara siguiendo el camino carretero se encuentra una de las gran-
des acequias abandonadas de la antigüedad. La toma principal está ya
desecha, cerca del fundo Santa Elvira, que se encuentra junto a Tambo
Real. La acequia bordea el valle de Santa, pasa por detrás de Santa Clara,
tuerce después hacia el Norte atravesando las entrantes y salientes de las
colinas que se hallan en este lugar. De este modo las aguas llegaron hacia
las extensas tierras que existen entre el mar y las colinas rocosas, cuya
área es de 6 km de largo por 1 km de ancho. Uno de los ramales de esta
gran acequia avanza hasta la Pampa de las Salinas. Está excavado en el
suelo a trechos cortados en la roca dura y protegido por paredes de piedra
tanto por su cara externa como por la interna su ancho es desigual, aun-
que en ciertos sitios mide como 3 m. Restos de acequias que parecen ser
sólo ramales de la principal atraviesan las faldas de las colinas que mi-
ran hacia la Pampa. Todas las tierras bajas situadas a diversas altitudes,
unas escondidas entre los cerros, y otras planas y dilatadas que avanzan
hacia el mar, presentan huellas del sistema artístico de labrar la tierra
mediante camellones meándricos, que se disponen en paños paralelos,
dentro de los cuales corre el agua formando ondulaciones serpentiformes.
Estas tierras decoradas con los restos de los antiguos jardines se ven en
muchos otros sitios de la costa, como en Lambayeque; en Chan Chan; en
las famosas terrazas de Pacarán, en Lunahuaná; en las terrazas de Palle,
cerca de Chosica; en Nepeña; en el campo llamado Inka Pampa de Santa;
en las pampas de Huarmey; en la margen izquierda del valle de Para-
monga, cuya toma nace del río Pativilca, etc. Todos ellos son vestigios de
la pasada prosperidad agrícola.
En viajes posteriores se adquirió información sobre otras acequias
en el valle de Santa, entre ellas una que nace en el fundo Tablones llama-
da Casma, que corre hacia el SO pasando por Lacramarca y que según la
gente del lugar alcanza hasta las tierras que se hallan contiguas al valle
de Nepeña; otra llamada Buena Vista que corre un poco más alta que la
anterior, va por la altura y según informaciones del señor Hope Jones,
que ha recorrido aquellos sitios, hacia los terrenos de Buena Vista, a
muchos kilómetros al norte del valle de Santa. Existen además otras dos
acequias, las llamadas Bajas, que tienen sus tomas un poco al oriente del
fundo Gallinazos. Una de estas acequias es utilizada todavía por la ha-
cienda Tambo Real, y la otra que corre por la parte baja, ondula por los
peñones rocosos y alcanza hasta muy cerca de Gallinazos.

271
Universidad del Perú. Decana de América
E n suma, fuera del sistema de cultivo en hoyas abiertas en la arena,
sistema usado en muchos lugares de la costa, principalmente en C h a n
C h a n , A s i a , Chilka, Villacuri y otros, mediante el cual se aprovecha la
humedad del subsuelo, sin la construcción de canales, en todos los v a -
lles con agua escasa, pero permanente, se encuentran las acequias que
d e s v í a n las aguas para alimentar las tierras desérticas contiguas, con o
sin estanques, y a niveles de mayor o menor altura.
L a finalidad utilitaria del acueducto no p o d r í a ser desestimada ba-
s á n d o s e sólo en las consideraciones precedentes porque en casi toda la
sierra del P e r ú las acequias actuales tienen un cauce m u y p e q u e ñ o ; ellas
son alimentadas en la estación seca por un puquio o manantial del que
emana, generalmente, m u y p e q u e ñ a cantidad de agua. Casi siempre
junto o a poca distancia de este manantial hay una kocha o estanque
colector que se llena en 6,12,24 o m á s horas. E n ciertos casos son dos o
m á s los estanques que en determinados d í a s son vaciados para alimen-
tar el canal e irrigar las tierras que se encuentran en las partes bajas, a
veces, a varios kilómetros de la fuente de agua. Este acueducto, por su
largo recorrido y por el volumen de agua que puede cargar, no difiere de
los que existían en tiempos de la gentilidad.
E n otros casos la kocha o estanque es la propia laguna natural cuyos
bordes se hallan protegidos con muros apropiados, que tienen una aber-
tura en la base para desaguar directa o voluntariamente en la acequia
con o sin i n t e r r u p c i ó n s e g ú n las necesidades del riego y de acuerdo con
la escasez o abundancia de lluvia en la región. Pero es de uso c o m ú n , la
acequia o acequias que toman las aguas del manantial y las que colectan
de uno o m á s estanques porque ellas sirven para distribuir las aguas, de
acuerdo con las reglas impuestas por las costumbres, hacia las tierras
que pertenecen a los distintos aylius o parcialidades.
Casi todos los pueblos agrícolas de la sierra peruana, principal-
mente los que están en las cabeceras de los ríos que llevan sus aguas al
Amazonas o al Pacífico, tienen este sistema de irrigación cuyo manteni-
miento está asociado con las fiestas y ceremonias que se relacionan con
el cuidado de las lagunas, con la limpieza de los estanques y acequias,
con el destape d e s a g ü e ritual de los estanques para iniciar el p e r í o d o de
riego, con la veneración de la fuente o manantial de donde emana el
agua cristalina, etc., tal como figura en el calendario indígena de las m á s
importantes comunidades agrícolas del país. Las ceremonias de conser-
vación y limpieza de los estanques y acequias tienen un hondo significa-
do social, moral y religioso para los miembros de la comunidad aborigen
porque mediante ellos se mantiene la solidaridad de las familias, la po-
sesión de las tierras, el usufructo de las cosechas y, por ende, el bienestar
y prosperidad del pueblo. H e a q u í lo concerniente a ciertos actos p ú b l i -

272 rsidad Nacional Mayor de San Mai


tiversidad del Perú. Decana de América
cos y ceremoniales que he tenido la oportunidad de presenciar y obtener
de informaciones verbales o escritas.
E n la toma misma hay, por lo general, una plaza con una piedra al
centro donde se r e ú n e n los miembros de la comunidad, una o dos veces
al a ñ o , cuando se hace la limpieza del acueducto; allí comen, bailan y
cantan en comunidad, o cuando es necesario ofrendar al puquio o ma-
nantial. A lo largo de la acequia corre u n sendero por donde van los
participantes de la fiesta cantando, bailando y arrojando en la acequia
las ofrendas de flores y frutos de la estación, sobre todo en las reparticio-
nes del canal y en las caídas donde el agua se precipita en cascada. E n el
nacimiento del puquio o manantial es donde se arrojan las ofrendas de
alimentos y bebidas, como sancu o pasta de maíz molido y cocido, mullu
o concha marina triturada, y cuy sacrificado, entre ritos de oraciones o
invocaciones y de libaciones de chicha y licor. E n estas ceremonias los
animales que viven a l i m e n t á n d o s e con los gusanos y batracios de las
lagunas y acequias, como aves, ranas y sapos y los propios batracios
d e s e m p e ñ a n un papel m u y importante en esta clase de manifestaciones
mágicas o religiosas. Los indios hacen las veces de estos animales vis-
tiéndose con las plumas de las parihuanas, zuallatas, leglechas, etc., y se
disfrazan de ranas o sapos llamados xoaptur con adornos de flores y
frutas, para imitar sus actitudes y gritos. Los sapos o waptur arrean a los
d e m á s animales que intervienen en la c o n d u c c i ó n del agua inclusive al
hombre, y despejan el luasu o basura que arrastra el agua con un tridente
de madera, como en las ceremonias que hacen en H u a r o c h i r í y Laraos
(Yauyos).
Los mitos y tradiciones sobre este particular tienen en su m a y o r í a
por escenario los nevados y las lagunas que se hallan al pie de éstos, así
como los manantiales y las acequias. Sus dioses tutelares son los posee-
dores del agua y de las cosechas; las m o n t a ñ a s secas son diosas que
ansian poseer el agua, de a h í que los sacrificios de animales y frutos son
siempre para obtener el agua. Los truenos y r e l á m p a g o s , los nubarrones
cargados de agua y el granizo, las aves que cantan llamando a las llu-
vias y los animales que despiertan o se hacen activos tan pronto como se
marca la humedad de la a t m ó s f e r a son todos ellos otros tantos agentes
de abastecimiento del agua los que a c t ú a n dentro de un ciclo de seres
fantásticos y sucesos inimaginables que tienen como fundamento la pro-
visión de agua para la tierra de cultivo.
Puede concluirse afirmando que hay siempre una fiesta de gran
importancia en ía vida del indio aborigen, fiesta que bien puede ser con-
siderada como una supervivencia de las ceremonias gentílicas relacio-
nadas con el culto al agua. E n esta clase de fiesta d e s e m p e ñ a un papel
preponderante el Dios del agua, que tiene su morada en u n p e ñ ó n , una

273
miad del Perú.
cordillera nevada o un islote dentro de una laguna, como el caso de la
Warinxa en Huancahamba y de Koati en el lago Titicaca. De allí sale el
agente que da el agua y son los hijos de éste que los construyen las
acequias y aun las terrazas o andenerías agrícolas.
Por otro lado, las obras megah'ticas, como la de Kumbe Mayo, pare-
cen corresponder a un período muy antiguo en el Perú, probablemente a
la era que antecede al desarrollo de las culturas de la segunda edad.
Las obras megalíticas se encuentran a lo largo de la sierra andina,
principalmente hacia el lado oriental de la cordillera marítima, entre San
Agustín en Colombia y Tiahuanaco en Bolivia. Es en esta faja donde
existe la piedra tallada de los edificios públicos, la escultura en relieve y
en bulto, los cortes de las peñas para tumbas, caminos y canales, y los
múltiples utensilios de piedra como vasijas, hachas, cabezas de porras o
armas contundentes y otras.
El área del arte megalítico y escultórico ocupa, como se ha dicho,
todo el vasto territorio andino. Este arte en sus más notables manifesta-
ciones, la arquitectura y escultura, es más o menos semejante; apenas se
advierte en las diversas localidades diferencias cuantitativas, pues muy
pocas resultan ser propias u originales.
Los renombrados sitios megalíticos y escultóricos del área norte como
San Agustín, Manabi, Cuenca del Marañón y del Callejón de Huaylas
pertenecen a un mismo ciclo cultural, cualquiera que sea el nombre de la
cultura que quiera dársele. Es evidente que existe un íntimo parentesco
entre las estatuas y otras obras escultóricas de San Agustín, Manabi,
Yanakancha, Kumbe Mayo, Marka-Wamachuko, Porkón, Pasash,
Cabana, Huaraz, Karachuko, Aija, Nunamarka, Chülia y otros para citar
sólo algunos de los muchos sitios comprendidos dentro de la vasta área
del norte andino.
Repetidas veces se ha llamado la atención sobre las características
que definen el arte escultórico de Chavín y sobre su extensa área de
difusión, tanto por el norte como por el centro andino. La casi continua
multiplicación de los hallazgos, durante los últimos tiempos de este ad-
mirable arte, lleva a la evidencia de que existe en el subsuelo del territorio
andino restos de una cultura uniforme en el estilo de su arte, aunque
variado y complejo en sus diferenciaciones. Esta antiquísima cultura
antecede a todas las otras culturas andinas. Ella es la cultura lítica de
Chavín que se presenta en parangón y acaso supera a la cultura del
norte andino anteriormente señalada.
Viene enseguida otro arte megalítico y escultórico tan notable como
los anteriores, cuyas más saltantes manifestaciones son principalmen-
te arquitectónicas, donde lo megalítico anula a lo escultórico; tal es el
caso de la cultura megalítica del Cusco cuyo centro si bien se halla en la

274
Universidad del Perú. Decana de America
cuenca del Alto Vilcamayo o Urubamba irradia por casi todo el territo-
rio andino. Ejemplo de tan vasta área de d i f u s i ó n son las ruinas de
Karanke, O t á b a l o o Callo, Kito, Latakunga, Mocha, Tomebamba, H u a n -
cabamba, Cajamarca, Kochabamba, Piscobamba, H u á n u c o Viejo, V i l -
c a s h u a m á n , etc.
Otro centro de arte megalítico y escultórico andino es el hasta ahora
todavía poco conocido Wari-Wakaurara, cerca de Ayacucho, donde se
encuentran estatuas de piedra representando hombres y mujeres rica-
mente ataviados que, por la forma del tocado, recuerdan las representa-
ciones escultóricas de cerámica, los figurines de turquesas admirable-
mente trabajados, las tumbas de piedra tapadas con grandes lajas y los
grandes s a r c ó f a g o s construidos con lajas bien talladas y pulidas. No se
perciben las analogías que puedan tener con las culturas anteriores. Sin
embargo a q u í se encuentran ciertas columnas cilindricas de piedra que
debieron formar parte de adoratorios o templos, así como las clavas
monolíticas con figuras humanas, semejantes a las que aparecen en el
Callejón de Huaylas.
Por ú l t i m o , otro arte importante en el área del sur andino es el de
Pukara-Tiahuanaco, donde hay estatuas, estelas y piedras labradas y
bien pulidas en cuyas caras planas aparecen motivos derivados de la
alfarería clásica de Tiahuanaco.
E n suma, pueden considerarse por ahora cinco centros líticos de la
región andina, con características propias, a saber: el de San A g u s t í n -
M a r a ñ ó n , el de C h a v í n de Huantar, el megalítico del Cusco, el de W a r i -
Wakaurara y el de Pukara-Tiahuanaco.
E n todas estas manifestaciones del arte lítíco se encuentra un estilo
representativo y simbólico que ayuda, hasta cierto punto, a diferenciar y
definir a cada una de las unidades líticas. Pero siempre se encuentran
analogías entre las distintas representaciones de este arte. L o que es m á s
importante entre ellas es el conjunto de elementos arqueológicos que son
comunes a casi todas las manifestaciones, sobre todo cuando se trata de
la utilidad del agua para la agricultura mediante el acueducto y la represa
o reservorio.
L a idea del acueducto se encuentra, como es natural, desde los orí-
genes de la agricultura por irrigación en el área andina, y tiene a la vez,
íntima relación con el culto al agua y con la v e n e r a c i ó n a los dioses
protectores de este primordial elemento.
E n casi todos los centros líticos referidos precedentemente se hallan
restos de las llamadas "rocas sagradas" o "altares", junto a los puquios
o manantiales y kochas o estanques. A poca distancia o cerca de estas
rocas existen d e p ó s i t o s especiales de agua, como tanques o tazas, con
canales y cascadas y restos de pedestales o tronos donde se colocaron

275
el Perú. Decana de América
los ídolos y momias de los progenitores. Allí se encuentran t a m b i é n las
plazas, los asientos, las cuevas, las tumbas y, en fin, todo o parte de los
elementos arqueológicos que aparecen en el acueducto de Kumbe Mayo.
Estos elementos aparecen, por lo general, en forma semejante en casi
todas las ruinas megalíticas, cualquiera que sea la cultura y la edad a la
que pertenecen, principalmente en las de San Agustín y en las megalíticas
del viejo Cusco. En efecto, en los llamados moyus o moyitas de San Agustín
aparecen uno o dos canalitos tallados en la roca que aparentemente tie-
nen la misma función de las Pakchas inkaicas. Los m á s importantes sitios
arqueológicos de esta cultura tienen como n ú c l e o espectable o monu-
mento siempre presente y m á s característico: un canal de agua que se
origina en un p e ñ ó n o que pasa muy cerca de él. Tales son los casos, para
citar sólo algunos, las ruinas megalíticas de la cuenca del Alto Urubamba,
como Tambo Machay, Pukara,Sacsahuaman, Kori-Kancha, Inka Misana,
Ollantaytambo, Machu Picchu, W iñ ay Waina, Choque Suysuy, Qori-
wairachina o Phuyu-patu-marka, etc.
Son las que ofrecen mayores ilustraciones sobre los canales de cap-
tación de agua del subsuelo o de c o n d u c c i ó n del agua a través de tazas o
cisternas. A s i m i s m o en casi todos los p e ñ o n e s que emergen en los alre-
dedores del Cusco, a manera de
islotes, presentan talladuras
planas en forma de g r a d e r í a s o
terrazas agrícolas, canal o tubo
que conduce el agua hacia u n
pozo o recipiente, como en la
roca de Saiwite o kon-kacha. Se
encuentran también en estos l u -
gares del Cusco, ciertas piedras
grandes labradas como altares
y algunas cuevas con aposen-
tos interiores como si fueran
mausoleos o tumbas. A d e m á s
existen magníficas ilustraciones
de canales que salen cerca de los
p e ñ o n e s y que llevan las aguas
para formar una cascada en cis-
terna, exactamente como los que
aparecen en el Cusco, como los
canales de Kochabamba, cerca
/F14/655/ Ollantay-Tampu. Roca sagrada de las cabeceras del Utcubam-
a 200 m al norte de Manvaraki. Al pie ba, de H u á n u c o Viejo, Huaítará,
de esta roca hay varias cámaras que
Pachacamac, V i l c a s h u a m á n ,
parecen tumbas, con un canal de agua
que cruza al pie de la roca. Pomakocha, etc.

276 Universidad Nacional Mayor de San Marcos


Universidad del Perú. Decana de America
Por último, existen otros sitios, donde las ruinas, por el número de
edificios o por su magnitud, son consideradas como de ciudades sagra-
das con templos del Sol y de la Luna, en las que aparecen pequeños
pozos o silos comunicados entre sí por tubos o canales, cuyas funciones
no pueden ser otras que las del culto al agua.
En suma, el carácter y significado del acueducto de Kumbe Mayo,
por la calidad de la obra y por la clase de ornamentaciones que ostentan
las paredes del canal y las de las cuevas sagradas debió ser bifuncional;
es decir, utilitario y ceremonial, aunque es difícil trazar una línea clara
de separación entre ambas funciones. Sin embargo, esta dualidad se ob-
serva en la arquitectura, en la cerámica, en el uso de las indumentarias y
de otros objetos artísticos. Por estas consideraciones es que encontramos
unas acequias utilitarias, algunas semiutilitarias y otras puramente ce-
remoniales. Lo utilitario parece que no fuera sino una derivación de lo
ceremonial porque da la impresión de ser dirigido u orientado por éste.

/F5/92-93/
V. Cultura a la que pertenece el acueducto
Para aproximarse al conocimiento de la cultura a la que pertenece el
acueducto de Kumbe Mayo es menester remontarse a los orígenes mis-
mos de la Civilización Andina porque ésta comienza con la práctica de
la irrigación para el aprovechamiento de las tierras secas y fértiles. Los
restos de la antigüedad, reveladores de esta clase de agricultura, se ma-
nifiestan en todas las edades. El carácter utilitario de la mayor parte de
las acequias o acueductos, no siempre es posible correlacionarlos o
asociarlos con determinada cultura.
Para el caso particular de Kumbe Mayo, y a fin de facilitar la discu-
sión, conviene tener presente los siguientes elementos integrantes con
los que se halla en asociación directa a saber:
1.° El carácter megalítico del monumento, que comprende:
a) Peñón con talladu ras planas a manera de graderías; b) Cisterna o
reservorio tallado en la roca construido con piedras labradas al pie del
peñón; c) Canal en zigzag a continuación; d) Altar, que consiste en una
piedra grande con talladuras o bancos trabajados en la propia roca; e)
Lápida, con criptografías grabadas formando parte de las paredes del
acueducto; f) Cueva con aposentos en su interior y paredes adornadas
con criptografías; g) La tumba o sarcófago tallado en la roca; hj Estatua o
ídolo de piedra, representando seres fantásticos y figuras humanas.
El trabajo en piedra es propio de las más viejas civilizaciones de los
Andes, como San Agustín, Chavín, Cusco, Tiahuanaco; tampoco existe
gran diferencia en el arte de tallar la piedra en estos lugares y en estas
variadas culturas líticas. Quizá en ciertos casos el material es de diferente

277
:rsidad del Perú. Decana de América
consistencia o el estilo de la piedra labrada es diferente: abolsonado, de
caras perfectamente planas, engastados o el uso de laminillas de u n i ó n
tal, como en los casos de C h a v í n , Tiahuanaco y Cusco.

a) Soterrados de Katak o de Huaylas, en general con piedras gran-


des o p e q u e ñ a s alternadas.
b) C h a v í n , las piedras trabajadas sólo en una de sus caras o en sus
bordes y colocadas en hileras unidas mediante laminillas piza-
rrosas o arcillosas alternando con otras piedras m á s grandes de
modo que recuerda las construcciones del tipo Huaylas.
c) Tiahuanaco, Pukara, Cochabamba, el mismo C h a v í n , objetos de
piedra, las grandes necrópolis de Huari-Ayacucho, de caras pla-
nas bien talladas y a veces pulidas.
d) Los sillares de rocas blandas y duras unidas entre sí mediante
una capa de lama o lodo muy fino.

2. ° E n la sierra, por lo general, el estanque queda casi siempre junto


a un manantial o a una quebradita. Éste es un colector del agua que fluye *
del manantial durante la noche y que es vaciado durante el día.
E n la costa, las grandes acequias que toman las aguas de los ríos son
llevadas a los colectores, a los grandes r e s e r v ó n o s ; a d e m á s las cisternas
aprovechan las aguas del subsuelo. Estos r e s e r v ó n o s y estos canales,
acequias o acueductos son de carácter utilitario. Los encontramos por
todas partes, donde quiera que exista un terreno en la ladera que por su
situación en la sierra seca, allí se halla el estanque y allí t a m b i é n está la
acequia que a veces venciendo grandes dificultades se divide y subdivi-
de llevando las aguas a las tierras lejanas. Sólo en casos m u y excepcio-
nales, como en Chaupicocha, hay restos de un trabajo en la laguna que
colecta las aguas durante la estación de las lluvias las que son utilizadas
d e s p u é s en la estación seca.
3. ° E n casi todas las acequias de las comunidades hay restos del
trabajo comunal de cooperación. L a acequia no es personal, sirve para
todos los que disfrutan de una parcela de tierra; por consiguiente, hay
plazas especiales donde se realizan las ceremonias del ayllu, hay una
piedra donde se hace justicia. H a y varias piedras alrededor para que allí
se sienten los mayores; hay caminos que conducen hacia la toma o hacia
la acequia o a los diversos r e s e r v ó n o s colectores del agua, a veces estos
colectores se enfilan en hilera para hacer que no se pierda el agua cuan-
do ésta se rebalsa de un colector, corre por un canal y alimenta a otro
colector. De los rezagos se puede todavía reconstruir algunas de estas
ceremonias relacionadas con las acequias. R e c u é r d e s e a este respecto lo

278 4ayor de San Mar


Decana de América
que publicara sobre la acequia de Casta y lo que Mejía recogiera sobre la
acequia de la provincia de Yauyos.
Todos estos datos nos revelan cuánta importancia tenían los traba-
jos relacionados con la acequia y con los estanques y cuán íntimamente
relacionados se hallaban con las antiguas creencias religiosas.
El monumento no es otra cosa que una de las obras monumentales
de gran importancia, uno de los más antiguos, probablemente de la cul-
tura Chavín, y de acuerdo con nuestra cronología pertenece a un período
anterior a la era cristiana.

279
Universidad del Perú. Decana de América
lad Nacional Mayo
rsidad del Perú. Deca

También podría gustarte