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Cara oeste:
Dada la forma prismática rectangu-
lar de la chulpa, esta cara es rectan-
gular y presenta claramente el para-
mento y techo dividido en cuatro sec- CaraD. •
ciones. L a s dos primeras correspon- /862(158a)/ Cara oeste de la
dientes a los pisos inferior y superior chulpa A. St* han incluido los
detalles dé] aparejo, pero falta
y las dos segundas a las secciones el enlucido. Delante hay unos
estructurales que forman el techo. pozos con 1 m de diámetro y de
profundidad. Están ocultos, en
Una hilera de cuatro piedras rec- parte, por padrones aparentemente
tangulares, alineadas en sentido Nor- descendidos de la parte alta del
te a Sur, marcan la división entre el pi- muro de fortificación de la
ciudadela que se encuentra
so inferior y superior. E l piso inferior en el tope.
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Universidad del Perú. Decana de América
/ 8 5 8 / [Acuarela de las chulpas A y B del Krupu N . I N , Chokta].
mide 2,08 m de largo y su alto es de 78 cm. L a pared del piso inferior está
constituida por dos hileras de piedras grandes que se levantan sobre la
plataforma rocosa. De éstas, las centrales son mayores que las laterales,
que miden 94 cm por 29 cm, y están ajustadas por pachillas. Delante de la
pared del piso inferior hay restos de una c á m a r a derrumbada.
Las cuatro piedras rectangulares que forman la cornisa son m u y
semejantes en forma y dimensiones. Miden, por t é r m i n o medio, 65 cm
por 18 cm y sobresalen en 9 cm sobre el nivel de la pared.
L a parte superior de la pared oeste está limitada por una hilera de
cuatro piedras rectangulares no m u y bien alineadas, como las de la hile-
ra inferior. L a mayor mide 58 cm por 17 cm. Esta pared está constituida
por una gran laja que ocupa casi la mitad norte de la superficie. Esta laja
es de contorno individual tetragonal. S u alto m á x i m o es de 1,13 m y su
ancho, de Nortea Sur, es de 1,18 m. Su coloración es barrosa y su super-
ficie es rugosa, casi mamelonada, con manchas extensas grisáceas.
L a mitad sur de esta sección superior está formada por cinco pie-
dras de diferentes formas y t a m a ñ o s . La piedra de la esquina es borde de
una laja que da al sur; la piedra que ocupa la parte m á s baja de la pared
tiene forma alargada y mide 86 cm por 48 cm; encima de ella, y a los
lados, hay otras piedras y pachillas, todas bien ajustadas y con sus caras
al mismo nivel.
La sección del subtejado es casi triangular, con una giba en su parte
media que culmina con la estaca o pseudoviga. Esta sección está consti-
tuida por una especie de fundamento construido con piedras apilonadas
adecuadamente mediante el auxilio de barro y pachillas. Exteriormente
aparece al centro una piedra de cara triangular; a los lados, cuatro hile-
Cara sur:
En esta cara aparecen también muy bien delimitadas las secciones, o
piso superior e inferior, por medio de una hilera de piedras salientes que
forman la comisa. No hay un límite claro entre la pared del piso inferior
y el subtejado. La pared del piso inferior mide 85 cm de alto y 1,75 m de
ancho. Está formada por dos hileras de piedras, la inferior tiene piedras
grandes y la superior tiene piedras medianas.
Cerca de su borde occidental aparece una abertura mal hecha, una
posible perforación, que no es una entrada de la cámara inferior. Esta
perforación tiene de alto 44 cm y de ancho 42 cm.
La sección superior de la cara sur tiene de alto 1,64 m y su ancho es
de 1,74 m. Está constituida por una piedra grande, que ocupa casi un
tercio de su lado oeste y cuyas me-
didas son de 1,11 m por 63 cm. Po-
see además dos hileras de piedras
que ocupan el lado este, la inferior
está formada por una piedra rectan-
gular, de 47 cm de alto por 85 cm de
ancho, que es el borde de una laja
que mira al Este. La hilera superior
está formada también por una pie-
dra casi rectangular, de 18 cm de
alto por 62 de longitud, que ocupa
la esquina; y por otra piedra peque-
ña que se ubica entre ésta y la pie-
dra grande del lado oeste.
Sobre este muro hay tres hile-
ras de piedras pequeñas y media-
nas que forman el subtejado. En su
mmmmM
/871(166b)/ Corte vertical, en
mayor parte son piedras rectangu-
lares; las mayores miden 40 cm por
sentido N-S, de la chulpa A, 27 cm. El tejado aparece bellamente
grupo \ . ni del lado occidental
de! cerro Chokta. construido con lajas escalonadas en
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Universidad del Perú. Decana de América
dos grupos; un par de hileras de lajas casi del mismo espesor (11 cm) que
corren alineadas. L a primera es una sola laja y la segunda está dividida
en dos partes desiguales. Las otras dos son capas de lajas que correspon-
den a la parte superior de este tejado. Sobre la ú l t i m a descansan las
lajitas o tejas del tope.
Cara norte:
Esta cara, como la anterior, presenta las dos secciones correspondientes
al piso inferior y superior, así como los bordes del tejado. Su particulari-
dad es la presencia de la entrada a la
c á m a r a superior. Esta entrada mide 85
cm de alto; en su borde superior mide 48
cm y en el inferior 55 cm; el ancho o gro-
sor del dintel es de 20 cm.
La pared del piso inferior está formada
por dos hileras de piedras de t a m a ñ o
medio y una hilera de cinco piedras rec-
tangulares que sobresalen 10 cm sobre
el nivel de la pared. A d e m á s marcan la
división entre el piso superior e inferior.
L a pared del piso superior está forma-
da por varias hileras de piedras de dife-
rentes t a m a ñ o s . L a s piedras de las hile-
ras inferiores son las m á s grandes, i n -
/864(160a)/ Cara norte de la cluso una de ellas ocupa la mitad de la
chulpa A. El dibujo muestra los parte inferior del lado este, cuyo alto es
detalles de la construcción de la de 63 cm y su largo de 88 cm. E l dintel de
chulpa. Al pie, v delante del muro .
l a u e r t a e s t a
de la plataforma que le sirve como P formado por otra piedra
fundamento, se ha descubierto rectangular de 56 cm de largo y 17 cm de
una gruesa capa de humus cuyo ancho. L a jamba oeste es una piedra alar-
espesor llega a los 90 cm. Dentro
de ella hay una multitud de frag- gada que mide 79 cm de alto, 19 cm de
mentos de alfarería que se han ancho y 15 cm de espesor. Está adosada
recolectado y se estudiarán.
al borde posterior de la gran laja que for-
ma parte de la cara occidental. Las otras piedras que forman el resto de la
pared son medianas y e s t á n bien a c u ñ a d a s con pachillas.
E l techado consta de dos hileras de lajas grandes que tienen las
mismas dimensiones y casi cubren totalmente el borde superior del muro;
a d e m á s , hay varias hileras de lajas m á s delgadas, algo deterioradas y
fracturadas que sirven para formar el tejado.
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id del Perú. Decana de A
/ I X / B 9 / P 1 1 / F 5 / 8 8 2 / Vista del lado norte de las chulpas A y B,
grupo \ . ni, Chokta.
/872v-873( 168-169)/
Interior de la chulpa A
Tiene forma rectangular. Los lados este y oeste miden 1,73 m; las paredes
sur y norte miden 1,39 m. Estas cuatro paredes presentan huellas de reves-
timiento con barro blanco, mezclado con paja m u y fina. El techo está for-
mado por tres grandes lajas, orientadas en sentido E-O: la anterior mide
por dentro 1,23 m , y su ancho es de 51 cm; la media está partida en tres
trozos y mide en su longitud interior 1,28 m y, en sentido N-S, 49 cm; la
posterior mide interiormente 1,31 m y en sentido N-S, tiene 48 cm.
Estas tres grandes lajas se apoyan sobre hileras de piedras de la
parte superior de las paredes y sobresalen interiormente 12 cm y 15 cm.
Encima la superficie ha sido nivelada con pachillas y barro. L a pared
norte presenta un apilonamiento de piedras en s u parte superior, sólida-
mente fijadas por medio de pachillas y barro.
E l piso es m u y interesante en lo que respecta a su estructura. Como
ha sido perforado por los buscadores de tesoros, quienes han abierto un
pozo de 91 cm de d i á m e t r o y de 64 cm de profundidad, se pueden exami-
nar sus detalles. Las piedras aparecen dispuestas en capas, formando el
relleno de la terraza o plataforma que sirve de fundamento a la chulpa.
Se cuentan por lo menos tres capas de piedras, algunas de ellas de
t a m a ñ o mediano, de 38 cm por 20 cm por 23 cm. L a parte superior, o sea,
la que corresponde al suelo de la cámara, está enlosada cuidadosamente;
las hendiduras e s t á n rellenadas con paquetes de pachillas. Quedan en
el fondo del pozo, abierto por los wakeros, muchos guijarros, restos de
esqueletos humanos blanqueados y algunos fragmentos de alfarería
rústica y blanca del tipo M a r a ñ ó n .
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¡865-872(161-167)/
C h u l p a B del grupo N.° I I I
Se ubica a 3,65 m al lado norte de la chulpa A y es m á s p e q u e ñ a que ésta.
Se encuentra levantada sobre una plataforma rectangular construida
con grandes piedras canteadas. Esta plataforma mide 3,93 m de largo
por 3 m de ancho, tiene 65 cm de alto y la chulpa se eleva a sólo 30 cm de
su borde.
L a presencia de una gran a c u m u l a c i ó n de fragmentos de alfarería
en el contorno de la chulpa A obliga a realizar una exploración m á s
cuidadosa del espacio comprendido entre las dos chulpas. Este espacio
está ocupado por una gruesa capa de humus, guijarros y piedras de
diversos t a m a ñ o s . L a exploración permitirá deslindar mejor la platafor-
ma, o plataformas, sobre las que se levantan estas dos chulpas. Asimis-
mo se aclarará el p o r q u é de la presencia de alfarería y la ausencia de ésta
en las otras chulpas estudiadas donde o no se ha encontrado o sólo han
aparecido algunas formas semejantes a las del tipo Cajamarca, sobre
todo al interior de las chulpas.
Dada la importancia de estas dos estructuras, se las ha descrito
cuidadosamente y con la mayor cantidad de datos y detalles resultantes
de la directa observación. Como la chulpa B tiene forma prismática rec-
tangular presenta cuatro caras rectangulares; asimismo, tiene dos pisos,
uno p e q u e ñ o inferior y m u y bajo y otro m á s grande superior y alto.
Cara sur:
Esta cara rectangular tiene 2,07 m de alto y 1,72 m de ancho. E l piso
inferior tiene 61 cm de alto, medido hasta la cara inferior de la cornisa.
Esta cornisa está formada por lajas que sobresalen ligeramente hacia
afuera en 7 cm y cuyo espesor es de 10 cm.
Esta cara sur está constituida por dos piedras grandes que forman el
cimiento y, al mismo tiempo, la pared de la cámara inferior; a d e m á s por
dos hileras de piedras p e q u e ñ a s , la última de ellas es la cornisa que
forma el cielo de la capa sobre la que se eleva la chulpa. L a pared corres-
pondiente al piso superior es rectangular y en ella se incluye el borde sur
de la capa de lajas que forman el cielo. E l alto es de 1,36 m. A s i m i s m o
presenta en su parte media una gran perforación practicada por los
buscadores de tesoros.
La sección superior está formada por una laja grande al centro, de
1 m por 81 cm, de forma pentagonal y con muchas exfoliaciones superfi-
ciales. E n su borde este, dicha piedra lleva adosadas dos piedras o bor-
des de lajas con dos p e q u e ñ a s piedras intercaladas. L a laja inferior mide
55 cm por 13 cm, la superior mide 52 cm por 20 cm y las dos intercaladas
juntas miden 16 cm por 18 cm. Sólo el tercio inferior de la laja superior se
Cara norte:
Por este lado la pared aparece totalmen-
/868(164a)/ C a r a norte de la te derrumbada. E n lo que respecta a la
chulpa B. N ó t e s e los detalles de la
construcción de las paredes este y pared de la c á m a r a superior, la parte
oeste. La pared sur está formada inferior está constituida por sólo dos
casi totalmente por una laja. Cerca
piedras colocadas sobre la plataforma.
de la base de la cámara se destaca
una especie de cornisa que corres- Su alto es de 36 cm y su ancho, en senti-
ponde no como en otros casos al do E - O , es de 1,35 m. De las piedras que
cielo de la cámara inferior, sino al
término de una plataforma sobre la
corresponden a la cornisa sólo queda
que se eleva la chulpa. Delante de una en el lado este.
esta cara hay varias piedras gran- Esta cara está formada por los bor-
des que deben ser una parte de la
des de las lajas que forman la pared oes-
plataforma u otras partes de la
pared derrumbada de la chulpa. A te: una inferior, de 84 cm y de espesor
2,5 m del lado norte hay restos de 18 cm; otra superior, de 48 cm y de es-
un antiguo muro que corre en direc-
ción E - O , siguiendo la inclinación
pesor 19 cm; y otra laja p e q u e ñ a , de
de la falda del cerro; y m á s hacia el 10 c m por 18 cm, sobre la cual descansa
norte hay un patio grande que tam- la piedra que sirve para formar el cielo
bién está limitado por otro muro.
o techo.
h
tre ésta y la del cielo ha desaparecido.
T a m b i é n quedan sólo dos partes de
la laja que formaba el cielo. Esta laja
tiene 1,27 cm, en sentido E-O, y 19 cm
de grosor. Encima de esta laja se en-
cuentran superpuestas dos lajas ma-
yores que forman parte del subtejado.
La inferior mide 1,33 cm por 9 cm de
grosor y la superior 1,5 m por 9 cm de
espesor. Esta última sobresale 10 cm / S 6 6 / Corte horizontal de la chulpa
B. Figuran los lados conservables
del borde de la primera. E l tejado apa- este, oeste y sur. Falta el lado norte
rece m u y desgastado y está formado que está derrumbado. El piso apare-
ce, en este plano, empedrado total-
por varias capas de lajas p e q u e ñ a s
mente con lajas. Pero sólo en parte es
con barro. así porque ha sido perturbado por
E l derrumbamiento de la pared los buscadores de tesoros.
Cara este:
Esta cara presenta diversas secciones de la chulpa, como el piso inferior,
el piso medio, la estructura triangular del subtejado y la correspondiente
al tejado en sus dos porciones: la formada por dos capas de lajas super-
puestas y la formada por la s u p e r p o s i c i ó n de muchas capas de lajas
delgadas.
La pared del piso inferior a ú n no ha sido descubierta totalmente,
pero por lo que se observa en las otras caras esta pared no alcanza sino
38 cm de alto y está formada por una hilera de pied ras de d i versos tama-
ños: una grande de 93 cm por 30 cm, que ocupa el lado sur, y otra peque-
ña de 41 cm por 33 cm, que ocupa el lado norte. Estas dos piedras están
ajustadas con pachillas y encima de ellas hay varias c u ñ a s destinadas a
nivelar el borde superior para así sentar la hilera de tres piedras que
forman la cornisa.
T é n g a s e presente que al hacer la descripción de la estructura de
estas paredes se habla de piedras rectangulares, a p r e c i á n d o l a s sólo por
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1) La plataforma o terraza sobre la que se ha erigido la chulpa,
2) La pared correspondiente al piso inferior con su respectiva cornisa,
la cual forma parte del embaldosado del suelo del piso superior,
3) La pared rectangular del piso superior,
4) El subtejado, incluyéndose la hilera de lajas que forman el cielo
del piso superior,
5) La primera parte del tejado formado por dos capas de lajas gran-
des y
6) E l tejado propiamente dicho, compuesto por la superposición de
muchas capas de lajas pequeñas y de barro escalonadas hacia el
mojinete.
/870(166a)/ Estas dos figuras muestran las caras este y oeste de las chulpas.
Delante de la cara este el terreno es llano, en una extensión de 2 m. D e s p u é s hay
una a c u m u l a c i ó n de grandes piedras que parecen ser producto del derrumba-
miento del muro de fortificación, que se encuentra m á s atrás y arriba, y que tiene
ahora un alto de 5 m. Entre este muro y la chulpa B hay un terreno empinado que
mide 12 cm; en parte está formado por la masa rocosa de arenisca fracturada que
simula un muro megalítico. Frente a la cara oeste el terreno es llano, tiene 4 m y
cubre la terraza o segundo muro m á s bajo de la fortificación. N ó t e n s e en esta cara
los grandes bloques calcáreos de la plataforma sobre la que se levanta la chulpa.
192
y al Norte por otra piedra mediana casi rectangular, de 41 cm por 34 cm.
Encima hay una hilera de tres piedras p e q u e ñ a s cuya medida, como
m á x i m o , es de 34 cm por 13 cm. Está ubicada entre padxillas que rellenan,
junto con otras piedras m á s p e q u e ñ a s , el espacio que queda hasta alcan-
zar la cornisa. L a cornisa está compuesta por dos lajas, una grande al
Sur, de 21 cm por 10 cm y otra p e q u e ñ a que está fragmentada, al Norte,
de 59 cm por 10 cm y que sobresale 11 cm.
3) Esta pared es rectangular, incluyendo la primera hilera de pie-
dras que sirven para formar el cielo. Está constituida por tres lajas, una
sur y dos norte. L a primera mide, en s u d i á m e t r o medio, 89 cm por
36 cm; de las otras dos, la superior mide 46 cm por 89 cm y la inferior
mide 61 cm por 61 cm.
Los intervalos e s t á n rellenos con apilonamientos de pachillas. L a
hilera del tope está formada por cuatro piedras de las cuales sólo una es
parte del cielo y mide 62 cm por 15 cm. Las otras son complementarias y
están colocadas para nivelar la superficie de la cara.
4) E l subtejado está formado
por dos hileras de piedras rectan-
gulares relativamente p e q u e ñ a s .
Las de la hilera superior son m á s
p e q u e ñ a s , sólo la m á s grande de
ellas mide 19 cm por 10 cm. A l cen-
tro de la hilera inferior hay una laja
que sobresale considerablemente
sobre el nivel de la pared en 32 cm
y cuyo espesor es de 12 cm. L a hile-
ra superior ofrece un marcado c m -
pinamicnto hacia arriba para for-
mar la giba o mojinete.
5) Esta parte corresponde a la
sección inferior del tejado. Está
constituida por dos capas de lajas:
la inferior es corta y mide 96 cm de
largo. S u correspondiente, al otro /871(166b)/ Corte vertical, en sentido
lado, presenta una hilera de piedras N • S, de la chulpa B.
193
crsidad del F
de la laja subsiguiente. Los bordes de las otras capas de lajillas aparecen
muy desgastados, fracturados y con anchas exfoliaciones, revelando una
estructura pizarrosa y esquistosa. Entre capa y capa hay algunas capas
gruesas de barro grisáceo blanquizco y endurecido. Toda la superficie
del techo aparece cubierta por una delgada capa de humus negruzco,
con manchas grisáceas de liqúenes en los bordes de las piedras; así como
vegetación característica de estos lugares.
/872-872v(167-168)/
Palabras finales sobre los trabajos realizados en los contornos de estas
dos chulpas A y B
Hacia el oeste de la chulpa A se encontraron, aflorando en ía superficie,
tres piedras colocadas verticalmente como formando un rectángulo. La
excavación, en el espacio limitado por estas piedras y en los contornos
de éstas, no dio resultados apreciables. Existen algunos fragmentos de
alfarería rústica en uno de los cuales aparecía bastante bien modelado
un rostro humano de factura arcaica: su nariz alargada, encorvada, los
ojos representados por trocitos de barro, prendidos a la manera de cier-
tos figurines arcaicos de México.
La excavación en el contorno de la chulpa A ha tenido halagadores
resultados, sobre todo a medida que se ahondaba. A sólo 10 cm de la
superficie se encontraron algunos fragmentos de alfarería blanco amari-
llenta pintada, muy semejante al tipo Marañón o Cajamarca. A partir de
esta caja, y hasta una profundidad de 1 m, se encontró una acumulación
de fragmentos de alfarería de las formas más variadas. Se ha recogido
medio saco de esta alfarería para ser lavada, empaquetada y remitida a
Lima.
Entre estas muestras hay diversos tipos morfológicos de vasijas de
paredes gruesas, de bordes ligeramente [evertidos]; algunas vasijas gran-
des campanuladas, con base plana o pedestalada anular, muy semejan-
te a las tazas de tipo Muchik; vasijas probablemente cilindricas, negras,
bien pulidas, tan finas como las del tipo Chavín; algunos pies o mangos
cónicos de cucharones o fragmentos de vasijas trípodes; golletes anchos
de paredes gruesas vueltas hacia afuera, con asas anchas insertadas
casi al borde de la boca y en el hombro de la vasija.
La importancia de este hallazgo, por los caracteres arcaicos que pre-
senta, obliga a ampliar y ahondar la excavación. Se puede, a mérito de
los hechos observados, anotar lo siguiente:
1) Dentro de las chulpas sobre el embaldosado y en la capa más
superficial se encuentran a menudo varios fragmentos de vasijas blanco
amarillentas del tipo Marañón.
2) Debajo de la primera capa superficial comienzan a aparecer vasi-
jas vinculadas con las arcaicas del Callejón de Huaylas, con las halladas
/873-877(169-173)/
G r u p o de chulpas N.° I V
E l panorama que se ofrece al espectador cuando se alcanza la extremi-
dad sur de la meseta del cerro Chokta es realmente grandioso. E n la falda
oriental de este espolón de roca calcárea y contigua a la meseta aparecen,
destacándose sobre el fondo verde de la pradera o de la jalea, un grupo de
chulpas desparramadas a la manera de casuchas de paredes amarillen-
tas, con extensas manchas grisáceas, de techo a dos alas y de puertas
casi todas abiertas. Estas casuchas están disputando espacio a los mon-
tones de roca fragmentada blanco grisácea y de guijarros desparrama-
dos sobre toda la pradera.
C o l o c á n d o m e sobre un muro, que es parte de la fortificación de la
ciudadela, el panorama que la vista domina es enorme. Hacia el oriente
aparecen las m o n t a ñ a s o sierras elevadas de la margen derecha del río
M a r a ñ ó n , de un color verdoso y con un halo azulado iluminado por el sol
de trecho en trecho. M á s a lo lejos, hacia el Sur, hay espacios claros del
fondo azul del cielo rodeados de gruesos copos blanquizcos de c ú m u l o s .
E l río M a r a ñ ó n corre al pie de estos cerros que se orientan hacia
Cajamarquilla. E l río Miriles serpentea en el fondo y corre perpendicu-
larmente al curso del M a r a ñ ó n . Hacia el sur de la desembocadura del
Miriles, que es el pie del cerro donde está la hacienda L a Pauca, está
Bombón y hacia el Norte está Las Cuevas, que pertenece a Ocsamarca.
Desde el r í o M a r a ñ ó n hasta el cerro Chokta se suceden, de Este a
Oeste, las colinas de las cuevas de San Diego y Casgapampa. Por el lado
sur e s t á n las hoyadas de Bombón, que se encuentran casi en la extremi-
dad de la colina. D e s p u é s viene E l Naranjo, E l Potrerilío, casi al pie, y la
hoyada de Pampachacra, en s u parte alta. Esta hoyada se encuentra
directamente frente a la extremidad sur del cerro Chokta.
E l cerro Chokta por esta falda presenta una pendiente relativamente
suave, protegida a trechos por hileras de rocas calcáreas que forman
terrazas naturales, en parte ayudadas por el hombre. L a parte superior
195
lad del Perú. Decana de América
de la falda tiene una extensión aproximada de 300 m, en dirección E-O,
por 500 m, de Norte a Sur, contándose desde el muro donde realizo la
observación y que se halla en la extremidad sur de la muralla que prote-
ge la ciudadela. Es en este espacio donde se ubican las chulpas de este
grupo N." rv.
Más abajo de esta sección el terreno forma una gran terraza de su-
perficie muy ondulada, con depresiones longitudinales y casi cubierta
de terrenos de cultivo. Éstos tienen diversos nombres como Koshaimullo,
Pampa Redonda, Las Pencas, Lauche, etc. Estos nombres se suceden de
Sur a Norte y más arriba sigue la pampa de Las Camandelas.
Hay un total de nueve chulpas de tamaños diferentes. Se ubican a
niveles diferentes, dispuestas en sentido N-S, y sobre las partes más pla-
nas del terreno, que aparece formado a la manera de terrazas debido a
las capas de masas rocosas calcáreas. Para su estudio estas nueve chulpas
se designan con las letras de nuestro alfabeto. Las dos primeras ( A , B) se
encuentran muy cerca del alto muro natural que forma el borde oriental
de la meseta. La chulpa A se halla a 10 m debajo de tal acantilado y la
chulpa B se encuentra a 9 m. Entre las chulpas A y B hay sólo 10,40 m de
distancia. La chulpa A está totalmente derrumbada.
Detrás de la chulpa B, a 2,50 m al Sur, está la pequeña chulpa C.
Las chulpas B y C ocupan un nivel más bajo que la A, como a 1,50 m de
distancia.
La chulpa D es la más grande e importante de este grupo. Se encuen-
tra como a 15 m más abajo que la chulpa A y se levanta en el centro de un
patio rectangular cercado y derrumbado. Se nota claramente la silueta
de su forma característica, sus paredes planas, sus aristas rectas, su te-
cho a dos aguas, orientado en sentido N-S; la cornisa divisoria entre el
piso superior e inferior; y, en general, su forma alargada y el techo natu-
ralmente adornado por la vegetación propia de este lugar.
Unos 4 m más abajo de la chulpa D aparece una terraza natural,
arreglada en parte, y cuya forma es alargada, en sentido N-S. Sobre esta
terraza se levantan otras cuatro chulpas casi todas pequeñas y enfiladas
en sentido N-S. Tienen las entradas abiertas mirando hacia el Norte.
Estas chulpas se han designado, en sentido N-S, con las letras E, F, G y
H . Esta última se encuentra a 6 m un poco más abajo del límite del patio
rectangular donde se levanta la chulpa D y a unos 10 m más al Norte.
Entre las chulpas A, B y C hay espacios muy cortos, de 1,50 a 2 m.
Entre las chulpas G y H hay un espacio mayor, como de 4 a 5 m. Las dos
chulpas extremas E y H son las mayores y sus techos están orientados en
dirección N-S.
Las chulpas intermedias F y G son más pequeñas. E l techo de la
chulpa F está derrumbado y su tejado casi ha desaparecido, quedando
Univei 197
América
¡877(173)/
C h u l p a A del grupo N.' I V
E n rigor, no existe una chulpa bien formada. A unos 5 m al oriente del
p e ñ ó n rocoso que forma el borde oeste de la meseta aparecen los restos
de un muro o terraza que corre oblicuamente de Sur a Norte, ascendien-
do hasta la alta muralla de fortificación de la ciudadela. Este muro corre
en sentido perpendicular, o sea, de Este a Oeste al de la formación roco-
sa, en una extensión de 7 m hasta alcanzar otro muro o terraza artificial
que corre otros 7 m hacia el Norte soportando una angosta terraza.
E n el á n g u l o formado por estos dos muros, en parte natural y en
parte artificial, aparecen los restos de una c á m a r a , probablemente la
chulpa p e q u e ñ a A , que no debió tener m á s d e l m" de capacidad. Quedan
todavía en pie los bloques rectangulares canteados, una capa de tierra y
ripio removidos y una multitud de fragmentos óseos, la mayoría de los
cuales son partes de huesos largos.
Una excavación practicada en los contomos de esta a c u m u l a c i ó n
de piedras rectangulares permitiría conocer la estructura interna de este
muro, el cual recuerda al muro seccionado en la parte occidental del
templo situado en la cabecera de la hoyada pantanosa donde se halla la
choza de Julio Briones. E n ese muro, como en el que se observa aquí, las
c á m a r a s que contienen c a d á v e r e s están al interior de las estructuras.
/877-88U173-177)/
C h u l p a B del grupo N.* I V
Está ubicada a 12 ó 13 m a l oriente del fuerte natural de la meseta. Es una
chulpa grande prismática, orientada de Norte a Sur, y presenta dos pi-
sos. L a entrada del piso inferior se ubica en la cara norte y la del piso
superior en la cara oeste. Los dos pisos contienen una gran cantidad de
huesos humanos en su mayor parte fracturados.
L a chulpa se levanta sobre una terraza, de forma casi rectangular,
arreglada apropiadamente sobre el p e ñ ó n rocoso calcáreo. La terraza tie-
ne 6 m en sentido E - O y 8 m en sentido N-S. E n su mitad norte se eleva la
chulpa B y en su mitad sur se eleva la chulpa C . Esta última es pequeña. La
chulpa B ofrece detalles interesantes, aunque no nuevos, en la construc-
ción y en la distribución de los compartimientos de los dos pisos.
Para describirla apropiadamente, se tratará detenidamente las cua-
tro caras exteriores, sus c á m a r a s interiores, pisos y cielos del techado, y
su contenido.
Cara norte:
Ofrece las peculiaridades seccionales y a anotadas en otras estructuras
del mismo tipo, a saber, las secciones correspondientes al piso inferior,
superior, al subtejado y al tejado propiamente dicho.
198
Universidad del Perú. Decana de América
La sección inferior se eleva sobre la plataforma y está limitada, ha-
cia arriba, por una cornisa formada por cuatro piedras rectangulares
que sobresalen unos 4 cm por delante del nivel de la pared. Tiene forma
rectangular y mide 1,80 m, en sentido E-O, y su alto es de 99 cm.
La puerta se abre casi en el tercio medio de la sección inferior y mide
51 cm de alto y 49 cm de ancho. Está formada por una jamba monolítica,
dos piedras y un dintel igualmente monolítico. E l aparejo consta de tres
hileras de piedras de diversos t a m a ñ o s , siendo las m á s grandes aquellas
que forman las jambas y el dintel de la puerta. Este dintel mide 84 cm de
largo por 22 cm de alto.
L a sección superior es rectangular y tiene de alto 1,21 m; en sentido
E-O mide 1,80 m. Está constituida por varias piedras de diversos tama-
ños: la mayor de ellas ocupa casi las dos terceras partes de la sección
inferior de lado oeste. Esta piedra mide 60 cm de alto por 1,06 m de largo.
El tercio este está ocupado por tres piedras; de ellas, la que forma la
esquina N E , es rectangular y está colocada de forma vertical; mide 78 cm
de alto por 26 cm de ancho.
Encima de la piedra grande ubicada en la parte oeste hay una hilera
de tres piedras acomodadas con pachillas. L a pared termina, por su bor-
de superior, en una hilera de piedras de desigual t a m a ñ o que sirve de
soporte a las grandes piedras que forman el cielo. Algunas de estas pie-
dras son parte de los extremos de las piedras grandes del cielo; otras son
sólo relleno o revestimiento de las piedras cuyos extremos no alcanzan
el nivel exterior de la pared.
Sobre esta ú l t i m a hilera de piedras descansan otras piedras peque-
ñas que se elevan hacia el centro, hasta 22 cm, mientras que en sus extre-
mos este y oeste, no alcanzan si no sólo 6 cm. A l centro, estas dos capas
aprisionan a la pseudoviga de piedra.
Encima de estas capas aparece la primera capa de las alas del techo,
la cual está formada por dos piedras a cada lado y cuyo espesor es de 14
cm. Las dos piedras son de t a m a ñ o desigual, la del lado este tiene 50 cm
de largo y la del lado oeste tiene 67 cm. Ambas sobresalen de la pared en
unos 12 cm.
Encima de esta primera capa aparecen t a m b i é n las gruesas capas
del tejado, que e s t á n formadas por la s u p e r p o s i c i ó n de lajas, aparente-
mente de arenisca, que, a la manera de tejas, se superponen de arriba
hacia abajo. L a capa inferior sobresale del nivel de la anterior en 21 cm y
la superior sobresale en 33 cm.
Cara este:
Presenta t a m b i é n dos secciones, inferior y superior, diferenciadas y rec-
tangulares. Están limitadas por la primera capa del tejado y la capa
correspondiente a la cornisa divisoria.
Cara oeste:
No ha sido descubierta totalmente. Presenta una masa de piedras y ba-
rro que cubre más de la mitad de la cara oeste, dejando libre la entrada al
200
Universidad del Perú. Deca
/ I X / B 9 / P 1 1 / F 5 / 8 8 6 / Vista de las caras sur y oeste de la chulpa B.
A la derecha se ve la pequeña chulpa C con el techo derrumbado.
piso superior. Por la esquina sur, debido a un pozo practicado por los
buscadores de tesoros, se puede apreciar que la cara correspondiente al
piso inferior desciende hasta 1,10 m y descansa sobre una plataforma
que sirve de cimiento a una estructura pesada, como la que tiene esta
chulpa.
A l tratar de reconocer el piso inferior, por este lado sur, se encontró,
en el fondo de la excavación hecha por los wakeros, un cráneo humano
perteneciente a un varón adulto. Este cráneo es dolicocéfalo, con un lige-
ro achatamiento frontal y presenta la fosa aimara. Está muy bien conser-
vado y se reserva para estudiarlo en el Museo. También, al separar la
piedra y tierra introducidas en la bóveda craneal, se encontró un trozo
de costillas.
La cara superior es también rectangu-
lar y presenta, como ya se ha dicho, la puer-
ta hacia el lado norte. Ésta tiene 66 cm de
alto por 54 cm de ancho. Esta cara, en sen-
tido N - S , mide 2,16 m y está constituida
por una hilera de tres piedras grandes y,
encima de ellas, dos hileras de piedras más
pequeñas. La piedra mayor forma el dintel
y mide 25 cm por 77 cm.
En la parte media y superior de esta
• cara hay un nicho rectangular, el cual mide
/878/ Corte vertical, en 2 3 cm por 24 cm. Le sirve como techo parte
sentido E-O, de la chulpa B de una de las lajas de las tres que sirven de
de! grupo rv lado este o r t e al tejado. La más grande de éstas
s o p
r
del cerro Chokta. ' °^
Cara sur:
Presenta las secciones ya reconocidas. L a sección inferior es rectangular
y se encuentra limitada, por arriba, por una hilera de cuatro piedras que
sobresalen unos 5 cm fuera del nivel de la pared y que conforma una
cornisa. Esta cara mide 1,84 m en sentido E - O , y su alto es de 93 cm. Esta
sección está constituida por varias hileras de piedras medianas y peque-
ñ a s . De ellas, la mayor ocupa toda la esquina.
L a c á m a r a inferior ha sido abierta por este lado; en la entrada se
e n c o n t r ó una gran cantidad de huesos largos, aunque en su mayor parte
sólo las diáfisís.
L a sección correspondiente al piso superior es rectangular y mide
1,17 m de alto. Está constituida por cuatro grandes piedras que ocupan
la parte baja y se encuentran colocadas verticalmente. L a piedra de la
esquina este tiene 96 cm de alto por 27 cm de ancho; la del lado oeste
mide 91 cm por 60 cm. E n los intervalos, y encima de éstas, hay dos
hileras de piedras, algunas de t a m a ñ o grande y rectangular; una de ellas
mide 68 cm por 16 cm.
Termina la pared con la sección del subtejado, el cual está formado
por varias hileras de p e q u e ñ a s lajas y con una estaca que simula la viga.
Encima aparecen las dos alas de la techumbre, cada una de ellas forma-
da por dos hileras de lajas gruesas de 13 cm de ancho. Las lajas de los
extremos son largas, de 60 cm por 70 cm de largo, y las medianas un poco
m á s p e q u e ñ a s . Sobresalen del nivel de la pared, en su parte media, 29
cm, y, en sus extremos, sólo 15 cm. Encima aparece la capa gruesa del
tejado constituido por lajas superpuestas. Este tejado sobresale en 30 cm
del nivel de la capa subsiguiente.
204
Universidad del Perú. Decana de América
A B
/875/ A) Corte horizontal del primer piso de la chulp.i B, grupo N." iv;
B) Corte horizontal del segundo piso de la chulpa B, grupo N.' iv,
lado este del cerro Chokta.
205
ad del Perú. rica
/ i x / B 9 / P l l /F5/890/Vista panorámica,
de izquierda a derecha, de las chulpas D, H y G del grupo \ . ív, Chokta.
/882v-888(180-183)/
C h u l p a D del grupo N." IV
Esta chulpa es la m á s grande o una de las m á s grandes, entre las existen-
tes en esta región arqueológica de Chokta. T a l vez la gran chulpa que se
encuentra junto al adoratorio de la garganta sea la única que iguale o
supere a esta chulpa D, aunque está mejor conservada. Como en el caso
de las chulpas anteriores, se levanta sobre una plataforma, en su mayor
parte natural, y no presenta p e q u e ñ a s c á m a r a s adyacentes.
Esta chulpa D se encuentra entre el grupo de chulpas A , B y C y el
otro grupo E , F , G y H , m á s o menos a mitad del camino. Está orientada
en sentido N-S y sus entradas se abren por el lado norte. Su forma es
prismática rectangular, con techo a dos aguas, y con dos pisos interiores.
Cada uno de estos pisos interiores está dividido en dos c á m a r a s .
Cara norte:
No ofrece nada de particular en lo
que respecta a la arquitectura del
aparejo. Aquí se encuentran clara-
mente expuestas la sección del piso
inferior, la del superior, el subte- —r—•
i.
t rx— |
jado y el tejado.
La sección inferior está consti-
r ?///
—*
^
tuida por varias hileras de piedras
•
15
i
V
i
— V §
%
canteadas y paralelepipoides de di- J
versos tamaños y muy bien ajusta-
das. Estas piedras son geométrica-
mente prismáticas en la entrada.
Como en otros casos, la entrada a corte vertical,Tn sentido E-O,
/ 8 8 4 /
Cara este:
Presenta dos secciones rectangulares de los dos pisos, así como capas de
lajas correspondientes al techado. Mide, en sentido N-S, exactamente
3 m; el alto, desde la cara inferior del tejado, es de 2,15 m.
Las dos secciones están divididas por la cornisa, la cual está consti-
tuida por seis piedras alineadas horizontalmente. El aparejo de ía sec-
ción inferior consta de cuatro hileras de piedras; las mayores se encuen-
tran en la parte inferior, salvo las que ocupan las esquinas que están
canteadas; las otras son de forma irregular.
La sección superior está constituida por tres hileras de piedras. Igual-
mente, las piedras mayores se encuentran en la parte inferior y todas son
irregulares. En la techumbre aparecen dos hileras superpuestas, siendo
la superior más saliente que la inferior. Ambas tienen lajas, siete para la
inferior y cuatro para la superior. Encima de estas dos capas de lajas,
aparece el borde del tejado muy desgastado.
209
diversidad del Perú. Decana de América
Cara sur:
Esta cara presenta el aparejo de los dos pisos separados por una comisa
de cinco piedras, las cuales sobresalen en 9 cm fuera del nivel de la
pared. Tampoco se nota aquí, salvo en las lajas de la comisa, piedras
apropiadamente canteadas, aunque predomina en el pircado la disposi-
ción de las piedras en hileras horizontales. Asimismo, se nota cierta
irregularidad y a que no todas las piedras de las hileras inferiores son
m u y grandes, pero sí son mayores que las superiores, y e s t á n fijadas
mediante el uso de pachillas y barro.
Como en el lado norte, a q u í se notan cuatro capas de lajas formando
la doble ala del techo. A l centro, y en la parte prominente de la capa
inferior, está la pseudoviga. Encima de la última reposan las capas de
lajas del tejado y barro con el cual están colocadas.
Cara oeste:
Esta cara difiere en algo de su co-
rrespondiente del lado este. E l apa-
rejo y la estructura del techo están
mejor construidos. No se ha logra-
do descubrirla totalmente por falta
de peones.
U n m o n t ó n de barro y piedras
ocultan totalmente la pared corres-
pondiente a la sección inferior. L a
sección superior presenta cuatro hi-
leras de piedras; las inferiores son
m á s grandes y encima de ellas vie-
nen las medianas y, sobre éstas, las
m á s pequeñas. Casi todas son blo-
ques rectangulares. E n la última hi-
lera hay dos ventanillas rectangula-
res separadas por 47 cm, la del lado
norte tiene 23 cm por 26 cm, y la del
lado Sur tiene 23 cm por 23 cm.
Por este lado sobresalen, esca-
l o n á n d o s e , tres capas de lajas que
forman el fundamento del tejado,
el cual está compuesto por la su-
perposición de lajitas y capas de
J ¡*r r^irr-
barro. A l interior ha crecido el walte
/ 8 8 3 / A ) Corte horizontal del primer
y muchas otras plantas h e r b á c e a s . piso do la chulpa D; B) Corte
El techo también contiene gran can¬ horizontal de! segundo piso de
la chulpa D, grupo \ . Vi, Chokta.
tidad de guijarros.
/888v-894v(184-186)/
C h u l p a E del grupo N.' rv
Hacia el oriente de esta chulpa, y descendiendo por la falda del cerro, a
unos 30 m , se encuentra una terraza alargada, en sentido N-S. Esta terra-
za, construida con grandes bloques de roca calcárea, tiene un ancho
aproximado de 5 m , 2 m de alto y 24 m de longitud. E n su borde este se
levantan las cuatro p e q u e ñ a s chulpas designadas, de Norte a Sur, con
las letras E , F, G y H .
L a ladera que media entre la chulpa D y este grupo de chulpas es
muy accidentada ya que présenla numerosas salientes del p e ñ ó n calcáreo
y aparece salpicada por muchas otras salientes que ocupan gran parte
de la superficie. A d e m á s de estos trozos de roca, existen montones de
guijarros cuya blancura contrasta con el fondo verde de la vegetación.
211
liversidad del Perú. Decana de América
AvHi^HI^BHB
/ i x / B 9 / P l l / F 5 / 8 9 1 / V i s t a panorámica de las chulpas E
(en primer plano), F, G y H del grupo N. rv, Chokta.
Cara norte:
La chulpa E es una de las me-
jor conservadas, sin embargo,
presenta una rajadura en su
cara norte y una gran perfora-
ción en su cara sur. Está orien-
tada en sentido N-S. Por esta
cara se ubica la puerta de en-
trada. Además, presenta las
secciones correspondientes a la
pared propiamente dicha, al
subtecho y al tejado. La puerta
tiene de alto 86 cm por 53 cm,
en su parte superior, y en su
parte inferior tiene 56 cm.
La pared está formada por
/890/ Corte vertical de la Chulpa E,
grupo N. iv, lado este del cerro Chokta. varias hileras de piedras hori-
Cara este:
Esta cara es rectangular y está constituida por varias hileras de piedras
visibles, en su mitad superior, y en desorden, en su mitad inferior. Existe
una primera hilera inferior; d e s p u é s , se sobreponen a ésta dos piedras
triangulares que forman las esquinas norte y sur. Encima, y entre estas
piedras, hay otro relleno de piedras de forma irregular. El techo está
representado por dos capas de lajas largas rectangulares y por otra capa
gruesa, formada por la superposición de otras lajas delgadas que for-
man el tejado.
La pared se levanta a 40 cm del borde de la plataforma. Delante
de ésta, y a 1,60 m, se encuentra otra terraza que está en gran parte
derrumbada.
Cara sur:
Es semejante a su correspondiente
del lado norte. Se encuentra derrum-
bada en su parte media. El aparejo
es muy irregular. Su construcción
está compuesta por lajas de con-
torno poligonal ajustadas entre sí
por medio de pachillas. El derrum-
be de la pared permite conocer la
estructura del techo.
Una piedra chata muy gran-
de sobresale y alcanza la cara sur.
Su borde forma, por consiguiente,
parte del aparejo. Encima de esta
/ 8 9 0 / Corte horiztmt.il de la chulpa E , piedra del cielo se ha colocado ba-
grtlpQ N. iv, lado este del cerro Chokta.
rro que aparece amontonado ha-
cia el centro, lugar donde forma el mojinete. Este barro, soportado por
varias piedras pequeñas que forman parte del aparejo de la pared, sirve
213
de lecho a las grandes lajas del s u b í e j a d o . Estas lajas se disponen en dos
capas, formando las alas; encima de la última, se han colocado tres y
m á s capas de lajas mucho m á s delgadas que soportan el tejado, el que
está formado por lajillas superpuestas.
Cara oeste:
Es rectangular y, como la ante-
rior, el aparejo aparece imperfec-
tamente arreglado. E n su parte
i n f e r i o r hay a l g u n a s piedras
grandes de contorno poligonal;
sobre ellas y entre ellas, hay pie-
dras p e q u e ñ a s fijadas con barro.
En la parte superior hay dos h i -
leras de piedras que conservan
su horizontalidad.
E n la superficie de esta pa-
red aparecen restos de u n reves-
timiento de barro blanco amari-
llento. La parte correspondiente
al subtejado está construida con
tres capas de lajas grandes su- / P i i / F 5 / 8 9 2 / Vista panorámica
/ l x / B 9
Cámara interior:
Es prismática rectangular. E l piso está formado casi totalmente por la
cara superior de un p e d r ó n , que forma parte de la terraza. E l techo está
formado totalmente por otro p e d r ó n chato, cuyo espesor es de 14 cm, y
cubre totalmente el ciclo, a p o y á n d o s e por sus bordes en las paredes. No
se encontraron objetos arqueológicos.
/894v(186)/
C h u l p a F del grupo N." IV
A 2,10 m al sur de la chulpa E , se encuentran los restos de otra p e q u e ñ a
chulpa, orientada t a m b i é n en dirección N-S. De esta chulpa ha desapa-
recido casi todo el tejado, de modo que tiene en la actualidad una forma
prismática cuadrángula!".
214 Nacional M
<•
/891/ Corte vertical de la chulpa F, /891/ Corte horizontal de la
grupo N. i\ del lado este del cerro chulpa F, grupo v iv, Chokta.
Chokta.
/894v-896(186-187)/
C h u l p a G del g r u p o N.' iv
A 1,55 m al sur de la chulpa F, se le-
vanta la p e q u e ñ a chulpa G . Está rela-
tivamente bien conservada y tiene un
techo a dos aguas. S u forma es pris-
mática cuadrangular y su entrada
se ubica por el lado norte. Como las
anteriores está construida de forma /892/ Corte vertical de la
imperfecta. chulpa C , grupo v iv, Chokta.
215
L a mayor parte de la estructura está
compuesta por tres grandes piedras cha-
tas que forman, cada una de ellas, las pa-
redes este, oeste y sur. Encima, delante y
entre estas piedras, se han arreglado otras
que completan la pared y forman el techo.
Como en las otras chulpas, ésta ofre-
ce una parte elevada en su centro, donde
e s t á c l a v a d a la estaca que f o r m a la
pseudo viga. Encima de ésta hay dos
grandes piedras rectangulares chatas
que forman el caballete, el cual está orien- / 8 9 2 / Corte horizontal de la
chulpa G, grupo v iv del lado
tado en sentido E-O. La piedra que forma este del cerro Chokta. La línea
el ala norte mide 46 cm por 82 cm por 10 punteada indica la piedra que
cm; la que mira al Sur mide 74 cm por sirve de viga del lecho.
1,05 m por 12 cm. Encima de estas piedras aparecen las lajas del tejado,
asentadas sobre delgadas capas de barro mezclado con ripio.
E l interior de la chulpa G es un espacio p r i s m á t i c o donde sólo po-
dría caber un hombre sentado. Dentro de esta chulpita se e n c o n t r ó v a -
rios huesos largos correspondientes a tres c a d á v e r e s , de ellos, sólo uno
presenta huellas de haber sido devorado por c a r n í v o r o s . T a m b i é n se
encontraron dos pares de coxales, un frontal, dos pares de parietales, un
sacro, algunas costillas y dos pares de clavículas.
/896-896v(187-188)/
Chulpa H del grupo N." I V
A 5,40 m al sur de la chulpita G , se
levanta la chulpa H , que es tan gran-
de como la chulpa E . T a m b i é n se
encuentra en gran parte derrumba- tm
-t
da, principalmente la mitad este
del techo. L a entrada se abre por el í"" •4,....
1
lado norte y presenta una perfora-
ción practicada por los wakeros.
Delante de la puerta hay una laja
rectangular que debió servir para
cerrarla.
La estructura de esta chulpa
ZJ:
es muy sencilla; las paredes están
construidas con grandes piedras
chatas, unidas entre sí por medio
de p e q u e ñ a s [...] y algunas hileras / 8 9 3 / Corte vertical de chulpa H , grupo
N." rv, Chokta.
de piedras p e q u e ñ a s que a m p l í a n
^s^'
••-"*r.r-»t.-j-f
<
formado por varias hileras de pie-
dras rectangulares, ajustadas i m -
perfectamente con pachillas. N o
hay, como en las otras, grandes
piedras, salvo las dos que forman
el techo y que e s t á n colocadas en
sentido N-S. L a del lado oeste mide
1,94 m y de ancho 60 c m ; la del
lado este mide 1,96 m y su ancho
m á x i m o es de 45 cm.
Dentro de las dos c á m a r a s de
/897/ Corte vertical, en sentido E-O, la chulpa se encontraron cuatro
de la chulpa i, grupo N.* I V , m a n d í b u l a s inferiores, algunos
lado este del cerro Chokta.
huesos largos, u n par de coxales
muy corroídos, un fragmento de escápula derecha, algunas vértebras, un
e s t e r n ó n , dos clavículas y algunos huesos del pie.
218
Universidad del Perú. Decana de América
Gruesas capas de tierra arcillosa húmeda y de cascajo dificultan el
trabajo por lo que no fue posible conocer si las piedras apilonadas, que
parecían parte de un cerco, eran paredes de cámara funerarias. Elimina-
dos parte del cerco y de la tierra contigua, se pudo percibir la cara sur y,
a poco menos de 1 m, hacia el Sur, se encontraron los restos del cadáver
N.° 2. Aquí también, y casi en la superficie, aparece otro montón de huesos
en desorden que seguramente son restos de anteriores exhumaciones. No
se halló resto alguno de estructuras funerarias. Entre los restos óseos se
encontró un fragmento de un hueso frontal que presentaba una cicatriz.
Avanzando la excavación hacia el oriente, y sólo a 90 cm de la super-
ficie del cadáver anterior, se encontró otro montón de huesos humanos
igualmente en desorden. Estos tres cadáveres estaban al mismo nivel y,
como ya se ha dicho, casi en la superficie. El último estaba casi completo,
tenía un cráneo dolicocéfalo y estaba en posición de cuclillas, con la cara
vuelta hacia abajo y orientado hacia el Norte. No había tampoco estructu-
ra funeraria, a excepción de una laja que ocultaba el cadáver.
Se continuó ampliando la excavación hacia el Este y al Sur. A sólo
1,20 m, se encontró un muro que corría en dirección N-S. Éste era paralelo
a otro encontrado en los comienzos de la excavación, el cual era corto, de
60 cm o 70 cm de largo por 50 cm de ancho. El mu ro encontrado arranca-
ba delante del sitio donde se halló el primer cadáver y, a su término, se
encontró el segundo cadáver, también al mismo nivel que el anterior.
La excavación se amplió por el lado sur, hallándose a 2,40 m del
muro anterior, la cara sur de otro muro, el cual está construido con cierto
desorden, contrastando con el del lado norte que está bien trabajado.
219
Universidad del Perú. Decana de América
La presencia de estos dos muros hizo suponer que se trataba de una
galería, dentro de la cual se encontrarían algunos restos arqueológicos.
Para aclarar este hecho se avanzó, siguiendo el interior de la supuesta
galería, hacia arriba y, a sólo 2 m del pequeño muro contiguo al segundo
cadáver, se encontró otro apilonamiento de piedras que parecía corres-
ponder a un tabique. Siguiendo la pared de este tabique se notó que el
muro no estaba bien construido sino que habían apilonado las piedras
para formar, en su centro, unas cámaras alargadas que parecían galerías.
En suma, se puso de manifiesto, una vez practicado el corte, lo
siguiente:
Una muralla bien construida, que tiene un alto de 1,50 m por 60 cm
de grosor, y corre longitudinalmente del tope de la pirámide por la falda
del cerro Chokta. Delante de este muro, y por el lado sur, se encontró una
cámara o mausoleo formado por otros dos muros, norte y sur, toscamente
construidos con piedras y barro, y con un techo de grandes lajas.
Esta cámara tiene de ancho 90 cm por 75 cm de alto; debajo del piso
de piedras se encuentran pequeñas cámaras, toscamente construidas a
la manera de hipogeos. El largo de la cámara principal es de 4 m.
Ya el 5 de noviembre, Mejía había notado que tan pronto como separó
las piedras del muro transversal, en la creencia de que sólo se trataba del
relleno de una galería, detrás se abría una cámara alargada, en cuyo fondo
estaban, muy humedecidos, los cráneos 4, 5, 6 y 7. Estos restos estaban
solamente a 40 cm debajo de las lajas que sirven de techo y dentro de una
masa de barro y piedras colocadas, al parecer, deliberadamente.
Aunque los huesos han estado en este terreno húmedo durante mu-
cho tiempo, parecen todavía mantener cierta consistencia. Presentan un
color sepia que, a la acción del sol, se blanquea rápidamente."
En la mañana del día 14 de noviembre se procedió a la extracción de
los cadáveres hallados por Mejía dentro de una cámara contigua al muro
occidental de la pirámide.
/935v-936v(212-214)/
Tumba N." 1
En la falda sur de la pirámide, a sólo 10 m y contigua a la pequeña
garganta que existe entre la pirámide y las estructuras de las chulpas
donde está El Caracol, se encontró, después de tres días de trabajo, una
cámara pequeña a sólo 3 m de la superficie. No se excavó en profundi-
dad, sino de Sur a Norte, y se eliminó gran cantidad de tierra arcillosa
blanquizca, amarillenta, grisácea, muy húmeda y que cubre la falda del
cerro por este lado.
Pueden verse mayores detalles de los cadáveres 4 y 8, así como del corte respectivo, en
el diario de campo de Mejía Xesspe, correspondientes al 5 de noviembre, y que se incluye
en la presente publicación (ver p. 301 y ss.)- (N. del E . )
221
Universidad del Perú. Decana de América
A c o n t i n u a c i ó n , y d e s p u é s de ordenar las piezas esqueléticas den-
tro de una caja de c a r t ó n para llevarlas a L i m a , se p r o c e d i ó a examinar
cuatro cajas p e q u e ñ a s descubiertas durante los ú l t i m o s d í a s en la falda
oriental de la p i r á m i d e . Estas cajas p e q u e ñ a s ocupan diversos niveles;
todas ellas están construidas con lajas que revisten las paredes y presen-
tan una o dos lajas que le sirven de techo. Dentro de ellas se encuentran
huesos en completo estado de disgregación, m u y h ú m e d o s y frágiles.
Como no se cuenta con los elementos indispensables de preservación
para esta clase de materiales, se creyó conveniente ocultar estas cámaras
para estudiarlas en otra oportunidad y preservar s u contenido.
Se puede concluir que casi toda la p i r á m i d e es artificial y está llena
de sistos de piedras, superpuestos en desorden, y algunos enfilados a lo
largo de las murallas. Éstas son m á s o menos largas, corren en diferentes
direcciones, siendo dos, la del este y oeste, las principales.
Las c á m a r a s murales son sarcófagos que contienen muchos cadáve-
res y debajo, y a sus costados, hay p e q u e ñ o s nichos conteniendo cadáve-
res de criaturas. L a mayor parte de los c r á n e o s son dolicocéfalos pero, a
pesar del prolijo examen realizado en el piso de la tumba, no se ha descu-
bierto resto alguno de alfarería u otro objeto asociado a los c a d á v e r e s .
El trabajo para descubrir estas p e q u e ñ a s c á m a r a s se redujo a elimi-
nar sólo una capa de arcilla y cascajo, como de 1,50 m de espesor, en un
área no mayor de 8 m por 3 m . Dicho trabajo puso al descubierto los
sistos ubicados desordenadamente y, aparentemente, escalonados. Es
posible que estos sistos, por su estado de c o n s e r v a c i ó n , correspondan a
entierros relativamente m á s recientes. Los m á s antiguos deben hallarse
en el c o r a z ó n mismo de la p i r á m i d e .
/936v-937v(214-216)/
E l templo de C h o k t a
Se encuentra al centro de la p e q u e ñ a garganta que se abre en la cabecera
de la hoyada o plaza de Chokta. Se eleva majestuoso entre una chulpa
grande derrumbada, que se halla unos pocos pasos hacia el Norte, y la
p i r á m i d e ya referida anteriormente.
Se trata de una estructura rectangular, levantada sobre un p e ñ ó n de
roca calcárea que, a su vez, tiene una subestructura escalonada, una
superestructura con techo de una sola agua y cuatro nichos abiertos
hacia el oriente. Todo este edificio estaba cubierto de vegetación, y sólo
su forma rectangular y s u aspecto de m o n t í c u l o , que lo hacía destacar
entre las otras estructuras, hizo sospechar de su carácter artificial. A fin
de poderlo estudiar convenientemente se tratará sucesivamente de su
aspecto exterior, de la subestructura y de la superestructura.
222
Universidad del Perú. Decana de América
/938(217)/ [Dibujo reconstructivo del templo adoratorio del cerro Chokta].
Cara posterior:
Está mucho mejor conservada. A q u í aparecen tres terrazas igualmente
con techos inclinados de arriba hacia abajo y de Este a Oeste. L a superes-
/937v-938v(216-218)/
La ciudad que se halla sobre la cresta del cerro Chokta
A 300 m al sur de la garganta, donde se hallan los templos mayores, se
presentan los muros de una población arruinada, que ocupa la meseta y
las faldas superiores del cerro Chokta. Es difícil orientarse cuando se
penetra dentro del área de la población arruinada. Tanto la densa vege-
tación, que oculta los restos de la ciudad, como la enorme cantidad de
piedras desparramadas por doquier, impiden seguir el curso de los dife-
rentes edificios, viviendas, plazas, patios y pasadizos.
Desde los confines del lado norte de la ciudad, aparecen los restos
de las paredes, dispuestas en rectángulos y construidas con grandes
bloques calcáreos. La puerta de la primera habitación examinada se
abre por el oriente. Avanzando 10 m más al Sur, aparece, en la cresta
misma, un montículo que no es otra cosa que una chulpa explotada y, a
uno y otro lado, varios rectángulos formados con piedras calcáreas ali-
neadas y situadas a distintos niveles, que deben corresponder a patios
y habitaciones.
224
Vmcrica
A poca distancia hay un muro construido con doble fila de piedras
y con un relleno de cascajo y tierra. E l muro corre transversalmente de
Este a Oeste, y avanza a uno y otro lado.
Hacia el lado este, y en un sitio donde termina la meseta, que en s u
parte m á s alta tiene 30 m , existe una portada de piedra. L a población
ocupa no sólo la meseta superior sino t a m b i é n las p e q u e ñ a s terrazas de
la parte superior de las faldas de las laderas.
L a entrada abierta en este muro c o n t i n ú a con una larga calle estre-
cha que cruza una plaza donde aparecen, a trechos, restos de paredes. E l
piso, en una considerable extensión, es llano y sólo en los contornos y a
los lados del pasadizo, hay montones de piedras calcáreas.
225
ad del Perú. Decana de América
X Tf¿* M--7$se
/ 9 3 9 / (Dibujos de la chulpa del cerro La Torre,
cerca de la casa de Calendario Bueno).
Esta última sección corresponde al diario de campo vi que, en su mayor parte, trata sobre
las primeras exploraciones al cana) de Kumbe Mayo, Cajamarca. (N. del E . )
/FÍ/í-5v(l-7)/
Introducción
A mediados del año 1937, el autor [el Dr. Julio C . Tellol realizó bajo los
auspicios de Nelson A. Rockefeller, una expedición al Alto Marañón con
el objeto de estudiar los vestigios de las viejas culturas existentes en
aquella región, contribuyendo a definirlas, a establecer sus filiaciones
con las culturas ya conocidas de la costa, y a señalar sus áreas aproxi-
madas en el territorio andino.
Entre los monumentos descubiertos figura el acueducto de Kumbe
Mayo, una de las obras hidráulicas más extraordinarias del arte abori-
gen, que se encuentra cerca de la antigua ciudad de Cajamarca.
El 9 de octubre de aquel año, se efectuó un primer viaje de reconoci-
miento a las cabeceras del riachuelo de Kumbe Mayo, pequeño tributario
del Jequetepeque, que lleva sus aguas al Pacífico. Este viaje permitió visi-
tar las ruinas de La Fortaleza, situadas en la cumbre del cerro Concejo;
reconocer algunos tramos del viejo camino incaico por donde viajaron,
[229]
rsidad del Perú. L uñé rica
/ F 4 / 6 0 / Acueducto de Kumbe Mayo.
230
'sidad del Perú. Deca
/ F 4 / 3 3 / Kumbe Mavo, Cajamarca. Faldas por dnnde corría i'l acueducto. La
flecha señala el terraplén rlaramonle visible que lia quedado al cubrirse el canal
con tierra y vegetación. Al fondo, semejando un castillo medioeval, el p e ñ ó n
Altuyoj, bosque de monolitos de imponente majestad.
1
/ F 4 / 3 7 / Vista panorámica di la toma del acueducto. Se nota una
piedra tallada, enterrada con una cabecera de tres piedras talladas.
236
el Perú. Deca
realizaron excavaciones para descubrir los m á s importantes tramos de
esta obra, permitiendo explorar y estudiar una porción considerable del
acueducto en una longitud no menor de 3 kilómetros y medio, quedando
todavía para el futuro la exploración y el estudio del tramo final, de
mayor longitud que lo explorado, pues, a juzgar por las evidencias des-
cubiertas, se puede pensar que llegó hasta la propia ciudad de Cajamarca.
Se ha dado preferencia en la exploración al descubrimiento de aque-
llos sitios donde afloraban en la superficie trozos del canal, p e ñ o n e s
labrados, tratando en su curso de conectar los diversos elementos pues-
tos a la vista, descubrir la manera c ó m o ha sido construido tanto el acue-
ducto como las otras obras de importancia que se encuentran en sus
inmediaciones, que parecen estar vinculadas a él. A f i n de formarse un
concepto claro sobre su valor arqueológico y valioso significado tratare-
mos de lo siguiente:
I. E l acueducto y s u recorrido.
Ii. Técnica de construcción del acueducto.
III. Monumentos arqueológicos asociados al acueducto.
IV. Carácter y significado del acueducto.
V. Cultura a la que pertenece el acueducto.
/F2/6-22v (7-26)/
I . El acueducto y su recorrido
Cuando se reconocieron los primeros indicios de este monumento el afán
inmediato de la expedición fue seguirlo en su largo recorrido, b u s c á n d o -
lo en las m á r g e n e s del río mediante m ú l t i p l e s excavaciones de prueba.
Esta tarea, aunque ardua, fue entretenida; trozos del canal tallado en la
roca asomaban de la arena, humus y cascajo, o se hallaban escondidos
bajo las moles caídas de las laderas contiguas.
E l p r o p ó s i t o de la b ú s q u e d a fue hallar cuanto antes sus extremos,
esto es, la toma de derivación, sea ésta el río o algún manantial; y el
t é r m i n o , p r ó x i m o o lejano, sea éste una cisterna o cloaca colectora desti-
nada al uso de los antiguos pobladores de la c a m p i ñ a de Cajamarca.
Siguiendo río arriba se llegó al pie del cerro Kargash-Kunga, donde
empieza la quebrada. Se practicó allí una ligera exploración recorriendo
la amplia hondonada de Totorabamba, sin hallar en ese lugar resto
alguno visible del acueducto o de alguna otra obra de su clase. Debajo de
Totorabamba, donde existen dos plataformas aparentemente artificiales
y varios p e ñ o n e s labrados, entre ellos el llamado L a Tiana o Trono, fue
donde se halló el extremo m á s lejano del canal, en el fondo mismo de la
quebrada. Este sitio se consideró provisionalmente como el origen o toma
del acueducto.
237
rsidad del Perú. Decana de América
/ F U / 4 8 8 / Vista del altar m e g a l í t i c o en la misma turna del acueducto.
[Se hacen trabajos de limpieza.]
/F2/7v-12 (10-18)/
Primera sección del acueducto
La Tiana es una piedra grande con asientos tallados, que asoma a la
superficie casi al término de la acumulación de peñones, donde termina
la garganta de Totorabamba. Desde ella se domina una parte considera-
ble e interesante del fondo de la quebrada con una superficie algo ondu-
lada y cubierta con materiales arrastrados por el rio. Por el lado izquier-
do, la falda es suave con pocas piedras desparramadas. Por el lado dere-
cho sobresalen, a manera de estribos, varios espolones que limitan hoya-
das pequeñas. Una de éstas, la más pintoresca por su aspecto variado y
salvaje, se halla frente a La Tiana. En esta sección hay, además, una
plataforma cerca de aquélla, casi cuadrada, con restos de muros en sus
contornos y un sillar grande labrado. El aspecto que ofrece este sitio con
restos de la obra humana: rocas talladas, muros derrumbados, y una
plataforma aparentemente artificial, es lo que determinó realizar aquí
trabajos mayores de excavación.
El peñón, con varios escalones irregularmente distribuidos a mane-
ra de asientos, es semejante a las llamadas "rocas sagradas" del Cusco,
como las de Kenko y Ollantaytambo. Sin embargo, la excavación com-
probó que aquél era sólo parte de un muro megalítico que corre de Oeste
a Este y que estaba sepultado por gruesas capas de tierra y cascajo, des-
lizadas del flanco izquierdo de la quebrada, y por otras de limo fino y
ligoso que dificultaba el trabajo. Este muro no pudo ser descubierto en
241
mérica
A l pie de L a Tiana o Trono, fuera del piso considerado hipotética-
mente como fondo de u n reservorio, no se descubre huella de algún ca-
nal artificial. E l arroyo corre en línea recta por el lado izquierdo de la
primera plataforma dentro de una zanja, uno de cuyos lados es el muro
megalítico de c o n t e n c i ó n de aquélla que tiene 12 m de longitud. Sólo
20 m m á s adelante comienza a percibirse, debajo del agua en movimien-
to, la silueta de u n canal tallado en roca v i v a siguiendo un curso en
gracioso zigzag o meandro, que recuerda el motivo tokapo, tan c o m ú n y
característico en la o r n a m e n t a c i ó n incaica. Este peculiar y elegante trazo
del canal que tiene 15,80 m de extensión trae a la memoria los canales en
zigzag de eferencia o d e s a g ü e de los objetos ceremoniales de madera,
arcilla o piedra, llamados pakcha, que tienen relación íntima con el culto
4
al agua. E n casi todas las rocas sagradas de la era megalítica, principal-
mente de la vieja cultura lítica del Cusco, se encuentran estas pakchas
socavadas en la roca, compuestas de un recipiente, un canal m á s o me-
nos largo de d e s a g ü e y la imprescindible sección del meandro o zigzag.
E l gracioso canal tiene tres secciones: la primera, de 3 m de largo, 43 cm
de ancho y 34 cm de profundidad; la segunda, de 9 m de longitud, 36 cm
de ancho y 34 cm de profundidad; la tercera, de 4,20 m de largo, con
meandros de 2,16 m , 1,64 m y 40 cm por 37 cm de ancho y 34 cm de
profundidad, respectivamente.
Desde esta primera sección del canal, tallado tan primorosamente
en la roca, se puede seguir su curso a m u y larga distancia sin el auxilio
de excavaciones mayores, guiados sólo por los trazos que se distinguen
en la superficie, en un principio a uno y otro lado del arroyuelo, y m á s
adelante d e s v i á n d o s e algo a la izquierda. E n un recorrido como de 60 m
el riachuelo corre por el canal, unas veces a la vista y otras oculto por los
materiales de acarreo y pronto se percibe a la derecha una tercera plata-
forma o plaza mucho m á s grande que las anteriores, cuyos muros
limitantes están sepultados. Dicha plaza, en parte limpia y pantanosa,
está oculta en su tercio oriental por montones de peñascos. Uno de éstos,
de 10 m de d i á m e t r o , al caer sobre el canal, lo p a r t i ó en varios trozos. A
través de las fracturas se c o m p r o b ó que había sido construido el canal
cortando otro p e ñ ó n caído anteriormente a la quebrada antes de su cons-
trucción, que tiene 6 m de longitud. Pocos pasos m á s adelante, el canal
pasa nuevamente a través de otro p e ñ ó n de 3,50 m de d i á m e t r o , el que ha
sido adecuadamente cortado para ello en 60 cm de ancho y 60 cm de
profundidad. M á s adelante, una piedra de gran t a m a ñ o desprendida de
la cima de la colina contigua, que r o d ó por la falda s i t u á n d o s e en el
fondo de la quebrada y casi en la margen izquierda del río, fue cortada
por un canal curvo de 6 m de largo por 53 cm de ancho, d i v i d i é n d o l a en
4
J O Y L E , T.A. "Pakcha". E n Inca vol. i, N.' 4, Lima, 1923, pp. 761-778.
dos partes iguales. A partir de este p e ñ ó n , el curso del canal está marca-
do sólo por varios trozos de rocas acanaladas que sobresalen en la su-
perficie de un terreno de consistencia blanda. E l acueducto d e s v i á n d o s e
a la izquierda del río sigue su curso, a veces ondulado, a veces rectilíneo,
en una longitud de 160 m hasta alcanzar otra vez la orilla del riachuelo
y atravesarlo mediante una calzada.
E n este largo recorrido, el canal fue construido con piedras talladas
y corrientes unidas con mortero.
Los detalles m á s importantes que
se notan en el trayecto, yendo de
arriba hacia abajo, son: u n p e ñ ó n
tallado para formar un asiento o
altar de 3,50 m de largo, 60 cm de
ancho y 60 cm de alto, probable-
mente parte de una estructura ma-
yor oculta en el subsuelo. Desde
a q u í se pronuncia la o n d u l a c i ó n
del terreno y se dificulta la explo-
ración a causa de la tupida vegeta- p
ción de walte o ichu; poco d e s p u é s Üs
aparece otro p e ñ ó n acanalado de
6 m de largo, 53 cm de ancho, y
pronto se llega a una esquina o sa-
. i i v V i <* . . , , , / F 4 / 4 5 / Sección del acueducto
hente de la falda izquierda de la des t r u i d a por la enorme roca
quebrada, que se destaca entre v a - que se puede ver sobre él.
243
d del Perú. E mérica
ríos peñones caídos, unos al pie de la
falda rocosa y otros en el lecho mismo
del arroyuelo contiguo.
En este sitio, donde nuevamente
se angosta la quebrada, se nota que
moles gigantescas han caído hacia el
fondo de ella en diversas épocas, es
decir, antes y después de la construc-
c
i S l ' ° n del acueducto. De ahí la presen-
cia de peñones exprofesamente talla-
dos en distintos sitios y a diferentes
niveles fuera del curso del canal. En el
peñón saliente, que forma la esquina
ya referida, el acueducto ha sido talla-
do en zigzag a manera de un dibujo
escalonado, en un recorrido de 6 m de
/ F U / 4 9 9 / [Vista de un recodo largo, 39 cm de ancho y 55 cm de alto,
geométrico del acueducto.] para tomar nuevamente su dirección
rectilínea. Unos 15 m más abajo, el canal se desarrolla en una larga cur-
va, acercándose al borde del río. En este lugar, otra vez, las moles relle-
nan la quebrada y están en gran parte sepultadas con gruesas capas de
tierra negruzca o humus vegetal, que han sido cortadas por los arroyuelos
/F2/U-U (18-21)/
Segunda sección del acueducto
En ésta el canal corre por la margen derecha del río, entre el segundo
aterrado, término de la sección anterior, y el tercero llamado Chaga o
puente, que está a 230 m más adelante, construido sobre el mismo río y
por medio del cual pasa al lado izquierdo. Es en esta sección donde se
hallan las mejores ilustraciones de esta obra hidráulica porque no ha
245
üversidad del Perú. Decana de América
/F5/125/ Croquis de la segunda sección del acueducto.
Universidad del Perú. Decana de América
tiene 60 cm de profundidad y 75 cm de ancho; desde aquí hasta el lecho
del río hay sólo 8 m de pendiente empinada.
Desde este sitio el acueducto continúa siempre cortado en la roca,
aunque con trechos rellenados con tierra y cascajo. Desaparece casi por
completo en un tramo de 7 m, luego reaparece más adelante cortado en
un peñón que interrumpe su curso y oculto por otro caído posteriormen-
te. Pocos pasos más allá se encuentra otra roca tallada como la anterior,
pero más pequeña e igualmente oculta por otras. Más adelante vuelve a
aparecer el canal cortado en la roca, pronunciándose la curva impuesta
por las salientes deí cerro; 2 m después se ve que un peñón ha caído
posteriormente sobre el canal destruyéndolo en parte; cerca de éste existe
otra roca que ha sido partida para dar paso al acueducto. Vuelve a ocul-
tarse en un nuevo tramo de 15 m para reaparecer al lado de otras moles
asentadas en la falda del cerro. En esta parte es difícil precisar si el canal
sigue a través de la roca o pasa por un aterrado porque el terreno suelto
lo oculta a menudo por una parte y los peñones caídos posteriormente
dificultan su identificación. A sólo 30 m del puente se ve una piedra
caída y cortada para darle paso. El canal tiene 3,50 m de largo, 60 cm de
ancho y 60 cm de profundidad y una de las paredes presenta una ceja o
saliente de 14 cm de grosor. Este peñón es uno de los tantos que se hallan
en las faldas y en el fondo de la quebrada.
El acueducto se acerca a la quebrada. Tres metros antes de alcanzar
el puente una gran piedra ha caído en el acueducto deshaciéndolo en
parte; a la entrada del puente hay otro puente debajo del cual pasa el
canal abierto en la roca formando un ángulo al cambiar de dirección.
Esta especie de túnel en ángulo casi recto aparece como se verá ensegui-
da debajo de otra roca situada a poca distancia del otro lado del puente,
en el lado izquierdo de la quebrada, donde comienza la tercera sección.
/ F 4 / 5 2 / Este corte
es ligeramente
curvo y el
paralelismo de
ambas curvas es
completamente
matemático.
o
I El acueducto aparece construido mediante un trabajo de cantería ele-
gantemente tallado en la roca viva del cerro.
o
2 El acueducto se ha abierto paso a través de los peñones que han sido
cortados parcial o totalmente.
o
3 En ciertos casos sólo una parte del peñón fue cortada para formar la
pared y el piso; la otra parte fue construida con piedras labradas y
ordinarias.
o
4 Una vez construido, el acueducto sufrió fracturas producidas por la
caída de grandes piedras que descendieron de los cerros contiguos.
o
5 Los cortes laterales de la roca o peñón sirvieron para grabar ciertas
figuras glíficas o para ejecutar obras de cantería con fines ornamenta-
les o rituales.
Los datos hasta aquí adquiridos no son completos. Sólo una parte
pequeña de este admirable monumento ha sido estudiada. Quedan por
descubrirse grandes tramos sepultados por las capas de humus o por las
piedras y peñones que han caído después de la construcción; pero es
evidente que el acueducto, en gran parte de su longitud, fue trabajado en
roca viva. Es visible su curso en los peñascos salientes del piso e invisi-
248
Universidad del Perú. Decana de América
ble en las entrantes y hondonadas, donde se halla oculto por la tierra y
grava descendidas de los cerros vecinos y por la tupida vegetación de
walte o ichu (Stipa ichu).
/F2/14-22v (21-26)/
Tercera sección del acueducto
A partir del tercer puente, por el que pasa el acueducto a la banda iz-
quierda del río, el tramo fue limpiado y estudiado en una extensión de
m á s de 370 m. Esta sección termina en la quebrada llamada C u e v a Sa-
grada. A q u í recibe las aguas mediante un canal secundario, que des-
ciende de las faldas del p e ñ ó n de Altuyoj; esta cueva hemisférica está
socavada en la roca cuyas paredes ofrecen una rica, aunque confusa,
o r n a m e n t a c i ó n grabada. Para facilidad de la d e s c r i p c i ó n se tratará
enseguida de los m á s importantes aspectos que ofrece el canal en sus
distintos tramos.
E l canal pasa sobre un puente o aterrado construido aprovechando
las moles líticas que cubren en parte el fondo de la quebrada angosta de
este sitio. Para lo cual rellenaron con piedras grandes y p e q u e ñ a s los
espacios intermedios hasta formar la plataforma, de 3,20 m de ancho por
15 m de largo, que sirve de base al canal y luego nivela el piso cortando
las rocas salientes y obturando cuidadosamente los agujeros para evitar
las filtraciones. Sobre dicha plataforma aparece el canal construido con
hileras de piedras planas. Su trazo es ligeramente ondulado, pasa por el
centro del aterrado y su longitud es de 15 m por 54 cm de ancho y 81 cm
de alto.
En un primer tramo, como de 150 m, comprendido entre el puente y
la quebradita oriental del p e ñ ó n de Altuyoj, el canal corre casi en línea
recta a t r a v é s del flanco izquierdo del río y a poca distancia de él, con
trazos abiertos en las rocas y en los p e ñ o n e s descendidos de lo alto del
cerro. E s a q u í donde se halla un mayor n ú m e r o de ilustraciones relacio-
nadas con los detalles de la construcción del canal. Casi al centro de esta
sección, m u y cerca de la orilla del río, se halla la primera Cueva Sagrada
cuyos detalles se m e n c i o n a r á n m á s adelante.
A pocos pasos del puente el canal está oculto bajo una gruesa capa
de paja y pronto alcanza una mole de 7 m de largo por 4 m de ancho y
5 m de alto. Para vencer esta dificultad y tomar nueva dirección el canal
se convierte en un túnel, recorriendo primero 1,10 m de largo, 48 cm de
ancho y 30 a 40 cm de alto, d o b l á n d o s e d e s p u é s en á n g u l o recto y reco-
rriendo 2 m de longitud, de modo que cambia casi en línea recta su pri-
mer trazo en dirección S-N por el de O-E. C o n t i n ú a en un tramo de 20 m
siempre cortado en la roca y en los p e ñ o n e s descendentes de las faldas
del cerro que tienen 4 , 3 , y 2 m sucesivamente, y tallado rectilíneo; des-
249
/F4/57/ [Recorrido del canal a través do un peñón,
que forma un túnel en ángulo recto].
257
liversidad del Perú. Decana de América
formar p e q u e ñ o s túneles, cortes entre el piso rocoso, perforaciones prac-
ticadas en los p e ñ o n e s caídos y hacer talladuras que han dividido la
roca en dos o m á s partes. Se descubren, a d e m á s , varias rocas que forman
el borde del canal, p e q u e ñ a s escaleras que sirvieron para facilitar el trán-
sito por este borde.
Partiendo de esta quebrada se puede seguir t o d a v í a por un largo
tramo el curso del canal que corresponde a la cuarta sección, hasta a l -
canzar la calzada, o tal vez restos de u n antiguo camino rural que corre
entre los cerros Concejo y Kumbe. Las huellas de este canal son claras en
un recorrido de 2,5 k m a través de una extensa llanura cubierta de vege-
tación h e r b á c e a de loalte o tchu. Muchos fragmentos de rocas se hallan
acumulados en ciertos sitios y desparramados a uno y otro lado del
canal. Es difícil precisar los detalles relacionados con el ancho y la
profundidad del canal, así como la naturaleza del terreno donde se cons-
t r u y ó pero es indudable que en las depresiones m u y hondas se constru-
yeron calzadas; se niveló el piso en las prominencias; se cortó la roca
cuando fue necesario mantener el nivel alto del canal hasta alcanzar la
garganta del Kumbe, donde comienza la bajada del acueducto hacia
Cajamarca.
/F3/23-27v (27-33)/
I I . Técnica de c o n s t r u c c i ó n del acueducto
Las excavaciones de prueba verificadas en los pocos días que d u r ó la
exploración no han sido suficientes para probar si el acueducto fue cons-
truido parcial o totalmente en roca v i v a . No hay duda de que la predomi-
nante f o r m a c i ó n rocosa y lo accidentado del terreno obligó al construc-
tor a cortar la roca en largas y hondas dimensiones, a llevar el acueducto
sobre superficies planas, onduladas y empinadas, y a vencer las múlti-
ples vallas puestas por los p e ñ o n e s caídos de los flancos de la quebrada,
p e ñ o n e s que a menudo interrumpieron su curso a juzgar por las repara-
ciones observadas; menos en un kilómetro de su recorrido, donde el acue-
ducto aparece trabajado en roca conglomerada traquítica, de consisten-
cia variable. E n ciertos sitios la roca es tan dura como el granito, lo que
debió demandar u n trabajo rudo, ejecutado por desgaste o disgregación,
con o sin el auxilio del agua; y en otros, es de menor consistencia, debido
tal vez a la d e s c o m p o s i c i ó n de la roca, aunque suficientemente dura
todavía no ofreció gran esfuerzo para el tallado o desgaste. E n algunas
partes descubiertas, a pesar de su a n t i g ü e d a d , el acueducto presenta sus
caras y aristas no erosionadas y sus bordes perfectamente paralelos,
como trazados a cordel; la superficie de las caras o paredes están bien
niveladas y las aristas son casi cortantes.
258
Universidad del Perú. £
En lo que respecta a la dirección del acueducto, ella puede ser
rectilínea, quebrada o curva, cuyo trazo en un terreno plano, ahondado,
elevado o empinado revela suma experiencia y maestría del director de
la obra. El acueducto sigue, por lo gene-
ral, la línea recta cuando el piso es natu-
ral o artificialmente plano; sólo en de-
terminados sitios sin causa que lo jus-
tifique, a no ser por un motivo esotérico
u ornamental, se quiebra en ángulo más
o menos abierto para formar zigzag,
meandro o curva
Wj00
259
diversidad del Perú. Decana de América
Si el acueducto encuentra a su paso un terreno elevado, sea éste una
saliente de piso rocoso o un peñón caído, entonces el canal corta unas
veces tangencialmente el obstáculo y otras lo divide en partes iguales o
desiguales; de este modo el curso es recti-
líneo o curvilíneo, según las circunstan-
cias, y la caja del canal aparece cortada
total o parcialmente en la roca o bien pro-
tegida por uno o ambos lados mediante
un muro de piedras corrientes o de sillares.
261
id del Perú. I Lménca
auxilio de herramientas de piedra m á s dura. Son claras, en las rocas
sagradas de las ruinas megalíticas del Cusco y en las de Kumbe Mayo,
las huellas de una herramienta de superficie erizada que actúa como
sierra o lima, puesto que el corte de la roca presenta u n desgaste por
simple frotamiento.
Con respecto a esta clase de herra-
mienta cabe mencionar lo ocurrido en el
caserío de Otuzco, cerca de Cajamarca,
donde la expedición encontró un gran de-
pósito de hachas y azadones de piedra muy
duros y de diversas formas y t a m a ñ o s .
Con estas herramientas y con el auxi-
lio de las lluvias sería fácil, por mera fro-
tación y c o n t u s i ó n , cortar, desmenuzar y
cincelar la roca cuya consistencia es me-
nos dura que la herramienta. C o n ellas
debieron cortarse las rocas y p e ñ o n e s del
acueducto, así como perforar el cerro de
Otuzco donde se encuentra el antiguo ce-
/ F l l / 6 3 0 / Hachas de Otuzco, menterio de Las Ventanillas con numero-
Cajamarca. Dibujo de Pedro sos nichos funerarios tallados en la roca.
Rojas Ponce, agosto 1943.
Esta costumbre de construir los nichos per-
forando la roca está muy generalizada en el norte andino, principalmen-
te en todos los sitios donde existen restos de arte megalítico.
E n suma, la técnica empleada para construir el acueducto depende
de tres factores a saber:
262
Universidad del Perú. E America
Frailones; trasmonta la cordillera m a r í t i m a como el ramal de Kumbe o
Concejo; y desciende a la c a m p i ñ a de Cajamarca por una falda empina-
da y cubierta de deyecciones y aludes posglaciares. E n este recorrido
pasa por tres clases de pisos:
/F4/28-31 (34-40)/
III. Monumentos arqueológicos asociados al acueducto
En asociación con esta notable obra de la antigüedad se encuentran otros
elementos accesorios de diversa índole, cuya ejecución demandó el inge-
nio y capacidad artística de sus autores. Entre ellos pueden citarse: el
peñón con graderías dispersas, el canal en zigzag, el reservorio, la pie-
dra con escalones a manera de asientos, la mesa, la cueva sagrada, la
lápida, la estatua, el sarcófago o tumba, los glifos.
Estos elementos, por la manera como están ejecutados, por las decora-
ciones simbólicas que ostentan y por su proximidad al acueducto, hacen
resaltar la obra excepcional de este monumento que no parece tener la
función meramente utilitaria, esto es, la de aprovechar las aguas para
irrigar las tierras contiguas a la metrópoli de Kasha-marka, hoy Cajamarca,
sino una ñnalidad de triple acción: utilitaria, ceremonial y religiosa.
Sería aventurado localizar definitivamente la toma del acueducto
en el sitio en que se halla La Tiana o Trono. No es improbable que el acue-
ducto avance aún más río arriba hasta alcanzar la laguna de Totora-
bamba que sería, en este caso, la fuente de aprovisionamiento de sus
aguas. A l respecto cabe recordar lo que Prescott escribe: "cerca de
Cashanalca existe un túnel que excavaron en las montañas para dar
salida a las aguas de un lago, cuando en la estación de las lluvias llega-
ban a un nivel que amenazaba a inundar al país". ¿Se refería este autor
acaso a Kumbe Mayo?
En la toma, como formando parte de un mismo grupo, existe un
peñón con graderías talladas en todo semejante a las rocas sagradas
megalíticas del Cusco y en cuyas caras planas y pulidas aparecen diver-
sas figuras grabadas y bastante borrosas; casi inmediato a él se encuen-
tra el canal meándrico, de 12 m de longitud, así como los restos manifies-
tos de un gran reservorio. Además pocos pasos más abajo, sobre una
1
PRLSCOTT, Historia de la Conquista del Perú, cap iv, p. 38.
264
Universidad del Perú. Dea unénca
plataforma de 50 por 20 m, hay un bloque tallado con bancos a manera
de asiento como si hubiera servido de trono a la gente principal que
presenciaba las fiestas o reuniones que se realizaban allí. Asimismo, a
150 m más abajo del Trono, se encuentra un peñón tallado de forma
cilindrica o tronco-cónico que debe ser un altar o mesa sobre el cual se
colocaban las ofrendas a los dioses o ídolos de la comarca. También se
cuentan entre estos monumentos las cuevas socavadas en la roca, una de
ellas con graderías y restos de ornamentos criptográficos y la otra con las
paredes totalmente revestidas con figuras idénticas.
A los trabajos líticos precedentes se añaden algunas obras escul-
tóricas notables halladas en las vecindades de la Cueva Sagrada n. Don
Ernesto Puente, vecino de Cajamarca y propietario de la hacienda San
Cristóbal, encontró en ese lugar, a mediados del año 1938, una cabeza
escultórica humana de piedra, junto con grandes fragmentos de otras
estatuas de la misma clase. Igualmente halló también en poder de varios
indígenas de esa localidad otra pequeña estatua de piedra granítica que
tiene 45 cm de alto. Esta escultura fue encontrada, según referencia de
los indios, en los terrenos de cultivo de Cazaden, cerca de la casa hacien-
da San Cristóbal, de modo que en los alrededores de esta hacienda deben
hallarse los restos de algún santuario o templo de la gentilidad de
Cajamarca cuya exploración queda para el futuro.
265
5-3J
/F5/70-89/
IV. Carácter y significado del acueducto
Debido a lo limitado de la exploración practicada para descubrir el mo-
numento no se puede todavía determinar con certeza cuál fue el propósi-
to de la construcción y cuál el carácter de la obra, es decir, si el acueducto
tuvo por objetivo desviar las aguas del río Kumbe Mayo para irrigar la
campiña de Cajamarca o suministrar a la población del preciado líqui-
do. No se concibe por qué los antiguos constructores fueron tan lejos a
buscar el agua, realizando trabajos penosos como el de cortar peñones,
construir calzadas y túneles cuando dentro de la misma campiña y a
poca distancia de la ciudad hay agua suficiente en los ríos y en los ma-
nantiales para satisfacer tales necesidades.
Es verdad que resulta prematuro aseverar que el acueducto llegue a
la ciudad de Cajamarca, debido a que no existen testimonios fehacientes
que lo comprueben. Sin embargo, restos de acequias antiguas aparecen
de trecho en trecho a lo largo de la cuesta del cerro Kumbe, que mira a
Cajamarca, enfiladas en conexión con estanques o pequeñas represas;
pero ellas pueden no corresponder al sistema hidráulico de Ku mbe Mayo.
Asimismo queda pendiente la posibilidad de que el acueducto no tenga
por término aquella ciudad, sino que se desvíe, desde la cumbre o cerca
de Cajamarca, hacia el Norte o Sur, en dirección de alguna vieja aldea de
importancia, como Chinchi-marka, Paria-marka, Wakaris, etc.
Al respecto no hay diferencia alguna entre el acueducto de Kumbe
Mayo y los canales antiguos que se encuentran en la sierra andina. Don-
de quiera que el hombre tuvo necesidad de agua para irrigar sus tierras,
aunque para ello tuviera que vencer serios obstáculos de un medio agres-
te, quebrado y rocoso, allí construyó los acueductos que hoy testimonian
una era de apogeo de la agricultura por irrigación.
Aunque esta clase de monumentos se cuentan entre los más nota-
bles del arte aborigen, puesto que rivalizan y acaso superan a otros jus-
tamente ponderados, como las grandes vías de comunicación de los Inkas,
los templos y palacios reales o comunales megalíticos, no ha merecido
hasta ahora un estudio serio y especial por parte de los investigadores.
Es de extrañar este vacío dentro de los estudios arqueológicos porque de
CIEZA DE L E Ó N , La Crónica General del Perú, parte i, cap. LXVI. Madrid, 1922, p. 226.
SQUIER, Peru, incidents of Travel and exploration in the land of the Incas, Nueva York,
1877, pp. 218-219.
270
Universidad del Perú. Decana de América
En el siglo xx, en julio de 1934, cuando se recorrió la Muralla de Santa
para estudiar su estructura, señalar su trazo, reconocer sus diferentes
direcciones y alcanzar, de ser posible, su origen se tuvo la oportunidad de
visitar las extensas tierras antes cultivadas que se hallan comprendidas
entre los ríos Santa y Chao y seguir las antiguas acequias que sirvieron
para irrigarlas. A poco más de un kilómetro al norte del fundo Guadalupita
o Santa Clara siguiendo el camino carretero se encuentra una de las gran-
des acequias abandonadas de la antigüedad. La toma principal está ya
desecha, cerca del fundo Santa Elvira, que se encuentra junto a Tambo
Real. La acequia bordea el valle de Santa, pasa por detrás de Santa Clara,
tuerce después hacia el Norte atravesando las entrantes y salientes de las
colinas que se hallan en este lugar. De este modo las aguas llegaron hacia
las extensas tierras que existen entre el mar y las colinas rocosas, cuya
área es de 6 km de largo por 1 km de ancho. Uno de los ramales de esta
gran acequia avanza hasta la Pampa de las Salinas. Está excavado en el
suelo a trechos cortados en la roca dura y protegido por paredes de piedra
tanto por su cara externa como por la interna su ancho es desigual, aun-
que en ciertos sitios mide como 3 m. Restos de acequias que parecen ser
sólo ramales de la principal atraviesan las faldas de las colinas que mi-
ran hacia la Pampa. Todas las tierras bajas situadas a diversas altitudes,
unas escondidas entre los cerros, y otras planas y dilatadas que avanzan
hacia el mar, presentan huellas del sistema artístico de labrar la tierra
mediante camellones meándricos, que se disponen en paños paralelos,
dentro de los cuales corre el agua formando ondulaciones serpentiformes.
Estas tierras decoradas con los restos de los antiguos jardines se ven en
muchos otros sitios de la costa, como en Lambayeque; en Chan Chan; en
las famosas terrazas de Pacarán, en Lunahuaná; en las terrazas de Palle,
cerca de Chosica; en Nepeña; en el campo llamado Inka Pampa de Santa;
en las pampas de Huarmey; en la margen izquierda del valle de Para-
monga, cuya toma nace del río Pativilca, etc. Todos ellos son vestigios de
la pasada prosperidad agrícola.
En viajes posteriores se adquirió información sobre otras acequias
en el valle de Santa, entre ellas una que nace en el fundo Tablones llama-
da Casma, que corre hacia el SO pasando por Lacramarca y que según la
gente del lugar alcanza hasta las tierras que se hallan contiguas al valle
de Nepeña; otra llamada Buena Vista que corre un poco más alta que la
anterior, va por la altura y según informaciones del señor Hope Jones,
que ha recorrido aquellos sitios, hacia los terrenos de Buena Vista, a
muchos kilómetros al norte del valle de Santa. Existen además otras dos
acequias, las llamadas Bajas, que tienen sus tomas un poco al oriente del
fundo Gallinazos. Una de estas acequias es utilizada todavía por la ha-
cienda Tambo Real, y la otra que corre por la parte baja, ondula por los
peñones rocosos y alcanza hasta muy cerca de Gallinazos.
271
Universidad del Perú. Decana de América
E n suma, fuera del sistema de cultivo en hoyas abiertas en la arena,
sistema usado en muchos lugares de la costa, principalmente en C h a n
C h a n , A s i a , Chilka, Villacuri y otros, mediante el cual se aprovecha la
humedad del subsuelo, sin la construcción de canales, en todos los v a -
lles con agua escasa, pero permanente, se encuentran las acequias que
d e s v í a n las aguas para alimentar las tierras desérticas contiguas, con o
sin estanques, y a niveles de mayor o menor altura.
L a finalidad utilitaria del acueducto no p o d r í a ser desestimada ba-
s á n d o s e sólo en las consideraciones precedentes porque en casi toda la
sierra del P e r ú las acequias actuales tienen un cauce m u y p e q u e ñ o ; ellas
son alimentadas en la estación seca por un puquio o manantial del que
emana, generalmente, m u y p e q u e ñ a cantidad de agua. Casi siempre
junto o a poca distancia de este manantial hay una kocha o estanque
colector que se llena en 6,12,24 o m á s horas. E n ciertos casos son dos o
m á s los estanques que en determinados d í a s son vaciados para alimen-
tar el canal e irrigar las tierras que se encuentran en las partes bajas, a
veces, a varios kilómetros de la fuente de agua. Este acueducto, por su
largo recorrido y por el volumen de agua que puede cargar, no difiere de
los que existían en tiempos de la gentilidad.
E n otros casos la kocha o estanque es la propia laguna natural cuyos
bordes se hallan protegidos con muros apropiados, que tienen una aber-
tura en la base para desaguar directa o voluntariamente en la acequia
con o sin i n t e r r u p c i ó n s e g ú n las necesidades del riego y de acuerdo con
la escasez o abundancia de lluvia en la región. Pero es de uso c o m ú n , la
acequia o acequias que toman las aguas del manantial y las que colectan
de uno o m á s estanques porque ellas sirven para distribuir las aguas, de
acuerdo con las reglas impuestas por las costumbres, hacia las tierras
que pertenecen a los distintos aylius o parcialidades.
Casi todos los pueblos agrícolas de la sierra peruana, principal-
mente los que están en las cabeceras de los ríos que llevan sus aguas al
Amazonas o al Pacífico, tienen este sistema de irrigación cuyo manteni-
miento está asociado con las fiestas y ceremonias que se relacionan con
el cuidado de las lagunas, con la limpieza de los estanques y acequias,
con el destape d e s a g ü e ritual de los estanques para iniciar el p e r í o d o de
riego, con la veneración de la fuente o manantial de donde emana el
agua cristalina, etc., tal como figura en el calendario indígena de las m á s
importantes comunidades agrícolas del país. Las ceremonias de conser-
vación y limpieza de los estanques y acequias tienen un hondo significa-
do social, moral y religioso para los miembros de la comunidad aborigen
porque mediante ellos se mantiene la solidaridad de las familias, la po-
sesión de las tierras, el usufructo de las cosechas y, por ende, el bienestar
y prosperidad del pueblo. H e a q u í lo concerniente a ciertos actos p ú b l i -
273
miad del Perú.
cordillera nevada o un islote dentro de una laguna, como el caso de la
Warinxa en Huancahamba y de Koati en el lago Titicaca. De allí sale el
agente que da el agua y son los hijos de éste que los construyen las
acequias y aun las terrazas o andenerías agrícolas.
Por otro lado, las obras megah'ticas, como la de Kumbe Mayo, pare-
cen corresponder a un período muy antiguo en el Perú, probablemente a
la era que antecede al desarrollo de las culturas de la segunda edad.
Las obras megalíticas se encuentran a lo largo de la sierra andina,
principalmente hacia el lado oriental de la cordillera marítima, entre San
Agustín en Colombia y Tiahuanaco en Bolivia. Es en esta faja donde
existe la piedra tallada de los edificios públicos, la escultura en relieve y
en bulto, los cortes de las peñas para tumbas, caminos y canales, y los
múltiples utensilios de piedra como vasijas, hachas, cabezas de porras o
armas contundentes y otras.
El área del arte megalítico y escultórico ocupa, como se ha dicho,
todo el vasto territorio andino. Este arte en sus más notables manifesta-
ciones, la arquitectura y escultura, es más o menos semejante; apenas se
advierte en las diversas localidades diferencias cuantitativas, pues muy
pocas resultan ser propias u originales.
Los renombrados sitios megalíticos y escultóricos del área norte como
San Agustín, Manabi, Cuenca del Marañón y del Callejón de Huaylas
pertenecen a un mismo ciclo cultural, cualquiera que sea el nombre de la
cultura que quiera dársele. Es evidente que existe un íntimo parentesco
entre las estatuas y otras obras escultóricas de San Agustín, Manabi,
Yanakancha, Kumbe Mayo, Marka-Wamachuko, Porkón, Pasash,
Cabana, Huaraz, Karachuko, Aija, Nunamarka, Chülia y otros para citar
sólo algunos de los muchos sitios comprendidos dentro de la vasta área
del norte andino.
Repetidas veces se ha llamado la atención sobre las características
que definen el arte escultórico de Chavín y sobre su extensa área de
difusión, tanto por el norte como por el centro andino. La casi continua
multiplicación de los hallazgos, durante los últimos tiempos de este ad-
mirable arte, lleva a la evidencia de que existe en el subsuelo del territorio
andino restos de una cultura uniforme en el estilo de su arte, aunque
variado y complejo en sus diferenciaciones. Esta antiquísima cultura
antecede a todas las otras culturas andinas. Ella es la cultura lítica de
Chavín que se presenta en parangón y acaso supera a la cultura del
norte andino anteriormente señalada.
Viene enseguida otro arte megalítico y escultórico tan notable como
los anteriores, cuyas más saltantes manifestaciones son principalmen-
te arquitectónicas, donde lo megalítico anula a lo escultórico; tal es el
caso de la cultura megalítica del Cusco cuyo centro si bien se halla en la
274
Universidad del Perú. Decana de America
cuenca del Alto Vilcamayo o Urubamba irradia por casi todo el territo-
rio andino. Ejemplo de tan vasta área de d i f u s i ó n son las ruinas de
Karanke, O t á b a l o o Callo, Kito, Latakunga, Mocha, Tomebamba, H u a n -
cabamba, Cajamarca, Kochabamba, Piscobamba, H u á n u c o Viejo, V i l -
c a s h u a m á n , etc.
Otro centro de arte megalítico y escultórico andino es el hasta ahora
todavía poco conocido Wari-Wakaurara, cerca de Ayacucho, donde se
encuentran estatuas de piedra representando hombres y mujeres rica-
mente ataviados que, por la forma del tocado, recuerdan las representa-
ciones escultóricas de cerámica, los figurines de turquesas admirable-
mente trabajados, las tumbas de piedra tapadas con grandes lajas y los
grandes s a r c ó f a g o s construidos con lajas bien talladas y pulidas. No se
perciben las analogías que puedan tener con las culturas anteriores. Sin
embargo a q u í se encuentran ciertas columnas cilindricas de piedra que
debieron formar parte de adoratorios o templos, así como las clavas
monolíticas con figuras humanas, semejantes a las que aparecen en el
Callejón de Huaylas.
Por ú l t i m o , otro arte importante en el área del sur andino es el de
Pukara-Tiahuanaco, donde hay estatuas, estelas y piedras labradas y
bien pulidas en cuyas caras planas aparecen motivos derivados de la
alfarería clásica de Tiahuanaco.
E n suma, pueden considerarse por ahora cinco centros líticos de la
región andina, con características propias, a saber: el de San A g u s t í n -
M a r a ñ ó n , el de C h a v í n de Huantar, el megalítico del Cusco, el de W a r i -
Wakaurara y el de Pukara-Tiahuanaco.
E n todas estas manifestaciones del arte lítíco se encuentra un estilo
representativo y simbólico que ayuda, hasta cierto punto, a diferenciar y
definir a cada una de las unidades líticas. Pero siempre se encuentran
analogías entre las distintas representaciones de este arte. L o que es m á s
importante entre ellas es el conjunto de elementos arqueológicos que son
comunes a casi todas las manifestaciones, sobre todo cuando se trata de
la utilidad del agua para la agricultura mediante el acueducto y la represa
o reservorio.
L a idea del acueducto se encuentra, como es natural, desde los orí-
genes de la agricultura por irrigación en el área andina, y tiene a la vez,
íntima relación con el culto al agua y con la v e n e r a c i ó n a los dioses
protectores de este primordial elemento.
E n casi todos los centros líticos referidos precedentemente se hallan
restos de las llamadas "rocas sagradas" o "altares", junto a los puquios
o manantiales y kochas o estanques. A poca distancia o cerca de estas
rocas existen d e p ó s i t o s especiales de agua, como tanques o tazas, con
canales y cascadas y restos de pedestales o tronos donde se colocaron
275
el Perú. Decana de América
los ídolos y momias de los progenitores. Allí se encuentran t a m b i é n las
plazas, los asientos, las cuevas, las tumbas y, en fin, todo o parte de los
elementos arqueológicos que aparecen en el acueducto de Kumbe Mayo.
Estos elementos aparecen, por lo general, en forma semejante en casi
todas las ruinas megalíticas, cualquiera que sea la cultura y la edad a la
que pertenecen, principalmente en las de San Agustín y en las megalíticas
del viejo Cusco. En efecto, en los llamados moyus o moyitas de San Agustín
aparecen uno o dos canalitos tallados en la roca que aparentemente tie-
nen la misma función de las Pakchas inkaicas. Los m á s importantes sitios
arqueológicos de esta cultura tienen como n ú c l e o espectable o monu-
mento siempre presente y m á s característico: un canal de agua que se
origina en un p e ñ ó n o que pasa muy cerca de él. Tales son los casos, para
citar sólo algunos, las ruinas megalíticas de la cuenca del Alto Urubamba,
como Tambo Machay, Pukara,Sacsahuaman, Kori-Kancha, Inka Misana,
Ollantaytambo, Machu Picchu, W iñ ay Waina, Choque Suysuy, Qori-
wairachina o Phuyu-patu-marka, etc.
Son las que ofrecen mayores ilustraciones sobre los canales de cap-
tación de agua del subsuelo o de c o n d u c c i ó n del agua a través de tazas o
cisternas. A s i m i s m o en casi todos los p e ñ o n e s que emergen en los alre-
dedores del Cusco, a manera de
islotes, presentan talladuras
planas en forma de g r a d e r í a s o
terrazas agrícolas, canal o tubo
que conduce el agua hacia u n
pozo o recipiente, como en la
roca de Saiwite o kon-kacha. Se
encuentran también en estos l u -
gares del Cusco, ciertas piedras
grandes labradas como altares
y algunas cuevas con aposen-
tos interiores como si fueran
mausoleos o tumbas. A d e m á s
existen magníficas ilustraciones
de canales que salen cerca de los
p e ñ o n e s y que llevan las aguas
para formar una cascada en cis-
terna, exactamente como los que
aparecen en el Cusco, como los
canales de Kochabamba, cerca
/F14/655/ Ollantay-Tampu. Roca sagrada de las cabeceras del Utcubam-
a 200 m al norte de Manvaraki. Al pie ba, de H u á n u c o Viejo, Huaítará,
de esta roca hay varias cámaras que
Pachacamac, V i l c a s h u a m á n ,
parecen tumbas, con un canal de agua
que cruza al pie de la roca. Pomakocha, etc.
/F5/92-93/
V. Cultura a la que pertenece el acueducto
Para aproximarse al conocimiento de la cultura a la que pertenece el
acueducto de Kumbe Mayo es menester remontarse a los orígenes mis-
mos de la Civilización Andina porque ésta comienza con la práctica de
la irrigación para el aprovechamiento de las tierras secas y fértiles. Los
restos de la antigüedad, reveladores de esta clase de agricultura, se ma-
nifiestan en todas las edades. El carácter utilitario de la mayor parte de
las acequias o acueductos, no siempre es posible correlacionarlos o
asociarlos con determinada cultura.
Para el caso particular de Kumbe Mayo, y a fin de facilitar la discu-
sión, conviene tener presente los siguientes elementos integrantes con
los que se halla en asociación directa a saber:
1.° El carácter megalítico del monumento, que comprende:
a) Peñón con talladu ras planas a manera de graderías; b) Cisterna o
reservorio tallado en la roca construido con piedras labradas al pie del
peñón; c) Canal en zigzag a continuación; d) Altar, que consiste en una
piedra grande con talladuras o bancos trabajados en la propia roca; e)
Lápida, con criptografías grabadas formando parte de las paredes del
acueducto; f) Cueva con aposentos en su interior y paredes adornadas
con criptografías; g) La tumba o sarcófago tallado en la roca; hj Estatua o
ídolo de piedra, representando seres fantásticos y figuras humanas.
El trabajo en piedra es propio de las más viejas civilizaciones de los
Andes, como San Agustín, Chavín, Cusco, Tiahuanaco; tampoco existe
gran diferencia en el arte de tallar la piedra en estos lugares y en estas
variadas culturas líticas. Quizá en ciertos casos el material es de diferente
277
:rsidad del Perú. Decana de América
consistencia o el estilo de la piedra labrada es diferente: abolsonado, de
caras perfectamente planas, engastados o el uso de laminillas de u n i ó n
tal, como en los casos de C h a v í n , Tiahuanaco y Cusco.
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Universidad del Perú. Decana de América
lad Nacional Mayo
rsidad del Perú. Deca