-La pandemia de la COVID-19 ha ocasionado en mayor medida las
dificultades económicas en el país y ha generado grandes cambios en la vida de las personas, las familias y la comunidad. Estos cambios se hicieron más visibles durante los periodos de cuarentena que obligaron a restringir las actividades económicas, comerciales y productivas, lo que generó un grave problema en los ingresos económicos de todas las personas por sobre todo de bajos ingresos económicos. -Las actividades económicas como la agricultura, la crianza de animales, la industria, el comercio, el turismo y otras han ofrecido muchos cambios en el contexto de la pandemia del COVID-19, estos cambios se han hecho más visibles y se han acelerado, promoviendo que las personas y las familias se reinventen con nuevas formas de trabajo y desarrollen nuevas habilidades para generar ingresos económicos. Asimismo, sabemos que los peruanos poseemos una gran variedad de recursos y también mucha creatividad. -Sin embargo, han sido más afectados un buen porcentaje de la población vulnerable de bajos ingresos económicos que se dedica al comercio informal de bienes manufacturados sobre todo los que se dedican a la actividad textil, el turismo, construcción y otras que se paralizaron en su mayor parte-. -Según el INEI (2020), el Producto Bruto Interno (PBI), que es el valor total de los bienes y servicios generados en el país durante un año, tuvo una caída de -9,4% en el 2020. Esto se debe a que se redujo el consumo de las familias y disminuyeron la inversión y las exportaciones de bienes y servicios. En el contexto de la emergencia nacional por la COVID-19, la gradual reapertura de actividades económicas, asociada al apoyo al sector empresarial, así como los bonos a las familias más vulnerables, contribuyeron a que el PBI no disminuya más. - Según datos de la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO), quienes sufrieron mayormente del desempleo fueron hombres, las personas entre 25 a 44 años de edad y las personas con estudios superiores no universitarios. Esta disminución de la población ocupada fue mayor en el área urbana que rural, y principalmente en las actividades de construcción, manufactura, servicios y comercio. • Informalidad. En la nota técnica de la OIT se menciona que es altamente probable que la informalidad aumente, particularmente en el segmento de trabajadores independientes menos calificados, quienes retoman actividades como medio de subsistencia ante la disminución o pérdida total de sus ingresos producto del confinamiento social y por sobre todo la caída del PBI y del empleo impactará fuertemente en hogares del sector informal y en aquellos que habían pasado a formar la llamada clase media emergente, y los hará retornar a la pobreza y hambruna. • Desigualdad. Los efectos negativos de la pandemia se concentran en las personas más vulnerables, como las personas de baja calificación, las mujeres y jóvenes, la población migrante, y, en particular, las personas en situación de autoempleo. No cuentan con mecanismos de protección frente a la pérdida de ingresos y es más difícil llegar a ellas y ellos mediante programas de apoyo del Gobierno (OIT, 2020). A ello se suma el impacto de la violencia de género en el ámbito familiar y laboral. En paralelo, las demandas de varios sectores, como Salud y Educación, son altísimas en relación con el acceso y la calidad, lo que limita la cobertura del derecho a la salud pública, profundizada por la especulación en el precio de medicamentos claves para asegurar la vida de los afectados por la COVID-19, porque hay excesiva concentración de productos en pocas industrias farmacéuticas, y también ha hecho repensar la penalización del acaparamiento, tal como lo asegura el Instituto Bartolomé de las Casas (2020). -En el caso de la educación, la pandemia obligó a que niñas, niños, adolescentes y jóvenes reciban una educación a distancia, lo que dejó en evidencia la brecha de acceso a la tecnología y el aprendizaje de las TIC. • En el Perú, el 70% de la población tiene un trabajo informal, el 61,1% es independiente y el 38,9% es dependiente (empleados, obreros y trabajadoras del hogar). En el área urbana, el 43,6% de la población con empleo en situación gde pobreza se desempeña en ocupaciones como vendedores ambulantes y afines, limpiabotas, personal doméstico, conserje, peones agropecuarios y forestales, peones de la minería, peones de transporte, y el 23,9% es artesano u operadores de maquinarias. • Otro dato preocupante son los registros de la población que es informal en los sistemas de información del Estado, quienes no aparecen como beneficiarios de los programas sociales o que no aparecen en otros registros específicos como grupos vulnerables, ya sean personas con discapacidad, población indígena, afrodescendiente o amazónica, personas en situación de calle o migrantes; además, no tienen cuentas y/o tarjetas en los sistemas financieros.
Según estudios de especialistas indican:
. Previo al COVID-19, América Latina y por ende el Perú mostraba bajo crecimiento, espacio limitado de política fiscal y conflictos sociales crecientes. . Sus efectos generarán la recesión más grande que ha de de sufrir la región. . El desplome del comercio, el turismo y las remesas. . Aumenta desempleo con efectos en pobreza y desigualdad. . Con graves efectos diferentes según grupo social: adultos mayores, niñez, jóvenes, mujeres, pueblos indígenas, afrodescendientes. . Las medidas anunciadas por el gobierno buscan contener el virus, proteger los ingresos, el trabajo y las empresas. . La pandemia evidenció brechas estructurales y carencias del sistema de salud del régimen de bienestar, así como debilidades históricas del sistema productivo. . Han reorientado sus presupuestos públicos, pero será insuficiente y se requerirá financiamiento externo a bajos costos, con alivios al servicio de la deuda externa.