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El kafkiano caso de la Verwandlung que Borges jamás tradujo

Factor desencadenante

Acabo de leer el artículo "Intertextualidad de F. Kafka en J. L. Borges", de Cristina Pestaña Castro


(Espéculo, año III, nº 7, noviembre 1997 - febrero 1998). En él encuentro la siguiente afirmación: " [... 1
ya en 1938, doce años tan sólo después de la muerte de Kafka, Borges traduce al castellano La
metamorfosis [...]".
En rigor, debo decir que, puesto que Kafka falleció en 1924, los años transcurridos hasta 1938 no fueron
doce sino catorce. Pero éste es sólo un error pequeño. Equivocación más seria es creer que Borges
tradujo tal texto. Por lo tanto, me gustaría elucidar esta cuestión en las próximas líneas. .

Explicación

Compré el libro -pequeño formato, tapas desvaídamente anaranjadas- en abril de 1962. La portada dice
textualmente: FRANZ KAFKA / LA / METAMORFOSIS / Traducción y Prólogo de / JORGE LUIS
BORGES / (CUARTA EDICIÓN) / EDITORIAL LOSADA, S. A. / BUENOS AIRES. Es el nº 118 de la
muy popular y agradable Biblioteca Contemporánea; esta cuarta edición data del 29 de enero de 1962 y
reproduces el texto aparecido por primera vez (15 de agosto de 1938) en la colección La Pajarita de
Papel, que dirigía Guillermo de Torre.

En aquel entonces (1962), yo tenía diecinueve años, un ilimitado entusiasmo literario y una no ilimitada
facultad de discernimiento. De modo que leí el libro con el asombrado placer que, ante el mundo
kafkiano, ya no me abandonaría nunca, pero sin notar ninguna curiosidad estilística. Claro que, en esos
años, yo apenas estaba comenzando a conocer las obras de Kafka y de Borges.

A medida que fui acumulando más años, se produjeron también otros dos fenómenos paralelos y
complementarios: el entusiasmo fue tendiendo a disminuir y la facultad de discernimiento fue tendiendo
a incrementarse (y, posiblemente, cada término del binomio fuera, a la vez, causa y efecto del otro
término).

Por estas razones, no es raro que, algún tiempo después, en una de las tantas relecturas que hice de dicho
libro, advirtiera que la traducción de Die Verwandlung no respondía a las costumbres léxicas y
sintácticas de Borges.

No se trataba sólo de la inevitable presión que el texto original ejerce sobre la tarea del traductor,
obligándolo a adecuarse, en mayor o menor medida, a las características del autor traducido. No: era una
divergencia estilística tan evidente, que lo extraño no consiste en que yo la hubiera advertido (digamos,
unos veinticinco años después de su primera edición, de 1938): lo extraño resulta que -en ese cuarto de
siglo en que tantos y tan espectables intelectuales se dedicaron a hablar y/o escribir sobre Borges y los
diversos aspectos de su actividad literaria- nadie, que yo sepa, se haya dado cuenta de que tal traducción
no era obra, ni podía ser, de nuestro mayor escritor del siglo XX.

En primer lugar, la simple lectura me indicaba dos cosas: l) la traducción no pertenecía a Borges, y 2)
tampoco pertenecía a ningún traductor argentino: había una importante cantidad de rasgos que la
ubicaban como perteneciente a un traductor español, y de gustos quizás un poco anticuados. Por
ejemplo:
a) Uso de pronombres enclíticos: encontróse hallábase; sentíase; infundióle; díjose.

b) Uso de léxico o de giros no argentinos: aparecía como de ordinario; una estampa ha


poco recortada; Mas era esto algo de todo punto irrealizable; Y entonces, sí que me
redondeo; Eran las seis y media, y las manecillas seguían avanzando; concentró toda su
energía y, sin pararse en barras, se arrastró hacia adelante.

e) Uso del pronombre le como objeto directo (leísmo): un dolor comenzó a aquejarle en
el costado; Estos madrugones le entontecen a uno por completo; Celebro verle a usted,
señor principal; motivo suficiente para despedirle sin demora; harto mejor que molestarle
con llantos y discursos era dejarle en paz.(2)

En la edición a que me refiero, el relato corre entre las páginas 15 y 89. Los ejemplos que doy podrían
hipermultiplicarse, pero, como -según sentencian los hombres dignos de fe- para muestra basta un
botón, no quiero pasar más allá de la página 26.

Cuando, unos pocos años más tarde, tuve la inolvidable experiencia de realizar el libro de entrevistas
Siete conversaciones con Jorge Luis Borges(3) no quise, desde luego, desaprovechar la oportunidad de
interrogarlo sobre este punto. El diálogo fue así:

F.S.: Me pareció notar en su versión de La metamorfosis, de Kafka, que usted difiere de su estilo
habitual...

J.L.B.: Bueno: ello se debe al hecho de que yo no soy el autor de la traducción de ese texto. Y
una prueba de ello -además de mi palabra- es que yo conozco algo de alemán, sé que la obra se
titula Die Verwandlung y no Die Metamorphose, y sé que hubiera debido traducirse como La
transformación. Pero, como el traductor francés prefirió -acaso saludando desde lejos a Ovidio-
La métamorphose, aquí servilmente hicimos lo mismo. Esa traducción ha de ser -me parece por
algunos giros- de algún traductor español. Lo que yo sí traduje fueron los otros cuentos de Kafka
que están en el mismo volumen publicado por la editorial Losada. Pero, para simplificar -quizá
por razones meramente tipográficas-, se prefirió atribuirme a mí la traducción de todo el
volumen, y se usó una traducción acaso anónima que andaba por ahí.

En época reciente, al preparar y revisar las notas destinadas a la nueva edición de las Siete
conversaciones, obtuve, gracias a Miguel de Torre (devoto de su ilustre tío materno y conocedor de
muchísimos detalles de su vida), una información nueva: tampoco pertenecen a Borges las versiones de
"Un artista del hambre" (Ein Hungerkünstler) y "Un artista del trapecio" (Erstes Leid)(4) cosa que, en su
momento, yo no había advertido, seguramente por no haberlas leído con atención.

En efecto, la lectura de ambos textos (páginas 113-127 y 131-134) nos ofrece las mismas peculiaridades
de la lectura de La metamorfosis que encabeza dicho volumen. Con la suma de estas tres seguridades
(mi propia observación de las divergencias estilísticas, la taxativa declaración de Borges de no ser él el
autor de la traducción y la ratificación ulterior de Miguel de Torre), consigné la información en una nota
de la página 256 de la reciente edición de las Siete conversaciones y di por concluido el asunto.

Sin embargo, la alarmada consulta que recibí de una estudiante que, en Alemania, estaba preparando un
trabajo académico sobre la traducción que "Borges" hizo de Die Verwandlung por un lado, y la lectura
de una dubitativa publicación (5) por el otro, me impulsaron a avanzar más allá y tratar de encontrar la
"traducción acaso anónima que andaba por ahí" (y que, sin duda, Borges siempre supo cuál era y dónde
estaba).

Como me resulta más sencillo aportar gris información verdadera que elaborar brillantes hipótesis
falsas, cumplí de inmediato la búsqueda necesaria (además, muy simple y nada misteriosa) y pude así
encontrar en letras de molde las versiones de "La metamorfosis", "Un artista del hambre" y "Un artista
del trapecio", que, transcriptas con las mismísimas palabras, fueron atribuidas a Borges, desde 1938
hasta hoy, en las ediciones mencionadas.

Las tres constan en la Revista de Occidente, que en Madrid dirigía José Ortega y Gasset, y las tres se
hallan -de una manera muy de entrecasa- sin mención del traductor(6) sin mención del título original y
sin mención de la publicación de donde fueron traducidas. He aquí los datos precisos:

l) "La metamorfosis", de Franz Kafka (la parte), Revista de Occidente, tomo VIII, abril-mayo-junio de
1925, nº XXIV, págs. 273-306.

2) "La metamorfosis", de Franz Kafka (2ª parte), Revista de Occidente, tomo IX, julio-agosto-
septiembre de 1925, nº XXV, págs. 33-79.

3) "Un artista del hambre", de Franz Kafka, Revista de Occidente, tomo XVI, abril-mayo-junio de 1927,
nº XLVII, págs. 204-219.

4) "Un artista del trapecio", de Franz Kafka, Revista de Occidente, tomo II, octubre-noviembre-
diciembre de 1932, nº CXIII, págs. 209-213.

Con estas precisiones, tan fáciles de verificar, ya no será razonable seguir diciendo que Borges tradujo al
español Die Verwandlung, Ein Hungerkünstler y Erstes Leid, afirmación errónea que se repite, con
inmerecido éxito, desde hace sesenta años.(7)

NOTAS

1. En la página 6 de la edición de La Pajarita de Papel dice "Traducción directa del alemán y


prólogo por Jorge Luis Borges". Sin embargo, el título de la introducción de Borges es
"Prefacio".

2. En Relatos completos (2 tomos), Buenos Aires, Losada, 1980-1981, vuelven a incluirse 'La
metamorfosis", "Un artista del trapecio" y "Un artista del hambre" en las versiones de "Borges".
Pero, ahora, se presentan con notables correcciones estilísticas, de voluntad deshispanizante,
entre las que cabe citar la extirpación de muchos enclíticos y del leísmo. Entre tantos posibles, he
aquí algunos ejemplos: una estampa ha poco recortada se ha convertido en una estampa que
poco antes había recortado; Mas era esto algo de todo punto irrealizable, en Pero era esto algo
enteramente irrealizable; Y entonces, sí que me redondeo, en Y entonces, sí que me pondría a
salvo; concentró toda su energía y, sin pararse en barras, se arrastró hacia adelante, en
concentró toda su energía y, sin miramiento alguno, se arrastró hacia adelante; -Estos
madrugones -díjosele entontecen a uno por completo, en "Estos madrugones -pensó- lo atontan a
uno por completo'.

3. Primera edición: Buenos Aires, Casa Pardo, 1974; nueva edición, con notas revisadas y
actualizadas: Buenos Aires, El Ateneo, 1996.

4. Dicho sea de paso, el título "Un artista del trapecio" es del todo arbitrario, pues Erstes Leid
debió traducirse como "Primera tristeza" (o, quizá, "Primera pena"), que es, precisamente, lo que
se ha hecho en la edición de La Biblioteca de Babel (Franz Kafka, El buitre, selección y prólogo
de Jorge Luis Borges, Buenos Aires, Ediciones Librería La Ciudad, 1979).

5. "Homenaje a Jorge Luis Borges", en Voces (revista del Colegio de Traductores Públicos de la
Ciudad de Buenos Aires), nº 15, septiembre de 1995.

6. Sobre quién será tal anónimo, se podría conjeturar que esa versión se ha hecho, no sobre el
texto alemán de Kafka, sino sobre el texto de alguna traducción francesa.

7. A mayor abundamiento, las ediciones españolas de Alianza Editorial reproducen esa misma
traducción de la Revista de Occidente, pero no caen en el error de atribuírsela a Borges.

* Fernando Sorrentino es profesor de Letras, escritor y articulista cultural. Ha prologado y anotado


ediciones de clásicos españoles y argentinos. Ha publicado dos obras de entrevistas: Siete
conversaciones con Jorge Luis Borges (1974, 1996) y Siete conversaciones con Adolfo Bioy Casares
(1992)

© Fernando Sorrentino 1998


Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid

El URL de este documento es http://www.ucm.es/info/especulo/numero10/borg_tra.html


¿QUIÉN TRADUJO POR PRIMERA VEZ
"LA METAMORFOSIS" DE FRANZ KAFKA
AL CASTELLANO?
Cristina Pestaña Castro
Lda. en Filología alemana
Universidad de Valladolid

Tiene razón Fernando Sorrentino en su artículo "El kafkiano caso de la Verwandlung que Borges jamás
tradujo" (Revista Espéculo, año IV, nº10, noviembre/febrero 1998/99) cuando alude a la ‘ilícita’
paternidad de Borges en la traducción al castellano de "Die Verwandlung", de Franz Kafka. Como el
propio Sorrentino afirma, el factor desencadenante de su exposición fue mi artículo titulado
"Intertextualidad de F. Kafka en J.L. Borges" y publicado también en Espéculo un año antes (nº7,
noviembre’97-febrero’98). Cuando escribí el citado artículo para la revista me encontraba en plena
elaboración de mi tesina, finalmente titulada "La Metamorfosis de F.Kafka: Crítica de alguna de sus
traducciones al castellano". Con este trabajo pretendía presentar una pequeña demostración, un
trabajo práctico en el que se probara que se era capaz de realizar una crítica de la traducción aplicando
criterios objetivos y siguiendo las últimas teorías al respecto. Las traducciones que recogí no fueron
seleccionadas por azar. Hablaré de las que son relevantes para el tema de este artículo. La primera que
seleccioné, por su antigüedad, fue La Metamorfosis, publicada por primera vez en la Revista de
Occidente, nº 18/19 en Madrid en el año 1925. El segundo ejemplar a comparar fue la publicada en
1945 por la Editorial Revista de Occidente, en la colección de la misma editorial titulada "Novelas
Extrañas". La tercera traducción es la de Borges. La traducción de Borges se presentaría harto
interesante a la hora de realizar un estudio sobre la dualidad escritor-traductor: hasta qué punto en
una figura como la de Borges se vería reflejada esa mencionada dualidad, cómo se entremezclarían en
él la tarea de transmitir al castellano lo que Kafka hizo con el alemán y la aportación en la traducción
de un estilo propio, del "sello del traductor", que, si bien esto es algo que en todo traductor se da, es
lógico pensar que este matiz aparecería más potenciado en Borges.
A continuación explico todos los pasos que di hasta averiguar que, efectivamente, Borges no podía ser
en modo alguno el traductor de Die Verwandlung:
Según distintos anales bibliográficos consultados (1), las primeras traducciones en España de Die
Verwandlung tienen lugar durante la década de los años cuarenta. No obstante, si seguimos la teoría
"oficial", cabría decir que la primera traducción al castellano se realiza fuera de la península: en 1938
Jorge Luis Borges publica su propia versión en la bonaerense Editorial Losada, dentro de la colección
"La Pajarita de Papel".
Con toda seguridad, la traducción de Borges es una de las versiones en castellano más conocidas de la
obra de Franz Kafka, tanto por su antigüedad como, sobre todo, por la figura que Jorge Luis Borges
representa dentro de las Letras Hispánicas. De manera que no es difícil de comprender que esta
traducción haya sido considerada por muchos traductores posteriores de esta obra, ya españoles, ya
americanos, como ‘texto-guía’ en el que apoyarse para el desarrollo de sus propias traducciones al
castellano de Die Verwandlung.
Siete años después de la primera publicación del texto de Borges en Buenos Aires (1938), apareció
publicada en 1945 una traducción en España dentro de la Editorial Revista de Occidente, en la
colección de la misma editorial titulada "Novelas Extrañas". La aparición de esta traducción no tuvo
mucha relevancia en la época, al igual que ocurrió por aquel entonces y a escala mundial con el resto
de los escritos de Kafka, no pasando de interesar más que a pequeños círculos intelectuales o
académicos. Pero, por otra parte, la existencia de una traducción firmada por Jorge Luis Borges
ayudaría en un futuro posterior, cuando se produjese la auténtica eclosión de la figura de Kafka en la
Literatura Universal, a que esta traducción quedara relegada al olvido, ensombrecida por la firmada
por Borges.
En el original de esta versión, actualmente en la Fundación Ortega y Gasset de Madrid, nada se nos
indica acerca del traductor. Si se consulta las bibliografías que ofrecen otras traducciones de La
Metamorfosis, en ellas se señala la existencia de esta versión y se nos da un nombre, Galo Sáez, que
figura como el traductor de la obra publicada en 1945 por la Editorial Revista de Occidente.
Movida por el interés que despertó la existencia de, a priori, la primera traducción de La Metamorfosis
en España, me dirigí a la Fundación Ortega y Gasset con el fin de que me facilitaran la versión de 1945.
Con sorpresa advertí la existencia de otra traducción de Die Verwandlung, más antigua y datada en
1925, un año posterior a la muerte de Franz Kafka. Esta traducción apareció publicada en dos partes,
en la propia revista. La primera de ellas en el número XVIII y la segunda parte, en el XIX de la misma
revista. En la revista tampoco figura el nombre del traductor; simplemente se señala que el autor del
texto es Franz Kafka. Cotejando la una y la otra, la de 1945 y la de 1925, se llega fácilmente a la
conclusión de que ambas traducciones son idénticas y que, por tanto, el traductor es el mismo; si bien,
en un primer momento, los intentos de conseguir el nombre de éste o, por lo menos, probar "la
existencia" del mencionado Galo Sáez fueron nulos. En primer lugar porque hay que mencionar que los
archivos de la Revista de Occidente anteriores a la Guerra Civil Española fueron destruidos durante la
misma. Por otra parte, consultado el Índice (2) de la propia revista, se señala la publicación de la obra
de Franz Kafka, pero nada se dice acerca de quién pudo ser su traductor. En vista de todo esto, parece
claro que la traducción de 1945 no es más que la reedición de la aparecida en 1925 y que el traductor
es el mismo.
Para Don José Ortega, hijo de Ortega y Gasset y director de la Revista de Occidente y de la Editorial
Revista de Occidente a partir de 1943, el posible traductor de la obra fue una mujer: Margarita Nelken
(3), si bien, no teniendo constancia de ello, recordemos que los archivos de la Revista se destruyeron
durante la guerra, cuando la reeditó en las ediciones de la Editorial Revista de Occidente, no indicó
nada sobre el posible o la posible traductora, al igual que en el Indice de la revista. No obstante, a
pesar de la vacilación de Don José, se descarta que Galo Sáez fuera el traductor, puesto que aquel
mismo asegura que éste no era más que el nombre de la imprenta madrileña donde se imprimían los
libros de la Revista de Occidente y la revista misma.
Ahora bien, si cotejamos esta traducción con la de Borges, los resultados son más que sorprendentes:
ambos textos son absolutamente idénticos, no hay diferencia alguna. Aparte de los ejemplos que
Fernando Sorrentino ofrece en su artículo, creo conveniente añadir que constaté una leve variación en
la que el texto borgiano se desvía de la clara traducción fuente: es en el primer capítulo de la obra.
(TLO: Capítulo 1º, pág.10).
TEXTO Borges. PG.5.
Eran las seis y media, y las manecillas seguían avanzando tranquilamente. Es decir, ya era más. Las
manecillas estaban casi en menos cuarto. ¿Es que no había sonado el despertador?. Desde la cama
podía verse que estaba puesto efectivamente en las cuatro; por lo tanto, tenía que haber sonado. Mas
¿era posible seguir durmiendo impertérrito, a pesar de aquel sonido que conmovía hasta a los mismos
muebles?. Su sueño no había sido tranquilo. Pero, por lo mismo, probablemente tanto más profundo. Y
¿qué hacía él ahora?. El tren siguiente salía a las siete; para alcanzarlo era preciso darse una prisa loca.
El muestrario no estaba aún empaquetado, y, por ultimo, él mismo no se sentía nada dispuesto.
Además, aunque alcanzara el tren, no por ello evitaría la filípica del amo, pues el mozo del almacén,
que habría bajado al tren de las cinco, debía de haber dado ya cuenta de su falta. Era el tal mozo una
hechura del amo, sin dignidad ni consideración. (4)
Al cotejar el texto seleccionado con el texto de la Revista de Occidente y de la Editorial, se observa que
los tres son absolutamente idénticos y únicamente el texto borgiano altera en sólo tres ocasiones el
contenido de los otros dos:
1. No calca la construcción ¿qué se hacía él ahora? eludiendo simplemente el reflexivo "se": ¿Qué
hacía él ahora?.
2. En segundo lugar, se decanta por utilizar un sinónimo del verbo coger, utilizado por la revista:
Para cogerlo (Borges) en vez de Para alcanzarlo (R. y E. de Occidente). La última alteración se
produce en el cambio de la fórmula temporal; mientras que la R. y E. de Occidente muestran el
Imperfecto de Subjuntivo terminada con la desinencia verbal -RA, Borges se decanta por la otra
opción que este tiempo verbal posee en castellano, la acabada por -SE. Por otra parte, el
escoger el verbo "alcanzar" y no conservar el original "coger" puede encontrar justificación en
el aspecto semántico, en el matiz que este verbo (coger) posee en algunos países de América.
La connotación que este verbo posee en Argentina obligó al autor o editor de esta traducción a
efectuar el cambio de verbo: El verbo coger en la América hispanohablante tiene el significado
principal de copular, pero su uso se ve empleado en un registro bajo, vulgar, de ahí que sea
absolutamente lícito el cambio hecho por el traductor.
Teniendo en cuenta la absoluta coincidencia de los textos, no me pareció exagerado utilizar el término
"plagio" para designar la traducción firmada por Borges. Ahora bien, siempre me quedó presente la
duda, lógica, por otra parte, al hablar de un personaje de la talla de Jorge Luis Borges, de que tanto los
textos de 1925 y 1945 como el texto borgiano fuesen igualmente traducidos por el mismo Borges,
puesto que la autoría de Margarita Nelken no ha podido ser probada por el momento. Esta incógnita
queda despejada a la hora de consultar al biógrafo de Borges, Marcos Ricardo Barnatán (5): La única y
primera colaboración de J.L. Borges en la Revista de Occidente tiene lugar en 1924, estando el propio
Borges en Buenos Aires. El artículo se publica en el número de fin de año y el título del artículo reza del
siguiente modo: Grandeza y menoscabo de Quevedo, como se puede observar, nada en relación con el
tema que aquí se trata. Queda también claro, siguiendo la biografía de Barnatán, que Galo Sáez,
nombre del traductor que ofrecen algunas bibliografías, tampoco pudiera ser un seudónimo utilizado
por Borges, pues el primero que utiliza el argentino es Francisco Bustos y en el año 1933. Por otra
parte, si Borges hubiera sido el autor de estos textos, esto sería algo sabido universalmente que éste
hubiera sido ‘el primero que convirtió al castellano una de las más importantes obras de Franz Kafka’, y
probablemente habría sido señalado incluso por el mismo Borges en las posteriores ediciones de su
traducción. Borges, en un artículo periodístico, declaraba que:
Yo traduje el libro de cuentos cuyo primer título es La Transformación, y nunca supe por qué a todos
les dio por ponerle La Metamorfosis. Es un disparate, yo no sé a quien se le ocurrió traducir así esa
palabra del más sencillo alemán.(6)
De las propias afirmaciones de Borges se desprende que él mismo reconoce no ser el primer traductor
de la obra, y que por lo tanto, cuando él la tradujo por primera vez, ésta ya era conocida, por lo menos,
en círculos culturales.
La hipótesis que me aventuré a lanzar a partir de las premisas expuestas es la siguiente: Seguramente,
Borges, como colaborador de la Revista y aún residiendo en Buenos Aires por aquel entonces recibiese
periódicamente esta publicación y posiblemente leyera el texto de 1925, pues, como hemos dicho
anteriormente, en 1924 publicó un artículo suyo en la Revista de Occidente. En 1936 estalla la Guerra
Civil Española; en el año 1938 la contienda está prácticamente sentenciada. Borges, consciente de la
caótica situación de la época, que conoce la pérdida de los archivos y el fin de la Revista de Occidente,
se aprovecha de la situación, porque lo más seguro es que guardase celosamente esa traducción de
1924 en Buenos Aires.
¿Ironía o arrepentimiento?. Ya al final de su vida, Borges declaraba, precisamente hablando sobre la
figura de Franz Kafka, que:
"... es mejor plagiar a otros y no plagiarse a sí mismo. En todo caso, es lo que siempre he hecho,
prefiero plagiar a otros". (7)
Conclusión: Considerada como una de las obras cumbre de la Literatura Universal, "La Metamorfosis",
"Die Verwandlung" en alemán, es una de las obras del escritor checo Franz Kafka más conocidas por
los lectores de habla hispana. Pero lo que el gran público ignora es que esta obrita fue traducida por
primera vez al castellano en 1925 posiblemente por Margarita Nelken para Revista de Occidente,
adelantándose a las primeras traducciones inglesas y francesas de Kafka, y, lo más sorprendente, el
escritor Jorge Luis Borges jamás tradujo la obra. Abierta queda la puerta para futuras y apasionantes
investigaciones: ¿La traducción se basa a su vez en una traducción francesa? ¿Es realmente Margarita
Nelken la traductora?. Si es así, ¿estaba Borges al corriente de ello?
NOTAS:
1. SIMON DIEZ, J.: Manual de bibliografía de la literatura española. Editorial Gredos, Madrid,
1980.
- BOMPIANI: Diccionario de autores. Editorial Hora, S.A. Barcelona 1980.
- MENÉNDEZ PIDAL, R.: Biblioteca de traductores españoles. C.S.E.C., Madrid, 1952.
- Catálogo General de la Librería Española e Hispanoamericana. Cámara Oficial del Libro,
Madrid-Barcelona, 1932.
2. SEGURA CORVASI, E.: Indice de la Revista de Occidente. Instituto "Miguel de Cervantes", C.S.E.C.
Madrid, 1952.
3. Margarita Nelken (1896-1966), hija de judíos alemanes emigrantes en España, fue una
reconocida escritora y política. Tras la Guerra Civil Española, fue diputada socialista durante la II
República, hubo de emigrar a México, país en el que murió. Se interesó por la situación de la
mujer española escribiendo numerosas obras al respecto. También tradujo obras del inglés y
del alemán, así como publicó trabajos referentes a la Historia del Arte.
4. La traducción aquí utilizada es la de la Editorial Planeta, Barcelona, 1992.
5. BARNATÁN, M.R.: Borges, Biografía total, Editorial Temas de Hoy, Madrid, 1995.
6. BORGES, J.L.: "Un sueño eterno", El País, 3 de julio de 1983.
7. BORGES,J.L./FERRARI, O.: "Kafka puede ser parte de la memoria humana". Diálogos. Editorial
Seix Barral, Barcelona, 1992.

© Cristina Pestaña Castro 1999


Espéculo. Revista de estudios literarios, Universidad Complutense de Madrid

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