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Introducción y objetivos
La ansiedad constituye un elemento central en psicopatología. Es un componente presente en la mayor
parte de los trastornos psicológicos y psicosomáticos. Además, se ha demostrado que los trastornos de
ansiedad son el problema mental más frecuente entre los trastornos psiquiátricos.
Por todo ello, durante los primeros temas, vamos a estudiar la ansiedad y los trastornos basados en ella.
Este primer tema se centra en el estudio de los conceptos básicos sobre la ansiedad y la clasificación de
los trastornos de ansiedad.
Conceptos básicos
El concepto de ansiedad es uno de los más empleados en psicología. Por ello, se ha asociado al uso de
términos relacionados, como angustia, miedo, fobia y estrés. El hecho de utilizar varios conceptos con
significados más o menos equivalentes ha llevado a crear una confusión conceptual y terminológica que
todavía no ha terminado.
Ansiedad y angustia derivan de la raíz germánica angh (estrechez, malestar o apuro).
A partir de la influencia latina y de la psiquiatría francesa, se estableció en España la separación entre:
Ansiedad: predominio de componentes psíquicos.
Angustia: predominio de componentes físicos.
Sin embargo, en la psicología española no suele asumirse dicha distinción, utilizando el concepto de
ansiedad únicamente, con sus variantes cognitiva y somática.
La distinción entre ansiedad y miedo es defendida por gran cantidad de autores/as.
Miedo: estado emocional generado por un estímulo externo concreto, presente e inminente. Se
encuentra ligado al estímulo que lo genera, propiciando una respuesta inmediata acorde al estímulo
amenazante.
Ansiedad: estado emocional más difuso y sin una fuente externa de amenaza reconocible.
Conceptos básicos (II)
Figura 1. Requisitos que deben cumplir las fobias. Fuente: Marks (1969).
El componente fundamental es la evitación, si no hay evitación no se puede hablar propiamente de
fobia. Debe implicar, también, un componente subjetivo del miedo (miedo fóbico).
Con respecto a la ansiedad y el estrés, en muchas ocasiones estos términos se utilizan como sinónimos,
sin embargo existen campos de trabajo diferentes en la investigación y en la práctica profesional, aunque
ciertamente con algunos solapamientos. Vamos a aclarar estos términos:
Estrés: está causado por una situación o estímulo externo que está presente en el momento y que
es fácilmente identificable. Suele ser fácil localizar lo que tenemos que hacer para acabar con la
situación problemática (otra cosa es que podamos hacerlo o no). El estrés suele identificarse como algo
más fisiológico que la ansiedad (que es más cognitiva). El estrés suele desaparecer cuando desaparece el
estresor que lo causa.
El estrés puede entenderse como una sobrecarga para la persona. Esta sobrecarga depende tanto de las
demandas de la situación como de los recursos con los que cuenta la persona para afrontar dicha
situación. Cuanto mayor sea la demanda de la situación -y cuanto menor sean los recursos del individuo-
mayor será la sobrecarga.
Ansiedad: es la respuesta del cuerpo a un miedo no presente o a la anticipación de su presencia.
La ansiedad puede aparecer de forma que no tengamos claro lo que la causa: es algo más difuso que el
estrés. Su origen está en el miedo, la preocupación y la intranquilidad por el futuro o lo que hemos
imaginado que va a ocurrir. La ansiedad se considera más cognitiva, aunque acarree unos síntomas
fisiológicos también, ya que la provocamos nosotros con nuestros pensamientos anticipatorios y
catastróficos. En la ansiedad la causa no tiene por qué ser real y suele ser más vaga o difusa.
Conceptos básicos (VI)
La similitud que comparten estos dos términos (estrés y ansiedad) es que, a pesar de tener su origen en
un concepto diferente, los síntomas que provocan ambos son muy similares: aumento de la tasa cardíaca
y la tensión muscular, respiración acelerada o entrecortada, aumento de adrenalina y otros
neurotransmisores.
Componentes de la ansiedad
La ansiedad no es un fenómeno unitario sino que puede dividirse en tres componentes o sistemas de
respuestas. Este modelo tripartito de las emociones fue desarrollado inicialmente por Lang (1968) y se
denomina triple sistema de respuestas.
Está compuesto por:
La herencia freudiana
Hasta épocas muy recientes los sistemas categoriales sobre los trastornos de ansiedad han estado
dominados por el concepto de neurosis.
Si tomamos como referencia el sistema de clasificación DSM:
Desaparece el grupo general de neurosis y es sustituido por los tres grupos siguientes: trastornos
de ansiedad, trastornos somatoformes y trastornos disociativos.
Desaparece la neurosis neurasténica como cuadro clínico.
Se define y caracteriza, por primera vez, el trastorno de estrés postraumático.
Mantiene dos grandes subgrupos de trastornos de ansiedad: trastornos fóbicos y estados de
ansiedad.
Se definen, por vez primera, los principales cuadros clínicos de la ansiedad.
Los trastornos de ansiedad se separan de forma definitiva de otras alteraciones como los
trastornos somatoformes (histeria de conversión y neurosis hipocondríaca, en el DSM-II) y disociativos
(histeria disociativa y neurosis de despersonalización, en el DSM-II).
Categorización actual de los trastornos de ansiedad
El DSM-5
Considerando que el enfoque descriptivo y fenomenológico tenido en cuenta en la clasificación del
DSM-IV había caducado, el DSM-5 plantea un nuevo paradigma basado en la introducción de un
modelo organizativo en torno a la noción de «espectros».
En la introducción del DSM-5 podemos leer:
«La mayoría de los trastornos formarían parte de un espectro con síntomas compartidos, factores
genéticos y ambientales compartidos y posiblemente substratos neurales compartidos. (...) Aunque
algunos trastornos mentales pueden tener límites bien definidos alrededor de racimos de síntomas, la
evidencia científica coloca ahora muchos, si no la mayoría, de los trastornos en un espectro con
trastornos estrechamente relacionados que han compartido síntomas, compartido factores genéticos y de
riesgo ambiental, y posiblemente compartido sustratos neurales» (Esparcia y Caparrós, 2015).
El DSM-5 es una clasificación puente que pretende ser una transición hacia una nueva organización
basada en espectros y capítulos (agrupaciones o familias de trastornos), y con un enfoque dimensional
en la evaluación.
El DSM-5 señala explícitamente la continuidad de los trastornos y la imposibilidad de definir categorías
discontinuas y discretas. Se reconoce que las clasificaciones categoriales tenían dificultad a la hora de
definir y validar los límites entre las categorías, lo que generaba una alta comorbilidad. Por ello, era
lógico plantearse la implantación de un diagnóstico dimensional. De esta forma cada paciente puede ser
evaluado a partir de una serie de componentes ubicados en una escala dividida entre valores altos o
bajos.
Categorización actual de los trastornos de ansiedad (III)
Por ejemplo, la ansiedad se encuentra tanto en personas «sanas» como en diversos tipos de pacientes
(diversos trastornos mentales). Puede medirse de forma continua desde el «mínimo poco frecuente»
hasta el «máximo y constante». Así, podemos hablar de la dimensión de la ansiedad.
De esta forma, el diagnóstico dimensional se adapta mejor a la variación cuantitativa, permitiendo una
evaluación capaz de recoger la complejidad e individualidad de cada paciente y detectar semejanzas
importantes entre pacientes, agrupándolos en distintas categorías.
Por otro lado, también se presentan inconvenientes, ya que no hay acuerdo respecto a cuáles deben ser
estas dimensiones, ni cuáles las medidas que deberían dar cuenta de la severidad de los casos y de los
cambios. Se debe tener en cuenta que no todos los fenómenos psicopatológicos son fácilmente
reducibles a parámetros cuantitativos o dimensionales.
Otra dificultad del diagnóstico dimensional es la complejidad que tiene en la aplicación clínica. El
diagnóstico categorial es más operativo y tiene una mayor eficacia como instrumento de organización de
la información en el trabajo clínico.
El DSM-5 mantiene el sistema categorial reconociendo también las ventajas del enfoque dimensional.
Podríamos decir que propone una transición paulatina hacia un enfoque dimensional.
Para terminar, conviene recordar que clasificar no es necesariamente diagnosticar. La clasificación
diagnóstica requiere siempre un juicio clínico, por lo que la aplicación de cualquier clasificación no ha
de ser nunca mecánica, simplemente ofrece una manera de organizar lo que encuentra o descubre en un
lenguaje común consistente.
Comorbilidad entre los trastornos de ansiedad
La fobia específica se asocia de forma muy común a otros síndromes de ansiedad, es decir, es muy
probable que un/a paciente con trastorno de ansiedad tenga fobia específica.
La depresión es un trastorno que parece darse frecuentemente asociado a algún trastorno de ansiedad.
Los pacientes con diagnóstico principal de depresión mayor tienden a exhibir tasas elevadas y
consistentes de diagnósticos comórbidos de ansiedad. Pero la depresión también se asocia de forma
elevada a los síndromes de ansiedad como diagnóstico comórbido (secundario). La inseparable
concurrencia de síntomas de ansiedad y depresión ha llevado a designar como entidad clínica
el «trastorno mixto de ansiedad depresión». Ansiedad y depresión se dan pocas veces como entidades
puras.
Tabla 1. Frecuencia de comorbilidad: datos relevantes.
Ansiedad y depresión
Referencias bibliográficas
Barlow, D. H. (1988). Anxiety and its disorders: The nature and treatment of anxiety and panic. Nueva
York: Guilford Press.
American Psychiatric Association (2014). DSM-5: Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos
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Caballo, V. E., Salazar, I. C. y Carrobles, J. A. (2014). Manual de psicopatología y trastornos
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Clark, L. A. y Watson, D. (1991). Tripartite model of anxiety and depression: Psychometric evidence
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Epstein, S. (1972). The nature of anxiety with emphasis upon its relationship to expectancy. En C. D.
Spielberger (Ed.), Anxiety: Current trends in theory and research (vol. II, pp. 291-337). Nueva York:
Academic Press.
Esparcia, A. J. y Caparrós, A. T. (comps.). (2015). Manual de psicopatología clínica (2.ª ed.).
Barcelona: Herder Editorial.
Lang, R. J. (1968). Fear reduction and fear behavior: Problems in treating a construct. En J. M. Shlien
(Ed.), Research in psychotherapy (Vol. 3). Washington, DC: American Psychological Association.