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El modelo argumentativo de Stephen Toulmin

El propósito de este ensayo es analizar y reflexionar sobre el modelo


argumentativo de Stephen Toulmin a partir de la perspectiva de otros autores. lo
anterior no con el propósito de desestimar la totalidad de sus aportes, sino de
otorgar una visión más amplia sobre el tema de la argumentación. Antes de
abordar el modelo argumentativo de Toulmin, es conveniente considerar lo que él
entiende por argumentación; la cual define como: “La actividad total de plantear
pretensiones, ponerlas en cuestión, respaldándolas produciendo razones,
criticando esas razones, refutando esas críticas, etc.” (Toulmin, Rieke y Janik,
1984, pág.14). De tal forma que le otorga a la argumentación el carácter de
actividad y asocia a ella otras subactividades que la integran, y establece así una
diferencia en la concepción meramente lingüística de los argumentos e invitando a
reflexionar sobre su papel activo en la dinámica social.

En el modelo de Toulmin es importante el concepto de campo argumentativo. Si


bien Toulmin en su texto “Los usos de la Argumentación” no define con precisión
este concepto, se puede extraer del mismo texto que con él hace referencia a “…
la problemática o temática sobre la que trata una discusión o argumentación. Por
ejemplo, veredictos de culpabilidad, elogios artísticos, un parte médico, etc”
(Mercado, 2016, pág 9). Atendiendo a lo anterior, se entiende que los argumentos
se pueden clasificar en diferentes campos argumentativos. La importancia de esto
se observa en el análisis de aspectos que varían de un campo a otro, como lo son:
los grados de formalización, los grados de precisión, los modos de resolución y los
objetivos de la argumentación.

En cuanto a las diferencia con el grado formalización dice toulmin (Toulmin, 1984,
pág.1) que están realcionadas con “..,los procedimientos racionales característicos
de los diversos campos…”. Por ejemplo, en la estética no se siguen los mismos
procedimientos que sí son obligatorios en el campo del derecho.

En cuanto a los grados de precisión (Toulmin, e al, 1984, pág. 2) dice que
“encontrar argumentos de gran precisión y exactitud es más factible en algunos
campos del razonamiento practico que en otros”. Es el caso de las diferencias
entre el campo de la física y matemática con la psicología, por ejemplo.

Otro de los aspectos a destacar es el relacionado con los modos de resolución,


sobre el cual dicen (Toulmin, et, al. 1984, pág.3), que “las diferentes empresas
humanas tienen diferentes objetivos, sus procedimientos de argumentación
conducen a diferentes tipos de finalización o resolución”. Por ejemplo, en el
ámbito estético, ni un fallo ni un acuerdo son esenciales en la solución de una
discusión. En cambio, la función de la argumentación será la de clarificación.

Por último, los objetivos de la argumentación, ante lo cual podemos constatar que
el desarrollo adecuado de una argumentación está muy relacionado con lo que se
pone en juego.

Para Toulmin también son importantes los conceptos de fuerza y criterio.


Apropósito dice:

“todos los cánones o estándares empleados para criticar y evaluar


argumentos dependen en la práctica del campo, mientras que todos los
términos de evaluación son invariables respecto al campo en lo que se
refiere a su fuerza” (Toulmin, 2007, pág 60-61).

En lo anterior se concluye que a pesar de ser diferentes los cánones o estándares


usados, sí es posible comparar la fuerza de los argumentos de acuerdo a los
términos modales y la información que los soportan a pesar de que éstos
pertenezcan a diferentes campos argumentativos.

Otros dos conceptos relevantes en este modelo son la relevancia y el contexto.


Sobre el contexto se dice que “los argumentos prácticos encuentran su lugar y
función- y adquieren su fuerza intrínseca- de las virtudes de la empresa humana
en la que se hallan” (Toulmin, 1984, pág.11). En otras palabras, para comprender
que le otorga fuerza a los argumentos hay que analizarlos dentro del contexto en
que se presentan. Sumado a eso, hace saber Toulmin que “las condiciones de
relevancia de los argumentos son sólo comprensibles en forma cabal sólo si son
analizadas en el contexto más amplio de las demandas y objetivos de la empresa
racional en que emergen” (1984, pág.11). Lo anterior resalta la importancia de
reconocer y utilizar la información relevante para apoyar o justificar una afirmación
categórica.

Por otra parte, en su modelo, Toulim, llama a los actores que intervinen en la
argumentación como asertor e interlocutor. son éstos los que presentan las
aserciones, las ponen en duda, las respaldan, las critican, son los que conocen
como funcionan los distintos campos de la argumentación, los que muestran
distintos puntos de vista ante una afirmación. En otras palabras, son estos los que
le dan significa a la actividad de argumentar.

Pasando a los temas debatidos con respecto a este modelo, se debe hacer
mención de la estructura argumentativa de este modelo y la cual plantea Toulmin
en “Los usos de la argumentación” que contiene aseveración, dato, garantía,
respaldo, reserva y cualificador y con el cual se pretende reflejar el uso práctico de
la argumentación. Y que entre los críticos como entre los apologistas se:

“… concibe a ese modelo como un patrón para elaborar razonamientos,


diferentes a los formales deductivos, por ser más completos y cercanos a los
argumentos cotidianos y disciplinarios, pero, finalmente, solamente
razonamientos aislados y descontextualizados (un conjunto de proposiciones
que apoyan la verdad de otra)…” (Harada, 2009, pág 2).

Es así como inicia el debate acerca de si este modelo trata sobre una lógica
argumental o sobre una lógica de razonamiento. Esto está relacionado con la no
delimitación por parte de Toulmin entre los conceptos de argumentos y
razonamientos. En este sentido para algunos autores el modelo de Toulmin es un
patrón para elaborar razonamientos complejos que se acercan a los argumentos
cotidianos, pero no lo son (Harada, 2009).

Por otro lado, existe una corriente que afirma que este modelo sí da origen a
argumentos propiamente dichos. Desde este punto de vista se puede entender el
modelo de Toulmin como una guía para construir esquemas que pueden servir
para redactar textos argumentativos o participar en diálogos también
argumentativos (Harada, 2009).
En la opinión de (Rodríguez-Bello, 2004), el esquema de Toulmin es efectivo a la
hora de planificar la escritura. Posibilita el encuentro y la delimitación de una
aserción, parte medular del proceso de generación de un conocimiento nuevo. Sin
embargo, su flujo conceptual depende de que el proceso se haya iniciado con una
aserción que exprese verbalmente la idea precisa que se quiere sembrar en una
audiencia, siempre en consonancia con la evidencia que la soporta. Por lo tanto,
como quiera que una de las mayores dificultades encontradas en los artículos de
investigación producidos por los docentes sea que no partan de una tesis
(aserción) bien definida y que la argumentación sea débil, porque no se hace un
aprovechamiento racional de la información a la cual se accede, se recomienda el
uso del modelo de Toulmin como un ejercicio previo a la escritura de un artículo,
ensayo argumentativo o tesis.

Por otra parte, (Atienza, 2003) argumenta que, el hilo conductor de la que
Habermas llama “lógica de la argumentación” no puede estar constituido por las
plasmaciones institucionales de los campos de argumentación. Esas son
diferenciaciones externas que tendrían que partir de diferenciaciones internas,
esto es, diferenciaciones entre formas de argumentación, las cuales no pueden
surgir de un tipo de análisis que se guíe por las funciones y fines de las empresas
racionales. Para Habermas, “ las formas de argumentación se diferencian según
pretensiones de validez que con frecuencia sólo nos resultan reconocibles a partir
del contexto de una manifestación, pero que no vienen constituidas como tales por
los contextos y ámbitos de acción”

En conclusión, el modelo de Toulmin puede ser interpretado como un método para


apoyar aseveraciones por medio de otras, es decir, para elaborar razonamientos,
o como un método para fabricar argumentos que permitan persuadir, convencer o
llegar a compromisos con un interlocutor individual o colectivo.

ATIENZA, M. (2003). Las razones del derecho. Teorías de la argumentación jurídica, IIJ.

Harada, E. (2009). Algunas aclaraciones sobre el “modelo” argumentativo de


Toulmin. Contactos, 7(3), 45-56.
Mercado, J. (2016). Un análisis del concepto de argumento en la teoría de la argumentación de
Stephen Toulmin (Doctoral dissertation, Universidad de Cartagena).

Rodríguez-Bello, L. I. (2004). El modelo argumentativo de Toulmin en la escritura de artículos de


investigación educativa.

Toulmin, S. (2007). Los usos de la argumentación. Barcelona, España: ediciones península.

Toulmin, S. E., Rieke, R. D., & Janik, A. (1984). An introduction to reasoning 

Toulmin, S. (1984). segundo nivel de analisis: la fuerza de los argumentos. En: Introducción al
Razonamiento. EE.UU: Macmillan Publishing Company.

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