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(Adaptado de https://sites.google.com/sil.org/why-are-we-so-tired/home)
¿Por qué estamos tan cansados? ¿Por qué la pandemia mundial nos ha agotado y qué hacer
al respecto? ¿Tiene dificultades para concentrarse o permanecer en la tarea? ¿Está siendo
menos productivo a pesar de que su tiempo de trabajo no ha disminuido? ¿Se frustra más
fácilmente y se enoja más?
Siempre encendido
A. Nuestra memoria se está utilizando: piense en ello como las pestañas (o páginas) que
tiene abiertas en su navegador de internet. Cuanto más tenga abierto, más memoria ocupará
y más lento funcionará su computadora, teléfono o tableta (si esto es nuevo para usted, sepa
que su computadora le agradecerá si cierra los programas y páginas web no utilizadas). Lo
que nos está sucediendo con el COVID-19 es que tenemos muchas páginas abiertas
perpetuamente. Todas estas pestañas abiertas tienen un costo muy real para nuestra
capacidad de funcionar de la mejor manera. También existe una mayor ansiedad relacionada
con las incógnitas del COVID-19 y sus implicaciones reales para nuestra salud y la de
nuestros seres queridos. La ansiedad es solo una pestaña más que se ejecuta en nuestro
fondo todo el tiempo, causando estragos en nuestra estabilidad emocional.
B. Puede que no nos demos cuenta del drenaje de energía: puede ser difícil medir el
costo mental, físico, espiritual o emocional que siempre está cobrando en nuestros cuerpos
el "estar encendido". Porque es un poco todos los días, eventualmente se suma, pero esto
puede ser diferente para todos.
Con todo cambio o transición viene la pérdida y con toda pérdida viene la necesidad de llorar.
Lo que el 2020 nos ha traído es una avalancha constante de pérdidas: pérdida de libertad,
eventos escolares, celebraciones, duelo colectivo, viajes, tiempo con familiares o amigos,
comidas, tiendas y quizás incluso un ser querido. Cada día trae la posibilidad de que haya
una nueva pérdida u otra forma de llorar por perder algo. De lo tangible a lo metafórico,
siguen sumando. El duelo es un proceso y las pérdidas deben ser lamentadas.
• Escriba cuál ha sido su mayor pérdida este año. Una forma de procesar su pérdida es
practicando el lamento bíblico.
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• Encuentre alguien con quien pueda hablar sobre sus pérdidas.
A menudo, en una crisis hay un comienzo claro, un punto(s) de crisis y un final. Un día habrá
un final definitivo de esta pandemia a nivel mundial, pero por ahora, no podemos verlo.
• ¿Cuándo empezó esta crisis para usted? ¿Estuvo relacionado con COVID u otro de los
desastres de 2020?
A menudo podemos soportar cualquier cosa siempre que sepamos cuánto tiempo será. Hace
poco vi el programa de televisión "La carrera más dura del mundo", donde los equipos
soportan una desafiante carrera de aventuras de varios días a lo largo de 671 kilómetros.
Muchos de los equipos podían sobrevivir cada día porque sabían cuándo y dónde sería el
final. Lidiar con lo desconocido hace que la planificación sea casi imposible y crea una
sensación de impotencia. Sentir que su propia vida no está bajo su control tiene un costo.
• ¿Piense en algo que le causa estrés y que puede dejar de lado esta semana?
A. Interno: Debido a que nuestro motor está funcionando constantemente, podríamos ser
menos productivos de lo normal. Una respuesta a la baja productividad es la autocrítica por
no "hacer lo suficiente". Esta forma basada en la vergüenza de internalizar nuestra
producción se suma al estrés que ya sentimos. Nada hace que el estar abrumado y la
dificultad para concentrarse sea peor que castigarnos a nosotros mismos por ello.
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B. Externo: Gracias a que se cierran tantas cosas, tenemos una falta de actividades
normales de cuidado personal. Los gimnasios pueden estar cerrados, los viajes restringidos,
su librería favorita o cafetería puede funcionar solo con domicilios o peor aún, dejar de
funcionar. Muchas de nuestras formas favoritas de cuidado personal no están disponibles o
no son tan refrescantes (para algunos hacer ejercicio con una mascarilla quizás no vale la
pena).
Cómo ayudar
“Pero ahora, esto es lo que dice el SEÑOR: el que te creó, Jacob, el que te formó, Israel: “No
temas, porque yo te redimí; Te he llamado por tu nombre; tu eres mío.” Isaías 43:1.
Es maravilloso poder conectarse virtualmente. Sin embargo, pasar tanto tiempo en línea
puede resultar agotador. Nuestros cuerpos no están hechos para mirar una pantalla durante
tantas horas a la semana. Aquí hay algunas cosas prácticas que puede hacer para combatir
la fatiga de Zoom.
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disponibles en línea), llenar crucigramas, sopas de letras o leer un libro para el
desarrollo profesional.
• Cambie a llamadas telefónicas o correos electrónicos como una forma diferente
de interactuar además de Zoom.
Tener expectativas es bueno, pero las expectativas poco realistas pueden ser abrumadoras y
agotadoras. De hecho, muchas de las frustraciones de la vida (especialmente en las
relaciones) provienen de expectativas no satisfechas (a menudo identificadas con las
palabras "debería" o "no debería"). La productividad no tiene por qué ser la única regla con la
que se mide la vida. Escuche su cuerpo y ajuste sus expectativas para encontrar un nuevo
ritmo saludable.
1. Relacional
2. Físico
4
3. Mental
Espiritual
Si no puede hacer estas cosas sin importar cuánto desee, busque más ayuda.
Gálatas 6:2, "Llevad las cargas unos de otros, y así cumpliréis la ley de Cristo".
Todos estamos de un lado o del otro en diferentes momentos, y más que nunca en esta
situación. Si la sola idea de intentar hacer algo para ayudar a otra persona le abruma, es
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hora de pedir ayuda. Comience con un amigo, pastor o familiar de confianza o comuníquese
con un consejero, muchos de los cuales están disponibles virtualmente en este momento.
EJERCICIO
El Lamento Bíblico
Una forma positiva de lidiar con las cosas difíciles que suceden en nuestras vidas es crear un
"lamento". Un lamento es una forma de expresar nuestro dolor a Dios cuando nos sentimos
mal. Podría hacerse en palabras, música, danza o cualquier otra forma de expresión creativa.
Un lamento nos ayuda a exponer todas las cosas que hemos tratado de ocultar y
compartirlas con Dios. Esta es una buena forma de comenzar a contar su historia y liberarse
de recuerdos dolorosos. A medida que crea el lamento y aprende a compartirlo en privado
con Dios, puede que también le ayudar a compartirlo con otra persona.
Hay muchos ejemplos de lamentos en la Biblia. Trauma tras trauma le sucedieron al pueblo
de Israel tanto como comunidad (guerras, cautiverio, desplazamiento, hambrunas), como
individualmente (abuso, violación, abandono, asesinato). Muchos de los personajes bíblicos
encontraron consuelo trayendo su dolor a Dios. Esta era una forma honesta de hablar con
Dios en la que derramaban sus quejas ante él, a veces incluso mientras declararon su
confianza en él. Hay más de 40 lamentos en el libro de los salmos (lo que lo convierte en el
tipo de salmo más común).
Partes de un lamento
Los lamentos bíblicos tienen algunos elementos comunes; no siempre está todos y/o no en el
mismo orden:
• Invocación
• Súplica de ayuda
• Reconocimiento de la fidelidad de Dios en el pasado
• Queja
• Confesión de pecado y afirmación de inocencia
• Maldición de enemigos
• Confianza en la respuesta de Dios
• Promesa de alabanza o declaración de confianza en Dios
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Ejemplo
Algunos de los lamentos los encontramos en Habacuc 3: 17-18, Salmo 142, 130 y 13.
Veamos este último y sus partes; esto podría servirle como un ejemplo para crear el suyo.