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2009.

A partir de la crisis ocurrida en el 2008 en los mercados financieros y el comercio


mundial, el crecimiento sostenido de África comenzó a desacelerarse. Si bien esta crisis
se hizo sentir con impacto en las economías mas fuertes y conectadas con el comercio
mundial, mas tarde se hizo sentir en otros sectores.
Es importante destacar que los gobiernos supieron utilizar el saldo fiscal positivo
para sostener la demanda interna y el desempleo. Las políticas fiscales en este caso
apuntaron, en primera instancia a la expansión y recuperación del comercio mundial y,
por consiguiente, el local, con el incremento de los flujos capitales.
Sin embargo, en los países exportadores de petróleo (Angola y Nigeria, por
ejemplo) se experimentó esta desaceleración mencionada en su crecimiento. Al mismo
tiempo en Sudáfrica (quien importa petrolea) se puede vivir una contracción de su
economía. Otro caso distinto es el de Botswana y Seychelles ya que sus economías
fueron afectadas por la caída de la demanda internacional de diamantes y la contracción
del turismo.
A nivel general, se pudo observar que los países integrados en África superaron la
crisis financiera mediante políticas fiscales prudentes que estabilizaron las situaciones,
generando un superávit a futuro.
La política económica también pudo haber estado orientada a calmar la recesión
mundial y la pobreza en general, tratando de generar, al mismo tiempo un crecimiento
sostenido. En ese sentido se entiende que las medidas de política fiscal trataron de
apuntar hacia la recuperación económica general.
Por otra parte, para fortalecer el sector privado las políticas fiscales tuvieron que
poner impulsos en el entorno empresarial, reduciendo ciertos costos de las empresas. En
complemento, para el sector financiero, se tuvo que poner mas empeño en regular y
supervisar a los bancos y a las conexiones mundiales y locales.

2010.
Para el 2010 podemos observar que África Subsahariana se encuentra en buenas
condiciones para beneficiarse con la recuperación mundial. Para la crisis del 2009 hubo
una rápida implementación de políticas anticíclicas, beneficiadas por el superávit fiscal.
También hubo un importante afluente de capital extranjero (los flujos oficiales, la IED y
las remesas). En cuanto se produjo un precio estable del petróleo, las economías de
África subsahariana pudieron reestablecerse. Por ejemplo, en Nigeria, el crecimiento
sostenido del sector no petrolero se apoyó en la producción estable del petróleo.
En Sudáfrica, la mayor economía de la región se recuperó luego de la crisis por la
fuerte demanda de materias primas por parte de los países emergentes de Asia. Aquellas
economías de África que tienen un bajo o mediano ingreso no fueron tan afectadas por
la crisis por no estar tan ligadas al comercio internacional y a los flujos financieros.
En conclusión, el único riesgo para la región es que empiece a decrecer la
recuperación mundial. Sin embargo, si esto sucediera, cada economía tendría una
consecuencia distinta. Las economías petroleras se vería la consecuencia en la
inestabilidad del precio del petróleo. En cambio, la exposición de las economías de
mediano y bajo ingreso, al ser una zona muy débil económicamente, la consecuencia se
vería en la reducción de los flujos de ayuda y de financiamiento privado hacia la región.
Fue un gran proceso el que dieron las políticas fiscales, centrándose en proyectos
a mediano plazo, como, por ejemplo, recuperando el espacio fiscal y reorientando su
aplicación, como en educación, salud, etc.

2011.
En 2011 se pudo ver un aumento en la actividad real en la región, debido al
consumo privado y público. Sin embargo, el aumento de precios en las materias primas
provocó un aumento de la inflación. Con esta preocupación, la región está lista para
seguir creciendo económicamente, mientras que la inestabilidad económica se mantenga
regulada en las economías avanzadas.
Este crecimiento sin embargo se diferenció según la zona económica de la región.
Los países de bajo ingreso, que estuvieron protegidos por su poca integración al
mercado mundial, pudieron volver a las cifras de crecimiento antes de la crisis, sin
embargo, fue preocupante la creciente inflación registrada en sus mercados. En aquellos
países exportadores de petróleo hubo una aceleración del crecimiento real en conjunto
con la caída de los precios del petróleo. En los países de ingreso mediano, mas
vulnerables a la crisis, no pudieron recomponerse ya que existe un aumento del
desempleo, un gran endeudamiento y alta inflación. Sudáfrica vio una lenta y tímida
recuperación, esperando que sea el consumo privado y las inversiones las que respalden
este proceso.
En toda la región de África subsahariana se pudo notar un alza en la inflación, que
también estuvo supeditado al entorno económico mundial. En este sentido la
recuperación de las economías avanzadas podría significar la caída de las exportaciones,
las remesas, la ayuda oficial y los flujos de capitales privados. Por otra parte, un
aumento de los precios del petróleo o de materias primas plantearía un desajuste en toda
la economía africana.
En este panorama, en los países de bajos ingresos fue fundamental darles
prioridad a las políticas fiscales, reorientadas hacia la inversión a largo plazo, en
conjunto con la reducción de la pobreza. Para los países exportadores de petróleo y de
materias primas, se aumentaron los ingresos fiscales para mitigar la inflación.

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