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LA SUGERENCIA DE LA SEÑORA ANGLETON

Mañana de verano en Nueva York, agosto de 2001, apartamento de artista en


el Soho. Gabriel Castelli Williams, saxofonista argentino-norteamericano, 60
años, semiretirado, grabó con algunos grandes del jazz en los 70 y 80. Ganó
dinero haciendo música para películas, divorciado, vive solo. Revisando la
prensa mientras desayuna se entera de la muerte de Carmen Angleton, una
intelectual y mecenas de las artes norteamericana que pasó casi toda su vida
en Roma. La conoció en esa ciudad en 1962.
Flashback: la mujer, casada y 20 años mayor que él, lo deslumbra: de sólida
formación clásica, conocedora a fondo del arte y la literatura, con una gran
fortuna familiar, financia el Instituto Americano de Roma al que Gabriel llega
desde Buenos Aires con una beca para estudiar literatura italiana. Por entonces
era poeta y músico. Conoce a la señora Angleton en una de las veladas del
Instituto. Ella organiza cenas y tertulias con los estudiantes, en las que se habla
principalmente de literatura. En una de ellas se encuentra, brevemente, con el
hermano mayor de Carmen, James Jesús Angleton, le impactan los rumores de
que es uno de los jefes de la CIA, que se diga que, junto con su hermana,
financia proyectos de la “Guerra Fría Cultural”: pintura, cine, literatura, música.
Amigo de Ezra Pound, de T.S. Eliot, del “príncipe negro” Valerio Borghese, un
líder neo-fascista, etc.
Conversación en un bar o café, con otros estudiantes del Instituto, sobre el
hermano de Carmen. Su leyenda, algunas historias sobre su labor como espía
en la II Guerra Mundial y en la guerra secreta contra el comunismo. Acaba de
ocurrir el “desastre” de Bahía de Cochinos. Se rumora que es posible que
Kennedy lo despida junto con su mentor Allen Dulles. Gabriel pregunta a sus
interlocutores quién es Dulles: le explican, le cuentan sobre el espía jefe de la
CIA, sobre las acciones encubiertas en Irán, Guatemala y Cuba.
Los acercamientos de Gabriel a la señora Angleton continúan, le compone
incluso una pieza a Carmen inspirada en “Naima” de Coltrane. Toca la pieza en
una velada. Ella visita, con amigas, algún bar de la bohemia romana donde él
se presenta con bandas amateurs pero es evidente que todo se limita a un
juego de miradas, de sonrisas y de conversaciones elevadas. Una tarde en una
velada literaria Gabriel le habla de Borges, le regala “Ficciones”, ella promete
leerlo y discutirlo delante de un café, Gabriel dice que quiere traducirlo al
italiano.
Finalmente se encuentran para hablar de Borges. Ella se muestra
entusiasmada. Promete financiar su traducción. Le dice a Gabriel que Jim, su
hermano, es su gran mentor en cuanto al buen gusto literario, le habla de una
célebre revista literaria que Angleton fundó, muchos años atrás, cuando
estudiaba en Yale, de su patrocinio de las artes. Le dice a Gabriel que ya le ha
enviado a su hermano una copia de un cuento que le pareció que le encantaría,
“Tema del traidor y del héroe” y, efectivamente, Jim le ha respondido de
manera muy entusiasta. Gabriel comenta que Tony, un amigo suyo (“Mi
compañero de cuarto”) que también está en el Instituto, estudiando cine,
quiere escribir un guion de cine basado en el cuento. Luego vemos que se lo
acaba de inventar, aunque Tony es, en efecto, un talentoso estudiante de cine,
su compañero de cuarto y confidente. Gabriel agrega que se podría ambientar
en el contexto de la Guerra Fría y hacer una buena película contra la lógica
conspirativa del comunismo. La idea entusiasma a Carmen, Gabriel le dice que
encantado haría la música del film. Ella le dice que le presenten un guion.
Acá comienza la historia de una película dentro de la película: la del guion que
hacen Gabriel y su amigo Tony: una versión anticomunista del cuento de
Borges ubicada en América Latina: un historiador que investiga el asesinato de
un gran líder revolucionario (mezcla de Gaitán y Fidel) descubre, tras varias
peripecias, que ese magnicidio fue, en realidad, una ejecución por traición. El
líder-héroe colaboraba con la policía y una vez descubierto (y para redimirse)
decide cooperar en una vasta representación teatral, organizadas por sus
compañeros de conspiración, que lo muestra como asesinado por las fuerzas
represivas del Estado. Es traidor y héroe, su supuesto martirio es un factor
esencial en la insurrección que finalmente lleva a su movimiento al poder.
Vemos los esfuerzos de los muchachos por desarrollar un guion que adapte la
esencia del cuento borgeano. Asistimos a escenas de la película en el
momento en que están siendo concebidas. Gabriel compone un “Tema del
héroe-traidor” que pudiera llegar a ser parte de la musicalización. Finalmente
presentan el guion, Carmen lo lee con grandes elogios, promete entregarlo a
productores y directores amigos. Pero pasa el tiempo y no hay respuesta
alguna. La señora Angleton siempre promete ayudar pero sin que nada ocurra.
Finalmente se acerca el término de las becas de los amigos. Es evidente que el
proyecto cinematográfico no va para ningún lado. Cada quien, como puede,
culmina sus estudios .Deben dejar Roma, se despiden y Gabriel tiene una
última reunión con Carmen. Es evidente que no volverán a verse. La señora
Angleton, como siempre, es afectuosa pero formal.
Acá la narración vuelve al 2001 y Gabriel cuenta su vida, sus grabaciones, sus
conciertos, su relación con otras mujeres, su divorcio, algún breve encuentro
con Borges, cómo casi gana un Oscar por la música de una película
hollywoodense, hasta llegar a la nota necrológica de la señora Angleton.
Por la misma nota Gabriel se entera que Carmen ha donado sus papeles
personales a la biblioteca de Yale. Entre ellos están sus diarios, cartas, etc.
Gabriel se deja llevar por la curiosidad y va a revisar el archivo. Es un artista
relativamente conocido así que le resulta fácil organizar una visita al archivo.
En realidad busca referencias a él en sus diarios íntimos, busca alguna carta
que él le dirigió. Luego de una intensa búsqueda de varios días consigue un
breve intercambio de cartas entre Jim y Carmen sobre su guion con Tony.
James Angleton dice que es magnífico, “podría llegar a ser una película
extraordinaria, un triunfo…”, pero prefiere, por razones que se reserva, que no
se haga por ahora. Resulta evidente que Carmen accedió a lo sugerido por su
hermano y que eso acabó con el proyecto.
Intrigado Gabriel decide seguir buscando alguna pista sobre las razones detrás
del rechazo al proyecto. Finalmente consigue referencias de la lectura hecha
por James Angleton del cuento de Borges. A este le parece una trama
conspirativa perfecta. En varias cartas le dice a Carmen que esa trama pudiera
ser el paradigma de una operación secreta ideal “contra los enemigos de
Occidente”, etc. De algún juego de guerra psicológica. Finalmente, en una de
tantas cajas desorganizadas, Gabriel consigue la amarillenta, desvaída copia
del cuento de Borges que Carmen le envió a su hermano en 1962. En los
márgenes encuentra varias anotaciones prácticamente ilegibles de la mano del
propio Angleton. Carmen, a la muerte de Jim, en 1987, consiguió la copia y la
guardó como una especie de memento. Una de las anotaciones dice “voy a
llevarle este cuento a Dunbar, le va a encantar”. Gabriel (tras varias peripecias,
entre ellas una serie de reuniones con un consultor de Hollywood especialista
en temas de espionaje) descubre que “Dunbar” era el seudónimo de Allen
Dulles quien, como sabemos, era el jefe de Jim en la CIA. Finalmente en uno
de los diarios de Carmen, luego de varios días de búsqueda, Gabriel encuentra
una anotación del 24 de noviembre de 1963, “Dios sabe que no me gustaba,
para nada, JFK…pero lo de ayer es una tragedia inmensa…un crimen
abominable…pero sobre todo me atormenta aquella llamada de J.J. al día
siguiente…sonaba feliz…diciéndome que Fergus Kilpatrick (personaje central
del cuento de Borges) acababa de recibir su merecido…”
Gabriel concluye narrando cómo, en los años subsiguientes, se dedicó a leer
todo lo que pudo sobre James Angleton, hasta conseguir cierto consenso entre
los historiadores de que éste estuvo involucrado, de algún modo, en el
magnicidio de Dallas. Llega a la conclusión de que la lectura de ese cuento de
Borges le sirvió de “inspiración” a Angleton para planificar aspectos importantes
del asesinato de Kennedy en Dallas. Especialmente perturbadores son los
indicios de que el magnicidio habría provocado un “ataque nuclear” preventivo
contra la Unión Soviética, alegando el apoyo de esa potencia al asesinato
supuestamente cometido por Oswald. Kennedy, para los círculos en los que se
movía Angleton, era un “traidor” en la cruzada contra el comunismo, matarlo
para convertirlo en el héroe de esa cruzada, de una manera espectacular,
teatralizada, fue quizá el elemento que consiguió Angleton en el cuento de
Borges:
“La idea o el plan general seguramente ya existía antes de que el relato llegase
a las manos de James Angleton. Pero quizá (y las consecuencias de la
veracidad de este quizá son aterradoras) quizá el giro diabólico de atribuir el
asesinato de JFK a la URSS y a Cuba, provocando así un Armagedón
anticomunista con un ataque nuclear preventivo…quizá ese giro tuvo su origen
en una modesta sugerencia de la señora Angleton”.

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