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Dos jóvenes murieron durante las protestas contra el gobierno interino de Manuel Merino en noviembre de 2020 en Perú. Inti Sotelo y Bryan Pintado recibieron disparos mortales por parte de la policía mientras participaban en manifestaciones pacíficas. Aunque se determinó que se violaron los derechos humanos y se recomendó rendir cuentas a través de procesos penales, los familiares de las víctimas siguen reclamando justicia.
Dos jóvenes murieron durante las protestas contra el gobierno interino de Manuel Merino en noviembre de 2020 en Perú. Inti Sotelo y Bryan Pintado recibieron disparos mortales por parte de la policía mientras participaban en manifestaciones pacíficas. Aunque se determinó que se violaron los derechos humanos y se recomendó rendir cuentas a través de procesos penales, los familiares de las víctimas siguen reclamando justicia.
Dos jóvenes murieron durante las protestas contra el gobierno interino de Manuel Merino en noviembre de 2020 en Perú. Inti Sotelo y Bryan Pintado recibieron disparos mortales por parte de la policía mientras participaban en manifestaciones pacíficas. Aunque se determinó que se violaron los derechos humanos y se recomendó rendir cuentas a través de procesos penales, los familiares de las víctimas siguen reclamando justicia.
En noviembre de 2020, en medio de una emergencia sanitaria, el Perú enfrento, además,
una grave crisis política y social, a consecuencia de la destitución del exmandatario Martín Vizcarra Cornejo, y el consecuente nombramiento del entonces presidente del congreso, Manuel Merino de Lama. El parlamentario de la agrupación política Acción Popular mantuvo la investidura presidencial durante cinco días. Hasta que se vio en la obligación de presentar su renuncia, 12 horas después de los asesinatos de Inti Sotelo y Jack Pintado de veinticuatro y veintidós años respectivamente. Hace ya algún tiempo, ambos jóvenes fallecieron a causa de una violenta represión policial, cuando participaban de las protestas ocurridas en la capital, como parte de una gran movilización nacional en contra del régimen transitorio de Manuel Merino de Lama. Inti y Bryan, al igual que centenares de personas, salieron a las calles para mostrar su indignación de manera pacífica, sin embargo, murieron por impactos de armas de fuego. Los certificados de sus necropsias detallan brutales disparos de proyectiles sobre sus cuerpos. La actuación de las fuerzas del orden (detenciones forzadas, despliegue de técnicas intimidatorias, uso temerario de armamentos y gases asfixiantes, entre otros hechos de violencia) también dejó un saldo estimado de 250 heridos, entre estudiantes, paramédicos voluntarios y periodistas de medios nacionales y extranjeros. Lo ocurrido durante esa semana de noviembre motivó una visita de una Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la cual concluyó, a través de un informe, que durante las movilizaciones se produjeron diversas violaciones a los derechos humanos. Asimismo, la organización internacional Human Rights Watch, recomendó a las autoridades peruanas “asegurar una rendición de cuentas a través de procesos penales y disciplinarios por los abusos policiales”. Sin embargo, a la fecha, los deudos de los fallecidos y heridos, entre ellos, Pacha Sotelo, hermano de Inti, siguen reclamando justicia.