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SECCIÓN 1

PRINCIPIOS
DE LA PRÁCTICA MÉDICA
C. Rozman, S. Erill Sáez, P. Ferrer Salvans, D. Gracia, A. Muñoz, J. Roca Antònio y Ll. Salleras Sanmartí

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Introducción
C. Rozman

El objetivo principal del presente texto es presentar un es- sin estos conocimientos teóricos no es posible llegar a una
tudio sistematizado de la mayoría de las enfermedades o en- buena capacitación clínica.
tidades nosológicas que se consideran clásicamente como Convertirse en un buen clínico debería ser un objetivo ina-
pertenecientes al campo de la Medicina Interna. Pero, a plazable de cualquier estudiante de medicina. Convertirse
modo de preámbulo, ha parecido oportuno exponer algunas en un mejor clínico ha de ser una ambición de cualquier mé-
consideraciones generales sobre la práctica médica y, en es- dico en ejercicio. “En el cuidado del paciente, el médico ne-
pecial, sentar los principios que deben presidirla. Con ellos cesita conocimientos científicos, adiestramiento técnico y
debería familiarizarse lo más pronto posible el estudiante de comprensión humana” (HARRISON). Sólo cuando las tres face-
medicina, y a ellos debería atender el médico en ejercicio, tas citadas se han adquirido convenientemente y se mantie-
ya se trate del profesional que ejerce en la comunidad como nen con adecuada calidad, el médico puede recibir legítima-
médico de asistencia primaria, o bien de cualquier tipo de mente el calificativo de buen clínico o buen profesional. En
médico internista, tanto el especialista en Medicina Interna efecto, las disociaciones entre las tres facetas citadas ocasio-
General como el internista especializado en cualquiera de nan notables distorsiones en las características de numerosos
las ramas de la Medicina Interna. Y no está de más que tales profesionales que, de este modo, dejan mucho que desear.
principios sean tenidos en cuenta por cualquier profesional Hay médicos, particularmente jóvenes, en la época de la
de la medicina que durante el ejercicio de su profesión tenga vida caracterizada por la especial brillantez memorística,
contacto con los enfermos o esté a cargo de algún aspecto que citan de modo apabullante para el auditorio síntomas y
sanitario de la población. signos pertenecientes a los síndromes más raros o filiados
¿Por qué son tan importantes el estudio y la formación en por epónimos difíciles de retener. Sin embargo, su brillantez
Medicina Interna? Podrían aducirse muchas razones, pero de de conocimientos teóricos está trágicamente disociada, con
entre ellas destacan dos: a) recuérdese que el 70-80% de las una falta total de adiestramiento técnico o de capacidad de
consultas que realizan los pacientes en las policlínicas gene- aproximación al enfermo, necesarios para recoger con obje-
rales (no especializadas) pertenecen al campo de la Medici- tividad la existencia de síntomas o signos, a partir de los cua-
na Interna; b) el objetivo principal de las facultades de me- les poder construir las hipótesis relativas a la existencia de
dicina debe ser formar médicos de asistencia primaria, un síndrome o entidad nosológica concretos. Todavía más
profesionales capaces de desempeñar su profesión en la co- penosa es la situación de aquel facultativo que, si bien sabe
munidad, para los cuales una buena formación en los nume- establecer correctamente el diagnóstico de la mayor parte de
rosos aspectos de la Medicina Interna es absolutamente los trastornos orgánicos de un enfermo, es sin embargo inca-
esencial, precisamente por las razones de frecuencia antes paz de ofrecer a su paciente el mínimo grado de simpatía y
citadas. calor humanos, con lo cual fracasa estrepitosamente en la
La importancia de esta materia es tal que no basta adquirir imprescindible relación médico-enfermo y, evidentemente,
durante la época de formación algunos conocimientos rela- no puede recibir el calificativo de buen médico, pues es re-
tivos a ella y adiestrarse en su ejercicio, sino que una vez chazado por los pacientes. El objetivo del médico es el cui-
conseguida dicha formación, el médico en ejercicio debe dado de los enfermos. Éstos deben ser los protagonistas de
realizar grandes esfuerzos por ir incorporando nuevos cono- nuestra profesión. Toda la actividad del clínico debe estar
cimientos en este campo y así mantener constantemente el presidida por un pensamiento central: el bienestar de nues-
adecuado nivel profesional. tros pacientes. El ejercicio médico emplea obviamente méto-
El principal objetivo de la formación en Medicina Interna dos científicos para resolver sus problemas, pero es evidente
es conseguir y mantener la capacidad de reconocer (diag- también que la práctica clínica no ha de ser tan sólo científi-
nosticar) en el paciente la existencia de una o varias enfer- camente perfecta, sino que es preciso que esté impregnada
medades (entidades nosológicas), así como de establecer su de comprensión humana, madurez y sabiduría, para determi-
pronóstico, tratamiento y prevención. Dicha formación com- nar en cada momento qué camino es el más beneficioso
prende varias fases, y una de las absolutamente imprescindi- para un paciente concreto.
bles es el estudio sistematizado de las entidades nosológicas. Uno de los aspectos esenciales al que deberán atender las
Es obvio que realizar una actividad profesional idónea en re- facultades de medicina del futuro será el de convertir a sus
lación con enfermedades cuyas características se desconoz- alumnos en autoaprendices para toda la vida. Para ello será
can es una utopía. Tal análisis sistematizado comprende el necesario que se modifiquen en profundidad sus modelos
estudio de cada una de las enfermedades o entidades noso- educativos. El profesional del siglo próximo estará aún mu-
lógicas en sus diversos apartados: a) concepto; b) etiolo- cho más obligado que el de hoy a una constante renovación
gía; c) fundamentos lesionales y fisiopatológicos; d) cuadro de sus conocimientos y aptitudes. Deberá capacitarse para
clínico o estudio de síntomas y signos; e) exploración física; sacar el máximo provecho de las numerosas fuentes de co-
f) exploración complementaria (de laboratorio y otras); nocimiento, como libros, revistas y bases de datos, a la vez
g) diagnóstico; h) diagnóstico diferencial; i) pronóstico; que aprender el manejo de instrumentos informáticos que le
j) tratamiento, y k) prevención. El objetivo del presente texto ayuden no sólo a la búsqueda de un dato concreto sino in-
es precisamente este estudio sistematizado de las entidades cluso al proceso de toma de decisión.
nosológicas más importantes. Pero quede claro que ni cono- En esta sección se exponen, en primer lugar, las bases que
ciendo de memoria la presente obra estará uno capacitado en la práctica médica deben presidir el proceso diagnóstico.
para diagnosticar y tratar pacientes, aunque, evidentemente, Tras detallar sus principios generales, se describen los aspec-

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PRINCIPIOS DE LA PRÁCTICA MÉDICA

tos más modernos del diagnóstico informatizado. Asimismo, Bibliografía especial


se refieren los principales métodos que constituyen las bases PETERSDORF RG, ADAMS RD, BRAUNWALD E, ISSELBACHER KY, MARTIN JB,
científicas del pronóstico. Se insiste en los principios genera- WILSON JD. The practice of medicine. Harrison’s Principles of inter-
les que deben regir la actividad terapéutica, a la vez que se nal medicine, 10.a ed. Nueva York, McGraw-Hill, 1983; 1-5.
detallan las bases científicas del tratamiento farmacológico. ROZMAN C. Reflexiones sobre la medicina interna en la Univesidad.
Los aspectos epidemiológicos y preventivos constituyen im- Med Clin (Bar) 1981; 76: 193-202.
portantes pilares de la actividad clínica, por lo cual sus prin- ROZMAN C. Reflexiones sobre l’ensenyament de la medicina. Discurs
de recepció a la Reial Acadèmia de Barcelona, 1990.
cipios son analizados con cierta extensión. Por último, nues- ROZMAN C. La enseñanza de la medicina ¿debe cambiar de modelo?
tra profesión no puede ser ejercida dignamente pasando por Med Clin (Barc) 1993; 100 (supl 1): 3-5.
alto la ética médica, cuyas bases se incluyen también en esta TAYLOR BB. Medicina de familia. Principios y práctica, 3.a ed. Barcelo-
sección. na, Ediciones Doyma, 1991.

Diagnóstico. Principios generales


C. Rozman

Una de las facetas más importantes y difíciles del queha- mas que expone el paciente, se pasa a la comprobación ob-
cer médico diario es el diagnóstico. Dicho proceso (tabla jetiva de datos, o a la recogida de los signos, mediante la ex-
1.1) comienza por una cuidadosa recogida de la anamnesis ploración física. Los distintos síntomas y signos se agrupan
o historia clínica, en la que junto a numerosos detalles que en los síndromes, que suelen traducir una alteración anató-
puedan ser de interés, ocuparán un lugar destacado las mo- mica o funcional de un órgano o sistema. Por último, entre
lestias subjetivas o síntomas que manifieste el paciente. Con las distintas causas capaces de originar un síndrome concre-
frecuencia, una vez finalizada la anamnesis cabe ya aventu- to se llega a precisar con las exploraciones complementarias
rar un diagnóstico de sospecha. Inmediatamente se procede una posibilidad etiológica y se establece el diagnóstico de
a la exploración física, es decir, a la recogida mediante los enfermedad o entidad nosológica. Tomemos para ilustrar es-
sentidos (vista-inspección, tacto-palpación, oído-ausculta- tos pasos un ejemplo clínico: un paciente joven aqueja brus-
ción, olfato-olfación, y en tiempos pasados incluso el gusto) camente una intensa cefalalgia y escalofrío (molestias subje-
de los signos o datos objetivos, tanto patológicos como nor- tivas o síntomas). En la exploración física se le detectan una
males, que permitan ir configurando el cuadro clínico del serie de signos: rigidez de nuca, signo de Kernig y signo de
enfermo. En el momento en que dicha exploración ha termi- Brudzinski. La cefalalgia y los signos mencionados constitu-
nado, a menudo la sospecha se ha convertido ya en diagnós- yen un conjunto de datos que se agrupan en el denominado
tico de presunción o provisional. La fase siguiente consiste síndrome meníngeo, que traduce una irritación o inflamación
en la práctica de un conjunto de exploraciones complementa- (infecciosa, química o de otro tipo) de las meninges blan-
rias (datos de laboratorio y técnicas de diagnóstico por imá- das. El estudio de las características fisicoquímicas y bac-
genes, como radiografías, ecografías, tomografía computari- teriológicas del LCR permite concluir que la citada infla-
zada [TC], o resonancia magnética [RM], pero también mación se debe a un proceso infeccioso causado por menin-
técnicas diversas realizables en gabinetes especiales, como gococos. En este momento se puede establecer ya el diag-
el ECG, el EEG, la espirometría, la laparoscopia, etc.). El re- nóstico de una enfermedad o entidad nosológica, es decir,
sultado de dichas exploraciones de laboratorio e instrumen- el de meningitis meningocócica.
tales podrá confirmar o no los diagnósticos previamente pre- El proceso diagnóstico sigue una serie de pasos lógicos
sumidos, y habitualmente proporcionar el diagnóstico clínico con los datos obtenidos a partir del paciente. El médico
definitivo. Con todo, no rara vez éste, aunque considerado debe poseer una mente abierta, dispuesta siempre a recibir o
definitivo, es sólo parcial o incompleto. La fase del diagnósti- detectar cualquier nueva información, la cual, mediante un
co o diagnósticos definitivos –y aún dentro de las limitacio- concatenado proceso de análisis y síntesis, se intentará in-
nes de nuestros conocimientos actuales– se consigue tras el cluir en el esquema diagnóstico que se está elaborando. Exis-
examen post mortem, es decir, con el diagnóstico anatomo- te una gran similitud entre el método clínico y el método
patológico. científico. En ambos, a partir de un conjunto de observacio-
En suma, pues, en la elaboración del diagnóstico se si- nes se elaboran una o varias hipótesis, con lo cual se logra
guen los pasos del denominado método clínico. De los sínto- formular en el método científico una teoría, y en el método
clínico un diagnóstico provisional. Uno de los pasos capita-
les en este proceso consiste en reunir un conjunto de sínto-
TABLA 1.1. Fases del proceso diagnóstico mas y signos en los denominados síndromes, que orientan
de modo específico sobre el trastorno anatomofuncional de
Fase Tipo de diagnóstico un órgano o sistema concretos. Con ello, las posibilidades
Molestias subjetivas: síntomas Diagnóstico de sospecha diagnósticas quedan muy reducidas, y sólo se trata ya de
Alteraciones objetivas: signos Diagnóstico de presunción analizar las distintas causas capaces de provocar dichos tras-
o provisional tornos, para mediante las exploraciones físicas o comple-
Datos procedentes Diagnóstico definitivo mentarias pertinentes llegar al diagnóstico clínico definitivo.
de exploraciones En el caso del ejemplo anterior, el síntoma cefalalgia puede
complementarias ser provocado por un sinfín de causas: vasculares, tumorales,
Examen necrópsico Diagnóstico o diagnósticos metabólicas, traumáticas, oftálmicas, otorrinolaringológicas,
anatómicos
reumatológicas y otras. En cambio, cuando el síntoma cefa-

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DIAGNÓSTICO. PRINCIPIOS GENERALES

lalgia queda integrado con los signos rigidez de nuca, signo el quehacer diagnóstico únicamente al ejercicio visual. Se-
de Kernig y signo de Brudzinski en el denominado síndrome ría peligroso renunciar a otros muchos métodos que coad-
meníngeo, las causas quedan ya muy limitadas. Basta reco- yuvan a perfilar mejor el diagnóstico o los diagnósticos de
ger otros datos clínicos (fiebre, herpes simple, púrpura pete- nuestros pacientes. Pero es preciso destacar la gran impor-
quial) y biológicos (examen del LCR), para que el diagnósti- tancia que encierra una aguda inspección. Es obvio que la
co de meningitis meningocócica quede establecido de modo capacidad de transformar el simple mirar en la habilidad de
concluyente. ver depende de algunas características innatas. Pero es inne-
La naturaleza del razonamiento diagnóstico se ha ido co- gable que la capacidad de observación, de fijarse en los de-
nociendo mejor merced a las investigaciones en ciencias talles aparentemente nimios, se puede adquirir, por lo me-
cognitivas, en ciencias relativas a la toma de decisiones y a nos en parte, en virtud del ejercicio y de una adecuada
los estudios sobre la inteligencia artificial. Así, se recono- disposición. El estudiante de medicina debería prestar a ello
cen diferentes estrategias de razonamiento, como la proba- una particular atención, no limitando el ejercicio de sus do-
bilística (basada en relaciones estadísticas entre las varia- tes de observación únicamente al tiempo que permanece
bles clínicas y la verosimilitud diagnóstica), la causal con los enfermos, sino procurando adquirir el hábito de te-
(consistente en construir un modelo fisiológico y verificar ner una mirada despierta a lo largo de todo el día, en su do-
hasta qué punto los hallazgos de un paciente determinado micilio, en los medios de transporte, en el aula, en su lugar
pueden ser explicados mediante él) o la determinística (ba- de esparcimiento y durante las prácticas deportivas, en
sada en el empleo de sencillas reglas clínicas, derivadas de suma, en todo momento. Sólo así llegará a poseer, caso de
la práctica). Con todo, el proceso diagnóstico suele ser que ello no sea ya una de sus características innatas, un po-
complejo, pues emplea partes de diferentes estrategias de der de observación sin el cual no se puede alcanzar el grado
razonamiento. de buen clínico.
Conviene conocer y atender a un conjunto de principios, Y prosiguiendo con la capacidad sensorial del explorador,
algunos aparentemente triviales, que deben presidir la reali- no basta con palpar, sino que es preciso percibir o reconocer
zación de cualquier proceso diagnóstico. a través del tacto. En relación con este sentido existen asimis-
Una condición absolutamente esencial para que el médi- mo notables diferencias innatas, pero vale también aquí lo
co pueda percatarse de los problemas de su paciente, es de- dicho a propósito de la inspección: si el estudiante se ejerci-
dicarle el tiempo suficiente. Aunque con práctica el tiempo ta adecuadamente podrá alcanzar un nivel suficiente de
necesario para realizar una buena anamnesis y exploración adiestramiento. Es clásico el consejo relativo a la palpación
física puede reducirse notablemente, si se compara con el conforme el cual ésta debe ser delicada, sin que los dedos
que consume el inexperto, dicha reducción no puede que- de la mano ejerzan una presión excesiva, puesto que ello re-
dar por debajo de un mínimo imprescindible. Este principio, duce la capacidad de percepción táctil. Otro principio que
aparentemente trivial, ha sido subrayado con harta frecuen- debería presidir la actuación del médico en la exploración fí-
cia en relación con alguna modalidad de actividad médica, sica es el siguiente: es preciso no caer en la llamada medici-
por desgracia aún vigente entre nosotros. Respecto a la im- na de salón o de oficina, por la cual el facultativo llega como
posibilidad de atender un número excesivo de pacientes en máximo a escuchar o incluso a entender al enfermo para so-
un reducido lapso de tiempo, es gráfico el comentario iróni- licitar después un conjunto de análisis o exploraciones com-
co de un facultativo: “Hoy, durante una hora me han visto plementarias, cuyos resultados va acumulando en una carpe-
60 enfermos.” ta cual burócrata tras la ventanilla de un despacho oficial. En
Otra condición que parece superfluo citar pero que se ol- cambio, renuncia a una parte esencial de sus posibilidades
vida en demasía es que durante el tiempo dedicado al enfer- diagnósticas, como es el empleo inteligente de sus sentidos.
mo hay que prestarle la suficiente atención, no sólo para es- Con respecto a la palpación, el estudiante o joven médico lu-
cucharlo, sino para tratar de entenderlo. Con cuánta frecuen- chará por superar las naturales barreras que siente inicial-
cia se viven ejemplos de errores diagnósticos por no haber mente, para intentar ejercitarse en una palpación delicada
sido atendido adecuadamente este principio. Los pacientes y respetuosa, pero todo lo extensa que sea posible. Y en
a menudo utilizan expresiones que para ellos tienen un sig- este sentido, no se limitará únicamente a la palpación de las
nificado distinto que para el médico o para la población ge- áreas más clásicas, como los hipocondrios en búsqueda de
neral. Dicho de otro modo: cuando el médico habla con su visceromegalias, sino que practicará una palpación amplia
paciente, debe estar constantemente cerciorándose de que incluyendo áreas menos habituales, como epicráneo, extre-
le está entendiendo, lo cual es habitualmente fácil, pero en midades, planos torácicos, amén de los órganos concretos
alguna ocasión requiere un buen grado de paciencia y agu- como mamas, próstata, tiroides, etc. Otro principio que debe
deza por parte del facultativo. La clásica queja expresada presidir la práctica de la exploración física es el de adquirir
por muchos enfermos y que debería desaparecer de las his- el hábito de realizarla siguiendo siempre el mismo método.
torias clínicas es el mareo. Cuando un paciente expone este Es obvio que el modo de realizar la anamnesis y la explora-
síntoma, el médico no debería limitarse a transcribir literal- ción física, así como la aproximación al enfermo en general,
mente dicha queja, sino procurar averiguar el exacto senti- son reflejo de la personalidad del médico y de su experien-
do que el enfermo atribuye a tal expresión, es decir, intentar cia. En modo alguno hay que pretender que todos los profe-
traducir con exactitud este motivo de consulta. ¿Se trata de sionales de la medicina ejerzan su profesión siguiendo unos
náuseas?, ¿de una sensación giratoria de la cabeza o de los cánones rígidos e inamovibles. Pero es muy recomendable
objetos que rodean al paciente, o simplemente, de una ines- que cada médico adquiera su método y lo siga después fiel-
tabilidad cefálica, con los cambios de posición, todo lo cual mente, pues sólo de este modo conseguirá que la anamnesis
se puede incluir grosso modo dentro del concepto de vérti- y la exploración que realice sean siempre completas. Si mo-
go? ¿O es, por el contrario, una sensación de visión borrosa, difica constantemente su esquema, es probable que cometa
sudor frío, cabeza insegura y palpitaciones que preceden a muchas omisiones. Con todo, cuando se insiste en la necesi-
un desmayo, es decir, una lipotimia? Y aun hay veces en dad de seguir siempre el mismo método, en modo alguno se
que el o la paciente responden negativamente a todas estas pretende defender una práctica rutinaria, en el sentido peyo-
eventualidades, pero siguen manifestando padecer “mareo”, rativo de la palabra. Por el contrario, aunque siguiendo el
en cuyo caso ello simplemente traduce una sensación de mismo método, el ejercicio de la profesión médica debe ser
incomodidad general o incluso de inconformidad psiconeu- realizado con gran atención. Únicamente cuando el poder
rótica. de concentración se ejercita a diario es posible atender a de-
Si no basta con escuchar al enfermo, sino que es preciso talles, a veces aparentemente insignificantes, que pueden
entenderle, tampoco es suficiente con mirarlo, sino que es conducir a resolver algún caso difícil.
imprescindible intentar ver en él cualquier detalle que pue- Uno de los principios esenciales de la práctica clínica es-
da conducir al diagnóstico. Con ello no se pretende limitar triba en dudar de todo. Es preciso que todas las hipótesis

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PRINCIPIOS DE LA PRÁCTICA MÉDICA

diagnósticas que el médico vaya elaborando las conside- tesis diagnósticas más o menos aproximadas, la práctica clí-
re siempre como provisionales o parciales. Conviene que esté nica pierde el nombre de tal y se convierte en una búsque-
siempre dispuesto a modificar constantemente su diagnósti- da del diagnóstico al azar y sin dirección adecuada, consis-
co, sea de modo parcial o total. De hecho, el buen clínico tente en la petición de numerosas pruebas de laboratorio y
comienza a establecer la primera aproximación al diagnósti- exploraciones instrumentales. En la práctica clínica auténti-
co apenas entra en contacto con el paciente, puesto que la ca hay que huir de este intento diagnóstico “por perdigona-
edad, el sexo y la apariencia externa ya producen en el da” y seguir el método clínico, cuyas premisas insustituibles
buen observador una primera impresión. Estas hipótesis son la anamnesis y la exploración física. Una vez acabadas
diagnósticas iniciales, evidentemente muy poco concretas, éstas, es preciso que el médico formule el diagnóstico o los
se van modulando con confirmaciones y rechazos, a lo lar- diagnósticos provisionales o de presunción. Nada hay más
go de la recogida de la anamnesis, y se siguen elaborando criticable en nuestra profesión que la llamada medicina
en la mente del clínico durante la exploración física. Pero adiagnóstica, practicada por desgracia con excesiva fre-
tras ella –y una vez acabadas las exploraciones complemen- cuencia. Desafortunadamente son demasiados los facultati-
tarias pertinentes y establecido el diagnóstico definitivo–, el vos –si es que pueden recibir este nombre– que actúan prac-
buen clínico sigue albergando respecto a éste la convicción ticando la medicina puramente sintomática, sin intentar
de que se trata de una conclusión provisional o parcial. Sólo siquiera una aproximación al diagnóstico. Suelen actuar
cuando la respuesta a la terapéutica es la esperada, acaba bajo axiomas de tipo casi reflejo, y así, ante un síndrome fe-
por aceptar que el diagnóstico clínico ha sido correcto. En bril prescriben una combinación de antibióticos, acaso au-
el caso de que la respuesta a la terapia o la evolución clíni- nados con un antitérmico; ante un síndrome asténico rece-
ca no sean las previstas, el clínico competente no se aferra tan un preparado polivitamínico, y así sucesivamente. Si el
tozudamente a su diagnóstico, sino que procura modificar o caso es evidentemente orgánico y no obedece a una con-
cambiar totalmente su orientación. De que el diagnóstico ducta tan simplista, entonces suelen recurrir a la práctica de
clínico es siempre parcial es fácil percatarse tras la práctica la terapéutica o exploración al azar, prescribiendo un con-
de la autopsia, cuyo resultado suele ser una amplia lista de junto variable de fármacos o bien indicando un número lo
alteraciones patológicas, de las cuales sólo una parte ha más amplio posible de exploraciones de laboratorio y com-
sido claramente reconocida por el clínico. plementarias de tipo instrumental.
Un principio de sentido común que debe presidir la ac- Este proceder nada tiene que ver con el ejercicio médico
tuación diagnóstica del clínico es atender a la noción de fre- auténtico, caracterizado por un proceso racional en el que
cuencia de las enfermedades. No rara vez el estudiante o el asienta el método clínico y en el que, tras una cuidadosa re-
médico joven propende a sospechar la existencia del último cogida de la anamnesis y una detallada exploración física,
síndrome o la última rareza clínica que haya leído en una queda formulada la orientación diagnóstica, la cual recibirá
revista científica o a pensar en la eventualidad etiológica su confirmación, bien sea con la práctica de las exploracio-
más rara ante un síndrome clínico. Así, por ejemplo, es nes complementarias, bien por la evolución y la respuesta a
poco inteligente sospechar ante un síndrome comatoso un la terapia instaurada.
coma mixedematoso antes de haber descartado un coma En general se considera que no es suficiente establecer
diabético, hepático o tóxico. Demuestra poco sentido co- una orientación diagnóstica in mente, sino que parece con-
mún el facultativo que ante un abdomen agudo sugiere en- veniente formularla por escrito, pues esta forma de compro-
tre los primeros diagnósticos una porfiria, un saturnismo o meterse suele coadyuvar a que los procesos previos sean
una epilepsia abdominal. O aquel otro que ante un síndro- más cuidadosos e incisivos.
me anémico piensa primero en un cuadro hemolítico antes En muchas ocasiones, particularmente cuando se trata de
de haber descartado la anemia posthemorrágica o ferropé- afecciones muy frecuentes en la práctica diaria, la anamne-
nica. Ello no quiere decir que deba cerrarse a las posibilida- sis y la exploración física ofrecen datos tan evidentes que el
des diagnósticas raras. Es más, sólo grandes clínicos son ca- primer diagnóstico no es ya de presunción o provisional,
paces de reconocer en su práctica entidades nosológicas sino definitivo. Pero otras veces la certeza diagnóstica se
que sólo conocen por la bibliografía, sin haber tenido oca- consigue únicamente mediante la práctica de exploraciones
sión de observarlas previamente. Pero es absolutamente complementarias, cuyo uso debe ser presidido también por
esencial que el ejercicio clínico sea presidido por el sentido una serie de normas.
común, y pensar en primer lugar en lo más corriente, para En primer lugar, es preciso que las exploraciones com-
sólo después, una vez descartadas con certeza las entidades plementarias merezcan este calificativo y constituyan, no la
más frecuentes, considerar lo raro o incluso lo previamente actividad fundamental del quehacer médico, sino sólo el
ignoto. complemento de un proceso diagnóstico perfectamente es-
Un buen clínico se caracteriza por conocer muy bien sus tructurado en virtud de la anamnesis y exploración física.
limitaciones y por saber solicitar, cuando ello sea convenien- Sólo cumplirán estas condiciones cuando tengan intencio-
te, la ayuda o el consejo de una persona más experta en el nalidad, es decir, cuando vayan dirigidas a comprobar o
problema que le ocupa. No le ciega el falso sentido de orgu- descartar un diagnóstico provisional previamente formula-
llo, para cerrarse en su autosuficiencia. Son peligrosos para do. Sólo se encuentra lo que se busca; dar palos de ciego so-
el paciente los médicos que nunca dudan de nada, que licitando una amplísima batería analítica, radiológica o iso-
siempre muestran una seguridad absoluta con respecto a tópica sólo suele conducir a que la medicina sea cada vez
sus opiniones o conductas. Es preferible para el paciente más cara, a que los documentos clínicos no quepan en los
aquel médico, acaso menos brillante o incluso menos pre- archivos y a que el número de accidentes debidos a las
parado, pero que conociendo bien sus limitaciones tiene la pruebas diagnósticas sea progresivamente más alto.
humildad suficiente de solicitar cuando sea preciso otra opi- El médico cuidará con esmero que el número de pruebas
nión. En suma, no es posible separar en el clínico el nivel complementarias practicadas guarde proporción con la com-
profesional de la calidad humana. En la tumba de NOTHNA- plejidad del problema clínico. En el análisis de la documen-
GEL cabe leer la frase que él había defendido con su conduc- tación clínica, la citada proporción informa de modo feha-
ta: “Sólo un hombre bueno puede ser buen médico.” ciente acerca de la calidad del equipo médico que ha
La anamnesis y la exploración física, durante las cuales el atendido a un enfermo. No prodigar la práctica de pruebas
médico recoge con cuidado y siguiendo los principios ex- complementarias es algo muy conveniente por varias razo-
puestos los síntomas y signos de la afección que sufre el nes: en primer lugar, cabe mencionar los aspectos económi-
paciente, siguen siendo el pilar del ejercicio médico y del cos. Es indudable que los costos de la medicina actual están
método clínico, a pesar de los espectaculares avances expe- creciendo en espiral y que muy pronto ninguna economía
rimentados por las técnicas instrumentales y de laboratorio. podrá contemplar impasiblemente este problema. Han pasa-
Sin estos dos métodos clásicos y sin las consiguientes hipó- do ya aquellos tiempos en los que el médico ordenaba la

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DIAGNÓSTICO. PRINCIPIOS GENERALES

realización de todas las pruebas complementarias que se le contrastando los resultados obtenidos con su orientación
antojaban o prescribía tantas medicaciones como estimaba diagnóstica. Sólo así podrá situarse en una relación correcta
oportuno, basándose puramente en criterios considerados con los especialistas en exploraciones complementarias a
“profesionales” y, no rara vez, con despreocupación total o los que solicite su concurso. En beneficio del paciente, les
incluso desprecio de los aspectos económicos. proporcionará la máxima información posible sobre el pro-
En los tiempos actuales y dados los costos crecientes de blema clínico planteado y de su pensamiento diagnóstico,
la medicina, es preciso que el médico se acostumbre a valo- con lo cual será más fácil que dichos procedimientos resul-
rar el precio de sus decisiones, y así, ante dos pruebas com- ten fructíferos. Pero a la vez que facilita toda la información,
plementarias de rendimiento similar, se decida siempre por exigirá de dichos profesionales el máximo de datos que de
la más económica, principio que seguirá igualmente con tales exploraciones puedan obtenerse. Así, controlará la ca-
respecto a las prescripciones terapéuticas. Pero, aparte de lidad de las exploraciones radiológicas, la coherencia de los
las cuestiones económicas, evidentemente importantes, hay dictámenes histopatológicos y, en el caso del laboratorio,
otras consideraciones de trascendencia aún mayor. Al deci- solicitará, por ejemplo, que se le suministre siempre una tira
dir las exploraciones complementarias el médico debe aten- electroforética con el objeto de examinar personalmente las
der, por encima de todo, al interés del enfermo. Así, es pre- bandas proteicas, o exigirá que un recuento de hematíes
ciso tener en cuenta que el paciente experimenta ya un vaya acompañado de la determinación de la concentración
considerable grado de incomodidad física y psíquica por el hemoglobínica y del cálculo de los índices hemáticos, etc.
hecho de estar enfermo y, por tanto, es imprescindible que En el caso de los dictámenes histopatológicos, no se conten-
el médico no añada nuevas incomodidades con la práctica tará con un diagnóstico somero, sino que exigirá la descrip-
de exploraciones complementarias que no sean estricta- ción de las lesiones, así como el suministro de detalles de
mente necesarias. En ocasiones, dichas exploraciones entra- eventual valor pronóstico.
ñan, además de la incomodidad un riesgo, acaso vital. Siem- En suma, el médico responsable del paciente cuidará con
pre se aquilatará con extremo cuidado si tal riesgo queda esmero de que las exploraciones complementarias constitu-
superado por el beneficio que a partir de dichas exploracio- yan un escalón coherente con el proceso intelectual que ha
nes se puede obtener. Si bien es conveniente que el médico de presidir todo el ejercicio clínico.
alcance en su proceso diagnóstico un notable grado de se- Tras haber completado las citadas fases del método clíni-
guridad –la condición imprescindible para una correcta te- co, se llega a establecer el diagnóstico definitivo. No pocas
rapéutica–, el buen profesional sabrá abstenerse de la prác- veces son varios los diagnósticos que se formulan. El buen
tica de aquellas exploraciones que constituyan un riesgo y clínico –que siempre duda de todo y está lejos de la autosu-
no aporten nada fundamental a la modificación de la acti- ficiencia– sabe perfectamente que en medicina nada es de-
tud terapéutica. Dicho de otro modo, el médico antepondrá finitivo y que sus conclusiones son siempre sólo parciales.
el interés del enfermo a la curiosidad académica y hará rea- Únicamente el examen necrópsico llega a aproximarse al
lizar las pruebas complementarias sólo en el caso de que de diagnóstico definitivo, aunque incluso esta fase tiene evi-
sus resultados se pueda derivar un beneficio real para el pa- dentes limitaciones, derivadas del hecho de que el proceso
ciente y no únicamente un adorno para el diagnóstico. del conocimiento biológico y por tanto médico sigue estan-
Una cuestión a menudo olvidada y que en cierto modo do lejos de su final.
guarda relación con lo que se acaba de exponer, es la no- En los últimos tiempos se empieza a hablar de diagnóstico
ción de la jerarquía en las pruebas complementarias. Es pre- informatizado. Con frecuencia, las reacciones de los profe-
ciso que en todo momento del proceso diagnóstico el médi- sionales médicos frente a tal eventualidad son relativamente
co tenga una clara noción jerárquica de las citadas pruebas, extremistas, consistiendo en una defensa ciega o en una
solicitándolas en un orden lógico, de acuerdo con su rendi- descalificación a ultranza. En el futuro convendrá que todo
miento, costo y riesgo. médico se familiarice con la tecnología informática, sobre
Otro aspecto esencial consiste en conocer lo mejor posi- todo para la búsqueda de información. A la vez, podrá
ble los métodos de exploración complementaria. Es obvio echar mano de programas que le ayuden a tomar decisiones
que el médico general no puede convertirse en un especia- y amplíen su horizonte diagnóstico diferencial. Con todo, la
lista en todas las materias, y que con frecuencia requerirá el pericia necesaria para recoger los datos pertinentes (anam-
concurso de los expertos en diversas exploraciones instru- nesis y exploración física), así como la capacidad de inte-
mentales. Pero es esencial que el médico de asistencia pri- gración intelectual requerida para el proceso diagnóstico no
maria procure conocer las bases de dichos métodos y, siem- podrán ser sustituidas por el ordenador.
pre que sea posible, intente interpretar por sí mismo sus
resultados. Así, por ejemplo, es bueno que no fíe el examen
del fondo de ojo exclusivamente al oftalmólogo, sino que Bibliografía especial
sea capaz de analizar por sí solo el aspecto de la papila ópti-
ca, de la mácula, de los vasos retinianos y de eventuales al- BORRELL CARRIÓ F. Manual de entrevista clínica. Barcelona, Ediciones
teraciones de la retina. Es útil también que no se confíe ex- Doyma, 1989.
HUNTER H, BOMFORD RR, PENNINGTON DG. Hutchinson, Métodos clíni-
clusivamente en el dictamen del radiólogo, sino que se cos, 15.a ed. Barcelona, Salvat Editores, 1972.
acostumbre a analizar diversas alteraciones radiológicas y KASSIRER JP. Diagnostic reasoning. Ann Intern Med 1989; 110: 893-900.
contraste su criterio con el del especialista. Otro tanto cabe KASSIRER JP, KOPELMAN RI. Learning clinical reasoning. Baltimore, Wi-
decir acerca de los trazados del ECG o EEG, de las imágenes lliams and Wilkins, 1991.
ecográficas y, por supuesto, de los potentes métodos de ex- NOBLE CHAMBERLAN E, OGILVIE C. Síntomas y signos en medicina clíni-
ploración moderna introducidos recientemente como la TC ca, 9.a ed. Barcelona, Salvat Editores, 1979.
o la RM. Hay que huir de la actitud, por desgracia demasia- PARKINS RA, PEGRUM GD. The basis of clinical diagnosis. Londres, Pit-
do frecuente, que convierte al médico actual en un colec- man Medical, 1974.
ROZMAN C. Bases semiológicas generales. En: ROZMAN C (ed). Semio-
cionista de un conjunto de dictámenes realizados por perso- logía y métodos de exploración en Medicina. Barcelona, Salvat
nas inconexas. Es imprescindible que el médico que cuida Editores, 1986.
al enfermo tenga acceso a los documentos gráficos que re- TUMULTY PA. The effective clinician. His methods and approach to
sultan de las exploraciones complementarias y que vaya diagnosis and care. Filadelfia, WB Saunders, 1973.

7
Diagnóstico informatizado
P. Ferrer Salvans

Introducción o condicionada, de estar enfermo, consecutiva al conoci-


miento del síntoma o de la realización de una prueba diag-
nóstica. La fórmula final puede escribirse también, después
Cada vez es más ostensible la presencia de la informática de unas transformaciones algebraicas, de la siguiente ma-
en la actividad médica, y algunos procedimientos, como la nera:
tomografía computarizada (TC) o la resonancia magnética
(RM), no habrían sido posibles si la informática no hubiese
alcanzado su madurez actual. Sin embargo, conviene perca- Se × Pv
Pr+ =
tarse de que el impacto potencial de la tecnología informáti- Se × Pv + (1 – Sp) (1 – Pv)
ca en la medicina todavía no se ha producido. Se estima que
en la próxima década la informática logrará su aplicación
amplia en la práctica médica. expresada en función de parámetros epidemiológicos, don-
A continuación se analizarán las aplicaciones de la infor- de Pr+ = predictividad positiva, Pv = prevalencia de la enfer-
mática en el diagnóstico clínico, dando por supuesto que el medad, Se = sensibilidad del síntoma y Sp = especificidad del
lector ya conoce la terminología básica. síntoma. En la tabla 1.2 se expone la aplicación práctica
del teorema de Bayes.
Cuando en vez de síntomas, o variables de dos categorías,
Métodos algorítmicos de diagnóstico se utilizan variables cuantitativas o continuas, como sería el
caso de resultados de laboratorio, puede resultar que la dis-
Consisten en la aplicación, con finalidad diagnóstica, de tribución de los valores en la población sana se superponga
un programa convencional, una secuencia de instrucciones con la correspondiente a la población enferma. La represen-
representativa del proceso diagnóstico. En distintas páginas tación gráfica de los valores de la sensibilidad y de los com-
de esta obra se encuentran clasificaciones, mecanismos fisio- plementarios de la especificidad obtenidos empíricamente
patológicos y diagramas de diagnóstico diferencial, inspira- determina un conjunto de curvas que se denominan curvas
dos o fácilmente transformables en programas informáticos ROC (Receiver Operating Characteristic), por su analogía con
de tipo algorítmico. Cada vez que el ordenador se plantea las curvas similares de sensibilidad-especificidad de los re-
una disyuntiva, el usuario introduce el valor del síntoma en ceptores de radiofrecuencia. A partir de estas curvas, expresi-
forma interactiva. Las posibilidades de respuesta son fijas, vas del rendimiento diagnóstico, se puede elegir el valor co-
previsibles e invariables. Se puede abarcar intuitivamente rrespondiente al punto óptimo para discriminar entre sanos y
todo el panorama de posibilidades y, de hecho, es el propio enfermos. Por analogía, a los valores o casos clasificados
usuario quien decide, a lo largo de actuaciones fragmenta- como verdaderos se los considera portadores de la informa-
rias, el diagnóstico final. Aunque estos programas han sido ción, es decir, la “señal” en los receptores. A los valores o ca-
técnicamente superados, no deben menospreciarse, puesto sos clasificados como “falsos” se los considera depositarios
que contribuyen a un análisis detallado del proceso diagnós- de la incertidumbre o como el “ruido de fondo” de los apara-
tico y se utilizan con frecuencia como nexo entre distintos tos de radio o de radar. El problema de discernir entre “se-
módulos de otros programas más complejos. También son ñal” y “ruido” es vital en el tratamiento de la información clí-
muy útiles para el cálculo de baremos, nomogramas o reso- nica.
lución de funciones complejas. El análisis en el que se basan Basándose en los supuestos teóricos comentados hasta
puede utilizarse para construir árboles de decisión o bien re- ahora se desarrollaron programas de ordenadores capaces
presentaciones del conocimiento. de establecer el diagnóstico de algunas enfermedades. Es-

Procedimientos diagnósticos basados TABLA 1.2. Tabla de contingencia para la evaluación de las
cualidades diagnósticas de un síntoma o una prueba
en el teorema de Bayes
Síntomas Enfermedad
El reverendo BAYES estableció en 1763 su teorema, base de o prueba Sí No Total
la teoría de las probabilidades condicionadas, de gran im- Sí VP FP VP+FP
portancia en medicina, y que además es origen de una con- No FN VN FN+VN
cepción particular de la estadística. El desarrollo del teorema Total VP+FN FP+VN
permite llegar a la siguiente fórmula:
VP VN VP VN
Se = Sp = Pr+ = Pr– =
P (E)
P (E si S) = P (S si E) × VP + FN FP + VN VP + FP FN + VN
P (S)
La sensibilidad representa la probabilidad de presentar una
prueba positiva estando enfermo. La especificidad la de
En la que se establece que la probabilidad de estar enfer- presentar una prueba negativa estando sano
mo (E) teniendo el síntoma (S) (expresión denominada pre- Las predictividades son la medida adecuada de la capacidad
dictividad del síntoma) es igual al producto de la probabili- diagnóstica; así, la predictividad positiva es la probabilidad de
dad de tener el síntoma si se está enfermo (sensibilidad del estar enfermo teniendo una prueba positiva, y la predictividad
síntoma) por el cociente entre las probabilidades de estar en- negativa es la probabilidad de estar sano con una prueba
fermo y de tener el síntoma (prevalencias de la enfermedad negativa
y del síntoma, respectivamente). VP: verdaderos positivos; FP: falsos positivos; FN: falsos negativos; VN:
La P (E) es conocida como la probabilidad a priori de es- verdaderos negativos; Se: sensibilidad; Sp: especificidad; Pr+: predictividad
tar enfermo y la P (E si S) como la probabilidad a posteriori, positiva; Pr–: predictividad negativa.

8
DIAGNÓSTICO INFORMATIZADO

tos programas tuvieron una utilidad didáctica, pero poco


éxito en la práctica. Los procedimientos bayesianos direc- Muestra
tos tienden a ser hiperpredictivos, debido a que no siem- de patrones
pre hay una independencia de probabilidad entre los dife- controlados
rentes síntomas, la cual es una de las condiciones de
aplicación del teorema de Bayes. Se han ideado procedi-
mientos para corregir la hiperpredictividad y en la actuali-
dad la aproximación bayesiana al diagnóstico médico se Diseño
sitúa en un contexto más complejo, como los métodos es- del clasificador
tadísticos multivariantes, redes causales y la inteligencia ar-
tificial.
Clasificador
variable
Métodos basados en la estadística multivariante
La estadística multivariante se aplica con menor frecuen- Patrón incognita Clasificación
cia al diagnóstico médico que a la investigación clínica. Los
paquetes estadísticos utilizados más corrientemente en inves-
tigación clínica, el BMDP, el SAS y el SPSS, incorporan proce- Modificación
dimientos como la regresión logística, el análisis discriminan- del clasificador
te y otros que permiten un análisis riguroso. Los puntos que Detector
de errores
se han de considerar en el contexto del diagnóstico médico
son el análisis de la causalidad, los métodos de selección de
variables y la teoría del reconocimiento de patrones, cuyo Fig. 1.1. Esquema de un clasificador variable.
conocimiento es un paso previo a la comprensión de los mé-
todos de la inteligencia artificial.
El análisis de la causalidad se basa en que la demostra- El reconocimiento de patrones es el resultado de la apli-
ción de la determinación en medicina se fundamenta en cación de un conjunto de variables agrupadas según una
cuatro puntos: función (función discriminante, logística, etc.), al que se de-
1. Una secuencia temporal razonable, la cual implica que nomina “clasificador”. Se trata, pues, de analizar estadísti-
la causa haya actuado antes de producirse el efecto, y no camente las agrupaciones naturales de signos y síntomas en
después. torno a diagnósticos. Es posible que el “clasificador estadísti-
2. El concepto de causa suficiente, el cual implica que co” que se construya sea distinto del “clasificador clínico”
cuando la hipotética causa está presente se produce siempre que elaboraría un médico. Cada uno de ellos representa un
el efecto. bloque evaluable con los mismos criterios de sensibilidad,
3. El concepto de causa necesaria, que implica que para especificidad y predictividad que se han citado para un sín-
que se produzca el efecto, la causa ha de estar presente y, si toma único. Si el resultado de la función de regresión, logísti-
no lo está, el efecto no se produce. ca u otra, es una magnitud continua, se pueden utilizar las
4. Causa necesaria y suficiente, situación que significa que curvas ROC o de rendimiento diagnóstico para comparar re-
la causa ha de estar presente y siempre que lo está, además, sultados. Los clasificadores pueden ser fijos o variables. En el
se produce el efecto. caso de los clasificadores variables el sistema es capaz de ir
La existencia de excepciones a esta lógica de la determi- modificando la matriz de probabilidades originaria, con lo
nación es origen de incertidumbre y se debe a que en medi- que puede decirse que es capaz de actualización o aprendi-
cina los agentes causales suelen ser necesarios, raras veces zaje, según el esquema de la figura 1.1.
suficientes, a menudo muestran relaciones temporales varia-
bles y coexisten causas de todo tipo para un mismo efecto.
Se acepta una asociación de causalidad si la actuación del Decisión médica
factor considerado aumenta la frecuencia o la incidencia de
una enfermedad. Desde el punto de vista intelectual, el proceso diagnóstico
El problema de la selección de variables es una conse- puede considerarse como un proceso de decisión, que tiene
cuencia del análisis de la causalidad cuando son varios los unos rasgos comunes, independientemente de que se trate
posibles factores concurrentes. La aproximación estadística de una decisión política, médica o de otro tipo. Así, tradicio-
a los límites de la lógica no es sencilla y se suele acudir a la nalmente el médico procede a lo largo de varias etapas,
modelización matemática. Los modelos lineales, de tipo car- como la adquisición de datos, la anamnesis y la exploración.
tesiano, son los más sencillos y el efecto esperado puede re- Genera hipótesis diagnósticas, interpreta los hallazgos clíni-
presentarse por una ecuación de regresión múltiple o discri- cos y evalúa las hipótesis para concluir un diagnóstico. En el
minante del tipo: análisis de la decisión se diferencia entre decisión clínica y
juicio clínico. Se considera la decisión como un proceso in-
y = a + b1X1 + b2X2+ ... + bnXn telectual formalizable (es decir, expresable en un lenguaje
preciso de semántica unívoca), que lleva a una elección en-
Las condiciones de aplicación de estos modelos no se dan tre varias posibilidades y que, como ya se ha indicado, es co-
siempre y las relaciones pueden, además, no ser lineales. La mún a varias situaciones.
función de regresión logística se adapta mejor a este otro En la práctica cotidiana no se formaliza el proceso de de-
tipo de problemas, con una fórmula general similar a: cisión, pero el hacerlo y dejar constancia de los pasos efec-
tuados facilitaría el análisis de los datos clínicos y tendría
otras muchas ventajas. Hay varias maneras de formalizar el
1 proceso de la decisión y una de las que ha adquirido mayor
Y =
exp (a + b1X1 + ... + bnXn) popularidad es la de los árboles de decisión. Esquemática-
mente, un árbol de decisión se origina en un “tronco” que
simboliza la situación de partida del problema. Del tronco
permitiendo también una selección de variables. Hay, ade- parten dos o más ramas que se bifurcan en sucesivas ocasio-
más, otros procedimientos estadísticos que el lector encon- nes hasta alcanzar todo el abanico de evoluciones o resulta-
trará en manuales especializados. dos posibles para el caso en cuestión.

9
PRINCIPIOS DE LA PRÁCTICA MÉDICA

Aplicaciones de la inteligencia artificial Se basa en el análisis del razonamiento por analogía y en el


hecho de que, cuando el hombre se encuentra frente a una
en el diagnóstico médico situación nueva, rebusca en sus recuerdos una situación pa-
recida para poder comparar. La presentación repetida de ca-
La inteligencia artificial es una disciplina de la informáti- sos permite establecer las reglas que definen un paradigma:
ca, cada vez más amplia, que trata de la emulación por me- el caso ejemplo. Si el caso nuevo no muestra diferencias rele-
dio de los ordenadores de potencialidades propias de la inte- vantes, queda integrado en el paradigma que guarda la me-
ligencia humana, como razonar, aprender, decidir y ejecutar. moria, lo que significa diagnóstico concluido. Si las diferen-
Así, la robótica, la reproducción de la voz humana, el juego cias son relevantes, el caso actual se mantiene vivo en otro
de ajedrez, la solución de problemas matemáticos o el diag- tipo de memoria más dinámica, en espera de nuevos casos
nóstico médico y otras muchas actividades pertenecen al parecidos para definir un nuevo paradigma.
terreno de la inteligencia artificial. Existen dos líneas meto-
dológicas: una que pretende analizar y reproducir el pen-
samiento humano y otra que busca los resultados de una Redes neuronales
conducta inteligente, sin reproducir la formalidad del pensa-
miento humano. Cabe decir que el pensamiento que repro- Bajo este epígrafe se agrupan sistemas desarrollados según
ducen los ordenadores es el pensamiento verbalizable y otro tipo de computación diferente de la de los ordenadores
consciente, lo cual supone ya una limitación. El número de tradicionales. Los ordenadores basados en redes neuronales
sistemas de inteligencia artificial disponibles es tan grande funcionan según la denominada computación conexionista
que es imposible llevar la cuenta de las aplicaciones resul- o en paralelo. Las redes neuronales son un intento de imitar
tantes. Aquí se mencionarán sólo algunas de las que por sus el funcionamiento del sistema nervioso, cuyo origen está en
particularidades son representativas de las demás o han des- los experimentos de los neurofisiólogos de los años cuarenta
empeñado un papel histórico. para construir una neurona artificial. Los ordenadores pue-
El sistema MYCIN, desarrollado por SHORTLIFFE en la prime- den simular la existencia en su interior de circuitos de neu-
ra mitad de la década de los setenta, facilita consultas para ronas, y estas estructuras se relacionan por una función de
ayudar a los facultativos en el diagnóstico y tratamiento de cálculo matricial, que depende de la estructura de las cone-
enfermedades infecciosas. xiones entre las distintas capas de neuronas y se utiliza para
El sistema INTERNIST dispone de varias versiones y fue resolver problemas. Hay un margen muy importante de em-
creado por POPLE hacia el año 1980. El motor de inferencia pirismo por cuanto las redes neuronales no se programan,
de INTERNIST funciona en los dos sentidos: hacia delante, sino que se “entrenan”. Son capaces de aprender y de me-
de abajo arriba (bottom-up), cuando a partir de los datos del morizar, estableciendo conexiones entre capas y varian-
paciente elabora una hipótesis diagnóstica según una estruc- do los valores de su estado de activación, según el entrena-
tura arborescente de la enfermedad, y de arriba abajo (top- miento.
down), con encadenamiento hacia atrás, cuando a partir de
la hipótesis elaborada deduce todos los síntomas posibles
para aquella enfermedad y comprueba su existencia. Perspectivas
El sistema PIP (Present Illness Program) fue desarrollado
por PAUKER y SZOLOVITS en la segunda mitad de la década de Por último, cabe comentar que las perspectivas de la apli-
los setenta. Aborda el tema del motivo de la consulta actual cación de la informática a la medicina se dirigen por el cami-
y desarrolla la solución de este problema como lo haría un no de integrar tecnologías diversas, manejo de datos, de ima-
médico de cabecera. gen y exploraciones complementarias, en sistemas de infor-
El sistema EXPERT desarrollado por WEISS y KULIKOWSKI fue mación complejos. En el campo del diagnóstico se intenta
diseñado para facilitar la construcción y prueba de modelos crear sistemas de consulta que ayuden y simplifiquen el tra-
de sistemas consultores. El sistema es complejo y se ha utili- bajo del médico, y no que lo sustituyan. El enorme coste de
zado en aplicaciones reumatológicas. este tipo de investigaciones requiere la colaboración de am-
Cabe añadir el sistema CADIAG de ADLANSSIG, desarrollado plios sectores profesionales y de instituciones, cuyos resulta-
en Viena en los años ochenta, que funciona integrado en un dos se esperan en un próximo futuro.
sistema complejo de información hospitalaria. FIESCHI ha des-
arrollado el sistema SPHINX para el diagnóstico de las icteri-
cias, basándose en la definición de contextos (doloroso,
infeccioso, yatrógeno, etc.) encadenados por reglas de cono- Bibliografía especial
cimiento. BARR A, FEIGENBAUM EA. The handbook of artificial intelligence, vols 1-
En España, programas como CAROUSEL para el diagnósti- 3. Massachusetts, Addison Wesley 1986.
co de los vértigos, entornos como MILORD de LÓPEZ DE BERNARDO JM. Bioestadística. Una perspectiva bayesiana. Barcelona,
MÁNTARAS, dotado de un sistema particular para el tratamien- Vicens-Vives, 1981.
to de la incertidumbre, y aplicaciones como PNEUMON-IA DEGOULET P, FIESCHI M. Traitement de l’information medicale. París,
Masson, 1991.
de VERDAGUER y SERRA, representan desarrollos importantes. DE DOMBAL FT, ZOLTIE N, HENRIQUES J, MAUNDER G, CUSIMANO P, DAVEY J,
et al. Towards objective medical decisions with the aid of know-
ledge based systems. Mini Symposium. Technol Health Care 1993;
Razonamiento basado en casos 1: 75-108.
ESCUDERO LF. Reconocimiento de patrones. Madrid, Paraninfo, 1977.
El razonamiento basado en casos (case based reasoning, LEONARD T. Bayesian analysis, an overview. The ISBA Newsletter 1992;
CBR) representa una orientación diferente del razonamiento 1: 6-12.
basado en reglas o en el conocimiento. Desarrollado predo- MCCLELLAND JL, RUMELHART DE and PDP Research Group. Parallel dis-
tributed processing. Cambridge Mass, MIT Press, 1986.
minantemente en la universidad de Yale por SCHANK, alcanza REDONDO ÁLVARO FL. La lógica en la interpretación de las pruebas
su madurez en la segunda mitad de la década de los ochen- diagnósticas. Madrid, Garsi, 1989.
ta. Es pronto todavía para comparar resultados, dado que no SCHANK RC, SLADE SB. The future of artificial intelligence. Learning
ha alcanzado aún pleno desarrollo en aplicaciones médicas. from experience. Appl Artificial Intelligence 1991; 5: 97-107.

10
Pronóstico
C. Rozman

En tiempos no muy lejanos, el éxito del médico era con gar, seamos sujetos u objetos de la actividad sanadora. “¿Qué
frecuencia valorado por el acierto conseguido en el pronósti- probabilidades tengo de sobrevivir a esta intervención o a
co. Si el facultativo de turno sentenciaba: “Este paciente fa- este tipo de tratamiento?”, o “¿Esta afección me va a acortar
llecerá dentro de 4 semanas” y lograba acertar más o menos la vida, y cuánto?”, son preguntas muy frecuentes que el pa-
en su apreciación futurológica, su fama corría de boca en ciente –o por él, sus familiares–, plantean al médico de tur-
boca y su categoría era elevada poco menos que a cotas má- no, con semblante en general no exento de ansiedad más o
gicas. Aún en los tiempos actuales el acierto pronóstico con- menos pronunciada. Pero, además del parámetro supervi-
sigue impresionar. Aunque el facultativo introduzca al formu- vencia, tiene interés pronóstico en la práctica clínica la eva-
lar el pronóstico todas las reservas y limitaciones propias del luación de otros datos, como: a) la probabilidad de obtener
caso, una aproximación más o menos precisa del tiempo en una situación clínica determinada una curación total con
previsto de un desenlace sigue produciendo un gran impac- recuperación de todas las funciones orgánicas (restitutio ad
to en los familiares del fallecido, quienes con frecuencia olvi- integrum), o, por el contrario, únicamente parcial (con de-
dan todas las reservas expresadas por el pronosticador y pro- fectos residuales); b) la probabilidad de que un paciente
penden a atribuirle una capacidad superior a la derivada de afecto de un proceso neoplásico y aparentemente curado re-
un buen juicio clínico y de la experiencia. La sabiduría po- caiga, o, por el contrario, se mantenga la enfermedad en
pular valora tanto el pronóstico porque conoce sus limitacio- remisión; c) la probabilidad de que un enfermo que haya su-
nes. En efecto, la clásica aseveración “Más vale sentencia de frido un infarto de miocardio desarrolle una asistolia o sufra
médico que de juez” es producto de muchos fracasos en la un segundo infarto, y d) la probabilidad de que un enfermo
actividad pronóstica. con cirrosis hepática compensada sufra una descompensa-
¿Qué es un pronóstico? Reciben este nombre los intentos ción icteroascítica o desarrolle una encefalopatía hepática.
de prever el futuro y, en nuestro caso, de formular las previ- Podrían aportarse otros numerosos ejemplos que constituyen
siones respecto a la evolución futura de un proceso patológi- hoy día el objetivo de la actividad pronóstica, desarrollada
co que afecta a un individuo enfermo. Dentro de estas activi- con métodos científicos. Gracias a innumerables aportacio-
dades cabe distinguir dos aspectos claramente distintos: nes dentro de este campo de la prospectiva clínica, actual-
a) magia, quiromancia y afines, y b) prospectiva o futurolo- mente disponemos de informaciones cada vez más precisas
gía. Sólo esta segunda es una actividad científica, practicada que nos permiten prever la evolución de nuestros pacientes
por quienes con pleno reconocimiento de sus limitaciones con notable precisión.
se proponen averiguar el futuro, extrapolando a partir del pa- Por lo que respecta a quién es el objeto del quehacer pro-
sado y del presente. nóstico, cabe separar tres tipos fundamentales: 1) la prospec-
Durante épocas pasadas, el médico adoptaba con frecuen- tiva que se refiere a la población general de un país; 2) la re-
cia al ejercer la actividad pronóstica actitudes de mago o adi- lativa a un grupo de individuos afectos de una enfermedad, y
vino o, en el mejor de los casos, actuaba de modo absoluta- 3) la que concierne a un sujeto aislado (pronóstico indivi-
mente “impresionístico” o subjetivo, si bien basándose en dual).
experiencias pasadas. El médico debería estar familiarizado con los conceptos
En años recientes, la actividad pronóstica recibe también que constituyen la base de los distintos tipos de prospectiva,
el impacto del rigor científico que en la actualidad tiende a e incluso con los métodos utilizados con mayor frecuencia.
impregnar todo el ejercicio clínico. Así, se convierte en un 1. La supervivencia de la población general española se
proceso cada vez menos “impresionístico” y más objetivo, puede trazar a partir de las tablas de mortalidad que periódi-
basado en un conjunto de métodos científicos y, por consi- camente publica el Instituto Nacional de Estadística, y queda
guiente, totalmente reproducibles. representada en las figuras 1.2 y 1.3. Es fácil observar que di-
El interés que ofrece la actividad pronóstica así enfocada fiere algo según el sexo. Además, es patente que tras una
es múltiple. Por un lado, el paciente o sus familiares desean leve inflexión inicial, correspondiente a la mortalidad infan-
conocer las previsiones futuras acerca del proceso patológi- til, la curva decrece muy poco hasta los 50-60 años, a partir
co que le afecta, y a ello les asiste un innegable derecho, por de los cuales su declinación es ya muy pronunciada. Con es-
cuanto numerosas e importantes decisiones pueden depen- tos datos se puede determinar la denominada esperanza de
der de la prospectiva pronóstica. De ahí que el facultativo vida. Ésta se define como la expectativa promedio de super-
deba prestar a esta faceta de la actividad clínica el mismo in- vivencia de un individuo de sexo y edad determinados. La
terés que al diagnóstico o a la terapia. Por otro lado, el esta- representación gráfica de la actual esperanza de vida de la
blecimiento del pronóstico más preciso posible es necesario, población española queda reflejada en las figuras 1.4 y 1.5.
a veces, para poder planificar mejor la estrategia terapéutica Como cabe advertir, ofrece dos características: a) es mayor
adecuada, pues ésta difiere con frecuencia según los diver- en el sexo femenino (al nacer –0 años en la gráfica– de 76,2
sos grupos pronósticos. Por último, durante la investigación años en 1975) que en el masculino (70,4 años en 1975), y
de nuevas modalidades de tratamiento, por ejemplo, en los b) sigue un modelo de decrecimiento lineal hasta aproxima-
ensayos aleatorizados de nuevos medicamentos, las conclu- damente los 60 años de edad, para a partir de entonces ad-
siones podrán ser válidas únicamente si se ha procedido a quirir un patrón de decrecimiento exponencial. En España,
una estratificación pronóstica previa y adecuada de los di- la esperanza de vida ha experimentado una evolución alta-
versos grupos analizados, con el objeto de que éstos sean mente favorable desde principios de siglo, pero parece que
comparables entre sí. dicho aumento se ha detenido de modo prácticamente total,
Cabe distinguir dos grandes tipos de actividad pronóstica: como si se estuviese alcanzando la máxima supervivencia
a) según qué parámetro se pretende valorar con los intentos posible (life span de los anglosajones, y propia de cada espe-
de prospectiva clínica, y b) según quién es el objeto del que- cie animal). En efecto, para un recién nacido (ambos sexos)
hacer pronóstico. la esperanza de vida en España era en 1900 de sólo 34,9
Entre los parámetros evaluados, el de mayor interés es la años, pero fue aumentando rápidamente y llegó en 1960 a
supervivencia (pronóstico quoad vitam). La preocupación más del doble (69,8). Durante los 15 años siguientes el incre-
por conservar la vida, tan propia de nuestra esencia instinti- mento fue bastante escaso (73,3 años en 1975). A pesar de
va, nos hace interesarnos en el pronóstico vital en primer lu- que las proyecciones preveían una estabilidad de este pará-

11
PRINCIPIOS DE LA PRÁCTICA MÉDICA

80
Varones
100 Varones
70
90
80 60

Esperanza de vida (años)


Supervivencia (%)

70
50
60
50 40
40
30
30
20 20
10
10
0
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90
0
Años
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90
Edad (años)
Fig. 1.2. Curva de supervivencia de la población española (1975,
varones). Fig. 1.4. Esperanza de vida de la población española (1975, varones).

80
Mujeres
Mujeres
100
70
90
80 60
Esperanza de vida (años)
Supervivencia (%)

70
50
60
50 40
40
30
30
20 20
10
10
0
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90
0
Años 0 10 20 30 40 50 60 70 80 90
Edad (años)
Fig. 1.3. Curva de supervivencia de la población española (1975,
mujeres). Fig. 1.5. Esperanza de vida de la población española (1975, mujeres).

metro hasta finales de siglo, la esperanza de vida sigue au- grupo de individuos, entre los cuales algunos son observados
mentando (76,5 años en 1985; 73,5 en varones y 79,8 años en hasta que se produce el suceso objeto de estudio (muerte o
mujeres). Existe una viva discusión entre los expertos en este recaída, en los dos ejemplos anteriores), pero otros son in-
campo sobre cuál va a ser la evolución futura. Para algunos cluidos en el análisis antes de que termine por completo su
se está llegando ya a los límites de la máxima supervivencia observación.
posible para la especie humana. Otros, en cambio, conside- El cálculo de la supervivencia actuarial y su representa-
ran que en la primera mitad del siglo XXI la esperanza de vida ción gráfica (curva de supervivencia) tienen gran utilidad en
volverá a aumentar de modo notable, y experimentará un in- la caracterización del pronóstico global de una entidad no-
cremento en 10-30 años. sológica, pues permiten obtener una serie de datos tanto
2. Las curvas de supervivencia de un grupo de pacientes cuantitativos como cualitativos. Uno de los que más se em-
afectos de una enfermedad concreta permiten ilustrar la de- plea como expresión sintética de dicha curva es la denomi-
nominada historia natural de dicha entidad nosológica. Por nada supervivencia mediana (percentil 50 de la superviven-
otro lado, ayudan a caracterizar el modelo de mortalidad de cia o, dicho de otro modo, el tiempo en que la curva
la citada afección, a la vez que, mediante análisis comparati- decrece al 50%). En la figura 1.6 se representa el modo de
vos, aislar diversos datos pronósticos y determinar la eficacia obtener gráficamente y de forma muy sencilla este dato. De
de determinados tratamientos. Para trazar las curvas citadas la misma manera cabe determinar otros percentiles (75 y 25,
con la máxima fiabilidad, habría que observar todo el grupo los más corrientes). La supervivencia mediana caracteriza
en estudio hasta que falleciese el último enfermo. Ello en la mejor la supervivencia global de un grupo que la superviven-
práctica es raramente factible, y se tardaría mucho tiempo cia media, pues sobre ésta influyen con mayor intensidad los
en obtener la información requerida. Para obviar estos in- valores extremos. En efecto, unos pocos individuos con una
convenientes se recurre a los métodos actuariales (los más supervivencia muy corta pueden determinar que la media
conocidos son el de KAPLAN y MEIER, y el denominado de “ta- sea también muy breve, y viceversa.
blas de vida”), que permiten estimar la probabilidad de su- A partir del análisis de tales curvas cabe obtener una idea
pervivencia (o de otro parámetro que se quiera analizar, acerca de la función de riesgo. Ésta se define como la pro-
como probabilidad de permanecer en remisión, etc.) de un porción de pacientes que sufren la muerte (u otro suceso

12
PRONÓSTICO

1,0
1,0 0,9
0,9 0,8
Probabilidad de supervivencia

Probabilidad de supervivencia
0,8 0,7
0,7 0,6

0,6 0,5
0,5
0,4
0,4
0,3 0,3
0,2
0,1
53 0,2
0,0
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100 0 10 20 30 40 50 60 70
Meses Meses

Fig. 1.6. Curva de supervivencia actuarial correspondiente a 328 pa- Fig. 1.7. Curva de supervivencia (representación semilogarítmica
cientes afectos de leucemia linfática crónica. Método gráfico para de- del ejemplo anterior, tras eliminar la meseta final). Como cabe adver-
terminar la supervivencia mediana, que resulta ser de 53 meses. tir, el decrecimiento sigue una línea prácticamente recta, lo que signifi-
ca que la mortalidad del grupo es constante.

que se pueda estar estudiando mediante esta metodología) hasta qué punto una afección determinada reduce la super-
en un intervalo o unidad de tiempo, en el supuesto de que vivencia esperada.
hayan entrado en dicho intervalo sin haber sufrido el suceso 3. El más importante en la práctica clínica es el pronóstico
en estudio (fallecimiento o cualquier otro). Cuando la fun- individual, es decir, la prospectiva que se refiere a un indivi-
ción de riesgo es constante a lo largo de todo el estudio, se duo aislado, y que se analizará brevemente con respecto a la
obtiene una curva como la de la figura 1.6, con una pen- supervivencia. En el caso de que el cuadro clínico no ofrez-
diente progresivamente menor, o de tipo exponencial. Este ca particularidad alguna que pueda influir, en el sentido de
fenómeno del riesgo constante se demuestra mejor si la cur- mejorar o empeorar el pronóstico, se puede formular dicien-
va de supervivencia se representa en una escala semilogarít- do que los pacientes afectos de la entidad nosológica que se
mica (fig. 1.7), en la cual el decrecimiento exponencial apa- presenta sobreviven por término medio el tiempo expresado
rece como una línea recta. Tal tipo de representación por la supervivencia mediana del grupo global. No obstante,
gráfica permite obtener de modo aproximado una informa- con respecto a numerosas enfermedades se dispone actual-
ción acerca de las variaciones de la función de riesgo a lo mente de parámetros pronósticos conocidos que permiten
largo de la observación de un grupo de individuos, sin que precisar mejor la probabilidad de evolución de cada indivi-
en la práctica clínica habitual se requiera trazar directamen- duo concreto afecto de aquella enfermedad. Como ejemplos
te la misma función de riesgo. En el caso de que la mortali- más destacados cabe citar las afecciones oncológicas, que
dad sea constante y, por tanto, la función de riesgo no se son las que más comprometen el pronóstico vital y en las
modifique a lo largo de la curva, cabe establecer relaciones que, por tal razón, más interesa la predicción evolutiva. El
matemáticas entre los tres parámetros implicados: supervi- sistema TNM (T = tumor, N = nódulo o adenopatía y M = me-
vencia media, supervivencia mediana y función de riesgo tástasis) se ha extendido a numerosas neoplasias sólidas y es
(λ). La supervivencia media se obtiene calculando la inver- de gran utilidad clínica. Así, es bien sabido, por ejemplo, que
sa de λ (1/λ), y la supervivencia mediana aplicando la fór- el pronóstico del cáncer de mama depende enormemente
mula 0,693 (constante de decrecimiento exponencial)/λ. En no sólo de la presencia o ausencia de metástasis gangliona-
el ejemplo anterior, la función de riesgo es de 0,013 (o sea, res en la axila, sino incluso del número de linfadenopatías lo-
cada mes fallecen 1,3% de pacientes del grupo de los que corregionales que albergan el tumor. Asimismo, la presencia
sobrevivían al principio del mes). Aplicando los cálculos ci- o ausencia de adenopatías mediastínicas o de metástasis
tados, se obtiene una supervivencia mediana de 0,693/0,013, condicionará el tipo de terapéutica que se ha de indicar en
es decir, de 53,3 meses, y una supervivencia media de un caso concreto de cáncer broncopulmonar. El sistema de
1/0,013 (76,9 meses). clasificación por estadios clínicos comenzó a aplicarse en el
Se han desarrollado métodos matemáticos mediante los pronóstico de la enfermedad de Hodgkin, para extenderse
cuales se puede determinar si existe diferencia significativa después eficazmente a diversas hemopatías malignas, como
entre dos o más curvas de supervivencia (p. ej., entre pacien- los linfomas malignos no hodgkinianos, la leucemia linfoide
tes de sexo masculino y femenino, entre diversos grupos de crónica, el mieloma múltiple y otras. Estos métodos pronósti-
edad o entre grupos con características clínicas diferentes, cos se van introduciendo progresivamente en la práctica de
etc.). De ellos, el más conocido es el logrank test. numerosas afecciones, no sólo con respecto a la superviven-
También existen técnicas (método del mojón, método de cia, sino también en relación con otros sucesos cuya prede-
Mantel-Byar) que permiten analizar la influencia que ejercen cibilidad pueda tener interés clínico.
sobre la supervivencia las denominadas variables depen- Los métodos de clasificación pronóstica se han diseñado
dientes del tiempo, es decir, las que no se hallan presentes siguiendo diversos procedimientos. Algunos han surgido de
en el individuo al inicio de la observación, sino que apare- modo relativamente impresionístico, por extrapolación a par-
cen en el transcurso de la evolución. Una de las más frecuen- tir de las observaciones clínicas pasadas. En la actualidad se
temente analizadas con estas técnicas es la respuesta al trata- tienden a obtener por procedimientos considerados más or-
miento. Por último, cabe mencionar métodos estadísticos todoxos desde el punto de vista científico. Mediante estudios
que permiten comparar la supervivencia real de un grupo de comparativos de las curvas de supervivencia con respecto a
pacientes con respecto a la teórica de la población general diversos datos clínicos (p. ej., en un grupo de pacientes con
que sería de esperar si la distribución del sexo y de la edad una enfermedad concreta, determinando si viven más los va-
fuera superponible. Tales técnicas son útiles para determinar rones que las mujeres), se aíslan diversas variables pronósti-

13
PRINCIPIOS DE LA PRÁCTICA MÉDICA

cas individuales (en el ejemplo anterior, el sexo sería una va- permitirá, sobre todo al establecer un pronóstico individual,
riable pronóstica si se demostrase una diferencia significativa descubrir matices de importancia que hayan podido escapar
en la supervivencia comparando varones con mujeres). Una a análisis matemáticos más complejos.
vez aisladas las variables pronósticas individuales, se pro-
cede a averiguar, mediante métodos multivariantes (técnicas
de regresión múltiple, análisis de partición repetitiva, análisis Bibliografía especial
discriminante, análisis factoriales y análisis de componentes CIAMPI A, THIFFAULT J, NAKACHE JP, ASSELAIN B. Stratification by stepwise
principales), cuáles son las variables de mayor peso y cuáles, regression, correspondence analysis and recursive partition: A
por el contrario, aportan una información únicamente redun- comparison of three methods of analysis for survival data with co-
dante. A la vez, dichas técnicas permiten determinar cuanti- variates. Computational Statistics & Data Analysis 1986; 4: 185-204.
tativamente la importancia pronóstica de cada variable o ais- COX DR. Regression models and life tables. J R Stat Soc Series B 1972;
lar aquellas variables que en su conjunto caracterizan a 34: 187-200.
DIXON WJ, BROWN MB, ENGELMAN L, HILL MA, JENNRICH RI. BMDP Statisti-
grupos pronósticos concretos. Mediante tales técnicas cabe cal software manual. Berkeley, University of California Press, 1988.
obtener modelos matemáticos que, una vez comprobada su INSTITUTO NACIONAL de ESTADÍSTICA. Tablas de mortalidad de la pobla-
validez en series distintas a aquellas de las que se han deriva- ción española 1985-1986. Madrid, 1991.
do los citados modelos, puedan ser aplicados con eficacia y KAPLAN EL, MEIER P. Nonparametric estimation from incomplete ob-
precisión cada vez mayores en el pronóstico individual. servations. J Am Stat Assoc 1958; 53: 457-481.
Es evidente que la actividad pronóstica se basa actualmen- LEE ET. Statistical methods for survival data analysis. Belmont, Lifeti-
te en técnicas científicas con intentos de precisión matemáti- me Learning, 1980.
ca. Pero no hay que olvidar que se trata de técnicas probabi- PETO R, PIKE MC. Conservatism of the approximation Σ (O-E)2/E in the
logrank test for survival data on tumor incidence data. Biometrics
lísticas, es decir, métodos que no ofrecen una seguridad 1973; 29: 579-584.
absoluta, pues ello es inherente a cualquier modalidad de ROZMAN C, MONTSERRAT E, ROZMAN M, BLADÉ J, CERVANTES F. Análisis de
prospectiva. Hay que tener en cuenta, por último, que tam- la respuesta al tratamiento. Consideraciones sobre las variables
bién en esta faceta sigue siendo importante el arte clínico de- pronósticas evolutivas (tiempo-dependientes). Med Clin (Barc)
rivado de una prolongada experiencia, pues en ocasiones 1989; 92: 52-55.

Epidemiología
J. Roca Antònio y A. Muñoz

Introducción Por ejemplo, para verificar si el tabaco era un factor de


riesgo para el cáncer de pulmón, se realizaron dos tipos
de estudios. En unos se partía de dos grupos de individuos
La epidemiología estudia cómo se distribuye la enferme- con características similares, pero uno se hallaba compuesto
dad en la población y cuáles son los factores que están por pacientes diagnosticados de cáncer de pulmón (casos) y
relacionados con su aparición. Con tal objeto, se compara otro por personas que no padecían cáncer de pulmón (con-
la aparición de la enfermedad en diferentes subgrupos de la troles). Se observó que el consumo de tabaco era más alto
población que se diferencian en determinadas característi- entre los casos que entre los controles, sugiriendo que aquél
cas, a fin de deducir qué elementos son clave en la aparición estaba relacionado con la aparición de la enfermedad. Otros
o el desarrollo de la enfermedad. Habitualmente los subgru- estudios partieron de dos grupos de individuos cuya única
pos se comparan desde una de las siguientes aproximacio- diferencia radicaba en que uno estaba formado por fumado-
nes: o bien los grupos se diferencian en función de si están o res (grupo expuesto al tabaco) y el otro por no fumadores
no expuestos a una circunstancia (p. ej., un factor del entor- (grupo no expuesto). Estos dos grupos se siguieron durante
no, una actitud o conducta, un parámetro sanguíneo altera- varios años, observándose que la frecuencia de aparición de
do, un conjunto de atenciones médicas o terapéuticas) que la enfermedad en el grupo de fumadores era mayor que en
se sospecha que puede desencadenar la enfermedad o in- el grupo de no fumadores. El tabaco, por lo tanto, era un fac-
fluir en su evolución, o bien se diferencian en individuos que tor de riesgo de la enfermedad.
presentan la enfermedad y en individuos sanos, en cuyo Los resultados de estos estudios se resumen en la tabla 1.3.
caso se estudian los diferentes antecedentes entre los dos Si se estudian n personas nX+ expuestas al factor (tabaco) y
grupos que podrían explicar la aparición o la ausencia de en- nX– no expuestas y la proporción de individuos que desarro-
fermedad. Esta forma de proceder constituye básicamente el lla la enfermedad entre los expuestos (a/nX+) es diferente a la
método epidemiológico. de los no expuestos (c/nX–), se podría concluir que la exposi-
El método epidemiológico permite, por tanto, identificar ción es un factor de riesgo, como es el caso del tabaco y el
factores que están relacionados con la probabilidad de que cáncer de pulmón.
un individuo presente una enfermedad (factor de riesgo) En este capítulo se presentarán conocimientos epidemio-
o un determinado curso clínico (factor pronóstico). Si el fac- lógicos básicos y se revisarán tanto conceptos implicados en
tor de riesgo aumenta la probabilidad de presentar la enfer-
medad, se referirá como factor de riesgo en sentido estricto,
mientras que en el caso contrario se trataría de un factor de TABLA 1.3. Tabla 2 × 2 que resume los datos de un estudio
riesgo negativo o factor de protección. epidemiológico
En el campo de la clínica, el método epidemiológico ha Enfermedad Enfermedad
permitido caracterizar la historia natural de muchas enferme- Total
positiva negativa
dades e identificar los factores que influyen en ellas, permi-
tiendo al clínico mejorar su capacidad de diagnosticar la en- Exposición positiva a b a + b = nX+
fermedad, de tratarla y de pronosticar la evolución de un Exposición negativa c d c + d = nX–
Total a + c = nE+ b + d = nE– a+b+c+d=n
enfermo determinado.

14
EPIDEMIOLOGÍA

el diseño de un estudio, como aspectos analíticos fundamen- duos, la probabilidad de no presentar la enfermedad es de
tales. 1.497/1.665. La oportunidad de enfermar en estos 48 meses
es por tanto:
Conceptos epidemiológicos para determinar
Oportunidad Probabilidad de presentar neumonía =
la frecuencia de enfermedades y para =
de enfermar Probabilidad de no presentar neumonía
identificar los factores de riesgo y pronóstico
168/1.665 168
La epidemiología utiliza tres “instrumentos” básicos para = = = 0,11 [1]
determinar la frecuencia de enfermedades, los factores de 1.497/1.665 1.497
riesgo y los factores pronósticos de la enfermedad: a) las me-
didas de frecuencia que permiten cuantificar la aparición de Como puede observarse, el valor de la IA (0,10) y el de la
la enfermedad (o de la exposición) en diferentes grupos po- oportunidad de enfermedad (0,11) son muy similares. Cuan-
blacionales; b) los tipos de diseños de estudios que permiten to menor sea la probabilidad de enfermar, es decir, en el
obtener datos válidos y realizar inferencias, y c) los métodos caso de enfermedades de muy baja incidencia, más se acer-
analíticos que permiten cuantificar la relación entre la enfer- carán la IA y la oportunidad.
medad y sus determinantes. La tasa de incidencia (TI) es el número de nuevos casos de
enfermedad por persona y por unidad de tiempo que ocu-
rren en una población determinada. Aunque se trata de un
Medidas de frecuencia concepto algo complejo, para los propósitos de este capítu-
Se utilizan dos tipos básicos de medidas de frecuencia: las lo, será suficiente definirla como la rapidez (promedio) con
de enfermedad y las de exposición. que aparece una enfermedad determinada en una pobla-
Las medidas de frecuencia de enfermedad evalúan la pre- ción. Si se sigue durante un período de t años a un número
valencia y la incidencia. El concepto de prevalencia se refie- de individuos ni que inicialmente no presentan enfermedad
re a los casos de enfermedad que existen en un momento y, al final del período, cierto número de ellos (nt) continúa li-
dado en una población, y el de incidencia hace referencia a bre de enfermedad, la “rapidez” con que progresa la enfer-
los casos nuevos de enfermedad que van apareciendo. Por medad en esta población puede estimarse como:
lo tanto, un caso prevalente es todo aquel que está enfermo
en un momento dado, y un caso incidente es aquel que aca-
a
ba de contraer la enfermedad (p. ej., un caso prevalente de TI = [2]
ni + nt
SIDA es el que ha desarrollado la enfermedad hace ya tiem-
po, y un caso incidente el que la ha desarrollado reciente-
mente y para el cual se conoce la fecha o el tiempo en que
[ ]
2
×t

la enfermedad ha aparecido). Se describirá una medida de


prevalencia y tres de incidencia: la incidencia acumulada, Como puede observarse, el denominador de la tasa no
las odds (que en este capítulo se traducirá por oportunidad) es más que el promedio del tamaño de la población durante
de enfermedad y la tasa de incidencia. el período de estudio, multiplicado por la duración del pe-
Se entiende por prevalencia (P) la probabilidad (también ríodo.
denominada riesgo) de que un individuo de la población La diferencia entre IA y TI consiste en que la primera ex-
presente la enfermedad de interés en un momento determi- presa la probabilidad de que un individuo de la población
nado. La prevalencia se estima mediante la proporción de presente la enfermedad en un período determinado, mien-
personas que presentan una enfermedad en un momento tras que la segunda mide la rapidez con que aparece la en-
dado en una muestra de la población de interés. En una fermedad en la población. Si se parte de una población pre-
muestra de 4.943 homosexuales de 4 ciudades de EE.UU. par- viamente sana y en 10 años el 5% de los individuos presenta
ticipantes en el estudio MACS (Multicenter AIDS Cohort la enfermedad, este valor (IA) no varía si todos los casos han
Study), 1.880 resultaron ser seropositivos al virus de la inmu- aparecido el primer año o el último, dato de gran relevancia
nodeficiencia humana tipo 1 (HIV-1) (casos prevalentes) desde el punto de vista de la salud; sin embargo, si se mide
(CHMIEL et al, 1987); la prevalencia de seropositividad fue P = el TI, en el primer caso será mucho mayor que en el segundo
1.880/4.943 = 0,38. En otras palabras, el 38% de la población ya que la enfermedad aparece con mayor rapidez. Este tipo
era seropositiva. La prevalencia, por lo tanto, se calcula divi- de medida es la que se estima en los estudios de superviven-
diendo el número de casos prevalentes (enfermos) por el ta- cia, bajo el nombre de hazard o hazard rate (tasa de peligro),
maño de la población (enfermos y no enfermos). en los que la defunción sustituye a la aparición de enferme-
La incidencia acumulada (IA) de una enfermedad determi- dad.
nada es la probabilidad de que un individuo de la población La medida de frecuencia de exposición más comúnmen-
desarrolle la enfermedad durante un período de tiempo de- te utilizada es la oportunidad de exposición, que expresa la
terminado. Se estima mediante la proporción de personas probabilidad de haber estado expuesto respecto a la proba-
que desarrollan la enfermedad en el período de estudio. De bilidad de no haberlo estado. Siguiendo la notación de la
1.665 participantes del estudio anterior seropositivos al HIV-1 tabla 1.3, la oportunidad de exposición entre los enfermos
y sin SIDA, 168 presentaron un primer episodio de neumonía sería (a/nE+)/(c/nE+) = a/c. Para los no enfermos sería
por Pneumocystis carinii entre julio de 1984 y julio de 1988 (b/nE–)/(d/nE–) = b/d.
(PHAIR et al, 1990). Por lo tanto, se puede decir que el riesgo
(o probabilidad) de presentar una neumonía por P. carinii
en 48 meses era de 168/1.665 = 0,10. El numerador de la IA
Diseños básicos de estudios
corresponde a los casos incidentes, y el denominador al nú- La epidemiología ha desarrollado toda una serie de dise-
mero de no enfermos al inicio del período estudiado. ños con la finalidad de obtener datos válidos, analizables e
Mientras que tanto la prevalencia como la IA son proba- interpretables. Estos diseños pueden ser observacionales o
bilidades, la oportunidad (odds) es un cociente de probabi- experimentales (ensayos clínicos). En los primeros, el inves-
lidades. La oportunidad de enfermar es la probabilidad de tigador se limita a observar cómo se comportan dos grupos
presentar la enfermedad respecto a la probabilidad de no de población que se diferencian en algún factor relevante,
presentarla. Para el ejemplo anterior, la probabilidad de pre- como puede ser una exposición determinada. Se puede rea-
sentar una neumonía por P. carinii en 48 meses era de lizar un estudio observacional mediante tres tipos diferentes
168/1.665; al no haber enfermado 1.665–168 = 1.497 indivi- de diseño: el transversal, el de casos controles y el de cohor-

15
PRINCIPIOS DE LA PRÁCTICA MÉDICA

TABLA 1.4. Utilización de los diferentes modelos de regresión en función del tipo de variables en estudio
Dependiente (enfermedad) Independiente (exposición) Tipo de regresión Medida de asociación estimada
Datos independientes
Continua Dicotómica (binaria) Lineal; prueba de la t de Student
Continua Categórica Lineal; ANOVA
Continua Continua Lineal
Dicotómica (binaria) Categórica y/o continua Logística OR
Número de sucesos por persona y año Categórica y/o continua Poisson RR
Tiempo hasta la enfermedad Categórica y/o continua Cox Peligro relativo

Datos correlacionados*
Continua Dicotómica (binaria) Prueba de la t para datos apareados
Continua Categórica y/o continua Regresión con correlaciones
atenuadas
Dicotómica (binaria) Categórica y/o continua Regresión betabinomial
Número de sucesos por persona y año Categórica y/o continua Gama-Poisson
Tiempo hasta la enfermedad Categórica y/o continua Modelos de fragilidad
OR: odds ratio (oportunidad relativa); RR: riesgo relativo.
*Datos apareados o medidas repetidas en el tiempo sobre un mismo grupo de individuos (estudios de cohorte).

te. En un estudio transversal se selecciona a unos individuos Estudios de casos y controles


de la población y se observa cuáles de ellos están expuestos En este tipo de estudio se selecciona un grupo de enfer-
y cuáles no, o cuáles presentan la enfermedad y cuáles no. mos (casos) y un grupo de individuos con las mismas carac-
En un estudio de casos y controles se escoge a un grupo de terísticas que el anterior, pero no enfermos (controles) y se
enfermos y a un grupo de no enfermos y se comparan los comparan los antecedentes sobre la exposición. Si una o
antecedentes de exposición de cada grupo. Finalmente, en más exposiciones son más frecuentes entre los casos que en-
un estudio de cohortes se selecciona a un grupo de indivi- tre los controles, se concluirá que están relacionadas con la
duos expuestos y un grupo de no expuestos y se observa enfermedad. Este diseño es especialmente útil para estudiar
cómo se desarrolla la enfermedad en ambos grupos. En re- la etiología de enfermedades poco frecuentes. El punto clave
sumen, en un estudio transversal se selecciona la población de este tipo de estudios es la selección de los controles. Éstos
sin tener en cuenta su estado respecto a la enfermedad o ex- han de ser totalmente comparables a los casos, para que al
posición, en el de casos y controles se selecciona a la pobla- hallar una exposición más frecuente en los enfermos, ésta se
ción en función de su estado respecto a la enfermedad, y en pueda relacionar con la enfermedad sin incurrir en error. Si
un estudio de cohortes el criterio de selección es la exposi- esto no es así y, por ejemplo, los casos presentan con mayor
ción. El diseño básico de estudios experimentales es el ensa- frecuencia que los controles una determinada exposición
yo clínico. En éste el investigador selecciona una serie de in- que no está relacionada con la enfermedad, el investigador
dividuos y decide cuáles de ellos serán expuestos y cuáles concluirá, erróneamente, que esta exposición es una causa
no. de la enfermedad. Sin embargo, en la práctica, es difícil en-
contrar controles que cumplan exactamente esta condición
Estudios transversales y, con toda probabilidad, los casos y los controles se diferen-
Este tipo de diseño permite estimar la prevalencia de una ciarán en otras exposiciones que no están relacionadas con
enfermedad o de una exposición y, en ciertas condiciones, la enfermedad. Por esta razón, la estrategia que se utiliza
establecer la relación entre exposición y enfermedad. Se trata para seleccionar los controles es identificar a la población
de un tipo de diseño relativamente simple, rápido y poco cos- que ha generado los casos incluidos en el estudio y seleccio-
toso si se compara con un diseño de cohortes y es especial- nar individuos no enfermos de esta misma población (MUÑOZ
mente útil en las fases iniciales de la investigación. Sin embar- et al, 1993). De esta forma, se garantiza que cualquier control
go, presenta la limitación de que, al medir simultáneamente que hubiese desarrollado la enfermedad habría sido un can-
enfermedad y exposición, puede ser difícil establecer si existe didato para ser incluido en el estudio y que las exposiciones
relación causal entre ambas. Así, por ejemplo, en un estudio no relacionadas con la enfermedad se distribuirán de forma
transversal se mide el nivel de vitamina A en suero (exposi- similar entre casos y controles. Así, por ejemplo, en el estu-
ción) a todos los pacientes que han ingresado durante un dio clásido de DOLL y HILL (DOLL et al, 1952) sobre el hábito
año en un hospital por cualquier causa y, paralelamente, se de fumar y el cáncer de pulmón, al escogerse como casos a
determina qué pacientes han ingresado por cáncer (enferme- pacientes diagnosticados de cáncer de pulmón en 20 hospi-
dad). Si se observa que la prevalencia de cáncer en los pa- tales de Londres, se seleccionaron como controles a pacien-
cientes con niveles bajos de vitamina A es más alta que en los tes ingresados en el mismo hospital y en el mismo tiempo
que poseen un nivel alto, caben dos interpretaciones: a) la vi- que se había diagnosticado el caso. Una vez seleccionados
tamina A es un factor protector de cáncer o bien, b) el cáncer los controles, existen métodos tanto en el momento del dise-
produce una disminución de los niveles de vitamina A. Los ño (apareamiento) como en el del análisis (estratificación y
datos son compatibles con cualquiera de estas conclusiones métodos de regresión, tabla 1.4) para ajustar por las posibles
y, sin embargo, la trascendencia epidemiológica y las accio- diferencias existentes entre casos y controles respecto a ex-
nes que deberían emprenderse totalmente diferentes. posiciones anteriores y garantizar que ambos grupos sólo se
El análisis de la relación entre la exposición (a un presun- diferencian en la enfermedad y en las exposiciones relacio-
to factor pronóstico o de riesgo) y la enfermedad se realiza nadas con ella.
mediante la prevalencia relativa (PR), que es la razón de la Una vez identificada la población de la que se escogerán
prevalencia de la enfermedad en expuestos (PX+) respecto a los controles, existen dos formas distintas de seleccionarlos:
la prevalencia de enfermedad en los no expuestos (PX–), es no apareados o apareados. En un estudio no apareado, los
decir, PR = PX+/PX–. Esta medida indica cuántas veces es ma- controles se seleccionan de la población que ha generado
yor la prevalencia de la enfermedad en los individuos ex- los casos sin ninguna restricción. Por el contrario, en uno
puestos respecto a los no expuestos. Cuanto más fuerte sea la apareado, para cada caso se busca un control similar respec-
asociación entre la enfermedad y la exposición, mayor será to a una serie de variables relevantes, por ejemplo, edad,
la prevalencia relativa (habrá más enfermos entre los indivi- sexo u otras exposiciones que estén fuertemente relaciona-
duos expuestos que entre los no expuestos). das con la enfermedad, denominadas factores de confusión

16
EPIDEMIOLOGÍA

que serán objeto de nuestra atención en un apartado especí- en los no expuestos y el RR será 1. Si la incidencia es ma-
fico. De esta forma se garantiza que los casos y los controles yor en expuestos (es decir, la exposición es un factor de ries-
sean comparables respecto a estas exposiciones y ninguna go o un factor de mal pronóstico), el RR será mayor que 1 y
de ellas aparecerá como causa de la enfermedad en el estu- en el caso contrario inferior a 1. Cuanto más asociadas (posi-
dio, debido a que con el apareamiento se ha forzado que la tiva o negativamente) estén la exposición y la enfermedad,
frecuencia de las variables de apareamiento sea la misma en más alejado de 1 estará el RR.
los casos y en los controles. Otra medida de asociación que puede utilizarse en los es-
El principal problema de este tipo de estudios es que pue- tudios de cohorte es la oportunidad relativa de enfermedad,
den producir una estimación errónea de la relación entre ex- que se estima dividiendo la oportunidad de enfermedad en
posición y enfermedad si no se controlan las dos principales expuestos, (a/nX+)/(b/nX+) = a/b, por la oportunidad de en-
fuentes potenciales de errores: la selección de los controles y fermedad en no expuestos (c/nX–)/(d/nX–) = c/d:
la medición retrospectiva de la exposición.
En este tipo de estudios, la fuerza de la asociación entre
OR Oportunidad de enfermedad en expuestos
exposición y enfermedad se mide mediante la denominada = =
odds ratio (OR) de exposición (que en este capítulo se tradu- de enfermedad Oportunidad de enfermedad en no expuestos
cirá como oportunidad relativa de exposición). Esta OR se
calcula de la misma forma que la prevalencia relativa, pero
a/b ad
utilizando las oportunidades de exposición en lugar de las = = [5]
prevalencias. Como ya se ha indicado, la oportunidad de ex- c/d bc
posición es la probabilidad de haber estado expuesto respec-
to a la probabilidad de no haberlo estado. Utilizando la nota- La oportunidad relativa indica cuántas veces la exposición
ción de la tabla 1.3, la oportunidad de exposición entre los aumenta la oportunidad de enfermar. Si se compara la ecua-
casos es a/nE+ (probabilidad de haber estado expuesto) divi- ción anterior con la ecuación [3], puede observarse que la
dida por c/nE+ (probabilidad de no haber estado expuesto), oportunidad relativa de exposición estimada mediante un es-
es decir (a/nE+)/(c/nE+) = a/c. De la misma forma, la oportuni- tudio de casos y controles (ad/bc) es idéntica a la oportuni-
dad de exposición entre los controles sería b/d. Por lo tanto, dad relativa de enfermedad estimada mediante un estudio
la oportunidad relativa de exposición sería: de cohortes (ad/bc). Por lo tanto, si se desea estimar la
OR de enfermedad asociada a una exposición determinada,
no es absolutamente necesario realizar un estudio de cohor-
Oportunidad de exposición en casos
OR de exposición = = tes, ya que un estudio de casos y controles proporcionará el
Oportunidad de exposición en controles mismo resultado de forma menos costosa.

Ensayos clínicos
a/c ad
= = [3] Dada la variabilidad biológica y la evolución cíclica de las
b/d bc enfermedades, no es fiable establecer la eficacia de terapias
a partir de la observación clínica diaria; la administración de
Estudios de cohorte un tratamiento coincidente con el inicio de un período de ate-
En este tipo de estudio se seleccionan dos grupos similares nuación de una enfermedad crónica o de curación de una
de individuos sin la enfermedad de interés, uno expuesto y enfermedad aguda o, simplemente, un efecto placebo pue-
otro no, y se siguen durante un tiempo (en ocasiones años) den inducir a conclusiones erróneas. Debido a que no exis-
con el objeto de comparar entre ellos la aparición de la en- ten terapias exentas de costos de salud (efectos indesea-
fermedad. Los estudios de cohorte, a diferencia de los trans- bles o secundarios) o económicos, se han desarrollado los
versales y los de casos y controles, permiten una medición ensayos clínicos que permiten evaluar su eficacia y eficien-
completa y en el tiempo de la relación entre exposición y en- cia.
fermedad. En contraposición, presentan el problema de los Un ensayo clínico es un estudio de cohorte en el cual el
“perdidos de vista”, es decir, los individuos que no finalizan investigador manipula la exposición, en forma análoga a ex-
el estudio y que pueden alterar los resultados. perimentos en otros campos del saber. En su forma más sim-
Mientras que en un estudio de casos y controles se realiza ple, el investigador selecciona un grupo de individuos simila-
una lectura vertical de la tabla 1.3, en uno de cohorte se lle- res y decide, al azar, quién será expuesto (tratado) y quién
va a cabo una lectura horizontal. La medida básica de un es- no. Si los dos grupos son comparables respecto a todas las
tudio de cohorte es la incidencia (en expuestos y en no ex- variables que pueden influir en la aparición del efecto espe-
puestos). Aunque pueden calcularse la IA y la TI, en este rado, y el método de asignación del tratamiento está libre de
apartado y a fin de simplificar, sólo se considerará la prime- sesgos, el investigador concluirá que las diferencias en la
ra. La medida de asociación entre exposición y enfermedad aparición del efecto se deben a la intervención. Al ser el in-
que se utiliza en este tipo de estudios es el riesgo relativo vestigador quien decide el tipo de exposición y quien la reci-
(RR), que se obtiene a partir de la incidencia en expuestos y be, este estudio sólo está éticamente justificado en el caso de
en no expuestos. La IA en expuestos se calcula como la pro- que la exposición sea beneficiosa para el individuo; en el
porción de expuestos que presentan la enfermedad. Según la caso contrario, si se trata de un factor de riesgo, sólo podrán
notación de la tabla 1.3 sería a/nX+, y no expuestos c/nX–. Por aplicarse diseños observacionales.
lo tanto, el riesgo relativo sería: En el diseño de un ensayo clínico existen dos puntos cla-
ve. En primer lugar, para evitar sesgos, el ensayo clínico debe
RR = Incidencia en expuestos = a/nX+ [4] ser doblemente “ciego”, en el sentido de que ni los partici-
Incidencia en no expuestos c/nX– pantes del estudio ni los investigadores que están en relación
con ellos deben conocer qué tipo de tratamiento recibe
El RR indica cuántas veces es más frecuente la enferme- cada individuo. En segundo lugar, la asignación de los parti-
dad en los individuos expuestos en comparación con los no cipantes a un grupo u otro debe ser realizada al azar a fin de
expuestos. En términos de riesgo (o probabilidad de que una evitar que, de forma sistemática, sean incluidos en uno de los
persona presente la enfermedad en un período de tiempo grupos los individuos con mayor o menor susceptibilidad al
determinado), el RR indica el número de veces que es mayor tratamiento. El método utilizado debe ser reproducible y es-
(o menor) el riesgo de presentar la enfermedad en los ex- tar documentado a fin de poder revisarlo si surgen proble-
puestos respecto a los no expuestos. Si la exposición (posi- mas. La forma recomendable es realizar la asignación basán-
ble factor de riesgo o pronóstico) y la enfermedad no están dose en una tabla de números aleatorios. No es aceptable
relacionadas, la incidencia en expuestos será la misma que una asignación basada en el número del Documento Nacio-

17
PRINCIPIOS DE LA PRÁCTICA MÉDICA

nal de Identidad, el número de historia clínica, la fecha de riabilidad biológica, o azar, y evaluar si existen diferencias
nacimiento o, incluso, en el resultado de tirar una moneda al entre los dos grupos que se comparan. El azar se incorpora
aire. Finalmente, debe recordarse que el objetivo de la asig- ya sea calculando un valor de p correspondiente a una prue-
nación aleatoria es evitar sesgos derivados de la forma en ba estadística o bien mediante el cálculo de un intervalo de
que se distribuyen los individuos, pero ello no garantiza que confianza del parámetro estimado. El valor de p indica la
los dos grupos que se han de comparar sean similares res- probabilidad de observar diferencias entre los dos grupos
pecto a las variables que puedan influir en el resultado. Si que se comparan, bajo el supuesto de que la exposición no
existen importantes diferencias entre los dos grupos, éstas es un factor de riesgo o un factor pronóstico de la enferme-
deberán corregirse mediante un análisis estratificado o me- dad (es decir, en términos estadísticos, bajo el supuesto de
diante los métodos de regresión. que la hipótesis nula es cierta). Valores de p bajos (se suele
decir que una p es baja si es igual o inferior a 0,05) indican
que es poco probable que las diferencias entre expuestos y
Métodos analíticos no expuestos (y que harían concluir al investigador que la
exposición es un factor de riesgo o un factor pronóstico)
Conceptos básicos en el análisis de determinantes sean consecuencia de la variabilidad biológica. Es decir, es
de enfermedades poco probable que la variabilidad biológica haya provocado
Para poder afirmar con cierta seguridad que existe una re- que el número de enfermos en el grupo expuesto sea diferen-
lación entre exposición y enfermedad, es necesario evaluar te que en el grupo de no expuestos. La prueba estadística
la calidad del estudio y la existencia de dos fenómenos, la que debe utilizarse para el cálculo del valor de p depende
confusión y la interacción, cuya presencia y descripción ina- del tipo de variables que se está estudiando y de los objeti-
decuada pueden conducir a inferencias erróneas. vos del estudio.

Exactitud y precisión. En la gran mayoría de los estudios Confusión. Si se encuentra que una exposición determinada
epidemiológicos se compara una media, una proporción, está asociada (positiva o negativamente) a la enfermedad de
una tasa o una oportunidad entre dos grupos. Así, por ejem- interés y se ha descartado el azar como explicación verosí-
plo, se compara la media de la presión arterial sistólica de mil de los resultados, se debe asegurar que la asociación no
las personas tratadas con un fármaco determinado (exposi- está provocada o distorsionada por la intervención de una
ción) con la que presenta otro grupo tratado con un place- tercera variable. Así, por ejemplo, si se encuentra una asocia-
bo. Para que la diferencia entre las medias pueda ser inter- ción entre la exposición a un producto químico y el cáncer
pretada como un efecto de la exposición, el estudio debe de pulmón (es decir, el cáncer de pulmón es más frecuente
ser exacto (ausente de sesgos) y preciso (con un error redu- entre los expuestos al producto químico que entre los no ex-
cido). puestos), se deberá comprobar que dicha asociación no se
Un sesgo es una estimación incorrecta del efecto de una debe simplemente a que los expuestos al producto fuman
exposición, que puede identificarse como un factor de ries- más que los no expuestos.
go o de pronóstico sin serlo. Básicamente se produce por Para que una tercera variable “confunda” la relación entre
una selección inadecuada de los individuos que forman par- exposición y enfermedad debe cumplir dos condiciones. En
te del estudio o por una determinación incorrecta de la ex- primer lugar, debe ser un factor de riesgo de la enfermedad,
posición o enfermedad como consecuencia de una deficien- es decir, la frecuencia de la enfermedad debe ser distinta en
te recogida de la información. Los sesgos aparecen debido a los individuos que presentan el factor de confusión. En se-
un diseño inadecuado y, en el caso de que posteriormente gundo lugar debe distribuirse de forma desigual entre ex-
se detecten, ya no pueden corregirse en el momento del aná- puestos y no expuestos y no ser consecuencia de la propia
lisis. Es, por lo tanto, una cuestión que debe abordarse en el exposición. Cualquier factor de riesgo (o de protección) que
momento de planificar el estudio y que el investigador debe se distribuya de forma desigual entre expuestos y no expues-
tener in mente al escribir el protocolo. tos distorsionará la relación existente entre la exposición y la
En el caso de que no existan sesgos, las pruebas de hipóte- enfermedad, disminuyéndola o aumentándola. Un hipotéti-
sis y los análisis de regresión permiten realizar una estima- co ejemplo de confusión (ROCA et al, 1995) es el que se pro-
ción del efecto de la exposición. Las pruebas de hipótesis duciría al estudiar en los homosexuales si el consumo de
permitirán establecer si la media de dos grupos es diferente MDA, una anfetamina, junto con la actividad sexual aumenta
o si la incidencia de la enfermedad es distinta en expuestos y la probabilidad de ser seropositivo al HIV. En los análisis ini-
no expuestos. ciales de los datos del Estudio Multicéntrico de Cohortes so-
El error se produce fundamentalmente por la variabilidad bre SIDA (MACS) se observó que los homosexuales consumi-
biológica (aunque también existe un componente debido a dores de MDA tenían más probabilidad de ser seropositivos
la imprecisión de los aparatos de medida). La variabilidad que los homosexuales no consumidores (CHMIEL et al, 1987);
biológica es una consecuencia de que los fenómenos bioló- en el ejemplo hipotético citado, la OR era de 2,22 (tabla 1.5),
gicos están influidos por numerosos factores causales, la indicando que la oportunidad de estar infectado es 2,22 ma-
gran mayoría de los cuales son desconocidos e incontrola- yor en los homosexuales que consumen MDA. Supóngase
bles. Esta variabilidad se traduce, por ejemplo, en el hecho que los homosexuales que consumen MDA mantienen con
de que no todos los fumadores desarrollen un cáncer de pul- mayor frecuencia relaciones anales traumáticas que los no
món o que algunos sí lo desarrollen. Es decir, la susceptibili- consumidores. En este caso, la asociación entre consumo de
dad a una exposición determinada varía de un individuo a MDA y la infección por el HIV-1 podría ser debida, total o
otro, y esta variabilidad puede ser una fuente de errores si no parcialmente, a que las relaciones anales traumáticas actúan
se tiene en cuenta. Un estudio con un gran error producido como un factor de confusión. En otras palabras, los indivi-
por la variabilidad biológica puede identificar diferencias en- duos que consumen MDA pueden tener una mayor probabi-
tre los dos grupos por simple azar, es decir, sin que la exposi- lidad de contagiarse por el HIV-1 simplemente por el hecho
ción esté relacionada con la enfermedad. La variabilidad de que son los que mantienen este tipo de relación. Obsérve-
biológica, a diferencia de los sesgos, no puede eliminarse y se que cumpliría las condiciones anteriores: a) las relaciones
debe cuantificarse a fin de poder conocer con qué error se anales traumáticas representan un factor de riesgo para la en-
ha medido el efecto de la exposición. Es decir, en el caso de fermedad (infección por el HIV-1), es decir, están asociadas
que se concluya que la exposición es un factor de riesgo (o a la enfermedad, y b) entre los consumidores de MDA existe
un factor pronóstico), será necesario conocer la probabili- una proporción más alta de pacientes que presentan relacio-
dad de que la conclusión sea errónea y de que las diferen- nes anales traumáticas que entre los no consumidores: el fac-
cias encontradas se deban al puro azar. La estadística es el tor de confusión se distribuye de forma desigual entre ex-
instrumento que permite incorporar el error debido a la va- puestos y no expuestos (tabla 1.5).

18
EPIDEMIOLOGÍA

A diferencia del error o de los sesgos, la confusión no apa- TABLA 1.5. Asociación (tablas 2 × 2) entre el consumo de la
rece ni por la variabilidad biológica ni por un diseño o una anfetamina MDA (exposición positiva) y la seropositividad del HIV
recogida inadecuados de los datos. Es un problema inheren- (enfermedad positiva) en homosexuales, actuando las relaciones
te a los datos, independiente del tamaño de la muestra o del anales traumáticas como factor de confusión (datos hipotéticos)
diseño del estudio y con el que se ha de convivir y controlar.
Consumo Seropositividad al HIV
Interacción. El fenómeno de la interacción (o modificación Grupo Odds ratio
MDA Sí No Total
de efecto) se produce cuando una exposición (es decir, un
factor de riesgo o un factor pronóstico) actúa de diferente A) General Sí 79 57 136 2,22
forma según esté presente, o no, otro factor. En este caso se No 63 101 164
dice que dicho factor modifica el efecto de la exposición. B) Con relaciones anales Sí 72 45 117 1,14
Como ejemplo de interacción puede recordarse la del taba- traumáticas No 7 5 12
co y el asbesto o la de las aflatoxinas y el virus de la hepatitis
B. Las aflatoxinas producen carcinoma hepatocelular, pero C) Sin relaciones anales Sí 7 12 19 1,00
este efecto es distinto según que la persona tenga una infec- traumáticas No 56 96 152
ción crónica por el virus de la hepatitis B o no. En los HBsAg HIV: virus de la inmunodeficiencia humana.
negativos, el riesgo de presentar un cáncer de hígado es 1,9 Tomada de ROCA J et al, 1994.
veces mayor en una persona expuesta a las aflatoxinas que
en una no expuesta (ROSS et al, 1992). Sin embargo, entre
HBsAg positivos este riesgo es 12,5 veces mayor. Por lo tanto, de 5 y en C de 1, indicaría que el efecto del consumo de
la infección por el virus de la hepatitis B es un factor modifi- MDA es diferente según el tipo de relación sexual. Existiría
cador de la relación entre las aflatoxinas y el cáncer de híga- una interacción entre el consumo de MDA y las relaciones
do. La importancia de la modificación de efecto está deter- anales traumáticas o, en otras palabras, éstas modificarían el
minada, entre otras cosas, por el hecho de que no es posible efecto del consumo de MDA: los homosexuales que mantie-
conocer el riesgo de una exposición para un individuo dado nen estas relaciones y consumen MDA tienen una oportuni-
si no se conoce el valor que adopta el modificador de efecto dad de infección 5 veces superior respecto a los que no con-
en él. En caso de que exista interacción, si no se tiene en sumen. En ausencia de dichas relaciones, el consumo de
cuenta, el investigador puede informar de una fuerte asocia- MDA no tendría efecto alguno.
ción entre una exposición y una enfermedad, y ésta ser debi- La estratificación es muy útil para estimar el efecto de la
da a que la asociación se mide en una población que posee exposición cuando sólo existe una variable de confusión. Sin
otra exposición que interactúa con la estudiada. Éste fue el embargo, si existen varias, la estimación del efecto de la ex-
caso de las aflatoxinas: se informó de una fuerte asociación posición debe realizarse mediante los métodos de regresión.
entre su consumo y el desarrollo de cáncer de hígado, y ésta
era debida, en parte, a que la asociación se medía en pobla- Métodos de regresión
ciones con una prevalencia alta de hepatitis B. Los métodos de regresión permiten establecer cuál es la
influencia de cada una de las exposiciones estudiadas (varia-
Análisis estratificado bles “independientes”) sobre la variable de interés, habitual-
A continuación se presentarán los dos métodos básicos mente la enfermedad (variable “dependiente”). Aunque exis-
para ajustar por los factores de confusión en el momento del ten varios métodos de regresión, todos ellos son casos
análisis y poder estimar de forma adecuada el riesgo cuando particulares de un tipo más general de métodos estadísticos
existe confusión: la estratificación y los métodos de regresión. denominados modelos lineales generalizados. Estos métodos
La estratificación consiste en estudiar la asociación entre de regresión permiten estimar el efecto de una exposición,
exposición y enfermedad para cada subgrupo (o estrato) de ajustado por el efecto de varias variables de confusión. Así,
la población de estudio, definido de acuerdo con los valores en el estudio de cohortes de Framingham se quería determi-
que toma la variable de confusión. Volviendo al ejemplo an- nar la magnitud de la asociación entre niveles aumentados
terior de la asociación entre consumo de MDA y seropositivi- de colesterol y enfermedad coronaria. Sin embargo, existían
dad al HIV-1, si se sospecha que las relaciones anales traumá- otros factores de riesgo que podían actuar como factores de
ticas son un factor de confusión, se estudiaría la asociación confusión en la asociación entre el colesterol y la enferme-
para los homosexuales con dichas relaciones y sin ellas. Esto dad coronaria, al poder estar asociados a niveles aumen-
es lo que se ha realizado en la tabla 1.5 (B y C). En B se pre- tados de colesterol: edad, hipertensión arterial, obesidad,
sentan los datos de la asociación entre consumo de MDA y la concentración de hemoglobina, consumo de tabaco y altera-
positividad del HIV-1 para los individuos con relaciones ana- ciones del ECG (signos de hipertrofia ventricular izquierda).
les traumáticas. Como puede observarse, la OR es práctica- Se utilizó el método de regresión logística, para estimar el
mente 1, lo que indica que el hecho de consumir MDA no efecto de niveles aumentados de colesterol sobre el riesgo
aumenta la oportunidad de ser seropositivo al HIV-1 en los de presentar enfermedad coronaria, ajustado por el efecto de
homosexuales con relaciones anales traumáticas. En C se ha la edad, la presión sistólica, la obesidad, la hemoglobina, el
realizado el mismo análisis, pero para los homosexuales sin consumo de tabaco y las alteraciones del ECG (TRUETT et al,
relaciones anales traumáticas. La OR en este caso es de 1, in- 1967). Los métodos de regresión permiten estimar el efec-
dicando que el hecho de ser seropositivo al HIV-1 es inde- to de cada una de las variables citadas, ajustado por el efecto
pendiente del consumo de MDA. Es decir, al analizar la aso- de las demás. En otras palabras, permiten estimar el efecto “in-
ciación entre el consumo de MDA y ser portador del HIV-1 dependiente” de cada una de las variables sobre el riesgo de
en toda la población de homosexuales se observa que los presentar enfermedad coronaria. En este caso, la regresión
que consumen anfetaminas tienen un riesgo más elevado de permitió estimar el efecto de la hipertensión arterial sobre la
ser seropositivos (OR = 2,22; tabla 1.5 A). Sin embargo, esta probabilidad de presentar una enfermedad coronaria, ajusta-
asociación desaparece después de controlar por un factor de do por el efecto de los niveles de colesterol y de las restantes
confusión (mantener relaciones traumáticas). Las OR de B y variables. Esto puede formularse de la manera siguiente:
C representan el efecto del consumo de MDA en la infección
por el HIV-1, ajustado por el tipo de relación sexual. Enfermedad = β0 + β1 (colesterol) + β2 (edad) +
El análisis estratificado también permite evaluar si existe + β3 (presión arterial sistólica) + β4 (peso relativo) + [6]
una modificación del efecto de la exposición o interacción. + β5 (hemoglobina) + β6 (cigarrillos/día) + β7 (ECG)
Se concluye que ésta existe si las OR calculadas en cada uno
de los estratos no son similares. Para el caso del ejemplo an- es decir, la enfermedad (variable dependiente) es función
terior, si la OR en B de la tabla 1.5 hubiese sido, por ejemplo, de una serie de factores de riesgo (variables independientes),

19
PRINCIPIOS DE LA PRÁCTICA MÉDICA

las β1, β2, ..., β7, denominadas coeficientes de la regresión, in- es decir, el tiempo que transcurre entre el diagnóstico y la
dican la influencia “independiente” de cada uno de los fac- aparición de una recidiva, o el “tiempo hasta la muerte”,
tores de riesgo sobre la aparición de la enfermedad. Todos tiempo entre el diagnóstico y la muerte), el modelo de regre-
los modelos de regresión pueden formularse de forma análo- sión adecuado es el de tasas de peligro proporcionales o de
ga aunque, dependiendo del tipo, adoptan diferentes aspec- Cox, método de análisis de supervivencia. Para estudiar la in-
tos. La regresión utilizada dependerá del tipo de variable de fluencia del alcohol en la mortalidad por enfermedad coro-
interés que se desee estimar. Por otra parte, según el tipo naria en el estudio de Framingham (FRIEDMAN et al, 1986) se
de regresión, variará el significado concreto de las β. En la ta- utiliza este tipo de regresión, siendo la variable dependiente
bla 1.4 se presentan algunos métodos de regresión en fun- el tiempo que transcurre sin producirse fallecimiento por en-
ción del tipo de variable. A continuación se expondrán so- fermedad coronaria. La cantidad de alcohol, expresada en
meramente tres de estos métodos. onzas de etanol, que los participantes declararon consumir
Si la variable dependiente es dicotómica, es decir, sólo en la segunda visita después de entrar en el estudio, actuó
puede tomar dos valores posibles (p. ej., enfermo/no enfer- como variable independiente. Al analizar esta relación en
mo, vivo/muerto, curado/no curado), la regresión adecuada mujeres no fumadoras, se investigaron como posibles varia-
es la logística. Para el ejemplo anterior del estudio de Fra- bles de confusión la presión arterial sistólica, los niveles de
mingham, la ecuación (llamada también modelo) de regre- colesterol, los signos electrocardiográficos de hipertrofia ven-
sión adopta la forma: tricular, el peso relativo y los niveles de hemoglobina. A fin
de estimar el efecto independiente del consumo de alcohol,
ln
(1 –PrPr(X)(X)) = β + β (colesterol) + β (edad) +
0 1 2 los datos fueron analizados mediante la siguiente regresión
de Cox:
+ β3 (presión arterial sistólica) + β4 (peso relativo) + [7] h (t)
+ β5 (hemoglobina) + β6 (cigarrillos/día) + β7 (ECG) ln( ) h0 (t)
= β1x1 + β2x2 + β3x3 + β4x4 + β5x5 = β1 (onzas etanol) +

Aunque no se entrará en su significado, sí es importante + β2 (colesterol) + β3 (alteraciones en el ECG) + [10]


saber que los coeficientes β1, β2,... β7 permiten estimar la OR + β4 (peso relativo) + β5 (hemoglobina)
simplemente calculando eβ, donde e es la base de los logarit-
mos neperianos (e = 2,7183...). En el estudio de Framingham, En este modelo, los coeficientes βi permiten estimar el de-
el modelo hallado para los varones con los datos de 12 años nominado peligro relativo (del inglés, relative hazard), equi-
de seguimiento fue: valente –en los análisis de supervivencia– al riesgo relativo.
En este caso, el valor de β1 = 0,039, significa que la tasa de
ln (1 –PrPr(X)(X)) = –10,90 + 0,01 (colesterol) + 0,07 (edad) + peligro (equivalente a la tasa de incidencia) de fallecer por
enfermedad coronaria, para dos individuos de las mismas ca-
+ 0,02 (presión arterial sistólica) + 0,01 (peso relativo) – racterísticas, si uno de ellos consume una onza de alcohol
– 0,08 (hemoglobina) + 0,36 (cigarrillos/día) + 1,05 (ECG) [8] más que el otro, es e0,039 = 1,04 veces mayor. Si el consumo
fuera de 10 onzas mayor, la tasa de peligro sería 1,0410 = 1,48
Este modelo indica, por ejemplo, que la OR de la asocia- veces mayor.
ción entre presentar un ECG anormal y enfermedad corona- Los métodos de análisis que se han presentado son útiles
ria, ajustado por el efecto de las otras variables, es de OR = cuando el individuo sólo aporta un único conjunto de medi-
e1,05 = 2,86. Es decir, dados dos varones de la misma edad y das (p. ej., una sola determinación de linfocitos CD4). Sin
con los mismos valores de colesterol, presión arterial, peso, embargo, en los estudios de cohorte cada individuo es medi-
hemoglobina y consumo de tabaco, pero uno con alteracio- do repetidas veces (p. ej., se determinan los CD4 cada 6 me-
nes del ECG y otro no, el primero tiene una oportunidad de ses). Estas medidas repetidas están intrínsecamente correla-
presentar una enfermedad coronaria en 12 años 2,86 veces cionadas y no pueden ser analizadas mediante los métodos
superior. Por lo tanto, este modelo permite comparar a las expuestos. En la tabla 1.4 se presentan de forma esquemática
personas con alteraciones del ECG con las que no las presen- algunos métodos para ese tipo de situaciones.
tan. También indica que la OR para un aumento del coleste-
rol de 15 mg es (e0,01)15 = 1,16. Cuanto mayor es el coeficiente
β asociado a una exposición determinada, mayor es la fuerza Conclusión
con que se asocia a la enfermedad.
Cuando la variable dependiente es una tasa de incidencia En este capítulo se han presentado los conceptos básicos
(p. ej., tasa de mortalidad, tasa de incidencia de cáncer), de la epidemiología y los métodos utilizados para diseñar es-
debe utilizarse la regresión de Poisson. Este método se ha tudios válidos y generalizables a diferentes poblaciones. Los
empleado, por ejemplo, para estimar la tendencia de las ta- estudios epidemiológicos contrastan hipótesis específicas
sas de seroconversión en las 4 ciudades de EE.UU. que parti- respecto a la asociación entre exposición y enfermedad. Los
cipan en el estudio MACS (KINGSLEY et al, 1991). Usando los métodos estadísticos utilizados sumarizan los datos obteni-
datos de Baltimore, el logaritmo de la tasa de incidencia (en dos a través de los estimadores que miden la frecuencia rela-
este caso, tasa de seroconversión) según una regresión de tiva de la enfermedad entre expuestos y no expuestos. El
Poisson es: análisis multivariante permite determinar el efecto simultá-
neo de varios factores de riesgo o exposiciones que típica-
ln (tasa de seroconversión) = β0 + β1x1 = mente determinan la aparición de la enfermedad en la po-
= –3,365 – 0,278 × (semestre) [9] blación de riesgo. El método epidemiológico ha permitido
ampliar la comprensión de la enfermedad y proponer accio-
La variable “semestre” adopta el valor 0 para el segundo nes concretas para mejorar el estado de salud, tanto indivi-
semestre de 1984, 1 para el primer semestre de 1985 y así su- dual como de la comunidad.
cesivamente. Los dos coeficientes β0 y β1 son significativos. El
signo del coeficiente β1 de la variable semestre es negativo,
indicando que la tasa de seroconversión disminuyó de forma
significativa durante el período estudiado. Tomando el anti-
logaritmo del coeficiente (e–0,2728 = 0,76) se obtiene en qué Bibliografía especial
porcentaje disminuye por semestre (en este caso, en un CHMIEL JS, DETELS R, KASLOW RA, RADEN MV, KINGSLEY LA, BROOKMYER R.
24%). Factors associated with prevalent human immunodeficiency virus
Siempre que la variable dependiente sea el “tiempo hasta (HIV) infections in the Multicenter AIDS Cohort Study. Am J Epi-
un suceso” determinado (p. ej., “tiempo hasta una recidiva”, demiol 1987; 126: 568-577.

20
PREVENCIÓN

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Prevención
Ll. Salleras Sanmartí

Introducción po, en general en el ámbito de la atención primaria aunque


también se pueden aplicar en otros ámbitos (escuela, fábri-
ca, etc.).
El Webster Dictionary define el término prevención como
el “acto de evitar que algo pase”. Según esta definición, casi
todas las actividades de la vida diaria podrían ser considera- Niveles de prevención
das como prevención. Lo mismo cabría decir de las activida-
des de la medicina, ya que su objetivo último es evitar la in- Cualquier enfermedad o situación mórbida es el resultado
capacidad o la muerte. de un proceso dinámico. Los agentes causales o factores de
Pero en el ámbito médico, el término prevención se reser- riesgo presentes en el medio ambiente interaccionan con el
va para las actividades que tienen como objetivo evitar las huésped (cuya mayor o menor susceptibilidad a la enferme-
enfermedades, en contraposición al término curación. De dad está condicionada en gran medida por su carga genéti-
hecho, la medicina se ha definido como el “arte y la ciencia ca) dando lugar a la enfermedad. En ausencia de tratamien-
de prevenir y curar las enfermedades”. to, ésta sigue su curso, el cual puede llevar a la curación, a la
Cabe destacar que no toda la prevención es médica. Cual- cronicidad, a la invalidez o a la muerte. Con tratamiento, si
quier intervención que permita reducir la probabilidad de es efectivo, el curso se modifica favorablemente hacia la cu-
aparición de una enfermedad, tanto si es de carácter médico ración. La enfermedad no es pues estática, sino dinámica y
(p. ej., las vacunaciones) como si no lo es (p. ej., las inter- sigue un curso o historia natural.
venciones legislativas, medioambientales o sociales), es una En medicina preventiva es importante atender a la historia
medida de prevención. natural de la enfermedad. En ella cabe distinguir tres perío-
La prevención médica se amplía hoy en día a las actuacio- dos:
nes que se aplican durante la etapa presintomática, con obje- 1. El período prepatogénico o de susceptibilidad se carac-
to de detectar la afección precozmente (cribado), lo cual en teriza porque están presentes los factores que favorecen o
algunos casos mejora el pronóstico en comparación con el determinan el desarrollo de la enfermedad. Estos factores
tratamiento efectuado cuando el diagnóstico se establece en pueden ser ambientales (agentes de naturaleza infecciosa, fí-
la fase florida de la enfermedad. sica, química, etc.), conductuales (dieta inadecuada, taba-
A principios de siglo, cuando los procesos patológicos pre- quismo, consumo excesivo de alcohol, uso de drogas) o en-
dominantes eran de naturaleza infecciosa, la prevención de dógenos (sexo, edad, predisposición familiar). Algunos de
las enfermedades y la mejora de la salud de la población de- estos factores son necesarios (pero no suficientes) para que
pendían fundamentalmente de medidas preventivas “no mé- se produzca la enfermedad. El ejemplo más claro es el de los
dicas” dirigidas al control sanitario del medio ambiente y de agentes causantes de enfermedades infecciosas. Otras veces,
los alimentos. Estas actividades son desarrolladas por profe- el factor no es absolutamente necesario para que se desarro-
sionales sanitarios no médicos (veterinarios, farmacéuticos, lle la enfermedad, la cual puede ocurrir en su ausencia, pero
ingenieros sanitarios, etc.) basándose en conocimientos su presencia se asocia a una probabilidad incrementada
científicos aportados por ciencias distintas de la medicina de aparición de la afección. Éste es el caso de los factores de
(veterinaria, farmacia, ingeniería sanitaria, etc.). riesgo de las enfermedades crónicas (hipertensión, tabaquis-
En la actualidad, en los países occidentales desarrollados, mo, hipercolesterolemia, obesidad, etc.).
en los que la contaminación del medio ambiente (agua, aire, Los factores de riesgo pueden ser inmutables o suscepti-
alimentos, etc.) está ya en gran medida controlada y en los bles de cambio. La edad, el sexo y la historia familiar son fac-
que los problemas de salud predominantes son las enferme- tores inmutables que no pueden ser modificados, pero ayu-
dades crónicas y los accidentes, la prevención de las enfer- dan a identificar a los grupos de individuos que requieren
medades y la mejora de la salud de la población dependen mayor vigilancia y supervisión. Otros factores, por el contra-
principalmente de medidas de prevención “médica” (inmu- rio, son susceptibles de modificación. Por ejemplo, el taba-
nizaciones, consejo médico, quimioprofilaxis, quimiopreven- quismo puede ser eliminado, y la hipertensión, controlada
ción y cribados), es decir, de las actividades preventivas que con un buen tratamiento.
se ejecutan sobre las personas (actividades de “promoción En la mayoría de las enfermedades, la interacción de to-
de la salud y prevención de las enfermedades”). Estas activi- dos estos factores con el huésped acaba desencadenando el
dades se basan en conocimientos científicos aportados por estímulo productor de la enfermedad (comienzo biológico),
las ciencias médicas y las llevan a cabo el médico y su equi- momento en que se inicia el período patogénico.

21
PRINCIPIOS DE LA PRÁCTICA MÉDICA

Historia natural de la enfermedad

Interacción entre los factores Reacción del huésped al estímulo


productores de enfermedades
(agentes factores de riesgo) y el huésped
Producción del estímulo Estadio Primeros signos Enfermedad
presintomático y síntomas avanzada Convalecencia

Período prepatogénico Período patogénico

Protección Promoción de la salud


de la salud y prevención de la enfermedad

Inmunizaciones Cribados
preventivas
Saneamiento ambiental Quimioprofilaxis
Higiene alimentaria y quimioprevención
Educación sanitaria

Prevención primaria Prevención


secundaria

Niveles de prevención

Fig. 1.8. Niveles de prevención.

2. El período patogénico tiene dos estadios: el presintomá- Métodos de prevención en el ámbito clínico.
tico y el de enfermedad clínica. Durante el período presinto-
mático no hay signos clínicos de la enfermedad, pero, como Medicina clínica preventiva
consecuencia del estímulo causal citado, ya se ha producido
el comienzo biológico y se han iniciado los cambios anato- La medicina clínica preventiva, es decir, la promoción de la
mopatológicos responsables de la enfermedad (p. ej., arte- salud y la prevención de la enfermedad mediante acciones que
riosclerosis, alteraciones premalignas). En el estadio clínico inciden sobre las personas, ejecutadas en el ámbito clínico, se
los cambios en los órganos y tejidos son ya suficientemente lleva a cabo mediante cuatro grandes grupos de acciones pre-
importantes para que aparezcan signos y síntomas de la en- ventivas: tres de prevención primaria (inmunizaciones preventi-
fermedad en el paciente. vas, quimioprofilaxis y quimioprevención, y educación sanita-
3. El último período de la historia natural de la enfermedad ria) y una de prevención secundaria (cribados).
refleja el resultado del proceso: muerte, incapacidad, estado
crónico o recuperación de la salud.
Inmunizaciones preventivas
Las actividades preventivas se clasifican en dos niveles: Las inmunizaciones son el instrumento más clásico de la
prevención primaria y secundaria. medicina preventiva en el terreno de la enfermedad infeccio-
La prevención primaria tiene por objeto disminuir la proba- sa. Se exponen con detalle en la sección Enfermedades in-
bilidad de que aparezcan las enfermedades. Desde un punto fecciosas.
de vista epidemiológico pretende reducir su incidencia. Las
medidas de prevención primaria actúan en el período prepa-
togénico de la historia natural de la enfermedad, antes del
Quimioprofilaxis y quimioprevención
comienzo biológico, es decir, antes de que la interacción de Esta profilaxis consiste en la administración de fármacos
los agentes y/o factores de riesgo con el huésped determine (antibióticos, ácido acetilsalicílico) o productos biológicos
la producción del estímulo causante de la enfermedad. (estrógenos, antiestrógenos) a personas asintomáticas como
Hoy en día suelen distinguirse dos tipos de actividades de prevención primaria para reducir el riesgo de desarrollar una
prevención primaria (fig. 1.8): las de protección de la salud, enfermedad. En general se utiliza el término quimioprofilaxis
que se ejercen sobre el medio ambiente, y las de promoción cuando el objetivo es la prevención de una enfermedad in-
de la salud y prevención de la enfermedad, que se llevan a fecciosa, y el de quimioprevención si se trata de prevenir una
cabo sobre las personas (educación sanitaria, inmunizacio- enfermedad crónica. La quimioprofilaxis se estudia con deta-
nes preventivas, quimioprofilaxis y quimioprevención). lle en la sección Enfermedades infecciosas.
La prevención secundaria actúa sólo cuando la primaria no Más reciente es la introducción de la quimioprevención
ha existido o, si ha existido, ha fracasado. para la prevención de las enfermedades crónicas no transmi-
Una vez que ha aparecido y actuado el estímulo causante de sibles (ácido acetilsalicílico para la prevención del infarto de
la enfermedad, la única posibilidad preventiva es la interrup- miocardio en los varones asintomáticos mayores de 40 años
ción de su progresión mediante el tratamiento precoz y oportu- con alto riesgo de padecer la enfermedad, estrógenos en mu-
no, en la etapa presintomática, lo cual en algunos casos mejora jeres posmenopáusicas asintomáticas pero con riesgo eleva-
el pronóstico de la afección en comparación con el tratamiento do de desarrollar osteoporosis). En la actualidad se están
efectuado después de diagnóstico habitual. Mediante la aplica- efectuando numerosos ensayos controlados para evaluar la
ción de procedimientos de selección a personas sanas (criba- eficacia y la seguridad de la quimioprevención con diferen-
dos) es posible la detección precoz de algunas enfermedades tes agentes inhibidores (betacarotenos, vitamina A, retinoi-
crónicas en la etapa presintomática y, una vez establecido el des, etc.) en la prevención primaria de diferentes tipos de
diagnóstico, la instauración del tratamiento precoz. cáncer. En el National Cancer Institute de EE.UU., se llevan a

22
PREVENCIÓN

cabo 23 de estos estudios. Para la prevención del cáncer de tado de padecer una enfermedad determinada porque pre-
mama se ha propuesto recientemente la realización de ensa- sentan un factor de riesgo determinado. Se trata sólo de ha-
yos controlados de quimioprevención con tamoxifeno en las cer una selección, es decir, de separar a los individuos que
mujeres posmenopáusicas, estando en este momento en cur- pueden estar enfermos o que tienen el riesgo de padecer una
so de realización varios estudios piloto. Si se demuestra su determinada enfermedad de los que no.
eficacia y seguridad, el papel de estos agentes en la medici- Cuando la prueba de cribado se aplica a grandes pobla-
na clínica preventiva del futuro será muy importante. ciones no seleccionadas, el proceso se denomina cribado
masivo (mass screening) o cribado de población. La realiza-
ción de fotoseriaciones a todos los empleados de una empre-
Educación sanitaria sa multinacional, o el cribado tuberculínico de todos los ni-
La educación sanitaria impartida mediante el consejo mé- ños de primer curso de EGB de una escuela son ejemplos de
dico en el ámbito clínico asistencial es el instrumento con este tipo de cribado, muy utilizado por la salud pública en el
mayor potencial preventivo de la medicina clínica preven- pasado. La medicina clínica, en cambio, emplea las pruebas
tiva. de cribado en un contexto diferente. Su interés por las enfer-
Los comportamientos y estilos de vida insanos constituyen medades o los factores de riesgo no conocidos no se refiere
el principal determinante de la salud en los países industriali- a la población total sino a los pacientes que atiende. Cuando
zados en la actualidad. En estos países, la promoción de la un clínico busca una enfermedad o factor de riesgo median-
salud es principalmente una cuestión de comportamientos te pruebas de cribado aplicadas a un paciente que consulta
(conductas en relación con la alimentación, ejercicio físico, por motivos que no tienen nada que ver con la enfermedad
sueño, reposo, recreación, relaciones interpersonales, etc.). o afección investigada, se dice que está haciendo búsqueda
Del mismo modo, la prevención de la enfermedad está tam- activa de casos (case finding). En ambos casos se trata de cri-
bién relacionada en gran medida con el control de los facto- bados, pero en el de masas se aplican a un conjunto de
res conductuales ya que, en la actualidad, los estilos de vida población no seleccionada, mientras que en la búsqueda ac-
son una de las causas más significativas de las enfermedades tiva de casos, ésta se lleva a cabo en los pacientes individua-
crónicas (cardiovasculares, cáncer, cirrosis hepática, etc.), les del médico.
de los accidentes (sobre todo de los de tráfico) y de otros La distinción entre el cribado masivo y la búsqueda activa
muchos problemas de salud (enfermedades venéreas, drogo- de casos es sutil pero importante. En el caso del cribado de
dependencias, embarazo no deseado, etc.). masas en una fábrica o en una escuela, los profesionales que
La escuela, los medios de comunicación de masas y los efectúan los exámenes (en general personal sanitario no mé-
servicios clínicos asistenciales, en especial los de atención dico) no tienen responsabilidad personal alguna en el segui-
primaria, son los principales ámbitos donde se desarrollan miento de los pacientes que presentan resultados anormales,
las actividades de educación sanitaria. Los responsables de quienes son remitidos a su médico para confirmar el diag-
su aplicación, médicos y profesionales de enfermería, ade- nóstico y, en su caso, efectuar el tratamiento. Numerosos es-
más de tener un importante papel activo en el consejo médi- tudios han demostrado fallos en esta fase de seguimiento en
co, cumplen también un importante papel pasivo o ejemplar personas a las que se ha detectado una anormalidad en un
como “modelos” en el caso de hábitos muy extendidos entre cribado masivo, lo que representa una importante limitación
la población (p. ej., tabaco y alcohol). de este procedimiento. En la búsqueda activa de casos, en
El primer paquete preventivo de tipo institucional que in- cambio, el clínico tiene la responsabilidad explícita de se-
cluyó la educación sanitaria entre las actividades preventivas guir a los pacientes con resultados anormales. Si el clínico
ofrecidas a la población adulta fue el del Institute of Medicine no se compromete a efectuar el seguimiento posterior de los
de la National Academy of Sciences de EE.UU., elaborado en pacientes que presentan resultados anormales, es preferible
1978. Todos los informes emitidos posteriormente (el infor- que no practique la búsqueda activa de casos.
me canadiense, el del American College of Physicians, el de El supuesto básico, implícito en los cribados, de que la de-
la American Medical Association o el de la US Preventive Ser- tección precoz de una enfermedad crónica en una etapa pre-
vices Task Force) han insistido en la importancia del consejo sintomática mejora el pronóstico de la afección, incremen-
médico. Entre las medidas preventivas disponibles para los tando la expectativa de vida y reduciendo la mortalidad, no
clínicos, las más importantes son las dirigidas a modificar los siempre se ha confirmado cuando la efectividad de la detec-
estilos de vida insanos de sus pacientes. Las actividades de la ción y la intervención precoces se han evaluado mediante
medicina convencional (p. ej., las pruebas diagnósticas o los estudios experimentales, los cuales son los únicos que mini-
chequeos) pueden tener menos valor para los pacientes que mizan la presencia de sesgos. Por otro lado, los resultados
otras actividades, por ejemplo la educación sanitaria de indi- falsos positivos generan, a menudo, una importante angustia
viduos asintomáticos que tradicionalmente se ha considera- innecesaria en el caso de enfermedades de pronóstico grave,
do que no formaban parte del ámbito del médico práctico. como el cáncer. Además, en el cribado masivo es muy fre-
La prevención primaria mediante el consejo médico de fac- cuente el incumplimiento por parte de los individuos positi-
tores de riesgo tan importantes como el consumo de tabaco, vos de las recomendaciones de seguimiento para confirmar
la falta de actividad física, la alimentación desequilibrada, el el diagnóstico y efectuar el tratamiento en una fase precoz.
consumo excesivo de alcohol, el consumo de drogas ilega- Por último, los costes de los cribados masivos son cada vez
les, la falta de uso del cinturón de seguridad al conducir ve- más elevados, con lo que se plantean también problemas de
hículos de motor, etc., tiene mucha mayor importancia para eficiencia.
la promoción de la salud y la prevención de las enferme- El primer problema, el de la efectividad, ha conducido al
dades que afectan a los ciudadanos, que la prevención abandono de los chequeos multifásicos anuales y a la reco-
secundaria mediante pruebas de detección de las enferme- mendación de llevar a cabo sólo los cribados que hayan de-
dades crónicas y los factores de riesgo, seguidas de su trata- mostrado ser efectivos en estudios epidemiológicos bien di-
miento precoz. señados, si es posible de tipo experimental. El cribado del
cáncer de mama en las mujeres mayores de 50 años, el de la
hipertensión y el del colesterol son ejemplos que parecen
Cribados claros. En cambio, los cribados de cáncer de pulmón no han
En su concepto más amplio, el cribado se puede definir demostrado, hasta el presente, su efectividad.
como la aplicación de procedimientos de selección (cuestio- En cuanto a los otros problemas, la angustia innecesaria
nario, examen físico, test) a poblaciones de individuos apa- de los falsos positivos, la falta de seguimiento de los indivi-
rentemente “sanos” con objeto de identificar en la fase de la- duos positivos hasta la confirmación del diagnóstico y, en su
tencia, durante el período subclínico detectable, a aquellos caso, el tratamiento y las cuestiones relacionadas con los
que pueden estar enfermos o que tienen un riesgo incremen- costes, es indudable que si los cribados son efectivos quedan

23
PRINCIPIOS DE LA PRÁCTICA MÉDICA

ampliamente compensados por los beneficios de salud que un esquema de trabajo preestablecido por los expertos en el
proporcionan a la población. De todas formas, estos últimos tema, en función de los problemas de salud existentes en la
problemas se evitan en gran parte cuando se lleva a cabo en comunidad y de la efectividad de las intervenciones disponi-
la modalidad de búsqueda activa de casos, ya que el propio bles para su prevención, investigan la posible presencia de
médico que realiza el cribado es el responsable del segui- un factor de riesgo o enfermedades en su paciente y, si los
miento de los casos positivos hasta la confirmación diagnós- encuentran, el médico procede, una vez confirmado el diag-
tica y el tratamiento precoz y oportuno en los que resultan nóstico, a tomar las medidas oportunas para su corrección.
ser verdaderos positivos. Con esta modalidad de cribado Esto es muy beneficioso para el paciente, en términos de pre-
también se reducen en gran medida los problemas de ansie- vención secundaria, y no es muy costoso, en términos eco-
dad en los falsos positivos y los relacionados con los costes. nómicos, para el sistema de salud.
Por todo ello, hoy día todo el mundo está de acuerdo en Según GRAY y PEREIRA, la asistencia primaria es el marco
que el futuro de los cribados es la búsqueda de casos en la ideal para las actividades de cribado mediante la búsqueda
asistencia primaria. El médico aprovecha la visita del pacien- activa de casos por las siguientes razones principales: a) pro-
te, cualquiera que sea el motivo, para interrogarlo, explorarlo porciona acceso a toda la población; b) incluso las personas
y someterlo a pruebas en busca de factores de riesgo o de menos motivadas por la prevención acuden a estos servicios
enfermedades no relacionadas con los síntomas que lo han cuando se encuentran enfermas; en Inglaterra se ha podido
llevado a la consulta. Como es lógico, las actividades de bús- comprobar que el 75% de los pacientes asignados a un médi-
queda activa de casos se deben llevar a cabo de acuerdo co primario acuden, como mínimo, una vez al año a su con-
con un calendario y un paquete de preguntas, exámenes y sulta y el resto acude, al menos, una vez cada 5 años; c) per-
pruebas de selección preestablecidas, según los problemas mite la integración de las actividades preventivas con las
de salud prevalentes en la comunidad, la evidencia disponi- curativas, y d) los problemas descubiertos son diagnostica-
ble de la efectividad de la detección precoz de estos proble- dos y tratados en los mismos servicios, lo que favorece el se-
mas y la edad y el sexo del paciente. guimiento del problema hasta su solución.
No obstante, es preciso reconocer que en España, hasta
muy recientemente (años setenta), la mayoría de los criba-
Integración de la prevención en la práctica dos se efectuaban fuera del ámbito clínico: escuelas, fábri-
médica cas, ejército y centros de reconocimiento médico privados
(exámenes de salud para la obtención del carnet de condu-
La práctica médica se lleva a cabo en el marco de los ser- cir, para la suscripción de una póliza de seguro de vida, che-
vicios de asistencia sanitaria que, clásicamente, se ha dividi- queos para ejecutivos), en la modalidad de cribado masivo.
do en dos niveles, asistencia extrahospitalaria y asistencia En los EE.UU., Francia o Alemania, la situación era similar.
hospitalaria, actualmente denominadas atención primaria En los años veinte, la American Medical Association y la Me-
(atención de primer nivel) y atención hospitalaria, respectiva- tropolitan Life Insurance Company recomendaron la práctica
mente. del examen médico anual (exámenes periódicos de salud
Los servicios de asistencia sanitaria tienen como misión multifásicos o chequeos) a todas las personas adultas, por
fundamental la promoción y la restauración de la salud de los considerarlo beneficioso a largo plazo para la salud de los
habitantes de la comunidad a la que sirven mediante accio- examinados. Desde entonces hasta muy recientemente, el
nes médicas preventivas y curativas. En los sistemas de asis- chequeo anual fue considerado, junto con las vacunaciones,
tencia sanitaria integrada, los dos tipos de acciones se pres- el paradigma de la medicina preventiva por los médicos
tan de forma integrada en los mismos servicios y por el prácticos de todo el mundo. En EE.UU. proliferaron las orga-
mismo personal, en especial a nivel primario. En el ámbito nizaciones de mantenimiento de la salud que ofrecían a sus
hospitalario las acciones son principalmente curativas. clientes exámenes de salud multifásicos anuales, previo
La promoción de la salud y la prevención de la enferme- pago de un módico abono anual. En Francia y Alemania,
dad en el ámbito clínico, mediante acciones de prevención con un sistema sanitario no integrado, las cajas de la Seguri-
primaria, se lleva a cabo con tres tipos de intervenciones pre- dad Social financiaron la puesta en marcha de centros de
ventivas: educación sanitaria (counselling), inmunizaciones medicina preventiva con objeto de ofrecer exámenes perió-
preventivas (vacunaciones e inmunizaciones pasivas) y qui- dicos de salud a sus asegurados.
mioprofilaxis-quimioprevención. Hacia los años setenta, el coste creciente de estos exáme-
Algunas de estas medidas (las vacunaciones) se han apli- nes, las expectativas cambiantes de los pacientes y la puesta
cado clásicamente en España en los servicios sanitarios en marcha de métodos refinados para el estudio de la efica-
municipales, es decir, independientes de los servicios de cia y de la efectividad de los cribados pusieron en duda el
asistencia. Hoy en día nadie discute la necesidad de la inte- valor de los chequeos anuales. Los médicos clínicos empeza-
gración de estas medidas preventivas con las asistenciales a ron a preocuparse por el tema y, como consecuencia de los
nivel primario. En algunos casos, no obstante, por razones trabajos y recomendaciones de grupos de expertos y organi-
operativas es conveniente aplicar las vacunas en otros ámbi- zaciones científicas, en los últimos años se están abandonan-
tos (ejército, escuela). Los ejemplos más claros son las vacu- do en EE.UU. y en la mayoría de los países desarrollados y se
naciones triple vírica y antihepatitis B de los niños de 11 y 12 están sustituyendo por intervenciones preventivas escalona-
años que en España se llevan a cabo en las escuelas. das, programadas según un calendario y un paquete de inter-
La prevención secundaria en el ámbito clínico se realiza venciones preestablecidos, de acuerdo con los problemas de
mediante los cribados. De las dos modalidades posibles de salud prevalentes en la comunidad y la edad y el sexo del pa-
cribado, el masivo y la búsqueda activa de casos, este último ciente.
es el que más se ajusta a las necesidades y conveniencias de Cabe destacar que el paquete incluye alguno de los criba-
los servicios de salud, de los médicos prácticos y de los pa- dos clásicos de los chequeos, pero también intervenciones
cientes, ya que permite llevar a cabo la detección precoz en de prevención primaria (vacunaciones, educación sanita-
el marco de los servicios clínicos asistenciales. ria).
Mediante la búsqueda activa de casos, los miembros del Las recomendaciones de mayor trascendencia han sido
equipo de atención primaria intentan hallar, por medio del las efectuadas por la Canadian Task Force on Periodic Health
interrogatorio, la exploración física y las pruebas pertinentes, Examination (1979), la American Cancer Society (1980) y la
enfermedades o pruebas de salud (tabaquismo, consumo US Preventive Services Task Force (1989).
excesivo de alcohol, alimentación desequilibrada, falta de En España, las únicas recomendaciones efectuadas sobre
ejercicio físico, hipertensión arterial, hipercolesterolemia, ex- la integración de las actividades preventivas en la práctica
ceso de peso) no relacionadas con los signos y síntomas que asistencial son las de la Sociedad Española de Medicina de
han llevado al paciente a su consulta. Según un calendario y Familia y Comunitaria y las del Departament de Sanitat i Se-

24
TRATAMIENTO. PRINCIPIOS GENERALES

TABLA 1.6. Intervenciones preventivas escalonadas en adultos período de 5 años, se recomienda aprovechar estas visitas
sanos. Cribados para realizar acciones preventivas. Esta estrategia permitirá
llegar a cubrir a casi toda la población. El modelo integrado
Técnica de Edad entraña, no obstante, el riesgo de que se produzca lo que Tu-
Entidad Sexo Frecuencia
cribado (años)
dor HART llamaba la “ley de atención inversa”: los ancianos y
Exceso de peso Medida peso/talla* ≥ 15 V/M Cada 5 años los más enfermos son quienes más consultan y, por tanto, es
Hipertensión Determinación de ≥ 15 V/M Cada 2 años posible que también éstos sean los que reciban más accio-
arterial la presión arterial nes preventivas, mientras que los más jóvenes, que posible-
Hipercoleste- Determinación de ≥ 20 V/M Cada 5 años mente serían los más beneficiados por estas medidas, que-
rolemia la colesterolemia
Cáncer de mama Mamografía y 51-65 M Cada 2 años
dan descubiertos por el hecho de frecuentar poco las
exploración física Cada año consultas.
Cáncer de cuello Citología vaginal 20-30 M Cada 3 años Para llevar a cabo estas actividades preventivas sistemáti-
de útero Citología vaginal 31-65 Cada 5 años cas es imprescindible la utilización de la historia clínica. En
Consumo Interrogatorio ≥ 15 V/M Cada 2 años ella sería aconsejable disponer de una hoja de registro de ac-
excesivo tividades preventivas, sencilla y específica, en la que se reco-
de alcohol gieran todas las actividades realizadas y que pudiera servir
*Talla: una medición a los 15 años y otra a los 20. también como recordatorio para los profesionales, facilitan-
Tomada de SALLERAS LL et al. do al mismo tiempo la evaluación de las actividades desarro-
lladas.
TABLA 1.7. Intervenciones preventivas escalonadas en adultos
sanos. Educación sanitaria
Bibliografía especial
Consejo Edad (años) Sexo Frecuencia
CANADIAN TASK FORCE ON THE PERIODIC HEALTH EXAMINATION. The periodic
Alimentación ≥ 15 V/M A criterio de los facultativos* health examination. Can Med Assoc J 1979; 121: 1.193-1.254.
Ejercicio físico ≥ 15 V/M A criterio de los facultativos* HAYWARD RSA, STEINBERG EP, FORD DE, ROIZEN MF, ROACH KW. Preventi-
Tabaco ≥ 15 V/M A criterio de los facultativos* ve care guidelines: 1991. Ann Intern Med 1991; 114: 758-783.
ETS y SIDA 15-44 años V/M A criterio de los facultativos* LAWRENCE RS, MICKALIDE A. Preventive services in clinical practices:
Accidentes ≥ 15 V/M A criterio de los facultativos* Designing the periodic health examination. JAMA 1987; 257: 2.205-
Bucodentarias ≥ 15 V/M A criterio de los facultativos** 2.207.
ETS: enfermedades de transmisión sexual. SALLERAS LL. La medicina clínica preventiva. El futuro de la preven-
*Se recomienda hacerlo como mínimo cada 2 años. ción. Med Clin (Barc) 1994; 102 (supl 1): 5-12.
**Se recomienda hacerlo como mínimo una vez por año. SALLERAS LL, MARTÍN ZURRO A, BERTRÁN JM, GENÉ JM, FORES D, TABERNER
Tomada de SALLERAS LL et al. JL, TARÍN G, RIBOT J. La integración de la prevención en la práctica
asistencial. Med Clin (Barc) 1994; 102 (supl 1): 35-41.
SPITZER WO, MANN KV. The Public’s health is too important to be left
guretat Social de la Generalitat de Catalunya. Las vacunacio- to public health workers. A Commentary on guide to clinical pre-
ventive services. Ann Intern Med 1989; 111: 939-942.
nes se exponen en la sección Enfermedades infecciosas. En TEUTSCH SM. A framework for assessing the effectiveness of disease
las tablas 1.6 y 1.7 se exponen las recomendaciones relativas and injury prevention. MMWR 1992; 41 (N.o RR 3): 1-12.
a los cribados y la educación sanitaria. THE US PREVENTIVE SERVICES TASK FORCE. Guide to clinical preventive
Dado que casi toda la población contacta por algún moti- services. An assessment of the effectiveness of 169 interventions.
vo con alguno de los servicios médicos asistenciales en un Baltimore, Williams and Wilkins, 1989.

Tratamiento. Principios generales


C. Rozman

El tratamiento farmacológico tiene en la práctica clínica debido apoyo psicológico derivado de la profunda compren-
tanto peso que le dedicamos un capítulo especial. Los princi- sión humana que debería impregnar todo el ejercicio de la
pios que deben regir el resto de las modalidades terapéuticas medicina, desembocando, en suma, en una terapia integral.
se exponen en las líneas siguientes.
Tratar a un paciente es algo que no consiste únicamente
en diagnosticar una enfermedad y prescribir para ella una te-
rapia medicamentosa preestablecida. Tal enfoque no diferi- Tratamiento dietético
ría del automatismo de un ordenador. El tratamiento correc-
to de un enfermo implica que el médico ha comprendido los Con excesiva frecuencia, al establecer el tratamiento el
efectos globales de una afección sobre la persona enferma, médico se limita a la prescripción medicamentosa, olvidán-
tanto los físicos como los psíquicos, económicos y sociales, y dose de otros apartados terapéuticos de importancia no des-
que no sólo se percata de dichos efectos sino que es sensible deñable. Entre tales capítulos cabe señalar el tratamiento
a ellos. Tal enfoque clínico del problema del paciente re- dietético.
quiere una capacidad de comunicación eficaz tanto con él Sin necesidad de convertirse en especialista en dietética,
como con su familia y su entorno social. El único modo de el médico generalista debe tener experiencia en prescribir
desarrollar correctamente la actividad terapéutica es combi- dietas para las situaciones más habituales en su práctica. Y
nar el tratamiento medicamentoso, dietético y físico con el tal prescripción no será sólo teórica (p. ej., tantos gramos de

25
PRINCIPIOS DE LA PRÁCTICA MÉDICA

proteínas, tantos de grasas y tantos de hidratos de carbono), farto de miocardio, enfermedad pulmonar obstructiva cróni-
sino que consistirá en el desarrollo práctico de los compo- ca, o las fracturas. El arte terapéutico no puede prescindir
nentes culinarios de las principales comidas. del eficaz concurso de los tratamientos físicos.
En otras partes de esta obra se especifican los detalles co-
rrespondientes a numerosos aspectos de la dietética, tanto
por lo que respecta a los conocimientos básicos (tipo de ali- Apoyo psicológico
mentos, elementos alimentarios imprescindibles, contenido
calórico, equilibrio entre distintos componentes, composi- En toda la actuación médica, sea diagnóstica o sobre todo
ción de los alimentos, etc.), como en lo que concierne a su terapéutica, es de extrema importancia el apoyo psicológico
aplicación en numerosas situaciones específicas. Aquí se se- que el médico presta a su paciente. Éste no debe ser tenido
ñala únicamente la necesidad de que el médico sea cons- por puro objeto del interés diagnóstico y terapéutico, sino
ciente de la gran importancia práctica que posee este capítu- que es preciso que por parte del médico reciba la considera-
lo terapéutico. Algunas situaciones clínicas requieren su ción de lo que es una persona. Las actitudes del médico du-
particular atención desde el punto de vista dietético. Así, de- rante el ejercicio de su profesión son captadas por el enfer-
bería conocer cómo desarrollar una dieta hiposódica, pues mo, el cual suele estar influido por ellas. Toda la actuación
es un contrasentido prescribir una gran cantidad de diuréti- del facultativo puede fracasar estrepitosamente si no consi-
cos en el curso de la hipertensión arterial o de la asistolia, gue establecer una correcta relación con su paciente. En
mientras el paciente ingiere abundante sal. Confiar la cura- ella, el médico deberá huir de las deformaciones viciosas en
ción de una úlcera péptica sólo al reposo, los antiácidos y cualquiera de los extremos, sea una frialdad distante o bien
los antagonistas de los receptores H2 o inhibidores de la una transferencia excesiva. Una buena relación médico-pa-
bomba de hidrogeniones, sin una cuidadosa prescripción ciente se caracteriza por un componente afectivo en virtud
dietética, constituye obviamente una incorrección. Un error del cual el médico desea el bien de su paciente, en concreto
común de la población general, al que contribuyen no po- la curación de su enfermedad o el alivio de las molestias, y
cos médicos con sus prescripciones, es querer modificar el procura comprenderlo de modo global, no tan sólo en las fa-
estreñimiento crónico mediante el uso exclusivo de los la- cetas orgánicas, sino también psíquicas y anímicas. Parte de
xantes, los cuales únicamente contribuyen a que la situación dicha relación es el riguroso cumplimiento del secreto médi-
se perpetúe, amén de provocar numerosos efectos secunda- co, y la creciente confianza del paciente hacia su facultativo.
rios. Dicha situación sólo consigue aliviarse o solucionarse Se trata, como señala LAÍN, de una relación amistosa, médica-
del todo con una inteligente aplicación de una dieta rica en mente amistosa. Amistosa porque en ella entran todos los
residuos. Las colecistopatías (litiásicas o funcionales) y diver- componentes de la amistad; médicamente amistosa porque
sos problemas metabólicos (obesidad, diabetes mellitus, diá- tiene, como es lógico, las limitaciones que derivan de que se
tesis úrica) cierran el capítulo de los problemas clínicos muy trata de una relación médica.
comunes en la práctica, a los que el médico debe prestar su Un coadyuvante principal del apoyo psicológico es la pa-
atención desde el punto de vista dietético. labra sugestiva. En efecto: “El verbo consolar no debe ser
hoy entendido como pura acción humanitaria, sino como
operación en alguna medida técnica, puesto que el consuelo
Tratamiento físico del médico, si no cura, por lo menos alivia” (LAÍN). La psico-
terapia verbal no será considerada como monopolio de los
En la medicina actual, excesivamente burocratizada, el psiquiatras y psicoterapeutas, sino que debe ser sabiamente
médico práctico tiende a remitir al paciente al especialista administrada por el médico general durante el ejercicio dia-
correspondiente ante cualquier problema que no sea estric- rio de su profesión. Una palabra adecuada del médico que
tamente elemental. A tenor de esta tendencia suele requerir muestra su comprensión y afecto hacia el paciente cura tan-
el concurso del rehabilitador si surge una circunstancia clíni- to las afecciones psíquicas como numerosas alteraciones or-
ca en la que esté indicada la terapia física. No obstante, hay gánicas, particularmente de tipo funcional, que abundan en
situaciones frecuentes en la clínica que son fácilmente sol- la medicina diaria.
ventables por el generalista, con tal de que se tome la moles- En suma, la terapéutica debe ser integral y, por tanto, diri-
tia de enseñar al enfermo la práctica de unos cuantos ejerci- girse al paciente en toda su dimensión de persona.
cios físicos, los cuales, además, complementarán o incluso
pueden sustituir a la terapia medicamentosa. Así, por ejem-
plo, ante una periartritis escapulohumeral parece absurdo in-
sistir en una terapia prolongada con productos antirreumáti- Bibliografía especial
cos –que por otro lado tan a menudo ocasionan efectos ALPERS DH, CLOUSE RE, STENSON WF. Manual de terapéutica nutricio-
secundarios– y olvidarse de la práctica de unos simples ejer- nal. Barcelona, Salvat Editores, 1990.
cicios que consiguen curar con rapidez la mayoría de los ca- NICHOLS PJR. Rehabilitación en medicina. Barcelona, Salvat Editores,
sos de esta molesta dolencia. Ante las lumbalgias, tan fre- 1984.
cuentes en la práctica, no es inteligente prescindir de la PEMBERTON CM, GASTINEAU CF. Manual de dietética de la Clínica Mayo.
Barcelona, Medici, 1984.
cama dura y de los ejercicios vertebrales, y confiarlo todo a WOODLEY M, WHELAN A. Manual de terapéutica médica del Depart-
la medicación. Un buen médico general sabe aconsejar a su ment of Medicine, Washington University; School of Medicine,
paciente en otras numerosas situaciones que requieran el Saint Louis, Missouri, 8.a ed. Barcelona, Ediciones Científicas y
concurso de la terapia recuperadora, como hemiplejías, in- Técnicas, 1993.

26
Tratamiento farmacológico
S. Erill Sáez

Tratamiento farmacológico fármacos, cabe considerar las paredes de todo el tubo diges-
tivo como una serie de estructuras lipídicas en las que el fár-
maco debe disolverse para atravesarlas y acceder a la circu-
Resulta difícil imaginar que en la actualidad pudiera plan- lación sanguínea. Vistas así las cosas, es obvio que la absor-
tearse una situación, como la que se daba hace escasamente ción de un fármaco dependerá de su liposolubilidad. Ésta es
un siglo, en la que se considerase la terapéutica como una función de la estructura química, pero en muchos casos
parte secundaria del quehacer médico. Los progresos de la depende también del pH del medio en que se encuentre el
química farmacéutica y, en el momento actual, de la biotec- fármaco. Si éste tiene capacidad de disociarse (es decir,
nología han puesto en manos del clínico una serie de instru- reacciona como un ácido o una base), la fracción ionizada
mentos capaces de conseguir la resolución de diversos proce- es siempre muy poco liposoluble, y dado que el grado de io-
sos o, por lo menos, de aportar un alivio sintomático crucial. nización varía con el pH del medio, éste resulta un elemento
La complejidad de este arsenal terapéutico y los avances en clave para las posibilidades de absorción. Así, por ejemplo,
el conocimiento de los mecanismos que rigen sus efectos un medicamento que se comporte como un ácido débil,
han hecho que la utilización de recursos farmacológicos por como sucede con los barbitúricos o los antiinflamatorios no
parte del médico no sea una simple reacción automática a esteroideos, tenderá a absorberse en el estómago, dado que
una etiqueta diagnóstica, sino que exija una consideración su pH fuertemente ácido se opone a la ionización de ácidos
precisa de las características del paciente y de los tipos de tra- más débiles. Por el contrario, las sustancias de tipo básico,
tamiento que mejor se acoplen a aquéllas. No es posible ana- como la morfina y otros alcaloides, no se absorben en el es-
lizar dentro de los límites de esta obra las propiedades parti- tómago porque al nivel de pH presente en éste se encuen-
culares de los diferentes agentes o grupos farmacológicos, tran totalmente disociadas.
pero sí resulta conveniente prestar atención a los factores de- El transporte de los fármacos en la sangre y su distribución
terminantes de la respuesta a un fármaco por parte del orga- en el organismo merecen asimismo atención especial. Por
nismo, los cuales consideraremos de modo resumido. una parte, como es lógico, los fármacos circulan en la sangre
disueltos en el agua plasmática, pero existe también una
fracción que se encuentra unida a las proteínas del plasma
Lugar de acción de los fármacos y acceso a él (y aun en contados casos, una fracción que se halla atrapada
En la inmensa mayoría de los casos, la acción de un fár- en los hematíes). La unión de los fármacos a las proteínas
maco, beneficiosa o adversa, resulta de su interacción con plasmáticas es un fenómeno interesante y hoy día bien cono-
una estructura molecular a la que denominamos receptor. Es- cido, aunque a menudo es objeto de interpretaciones trivia-
tos receptores pueden estar localizados en la superficie celu- les que son causa de confusión. En principio, cabe aceptar
lar o en el interior de la célula e, incluso, en el propio nú- que los fármacos de naturaleza ácida tienen una particular
cleo. Algunos de estos receptores están identificados, y de afinidad por la albúmina plasmática, y que los de naturaleza
algunos se conoce su estructura química y disposición en el básica tienden a unirse a una glucoproteína, el orosomucoi-
espacio, pero a menudo el término “receptor” identifica sólo de. Estas afinidades determinan que la cantidad total de uno
un concepto, derivado de precisos estudios farmacológicos y de estos fármacos en la sangre quede distribuida en dos frac-
bioquímicos. En cualquier caso, es legítimo considerar que ciones. Una de estas fracciones, denominada fracción libre,
la interacción fármaco-receptor es clave para el efecto de los corresponde al fármaco que se halla simplemente disuelto
medicamentos, y que la concentración del fármaco en el en- en el agua plasmática, y la otra, fracción ligada, corresponde
torno del receptor (lo que a menudo se denomina biofase) al que está unido –por una serie de enlaces débiles de tipo fi-
es determinante para la magnitud de este efecto. sicoquímico– a las proteínas plasmáticas. La proporción de
Pocas veces se dan casos en los que un fármaco se apli- ambas fracciones dependerá del grado de afinidad del fár-
que directamente a su biofase y, en general, para que acceda maco por las proteínas. Así, dentro de una misma familia de
a ella debe existir un proceso de ingreso en el organismo, a fármacos puede haber productos con una fijación del 20-
través de mecanismos de absorción. Poco hay que decir de 30%, como la ampicilina, y otros en los que ésta alcance el
la inyección intravenosa o intrarterial como formas de entra- 98%, como la flucloxacilina. Es importante señalar que sólo
da de un fármaco en el organismo y, aparte de la considera- la fracción libre es capaz de acceder al entorno del receptor,
ción del posible depósito en el punto de inyección, seguido pero no hay que perder nunca de vista que el proceso de fija-
del paso más o menos lento a la sangre, tampoco cabe consi- ción de los fármacos a las proteínas plasmáticas es absoluta-
derar las vías subcutánea e intramuscular. La vía digestiva, mente dinámico y que, como veremos más adelante, no son
por el contrario, sí merece atención. válidos muchos razonamientos simplistas basados en una
Cuando un fármaco se administra por vía oral debe disol- concepción estática de estas dos fracciones.
verse en los líquidos digestivos para que pueda ser absorbi- La fijación de un fármaco a las proteínas plasmáticas des-
do, y esta disolución puede desempeñar un papel clave. Por empeña un papel importante en su distribución en el or-
ejemplo, algunos medicamentos sólo se disuelven bien en el ganismo, pero existen otros factores que condicionan este
estómago, y cualquier circunstancia, farmacológica, fisiológi- proceso. Un fármaco fuertemente unido a las proteínas plas-
ca o patológica (como la migraña) que modifique el vacia- máticas puede quedar acantonado en el espacio intravascu-
miento gástrico puede alterar notablemente la absorción, y lar (como sucede con algunos colorantes y medios de con-
por lo tanto el patrón de respuesta a ellos. A su vez, el propio traste), pero otros, debido a su gran liposolubilidad, pueden
proceso de absorción depende de una serie de factores. Es distribuirse en todo el espacio intersticial y, aun en algunos
obvio que las características anatómicas del intestino delga- casos, encontrarse a igual concentración en toda el agua cor-
do, determinantes en la absorción de nutrientes, cuentan poral. Dada la particular estructura de los capilares celulares
también en lo que respecta a la absorción de fármacos, pero y de los plexos coroideos (ausencia de poros y superposi-
este último proceso tiene una complejidad que no puede pa- ción de membranas), el acceso al SNC representa una forma
sar inadvertida. En primer lugar, a efectos de absorción de extrema en la que tanto la liposolubilidad de un fármaco

27
PRINCIPIOS DE LA PRÁCTICA MÉDICA

como su grado de fijación a las proteínas pueden determinar res de acceso de sustancias extrañas al organismo, como el
que una sustancia ejerza o no efectos centrales. pulmón, la piel y sobre todo la pared intestinal.
La frecuente aparición del término en la literatura médica La abundancia de sistemas de biotransformación de fár-
obliga a hacer mención del denominado volumen aparente macos en el hígado y el intestino puede tener consecuencias
de distribución (Vd). En esta expresión la palabra “aparente” no sólo en la eliminación de un fármaco ya absorbido, sino
es básica, aunque por desgracia se olvida a menudo, y un en el posible acceso de un producto a la circulación sistémi-
concepto sumamente útil en el establecimiento de las pautas ca. De hecho, cuando un fármaco administrado por vía oral
de dosificación queda reducido a una simple fuente de con- alcanza la circulación sistémica ha sufrido un proceso de ab-
fusión. El volumen aparente de distribución de un fármaco sorción y ha “sobrevivido” a los procesos de biotransforma-
expresado en litros o en litros por kilogramo (L/kg), resulta ción de la pared intestinal y del hígado, un órgano estratégi-
de un cálculo matemático basado en la dosis administrada y camente situado entre el intestino y la circulación general.
en la concentración de fármaco detectada en la sangre. Pa- En muchos casos la cantidad de fármaco que pasa por estos
sando a un terreno totalmente ajeno, imaginemos que quere- puntos de biotransformación en su camino hacia la circula-
mos medir el volumen de una piscina en un jardín. Si la pis- ción general es tan grande en relación con la capacidad en-
cina es de forma absolutamente regular bastará multiplicar el zimática de estos procesos, que este metabolismo previo al
área de la base por la altura, pero si es de forma irregular, ingreso en la circulación sistémica no tiene trascendencia al-
con paredes onduladas y fondo variable, una aproximación guna. En otros, no obstante, esta biotransformación “presisté-
geométrica resultará imposible. En este caso cabe recurrir a mica”, o efecto de primer paso, como habitualmente se la co-
la química: basta verter en la piscina una cantidad conocida, noce, es tan importante que se pierde una parte significativa
medida en gramos, de un colorante, agitar hasta conseguir de la medicación administrada, dándose una situación hasta
una disolución uniforme, tomar una muestra del agua y me- cierto punto equivalente a la que produciría una absorción
dir la concentración del colorante en ella, expresándola en incompleta. El término biodisponibilidad tiene que ver con
gramos por litro (g/L). Obviamente, el cociente de dividir la ambos procesos y se utiliza para designar el porcentaje de
cantidad vertida por la concentración hallada nos dará exac- fármaco que alcanza la circulación sistémica en forma no
tamente el volumen en litros de la piscina. Un razonamiento modificada tras su administración. Según una definición de
semejante puede hacerse en el caso de medicamentos, y es este tipo, la biodisponibilidad de un producto administrado
posible calcular su volumen de distribución basándonos en por vía intravenosa es, automáticamente, del 100%. Cuando
la concentración en el plasma inmediatamente después de se trata de evaluar la biodisponibilidad de un fármaco por
la administración intravenosa y en la dosis administrada. No vía oral se mide habitualmente el área total bajo la curva de
puede olvidarse, con todo, que el procedimiento descrito niveles plasmáticos (véase más adelante), comparándola
para la medición del volumen de la piscina funciona sólo en con la obtenida tras la administración intravenosa. La biodis-
el caso de que se consiga una difusión uniforme del coloran- ponibilidad de un fármaco es función tanto de su posibilidad
te. Si éste tuviera una afinidad especial por algunas estructu- intrínseca de absorción como de los factores de tipo farma-
ras, como podrían ser el metal de la rejilla del desagüe o de céutico que la condicionan (tamaño de las partículas, grado
las escalerillas, y se fijara a ellas, la concentración medida en de compresión, presencia de dispersantes, etc.), aparte de
el agua podría ser muy baja y el cálculo sugerido daría valo- los fenómenos de primer paso. Por ello, no debe sorprender
res anormalmente altos para el volumen de la piscina. Una si- que se den variaciones entre preparados de distintos oríge-
tuación del todo semejante se da en el caso de la distribu- nes y que estas variaciones puedan tener repercusiones tera-
ción de fármacos en el organismo. Muchos de ellos tienen péuticas. A modo de ejemplo un tanto extremo, cabe citar el
afinidad por estructuras particulares (ya sean las proteínas caso de un brote de cuadros de sobredosificación de difenil-
plasmáticas, ciertas proteínas tisulares o incluso los propios hidantoína registrado en Australia a mediados de los años se-
huesos) y el volumen calculado es siempre un volumen apa- senta, cuando una compañía fabricante de este antiepilépti-
rente de distribución. En algunos casos la cifra obtenida co decidió modificar el excipiente inerte de estas cápsulas
coincide con un volumen fisiológico (p. ej., plasma o líquido sustituyendo simplemente el sulfato cálcico, empleado hasta
intersticial) y cabe imaginar que ello representa el volumen entonces, por lactosa. Es evidente que el concepto de biodis-
real de distribución de un fármaco, pero no debe sorprender ponibilidad es importante al comparar diversos preparados
encontrar referencias a volúmenes de distribución de cente- de una misma sustancia, pero no debe olvidarse cómo se
nas o incluso miles de litros que, evidentemente, no corres- calcula. Por ello, es correcta la expresión de que dos produc-
ponden a ningún espacio orgánico, sino que simplemente tos con igual biodisponibilidad son bioequivalentes, pero la
traducen la fijación de parte de la sustancia administrada a expresión “equivalencia terapéutica” debe reservarse para
alguna estructura extravascular. En cualquier caso, el con- hacer referencia a la existencia de una eficacia y seguridad
cepto de volumen aparente de distribución es clave para es- clínica análogas (fig. 1.9).
tablecer pautas de dosificación de medicamentos y para Tradicionalmente se ha considerado que la fijación de los
comprender las relaciones matemáticas que definen cuanti- fármacos a las proteínas plasmáticas es un factor que se
tativamente el movimiento de los fármacos en el organismo opone a su biotransformación, en tanto que sólo la fracción
o la farmacocinética. libre puede acceder a los lugares de metabolismo. Esto es
Es evidente que los fármacos, al igual que otras sustancias cierto en muchos casos, pero hay que tener en cuenta que
exógenas, no permanecen indefinidamente en el organismo, algunos fármacos son metabolizados por sistemas enzimáti-
sino que están sujetos a un proceso de eliminación. Esta eli- cos tan eficientes que todo el fármaco que llega con la san-
minación puede realizarse directamente, a través de vías de gre es biotransformado, ya que el equilibrio entre fracción
excreción fisiológicas como son la renal o la biliar, o puede fija y fracción libre se desplaza rápidamente en favor de ésta
verse facilitada por un proceso previo de biotransformación al ir siendo metabolizado el fármaco. En estos casos, en los
en sustancias más fácilmente excretables, al que se denomi- que la biotransformación es dependiente del flujo, poco im-
na simplemente metabolismo. De hecho, los procesos de me- porta cuál sea el grado de fijación a las proteínas. De hecho,
tabolismo de fármacos tienden a transformarlos en sustan- un aumento de la fracción fija (como puede darse en el
cias menos liposolubles, con lo cual se evita, por ejemplo, caso de ciertas bases cuando aumenta el orosomucoide del
que puedan reingresar en la circulación general por reabsor- plasma en respuesta a una inflamación o traumatismo) pue-
ción a través del túbulo renal después de haber sido excreta- de traducirse en un aumento de la cantidad de fármaco pre-
das a través del glomérulo. Los sistemas enzimáticos respon- sente en la sangre y, por lo tanto, en un metabolismo más rá-
sables del metabolismo de fármacos abundan en el hígado, pido.
que constituye el órgano más importante de la economía a Por lo que respecta a la excreción renal de fármacos, la vía
este respecto, pero se dan también en otras estructuras, cuantitativamente más importante, cabe señalar que sólo la
como el riñón y, como es hasta cierto punto lógico, en luga- fracción libre es filtrada por el glomérulo, en tanto que los

28
TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO

9
6,0
Concentración en plasma

4,0 7

Concentración en plasma
6
2,0
5
x
4
0
0 2 4 6 8 10 12 14 16 3
Tiempo (h) x/2
2

Fig. 1.9. Niveles plasmáticos de dos preparados imaginarios con 1


igual biodisponibilidad, pero distinta eficacia (la línea de puntos pue-
de corresponder tanto a la concentración mínima eficaz como a la
concentración máxima tolerada). 1 2 3 4 5 6 7 8 9

t1/2
sistemas de secreción activa a través del túbulo tienen una
Tiempo
eficacia tan elevada que todo el fármaco que llega con la
sangre es excretado al túbulo, si este fármaco tiene afinidad
por estos sistemas de transporte activo (en rigor sólo afectan Fig. 1.10. Representación esquemática de la caída de niveles plas-
a ácidos y bases fuertes). Una vez en el túbulo, un fármaco máticos de un fármaco administrado por vía intravenosa y en el que
será eliminado con la orina o recaptado a la circulación sis- la llegada a la sangre y la distribución en el organismo fueran instan-
témica primordialmente en función de su grado de liposolu- táneas. t1/2: vida media.
bilidad, ya que si es muy soluble en lípidos podrá atravesar
la pared tubular y ser reabsorbido.
repetidas, es que una curva de caída de niveles de tipo expo-
nencial indica que la cantidad que se elimina es proporcio-
Farmacocinética nal a la que existe en el organismo, y no una cantidad cons-
El devenir de un fármaco en el organismo, condicionado tante por unidad de tiempo. Precisamente por ello se ha
por los procesos de absorción, distribución y eliminación introducido un término relacionado con los anteriores y que
descritos, puede ser expresado en términos cuantitativos de goza de gran popularidad, aunque es de utilidad relativa. Se
forma relativamente simple. Un elemento clave en las expre- trata del tiempo de vida media plasmática (t1/2 o semivida
siones farmacocinéticas lo constituye la concentración del plasmática) de un fármaco. Esta expresión sirve para definir
fármaco en el plasma, a la que cabe considerar como un re- el tiempo que debe transcurrir para que una concentración
flejo aceptable de la concentración en la biofase. Cuando se determinada pase a ser la mitad. Lógicamente, el t1/2 depen-
determinan seriadamente en el tiempo las concentraciones
plasmáticas de un fármaco, se obtiene prácticamente siem-
pre una gráfica en la que se distinguen una fase que refleja el
incremento de niveles en plasma a medida que progresa la
absorción y una fase que refleja la eliminación del fármaco.
Este tipo de curvas pueden ser analizadas matemáticamente.
Para simplificar consideraremos el caso más sencillo, aten-
diendo sólo a la fase de eliminación en un caso hipotético
de administración instantánea por vía intravenosa (fig. 1.10).
El análisis de la curva nos indica que obedece a una ecua-
ción exponencial del tipo:
Concentración en plasma

Ct = Co e–kt

en la que Co es la concentración inicial, Ct es la concentra-


ción en un tiempo t tras la administración, y k es una cons-
tante que traduce la capacidad que tiene el organismo de eli-
minar este fármaco (constante de eliminación). De hecho,
una transformación logarítmica de la ecuación anterior da:

ln Ct = ln Co – kelt

Ésta es la ecuación de una recta, lo que indica que si en


lugar de las concentraciones se utilizan sus logaritmos natu-
rales lo que se obtiene es una gráfica, como la de la figura
1.11, en la que la pendiente de la recta es la constante de eli-
minación. Obviamente, cuanto mayor sea la constante de
Tiempo
eliminación, más verticalizada estará la recta, lo que se tra-
ducirá en una disminución más rápida de los niveles plasmá-
ticos a medida que transcurre el tiempo tras la administra- Fig. 1.11. Recta obtenida al representar los datos de la figura 1.10,
ción. Un aspecto que no puede pasar inadvertido, y que recurriendo a los logaritmos naturales de las concentraciones en plas-
tiene consecuencias cuando el fármaco se administra a dosis ma, en lugar de a los valores directos de estas concentraciones.

29
PRINCIPIOS DE LA PRÁCTICA MÉDICA

La administración de una sola dosis de fármaco no es, des-


10 de luego, la situación más frecuente. Cuando un medica-
mento se emplea a dosis repetidas se produce una acumula-
9
ción progresiva hasta que se alcanza un estado estacionario
8 (fig. 1.12) en el momento en que la cantidad eliminada entre
cada toma resulta ser la misma que la dosis absorbida.
7
Concentración en plasma

Cee La concentración plasmática media en esta fase de equili-


6 brio estacionario (Cee) está dada por la ecuación:
5 Cee = fD = fD
4
Cl × I Vd × kel × I

3 es decir, tal como dicta la lógica, directamente proporcional


a la fracción de dosis absorbida (D) e indirectamente pro-
2
porcional al volumen de distribución, a la constante de eli-
1 minación y al intervalo entre dosis (I). Por último, y para ter-
minar con esta serie de expresiones matemáticas, cabe
mencionar que cuando un medicamento se administra con
1 2 3 4 intervalos regulares, el tiempo que debe transcurrir hasta que
Tiempo (días) se alcanza el estado de equilibrio es de 4-5 vidas medias.

Fig. 1.12. Niveles plasmáticos de un fármaco tras la administración Monitorización de niveles plasmáticos
de dosis repetidas cada 6 h. Se muestran tanto la curva de concentra-
ciones máximas y mínimas como la concentración media (línea de El estrecho margen terapéutico de algunos fármacos y el
puntos). Cee : concentración en estado estacionario. avance en las técnicas analíticas han llevado a postular en
muchos casos la conveniencia de ajustar el tratamiento de
acuerdo con las concentraciones plasmáticas del fármaco.
de de la constante de eliminación, y la ecuación que los rela- No cabe duda de que en el caso de algunos aminoglucósi-
ciona es: dos, la teofilina, el litio y ciertos antiepilépticos, digitálicos y
antiarrítmicos, la determinación de los niveles plasmáticos
t1/2 = 0,693 del fármaco al cabo de un tiempo de su administración pue-
kel de ser un elemento de notable utilidad, aunque sólo sea, por
citar un caso extremo, para identificar a aquellos pacientes
Otro concepto de primera importancia es el de aclara- que aseguran seguir el tratamiento prescrito y que, en reali-
miento (Cl). De modo análogo a lo que sucede en las prue- dad, no lo cumplen en absoluto. No obstante, es posible que
bas de función renal, puede definirse el aclaramiento de se haya exagerado un tanto y que en algunos casos estemos
un fármaco por el organismo como el volumen de sangre asistiendo más a un ajuste de los niveles que al auténtico tra-
depurada de aquél por unidad de tiempo. El aclaramiento tamiento de un paciente. En primer lugar, habría que deter-
no deja de ser una constante de proporcionalidad entre la minar la concentración de fármaco libre, lo que plantea cier-
tasa de eliminación y la concentración en sangre, por lo tamente dificultades y, además, debería estar fuera de toda
que, en última instancia y refiriéndonos a la vía intraveno- duda que la respuesta al fármaco es un proceso directamen-
sa para mayor simplicidad, puede expresarse como la rela- te relacionado con la concentración plasmática, sin que
ción entre la cantidad total eliminada (que por fuerza es cuenten otros factores (como el nivel de potasio en sangre
idéntica a la dosis administrada) y el área bajo la curva de en el caso de los digitálicos) o intervengan procesos de regu-
concentraciones plasmáticas (ABC), como expresión inte- lación. En algunos casos estos procesos de regulación son
grada de las distintas concentraciones en plasma a lo largo más o menos aparentes, como sucede en respuesta a un hi-
del tiempo: poglucemiante, pero en otros pueden pasar totalmente inad-
vertidos o incluso resultar paradójicos. Así, por citar dos
ejemplos diferentes, la respuesta antihipertensiva a una con-
centración determinada de prazosín en sangre es distinta
Cl = Dosis cuando esta concentración se alcanza al ir incrementándose
ABC los niveles tras la toma del fármaco, que cuando se llega a
esta misma concentración al ir descendiendo los niveles des-
Dado que el área bajo la curva es función matemática de pués de haberse alcanzado un máximo, y otro tanto sucede
la concentración inicial (Co) y de la constante de elimina- con la sedación producida por benzodiazepinas. En última
ción: instancia, hay que insistir una vez más en que un acto tera-
péutico es mucho más que una simple reacción automática
ABC = Co a unas cifras o características determinadas.
kel

se obtiene que:
Interacciones farmacológicas
En la literatura médica de estas dos últimas décadas
Cl = Dosis kel abundan los trabajos experimentales o de revisión sobre el
Co problema de las interacciones farmacológicas, pero no son
raros los casos en que se describen simples artefactos sin re-
y por lo tanto: percusión terapéutica alguna, y en muchas revisiones junto
Cl = Vd × kel a auténticas interacciones clínicamente relevantes se citan
otras puramente basadas en consideraciones teóricas no
Esta última ecuación expresa claramente que el aclara- sustentadas. En principio, cabe aceptar que con la adminis-
miento de un fármaco por el organismo depende tanto de la tración conjunta de varios fármacos pueden darse tres tipos
constante de eliminación como del volumen aparente de de interacciones farmacológicas. Las interacciones de tipo
distribución (Vd), lo que tiene, como veremos enseguida, re- farmacocinético derivan de la influencia de un fármaco so-
percusiones en terapéutica. bre la absorción, distribución o eliminación de otro, en tan-

30
TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO

to que las interacciones de tipo farmacodinámico se produ- na es una realidad que se inscribe en este capítulo de facili-
cen en el propio receptor, y las denominadas interacciones tación del acceso de un tóxico al SNC.
de efecto resultan de la suma algebraica de efectos media- Los datos de la literatura con respecto a interacciones en
dos por receptores distintos. No vale la pena dedicar espa- los procesos de metabolismo y excreción son, por lo general,
cio a analizar las interacciones de efectos, y por lo que res- más coherentes. En lo que respecta al metabolismo, un fár-
pecta a las de tipo farmacodinámico basta con hacer maco puede comportarse como inhibidor o como facilita-
referencia a la acción de agonistas y antagonistas, como dor, hablándose en este último caso de inductores enzimáti-
pueden ser la morfina y la naloxona en el terreno de los cos. Los problemas pueden plantearse tanto al introducir un
opiáceos. En cambio, resulta obligado comentar algunos as- nuevo tratamiento, que incremente o merme en función de
pectos de las interacciones farmacocinéticas. Las centradas estos efectos la eficacia de otro en curso, como al interrum-
en el proceso de absorción son notablemente raras y los po- pir una medicación que actuaba como inductor o inhibidor.
cos casos bien documentados hacen referencia a la conoci- Es bien conocido el caso de la aparición de hemorragias en
da interacción entre cationes divalentes (calcio, hierro) y te- pacientes en los que la dosis de un anticoagulante oral se ha-
traciclinas o quinolonas en detrimento de la absorción de bía ajustado estando bajo los efectos de un inductor enzimá-
estos antibióticos, o a los cambios en la velocidad y tasa tico, y en los que la tasa de protrombina cae precipitadamen-
de absorción de diversos productos por agentes que modifi- te al suspenderse el tratamiento con el inductor y alcanzarse
quen intensamente el pH del estómago o que alteren la mo- niveles más elevados del anticoagulante en la sangre. Por úl-
tilidad de este órgano. Por el contrario, las posibles interac- timo, cabe citar que las interacciones en la excreción se dan
ciones debidas al desplazamiento de un fármaco por otro cuando un fármaco modifica fuertemente el pH de la orina
en sus uniones a las proteínas plasmáticas han sido objeto o cuando se trata de productos que compiten por los meca-
de una atención especial, en general para crear confusión. nismos tubulares de secreción activa. A este respecto, es clá-
Es evidente que ocurren desplazamientos y que éstos pue- sico el ejemplo de la penicilina (un ácido fuerte) y el probe-
den demostrarse perfectamente en experimentos in vitro, necid (otro ácido fuerte).
pero no hay que olvidar que la situación in vivo es mucho
más dinámica. En efecto, imaginemos que un paciente está Modificaciones de la dosificación en circunstancias
siendo tratado con un fármaco A y que en un momento de-
terminado inicia un tratamiento con otro B, capaz de des- especiales
plazar a aquél en sus puntos de unión a la albúmina (la En ciertas circunstancias fisiológicas, en particular en las
capacidad de fijación del orosomucoide es tan grande que edades extremas de la vida, la cinética de los fármacos en el
difícilmente pueden darse situaciones de saturación o des- organismo puede verse notablemente afectada. No corres-
plazamiento). La interacción que se producirá tendrá como ponde aquí tratar del caso del niño, pero sí es obligado ha-
resultado un incremento de la fracción libre de fármaco A e, cer referencia a que en el anciano se produce toda una serie
inicialmente, de la concentración de fármaco libre, que es de cambios que, por lo menos en teoría, podrían afectar la
lo que importa. No obstante, dado que el aumento de fárma- absorción, distribución y eliminación de fármacos. Así, por
co libre implica una mayor posibilidad de difusión a los teji- ejemplo, es corriente encontrar referencias a los cambios de
dos o de filtración glomerular, y también, en muchos casos, pH o motilidad gástrica en individuos de edad avanzada,
de biotransformación, tenderá a crearse un nuevo equilibrio pero se dispone de muy pocos datos precisos con respecto a
en virtud del cual, a las pocas horas, la concentración de modificaciones en la absorción de fármacos en este grupo
fármaco A libre será la misma que antes, ya que si bien la de edad, y los que existen tienden a indicar que este proceso
fracción libre será mayor, habrá disminuido la concentra- no está necesariamente alterado en estos individuos. En todo
ción total (fig. 1.13). En estas circunstancias es evidente que caso, cabe esperar que disminuya el efecto de primer paso,
una interacción de este tipo sólo tendrá trascendencia clíni- debido a una merma global de la capacidad de biotransfor-
ca cuando el aumento pasajero de la concentración de fár- mación y que, en consecuencia, pueda aparecer aumentada
maco libre sea determinante para que se desencadene un la absorción de productos como el propranolol y otros blo-
efecto farmacológico. Como fácilmente se comprende, esto queadores beta.
es más bien excepcional y los ejemplos se limitan casi a los En la edad avanzada se aprecian cambios importantes en
hipoglucemiantes orales (por cuanto un pico de liberación la composición corporal, con una reducción significativa
de insulina puede desencadenar una hipoglucemia sintomá- de la masa magra y un aumento de tejido adiposo, a la vez
tica) y a los fármacos con acciones indeseables a nivel cen- que se registra una disminución en la concentración de albú-
tral, en los que un pico puede asociarse a una disminución mina plasmática y un cambio importante en el flujo sanguí-
del nivel de conciencia o a una crisis convulsiva. Por otra neo a diversos órganos. Todo ello podría traducirse en efec-
parte, el posible desplazamiento de la bilirrubina por sulfa- tos acusados sobre la distribución de fármacos, pero estos
midas o por otros fármacos fuertemente fijados a la albúmi- efectos no han sido bien cuantificados y la única recomen-

Administración de fármaco desplazante

Fármaco
libre

Fármaco
fijado

Situación Desplazamiento Redistribución Nuevo


antes del y eliminación equilibrio
desplazamiento del fármaco
Fig. 1.13. Secuencia de niveles plasmáti- desplazado
cos de un fármaco tras una interacción con
desplazamiento.

31
PRINCIPIOS DE LA PRÁCTICA MÉDICA

dación posible se centra en extremar la prudencia, como es Efectos adversos de los medicamentos.
lógico, en el uso de fármacos en este grupo de edad. Factor beneficio/riesgo
Por lo que respecta a la biotransformación y excreción de
fármacos, existen abundantes datos indicativos de que am- El enorme progreso en la terapéutica farmacológica regis-
bos procesos tienden a deprimirse con la edad, pero, aun trado en relativamente poco tiempo ha llevado quizás al des-
así, es difícil formular recomendaciones específicas y debe- arrollo de una confianza ilimitada en las posibilidades del
mos limitarnos, una vez más, a recomendar cautela, evitando tratamiento. Por una parte, la idea de que todo puede resol-
la poliprescripción innecesaria, y supervisión estricta en el verse con medicamentos se ha traducido en una exigencia
tratamiento farmacológico de pacientes de edad avanzada. de remedios rápidos y contundentes para todo tipo de males
La posibilidad de que en éstos esté alterada no sólo la cinéti- y en un uso indiscriminado de fármacos en situaciones en
ca del fármaco, sino también, en algunos casos, la propia res- las que otro tipo de actuación sería quizá más adecuado. Por
puesta del receptor, ciertamente refuerza esta sugerencia. otra parte, se ha olvidado con notable facilidad el viejo con-
cepto de que todo fármaco útil es potencialmente peligroso,
Terapéutica farmacológica en pacientes con insuficiencia y cuando se han producido accidentes la reacción no ha
sido siempre suficientemente mesurada.
renal o hepática Es evidente que los medicamentos aportan beneficios,
Dado que el riñón es el lugar principal de la excreción de pero no debe olvidarse que a veces son causa de efectos ad-
fármacos del organismo, una insuficiencia renal puede oca- versos y que el médico tiene la obligación de intentar conse-
sionar su retención, que será tanto más intensa cuanto más guir el máximo beneficio con el mínimo riesgo. Ello sólo es
dependa el fármaco de los mecanismos de excreción renales posible si se tiene un conocimiento correcto de las acciones
para su eliminación. Cuando un fármaco es eliminado exclu- de los distintos medicamentos y de su margen de dosifica-
sivamente por vía renal, existe una correlación estricta entre ción, a la vez que cada caso concreto es objeto de atención
la constante de eliminación y el grado de función renal, ex- particular. No es posible citar aquí, por razones obvias, todos
presado como aclaramiento de creatinina. En otros casos, en los efectos indeseables que pueden causar los medicamen-
los que la eliminación depende tanto de la excreción renal tos. Nos limitaremos a recordar que raras veces un fármaco
como de la biotransformación hepática, la existencia de una ejerce un solo efecto, y que los efectos colaterales, en par-
insuficiencia renal tendrá menor repercusión en cuanto a ticular si la dosis no se ajusta correctamente, pueden ser cau-
una posible acumulación del fármaco. Con todo, no puede sa de problemas. Por otra parte, existen casos de particular
olvidarse que los metabolitos del fármaco (no siempre nece- susceptibilidad. Los pacientes de edad avanzada, por ejem-
sariamente inactivos) pueden ser excretados por el riñón, y plo, pueden mostrar respuestas anómalas tanto en función
que la insuficiencia renal se acompaña a menudo de altera- de una alteración de la farmacocinética como de la especial
ciones cuantitativas y cualitativas de las proteínas plasmáti- sensibilidad de algunos receptores, y una situación parecida
cas y, aun a veces, de perturbaciones en el metabolismo de se da, como ya se ha mencionado, en pacientes con insufi-
fármacos. ciencia hepática. También se sabe que una serie de factores
En un paciente con insuficiencia renal puede resultar de índole genética pueden condicionar la aparición de una
obligado modificar la pauta de dosificación de diversos me- respuesta anómala a algunos fármacos, y se han descrito tan-
dicamentos. En la mayoría de estos casos resulta más apro- to casos de déficit en la capacidad de biotransformación de
piado alargar los intervalos entre las dosis que reducir éstas. fármacos (malos hidroxiladores, acetiladores lentos) como
Sólo con algunos fármacos, muy pocos, se prefiere dismi- circunstancias en las que la característica heredada redunda
nuir las dosis sin variar los intervalos entre ellas. Por último, en una particular sensibilidad a ciertos productos (anemia
existen casos en los que es imprescindible modificar tanto hemolítica por agentes oxidantes en individuos con déficit
la magnitud de las dosis como los intervalos entre ellas, y en glucosa-6-fosfato deshidrogenasa). Por último, no puede
aun existen fármacos cuyo uso se recomienda evitar por olvidarse que algunos fármacos tienen capacidad antigénica
completo en pacientes con insuficiencia renal moderada o y que otros pueden comportarse como haptenos, por lo que
grave. las reacciones de hipersensibilidad constituyen un apartado
Por lo que respecta a pacientes con insuficiencia hepática, importante en el capítulo de reacciones adversas a los medi-
los problemas que se plantean son relativamente distintos. camentos.
No puede pasar inadvertido que el hígado aloja múltiples sis-
temas enzimáticos involucrados en el metabolismo de fárma-
cos, y existen datos que indican que no todas las vías meta- Bibliografía especial
bólicas se afectan por igual en la enfermedad hepática. De
hecho, son numerosos los fármacos normalmente metaboli- BASSO NM, WILLIAMS RL. Guide to drug dosage in hepatic disease. Clin
zados en el hígado de los que no se detecta acumulación en Pharmacokin 1988; 15: 396-420.
BENET LZ, MASSOUD N, GAMBERTOGLIO JD (eds). Pharmacokinetic basis
el organismo aun ante formas graves de enfermedad hepáti- for drug treatment. Nueva York, Raven Press, 1984.
ca. Por otra parte, es importante tener en cuenta la peculiar BENNET WM. Guide to drug dosage in renal failure. Clin Pharmacokin
sensibilidad de diversos sistemas y funciones en el paciente 1988; 15: 326-354.
con hepatopatía crónica. En rigor, los efectos indeseables DU SOUICH P, VERGES J, ERILL S. Plasma protein binding and pharmaco-
observados al tratar farmacológicamente a pacientes con he- logical response. Clin Pharmacol 1993; 24: 435-440.
patopatía crónica son casi siempre debidos a esta particular GIBALDI M. Biopharmaceutics and clinical pharmacokinetics. 3.a ed.
sensibilidad y no a una retención anómala del fármaco en el Filadelfia, Lea and Febiger, 1984.
organismo. Por todo ello, resulta obligado hacer referencia a LEVY G. A pharmacokinetic perspective on medicament compliance.
Clin Pharmacol Ther 1993; 54: 242-244.
la necesidad de evaluar atentamente los efectos de la medi- ROWLAND M, TOZER TN. Clinical pharmacokinetics: Concepts and ap-
cación prescrita, ajustando cuidadosamente las dosis y evi- plications, 2.a ed. Filadelfia, Lea and Febiger, 1989.
tando aquellos productos que se sabe son peligrosos en esta SELLERS EM. Plasma protein displacement interactions are rarely of
entidad patológica. clinical significance. Pharmacology 1979; 18: 225-227.

32
Ética médica
D. Gracia

Los problemas éticos de la medicina clínica ca de quién debe tomar las decisiones: ¿el médico?, ¿el pa-
ciente?, ¿la familia? De este modo, la revolución tecnológica
ha desembocado en una segunda revolución, la de quién
El ejercicio de la medicina ha planteado siempre proble- puede, debe y tiene que tomar las decisiones que afectan
mas éticos y exigido del médico una elevada calidad moral, el cuerpo de una persona. La respuesta tradicional fue que el
como lo demuestra la ininterrumpida serie de documentos médico y, en último caso, los familiares. La respuesta que se
deontológicos que jalonan la historia de la medicina occi- ha ido imponiendo en estas últimas décadas es que tal pre-
dental, desde sus inicios en la época hipocrática hasta la ac- rrogativa corresponde en principio sólo a los pacientes. Es la
tualidad. Sin embargo, en ninguna otra época como en la segunda nota característica de la medicina actual: el fenóme-
nuestra se han planteado tantos y tan complejos problemas no de emancipación de los pacientes y su mayor protagonis-
morales a los médicos, y nunca como ahora se ha requerido mo en el proceso de toma de decisiones.
una adecuada formación ética de los profesionales sanita- 2. La ética médica clásica se basó en el principio de que la
rios. Esto explica que la literatura sobre ética médica y clíni- enfermedad no sólo altera el equilibrio somático o corporal
ca haya crecido exponencialmente en los últimos años, dan- del hombre, sino también el psíquico y moral. El dolor trans-
do lugar a la elaboración de un amplio cuerpo de doctrina, forma de tal modo la capacidad de juicio del ser humano,
hoy indispensable en la formación de un buen profesional. decía ya Aristóteles, que le impide tomar decisiones pruden-
Las razones de este cambio son de tres tipos: tes. Por eso, la virtud primaria y casi única del enfermo había
1. Un factor que ha desencadenado multitud de proble- de ser la “obediencia”. La relación médico-paciente era por
mas y conflictos éticos ha sido el enorme progreso de la tec- naturaleza asimétrica, vertical, ya que la función del médico
nología sanitaria en los últimos 30 años. La puesta a punto, a consistía en mandar y la del enfermo en obedecer. El este-
partir de los años sesenta, de diferentes procedimientos de reotipo clásico de buen enfermo ha sido siempre el de un ser
sustitución de funciones orgánicas consideradas vitales (la pasivo, que no pregunta ni protesta, y que establece con su
diálisis y el trasplante de riñón en el caso de la función renal; médico relaciones muy parecidas a las de un niño pequeño
la respiración asistida en el de la función respiratoria; las téc- con su padre. De ahí que la actitud médica clásica fuera “pa-
nicas de reanimación, desfibrilación, etc., en el de la función ternalista”. En la relación médico-paciente el médico asumía
cardíaca; la alimentación parenteral en el de la función di- el papel de padre autoritario, que busca el mayor bien del
gestiva, etc.) ha permitido medicalizar de modo hasta hace paciente pero sin contar con su voluntad. Así se explica que
poco insospechado el período final de la vida de las perso- a lo largo de la historia de la medicina sea posible encontrar
nas e incluso replantear la propia definición de muerte. El una enorme profusión de códigos éticos de los médicos,
nuevo concepto de muerte cerebral permite hoy diagnosticar pero ninguno de los enfermos. Éstos han surgido hace esca-
como muertas a personas cuyo corazón aún late y que, por samente 20 años. Sólo a principios de la década de los seten-
ello y de acuerdo con la definición clásica, están vivas. ta comenzó a interpretarse la relación sanitario-paciente
Por otra parte, la concentración de las técnicas de soporte vi- como un proceso de negociación entre personas adultas,
tal en unos nuevos servicios hospitalarios, conocidos desde ambas autónomas y responsables. Con ello se intentó sosla-
los años sesenta con el nombre de unidades de cuidados in- yar el proceso de infantilización al que se vio sometido el pa-
tensivos (UCI), plantea un nuevo conjunto de problemas éti- ciente en el modelo clásico. Las relaciones sanitarias, se dice
cos: ¿a quiénes se debe ingresar en estas unidades y a quié- ahora, serán tanto más maduras cuanto más adultas, y para
nes no?, ¿cuándo pueden desconectarse los respiradores?, esto último es preciso que el enfermo deje de ser considera-
¿qué pacientes deben ser reanimados y cuáles no?, ¿hay que do como un menor de edad. Fueron los propios pacientes
tener en cuenta en todo esto sólo los criterios médicos o tam- los que comenzaron a reivindicar este tipo de trato, exigien-
bién la voluntad de los pacientes? y ¿qué papel desempeñan do que se les respetase un conjunto de derechos (que dieron
en la toma de decisiones los familiares, las instituciones ase- origen, a partir de 1972, a la aparición de los códigos de de-
guradoras y el Estado? rechos de los enfermos), el principal de los cuales es el de-
Aún más espectaculares que las tecnologías del final de la nominado derecho al consentimiento informado. En la rela-
vida son aquellas otras que permiten manipular su comien- ción sanitaria el profesional tiene la información técnica, y el
zo: ingeniería genética, inseminación artificial, fecundación paciente adulto la capacidad de consentir o decidir. Ningu-
in vitro, transferencia de embriones, diagnóstico prenatal, no de los dos puede hacer nada sin el otro. Ambos son nece-
etc. ¿Qué principios éticos deben regir la actividad del médi- sarios, y todo acto médico consiste en un proceso de nego-
co en estos dominios?, ¿cómo establecer la diferencia entre ciación o entendimiento entre las dos partes, exactamente
lo moral y lo inmoral en una sociedad tan plural como la igual que sucede en los demás aspectos de la vida humana:
nuestra, en la que no resulta nada fácil poner de acuerdo a en las relaciones de pareja, en la familia, en la vida social y
las personas sobre los conceptos de bueno y malo? La lista política, etc. En todos estos ámbitos de la vida humana se ha
de preguntas podría incrementarse fácilmente. pasado de unas relaciones verticales o impositivas, a otras
Esta revolución tecnológica, sin precedentes en toda la más horizontales o participativas. La medicina no podía ser
historia de la medicina, está obligando a cambiar los proce- una excepción. Esto ha hecho ganar en madurez a las rela-
dimientos de tomas de decisiones. Hasta hace muy pocos ciones sanitarias, pero también en conflictividad. También
años el médico se limitaba a ser un mero colaborador de la éste es un fenómeno que se ha producido en todos los de-
naturaleza, que era la que decidía prácticamente todo, des- más ámbitos de las relaciones humanas. Tales relaciones se
de el nacimiento hasta la muerte. Hoy esto no es así. El médi- han hecho más inestables, al tiempo que han ganado en ma-
co ha pasado de ser un simple servidor de la naturaleza a ser durez. No está dicho que lo más estable sea por definición lo
su señor, hasta el punto de que puede, dentro de ciertos lími- más humano y ético. Muy al contrario, sucede que el equili-
tes que sin duda irán ampliándose en el futuro, prolongar la brio humano es siempre inestable y necesita de un continuo
vida más allá del límite considerado “natural”. Ahora bien, proceso de ajustamiento.
cuando esto sucede, cuando la vida y la muerte dejan de ser 3. El tercer frente de conflictos éticos tiene que ver con el
fenómenos “naturales” por hallarse de algún modo goberna- acceso igualitario de todos a los servicios sanitarios y la dis-
dos por el hombre, es lógico que se plantee la pregunta acer- tribución equitativa de unos recursos económicos limitados

33
PRINCIPIOS DE LA PRÁCTICA MÉDICA

y escasos. Nuestra época es la primera de la historia que ha ta” o “universal”. Si al tomar una decisión moral tuviéramos
intentado universalizar el acceso de todos los ciudadanos a en cuenta a la humanidad entera, no hay duda de que los in-
la asistencia sanitaria. Parece que la propia idea de justicia tereses particulares de las personas concretas se anularían
exige asegurar que todos los hombres tengan cubiertas unas entre sí, y quedaría sólo el interés común, el bien común. De
necesidades tan básicas como las sanitarias. Ahora bien, ahí que el pluralismo no tenga por qué ser un obstáculo para
¿qué son necesidades sanitarias?, ¿cómo diferenciar en el la construcción de una ética, sino más bien su condición de
ámbito de la salud lo necesario de lo superfluo? Los econo- posibilidad. Sólo el pluralismo universal puede permitir una
mistas aseguran que en el campo sanitario toda oferta crea ética verdaderamente humana.
su propia demanda, con lo cual el consumo de bienes de sa- 3. El tercer requisito que ha de cumplir la bioética actual
lud es, en teoría, prácticamente ilimitado. ¿Hay obligación es la de ser autónoma, no heterónoma. Se denominan heteró-
moral de cubrir esas necesidades crecientes en virtud del nomos los sistemas morales en los que las normas le son im-
principio de justicia?, ¿cómo establecer unos límites raciona- puestas al individuo desde fuera, en tanto que autónomos
les? Dado que en el área sanitaria las necesidades serán son los sistemas que parten del carácter autolegislador del
siempre superiores a los recursos, ¿qué criterios utilizar para ser humano. Las éticas heterónomas son de muy diversos ti-
la distribución de recursos escasos? pos: naturalistas (el criterio de bondad lo constituye el orden
La convergencia de estos tres tipos de factores ha determi- de la naturaleza), sociológicas (el criterio de moralidad se
nado que la medicina actual sea completamente distinta a la basa en las normas y convenciones propias de cada socie-
de cualquier época anterior. Puede afirmarse sin miedo a dad), teológicas (los criterios son los presentes en los libros
errar que la relación médico-paciente ha cambiado en los úl- revelados), etc. Las éticas autónomas consideran que el cri-
timos 25 años más que en los anteriores 25 siglos, es decir, terio de moralidad no puede ser otro que el propio ser huma-
que desde el comienzo de la medicina occidental, en tiempo no. Es la razón humana la que se constituye en norma de
de los médicos hipocráticos, hasta los años sesenta. Esto es moralidad, y por ello mismo en tribunal inapelable: eso es lo
también lo que ha hecho que la ética médica haya adquirido que se denomina “conciencia” y “voz de la conciencia”.
en nuestros días una dimensión muy superior a la de cual- 4. De todo esto se desprende que la ética médica tiene
quier otra época. Ha sido preciso crear toda una nueva disci- que ser racional. Racional no es sinónimo de racionalista. El
plina, que hoy se conoce con el nombre de bioética. racionalismo ha sido una interpretación de la racionalidad
que ha pervivido durante muchos siglos en la cultura de Oc-
cidente, pero que hoy resulta por completo inaceptable. La
Bioética médica tesis del racionalismo es que la razón puede conocer a priori
el todo de la realidad y que, por tanto, es posible construir
El término bioética fue utilizado por primera vez por POT- un sistema de principios éticos desde el que se deduzcan
TER en 1970. Su objeto de estudio lo constituyen los proble- con precisión matemática todas las consecuencias posibles.
mas éticos planteados por las ciencias de la vida, no sólo por Tal fue el sueño de BARUC ESPINOSA en su Ethica more geome-
la medicina o por las ciencias de la salud. La bioética médi- trico demonstrata. Al menos desde la época de GÖDEL, sabe-
ca es la parte de la bioética que intenta poner a punto méto- mos que ni la propia razón matemática tiene capacidad de
dos de análisis y procedimientos de resolución de los proble- establecer sistemas completos y autosuficientes, lo cual de-
mas éticos planteados por las ciencias medicosanitarias. muestra que la racionalidad humana tiene siempre un carác-
Estos procedimientos han de cumplir unos cuantos requisi- ter abierto y progrediente, con un momento a priori o princi-
tos que, como mínimo, son los siguientes: pialista y otro a posteriori o consecuencialista. La razón ética
1. La bioética médica ha de ser una ética civil o secular, no no es una excepción a esta regla y, por tanto, ha de desarro-
directamente religiosa. Hasta hace muy pocos años las éticas llarse siempre a ese doble nivel.
médicas tenían carácter directamente confesional y religio- 5. Finalmente, la moderna ética médica aspira a ser univer-
so. Hoy esto es imposible, aunque sólo sea porque los países sal y, por tanto, a ir más allá de los puros convencionalismos
occidentales han perdido la uniformidad de creencias reli- morales. Una cosa es que la razón humana no sea absoluta, y
giosas. De hecho, en un hospital moderno conviven creyen- otra que no pueda establecer criterios universales, quedán-
tes, agnósticos y ateos, y dentro de cada uno de estos grupos dose en el puro convencionalismo. La razón ética, como la
coexisten códigos morales muy distintos. Por otra parte, estas razón científica, aspira al establecimiento de leyes universa-
mismas sociedades han elevado a la categoría de derecho les, aunque siempre abiertas a un proceso de continua revi-
humano fundamental el respeto por las creencias morales de sión.
todos (derecho de libertad de conciencia). Esto no significa
que no sea posible un acuerdo moral sobre los mínimos
aceptables por todos y a todos exigibles, que constituya el Problemas de fundamentación de la bioética
núcleo de la “ética civil” de la colectividad. Lo que quiere
decir es que dicho acuerdo habrá de ser racional y no direc- Todos los sistemas bioéticos intentan cumplir con las cin-
tamente “creencial”. En el campo específico de la bioética co condiciones anteriores. El principio de la moralidad está
médica esto significa que, aun teniendo todas las personas en el hecho de que los seres humanos se sienten “responsa-
derecho al escrupuloso respeto de su libertad de conciencia, bles” de sus actos y, por tanto, internamente “obligados” a
las instituciones sanitarias están obligadas a establecer unos actuar de una manera determinada. La responsabilidad y la
mínimos morales exigibles a todos. Éstos ya no podrán fijarse obligación son fenómenos directamente derivados del he-
de acuerdo con los mandatos de las morales religiosas, sino cho de la racionalidad. Los seres racionales tienen estas ca-
desde criterios estrictamente seculares, civiles o racionales. racterísticas y, por ello, son individuos normales, del mismo
La bioética médica ha de ser, pues, una bioética secular o modo que tienen otras características que los hacen sujetos
civil. de otros valores específicamente humanos, como los estéti-
2. Ha de ser, además, una ética pluralista, es decir, que cos o los lógicos.
acepte la diversidad de enfoques y posturas e intente conju- El origen de la vida moral está siempre en la comproba-
garlos en una unidad superior. Este procedimiento, que en el ción que uno hace en sí mismo y que, por definición, tiene
orden político ha generado los usos democráticos y parla- que ampliar al conjunto de todos los seres racionales, de que
mentarios, tiene su propia especificidad en el ámbito de la es sujeto de obligación y de responsabilidad. Ser sujeto mo-
ética. Por principio cabe decir que una acción es inmoral ral, dijo KANT, es ser “fin” en sí mismo y no sólo “medio”. En
cuando no resulta universalizable al conjunto de todos los esto se diferencian las “personas” de las “cosas”. Las perso-
seres humanos, esto es, cuando el beneficio de algunos nas son fines en sí mismos, porque son sujetos morales, en
se consigue mediante el perjuicio de otros. Esto siempre se tanto que las cosas naturales son medios, porque no adquie-
debe a que la decisión no ha sido suficientemente “pluralis- ren carácter o condición moral más que con respecto a las

34
ÉTICA MÉDICA

personas. De ello se deduce que el principio básico de la nos o cuáles son los intereses concretos que hay que respe-
vida moral es siempre el respeto de todos los seres huma- tar. Esto es lo que significa que tales principios tienen un ca-
nos como fines en sí mismos y el respeto de las demás cosas rácter meramente formal.
como medios para los seres humanos. A partir de esos principios formales, es preciso formular
A esta conclusión se llega desde puntos de vista y funda- normas o criterios concretos, es decir, dotados de contenido
mentaciones de la ética muy distintos. En la tradición anglo- material, que nos digan lo que está permitido o prohibido.
sajona es frecuente que se llegue a esta conclusión por vía te- Por ejemplo, si debemos respetar a todos los seres humanos,
leológica o utilitarista, en tanto que en la tradición europea parece claro que no los podemos matar o que no podemos
son más frecuentes las fundamentaciones deontológicas o mentirles. Los principios de respeto de la vida y de veracidad
principialistas. Es importante no perder de vista, en cualquier son materiales, puesto que definen como buenos ciertos ac-
caso, que la conclusión a la que llegan es completamente si- tos humanos concretos, y como malos sus contrarios. Esos
milar. principios tienen, pues, contenido material y, además, po-
El utilitarismo moral es una creación típicamente anglosa- seen carácter deontológico; es decir, mandan hacer ciertas
jona, gestada en la época comprendida entre BENTHAM y cosas y evitar otras. Lo que sucede es que ya no tienen la
STUART MILL. Por supuesto, este utilitarismo, que tenía como contundencia y la absolutez del principio formal. Así, con
máxima la consecución del mayor bien para el mayor núme- respecto al principio formal hemos señalado que obligaba
ro de personas, ha dejado paso en la actualidad a otro que, siempre y que no tenía excepciones, en tanto que los manda-
por influencia continental europea, sobre todo de KANT, con- tos de contenido material no obligan siempre y tienen excep-
sidera que las normas éticas han de cumplir siempre con el ciones: hay veces que está moralmente permitido matar, y
principio de universalización, de modo que el criterio no otras muchas en que nos vemos obligados a no decir la ver-
puede ser ya el del mayor bien para el mayor número, sino el dad y aun a mentir. Por eso, estos imperativos no tienen ca-
del máximo bien para todos. Pero esta versión del utilitaris- rácter categórico sino hipotético: su moralidad depende
mo es también anglosajona. El ejemplo más representativo siempre de las condiciones materiales, de las circunstancias
está probablemente en el “prescriptivismo” de RICHARD HARE, y de las consecuencias.
para quien el criterio ético fundamental ha de consistir en “la En bioética se considera que estos imperativos hipotéti-
atribución de igual importancia a los intereses iguales de to- cos, que derivan directamente del imperativo formal de igual
dos los ocupantes de todos los papeles”. Un discípulo de consideración y respeto de todos los seres humanos, pueden
HARE muy influyente hoy en la bioética anglosajona, PETER reducirse a cuatro o formularse en forma de cuatro princi-
SINGER, ha formulado esto de modo aún más conciso: el prin- pios, los de autonomía, beneficencia, no maleficencia y justi-
cipio básico de la ética es el de “igual consideración de los cia. El primero y más importante es, sin duda, el de autono-
intereses” de todos los implicados. mía, ya que del principio formal deriva directamente el
La tradición continental europea ha seguido por lo gene- hecho de que todo ser humano debe ser considerado y res-
ral otra vía para expresar el principio de igual consideración petado como un sujeto moral autónomo y que, por tanto, él
y respeto por todos los seres humanos. En general, no parte es el agente moral primario, el responsable de sus propias
del principio de utilidad, y por tanto de maximización de los decisiones. En principio, nadie puede coartar la libertad mo-
intereses de todos los implicados, sino de la constatación de ral de los individuos y la primera obligación moral de todos
un hecho primario, que la razón descubre en sí misma como ellos es realizar su vida de un modo responsable, responder
absoluto e imperativo. Este hecho es, en la formulación de ante su propia conciencia de su particular proyecto de vida.
KANT, que todos los seres humanos son fines y no sólo me- Esto es lo que suele denominarse “felicidad”, el objetivo vital
dios y que, por tanto, deben ser tratados como tales, y la Hu- de cada persona. En él está la primera obligación moral de
manidad como el reino de los fines. todo ser humano, en llevar la propia vida a plenitud, confor-
Es importante advertir que tanto en una tradición como en me a sus capacidades y posibilidades. Esto es algo que cada
la otra, el principio general de respeto de los seres humanos uno tiene que llevar a cabo de forma autónoma y es lo que
tiene un carácter estrictamente “formal”, lo que significa que explica que haya tantos proyectos de felicidad como per-
en sí no manda o prescribe nada concreto, aunque sí es la sonas. Por esto también unos pueden considerar “beneficio-
forma de todo mandato que tenga carácter prescriptivo. Se so” para el logro de ese proyecto de vida que se han pro-
trata, pues, del patrón de medida de los actos en tanto que puesto cosas que para otros pueden no serlo. Dicho de otra
morales, lo que KANT denominó el “canon” de la moralidad, manera, la “autonomía” define el horizonte de las cosas be-
pero de nada más. Para que cualquier proposición tenga ca- neficiosas para mí, lo que en bioética se denomina benefi-
rácter deontológico o prescriptivo debe de ajustarse a ese cri- cencia. Autonomía y beneficencia son dos principios ínti-
terio general que es el canon de la moralidad, pero este ca- mamente relacionados entre sí. No hay autonomía sin
non en sí no es prescriptivo y, por tanto, no dicta ninguna beneficencia ni beneficencia sin autonomía. Luego veremos
obligación moral concreta; es, simplemente, el patrón de me- las consecuencias que esto tiene en la relación médico-
dida de toda obligación moral, la forma de todo mandato enfermo.
deontológico. Hay, pues, un nivel de principios éticos materiales de ca-
Esa distinción es importante, pues permite diferenciar con rácter deontológico, que son los de autonomía y beneficen-
nitidez dos tipos de imperativos morales. Unos son los impe- cia. Ellos definen la ética “privada” de las personas, es decir,
rativos meramente formales, que carecen de contenido ma- sus obligaciones morales intransitivas, las que pueden impo-
terial o concreto y que, por tanto, no obligan a nada en con- nerse a sí mismos (ser médico o aviador o misionero) y que
creto, aunque definen la forma de toda obligación. Estos marcan el máximo moral al que aspiran. Los principios de
imperativos son los más radicales que pueden formularse en autonomía y beneficencia definen la “ética de máximos”, es
ética, y por eso tienen un carácter absoluto e incondiciona- decir, el máximo moral exigible por cada individuo a sí mis-
do, son siempre verdaderos y carecen de excepciones. De mo, y que puede ser distinto del que se exijan los demás a sí
este tipo son el principio de igual consideración y respeto de mismos. Todos queremos ser felices, y hasta todos tenemos
todos los seres humanos, o el de su consideración como fi- la obligación de serlo, pero cada uno lo será de una manera
nes y no como medios, etc. Son principios que, en orden a distinta. Por eso las obligaciones morales de este nivel tienen
todo el ulterior desarrollo moral, tienen el carácter de últi- carácter privado e intransitivo. Yo puedo considerarme obli-
mos e incondicionados y, por tanto, de absolutos. Por ello gado a hacer muchas cosas que, sin embargo, no puedo
obligan siempre y carecen de excepciones. Siempre hay que obligar a los demás a que hagan. Si las hacen, será porque
tratar con consideración y respeto a los seres humanos y aceptan libremente mi punto de vista, es decir, porque pien-
siempre hay que respetar los intereses de los seres humanos, san como yo. Pero en principio nadie puede obligar a otro a
como dirían HARE y SINGER. Lo que sucede es que todavía no actuar conforme a su peculiar idea de la felicidad. La coac-
hemos dicho qué entendemos en concreto por seres huma- ción convertiría la acción en no autónoma y, por tanto, haría

35
PRINCIPIOS DE LA PRÁCTICA MÉDICA

por completo imposible toda esta dimensión de la moralidad Dicho de otro modo, las obligaciones públicas siempre tie-
humana. nen prioridad sobre las privadas. A los mínimos morales se
Pero la moralidad no se agota en este nivel de lo privado e nos puede obligar desde fuera, en tanto que la ética de máxi-
intransitivo. Hay otra moralidad que es pública, compuesta mos depende siempre del propio sistema de valores, es de-
por obligaciones claramente transitivas. En efecto, el princi- cir, del propio ideal de perfección y felicidad que nos haya-
pio de igual consideración y respeto de todos los seres hu- mos marcado. Una es la ética del “deber” y otra la ética de la
manos parece exigir, además del respeto de la diversidad de “felicidad”. También cabe decir que el primer nivel es el pro-
los proyectos de vida, la uniformidad en ciertas cuestiones pio de lo “correcto” (o incorrecto), en tanto que el segundo
básicas o comunes, es decir, en las acciones transitivas, en es el propio de lo “bueno” (o malo). Por eso el primero es el
las relaciones entre los seres humanos. Esto es lo que defi- propio del Derecho, y el segundo el específico de la Moral.
nen los principios de no maleficencia y de justicia, que tam- Esta teoría de los dos niveles tiene la ventaja de recoger la
bién están íntimamente relacionados entre sí, hasta el punto sabiduría de siglos y evitar extremismos doctrinarios. Estos
de poder considerarlos como dos facetas de un mismo prin- extremismos han consistido siempre en la identificación de
cipio, el de igualdad básica y respeto mutuo en la vida so- los dos niveles y, por tanto, en la anulación de la diferencia
cial. En este nivel, pues, a diferencia del anterior, el criterio entre ellos. Un extremismo, el propio de todos los totalitaris-
básico no es el del respeto de la diversidad de códigos éti- mos políticos, consiste en negar el nivel 2, convirtiendo todo
cos, sino el de exigencia de igualdad básica, de respeto, aun en obligaciones de nivel 1. Todos tienen que ser felices por
coactivo, de un mismo código de reglas mínimas de convi- decreto y compartir el mismo ideal de perfección y felicidad.
vencia. Por eso, éste no es el nivel de la ética de máximos, Éste ha sido el sino de todas las utopías. Y siempre ha sucedi-
sino de la ética de mínimos. Lo que constituye este nivel es do que la negación del nivel 2 ha llevado a la degradación
el mínimo de deberes que han de ser comunes a todos y que moral de las personas y de la misma sociedad.
todos debemos cumplir por igual. Este mínimo define la éti- El extremismo opuesto es el de negar el nivel 1, convirtien-
ca pública de una sociedad, y tal es la razón de que tenga do todo en nivel 2. Ésta ha sido siempre la utopía liberal ex-
por garante al Estado. El Estado surge para proteger y promo- trema y libertaria. Tampoco esto es posible. Es necesario res-
ver el cumplimiento de los deberes propios de este nivel, petar los dos niveles y conceder a cada uno su parte. La ética
que por ello mismo tienen el carácter de públicos. Estos de- clásica distinguió siempre entre dos tipos de deberes, los lla-
beres se refieren al respeto de la integridad física de las per- mados de obligación perfecta o de justicia, y los de obliga-
sonas (no maleficencia) y a su no discriminación en la vida ción imperfecta o caridad. Ambos son expresión precisa de
social (justicia). Estos deberes se establecen por consenso la teoría de los niveles.
público y general y toman forma también pública. De ahí
que se plasmen en derecho. El principio general del derecho
es la igualdad de todos ante la ley, la no discriminación de Cuestiones de procedimiento
nadie y la posibilidad de exigencia coactiva de sus precep-
tos. De ahí que los mandatos de este nivel obliguen, una vez Sería ingenuo pensar que con un sistema de principios,
establecidos por vía legítima, a todos los miembros de la so- sea éste el que fuere, se pueden solucionar a priori todos los
ciedad, aun en contra de su voluntad. problemas morales. Los principios han de ser por definición
A partir de aquí es posible definir de modo más preciso el generales, y los conflictos éticos son concretos, particulares.
concepto de autonomía. Por autonomía se entiende en bioé- Esto hace que siempre se haya considerado necesario esta-
tica la capacidad de realizar actos con conocimiento de cau- blecer en el proceso de razonamiento ético un segundo mo-
sa y sin coacción. Naturalmente, los principios de no malefi- mento, distinto del de los puros principios. Si éste es racional
cencia y de justicia son de algún modo independientes del y a priori, el momento de particularidad se caracteriza por
de autonomía y jerárquicamente superiores a él, ya que obli- ser experiencial y a posteriori. Siempre ha habido que admi-
gan aun en contra de la voluntad de las personas. Entre tir ese segundo momento, que Aristóteles denominó phróne-
aquéllos y éste hay la misma diferencia que entre el bien co- sis, prudencia, y que se caracteriza por tener en cuenta las
mún y el bien particular. Yo puedo, debo y tengo que perse- consecuencias del acto o de la decisión. Por esto cabe decir
guir mi bien particular, pero también tengo obligación, en que el razonamiento moral consta de dos pasos, uno princi-
caso de conflicto, de anteponer el bien común al propio pialista, deontológico y a priori, y otro consecuencialista, te-
bien particular. Los principios universales o de bien común, leológico y a posteriori. El primero sirve para establecer las
como son el de no maleficencia y el de justicia, tienen priori- “normas”, y el segundo las “excepciones” a la norma.
dad sobre el principio particular de autonomía. Esto es algo Un buen ejemplo de esto lo tenemos en el tema de la men-
que parece evidente y que, en cualquier caso, está en la base tira. En principio siempre hay que decir la verdad, pues de
de toda la ética y el derecho occidentales. No parece fácil no hacerlo así estaríamos incumpliendo la norma de tratar a
cuestionarlo de raíz. Por otra parte, aquello que es beneficio- todos con igual consideración y respeto y, por tanto, estaría-
so lo es siempre para mí y en esta situación concreta, razón mos obrando injusta y maleficentemente. A pesar de ello, to-
por la cual es incomprensible separado de la autonomía. No dos somos conscientes de que no siempre podemos decir la
se puede hacer el bien a otro en contra de su voluntad, aun- verdad. Hay circunstancias que nos obligan a no decir toda
que sí estamos obligados a no hacerle mal (no maleficen- la verdad y, a veces, hasta a mentir. Éste es el caso de la clá-
cia). Poner sangre a un testigo de Jehová es un acto negativo sicamente conocida como “mentira piadosa”. La mentira pia-
de beneficencia, precisamente porque va en contra del pro- dosa no puede justificarse más que como una “excepción” a
pio sistema de valores del individuo, es decir, porque se opo- la norma, impuesta por las circunstancias. Creemos que en
ne al proyecto de vida, al ideal de perfección que se ha traza- esa situación concreta los males que seguirían al decir la ver-
do en la vida. La beneficencia depende siempre del propio dad son tales que se impone hacer una excepción. La excep-
sistema de valores y por ello tiene, a la postre, un carácter ción la justificamos en el mismo principio de siempre, el de
subjetivo, a diferencia de lo que sucede con los principios de que todos los hombres merecen igual consideración y respe-
no maleficencia y justicia. to. Lo que sucede es que en esa situación concreta pensa-
De todo esto puede concluirse que los cuatro principios se mos que el decir la verdad no es tratar a esa persona con
ordenan en dos niveles jerárquicos, que podemos denomi- consideración y respeto y que, por lo tanto, el principio ge-
nar, respectivamente, nivel 1 y nivel 2. El primero, el nivel 1, neral de la moralidad nos permite saltar por encima de la
está constituido por los principios de no maleficencia y de norma, que en ese caso no es adecuada o correcta.
justicia, y el nivel 2 por los de autonomía y beneficencia. El Este momento tiene una enorme importancia en bioética.
primero es el propio de la ética de mínimos, y el segundo es No en vano ésta es una disciplina nacida para resolver situa-
el de la ética de máximos. Naturalmente, en caso de conflic- ciones particulares y, por tanto, con vocación de convertirse
to entre ambos siempre tiene prioridad el nivel 1 sobre el 2. en un procedimiento de toma de decisiones. Por todo lo ya

36
ÉTICA MÉDICA

TABLA 1.8. Procedimiento de toma de decisiones en ética clínica TABLA 1.9. Modelo de evaluación de la competencia
1. Sistema de referencia moral Categoría n.o 1: Pacientes con nivel de competencia mínimo
Premisa ontológica: el hombre es persona y, en tanto que tal,
Criterios de competencia
tiene dignidad y no precio
1. Conciencia básica de la propia situación
Premisa ética: en tanto que personas, todos los hombres son
2. Asentimiento explícito o implícito a las opciones
iguales y merecen igual consideración y respeto
que se le proponen
2. Momento deontológico del juicio moral Son competentes en esta categoría
Nivel 1: no maleficencia y justicia • Niños, retrasados mentales, dementes seniles moderados
Nivel 2: autonomía y beneficencia
Son incompetentes en esta categoría
3. Momento teleológico del juicio moral • Inconscientes, comatosos, individuos en estado vegetativo
permanente, autistas
Evaluación de las consecuencias objetivas o de nivel 1
Decisiones médicas que pueden tomar
Evaluación de las consecuencias subjetivas o de nivel 2
a) Consentir tratamientos eficaces
b) Rechazar tratamientos ineficaces
4. Juicio moral
Contraste del caso con la “regla”, como se encuentra expresada
Categoría n.o 2: Pacientes con nivel de competencia mediano
en el punto 2
Evaluación de las consecuencias del acto, para determinar si es Criterios de competencia
necesario hacer una “excepción” a la regla, de acuerdo con 1. Comprensión de la situación médica y del tratamiento médico
el punto 3 2. Capacidad de elección basada en las expectativas médicas
Contraste de la decisión tomada con el sistema de referencia
Son competentes en esta categoría
(punto 1)
Toma de decisión final • Adolescentes (de más de 12 años), retrasados mentales leves,
ciertos trastornos de la personalidad
Tomada de GRACIA D, 1991 Son incompetentes en esta categoría
• Trastornos emocionales graves, fobia al tratamiento, alteraciones
cognitivas
dicho, este procedimiento debe constar de varios pasos, que Decisiones médicas que pueden tomar
están esquemáticamente representados en la tabla 1.8. a) Consentir tratamientos de eficacia dudosa
b) Rechazar tratamientos de eficacia dudosa

Método de la bioética clínica Categoría n.o 3: Pacientes con nivel de competencia elevado
Criterios de competencia
A partir de estos procedimientos puede elaborarse un mé- 1. Comprensión reflexiva y crítica de la enfermedad y el tratamiento
todo específico de análisis de las cuestiones éticas en la 2. Decisión racional basada en consideraciones relevantes
que incluyen creencias y valores sistematizados
práctica clínica. Este método habrá de partir, naturalmente,
del estudio de casos concretos y, por tanto, de historias clíni- Son competentes en esta categoría
cas. De ahí la importancia de un modelo de historia clínica • Adultos con mayoría de edad legal, enfermos reflexivos
suficientemente amplio para dar cabida a los problemas mo- y autocríticos, poseedores de mecanismos maduros
de compensación
rales. Uno muy recomendable es la historia clínica por proble-
mas de WEED, ya que permite identificar los distintos proble- Son incompetentes en esta categoría
mas de un paciente, ya sean éstos biológicos, humanos o • Enfermos indecisos, cambiantes o ambivalentes, histéricos
éticos, y seguir la evolución de cada uno de ellos. La expe- con defensas neuróticas
riencia demuestra que no puede abordarse el análisis de los Decisiones médicas que pueden tomar
problemas éticos de una historia clínica si antes no se han es- a) Consentir tratamientos ineficaces
tudiado bien los problemas biológicos. Así, por ejemplo, no b) Rechazar tratamientos eficaces
tiene sentido plantearse si a un paciente se le pueden extraer Tomada de GRACIA D, 1991.
órganos para trasplante si antes no hay certeza de que se ha-
lla en muerte cerebral, ni es posible discutir los problemas
éticos del estado vegetativo permanente si no se ha procedi-
do antes a un cuidadoso diagnóstico del caso. De ahí que la to de nivel 1 como de nivel 2. Es fundamental tener en cuen-
primera parte de cualquier método de bioética clínica haya ta que la relación clínica es siempre y por principio de nivel 2,
de estar constituida por la historia clínica del paciente. Sin ya que está constituida por un individuo que cree tener una
una buena historia clínica en la que se analicen los proble- necesidad sanitaria y que de forma autónoma acude a un
mas biológicos, su etiología y su previsible evolución, no es médico en busca de ayuda cualificada. El principio ético
posible el ulterior análisis ético. que hace presente el enfermo en la relación es el de autono-
Es necesario que en la historia clínica se identifiquen no mía, y el del médico es el de beneficencia. Lo que ambos
sólo los problemas biológicos, sino también los éticos. La ex- quieren es llegar a un acuerdo privado, en el que converjan
periencia demuestra que en las historias conflictivas hay por la autonomía del paciente con la beneficencia técnica del
lo general más de un problema ético. Conviene identificarlos médico. El modo de lograrlo es mediante la puesta en prácti-
todos, para después ir analizándolos uno tras otro, separada- ca del consentimiento informado (que debe estar protoco-
mente. Es un hecho comprobado por quienes trabajan en el lizado en hojas especiales de la historia clínica). El médico
campo de la ética clínica que el error que cometen con ma- informa al paciente lo que tiene y los procedimientos
yor frecuencia quienes se inician en el manejo de estas técni- terapéuticos existentes, y el enfermo decide de forma autó-
cas consiste en mezclar en la discusión unos problemas con noma sobre ellos, es decir, sobre si consiente o no consiente
otros, de modo que al final no se sabe sobre cuál de ellos se en su realización. En principio, pues, la relación clínica es
está realmente discutiendo. una típica relación de nivel 2. Si el paciente no es competen-
Cada problema moral debe someterse al mismo proceso te para decidir (un modelo de evaluación de competencia es
analítico. De igual modo que los problemas biológicos se es- el que refleja la tabla 1.9), entonces deberán hacerlo en su
tudian siempre con la misma pauta, la propia de la historia lugar sus familiares y allegados y, en último caso, el juez. El
clínica biológica, para el estudio de los problemas morales médico nunca debe tomar la decisión, salvo en los casos de
debe seguirse también un procedimiento siempre idéntico, extrema urgencia.
que en esencia es el descrito con anterioridad. Primero hay Puede suceder que el paciente quiera algo que está tipifi-
que contrastar el caso con los principios deontológicos, tan- cado en esa sociedad como maleficente o como injusto, es

37
PRINCIPIOS DE LA PRÁCTICA MÉDICA

decir, como contrario a los preceptos de nivel 1. En este les de justicia; y, en tercer lugar, para proteger a los sanitarios
caso, el médico no puede acceder a los deseos del enfermo, en caso de que al final lleguen a los tribunales. Cuando un
ya que se hallan fuera de su competencia. Cuando el enfer- CAE, tras una reflexión madura y teniendo en cuenta las dife-
mo quiere algo que va en contra de la ley pública, el médico rentes perspectivas de los hechos, ha tomado una decisión,
no sólo no puede colaborar en el acto, sino que muchas ve- es muy difícil que el juez no la asuma como propia. De todos
ces debe comunicarlo al juez. Tal es lo que sucede, por modos, los métodos propios de la ética clínica y los CAE ayu-
ejemplo, en el caso de malos tratos a los niños. dan a incrementar la calidad de la asistencia sanitaria, tanto
Otra posibilidad es que el paciente quiera algo que la ley subjetiva como objetiva, es decir, contribuyen al logro de
no prohíbe y que, por tanto, en esa sociedad no está tipifica- una medicina mejor.
do como maleficente o injusto, pero que el médico conside-
ra inmoral. En este caso, éste debe abstenerse de actuar, sal-
vo en caso de urgencia, alegando objeción de conciencia y Conclusión
derivando al paciente hacia otro profesional. El respeto de la
libertad moral de las personas exige también el respeto del Los actos médicos han de cumplir siempre dos condicio-
disenso racional sobre las cosas que un sociedad considera nes básicas que son la corrección y la bondad. Un acto es in-
maleficentes (o no maleficentes) y justas (o injustas). De correcto cuando no está técnicamente bien realizado. Si un
esos disensos ha dependido, en buena medida, el progreso médico no sabe utilizar en forma adecuada los procedimien-
moral de las sociedades, como lo demuestran los procesos tos diagnósticos o terapéuticos, decimos que los usa “inco-
de abolición de la esclavitud, la pena de muerte, etc. rrectamente”. La incorrección implica siempre falta de sufi-
Los principios de nivel 1 fijan el marco dentro del cual se ciencia técnica. Por eso al médico que practica su arte de
establece la relación médico-paciente. Este marco está go- modo incorrecto se le califica de “mal médico”. Hay malos
bernado por los principios de no maleficencia y de justicia, médicos, como hay también malos conductores de automó-
que detentan, respectivamente, el juez y los gestores sanita- viles o malos pintores. Los malos médicos no se identifican
rios. Dentro de este marco, la autonomía del enfermo y la be- con los “médicos malos”. Mal médico es el que posee una
neficencia del médico definen en cada caso el contenido capacidad técnica insuficiente o incorrecta, en tanto que el
concreto de esa relación. médico malo es aquel que la utiliza mal porque es moral-
mente malo. Un buen médico puede ser a su vez un médico
malo, dado que la suficiente técnica no implica necesaria-
Comités institucionales de ética mente la bondad moral, por lo que al médico se le deben
exigir ambas características. Por ello, desde los tiempos de la
Es muy probable que los actos medicosanitarios sean hoy Antigüedad romana se viene definiendo al médico como vir
mejores que los de cualquier otra época de la historia de la bonus medendi peritus, es decir, hombre bueno, perito en el
medicina, no sólo desde el punto de vista técnico, sino tam- arte de curar. La pericia en el arte de curar define la “correc-
bién desde el punto de vista moral. Sin embargo, también ción técnica” del ejercicio médico y convierte a quien lo rea-
son, como ya señalamos, mucho más conflictivos. La conflic- liza en “buen médico”; la bondad humana, por su parte, defi-
tividad no es en sí mala o negativa, sino una característica in- ne la “bondad moral” del profesional y hace de él un
herente a la condición humana, que, eso sí, debe reducirse “médico bueno”. Son dos factores imprescindibles, que se re-
en cuanto sea posible. En el marco de la relación sanitario- claman mutuamente: la falta de uno de ellos resulta incom-
paciente, hay veces en las que el conflicto es tan agudo que patible con el ejercicio adecuado de la profesión.
ya no existe posibilidad de resolverlo desde dentro de la pro- No todas las actividades humanas exigen de quien las
pia relación. Por eso conviene que las instituciones sanitarias practica tanta elevación moral como la medicina. Ello se
tengan instancias específicas de resolución de conflictos mo- debe a que los médicos trabajan con lo más preciado que
rales, que además eviten que éstos traspasen los límites del tienen los seres humanos, su vida y su salud. De ahí la impor-
ámbito sanitario y lleguen a los tribunales. A tal efecto se han tancia que la ética profesional ha tenido siempre en medici-
creado los comités institucionales de ética (CIE) o comités na, al menos desde los orígenes de la tradición médica occi-
asistenciales de ética (CAE), compuestos por representantes dental, en tiempo de los hipocráticos. De hecho, la ética del
de los diferentes estamentos sanitarios y por algunos miem- Juramento no ha sido sólo el santo y seña de la moral médica
bros de la comunidad. La función de tales comités, que por durante 25 siglos, sino también el canon de todas las demás
lo general tienen carácter consultivo, no decisorio, es mediar éticas profesionales. Las profesiones se diferencian de los ofi-
en los conflictos éticos y ayudar a la toma de decisiones en cios en que en estos últimos basta el control jurídico, es de-
aquellos casos en los que se les pida consejo. La razón de cir, la penalización a posteriori de las faltas o los delitos. En
que no estén compuestos sólo por médicos, ni sólo por per- las profesiones, por el contrario, es preciso un estricto con-
sonal sanitario, sino que incluyan también a representantes trol previo, a priori, precisamente porque lo que está en jue-
de los usuarios, es porque, según hemos dicho, las decisio- go es un valor tan fundamental como la vida humana. Y este
nes éticas sólo son correctas si tienen en cuenta los puntos control previo no puede ser más que ético. Por eso la ética
de vista de todos, y no sólo los de algunos. No hay duda de nunca puede ser considerada por el médico como algo ex-
que, en principio, los comités abiertos y plurales son más terno a su actividad profesional, sino como un elemento in-
adecuados para tomar decisiones éticas que los que no lo trínseco y constitutivo suyo. Sólo el médico bueno puede ser
son. Por eso el problema de los CAE no es que sean plurales, buen médico.
sino que no lo sean suficientemente. Por muy amplios que
sean, nunca podrán estar compuestos más que por un pe-
queño grupo de personas. De ahí el peligro de que éstas ac-
túen teniendo en cuenta sólo los intereses de unos pocos
(los grupos que directamente representan), y no los intereses Bibliografía especial
de todos (de acuedo con los principios de no maleficencia BEAUCHAMP TL, MCCULLOUGH LB. Ética médica. Las responsabilidades
y de justicia). Para evitar esto, es necesario que los CAE pro- morales de los médicos. Barcelona, Labor, 1987.
cedan siempre de forma metódica en el análisis de los casos, DRANE JF. Métodos de la ética clínica. Bol of Sanit Panam 1990; 108:
por ejemplo, utilizando el método que hemos propuesto an- 415-425.
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la toma de decisiones morales; en segundo lugar, para evitar fundamento de la ética médica. Madrid, Real Academia Nacional
que los conflictos se incrementen y acaben ante los tribuna- de Medicina, 1990.

38
ÉTICA MÉDICA

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