Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Literatura Colombiana
Literatura Colombiana
Facultad de Artes y Humanidades, Universidad de Caldas
2021
2
prostitución y demás óbices que conlleva el fenómeno del narcotráfico. Es en este punto donde
aparece la efigie del sicario, una personificación de diferentes cuestiones y características que
socavan todos los cimientos de una sociedad pero que a su vez, inundan pensamientos y
percepciones que conllevan a transformar o crear visiones de cambio. Por lo tanto, este texto se
acondiciona como una crítica cultural que busca exhibir el fenómeno del sicariato y reflejar a
grandes trazos las líneas del pensamiento de la sociedad colombiana y su paraje en la literatura.
El sicariato ha permanecido como un ente que ha desbordado los límites socioculturales y esto
principio de este corpus está orientado a presentar la figura del sicario y su trascendencia; lo que
conlleva a la caracterización como animal social. En una segunda escena se hará un recorrido por
analizándolas y tratando de llevarlas al mayor punto de interpretación junto con sus diferentes
Durante el conflicto bipartidista en los años cuarenta y cincuenta se gestaría la figura del
pájaro, antecesor del sicario, hombres dispuestos a asesinar y desplazar ingentes por encargo a
sanguinaria por parte del estado y grupos emergentes darían el origen a la subcultura del
sicariato. Esto desembocó a que a lo largo y ancho del país siempre perseverasen factores y
fenómenos sociológicos asociados al narcotráfico, los mismos que han llevado a la decadencia de
no solo una generación sino de toda una memoria histórica. Es por esto como varios individuos
3
han tomado posturas vociferantes para visibilizar las diferentes complejidades con ayuda del arte
y una acérrima convicción cultural predisponer una misión orientada a educar un país sin
memoria, una sociedad que olvida y vive de modo imperturbable en el caos. El fenómeno social
del sicariato inició a analizarse con severidad a finales de los años 80 y principios de los 90, pues
durante estos años Colombia atravesaba la dura realidad del narcotráfico y las secuelas de este
tras la muerte de Pablo Emilio Escobar Gaviria; el mayor promotor del sicariato y narcotráfico
en Colombia. Durante este tiempo se examinan diferentes vertientes, entre los que se destacan las
dimensiones psicosociales que posee el sicario. De acuerdo a lo anterior, hay autores que
resaltan:
Las explicaciones del origen de los sicarios se enfocan en la falta de adaptación a normas,
estructura, pues el sicariato trasciende a convertirse en un pequeño brazo de algo más entramado
que posee más poder y enaltecen su labor para luego usarlos como “carne de cañón” en guerras
simultaneas que mantienen las diferentes estructuras delictivas. El sicario constituye una serie de
por las difíciles situaciones que se viven en las grandes metrópolis, pues la culpa no podría
encuentran la violencia política con la violencia social, aquéllas que las ciencias sociales
4
cegueras de una sociedad en la que la violencia política ha sido un medio legitimado para
acceder al poder y que creyó que la violencia social era culpa de los pobres. El sicario es
económico, dejando lo social en manos de las obras de caridad. (Walde, 2001, p. 224)
Es así como el sicario es caracterizado por ser un adolescente que trasciende una vida
difícil y es usado por estructuras más grandes que su mundo; pues vive una vida fragmentada
donde su padre abandona a su madre junto con sus numerosos hermanos y todo esto sumado a
si ha asistido nunca superó los primeros años de escolaridad. Finalmente el sicario no encuentra
vida como individuo social está formado con sus semejantes los cuales poseen experiencia en la
criminalidad y son los encargados de seducir con objetos de consumo que les otorgan un estatus
y reconocimiento dentro de su círculo social. Estos elementos, los mismos que le conceden
ideológica que le agobian. De esta manera, a causa de una asimilación de culturas diferentes y la
profundo de una cultura y sociedad ya mezclada. En este orden de ideas Correa menciona que:
“Sus distintivos usuales son una motocicleta –en representación de la sociedad de consumo– y
las insignias religiosas como escapularios y estampillas –que revelan una relación especial con lo
5
divino– (Correa, 2007, p. 98). Por otro lado, la supremacía de su “profesión” le concede el
sociedad de consumo, la misma que lo desecha y lo acoge, lo que lo lleva a un falso sentido de
anterior, Correa afirma que: “Frente a estos personajes la principal reacción de la sociedad es el
rechazo e incluso el odio, que puede manifestarse mediante el temor, el silencio, la indiferencia o
el deseo de exterminio (limpieza social)” (Correa, 2007, p. 98). Es así como el sicario es no es
únicamente una expresión de atraso, de miseria y de un olvido casi total por parte del Estado,
drogadicción.
La posición del sicario frente a una sociedad que lo olvida y lo desecha lo lleva a crear
una nueva subcultura que comprende a una disposición desde y contra la "invisibilidad" por parte
vez una cadena de nuevos valores, normas, lenguajes, emblemas y artículos de consumo. El
ausencia de una ley social y un Estado que se ocupe de sus ciudadanos. Sus deseos de
figuración en el mapa social les conduce a construir un (sub)mundo que impacta al resto
del país pero que, a su vez, interroga la legitimidad de dicho Estado. Estos muchachos
Otro aspecto para resaltar en esta categorización es la ambigüedad con respecto a los
valores, pues el sicario es una figura violenta del individuo que es capaz de trasgredir diferentes
razonamiento, el sicario se mantiene en medio de una disyuntiva vívida entre la muerte y una
convicción pía de la vida; pues para el sicario no es necesario cargar con el peso de consciencia
que conlleva la muerte del otro sujeto, ya que este peso radica es en quien ejecuta la orden. Es de
esta manera como este individuo tergiversa los valores direccionándolos hacia otra visión de la
vida. Otro aspecto para resaltar es la trasformación que el sicario concede al mal, pues lo
actuar sobre tres aspectos en particular: el primero; es el amor incondicional hacia su madre y
actuar. El segundo aspecto; se sitúa en apreciar su profesión como herramienta que lo converge
en juez o dios frente al otro, le concede el factor de importancia a su vida y de ser un inquisidor
de la maldad humana. Por último, el sicario supone su actuar como única herramienta para huir
personas buenas, pero no cuando son malas; de la misma forma que se siente culpable por
matar a 10 personas y no por el simple hecho de matar. La culpa se difiere, quien paga
Por otro lado, es junto a estos aspectos que el sicario se convierte en un ser efímero; que
simple vista. El sicario está situado dentro de un gran tablero de ajedrez y es en este tablero
donde es usado como peón para satisfacer objetivos de organizaciones más grandes.
Llegados a este punto, el fenómeno social del sicariato transciende todo tipo de fronteras
y se impregna casi que en cada creación humana; la literatura no ha sido ajena a esta
subrepticio. Este tipo de literatura ha contado con diversos escritores quienes por medio de las
letras transforman el fenómeno del sicario en un género de gran impacto. Unos de los muchos
exponentes que contiene la sicaresca son: Fernando Vallejo, Mario Bahamón Dussan, Arturo
Alape, Gustavo Bolívar Moreno, Andrés López López, entre otros. Estos escritores integran
aspectos que ofrecen identidad e impacto a la sicaresca y la llevan a entenderse como género.
Entre los puntos reiterativos que se exhiben en la sicaresca se encuentran: El lenguaje del
parlache, el canon del sicario y la aparición de un letrado que juega el papel de traductor o de un
Caronte que une las dos realidades para ofrecer coherencia. Teniendo en cuenta los autores y las
características mencionadas anteriormente se hará una observación de los tres tópicos que
El parlache fue un argot que se divulgó a lo largo y ando del país pero que dio sus inicios
en Medellín durante los años 80s y 90s. El lenguaje del parlache surge como herramienta de
defensa de las organizaciones criminales, pues debido al punto álgido que herramientas que le
ofrecieran ventajas sobre la ley. El parlache es más que una herramienta, pues surge como
ruptura lingüística entre una sociedad fragmentada y segregaría entre sí. El parlache también le
8
ofrece cierto grado de estatus a la marginalidad pues se comprende como una identidad que lo
lleva a ser visibilizado frente al resto de la sociedad. Ese factor babélico es el encargado de dar
exclusión social que cumple, viéndolo desde su doble faceta: exclusión del resto de la
ha permitido que el parlache haya intervenido la vida social, cultural y literaria del país al
2015, p. 1)
Fernando Vallejo con su éxito La Virgen de los Sicario (1994) logró materializar de la
mejor manera el lenguaje del parlache y le dio cabida con tanta firmeza que genera el
largo de toda la sociedad. La Virgen de los Sicarios narra la historia de una relación homosexual
entre un hombre mayor con jóvenes sicarios, en su novela Vallejo lanza una critica mordaz
contra las instituciones tradicionales, el clero, la política, el estado, la familia, etc. Su obra es una
representación del pensamiento del escritor pero a su vez podría representar una bitácora
biográfica de su vida luego de su regreso del exterior. A lo largo de la novela el narrador letrado
no solo imbuye lo tradicional con lo atípico sino que muestra una posición escéptica frente a la
que Vallejo ofrece al hombre mayor constituyen una visión sistematizadora de lo que significa el
parlache para la sociedad marginal, pero también sirve para dar una perspectiva critica de las
características que adquiere el espacio local en los diferentes contextos sociales. El personaje
9
también pretende mantener una distancia pero en ocasiones le es imposible debido a la rudeza
El modelo del sicario está situado de diferentes perspectivas en la literatura pero existe
una que ha sido la de mayor impacto debido a su duplicidad, pues el personaje en el que gira la
novela se trata de una mujer, de bajos recursos y que incurre en el sicariato y el narcotráfico
como manera de sobrevivir. Rosario Tigeras (1999) de Jorge Franco narra la historia de
Rosario, una mujer de las comunas de Medellín que logra acceder a un bienestar económico
gracias a la prostitución para los nuevos “duros” del narcotráfico. Rosario conoce a dos jóvenes
burgueses llamados Antonio y Emilio con los cuales comparte diversas aventuras, tanto
narcotraficante lo la lleva a desaparecer por un largo tiempo. Luego de su regreso unos sicarios
constituye a una persona ligada a lo efímero, a un personaje ligado y con sed de pertenecer a una
sociedad de consumo, posee además una doble condición erótica-violenta, una infancia difícil
para apreciar la fractura social. Uno de los mayores logros es exponer como el narcotráfico
atraviesa las diversas esferas sociales y que quienes sufren las mayores repercusiones son los
pobres.
comprende la función de Caronte, pues debido a tan amplia la brecha social es importante
siempre que exista un traductor o guía que ofrezca entendimiento frente a nuevos cambios
ofreciendo nuevos rayos de luz en una realidad lóbrega de la sociedad. En el caso de la obra El
Pelaíto que no duró nada de Víctor Gaviria, el individuo que cumple la función de narrador y
hermano sicario a un narratario de otra condición social. La voz que se aprecia en el Pelaíto es
una voz propia y autentica del parlache. Esta visión logra ver a la marginalidad desde adentro,
con un amplio impacto de la percepción violenta, miseria marginal, una obligación en el contexto
social lóbrego y sobre todo el olvido estatal hacia las sociedades marginales. El Pelaíto es la
única novela que posee de lleno la afinidad axiológica, lingüística y social entre el narrador y el
mundo marginal de las comunas. El personaje del narrador constituye al escritor mismo, pues
es una personificación de si mismo y de cómo se aprecia la problemática social desde otro punto
vista diferente. Poco a poco el narrador se ve sumergido en el lenguaje del parlache, costumbre y
demás, pues para este le es imposible apartarse de la realidad ausente a la que se enfrenta. Es así
como el narrador termina por convertirse en víctima del fenómeno del sicariato, pues se le es
absorbido por algo contrario a sus principios lo que lo lleva a cuestionarse de las afinidades
narcotráfico y evidencian a su vez, que siempre donde haya oscuridad habrá luz y es solo el
11
hombre quien posee el poder para cambiar esos recónditos lóbregos de la sociedad. El análisis de
esta fenómeno evidencia que la problemática no recae sobre unos “ignorantes” sino que el
culturales.
Sin duda el narcotráfico ha constituido uno de los obstáculos más grandes para avanzar
estigmatizado a todo un país con respecto al resto de civilizaciones. A pesar de todos estos
altibajos aun existen individuos dispuestos a ayudar y transformar las realidades difíciles que
viven las grandes metrópolis, pues al final la gloria solo será de ellos y mientras exista fe en la
humanidad habrá quienes hablen por aquellos que no poseen voz. El narcotráfico afectó y
transformó a toda una sociedad, pero aun así, seguirán existiendo cosas que hacen de Colombia
Referencias
Pontón, D. (2009). Sicariato y crimen organizado: temporalidades y espacialidades. URVIO:
Revista Latinoamericana de Estudios de Seguridad, (8), 10-19.