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1.

DEFINIR:
a) Huella ecológica
La huella ecológica es un indicador del impacto ambiental
generado por la demanda humana que se hace de los recursos
existentes en los ecosistemas del planeta relacionándola con
la capacidad ecológica de la Tierra de regenerar sus
recursos. Representa el área de tierra o agua ecológicamente
productivos (cultivos, pastos, bosques o ecosistemas
acuáticos) (e idealmente también el volumen de aire),
necesarios para generar recursos y además para asimilar los
residuos producidos por cada población determinada de acuerdo
a su modo de vida, de forma indefinida».1 La medida puede
realizarse a muy diferentes escalas: individuo (la huella
ecológica de una persona), poblaciones (la huella ecológica
de una ciudad, de una región, de un país,...), comunidades
(la huella ecológica de las sociedades agrícolas, de las
sociedades industrializadas, etc). El objetivo fundamental de
calcular las huellas ecológicas consiste en evaluar el
impacto sobre el planeta de un determinado modo o forma de
vida y, compararlo con la biocapacidad del planeta.
Consecuentemente es un indicador clave para la
sostenibilidad.

b) Fotosíntesis
La fotosíntesis (del griego antiguo φῶς-φωτός [fos-fotós],
‘luz’, y σύνθεσις [sýnthesis], ‘composición’, ’síntesis’) es
la conversión de materia inorgánica en materia orgánica
gracias a la energía que aporta la luz. En este proceso la
energía luminosa se transforma en energía química estable,
siendo el adenosín trifosfato (ATP) la primera molécula en la
que queda almacenada esa energía química. Con posterioridad,
el ATP se usa para sintetizar moléculas orgánicas de mayor
estabilidad. Además, se debe de tener en cuenta que la vida
en nuestro planeta se mantiene fundamentalmente gracias a la
fotosíntesis que realizan las algas, en el medio acuático, y
las plantas, en el medio terrestre, que tienen la capacidad
de sintetizar materia orgánica (imprescindible para la
constitución de los seres vivos) partiendo de la luz y la
materia inorgánica. De hecho, cada año los organismos
fotosintetizadores fijan en forma de materia orgánica en
torno a 100.000 millones de toneladas de carbono.

c) Eutrofización
En ecología el término eutrofización designa el
enriquecimiento en nutrientes de un ecosistema. El uso más
extendido se refiere específicamente al aporte más o menos
masivo de nutrientes inorgánicos en un ecosistema acuático.
Eutrofizado es aquel ecosistema o ambiente caracterizado por
una abundancia anormalmente alta de nutrientes.
El desarrollo de la biomasa en un ecosistema viene limitado,
la mayoría de las veces, por la escasez de algunos elementos
químicos, como el nitrógeno en los ambientes continentales y
el fósforo en los marinos, que los productores primarios
necesitan para desarrollarse y a los que llamamos por ello
factores limitantes. La contaminación puntual de las aguas,
por efluentes urbanos, o difusa, por la contaminación agraria
o atmosférica, puede aportar cantidades importantes de esos
elementos limitantes. El resultado es un aumento de la
producción primaria (fotosíntesis) con importantes
consecuencias sobre la composición, estructura y dinámica del
ecosistema.

d) Respiración aerobia.
La respiración aeróbica es un tipo de metabolismo energético
en el que los seres vivos extraen energía de moléculas
orgánicas, como la glucosa, por un proceso complejo en el que
el carbono es oxidado y en el que el oxígeno procedente del
aire es el oxidante empleado. En otras variantes de la
respiración, muy raras, el oxidante es distinto del oxígeno
(respiración anaeróbica).
La respiración aeróbica es el proceso responsable de que la
mayoría de los seres vivos, los llamados por ello aerobios,
requieran oxígeno. La respiración aeróbica es propia de los
organismos eucariontes en general y de algunos tipos de
bacterias.

e) Respiración anaerobia.
La respiración anaeróbica (o anaerobia) es un proceso
biológico de oxidorreducción de monosacáridos y otros
compuestos en el que el aceptor terminal de electrones es una
molécula inorgánica distinta del oxígeno, y más raramente una
molécula orgánica, a través de una cadena transportadora de
electrones análoga a la de la mitocondria en la respiración
aeróbica. No debe confundirse con la fermentación, que es un
proceso también anaeróbico, pero en el que no participa nada
parecido a una cadena transportadora de electrones y el
aceptor final de electrones es siempre una molécula orgánica
como el piruvato.

f) Huella del agua.


La huella hídrica o huella de agua se define como el volumen
total de agua dulce usado para producir los bienes y
servicios producidos por una empresa, o consumidos por un
individuo o comunidad. El uso de agua se mide en el volumen
de agua consumida, evaporada o contaminada, ya sea por unidad
de tiempo para individuos y comunidades, o por unidad de masa
para empresas. La huella de agua se puede calcular para
cualquier grupo definido de consumidores (por ejemplo,
individuos, familias, pueblos, ciudades, provincias, estados
o naciones) o productores (por ejemplo, organismos públicos,
empresas privadas o el sector económico). La huella de agua
es un indicador geográfico explícito, que no solo muestra
volúmenes de uso y contaminación de agua, sino también las
ubicaciones.1 Sin embargo, la huella de agua no proporciona
información sobre cómo el agua consumida afecta positiva o
negativamente a los recursos locales de agua, los ecosistemas
y los medios de subsistencia.

g) Estrés hídrico.
Cuando la demanda de agua es más importante que la cantidad
disponible durante un periodo determinado o cuando su uso se
ve restringido por su baja calidad.
El estrés hídrico provoca un deterioro de los recursos de
agua dulce en términos de cantidad (acuíferos
sobreexplotados, ríos secos, etc.) y de calidad
(eutrofización, contaminación de la materia orgánica,
intrusión salina, etc.).

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